Alicia Sandoval Martínez Juez Oral Mercantil (León, Guanajuato) Poder Judicial del estado de Guanajuato El Control Difuso de Constitucionalidad y Convencionalidad en el Procedimiento Oral Mercantil (recurso ordinario). 1.- Generalidades. La oralidad en el proceso judicial se ha adoptado como herramienta que permite la efectividad de los principios fundamentales que rigen al proceso. Es así que el legislador federal incorporó al Código de Comercio, en su libro quinto, un título especial denominado “Del Juicio Oral Mercantil”, mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 27 de enero del año 2011, cuyo artículo primero transitorio precisa como fecha de inicio de vigencia el año siguiente a aquélla. A través de diverso decreto, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 9 de enero del año 2012, se reformaron varios artículos del título especial “Del Juicio Oral Mercantil” y se adicionó al mismo el artículo 1390 Bis 50. De acuerdo con el segundo de los artículos transitorios de este decreto la reforma y adición legislativa entraron en vigor el 27 de enero del año 2012. Entonces, la vigencia del procedimiento oral mercantil se hizo efectiva a partir del 27 de enero del año 2012. Sin embargo, en el artículo tercero transitorio del decreto señalado en segundo término el legislador estableció el 1º de julio del año 2013 como plazo máximo para que los poderes judiciales de las entidades federativas hicieren efectiva la implementación del sistema de oralidad mercantil, dada la necesidad de infraestructura y capacitación. El procedimiento de referencia representa una innovación en la materia mercantil en cuanto que es el primero que adopta un sistema de audiencias y la oralidad como formalidad para el desarrollo de éstas. El procedimiento oral mercantil dispone de una fase escrita y una fase oral, la primera fija la litis, ya que comprende la demanda y contestación incluso el desahogo de vista de la contestación; la segunda fase se verifica, por regla general, en dos audiencias, a saber, la audiencia preliminar y la audiencia de juicio. La audiencia preliminar se encuentra prevista para realizarse en seis etapas contempladas en el artículo 1390 Bis 32 del Código de Comercio y tiene como propósito fundamental depurar el proceso, la conciliación como medio alternativo al proceso judicial y redefinir el conflicto. En tanto que la audiencia de juicio se encuentra destinada al debate, a la actividad probatoria, formulación de alegatos y dictado de la sentencia. 2.- Improcedencia de recurso ordinario. No obstante el esfuerzo legislativo por posicionar al Estado Mexicano en los estándares marcados a nivel internacional algunas normas del procedimiento soslayan la vigencia de derechos humanos reconocidos tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Al respecto se dispone en el párrafo segundo del artículo 1390 Bis del Código de Comercio: “Contra las resoluciones pronunciadas en el juicio oral mercantil no procederá recurso ordinario alguno”. Son diversas las resoluciones que exige la tramitación de un procedimiento oral mercantil. La presentación de la demanda, de la contestación y del escrito de desahogo de vista de esta última son algunas de las actuaciones previstas para la fase escrita del procedimiento oral mercantil, que obligan al Juez al dictado de una resolución escrita. De acuerdo con la literalidad del párrafo segundo del artículo 1390 Bis del Código de Comercio las partes se encuentran impedidas para recurrir la resolución que se pronuncie a cualesquiera de las mencionadas actuaciones, bajo el supuesto de que ésta les cause perjuicio. Dentro de las resoluciones propias de la fase escrita se pueden catalogar como perjudiciales aquella que desecha la demanda, la que no admite la contestación y la que rechaza el escrito de desahogo de vista de la contestación. Una resolución emitida en los términos apuntados implica además la anulación de un derecho trascendental para el desarrollo y conclusión del procedimiento, como lo es el derecho a ofrecer y desahogar medios de prueba; ya que éstos se deben proponer en los escritos de demanda, contestación y escrito de desahogo de vista de ésta, según lo dispone el artículo 1390 Bis 13 del Código de Comercio. Esto es, la decisión que inadmite cualesquiera de estos escritos importa la denegación del ofrecimiento de elementos de prueba que hagan las partes. Contra una determinación judicial del alcance precisado y según la letra del párrafo segundo del artículo 1390 Bis del Código de Comercio la parte que se considere afectada no podrá interponer ningún recurso de los previstos en los capítulos XXIV y XXV del título primero del libro quinto del Código de Comercio (revocación y apelación). Ante esta circunstancia el medio de impugnación de que dispone la parte afectada frente a esa resolución es el amparo, en términos de la fracción V del artículo 107 de la Ley Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, dado el derecho de acceso a la justicia. 