Plan Pastoral Diocesano 2012-2021 4º programa anual 2015-2016 EL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL: LA ECOLOGÍA DE LA PERSONA «Hago nuevas todas las cosas» Ap.21, 5 Curso 2015/2016 Temas de Reflexión "EL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL: LA ECOLOGÍA DE LA PERSONA" PRESENTACION GENERAL 2 El Curso 2015/2016 da inicio al segundo trienio del Plan Pastoral Diocesano 2012-21. Tras tres años dedicados a la evangelización y conversión del corazón, en los que hemos tenido la oportunidad de profundizar en el redescubrimiento de la fe, en la vivencia de la vocación laical y en la renovación de la Parroquia, se abre una nueva etapa, que se dedicará a la catequización y formación para la vivencia de la fe. El Cuarto Programa Anual del PPD propone como objetivo general y eje central de nuestras tareas pastorales promover el desarrollo integral de la persona en todos sus ámbitos y circunstancias vitales –personal, familiar, social, político– como expresión de la verdad del hombre y de la sociedad según el designio de Dios Creador y Redentor. Desde el dinamismo misionero de una “Iglesia en salida” (EG 20), que supera la tentación de la autorreferencialidad (cf. EG 8), somos llamados a “salir de la propia comodidad” para atrevernos “a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20). El Papa nos urge a ser una Iglesia que prolongue hoy la revelación de la misericordia de Dios manifestada en Jesucristo: “La Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona. La Esposa de Cristo hace suyo el comportamiento del Hijo de Dios que sale a encontrar a todos, sin excluir ninguno” (MV 12). Con el papa Francisco, sabemos que “evangelizar es hacer presente en el mundo el Reino de Dios” (EG 176), y que es necesario explicitar la dimensión social de la evangelización para ser fieles al sentido auténtico e integral de la misión de la Iglesia (cf. Ibid.). “Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana (EG 178): “Confesar a un Padre que ama infinitamente a cada ser humano implica descubrir que ‘con ello le confiere una dignidad infinita’. Confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana significa que cada persona humana ha sido elevada al corazón mismo de Dios. Confesar que Jesús dio su sangre por nosotros nos impide conservar alguna duda acerca del amor sin límites que ennoblece a todo ser humano. Su redención tiene un sentido social porque ‘Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres’” (Ibid.). El extraordinario Año Santo de la misericordia, que se inicia en el presente curso pastoral, ha de ser una espléndida ocasión para profundizar en esta ineludible dimensión de la misión de la Iglesia: “Este Año Santo lleva consigo la riqueza de la misión de Jesús que resuena en las palabras del Profeta: llevar una palabra y un gesto de consolación a los pobres, anunciar la liberación a cuantos están prisioneros de las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna, restituir la vista a quien no puede ver más porque se ha replegado sobre sí mismo, y volver a dar dignidad a cuantos han sido privados de ella” (MV 16). Con el lema "Hago nuevas todas las cosas", bajo la protección de San Juan de Dios, y teniendo como texto principal de referencia el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia y la última encíclica del Papa Francisco Laudato Sí’, en la que propone una ecología integral que haga sostenible el desarrollo humano en la casa común, en este curso buscaremos la consecución de otros tres objetivos más específicos 1.- Proponer a la sociedad la voz de la Iglesia para promover la defensa de la dignidad humana. 2.- Propagar la Doctrina Social de la Iglesia, a través de su difusión teórica y su aplicación práctica, como instrumento de renovación social basada en los valores del Evangelio. 3.- Anunciar la esperanza cristiana en el sacramento de Unción de los enfermos y ante las injusticias y situaciones de sufrimiento. Los Temas para la Reflexión que presentamos tienen la finalidad de ayudar a profundizar en estos objetivos desde la meditación personal y el diálogo en grupo. En un ambiente de oración, partiendo de un texto bíblico y con la ayuda de algunos testimonios, cada uno de los temas va desgranando algunos aspectos fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia –combinando la exposición con preguntas concretas que ayudan a la reflexión–, para concluir con una oración final a modo de síntesis de todo lo tratado. De los múltiples temas que integran el cuerpo doctrinal de la Iglesia en materia social, tal y como se indica en el Instrumento para la Aplicación del Plan Pastoral que acompaña al calendario anual, se han elegido los tres que tienen mayor influencia en la vida de las personas y plantean mayores retos para el mundo actual: la familia, la política y el trabajo y la economía. Como ya es práctica consolidada, estos temas de reflexión están pensados para ser trabajados por cualquier persona y en cualquier tipo de grupo, ya sea parroquial o perteneciente a algún movimiento, asociación o congregación religiosa, y son complementarios de los planes de formación propios que todos ellos puedan estar llevando a cabo. El hecho de que las diferentes realidades presentes en la Archidiócesis de Toledo los adopten como instrumento para su reflexión ayudará, igualmente, a crear comunión. En relación con cada uno de los temas, es imprescindible que sus contenidos sean leídos y las preguntas que se plantean respondidas individualmente con carácter previo a la reunión, de modo tal que la reunión de grupo se dedique en exclusiva a compartir las respuestas a las preguntas que se sugieren y a identificar propuestas concretas de actuación. De este modo, la reunión empezaría con el saludo y presentación que se proponen en cada uno de los temas, así como con la proclamación del texto bíblico, seguiría con la respuesta a las preguntas de los cuestionarios y el diálogo compartido entre los miembros del grupo y terminaría con la oración y gesto de la paz. Cada tema tiene tres grandes partes: un ver (testimonios), un juzgar (exposición del Magisterio) y un actuar, consistente en la concreción de propuestas sobre la base de las preguntas planteadas. Se mantiene así la estructura metodológica seguida en años anteriores. La concreción de propuestas y la presentación de conclusiones por cada uno de los temas resulta fundamental, dado que, como se hizo el año pasado, un resumen articulado de las mismas será publicado junto con las ponencias de las IV Jornadas de Pastoral. 3 Por esta razón, se solicita que los grupos que trabajen los temas (sean parroquiales o pertenecientes a alguna Asociación o Movimiento) remitan sus conclusiones y propuestas antes del 17 de enero. Pueden enviarse por correo electrónico a la siguiente dirección: secretariappd@architoledo.org. SIGLAS DE DOCUMENTOS CITADOS CA CCEC CDSI 4 CEC CiV CVP ChL EG EV FC GS ISP LE LS MV NCCP PP SRS SAN JUAN PABLO II, Carta Encíclica Centesimus Annus em el centenario de la Rerum Novarum (1-Mayo-1991) COMPENDIO DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (2005) PONTIFICIO CONSEJO IUSTITIA ET PAX, Compendio de la Doctrina social dela Iglesia (2004) CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1997) BENEDICTO XVI, Carta encíclica Caritas in veritate sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad (29-Junio-2009) CXII COMISIÓN PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Instrucción pastoral Los católicos en la vida pública 22-Abril-1986) SAN JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal Christifideles laici sobre vocación y misión de los laicos en la iglesia y en el mundo (30-Diciembre-1988) FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual (24-Noviembre-2013) SAN JUAN PABLO II, Carta Encíclica Evangelium Vitae sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana (25-Marzo-1995) SAN JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal Familiaris consortio sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual (22-Noviembre-1981) CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia en el mundo actual (8-Diciembre-1965) CVª ASAMBLEA GENERAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Instrucción pastoral Iglesia, servidora de los pobres (24-Abril-2015) SAN JUAN PABLO II, Carta Encíclica Laborem Exsercens sobre el trabajo humano en el 90 aniversario de la Rerum novarum (14-Septiembre-1981) FRANCISCO, Carta Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidadp de la casa común (24Mayo-2015) FRANCISCO, Bula Misericorediae Vultus para la convocatoria del Jubileo extraordinario de la misericordia (15-Abril-2015) Congregación para la doctrina de la fe, Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política (24Noviembre-2002) BEATO PABLO VI, Carta Encíclica Populorum progressio sobre la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos (26-Marzo-1967) SAN JUAN PABLO II, Carta Encíclica Sollicitudo rei socialis al cumplirse el vigésimo aniversario de la Populorum progressio (30-Diciembre-1987) Tema 1 La familia, lugar primario de humanización de la persona y de la sociedad INTRODUCCIÓN La Iglesia y la sociedad reconocen a la familia como su célula básica y primordial. En la más elemental experiencia humana y en el designio de Dios, la familia, santuario de la vida y del amor, “es el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros” (EG 66). Es el ámbito donde aprendemos a ser personas y a integrarnos en la sociedad. Por eso San Juan Pablo II la reconocía como “la primera estructura fundamental a favor de la ecología humana” porque en su seno “el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende qué quiere decir amar y ser amado, y por consiguiente qué quiere decir en concreto ser una persona” (CA 39). 1. SALUDO Y PRESENTACIÓN Llevaremos un signo religioso: Un crucifijo o imagen de Cristo, la Biblia y una vela encendida en el centro. Y en torno, colocamos una fotografía de la familia de cada uno de componentes del grupo. Después de saludarnos todos, hacemos silencio para crear un ambiente de oración e invocamos a la Virgen María con la oración del Ave María. 2. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS (Mt 2, 13-23) “Cuando se marcharon los Magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo’. José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: ‘De Egipto llamé a mi hijo’. Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: ‘Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; en Raquel se llora por sus hijos y rehúsa el consuelo porque ya no viven’. Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: ‘Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño’. Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir 5 allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno”. Hacemos un momento de silencio meditativo. ver 3.- TESTIMONIOS 6 3.1.