¡Flores Magón en Nueva York, una celebración del pensamiento libertario! Ricardo Flores Magón (1874-1922) “El verdadero revolucionario es un ilegal por excelencia” Editorial De nuevo otra vez, la terca memoria. El recuerdo de los grandes que en su afán de mejoría, de igualdad hacia los demás y por los demás, han perecido en cuerpo. Asesinados por aquellos que en su afán de supremacía no logran percibir el mundo como nuestro, tuyo, de él, de aquellos; si no como suyo. ¡Y hay de aquel! que trate de romper lo establecido por que será asesinado o desaparecido por las grandes coronas del momento, coronas que se han pasado por generaciones hasta nuestros días, coronas que reflejan todo un cimiento de inhumanidad y codicia. Coronas que tú mismo en tu tiempo rechazaste. Pero como dicen, las ideas de los viejos tiempos las traen los jóvenes tiempos y las modernizan contra quien oprime en el presente, su esencia nunca claudica. Como la idea libertaria de los que hoy seguimos tu pista . Lo mismo da quien oprima hace cien años, que el que oprime ahora. FLORES que murieron por un tiempo, por una idea, por un entorno equitativo. MAGÓN en un cimiento de la lucha. No quedará en olvido tu historia fascinante. Fascinante no dejar tu idea en olvido. Recuerda que ellos eran los de antes, y nosotros, somos los de ahora. Nosotros, los de ahora, con este número nos aferramos a no dejar morir nuestra memoria, la memoria de los mexicanos que vivimos en Estados Unidos y en México, la memoria de nuestra lucha social, que es la lucha de nosotros los trabajadores, mujeres y hombres, los de antes y los de ahora. Y ante la avalancha de los tiempos con sus bicentenarios y centenarios de independencias y revoluciones despojadas de su digna memoria, este 22 de noviembre recordamos un aniversario más de la muerte de Ricardo Cipriano Flores Magón. migrante, exiliado, anarquista, revolucionario mexicano. Fascinante no dejar tu idea en olvido, en el olvido de las celdas y los carceleros de Leavenworth, la prisión de máxima seguridad en la que moriste injustamente encarcelado hace 78 años en Kansas. Nosotros, los mexicanos de ahora, los migrantes que hoy vivimos y trabajamos en la ciudad de Nueva York, seguimos la pista de tu historia, que es la historia de nuestros muertos, la de nuestras derrotas y nuestras victorias como pueblo ante la injusticia y el vil propósito de avasallar nuestra dignidad. Nosotros, los mexicanos de ahora, rechazamos la libertad maldita que opone al rico frente al pobre, la igualdad de la ambición en su lucha frenética de buscar sólo el dinero para mejor vivir, de la superación educativa derivada de la competencia, de la idea de revolución enterrada en los panteones con caudillos que glorifican a los ricos y poderosos de hoy, y esparcen la miseria con el soplo de la tierra. Nosotros, los mexicanos de ahora, miramos con los ojos de la libertad, la misma y fascinante libertad por la que tú luchaste y moriste. La libertad justa y ética de pensar, de actuar, de reunirnos, de aprender, de ser responsables de nuestras acciones cotidianas, de ser humanistas, de ser solidarios, de crecer juntos con la semilla de una digna igualdad, fraternidad y justicia. De nuevo otra vez, la digna memoria. Y con ella, el Magonismo que vive y cimienta los valores y el ejemplo de no resignarnos a vivir una vida que no es la nuestra, que no hemos elegido y que jamás aceptaremos. Y con ello la esperanza de construir la vida que queremos, como si fuera la única posible. Colectivo REAKTOR Ciudad de Nueva York, noviembre de 2010. Manifiesto del 23 de septiembre de 1911 Partido Liberal Mexicano Mexicanos: La junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano ve con simpatía vuestros esfuerzos para poner en práctica los altos ideales de emancipación política, económica y social, cuyo imperio sobre la tierra pondrá fin a esa ya bastante larga contienda del hombre contra el hombre., que tiene su origen en la desigualdad de fortunas que nace del principio de la propiedad privada. Abolir ese principio significa el aniquilamiento de todas las instituciones políticas, económicas, sociales, religiosas y morales que componen el ambiente dentro del cual se asfixian la libre iniciativa y la libre asociación de los seres humanos que se ven obligados, para no perecer, a entablar entre sí una encarnizada competencia, de la que salen triunfantes, no los más buenos, ni los más abnegados, ni los mejor dotados en lo físico, en lo moral o en lo intelectual, sino los más astutos, los más egoístas, los menos escrupulosos, los más duros de corazón, los que colocan su bienestar personal sobre cualquier consideración de humana solidaridad y de humana justicia. Sin el principio de la propiedad privada no tiene razón de ser el gobierno, necesario tan sólo para tener a raya a los desheredados en sus querellas o en sus rebeldías contra los detentadores de la riqueza social; ni tendrá razón de ser la Iglesia, cuyo exclusivo objeto es estrangular en el ser humano la innata rebeldía contra la opresión y la explotación por la prédica de la paciencia, de la resignación y de la humildad, acallando los gritos de los instintos más poderosos y fecundos con la práctica de penitencias inmorales, crueles