TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA SALA DE LO

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TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA
SALA DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
SECCIÓN CUARTA
Recurso nº 2144/98
SENTENCIA Nº 172/2004
Ilmos Sres.
Presidente:
D. EDUARDO BARRACHINA JUAN
Magistrados:
D. EDUARDO HINOJOSA MARTINEZ
DÑA. RAMONA GUITART GUIXER
En la Ciudad de Barcelona, a once de febrero de dos mil cuatro
LA SALA DE. LO CONTENCIOSO -ADMINISTRATIVO DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE
JUSTICIA DE CATALUÑA (SECCIÓN CUARTA), constituida para la resolución de este
recurso, ha pronunciado EN NOMBRE DE S.M. EL REY, la siguiente sentencia en el
recurso contencioso administrativo n° 2144/1998, interpuesto por XXX, representado y
asistido por la Letrado XXX contra el CONSEJO DE COLEGIO OFICIAL DE
MÉDICOS DE CATALUÑA, representado y asistido por el Procurador XXX. Ha sido
Ponente la Magistrada Ilma: XXX, quien expresa el parecer de la Sala .
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Por la representación procesal de D. XXX se interpuso en tiempo y forma
legal, recurso contencioso-administrativo contra la Resolución de 28 de Julio de 1998,
dictada por la Comisión Permanente del Consejo Oficial de Médicos de Cataluña,
recaída en el expediente disciplinario núm. 305, instruido por el Colegio Oficial de
Médicos de Barcelona por la que se acuerda desestimar el recurso ordinario
interpuesto contra la resolución de la Junta de Gobierno de fecha 17 de julio de 1997,
por la que se le imponía una sanción de dos meses de suspensión del ejercicio
profesional.
SEGUNDO.- Admitido el recurso interpuesto, se le dio el trámite conforme la LJCA, con
aplicación de las normas del procedimiento ordinario dado la materia litigiosa, siendo la
cuantía litigiosa indeterminada.
TERCERO.- Hechos los emplazamientos pertinentes y recibido el correspondiente
expediente administrativo, las partes por su orden, formularon escritos de demanda y
contestación, suplicando, respectivamente, la revocación de la resolución impugnada y
la desestimación del recurso, en los términos en que aparecen dichos escritos.
Concluida la fase probatoria se evacuó por ambas partes escrito de conclusiones,
ratificándose en sus respectivas pretensiones.
CUARTO.- Continuado el proceso por los trámites que aparecen en autos, se señaló día
y hora para la votación y fallo, diligencia que tuvo tugar en la fecha fijada.
QUINTO.- En la sustanciación del presente pleito se han observado las prescripciones
legales.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Por la representación procesal de D. XXX se interpuso en tiempo y forma
legal, recurso contencioso-administrativo contra la Resolución de fecha 28 de julio de
1998, dictada por la Comisión Permanente del Consejo Oficial de Médicos de Cataluña,
recaída en el expediente disciplinario núm. 305, instruido por el Colegio Oficial de
Médicos de Barcelona por la que se acuerda desestimar el recurso ordinario
interpuesto contra la resolución de la Junta de Gobierno de fecha 17 de julio de 1997,
por la que se le imponía una sanción de dos meses de suspensión del ejercicio
profesional.
SEGUNDO.- Respecto a la cuestión central objeto del presente recurso sostiene la
actora la nulidad de la resolución impugnada, discrepando en primer término, de la
calificación jurídica de la infracción alegando por ello, la infracción del principio de
tipicidad; y en segundo lugar, no resultar acreditados los hechos probados en el
expediente administrativo
Denuncia, el recurrente la falta de prueba sobre los hechos que se le imputan,
haciendo, en apoyo de su tesis, una valoración de los elementos de prueba obrantes
en el expediente. Las características de lo sucedido, entiende el recurrente, no pueden
considerarse demostrativas de la comisión de la infracción - falta grave- del art. 74.3.b
de los Estatutos Colegiales, en sentido que la conducta sancionada se halle tipificada
corno tal y recogida en una norma que identifique aquella conducta y establezca una
sanción respecto de la misma, al considerar que no han quedado debidamente
acreditadas los hechos u omisiones supuestamente irregularidades que se le imputan
pues en ningún momento se han realizado actos y omisiones en el ejercicio de la
profesión que atenúen la moral, decoro, dignidad, prestigio y honorabilidad de la
misma, o sean contrarios al respecto debido a los colegiados
A su vez, en la fundamentación de la Resolución impugnada, y asimismo en la
argumentación de la contestación de la demanda se manifiesta a favor de la
confirmación tanto de la infracción apreciada como de la calificación y nivel de sanción
que se le impone.