3.- Medios de impugnación, marco jurídico constitucional. El derecho de acceso a la justicia se encuentra reconocido fundamentalmente en los artículos 14, 17 de la Constitución Federal, 8, 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, 2 y 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. El acceso a la justicia ha sido definido por Manuel E. Ventura Robles como la posibilidad de toda persona, independientemente de su condición económica o de otra naturaleza, de acudir al sistema previsto para la resolución de conflictos y vindicación de los derechos protegidos de los cuales es titular. Es decir, que por este principio podemos entender la acción, ante una controversia o la necesidad de esclarecimiento de un hecho de poder acudir a los medios previstos por los ordenamientos jurídicos nacionales e internacionales para su respectiva resolución. Tanto a nivel nacional como internacional este término ha sido últimamente visto como un equivalente al mejoramiento de la administración de justicia, siendo éste una forma de ejecución de dicho principio.1 La efectividad del derecho de acceso a la justicia requiere del debido proceso entendido, en términos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como el conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales a efectos de que las personas estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier acto del Estado que pueda afectarlos. Es decir, cualquier actuación u omisión de los órganos estatales dentro de un proceso, sea administrativo sancionatorio o jurisdiccional, debe respetar el debido proceso legal.2 Los requisitos a que se refiere la Corte Interamericana de Derechos Humanos son precisamente las formalidades esenciales del procedimiento que el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos atribuye al juicio seguido ante tribunales que tenga por objeto la discusión de hechos, derechos y obligaciones con efectos a privar al gobernado de la libertad, sus propiedades, posesiones o derechos. “La Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en materia de acceso a la justicia e impunidad”. 2 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros contra Panamá, sentencia del 2 de febrero del año 2001 (párrafo 124). 1 El artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos determina: “…Nadie podrá ser privado de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las Leyes expedidas con anterioridad al hecho…” Las formalidades esenciales del procedimiento se han referido por la autoridad jurisdiccional federal a las condiciones necesarias para garantizar la adecuada defensa, es así que en un criterio ha incluido, entre otras: a) La notificación del inicio del procedimiento y sus consecuencias. b) La oportunidad de ofrecer y desahogar los medios de prueba en que se finque la defensa c) La oportunidad de alegar, y d) El dictado de una resolución que dirima las cuestiones debatidas3. En diverso criterio la autoridad federal amplió a la impugnación4 la connotación de la proposición “formalidades esenciales del procedimiento” que se contiene en el artículo 14 de la Constitución Federal.5 Entonces, las formalidades esenciales del procedimiento no se limitan a la notificación del inicio del procedimiento, oportunidad de proponer, reproducir pruebas y de alegar y al dictado de una resolución sino que se incluye en las mismas el principio de impugnación respecto de esta última. Las formalidades esenciales del procedimiento son pues las condiciones o notas que deben concurrir en el derecho al debido proceso, que a la vez garantiza el derecho de acceso a la justicia. En el tema y en sentencia dictada el 2 de febrero del año 2001 al caso Baena Ricardo y otros contra Panamá la Corte Interamericana de Derechos Humanos se ha pronunciado, en igual sentido que la Autoridad Jurisdiccional Federal Mexicana, al Véase jurisprudencia del rubro:“FORMALIDADES ESENCIALES DEL PROCEDIMIENTO. SON LAS QUE GARANTIZAN UNA ADECUADA Y OPORTUNA DEFENSA PREVIA AL ACTO PRIVATIVO”. Registro 200234; 9a. Época; Pleno; S.J.F. y su Gaceta; Tomo II, Diciembre de 1995; Pág. 133. 4 Cfr artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. 5La autoridad federal ha sostenido ejecutoria bajo el rubro:” PRINCIPIO DE IMPUGNACIÓN DE LAS SENTENCIAS. CONSTITUYE UNA DE LAS FORMALIDADES ESENCIALES DEL PROCEDIMIENTO. De los artículos 14, segundo párrafo; 17, segundo párrafo y 107, fracción III, inciso a), todos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se advierte que constituye una formalidad esencial del procedimiento el hecho de que sea impugnable un acto definitivo de un tribunal que lesiona los intereses o derechos de una de las partes. En efecto, si los citados artículos 14 y 17 obligan, respectivamente, a que en los juicios seguidos ante los tribunales se respeten las formalidades esenciales del procedimiento y a que la justicia se imparta de manera completa e imparcial, y por su parte el aludido artículo 107 presupone la existencia de medios impugnativos en contra de sentencias definitivas, laudos y resoluciones que ponen fin al juicio mediante los cuales se nulifiquen, revoquen o modifiquen, es evidente que dentro de dichas formalidades están comprendidos los medios ordinarios de impugnación por virtud de los cuales se obtiene justicia completa e imparcial.” (Registro 177539, TA; 9a. Época; 1a. Sala; S.J.F. y su Gaceta; Tomo XXII, Agosto de 2005; Pág. 299). 