09 MAR 2016 - Poder Judicial de Estado de Aguascalientes

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En sesión de 9 de marzo de 2016, la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación resolvió el amparo directo en revisión 5267/2014, a
propuesta del Ministro José Ramón Cossío Díaz, en el que exhortó al
Congreso del Estado de Chihuahua a fin de que tome las medidas necesarias
para adecuar formalmente la legislación orientada a combatir la violencia por
razón de género a los estándares internacionales, particularmente, tomando
en consideración la sentencia de Caso González y otras (“Campo
Algodonero”).
Lo anterior en virtud de que los ministros determinaron que el artículo 126 del Código Penal
de Chihuahua, que establece una agravante del delito de homicidio cuando la víctima es de
sexo femenino, es inconstitucional al contravenir los derechos a la igualdad y no
discriminación, pues si bien persigue un fin constitucionalmente imperioso —consistente en
garantizar a las mujeres una vida libre de violencia y discriminación— su articulación no
logra conducir adecuadamente a él en tanto el legislador omitió el elemento finalista, esto es,
que el homicidio se haya perpetrado en razón de género.
En este sentido, en la resolución se sostuvo que lo que justifica el mayor reproche social y,
por ende, el incremento de la pena, es que la privación de la vida constituya una
manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder entre
hombres y mujeres, esto es, que se haya realizado en razón de género, por lo que no basta con
identificar el sexo de la víctima, como lo prevé la disposición impugnada. En otros términos,
lo que intimida, degrada y cosifica es la “violencia feminicida” que en su vertiente más
extrema termina con la muerte de una persona identificada como mujer, no así toda privación
de la vida de una persona de sexo femenino.
En el caso, el quejoso al conducir su vehículo embistió a un grupo de personas y huyó del
lugar. Por lo anterior, ocasionó diversas lesiones a tres personas y privó de la vida a una
mujer, lo cual originó una sentencia condenatoria por los delitos de homicidio agravado y
calificado, así como por el de lesiones, imponiéndole una pena de treinta años de prisión con
base en el precepto impugnado. Inconforme promovió amparo, mismo que le fue negado.
La Primera Sala revocó la sentencia recurrida, declarando inconstitucional el precepto que
prevé la agravante del homicidio cuando se cometa contra una mujer, y enfatizó que debe
incluirse en la conducta típica el elemento finalista consistente en que la privación de la vida
se cometa por razones de género. En consecuencia, haciendo un reconocimiento de la
obligación del Estado mexicano de garantizar el efectivo cumplimiento y respeto del derecho
humano de las mujeres a una vida libre de violencia y discriminación y la urgencia de
consolidar una política integral, coordinada y de largo plazo para asegurar que los casos de
violencia contra las mujeres sean prevenidos e investigados, y los responsables procesados y
sancionados, y las víctimas sean reparadas, los ministros exhortaron al Congreso de
Chihuahua a que tome las medidas necesarias para adecuar formalmente su legislación.
1
En sesión de 9 de marzo de 2016, la Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación resolvió la solicitud de reasunción de
competencia 102/2015, presentada por el Ministro José Ramón
Cossío Díaz, en la cual dieciocho personas del Estado de Baja
California Sur, impugnaron los preceptos que circunscriben el
matrimonio a la unión de un hombre y una mujer, especialmente
por lo que hace a las medidas de reparación.
En el caso, el juez de Distrito concedió el amparo a los aquí quejosos en contra de
los artículos 150 y 330 del Código Civil para dicha entidad federativa. Sin
embargo, interpusieron recurso de revisión al estimar que se requería ordenar
medidas de restitución, satisfacción, rehabilitación, garantías de no repetición e
indemnización.
Razón por la cual, la importancia y trascendencia del caso radica en que su
resolución implicaría pronunciarse respecto de la procedencia de medidas de
reparación que deben otorgarse en una sentencia de amparo en caso de violación a
los derechos de igualdad y no discriminación.
2
En sesión de 9 de marzo de 2016, la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación resolvió la solicitud de ejercicio de la facultad de
atracción 301/2015, a propuesta del Ministro Arturo Zaldívar Lelo de
Larrea. Al resolver, la Primera Sala decidió atraer un amparo directo que
versa sobre una solicitud de restitución internacional de un menor,
interpuesta con anterioridad a que se actualice un acto ilícito en términos
de la Convención sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción
Internacional de Menores, es decir, el traslado o la retención ilícita del
niño.
En los hechos, la madre de un menor lo trasladó de Estados Unidos a México con
permiso del padre jurídicamente reconocido en ese momento. Como consecuencia, el
padre del niño solicitó su restitución internacional en términos de la Convención sobre los
Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores. La juez familiar que
conoció del asunto requirió la restitución del menor a su madre, pero ésta se negó.
Consecuentemente, la juez decidió que si bien el traslado fue lícito, a partir de ese
momento se actualizaba una retención ilegal del niño.
No obstante, en apelación la Sala estimó que aun cuando la solicitud se había realizado
dentro del plazo formal para obtener la restitución inmediata, habiendo transcurrido un
año no debía ordenarse la restitución si quedaba demostrado que el menor ha quedado
integrado en su nuevo ambiente. En este sentido, revocó la sentencia de primera
instancia, pues encontró que el menor ya se hallaba integrado en su nuevo ambiente y que
la restitución podía colocarlo en grave riesgo psíquico.
De esta manera, la importancia y trascendencia del asunto radica en que, al resolverlo, la
Primera Sala estará en posibilidad de pronunciarse sobre las siguientes interrogantes:


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¿Debe contarse el plazo para obtener la restitución inmediata del niño a partir de
que se sustrajo al menor, aun cuando dicha “sustracción” fue legal?
¿Debe contarse a partir de que se actualizó el hecho ilícito, esto es, la retención?
¿Cómo deben interpretarse las excepciones previstas por el Convenio, a la luz del
interés superior del menor?
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