y nocivas a la salud de las personas, y, para que los pobres no aspiren a los goces de la tierra y constituyan un peligro para los privilegios de los ricos, prometen a los humildes, a los más resignados, a los más pacientes, un cielo que se mece en el infinito, más allá de las estrellas que se alcanzan a ver... Capital, autoridad, clero: he ahí la trinidad sombría que hace de esta bella tierra un paraíso para los que han logrado acaparar en sus garras por la astucia, la violencia y el crimen, el producto del sudor, de la sangre, de las lágrimas y del sacrificio de miles de generaciones de trabajadores y un infierno para los que con sus brazos y su inteligencia trabajan la tierra, mueven la maquinaria, edifican las casas, transportan los productos, quedando de esa manera dividida la humanidad en dos clases sociales de intereses diametralmente opuestos: la clase capitalista y la clase trabajadora; la clase que posee la tierra, la maquinaria de producción y los medios de transportación de las riquezas, y de la clase que no cuenta más que con sus brazos y su inteligencia para proporcionarse el sustento. Entre estas dos clases sociales no puede existir vínculo alguno de amistad ni de fraternidad, porque la clase poseedora está siempre dispuesta a perpetuar el sistema económico, político y social que garantiza el tranquilo disfrute de sus rapiñas, mientras la clase trabajadora hace esfuerzos por destruir ese sistema inicuo para instaurar un medio en el cual la tierra, las casas, la maquinaria de producción y los medios de transportación sean de uso común. MEXICANOS: El Partido Liberal Mexicano reconoce que todo ser humano, por el solo hecho de venir a la vida, tiene derecho a gozar de todas y cada una de las ventajas que la civilización moderna ofrece, porque esas ventajas son el producto del esfuerzo y del sacrificio de la clase trabajadora de todos los tiempos. El Partido Liberal Mexicano reconoce, como necesario, el trabajo para la subsistencia, y, por lo tanto, todos, con excepción de los ancianos, de los impedidos e inútiles y de los niños, tienen que dedicarse a producir algo útil para poder dar satisfacción a sus necesidades. El Partido Liberal Mexicano reconoce que el llamado derecho de propiedad individual es un derecho inicuo, porque sujeta al mayor número de seres humanos a trabajar y a sufrir para la satisfacción y el ocio de un pequeño número de capitalistas. El Partido Liberal Mexicano reconoce que la autoridad y el clero son el sostén de la iniquidad capital, y, por lo tanto, la junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano ha declarado solemnemente guerra a la autoridad, guerra al capital, guerra al clero. Contra el capital, la autoridad y el clero el Partido Liberal Mexicano tiene enarbolada la bandera roja en los campos de la acción en México, donde nuestros hermanos se baten como leones, disputando la victoria a las huestes de la burguesía o sean: maderistas, reyistas, vazquistas, científicos, y tantas otras cuyo único propósito es encumbrar a un hombre a la primera magistratura del país, para hacer negocio a su sombra sin consideración alguna a la masa entera de la población de México, y reconociendo, todas ellas, como sagrado, el derecho de propiedad individual. En estos momentos de confusión, tan propicios para el ataque contra la opresión y la explotación, en estos momentos en que la autoridad, quebrantada, desequilibrada, vacilante, acometida por todos sus flancos por las fuerzas de todas las pasiones desatadas, por la tempestad de todos los apetitos avivados por la esperanza de un próximo hartazgo; en estos momentos de zozobra, de angustia, de terror para todos los privilegios, masas compactas de desheredados invaden las tierras, queman los títulos de propiedad, ponen las manos creadoras sobre la fecunda tierra y amenazas con el puño a todo lo que ayer era respetable: autoridad y clero; abren el surco, esparcen la semilla y esperan, emocionados, los primeros frutos de un trabajo libre. Éstos son, mexicanos, los primeros resultados prácticos de la propaganda y de la acción de los soldados del proletariado, de los generosos sostenedores de nuestros principios igualitarios, de nuestros hermanos que desafían toda imposición y toda explotación con este grito de muerte para todos los de arriba y de vida y de esperanza para todos los de abajo: ¡Viva Tierra y Libertad! La tormenta se recrudece día a día: maderistas, vazquistas, reyistas, científicos, de labarristas os llaman a gritos, mexicanos, a que voléis a defender sus desteñidas banderas, protectoras de los privilegios de la clase capitalista. No escuchéis las dulces canciones de esas sirenas, que quieren aprovecharse de vuestro sacrificio para establecer un gobierno, esto es, un nuevo perro que proteja los intereses de los ricos. ¡Arriba todos; pero para llevar a cabo la expropiación de los bienes que detentan los ricos! La expropiación tiene que ser llevada a cabo a sangre y fuego durante este grandioso movimiento, como lo han hecho y lo están haciendo nuestros hermanos los habitantes de Morelos, sur de Puebla, Michoacán, Guerrero, Veracruz, norte de Tamaulipas, Durango, Sonora, Sinaloa, Jalisco, Chihuahua, Oaxaca, Yucatán, Quintana Roo y