3 sostener que la aplicación del artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos se extiende al “conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales a efectos de que las personas estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier tipo de acto del Estado que pueda afectarlos. Es decir, cualquier actuación u omisión de los órganos estatales dentro de un proceso, sea administrativo sancionatorio o jurisdiccional, debe respetar el debido proceso legal.”6 De las mencionadas formalidades esenciales del procedimiento (requisitos del debido proceso) la relativa al principio o derecho de impugnación se encuentra expresamente reconocida en los artículos 103, 104 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cipriano Gómez Lara retoma la definición que da Antonio Micheli Gian sobre los medios de impugnación, considerados como “los instrumentos procesales ofrecidos a las partes para provocar aquel control sobre la decisión del Juez, y este control es, en general (precisamente para la apelación, el recurso de casación, la regulación de competencia), encomendando a un Juez no sólo diverso de aquel que ha emitido el pronunciamiento impugnado o gravado, sino también de grado superior, aun cuando no esté en relación jerárquica verdadera y propia con el primero. No se excluye, sin embargo, que en ciertos casos, en consideración al tipo de control invocado, este último sea ejercitado por el mismo Juez que ha pronunciado la sentencia, objeto del control (revocación, oposición de tercero).7 En la doctrina los medios de impugnación se han clasificado en base a diversos criterios, uno de ellos los estima como el género y la especie ha derivado en el amparo, los recursos (ordinarios y extraordinarios), los incidentes y el proceso autónomo de ulterior promoción. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce incluso las especies de medios de impugnación, ya que si bien el artículo 14 de la misma obliga a las autoridades jurisdiccionales a observar las formalidades esenciales del procedimiento y por lo tanto reconoce en favor del gobernado el derecho de debido proceso; los artículos 103 y 107 de aquélla conceden el juicio de amparo como medio de impugnación frente a normas generales, actos8 u omisiones de autoridad que violen los derechos fundamentales (humanos) reconocidos en la propia Constitución y en los tratados internacionales que, en la materia, han sido adoptados por el estado Mexicano. Además de que los artículos 104 y 107 de la Constitución Federal prevén los recursos ordinarios y sus efectos.9 6 El propio Tribunal Internacional se pronunció en el mismo sentido en la sentencia que emitió el 6 de febrero del año 2001 al caso IvcherBronstein contra Perú. 7 Gómez Lara, Cipriano, Teoría General del Proceso, México, D.F., Harla, 1990, p. 388. 8 Inciso “a” de la fracción III del artículo 107: “…sentencias definitivas… que pongan fin al juicio…” 9 Artículo 104 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: “Los Tribunales de la Federación conocerán:… II.- De todas las controversias del orden civil o mercantil que se susciten sobre el cumplimiento y aplicación de leyes federales o de los tratados internacionales celebrados por el estado Mexicano. A elección Es así que la fracción II del primero de los preceptos citados con inmediatez reconoce el derecho de presentar, ante el superior inmediato del Juez que conozca del asunto en primer grado, el recurso de apelación en contra de sentencias dictadas en controversias del orden mercantil, suscitadas sobre el cumplimiento y aplicación de leyes federales . En el inciso “a” de la fracción III el artículo 107 regula la procedencia del amparo contra actos de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, señalando como actos, entre otros, la sentencia definitiva y las resoluciones que ponen fin al juicio. Lo trascendente para el punto en alusión es que en el párrafo tercero de ese inciso el Constituyente no sólo contempla el principio de definitividad, al establecer que la procedencia del juicio de amparo se encuentra condicionada al previo agotamiento de los recursos ordinarios, sino que vincula éstos a los efectos de modificar o revocar la sentencia o resolución. Es decir, la Constitución Federal reconoce el principio de impugnación, prevé como medios de impugnación el juicio de amparo y los recursos ordinarios, además de que incluye en éstos a la apelación y atribuye a los recursos ordinarios el efecto de modificar o revocar la sentencia. En congruencia con las normas constitucionales, el artículo 1336 del Código de Comercio determina que la apelación es el recurso que se interpone para que el tribunal superior confirme, reforme o revoque las resoluciones del inferior que puedan ser impugnadas por este recurso. En el diverso artículo 1339, dicho ordenamiento legal concede el recurso de apelación en contra de la sentencia que recaiga en negocios valiosos en dinero, cuya suerte principal sea igual o mayor a la cantidad señalada en su párrafo primero. 