- “Acoger la vida de un hijo con discapacidad” “El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mi; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado” (Mc 9, 37) Con esta certeza de acoger al mismísimo Dios en cada nueva vida, un ser a su imagen y semejanza, nacido de mujer y amado por siempre y para siempre por El, asumimos la pequeña tarea de tener un hijo con discapacidad. Esta circunstancia nos abrió a toda la familia una puerta a una realidad hasta entonces desconocida y escondida, llena de matices y de retos. Llegó nuestro hijo Rafael como el que recibe un regalo y al desenvolverlo se da cuenta de que no es exactamente lo que esperaba… pero sí, porque en el fondo esperábamos lo que Dios quisiera para nosotros. Nuestra acogida es lo más importante, se tiene que tomar al recién llegado y mostrarle el mundo y al mundo. Es complicado porque son muchas las dudas e incertidumbres. Gracias a los que nos precedieron hay muchos caminos abiertos que podemos recorrer con nuestro hijo, pero siempre quedan caminos por abrir y algunos cuesta mucho mantenerlos transitables. Nos entristece pensar que a muchos de ellos se les cierra el camino principal, el camino de la vida ¿Por qué? No lo entendemos, pero puede que comprender que los hijos no son una continuidad nuestra sino una continuidad de Dios permita que todo ser humano pueda recorrer su propio camino. Cada día, cada momento, con Rafa es una novedad. Unas veces novedad gozosa, la mayoría, y otras dolorosa, pero no por él en si mismo y su discapacidad, sino por lo que a otros les supone. Para nosotros, que Rafa esté en nuestra familia, significa descubrir cada día la belleza del ser humano y, al mismo tiempo, la propia miseria que necesita de la gracia y misericordia de Nuestro Señor. Marivi y Nacho. Talavera de la Reina 3.2. TESTIMONIO: “La fe, producto de la vida familiar” Personalmente, sé que mi fe ha sido producto de mi vida familiar. Recuerdo muy vivamente momentos y experiencias en las que diversas situaciones se ponían siempre en relación con Dios. «Religión=Relación» con un Ser que nos transciende, que en nuestro caso es Abba, el Dios que Jesucristo nos ha enseñado. Esta fe o confianza radical en Dios afianzada desde los primeros años de vida y desde las situaciones cotidianas en el hogar, hace que la fe sea una fe sólida y enraizada desde la vida, como todo lo que se aprende desde casa y en los primeros años. Cuando el niño vive cualquier experiencia buena o mala a la que sus padres le dan buen sentido y además la ponen en relación con Dios esto queda grabado para siempre. Por poner un ejemplo, si una niña tiene una mala experiencia en el colegio ya que se han reído de ella porque tiene gafas, al llegar a casa su padre la toma en sus brazos, le dice que le quiere mucho y que además está preciosa con esas gafas tan bonitas y después le dice que así como él le quiere Dios también le quiere con sus gafas y todo y que para Él es la niña más preciosa del mundo, esa niña aprende por medio del cariño de su padre el cariño de Dios. Todo lo que se aprende desde niño y rodeado del calor y del amor de los padres queda grabado para siempre. Ayudar a los padres a que descubran que la fe es un tesoro que va a hacer mucho bien a sus hijos o hijas, que va a dar sentido a sus vidas y que las va a hacer más plenas es una labor pastoral preciosa. Ellos lo ven y lo viven con agrado. Pilar Iceta Olaizola. San Sebastián Tomado de la página web CATEQUESIS EN FAMILIA (http:// www.catequesisenfamilia.org). PARA EL DIALOGO Vamos a empezar compartiendo algo sobre nuestra propia vida: 1.- ¿Qué importancia ha tenido y tienen nuestras familias en nuestro desarrollo como personas? ¿Y como cristianos? 2.- ¿En qué aspectos de nuestra vida hemos recibido mayor influencia de nuestros padres? ¿Y de nuestros hermanos? 3.- Aunque la familia sigue siendo lo más valorado por las personas en nuestra sociedad, ¿por qué frecuentemente decimos que la familia está en crisis? ¿Y el matrimonio? 3. 3.- ALGUNOS DATOS En su reciente instrucción pastoral “La Iglesia, servidora de los pobres”, los Obispos españoles denuncian que: “nos encontramos ante una sociedad envejecida como consecuencia de nuestra baja tasa de natalidad y del escandaloso número de abortos” (ISP 3). Este gráfico nos presenta una fotografía de la población española por edades, en la que se ve cómo desde hace más de 30 años se ha ido reduciendo la natalidad en España, y cómo se estrecha la base de la pirámide de población en los grupos de menos edad. Por ejemplo, en 2013, el número medio de hijos por mujer en España fue de 1,27, de los más bajos del mundo. Por otro lado, según datos del Ministerio de Sanidad español, se 7 practicaron más de 108.000 abortos en 2012. La institución familiar está fuertemente afectada “por una crisis cultural profunda” (Ibid.), que tiene sus más evidentes consecuencias en el descenso de matrimonios (tanto canónicos como civiles), en la aumento de divorcios y separaciones, en el incremento de uniones de hecho y en la aparición de las uniones homosexuales. En ese contexto, la familia se ha visto especialmente afectada por la “cultura de la muerte”, entre cuyas manifestaciones encontramos el crimen del aborto, la contracepción, la eutanasia, la manipulación genética, etc… 8 La crisis cultural de la familia no sólo afecta a quienes se han ido alejando de la Iglesia, sino también a los católicos, a las mismas familias cristianas, que encuentran cada vez más dificultades para vivir la verdad del matrimonio y de la familia, y para la transmisión de la fe a sus hijos. En la base de esta crisis familiar está una fuerte crisis moral y religiosa: visión materialista y utilitarista de la felicidad, individualismo exacerbado y miedo al compromiso, degradación del auténtico sentido de la sexualidad, exaltación del sentimiento y de la libertad, olvido de Dios…. Por otro lado, vemos que los jóvenes, además de ser los más influidos por esta crisis cultural de la familia, tropiezan con enormes dificultades para encontrar trabajo estable y suficientemente remunerado, y por ello cada vez retrasan más la emancipación de sus padres y la formación de sus propias familias. Afirmaba el papa Francisco hace unos meses, en la Audiencia General del 29 de Abril de 2015: “Una de las preocupaciones de que surgen hoy en día es la de los jóvenes que no quieren casarse: ¿Por qué los jóvenes no se casan?; ¿por qué a menudo prefieren una convivencia, y muchas veces ‘de responsabilidad limitada’?; ¿por qué muchos —incluso entre los bautizados— tienen poca confianza en el matrimonio y en la familia? Es importante tratar de entender, si queremos que los jóvenes encuentren el camino justo que hay que recorrer. ¿Por qué no confían en la familia?”. A estas preguntas él mismo respondía: “La familia ocupa el primer lugar en todos los índices de aceptación entre los jóvenes; pero, por miedo a equivocarse, muchos no quieren tampoco pensar en ello; incluso siendo cristianos, no piensan en el matrimonio sacramental, signo único e irrepetible de la alianza, que se convierte en testimonio de la fe. Quizás, precisamente este miedo de fracasar es el obstáculo más grande para acoger la Palabra de Cristo, que promete su gracia a la unión conyugal y a la familia”. En definitiva, en nuestra sociedad se da una situación paradójica: valoramos la familia como lo más importante de nuestras vidas, pero aceptamos cada vez con mayor amplitud lo que causa la disolución de la vida familiar y su progresivo deterioro…. PARA EL DIÁLOGO 1. - ¿Qué está pasando en nuestra sociedad en relación con la familia? 2. - ¿Cómo está afectando esta crisis cultural de la familia a los niños y a su desarrollo? juzgar 4.- LA FAMILIA, FUNDADA EN EL VERDADERO MATRIMONIO A pesar de los vendavales y las tormentas que afectan a las familias de nuestra sociedad, cada persona solemos valorar la propia familia como el factor más importante para la propia felicidad. Y de hecho es el ámbito humano más decisivo de nuestra vida. En nuestra sociedad, la familia es la institución social más valorada según reflejan las encuestas y los estudios sociológicos. Es verdad que los sociólogos, líderes sociales, políticos y periodistas llaman familia a cualquier agregado humano que comparte vivienda y tiene ciertos lazos afectivos. Pero nosotros sabemos que en el designio creador de Dios, la familia es mucho más: es la primera sociedad natural donde las personas nacemos y crecemos como personas. Además de nacer en el seno de nuestra familia como fruto del amor de nuestros padres, en nuestra familia hemos aprendido a vivir y a integrarnos en la sociedad. Partiendo de nuestra propia experiencia, iluminada por la verdad que nos enseña la Iglesia, podemos dar testimonio de que la familia ha sido y es el ámbito humano fundamental para nuestro desarrollo como personas. La familia se fundamenta en el verdadero matrimonio: la unión estable de un hombre y una mujer. Dios ha creado al ser humano en esa maravillosa dualidad de hombre y mujer, llamados al amor y a la complementariedad: Dios, que es amor y creó al hombre por amor, lo ha llamado a amar. Creando al hombre y a la mujer, los ha llamado en el Matrimonio a una íntima comunión de vida y amor entre ellos, «de manera que ya no son dos, sino una sola carne» (Mt 19, 6). Al bendecirlos, Dios les dijo: «Creced y multiplicaos» (Gn 1, 28) (CCEC 337) El matrimonio no es un invento humano, ni tiene su origen en simples convenciones sociales, culturales o legales, que podamos reinventar a nuestro gusto, sino que el matrimonio lo establece Dios Creador al crear al ser humano, hombre y mujer. Por eso decimos con toda verdad que el matrimonio es una institución de ley natural, anterior a cualquier ordenamiento jurídico, que las leyes han de reconocer y tutelar. El matrimonio se constituye mediante la decisión consciente y libre por la que un hombre y una mujer se entregan y se reciben mutuamente por amor; y tiene como sus fines propios y característicos: La comunión y el bien de los cónyuges: el matrimonio es camino de felicidad, a través de la donación mutua, de la comunicación y del amor indisoluble y fiel de los esposos. La procreación y educación de los hijos: la transmisión de la vida es inseparable del amor conyugal e implica una sorprendente y maravillosa colaboración con Dios Creador. El matrimonio ha sido elevado por Cristo a la dignidad de sacramento: el amor de los esposos es signo del amor de Cristo a la Iglesia, un amor fiel y hasta el extremo; y garantiza que los esposos reciban del mismo Cristo la gracia necesaria para perfeccionar su amor conyugal, y así poder ser sostenidos en su unión indisoluble y santificados en su vida común. 9 PARA EL DIÁLOGO 1.- ¿Que actitudes de la pareja favorecen más la vida matrimonial? ¿Y qué es lo que más perjudica al matrimonio? 2.- ¿Cómo alimentar la espiritualidad conyugal en la vida del matrimonio? 5.- EN FAMILIA, DESCUBRIMOS QUE SOMOS PERSONAS El papa Francisco, en su encíclica Laudato si´ (LS 213), cita a San Juan Pablo II en la Centesimus Annus, donde afirma que la familia 10 “es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano. Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida” (CA 39). De hecho, “cuando de la unión conyugal de los dos nace un nuevo hombre, éste trae consigo al mundo una particular imagen y semejanza de Dios mismo: en la biología de la generación está inscrita la genealogía de la persona” (EV 43), decía Juan Pablo II. Para nuestros padres y madres, cada hijo o hija somos únicos e irrepetibles; mucho más para Dios, que nos ha creado y nos conoce y nos ama, somos únicos e irrepetibles, llamados a la plenitud en Él, con una dignidad sagrada inalienable. Porque nacemos del amor de nuestros padres, es en el ámbito de la familia donde aprendemos a reconocer nuestra propia dignidad y la de los demás. Efectivamente, la familia es una verdadera escuela de amor recíproco donde se acoge y se custodia el don de la vida, donde cada uno es reconocido como persona y donde aprendemos a vivir con los demás y para los demás. Por eso el papa Francisco valora a la familia como pilar fundamental de la ecología integral: “En la familia se cultivan los primeros hábitos de amor y cuidado de la vida, como por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden y la limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres creados. La familia es el lugar de la formación integral, donde se desenvuelven los distintos aspectos, íntimamente relacionados entre sí, de la maduración personal. En la familia se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir ‘gracias’ como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, y a pedir perdón cuando hacemos algún daño. Estos pequeños gestos de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea” (LS 213). Porque la familia es santuario de la vida y del amor, es vocación suya y misión de los padres esencial e insustituible la educación de los hijos. El Papa Francisco, en la catequesis de la inolvidable Audiencia General del pasado 20 de Mayo de 2015, en la que participó la Peregrinación diocesana de nuestra Archidiócesis de Toledo en la Pza. de San Pedro, abordó el tema de cómo educar hoy en la familia. En primer lugar, recordó aquella regla sabia del Apóstol San Pablo: “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo” (Col 3, 20-21). Decía el papa Francisco: “el hijo educado en la escucha y obediencia a los padres, quienes no tienen que mandar de mala manera, para no desanimar a los hijos. Los hijos, en efecto, deben crecer sin desalentarse, paso a paso (…) Por ello, la relación entre padres e hijos debe ser de una sabiduría y un equilibrio muy grande”. El papa también recordó que actualmente “se ha abierto una brecha entre familia y sociedad, entre familia y escuela, el pacto educativo hoy se ha roto; y así, la alianza educativa de la sociedad con la familia ha entrado en crisis porque se ha visto socavada la confianza mutua. Los síntomas son muchos. Por ejemplo, en la escuela se han fracturado las relaciones entre los padres y los profesores. A veces hay tensiones y desconfianza mutua; y las consecuencias naturalmente recaen en los hijos”. De ahí la necesidad de que la familia tome todo su protagonismo en la tarea de educar y que desarrolle este derecho y este deber de manera responsable en el clima humano de cultivo de la verdad y del bien que genera el amor cristiano. PARA EL DIÁLOGO 1.