EL SURMENAGE DE LA MUERTA ( el arte del desastre ) Año 2, Número 5 - Buenos Aires, Argentina - Septiembre 2002 Institución de la pobreza. Pobreza institucional. Miguel Ángel Forte La dimensión temporal del sentido, es aquella que permite reconocernos socialmente en nuestra condición de habitantes de un mundo. En tal sentido entonces, llamamos a nuestra época y gracias a la generosa semántica de la modernidad, moderna o posmoderna, aunque sin haber llegado a definir los rasgos estructurales que diferencian a la sociedad moderna de sus antecesoras. Parto entonces y como siempre en la sociología, de una carencia, para el caso particular, de la falta de una teoría de la sociedad y ¡ni que hablar de la Argentina!. Digo entonces y a pesar de todo que prefiero pensar, sociológi-camente, en el carácter de la diferenciación en la modernidad bajo las formas de un modelo de desigualación funcional, superador de aquel inspirado en la división del trabajo, que en su forma salarial especialmente, está en extinción, con todas las transformaciones que este cambio implica al punto de alcanzar una mutación ética del orden social. Por otra parte y en relación con todo lo anterior, agrego, que puede decirse que conviven aunque con matices diversos y en una época de crisis planetaria de la institución intelectual, dos miradas diferentes desde el punto de vista de la dimensión objetiva del sentido acerca de la concepción espacial que, utilizando una metáfora ligeramente arqueológica, son de derecha y de izquierda hacia el interior de cada una de ellas. En tal sentido, puede diferenciarse entonces la primera mirada, resistente regional que piensa a la sociedad bajo la forma del estado nacional y que por lo tanto considera que el sistema –institución derecho y el sistema –institución político son en definitiva los que deberían marcar las pautas a seguir por el sistema económico, cuya autonomía y ahora me refiero a la segunda mirada, gracias a su puesta en forma monetaria, logró ponerse por encima lejos, en la disputa con los otros sistemas de sentido para poner sentido. Dicho de otra forma y en síntesis la institución económica es hegemónica pero en tanto sistema. Pero no obstante y ante casi una evidencia como la anterior y desde la perspectiva de la que llamé primera mirada, se insiste en que en realidad se trata de llevar a cabo transformaciones de factura ética que permitirían adecuar a las instituciones. Aquí y vuelvo a la arqueología del saber, por derecha y por izquierda se considera que la corrupción constituye el obstáculo frente a, por ejemplo, las diversas instituciones internacionales que nos miran con descrédito y por lo tanto nos cortaron el crédito. Pero, vuelvo a lo dicho al principio y si del endeudamiento se trata, convengamos en que ha sido funcional, si no sigue siendo, al orden social, si este se piensa superando un criterio regional cuando comprendemos al sistema social en el sentido de una sociedad global. Desde esta segunda mirada, agrego, que aceptar la forma de la sociedad global, no implica necesariamente adoptar un criterio sistémico que signifique la mera aceptación de lo dado, globalismo de derecha, pero si reflexionar sobre la factura de la resistencia, globalismo de izquierda, en un mundo en que la economía manda en el sentido de las dependencias sistémico institucionales, aunque el derecho y la política hagan como que son autónomos de la economía global. Es más, cuando el pueblo por ejemplo se expresa con el “que se vayan todos”, ¿se refieren a un asunto que implicaría un cambio de personas o expresan un sentimiento cuyo sentido sería posible de interpretar en el horizonte de la crisis de la forma institución como tal?. Si aceptamos entonces que el tanque de la ética no abastece a todas las posibilidades de integración que los sistemas sociales se dan para sí, la comprensión de aquel sentimiento podría ser superador. En tal sentido y en relación a lo anterior, si lo que conocimos en la sociología bajo el nombre de anomia, no alcanza a explicar el problema de la desintegración social en la Argentina, es porque probablemente ya no sea válido utilizar el concepto en la medida en que fuera de las normas también puede haber integración o desintegración social. Por otra parte y relacionado a lo anterior, recuerdo, que