delitos de lesa humanidad.planteo de incompetencia.rechazo

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DELITOS DE LESA HUMANIDAD.PLANTEO
DE INCOMPETENCIA.RECHAZO
En la causa n° 11/SE, se investigan los delitos com etidos en el
Destacamento “Arana”, durante la última dictadura militar. Este
lugar se encuentra bajo la jurisdicción territorial de los Tribunales
Federales de La Plata y, según las reglas generales del Código de
rito (art. 37, primer párrafo, C.P.P.N.), corresponde que los hechos
ilícitos producidos allí sean investigados por esos Tribunales.
La Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, en Acuerdo
Plenario del 9/2/2004 resolvió establecer los alcances del pedido
de inhibitoria formulado por el propio Pleno en la causa n° 1/SU
“Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata
s/Presentación -Averiguación” en el sentido de que tal petición
comprendía a todos los casos en que las víctimas hayan sido
privadas de su libertad o fueran sujetos de otros ilícitos conexos,
en la jurisdicción de esta Cámara, sea que se encuentren
plasmados en legajos por víctimas o por centros clandestinos de
detención (que corran por cuerda a la causa caratulada “Suárez
Mason Carlos Guillermo s/privación ilegal de la libertad y
homicidio”).
Hacer lugar al planteo de incompetencia jugaría en contra de la
economía procesal y de la mejor administración de justicia que
tanto la ley, la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación y el propio abogado tienden a privilegiar
Declarar la incompetencia de este fuero implicaría la
poco deseable consecuencia para los principios de
economía procesal y administración de justicia de repetir
actos vinculados a la instrucción ya precluídos,
de hacerdeclarar nuevamente a los mismos u otros
testigos,si el nuevo tribunal así lo considera, y de
movilizar una gran cantidad de prueba
documentaltestimonial producida sobre todo en el “juicio
por la,verdad” a un fuero que fue ajeno a su producción
y,cuyo conocimiento adecuado implicaría un tiempo que ya ha sido
ganado por el platense.
Precedente de la Camara criminal y correccional federal
y criterio de la Cámara Nacional de Casación Penal.
PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN
//La Plata, 30 de octubre de 2008. Rtro.S. II T. 95 f* 8/12
VISTAS: las presentes actuaciones n° 4955 “O. B., S. s/plantea
incompetencia”, procedentes de la secretaría especial, del Juzgado
Federal n° 3 de esta ciudad.
Y CONSIDERANDO:
EL DOCTOR SCHIFFRIN DIJO:
I. Llegan estas actuaciones a la Alzada en virtud del recurso de
apelación interpuesto por el (letrado), en representación de G. C.,
contra la decisión del juez de no hacer lugar al planteo de
incompetencia.
II. Las presentes actuaciones tienen origen en la solicitud de
incompetencia presentada por el (letrado) en la causa n° 11 “Croux
Felix s/su denuncia (CCD Arana)” al juez titular del Juzgado Federal n°
3 de esta ciudad, doctor Arnaldo H. Corazza.
En ese expediente se investiga la responsabilidad penal, entre
otras personas, de su defendido, G. C.. De acuerdo con el auto de
procesamiento que se encuentra recurrido en esta Alzada, entre los
años 1977 y 1978, G. C. tuvo el cargo de Comisario General,
desempeñando la función de Director de Seguridad de la Provincia de
Buenos Aires, y, según lo comprobó el juez Corazza, intervino en los
hechos ilícitos ocurridos en el Destacamento Arana durante la última
dictadura militar.
El defensor solicitó al doctor Corazza la declaración de
incompetencia del fuero federal platense en favor del capitalino, por
entender que, “encontrandose centralizado el comando para la lucha
antisubversiva en la Jefatura del I Cuerpo de Ejército con sede en la
Capital Federal, corresponde que estos hechos sean Juzgados en ese
territorio” . Señaló, además, que, en el Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Criminal y Correccional Federal n°3 de Capital Federal, a
cargo del juez Rafecas, tramita la causa 14.216/03, en la que se
investigan los hechos sucedidos en el ámbito territorial y operativo del
Cuerpo I del Ejército Argentino .
