1. ¿QUÉ ES FILOSOFÍA? 1.1. Caracterización de la filosofía La

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1. ¿QUÉ ES FILOSOFÍA?
1.1. Caracterización de la filosofía
La filosofía es uno de los diversos intentos del ser humano de comprender tanto la
realidad que le rodea como a sí mismo. También la ciencia o la religión pretenden dar una
respuesta a las preguntas que nos planteamos acerca de la vida, la muerte, el mundo, el
ser humano, el bien y el mal y cuestiones similares que nos afectan muy profundamente.
Ahora bien, existen diferencias notables que hacen de la filosofía un empeño peculiar en
esa búsqueda por comprender.
En primer lugar, y en contraposición a la religión, la filosofía es, o pretende ser, una
indagación racional de la realidad y del mundo. En la filosofía no hay lugar para dogmas o
revelaciones divinas y tampoco juega ningún papel la autoridad a la hora de dilucidar cuál
pueda ser la verdad sobre una cuestión. Asimismo, los mitos, las tradiciones o el sentido
común acrítico, son igualmente descartados en la medida en que no examinan en
profundidad, y por medio de la razón, las ideas que sostienen. No obstante, esto no quiere
decir que la filosofía no analice o que ignore por completo los presupuestos o
afirmaciones de la religión o de la tradición. Estas son también objeto de estudio de la
filosofía, así como de la antropología, psicología, etc. en su afán por conocer mejor al ser
humano. La filosofía, por otra parte, en muchas ocasiones pretende responder a las
mismas cuestiones, como cuál sea el lugar del ser humano en el mundo, o el sentido de la
vida, pero lo importante, repetimos, es la manera en que aborda los problemas, y esta es
de una forma crítica , examinando cada afirmación sin dar ninguna por supuesta o
comprobada previamente (y en caso de que no se haya podido examinar una afirmación,
por la complejidad del tema o por otras circunstancias, no por ello se acepta como dogma
de fe, sino que sigue siendo considerada susceptible de un examen crítico).
En segundo lugar, y ahora en relación a la ciencia, la filosofía pretende ser un
saber omniabarcante , referido a la totalidad de lo real, y no sólo a una rama particular de
ésta, como sucede en el caso de las ciencias, que a lo largo de la historia han ido
fragmentándose en diversas ramas o especialidades cada una de las cuales atiende sólo a
un ámbito específico de la realidad (así han ido surgiendo la astronomía, la biología, la
geología, etc.). La filosofía es, por lo tanto, un saber general, y como tal pone en cuestión
cualquier tema y reflexiona sobre el ser humano (¿Qué es el ser humano? ¿Qué significa
ser "persona"?), sobre la ciencia (¿Es la ciencia un conocimiento seguro? ¿Cómo se
distingue la ciencia de otro tipo de conocimiento) o sobre la propia filosofía (pues la
pregunta "¿Qué es la filosofía?" es a su vez una pregunta filosófica), entre otras cosas.
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Esta concepción de la filosofía como un tipo de saber es resumida claramente por el
filósofo inglés Bertrand Russell (1872-1970):
"La filosofía es la tierra de nadie que se encuentra entre la teología y la ciencia y
que está expuesta a ataques de ambas partes. Como la teología, consiste en
especulaciones sobre temas a los que los conocimientos exactos no han podido
llegar; como la ciencia, apela más a la razón humana que a una autoridad, sea
ésta de tradición o de revelación."
Historia de la filosofía occidental , Bertrand Russell
Existe, no obstante, otra concepción de la filosofía, la filosofía como actitud, que nos
remite a los orígenes de la filosofía en la antigua Grecia, en el siglo V a. C. Según esta
concepción lo verdaderamente significativo del filósofo es su capacidad de asombro ante
el mundo unida a la curiosidad por conocer cuanto le rodea. El filósofo, en este sentido,
no es un sabio, que ya conoce todas las respuestas, ni un ignorante, que las desconoce y ni
siquiera tiene interés en conocerlas, sino, tal y como nos dice el sentido etimológico del
término "filósofo" (filo-sophos), un amigo o amante de la sabiduría, aquel que aspira al
saber, que es consciente de su propia ignorancia y que no se conforma con aceptar sin
poner en cuestión las afirmaciones que le brinda el sentido común o las demás personas.
Esta actitud está perfectamente ejemplificada por el filósofo Sócrates (470-399 a. C.),
famoso por su sentencia "Sólo sé que no sé nada" y su modo de vida, en constante
indagación, inspirada en el lema del oráculo de Delfos "Conócete a ti mismo". La figura de
Sócrates, para el cual "una vida sin examen no merece la pena ser vivida” ha llegado a
representar a la propia filosofía en el imaginario colectivo.