hace aproximadamente quince años que la semántica de la pobreza comenzó a abrirse paso en la producción de sentido, acerca de la interpretación de los avatares de las sociedad argentina. Semántica que se fue fortaleciendo a la luz de la evidencia de que el número de pobres aumentaba día a día hasta llegar a los titulares que al fin los pobres superan la mitad de la población. Aparentemente el responsable de esta situación es lo que se conoce con el nombre de modelo económico. Coinciden también las instituciones, al aceptar que la pobreza no es solamente un flagelo corporal de aquellos que la padecen sino un problema moral y ético, sin reflexionar acerca de la característica de la sociedad moderna que se caracteriza precisamente por el vaciamiento del tanque de la ética para el abastecimiento de sentido integrador de la sociedad contemporánea que ha de mostrado, que el tiempo de la modernidad se abrió paso no en el horizonte de la realización de su factura iluminista que hizo pensar que el individualismo posesivo, la desigualdad y el genocidio, eran momentos en la realización plena de la modernidad, la que mientras tanto era un proyecto inconcluso. En tal sentido, estaba viva la esperanza de llegar a la modernidad que prometían sus intelectuales desde la instituciones académicas europeas, la de la realización plena de la libertad en un orden que garantizaría la más genuina expresión de la diversidad. Pero sucedió en cambio algo un tanto diferente pues la realidad cada vez se parece más a si misma. Puede decirse entonces que en la sociedad moderna se desplegó una forma de diferenciación de carácter funcional en la que fue el sistema económico el más productivo de valor en el sentido de su hegemonía para incluir y excluir en el sistema social. En tal sentido las institución de la economía logró hacernos participar a todos al fin de un conjunto de creencias. Pude decirse incluso que la economía es una institución imaginaria al fin como todas pero con el beneficio adicional de la evidencia o lo que es lo mismo logró gracias a su forma monetaria, convertirnos a todos en militantes de valores, al punto que y por ejemplo podemos adquirir un bien aunque en el terreno del discurso seamos enemigos declarados del sistema económico imperante. Este texto está inspirado en la sospecha que el tiempo se lleva todo o lo que es lo mismo estamos en condiciones adversas para conocer algo del futuro. Desde el punto de vista epistemológico puede decirse que los parámetros del deber ser institucional se construyeron sobre ideas humanistas acerca del futuro, ligadas a la idea de progreso. Quiero decir que la discusión sobre el vaciamiento institucional en la Argentina no tiene salida en el sentido de esperar que la forma institucional sea conservada con un simple recambio de las personas que las integran. Es decir, lo que sería posible debatir es la posibilidad de formas alternativas de orden. Esta sensación de desintegración social tiene la novedad de habilitar la sospecha que no tiene límite y debe ser así porque probablemente sea al fin la ética como forma de integración la que está en duda en su eficacia. mforte@interlap.com.ar Instituciones Rafael Cippolini 1. Volver arte (darle un consciente tratamiento estético, como intención madre) a la memoria (ya individual, ya colectiva): esta ha sido y es la institución más fuerte de los últimos veinte años. Todo sujeto perdiéndose en la estilización de sus rastros (la estética del Rojas en un extremo –la propuesta de un olvido de la tradición para recuperar los recuerdos de la cotidiana autoreferencia–, el tautológico Parque de la Memoria en el otro –la militancia del documento como denuncia–). Materializar el recuerdo en una fijación de lo mínimo (durante un lustro hubo artistas que abusaron de los diminutivos cercanos a cierta recuperación artística de la infancia); los materiales y las poéticas de las biografías intimas o Estatales (lo sagrado y la catástrofe: estos han sido los términos que inundaron los discursos). Fotos de amigos, de los otros cercanos, de los rituales que construyen la imagen que el artista desea tan cerca suyo que lo levante; fotos de los otros ganados de la total otredad, los bárbaros, el testimonio de lo que una y otra vez la memoria pretende exorcizar: policías, militares, políticos. No existe, no es posible, una memoria no política: el arte indica y señala la inmediatez de ciertas formas de vida. Y también sus amenazas. 