CRISIS DEL AGUA Y POLITICAS PUBLICAS: EL AGUA ¿PARA

Anuncio
CRISIS DEL AGUA Y POLITICAS PUBLICAS: EL AGUA ¿PARA QUIENES Y
PARA QUÉ?
Luisa Paré
Instituto de Investigaciones Sociales-UNAM
lpare@unam.mx
En el año 2011, para conformar la Agenda del Agua hasta 2030, la Comisión Nacional del
Agua promovió una consulta pública con la participación de numerosas organizaciones
nacionales y a través de sus órganos auxiliares como son los Consejos de Cuenca los
Comités de Aguas subterráneas.
La Agenda que tiene entre sus objetivos aprovechar con eficiencia, equidad y
justicia recursos hídricos finitos tiene varios grandes ejes entre los cuales destaca:
Cuencas en equilibrio (demanda- oferta); Ríos limpios; Cobertura universal;
Asentamientos seguros (Inundaciones); Operación y mantenimiento;
Es un gran avance contar con una Agenda con una visión de largo plazo lo que no
ha sido común en la administración pública. Sin embargo considero que, al utilizarse
principalmente indicadores de tipo operativo- económico, se deja por fuera aspectos
fundamentales como son conflictos socio-ambientales ampliamente documentados por
estudios, reportajes, movilizaciones ciudadanas relacionados con decisiones de políticas
públicas tomadas fuera del sector hídrico propiamente dicho.
La agenda define con precisión la brecha entre la situación actual y la demanda a
cubrir en todas las líneas de acción. El plan para cubrir el déficit antes de 2030 requiere de
inversiones de más de un billón de pesos 1 (un millón de millones o 50 mil millones anuales
o 50 “Estelas de Luz”2).
Las acciones previstas son para sector agrícola, demanda urbana, industria,
infraestructura. A diferencia de períodos anteriores cuando la gestión hídrica se basaba
principalmente en la oferta, es decir desde una visión tecno-hidráulica, en esta nueva
Agenda se distingue claramente entre políticas de Demanda y de Oferta. Tomando en
cuenta que la agricultura capta más del 70% del agua a nivel nacional en este campo se
busca aumentar la eficiencia en el uso del agua, en particular en los sistemas de riego. El
61% de las acciones propuestas corresponden a este rubro. El uso de tecnologías eficientes
1
Para alcanzar las metas que plantea la ‘Agenda del Agua 2030’ se requiere implementar políticas de
planeación para un reordenamiento territorial, participación de la sociedad y de los tres órdenes de gobierno, y
realizar una inversión estimada en más de un billón de pesos en los próximos 20 años, de lo contrario, México
enfrentará un panorama muy difícil en materia de agua” (Luege)
2
Monumento inútil erigido en 2011 en la capital de México con el Motivo del Bicentenario de la
Independencia, con un costo final de más de mil millones de pesos.
en el consumo humano del agua representa el 17% de los esfuerzos en cuanto que
tecnologías eficientes en la demanda industrial corresponden al 4%. Respecto a la oferta se
busca principalmente aumentar o dar mantenimiento a la infraestructura (18%).
La Agenda se fundamenta en el principio de sustentabilidad en tres esferas:
-
la ambiental que consiste en no sobreexplotar ni contaminar los acuíferos.
la económica que busca desarrollar sistemas financieros eficaces y sustentables
en el tiempo y ;
la social que implica la satisfacción de las necesidades básicas de población
involucrando a los usuarios en la gestión del agua e impulsando la cultura del
agua.
La agenda 2030 contiene una serie de principios y de líneas de acción que
comprenden aspectos puntuales que sin duda son oportunos y necesarios. Se habla de la
necesidad de satisfacer las demandas básicas de la población, con eficiencia, equidad y
justicia
¿Escasez o inseguridad? ¿Escasez o apropiación privada?
