Comprador compulsivo....¿estás enfermo? Redacción El Universal New York Viernes 30 de enero de 2009 En medio de la crisis, los compradores compulsivos siguen gastando, mientras los investigadores tratan de decidir si las compras deben considerarse como una enfermedad En medio de la crisis que se vive, los compradores compulsivos siguen gastando, mientras tanto los investigadores están tratando de decidir si las compras compulsivas deben de considerarse como una enfermedad. Hasta ahora el Manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales (DSM), no clasifica esta condición como una enfermedad técnica. Aunque la adicción a las compras ha sido reconocida por la comunidad psiquiátrica alemana como una subcategoría del trastorno obsesivo compulsivo, en Estados Unidos eso no ha ocurrido. No obstante, según April L. Benson, autora de “I Shop, Therefore I Am: Compulsive Buying and the Search for Self'' ” (Compro, luego existo: compra compulsiva y búsqueda del ser) menciona que es casi seguro que en algún momento sea catalogada como tal. “En el mejor de los casos, comprar es una actividad que puede promover la autodefinición e incluso la sanación”, señaló Benson. “Pero al igual que cualquier comportamiento, se puede salir de control. En casos extremos, no hay duda de que sí es una enfermedad y puede ser igual de peligrosa que la adicción a las drogas o al alcohol. Se tiene conocimiento de casos en los que la gente se ha suicidado debido a sus deudas”. La primera mención en torno a las compras compulsivas en la literatura médica tuvo lugar a principios de 1900 y estuvo a cargo de dos discípulos de Freud, Eugene Bleuler y Emil Kraepelin, quienes acuñaron el término “oniomanía”, de la raíz griega onio que significa comprar , para referirse a quienes están obsesionados con hacer compras. Un experto en el campo, el doctor Donald W. Black, profesor de psiquiatría de la Universidad de Iowa, sugirió que los compradores compulsivos tienden a ser mujeres que han tenido familiares con predisposición a comprar obsesivamente y que viven en áreas rebosantes de bienes y donde se cuenta con el ingreso disponible para comprarlos. Black añadió que no se han realizado muchas pruebas clínicas para tratar la enfermedad debido a la falta de financiamiento por parte del gobierno. No obstante, hay quienes se preguntan si la oniomanía debería estar incluida en el DSM y entre ellos está el doctor Jack Drescher, psiquiatra de Manhattan y ex presidente de la división del condado de Nueva York de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés). Después de reflexionar sobre el hecho de que dicho trastorno podría no tener un “efecto transcultural” (no existen compradores compulsivos en países pobres), Drescher señaló: “la pregunta es ‘¿existe un tipo de comportamiento social que obliga a la gente a comprar y nada más?”. Para Ellen Mohr Catalano, asesora ejecutiva y ex gurú en el campo de la autoayuda, el tema más importante es el tratamiento. Catalano, coautora de “Consuming Passions: Help for Compulsive Shoppers'' (Pasiones que consumen: ayuda para los compradores compulsivos) mencionó que lo mejor es asumir la adicción y después “alejarla de quien realmente uno es. No te digas a ti mismo que no puedes superarlo o no puedes estar en esa situación”, advirtió. “Sólo date un poco de espacio”. En cuanto a la economía, el tema sí importa, dijo Benson a The New York Times. En tiempos de bonanza, los compradores compulsivos trabajan con más fervor para contenerse pero en tiempos magros, su culpa es una conflictiva mezcla de vergüenza (por el desempleo) y tentación (ventas de oferta). “Es como darle cerillos a un piromaníaco”.