2. No existe (no se convoca a) una memoria no humana (incluso a lo divino se lo llama desde una refundación de lo humano). Debería escribir: una refundación de lo humano, más acá o más allá de toda ideología Humanista. Hace mucho tiempo que el arte no es sino un medio para atrapar esa fugacidad, esa fragilidad; esa divina precariedad. Si las antiguas tribus glorificaban la memoria de sus ancestros –sus héroes, las mitologías del arte actual (ya lo señaló Dorfles hace casi cuarenta años, cuando el conceptualismo despuntaba) no nos deparan un espectáculo distinto al encuentro de lo inmediato. Es el tiempo el que está ausente (el tiempo, quiero decir, el futuro). Carpe diem. Ya no la sabiduría por experiencia acumulativa (nada garantizan los años), sino la memoria voluntaria de lo inmediato (si se señala la huidiza dicha o la tragedia es porque estas no se van del todo y se manifiestan en lo cotidiano). También lo efímero es político (hay instantes que duran milenios; la memoria, se ha dicho, es presente continuo). 3. El saldo arquetípico del siglo XVIII fue la Diosa Razón; el del siglo XIX la Diosa Fatalidad; el del siglo XX la Diosa Memoria. Después de la condena de Adorno (o en su diverso el de Steiner: el arte por venir será impotente o cómplice) el abanico de la memoria se institucionalizó como la herramienta precisa: si algo debe recuperarse es porque ha sobrevenido el sentimiento de que antes, en algún momento, algo se perdió o todavía está por perderse. El festejo del presente (la eterna juventud, la gloria de lo novedoso) apenas esconde el terror a la desposesión. 4. En el culto a la memoria de lo inmediato (el recuerdo de lo que todavía nos toca) se promulga el vacío del tiempo que desata las fuerzas de lo urgente: todos somos Séneca y la vida es más veloz que nuestra capacidad de recuerdo. La urgencia dictamina la levedad, lo viejo es sinónimo de pesado (cualquier criterio demasiado asumido es pesado, viejo). La mayor pretensión de la institución de la memoria es preservar lo leve: cuidarlo. La Historia ahoga a la memoria: la llena de peso. Y todos los artistas saben, porque lo saben, que la función del peso es aplastar (no existen enemigos leves). 5. Nuestra suerte ha sido educarnos por la memoria, convivir con ella, ser formados en su juego, no impedir que nos habite. Cuando queremos huir de la memoria es porque tememos su presencia: que nos compre aún más con su peso. ¿Seguimos ungidos de los estertores de la Edad de la Razón? No, más bien diría que la Razón quedó tan devaluada que sólo nos quedamos con la Edad. Y la Edad, a secas, es lo único que es imposible pervertir en su esencia. EL SURMENAGE DE LA MUERTA 2 La institución Argentina Pablo E. Chacón En 1982, cuando la mayoría de los argentinos decidió que invadir las Falklands era un acto de arrojo, o un acto patriótico o algo por el estilo, y salieron a festejar y a vivar en calles y plazas a los militares que pusieron en marcha la operación, dos concepciones sobre la legitimidad de aquel acto ganaron de inmediato el interés de la opinión pública más o menos ilustrada. Digo dos, aunque en rigor fueron tres: el triunfalismo nacionalista que caracteriza el modus vivendi del promedio, no fue un aporte menor a la causa (acaso haya sido el mayor), pero su consideración merece un espacio que excede estas líneas. En otras palabras: preguntarse por las razones que hicieron del escritor Gottfried Benn un colaboracionista, es muy distinto a preguntarse por las razones que hicieron de la sociedad civil alemana (casi en su totalidad) un colectivo colaboracionista que justificó su ‘ignorancia’ de la política nazi, amparado en la ‘impersonalidad’ del plural mayestático. Sobre el punto, volveremos. Volvamos ahora a la Argentina de Leopoldo Fortunato Galtieri y Roberto Alemann. ¿Qué se decía? Brevemente: que los militares eran un ejército de ocupación que imponía su voluntad, sin concurso popular; que así como habían tomado el poder en marzo de 1976 sin consultar a nadie (es un decir), sin consultar a nadie invadieron las islas. Esta concepción quiere subrayar el martirologio y la inocencia del