El juez Corazza no hizo lugar a la pretensión del (letrado). Para
decidir así, tuvo presente que la causa n° 3 (regis tro de la Secretaría
Especial del Juzgado Federal N° 3 de La Plata) “Raf fo”, había sido
recibida en su Juzgado por la declaración de incompetencia del juez
titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal n° 4
de Capital Federal en la causa n° 978, declaración de incompetencia
basada, por un lado, en que los hechos que allí se investigaban fueron
cometidos en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires, y, por otro, en
que la Jefatura de Policía, como las Direcciones Generales de
Inteligencia y de Investigaciones operaban desde esta ciudad y que la
mayoría de los centros clandestinos de detención donde eran alojadas
las víctimas se ubicaban en territorio de esta jurisdicción . Con apoyo en
este razonamiento del juez federal de Capital Federal, el magistrado
platense consideró que “es pertinente que se investiguen los hechos
ocurridos en cada centro clandestino de detención, contemplando y
respetando así la cuestión de competencia territorial y correspondiendo,
entonces, la intervención en tales investigaciones de los Magistrados
competentes en ese sentido”. En consecuencia, como los hechos
investigados se hallan en el ámbito de la competencia territorial de los
tribunales federales de La Plata, el titular del Juzgado Federal n° 3 de
esta ciudad denegó lo solicitado por el abogado .
III. El defensor apela esa decisión del juez Corazza,
diciendo que no importa desde dónde operaba la Jefatura de la Policía
de la Provincia de Buenos Aires o las Direcciones Generales de
Inteligencia y de Investigaciones. Las órdenes -continúa- eran
impartidas y coordinadas por y desde la sede del Comando del Primer
Cuerpo de Ejército, con asiento en Palermo en la Capital Federal.
Dice que los testimonios de los detenidos dan cuenta que varios
de ellos, además, pasaron por más de un centro de detención, razón
por la cual la formación de una causa por centro de detención es un
dislate procesal, un dispendio jurisdiccional innecesario e ilegal, y
obedece a razones que atentan contra la mejor administración de
justicia .
Agrega que la justicia federal de Capital Federal, es conocedora
de la estructura legal y operativa vigente desde la época constitucional,
y continuada por las FFAA luego de marzo de 1976, y que esa justicia
capitalina decidió juzgar a los jefes de la Policía de la Provincia de
Buenos Aires, Generales Ramón Camps y Ovidio Riccheri, así como a
miembros de la Policía de la Provincia de Buenos Aires de las más
diversas jerarquías, en la Capital Federal en la “causa 44/85” .
Por ello, solicita que se declare la incompetencia del fuero
federal platense para entender en estas actuciones.
IV. A mi juicio, no corresponde hacer lugar a la solicitud del abogado
defensor.
En primer lugar, cabe afirmar la competencia del fuero federal
platense en razón del territorio. Como se dijo al comienzo, en la causa
n° 11/SE, se investigan los delitos cometidos en el Destacamento
“Arana”, durante la última dictadura militar. Este lugar se encuentra bajo
la jurisdicción territorial de los Tribunales Federales de La Plata y,
según las reglas generales del Código de rito (art. 37, primer párrafo,
C.P.P.N.), corresponde que los hechos ilícito producidos allí sean
investigados por esos Tribunales. Además, los jueces de esta Cámara
Federal, en el marco del Acuerdo Plenario celebrado con fecha 9 de
marzo de 2004, resolvieron establecer los alcances del pedido de
inhibitoria formulado por el propio Pleno en la causa n° 1/SU “Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos La Plata s/Presentación Averiguación” en el sentido de que tal petición comprendía a todos los
casos en que las víctimas hayan sido privadas de su libertad o fueran
sujetos de otros ilícitos conexos, en la jurisdicción de esta Cámara, sea
que se encuentren plasmados en legajos por víctimas o por centros
clandestinos de detención (que corran por cuerda a la causa caratulada
“Suárez Mason Carlos Guillermo s/privación ilegal de la libertad y
homicidio”).
Por otro lado, cabe tener presente que una decisión de hacer
lugar al planteo de incompetencia jugaría en contra de la economía
procesal y de la mejor administración de justicia que tanto la ley, la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y el propio
abogado tienden a privilegiar. La causa n° 11 ya ti ene un grado
avanzado de instrucción. Numerosa prueba ha sido producida por el a
quo y existen muchos imputados que ya han sido procesados por él, y
cuyas apelaciones se encuentran pendientes de tratamiento por esta
Alzada, por razón de la recusación interpuesta por los imputados Páez
y Kearney en contra de los tres integrantes de este Tribunal platense. A
su vez, desde el año 1998, con la decisión de esta Alzada de comenzar
con los “juicios por la verdad”, innumerables testimonios han sido
prestados en el marco de ese juicio, por parte de personas vinculadas
de alguna u otra forma con los hechos ilícitos ocurridos en el
Destacamento Arana, que se encuentran dispersos en las
aproximadamente 2500 causas radicadas en la Secretaría Única de
este Tribunal.