10 También se otorga el recurso de apelación en contra de las resoluciones recaídas en asuntos de cuantía indeterminada (artículo 1339 Bis). En correspondencia formal al enunciado de los artículos 1339 y 1339 Bis del Código de Comercio, éste determina en el párrafo segundo del artículo 1390 Bis: “…Contra las resoluciones pronunciadas en el juicio oral mercantil no procederá recurso ordinario alguno.” del actor y cuando sólo se afecten intereses particulares, podrán conocer de ellas, los jueces y tribunales del orden común. Las sentencias de primera instancia podrán ser apelables ante el superior inmediato del juez que conozca del asunto en primer grado…” Artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: “…III. Cuando se reclamen actos de tribunales judiciales…el amparo sólo procederá en los casos siguientes:…Para la procedencia del juicio deberán agotarse previamente los recursos ordinarios que se establezcan en la ley de la materia, por virtud de los cuales aquellas sentencias definitivas, laudos y resoluciones puedan ser modificados o revocados, salvo el caso en que la ley permita la renuncia de los recursos…” La cuantía de la suerte principal se ha actualizado por la Secretaría de Economía a $539,756.58 para el año 2014. 10 Luego, conforme a la letra del párrafo segundo del artículo 1390 Bis del Código de Comercio, no procede el recurso de apelación en contra de la sentencia que se dicte en el procedimiento oral mercantil. Tratándose de la sentencia que concluye el procedimiento oral mercantil, la improcedencia del recurso se justifica, formalmente, por el propio Código de Comercio en la cuantía del negocio para concluir entonces que el principio de impugnación se cumple mediante el procedimiento de amparo; esto es, que a falta de recurso ordinario la sentencia emitida en el procedimiento oral mercantil podrá impugnarse a través del amparo directo. 4.- Medios de impugnación, marco jurídico convencional. El punto 1 del artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos reconoce el derecho de toda persona a un recurso sencillo y efectivo o cualquier otro recurso efectivo ante jueces o tribunales competentes que la ampare contra actos que violen los derechos fundamentales de aquélla, reconocidos en la Constitución, la Ley o la propia Convención; incluso cuando el acto se haya emitido en el ejercicio de funciones oficiales. Asimismo, el punto 2 del artículo contempla el compromiso asumido por los Estados partes, no sólo para garantizar la decisión de los derechos de la persona que interponga el recurso y el cumplimiento de la resolución que haya acogido las razones de inconformidad, sino para desarrollar las posibilidades del recurso judicial. Ahora bien, en sentencia dictada el 29 de julio de 1988 al caso Velázquez Rodríguez contra Honduras la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha explicado la efectividad del recurso en función de su idoneidad para proteger y remediar la situación jurídica infringida 11 . En términos del Tribunal Internacional del Sistema Interamericano el recurso debe ser capaz de producir el resultado para el que se ha concebido12. Entonces, son diversos los factores a considerar desde la perspectiva de la idoneidad. Uno de ellos el legislativo y otro el fáctico. Si el propósito de todo recurso es la protección contra actos lesivos de derechos fundamentales asociada con la reparación de la infracción, a través de un control de 11 Véase párrafo 64 de la sentencia. Corte Interamericana de Derechos Humanos, sentencia dictada el 26 de noviembre del año 2010 al caso Cabrera García y Montiel Flores contra México “… 142.-En el mismo sentido, la Corte ha señalado que los Estados tienen la responsabilidad de consagrar normativamente y de asegurar la debida aplicación de los recursos efectivos y de las garantías del debido proceso legal ante las autoridades competentes, que amparen a todas las personas bajo su jurisdicción contra actos que violen sus derechos fundamentales o que conlleven a la determinación de los derechos y obligaciones de éstas. También ha establecido que para que el Estado cumpla con lo dispuesto en el artículo 25 de la Convención no basta con que los recursos existan formalmente, sino que es preciso que tengan efectividad en los términos del mismo, es decir que den resultados o respuestas a las violaciones de derechos reconocidos, ya sea en la Convención, en la Constitución o en la ley. La Corte ha reiterado que dicha obligación implica que el recurso sea idóneo para combatir la violación y que sea efectiva su aplicación por la autoridad competente. 