regiones de otros estados, según ha tenido que confesar la misma prensa burguesa de México, en que los proletarios han tomado posesión de la tierra sin esperar a que un Gobierno paternal se dignase hacerlos felices, conscientes de que no hay que esperar nada bueno de los Gobiernos y de que "La emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos". Estos primeros actos de expropiación han sido coronados por el más risueño de los éxitos, pero no hay que limitarse a tomar tan sólo posesión de la tierra y de los implementos de agricultura: hay que tomar resueltamente posesión de todas las industrias por los trabajadores de las mismas, consiguiéndose de esa manera que las tierras, las minas, las fábricas, los talleres, las fundiciones, los carros, los ferrocarriles, los barcos, los almacenes de todo género y las casas queden en poder de todos y cada uno de los habitantes de México, sin distinción de sexo. Los habitantes de cada región en que tal acto de suprema justicia se lleve a cabo no tienen otra cosa que hacer que ponerse de acuerdo para que todos los efectos que se hallen en las tiendas, almacenes, graneros, etc., sean conducidos a un lugar de fácil acceso para todos, donde hombres y mujeres de buena voluntad practicarán un minucioso inventario de todo lo que se haya recogido, para calcular la duración de esas existencias, teniendo en cuenta las necesidades y el número de los habitantes que tienen que hacer uso de ellas, desde el momento de la expropiación hasta que en el campo se levanten las primeras cosechas y en las demás industrias se produzcan los primeros efectos. Hecho el inventario, los trabajadores de las diferentes industrias se entenderán entre sí fraternalmente para regular la producción; de manera que, durante este movimiento, nadie carezca de nada, y sólo se morirán de hambre aquellos que no quieran trabajar, con excepción de los ancianos, los impedidos y los niños, que tendrán derecho a gozar de todo. Todo lo que se produzca será enviado al almacén general en la comunidad del que todos tendrán derecho a tomar todo lo que necesiten según sus necesidades, sin otro requisito que mostrar una contraseña que demuestre que está trabajando en tal o cual industria. Como la aspiración del ser humano es tener el mayor número de satisfacciones con el menor esfuerzo posible, el medio más adecuado para obtener ese resultado es el trabajo en común de la tierra y de las demás industrias. Si se divide la tierra y cada familia toma un pedazo, además del grave peligro que se corre de caer nuevamente en el sistema capitalista, pues no faltarán hombres astutos o que tengan hábitos de ahorro que logren tener más que otros y puedan a la larga poder explotar a sus semejantes; además de este grave peligro está el hecho de que si una familia trabaja un pedazo de tierra, tendrá que trabajar tanto o más que como se hace hoy bajo el sistema de la pro piedad individual para obtener el mismo resultado mezquino que se obtiene actualmente, mientras que si se une la tierra y la trabajan en común los campesinos, trabajarán menos y producirán más. Por supuesto que no ha de faltar tierra para que cada persona pueda tener su casa y un buen solar para dedicarlos a los usos que sean de su agrado. Lo mismo que se dice del trabajo en común de la tierra, puede decirse del trabajo en común de la fábrica, del taller, etc.; pero cada quién, según su temperamento, según sus gustos, según sus inclinaciones podrá escoger el género de trabajo que mejor le acomode, con tal de que produzca lo suficiente para cubrir sus necesidades y no sea una carga para la comunidad. Obrándose de la manera apuntada, esto es, siguiendo inmediatamente a la expropiación la organización de la producción, libre ya de amos y basada en las necesidades de los habitantes de cada región, nadie carecerá de nada a pesar del movimiento armado, hasta que, terminado este movimiento con la desaparición del último burgués y de la última autoridad o agente de ella, hecha pedazos la ley sostenedora de privilegios y puesto todo en manos de los que trabajan, nos estrechemos todos en fraternal abrazo y celebremos con gritos de júbilo la instauración de un sistema que garantizará a todo ser humano el pan y la libertad. MEXICANOS: Por esto es por lo que lucha el Partido Liberal Mexicano. Por esto es por lo que derrama su sangre generosa una pléyade de héroes, que se baten bajo la bandera roja al grito prestigioso de ¡Tierra y Libertad! Los liberales no han dejado caer las armas a pesar de los tratados de paz del traidor Madero con el tirano Díaz, y a pesar también, de las incitaciones de la burguesía, que ha tratado de llenar de oro sus bolsillos, y esto ha sido así, porque los liberales somos hombres con vencidos de que la libertad política no aprovecha a los pobres, sino a los cazadores de empleos; y nuestro objeto no es alcanzar empleos ni distinciones, sino arrebatarlo todo de las manos de la burguesía, para que todo quede en poder de los trabajadores. La actividad de las diferentes banderías políticas que en estos momentos se disputan la supremacía, para hacerla que triunfe, exacta mente lo mismo que hizo el tirano Porfirio Díaz, porque ningún hombre, por bien intencionado que sea, puede