TERCERO.- Abordamos el examen del primer motivo impugnatorio referente a la
pretendida vulneración del principio de tipicidad.
Aduce el recurrente la vulneración del principio de tipicidad en la determinación de la
infracción disciplinaria y que no se ha producido ningún atentado contra el prestigio, la
moral o dignidad de la profesión y que no se ha indicado expresamente los
comportamientos profesionales contrarios a la norma.
En efecto, la resolución del Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña y en la del
Colegio de Médicos de Barcelona, los hechos imputados al recurrente aparecen
calificados como constitutivos de infracción disciplinaria grave de acuerdo con el art.
74.3 de los Estatutos Colegiales, que tipifica como faltas disciplinarias graves:
“Los actos, omisiones en el ejercicio de la profesión que atenten contra la moral, el
decoro, la dignidad, el prestigio, y la honorabilidad de esta, o sean contrarios al
respeto debido a los colegiados”.
Ciertamente como se deduce de las dos resoluciones sancionadoras objeto del
presente recurso, resulta plenamente determinada la norma que ha sido, infringida por
el actor y así lo dispone la Resolución del Colegio de Médicos de Barcelona (folios 302
a 309), en la que se establece que la sanción se im pone por la comisión de una falta
grave para “comportar la infracción de las normas deontológicas 8, 19, 32, y 92 y del
art. 55.i] de los Estatutos Colegiales al constituir todos ellos actos y omisiones del
ejercicio de la profesión que atenten contra la moral, el decoro, la dignidad, el
prestigio, la honorabilidad de la profesión médica y que implican la comisión de una
falta grave prevista en el art. 74.3 de los referidos Estatutos Colegiales.
Por otra parte la descripción de los hechos constitutivos de la conducta infractora, se
encuentran detallados en la propia Resolución del Colegio de Médicos sin perjuicio de
lo que dispone los escritos del pliego de carga (folio 212 a 213) y propuesta de
resolución (folios 230 a 236).
De su análisis se infiere que el Sr. XXX con su actuación médica en relación al paciente
el Sr. YYY infringió las normas deontológicas reguladoras de la profesión médica
recogidas en el Código Deontológico de la Organización Médica Colegial, en el Código
Deontológico del Colegio de Médicos de Barcelona y en los estatutos del Colegio de
médiços de Barcelona. Estas normas determinan en su contenido mínimo, las reglas
que configuran la denominada “lex artis ” en cuanto tienen un contenido ético,
científico y técnico, que ha de comportar el ejercicio de la actividad profesional, todas
ellas recogidas en el art. 74.3.b) de los Estatutos Colegiales.
En concordancia con lo dicho, la Ley 2/1974; de 13 de febrero de Colegios
Profesionales en su art. 1 y en el art. 5 apartado i) contempla la atribución al Colegio
de Médicos la finalidad y la función de ordenación del ejercicio de la profesión médica
en el marco de la ética, dignidad, y respeto a los derechos de los particulares y el
control de su cumplimiento.
Llegados a este punto, y en conexión con el pretendido carácter genérico del art. 74.3
de los Estatutos se ha pronunciado nuestro más alto Tribunal en su Sentencia
219/1989, que ha admitido la flexibilización del principio de tipicidad en la materia
sancionadora en relación a los Colegios Profesionales, al afirmar:
“La utilización de conceptos jurídic os indeterminados es constitucionalmente lícita en
materia sancionadora cuando su concreción es razonablemente factible en virtud de
criterios lógicos, técnicos, o de experiencia que permitan ver con suficiente seguridad,
la naturaleza o características esenciales de las conductas constitutivas de la infracción
tipificada; así como la flexibilidad en la tipificación de las infracciones y en la
determinación de la sanción correspondie nte, especialmente en el ámbito de la
supremacía especial, que caracteriza el derecho administrativo sancionador, sin que
implique en ningún caso discrecionalidad.”
En este mismo sentido se pronuncia el Tribunal Supremo al declarar que corresponde a
la propia Organización Médica Colegial y a los Colegios de Médicos el deber de
proteger para que se eliminen las infracciones que atenten contra los elementales
principios de deontología profesional, pues constituye una facultad exclusiva y
excluyente y de necesaria vigencia para corregir en lo posible las frecuentes
actuaciones anómalas de los colegiados que, la finalidad de conseguir su impunidad.