Declarar la incompetencia de este fuero en las condiciones
indicadas implicaría la poco deseable consecuencia para los principios
de economía procesal y administración de justicia de repetir actos
vinculados a la instrucción ya precluídos, de hacer declarar nuevamente
a los mismos u otros testigos, si el nuevo tribunal así lo considera, y de
movilizar una gran cantidad de prueba documental testimonial
producida sobre todo en el “juicio por la verdad” a un fuero que fue
ajeno a su producción y cuyo conocimiento adecuado implicaría un
tiempo que ya ha sido ganado por el platense, por el simple hecho de
que sus integrantes han sido los que han recibido aquellos testimonios
que ahora sirven para la causa penal.
V. Sin embargo, el defensor insiste en que las órdenes eran
impartidas y coordinadas por y desde la sede del Comando del Primer
Cuerpo de Ejército, con asiento en Palermo en la Capital Federal, y que
esta circunstancia llevó a que Camps y Riccheri fueron juzgados por la
Cámara Federal de la Capital Federal.
Con el razonamiento que el abogado propone, no sólo el
Destacamento Arana, sino todos los centros de detención dependientes
del Cuerpo I de Ejército deberían ser investigados por la justicia federal
capitalina, lo que, sin dudas, también implicaría un desmedro a los
principios de economía procesal y de administración de justicia al
abarrotar dicho fuero con grandes investigaciones que ya están siendo
llevadas a cabo por el de La Plata. Pero lo llamativo es que el abogado
no tiene en cuenta la propia jurisprudencia actual de la Alzada capitalina
de la que surge que esta causa n° 11 (reg. de prime ra Instancia) debe
ser juzgada por el fuero federal plantense.
En efecto, en la causa n° 40.852 “Suárez Mason Car los
s/competencia”, de fecha 28 de agosto de 2007, el Tribunal integrado
por los jueces Gabriel E. Cavallo y Eduardo G. Farah (Freiler
excusado), tuvo que decidir una cuestión de competencia suscitada
entre el fuero federal de Azul y el de la Capital Federal.
Todo comenzó cuando el Juez Comparato, a cargo del Juzgado
Federal de Azul, dirigió una solicitud de inhibitoria al juez Rafecas, a
cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal n° 3
de Capital Federal con el fin de que este último declinase su
competencia para proceder al juzgamiento de los autores directos de
los “delitos de aplicación de tormentos, privación ilegal de a libertad,
desaparición forzada de personas o muerte de personas, ocurridos en
jurisdicción territorial del Juzgado Federal de Azul, en el período
comprendido entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de
1983. El juez Rafecas rechazó el pedido, pero la Cámara Federal de
Mar del Plata mantuvo la competencia del fuero federal de Azul,
requiriéndole nuevamente la inhibitoria al juez Rafecas. Este último
elevó las actuaciones a la Cámara Nacional de Casación Penal (Sala
IV), Tribunal que decidió devolver las actuaciones al Juzgado del doctor
Rafecas a los fines de que se le dé efectiva intervención a la Cámara
Nacional en lo Criminal y Correccional Federal de Capital.
Así, pues, los jueces Cavallo y Farah se expidieron sobre la
cuestión de competencia, decidiendo que la justicia federal de Capital
Federal era la competente para investigar aquel hecho y no la de Azul.
En la fundamentación de su temperamento, el Tribunal explicó el
razonamiento que actualmente tiene para asignar competencia por
hechos ocurridos durante el último gobierno militar, del que surge
claramente -y esto es lo que aquí importa- que los vinculados con los
hechos ilícitos ocurridos en el Destacamento Arana deben ser juzgados
por la justicia federal de La Plata:
“...este Tribunal ya ha tenido oportunidad de pronunciarse -al
momento de dictar la sentencia en la causa n° 44- r especto a la
organización y funcionamiento de la Policía de la Provincia de
Buenos Aires, tras la usurpación por la fuerza del gobierno
nacional por las autoridades militares en marzo del año 1976,
en el plan clandestino y sistemático de represión desarrollado
por las Fuerzas Armadas -con la colaboración de las Fuerzas
de Seguridad-, a partir del derrocamiento del gobierno
constitucional de María Estela Martínez de Perón (ver, en
particular, el Considerando II de dicha sentencia).