hacer algo en favor de la clase pobre cuando se encuentra en el poder; esa actividad ha producido el caos que debemos aprovechar los desheredados, tomando ventajas de las circunstancias especiales en que se encuentra el país, para poner en práctica, sin pérdida de tiempo, sobre la marcha, los ideales sublimes del Partido Liberal Mexicano, sin esperar a que se haga la paz para efectuar la expropiación, pues para entonces ya se habrán agotado las existencias de efectos en las tiendas, graneros, almacenes y otros depósitos, y como al mismo tiempo, por el estado de guerra en que se habrá encontrado el país, la producción se habrá suspendido, el hambre sería la consecuencia de la lucha, mientras que efectuando la expropiación y la organización del trabajo libre durante el movimiento, ni se carecerá de lo necesario en medio del movimiento ni después. MEXICANOS: si queréis ser de una vez libres no luchéis por otra causa que no sea la del Partido Liberal Mexicano. Todos os ofrecen libertad política para después del triunfo: los liberales os invitamos a tomar la tierra, la maquinaria, los medios de transportación y las casas desde luego, sin esperar a que nadie os dé todo ello, sin aguardar a que una ley decrete tal cosa, porque las leyes no son hechas por los pobres sino por señores de levita, que se cuidan bien de hacer leyes en contra de su casta. Es el deber de nosotros los pobres trabajar y luchar por romper las cadenas que nos hacen esclavos. Dejar la solución de nuestros problemas a las clases educadas y ricas es ponernos voluntariamente entre sus garras. Nosotros los plebeyos; nosotros los andrajosos; nosotros los hambrientos; los que no tenemos un terrón donde reclinar la cabeza; los que vivimos atormentados por la incertidumbre del pan de mañana para nuestras compañeras y nuestros hijos; los que, llegados a viejos, somos despedidos ignominiosamente porque ya no podemos trabajar, toca a nosotros hacer esfuerzos poderosos, sacrificios mil para destruir hasta sus cimientos el edificio de la vieja sociedad, que ha sido hasta aquí una madre cariñosa para los ricos y los malvados, y una madrastra huraña para los que trabajan y son buenos. Todos los males que aquejan al ser humano provienen sistema del actual, que obliga a la mayoría humanidad de la a trabajar y a sacrificarse para que una minoría privilegiada satisfaga todas sus necesidades y aun todos sus caprichos, viviendo en la ociosidad y en el vicio. Y menos malo si todos los pobres tuvieran asegurado el trabajo; como la producción no está arreglada para satisfacer las necesidades de los trabajadores sino para dejar utilidades a los burgueses, éstos se dan maña para no producir más que lo que calculan que pueden expender, y de ahí los paros periódicos de las industrias o la restricción del número de trabajadores, que proviene, también del hecho del perfeccionamiento de la maquinaria, que suple con ventaja los brazos del proletariado. Para acabar con todo eso es preciso que los trabajadores tengan en sus manos la tierra y la maquinaria de producción, y sean ellos los que regulen la producción de las riquezas atendiendo a las necesidades de ellos mismos. El robo, la prostitución, el asesinato, el incendiarismo, la estafa, productos son del sistema que coloca al hombre y a la mujer en condiciones en que para no morir de hambre se ven obligados a tomar de donde hay o a prostituirse, pues en la mayoría de los casos, aun que se tengan deseos grandísimos de trabajar, no se consigue trabajo, o es éste tan mal pagado, que no alcanza el salario ni para cubrir las más imperiosas necesidades del individuo y de la familia, aparte de que la duración del trabajo bajo el presente sistema capitalista y las condiciones en que se efectúa, acaban en poco tiempo con la salud del trabajador, y aun con su vida, en las catástrofes industriales, que no tienen otro origen que el desprecio con que la clase capitalista ve a los que se sacrifican por ella. Irritado el pobre por la injusticia de que es objeto; colérico ante el lujo insultante que ostentan los que nada hacen; apaleado en las calles por el polizonte por el delito de ser pobre; obligado a alquilar sus brazos en trabajos que no son de su agrado; mal retribuido, despreciado por todos los que saben más qué él o por los que por dinero se creen superiores a los que nada tienen; ante la expectativa de una vejez tristísima y de una muerte de animal despedido de la cuadra por inservible; inquieta ante la posibilidad de quedar sin trabajo de un día para otro; obligado a ver como enemigo aun a los mismos de su clase, porque no sabe quién de ellos será el que vaya a alquilarse por menos de lo que él gana, es natural que en estas circunstancias se desarrollen en el ser humano instintos antisociales y sean el crimen, la prostitución, la deslealtad, los naturales frutos del viejo y odioso sistema, que queremos destruir hasta en sus más pro fundas raíces para crear uno nuevo de amor, de igualdad, de justicia, de fraternidad, de libertad. ¡Arriba todos como un solo hombre! En las manos de todos están la tranquilidad, el bienestar, la libertad, la satisfacción de todos los apetitos sanos; pero no nos dejemos guiar por directores; que cada quien sea el amo de