Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-1728/11) PROYECTO DE RESOLUCION El Senado de la Nación RESUELVE: 1º.- DECLARAR su preocupación por la crisis institucional que vive la provincia de Misiones, en virtud de lo resuelto, en el marco del proceso electoral celebrado en fecha 26 de Junio de 2011, por el TRIBUNAL ELECTORAL PROVINCIAL, en ACTAS ACUERDOS 804 y 806, mediante las cuales se procede a violentar la garantía legal del Juez Natural, derogando, de facto, la CONSTITUCION PROVINCIAL y el sistema de gobierno republicano establecido en la CONSTITUCION NACIONAL, al impedir la representación de las minorías en la Legislatura provincial.2º.- INSTAR al gobierno nacional y de la provincia de Misiones, a realizar las acciones tendientes a restablecer el orden institucional violentado, permitiendo la representación CONSTITUCIONAL de las minorías en la Legislatura.3º.- REMITIR copia de la presente a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a los fines de poner en su conocimiento los hechos institucionales acaecidos en la provincia de Misiones, a los fines de que analice la necesidad de declarar su avocamiento, vía Per Saltum, atento a la gravedad inusitada.4º.- REMITIR copia de la presente al Poder Ejecutivo y a la Corte Suprema de Justicia de la Nación y al Poder Ejecutivo, Legislativo, Tribunal Electoral y Superior Tribunal de Justicia de la provincia de Misiones. Luis A. Viana.FUNDAMENTOS Señor Presidente: El pasado 26 de Junio del corriente año, en la provincia de Misiones, se llevó adelante un proceso electoral para la elección de gobernador y vice, diputados provinciales, intendentes y concejales de sus 75 municipios, de dicho proceso resultó un triunfo electoral (superior al 70%) del oficialismo gobernante; pero nada más que eso; nunca se puso en juego la vigencia de la constitución provincial y, menos aún, se explicó, se procedería a derogar de facto la DEMOCRACIA CONSTITUCIONAL establecida por el artículo 48 inciso 5 de la CP, para implementar a partir de ahora la DEMOCRACIA DE LAS MAYORÍAS o ABSOLUTAS.También es así de cierto que en la provincia de Misiones, este tipo de resultados electorales no es nuevo y ha llevado a que, en reiteradas oportunidades, el Tribunal Electoral provincial, procediera a declarar la inconstitucionalidad del artículo 157 de la ley Electoral que establece el sistema de reparto D’Hont, para aplicar la cláusula constitucional, contenida en el artículo 48 inciso 5 que textualmente establece: “El régimen electoral para la Provincia será establecido por la ley, que deberá aì¥Á 9 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: Ÿ¥ Ÿ¥ `& ÿÿ ÿÿ ú ú l ú ú ú 6 8 J ì¥Á 9 ð ¿ d* ú ú bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ ÿÿ l ú 8 J ì¥Á 9 ÿÿ ú ú ð ¿ ÿÿ ú ú ú 6 d* ú bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: Ÿ¥ Ÿ¥ `& ÿÿ ÿÿ ú ú l ú ú ú 6 8 J ì¥Á 9 ð ¿ d* ú ú bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 J ítica en la que la misma fue dictada, la coyuntura histórica que le servía de marco y el funcionalismo con que fue pensada e instrumentada en ese momento, esto podría llevarnos al absurdo de hacer respetar a rajatabla, un principio dogmático y vacío de contenido, al variar las circunstancias que le servían de fundamento, desconociendo toda otra normativa constitucional vigente y aún el bloque de supremacía consagrado en el art. 75, inc. 22, de la Constitución Nacional. Ese yerro interpretativo doblegaría la voluntad soberana, violando el derecho popular a elegir a sus legítimos Representantes y sometiéndola a un despojo que no se condice con el espíritu democrático. En efecto, el art. 48, inc.5, de la Constitución Provincial, reconoce una raíz histórica y responde a problemas prácticos de aquél momento y nunca fue discutido hasta el presente, puesto que ninguna situación fáctica así lo ameritaba. El debate parlamentario es esclarecedor en este sentido: la norma fue pensada como solución de continuidad al sistema electoral de listas incompletas, imperante hasta el momento en que fue dictada y en el marco de un debate mayor, en torno a la elección de un sistema electoral concreto y la instrumentación del mismo. Sin embargo, en situaciones de hecho y circunstancias excepcionales como la presente, el intérprete que la misma Constitución designa en cuanto a la materia electoral, a la sazón este Tribunal, debe razonarla en forma coherente al momento histórico político en que se la aplica. O bien, como sostiene Walter Peyrano, “los que tienen en sus manos la sagrada misión de decir el derecho, no pueden ser fugitivos de la realidad”. Por otra parte, una norma constitucional programática y no operativa, como la de marras, está sujeta a la ley que reglamente su ejercicio, ley que debe encontrarse dentro de los parámetros de razonabilidad insinuados por la Constitución Nacional en su Artículo 28. La ex ley 4080, hoy Ley XI – N° 6, sistemáticamente aplicada en todo o parte de cada acto eleccionario desde su sanción a la fecha, y en iguales términos consentida y pacíficamente interpretada por este Tribunal, debe entenderse en dicho sentido, como una reglamentación constitucional acorde a la voluntad del soberano. Piénsese solamente, que al convocar a elecciones se exige la presentación de una lista completa de veinte diputados titulares por cada partido. De no poder aplicarse estrictamente el sistema D´Hont, cabría pensar que solamente se requeriría la convocatoria a elecciones de un número igual a los dos tercios, puesto que el otro tercio, obligatoriamente, sería ocupado por las minorías. Cabe destacar que estamos ante una situación excepcional, inédita e histórica en atención a los guarismos alcanzados, lo que amerita una interpretación acorde a las circunstancias fácticas que tuvieron lugar en el proceso electoral próximo pasado. En primer lugar, destacamos que la soberanía popular responde al principio en virtud del cual, el pueblo constituye el origen de todo poder y es a través del sufragio de éste, que elige a sus representantes; siendo el mismo la única forma legítima de xpresión de la voluntad política soberana. (Constitución de la Nación Argentina, Daniel A. Sabsay – Pablo L. Manili, Tomo 1, pág. 163, Ed. Hammurabi, 2009). Lo que está en juego aquí, es el concepto de la representatividad o representación, entendiendo que la misma, implica una relación entre representante y representado. No basta querer representar, es necesario que los representados quieran ser representados. (Cfr. Partidos Políticos y representación en América Latina, Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales, Thomas Manz – Moira Zuazo (coordinadores); Ed. Nueva Sociedad, Caracas, 1998). En el caso concreto traído a examen, dicha relación se encontraría quebrantada, por cuanto el representante adquiriría ese carácter, por la sola aplicación de una norma cuyo alcance aquí se discute; pero carecería de representados que lo hayan elegido para cumplir el mandato que resulta el sustrato de su función, lo que no parece admisible a la luz del principio de Soberanía Popular. Dicho en otras palabras, “Representación es el ejercicio, por los gobernantes, de las funciones públicas jurídicamente autorizadas según la voluntad de los ciudadanos que los han elegido mediante el sufragio universal. La teoría de la representación considera que el pueblo está ligado a sus representantes y éstos vinculados con el electorado” (Pedicone de Valls, Derecho Electoral, Ediciones La Rocca, Buenos Aires, 2001. Págs. 77). Dicha relación no puede desvirtuarse por imperativo de norma alguna, sin comprometer seriamente la expresión de voluntad soberana puesta de manifiesto a través del sufragio. Puesto en otros términos, debemos entender que, la forma de gobierno democrática se caracteriza, entonces, porque la voluntad y la actividad del Estado, son generadas y ejercidas por aquellos que están sometidos a ella, en consecuencia, el pueblo, a quien se dirige el poder del Estado, es sujeto de ese poder; la voluntad del pueblo, se transforma en la voluntad del Estado. La soberanía como resultado, reside esencial y originalmente en el pueblo. Por ello, la Democracia y sus valores, tanto principales como derivados, requieren de la legitimidad y de la legalidad. Estas últimas constituyen los límites de la democracia, los requisitos de transparencia del juego democrático. La legitimidad refiere al fundamento de la democracia sustantiva, mientras que la legalidad, remite al ejercicio de la