Cosas por aprender –¿Le parece que le quedan cosas por aprender todavía? –Uyy, todavía yo me meto en los talleres de Felicia Canetti, que es una de las grandes maestras de voz y foniatra. –¿Qué le falta por aprender? –Muchas cosas. De la gente joven uno aprende mucho. La mayoría de la juventud me quiere y me respeta muchísimo y yo también los respeto y respeto su trabajo. Es una generación de relevo que me gusta como viene. De ellos aprendo mucho. Francis Rueda ha participado en más de 100 montajes “Tengo 50 años de carrera artística sin bajarme del escenario” La bellísima actriz se formó en la Escuela Juana Sujo con los grandes maestros del siglo XX. Trabajó con Carlos Giménez y hasta el fin de sus días tuvo en su esposo, el actor y dramaturgo Gilberto Pinto, el acicate para ser siempre la mejor. ¿Sus personajes difíciles? La Lucrecia de Fuenteovejuna y la Blanche Dubois de Un tranvía llamado deseo, como lo cuenta de tú a tú T/ Vanessa Davies F/ Jonathan Manzano Y o llegué al teatro toñeca (consentida) cuando era muchacha. Salí de una familia que me tenía demasiado mimada. Siempre quise el teatro. La primera vez en mi vida que fui al teatro tenía 12 años y fui en compañía de un actor chileno que se llamaba Manuel Poblete, que murió. Manuel Poblete me adoptó como hija. Yo quedé huérfana muy joven- cita. Estudiando teatro, por cierto, a los meses se murió mi papá. Vivía en Catia, toda mi infancia la viví en Catia. El 17 de abril cumplí 66 años. Nací en la Clínica Razetti y después nos mudamos a Catia. Mi papá, Francisco, compró un apartamentico allá del Banco Obrero. Cometió el error de ponerme Francis, que es un nombre de hombre. Me encanta, pero es de hombre. Me ha debido haber puesto Frances. El mundo del teatro, el mundo del espectáculo a mí siempre me llamó la atención. Quería ser bailarina clásica, eso fue una frustración de toda mi vida, y tenía todas las condiciones y todas las características, pero se necesitaba dinero y yo no tenía. Éramos seis hermanos. Cuando papá murió tuvimos que salir a trabajar. Fue duro, durísimo; a nosotros nos tocó durísimo. (Qué bella es Francis Rueda. Inevitable pensarlo y verla, inmediatamente, como Blanche Dubois en Un tranvía llamado deseo. Qué ojos tiene. Su cuerpo sigue siendo el de una muchacha. Y su entusiasmo por el teatro se conserva fresco como el primer día). EN LA JUANA SUJO Mi mamá se llamaba Chiquinquirá. Ella era de Barquisimeto. Fue uno de los seres que más influyó en mi vida; me apoyó siempre. Entré a la Escuela Juana Sujo en 1965, por lo que estoy cumpliendo 50 años como actriz. Salió un anuncio en el periódico llamando a inscripciones. Tenía 16 años y no me querían aceptar porque era menor de edad. No te imaginas cómo pataleé... Tuve una “palanca”: Doris Wells, porque ella entró en la escuela a los 14 años. Porfirio Rodríguez era el director de la escuela y me dijo que yo no podía entrar porque era menor de edad. Le contesté: “¿Cómo que no? Pero si yo he estado esperando toda mi vida esto porque yo amo el teatro, porque a mí me gusta”. Y él insistía en que no. Pero Doris habló con Porfirio, le dijo que recordara que ella había entrado muy joven. Después empezó mi viacrucis, porque yo venía de una familia que me sobreprotegía tanto... los ejercicios no eran como para mí. Eran ejercicios rutinarios, la soledad escénica. (Pero también tuvo que enfrentar el desnudarse ante decenas de personas, el besar a un hombre sin antes haber sido besada. Reconoce a sus cinco grandes maestros: Gilberto Pinto –quien luego sería su esposo–, Luis Márquez Páez, Carlos Franchi, Rafael #ONTINÞAENLASIGUIENTEPÉGINA Domingo 30 de Agosto de 2015 .s!×Os#ARACAS 2 La Metralla | Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE Suplemento dominical del %L(AMLET FRUSTRADO YLA*UANADE!RCO QUENOFUE Viene de la página anterior Briceño y Grishka Holguin. También nombra a su querido Román Chalbaud). A los seis meses en la escuela te evaluaba tu maestro de actuación, que era Gilberto Pinto. Fue cruel y duro conmigo hasta que se murió, porque era exigente. En el plano profesional él era contundente, era durísimo. Y me encantaba eso. Gilberto, con estas palabras, me dijo: “Francis Rueda, yo creo que tú estás muy joven para estar acá. Piensa bien lo que vas a hacer. Yo creo que tú como secretaria serías mejor, porque tienes seis meses acá en la escuela y estás igual. Eres muy niña. Yo pienso que es mejor, si te gusta, retomarlo cuando tengas más vivencias, porque eres muy toñeca”. Y así lo puso en el libro. Ese día me fui para mi casa triste, llorando. Me acosté en mi cama y me dije: “¿Qué hago? Vuelvo mañana, me olvido de esto, espero hasta tener 18 años, me dedico a otra cosa. No, pero esto es lo que me gusta”. Y volví al día siguiente a mi clase. Él pensó que no iba a volver. Pero volví y fui la mejor. Estudié tres años; eran dos años de estudio y yo me quedé tres. Qué increíble lo que es saber que ese era el camino: eso era mi camino, eso era mi vida. ENFRENTAR LOS MIEDOS Claro, después de esa evaluación me tuve que poner las pilas con los ejercicios, y Gilberto fue muy inteligente conmigo. Cuando él vio que yo volví, que yo insistí, fue bellísimo, muy inteligente. Era buena en todos mis ejercicios, y después perdí la vergüenza. (Le tocó desnudarse por primera vez en escena para la obra Tu país está feliz, montaje de Carlos Giménez. Lo relata entre risas. Se ve que para ella no fue fácil despojarse de la ropa). En Tu país está feliz había una parte donde hablaban del cuerpo y salíamos todos “chinitos”. Ese día también fue increíble, porque nunca me había desnudado. Me costó tanto...