Estas dos formas de entender la filosofía, la filosofía como saber y la filosofía como actitud
son tan sólo dos maneras de comprender y practicar la filosofía; sin embargo, a lo largo
del tema veremos nuevos enfoques y concepciones de la filosofía
1.2. Posible definición de la filosofía
Cuanto hemos dicho hasta ahora es una explicación y aclaración del tipo de indagación
que comúnmente denominamos filosófica y de la forma en la que pretende conocer al ser
humano y a la realidad. Pero hasta ahora no hemos ofrecido una definición en sentido
estricto. Encontrar una definición que fuese interesante y significativa, esto es, que no
fuese algo excesivamente general y vago, probablemente excluiría algunas o muchas de
las corrientes filosóficas que se han dado, puesto que lo que históricamente ha sido
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considerado filosofía ha ido cambiando de tal forma a lo largo del tiempo que resulta muy
difícil encontrar puntos en común a todas las tendencias.
A pesar de todo, una de las definiciones que se han formulado es la que afirma que la
filosofía es pensar sobre el pensar, definición que tiene la virtud de mostrar el carácter de
"pensamiento de segundo grado" propio de la filosofía; es decir, si la ciencia y la política,
por poner dos ejemplos, son dos modos de pensar la realidad, la filosofía constituye un
pensar sobre ese pensar. Algunos autores consideran que el auténtico pensamiento de
primer grado es el sentido común, mientras que la ciencia y la filosofía supondrían
reflexiones de segundo y tercer grado respectivamente. Lo importante, por el momento,
no es definir el número de grados o categorías en las que podemos clasificar la reflexión,
sino darse cuenta de la existencia de esos niveles, cada uno de los cuales constituye una
profundización con respecto al anterior.
Este planteamiento puede muy fácilmente conducirnos a la pregunta: "¿qué sucede
cuando reflexionamos sobre la filosofía? ¿se trata acaso de un nuevo nivel de
profundización más allá de la filosofía?". La respuesta a esta pregunta es negativa. La
meta-filosofía, o la reflexión sobre la filosofía, es a su vez una cuestión filosófica. De hecho
la filosofía es la única disciplina que se estudia a sí misma. El motivo por el que esto es así
se verá más claro al examinar los rasgos de la reflexión filosófica
1.3. Filosofía: nombre y concepto
Ya hemos comentado que la filosofía, en su sentido etimológico quiere decir "amor a la
sabiduría". La atribución a Pitágoras de ser el primero en autonombrarse "filósofo" figura
en las Tusculanas de Cicerón, quien, a su vez, tomó este dato de un escrito de Heráclides
Póntico. En esta primera aparición del término "filósofo" se destaca el aspecto
contemplativo de la acción de filosofar. Burnet resume de esta manera la concepción
pitagórica:
"En esta vida hay tres clases de hombres, lo mismo que hay tres clases de
personas que van a los juegos olímpicos. La más baja es la que va a comprar y
vender, la segunda a tomar parte en las competiciones. Pero los mejores son los
que solamente van a contemplar el espectáculo. La más grande purificación es,
por lo tanto, la ciencia desinteresada, y el hombre que se dedica a ella, el
verdadero filósofo, se libra más eficazmente de la rueda del nacimiento."
La aurora del pensamiento griego , Burnet
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Otro significado originario del término "filosofía" es el de indagación. Ahora bien, si
tomamos tal indagación en el sentido más general, el filósofo es también el sabio, el
sofista (nombre que recibieron, por ejemplo, los siete sabios de Grecia y que no tenía en
un principio el matiz despectivo que hoy se le atribuye), o incluso el mago o el sacerdote.
Todos ellos llevan a cabo algún tipo de indagación o investigación (y de esa forma incluso
Tucídides hace decir a Pericles de sí mismo y de los atenienses: "Nosotros amamos lo bello
con sencillez y filosofamos sin timidez"). Todas las ciencias caerían en este concepto de
filosofía, si bien no conviene olvidar que en la antigua Grecia, a la que ahora nos estamos
refiriendo al buscar el origen del término, la distinción que hoy marcamos entre lo
científico y lo filosófico es prácticamente inexistente.
Un sentido más restringido de tal investigación , más próximo a lo que comúnmente
entendemos hoy por filosofía, hace alusión a una investigación peculiar que se caracteriza
por ser fundamental para las demás, pues no es sino la investigación que es consciente de
sí misma, que opera en un nivel más profundo y que constituye la base para las demás.