argentino del común, humillado y ofendido por una casta que impuso, hasta 1983, sus políticas y su visión del mundo: esos argentinos, finalmente, reclamaban por ‘sus’ islas, pero no se entregaban a la demagogia castrense. Buena parte de la izquierda vernácula hizo suyo este argumento; también algunos ‘socialistas’ exiliados en México, Francia, España, y obviamente todos los peronistas (incluso los que ahora o antes decían o dicen que el menemismo es un hijo putativo del peronismo pero que no es peronismo), entre otros el prohombre del periodismo ‘progresista’ local, Horacio Verbitsky, que en la reedición de su libro “Malvinas. La última batalla de la Tercera Guerra Mundial” (Sudamericana, 2002), todavía machaca ese padrenuestro, extraño ejercicio para un ateo confeso. Después estaban los que apoyaban (Raúl Alfonsín, Oscar Alende, Deolindo Felipe Bittel, Arturo Frondizi, Alvaro Alsogaray, etcétera, etcétera) desde una posición, digamos, ‘crítica’: como representantes de una militancia que habría ‘resistido’ en el país, y eventualmente apoyado algunas medidas (porque abundaban: en la Argentina de marzo de 1976 era imprescindible ‘sanear’ las instituciones, aunque los métodos no fueran los más ‘higiénicos’, y hasta merecieran condena. Pero aclaremos: condena sí, pero ‘después’de terminada la faena, es decir, para 1985, y ni siquiera. Y separemos la paja del trigo: Alsogaray fue el único que no se prestó a ese juego de impugnaciones y condenas porque jamás renegó de su apoyo a la llamada gesta antisubversiva. Pero el apoyo ‘crítico’, esa mala fe mal disfrazada, era obvio que iba a tener, como tuvo, un límite ‘objetivo’: el oportunismo. Fracasada la chirinada, y con la chusma desorientada, empresarios, sindicalistas, y profesionales de la política, apoyados por el ‘mundo libre’, decidieron que ya estaba bien, que había sido suficiente. Final y cambio de turno: el personal cívico-militar era el mismo (con agregados de la cosecha 76-83) y no hacía más que confirmar el dicho: en la oscuridad todos los gatos son pardos. Debo confesar que durante ese tiempo tuve la suerte de no estar en la Argentina. También debo confesar que el día de la rendición mezclé ron, maconha, cucumelo y caipirinha abrazado de Marylin hasta caer desmayado, loco de alegría. Y que como Martin Luther King, tuve un sueño: que los ingleses llegaban a Buenos Aires, y se instalaban. Lamentablemente: nada de eso ocurrió. El país era un fangal oscuro y sin fondo, y lentamente, de ese magma emergían las cabezas de las ratas, bajo coartada de clandestinidad. En ese pozo se cocinó el evangelio politico vernáculo, el de ahora, que jura sobre la mendacidad y que ha hecho, como siempre, de la necesidad virtud. Sinceramente lector, ¿conoce usted algún kelper que quiera la ciudadanía argentina? Escribe Lux Lindner en “El portafolio caníbal”: “Cuando vuelve la democracia se pone de moda echarle la culpa de todo a los militares...¡como si fueran el ejército de otro país! No sé si en 1976 hay algún militar dispuesto a defender la democracia; pero está claro que hay muchos civiles interesados en estrangularla, caballeros de saco y corbata que no han pasado por ningún tribunal y siguen caminando por la calle. Y en la época de Alfonsín se vuelven plaga esas películas donde las mujeres son la conciencia moral de la especie, como si hubiera muchos militares solteros”. O putos. Cuando Luciano Benjamín Menéndez entregó los atributos soberanos al general británico Jeremy Moore, los argentinos se sentieron estafados otra vez, ahora por sus...¡militares!, esa piara alimentada por genuflexos y cobardes incondicionales, que se montaron sobre “nuestro legítimo reclamo” sobre las islas, como se repetía, para maniobrar y quedarse un tiempo más en un poder que hacía agua como el Titanic. Pero tampoco tanto: no hay que olvidar la indiferencia planetaria, y el uso que se hizo de esa indiferencia: los soviéticos, por ejemplo, que se comían a manotazos las cosechas locales, para arreglar condiciones comerciales (y políticas) con los europeos; los cubanos, para ejercer una piedad continental (en la que no creen); los chilenos, para lamentar no haber entrado en guerra contra Jorge Rafael Videla y su claque en 1978...