¿Tú sabes lo que hizo? Carlos se montó en el escenario, me rompió la bata, los botones pi, pi, pi, pi, pi, me quitó la bata. Uno va quemando ciclos y te encuentras con cosas lindas. El primer ciclo que quemé fue el de la escuela. El segundo, todas las tensiones que uno tiene cuando sale a escena, que todos las tenemos cuando estamos empezando. Hacía un personaje y ¡me costaba tanto desprenderme de él cuando terminaba la función! ¡Era terrible! Terrible. (El actor y dramaturgo José Ignacio Cabrujas, cuando se puso en las botas de Ricardo III, le dejó una enseñanza para su vida como actriz). José Ignacio era un actor fuera de serie, porque él no era de estos que se concentran para poder salir. No. Yo le estaba poniendo los zapatos y él me decía: “Ruedita, cuando tú sientas lo que yo estoy sintiendo en este momento vas a ser feliz en el escenario, como pez en el agua. Vas a ser libre, ¡libre!”. Yo no lo entendí sino hasta mucho después; lo que él quería decir era entrar sin tensiones, ya no pensando en lo que vas a decir sino en que el texto ya es carne. Cuando entras sabiendo lo que va a pasar, pero olvidando; porque tienes que tener una capacidad de olvido para que puedas dar. Y entonces ese fue un ciclo maravilloso que yo quemé, pero como seis años después porque era tensiones en todo; decía “me voy a equivocar”. (Ahora entra al escenario sin tensiones, pero con nervios, porque –como bien lo confirma– para una actriz o un actor “el nervio nunca desaparece” y el día que desaparezca “me retiro, te lo juro por Dios”). Yo paso los textos 3 mil veces al día. Voy en el Metro y la gente dirá que estoy loca, porque a veces voy por la calle hablando. Ese miedito es necesario. Después, cuando sales al escenario, ya tienes que liberarte y desprenderte de ese miedo, y es divino. Y eso lo aprendí de Cabrujas. Fue un maestro, un maestro. GILBERTO PINTO, EL AMOR Gilberto Pinto es la persona que más me ha conocido en mi vida. Después de que nos casamos él me dijo que siempre estuvo enamorado de mí. Tuvo tres matrimonios; el tercero, conmigo. A la tercera la vencida. Con su segunda esposa tuvo El personaje que Francis Rueda siempre quiso hacer –y asegura que ya no puede por la edad– es el de Juana de Arco. “En la otra vida será”, asoma. Cuando se ganó el Premio María Teresa Castillo podía –y en eso consistía el galardón– escoger una obra y un director. Su esposo le propuso que Carlos Giménez la dirigiera. Giménez le dijo que quería montar Hamlet, y ella replicó que estaba “muy vieja” para ser Ofelia. Pero lo que tenía en mente el veterano director era que Rueda interpretara a Hamlet. “Tuve profesor de esgrima, una foniatra. Estaba echándole pichón a mi cosa pero en uno de los ensayos dos actores de los de más trayectoria dijeron que no iban porque no les tocaba, y eso lo puso tan mal que suspendió la obra”, rememora. Entonces Gilberto Pinto hizo la versión de Juana de Arco. “Pasó lo mismo y se suspendió”, refiere Rueda, todavía atónita al recordarlo. “Yo casi muero”. Finalmente se montó La señorita Julia. –¿Y el Hamlet no ha pensado retomarlo? –No, no, no. Para nada. –Pero hay directores lo suficientemente locos como para hacerlo. –No, para nada. dos hijos, Iván y Alejandra, que fueron míos también: los crié como que si fueran míos. Alejandra Pinto, la hembra, es mi hija, mi cuestionadora, le gusta mucho el arte. Para que Gilberto me conquistara fue una proeza, porque yo no quería nada. Era un hombre grande, 20 años más que yo. Teníamos muchísimos años que no nos veíamos, pero él iba a mis espectáculos, él iba a ver mis espectáculos y me mandaba flores con mucho respeto. Nunca dejó de ser maestro de ninguno de sus alumnos; por eso lo querían, lo quieren, lo respetan, lo recuerdan y no morirá nunca. Un día me invitó a ver una obra. Era Bodas de sangre. Después me invitó a cenar y la pasamos muy bien, hablamos de todo, hablamos de mi vida. Yo tenía como un año de haber terminado una relación larga, como de 10 años, que me afectó muchísimo y no quería saber nada de nada, nada de ningún tipo de relación. Empezamos a salir y a salir y a salir. Se fue a Europa con los hijos y me dijo “en enero vengo y nos casamos”. Llegó en enero de 1981 y me fui a vivir con él. Mi mamá me decía: “¿Estás segura, Francis, de lo que vas a hacer?”