Esta doble significación que encontramos en el origen del término "filosofía" puede verse
claramente en Platón y Aristóteles, y continuará después de éste en los filósofos del
período helenístico.
1.4. Observaciones generales
Antes de tratar en profundidad los principales puntos del tema, conviene señalar varias
cuestiones que, aunque muestren lo complejo que resulta el problema de dilucidar la
naturaleza de la filosofía, no pueden ser dejadas de lado.
Un aspecto importante es el hecho de que no hay una única "Filosofía", como el nombre
nos podría hacer creer, sino que es más correcto hablar de filosofías, de diferentes modos
de ver el mundo y de entenderlo. Por lo tanto no hay un marco común general al que
todos los filósofos se remitan cuando afirman que hacen filosofía. Ahora bien, sería
incorrecto pensar que cada una de estas filosofías es producto exclusivo de la originalidad
de su creador y que, por lo tanto, cada filosofía es un mundo aislado sin conexión con las
demás. Por el contrario, la filosofía de cada autor está en relación no sólo con las filosofías
previas, frente a las cuales reacciona (bien para criticarlas, bien para complementarlas),
sino también en relación con un momento histórico determinado, con sus peculiares
características, necesidades y problemas. Así pues, tanto a nivel histórico como a nivel
teórico, toda filosofía es una filosofía situada. Veamos con más detalle qué quiere decir
esta expresión:
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A) Decimos que una filosofía está situada históricamente porque se encuentra inmersa en
el devenir de los acontecimientos históricos como un momento más. Ninguna filosofía
puede salirse de la historia y juzgar a los demás "desde el exterior". Su situación en un
momento concreto de esa misma historia conlleva necesariamente un determinado punto
de vista que no ha sido libremente elegido.
B) A nivel teórico toda filosofía está situada en el sentido de que incorpora una serie de
prejuicios que condicionan su modo de pensar y que impiden, de esta forma, una
supuesta "neutralidad y objetividad". El filósofo H. G. Gadamer, en su obra Verdad y
método , hace hincapié sobre la presencia del prejuicio en toda filosofía, y la imposibilidad
de su eliminación, cuestionando también la presunta ventaja de la eliminación del
prejuicio:
"Sólo este reconocimiento del carácter esencialmente prejuicioso de toda
comprensión confiere al problema hermenéutico (1) toda la agudeza de su
dimensión. Medido por este patrón se vuelve claro que el historicismo, pese a
toda crítica al racionalismo y al pensamiento iusnaturalista, se encuentra él
mismo sobre el suelo de la moderna Ilustración y comparte impensadamente
sus prejuicios. Pues existe realmente un prejuicio de la Ilustración, que es el que
soporta y determina su esencia: este prejuicio básico de la Ilustración es el
prejuicio contra todo prejuicio y con ello la desvirtuación de la tradición. Un
análisis de la historia del concepto muestra que sólo en la Ilustración adquiere el
concepto del prejuicio el matiz negativo que ahora tiene. En sí mismo "prejuicio"
quiere decir un juicio que se forma antes de la convalidación definitiva de todos
los momentos que son objetivamente determinantes. "Prejuicio" no significa
pues en modo alguno juicio falso, sino que está en su concepto el que pueda ser
valorado positivamente o negativamente."
Verdad y método , H. G. Gadamer
No obstante estas últimas observaciones sobre la filosofía y su "situación" en un momento
dado no deben llevarnos al extremo contrario, a la aceptación de un total relativismo que
haría a cada filosofía fruto exclusivo de las circunstancias en las que se encuentra. La
pretensión de universalidad y generalidad de las afirmaciones de cada filosofía siguen
siendo legítimas, pero sí debemos estar alertas sobre el peligro de pretender situarse en
una posición supuestamente neutral desde la que juzgar al resto de filosofías como si uno
mismo no tomase partido. En el momento en que lanzamos una pregunta ya hemos hecho
una elección, hemos abierto la puerta a un tipo de respuestas y probablemente la
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hayamos cerrado para otras perspectivas. De ahí la importancia de cuestionarse la
realidad de diversas formas, de poder adoptar otros puntos de vista, de no dar nada por
sentado y de, llegado el caso, saber rectificar. Siendo como somos, imperfectos, es
absurdo pretender que nuestro conocimiento sea infalible.
