HUMANOS, GATOS Y LAGARTOS GIGANTES EN CANARIAS. UNA CONVIVENCIA POSIBLE Realización: Gabinete de Estudios Ambientales S.L. Hace tan solo veinticinco años, se suponía que todos los lagartos gigantes de Canarias se habían extinguido a la llegada de los humanos, salvo el de Gran Canaria. Sus restos fósiles eran los testigos mudos de otra época, en la que estas islas estuvieron habitadas por grandes saurios. Afortunadamente, en los últimos años se han ido descubriendo pequeñas poblaciones de estos rarísimos lagartos en las islas de Tenerife, El Hierro y La Gomera, los cuales se encuentran hoy entre los reptiles más amenazados del mundo. Con estos descubrimientos, la naturaleza parece brindarnos la rara oportunidad de volver a escribir la historia natural de nuestras Islas, y de demostrar que la convivencia entre personas y lagartos puede ser posible. En las siguientes páginas quizás podamos encontrar algunas de las claves de cómo conseguirlo. Canarias es uno de los archipiélagos con mayor diversidad biológica del planeta El archipiélago canario, por su situación geográfica y accidentado relieve volcánico, presenta una gran variedad de condiciones ambientales que han hecho posible la existencia de una elevada diversidad de formas vivas. Hasta el momento se conocen más de 23.000 especies, de las que unas 16.000 son terrestres y 7.000 marinas. Además, más del 30% de todos estos animales y plantas son endémicos, es decir, que sólo viven en este minúsculo rincón del planeta. Gallotia galloti La Palma El aislamiento favoreció la aparición de nuevas especies y la conservación de otras más viejas. A pesar de su proximidad a África, ninguna de las Islas estuvo unida al continente. Este prolongado aislamiento favoreció que algunas poblaciones insulares se fuesen diferenciando paulatinamente y dieran lugar, al cabo de millones de años, a la aparición de nuevas especies. Además, estas islas a lo largo de su historia geológica han actuado como refugio para animales y plantas que, por diversos motivos, terminaron por desaparecer de sus lugares de origen. La Gomera El Hierro Galloti Gallotia simonyi Gallotia caesaris Ga Los lagartos canarios constituyen un magnífico ejemplo de evolución insular. Los lagartos canarios constituyen un magnífico ejemplo de evolución insular.Todos ellos proceden de pequeñas lagartijas norteafricanas llegadas a Canarias hace unos 20 millones de años. Desde entonces evolucionaron conjuntamente con el archipiélago, colonizando las nuevas islas emergidas y adaptándose a los nuevos ambientes que encontraban, hasta dar lugar a las siete especies que hoy habitan el Archipiélago. Gallotia atlantica Gallotia intermedia Gallotia galloti Lanzarote Fuerteventura Tenerife Gran Canaria Gallotia atlantica ia bravoana allotia caesaris Gallotia stehlini Lagarto gigante Lagartija Leyenda Un tesoro biológico en peligro Aisladas del resto del mundo, con nuevos ambientes por colonizar y con una escasa presencia de depredadores especializados, las especies nativas de Canarias evolucionaron bajo unas condiciones muy diferentes a las de sus parientes continentales. Esto las convirtió en seres únicos, pero muy vulnerables a la extinción debido al pequeño tamaño de sus áreas de distribución y a la falta de defensas frente a los depredadores introducidos. La humanización del paisaje. La llegada de los primeros humanos a Canarias, hace algo menos de 3.000 años, y de los colonos europeos, a partir del siglo XV, produjo un fuerte impacto en los medios insulares. Especialmente graves fueron los efectos sobre las masas arbóreas. Así, los bosques de dragos, palmeras, lentiscos y almácigos casi desaparecieron. La laurisilva quedó muy mermada en las islas occidentales y en una situación crítica en Gran Canaria, donde apenas queda un 1% de la que hubo. La superficie de pinar también se redujo considerablemente y grandes zonas de cardonaltabaibal se convirtieron en tierras para el cultivo de la caña de azúcar. A finales del siglo XVI, el paisaje natural de las Islas se había transformado en un paisaje humanizado. Drago (Dracaena draco) En las crónicas de la conquista de Canarias por los caballeros normandos Jean de Béthencourt y Gadifer de La Salle, en 1402, se menciona la existencia de grandes bosques de dragos en La Gomera. Actualmente, sin embargo, ya no es posible encontrarlos en estado silvestre. Los otros recién llegados: cabras, ovejas, ratas, perros, gatos, conejos.... A los graves efectos de la deforestación