¿y el resto?: Zimbabwe, Burundi, Perú, nada, nadie. Para 1982, la Argentina ya no le importaba a nadie. ¿Y los veteranos de guerra, esos pobres diablos, cojos, mudos, ciegos, sordos, rengos, locos, mendicantes?, ¿qué de su futuro, su memoria, su historia? El estudio de la historia militar confirma con creces la conclusión a la que nos lleva la estadística. Entre todas las artes que practica el hombre, la del soldado es la que aparentemente requiere menos inteligencia, y la que estimula la menor idoneidad profesional. Basta de promocionar falsos heroísmos: cada batalla registrada en la historia (y las del Atlántico sur ni siquiera fueron batallas), con el tiempo revela una serie de errores tácticos casi increíbles, por lo menos en un bando, y normalmente en ambos. En este caso ya sabemos en cual. Para guardar las formas, la palabra de Jorge Bucay: “Yo apuesto a que los argentinos nos demos cuenta de que tenemos que empezar un capítulo nuevo, que todo lo anterior quedó en el capítulo anterior y que solamente sirve como experiencia. Que hay que hacer una nueva historia y que hay que empezar a escribirla ahora mismo. Que sólo nos sirve poner manos a la obra y mirar siempre hacia delante”. Es decir: su ruta, o a robar a los caminos. El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), etcétera, etcétera, son lo que son: no tienen pretensiones filantrópicas; no tienen otro objetivo que hacer negocios; no tienen escrúpulos (¿y por qué deberían tenerlos?); no reparten asilos políticos internacionales (como pretende esa nulidad cinematográfica llamada Pino Solanas); y que se sepa, no se interesan por la exclusión social (a menos que el acreedor no pueda pagar). La Argentina, hoy, no puede pagar, pero pretende condonaciones y ¡más préstamos!, y como no hay (ni va a haber) préstamos, otra vez acecha el fantasma de la conjura, la conspiración: castigan a la Argentina, país probo, en algún refugio antiatómico, en Suiza, en Langley, Virginia, la gorda Krüeger y sus muchachos fuman habanos y se ríen de los que no pueden entender cómo ese ‘saber’, la ‘viveza criolla’, cotiza tan mal en el casino global (el espectáculo que dan los incautos desplumados es infinitamente divertido). Están castigando a la Argentina, humillan a la Argentina, hacen que la Argentina muerda el polvo...¿a nadie le importa? A nadie le importa. La Argentina no le importa a nadie. EL SURMENAGE DE LA MUERTA 3 Globalización: El nuevo orden y la ética de la exclusión social Marta H. Ventre La crisis de las nociones y valores propios de la “Modernidad” implican una transformación que modifican profundamente creencias, teorías, prácticas y formas institucionales. Los alcances de estos cambios pueden dimensionarse en todos los ámbitos sociales, aunque en las organizaciones todavía es observable la yuxtaposición de dispositivos, y finalidades nuevas, conviviendo con otras propias del periodo anterior. ¿Cómo podemos describir la situación actual? Pasamos de la fábrica a la compañía virtual; de la idea de nación y empresa nacional a la de “aldea” y corporación global, de la escuela a la “educación a distancia” y la “formación permanente”; del empleo seguro y estable al trabajo temporal y precario, instituyéndose una nueva “figura social”: el desocupado. Del capitalismo propietario de los medios de producción al capitalismo de servicios y especulación financiera. El marketing se ejerce de manera incesante y su eje es la rotación de productos, imágenes e informaciones que estimulan el gasto, y la ilusión de la inmediatez de las satisfacciones. “El hombre ya no es el hombre encerrado, sino el hombre endeudado”. (1) Se produce el pasaje del Estado “benefactor” que explicitaba que sus funciones eran garantizar la equidad de los contratos colectivos, ocuparse de la salud, la educación pública y el cuidado de los ancianos a un Estado, que ni retóricamente se plantea tales objetivos, privatizando sus actividades y dejando librado a la “economía de mercado” a grandes contingentes humanos, sin protección alguna. La reconversión económica provoca un enorme “apartheid social” que excluye a cientos de miles de sujetos que construyeron su subjetividad en la creencia del valor del trabajo y la educación, como garantía de ascenso social. Mark McNeilly, ex funcionario de la empresa IBM y actual consultor estadounidense de empresas, ofrece algunas