1.5. Diversos enfoques ante la pregunta: "¿Qué es filosofía?"
Si antes comentábamos que las preguntas filosóficas no son neutrales, sino que distintas
preguntas, aparentemente similares, pueden encauzarnos hacia un determinado tipo de
respuesta de forma inadvertida, conviene señalar también que, ante una misma pregunta
caben distintos enfoques a la hora de dar una respuesta. Tales enfoques pueden
determinar qué aspectos son relevantes o qué datos hay que tener en cuenta a la hora de
responder a la pregunta que se ha planteado.
La pregunta "¿Qué es filosofía?" puede responderse desde diversos puntos de vista. Así,
encontramos lo que podríamos denominar la perspectiva histórica. Desde esta
perspectiva, si queremos saber qué sea la filosofía debemos fijarnos en su historia,
especialmente en sus orígenes, debemos fijarnos en la evolución de los distintos sistemas,
las corrientes históricas, aquellos temas que se repiten una y otra vez a lo largo del
tiempo, las influencias e interconexiones entre los distintos puntos de vista, etc. Por otro
lado, lo que podríamos denominar como la perspectiva de la actividad, fija su atención en
el tipo de acción que se desarrolla. La pregunta fundamental es, en este caso, ¿Qué es lo
que hacen los filósofos cuando están "trabajando"?. Ahora bien, en la medida en que la
filosofía es una actividad consciente, tiene un fin, por lo tanto, desde lo que
denominaríamos la perspectiva pragmática, podemos preguntarnos "¿cuál es el fin de la
filosofía? ¿En qué medida se consigue o se aproxima a él?" En función de lo que
respondamos podemos plantearnos "¿es útil? ¿Qué sentido tiene?".
Queda patente de esta forma que la reconstrucción de la historia de la filosofía que
elaboremos puede ser muy distinta si elegimos unilateralmente uno de estos
planteamientos.
NOTAS
(1) La hermenéutica es una corriente filosófica que surge a mediados del siglo XX. Afirma
que lo que denominamos verdad no es sino el resultado de una determinada
interpretación. La verdad tiene siempre, por lo tanto, un carácter relativo, parcial y
transitorio, pero nunca objetivo y sistemático.
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2. LA EXPERIENCIA FILOSÓFICA
2.1. Sobre el concepto de "experiencia" en general.
Qué se entiende por "experiencia" es algo que no está claramente delimitado y que tiene
diversos significados en función de la corriente filosófica de la que partamos. Aquí tan sólo
pretendemos distinguir algunos modos de entender la experiencia para mostrar la
ambigüedad y apertura del término y tener esto presente cuando hagamos alusión a la
forma específica de experiencia denominada "experiencia filosófica".
La experiencia puede entenderse como:
• La aprehensión inmediata por parte de un sujeto de una realidad, sea del tipo que sea
(un dolor, alegría, etc.). Se trataría de un cierto modo de conocer previo a toda reflexión
sobre aquello que se conoce.
• La aprehensión inmediata por medio de los sentidos. En esta ocasión la experiencia,
siendo también individual e inmediata como en el caso anterior, se limita a lo ofrecido por
los sentidos.
• Aprendizaje, experiencia entendida como enseñanza adquirida con la práctica. Aquí
tienen cabida la experiencia de un oficio, o la experiencia de la vida.
• Confirmación empírica de los juicios sobre el mundo por medio de la verificación a
través de los sentidos. Este tipo de experiencia es tomada como modelo en la
investigación científica.
• Vivencia interna, experiencia que, de forma similar a la aprehensión inmediata, tiene
lugar para un sujeto individual, si bien, al no ceñirse a la inmediatez de forma estricta,
alberga un mayor número de experiencias (por ejemplo, la experiencia de la fe, o las
vivencias místicas)
Existen otras formas adicionales de clasificar la experiencia, así se traten de experiencias
de carácter "interno" o "externo", individuales o colectivas o bien en función de que exista
la posibilidad de verificación de dichas experiencias o no.
Por otra parte no conviene olvidar que, además de poseer múltiples significados, el
término experiencia ha ido evolucionando con el tiempo.
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2.2. Rasgos de la experiencia filosófica
Si anteriormente hemos caracterizado a la filosofía como un intento crítico de
comprender el mundo en su totalidad, por experiencia filosófica consideraremos el
peculiar estado mental en el que se realiza dicho intento y que se caracteriza
fundamentalmente por la admiración y la extrañeza. La admiración es un elemento
fundamental para el filosofar porque es lo que nos lleva a fijar nuestra mirada sobre el
mundo, hace que éste nos interese y nos resulte valioso. Así, lo bello, o lo bueno, son
ejemplos de lo que nos llama la atención. El filósofo que reflexiona en profundidad
encuentra, debido a su admiración, que todo puede ser digno de estudio y de examen, de
contemplación y de sorpresa, en la medida en que la reflexión le muestra nuevos aspectos
de la realidad:
"Entramos solos en el mundo con los ojos del ánimo cerrados, y cuando los
abrimos al conocimiento ya la costumbre de ver las cosas, por maravillosas que
sean, no deja lugar a la admiración. Por eso los varones sabios se valieron
siempre de la reflexión, imaginándose llegar de nuevo al mundo, reparando en
sus prodigios, que cada cosa lo es, admirando sus perfecciones y filosofando
artificiosamente.
