Filosofía Antigua PLATÓN PLATÓN 1. Contextualización del texto propuesto. El Fedón, probablemente escrito con posterioridad a la República, forma parte de las obras de madurez de Platón. En el texto completo, Fedón narra al pitagórico Equécrates las últimas horas de Sócrates, en las que dialoga con sus amigos acerca de la inmortalidad del alma, aunque también aparecen otros temas relacionados con la teoría de las ideas. En el texto objeto de lectura, Sócrates dialoga con Simmias y Cebes -ambos jóvenes pitagóricos-, sobre la preexistencia y la inmortalidad del alma. La influencia del pitagorismo, el orfismo y los ritos mistéricos es evidente en todo el texto, donde se habla de la reminiscencia, de la radical separación entre alma y cuerpo, de la purificación del alma, de la transmigración de las almas no purificadas a otros cuerpos y de la vida ascética propia del filósofo necesaria para la purificación. En el fragmento propuesto… 2. Síntesis sistemática de su pensamiento. Platón nace en Atenas en el año 427 a. C., en el seno de una familia aristocrática. Su educación fue sobresaliente y completa, siendo considerado como el discípulo más brillante de Sócrates. Murió en el año 314 a. C. De él conservamos muchas obras escritas; si bien se cree que sus lecciones de la Academia se han perdido, nos quedan sus diálogos, que podemos clasificar como: diálogos de juventud (Apología de Sócrates, Critón, Protágoras,..), de transición (Gorgias, Menón, Cratilo,…), de madurez (Banquete, Fedón, República,…), diálogos críticos y últimos diálogos (Parménides, Teeteto, Sofista,…). Seguramente por influencia socrática, la finalidad última de la filosofía de Platón se centra en la utilidad política, es decir, en la construcción de un sistema social gobernado por filósofos y fundamentado en una sólida concepción de la realidad y del conocimiento. En definitiva, no podemos entender la concepción política platónica y su concepto de ciudad ideal sin la idea de Justicia, la cual se explica desde la antropología, la ética y la metafísica u ontología platónicas. La teoría platónica de la realidad se apoya en la distinción entre apariencia y realidad propuesta ya por Parménides. Al mismo tiempo, comparte con Heráclito la noción de que toda realidad captada por los sentidos está sometida a un proceso de cambio. Pero, siguiendo a Parménides, la ciencia, la ética y la política exigen la existencia de algo verdadero y distinto de las cosas, algo que sea permanente. A esto Platón lo llamó Idea. De este modo, la realidad queda dividida en dos partes: el Mundo Sensible, formado por las cosas y sometido a constantes cambios; y el Mundo Inteligible, constituido por las ideas, permanentes e inmutables. Platón sitúa las Ideas en un lugar supraceleste, queriendo expresar, de forma mítica, su separación del mundo físico. Y es que las ideas no dependen en su ser, en su verdad y en su permanencia de las cosas sensibles; por el contrario, en cierto modo son causa de éstas. Téngase en cuenta que en el Timeo, cuando se narra la constitución del universo, Platón, retomando la idea de Anaxágoras de una inteligencia ordenadora, afirma que ésta, el Demiurgo, actúa sobre una materia eterna, caótica, plasmando en ella las esencias o ideas, siguiendo un plan o modelo. 1 Historia de la Filosofía 2º de Bachillerato Filosofía Antigua PLATÓN Para establecer y explicar la relación de los seres sensibles con las ideas, Platón recurre a dos términos: participación (los seres sensibles particulares participan de las idas correspondientes); e imitación (los seres del mundo sensible imitan a las ideas). La noción de imitación hace hincapié en que las ideas son modelos, paradigmas que las cosas pretenden imitar, a los cuales tratan de acercarse sin conseguirlo plenamente. La ideas son, pues, ideales que no llegan a realizarse plenamente en el ámbito de lo sensible. Pero hay que tener en cuenta que, para Platón, las ideas no son un conglomerado inconexo de esencias, sino que conforman un sistema jerarquizado, en cuya cúspide se encuentra la idea de Bien. El Bien como idea primera, como principio supremo, es la expresión del orden, del sentido y de la propia inteligibilidad de lo real. Como afirma en la República, dicha idea es la que proporciona la verdad a los objetos del conocimiento y la facultad de conocer a quien conoce. En resumen, podemos decir de las ideas que: son esencias. Existen separadas de las cosas particulares; no son conceptos o representaciones mentales, sino entidades con existencia real e independiente; sólo ellas, y no los seres sensibles, existen verdaderamente. Son las causas, formas o