se unió el fuerte impacto producido por la introducción de cabras, ovejas, cerdos, ratas, perros y gatos sobre la flora y la fauna de las Islas, escasamente preparadas para soportar la presión ejercida por estos recién llegados. Las invasiones no deseadas: la plaga del siglo XX. Hoy en día, el incremento de la movilidad de las personas, los desplazamientos inducidos por el turismo o el comercio internacional facilitan la introducción accidental de especies en los medios insulares. A estos factores hay que añadir el comercio de plantas ornamentales y mascotas exóticas, que mueve multitud de especies potencialmente peligrosas por su capacidad para asilvestrarse. El declive de los lagartos gigantes de Canarias Los primeros humanos que llegaron a Canarias convivieron con distintas especies de lagartos gigantes en las islas de Gran Canaria, Tenerife, La Gomera, La Palma y El Hierro. Estos animales, lentos y de gran tamaño, debían pastar en gran número por las zonas bajas y medias de las Islas, por lo que debieron ser presa fácil para los primeros pobladores. Tras la conquista, el aumento de la población humana y el uso de técnicas de agricultura y ganadería intensiva, sin duda debieron afectar a estas especies. Pero serían sus compañeros de viaje, los cerdos, perros, ratas y, sobre todo, los gatos, los que se encargaron de llevar a los lagartos hasta casi su total desaparición. De las cuatro especies de lagartos gigantes que habitan las Islas, el único que no se encuentra amenazado en la actualidad es el de Gran Canaria. Lagarto Gigante de La Palma Extinguido Lagarto Gigante de La Gomera En peligro de extinción Lagarto Gigante del Hierro En peligro de extinción Lagarto Goliath Lagarto Moteado Extinguido Lagarto Canarión En peligro de extinción Ampliamente distribuido por la Isla y relativamente común El ocaso del Lagarto Gigante de La Gomera. El Lagarto Gigante de La Gomera debió ser especialmente abundante en la franja situada por debajo de los 250m, ya que aquí se concentra la mayor parte de los restos óseos encontrados. En una primera etapa, tras la colonización humana, las poblaciones del lagarto se redujeron Mapa de la isla de La Gomera, de 1506 y fragmentaron. A la llegada de los primeros colonos europeos, en el siglo XV, sólo debían quedar lagartos en algunos puntos aislados, como el barranco de Chinguarime, en el sur de la isla; el macizo de los Órganos, en el norte; o en Valle Gran Rey, en el oeste. En la actualidad, sólo se conocen dos pequeñas poblaciones en el término municipal de Valle Gran Rey. El declive del Lagarto Gigante de El Hierro. En El Hierro, los textos históricos han recogido en buena medida cómo se produjo la dramática desaparición de esta especie. Las crónicas de la conquista, ponían de manifiesto que, a principios del siglo XV, los lagartos gigantes eran relativamente comunes. Sin embargo, a finales del siglo XVIII, el militar ilustrado Urtusaústegui consideraba que la especie había quedado relegada al Roque Chico de Salmor, de donde desapareció alrededor de 1935. Posteriormente, en 1975, el lagarto fue redescubierto en los acantilados inaccesibles de la Fuga de Gorreta, en El Golfo. Mapa de la isla de El Hierro, de 1506 Principales factores que amenazan la supervivencia de los lagartos gigantes. Las principales amenazas para estos lagartos están ligadas a nuestra presencia en sus áreas de distribución y tienen que ver, fundamentalmente, con la introducción de gatos, ratas y cabras en estos lugares. La depredación por gatos prácticamente explicaría por sí sola su declive, ya que por su tamaño y lentitud de movimientos constituyen presas de fácil captura para el felino. Las ratas pueden consumir los huevos y estropear las puestas al desenterrarlas y las cabras pueden competir por el alimento, especialmente en periodos de sequía o de escasez de recursos. La otra cara del gato Desde su domesticación en Egipto, allá por el tercer milenio antes de Cristo, el gato ha acompañado a diversas culturas y se ha extendido por todo el mundo. Todos los gatos, sean o no caseros, conservan el instinto depredador y si bien inciden de manera importante sobre ratas y ratones, también consumen regularmente reptiles, pequeños mamíferos o incluso aves. Por su elevada eficacia como cazador, el gato probablemente ha extinguido a más vertebrados insulares que ningún otro depredador. Un azote para las faunas insulares del planeta. Las huellas del gato en Canarias. Se ha estimado que los