El Criticón , Baltasar Gracián
"Que no se trata (la filosofía) de una ciencia productiva es evidente ya por los
primeros que filosofaron. Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a
filosofar movidos por la admiración; al principio admirados ante los fenómenos
sorprendentes más comunes; luego avanzando poco a poco y planteándose
problemas mayores, como los cambios de la luna y los relativos al sol y a las
estrellas, y la generación del universo. Pero el que se plantea un problema o se
admira, reconoce su ignorancia. (Por eso también el que ama los mitos es en
cierto modo filósofo; pues el mito se compone de elementos maravillosos). De
suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el
saber en vista del conocimiento, y no por alguna utilidad. Y así lo atestigua lo
ocurrido, pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas
las cosas necesarias y las relativas al descanso y al ornato de la vida. Es, pues,
evidente que no la buscamos por ninguna otra utilidad, sino que, así como
llamamos hombre libre al que es para sí mismo y no para otro, así consideramos
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a ésta como la única ciencia libre, pues ésta sola es para sí misma. Así, pues,
todas las ciencias son más necesarias que ésta; pero mejor, ninguna."
Metafísica , Aristóteles
El que filosofa, por lo tanto, siente admiración por cuanto le rodea. Pero la admiración por
sí sola no basta. Es necesaria la extrañeza, la duda, la incertidumbre, la sospecha, la
constatación de que esa realidad que nos llama tanto la atención, no se explica por sí
misma. No en vano el filósofo es alguien capaz de ver problemas donde muchos otros lo
ven todo claro, demasiado claro, en ocasiones. La filosofía no es un salir de dudas, sino al
contrario, un entrar en ellas, en palabras de Fernando Savater, quien critica una
concepción muy extendida de la filosofía según la cual su función debería ser indicar con
claridad lo que debe hacerse o no, o despejar los problemas, si es que no es capaz de
solucionarlos. A continuación, y dejando que el lector juzgue por sí mismo, figuran ambas
posturas. En primer lugar leamos a Savater, quien afirma:
"Todavía hay quien, de vez en cuando, expresa su añoranza por una filosofía
"útil para la vida"; esta postura me parece que encierra un malentendido: la
sabiduría en lo que tiene de lucidez y crítica va siempre contra la vida; vivimos a
pesar de lo que sabemos, no gracias a ello. No concibo que el pensamiento
facilite la vida; la arriesga, la compromete, la zapa en la mayoría de los casos;
quizás por eso sea la forma más alta de la vida humana que conocemos, porque
es la más antivital, la que nos pone al borde de perderlo todo sin ofrecer nada a
cambio, salvo horror, soledad o locura."
Apología del sofista , Fernando Savater
Quien busca seguridades en la filosofía probablemente se sentirá decepcionado ante este
hecho. Sin embargo la fertilidad y el valor de la filosofía es un resultado, esta vez en
palabras de Karl Popper, "de la capacidad de ver nuevos problemas allí donde nadie los
había visto antes y de encontrar nuevos modos de resolverlos". Curiosamente, en palabras
de Bochenski, es éste mirar con mayor profundidad lo que facilita, aunque no sea de un
modo inmediato, un modo de vida más humano:
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"Nada es más desatinado que negar el valor de la filosofía para la vida. Cierto
que el filósofo no siempre importa mucho para la realidad cotidiana. Su destino,
por lo general, ha consistido en no ser comprendido sino después de su
muerte... El filósofo no cuenta para las exigencias de la hora y las necesidades
del día. Pero ¿será esto un defecto? ¿Es que el hombre, cuando es realmente
hombre, no perfora la pura existencia momentáneaa? En la medida en que
convertimos la actividad del momento en objeto del saber ¿no corremos el
peligro de rebajar al hombre al nivel del animal? Quien vive la vida del espíritu,
cualesquiera que sean sus convicciones filosóficas, sabe que las cosas son de
otro modo: la filosofía, por lo mismo que no se refiere al aquí y al ahora del
momento, ni alberga ninguna intención de inmediata utilidad para la vida,
representa una de las potencias espirituales mayores que nos preservan de
sumirnos en la barbarie y nos ayudan a seguir siendo hombres y a serlo cada vez
en mayor grado... Por insignificante que parezca, la filosofía constituye, sin
embargo, una poderosa fuerza histórica."