- El ambiente cristiano dentro de la familia es muy importante para la educación de los hijos, ¿qué medios consideramos más importantes para lograr ese ambiente familiar que ayude al desarrollo integral de cada persona? 2.- ¿Qué ayudas encuentran o deberían encontrar las familias cristianas para desarrollar su vocación en las parroquias y demás realidades eclesiales de nuestra diócesis? 6.- LA FAMILIA ES EL PRINCIPAL BIEN SOCIAL A PROTEGER No cabe duda de que –como afirmaba el papa San Juan Pablo II- “el matrimonio y la familia constituyen uno de los bienes más preciosos de la humanidad” (FC 1). Esta afirmación se verifica recordando el testimonio de nuestros mismos padres, y de tantos matrimonios y familias, fuertemente cimentadas en el amor, abiertas a la vida y constructoras de hogares que han sido y son verdaderas escuelas de humanidad. Pero ese valor insustituible de la familia se pone aún más de relieve en situaciones de dificultad. Dicen los obispos españoles en su último documento colectivo, refiriéndose a la situación en España: “La familia ha sido la gran valedora social en estos años. ¡Cuántos han podido subsistir ante la crisis gracias al apoyo moral, afectivo y económico de la familia!. Este hecho nos tiene que llevar a valorar la vida y la familia como bienes sociales fundamentales y superar lo que san Juan Pablo II llamó la cultura de la muerte y de la desintegración”. (ISP 50) El mismo San Juan Pablo II proclamaba a los cuatro vientos una certísima convicción: “¡El futuro de la humanidad se fragua en la familia!. Por consiguiente es indispensable y urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por salvar y promover los valores y exigencias de la familia” (FC 86). 11 No se trata de algo opcional, sino que es un elemento esencial de una sana concepción de la sociedad y de todo proyecto político que busque el bien de las personas y de la sociedad: “También el papa Francisco nos exhorta en este sentido al recordarnos que no hay una verdadera promoción del bien común ni un verdadero desarrollo del hombre cuando se ignoran los pilares fundamentales que sostienen una nación, sus bienes inmateriales, como lo son la vida y la familia” (ISP 50) En este sentido, el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia recuerda la responsabilidad de los poderes públicos en la protección de la familia y en la promoción de sus derechos: 12 “La sociedad y, en especial, las instituciones estatales, —respetando la prioridad y ‘preeminencia’ de la familia— están llamadas a garantizar y favorecer la genuina identidad de la vida familiar y a evitar y combatir todo lo que la altera y daña. Esto exige que la acción política y legislativa salvaguarde los valores de la familia, desde la promoción de la intimidad y la convivencia familiar, hasta el respeto de la vida naciente y la efectiva libertad de elección en la educación de los hijos. La sociedad y el Estado no pueden, por tanto, ni absorber ni sustituir, ni reducir la dimensión social de la familia; más bien deben honrarla, reconocerla, respetarla y promoverla según el principio de subsidiaridad” (CDSI 252). Las asociaciones de familias y los diferentes movimientos y plataformas sociales de defensa de la familia y de sus derechos constituyen un precioso servicio al bien común de la sociedad, y un ámbito muy necesario de compromiso social de las familias cristianas. Son instrumentos muy necesarios y eficaces para la defensa de los derechos fundamentales de las familias desde la sociedad civil, que han de ejercer su influjo en las decisiones de los responsables políticos. Pero son los responsables políticos quienes tienen un papel de particular relevancia en la promoción de auténticas políticas de reconocimiento y de apoyo a las familias, de protección de sus derechos y de atención a sus principales necesidades. Como resume sabiamente el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica: “Los poderes públicos deben respetar, proteger y favorecer la verdadera naturaleza del matrimonio y de la familia, la moral pública, los derechos de los padres, y el bienestar doméstico” (CCEC, 458). PARA EL DIÁLOGO 1.- ¿Qué valoración social tiene la familia en nuestra sociedad, en los medios de comunicación, en los círculos culturales, etc…? ¿Es respetada y valorada? 2.- ¿Piensas que las familias tienen suficientes medios para hacer oír su voz en el conjunto de la sociedad? 3.- ¿Qué lugar ocupan en la actualidad las políticas de defensa de la familia y de la vida en los programas de los partidos políticos? actuar Sobre la base de la respuesta individual a las preguntas planteadas en los diferentes cuestionarios que acompañan al tema y teniendo en cuenta lo compartido y reflexionado en el grupo, es el momento de llegar a conclusiones y de plantear propuestas de cambio, sencillas y realistas. Uno de los miembros del grupo, con la ayuda del resto, pondrá por escrito de forma articulada las conclusiones y las propuestas, que serán remitidas a la Secretaría de Coordinación del Plan Pastoral. Como ayuda para llevar a cabo la labor de concreción de propuestas, te planteamos las siguientes preguntas: PARA EL DIÁLOGO 1.- ¿Qué retos pastorales y evangelizadores nos plantean las nuevas formas culturales que se viven hoy como “familia” desde nuestra referencia de matrimonio y familia cristiana? 2.- Con la mirada puesta en la complejidad de los nuevos tiempos que vivimos, ¿cómo nos apremia hoy la educación de nuestros hijos y su iniciación a la fe? ¿En qué perspectivas se nos exige crecer y moldearnos como padres educadores? 3.- ¿A qué compromisos concretos nos invita la reflexión del tema en torno a las diferentes funciones de la familia en sus diversas dimensiones, afectiva, social, política, económica, educativa…? ORACIÓN FINAL 7.- ORACION FINAL: 7.1. Oración del Papa Francisco a la Sagrada Familia Jesús, María y José, en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos. Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas. Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado 13 sea pronto consolado y curado. Santa Familia de Nazaret, que el próximo Sínodo de los Obispos haga tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios. Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica. AMEN 14 7.2.- Momento de silencio y oración personal 7.3.- PETICIONES LIBRES, SIGNO DE LA PAZ Y PADRE NUESTRO Tema 2 La comunidad política, al servicio de la persona humana 15 INTRODUCCIÓN “La persona humana, por su misma naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social” (GS 35) afirma el Concilio en la Constitución pastoral Gaudium et Spes. Esto lo experimentamos todo ser humano, pero se trata de una verdad que sostiene la fe y la razón, tanto la revelación cristiana como toda sana filosofía. Esa sociabilidad natural nos caracteriza a todas las personas y la desarrollamos en múltiples ámbitos sociales; pero tiene su expresión más perfecta, plena y definitiva en la comunidad política. “La comunidad política nace, pues, para buscar el bien común, en el que encuentra su justificación plena y su sentido, y del que deriva su legitimidad primigenia y propia” (GS 74) Los católicos no podemos desentendernos de la comunidad política, porque es importante nuestra aportación en esa “vía institucional de la caridad” que es la política (cf. CiV 7). De ahí la llamada constante que nos hace el Magisterio de la Iglesia para que los católicos, desde la fe, participemos activamente en ella. 1. SALUDO Y PRESENTACIÓN Ponemos en el centro del grupo un signo religioso: Un crucifijo o imagen de Cristo, la Biblia y una vela encendida en el centro. Después de saludarnos todos, hacemos silencio para crear un ambiente de oración e invocamos a la Virgen María con la oración del Ave María. 2. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS (Mc 10, 32-45) “Estaban subiendo por el camino hacia Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Él tomó aparte otra vez a los Doce y empezó a decirles lo que le iba a suceder: ‘Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará’. Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: ‘Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir’. Les preguntó: ‘¿Qué queréis que haga por vosotros?’ Contestaron: ‘Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda’. 16 Jesús replicó: ‘No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo voy a beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?’. Contestaron: ‘Podemos’. Jesús les dijo: ‘El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado’. Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo: ‘Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos, los tiranizan, y que los grandes las oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por la multitud’.” Hacemos un momento de silencio meditativo. ver 3. TESTIMONIOS 3.1. “La fe debe hacerse carne en el servicio de la política, en el servicio a los demás” (Jaime Septién) Está de moda no comprometerse por parte del político católico. Una cosa es la política, otra la fe, dicen. Nada más alejado de la verdad: la fe debe hacerse carne en el servicio de la política, en el servicio a los demás. He aquí cuatro temas que pueden iluminar este camino hacia políticos católicos auténticos, de esos que ahora escasean. El poder como servicio 1. ‘Quienes son o pueden llegar a ser capaces de ejercer ese arte tan difícil y tan noble que es la política, prepárense para ella y procuren ejercitarla con olvido del propio interés y de toda ganancia venal’ (Gaudium et spes, 75). 2. De esto se desprenden tres postulados inmediatos: a) preparar las intervenciones públicas y estudio permanente; b) borrar el yo para darse en totalidad al servicio público y, c) evitar, en lo absoluto, el enriquecimiento ilícito, el tráfico de influencias y el privilegio a la minoría, en detrimento de la mayoría. 3. Por lo tanto: compromiso de entender al poder como servicio a la sociedad. La doctrina del bien común 1. ‘La responsabilidad de edificar el bien común compete, además de las personas particulares, también al Estado, porque el bien común es la razón de ser de la autoridad política’ (cf. Catecismo de la Iglesia católica). 2. De esto se desprenden tres postulados inmediatos: a) el bien común es realizable aquí y ahora; b) el gobierno de un Estado armoniza las diferentes expresiones en vías de lograr la justicia y, c) la autoridad política es la encargada de defender las instituciones que procuran la paz social y el desarrollo armónico. 3. Por lo tanto: compromiso de defender y definir la doctrina del bien común. Cercanía de la oración 1. ‘El testimonio del fiel laico nace de un don de gracia reconocido, cultivado y llevado a su madurez’ (Juan Pablo II, Christifideles laici, 24). 2. De esto se desprenden tres postulados inmediatos: 17 a) la necesidad fundamental de ser testimonio, mediante una vida cercana a las fuentes de la gracia; b) el reconocimiento de que sin la ayuda de Dios el laico, más aún, el político, no puede resolver casi nada y, c) la urgencia de reconocer el llamado a ejercer un cargo por el bien de la comunidad, conocer sus alcances y sus límites, y enfrentar las consecuencias de una acción política coherente con los valores del Evangelio. 3. Por lo tanto: compromiso de permanecer cercano a la Iglesia y a la oración. 18 Hacia una democracia plena 1. ‘Una auténtica democracia no es sólo el resultado de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de la aceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos democráticos: la dignidad de toda persona humana, el respeto de los derechos del hombre, la asunción del bien común como fin y criterio regulador de la vida política’ (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 407). 2. De esto se desprenden tres postulados inmediatos: a) la democracia es algo más que normas; b) la democracia pone primero a la persona y, c) la democracia es el régimen político que garantiza el respeto a los derechos humanos. 