Así se estableció que la Policía de la provincia de Buenos
Aires respondía al Comando de Zona I en la jurisdicción del
Comando del Cuerpo de Ejército I, de tal forma que el Jefe de
dicha fuerza de seguridad dependía directamente del
Comandante del Primer Cuerpo de Ejército. A partir de ello se
estructuraron dos líneas de comando: una ordinaria que
operaba a través de las Subzonas, aéreas o subaéreas, con la
subordinación operacional de la Dirección General de
Seguridad de la Policía de la Provincia (capítulos V y VI del
cons. II) y otra que a través de la Jefatura de la Policía (que,
como se ha dicho, recibía sus órdenes del Comandante del
Primer Cuerpo del Ejército) contaba con la Dirección General de
Investigaciones, la de Inteligencia y la de Asuntos Judiciales
(cap. VII).
La primera línea subordinaba, en la faz operacional, varias
reparticiones policiales dependientes de la citada Dirección
General de Seguridad (unidades regionales, cuerpos,
comisarías, destacamentos, etc.) -sin que fuera necesaria la
previa intervención o conocimiento del Jefe de Policía - en las
que se mantenían alojadas a las personas privadas de su
libertad por orden de los jefes de Subzonas o Áreas.
Por su parte, aquellas personas privadas de su libertad a
través de la segunda (“Línea de Comando Jefatura”),
permanecieron en cautiverio en dependencia de la dirección
General de Investigaciones de la Policía de la provincia de
Buenos Aires (cfr. cap VIII), entre ellas: la Brigada de
Investigaciones de Quilmes (conocida también como “Puesto
Malvinas”, “Pozo de Quilmes” u “Omega”), la División Delitos
contra la Propiedad y y Seguridad Personal (denominación que
recibiera desde el 21/10/1974 hasta enero de 1977) o sede de
las Direcciones de Investigaciones, Seguridad e Inteligencia,
Área Metropolitana (a partir de enero de 1977) en Banfield
(“Pozo de Banfield”), Destacamento n° 16 del Cuerpo de
Camineros (llamado “COT I Martínez”), Sección Cuatrerismo de
Lanús con asiento en la localidad de Don Bosco (“Puesto
Vasco”), Sección Cuatrerismo de La Plata con asiento en Arana
(llamado “Arana”), Brigada de investigaciones de La Plata y
Brigada de Investigaciones de San Justo. La existencia de estos
centros clandestinos de detención también fue probada en la
‘Causa originariamente instruida por el Consejo Supremo de las
fuerzas Armadas en cumplimiento del decreto 158/83 del Poder
Ejecutivo Nacional (conocido como “causa 13”) de este mismo
Tribunal (Considerando II, capítulo XII).
Con base en esta distinción, este Tribunal ya ha resuelto que
mientras que el conocimiento de los hechos cuya
materialización obedeció a órdenes impartidas a través de la
línea de comando ordinaria (Comando del I Cuerpo del Ejercito,
subzonas, áreas y subáreas) corresponde a la justicia federal
de esta ciudad, aquéllos enmarcados en la actuación represiva
cuya conducción operativa quedó a cargo de la Jefatura de la
Policía bonaerense y de las Direcciones Generales de
Inteligencia y de Investigaciones (“Línea de Comando Jefatura”)
deben ser juzgados por la justicia federal de la ciudad de La
Plata (ver en este sentido, c. 37.159, “Bergés, Jorge A.”, reg.
998, del 22/9/2005; y c. “Ferro, Carlos Enrique”, antes citada)”.
Como vemos, los hechos ocurridos en el Destacamento Arana,
según la interpretación de dicho Tribunal, deben ser juzgados por la
justicia federal platense.
VI. A esa conclusión no sólo se llega por las decisiones de las
Cámara Federal capitalina, sino también por el criterio de la Cámara
Nacional de Casación Penal, que, utilizando un razonamiento diferente,
ha resuelto que los centros clandestinos vinculados con el denominado
“circuito Camps” deben ser investigados por la justicia federal
plantense.
La Sala I de dicho Tribunal superior, integrado por los doctores
Rodríguez Basavilbaso, Catucci y Madueño, se expidió al respecto en la
causa n° 8345 “Averiguación desaparición forzada de personas (Pozo
de Banfield) s/rec. de Casación” de fecha 5 de junio de 2007. Allí, tuvo
que decidir acerca de recursos de casación interpuestos por el
Secretario de Derechos Humanos, doctor Eduardo Luis Duhalde, y
otros querellantes -representados por la doctora Guadalupe Godoycontra la decisión de la Cámara Federal de Apelaciones de la Plata que
había confirmado la decisión del titular del Juzgado Federal n° 3 de La
Plata de declinar la competencia en favor del Juzgado Federal de
Lomas de Zamora para entender en la investigación de los hechos
ilícito cometidos en el llamado “Pozo de Banfield” durante la última
dictadura militar.