sí mismo; que todo se arregle por el consentimiento mutuo de las individualidades libres. ¡Muera la esclavitud! ¡Muera el hambre! ¡Viva Tierra y Libertad! MEXICANOS: con la mano puesta en el corazón y con nuestra con ciencia tranquila, os hacemos un formal y solemne llamamiento a que adoptéis, todos, hombres y mujeres los altos ideales del Partido Liberal Mexicano. Mientras haya pobres y ricos, gobernantes y gobernados, no habrá paz, ni es de desearse que la haya porque esa paz estaría fundada en la desigualdad política, económica y social, de millones de seres humanos que sufren hambre, ultrajes, prisión y muerte, mientras una pequeña minoría goza toda suerte de placeres y de libertades por no hacer nada. ¡A la lucha!; a expropiar con la idea del beneficio para todos y no para unos cuantos, que esta guerra no es una guerra de bandidos, sino de hombres y mujeres que desean que todos sean hermanos y gocen, como tales, de los bienes que nos brinda la naturaleza y el brazo y la inteligencia del hombre han creado, con la única condición de dedicarse cada quien a un trabajo verdaderamente útil. La libertad y el bienestar están al alcance de nuestras manos. El mismo esfuerzo y el mismo sacrificio que cuesta elevar a un gobernante, esto es, un tirano, cuesta la expropiación de los bienes que detentan los ricos. A escoger, pues: o un nuevo gobernante, esto es, un nuevo yugo, o la expropiación salvadora y la abolición de toda imposición religiosa, política o de cualquier otro orden. ¡Tierra y Libertad! Estando en la ciudad de Los Ángeles, estado de California, Estados Unidos de América, a los 23 días del mes de septiembre de 1911. Ricardo Flores Magón Librado Rivera Anselmo L. Figueroa Enrique Flores Magón Actualidad de Ricardo Flores Magón Por Tobi Biblioteca Social Reconstruir Ciudad de México El magonismo tiene su importancia en el sentido de que fue una lucha de unos pocos que llevaron a un pueblo a la lucha. Cuando a Magón le reclamaban los franceses de que su revolución era medio abstracta, Magón les contestaba: “Francia lleva mucho tiempo de proclamar el anarquismo pero jamás ha llevado a su pueblo a la revolución y nosotros si”. Entonces, el Partido Liberal Mexicano (PLM) tuvo esa virtud de poderse acercar e influir en los campesinos y obreros y hacer que mediante las rebeliones que todos conocemos de Palomas, Río Blanco, Cananea, preparar a un pueblo para la revolución, y cuando se da el momento revolucionario el magonismo está ahí presente. Es derrotado, y en esa derrota se pretende sepultar esa experiencia histórica de lucha magonista y por eso nosotros lo pretendemos rescatar. Que se conozcan esos nombres. Actualmente hablan vencedores: de de los Madero, Carranza. Nosotros hablamos de Práxedis, Rivera. Zapata, Toda esa Librado gente magonista que tuvo su ideal, luchó. En ese sentido nosotros siempre luchamos por preservar su memoria. Cada año hacemos el 20 de noviembre o el 21 o 22, eventos para recordar su memoria, hay propaganda de distintos colectivos, la gente hace charlas o presentan libros, folletos con tal de mantener viva la memoria magonista. Finalmente es nuestra lucha, nuestra herencia. Nuestro tesoro que tenemos en la historia es esa lucha magonista. Ricardo Flores Magón: Migrante, rebelde, anarquista. Por Rodolfo Colectivo Reaktor Nueva York Acosado por el régimen de Díaz, cruzó la frontera México – Estados Unidos en 1904 junto con su hermano Enrique. Su nombre era Cipriano Ricardo Flores Magón, oaxaqueño, nacido el 16 de septiembre de 1873 en San Antonio Eloxiochitlán, e hijo de Margarita Magón y Teodoro Flores. Fue también, perseguido, migrante, revolucionario y anarquista. Hace 88 años, el 21 de noviembre de 1922, fue encontrado muerto a las cinco de la mañana en su celda de la cárcel de Leavenworth, Kansas. Aunque cruzó la frontera perseguido, no huyó derrotado de un país al que ya nunca regresaría. Esa sería la misma frontera que cruzarían de norte a sur los anarquistas italianos Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, quienes en 1917 escaparían a México durante un año (como Magón morirían encarcelados a su regreso a Estados Unidos) para evitar los horrores de la guerra. En ambos lados de la frontera, eran tiempos de persecución, represión y resistencia. Desde el exilio y la cárcel, Flores Magón continuaría luchando incansablemente toda su vida contra lo que consideró como la base de la opresión del México de principios del siglo XX: la triada del capital, la ley y la Iglesia. Si en el siglo XIX, el anarquista francés Pierre-Joseph Proudhon dijo que la “propiedad privada es un robo”; Flores Magón y los miembros del Partido Liberal Mexicano, a través del Manifiesto del 23 de septiembre de 1911 (firmado en la ciudad de Los Ángeles) llamaban a deshacerse de una vez por todas no sólo de la propiedad privada, sino de la terrenal trinidad que aseguraba un orden basado en el mando y la obediencia entre opresores y oprimidos, un orden que aún persiste: “Sin el principio de la propiedad privada no tiene razón de ser el gobierno, necesario tan sólo para tener a raya a los desheredados en sus querellas o en sus rebeldías contra los detentadores de la riqueza social; ni tendrá razón de ser la Iglesia, cuyo