3. Por lo tanto: compromiso de anteponer el fin último de la comunidad política, el desarrollo humano integral, en una actuación de democracia plena. Se trata de cuatro compromisos así de simples y así de complejos. Ahora que se han desatado las pre-campañas, los políticos católicos harían bien en recordar estos preceptos de la Doctrina Social de la Iglesia. Y nosotros, los laicos, haríamos bien en seguirles la pista, siendo buenos católicos, nosotros también. Tomado de Catholic.net: http://www.es.catholic.net/op/articulos/23209/cat/663/cuatro-temas-para-un-politico-catolico.html 3.2.- La política no es para todos aunque todos estamos llamados a participar. Es una vocación: vocación a la acción política Desde pequeña tuve sentido de justicia, de la búsqueda del bien común y quizá de ahí me vino a mí esta llamada: antes de cumplir la mayoría de edad yo sentí el deseo de participar en política y con 18 años decidí afiliarme al partido con el que me sentía más identificada. Sin dejar mis estudios ni mi trabajo, participé en diversos órganos del partido y formé parte de las listas municipales en mi pueblo, Torrijos, y posteriormente al Parlamento europeo. Mi primer cargo como representante público fue en el año 2011, cuando salí elegida diputada regional en las Cortes de Castilla La Mancha. A los pocos meses, entré a formar parte de la candidatura de la provincia de Toledo al Congreso de los Diputados, y fui elegida diputada. Desde entonces he participado en esa difícil misión de legislar, de participar en la redacción y en la aprobación de las leyes: una tarea difícil y de enorme responsabilidad, que aproxima al hombre a Dios, supremo Legislador. Desde mi concepción de mujer católica comprometida, intento actuar siempre conforme a mi conciencia. Soy consciente que son tiempos oscuros y que está en juego el futuro de nuestra humanidad. Y no nos puede dominar ni el miedo ni la incertidumbre, son tiempos para valientes y para los cristianos es tiempo de confiar, porque Él tiene respuesta a muchos interrogantes. El Cardenal Carlos Amigo manifestó en cierta ocasión que “la política es una de las dedicaciones más nobles del hombre y de la mujer cuando se intenta servir a los demás y a la sociedad”. Así también lo considero yo. Creo que no sólo es posible una política ética, donde estén presentes los valores cristianos, sino que intentar ajustarse a criterios éticos es un requisito para una persona que quiera, al cabo de su vida, tener una visión positiva de su paso por la política. Hemos convertido en los últimos años la política en una actividad de difícil entrada y también de difícil salida a base de incompatibilidades y de exposición indiscriminada a la opinión pública. A mí personalmente, el día que me retire de la política, al hacer balance −y teniendo en cuenta mis posibilidades, mis capacidades y con los errores y omisiones que todos podemos cometer−, me gustaría poder decir que he dedicado mi vida política a mejorar las cosas, a servir a mis conciudadanos (especialmente a los más desfavorecidos), a luchar por el bien común, y si no he hecho todo esto, esta reflexión me conduciría a un notable malestar, a una percepción de tiempo perdido que no se podrá ya recuperar, a una frustración vital. Soy consciente de que al final sólo quedará la satisfacción de haber cumplido con tu deber con diligencia, con responsabilidad, el afecto de aquellas personas a las que ayudaste o trataste bien, el respeto de algunos adversarios políticos y el buen ejemplo que hayas dado a otros compañeros de partido y a tu familia. Si no te queda nada de esto, la política no habrá merecido la pena. Quisiera destacar algunos aspectos esenciales de una Política construida desde la Ética: • • • Requiere, en primer lugar, una absoluta honradez y un gran sentido de la responsabilidad en la gestión de fondos públicos. También una sensibilidad especial con los más desfavorecidos, cuya atención debe ser prioritaria en todas las políticas públicas. Igualmente se hace necesario que los poderes públicos defiendan el derecho a la vida, la familia y la dignidad humana. Que se defienda una Ecología Humana amparada en el Derecho Natural, accesible a la razón de todos los hombres que hoy se encuentra amenazada por el relativismo y por la ideología de género. Es precisamente el relativismo el adversario más peligroso del sistema de valores y creencias que durante muchos siglos representó para Occidente el Cristianismo. Considero muy necesario trabajar en pro de la familia, institución fundamental, muy valorada por el pueblo español y que constituye en estos momentos la mejor red de protección social, la más eficiente y la menos gravosa para el contribuyente. Desde el Gobierno se aprobó el Plan Integral de la familia que incluye también ayudas a la maternidad. Es un paso adelante pero hemos de seguir avanzando en este sentido. Es para mí 19 • 20 fundamental reforzar la protección del derecho a la vida, el principal y base de todos los derechos. Con tenacidad y esfuerzo se podrá ir derribando muros. Me parece importante que la sociedad civil colabore y lo pida, a través de concentraciones o iniciativas legislativas populares. Éstas últimas, se han convertido en leyes aprobadas en distintos Parlamentos autonómicos como el nuestro. Y por último, la política, tal y como la concibo, exige, saber defender nuestros principios, a veces frente a nuestra propia autocensura, ante el injustificado temor de no ser apoyados por nuestros superiores. Exige, además, saber hacer oposición con firmeza y rigor pero sin faltar a la verdad, sin difamar, sin calumniar, sin herir en lo personal…No siempre es fácil, no siempre cumplimos estos propósitos y por eso hay que saber también pedir disculpas a quien hemos agraviado. El Papa Francisco ya nos pidió a todos los representantes públicos esto: "Les pido a quienes tienen responsabilidad política de no olvidar dos cosas: la dignidad humana y el bien común". Para mí, un buen referente es Santo Tomás Moro, que es además nuestro Patrono, él bien supo testimoniar hasta su martirio la dignidad de la conciencia, sometido a presiones de todo tipo, rechazó toda componenda sin abandonar la constante fidelidad a la autoridad y a las decisiones. Nunca es tarde para hacer las cosas mejor, en esta hora decisiva para España y para Europa. Os pido que recéis para que Dios nos ilumine y tengamos coherencia entre fe y vida, seamos fieles a nuestros deberes y estemos guiados por el espíritu evangélico. Rocío López González, diputada PARA DIALOGAR 1. La política es una dimensión necesaria para la vida social, pero: ¿qué valoración tiene la política en nuestra sociedad? ¿Y los políticos? 2. Analizando la situación de los partidos políticos en España, ¿qué relación se da entre política y principios cristianos? juzgar 4. LA COMUNIDAD POLÍTICA, AL SERVICIO DE LA PERSONA Y DEL BIEN COMÚN Los cristianos, que formamos parte del pueblo santo de Dios por el bautismo, somos también ciudadanos de la ciudad terrena. Nos sentimos plenamente insertados en la sociedad como ciudadanos y nuestro compromiso con ella sin duda constituye una valiosa aportación para su desarrollo. Recordemos lo que decía un autor anónimo del s. II (Carta a Diogneto, Cap. 5-6; Funk 1, 317-321): “Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por sus costumbres. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto (….) Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble. Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho. Viven en la carne, pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el Cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas leyes. (…) Para decirlo en pocas palabras: los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo”. Nuestra sociabilidad como personas se desarrolla desde nuestra vida familiar hasta las más variadas y múltiples formas de asociación, más o menos institucionalizadas, para el logro de diferentes fines e intereses. Todo eso va tejiendo el entramado de la vida social: lo que llamamos la sociedad civil. Pero además es necesaria “una comunidad más amplia en la que todos conjuguen a diario sus energías para lograr el bien común” (GS 74). Esa es la función de la comunidad política o Estado, que “nace para buscar el bien común” (Ib.), y cuyos fines esenciales son “el respeto y la promoción de los derechos fundamentales de la persona; la prosperidad o el desarrollo de los bienes espirituales y temporales de la sociedad; la paz y la seguridad del grupo y de sus miembros” (CEC 1925). Ciertamente que, para el logro de estos fines que integran el bien común, es requisito imprescindible que la comunidad política no destruya, sino que reconozca y promueva la sociedad civil, con todas sus asociaciones e instituciones nacidas de la libre iniciativa de las personas y de los grupos sociales, y no pretenda absorber todo en la vida de la sociedad (principio de subsidiariedad: cf. CDSI 185-188). Frente a toda tentación totalitaria del Estado, el magisterio de la Iglesia nos recuerda que “la comunidad política tiende al bien común cuando actúa a favor de la creación de un ambiente humano en el que se ofrezca a los ciudadanos la posibilidad del ejercicio real de los derechos humanos y del cumplimiento pleno de los respectivos deberes” (CDSI 389). Y es que, realmente en eso consiste el bien común: en la creación de las condiciones sociales que permitan el desarrollo integral de todas las personas, cuya garantía fundamental es la defensa y la promoción de los derechos humanos (principio del bien común: cf. CDSI 164-170). 21 La visión cristiana de la sociedad y del Estado pone en el centro a la persona humana: por su dignidad sagrada, toda persona humana es sujeto de unos derechos fundamentales, que la comunidad política ha de tutelar eficazmente y promover a través de sus leyes y de sus instituciones (principio de personalista: cf. CDSI 105-107). Aunque la Iglesia reconoce que la Declaración Universal de los Derechos del Hombre (proclamada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948) es un hito “en el camino moral de la humanidad” (Juan Pablo II), el magisterio eclesial recuerda que los derechos humanos son derechos anteriores y superiores a todo ordenamiento jurídico, porque le pertenecen a la persona creada por Dios y dotada de una dignidad singular (cf. CDSI 152-154). Como afirma el papa Francisco: “La Biblia enseña que cada ser humano es creado por amor, hecho a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26). Esta afirmación nos muestra la inmensa dignidad de cada persona humana, que no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas” (LS 65). 22 Por eso, la fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la voluntad de los seres humanos, en el Estado o en los organismos internacionales, sino en la misma naturaleza humana y en Dios su Creador. Los derechos humanos son universales e inviolables y no puede renunciarse a ellos por ningún concepto: ¡son inalienables! (cf. CDSI 153). ¿Cuáles son los derechos humanos fundamentales? San Juan Pablo II los resume en la Centesimus Annus en: • • • • • • El derecho a la vida desde su concepción hasta su conclusión natural, siendo ilícita toda forma de aborto provocado y de eutanasia El derecho a vivir en una familia unida y en un ambiente moral, favorable al desarrollo de la propia personalidad El derecho a madurar la propia inteligencia y libertad a través de la búsqueda y el conocimiento de la verdad El derecho a participar en el trabajo para valorar los bienes de la tierra y recabar del mismo el sustento propio y de los seres queridos El derecho a fundar libremente una familia, a acoger y educar a los hijos EL Derecho a la libertad religiosa, como derecho a vivir en la verdad de la propia fe y en conformidad con la dignidad trascendente de la propia persona. (C.A. 47) PARA DIALOGAR 1.- ¿Somos conscientes los católicos de nuestra decisiva contribución al bien común de nuestra sociedad? ¿Por qué nos cuesta tanto participar, en cuanto cristianos, en la vida política? 2.- ¿Qué signos se dan en nuestra sociedad del reconocimiento de la dignidad de la persona humana y de sus derechos fundamentales? 3.- ¿Y cuáles son las más lacerantes violaciones de los derechos humanos en nuestro tiempo? 