Los integrantes de la Sala de Casación decidieron que los
hechos ilícitos allí cometidos debían ser juzgados por la justicia federal
de platense, fundamentando, en parte, su criterio en que, en los
tribunales de La Plata, se había comenzado a investigar el llamado
“circuito Camps”, y que dicho centro clandestino (“Pozo de Banfield”)
constituía una fracción del conjunto de presuntas comisiones de delitos
de lesa humanidad ocurridos en la totalidad de aquel circuito.
VII. Aunque es compartible la conclusión que se alcanzaría con
los criterios de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional Federal de la Capital y de la Cámara Nacional de
Casación Penal, relativa a que los hechos ocurridos en el
Destacamento Arana deben ser juzgados en la jurisdicción de los
tribunales federales de La Plata, no lo es, en cambio, el razonamiento
que desarrollan esas Alzadas para adoptar tal temperamento. El motivo
por el cual los hechos ilícitos ocurridos en el Destacamento Arana
deben ser investigados por la justicia federal platense, y no por la de la
Capital Federal como lo propone el abogado, deriva del hecho de que
las investigaciones penales que tiendan a averiguar los autores directos
de los numerosos hechos ilícitos ocurridos durante la dictadura deben
juzgarse separadamente de aquellos que investidos de mando superior
hayan impartido las órdenes ilícitas.
Esta es la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
que se aprecia, entre otros, en el caso “Videla” (Fallos: 306:2147) y
“Arsinoe Avellaneda” (Fallos: 307:2430). En este último precedente el
Alto Tribunal sostuvo que “el objeto de las causas originalmente
iniciadas con el fin de investigar privaciones ilegítimas de la libertad -e
inclusive el homicidio vinculado a tal delito- está limitado a descubrir a
los autores directos del hecho y establecer el grado de su culpabilidad,
mientras que lo concerniente a la responsabilidad que cupiera asignar a
raíz de las órdenes que personas investidas de mando superior hayan
impartido u omitido impartir debe ser materia de juzgamiento separado”
(considerando 6°).
De allí que resulte improcedente la objeción formulada por el
abogado, relativa a que Camps y Riccheri fueron juzgados por la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal
de Capital Federal en la “causa n° 44", para forzar la declinación de
competencia del fuero federal platense al capitalino, porque, en esa
causa, se investigaba precisamente la responsabilidad de los
nombrados en su calidad de funcionarios de la máxima jerarquía en la
institución policial, por el hecho de haber recibido órdenes directas del
Comandante del I Cuerpo de Ejército, General Carlos Guillermo Suárez
Mason, para luego retransmitirlas, dando cabida a numerosos hechos
ilícitos que se extendieron a lugares incluidos en varias jurisdicciones
territoriales. Sobre la base de la imputación formulada, la Corte
Suprema decidió que la Cámara Federal de Capital Federal aparecía
como el tribunal que mejor atendía las exigencias planteadas por el
principio de territorialidad, la economía procesal, la buena marcha de la
administración de justicia y la defensa de los imputados (ver causa
“Camps”, Fallos: 307:2487). Empero, esta circunstancia relativa a que
Camps y Riccheri hayan sido juzgados por aquel tribunal capitalino no
constituye una circunstancia que determine que ese mismo tribunal
juzgue, a su vez, a los demás autores inmediatos y mediatos de los
hechos ordenados por aquéllos por razón de haber prevenido, porque el
juzgamiento de éstos últimos debe separarse del de los primeros, por
tener un fin diferente, rigiendo a su respecto la aplicación de los
principios corrientes de competencia.
En conclusión de todo lo dicho, la solución aquí propuesta,
relativa a reafirmar la competencia del fuero federal platense, se ajusta
a la doctrina de la Corte, y privilegia la economía procesal y la mejor
administración de justicia.
Por lo expuesto, propongo al Acuerdo confirmar la resolución
apelada.
LOS DOCTORES COMPAIRED Y FLEICHER DIJERON:
Que adhieren al voto que antecede.
Por lo expuesto, el Tribunal RESUELVE:
CONFIRMAR la decisión apelada.
Regístrese, notifíquese y devuélvase.Firmado Jueces Sala
II,Dres.Leopoldo Héctor Schiffrin-Carlos Román Compaired y Gregorio
Julio Fleicher.
Ante mí: Dra. Ana Miriam Russo.Secretaria
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