La filosofía actual, Bochenski
En cualquiera de los casos seguimos contando con la admiración y la extrañeza, que
implica duda e incertidumbre (una incertidumbre que no tiene por qué ser negativa
mientras no convirtamos la certeza absoluta en nuestro objetivo fundamental). Ahora
bien, ¿todo lo que nos rodea nos produce, o produce en el filósofo, esas sensaciones? Sin
duda no es así, y para explicar el por qué deberemos distinguir entre la "experiencia
filosófica" y el "problema filosófico".
2.3. Experiencia filosófica y problemas filosóficos
Tal y como hemos hablado de la experiencia filosófica es claro que se trata de una vivencia
personal, subjetiva y que puede variar en función del sujeto que la experimente. Los
problemas filosóficos, por el contrario, podrían ser calificados de "objetivos", en el sentido
de que son "independientes" de cada uno de los filósofos particulares (la cuestión de la
objetividad o independencia de dichos problemas es una cuestión filosófica en la que no
vamos a entrar en este momento). De esta forma, los problemas filosóficos sobreviven a
lo largo del tiempo y algunos de ellos perviven desde el comienzo de la filosofía.
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Toda experiencia filosófica, como, por ejemplo, la angustia ante la muerte, supone un
problema filosófico; sin embargo, no todo problema filosófico conlleva una experiencia
filosófica en quien lo escucha, lo lee o incluso en quien intenta resolverlo. Si un árbol
produce algún sonido cuando cae en medio de un bosque aunque nadie lo esté viendo, o
si la mesa sigue existiendo cuando uno sale de la habitación, por no hablar de la cuestión
de si existen juicios sintéticos a priori o si el número de verdades de razón es mayor que el
de verdades de hecho (todos ellos problemas filosóficos técnicos en los que no es
necesario entrar en este momento), son problemas que no suscitarán la más mínima
experiencia filosófica en muchas personas.
La experiencia filosófica, por lo tanto, consiste en problemas filosóficos que hemos
interiorizado, que hemos hecho nuestros y ante los cuales debemos dar una respuesta.
Las experiencias filosóficas suelen darse en lo que se ha denominado, en palabras de Kart
Jaspers, "situaciones límite", incógnitas cuya solución exacta está más allá de nuestro
alcance, pero frente a las cuales debemos responder de una manera u otra.
Anteriormente mencionamos lo bello y lo bueno como ejemplos de objetos de
admiración, como situaciones límite ante las que nos planteamos ¿cuál es su naturaleza?
¿qué debo hacer ante ellas? Es el caso asimismo de la muerte, el dolor, la culpa, la
necesidad y el anhelo de comunicación. La pregunta por la naturaleza de la filosofía es
igualmente una pregunta que nos sitúa en el límite de nuestro conocimiento. Es por ello
que dicha pregunta es filosófica a su vez.
A pesar de la subjetividad de la experiencia, sin embargo, hay un rasgo común en las
experiencias filosóficas que parece darnos la clave para distinguirlas, y un término
griego, aletheia , expresa adecuadamente esa característica común. Aletheia significa
"verdad", ahora bien, esa verdad no se entiende como una correspondencia entre
nuestras teorías y la realidad, sino como un "desvelamiento", y es aquí donde está la
clave. El desvelamiento supone un darse cuenta de un aspecto de la realidad que es
fundamental o más básico que el que hasta el momento habíamos considerado, supone,
en definitiva, constatar que las cosas no son como habíamos pensado (bien porque por
medio de la experiencia filosófica hemos descubierto un orden subyacente del que no
éramos conscientes o bien, por el contrario, porque hemos constatado la falsedad del
orden que hasta el momento creíamos ver en la realidad).
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El siguiente texto de F. Waismann se sitúa en esa misma línea de pensamiento:
"Preguntar "¿Qué pretende usted en filosofía?" y responder "Enseñar al ratón al
salir del laberinto" es. Bueno, honor a quien lo merece, me callo lo que iba a
decir. Excepto quizá esto: hay algo profundamente emocionante en filosofía, un
hecho que no se entiende con una explicación negativa. No se trata de "clarificar
los pensamientos", del "uso correcto del lenguaje" ni cualquier otra condenada
cosa por el estilo. ¿Qué es? La filosofía es muchas cosas y no hay fórmula que las
abarque todas. Pero si tuviera que decir con una sola palabra cuál es el aspecto
más esencial, diría sin ninguna duda: visión. En el corazón de cualquier filosofía
digna de ese nombre se encuentra una visión a partir de la cual surge y toma
forma. Cuando digo "visión" quiero decir eso precisamente, no hago literatura.