5. REGENERAR LA DEMOCRACIA El apóstol San Pablo nos exhorta a los cristianos a orar por toda autoridad: “Ruego, pues, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto” (1 Tim 2,1-2). Y también a prestar obediencia a los gobernantes: “Que todos se sometan a las autoridades constituidas, pues no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay han sido constituidas por Dios. De modo que, quien se opone a la autoridad resiste a la disposición de Dios, y los que le resisten atraen la condena sobre sí” (Rm 13, 1-2). Y es que es evidente que toda comunidad política “tiene necesidad de una autoridad legítima, que asegure el orden y contribuya a la realización del bien común” (CCEC 405). Y por eso, el Concilio recuerda que “es indispensable una autoridad que dirija la acción de todos hacia el bien común no mecánica o despóticamente, sino obrando principalmente como una fuerza moral, que se basa en la libertad y en el sentido de responsabilidad de cada uno” (GS 74). Esa “fuerza moral” de la autoridad proviene, en primera instancia, de que el ordenamiento jurídico sea conforme a la ley moral y al bien integral de todos. Cuando no lo es, deja de obligar en conciencia a los ciudadanos: “las leyes injustas y las medidas contrarias al orden moral no obligan en conciencia” (CCEC 406). Y en estos casos, tenemos, por un lado, derecho a la objeción de conciencia y, por otro, obligación de hacer lo necesario para que esas disposiciones injustas sean derogadas (cf. CDSI 399-400). La Iglesia no está vinculada necesariamente con ningún régimen político ni con ninguna forma determinada de organizar el Estado, porque “las modalidades concretas por las que la comunidad política organiza su estructura fundamental y el equilibrio de los poderes públicos pueden ser diferentes, según el genio de cada pueblo y la marcha de su historia” (GS 74). Pero San Juan Pablo II, en relación con las presentes circunstancias, afirmaba claramente el valor de la democracia: “La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica (…) Una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana” (CA 46). Es un logro este sistema político que hace posible la participación de los ciudadanos en la elección de sus representantes políticos, en un clima de sana pluralidad, y el control a la gestión realizada por los gobernantes. Pero en nuestros días existe un amplio y extenso clamor porque se ve necesaria una profunda regeneración de la democracia, al verse asediada por tres grandes problemas: 1º. La crisis de valores. Ya San Juan Pablo II denunciaba que “hoy se tiende a afirmar que el agnosticismo y el relativismo escéptico son la filosofía y la actitud fundamental correspondientes a las formas políticas democráticas, y que cuantos están convencidos de conocer la verdad y se adhieren a ella con firmeza no son fiables desde el punto de vista democrático” (CA 46). Es lo que Benedicto XVI llamaba la “dictadura del relativismo”. Pero en realidad, “si no existe una verdad última, la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una 23 democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia” (ibíd.). 24 2º. La corrupción política. Entre las deformaciones del sistema democrático, la corrupción política es una de las más graves porque traiciona al mismo tiempo los principios de la moral y las normas de la justicia social; compromete el correcto funcionamiento del Estado, influyendo negativamente en la relación entre gobernantes y gobernados; introduce una creciente desconfianza respecto a las instituciones públicas, causando un progresivo menosprecio de los ciudadanos por la política y sus representantes, con el consiguiente debilitamiento de las instituciones (CDSI 411). Los Obispos de España han afirmado recientemente que “los procesos de corrupción (…) provocan alarma social y despiertan gran preocupación entre los ciudadanos; (…) esos abusos quiebran gravemente la solidaridad y siembran la desconfianza social. Es una conducta éticamente reprobable, y un grave pecado” (ISP 10). Y es que los políticos, en su función de representación de los ciudadanos, precisan de unas virtudes morales básicas: “las virtudes que favorecen la práctica del poder con espíritu de servicio (paciencia, modestia, moderación, caridad, generosidad); una autoridad ejercida por personas capaces de asumir auténticamente como finalidad de su actuación el bien común y no el prestigio o el logro de ventajas personales” (CDSI 410). Cuando faltan esas virtudes, se produce un grave deterioro social. 3º. Participación ciudadana y poder de los partidos. Los partidos políticos son instrumentos fundamentales para la participación política de los ciudadanos, aunque no únicos ni exclusivos. Entre nosotros, se critica que parece que los partidos políticos pretenden que la única participación de los ciudadanos en la democracia sea el ejercicio del derecho al voto cada cuatro años, sin dar más cabida a la opinión pública y a los ciudadanos en la cosa pública. Sin embargo “Los partidos están llamados a interpretar las aspiraciones de la sociedad civil orientándolas al bien común, ofreciendo a los ciudadanos la posibilidad efectiva de concurrir a la formación de las opciones políticas. Los partidos deben ser democráticos en su estructura interna, capaces de síntesis política y con visión de futuro (CDSI 413). Ante este panorama, nuestros obispos españoles ofrecen una interesante conclusión: “Es necesario que se produzca una verdadera regeneración moral a nivel personal y social y, como consecuencia, un mayor aprecio por el bien común, que sea verdadero soporte para la solidaridad con los más pobres y favorezca la auténtica cohesión social. Dicha regeneración nace de las virtudes morales y sociales, se fortalece con la fe en Dios y la visión trascendente de la existencia, y conduce a un irrenunciable compromiso social por amor al prójimo” (ISP 10). PARA DIALOGAR 1.- En nuestro contexto actual, ¿consideras relevante y eficaz la presencia de los católicos en la política? ¿Cómo se podría promover más intensamente esa participación desde nuestras comunidades y movimientos? 2.- Los miembros de la comunidad eclesial, ¿de qué manera contribuimos o podríamos contribuir en la regeneración democrática de nuestra sociedad española? 6. PARTICIPACIÓN DE LOS CATÓLICOS EN LA POLÍTICA Los católicos –sea cual sea nuestra vocación específica– sabemos que nuestra fe en Jesucristo no nos aparta de nuestra condición de ciudadanos ni de nuestra participación responsable en relación con la comunidad política; sino que, muy al contrario, nos impulsa a comunicar la luz que brota de esa misma fe y sus implicaciones morales para contribuir al logro del bien común, la justicia y la paz: “No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno”, rogaba Jesucristo al Padre en su despedida de los discípulos (Jn 17, 15). Pero son específicamente los fieles laicos los llamados a comprometerse en la política; como afirmaba San Juan Pablo II, “para animar cristianamente el orden temporal —en el sentido señalado de servir a la persona y a la sociedad— los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la ‘política’” (ChL 42). Entre nosotros, “participar en la política” tendemos a identificarlo exclusivamente con la implicación en algún partido político y en la “lucha partidista”, pero San Juan Pablo II amplía el horizonte al explicar que “política” se refiere a “la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común” (ibíd.). Y ese amplio abanico abarca muchas expresiones tanto individuales como asociativas: desde el ejercicio responsable del derecho al voto hasta la implicación en movimientos sociales o ciudadanos, pasando por las diferentes expresiones de asociacionismo cultural, profesional o explícitamente político. Sin necesidad de adentrarse en el ámbito específico de los partidos políticos, los católicos tenemos la capacidad de influir en la vida social de muy diferentes formas, implicándonos en las muy variadas expresiones de la sociedad civil. En relación con la más explícita participación en la política, se dan diferentes niveles de implicación y responsabilidad: • • Al alcance de todos está el ejercicio del derecho al voto, que es un instrumento primero y elemental de participación política de todos los ciudadanos, que los católicos debemos ejercer de forma responsable de acuerdo con nuestra conciencia, eligiendo “aquellos partidos y aquellas personas que ofrezcan más garantías de favorecer el bien común en toda su integridad” (CVP 118). “La conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral” (NCCP 4). Una forma de mayor compromiso y participación en la vida política de los católicos consiste en la integración de los fieles laicos en algún partido político. A este respecto, a pesar de la legítima pluralidad de opciones para un católico, es necesario tener en cuenta los presupuestos ideológicos de las diferentes opciones: visión de la persona, de la familia, del modelo de sociedad, defensa y promoción de los derechos fundamentales, especialmente de la libertad religiosa, etc… Este grado de integración exige una más sólida formación para actuar coherentemente como católicos en beneficio de la verdad y del bien común (Cf. NCCP 3; CVP 120-121). 25 • 26 La dedicación de los católicos a la política: San Juan Pablo II afirma, refiriéndose a los seglares implicados en la política, que “han de testificar aquellos valores humanos y evangélicos, que están íntimamente relacionados con la misma actividad política; como son la libertad y la justicia, la solidaridad, la dedicación leal y desinteresada al bien de todos, el sencillo estilo de vida, el amor preferencial por los pobres y los últimos. Esto exige que los fieles laicos estén cada vez más animados de una real participación en la vida de la Iglesia e iluminados por su doctrina social” (ChL 42). Para ellos, son especialmente necesarias las virtudes que favorecen el espíritu de servicio: paciencia, modestia, moderación, caridad, generosidad (Cf. CDSI 410). El Papa Francisco, en la exhortación Evangelii Gaudium exclama: “¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común. (…) ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!” (EG 205) PARA DIALOGAR 1.- A la hora de ejercer nuestro derecho al voto ¿en qué medida tenemos en cuenta las consideraciones morales que nacen de la fe? 2.- Los fieles laicos comprometidos en política, ¿cómo son o deberían ser acompañados por la comunidad eclesial? San Juan Pablo II: De la homilía en el Jubileo de los políticos (año 2000) “Amar al prójimo como a sí mismo. Estas palabras encuentran seguramente eco en vuestras almas, queridos Gobernantes, Parlamentarios, Políticos y Administradores. Os plantean hoy a cada uno, con ocasión de vuestro Jubileo, una cuestión central: ¿de qué manera, en vuestro delicado y comprometido servicio al estado y a los ciudadanos, podéis dar cumplimiento a este mandamiento? La respuesta es clara: viviendo el compromiso político como un servicio. ¡Perspectiva tan obvia como exigente! Esa no puede, en efecto, reducirse a una reafirmación genérica de principios o a la declaración de buenas intenciones. El servicio político pasa a través de un diligente y cotidiano compromiso, que exige una gran competencia en el desarrollo del propio deber y una moralidad a toda prueba en la gestión desinteresada y transparente del poder. Por otra parte, la coherencia personal del político ha de expresarse también en una correcta concepción de la vida social y política a la que él está llamado a servir. Bajo este punto de vista, un político cristiano no puede dejar de hacer constante referencia a aquellos principios que la doctrina social de la Iglesia ha desarrollado a lo largo de tiempo (…) Ciertamente, en la aplicación de estos principios a la compleja realidad política, será frecuentemente inevitable encontrarse con ámbitos, problemas y circunstancias que pueden dar legítimamente lugar a diversas valoraciones concretas. Al mismo tiempo, sin embargo, no se puede justificar un pragmatismo que, también respecto a los valores esenciales y básicos de la vida social, reduzca la política a pura mediación de los intereses o, aún peor, a una cuestión de demagogia o de cálculos electorales. Si el derecho no puede y no debe cubrir todo el ámbito de la ley moral, se debe también recordar que no puede ir "contra" la ley moral. Esto adquiere particular relieve en esta fase de transformaciones intensas, que ve surgir una nueva dimensión de la política. El declive de las ideologías se acompaña de una crisis de formaciones partidistas, que reta a comprender de modo nuevo la representación política y el papel de las instituciones. Es necesario redescubrir el sentido de la participación, implicando en mayor medida a los ciudadanos en la búsqueda de vías oportunas para avanzar hacia una realización siempre más satisfactoria del bien común”. actuar Sobre la base de la respuesta individual a las preguntas planteadas en los diferentes cuestionarios que acompañan al tema y teniendo en cuenta lo compartido y reflexionado en el grupo, es el momento de llegar a conclusiones y de plantear propuestas de cambio, sencillas y realistas. Uno de los miembros del grupo, con la ayuda del resto, pondrá por escrito de forma articulada las conclusiones y las propuestas, que serán remitidas a la Secretaría de Coordinación del Plan Pastoral. Como ayuda para llevar a cabo la labor de concreción de propuestas, te planteamos las siguientes preguntas: PARA EL DIÁLOGO 1.