A partir de los criterios jurisprudenciales expuestos y del propio contenido de las
resoluciones impugnadas no puede accederse a la pretendida vulneración de los
principios constitucionales de legalidad y de tipicidad.
CUARTO.- Igual suerte desestimatoria debe predicarse en referencia al segundo motivo
impugnatorio alegado por la actora: Del análisis del expediente se infiere que la
recurrente realizó las conductas que se le imputan y que se traducen en las siguientes:
a) Recomendar a un paciente el seguimiento de un tratamiento no aceptado por la
comunidad científica y de dudosa eficacia denominado “auto-sangui” no advirtiendo de
su carácter complementario. No se incluye el cargo correspondiente a la privación
deliberada de una terapéutic a reconocida como válida.
b) El mantenimiento del citado tratamiento a pesar de producirse un empeoramiento
de la patología del enfermo, sin plantearse el cambio de estrategia terapéutica y sin
remitirlo a un servicio de urgencias.
c) Quedar demostrado que su actitud informadora -todo y la existencia - de una
comunicación de nulo contenido informativo- no fue la deseable ni exigible de un
médico que tiene el deber de informar ampliamente y dar a conocer la composición
que prescribe.
d) Constar acreditado le existencia de dos folletos que se adjuntan en el expediente,
junto a una actitud favorable por el cambio de contenido en la forma de publicarse.
Pues bien, no puede ser aceptada respecto a la primera de las imputaciones
efectuadas por la actora al señalar “que su actitud hacia los tratamientos clínicos
siempre ha sido respetuosa” así como la aportación de la carta del Dr. ZZZ en la que
dice “fruto de la experiencia en hechos similares a los presentes la actitud del Dr. XXX
es totalmente contraria a la oposición a un tratamiento clínico”, al pretender justificar
un cargo con simples afirmaciones genéricas que no tienen entidad para desvirtuar que
en el caso concreto del paciente el Sr. YYY se le aplicó un tratamiento no aceptado por
la comunidad científica-médica.
La imputación va referida a la recomendación y la aplicación de un método no validado
ni comprobado científicamente por la “leucemia miloide crónica” que padecía el
paciente siendo la infracción cometida por el Dr. XXX la conducta de no haber actuado
con el paciente Sr YYY por lo que viene determinado por la denominada “lex artis” de
la profesión definiendo esta con el tratamiento recomendado por la comunidad médico-
científica y recogida en las normas técnicas de la profesión para el tratamiento de al
leucemia miloide crónica.
La aplicación de técnicas o tratamientos no validados ni recogidos en ningún protocolo
médico comporta el incumplimiento de la norma deontológica núm. 56, y en concreto
implica la no prestación al paciente de una atención médica de buena calidad en su
vertiente científica (norma 8) así como, la no prestación de toda la asistencia necesaria
para la recuperación de la salud utilizando los medios más adecuados (norma 32).
Asimismo, en relación a este extremo se incorpora en el expediente administrativo una
prueba fehaciente y en los términos precisos sobre la no validación científica del
método auto-sangui, mediante la expedición de un certificado del Jefe de Servicio de
Hematología del Hospital de la Vall d’Hebron en el que manifie sta:
“En respuesta a la consulta en relación al expediente 305/96, mi opinión en relación al
llamado tratamiento “auto-sangui” en la leucemia miloide crónica es que no consta que
este tratamiento esté avalado por ninguna Sociedad de Hematología por mi reconocida
y que se incluya en ningún protocolo de tratamiento de la leucemia miloide crónica ni
en nuestro servicio de Hematología ni en ningún otro servicio que conozca”.
Conforme a lo dicho, no existe duda de la prueba razonable demostrativa de haber
recomendado y aplicado un tratamiento auto-sangui al Sr.YYY método no validado por
la comunidad científico-médica lo que vulnera la prohibición establecida en los
Estatutos Colegiales, art. 55.1) en la que se tipifica el empleo en los tratamientos a
enfermos, por medios no controlados cie ntíficamente”.
QUINTO.- Por lo que se refiere a este segundo cargo que se le imputa, nos referimos
al no seguimiento clínico adecuado, ni analítico del tratamiento aplicado, todo y
reconociendo la gravedad del proceso del paciente que conlleva la vulneración de las
normas deontológicas núm. 4, 7, 8 y 32 no pueden aceptarse los razonamientos
expuestos por la actora que pretenden dar entender que el seguimiento y control
indispensable lo estaba proporcionando otro facultativo o centro.