democracia adjetiva o procedimental. De éste modo, la legitimidad y la legalidad son imprescindibles para garantizar la participación; también, para promover el consenso, el disenso, el diálogo o la deliberación, y proteger el pluralismo y la tolerancia. Pero sobre todo, para sentar las bases de la igualdad, la libertad, la justicia, la estabilidad e, inclusive, para la seguridad, el compromiso y la paz. Al afirmar que el poder es del pueblo se establece una concepción sobre las fuentes y la legitimidad del poder. En efecto, democracia significa que el poder es legítimo sólo cuando su investidura viene de abajo, sólo si, emana de la voluntad popular; es decir, si es y en cuanto libremente consentido (Cfr. Pedicone de Valls, Derecho Electoral, Ediciones La Rocca, Buenos Aires, 2001. Págs. 50 y 51). Todo lo expuesto es así, en atención a que el ideal de una democracia representativa, es que el cuerpo legislativo sea un microcosmos del electorado donde cada grupo esté representado, tanto las mayorías como las minorías. En el caso, la participación de las minorías debe entenderse como suficientemente garantizada a través del sistema electoral elegido oportunamente por el legislador, cual es el de representación proporcional o sistema D´Hont de adjudicación de bancas, en forma análoga a la determinada normativamente en la órbita federal Nacional. Cualquier desviación por cualquier razón, del caudal de votos o sufragios, se tornaría en una defraudación de la voluntad soberana del elector, parcial o total según sea el caso, pero siempre inadmisible. Estas desviaciones pueden determinar incluso la virtual suspensión de los derechos políticos para todos aquellos cuyos votos resultaran desviados, lo que se encuentra expresamente prohibido por la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La democracia representativa es determinante en todo el sistema del que la Convención Americana sobre Derechos Humanos forma parte. Es un principio reafirmado por los estados americanos en la Carta de la OEA, instrumento fundamental del Sistema Interamericano. El régimen mismo de la Convención reconoce expresamente los derechos políticos (Artículo 23), que son de aquellos que, en los términos del artículo 27, no se pueden suspender, lo que es indicativo de la fuerza que ellos tienen en dicho sistema (Corte IDH, Opinión Consultiva 6/86, 09/05/1986). Por otra parte, los principios fundamentales de los países democráticos deben ser respetados, y en función de esto, el voto deberá ser Universal, Igual, Secreto y Libre. Al respecto y en lo atinente, el voto sólo podrá ser considerado igual, cuando todos los votantes tienen la misma participación en la formación de la voluntad electoral. El principio “un hombre, un voto” representa esta característica. No puede verse limitado por cuota alguna reservada, sin perjuicio del derecho de la representación que debe obtener la minoría. Aparte, es dable destacar que, en la conformación resultante a partir del diez de diciembre del corriente año, luego de proclamados los candidatos electos y adjudicadas las bancas correspondientes, la configuración total de las mismas resultaría la siguiente: continuando el mandato conferido en las elecciones del año dos mil nueve: doce bancas para el Frente Renovador de la Concordia en su integración de dicho año determinada por los partidos: Del Progreso Social, De la Concordia Social, Memoria y Movilización Social y Movimiento para un Nuevo País; dos bancas por el Frente Justicialista de la Dignidad; dos bancas por el Frente Unión Pro Dignidad; dos bancas por la Unión Cívica Radical, una por propuesta Republicana y una por Concertación Progresista. Por el mandato conferido en las elecciones del corriente año: Dieciocho bancas para el Frente Renovador de la Concordia integrado por los partidos: De la Concordia Social, Del Progreso Social, Movimiento para un Nuevo País, Frente Grande, Del Consenso, De la Participación Ciudadana, Renovador, Transversal de la Respuesta, Dignidad Federal, Pueblo Libre y Solidario, Movimiento de Integración y Desarrollo y Movimiento Renovador Popular; una banca para la Unión Cívica Radical y una para el partido Trabajo y Progreso. En el más frágil de los escenarios y considerando que el Frente Renovador de la Concordia incluye doce partidos políticos en su conformación, la oposición como minoría, tiene su representación garantizada suficientemente. Además, y por otra parte, debe tenerse presente que está prohibido tratar de un modo no igualitario aquellas circunstancias que son iguales; en este caso, el derecho a ser elegido y a ocupar un cargo, derecho sobre el cual, la decisión soberana del pueblo se ha expedido, se encuentra en un plano de desigualdad frente a una aplicación dogmática reflejada en una expresión “representación de minorías”, sobre todo teniendo presente el término y alcance de la discusión en torno al concepto de minorías, el que genera en la actualidad un álgido debate, pues no todo grupo reducido sin representación ni consenso, puede denominarse ni representar a una minoría, mucho menos, merecer el amparo de una disposición cuya protección no le cabe y en menoscabo de la expresión de la voluntad popular a través del sufragio. Cabe resaltar, a fuerza de aparecer reiterativos, que la mayor parte de las presentaciones enunciadas en los Vistos, fueron efectuadas en representación de fuerzas que obtuvieron menos caudal de sufragios que los registrados como votos en blanco, y que además no alcanzaron ni siquiera la cifra repartidora, considerada como piso legal por la normativa aplicable. Por último, este Tribunal entiende por aplicada la normativa constitucional en resguardo de las minorías, en el caso de los Diputados Provinciales. Por todo lo expuesto, el Tribunal Electoral Resuelve: Primero: Adjudicar en un todo de acuerdo a lo expuesto, los cargos y las bancas de las autoridades provinciales electas conforme a la planilla adjunta, que como “Anexo I” forma parte de la presente e integra la misma. Segundo: Notificar personalmente o por cédula a todas las fuerzas participantes del proceso electoral próximo pasado. Tercero: Notifíquese al Poder Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial, oficiándose al efecto. Cuarto: Publíquese a través del sitio web oficial y en el Boletín Oficial, oficiándose al efecto. Quinto: Regístrese. Notifíquese. II) Cuestión relativa a la adjudicación de Bancas y proclamación de los candidatos a cargos ejecutivos y colegiados Municipales: Visto, estos autos caratulados: “EXPTE. N° 26/2011 – DCTO. 128/11 – PODER EJECUTIVO PROVINCIAL S/ CONVOCATORIA ELECCIONES 2011”; las presentaciones obrantes en autos: “EXPTE. N° 91/2011 – FRENTE UNIDOS POR LA DEMOCRACIA – MUNICIPAL –POSADAS S/ INSCRIPCION ELECCIONES 2011”, “EXPTE. N° 90/2011 – BIS 18/2011 – BIS 1 – AGÜERO FELIPE ALBERTO Y OTROS S/ REPRESENTACIÓN MINORÍAS PUERTO RICO”; “EXPTE. N° 26/2011 – BIS 13/2011 – MUCKENHEIM REINALDO S/ SOLICITUD REPRESENTACION MINORIAS” Y “EXPTE. N° 26/2011 – BIS 219/2011 – BIS 1 – MOSCHNER OTTO ALFREDO S/ REPRESENTACION MINORIAS”; y; Considerando, los resultados obtenidos oportunamente en el Escrutinio Definitivo celebrado con motivo del proceso electoral próximo pasado, los cuales fueron aprobados y notificados a la totalidad de las fuerzas políticas participantes del mismo, y que a la fecha se encuentran firme y consentidos. Teniendo presente que corresponde en consecuencia, adjudicar los cargos municipales a las autoridades que resultaron electas. Por ello, el Tribunal Electoral Resuelve: Primero: Adjudicar en un todo de acuerdo a lo expuesto, los cargos y las bancas de las autoridades municipales electas conforme a la planilla adjunta, que como “Anexo II” forma parte de la presente e integra la misma. Segundo: Notificar personalmente o por cédula a todas las fuerzas participantes del proceso electoral próximo pasado. Tercero: Notifíquese al Poder Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial, oficiándose al efecto. Cuarto: Publíquese a través del sitio web oficial y en el Boletín Oficial, oficiándose al efecto. Quinto: Regístrese. Notifíquese. No siendo para más, se da por finalizado el acto, siendo las diecinueve treinta horas, firmando las Sras. Miembros del Tribunal, todos por ante mí, Secretario Actuario, que doy fe.----------------------------FIRMADO: DRA. RAMONA BEATRIZ VELAZQUEZ. PRESIDENTE SUBROGANTE. DRA. ROSSANA PIA VENCHIARUTTI. VOCAL SUBROGANTE. DRA. CELINA SILVEIRA MARQUEZ. VOCAL TITULAR. DR. DANIEL OSVALDO MORCILLO. SECRETARIO ACTUARIO.