-¿Qué compromisos concretos nos exige hoy nuestra responsabilidad de cristianos adultos en la fe para dar respuesta en nuestra vida cotidiana a la acuciante tarea de regenerar la vida social y política? 2.-¿Qué acciones pastorales o formativas se podrían realizar en nuestras comunidades eclesiales para animar al compromiso de los católicos a participar en las organizaciones políticas, sociales y sindicales? 3.-¿Qué actuaciones pastorales vemos necesarias para llevar a grupos, parroquias, o movimientos el conocimiento de la DSI? 27 ORACIÓN FINAL 7.- ORACION FINAL 7.1. Oración por la paz 28 Señor, hazme un instrumento de tu paz; donde haya odio, ponga amor; donde hay ofensa, perdón; donde hay duda, fe; donde hay desesperanza, esperanza; donde hay tinieblas, luz; donde hay tristeza, alegría. Oh Señor, que no busque yo tanto ser consolado como consolar. Ser comprendido como comprender. Ser amado como amar. porque dando se recibe. Perdonando se es perdonado. Y muriendo a si mismo se nace a la vida eterna. (Oración atribuida a San Francisco de Asís) 7.2.- Momento de silencio y oración personal 7.3.- PETICIONES LIBRES, SIGNO DE LA PAZ Y PADRE NUESTRO Tema 3 La actividad económica y el trabajo INTRODUCCIÓN “El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén para que lo guardara y cultivara” (Gn 2,15). La ecología humana integral pasa por reconocer que los bienes de la tierra han sido dados por Dios a todos los hombres para que, mediante su trabajo y la actividad económica, puedan lograr cuanto necesitan para el desarrollo de una vida auténticamente humana (cfr. ChL 43). El Papa Francisco ha denunciado que la realidad presente de nuestro mundo es que, por una parte, “la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo vive precariamente el día a día, con consecuencias funestas” (EG 52) y, por otra, esta tierra “clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella” (LS 2). De ahí que “el desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral” (LS 3). “Muchas cosas tienen que reorientar su rumbo, pero ante todo la humanidad necesita cambiar” (LS 202). 1. SALUDO Y PRESENTACIÓN Ponemos en el centro del grupo un signo religioso: Un crucifijo o imagen de Cristo, la Biblia y una vela encendida en el centro. Después de saludarnos todos, hacemos silencio para crear un ambiente de oración e invocamos a la Virgen María con la oración del Ave María. 2. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS (Mt 6, 19-21.24-34) En aquel tiempo dijo el Señor: No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. Nadie puede servir a dos señores; porque despreciará a uno y amará al otro; o al contrario se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al Dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran, ni siegan, ni almacenan en graneros; y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? 29 ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos como crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba que hoy está en el campo, y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia, y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana: porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia. 30 ver 3. ALGUNOS DESAFÍOS DEL MUNDO ACTUAL 3.1. A nivel mundial El Papa Francisco, en su programática exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” pone de relieve que “la humanidad vive en este momento un giro histórico”, porque −a pesar de los adelantos en diversos campos− “la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo vive precariamente el día a día, con consecuencias funestas. Algunas patologías van en aumento. El miedo y la desesperación se apoderan del corazón de numerosas personas, incluso en los llamados países ricos” (EG 52). Y esta situación viene determinada por lo que él llama los desafíos del mundo actual. En relación con los desequilibrios de la economía mundial, el Papa denuncia en la Evangelii Gaudium: 1º Una economía de la exclusión y de la inequidad (cf. EG 53-54), que se refleja en: • • • Esas grandes masas de hombre y mujeres excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. En las relaciones económicas, el ser humano es considerado sólo como un bien de consumo, sin reconocimiento de su dignidad y de sus derechos. Predomina lo que el Papa denomina la cultura del “descarte”: en una economía globalizada fuertemente competitiva, muchos son excluidos de la sociedad en la que viven: son desechos, “sobrantes” de la sociedad. 2º Predomina igualmente en la economía mundial la idolatría del dinero, que se impone como el elemento fundamental de la economía (Cf. EG 55-58): • • • La economía mundial se pone al servicio de las ganancias de unos pocos, que tienen el poder financiero, a costa de la mayoría de los seres humanos. En la economía se han impuesto ciertas ideologías que absolutizan los mercados y la especulación financiera; y que niegan el derecho de control de los Estados, en favor del bien común. El endeudamiento de los estados, de las empresas y de las familias se convierte en ocasiones en un obstáculo para el desarrollo de la economía real. • Además, el poder oligárquico de unos pocos explica el incremento de una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, con dimensiones mundiales. 3º. Estas tendencias y estos desequilibrios desestabilizan la paz y la seguridad. El papa denuncia esa “inequidad que genera violencia” (EG 59-60): el sistema económico carece de justicia y de igualdad de oportunidades para todas las personas y para todos los pueblos. De ahí que, • • • La inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema. La injusticia daña las bases de cualquier sistema político y social. Las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos. 3.2. Consecuencias de la crisis entre nosotros Lo que el papa Francisco denuncia a nivel de economía mundial, tiene un reflejo en concreto en la situación de nuestra nación, donde los obispos españoles afirman que “en los últimos años, especialmente desde que estalló la crisis, somos testigos del grave sufrimiento que aflige a muchos en nuestro pueblo motivado por la pobreza y la exclusión social” (ISP 1). La crisis económica ha generado una insoportable tasa de paro: de una tasa de paro cercana al 8% en 2007 se ha llegado al 23,78 % en el primer trimestre de 2015, según la Encuesta de población activa del INE. Un paro que afecta especialmente a los jóvenes y a los mayores de 50 años. Familias enteras tienen a todos sus miembros sin trabajo, dando lugar a situaciones de exclusión y de pobreza, especialmente lacerantes entre los niños, los ancianos y las mujeres (cfr. ISP 5-7) Especialmente vulnerables están siendo los inmigrantes que “son los pobres entre los pobres” (ISP 9), a quienes “se han recortado sus derechos” (Ibidem). “Los más pobres entre nosotros son los extranjeros sin papeles, a los que no se les facilita servicios sociales básicos” (Ibid.). PARA DIALOGAR 1.- ¿Cuáles son los principales problemas económicos y sociales que percibimos en nuestro entorno? ¿Qué efectos de la crisis están siendo más lacerantes entre nosotros? 2.- Desde nuestra comunidad parroquial o desde nuestra asociación o movimiento, ¿cómo estamos saliendo al encuentro de las necesidades más urgentes de nuestros hermanos? ¿Es suficiente la respuesta que estamos ofreciendo? 31 juzgar 3. UNA ECONOMÍA PARA EL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL 32 Toda la reflexión cristiana sobre la economía y el trabajo parte de una convicción fundamental, consecuencia de la fe en Dios creador: “Al comienzo Dios confió la tierra y sus recursos a la administración común de la humanidad para que tuviera cuidado de ellos, los dominara mediante su trabajo y se beneficiara de sus frutos (cfr. Gn 1, 26-29)” (CEC 2402). De ahí que el Papa Francisco nos recuerde que “la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos” (LS 93), no sólo a unos pocos, olvidándonos de los más débiles y de las generaciones futuras. A ese destino universal de los bienes está supeditado el derecho a la propiedad privada. Efectivamente, la propiedad privada, que tiene su origen en el trabajo, “es legítima para garantizar la libertad y la dignidad de las personas, para ayudar a cada uno a atender sus necesidades fundamentales y las necesidades de los que están a su cargo” (CEC 2402); pero la propiedad privada no es un derecho absoluto ni intocable, sino que está gravada –como afirmó San Juan Pablo II– con una “hipoteca social”, porque no es conforme con el designio de Dios usar este don de modo tal que sus beneficios favorezcan sólo a unos pocos (cfr. LS 93, citando SRS 42). Por eso, el principio del destino universal de los bienes “invita a cultivar una visión de la economía inspirada en valores morales que permitan tener siempre presente el origen y la finalidad de tales bienes, para así realizar un mundo justo y solidario” (CDSI 174). En la raíz de todos los valores morales que han de inspirar la economía está el principio fundamental consagrado por el Concilio Vaticano II: “el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico- social” (GS 63), por lo que “en la vida económico-social deben respetarse y promoverse la dignidad de la persona humana, su entera vocación y el bien de toda la sociedad” (Ibidem). Esta visión humanista de la economía, frente a las ideologías materialistas, tiene importantes consecuencias éticas y sociales. Esa centralidad del hombre nos hace entender que la economía, a pesar de que tiene sus propios métodos y leyes (que estudia y analiza la ciencia económica), es inseparable de la moral (cfr. GS 64): la actividad económica en todos sus niveles está determinada por decisiones libres de personas y de grupos, con sus propios objetivos e intenciones, con sus prioridades e intereses. Pues bien, es necesario que todas esas decisiones de los diferentes actores en el campo de la economía (productores y consumidores, financieros y autoridades públicas, organizaciones empresariales y sindicatos, etc…) estén orientadas por criterios de verdad y de justicia, buscando no sólo el interés individual o de unos pocos, sino el bien común de todos (cf. CDSI 330-334). A este respecto, el Estado tiene un importante papel en la economía para el logro del bien común y de la justicia social (cfr. CDSI 351-355): De acuerdo con el principio de subsidiariedad (frente a las ideologías colectivistas o totalitarias), el Estado debe procurar las condiciones adecuadas para el libre ejercicio de la actividad económica, que estimule la libre iniciativa en la economía; De acuerdo con el principio de solidaridad (frente a las ideologías liberales), el Estado también ha de establecer los límites a la autonomía de las partes, para defender a la parte más débil. En definitiva, como sintetiza el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica: “Compete al Estado procurar la seguridad sobre las garantías de las libertades individuales y de la propiedad, además de un sistema monetario estable y de unos servicios públicos eficientes; y vigilar y encauzar el ejercicio de los derechos humanos en el sector económico. Teniendo en cuenta las circunstancias, la sociedad debe ayudar a los ciudadanos a encontrar trabajo” (CCEC 515). Para el desarrollo de la economía, “el libre mercado es una institución socialmente importante por su capacidad de garantizar resultados eficientes en la producción de bienes y