EL ARGE GRIEGO Estimada Mayra: El esquema de los filósofos está bien, yo diría más que bien, pues mencionas algunos que yo no había considerado. Este esquema, como bien lo divides, empieza con los filósofos presocráticos, luego viene el período de crisis con los sofistas, luego el período de oro con Sócrates, Platón y Aristóteles y terminas con la decadencia, que incluye a los estoicos, epicúreos, cínicos, hedonistas, eclécticos y neoplatónicos. Es importante destacar que lo importante en filosofía no son las respuestas, sino las preguntas, y entonces, lo importante de estos autores no es tanto lo que dijeron, sino el planteamiento que estaban iniciando o fundamentando. En el caso de los presocráticos notamos la siguiente evolución: los primeros, llamados también Jonios o Milesios, se preguntan por el de la naturaleza () y responden que este principio ontológico es el agua, el aire, lo indeterminado (), etc. Como verás, lo importante no es tanto su respuesta –que en un momento dado, suena un tanto ingenua- sino el planteamiento en sí: buscan el de las cosas, y decir (=argé) significa decir el fundamento de lo que existe, la causa primera de todo el mundo, el principio generador del ser y de la vida, el principio cronológico y ontológico de los entes, lo que sustenta las cosas que vemos y que no vemos. Esto se entiende mejor si tomamos en cuenta que en el evangelio de Juan, capítulo 1, versículo 1, el autor dice que en el principio era la palabra, y la palabra estaba junto a Dios, y la palabra era Dios. Y traducen principio como “”, palabra que junto a “” da el sentido de “creación”, pues en Génesis 1, 1 la Biblia comienza exactamente con la misma expresión: “ ”, lo que significa que este principio es el principio de todo el cosmos, que antes del no había nada. Otra prueba de lo mismo la encontramos en el evangelio de Marcos, capítulo 1, versículo 1, cuando le confiere a Cristo el título de , en el sentido de que Cristo es el fundamento de la verdadera vida y verdad. Pues bien, si Tales de Mileto, o Anaxágoras o los demás buscaron el argé de cuanto existe, entonces esta búsqueda los hace importantes y no tanto la respuesta que dieron. ¿Por qué? Sencillo, porque al buscar el de los entes (ente=lo que existe) están afirmando dos verdades que son la clave de toda la ciencia: 1. Están afirmando que el hombre puede comprender el mundo. Y 2. Están afirmando que este mundo no es un caos ininteligible, no es un conjunto de fenómenos que se dan sin ton ni son, es decir, están diciendo que el mundo es comprensible, es decir, que el mundo es racional. Entonces, ¿cuál es la tesis de estos primeros pensadores? Simple: que el hombre racional puede comprender lo racional del mundo que es racional también. El mundo no es un caos, sino un cosmos ( = orden). En griego “” (=cosmos) significa “orden”, es decir, que detrás del caos aparente de los entes podemos descubrir el orden del ser, ser que pone orden en el desorden aparente de la multiplicidad de entes y de fenómenos que parecen acaecer “porque sí”. El hombre ve entes, pero esto primero que ve no es el , no es lo que busca, él quiere saber precisamente cuál es el origen, fundamento y razón de estos entes, y entonces comienza la filosofía, con la búsqueda de la verdad, del ser que es el de todo lo que existe. Y entonces, comienza la ciencia, que es la comprensión racional de lo racional (=) del mundo que es racional (= cosmos = orden = lo que está sujeto a leyes universales y necesarias. Lo que acontece según una lógica racional y exacta). Los Pitagóricos dieron un segundo paso en esta búsqueda de la verdad del mundo cuando afirmaron que su no era algo material, sino algo ideal, como lo es el número, entendido éste como medida y como proporción. Entonces, lo que importa de Pitágoras no es tanto si el número es la esencia del mundo, lo que verdaderamente importa de él es que es el primero en afirmar que el cosmos está escrito en lenguaje matemático y que el hombre lo puede leer. Tuvieron que pasar 20 siglos para que otro famoso pensador (Galileo) dijera lo mismo y le hicieran caso, porque si bien Pitágoras descubrió esta verdad, nadie o casi nadie la entendió en su tiempo. Los eléatas, por su parte, van más allá en su búsqueda del , porque por primera vez encuentran al ser, no material, no ideal, sino más allá de lo concebible (= metafísico = ontológico). Para Heráclito el es el movimiento, es el devenir, es el cambio. Y afirma que “todo cambia” (= ), pero lo único que no cambia en este cambio es que todo cambia. En otras palabras, en la aparente confusión del cambio, hay algo que permanece y que sustenta el mismo cambio, y esto que no puede cambiar (porque si cambiara entonces desaparecería el cambio) es el cambio. Entonces, la frase (= panta rei = todo cambia) debería completarse así: todo cambia menos el cambio. Todo deviene, menos el devenir. Todo fluye, menos el fluir. Y esta cualidad del cambio que no cambia para que todo cambie es el que da fundamento al universo cambiante, es el ser que fundamenta a los entes. Parménides habla de lo mismo con otros términos. Cuando niega el cambio y dice que este paso del no ser al ser o del ser al no ser es imposible, estaba refiriéndose a lo mismo que Heráclito. En todo caso podría decirse que mientras Heráclito descubría al ser por medio de los entes, Parménides descubre los entes por medio del ser. Si el movimiento es el paso del no ser al ser, entonces el movimiento es imposible porque: si algo pasa del no ser al ser no se puede, pues del no ser no puede generarse nada. Ahora bien, si lo vemos al revés también se cae en una contradicción lógica: si el movimiento es el paso del ser al no ser, o una de dos, o pasa al ser, lo cual ya era, o pasa al no ser, pero el no ser no es nada (el no ser es nada), luego entonces, el movimiento es imposible. Pero al declarar la imposibilidad del movimiento, se está refiriendo al ser, o sea, Parménides dice que el ser es el que no puede cambiar, y no los entes (los cuales cambian, por supuesto) y entonces llega a la misma conclusión de Heráclito: que hay algo que no cambia. Y, al sentar las bases del conocimiento sensible (que ve lo que cambia) y el conocimiento intelectual (que ve lo que no cambia) da pie para las ulteriores tesis de Platón y de Aristóteles, el cual no hace sino conciliar estas dos posiciones en una síntesis que será la base de todo el pensamiento occidental. Por lo que, podemos afirmar sin ambages, que después de Heráclito y Parménides no se ha dicho nada nuevo. Espero que con esto, haya quedado claro el meollo del asunto. En lo que se refiere a todo lo demás que hiciste, está muy bien. Te felicito.