--------------Frente a dicho fallo, se procedió a presentar el único remedio procesal con que se cuenta, en forma ordinaria, conforme lo establece la Ley electoral provincial, el recurso de revocatoria, en el cual se procedía, entre otras cuestiones, a solicitar el TRIBUNAL el restablecimiento del orden institucional violentado y la aplicación lisa y llana del resguardo constitucional contemplado en el artículo 48 inciso 5 de la CONSTITUCION PROVINCIAL que establece en forma expresa: “Artículo 48.- El régimen electoral para la Provincia será establecido por la ley, que deberá ajustarse a lo siguiente: 1) la representación política tiene por base la población; 2) el sufragio es universal, directo, secreto y obligatorio; 3) son electores los ciudadanos, de ambos sexos, inscriptos en el Registro Cívico de la Nación y domiciliados en la Provincia. Cuando el Registro Cívico de la Nación no se ajuste a los principios de esta Constitución y leyes provinciales para el ejercicio del sufragio, la ley dispondrá la formación del Registro Cívico de la Provincia bajo la dirección del Tribunal Electoral; 4) la Provincia constituye un distrito electoral único para todos los actos electorales que no tengan un régimen especial creado por esta Constitución; 5) el sistema electoral que regirá para la integración de los cuerpos colegiados deberá conceder, bajo pena de nulidad, representación a la minoría o minorías, que no podrá ser inferior al tercio del total; …” (SIC el subrayado me pertenece).En idéntico sentido, cabe señalar que en el recurso de revocatoria presentado se realizó especial mención de lo dispuesto por el artículo 4 de la CONSTITUCION PROVINCIAL, que establece: “Artículo 4º.- En ningún caso podrán las autoridades de la Provincia suspender la observancia de esta Constitución ni la de la Nación, ni la vigencia efectiva de las garantías y derechos establecidos en ambas.”, o sea, resulta más que claro que NUNCA, jurídicamente hablando, puede entenderse que una ley inferior, en el caso el artículo 157 de la Ley Electoral, puede estar por encima de un MANDATO CONSTITUCIONAL que establece un modelo y una forma de gobierno, toda vez que, bajo el mismo criterio, mañana, con el mismo pretexto (apoyo popular) se podrá establecer la abolición de la justicia (de derecho, toda vez que de hecho, lastimosamente es la reì¥Á 9 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: Ÿ¥ Ÿ¥ `& l ú 8 ú ú J ì¥Á 9 ú ú ú ú ð ¿ 6 d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: Ÿ¥ Ÿ¥ `& ÿÿ ú l ú ú ú ú ú 6 8 J ì¥Á 9 ð ¿ ú d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú J ì¥Á 9 `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 ð ¿ d* bjbjýÏýÏ 2: ÿÿ l ú 8 Ÿ¥ Ÿ¥ ú ú `& ÿÿ ÿÿ ú ú ú ú 6 J Constitución. Argumentan, la nulidad del acta ochocientos cuatro por falta de aplicación del art. 48, inc. 5, para la adjudicación de cargos de diputados provinciales. La inconstitucionalidad, por violación de la Constitución Provincial, además de su incongruencia y arbitrariedad; al efecto, manifiestan que el citado instrumento se aparta de lo dispuesto en el art. 48, inc. 5, de la Constitución Provincial, que expresamente asigna a la minoría o minorías, una representación que no debe ser menor a un tercio, bajo pena de nulidad. Refieren, que el ordenamiento jurídico tiene un orden de prelación que resulta indiscutible en relación con los artículos 157, de la Ley XI Nº 6 y el art 48, inc 5, de la Constitución Provincial. Entienden, que sostener que una garantía como la establecida en el art. 48 inc. 5 de la Constitución Provincial, está por debajo de la voluntad del soberano, es repudiar la esencia misma de nuestro sistema político constitucional, puesto que alegan, dicha limitación fue puesta como restricción a la expresión de la voluntad popular, en la primera expresión de voluntad soberana, al establecer el Poder Constituyente, una Constitución con las limitaciones al Poder Constituido, como lo es la de garantizar una mínima representación de las minorías políticas; minorías que, consideran, claramente son aquellas expresiones distintas al partido o frente electoral que triunfe en las elecciones. Efectúan una crítica de la interpretación que hace la resolución en crisis, respecto de los antecedentes históricos como los del propio Tribunal Electoral. Expresan, que éste desconoce su propia jurisprudencia, que pacíficamente aplicó la garantía del tercio como mínimo para la minoría y que a su vez, yerra en la interpretación que efectúa del debate de la Convención Constituyente, el cual se centró, según sostienen, en si debía o no fijarse en la constitución el sistema de reparto en los cuerpos colegiados, primando la postura que sostenía que dicha cuestión debía ser reservada al legislador quien tendría que sancionar una ley que establezca un régimen electoral, siempre y bajo pena de nulidad, otorgando no menos de un tercio de los cuerpos colegiados, a la o las minorías. Explican, que ello es lo perenne de nuestra Constitución Provincial y que nadie puede dejar de lado este extremo sin que ello implique una violación a la misma. Critican la jurisprudencia citada por este Tribunal Electoral en el Acta Acuerdo puesto en crisis, toda vez que entienden, la interpretación que se debe hacer del orden normativo y de la propia Constitución, es la del principio de Supremacía Constitucional consagrado en el artículo 31 de la Carta Magna Fundamental. Alegan, que la norma constitucional del art. 48, inc. 5, es una garantía que el constituyente provincial ha establecido en resguardo de las minorías políticas, justamente para que no se sobrepasen los límites impuestos, ni por la ley electoral ni por su aplicación. Sostienen, que la Resolución adoptada en el Acta Acuerdo ochocientos cuatro, carece absolutamente de fundamentos, que la misma es arbitraria por no ser derivación razonada del derecho vigente y que es absolutamente incongruente, porque no aplica la norma del inciso 5 del art 48, para la distribución de los cargos de Diputados Provinciales, y sí lo hace para la distribución de los cargos de Concejales y porque viola el artículo 4 de la Constitución Provincial, que ordena: “…en ningún caso podrán las autoridades de la Provincia suspender la observancia de esta Constitución ni la de la Nación, ni la vigencia efectiva de las garantías y derechos establecidos en ambas…”. Señalan, que este Tribunal asegura apartarse de la interpretación literal del art 48, inc. 5, pero que en realidad no lo interpreta de ningún modo, con ninguno de los métodos de interpretación usualmente utilizados, y menos, en forma armónica en relación con todo su contenido. Refieren, que los Constituyentes incorporaron a la Carta Magna Provincial, un límite, un mínimo que asegura la pluralidad para cualquier ley electoral que se dictare en el futuro. Tales límites al ejercicio del poder, no son optativos, y menos aún anacrónicos según entienden, sino fundantes de un sistema democrático pensado en 1958. Manifiestan, que los límites al ejercicio del poder que impuso el Constituyente, asegurando un mínimo de representación a las minorías en los cuerpos colegiados, no significan un ataque a otros Derechos Fundamentales consagrados en nuestra constitución, sino el reaseguro de su cumplimiento. Expresan que, sostener que la voluntad popular en una democracia constitucional está por encima de lo que dispone la constitución provincial, es absolutamente errado; igualmente sostener que la conformación del Frente Renovador con doce partidos políticos garantiza la representación de las minorías; sino que, por el contrario, alegan que éstas están representadas por los partidos que no integran el Frente Renovador de la Concordia Social. Citan doctrina y jurisprudencia que entienden de aplicación al sub lite. Seguidamente, exponen la cuestión de la representación de las minorías en los Concejos Deliberantes. Enuncian, que en muchos de ellos se ha aplicado el criterio constitucional, pero se ha efectuado mal el cálculo matemático a la hora de asignar esa representación mínima de un tercio para la minoría. Mencionan ciudades donde consideran se produjo la situación descripta. (ente otras Apóstoles, Aristóbulo del Valle, Campo Ramón, Candelaria, Wanda, Eldorado, Jardín América, Oberá, San Ignacio y San Vicente, Comandante Andrés Guacurarí, etc.). Finalmente, exponen sus conclusiones, hacen Reserva de Caso Federal y solicitan se revoque por contrario imperio