servicios” (CDSI 347). “Pero el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social” (LS 109). De ahí la necesaria regulación e intervención de la sociedad y de los poderes públicos para corregir desequilibrios y proteger a los más vulnerables, cuyos derechos humanos fundamentales no pueden quedar supeditados al juego del libre mercado, sino que necesitan ser protegidos por los poderes públicos (Cfr. CDSI 349). Todos tenemos obligación de participar de manera responsable en el logro de estos fines comunes, en primer lugar, mediante la obediencia a las leyes justas y mediante el pago de nuestros impuestos. Pero también a través de nuestra implicación en esa legítima “lucha por la justicia” a través de las diferentes organizaciones sociales (de consumidores, sindicales, empresariales, etc…). La unión hace la fuerza, debemos trabajar solidariamente por la justicia y por la defensa de los más débiles. En definitiva, la Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que el verdadero desarrollo humano integral va más allá del mero crecimiento económico, basado en las posibilidades de una tecnología capaz de lograr mayores beneficios. “No basta progresar sólo desde el punto de vista económico y tecnológico. El desarrollo necesita ser ante todo auténtico e integral” (CiV 23). El verdadero desarrollo debe promover “a todos los hombres y a todo el hombre” (PP 14), haciendo posible el desarrollo de toda persona humana y de todos los pueblos en todas sus dimensiones y facetas. Ante la realidad del subdesarrollo de tantos pueblos, es necesario un nuevo compromiso mundial para hacer posible el desarrollo humano integral de tantos pueblos postrados por la injusticia y por la miseria. Para ser integral, además, el desarrollo debe ser sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Como afirma el Papa Francisco: “es necesaria una ecología económica, capaz de obligar a considerar la realidad de manera más amplia. Porque ‘la protección del medio ambiente deberá constituir parte integrante del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma aislada’” (LS. 141). Y a esto podemos contribuir como consumidores, afrontando cambios en nuestros estilos de vida, y comportándonos de manera ecológicamente responsable (cfr. LS 206). PARA DIALOGAR 33 1.- En el uso de nuestros propios bienes, ¿tenemos clara conciencia de esa “hipoteca social” que pesa sobre ellos, es decir, de que deben estar puestos al servicio del bien común, de los demás? 2.- ¿Qué cambios en nuestros estilos de vida consideras que son necesarios para contribuir eficazmente a ese desarrollo humano integral y sostenible al que nos invita el Papa Francisco? 4. EL VALOR DEL TRABAJO HUMANO 34 Para la vida de las personas, una dimensión fundamental para su desarrollo y su felicidad es el trabajo. Como dice el papa Francisco: “estamos llamados al trabajo desde nuestra creación” (LS 128). Y es que “el trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal” (ibídem). Porque “un empleo digno nos permite desarrollar los propios talentos, nos facilita el encuentro con los otros y nos aporta autoestima y reconocimiento social” (ISP 32). Por eso, la falta de trabajo, además de funestas consecuencias económicas, supone un drama personal y social: “De un paro prolongado nace la inseguridad, la falta de iniciativa, la frustración, la irresponsabilidad, la desconfianza en la sociedad y en sí mismos; se atrofian así las capacidades de desarrollo personal; se pierde el entusiasmo, el amor al bien; surgen las crisis familiares, las situaciones personales desesperadas y se cae entonces fácilmente –sobre todo los jóvenes– en la droga, el alcoholismo y la criminalidad” (ISP 4, citando a Juan Pablo II, Mensaje a trabajadores y empresarios, Barcelona 7-Noviembre-1982). De ahí que la economía deba estar al servicio del trabajo humano. Sin embargo, el Papa Francisco señala que la realidad presente es muy compleja porque “la orientación de la economía ha propiciado un tipo de avance tecnológico para reducir costos de producción en razón de la disminución de los puestos de trabajo, que se reemplazan por máquinas” (LS 127). Se trata de una tensión que ha estado presente desde el comienzo de la era de la industrialización, pero que se ha incrementado en estas últimas décadas por los rápidos avances tecnológicos y por el fenómeno de la globalización en la economía (cfr. CDSI 322). Una vez más “la acción del ser humano puede volverse en contra de él mismo” (LS 127). Y ese es, a la larga, el mayor de los retrocesos: porque “dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad” (LS 127). La alternativa que propone al Papa Francisco es clara: “para que siga siendo posible dar empleo, es imperioso promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial” (LS 129). Ciertamente, la Doctrina Social de la Iglesia destaca el valor de la empresa como ámbito donde se hace realidad lo que afirmaba San Juan Pablo II: “trabajar es trabajar con otros y trabajar para otros: es hacer algo para alguien” (CA 31). Esta visión humanista de la empresa supera considerarla sólo en clave economicista: “la empresa no puede considerarse únicamente como una ‘sociedad de capitales’; es, al mismo tiempo, una ‘sociedad de personas’, en la que entran a formar parte de manera diversa y con responsabilidades específicas los que aportan el capital necesario para su actividad y los que colaboran con su trabajo” (CA 43). La empresa, “que sirve al bien común de la sociedad mediante la producción de bienes y servicios útiles” (CDSI 338), realmente es una comunidad de personas. Su finalidad “no es simplemente la producción de beneficios”, sino que “buscan la satisfacción de sus necesidades fundamentales y constituyen un grupo particular al servicio de la sociedad entera” (CA 35). Es creciente la conciencia de la necesidad de que la empresa actúe de manera éticamente responsable: aunque es mucho el camino que queda por recorrer, ya en muchas compañías se está introduciendo este planteamiento con departamentos específicos encargados de velar por la ética de la empresa y la responsabilidad social corporativa. En el centro de la empresa y de la economía está el trabajo humano. San Juan Pablo II afirmó que la clave de la cuestión social es el trabajo humano (cfr. LE 3). ¿Por qué? Porque el trabajo, lejos de ser un factor más de producción, tiene un valor e importancia del todo singular por el sujeto que lo realiza: la persona y su inviolable dignidad humana. Más allá y por encima del aspecto “objetivo” del trabajo (que aporta valor añadido en el proceso productivo, y tiene una valoración económica como los demás factores de producción), “el trabajo, independientemente de su mayor o menor valor objetivo, es expresión esencial de la persona” (CDSI 271). Por eso, “la persona es la medida de la dignidad del trabajo” (Ibid.). De la dignidad del sujeto de trabajo, la persona humana, provienen todos los imperativos éticos y jurídicos en relación con el trabajo: • • • En primer lugar, es una obligación trabajar para lograrse el propio sustento y el de la propia familia, y para contribuir al bien común de la sociedad (cfr. CDSI 273-275). Es camino para la propia santificación. Pero, además, es un derecho que debe ser tutelado y promovido por los poderes públicos y por el conjunto de la sociedad: “es imprescindible la colaboración de todos, especialmente de empresarios, sindicatos y políticos, para generar empleo digno y estable” (ISP 32). Igualmente deben ser tutelados los derechos de los trabajadores mediante leyes justas que garanticen condiciones de trabajo humanas, salario justo y familiar, derecho de participar en los sindicatos y derecho a la huelga, etc… (CDSI 301-307). En este ámbito debemos incluir la igualdad de derechos de la mujer en el mundo del trabajo. Tiene especial importancia que la organización del trabajo en la empresa haga posible la conciliación con la vida familiar, sobre todo para facilitar el acceso de la mujer y su promoción en la empresa. PARA DIALOGAR 1.- ¿Cuáles son las principales preocupaciones actuales en relación con el trabajo: la precariedad laboral, la seguridad en el trabajo, la formación, la integración de los inmigrantes, etc...? ¿Está realmente nuestra comunidad eclesial cercana a los problemas que afectan al mundo del trabajo? 2.- ¿Cómo estamos desarrollando los fieles laicos nuestro compromiso cristiano en el ámbito del trabajo? 5. HACIA UNA NUEVA CULTURA ECONÓMICA 35 ¿Otro mundo es posible?, podemos preguntarnos. Los cristianos sabemos que en la raíz de la realidad de la injusticia y de la desigualdad, del desprecio a la dignidad de las personas y del abuso de la tierra está el pecado de los hombres. Afirma Benedicto XVI: “La sabiduría de la Iglesia ha invitado siempre a no olvidar la realidad del pecado original, ni siquiera en la interpretación de los fenómenos sociales y en la construcción de la sociedad (…) Hace tiempo que la economía forma parte del conjunto de los ámbitos en que se manifiestan los efectos perniciosos del pecado” (CiV 34). 36 Por eso, ante la realidad de ese modelo económico que –en palabras del Papa Francisco– “mata” (cfr. EG 53), y que, por tanto, está necesitado de un cambio de rumbo, los católicos somos conscientes de que, más allá de los necesarios avances en las medidas legislativas y en los acuerdos internacionales, de nuevos planteamientos políticos y económicos, se precisa un profundo cambio cultural, un cambio de mentalidad y de modos de actuar: una verdadera conversión. A la lógica pecaminosa de “la cultura del descarte” (EG 53), de la “idolatría del dinero” (EG 54) y del “uso despótico e irresponsable del ser humano sobre las demás criaturas” (LS 83), “se requiere una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas de la sociedad” (LS 91), porque “todo está conectado” (ibidem). El Papa Francisco, en su encíclica, “Laudato Si” ha propuesto a San Francisco como ejemplo y modelo de esa armonía que vincula paz, justicia y conservación de la creación (cfr LS 87). Ya Benedicto XVI indicó que ese nuevo rumbo que es necesario que tome la humanidad viene marcado por el camino de “la caridad en la verdad” que brota de Dios mismo y hace posible una relación armónica y fraterna con Dios, con los demás y con lo creado, y que se manifiesta en lo que él domina “la lógica del don”, en contraposición a la lógica que busca acaparar y competir. “La unidad del género humano, la comunión fraterna más allá de toda división, nace de la palabra de Dios-Amor que nos convoca. Al afrontar esta cuestión decisiva, hemos de precisar, por un lado, que la lógica del don no excluye la justicia ni se yuxtapone a ella como un añadido externo en un segundo momento y, por otro, que el desarrollo económico, social y político necesita, si quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad” (CiV 34). Aunque pueda parecer paradójico, la lógica del don y el principio de la gratuidad son cada vez más necesarios para lograr una economía a la medida del hombre. No faltan experiencias esperanzadoras que introducen esa nueva lógica en las diferentes formas de economía social o de cooperativismo, así como en nuevas experiencias como la denominada “economía de comunión” (empresas vinculadas con un espíritu de comunión que ceden parte de sus beneficios para la ayuda recíproca y para acciones solidarias). Son expresión de una “nueva cultura económica” que, superando la lógica competitiva del mercado, ponen en primer lugar a las personas y buscan –también mediante las relaciones económicas– la comunión y la fraternidad. A este respecto, es igualmente importante recordar que pertenece a la entraña misma de la experiencia cristiana la “opción por los pobres”: “para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica” (…) Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos”. (EG 198). En este sentido, nos recuerdan los obispos españoles: “Cada cristiano y cada comunidad estamos llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad. Esto nos obliga a cambiar, a salir a las periferias para acompañar a los excluidos y a desarrollar iniciativas innovadoras que pongan de manifiesto que es posible organizar la actividad económica de acuerdo con modelos alternativos a los egoístas e individualistas” (ISP 35). Y a esa llamada responden tantos voluntarios de Cáritas y de otras organizaciones eclesiales que son expresión de ese amor preferencial por los últimos y que ofrecen un precioso testimonio de que “el servicio privilegiado a los pobres está en el corazón del Evangelio” (ibid.). 