gatos pueden llegar a consumir más de un millón de aves por año en islas como Kerguelen (Océano Índico meridional), y se sabe que en sólo 75 años han hecho desaparecer por completo a varias especies de perenquenes y lisas en islas pequeñas como Santa Lucía, en Cabo Verde. Un caso espectacular fue la desaparición del chochín de la isla Stephen, en la costa pacífica de los Estados Unidos, cuyos 16 últimos ejemplares fueron exterminados uno a uno por el gato del farero. En Canarias, el gato probablemente contribuyó a la extinción de algunas aves poco voladoras como la codorniz canaria (Coturnix gomerae) o la calandria de patas largas (Emberiza alcoveri). También pudo tener un papel importante en la desaparición de las ratas gigantes de Tenerife y Gran Canaria (Canariomys bravoi y Canariomys tamarani) y en la desaparición del lagarto gigante de La Palma (Gallotia auaritae).Actualmente, la incidencia del gato se hace sentir, especialmente, sobre colonias de aves marinas y sobre diversas especies de reptiles, pájaros y musarañas, siendo especialmente grave cuando afecta a poblaciones endémicas, escasas y amenazadas. A los individuos con dueño, se une una robusta población flotante de gatos cimarrones, que pueden mantenerse de especies silvestres, basuras y otros restos generados por el hombre. Algunas ideas erróneas sobre los gatos. Para muchas personas, la manera de tener un gato difiere de la forma en que se cuida a cualquier otra mascota. Algunos comportamientos frecuentes, como dejarlos vagabundear libremente o permitir que se multipliquen sin control, manteniendo colonias numerosas, suelen ser producto de ideas preconcebidas que están muy arraigadas en la gente, como las siguientes: La mejor forma de tener un gato es mantenerlo suelto. Lo cierto es que la falta de control de sus movimientos supone una fuente de molestias para otras personas y facilita que el animal se contagie de diferentes enfermedades y parásitos, o que sufra accidentes. Un gato en libertad vive mejor que en cautividad. Para un gato cimarrón, la vida en libertad no es ningún regalo. Lo normal es que acabe padeciendo enfermedades, hambre, envenenamiento, atropello por vehículos o que resulte herido por otros animales. Se ha podido comprobar que un gato en cautividad puede vivir hasta 17 años, mientras que la vida media de un gato silvestre no llega a los 5. Los dueños de un gato no tienen responsabilidad sobre los actos del animal. La adopción de cualquier mascota implica una responsabilidad, tanto hacia el propio animal como hacia el entorno y las personas que nos rodean. El compromiso que adquirimos con su adopción incluye un trato adecuado, el control regular de su estado de salud y el cumplimiento de todas las normas vigentes. Un gato bien alimentado no caza. Esta afirmación no es cierta, ya que para estos animales el instinto de cazar es independiente de la necesidad de comer. Es conveniente alimentar a los gatos vagabundos. La tendencia generalizada de alimentar a los gatos callejeros trae consigo el mantenimiento de poblaciones numerosas de animales sin dueño. Estas colonias son, precisamente, las que mayores estragos causan sobre la vida silvestre, además de suponer un riesgo para la salud de las personas y la de nuestras propias mascotas. Sólo se debe esterilizar a las hembras. La esterilización es el mejor método para controlar la natalidad de nuestros gatos y evitar que contribuyan a incrementar las poblaciones de gatos sin dueño. Sin embargo, para que esta medida funcione, se debe esterilizar tanto a los machos como a las hembras. Cómo podemos colaborar en la conservación del Lagarto Gigante de La Gomera Esta especie, al igual que los restantes lagartos gigantes de Canarias, está sometida a un problema crónico directamente relacionado con la presencia humana en la Isla. En esta situación, la única opción viable para su conservación es que, tanto las Administraciones como la población gomera, adopten un compromiso de responsabilidad compartida para lograr establecer las condiciones que permitan una convivencia armónica entre personas, gatos y lagartos. Buenas prácticas en relación con el Lagarto Gigante de La Gomera La adopción de algunas prácticas sencillas por parte de la población puede hacer mucho por la conservación de esta especie. Controle sus basuras domésticas y mantenga limpias las calles, para evitar la proliferación de ratas y gatos cimarrones. Procure no alimentar a los gatos callejeros, con ello