12 legalidad ejercido por el propio órgano jurisdiccional u otra instancia; la regulación del recurso debe estar concebida de tal forma que en la norma resulte sencillo y rápido en su tramitación, pero el recurso también debe ser efectivo para el resultado esperado, si en el particular queda demostrada la violación, significa pues que en los hechos debe materializarse la efectividad del recurso. Desde este marco jurídico e interpretativo, el párrafo segundo del artículo 1390 Bis del Código de Comercio se opone al diverso 25 (punto 1) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos porque si bien es cierto que el sistema normativo interno brinda al gobernado el Amparo, como medio de impugnación frente a actos de autoridad con efectos de obligar a la autoridad responsable a respetar el derecho de que se trate y a cumplir lo que éste le exija, y que en la norma la tramitación del amparo es rápida, ya que de acuerdo con ésta no excede del plazo de 30 días siguientes a la admisión de demanda; no menos cierto es que en el plano factico, en los hechos, el uso del amparo no resulta rápido ni efectivo respecto de ciertas resoluciones pronunciadas en la fase escrita del procedimiento oral mercantil. Amen de que sus efectos no son los de revocar o reformar la resolución impugnada, como lo previene para el recurso ordinario la fracción III, en inciso “a”, del artículo 107 de la Constitución Federal. Imagine que durante el desarrollo del procedimiento oral mercantil se dicta resolución desechando la contestación, la reconvención o el escrito de desahogo de vista que se dio de la contestación. Una resolución de tal índole podrá trascender al derecho de prueba si en tales escritos se ofertaron medios probatorios en términos de los artículos 1390 Bis 11 y 1390 Bis 13 del Código de Comercio. En tal supuesto el perjuicio podrá ser de doble magnitud. Conforme al párrafo segundo del artículo 1390 Bis del Código de Comercio la parte que hubiere presentado cualesquiera de los mencionados escritos se encontrará impedida para hacer uso de un recurso sencillo y rápido. Entonces y de ser su deseo impugnar la decisión judicial se verá en la necesidad de interponer un amparo. Además de la posibilidad que existe de que el gobernado se enfrente a múltiples criterios asumidos sobre la connotación de la oración “actos en juicio cuyos efectos sean de imposible reparación”, de admitirse la demanda de amparo habrá que esperar el emplazamiento a los terceros interesados, el informe con justificación de la autoridad responsable y la audiencia constitucional; actos que requieren de un plazo mayor al que el Código de Comercio fija para la celebración de la audiencia preliminar. Son precisamente estas circunstancias las que permiten afirmar que el amparo no es el medio de impugnación efectivo para reparar las posibles violaciones cometidas por los órganos jurisdiccionales en la fase previa a la oral del procedimiento regulado en el título especial del libro quinto del Código de Comercio. Ante violaciones como las indicadas el gobernado busca un resultado favorable, traducido en la reparación de la infracción y admisión del escrito de contestación, reconvención y desahogo de vista de la contestación y por ende de la propuesta de medios de prueba. Esto no será posible a través del amparo no sólo porque sus plazos distan del fijado para celebración de la audiencia preliminar en el procedimiento oral mercantil sino porque el exceso en la carga de trabajo de los tribunales federales materialmente los imposibilita para pronunciar sentencia en la audiencia constitucional, a lo que debe abonarse la regulación de los efectos del amparo, mismos que difieren de los previstos para un recurso ordinario. Son semejantes a los términos de la Convención Americana sobre Derechos Humanos los consagrados en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ya que en su artículo 2 (punto 3) contempla el deber para los Estados firmantes de garantizar el derecho de toda persona, violentada en sus derechos o libertades, a interponer un recurso efectivo, de decidir sobre los derechos implicados en recurso y de desarrollar las posibilidades del recurso judicial. 5.