37 TESTIMONIO: “EN MI EMPRESA LO IMPORTANTE SON LAS PERSONAS” A sus 26 años, Ángel Hurtado sabe lo que es trabajar y codirigir una empresa, un negocio familiar de máquinas de coser domésticas e industriales en el que aplican los principios de la Economía de Comunión. Un joven granadino con mucha iniciativa y ganas de cambiar la economía desde lo cotidiano. 38 Cuando conocí la Economía de Comunión (EdC), me sentí completamente identificado con su trasfondo y su dinámica de trabajo, que se basa en una sostenibilidad económica alejada del capitalismo. Desde hace cuatro años trabajo con mi padre en una tienda de máquinas de coser y al llegar pensé cómo podía aplicar la EdC en mi trabajo. En un año o quizá dos él seguramente se jubile y tenga que quedarme yo al cargo. Para mí es una gran oportunidad para centrar el valor de la persona. En este negocio existe mucha competencia y trabajo sumergido, que al no requerir infraestructura ni pagar impuestos tienen más ganancia. Nosotros preferimos destacarnos del resto, siendo quizá un poco más caros, pero con la garantía de que el trabajo debe salir perfecto. Mi padre me dice siempre que cuando haga algo, lo haga como si fuese para mí mismo, y que no hay que devaluar ni infravalorar el trabajo que estás realizando. Una vez escuché que realmente entiendes la EdC cuando ves la pobreza y sientes la necesidad de ayudar. En mi tienda, intentamos recoger las máquinas que la gente va a tirar, las arreglamos y las mandamos a familias necesitadas. En el Congo, por ejemplo, ya hay 23 familias comiendo gracias a esas máquinas que enviamos. Más que mandarles dinero, se trata de dignificar a la persona dándoles las herramientas para que puedan valerse por sí mismos. Podríamos coger esas máquinas que quieren tirar y desguazarlas para vender sus piezas y así ganar más dinero, pero sentíamos esa necesidad de ayudar de alguna forma a gente que lo necesite. Para nosotros no se trata de ganar más y actuar como hace la mayoría de la sociedad capitalista, sino de poner realmente a las personas en el centro de la empresa, ofreciendo apoyo tanto personal como profesional, y, sobre todo, dando una calidad sincera y humana a las relaciones que en el día a día construimos Ángel Hurtado Ciudad Nueva Julio-Agosto 2015, p. 37. Sevilla: Gesto “La cola del paro” El pasado 29 de mayo celebramos en Sevilla la acción “La cola del Paro”, en el que participamos unas doscientas personas del Polígono Sur. Esta acción ha sido organizada por el Centro HOAC del Polígono Sur en colaboración con los Grupos de Pastoral Obrera y las Cáritas de las Parroquias Jesús Obrero, La Oliva y San Pio X. Este Gesto surgió a partir de la Acción conjunta contra el paro que la diócesis de Sevilla, con el lema “Ante el parado activa tu conciencia” había puesto en marcha este curso y en la que hemos reflexionado sobre la necesidad de una economía que tenga al ser humano como centro, acompañando a personas que sufren el paro, y dado a conocer iniciativas para luchar contra esta lacra, denunciar, construir alternativas… Además en el Polígono Sur el curso pasado tuvimos la experiencia de coordinar a todas las parroquias del barrio con otro Gesto que se denominó “No hay Fe sin Justicia” mediante el cual los cristianos y cristianas del Polígono Sur salimos a la calle para denunciar la situación en la que vive nuestro barrio. Porque esa es nuestra principal motivación, la situación en la que vivimos. En nuestro barrio, el Polígono Sur, el paro está empujando a miles de familias a una situación de exclusión, sabemos que al menos hay 2748 familias en las que ninguno de sus miembros cuenta con trabajo ni recurso alguno. No olvidemos que en nuestro barrio tenemos una tasa de paro del 60% y que la precariedad alcanza al 80% de los que trabajan. Situación que se ha visto agravada porque en los últimos cinco años las administraciones han dejado de gastar más de 60 millones euros en nuestro barrio. En el acto Ana, una joven de 26 años, Educadora Social nos contaba: “Hace 6 años terminé el ciclo superior de Animación Sociocultural en el IES Polígono Sur. Nada más terminar el ciclo me salió un trabajo de 2 meses para sustituir, dando clases extraescolares de inglés y deporte en un colegio del barrio. Como eso fueron 2 meses nada más y solo con el ciclo superior no iba a tener mucho futuro laboral me metí en una carrera, hice el grado de Educación Social”… “Actualmente sigo trabajando en el comedor y en las extraescolares 5 horas a la semana en total unos 400€ al mes que no me dan para independizarme, ni para tener un futuro estable y tranquilo. Son trabajos para que, mientras consigo algo mejor, me solucionen mis gastos; si quiero independizarme, comprarme un coche o hacer una inversión mayor tengo que contar con la ayuda de mis padres”. Otra joven madre, Antonia, nos transmitió: “Al no poder acabar mis estudios, ya casi terminando el curso en 4º de la ESO, por problemas de salud en casa, tuve que trabajar para ayudar en los gastos. Estuve de niñera durante 11 meses; trabajando en una confitería otros 11 meses de la cual me fui porque no me aseguraban; un año en un bar en el que estuve muy a gusto y tuve que dejar por seguir con los problemas de salud en casa. Limpiando durante 4 días en unas oficinas y después estuve mucho tiempo sin encontrar trabajo, en el cual aproveché e hice un curso de informática subvencionado. Por suerte un día tuve oportunidad de entrar en el proyecto “mujeres de la parroquia de Jesús Obrero” del Polígono Sur, donde nos dedicamos al reciclaje de ropa. Me apunté por las tardes para ir a clases en el colegio de adultos, eché la solicitud del plan PACA en el que también tuve la suerte de ser seleccionada para trabajar por el ayuntamiento. Esta 39 experiencia, ha sido la primera vez en mi vida que he estado dada de alta en la seguridad social durante tres meses. Seguí en mis estudios y después de acabar estos tres meses volví al proyecto de mujeres de la parroquia, poco a poco ha ido mejorando mi situación laboral y mis posibilidades de tener estudios, los cuales termino dentro de dos semanas y al fin tendré mi graduado escolar. Espero que ahora me sirva para abrirme más puertas en el entorno laboral, progresar más en mi vida y poder darles a mis hijos un futuro mejor, a los cuales apoyaré siempre a que nunca dejen los estudios y luchen por sus sueños”. 40 Estos testimonios fueron compartidos en “LA COLA DEL PARO”, un acto de oración, denuncia, solidaridad y concienciación en el que han participado más de 200 personas afectadas por esta situación. Hemos orado y, después, formado una gran cola, para que cada participante deposite en un buzón una carta denunciando la situación que vive y reclamando medidas justas que le devuelvan la dignidad de tener un trabajo decente. El acto se ha desarrollado ante la puerta del Centro de Servicios Sociales del Polígono Sur. Mientras que se nos dice que no hay dinero para atender a estas necesidades, se llenan las arcas de los bancos con miles de millones de euros, no se afronta el fraude a Hacienda, que supone noventa mil millones de euros al año, ni la corrupción, que se lleva cincuenta mil millones, ni la evasión de capitales que se lleva otros tantos. En esta situación nosotros estamos experimentado que esta economía, como dice el papa Francisco, descarta y mata a las personas, mata posibilidades de vivir, proyectos de familia, proyectos de vida, ilusiones y esperanzas. Esta economía mata la posibilidad de ser persona. Ninguna persona decente puede callar ante esta situación. La denuncia y la exigencia de una solución justa y urgente son para nosotros una obligación moral y forman parte de nuestro deber de ciudadanos. Una sociedad que pasa de largo ante las necesidades de los otros terminará dejando de ser una sociedad humana. Por eso con este acto quisimos unir nuestra voz a todas las personas y entidades que exigen las siguientes cuatro medidas urgentes para responder a esta situación: • Garantizar la alimentación básica a toda persona y familia que carece de ella. • Plan de empleo real y efectivo para todos los que carecen de él. • Renta básica de corresponsabilidad para todas las personas que no tienen ingresos. • Lucha decidida contra el fracaso escolar. Ya no es de recibo que se nos diga que no hay dinero para desarrollar estas medidas. Ya está bien de mentiras, ¡LA PERSONA ES LO PRIMERO! (Artículo tomado de http://www.hoac.es) PARA DIALOGAR 1.- ¿Con qué medios contribuimos o podemos contribuir los católicos a esa nueva cultura económica solidaria e inclusiva en nuestro mundo actual? 2.- ¿Nuestra comunidad eclesial se caracteriza realmente por la opción por los pobres? 3.- Evangelizar a los pobres, ¿es una opción prioritaria en nuestra comunidad parroquial o movimiento? 41 actuar Sobre la base de la respuesta individual a las preguntas planteadas en los diferentes cuestionarios que acompañan al tema y teniendo en cuenta lo compartido y reflexionado en el grupo, es el momento de llegar a conclusiones y de plantear propuestas de cambio, sencillas y realistas. Uno de los miembros del grupo, con la ayuda del resto, pondrá por escrito de forma articulada las conclusiones y las propuestas, que serán remitidas a la Secretaría de Coordinación del Plan Pastoral. Como ayuda para llevar a cabo la labor de concreción de propuestas, te planteamos las siguientes preguntas: PARA EL DIÁLOGO 1.- ¿Qué cambios en nuestros estilos de vida consideramos que son necesarios para contribuir eficazmente a ese desarrollo humano integral y sostenible al que nos invita el Papa Francisco? 2.- La opción preferencial por los pobres es una exigencia de nuestra fe cristiana explicitada en el Evangelio y en numerosos textos del Magisterio de la Iglesia. ¿Qué tipos de respuestas afectivas y efectivas creemos que han de dar nuestras comunidades y realidades eclesiales desde esta opción preferencial? 3.-El drama que sufren muchas personas y familias por la falta de trabajo está muy presente en nuestros ambientes. Tomar conciencia de este problema es uno de los retos pastorales y evangelizadores más importantes de los tiempos actuales. ¿Cómo deberíamos afrontar este reto en nuestros grupos apostólicos y comunidades parroquiales? ORACIÓN FINAL 7.- ORACION FINAL 7.1. Papa Francisco: Oración cristiana con la creación (LS 246) Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas, que salieron de tu mano poderosa. Son tuyas, y están llenas de tu presencia y de tu ternura. Alabado seas. 42 Hijo de Dios, Jesús, por ti fueron creadas todas las cosas. Te formaste en el seno materno de María, te hiciste parte de esta tierra, y miraste este mundo con ojos humanos. Hoy estás vivo en cada criatura con tu gloria de resucitado. Alabado seas. Espíritu Santo, que con tu luz orientas este mundo hacia el amor del Padre y acompañas el gemido de la creación, tú vives también en nuestros corazones para impulsarnos al bien. Alabado seas. Señor Uno y Trino, comunidad preciosa de amor infinito, enséñanos a contemplarte en la belleza del universo, donde todo nos habla de ti. Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud por cada ser que has creado. Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos con todo lo que existe. Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado ante ti. Ilumina a los dueños del poder y del dinero para que se guarden del pecado de la indiferencia, amen el bien común, promuevan a los débiles, y cuiden este mundo que habitamos. Los pobres y la tierra están clamando: Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida, para preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino de justicia, de paz, de amor y de hermosura. Alabado seas. Amén. 7.2.- Momento de silencio y oración personal 7.3.- PETICIONES LIBRES, SIGNO DE LA PAZ Y PADRE NUESTRO REFLEXIÓN FINAL: La sabiduría del Evangelio frente a la lógica mundana El mundo grita: “busca seguridad”. Jesús dice: “fíate”. El mundo dice: “ten, acapara”. Jesús dice: “da”. El mundo dice: “acumula poder”. Jesús, dice: “sé servidor, los últimos serán los primeros”. El mundo dice: “consume placer”, Jesús dice: “estad alegres, tened gozo en vuestro corazón”. El mundo dice: “lo que importa es el ahora”. Jesús dice: “guarda riquezas para la vida eterna”. Jairo Alonso 43 44