exclusivo objeto es estrangular en el ser humano la innata rebeldía contra la opresión y la explotación por la prédica de la paciencia, de la resignación y de la humildad…Capital, autoridad, clero: he ahí la trinidad sombría que hace de esta bella tierra un paraíso para los que han logrado acaparar en sus garras por la astucia, la violencia y el crimen, el producto del sudor, de la sangre, de las lágrimas y del sacrificio de miles de generaciones de trabajadores y un infierno para los que con sus brazos y su inteligencia trabajan la tierra, mueven la maquinaria, edifican las casas, transportan los productos, quedando de esa manera dividida la humanidad en dos clases sociales de intereses diametralmente opuestos: la clase capitalista y la clase trabajadora”. Exiliado en San Antonio Texas junto con Juan Sarabia, Antonio Villareal, Librado Rivera, Manuel Sarabia y Rosalío Bustamante volverían a editar el periódico Regeneración (fundado en México el 7 de agosto de 1900 por Jesús Flores Magón). Librado Rivera, por ejemplo, trabajaría como peón en Estados Unidos para recabar fondos y publicar Regeneración. Un año después, en San Luis Missouri, fundarían la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. Meses después, las oficinas de Regeneración serían allanadas por la policía, confiscando la imprenta y arrestando a los hermanos Flores Magón y a Juan Sarabia. En febrero de 1906, aparece nuevamente Regeneración, esta vez bajo la dirección de Librado Rivera. Flores Magón, sale bajo fianza de la cárcel y huye a Toronto, Canadá. En 1907 huye a Los Ángeles, y meses después, disfrazado de mujer llega a San Francisco. Ese mismo año aparece el periódico Revolución y en agosto es arrestado nuevamente. En 1908, desde la cárcel en Los Ángeles, publicará el periódico Tierra y Libertad. Junto con Antonio Villareal y Librado Rivera es encarcelado en Tucson, Arizona. En agosto de 1910 son liberados de la prisión de Florence, Arizona y regresan a Los Ángeles, en donde nuevamente editarán, junto con Práxedis Guerrero, Regeneración. El primero de octubre de 1910, la frase “Tierra y Libertad”, aparecerá como slogan en el periódico y en abril de 1911 la circulación de Regeneración llegará a los 30, 000 ejemplares. Díaz es derrocado y exiliado, sin embargo el asedio contra el Partido Liberal Mexicano, a instancias de Madero, no cesa. Los hermanos Flores Magón, Librado Rivera y Anselmo Figueroa son detenidos y encarcelados en Mc Neil Island, Washington. En 1914 son liberados (Figueroa muere de tuberculosis meses después) y regresan a Los Ángeles. Al siguiente año, Regeneración dejará de circular por falta de fondos. En 1916, los hermanos Magón son encarcelados nuevamente pero su sentencia es revocada debido a las protestas. Esto no los detiene, y el 4 de marzo aparece el número 228 de Regeneración. El último número se publica el 16 de marzo de 1918. Dos Días después, Ricardo Flores Magón, su esposa María Brousse y Librado Rivera son detenidos y acusados bajo la Ley de Espionaje. Flores Magón y Rivera serán sentenciado a 20 y 15 años de prisión respectivamente. Son encarcelados en McNeil y posteriormente son transferidos a la cárcel de Leavenworth, Kansas. Flores Magón y Librado Rivera no fueron los únicos anarquistas encarcelados en Leavenworth. Tres grupos de militantes (de Chicago, Sacramento y Wichita) fueron llevados a prisión. La fraternidad universal a la que apeló, por la que luchó, y por la que fue injustamente perseguido y encarcelado se expresó en 1917 con la formación del Ladie’s Tea Club, un grupo organizado para ayudar a los prisioneros de Leavenworth. El historiador Paul Avrich (2005), quien durante más de 30 años recorrió Estados Unidos recuperando la memoria oral del anarquismo estadunidense dejó para nosotros la historia de Bessie Zogglin quien organizó dicho Club. Entre los prisioneros a quienes auxiliaban, había socialistas, anarquistas e integrantes de los Industrial Workers of the World, los famosos wooblies. Cuenta Bessie Zoglin: (quien murió en 1985 en Nueva York a la edad de 92 años) “Visité a Ricardo Flores Magón varias veces. Era pequeño, moreno y de buen aspecto. Sin embargo estaba enfermando. Se quejaba de malestar estomacal y vista débil. Se sentía rechazado por sus camaradas. ¿Qué pasa con nuestros anarquistas? me preguntó. No vienen a vernos. No están interesados en los prisioneros políticos. Se sentía mal con respecto al movimiento, así que escribí un artículo acerca de eso en el Fraye Arbeter Shtime.” Un 21 de noviembre de 1922, hace ya 88 años, Ricardo Flores Magón se encontró con la muerte en su celda de Leavenworth. En las siguientes décadas miles de mexicanos harían un viaje similar al que él emprendió. Cruzarían la frontera y huyendo de la pobreza de un país azotado por el reinado terrenal de la sombría trinidad. Los tiempos que vivió y enfrentó Flores Magón fueron, tal y como él los caracterizó, de “confusión”, “zozobra”, “angustia” y “terror”. Sin embargo, eso no lo inmovilizó y no le impidió delinear, junto con los miembros del Partido Liberal Mexicano, los principios del autogobierno y las tareas que los mexicanos en ambos lados de la frontera tendrían que llevar a cabo para lograr su libertad: “Es