las partes atacadas del Acta Acuerdo Ochocientos Cuatro, en su anexo I y II, en cuanto asigna y adjudica las bancas de Diputados Provinciales en cantidad de dieciocho al Frente Renovador de la Concordia Social, y tan sólo dos para las minorías, violando lo expresamente dispuesto por los Arts. 4 y 48, inc. 5; de la Constitución Provincial. Ahora bien, I) Entrando al análisis de la crítica concretamente formulada por los recurrentes al Acta Acuerdo ochocientos cuatro en términos generales y coincidentes entre ellos, este Tribunal desea dejar expresamente en claro, que de ninguna manera ha pretendido ni pretende, derogar normas constitucionales; puesto que, como siempre y recurrentemente ha reconocido, dicha facultad se encuentra vedada a su competencia. Tampoco ha entendido como se pretende, con la Resolución atacada, aludir a la abrogación por desuetudo de norma constitucional alguna. Insistimos, según surge de lo vertido en el acta impugnada, se ha acudido exclusivamente a la interpretación armoniosa de la normativa Constitucional Nacional, el bloque de Supremacía que la misma enmarca – Arts. 31 y 75, inc. 22 C.N. – y la Constitución Provincial en cuanto fuera aplicable; igualmente respecto a la ley electoral provincial, como así también –a fuerza de ser reiterativos– se ha acudido a los principios generales del derecho, la equidad y la realización del valor justicia. Agregamos que, dicha interpretación encuentra su marco de aplicación en un contexto fáctico, sociológico e histórico determinado, y que debe reconocerse como excepcional. En efecto y adentrándonos en lo sustantivo, según el mismo artículo 31 de la Constitución Nacional manda, “Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son la ley Suprema de la Nación; y las autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a ellas, no obstante cualquiera disposición en contrario que contengan las leyes o constituciones provinciales, salvo para la Provincia de Buenos Aires, los tratados ratificados después del Pacto del 11 de Noviembre de 1859.”. A partir de allí, reconocemos que el Art. 31 de la Constitución Nacional, contiene dos principios sustantivos del orden jurídico de la República Argentina: el principio de Supremacía Constitucional y el principio de Jerarquía de las fuentes del derecho. Entendemos que, un ordenamiento jurídico es algo más que un orden normativo, pero no hay duda que las normas jurídicas son un elemento necesario y constitutivo de aquél, ya que, el derecho positivo de un Estado se articula en torno a normas jurídicas, nutridas de los valores de esa comunidad y materializada en los hechos sociales. Pero, este conjunto de normas, se articulan como no puede ser de otra manera, en torno de un principio rector; y, aún emanando de diversas fuentes, deben subordinarse a la norma de base del sistema o constitución. La Constitución de un Estado, lo constituye, es decir, lo estructura y organiza, dotando al mismo tiempo, de justificación y legitimación política y formal a todas las otras normas jurídicas. El artículo declara, en conclusión, la supremacía de la Constitución Nacional por sobre todo el orden jurídico argentino. Éste debe subordinarse a aquélla y no debe modificarla, si no es por el procedimiento establecido en el artículo 30 de la ley Suprema. Dado que la República Argentina es un país Federal (Artículo 1° CN), las normas de ese nivel – Constitución, leyes de la Nación que se dicten en su consecuencia por el Congreso, los tratados de Derechos Humanos y los tratados con potencias extranjeras – están por encima del ordenamiento local, que debe subordinarse a esa supremacía (Cfr. Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada. Gelli, María Angélica. 4° Edición Ampliada y Actualizada. Tomo I.). Sabido es que, las normas inferiores, sean de orden federal o local, generales o particulares, en los hechos, resultan a veces conculcatorias de esas disposiciones, obedeciendo esto a causas de diverso orden. En una Constitución como la nuestra – la Nacional -, que además de ser suprema, se encuentra regida por su Art. 30, tal situación resulta insostenible por inconstitucional. Si las normas inferiores contradicen la Constitución y ello es aceptado o aún tolerado, se destruye la supremacía Constitucional, vulnerándose además la división entre poder constituyente reformador y poderes constituidos. Ahora bien, el Tribunal ha entendido que en respeto de dichas premisas, además deben, integral y armónicamente, ser interpretados los mandatos constitucionales provinciales a los que aluden los recurrentes, ya que, si seguimos lo por ellos sostenido, la pretendida aplicación literal de la norma del inciso 5, del artículo 48 de la Constitución Provincial; la solución no resultaría posible, aceptable ni tolerable, mucho menos ajustada a derecho, a equidad y justicia. Todo ello, además de resultar vulneratoria de los principios consagrados respecto del sufragio por la Constitución Nacional (Art. 37), cuando determina que éste debe ser “… universal, igual, secreto y obligatorio”; o bien por la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 21), cuando establece que las elecciones deben celebrarse por medio de “… sufragio universal e igual, por voto secreto…”; por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Art. 25) que exige “… sufragio universal e igual, y por voto secreto…” y aún por la Convención Americana de Derechos Humanos (Art. 23, Ap. b), que exige “…sufragio universal e igual…”; debe entenderse a este respecto, por voto igual, aquél en que “todos los votantes tienen la misma participación en la formación de la voluntad electoral. El principio “un hombre, un voto” representa esta característica” (Sabsay, Daniel A. Tratado de Derecho Constitucional y Doctrinario. Derecho Constitucional, Parte Dogmática. Tomo I. Ed. La Ley). Vulnerar este principio, restando importancia a los sufragios vertidos por la mayoría, en exceso del piso pretendidamente reservado a la minoría –del tercio-; implica otorgar de algún modo, plusvalía a los votos a favor de la minoría en menoscabo de los sufragados por encima de las dos terceras partes del total, por la mayoría. A mayor abundamiento, afirmamos que, interpretar exegéticamente, como se pretende, implica considerar al derecho como un sistema cerrado de reglas, interpretación que puede incluso coincidir con la propuesta de juristas argentinos de principios de siglo. Algunos de ellos pretendidamente originales y modernos, hablaron incluso de la plenitud del ordenamiento jurídico argentino, consagrando con una denominación esotérica, el mismo legalismo extremo de los codificadores franceses. Es un hecho fuera de toda duda, que autores como Aubry et Rau, Demolombe, Mourlon, Laurent, etc. fueron los que, de esta manera, formaron la mentalidad de algunos profesionales del derecho y aquéllos juristas argentinos. Es por ello que, entre nosotros “se establece, no sólo respecto del derecho codificado, sino también en los ideales jurídicos de la época, la primacía del derecho legal, y de este modo, como consecuencia, jus y aequitas aparecen enfrentados y en abierta contradicción (Cfr. De los Mozos, José Luis. Metodología y ciencia en el derecho privado moderno. Ed. Revista de Derecho Privado. Madrid.). Afirmamos que, no puede haber equidad si la única fuente del derecho es la ley escrita, y si, además, ella debe ser aplicada deductivamente a partir de los textos considerados en su más estricto sentido lingüístico. Por lo tanto, extrayendo las últimas consecuencias de nuestro sistema jurídico, tal como fue elaborado en sus comienzos y conforme a su interpretación originaria, la equidad resultaba excluída del ámbito del derecho argentino (Cfr. Massini Correas, Carlos Ignacio. La prudencia jurídica. Ed. Lexis Nexis. Buenos Aires, 2006). Esto resulta, a todas luces, inadmisible. Por sólo citar un ejemplo, la CSJN, en la causa, Vieytes de Fernández, Juana, suc. c/ Provincia de Buenos Aires, funda su resolución en expresas razones de Justicia, frente al aparentemente contrario texto normativo. Esto es así, porque la interpretación que de la norma debe hacer el juez es práctica, en el sentido de que debe orientarse a la mejor solución del caso controvertido, a la más justa regulación de las conductas humanas en la situación de que se trate. El juez tiene, el mandato esencial y constitucional de realizar la justicia en los casos que caigan bajo su jurisdicción; por lo tanto, la interpretación que haga de las leyes debe estar ordenada a este objetivo. Precisamente para eso están los jueces: para juzgar justamente según la ley en el caso concreto. O sea, para emitir un juicio prudencial, aquí y ahora; no para subsumir el caso como si se tratase de un silogismo teorético, sino de un juicio prudencial que arribe a lo justo concreto del caso (Cfr. Massini Correas, Carlos Ignacio. La Prudencia Jurídica. Introducción a la Gnoseología del Derecho. Lexis Nexis – Abeledo Perrot. Buenos Aires. 