modelos de las cosas. Son únicas, inmutables y eternas; sólo captables por la inteligencia. Están organizadas jerárquicamente; en su cúspide se encuentra la idea de Bien, la cual se identifica con la de Verdad y la de Belleza, pues el Bien es lo verdadero y lo bello. En el mito de La caverna se representa alegóricamente la estructura de la realidad, así como los grados del conocimiento respecto a ella. Como hemos dicho anteriormente, Platón establece la dualidad de mundos: por un lado el mundo inteligible, de lo real, de las ideas, al que se accede a través del conocimiento intelectual; por otro, el mundo sensible, un mundo real también, pero de cosas, particular, al que se llega a través del conocimiento sensible. De este modo, Platón define varios tipos de conocimiento (símil de la línea): la opinión (doxa) puede ser imaginación (eikasía), que es el conocimiento referido a las sombras y los reflejos de las cosas; y creencia (pístis), que es una opinión no justificada por un razonamiento riguroso, el conocimiento referido a los objetos del mundo sensible. En un nivel superior está la inteligencia (episteme) que, a su vez, también se divide en dos: pensamiento (diánoia), es el conocimiento discursivo propio de las matemáticas y de otras ciencias exactas; y la dialéctica (nóesis), que es el nivel más alto del conocimiento, es el saber riguroso que se remonta al Bien. El conocimiento es también reminiscencia, el recuerdo de las ideas a partir de las cosas materiales, recuerdo que es posible porque el alma contempló el Mundo de las Ideas antes de reencarnarse y el olvido que se produce en ella no es total ni definitivo. La dialéctica es el método para alcanzar las ideas. La Dialéctica es también, a partir del diálogo la República, el conocimiento puramente inteligible, fruto de la intuición o de la contemplación directa de las ideas. Además, Platón considera que la dialéctica no es suficiente para llegar a la Idea, cree que es necesaria la virtud; de este modo la dialéctica y la virtud son caminos hacia el Bien. No obstante, el individuo no puede llegar al Bien de forma aislada, necesita al Estado, por ello virtud y Estado no se pueden entender por separado. Acerca de la virtud existen en la obra platónica tres acepciones que no son excluyentes: virtud como sabiduría en el sentido de que saber es acercarse a la idea de Bien, el hombre virtuoso es el que ha alcanzado el máximo nivel de conocimiento; virtud como purificación, porque el hombre virtuoso es el que purifica su alma para acceder a las Ideas; y virtud como armonía ya que el hombre virtuoso es el que consigue un equilibrio perfecto entre las partes de su alma y las virtudes que le son propias. La dialéctica es algo más que un proceso intelectual, por lo que Platón señala, además, un componente emocional en este ascenso al conocimiento: el amor (eros). Si la dialéctica viene a ser un progreso hacia la abstracción, el amor también nos lleva por ese camino, ya que induce a una idealización progresiva del objeto amado hasta llegara a la idea suprema. En el Fedro, el amor es la fuerza que empuja al alma en su ascenso; y en el Banquete es descrito como la guía del alma a través de la belleza hasta la contemplación de la idea de belleza en sí. Sin embargo, el amor -como la dialéctica-, necesita de una ascesis destinada a purificar el espíritu y prepararlo a la contemplación de las ideas. El conocimiento es posible porque el alma pertenece al mundo de las ideas. Platón vincula el alma al principio de conocimiento. El alma es inmortal, por ello preexiste y pervive al cuerpo, su unión con el cuerpo es accidental. Platón acepta la transmigración del alma, su salvación está relacionada con la adquisición del verdadero conocimiento, por ello del nivel adquirido en esta vida 2 Historia de la Filosofía 2º de Bachillerato Filosofía Antigua PLATÓN dependerá el cuerpo en el que se reencarne en la siguiente. El alma es superior al cuerpo, es el auténtico “yo”. En Platón no existe una concepción unitaria del hombre, establece una dicotomía entre alma y cuerpo; el alma está unida al cuerpo, pero su misión es purificarse y controlar el cuerpo posibilitando así el conocimiento de las ideas. La división que hace Platón del alma en tres tipos o partes representa los distintos aspectos de las actividades psicológicas del hombre que se enfrentan entre sí (mito del Carro alado). Estas partes son: la racional (intelectual o espiritual) que representa el puro pensar, ésta es la parte más noble, reside en el cerebro, es la que predomina en los filósofos, la virtud asociada a ella sería la prudencia o sabiduría; la