. Porque él tenía dos hijos. Le dije: “Sí, mamá, estoy segura, estoy enamorada de ese hombre, me enamoré de ese hombre”. Cuando salí embarazada de mi hijo Maximiliano para sus hijos fue como un regalo de Dios tener un hermanito chiquito. La vida fue preciosa con Gilberto. Un hombre maravilloso, un padre excepcional, un marido estupendo. Y un compañero, un compañero en las buenas y en las malas, porque pasamos momentos malos también con lo económico, con la salud. Después él se enfermó y fue terrible. Pero la vida con él fue bellísima; fue muy, muy bella. En lo profesional hicimos todo. Me dirigió en todo, en todo. No paramos nunca y siempre interpreté personajes estupendos. Yo decía: “Quiero ser Medea”. Y él respondía: “Todavía no te toca, te falta; cuando cumplas los 40 años de profesión te doy Medea. Te prometo Coordinadores: Vanessa Davies, Carlos Ortiz Diseño gráfico Pablo Valduciel L., Aimara Aguilera Corrección Judith Herrada, José Brito, Franklin Hurtado y Mauricio Vilas Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE|La-ETRALLA que ese va a ser el regalo”. Y fue el regalo. Hice Medea cuando cumplí 40 años de profesión. Fue lindo ese proceso de Medea. Fue durísimo, pero muy lindo. Él casi tenía un látigo en la mano. No gritaba, pero cuando hablaba era contundente. Demasiado contundente. Entonces empezábamos a hablar y retomábamos otra vez. En la casa yo siempre estaba memorizando, porque soy un fastidio, yo soy muy exigente también con mi trabajo; yo estudio, estudio, estudio, estudio. Él conversaba mucho conmigo sobre el proceso, en la casa y en el trabajo, en la casa y en el trabajo. Pero bueno, así era que salía óptimo el trabajo. Soy una hormiga, una hormiga con el trabajo. TRABAJO DE TODOS LOS DÍAS (Ahora en septiembre vuelve a montarse en las tablas de las que nunca se ha bajado con el espectáculo El encuentro. Rueda se va de gira con su obra por el interior del país. Ya estuvo en teatros como el Bolívar, el Principal y el Nacional). ¿Qué se necesita para ser actor después de 50 años de trabajo? Se necesita todo. A mí me hicieron una entrevista en Radio Nacional y me preguntaron: ¿un actor nace o se hace? Yo dije: “un actor nace”. Primero, porque tiene que nacer con unas condiciones, que es la voz y que es el cuerpo. Tienes que nacer con unas condiciones, y esas condiciones se van puliendo. Vas aprendiendo. Te vas puliendo, vas conociendo gente interesante que se cruza en tu camino y que te enseña muchísimo. Yo he conseguido muchísimos ángeles en mi camino, y muchísima gente que también me ha metido zancadillas. Siempre consigues de todo. Francis Rueda trabaja todos los días aunque sea 10 minutos. Yo me levanto, me acuesto, hago mis ejercicios de respiración. Ahorita estoy un poquito 3 Suplemento dominical del fañosa, qué impresionante, es emotivo por las presentaciones (hasta hoy se presenta en el Teatro Bolívar). Yo les digo siempre a los muchachos, que hay unos muy talentosos, que se necesita la constancia, la responsabilidad. Sobre todo, se necesita una ética. Eso es muy importante, eso me lo enseñaron mis maestros. Pienso en lo que decía Fernando Gómez: el teatro es un templo. Si tengo una obra, una función, estoy tres horas antes en el teatro. ¿Sabes qué me gusta? Me gusta manosear todo lo que voy a utilizar, me gusta hacer mis cosas, me gusta estar sola, me gusta maquillarme temprano, me gusta estar en silencio un tiempo prudencial antes de salir a escena. A mí me enseñaron que tienes que cumplir con tu horario cuando tienes un ensayo; no puedes hacer que tus compañeros te estén esperando. Eso es terrible. Yo prefiero llegar primero. Carlos Giménez también nos enseñó eso. LOS PERSONAJES DIFÍCILES Con Horacio Peterson, que fue también un maestro para mí, hice una de las obras más bellas del mundo, que fue Agnus Dei. Era un personaje precioso, del que no me podía salir cuando terminaba la función. Fue en el año 1982. Me golpeaba tanto ese personaje... era tan bello y tenía tantas transiciones y tantos estados de ánimo. Era como una ola, una cosa terrible. Salía extenuada. Era difícil hacer de Blanche Dubois porque es un personaje de mucha envergadura y que tiene muchos cambios anímicos. Es una mujer que pasó por muchas cosas terribles, que nunca quiso envejecer, que se volvió loca. Al final a ella la llevan a un manicomio y tampoco la ayudan. Es un personaje con muchas aristas, muy rico. También es duro hacer de Laurencia en Fuenteovejuna. Primero, porque es un teatro en verso. Tuve un maestro fabuloso que quiero que lo nombres: Rafael Briceño, un gran actor. Me decía: “no me gusta, no me gusta esta parte como la dices” y entonces trabajábamos. A veces me decía: “estás divina”. Para preparar a Laurencia me iba todos los días para que él me enseñara el verso, él me guió en esto. Y después me correspondió ponerle toda la carnalidad a este tremendo personaje. Hay un monólogo, luego de que Laurencia es violada. ¿Sabes lo que hizo Carlos (Giménez)? Me dijo: “Ese monólogo lo vas a decir sentada”. Yo llegaba a mi casa molida, como si me hubieran dado una paliza porque era muy fuerte toda esa escena de la violación. Es una de las escenas más duras que yo he hecho en mi vida, de verdad, porque era como muy auténtica. A Carlos le gustaba eso: esas imágenes fuertes en todas sus piezas, en todas sus obras, en todos sus montajes y en toda su concepción. A mí me encantaba trabajar con él. También he hecho comedias, sainetes. Los musicales me encantan también; he incursionado en tres musicales. El primero fue A Bailar con Billos, con Joaquín Riviera como