Lo característico de la filosofía es horadar esa costra muerta de tradición y
convención, romper esos grilletes que nos encadenan a los prejuicios heredados,
así como acceder a un modo de ver las cosas nuevo y más amplio.
Siempre se ha tenido la sensación de que la filosofía debería descubrirnos lo
oculto. (No soy insensible a los peligros de tal opinión.) Sin embargo, de Platón a
Moore y Wittgenstein, todo gran filósofo se ha orientado por el sentido de la
visión. Sin él nadie habría impreso una nueva dirección al pensamiento humano
o abierto ventanas sobre lo aún-no-visto. Aunque pudiese haber sido un buen
técnico, no habría dejado huella en la historia de las ideas. Lo decisivo es un
nuevo modo de ver, y su secuela, el deseo de transformar totalmente el
escenario intelectual. Esto es lo esencial, y todo lo demás es subsidiario.
Al argumentar a favor de su punto de vista, el filósofo tendrá que socavar, casi
contra su voluntad, las categorías y clichés mentales ordinarios, exponiendo las
falacias que subyacen a los puntos de vista ya establecidos que están atacando.
Y no sólo esto, tiene que ir tan lejos como sea necesario para poner en tela de
juicio incluso cánones de lo que es satisfactorio.
En este sentido la filosofía es volver a poner a prueba las normas. En cada
filósofo hay algo de reformador. Por esta razón, cualquier avance científico que
afecta a las normas se considera con significado filosófico, desde Galileo o
Einstein o Heisenberg".
La concepción de la filosofía , Freidrich Waismann
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Dependerá de las inquietudes de cada uno y de las circunstancias en las que se encuentre
el que ciertos problemas den pie a la experiencia filosófica. No todo problema filosófico
da lugar a una experiencia filosófica, al igual que no siempre que dormimos, soñamos,
pero sin lo primero es imposible lo segundo. Siguiendo con la metáfora del sueño,
podríamos decir de la filosofía algo parecido. No siempre filosofamos en todo momento,
pero al igual que soñamos cuando estamos profundamente dormidos, quizá filosofamos
cuando estamos profundamente despiertos.
2.4. Principales problemas filosóficos
A lo largo de la historia algunos filósofos han considerado que ciertos problemas
filosóficos eran en algún sentido o en otro fundamentales, y que a partir de ellos se
derivaban los demás. Sirva como ejemplo de esto Kant, quien afirma:
"El campo de la filosofía puede reducirse a las siguientes preguntas: 1) ¿Qué
puedo saber? 2) ¿Qué debo hacer? 3) ¿Qué me está permitido esperar? 4) ¿Qué
es el hombre? A la primera pregunta responde la Metafísica; a la segunda, la
Moral; a la tercera, la Religión, y a la cuarta, la Antropología. Pero, en el fondo,
se podría considerar todo ello como perteneciente a la Antropología, pues las
tres primeras preguntas se refieren a la última."
Crítica de la Razón Pura , Inmanuel Kant
Este texto muestra la estrecha relación entre los problemas fundamentales y las distintas
ramas de la filosofía así como la interrelación de los problemas entre sí. Otros autores
elaboran distintas listas de problemas, y, en ocasiones, como hace Kant, remiten todos
ellos a un único problema fundamental.
La serie de problemas filosóficos que presentamos aquí pretende ser sólo una muestra de
las cuestiones que han sido tratadas por la filosofía a lo largo de los siglos. Se trata de
problemas "clásicos" frente a los cuales ya los griegos dieron sus propias respuestas (El
orden de presentación, es conveniente aclarar, no responde a un orden de importancia
lógica o de ningún tipo).
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- El problema del conocimiento. La verdad y la falsedad:
¿Qué queremos decir cuando decimos que sabemos algo? ¿Hay distintos tipos de
conocimiento? ¿Cuáles son, si existen, las fuentes del conocimiento? ¿Qué es la verdad?
(y, en oposición, ¿qué es la falsedad?) ¿Existe un método determinado que nos permita
conocer? ¿Qué relación guardan nuestras teorías con la realidad?
- El ser humano y el problema del libre albedrío:
¿Qué se entiende por "persona"? ¿Existe una "naturaleza humana"? ¿En qué medida
somos fruto de la educación y de factores externos a nosotros? ¿Qué se entiende por
"dignidad humana"? ¿Somos libres para actuar o estamos determinados de alguna forma?
