El Chispa, no se apaga Sé feliz por JAPE *Tales de Mileto (625 a.C.-546 a.C.), filósofo griego nacido en Mileto (Asia Menor). Fue fundador de la filosofía helénica y está considerado uno de los Siete Sabios de Grecia. www.dedete.cu A todos nos sorprendió el repentino adiós, en días pasados, de Douglas Nelson, el Chispa. Incansable humorista que nació en Santa Clara y allí fundó el embrión de la conocida publicación humorística Melaíto. Después, pasó a trabajar al recién fundado periódico 5 de Septiembre de la provincia de Cienfuegos, donde a finales de los años 90 comenzó a dirigir el suplemento humorístico La Picúa. En su blog de la risa hay una frase que sin dudas describe quién fue (y seguirá siendo) este gran caricaturista cubano: «Como Terencio El Viejo, puedo decir que “nada humano me es ajeno” y trato de interpretar los fenómenos de todo tipo que bullen a mi alrededor y reflejarlos del mejor modo que sé: a través del humor gráfico». dedeté se complace en tenerlo como invitado especial en nuestra página dominical. (JAPE) contacto@dedete.cu ¿QUÉ nació primero, la humanidad o las contradicciones? Supongo que las contradicciones, porque en las leyes de la naturaleza, cuando aún no estaba el hombre, ya existían múltiples sucesos en contra de la más acertada lógica. Pero no me adentraré en conceptos científicos ni filosóficos. Iré a la epidermis del asunto, a ese diario negar de las cosas, solo por ir a la contraria, por «poner la podrida». Muchos sabios aseguran que la felicidad está más en nosotros, que en lo que nos rodea. Yo pienso —sin ser sabio, ni nadie importante— que está en ambos, pues depende directamente de nuestra acción en el entorno. Trataré de explicarme, porque esto va tomando tonos filosóficos (sin que yo fuera tal ni Tales*). Ser feliz también depende de dejar ser feliz a los demás, de no entorpecer los sueños de otras personas, simplemente porque sus quimeras no están dentro de nuestro concepto de la vida. Sin que estas —refiérome a las quimeras, a las ilusiones…— nos perjudiquen en nada. Negar simplemente por llevar la contraria, por epatar, por ser una persona antitética (nada que ver con los senos pequeños) o, como se dice en buen cubano, solo por fastidiar. Puedo poner un ejemplo, y nótese que seré yo el protagonista, pues en estas intenciones de simular erudición, nada mejor que aparecer de cobaya, como conejillo de Indias (no confundir con el conejillo de las indias). Hace algún tiempo dejé de afeitarme un par de veces, y logré una patilla incipiente, al descuido, al estilo de muchos de los modelos masculinos que ahora están de moda. Mi tierna esposa rápidamente preguntó: «¿¡Y esa barba que te estás dejando, a qué viene!?». Le expliqué que intentaba cambiar el look. «¡Eso es para lo muchachos jóvenes!», objetó con la misma dulzura de un tamarindo verde. No perdí la ecuanimidad y le comenté que el Doctor House (personaje que encarna el actor Hugh Laurie) llevaba patilla al descuido, y que muchas mujeres decían que era atractivo. Sin que terminara de exponer mi tesis, concluyó mi media toronja: «El Doctor House sí se ve interesante con patilla. Tú, pareces un limosnero», sentenció y yo fui a afeitarme. ¿Por qué el Doctor House sí y yo no? ¿Qué trabajo o daño colateral le causaba dejarme soñar con mi patilla incipiente a lo Terense Hill, en Me llaman Trinity? Creo que se me fue la mano, pero ustedes me entienden… ¿no es cierto? Vean esta otra historia: Hace poco tiempo mi amiga Ana Luisa vestía una bella blusa rosada y un colega, recién incluido en la nómina, le comentó: «Qué linda se ve usted con su atuendo rosa. Parece una princesa o, como diría Roberto Benigni en La vida es bella: parece usted una principessa». La mia cara amica Ana Luisa (para mantenernos en la onda italiana) lo miró con la misma sequedad de un hueso del Jurásico, y le espetó: «¡Me veo como me veo todos los días!». El colega intentó una sonrisa que más bien pareció un puchero, y siguió su camino sin decir nada más. Yo enfoqué con interrogante mirada a mi amiga, quien simplemente se encogió de hombros y dijo: «¿Y esa confianza, si nosotros apenas nos conocemos?». Aún perplejo le comenté: ¿Quién dijo que para halagar, elogiar, ponderar a una persona, hay que ser su conocido? Simplemente debe mediar respeto. Cuántas veces se nos ilumina el día con el simple hecho de que cualquier persona, el más desconocido de los transeúntes, tenga un gesto amable con nosotros. No había terminado de decir lo anterior cuando alguien se acercó vociferando: «¡Ana Luisa! ¡Dime, tarecón!, ¡Agua e’vianda!». Y Ana, con la más inmensa de las sonrisas, le respondió: «¡Qué bolá, mi yunta!». Es evidente que aún hay códigos que no manejo en este asunto de la felicidad. Mientras investigo al respecto, les digo, como dice una canción: Sé feliz… y permite que los demás también lo sean. El dedeté en Barajagua II POR segunda ocasión el dedeté llega a Barajagua, Holguín, para inaugurar una exposición en la Casa de Cultura Comunal Tomás Rafael Rodríguez Zayas. Como parte de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana, que del 24 al 30 de octubre se desarrolló en la Ciudad de los Parques, dedeté en Barajagua II le muestra a los que visiten la Casa de Cultura Comunal de esta localidad varias portadas de este suplemento realizadas por Tomy en las décadas de los años 80 y 90. La Casa Comunal Tomás Rodríguez Zayas de Barajagua, Holguín, ha sabido mantener viva la memoria de Tomy a través de la promoción de su obra. Foto: Julieta García Ríos AMOR, CONTIGO LOS DÍAS PARECEN MÁS CORTOS... ¡NO, ES QUE YA ESTAMOS EN HORARIO DE INVIERNO!