La Declaratoria del Coloquio Sobre Cambio Global, Seguridad Hídrica Y Conflictos
Socioambientales en México organizado por CIECO- UNAM y realizado en el CIIECO
Morelia en mayo 2011 en el que participaron representantes de organizaciones sociales e
investigadores expertos en el tema profundiza de otra manera que la Agenda en el tema de
la equidad y la justicia. En efecto plantea dos asuntos de extrema relevancia:
1. Producir alimentos para garantizar la autosuficiencia alimentaria del país
2. Proteger y defender los territorios y sus recursos hídricos.
Son temas extremadamente relevantes si tomamos en cuenta que la pérdida de
autosuficiencia alimentaria aunada a los impactos de las sequías y heladas recientes ubica a
México entre las diez grandes regiones y específicamente siete que ven aproximarse una
situación de hambruna. (Gorraiz López, 2012)
“En sólo 12.4 % del territorio del país que corresponde a territorios indígenas se capta
el 21. 6% de toda el agua, servicios de provisión de los ecosistemas que ahí se encuentran y
proporcionan servicios ambientales a toda la sociedad” (Boege 2010).
El discurso vigente en todos los ámbitos, nacionales e internacionales refiere a la
“escasez del agua”.
Desde las más altas esferas del poder se afirma que ‘las guerras del futuro serán por
el agua’, sin dar cuenta de los orígenes y motivos de la repentina crisis; excluyendo
también, con ello, el análisis sobre los patrones vigentes de uso y distribución y
sobre las medidas ya impulsadas para –presuntamente- hacerle frente. Horacio
Machado Aráoz).
Este discurso nos presenta como “naturales” las graves desigualdades existentes en
torno al agua. En palabras de Machado encubre “el asalto mundial privatista sobre las
fuentes de agua, tratándose, por tanto, de una ‘escasez’ políticamente producida y
económicamente conveniente”.
Para las organizaciones e investigadores que firman la Declaratoria sobre inseguridad
hídrica y conflictos socio-ambientales, la inseguridad se manifiesta en:

Una proliferación de megaproyectos (presas hidroeléctricas, acueductos, trasvases
de agua, vialidades, marinas) de alto impacto social y ambiental que tienen como
objetivo garantizar las condiciones necesarias para la expansión inmobiliaria y
turística, la inversión industrial y minera, y la producción agrícola de exportación

Un marco legal e institucional que favorece la privatización y valoración económica
del agua y de los recursos naturales, no responde a la velocidad de procesos de
deterioro socioambiental y carece de mecanismos para resolver las tensiones y
conflictos por el agua que surgen entre el Estado y el sector privado con el resto de
la sociedad, y

Una falta de reconocimiento de los derechos colectivos asociados con el agua, el
suelo y los bosques en territorios indígenas y campesinos, que se traducen en
despojos por la vía de la expropiación o la falta de resolución de litigios agrarios, la
privatización de recursos otrora comunales y ejidales y la flexibilización de la
legislación que abre oportunidades a la inversión privada (como el caso de la ley
Minera).
Agenda del agua visualiza el incremento de la demanda pero no discute las actividades
productivas estratégicas prioritarias en este reparto “equitativo” del agua. Cuando se habla
de derecho equitativo al agua parecería que se tiene en mente principalmente el sector del
consumo doméstico.
¿Agua para qué o para quiénes?
Mejorar la eficiencia del uso del agua en la agricultura que ocupa más del 7o% del recurso
está muy bien pero ¿en qué contribuye esta agricultura de riego orientada a la exportación a
la soberanía alimentaria? ¿de qué manera se evita la monopolización de los derechos de
agua por unas pocas empresas, sea para la producción de alimentos o para embotellar el
líquido o transformarlo en refrescos? ¿quién decide qué tierras son buenas para la
producción de alimentos y cuáles para la de bioenergéticos?