el deber de nosotros los pobres trabajar y luchar por romper las cadenas que nos hacen esclavos. Dejar la solución de nuestros problemas a las clases educadas y ricas es ponernos voluntariamente entre sus garras. Nosotros los plebeyos; nosotros los andrajosos; nosotros los hambrientos; los que no tenemos un terrón donde reclinar la cabeza; los que vivimos atormentados por la incertidumbre del pan de mañana para nuestras compañeras y nuestros hijos; los que, llegados a viejos, somos despedidos ignominiosamente porque ya no podemos trabajar, toca a nosotros hacer esfuerzos poderosos, sacrificios mil para destruir hasta sus cimientos el edificio de la vieja sociedad, que ha sido hasta aquí una madre cariñosa para los ricos y los malvados, y una madrastra huraña para los que trabajan y son buenos”. Se llamó Cipriano Ricardo Flores Magón y a pesar de que rechazó el nacionalismo y apeló a la fraternidad universal por encima de cualquier frontera, era mexicano, perseguido, migrante, revolucionario y anarquista. Los años de cárcel no fueron suficientes para detenerlo, tampoco lo fue el exilio y la persecución. Como millones de mexicanos que viven y trabajan en Estados Unidos, Ricardo Flores Magón recibió hasta el último día de su vida el trato de criminal. Su camino fue la rebeldía, nunca la sumisión ni el desencanto. Trazó un camino que aún resuena para millones de mexicanos en Estados Unidos que son convertidos en ilegales por las leyes migratorias de este país. El único camino para acabar con la ilegalidad es destruir la ley que convierte en ilegales a millones de mexicanos, a hombres, mujeres, padres, madres, abuelos, hijos e hijas: “La ley es yugo, y el que quiera librarse del yugo tiene que quebrarlo. La ley es un freno, y con frenos no se puede llegar a la libertad…Las libertades conquistadas por la especie humana son la obra de los ilegales de todos los tiempos que tomaron las leyes en sus manos y las hicieron pedazos. Rebeldía y legalidad son términos que andan de la greña” (Regeneración 1910). Se llamó Cipriano Ricardo Flores Magón, murió en Leavenworth, Kansas, fue también un ilegal y a pesar de que murió hace 88 años aún sigue siendo un joven rebelde, tiene una querella pendiente con la sombría trinidad, anda siempre de la greña con la legalidad y nos dejó de herencia el ejemplo del espíritu rebelde. En estos días de centenarios y bicentenarios, quede pues la pirotecnia y la alta definición para los descendientes de quienes hace 88 años enviaron a Flores Magón a morir a la cárcel. Quede pues para ellos su pirotecnia centenaria. Los Ilegales Ricardo Flores Magón El verdadero revolucionario es un ilegal por excelencia. El hombre que ajusta sus actos a la ley podrá ser, a lo sumo, un buen animal domesticado; pero no un revolucionario. La ley conserva, la revolución renueva. Por lo mismo, si hay que renovar hay que comenzar por romper la ley. Pretender que la revolución sea hecha dentro de la ley, es una locura, es un contrasentido. La ley es yugo, y el que quiera librarse del yugo tiene que quebrarlo. El que predica a los trabajadores que dentro de la ley puede obtenerse la emancipación del proletariado, es un embaucador, porque la ley ordena que no arranquemos de las manos del rico la riqueza que nos ha robado, y la expropiación de la riqueza para el beneficio de todos es la condición sin la cual no puede conquistarse la emancipación humana. La ley es un freno, y con frenos no se puede llegar a la libertad. La ley castra, y los castrados no pueden aspirar a ser hombres. Las libertades conquistadas por la especie humana son la obra de los ilegales de todos los tiempos que tomaron las leyes en sus manos y las hicieron pedazos. El tirano muere a puñaladas, no con artículos del código. La expropiación se hace pisoteando la ley, no llevándola a cuestas. Por eso los revolucionarios tenemos que ser forzosamente ilegales. Tenemos que salirnos del camino trillado de los convencionalismos y abrir nuevas vías. Rebeldía y legalidad son términos que andan de la greña. Queden, pues, la ley y el orden para los conservadores y los farsantes. Regeneración, 1910 (Tomado de: Regeneración 1910-1918. La corriente más radical de la revolución mexicana de 1910 a través de su periódico de combate. Prólogo, selección y notas de Armando Bartra. 1985. México: ERA). Regeneración, usurpado la lucha emancipatoria está por encima de toda ambición política. Cooperativa Cultura Libre Ciudad de México “Abramos bien los ojos, compañeros desheredados. No confiemos a ningún gobierno la solución de nuestros problemas. Los gobiernos son los representantes del capital, y , por lo mismo, tienen que oprimir al proletariado. De una vez por todas, sabedlo: ningún Congreso aprobará el programa del Partido Liberal, porque no seréis, vosotros, los desheredados, los que vayáis a sentaros en los bancos del Congreso, sino vuestros amos, y vuestros amos tendrán el buen cuidado de no dejaros resollar. Vuestros amos rechazarán indignados el programa liberal del primero de julio de 1906, porque en él se habla de quitarles sus tierras, y las aspiraciones de los proletarios quedarán burladas. A los bancos del Congreso no van los proletarios, sino los burgueses.” Ricardo Flores