contribuirá a evitar el mantenimiento de grandes colonias de animales sin dueño. Adopte las medidas necesarias para evitar que sus gatos accedan libremente a las vías y espacios públicos, especialmente por aquellas áreas señalizadas, como los alrededores de la zona de distribución del lagarto. No permita que sus gatos se multipliquen incontroladamente o que contribuyan a aumentar la población de gatos cimarrones; aplique medidas anticonceptivas para poder controlar su número. Inscriba a su mascota en el registro municipal de animales domésticos y de compañía e identifíquela mediante un chip. Mantenga a sus gatos vacunados y en buen estado de salud mediante controles veterinarios periódicos. Pruebe a ponerle un cascabel a su gato. Se ha comprobado que su uso hace que disminuya la captura de reptiles en un 50%. La participación social y la conservación del lagarto gigante. Ninguna medida directa de conservación servirá de nada, a largo plazo, si la población gomera no está convencida de la necesidad de proteger y conservar al lagarto. La manera más eficaz para afrontar este reto pasa por la participación directa y la implicación personal en el problema, de modo que las personas y grupos sociales puedan ser parte activa en la conservación de la especie. En este sentido, algunas vías de participación pueden ser las siguientes: Actuar como agentes educadores, dando a conocer el lagarto y los problemas de su conservación a otros grupos y colectivos sociales. Promover el debate social y participar en la búsqueda de soluciones. Participar en los procesos de toma de decisiones sobre el futuro de la especie. Contribuir a disminuir los factores de amenaza que pesan sobre el lagarto, especialmente en lo que respecta a la tenencia y control de gatos y a la correcta gestión de las basuras. Manifiesto de Valle Gran Rey Las instituciones, entidades y personas abajo firmantes entendemos que el Lagarto Gigante de La Gomera forma parte del patrimonio vivo, no sólo de esta isla, sino de la humanidad y que constituye un elemento importante de nuestra identidad y de nuestra cultura. Queremos sentirnos orgullosos de haber sido capaces de evitar la desaparición de este testigo del pasado remoto de La Gomera y de haber hecho todo lo posible por que pueda compartir un futuro con nosotros. Sabemos que el Lagarto Gigante de La Gomera se encuentra en una situación crítica como especie. Hoy conocemos las causas que han motivado su declive y también las posibles soluciones para evitar que desaparezca. Somos conscientes de que la supervivencia de esta fabulosa especie se encuentra en nuestras manos y queremos ser parte activa en su recuperación. Por ello, manifestamos nuestra voluntad de colaborar en cuantas acciones se desarrollen para disminuir las amenazas que pesan sobre el lagarto. Nos comprometemos a actuar como agentes educadores para que otros sepan de su existencia y de los problemas que padece. También manifestamos nuestra voluntad de implicarnos en los procesos de toma de decisiones respecto a su futuro y promover el debate social y la búsqueda de soluciones para su conservación. Nos comprometemos a propiciar vías de comunicación fluidas entre todos los colectivos, instituciones y ciudadanos para dar a conocer todas las iniciativas y establecer pautas de colaboración. Nos adherimos a la Declaración Universal de los Derechos de los Animales. Instamos a la población gomera a que cumpla y haga cumplir la normativa vigente en materia de protección de especies y hábitats, no sólo en relación con el Lagarto Gigante de La Gomera, sino con todas las que se encuentren en situación de riesgo, así como el desarrollo de nuevas medidas legislativas y administrativas para limitar los peligros que se ciernen sobre ellas. Queremos hacer hincapié en el hecho de que se debe tratar de un proyecto a largo plazo que asegure la recuperación y el futuro de las mismas. Asimismo, instamos a que, más allá de las previsiones establecidas en la legislación vigente, en toda actuación de carácter urbanístico, se consideren y minimicen los impactos que pudieran afectar al lagarto, a cualquier otra especie en peligro de extinción o a cualquier otro recurso de interés patrimonial de la Isla. Queremos que éste sea un manifiesto abierto e invitamos a todas las personas, colectivos e instituciones que sientan nuestra preocupación e interés a que se adhieran a él. Excmo. Cabildo Insular Ilustrísimo Ayuntamiento de La Gomera de Valle Gran Rey