2006.). Ha de partirse de una concepción realista del derecho, fallándose en justicia, aún cuando la solución no surja de un cuerpo normativo o surja contradictoriamente, es decir no aplicar una norma cuando esta falla en algún particular caso, tal como incluso lo expresa Santo Tomás. (Cfr. Massini Correas, Ob. Cit.). Toda interpretación jurídica tiene una enorme trascendencia, no solo para la elaboración de las normas, sino además para la aplicación de las mismas, finalidad en la que encuentra su razón de ser el orden jurídico, logrando el paso de la formulación teórica y genérica de las reglas de conducta, a la aplicación concreta y específica sobre conflictos de intereses y situaciones concretas de seres humanos, de sujetos de derecho. Al pensar en la interpretación de normas constitucionales, tomamos conciencia que se aborda un tema trascendental para el derecho constitucional y las instituciones políticas, pues se desentraña el sentido y la validez de todo el ordenamiento jurídico a la luz de la axiología – teleología constitucional. Según Linares Quintana, criterio que también es adoptado por Ricado Haro en materia de interpretación del Derecho Constitucional, es rechazable toda posición de pureza metodológica que pretenda imponer al intérprete, el empleo exclusivo y absoluto de un método determinado a la manera de las formulas matemáticas o de las recetas medicinales. El intérprete constitucional, ha de tener plena libertad para escoger y utilizar, en la interpretación de las normas con que trabaja, los diversos procedimientos metodológicos que la técnica constitucional prevé. El éxito fincará, entonces, no en la interpretación rigurosa de tal o cual método, que sus respectivos sostenedores conceptúen como una verdadera panacea de la hermenéutica, sino en el logro del resultado que la interpretación se propone, cual es, desentrañar el verdadero y correcto sentido de la norma jurídica Constitucional, que satisfaga más plenamente la finalidad última de nuestra ciencia: la protección y el amparo de las libertades humanas, así como los ideales de justicia, igualdad, armonía y bienestar general, como también las exigencias de la vida social; en breves palabras, que haga posible el cumplimiento integral de sus fines esenciales por parte del individuo y del Estado. En nuestro derecho judicial, esa interpretación constitucional, tiene numerosas facetas y pautas para su aplicación, entre las cuales, una de las que más se distingue, es el estándar jurídico de la razonabilidad (Art. 28 C.N.), que ha venido a constituirse en un sinónimo de constitucionalidad. Uno de los ámbitos cardinales en el que se ejerce este control de razonabilidad, es nada menos que en la reglamentación de los derechos, deberes y garantías constitucionales, actividad fundamental del Estado que está presidida y legitimada en tanto actúe de conformidad con los reconocidos principios constitucionales de legalidad y razonabilidad. En este sentido la C.S.J.N. ha expresado que: “No hay en la constitución derechos absolutos, pues un derecho absoluto sería una concepción anti-social” (Fallos 188-112). Por ello, los derechos y garantías individuales consagrados por la Constitución, al no ser absolutos, en su ejercicio están sometidos a las leyes que los reglamenten (Fallos 308-1631 y 2246; 312-312) dependiendo la racionalidad de éstas, de su adecuación al fin perseguido, no siendo pasible la tacha constitucional en tanto no tenga base en una inequidad manifiesta (Fallos 305-831; 297-201; 299-428). No puede en consecuencia aplicarse lisa y llanamente, como se pretende, el inciso 5 del artículo 48 de la Constitución Provincial, sino en armonía y concordancia con el resto de la normativa Constitucional de igual o mayor rango. En concreto, la interpretación efectuada en el Acta Acuerdo Número ochocientos cuatro, de conformidad a la razonabilidad establecida por el Art. 28 de la Constitución Nacional, el Art. 21 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, el Art. 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Art 23, Inc. b, del Pacto de San José de Costa Rica, es estrictamente ética y justa, porque lo razonable es lo proporcionado al efecto, exigiendo por igualdad y equidad, lo armónico dentro del todo, lo equilibrado entre extremos (Ricardo Haro, Prof. Emérito Universidad de Córdoba, miembro de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, “La razonabilidad y las funciones de control”. II) En las elecciones de Junio próximo pasado, se observa la paradoja que el voto en Blanco ocuparía el lugar de la segunda Fuerza, en cuanto a caudal de sufragios obtenidos. Es decir que, parte importante del pueblo convocado democráticamente a ejercer un derecho fundamental –el sufragio- en un Estado Republicano y de Derecho, eligió no votar a las ofertas electorales en pugna. Resultaría un absurdo y de dificultosa interpretación, siquiera pensar en adjudicar, potencialmente, tres bancas a la fuerza encarnada en los “Votos en Blanco”, como correspondería de aplicar matemáticamente el criterio pretendido. Ahora bien, este ejemplo puesto a consideración sirve como base de partida para efectuar el análisis siguiente, a efectos de resaltar el profundo compromiso y la defensa de las instituciones democráticas que impregnan el pensamiento de este Tribunal, órgano de la Constitución. En efecto, en forma nunca antes registrada, en atención a los resultados, se han tornado de dificultosa interpretación, los guarismos a fin de asignar las bancas en función de ellos; sobre todo, en algunos municipios. A fin de no incurrir en supuestos dogmatismos - como se señalara en alguno de los recursos en tratamiento-., ha de tenerse presente y sólo a modo de ejemplo, el resultado electoral del Municipio de Apóstoles, donde el Lema vencedor obtiene 11.776 votos y la segunda Fuerza 1.210; o en San Vicente, donde la fuerza vencedora obtiene 13.628 y la segunda fuerza 4.522; en la ciudad de Eldorado, en que el Lema ganador cosecha 16.711 votos y la segunda fuerza 10.047; en la localidad de Santa María, en donde el partido vencedor se alza con 731 votos y la segunda fuerza con 49 votos; en la localidad de San Martín, donde la primer Fuerza lleva 1.280 Votos y la segunda fuerza 45 votos; en Colonia Polana, municipio en que el vencedor lleva 657 votos y la segunda fuerza 27 votos. En Los Helechos, la primera fuerza colecta 2.188 votos y la segunda 35; en Puerto Rico la primera fuerza cosecha 8.810 votos y la segunda 297; en Fachinal, la primera fuerza lleva 481 votos y la segunda solo 6. En todos estos casos, y a pesar de los guarismos aludidos y citados, se adjudicó al menos una banca a la minoría, en reconocimiento y resguardo a su derecho. A mayor abundamiento, en Oberá, el Sublema de la fuerza ganadora que menos votos consiguió -“Digamos Zi al cambio”- obtuvo 6.785 sufragios, superando en tres veces la suma de votos obtenidos por todos los Sublemas de la segunda fuerza, que totalizó de este modo 2.079 votos. Sin embargo, tanto el Sublema aludido como el Lema señalado, resultaron adjudicatarios de una banca cada uno, en resguardo del mentado derecho de representación de las minorías. Esto es, insistimos, a pesar de tamaña disparidad y de la desproporción en desmedro de las posibilidades matemáticas de la mayoría, este Tribunal ha entendido que, sin haber alcanzado en algunas circunstancias siquiera el 5 % de los votos, sin perjuicio de lo dispuesto por la norma reglamentaria, en estricto respeto al derecho Constitucional de representación de las minorías, correspondió adjudicar una banca a la segunda fuerza, resguardándose así la representatividad y la pluralidad, evitando todo tipo de pensamiento o expresión totalitaria. Hacemos nuestros los dichos citados por alguno de los recurrentes, cuando afirman que sobre nuestras espaldas pesa “el deber de garantizar los principios de la República democrática que incluyen, desde luego, el respeto por la pluralidad política, el aseguramiento de la libertad expresiva