Reflujo Gastro

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HOJAS INFORMATIVAS PARA PADRES
REFLUJO GASTROESOFÁGICO
INTRODUCCIÓN
Esta información se ofrece sólo como una guía general y no como una base definitiva
para diagnóstico o tratamiento en ningún caso en particular. Es muy importante que
Ud. consulte sobre su condición específica con el pediatra que valorará si es preciso
remitir al especialista en gastroenterología infantil.
¿QUE ES?
El reflujo gastroesofágico (RGE) consiste en el paso sin esfuerzo del contenido del
estómago hacia el esófago. Sucede de forma natural en todas las personas, niños y
adultos, pero en ocasiones es tan frecuente o intenso que puede constituir un problema
de salud. El esófago no está preparado para soportar la acidez del contenido gástrico,
por eso se puede inflamar y lesionar si la presencia de ácido es muy frecuente o no se
elimina adecuadamente.
¿POR QUÉ SE PRODUCE?
Al nacimiento los mecanismos que impiden el reflujo no están lo suficientemente
maduros, por eso es especialmente frecuente en los primeros meses de vida. Este tipo de
RGE suele resolverse espontáneamente a lo largo del primer año de vida y no suele
producir enfermedad por eso se denomina RGE fisiológico. En niños mayores y
adolescentes los mecanismos por los que se produce el RGE se parecen más a los del
adulto, con relajaciones inapropiadas del esfínter esofágico inferior (“válvula” que
separa el estómago del esófago) y es más frecuente que sea persistente y que precise
algún tipo de tratamiento.
¿QUÉ SÍNTOMAS PRODUCE?
Lo más frecuente es que solo produzca regurgitaciones y vómitos de diferente cuantía.
Hablamos de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) cuando se produce algún
tipo de patología o complicación asociada al reflujo. Más concretamente puede
aparecer: escasa ganancia ponderal, inflamación del esófago con dolor y ardor e incluso
sangrado digestivo, dificultad o dolor para tragar, síntomas respiratorios como
inflamación de la laringe, crisis de asma o neumonías recurrentes, erosiones dentales y
posturas anormales.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
En la mayoría de los casos el cuadro clínico y la respuesta al tratamiento son suficientes
para el diagnóstico sin necesidad de realizar pruebas complementarias. En otras
ocasiones, su médico puede solicitar alguna de las siguientes pruebas en caso de duda o
sospecha de complicaciones:
1.-Endoscopia digestiva superior: introducción de un tubo pequeño y flexible por la
boca hasta el intestino con el paciente sedado, este tubo dispone de una cámara que
permite visualizar el
tracto
digestivo, principalmente el
esófago buscando
complicaciones del reflujo gastroesofágico, y en caso de necesidad obtener pequeñas
biopsias.
2.-PH-metría o impedanciometría: colocación de un fino tubo por la nariz hasta la parte
inferior del esófago que el paciente tiene que llevar durante 24 horas. Durante ese
periodo debe realizar vida normal y llevar un registro de los síntomas. Este tubo realiza
un registro del pH midiendo la frecuencia del reflujo ácido y relacionándolo con los
síntomas.
3.-Tránsito esofagogastroduodeodenal: el paciente ingiere una “papilla” con contraste
realizándose posteriormente una serie de radiografías para excluir anormalidades
anatómicas.
¿CÓMO SE TRATA?
El tratamiento del reflujo gastroesofágico se basa en dos grupos de medidas:
1.-Medidas higiénico-dietéticas: modificaciones de la composición de las dietas,
cantidades, horarios, etc, unido a determinados cambios posturales u otras medidas
generales como la pérdida de peso.
2.-Medidas farmacológicas: basadas en la eliminación del componente ácido del
estómago y en intentar que el esófago limpie más rápidamente el contenido ácido
refluido.
RGE fisiológico o del lactante:
Medidas no farmacológicas
En la mayoría de los casos la evolución es hacia la curación de forma espontánea. El
tratamiento, por tanto, se basa en una serie de medidas higiénico-dietéticas encaminadas
a disminuir el número de episodios de reflujo. No suele ser necesario el tratamiento
farmacológico.
-Continuar con lactancia materna. No tiene ningún beneficio cambiar a una fórmula
artificial.
-Espesar tomas. Disminuye las regurgitaciones visibles, no así el número total, y mejora
el aporte de calorías por lo que es especialmente recomendable para lactantes con escasa
ganancia ponderal.
-Cambio del tipo de fórmula si toman lactancia artificial. Existen una serie de leches
“antirreflujo” en el mercado que actúan como fórmulas espesadas, por lo que aunque no
curan el reflujo sí que disminuyen los episodios visibles de regurgitación por lo que
puede mejorar la calidad de vida. Las leches hidrolizadas no son útiles para el
tratamiento del RGE.
-Disminuir volumen de las tomas: puede disminuir los episodios de reflujo, pero no se
debe hacer de forma rutinaria porque se priva al lactante de la energía necesaria para el
crecimiento.
-Postura: la postura tumbado “boca abajo” ha demostrado que disminuye el número de
episodios de reflujo, pero en lactantes no se recomienda cuando están dormidos por el
riesgo de síndrome de muerte súbita, siendo en este caso la postura de elección boca
arriba y en superficie plana. La postura semisentada aumenta los episodios de reflujo
por lo que se debe evitar.
-Evitar la exposición al humo de tabaco.
-Fármacos. No hay ninguna evidencia de que el tratamiento farmacológico mejore el
RGE fisiológico, ni los síntomas de irritabilidad, llanto o regurgitaciones, por lo tanto,
no está indicado. Si finalmente su pediatra decide utilizar medicamentos,las dosis y
pautas serán individualizadas.
RGE del niño mayor o ERGE:
1.-Medidas no farmacológicas:
-Evitar comidas copiosas, excesivamente grasas, ácidas, especiadas o picantes así como
cualquier alimento que en su hijo desencadene síntomas de reflujo.
-Evitar acostarse justo después de la ingesta, hacerlo pasadas 1 ó 2 horas.
-Elevar el cabecero de la cama unos 15-20 cm (por ejemplo con libros o tacos de
madera en las patas de la cabecera de la cama).
-Si su hijo tiene sobrepeso, la pérdida de peso mejorará los síntomas de reflujo
gastroesofágico.
-Evitar exposición al humo de tabaco.
2.-Tratamiento farmacológico: contra el ácido o para favorecer el vaciamiento gástrico,
se ajustarán individualmente.
SIGNOS DE ALARMA
Es probable que su hijo necesite una valoración más profunda si presenta escasa
ganancia ponderal, dolor o dificultad para tragar, sangrado digestivo o enfermedades del
aparato respiratorio frecuentes o de difícil control.
AUTORES
-Begoña Pérez- Moneo Agapito. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Infanta
Leonor. Madrid.
-Silvia Moriano León. Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Madrid.
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