irascible es menos noble que la anterior, ya que es el origen de pasiones aunque nobles como el valor o la ambición, esta parte es mortal, reside en el tórax y predomina en los guerreros junto a la virtud del valor; por último, la parte concupiscible es también mortal, es fuente de las pasiones innobles por ello es calificada como la parte mala del alma, predomina en el pueblo y la virtud asociada a ella es la templanza. La división que hace Platón entre varios tipos de alma se corresponde directamente con la organización social que plantea, una organización cerrada y formada por tres grupos o estamentos: los productores (alma concupiscible), guardianes o guerreros (alma irascible), y gobernantes o filósofos (alma racional). De los dos primeros grupos depende el funcionamiento de la polis; los gobernantes son una especie de aristocracia especial basada en la preparación intelectual, por ello han de ser filósofos. La Justicia es la que regula las relaciones entre los tres grupos; por tanto, sólo cuando vivan en armonía, cuando cada uno cumpla las funciones que le son propias se dará el ideal del Estado perfecto: es la virtud de la ciudad. En la filosofía platónica sociedad, ética y política están estrechamente vinculadas. En efecto, el hombre, en todo el mundo griego, es un ciudadano, y es en la polis donde adquiere las virtudes éticas, donde se realiza como hombre, de aquí que Platón se plantee la formación de buenos ciudadanos. Teniendo en cuenta esta concepción del Estado, no es extraño que Platón conceda una importancia fundamental a la educación. Ésta, que será competencia exclusiva del Estado, se organiza en la República en dos niveles: en el primario, común a todos los ciudadanos, se lleva a cabo mediante la gimnasia y la música (que incluye el arte y la poesía), y con la que se pretende educar no sólo el cuerpo sino también el carácter, inculcando hábitos y opiniones correctas; el segundo nivel, reservado a los futuros gobernantes, se desarrolla en dos fases: en la primera de ellas con estudio detallado y progresivo de las matemáticas, para, en su fase definitiva, abordar la dialéctica que culminará con el conocimiento del Bien. La utopía platónica comporta, además, otras medidas cuya finalidad es también de carácter moral. Así, Platón proclama la absoluta igualdad entre hombres y mujeres, que serán educados del mismo modo y tendrán las mismas oportunidades de llegar a guardianes o gobernantes. Además, se suprime la familia y se elimina la propiedad privada para estos dos grupos sociales. Ambas medidas no tienen un función económica, sino exclusivamente moral: se pretende evitar que el egoísmo se apodere de ellos y busquen, de ese modo, el bien común. En obras posteriores, como el Político o las Leyes, Platón matizó sus concepciones, tras llegar a la conclusión de que no es fácil encontrar auténticos sabios gobernantes. En efecto, el gobierno de los sabios fue sustituido por el gobierno de las leyes, por el estricto sometimiento de éstos al ordenamiento jurídico. No obstante, Platón nunca renunció a importantes principios como: que a la razón le corresponde gobernar; que el fin propio del Estado y del gobierno es hacer mejor a los ciudadanos; y, en definitiva, que la justicia es la condición ineludible para la felicidad. 3. Contexto histórico, sociocultural y filosófico de su época El contexto histórico-político en el que vive Platón es el final del llamado siglo de Pericles. En la época de Pericles las leyes democráticas permiten el acceso al poder a través de la preparación, por esto los filósofos enseñan al pueblo y se produce una democratización del saber, al mismo tiempo el lenguaje se convierte en un instrumento de manipulación que no refleja la realidad. En este contexto es en el que tanto Sócrates como Platón intentan recuperar el diálogo, la palabra, no para manipular sino para definir los conceptos morales ya que la verdad tiene para ambos un valor universal. 