y la pureza del sufragio” (María Angélica Gelli. Constitución de la Nación Argentina. Comentada y Concordada 4° Edición. Tomo I, pág. 56/57. Editorial La Ley). Queda claro pues, que no es como se sostiene por los recurrentes, que se ha aplicado arbitrariamente o en error de cálculo matemático, el art. 48, inc. 5, de la Constitución Provincial en la distribución de cargos para Concejales y obviando, en contradicción abierta, su aplicación en la distribución de bancas de Diputados Provinciales; sino que, en estricta equidad, adecuando los hechos a ella y al logro del valor justicia, a fin de no privar a los individuos del respeto a sus derechos esenciales (derecho a la representación, a las minorías, etc.) se han adjudicado las bancas. Para llegar a la conclusión a la que se arriba, se ha echado mano al concepto de justicia distributiva, la que al decir de Aristóteles: tiene que ver con lo justo o correcto con respecto a la asignación de bienes de una sociedad. Los principios de justicia distributiva, son principios normativos diseñados para guiar la asignación de los beneficios y las cargas, y contrasta con la justicia retributiva, la cual se concentra en la proporcionalidad de los resultados y las consecuencias. La concepción aristotélica de justicia distributiva, entiende que cada integrante de un sistema social determinado, debe recibir cargas y bienes materiales o cualquier otra cosa que pueda dividirse entre los que toman parte en el sistema político, en la proporción adecuada a sus méritos. Volviendo al caso, a pesar de que los sufragios recibidos no guardan proporcionalidad alguna en casos puntuales, por ejemplo, el citado respecto de los votos obtenidos por las distintas fuerzas en el municipio de Fachinal, 481 a 6, obteniendo la segunda fuerza el 1.24% del total de su contrincante, a fin de no vulnerar el derecho de las minorías, en estricta equidad, dando a cada uno lo que le corresponde, aplicando la justicia al caso concreto, entendemos se supera el inconveniente adjudicando una banca a quien solo ha obtenido seis votos. Ha de tenerse presente, a la hora de merituarse la aplicación del Art. 48, el que ya ha sufrido la declaración de inaplicabilidad para otro de sus incisos por parte del Superior Tribunal de Justicia, que el cambio de las situaciones sociales reguladas, hace a una norma nacida bajo determinadas circunstancias, totalmente inadecuada para regir otras nuevas surgidas al compás del inevitable dinamismo de la vida social. Estas últimas, “sobrevinientes”, son las más comunes y las que dan lugar – en la mayoría de los casos- a los juicios de equidad. Por otra parte, sostienen también los recurrentes, que el Tribunal ha interpretado de forma incompleta la cita del Dr. Fayt, sin embargo, al transcribir parte del voto, en el punto siete, se observa que el jurista expresa: “Es obvio que no le corresponde al tribunal indagar sobre el mérito, oportunidad y conveniencia de las normas locales atacadas, pero sí es deber suyo, asegurar el acatamiento del Art. 31 de la Constitución Nacional”. Ha sido el Art. 31 de la CN precisamente -y el espíritu de éste-, el que ha llevado a este Tribunal a interpretar los hechos con adecuación al derecho, guiados por principios procesales y valores insoslayables como la Equidad y la Justicia. El Tribunal simplemente descartó por considerarla obvia, la explicación referida a que se había transcripto la parte destacada de la cita, no siendo desviado como se aprecia, el sentido de la misma. En otra parte de su queja, expresan: “… la interpretación armónica que el Tribunal Electoral debe hacer del orden normativo y consecuentemente de la propia Constitución, es la del principio de supremacía Constitucional, consagrado en el Art. 31 de la CN, y de nuestra democracia constitucional…”. A la luz de lo expuesto, insistimos: ¿Cuál ha sido entonces la interpretación que ha dado éste Tribunal a la normativa a aplicar si no justamente aquélla que indica el recurrente? En cuanto a la adjudicación de bancas, además, se ha respetado estrictamente la base individual de la representación política, en la que, según Mario Justo López destacara: “No hay sino voluntades individuales en el origen, el individuo es principio y fin de la sociedad política. Por consiguiente, ni la familia, ni la región, ni el gremio, ni la clase social, pueden sustituir el elemento individual como base de la representación política. Pero, si el individuo es el elemento básico de la representación, no es, aisladamente, el titular de ella. Cada individuo es un elemento, pero sólo la totalidad –la Nación, el Pueblo- es la representada, y si solo el conjunto es el representado, los representantes lo son de él –del conjunto: la Nación, el Pueblo- y no de cada individuo o de un sector cualquiera de ellos. La comunidad necesita una voluntad común, la representación hace posible esa voluntad común.” Ahora bien, como ya se afirmara y a efectos de no restar legitimidad a la conformación de esa voluntad común, no basta querer ser representante, se necesita el apoyo de los representados a través del sufragio, el que debe ser expresado en forma universal, igual, secreta y obligatoria, por mandato constitucional –Art. 37 CN-; de los Tratados Internacionales con igual jerarquía, Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 21); Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Art. 25); la Convención Americana de Derechos Humanos (Art. 23, Ap. b), y el bloque de Supremacía Constitucional. Como ya se expresara, debe entenderse por voto igual, aquél en que “todos los votantes tienen la misma participación en la formación de la voluntad electoral. El principio “un hombre, un voto” representa esta característica. Vulnerar este principio, implica otorgar de algún modo, plusvalía a los votos a favor de la minoría en menoscabo de los sufragados por encima de las dos terceras partes del total, por la mayoría. Debe tenerse presente todo esto, a los fines de no viciar por falta de legitimidad, el ejercicio posterior del mandato de los representantes así elegidos. III) Como corolario de lo expuesto, a los fines de no terminar en una suerte de calificación del voto, decididamente alejada del espíritu de nuestras normas, debe respetarse el principio de la proporcionalidad, o lo que es lo mismo, el voto debe ser considerado igualitariamente, esto es, cada elector tiene igual derecho a ser representado. Una mayoría de electores, deberá tener siempre una mayoría de representantes; pero una minoría de electores deberá tener siempre una minoría de representantes. El principio mayoritario así lo propone; su fundamento es el de su aproximación a la idea originaria del consentimiento unánime para la formación de la organización estatal. El orden democrático, se basa en el acatamiento a la resolución de la mayoría. El principio, se muestra como inherente al poder de decisión. Su ausencia fulmina entonces, al poder decisorio del órgano de que se trate. IV) Buscando la regulación normativa que regle situaciones análogas, dejamos establecido, que en el marco normativo nacional, por caso, el Código Electoral Nacional, adjudica las bancas a Diputados Nacionales por el Sistema de Representación Proporcional, en forma similar al provincial, pero sólo entre aquéllas listas que lograron al menos el tres por ciento de los votos (Arts. 160 y 161 del Código Electoral Nacional). Cabe destacar que ello no resulta contrario a la Constitución Nacional sino más bien, armónicamente complementario de lo dispuesto por sus Artículos treinta y siete y treinta y ocho. V) Los fundamentos que cimientan el Acta Acuerdo Número ochocientos cuatro, hoy recurrida, que entiende que armónicamente debe interpretarse el dispositivo constitucional a fin que no resulte doblegada la voluntad del soberano, encuentra sustento igualmente, en el pensamiento del gran jurista romano, Cicerón, quien consideró a la equidad como fuente del derecho, permitiéndose superar los inconvenientes, análogos a los del caso en examen, de no adecuarse la norma al caso concreto, por haber evolucionado las costumbres o por circunstancias fácticas e históricas no previstas por el legislador. Se adecúa entonces al logro del valor justicia, la representación real de la voluntad del elector, sin privar, como ya se aclarara, a los individuos de sus derechos esenciales. VI) Merece ser tenido en especial consideración, el hecho de la reforma Constitucional Nacional, que tuvo lugar en el año mil novecientos