Ante la presencia de stress hídrico 3 en numerosas regiones del país y ante el hecho
de que la política económica atrae o fomenta inversiones en actividades con una fuerte
3
En las regiones administrativas Cuencas Centrales del Norte y Golfo Norte la extracción excede a la recarga
en un 10%. …Si se consideran las regiones que tienen una disponibilidad base media inferior a los 1 700 m3/
hab/año, existen más de 35 millones de habitantes en situación de estrés hídrico en México.
http://app1.semarnat.gob.mx/dgeia/informe_resumen/07_agua/cap7.html
demanda en agua es necesario preguntarse si las medidas propuestas en la Agenda no serán
rebasadas por el impacto que tendrán estas actividades, sobre los acuíferos y por ende sobre
las posibilidades de cumplir con la agenda de equidad y justicia.
La Agenda plantea que para lograr sus propósitos se requiere “como factor
determinante continuidad y disponibilidad en la asignación y aplicación de los recursos
económicos requeridos”. La política hídrica requiere no sólo de una coordinación entre
políticas públicas de los distintos sectores como el agropecuario o el desarrollo urbano y
sobre todo el de desarrollo económico sino que, a mi parecer, requiere un cambio de giro en
la visión económica global. En los últimos 11 años, el país literalmente se ha puesto en
subasta para las grandes empresas multinacionales, en detrimento de otras necesidades
prioritarias como es la autosuficiencia alimentaria. El territorio se está repartiendo
actualmente para beneficiar los intereses de grandes empresas mineras, para producir
bioenergéticos y para la generación de electricidad a su vez necesaria para estos
megaproyectos.
La abundancia de agua de América latina tiene que ver en esta atracción de
inversiones4.
“…la ‘abundancia hídrica’ de América Latina puede ser motivo o factor de
su vulnerabilidad económica, en tanto se erija como ‘destino privilegiado’
para la localización de industrias hidro-energo-intensivas no vinculadas con
el desarrollo de entramados productivos endógenos, sino integradas
subordinadamente a cadenas globalizadas de valor para el mercado mundial.
En tal medida, la región pasaría a convertirse en espacio de extracción y
exportación intensiva de agua, subsidiando el consumo hídrico de otras
regiones y países”.
Me referiré en el siguiente apartado a la actividad extractiva minera y muy particularmente
a su vinculación con el agua.
La nueva minería a cielo abierto. ¿Justicia hídrica?
Para que la Agenda del Agua garantice equidad y justicia como se lo propone (además de
eficiencia) un buen punto de partida podría ser, a pesar de sus mutilaciones y mutaciones en
los albores del neoliberalismo, el Artículo 27 (Fracción 7 tercer párrafo):
“la ley, considerando el respeto y fortalecimiento de la vida comunitaria de los
ejidos y comunidades, protegerá la tierra para el asentamiento humano y regulará el
aprovechamiento de tierras, bosques y aguas de uso común y la provisión de
acciones de fomento necesarias para elevar el nivel de vida de sus pobladores.”
Actualmente 55 millones de hectáreas del territorio nacional o sea el 25% está
concesionado a empresas mineras. La modificación reciente de la ley minera ha permitido
condiciones suculentas para las empresas mineras, la mayoría de ellas canadienses.
4
cuenta con la mayor disponibilidad de agua dulce por habitante a nivel (Machado) mundial: con poco más del 15 % de la superficie terrestre y 8,5 % de la población global, la región tiene más de un
tercio de los recursos hídricos renovables del planeta, estimada en 24.400 m3 per cápita
Francisco López Bárcenas en sus estudios sobre la minería reciente y actual en México
destaca:
Un ejemplo de lo permisivo de la ley minera es que declara toda la actividad
minera de utilidad pública, preferente a cualquier otro uso del terreno sobre
el que se ubiquen los minerales, y excluida de todo impuesto estatal o
municipal. Declarar que la minería es de utilidad pública implica que el
Estado puede expropiar los terrenos donde se ubican los minerales para
entregarlos a los concesionarios, lo cual puede suceder si éstos se niegan a
facilitar sus tierras para esas actividades; que sea preferente conlleva el
peligro de que pueblos que se asienten en esos terrenos, siembren en ellos o
realicen otras actividades importantes para ellos deben abandonarlos.