coreógrafo. Se alternaba con un sainete que dirigió Gilberto, Yo también soy candidato. Tuvo mucho éxito. El segundo fue más ambicioso, La verdadera historia de Pedro Navaja, que la trajo el puertorriqueño Pablo Cabrera. Bailábamos, cantábamos. Teníamos profesor de canto. Hice dos personajes: la novia de Pedro Navaja y la amante. Fue una experiencia estupenda. Y la última fue más ambiciosa todavía: Cabaret. La dirigió César Sierra en el Teresa Carreño. Teníamos un profesor de interpretación y un profesor de técnica. Teníamos profesora de baile, buenísimos todos. Fue un proceso de ensayos largo, por un año. DE TODO EN EL ESCENARIO En el escenario me ha pasado de todo. Puede pasar que te metes en un jardín, como decimos nosotros, que te pones en blanco; muy pocas veces me ha pasado pero es tan terrible que hasta lo sueño. Yo me aprendo casi todo lo del compañero y lo mío. Me han pasado cosas muy simpáticas, como una vez que se me cayó la falda y quedé en pantaletas en A Bailar con Billos; estaba bailando chas y chas y se me cayó la falda. Bueno, yo agarré mi falda, me puse mi falda y seguí. En Te juro, Juana, que tengo ganas la silla parece que estaba sentida y cuando me senté quedé así (con las piernas para arriba). Tuvieron que sacarme, pero el público aplaudía, porque el público es cómplice. El público es un cómplice bello de uno. (Francis Rueda calcula que ha participado en más de 100 montajes. “Hasta 2004 tenía casi 100 obras; es decir, que tengo como 120 o 130 obras”, estima). Nunca me he bajado del escenario. Tengo 50 años de carrera artística sin bajarme del escenario. Y eso es un privilegio Caracas 4 La Patria Buena | Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE Suplemento dominical del TyF/ Manuel Abrizo *OAQUÓN#RESPOFUEVELADOENUNACASADEESTELUGAR L Sarare es la garganta larense del llano a Casa del Río fue construida en 1854 por José María Insausti, inmigrante vasco casado con Emilia Mujica. Desde entonces, el viejo caserón, que todavía se mantiene en pie en Sarare, ha sido habitado por la descendencia de aquel matrimonio, a la que con el tiempo, en cruces con otras familias, se le agregó el apellido Viacaba. La casa tiene la particularidad de que podría tomarse como referencia en un intento por reconstruir parte de la historia del pueblo. En uno de sus cuartos se guarda la imagen del Nazareno que, en cada Semana Santa, es paseado por las calles en hombros de la feligresía; en el zaguán fue velado el cuerpo del general Joaquín Crespo, luego de que una bala certera acabara con su vida en la Mata Carmelera, estado Cojedes, en 1898. Allí vivió Teresa Adriana Borges, una caraqueña que fue a temperar a Sarare y no regresó más nunca. Doña Teresa enseñaba primera letras, música, y dicen –según ha trascendido– que no le temblaba el pulso al momento de empuñar su revólver. Naudy Trujillo Mascia ha dedicado parte de su vida a desentrañar la historia familiar y de la casa. También se ha ocupado de estudiar los orígenes de la ganadería en Sarare. Igualmente forma parte de un equipo abocado a investigar el pasado de este pueblo que no tiene acta de %NESTEPUEBLOASEGURANQUESUSEXQUISITASCACHAPAS GOZANDEFAMAENTODOELCORREDORVIALQUEENLAZA A0ORTUGUESACON,ARA!lRMANQUESEELABORAUNO DELOSMEJORESRONESDELMUNDO .AUDY4RUJILLO fundación, sino que se fue formando por una agregación de gente que trabajaba en los hatos circundantes. Señala que su familia está radicada en Sarare desde 1854. Aclara que Trujillo, su apellido paterno, no es de Sa- rare. El Mascia, de su madre, viene del Viacaba y este a su vez proviene del Insausti, perteneciente a la familia vasca que se radicó en Sarare. “Soy médico veterinario”, expresa, sentado en el sillón de cuero ubicado en el corredor del viejo caserón. “Soy profesor de historia de medicina veterinaria en la UCLA (Universidad Centro-Occidental Lisandro Alvarado), en Barquisimeto. Estoy adscrito a la Facultad de Medicina Veterinaria, pero soy magíster y doctor en Historia. Fui presidente del Colegio de Médicos Veterinarios del estado Lara, del año 2001-2002. Para entonces hubo necesidad de establecer un convenio con el colegio para unas clases sobre ética médica y sobre identidad profesional y asumimos la cátedra. Una vez dentro de la cátedra como personal fijo, para prepararme en el área, continué estudios de magíster en Historia y de doctorado en historia. Tengo dos líneas de investigación: la historia de la ganadería e historia de la medicina veterinaria en Venezuela. En el área de historia de la ganadería profundizo un poco más y hablamos de los inmigrantes, de migración, del pueblo de Sarare”. Trujillo obsequia el libro Historia económica y social de la ganadería y la sanidad animal en las sabanas del río Sarare del estado Lara. 1870-1936. En 1994 publicó Sarare, libro que partió de la investigación titulada “Una casa, una familia, un pueblo”. En 1996 publicó El velorio del héroe del deber cumplido, en el que revela detalles de los momentos en que el cuerpo de Joaquín Crespo es velado en el zaguán de la casa de sus antepasados, en tiempos en que Teresa Adriana Borges vivía allí como institutriz de los hijos del matrimonio