¿Es compatible el determinismo con la libertad? ¿Hay distintos tipos de libertad? Si es así,
¿cuáles son? En caso de no ser libres ¿somos responsables de nuestros actos?
- La existencia de Dios y el problema del mal:
Consideración de los diversos argumentos a favor de la existencia de Dios (argumento de
la primera causa, ontológico, argumento del diseño, etc.) o en contra (factores
psicológicos, sociales.etc.). En caso de aceptar la existencia de Dios (al que se le supone
todopoderoso, omnisciente y bondadoso) ¿cómo se explica el mal en el mundo? ¿Es
atribuible en su totalidad al ser humano?
- Problemas en torno a la realidad:
¿En qué consiste aquello que llamamos "real"? ¿Cuál es su origen? ¿Qué es lo que
conocemos de la realidad? ¿Cómo nos relacionamos con la realidad?
- Cuestiones éticas y morales
¿Qué es el bien o el mal? ¿Qué es la justicia y lo justo? ¿A qué debe aspirar el ser
humano? ¿Por qué? ¿Existe un fundamento de la acción moral? Si es así ¿cuál pudiera
ser? ¿Cuál es el origen de la conciencia moral? ¿Cómo se relaciona la moral con otras
leyes? ¿Qué papel tienen o deberían tener a la hora de juzgar una acción factores como
las emociones, los motivos, los fines, las intenciones, las consecuencias o las
circunstancias?
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CONCLUSIÓN
La filosofía ha consistido a lo largo de su historia en una reflexión del ser humano en torno
a la realidad y a sí mismo. Una reflexión que se pretendía crítica y totalizadora y cuya
fuente de vida han sido las experiencias filosóficas de cada uno de los pensadores,
entendiendo estas experiencias como la íntima necesidad de dar respuesta a un problema
situado en el límite de los conocimientos o de las experiencias conocidas hasta el
momento.
La filosofía puede entenderse de muy diversas maneras, siendo algunas de ellas
incompatibles entre sí. No obstante, en cualquier caso se pretende profundizar en la
realidad y alcanzar un conocimiento antes ignorado (aunque eso suponga eliminar
cualquier otro conocimiento).
La cuestión de la utilidad de la filosofía ha sido planteada desde sus mismos comienzos.
Hasta el momento tan sólo hemos mencionado su capacidad para enseñarnos a vivir con
nuestras dudas, no ignorándolas ni pretendiendo hallar respuestas para todas, sino
proporcionando un equilibrio entre ambas, conscientes de los peligros de cada uno de los
extremos.
"Desde que el hombre ha sido capaz de la especulación libre, sus actos -en muchos
aspectos importantes- dependen de sus teorías respecto al mundo y a la vida humana,
al bien y al mal (...). Para comprender una época o una nación, debemos comprender su
filosofía (...). Hay una conexión casual recíproca. Las circunstancias de las vidas
humanas influyen mucho en su filosofía y, viceversa, la filosofía determina las
circunstancias. Sin embargo, hay una respuesta más personal. La ciencia nos refiere lo
que podemos saber, mas lo que podemos saber es poco, y si olvidamos cuánto nos es
imposible saber, nos hacemos insensibles a muchas cosas de la mayor importancia. La
teología, por su parte, aporta una fe dogmática, según la cual poseemos conocimientos
en los que, en realidad, somos ignorantes, y con ello crea una especie de atrevida
insolencia respecto al universo. La incertidumbre, frente a las vehementes esperanzas y
temores, es dolorosa, pero hay que soportarla si deseamos vivir sin tener que
apoyarnos en consoladores cuentos de hadas. Tampoco conviene olvidar las cuestiones
que plantea la filosofía, ni persuadirnos de que hemos encontrado respuestas
definitivas a ellas. Enseñar a vivir sin esta seguridad y, con todo, no sentirse paralizado
por la duda, tal vez sea el mayor beneficio que la filosofía puede aún proporcionar en
nuestra época al que la estudia."
Bertrand Russell
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“EDUCANDO CORAZONES PARA TRANSFORMAR EL MUNDO”
DEPTO. RELIGIÓN Y FILOSOFÍA
GUÍA DE LECTURA N° 1
FILOSOFÍA
Tomado de
CUADERNOS DE FILOSOFÍA
LAS CONCEPCIONES DE LA FILOSOFÍA
José Sánchez-Cerezo de la Fuente
Nombre: ____________________________________________________
Curso: ______________________________________________________
Profesor Héctor Velásquez Soto.
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