noventa y cuatro, esto es, con posterioridad al dictado de nuestra Carta Magna Provincial; atento a que ella introdujo el Capítulo Segundo de los Nuevos Derechos y Garantías, ya que dado el contenido del Pacto de Olivos, fuente de la ley 24.309 que declaraba la necesidad y marco de la reforma convocada; resultó vedada la posibilidad de reforma del Capítulo Primero de las Declaraciones, Derechos y Garantías. Así, se introdujeron los Arts. 37 y 38 referidos expresamente al tema bajo examen. Por imperio del Art. 37, se consagra la garantía respecto de los derechos políticos, que incorpora expresa y formalmente, basados en el principio de Soberanía Popular que ya contenía el Art. 33 de la Constitución histórica. Incorpora además las notas que caracterizan al sufragio en el sistema argentino, notas surgidas de un largo proceso histórico, que comenzó con la Ley 140, que fue la primera ley electoral del país. Esta respondía a las características de sufragio no obligatorio y público, o cantado, bajo la inexistencia de padrones electorales seguros. Quien deseaba votar, debía inscribirse ante las Juntas Calificadoras de las distintas municipalidades. Esto, la doctrina es pacífica al respecto, contribuía a diferentes formas de fraude, impidiendo además la participación popular. La tendencia varía históricamente, a partir del hito que configura la sanción de la ley Sáenz Peña N° 8871, que estableciera el voto universal, individual, obligatorio y secreto. Cabe destacar, que a pesar de la característica de universalidad declamada, votaban sólo los varones. El sistema electoral que adoptaba, era el de lista incompleta, por el que se otorgaban dos tercios de los cargos a la lista mayoritaria y el tercio restante a la lista que siguiera en número de sufragios. La universalidad del voto, pasó de la declamación a los hechos, mediante la sanción de la Ley 13.010, del año 1947. Esta incorporó a la mujer a los padrones electorales con derecho a elegir y ser elegida (derecho de sufragio activo y pasivo). De acuerdo al Art. 37 y con su incorporación, el voto se mantiene universal, secreto y obligatorio; y además es igual, lo que implica que vale del mismo modo el de un ciudadano que el de otro. Ahora bien: ¿Cómo compatibilizar estas disposiciones con la tan aludida de la Carta Magna Provincial (Art. 48, inc. 5), que propugna un derecho en aparente colisión? Hay que decirlo expresamente. La aplicación literal de ésta última queda descartada por las razones ya citadas. La salida aparece entonces, no a través del planteo de una jerarquización donde, al cabo de ella, determinemos la primacía de alguno de los derechos “enfrentados”, si no una que nos permita arribar a una solución que, dentro del marco del caso concreto, aparezca como integradora de tan importantes derechos en juego. Parece oportuno remarcar, el extracto de lo sostenido por el Dr. Márquez Palacios, en oportunidad de su voto como Presidente del Tribunal Electoral, en el Acta Número Quinientos Siete del doce de octubre de mil novecientos noventa y nueve, cuando afirmara: “No se trata de un error de adjudicación, de un error de interpretación, de un pensamiento arbitrario o dogmático, no existe pues un conflicto de supremacía de normas o principios fundamentales; antes bien, la cuestión fue exhaustivamente analizada a la luz de principios constitucionales, legales, matemáticos, lógicos y electorales; llegándose siempre a la misma conclusión, la distribución efectuada es la que se ajusta a derecho, a equidad y a la realización del valor Justicia, y consulta con mayor verosimilitud el resultado de las elecciones; la voluntad del elector.”. Como sostuviera Massini Correas, a dos mil trescientos años de su muerte, Aristóteles sigue dando la clave para resolver la perenne aporía en que se debate el intérprete, frente a la generalidad de las normas y la irrepetible singularidad de los casos de justicia. Mediante el juego de los recursos jurídicos estudiados, podrán los jueces dar cumplimiento a lo expresado por Vélez en su nota al artículo 2567 del Código Civil, en el sentido de que “la equidad es lo que debe dirigir la resolución de los jueces”; y ello debe ser así, porque la equidad es tal como lo escribiera Casares, “la última puerta de acceso a la plenitud de la justicia”. VII) Seguidamente, y en consideración del “Expte. Nº 26 bis 16 – Año 2011 – GAMARRA, OSCAR ROMAN S/ RECURSO DE REVOCATORIA”, en el que se presenta el Candidato a Diputado provincial Titular por la Unión Cívica Radical, con patrocinio letrado e interpone recurso de Revocatoria contra el Acta Ochocientos Cuatro. En cuanto a los argumentos que no hayan sido objeto de tratamiento supra, a los que nos remitimos brevitatis causae. En su libelo, además de lo ya tratado entonces, solicita se revoque la decisión atacada y se aplique en forma estricta el art. 48 inc. 5 de la Constitución provincial, adjudicando 6 (seis) diputados por la/s minoría/s según el caudal de votos alcanzando, de esa manera, la fracción establecida en la Carta Magna Provincial. Hace Reserva de recurrir ante el Superior Tribunal de Justicia y efectúa Reserva e Caso Federal. Este Tribunal considera corresponde, en cuanto a la aplicación del Art. 48, inc. 5 de la Constitución Provincial, estarse a la interpretación efectuada supra, por lo que, como corolario, debe rechazarse la pretensión incoada. VIII) Asimismo, en autos: “EXPTE. Nº 26 Bis 17 Año 2011 – LOPEZ DIONICIO S/ RECURSO DE REVOCATORIA”, el Sr. Dionicio López, abogado y candidato a 4to Diputado Provincial de la Unión Cívica Radical, se presenta e interpone Recurso de Revocatoria en contra de la Resolución de Adjudicación de Candidatos a Diputados Provinciales. Considerando los argumentos que no hayan sido objeto de tratamiento supra, a los que nos remitimos brevitatis causae. El mismo expresa, que con el sistema aplicado no se respeta la constitución y peca de nulidad tal Resolución. Manifiesta que, en el caso en estudio, hubieron dos minorías en la categoría Diputados, la Unión Cívica Radical, como primera fuerza; y en segundo orden el partido Trabajo y Progreso; siendo éstas, las únicas que alcanzaron las cifras repartidoras teniendo en cuenta el sistema D´Hont y los votos según las bancas a cubrir y que, siguiendo ese lineamiento, sólo dos partidos participan del reparto de las bancas que pertenecen a las minorías. Acota que, de veinte cargos a cubrir, el tercio conforme a la Constitución sería seis coma sesenta y seis, es decir siete en cifras redondas, porque seis ya sería menos que un tercio. Finalmente, hace reserva de Caso Federal. Este Tribunal considera que corresponde, en cuanto a la aplicación del Art. 48, inc. 5 de la Constitución Provincial, estarse a la interpretación efectuada supra, por lo que como corolario, debe rechazarse la pretensión incoada. A la nulidad planteada, entendemos deberá el peticionante, acudir por ante el órgano competente y por la vía procesal pertinente. IX) A continuación, en autos: “EXPTE. Nº 26 Bis 19 AÑO 2011 ARIAS DE LEON JULIAN –UNION PRO- S/ RECURSO DE REVOCATORIA”, se presenta el apoderado del Frente de carátula e interpone Recurso de Revocatoria en forma parcial, contra lo dispuesto en la Resolución de fecha 7 de julio del corriente año, en base al art. 52 de la Ley Nº 4080. Considerando los argumentos que no hayan sido objeto de tratamiento supra, a los que nos remitimos brevitatis causae. Manifiesta, que por dicha Resolución se resuelve la adjudicación de cargos para concejales del municipio de Puerto Rico, tomando al efecto el sistema del art 157 de la Ley 4080 (ahora Ley XI - Nº 6 DJ). Sostiene, que se reconoce a la representación de la minoría sólo una banca y que, de existir cinco (5) cargos a cubrir, se le daría cuatro (4) a la mayoría y uno (1) a la minoría. Refiere, que en el caso que nos ocupa y en virtud de la Carta Orgánica Municipal, que es la Legislación que considera a utilizar, la cantidad de Concejales por la Oposición es de 3 bancas. Cita jurisprudencia y Legislación que considera aplicable. Entiende que con la adjudicación de bancas determinada a la minoría no se llegaría a cumplir con el precepto constitucional. Considera corresponde asignar tres bancas para alcanzar el mandato constitucional y de la Carta Orgánica sin contemplaciones de la cantidad de votos que haya sacado la mayoría. Alega, la inconstitucionalidad de la resolución recurrida. Asimismo, aduce violación del principio de igualdad de las partes en el proceso, al dar, en