Insausti-Mujica. Sobre Sarare y su ganadería, detalla que una vez estabilizado Barquisimeto como núcleo poblado surgió la necesidad de expandirse y buscar suelos para los rebaños de ganado. Así se llega a la zona de Sarare, de abundante agua, tierra fértil y pastos frondosos. Ya para 1603 se reportan establecimientos de ganado en la zona. En la visita que hizo a la región el obispo Mariano Martí, en febrero de 1779, apuntó establecimientos de sementeras y hatos de ganado vacuno, mulas y caballos. Otro dato interesante que Trujillo Mascia resalta sobre Sarare, actual capital del municipio Simón Planas, es que está situada a medio camino entre Barquisimeto y Acarigua, lo cual representa un paso obligado y estratégico entre la capital larense y los llanos centrooccidentales venezolanos. “El otro elemento importante que hubo aquí a mediados del siglo XVII, con la instalación de la Compañía Güipuzcoana, fue el cultivo de añil. Aquí en Sarare funcionaron unas plantaciones que eran suministradas a la factoría de la Compañía Güipuzcoana que estaba en Acarigua. Eso hizo que llegaran aquí muchas familias vascas; entre ellas, la que construyó esta casa en 1854. Estamos hablando de 100 años de diferencia. El personaje vasco que vino a Venezuela lo hizo porque su tío había trabajado en la Compañía Güipuzcoana”. COMER EN SARARE Sarare, con unos 18 mil habitantes, se encuentra a un costado de la autopista AcariguaBarquisimeto; a 32 kilómetros de la primera y a 40 de la capital larense. En el pasado alcanzó fama por las bondades de su clima. De hecho, en los siglos XIX y XX había varias posadas donde la gente iba a recuperar la salud. A finales del siglo XIX y en XX el cultivo de la caña de azúcar representó un rubro importante en la economía local. La hacienda Saruro, como trapiche y destilería, fue el núcleo inicial de lo que hoy es la empresa Destilerías Unidas, Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE|La ,AhDAMA DEHIERROv Naudy Trujillo Mascia describe a la señorita Teresa Borges como un “personaje interesante”. Había llegado a temperar a Sarare, proveniente de su natal Caracas, en 1895. Sufría de problemas respiratorios. Era una mujer de sociedad que participaba en tertulias en Caracas. En Sarare se hizo muy amiga de la familia Insausti; bautizó a uno de los hijos. Al fallecer la señora Emilia Mujica de Insausti, ella quedó como institutriz de los muchachos, a en la que se fabrican rones de fama mundial. Para Trujillo Mascia, uno de los atractivos de Sarare –aparte del parque Recreacional Las Mayitas, con hermosas cascadas y baños– es la apetitosa comida que atribuye a la fertilidad de los suelos y la variedad de vegetales y carnes. “Aquí hay una gastronomía interesante”, dice. –¿En qué sentido? –Las cachapas de Sarare son muy degustadas. Hay mucha gente que habla de las cachapas de Sarare. Esas cachaperas que se ven por la carretera están full todo el tiempo. Todas venden porque hay mucho atractivo por la cachapa sarareña. Por otro lado, el pabellón se come con cochino, no con carne de res. Lo otro son las sopas cruzadas de gallina y res que se hacen aquí, o de gallina y de cerdo. De las recetas antiguas hay una sopa de arroz con cerdo que es tradicional. Se prepara en algunas casas. De hecho, 0ATRIA"UENA Suplemento dominical del quienes les enseñó las primeras letras y les dio clases de música. Posteriormente, al morir José María Insausti se quedó viviendo en la casa. En el salón principal de la Casa del Río, de piso de tablas y de grandes ventanales que dan a la calle, está, en la pared, un retrato de Teresa Borges en la que aparece con el pelo recogido y una vestimenta que le llega al cuello. “Tenía un carácter fuerte. Usaba revólver al cinto; de hecho algunos la tildan de hombruna. Protagonizó muchas de las iniciativas de desarrollo que tuvo este pueblo. Adminis- tró durante mucho tiempo el telégrafo. Formó una pequeña caja de ahorros. Era profesora de música, de artes y oficios. Aquí había una empresa de entorche de tabaco y de aceite de tártago. Murió en Barquisimeto en 1938. Borges estaba emparentada con Carlos Gil Borges, uno de los precursores de la diplomacia venezolana; también, con Nicanor Borges, ministro de Guzmán Blanco, y con Carlos Borges, presbítero y párroco -durante muchos años- en Barquisimeto, de la iglesia Concepción. “Era poeta, escritor, biógrafo, un gran orador”, señala Trujillo Mascia. hoy día hay gente que viene de Barquisimeto a comer aquí. O salen hacia los llanos y dicen: “Comemos en Sarare”. Es muy común escuchar ese tipo de cosas. El propio Lisandro Alvarado, según cuentan, hablaba de las grandes bondades de Sarare; como era un gran caminador, pasaba por aquí cada vez que iba hacia los llanos. portantes; uno es el frescor. Las paredes y las columnas anchas permitían tener suficiente altura con techos altos, lo cual refresca el ambiente. Lo otro es que siempre las casas han sido manifestaciones de poder, de prestancia. Esta se le llama Casa del Río porque es la última casa en la cuadra a pocos metros del río Sarare. El río Sarare nace en la serranía del Zancudo, hoy dentro del Parque Nacional Terepaima. Discurre unos 20 kilómetros