Es evidente la contradicción en que incurre el recurrente en querer justificar que no
era el responsable del control y seguimiento del paciente al haber afirmado en su
alegación 1ª.b, que su paciente había abandonado el tratamiento clínic o en fecha 7 de
octubre de 1993; junta a una analític a de fecha 17-1-95 entre las dos visitas que
efectuó para justificar que el paciente acudía a un centro hospitalario en donde le
controlaban su enfermedad.
A ello debe añadirse, que el recurrente fue requerido reiteradamente por los familiares
del paciente ante la circunstancia de agravamiento de su enfermedad, y continuó con
su misma conducta, cuando la buena praxis asistencial requiere el planteamiento de
las posibles causas y un cambio de estrategia terapéutica, como no ocurre en el
presente caso. Resulta, pues, plenamente acreditada y así lo corrobora el propio
recurrente que no procedió a un seguimiento y control continuado del tratamiento
aplicado, justificando que el mismo era periódico y contraviniendo las propias
indicaciones que constan en los documentos por él aportados (folio 142 exp. adm.)
Tras lo dicho, la conducta descrita de no llevar a cabo un atento seguimiento
profesional y control continuado del tratamiento que le es exigible a un facultativo al
no facilitar al paciente una atención de calidad humana y técnica así como, tampoco la
existencia necesaria para la recuperación de la salud a partir de la utilización de los
medios más adecuados e idóneos implica una clara contravención de las citadas
normas deontológicas núms. 4, 7, 8 y 32.
Por lo que se refiere a la negativa a facilitar a los familiares del paciente la informaci6n
sobre el tratamiento recibido por éste y su composición, tampoco puede ser aceptado
el razonamiento expuesto por la actora que si informó del tratamiento y la composición
del mismo a los familiares con una comunicación a sus familiares de fecha 27-6-95 en
la que sólo consta el domicilio del laboratorio AAA. Es evidente que no corresponde a
un laboratorio informar verbalmente y documentalmente a los pacientes y a sus
familiares sobre el tratamiento pautado por un médico, siendo por tanto, una
obligación inexcusable del médico. Así pues, ante un gravísimo pronóstico únicamente
utiliza la dirección de un laboratorio sin hacer referencia al tratamiento pautado y a la
composición del mismo, vulnerándose con ello la norma deontológica núm. 19.
En cuanto a la utilización de un folleto informativo calificable de reclamo y en el cual
no es observable la manifestación de carácter complementario de los procedimie ntos
terapéuticos que se indican lo que implica la vulneración de la norma deontológica
núm. 92.
Cabe señalar, que en relación a este cargo, se ha producido una actitud reparadora del
recurrente ante el hecho de considerar el tratamiento como complementario y no
alternativo y la forma de publicarse, conducta que se ha tenido en cuenta como
atenuante al valorar la sanción a imponer.
SEXTO.- Por todo lo expuesto, y compartiendo los razonamientos de la resolución aquí
recurrida y teniendo en cuenta la función del órgano representativo de la Corporación
colegial, cuya función principal es la vigilancia del ejercicio profesio nal y que éste se
desarrolle con especial observancia de los principios éticos y deontológicos de la
profesión, no existe duda que las conductas descritas se refieren a un incumplimiento
grave del ejercicio de la profesión que atentan contra la dignidad, el prestigio, la
honorabilidad de la profesión médica sancionable tal como ha hecho la resolución
recurrida.
Por tanto, la resolución sancionadora impugnada es ajustada a Derecho en tanto que
valora correctamente la gravedad del incumplimiento, aplicando una sanción
proporcionada, en tanto que la grave negligencia que suponen los hechos descritos,
que a nuestro juicio llevan a la aplicación de una sanción adecuada a las circunstancias
concurrentes en este caso.
Por todo lo expuesto, procede desestimar el recurso interpuesto, sin efectuar
pronunciamiento alguno sobre las costas causadas en el recurso contenciosoadministrativo interpuesto, de conformidad con lo dispuesto en la Ley reguladora de
esta Jurisdicción.
Vistos los preceptos legales mencionados y demás de general y pertinente aplicación.
FALLAMOS
1° Desestimar el presente recurso.
2° Sin imposición de costas.
Notifíquese ¡a presente Sentencia a las partes; de la que se llevará testimonio a los
autos principales.
Así, por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
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