Son varios los problemas asociados a la explotación minera de oro de nueva generación, es
decir a cielo abierto. El proceso de lixiviación de enormes cantidades de material para
extraer el oro significa el uso de grandes volúmenes de agua, sin hablar del uso de cianuro y
de explosivos. En el caso de la primera mina de oro a cielo abierto proyectada para
Veracruz (Caballo Blanco), se utilizarán 3000 m3/día lo que equivale a mil millones de
litros en un año para extraer 100 mil onzas de oro.
En sitios como éste, cercanos al mar (3 kms de la nucleoeléctrica Laguna verde), la
extracción de agua subterránea mediante pozos acabaría además por provocar intrusión
salinera en un área actualmente dedicada a la ganadería y a la pesca lo que más
probablemente dejará las tierras inservibles.
¿Quien dice que esta actividad extractiva de una duración de 10 a 30 años hasta
acabar la concesión, a la larga es mejor que el uso del suelo actual, el ganadero u otros
potenciales agropecuarios? Si a esto agregamos que la ley precisa que las contribuciones
fiscales sólo corresponden a la federación, a los estados y a los municipios no les queda
más que los pasivos ambientales.
Si no se ve el problema hídrico en su contexto ecosistémico más amplio y sólo
vemos cómo satisfacer la demanda de agua, de quien “compró derechos” o registró los
cuerpos de agua en los terrenos adquiridos, no vemos problemas asociados a
megaproyectos como: intrusión salina, sedimentación de ríos e incluso de zonas costeras
con elevación de costos de tratamiento de aguas para abasto urbano o industrial, para
mencionar algunos.
Tampoco veríamos los conflictos socioambientales relacionados con los mecanismos
coercitivos para imponer grandes megaproyectos como la minería, las hidroeléctricas que
muchas veces representan despojo de los recursos naturales y de territorios indígenas o la
desarticulación de las economías regionales basadas en el aprovechamiento del recurso
hídrico sea como pescadores o prestadores de servicios turísticos.
Reflexión final
El giro de la gestión hídrica de la oferta a la demanda de manera a hacer más
eficiente esta última que plantea la Agenda del Agua no sólo es un tema del agua visible es
decir el agua azul, la verde, las grises y negras tratables, etc… Es tema del agua virtual
(Allan, 2007). También, es decir aquella consumida en los procesos de producción y de
alguna manera vehiculada a través del comercio internacional un país a otro. De esta
manera el agua se exporta virtualmente a través de las mercancías que, por muy
contaminantes (industria papelera) o muy demandantes en agua (oro) fueron producidas en
otros países. (Llamas Madurga 2005). Las consecuencias de muchos megaproyectos
prometedores de creación de empleos sobre el futuro productivo de regiones que quedarán
como páramos donde se habrá perdido el patrimonio natural y su biodiversidad como
posible motor del desarrollo. Otros costos son el incremento en migración resultante, la
mayor concentración de población en aglomeraciones urbanas demandantes en agua,
incrementándose más la brecha entre demanda y oferta. Por estas razones, para el caso
español, Llamas Madurga (2005), siguiendo el planteamiento de Brichieri-Colombi (2004),
sugiere que las políticas del agua no deben ser “hidrocéntricas” sino desarrollarse de
manera transversal involucrando el Ministerio de Agricultura.
Mientras para la ANEAS (Asociación Nacional de Empresas de Agua y
Saneamiento de México la seguridad hídrica consiste en garantizar los servicios, para los
firmantes del la declaración, la seguridad hídrica va más allá, es más bien una cuestión de
justicia hídrica.