dentro del estado Lara. Esta calle, que es la calle San Felipe, era la vía de los llanos. El camino Real de Barquisimeto es justamente esta calle, que es la calle del Comercio porque estaban instaladas todas las casas comerciales que distribuían productos de los llanos hacia Barquisimeto y viceversa. En algún momento a Sarare se le llamó la garganta de los llanos porque está en un sitio donde termina la serranía y se abre la amplitud de los llanos”. UNA CASA, UNA FAMILIA Trujillo especifica que ha sido una preocupación de la familia que las reparaciones de la casa, hecha de adobe, se hagan manteniendo los materiales originales, aunque a veces es difícil. El piso hubo que cambiarlo en los años 50 del siglo pasado, pero el maderamen y las paredes se mantienen originales. “Las columnas son de adobe de media luna que, en vez de ser un adobe cuadrado tradicional es de media luna que van trabando de manera que agarre fuerza la pilastra. Esta casa tiene dos elementos im- –¿Aquí en Sarare hubo una aduana? –Si, justamente en Gamelotal. Era un “puerto seco”, punto de captación de recursos, un peaje, porque la movilización comercial era muy importante. Sarare es una encrucijada entre la parte central de Venezuela y los llanos. Si hoy día tenemos Barquisimeto como ciudad encrucijada, su verdadera encrucijada era Sarare, porque era la que estaba hacia los llanos. Para ir a Valencia desde Barquisimeto había que bajar a San Carlos y de ahí a Valencia, porque era mucho más fácil viajar por el piedemonte de los llanos que subir a la serranía de Nirgua y todo eso. El camino más fácil era ir a Cabudare, Las Cojobas, que es el fuerte Terepaina, Sarare, por aquí el camino de Caramacate –San Carlos, Tinaquillo y Valencia–. Era más largo, pero era plano. Sobre el velorio de Joaquín Crespo, Trujillo refiere que en 1898 el general guariqueño ha- bía entregado la Presidencia a Ignacio Andrade, aunque se reservó para sí la comandancia general del Ejército. Crespo vino a Cojedes a enfrentar el alzamiento del Mocho Hernández. En la zona de la Mata Carmelera, donde estaban dispuestas las tropas de ambos bandos, Crespo, en la mañana, cae muerto de su caballo por un balazo certero a la cabeza. Se dice que era un blanco fácil, ya que estaba montado sobre un caballo blanco y un vistoso traje militar. Las tropas de Crespo se repliegan y se llevan el cadáver hacia Acarigua, donde lo preparan. Le sacan las vísceras y le meten sal y cal dentro del cuerpo. De allí lo traen en una carreta acompañado de un cortejo militar. La noche los alcanza en Sarare. En Sarare llegan a la Casa del Río y es Teresa Borges quien los recibe. “La gente que andaba con Crespo conocía la presencia de ella aquí, y como esta era una casa importante, una casa de comercio, con relaciones mercantiles, deciden pernoctar esa noche. El cadáver fue metido con la carreta en el zaguán de la casa. Lo velaron, se le rezó, la tropa permaneció afuera formada. Al día siguiente a las cinco de la mañana se fueron. De aquí siguieron hasta Las Cojobas y de ahí a Cabudare, donde hubo otro descanso. Al día siguiente subió el cortejo hacia Barquisimeto y fue traslado el cuerpo a Tucacas en el ferrocarril Bolívar. Luego lo llevaron en barco hacia La Guaira y de La Guaira a Caracas. En Caracas hubo un funeral de Estado en el Palacio Federal Legislativo”, dice Sarare 6 Parte de Lengua | Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE Suplemento dominical del Correo de la palabra 3OBREELOlCIODEESCRIBIRLAVOCACIØNDECOMUNICARYLARESPONSABILIDADDEINFORMAR ,UIS.AVARRETE/RTA correodelapalabra@gmail.com Jerigonzas y jerigonzos ¿S abes qué significa “aldea global”? Tal vez, si estudiaste Comunicación Social o eres un lector de temas relacionados con la comunicología. En todo caso, ¿sabes a qué se refieren cuando en un diario escriben “galaxia internet”, “sociedadmundo”, “cultura casino”, modernidad líquida”, “hombre postorgánico”, “para-postmodernidad”, “espacio dialógico”? Son apenas unas pocas palabras o locuciones usadas en trabajos académicos e, incluso, en artículos de opinión de la prensa. Y, a veces, hasta en trabajos informativos. Muchos de ellos ni siquiera aparecen en los diccionarios enciclopédicos más actualizados. Son neologismos de reciente nacimiento que solo serán incorporados al corpus oficial de la lengua cuando la Real Academia de la Lengua considere que son de uso generalizado. Si no, seguirán en la trastienda del idioma, esperando un hipotético bautizo. Otra pregunta. Cuando lees en un artículo de opinión que “la desobediencia polarizada de los últimos tiempos está siendo analizada como un fenómeno de la biopolítica que acarrea graves distorsiones en la apreciación de la conducta de la nuevas generaciones”, ¿qué piensas? Además de una palabrota, es bastante probable que te digas: y este señor, ¿a quién se dirige? Es lo mínimo que se puede hacer y, además, lo más pertinente. En la prensa se escribe no solo para informar y también para opinar y orientar, sino primordialmente para que los lectores estén bien (¡perfectamente bien!) informados y para que sepan qué piensan los que escriben textos de opinión. Así de sencillo. Lo