dicho resolutorio a un Sublema que no llega con su caudal de votos a la cifra repartidora, una banca a fin de asegurar que las minorías tengan representación. Hace Reserva de Caso Federal y efectúa el pertinente petitorio. Este Tribunal considera que corresponde en cuanto a la aplicación del Art. 48, inc. 5 de la Constitución Provincial, estarse a la interpretación efectuada supra, por lo que como corolario, debe rechazarse la pretensión incoada. Al planteo de inconstitucionalidad de la Resolución recurrida, entendemos deberá acudirse por la vía procesal pertinente y ante el órgano jurisdiccional competente. X) Por otra parte, en autos, “EXPTE. Nº 26- BIS XX AÑO 2011 – VIANA LUIS ALBERTO (PARTIDO JUSTICIALISTA) S/ RECURSO DE REVOCATORIA, se presenta el Presidente del Partido Justicialista Distrito Misiones y autoridad del órgano ejecutivo del Frente Para la Victoria a los efectos de interponer formal Recurso de Revocatoria, en los términos del artículo 52 de la Ley XI - Nº 6, contra el Acta Acuerdo Ochocientos Cuatro, toda vez que, en cuanto a los argumentos que no hayan sido objeto de tratamiento supra, a los que nos remitimos brevitatis causae, entiende que el mismo viola la Constitución Provincial por basarse en simples conjeturas y en una norma de carácter inferior que resulta nula de nulidad absoluta, por propio mandato constitucional. Plantea la Nulidad e Inconstitucionalidad del artículo 157 de la Ley XI - Nº 6. Que, la Resolución de este Tribunal Electoral es inconstitucional y arbitraria porque incumple los artículos 4 y 48 inciso 5, de la Constitución Provincial. Efectúa simples apreciaciones subjetivas respecto del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial Provincial. Aduce que, nunca ha visto una resolución que, de tan absurda, se convierta en absolutamente arbitraria, o en verdadero engendro siquiera jurídico. Efectúa una serie de consideraciones en torno al Frente Renovador de la Concordia, al principio IURIA NOVIT CURIA. Respecto de la cifra repartidora manifiesta que en la ley electoral provincial no se establece ningún piso. A modo de ejemplo, refiere que a nivel nacional, para acceder a una banca sí se establece un piso, no en el sistema D`Hont, sino en otro articulado, el cual expresa que para entrar en el reparto, se debe haber obtenido por lo menos el 3% de los votos. Señala jurisprudencia de este Tribunal Electoral y hace alusión a la situación suscitada en los departamentos deliberativos de las localidades de Jardín América, Dos de Mayo, Garupá y San Ignacio. Plantea la Inconstitucionalidad del artículo 157 de la Ley XI Nº 6. Finalmente efectúa reserva de recurrir ante el Superior Tribunal Provincial y de Caso Federal y peticiona se proceda a revocar la resolución en crisis, por contrario imperio, fallando conforme a derecho. Este Tribunal considera que corresponde en cuanto a la aplicación del Art. 48, inc. 5 de la Constitución Provincial, estarse a la interpretación efectuada supra, por lo que como corolario, debe rechazarse la pretensión incoada. Al planteo de nulidad, al igual que al de inconstitucionalidad formulado contra el Art. 157, Ley XI – N°6, entendemos deberá acudirse por la vía procesal pertinente y ante el órgano jurisdiccional competente. XI) Finalmente, en autos: “Expte. Nº 90 - bis 18 - bis I Año 2011 – AGÜERO, FELIPE ALBERTO Y OTROS S/ REPRESENTACIÓN DE MINORÍAS (PUERTO RICO), se presentan los Sres. Carlos Colschmid y Mónica Isabel Bareiro, con patrocinio letrado, en su carácter de candidatos a Concejales de la Lista 905 “E”, plantean Recurso de Revocatoria contra lo resuelto en el Acta Ochocientos Cuatro, como así también la nulidad e inconstitucionalidad del mismo. En cuanto a los argumentos que no hayan sido objeto de tratamiento supra, a los que nos remitimos brevitatis causae. Expresan que el Acta Acuerdo Ochocientos Cuatro viola el art. 48, inc. 5, de la Constitución Provincial; toda vez que, de un simple cálculo matemático y en este caso, se reparten 7 bancas, que el tercio es igual a 2,33 y el mandato constitucional establece que no podrá ser inferior al tercio bajo pena de nulidad. Expresa, que el Tribunal Electoral ha otorgado dos (2) cargos a la minoría en franca violación a la manda constitucional. Sostiene que al no otorgarse a las minorías el tercio que legalmente les corresponde, se está otorgando la “SUMA DEL PODER PUBLICO al bloque partidario que representa a la mayoría, lo que entienden expresamente PROHIBIDO por el art. 29 de nuestra CONSTITUCIÓN NACIONAL en concordancia con el art. 36 del mismo cuerpo y sanciona el acto con una NULIDAD INSALVABLE y a los que lo formulen, consientan o firmen a la responsabilidad la pena de los INFAMES TRAIDORES DE LA PATRIA” (sic). Alude a la Carta Orgánica Municipal de Puerto Rico que otorga 7 bancas a cubrir, enuncia los artículos 88, 94, 107 inc. C, 125 y cctes del mismo plexo normativo, al art. 18 inc. a, de la Ley Provincial Nº 4305 que modifica la Ley Provincial Nº 4080. Concretamente se agravian, por entender equivocada adjudicación de cargos a la Unión Cívica Radical como minoría cuando esa fuerza política fue tercera entre los cuatro partidos políticos que competían por la minoría. Critica la constitución otorgada por el Acta Acuerdo 804 al Honorable Concejo Deliberante de la ciudad de Puerto Rico, al efecto, expresa que: “…al otorgar cinco (5) bancas a la lista 901 y el resto de la minoría sin sustento legal alguno ya que dicha situación no se encuentra legalmente prevista ni en la ley 4080 ni en su modificatoria Ley 4.305…”. Hacen alusión a la cifra repartidora, para la cual consideran sólo es aplicable entre sublemas del mismo lema o partido. Alegan, que también les agravia, que el Acta Acuerdo 804 pretenda dar entidad al voto negativo o en blanco, sin referir como entienden que ello sucede. Aluden, concretamente, a la Carta Orgánica Municipal de Puerto Rico y al principio de minorías y mayorías en ella dispuesto, citan jurisprudencia que entienden de aplicación al caso en estudio. Finalmente, efectúan el petitorio pertinente, en el cual, solicitan se tenga planteada la Inconstitucionalidad y la Nulidad del Acta Acuerdo Ochocientos Cuatro, que asimismo, se revoque por contrario imperio el mismo y se tenga por electos a Carlos Colschmid, DNI Nº 14.848.710 y a Bareiro, Mónica Isabel, DNI Nº 17.381.763, del Frente Unión Popular, como concejales de Puerto Rico, en representación de la minoría. Este Tribunal considera que corresponde en cuanto a la aplicación del Art. 48, inc. 5 de la Constitución Provincial, estarse a la interpretación efectuada supra, y como corolario de ello, debe rechazarse la pretensión incoada. Al planteo de nulidad e inconstitucionalidad de la Resolución recurrida, entendemos deberá acudirse por la vía procesal pertinente y ante el órgano jurisdiccional competente. Por todo lo expuesto, respecto de los expedientes debidamente individualizados en cada uno de los puntos Considerados, el Tribunal Electoral, RESUELVE: Primero: Ordenar la acumulación de la totalidad de las actuaciones citadas por las razones vertidas en los Considerandos precedentes, las que deberán correr, en lo sucesivo, unidas por cuerda a sus efectos. Déjese debida constancia actuarial en cada uno de los expedientes citados. Segundo: Rechazar los recursos de revocatoria interpuestos en cada una de las mismas, por fundamento referidos en cada uno de los puntos oportunamente considerados, confirmando en todas sus partes, y respecto a cada una de ellas, lo resuelto en Acta Acuerdo ochocientos cuatro y sus anexos I y II. Tercero: A los planteos de Nulidad e Inconstitucionalidad efectuados respecto del resolutorio atacado y de las normas aplicadas, deberá acudirse por la vía procesal pertinente y ante el órgano jurisdiccional competente para ello. Cuarto: Ténganse presentes las reservas de derechos efectuadas, para su oportunidad. Quinto: Notifíquese personalmente o por cédula a todas las fuerzas participantes del presente proceso electoral. Sexto: Dése a publicidad por vía el Boletín Oficial y el sitio web oficial de nuestro Organismo. Séptimo: Regístrese. Notifíquese. No siendo para más, se da por finalizado el acto, siendo las veintidós treinta horas, firmando las Sras. Miembros de éste Tribunal Electoral por ante mí, Actuario, que doy fe.----------------------------------------------------------------------------------Es por estas breves consideraciones que solicito el tratamiento del presente proyecto de RESOLUCION.-