- Control de constitucionalidad y convencionalidad ex officio. El 23 de noviembre del año 2009 se dictó por la Corte Interamericana de Derechos Humanos sentencia al caso Rosendo Radilla Pacheco en contra del estado Mexicano. En lo que interesa, el Tribunal Interamericano estableció en la sentencia de mérito que con independencia de la sumisión al imperio de la Ley por parte de los jueces y tribunales internos, éstos también están sometidos a la Convención Americana sobre Derechos Humanos cuando ésta ha sido adoptada por el Estado en el que actúan. El fallo precisa que la sumisión de los órganos jurisdiccionales a la Convención Americana sobre Derechos Humanos obliga a los jueces a velar porque las disposiciones de ésta no se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin; lo que se traduce en un control de convencionalidad ex officio entre normas internas y dicha Convención, en el marco de las respectivas competencias y de las regulaciones procesales que correspondan; y que exige observar además la interpretación que ha hecho del Pacto de San José la Corte Interamericana, como intérprete última del mismo. La jurisprudencia interamericana en cita se reiteró en las sentencias emitidas por el propio Tribunal Interamericano en contra del Estado Mexicano el 30 y 31 de agosto y 26 de noviembre del año 2010 a los casos Fernández Ortega y otras, Rosendo Cantú y otra, y Cabrera García y Montiel Flores. En correspondencia con la jurisprudencia interamericana, desde el 10 de junio del año 2011 el artículo 1º de la Constitución Federal reconoce en favor de toda persona que se encuentre dentro de territorio nacional el goce de los derechos humanos reconocidos tanto en la propia Constitución como en Tratados Internacionales de los que sea parte el Estado Mexicano, así como de las garantías para protección de aquéllos. Establece el dispositivo que el ejercicio de tales derechos y garantías no puede restringirse ni suspenderse, excepto en los casos y con las condiciones previstas en el Pacto Federal. Asimismo, el artículo 1º constitucional incorpora la interpretación conforme a la Constitución y los Tratados Internacionales en materia de derechos humanos a fin favorecer a las personas la protección más amplia. 6.- Inconformidad entre el párrafo segundo del artículo 1390 Bis del Código de Comercio y las normas constitucionales y convencionales. Sobre las bases expuestas, se concluye que no es conforme a las disposiciones de la Constitución Federal ni al texto de la Convención Americana sobre Derechos Humanos el párrafo segundo del artículo 1390 Bis del Código de Comercio, en cuanto que éste establece la improcedencia de recurso ordinario en contra de las resoluciones dictadas en el procedimiento oral mercantil, no obstante que la fracción II del artículo 104 del primer ordenamiento jurídico concede expresamente el recurso de apelación en contra de la sentencia pronunciada en procedimiento mercantil que exige el cumplimiento y aplicación de leyes federales;13 y que el artículo 25.1 del Pacto de San José reconoce en favor de toda persona el derecho a un recurso sencillo y rápido o efectivo, ante jueces, que la ampare contra actos violatorios de sus derechos fundamentales, sea que éstos se encuentre consagrados en la Constitución, Convención o Ley. Es decir, la aplicación del control difuso de Constitucionalidad y de Convencionalidad ex officio exigida a los Jueces por el artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y por la Jurisprudencia interamericana (establecida sobre la base de los artículos 1º y 29 del Pacto de San José), conduce a confrontar la norma contenida en el párrafo segundo del artículo 1390 Bis del Código de Comercio con los artículos 14, 104 de la Constitución Federal, 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, con el resultado de la oposición o inconformidad de aquélla con las normas constitucionales y convencionales. La inconformidad radica, como se expresó, en el hecho de que la norma mercantil determina la improcedencia de recurso ordinario para el procedimiento oral mercantil soslayando que, tratándose de sentencia la Constitución Federal concede expresamente el recurso de apelación en la fracción II de su artículo 104, sin distinción de condición económica; que la Convención Americana no sólo reconoce el derecho a un recurso sencillo y rápido o efectivo sino que establece para los Estados partes el compromiso de desarrollar las posibilidades del recurso judicial; y que el derecho a un recurso es inherente a las formalidades esenciales del procedimiento o garantías del Como lo son el Código de Comercio, la ley de Instituciones de Crédito, la Ley General de Organizaciones y Actividades Auxiliares del Crédito, la Ley sobre el Contrato de Seguro, etc. 13 debido proceso, explicadas en jurisprudencia nacional e internacional a propósito de los artículos 14 de la Constitución Federal, 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, 2 y 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. El derecho a un plazo razonable que contempla el artículo 17 de la Constitución Federal no justifica la restricción al recurso ordinario porque la celeridad procesal no puede ponderar sobre el derecho al recurso. Como tampoco justifica la restricción en comento el valor del negocio porque la fracción II del artículo 104 de aquélla no condiciona el recurso a asuntos de determinada cuantía. 