3 Historia de la Filosofía 2º de Bachillerato Filosofía Antigua PLATÓN Platón, ateniense y discípulo de Sócrates, perteneció a una familia aristocrática, vivió su infancia y juventud en una ciudad en guerra (Guerras Médicas). La caída de la democracia, que alcanzó su época de esplendor con Pericles, le hizo concebir alguna esperanza de que el régimen instaurado con los Treinta Tiranos supusiera alguna reforma social y política en la polis, sin embargo, el terror que instauraron supuso un rotundo fracaso y la democracia fue reinstaurada. Esta nueva democracia condenó a muerte a Sócrates, y Platón (que siempre manifestó una gran vocación política hasta el punto de intentar llevar a la práctica su modelo ideal de sociedad en Siracusa) dejó de interesarse en la política. La sociedad griega había sido aristocrática, agrícola y guerrera hasta el siglo VIII a. C., con la colonización apareció un nuevo grupo social, el de los comerciantes, y surgió la posibilidad de colonizar y crear nuevas ciudades. En esta nueva sociedad los ciudadanos de las polis eran iguales ante la ley; la forma antigua de gobierno era la de una monarquía hereditaria, pero ésta se fue sustituyendo en las nuevas ciudades por la una Constitución propia o por la Constitución democrática de Atenas. La legislación democrática, al permitir la participación de los ciudadanos en las asambleas, convirtió en prioritario el dominio de las artes del lenguaje (oratoria, retórica, etc.). Los debates se centraban en cuestiones políticas y jurídicas, lo que exigía, con frecuencia, discutir los asuntos de la vida en común: leyes, costumbres, instituciones,… En este sentido existían dos sistemas políticos enfrentados, y decidir cuál de ellos era el mejor es uno de los problemas que aborda Platón quien criticará tanto la tiranía como la democracia. La época en la que vive Platón es el período de mayor esplendor de la cultura griega en la que Atenas es el centro artístico e intelectual. Es en esta época en la que nacen dos géneros literarios: la tragedia (en la que destacan Esquilo, Sófocles y Eurípides) y la comedia (Aristófanes y Menandro). La tragedia reflejaba las pasiones y los conflictos humanos y, aunque los personajes eran dioses y héroes, incorporaba una especie de personaje colectivo que representaba el sentir de los ciudadanos: el coro. De este modo la tragedia formaba parte de la ciudad tanto en los temas (tan universales como los problemas que aborda Platón) como en los personajes. La comedia pretendía divertir criticando los vicios y defectos de personajes corrientes y situaciones cotidianas con humor. El arte griego refleja también la concepción platónica de la realidad. Tanto en arquitectura como en escultura se pretende la creación de un mundo idealizado, racionalmente abstracto. La belleza es entendida como armonía, medida, proporción, pero siempre conforme a unos criterios racionales que desembocan en modelos, arquetipos de la realidad. Es aquí donde se refleja el mundo de las ideas de Platón. La necesidad de idealizar se manifiesta en arquitectura en la creación de tres órdenes (dórico, jónico y corintio) y en templos como el Partenón y el Erecteión. En escultura es Fidias el que refleja de forma más fiel el idealismo platónico al representar a los dioses del Olimpo con la serenidad y majestuosidad propias del mundo de las ideas platónico. En este marco sociopolítico antes mencionado, la especulación sobre la naturaleza llevada a cabo por los presocráticos carecía de interés, siendo lo verdaderamente importante era convencer a los ciudadanos. Por ello, en el contexto filosófico destacan, además de Sócrates, los sofistas a los que se hace continua referencia en las obras platónicas. Los sofistas no eran pensadores sistemáticos, tenían un saber enciclopédico y un método deductivo. Eran escépticos y relativistas, afirmaban que no existía la verdad absoluta y que si existiese el hombre no podría llegar a conocerla porque la verdad depende del sujeto. Estas creencias les llevaron al convencionalismo que aplicaron tanto a la política como a la moral. Eran, por todo esto, totalmente opuestos no sólo al pensamiento sino también al método de Platón quien los critica abiertamente en sus obras. Sócrates, en cambio, aunque pertenece al ambiente cultural y filosófico de los sofistas, los combate en sus posturas y opiniones. Comparte con los sofistas y con Platón el interés por el hombre, por las cuestiones morales y por la política. Se diferencia de ellos en que Sócrates afirma que la verdad tiene valor universal y, aunque no puede ser enseñable, un hombre virtuoso y sabio puede ayudar a encontrar a otro la verdad de la que es portador. Este pensamiento y el método se reflejan en la obra de Platón. Las partes del método eran; en primer lugar, la ironía que consistía en reconocer la ignorancia, las falsas opiniones para iniciar la búsqueda de lo que se ignora; las preguntas se realizan con habilidad para llevar a la contradicción. La segunda parte del método era la mayéutica que consistía en alumbrar la verdad para llegar a la definición, la verdad que se busca. Sócrates era partidario del intelectualismo moral que consistía en identificar la virtud con el saber, teoría que con algunos cambios también aceptará Platón. 4 Historia de la Filosofía 2º de Bachillerato