demás es jerigonza de “comunicólogos”, que a veces merecen mejor el mote de jerigonzólogos. Veamos un caso que leímos hace poco en un diario local. Un artículo de opinión se cerraba así: “Si las socieda- des de la humanidad permiten que no sea su guía el poderío de la sabiduría junto con sus decisiones el instrumento para encaminar el rumbo de la evolución civilizatoria, por encima de los avatares y difíciles paradigmas nuevos venideros de un ambiente aterrador, con menos recursos, más población, cibernética y robótica a competir con el hombre, seguirá dirigiendo Cromañón y su lupa”. ¿No saben que maltratar el idioma es como agredir a un indefenso? ¿Qué culpa tiene el pobre? Al revés: el rico es el idioma; el pobre, el que no sabe usarlo. Es como si te sirvieran una rica comida con un juego completo de cucharas, tenedores y cuchillos y comieras con las manos. Y, además, si en vez de limpiarte con la servilleta escupieras en el plato. En estos casos, lo mínimo es recordarles a los jerigonzos lo que Horacio Quiroga recomienda en su “Decálogo del perfecto cuentista”: “Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: ‘Desde el río soplaba un viento frío’, no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes”. A esos señores hay que recomendarles que lean con atención a otros periodistas que escriben todas las semanas sesudos y muy bien escritos textos de opinión. La diferencia es demasiado evidente. Para contrastar, solo dos ejemplos. En su sección de los lunes, José Vicente Rangel escribe lo siguiente: “Para el venezolano, el voto es expresión concreta de la participación que consagra la Constitución de 1999. Con el voto ha alcanzado logros que por otra vía no hubiese conseguido. Además, su voto no es manipulable, ya que el sistema en que se apoya está blindado. Después de 19 procesos electorales, sin sombra de fraude, los venezolanos acceden a las urnas con la convicción de que vale la pena colocar en el sufragio el destino de la nación. Pero hay sectores que se resisten a aceptar esta realidad. Que descalifican la vía y hacen cuanto pueden para erosionar la credibilidad popular en el voto. Atacando al sistema electoral, al CNE, a sus miembros, descargando contra ellos recelos, falsedades, cuestionamientos sin sustento; o haciendo el doble juego de participar, auspiciando al mismo tiempo vías alternas que implican la ruptura del orden constitucional”. Claridad conceptual, uso preciso de las palabras, prosa fluida. Esto es lo que no encontramos en los jerigonzos. Otro ejemplo. Luis Britto García, en la columna semanal “Pare de sufrir”, escribe con su proverbial contundencia: “1. Sabemos que Cristóbal Colón llega a Guayana y Paria en 1948, que su tripulante Juan Esquivel bautiza un caudaloso río de la zona con el nombre de Esequibo. Que los Reyes de Portugal y España suscriben en 1494 el Tratado de Tordesillas, el cual entrega a esta última todas las tierras 370 leguas al este de Cabo Verde, incluido lo que ahora son las Guayanas. 2. ¿Cómo llegan los usurpadores? Centran su codicia en los grandes ríos, por donde pueden ingresar desde el mar y acarrear lo robado. Un enjambre de saqueadores cae sobre Guayana por vía de Trinidad, el Delta e islas adyacentes. Piratas portugueses asaltan Cubagua en 1541; los siguen franceses en 1543 y en 1544; el inglés Jhon Hawking invade Margarita en 1561; Francis Drake, James Lovel y el francés Jacques Sore en 1567. Doce naves piratas incursionan contra la isla en 1571; el mismo año la asalta Jean de Bomtemps, y Luis de Cabrera expulsa de ella al francés Caxim”. Eso se llama escribir con los hechos y los datos precisos, sin ambages ni jugarretas de palabras. Una lección más para los jerigonzos. Felizmente, tenemos muy buenos periodistas que nos entregan trabajos serios, bien escritos y de alto nivel crítico. Nos sirven, además, para establecer el necesario contraste Caracas Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE|Parte de ,ETRAS Suplemento dominical del 7 z ,OSJARDINESDESAPARECIDOS Crónicas de la ciudad contemporánea T/ Héctor Seijas Héctor Seijas ha muerto cristianamente L o dicen los malandros viejos de La Pastora, por quienes tenía más respeto y aprecio que el que sentía –y disculpen la cacofonía– por los doctores, pontífices y torquemadas de la Cofradía del Santo Reproche. ¿Un tal Héctor Seijas? ¿Ese? Ese murió. Ya no subirá las escaleras del campanario con un carné de vaca barcina –con todo y bozal– colgado al cuello. Y es que Héctor Seijas murió, en su lugar no hay otro; así preténdalo para los servicios de limpieza en baños y ascensores; así requieran de una gigantesca bomba para bombear tanta materia panzuda –ventruda y otra vez panzuda– que anda por allí haciendo de corazones tripas y morcillas reunidas en festín de luengas horas y que pasan caracoleando de un bar a otro y de uno a otro escritorio/gabinete/mapanare. Honorables custodios de la lengua, muy bien mirados a través del caleidoscopio de la infancia, jugando aquel juego llamado QUE CREZCA EL MONTÓN. Y el montón iba creciendo. Al primero lo tumbaban adrede, caía al suelo por alevosía, le caía encima otro más pesado y luego otro y otro y