La seguridad hídrica muestra la capacidad de una sociedad para: valorar el agua en
un sentido amplio y diverso (cultural, social y ecológico); conservar y manejar
sosteniblemente los ecosistemas acuáticos y terrestres y las cuencas hidrológicas;
satisfacer las necesidades básicas de abastecimiento y saneamiento de la población;
producir alimentos para garantizar la autosuficiencia, sin atentar con la calidad y
cantidad de los recursos hídricos disponibles; enfrentar los riesgos naturales y
antrópicos asociados con el agua y recuperarse de situaciones de desastre mediante
una estrategia de prevención y mitigación que reduzca la vulnerabilidad social;
reducir y manejar los conflictos o disputas por el agua desde el nivel local hasta el
internacional, mediante mecanismos y regulaciones sociales formales y no formales
que promuevan la solidaridad, cooperación y respeto entre los pueblos y naciones.
En otras palabras, el cambio global (no sólo el climático, globalización económica y
urbanización) afecta la seguridad hídrica (autosuficiencia alimentaria, vulnerabilidad social
frente a los fenómenos hidrometeorológicos y riesgos hidrogeológico, abasto de agua en
adecuada calidad y cantidad, conservación de ecosistemas y servicios ecosistémicos
asociados con el agua) y conduce a escenarios de conflicto socioambiental en diferentes
regiones de México.
El papel que han jugado el Estado y los actores privados (empresas trasnacionales
mineras, sector inmobiliario y turístico, industrias en diversos ramos y agroindustrias) ha
sido un elemento determinante de la agudización de las tensiones por el agua y los
territorios, ya que el modelo de desarrollo globalizador antepone el interés individual
(privado) sobre el colectivo (público y social), genera mayor pobreza y desigualdad social y
contribuye al deterioro del patrimonio natural del país.
En México, las políticas del agua, de conservación y manejo de los ecosistemas y de
regulación ambiental han estado subordinadas a las políticas económicas. De allí que el
deterioro del patrimonio natural del país sea una expresión del modelo económico
neoliberal, que se basa en la apropiación privada de los recursos naturales (como el agua);
la maximización de la ganancia en el corto plazo, al no considerar los costos sociales y
ambientales generados; y la laxitud de los gobiernos en materia ambiental, que abre
oportunidades a la inversión privada y extranjera.
Es en este sentido que al principio de la ponencia nos preguntamos: el agua ¿ para qué y
para quién? ”. En primer lugar cuando hablamos del agua, no sólo es la que roda en los
canales de riego o la que sale de los grifos, sino también la que se utiliza para embotellar
agua (20 lts x lt efectivo), la que se utiliza para producir tanto alimentos como oro por
ejemplo.En un mundo donde el hambre mata millones de personas cada año es inevitable
establecer prioridades para el uso del agua. La gestión hídrica por lo tanto requiere de una
visión integral que poner en un primer plano la autosuficiencia alimentaria y el derecho de
los pueblos a sus territorios.
Bibliografía.
Allan, J. A., 1997: `Virtual Water': A long term solution for water short Middle Eastern
Economies?, Paper presented at the 1997 British Association Festival of Science, Roger
Stevens Lecture Theatre, University of Leeds, Water and Development Session, TUE.51,
14.45.
Boege, Eckart, 2010, El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas, SEMARNAT.
INAH, Mexico.
Brichieri-Colombi, J. S. (2004): «Hydrocentricity: A limited Approach to achieving food
and water Security», Water International, Vol. 29, N0. 3, pp. 318-328.
Gorraiz López Germán, 2012, ¿Hacia la hambruna mundial? Servicio Informativo AlaiAmerica Latina 05/01/2012.
Llamas Madurga, Ramón, 2005, Los colores del agua, el agua virtual y los conflictos
hídricos, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Discurso inaugural del
año académico 2005-2006, leído en la sesión celebrada el día 2 de noviembre de 2005.
http://www.rac.es/ficheros/doc/00185.pdf
Machado Aráoz Horacio, 2010, Agua y Minería Transnacional. Desigualdades hídricas e
implicaciones biopolíticas, Habitat Humano: dimensiones y perspectivas. Instituto CIFOT.
Revista Proyección. http://www.proyeccion.cifot.com.ar/?page_id=336
Descargar