Magón “PARA DESPUES DEL TRUNFO” Regeneración 28 de enero de 1911 Cínicamente, a sabiendas de su incoherencia, el grupo político que jefatura el Sr. López Obrador intenta ahora recuperar en su provecho una tradición histórica de lucha social caracterizada por su profundidad y su claridad ideológica; una corriente que conserva hoy su integridad y potencialidad regeneradora, cuando prácticamente todas las formaciones político-electorales (incluyendo a dicho grupo) están de sobra desacreditadas por su propia y deleznable conducta. No es otro el propósito esencial que los lleva a perpetrar la usurpación del nombre que llevara el periódico revolucionario editado por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. La DESHONESTIDAD política comienza aquí con la deshonestidad histórica pues no haría falta recordarles a estos señores que en nada ocultan sus ambiciones por el poder, que en el corazón de la lucha de los libertarios de ayer y de ahora se encuentra como principio esencial e irrenunciable el rechazo total y absoluto a tales ambiciones y a quienes las abrigan. Tal posición se encuentra fundamentada y explicada con la profundidad y toda la energía necesaria por los propios editores originales de Regeneración y nosotros hoy mas que nunca la suscribimos plenamente. Es por eso que el proceder de este grupo no puede calificarse mas que como una usurpación, deshonesta y confusora. Pretenden apropiarse ( robarse, diríamos, para ser mas claros ) una tradición de lucha social que contradicen y traicionan con sus actos cotidianos y sus propósitos políticos, mas allá de la retórica vacía con que intentan encubrirse. Buscan engañar y confundir a quienes alentados por una justa causa se oponen al actual sistema opresivo, para de este modo llevar agua a sus molinos electorales y encaramarse en posiciones y cargos públicos. De nada valen los subterfugios y excusas en que se amparan, porque no es posible tomar a Regeneración únicamente como ejemplo de periodismo revolucionario: fueron precisamente las ideas y el carácter de los libertarios las que le dieron sustancia y arraigo No, señores candidatos a cargos públicos, diputados y ex-diputados, funcionarios, intelectuales a sueldo y politicastros de toda laya (o mejor dicho, miserables señores buscahuesos y aspirantes a parásitos con credencial de congresista): ustedes ya no tienen ninguna reputación que puedan reivindicar valiéndose de esta maniobra. ¿Son acaso personajes de la catadura de un Porfirio Muñoz Ledo, del merecidamente famoso Rene Bejarano, o del propio López Obrador quienes hayan de equipararse con la estatura moral, intelectual y revolucionaria de Ricardo Flores Magón, Librado Rivera y Praxedis G. Guerrero? ¡No nos hagan reír por favor: a esto se le llama no tener vergüenza! Como libertarios estamos obligados a defender las ideas que sostenemos y la historia que representa nuestras raíces de estos ataques confusores y malintencionados, vengan de donde vengan. No se trata sin embargo de salvaguardar la pureza de una doctrina, ni somos propietarios de este o ningún otro titulo o nombre. La medula consiste en mantener la indispensable integridad ética en las luchas sociales, cosa de la que carece el mentado grupo usurpador (refiriéndonos fundamentalmente a su dirigencia). En consecuencia, pensamos que los libertarios tenemos que expresar enérgicamente nuestro repudio al proceder de este grupo, demandándole publica y específicamente, que se retracte a la brevedad. Para empezar seria mas que recomendable hacer todo lo que este en nuestras manos para extender entre las organizaciones populares independientes, sindicatos democráticos, colectivos libertarios y organizaciones sociales una actitud correspondiente, que profundizando en los motivos que ya se expusieron con toda claridad precisamente en el original Regeneración (a cuya lectura exhortamos una vez mas), conduzca al rechazo de todo apoyo a los propósitos e intenciones del ya citado grupo. Sobra decir que igualmente repudiables resultan para nosotros las intenciones de los otros grupos o partidos político-electorales. Tales organizaciones constituyen, todas, como muy bien lo tiene concebido la vasta mayoría de la población, poco mas que agencias de colocaciones donde prácticamente no existen personas honradas y con el mas mínimo ideal o sentido ético. Son precisamente ellos ( y sus congeneres capitalistas como el Sr. Slim, con quien tan bien se arreglan el Sr. Obrador y el Sr. Ebrard) a quienes como pueblo tenemos que combatir como plagas para emanciparnos del yugo que actualmente nos somete. Y aun mas allá de este episodio de rechazo al acto usurpador del “presidente legitimo” y su camarilla ( imaginemos lo que pensaría Ricardo Flores Magón de este “presidentazo”) y su ambiciones mal disimuladas por alcanzar la silla que Ricardo repudio con justas razones, es necesaria una intensa y permanente labor de esclarecimiento en todas las capas populares para hacerles reconocer que solo un camino construido con organización, autonomía y autogestivamente, donde salen sobrando lideres y lidercete mesiánicos y de todo tipo, podrá conducirnos hacia la emancipación a la que aspiramos. 99 años del Manifiesto del 23 de septiembre de 1911