7.- Solución en la práctica judicial. La comentada inconformidad constitucional y convencional obliga al Juez que se asume en director del procedimiento oral mercantil a dejar de aplicar la norma en examen y por lo tanto a admitir el recurso de revocación o de apelación, según la naturaleza de la resolución impugnada; esto como reparación a la violación proveniente del legislador federal. Luego, la inaplicación de la norma que se analiza y la admisión del recurso de apelación procederá cuando el sujeto del proceso interponga éste contra la sentencia que concluya el procedimiento oral mercantil. En cambio, la admisión del recurso de revocación procederá contra resoluciones de la fase escrita y resoluciones dictadas en audiencia, siempre que sean de aquellas que afecten el derecho de defensa, pues el capítulo XXIV del título primero del libro quinto del Código de Comercio contiene la regulación del recurso de revocación y éste reúne la condiciones de sencillez y rapidez requeridas por la Convención Americana, en cuanto que como recurso horizontal debe resolverlo el Juez que dirija el proceso, ya en fase escrita, ya en la audiencia de forma oral e inmediata a su interposición pero respetando el principio de contradicción, según la fase procesal en que se interponga. Se considera que el recurso de revocación no debe admitirse en contra de cualquier resolución sino contra aquella que trascienda a las formalidades esenciales del procedimiento o garantías del debido proceso. Esto porque en sentencia dictada el 17 de noviembre del año 2009 al caso Barreto Leiva contra Venezuela la Corte Interamericana de Derechos Humanos aludió al margen de apreciación de los Estados parte para regular el ejercicio del derecho a recurrir, siempre que se prescindan de restricciones o requisitos que infrinjan la esencia misma del derecho al recurso, y porque tratándose de actos procesales verificados dentro de audiencia preliminar o de juicio la limitación al recurso se justifica en la aplicación del principio de contradicción, que confiere el derecho a contra argumentar frente a las promociones de la parte contraria. De manera que la aplicación del principio de contradicción constituye la medida para garantizar a los sujetos del proceso el derecho de audiencia ante cualquier petición de la contraparte. Es decir, que en la práctica judicial la inconformidad de que adolece la norma sujeta a examen se supera excluyendo su aplicación en el caso en concreto y admitiendo el recurso ordinario de apelación o de revocación (según la resolución impugnada) como resultado del ejercicio del control difuso de constitucionalidad y convencionalidad ex officio y de la ponderación exigida por el mismo. 8.- La necesidad de una reforma al artículo 1390 Bis del Código de Comercio. La inconstitucionalidad e inconvencionalidad del párrafo segundo del artículo 1390 Bis del Código de Comercio exige al Estado Mexicano el cumplimiento del deber asumido con la adopción de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Por ello se califica de necesaria una reforma al Código de Comercio con efectos de adecuar el artículo 1390 Bis a las disposiciones constitucionales y normas de Derecho Internacional, mediante la regulación expresa del recurso de apelación frente a la sentencia y del recurso de revocación contra el auto que inadmita la demanda, que deseche la contestación, que no admita la reconvención, que niegue el llamado a tercero y que deniegue el ofrecimiento de medios de prueba; así como contra la resolución oral que deseche algún incidente, que califique de inadmisibles medios de prueba y que declare o niegue la confesión de algún sujeto del proceso. Debe considerarse que la reforma ha de extenderse a los artículos 1339 y 1340 del Código de Comercio porque éstos restringen el recurso de apelación e impiden su interposición en procedimientos ejecutivos y especiales, cuya suerte principal es inferior, actualmente, a la cantidad de $539,756.58, y porque como se dejo establecido el recurso de apelación contra sentencia lo concede la Constitución Federal sin distinción de condiciones económicas, de cuantía del negocio ni de la pertenencia al fuero común o federal del Juzgador que haya dirigido y concluido el procedimiento judicial de naturaleza mercantil. La adopción de la reforma en los términos propuestos evitará al gobernado la inseguridad jurídica en cuanto la posible contradicción de criterios que asuman los Juzgadores frente a la petición que se les realice para que ejerzan control difuso de constitucionalidad y convencionalidad y para que como consecuencia de dicho método dejen de aplicar la norma y admitan el recurso ordinario interpuesto.