todos a la vez. Y cada quien, antes de caer y dejarse caer –como niños terribles sacados de una novela de André Gide–; gritaban –cada uno antes de sumarse al montón– el santo y seña QUE CREZCA EL MONTÓN. Y el montón había crecido: la pirámide humana necesitaba para coronarse la acrobacia del último en saltar y dejarse caer en la cúspide del montón. Este debía ser el que más alto debía saltar, dada la altura de su salto se decidía la obra. Así pues, saltaba el último en saltar el montón y coronaban el montón. Ya lo daban por muerto. Ya lo daban por árbol caído. Ya lo daban por esto y lo otro y no estaba en venta. En la punta del rebaño con su carnét de vaca sicodélica/barcina, rumiando detrás del torniquete. Y todo lo que se amontonaba se desamontonaba. El montón se desamontonaba. Honorables excelencias: testigos sois del montón que habíais hecho, en intercambio de coces, afiliados todos al montón. Hablabais de la seguridad social del escritor mientras ilustres autoridades refocilaban, con las glándulas adormecidas en una era glacial de la literatura, con mamuts y dinosaurios y vivíparos vividores. Velociraptores/lambeosaurios. Arañas magras y cobre cobrizo y edictos y vituallas provenidos de Real Audiencia; quienes de cuando en cuando y de cuando en vez montaban la carpa: dino- saurios/iguanodontes/elefantes odontes/elefantes blancos, en la era glaciall de la literatura venezolana. Uno de los sacerdotes cerdotes del concilio tenía cuerara color berenjena y nariz de Giupo de morsa; cara seppe Arcimboldo. oldo. Mucho antess de que la prehistoria fuese pre y mucho antes de que desapareciera de la redonda y azulada tierra rra el Tyrannosaurus rex: Juana Vicenta Gómez, así llamado por uno de vuestros desafiliados de la era cuaternaria –por mal hablado y peor escrito–; anarcoide y borrachón, al decir del tonante Juan Liscano –ayer, hoy y mañana–: Víctor Valera Mora. Y vuestro piadoso Bachiller Mujiquita, quien, por intermedia persona les solicita una limosnita por el amor de Dios y ya que alimentases cuerpo de morsa y cara color berenjena y cinco cargos en capitanías y virreinatos, pues, que el susodicho Bachiller sufre de hernia y dado que la seguridad social de vuestro concilio es argucia/burocrática/tránsfuga –espero no ofenderos a vosotros–, notables voceros de la Cofradía del Santo Reproche. Por el municipio Tácata abajo y Tácata arriba, ambos pueblos de altísima prosapia, así como Caracas. Os digo, ancestros de divina índole, inspirados en el tálamo prosaico; argivos aedas de armas tomar. Hacer distancia, consignar edicto e interpelar a tirios y a troyanos, revueltos en la panza de tan funesto caballo que tan funestos males traería a tirios y a troyanos como virus de internet. Y por tan funesto caballo, en cuya panza los infiltrados dejaban el hígado en ofrenda a Dionisos Caco –sobre las brasas y en honor a los verdes dioses–. ¡Oh! Hijos de Sémele. Y chequeras blancas –que en castellano antiguo no es lo mismo que blancas chequeras– con membrete de hospital y cirrosis. Y los pretendientes, apostados alrededor de la bella Penélope, sacrificaban redondos terneros, descorchaban botellas ámbar, organizaban tarimas en demasía y elecciones de segundo y tercer grado –vocerías de dioses–; cuando en la polis habíamos acordado el protagonismo del pueblo. Qué cabezas biempensantes. Qué pesadas rumas. Qué cornetas. Qué odios, señores. Ustedes de lo suyo hicieron ollas. Y Sócrates, uno de vuestros más acérrimos críticos –cirrótico también a causa del barato mosto proletario–; fue y será el primero y también el último intelectual posmoderno, tan capaz –tal como lo afirma el camarada Platón en sus Diálogos– de beberse la cicuta, antes de meterse la lengua por angosta vía. Venerable audiencia: El Escribano Caracas 8 Suplemento dominical del Parte del Mundo | Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE 2EFUGIADOSSIRIOSBUSCANUNAESPERANZARefugiados sirios esperan cerca del paso fronterizo de Idomeni, en la parte griega de la frontera con Macedonia. Hasta 3 mil personas se prevé que crucen a Macedonia cada día en los próximos meses, principalmente sirios que huyen de la guerra en su país y de los países vecinos. Foto Agencias 4ODOELOROPARA"OLTUsain Bolt consiguió su tercera medalla de oro en el Mundial de Atletismo de Beijing, al ganar, junto a Nesta Carter, Asafa Powell y Nickel Ashmeade, la posta 4x100 en una final en la que el equipo jamaiquino superó al cuarteto de Estados Unidos. Foto EFE %LDRAMADELOSINMIGRANTESUn equipo forense trabaja en Parndorf (Austria) junto al camión en el que se encontraron los cadáveres de unos 50 inmigrantes. Foto Agencias 2UGEEL#OTOPAXIExpulsión de ceniza del volcán Cotopaxi en Ecuador. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, recorrió algunas zonas afectadas por la caída de ceniza en la zona sur de la montaña, donde ha afectado a cultivos y al ganado. Foto Agencias %XIGENSALIDADE0ÏREZ-OLINAMiles de guatemaltecos manifestaron el jueves contra la corrupción y exigieron la renuncia inmediata del presidente Otto Pérez Molina. “Yo no tengo presidente, lo despido por delincuente” rezaban los carteles de los manifestantes. Foto EFE