estrategias para ser exitoso en la “globalización”: -Evitar la fortaleza y atacar la debilidad del “contrincante” (arremeter donde menos lo esperen). -Saber engañar. -Tener velocidad y preparación para superar a los competidores. -Influir en su oponente. -Los negocios, al igual que la guerra, es una contienda de voluntades, dinámica y acelerada. -Cuando se ataca a un competidor con un embate directo sólo se fortalece su resistencia, tanto física como mental. Así no es posible alcanzar el éxito. -La clave para “capturar mercado” es la ofensiva indirecta, para dar un golpe más sustancial. El objetivo: “tomar intacto todo lo que hay bajo el cielo” (2) Es clara la intención de aniquilar al otro. Los participantes se encuentran en una guerra que instaura una violencia feroz. No es extraño entonces que la solidaridad colectiva haya sido reemplazada por luchas entre lobbies corporativos que intentan aumentar o preservar sus propios beneficios, países que rivalizan entre ellos para “atraer las inversiones” y la competencia entre quienes tienen el “privilegio” de trabajar y los que fuera del circuito laboral esperan reemplazarlos. EL SURMENAGE DE LA MUERTA 4 La competición por el trabajo va acompañada de una competición en el trabajo que hay que intentar conservar a cualquier precio contra la amenaza del des-pido. Se degradan las condiciones de trabajo, junto con el aumento de la de-socupación y la precariedad laboral, obligando a los trabajadores a la aceptación de formas de empleo acordes con los criterios económicos globales. Las propias empresas colocadas bajo la misma intimidación que los trabajadores tienen que ajustarse de manera cada vez más rápida a las exigencias de los “mercados”, so pena de “perder la confianza” de los inversores, e instituciones macro nacionales que “califican” su “competitividad”. Estos parámetros se generalizan a todos los ámbitos sociales y los sujetos están “obligados a demostrar su “flexibilidad” según la conveniencia de las empresas, provocando un sentimiento de inseguridad y de “indignidad” hábilmente convertido en sistema de control social. Robert Castel considera fundamental la relación existente entre el trabajo y la inserción social. De acuerdo con la investigación que este autor realizó en Francia establece: a)Zona de integración: constituida por los sujetos con trabajo seguro. b)Zona de vulnerabilidad: corresponde a los que con trabajo precario tienen una inserción social frágil. c)Zona de des-afiliación: propia del desocupado que muestra una tendencia al aislamiento y la pérdida de lazos sociales.Desde este punto de vista si antes los trastornos mentales eran asociados con factores emocionales singulares, hoy no pueden dejar de vincularse con la pérdida del trabajo, la incertidumbre económica y los cambios vertiginosos que desestructuran al sujeto. La pérdida del soporte grupal de pertenencia y el reconocimiento de los otros provoca nuevas formas de enfermarse, como se observa cotidianamente en la practica clínica. Estas transformaciones han provocado que se modifiquen también las relaciones entre espacio público y privado, devaluándose el primero y estimulándose su privatización. Aquellos espacios colectivos “poco rentables” son descuidados, degradándose por la falta de atención de las instancias estatales. La ciudad se va convirtiendo en el imaginario de la población en un “territorio” peligroso, debilitándose o desapareciendo la responsabilidad singular y colectiva sobre la misma. Se fragmentan así los lazos que unían a la gente con su trabajo, su comunidad y su historia. El barrio, que servía de anclaje a estilos de vida y valores compartidos- muchas veces alrededor de una actividad productiva- tienden a quebrarse por el cierre de las fuentes de trabajo o la modificación de las formas contractuales que se instituyen. Coherente con esta concepción se produce la fragmentación de la vida urbana y la aparición de “ghettos” según clases, que modifican la fisonomía de la ciudad y de los suburbios, creando nuevas fronteras espaciales y simbólicas. El pensamiento del capitalismo global dice Enrique Marí se muestra en el modelo arquitectónico que ofrecen los llamados “edificios inteligentes”. Nueva realización del sueño de El Panóptico de Jeremy Bentham, pero invirtiendo su objetivo. Estas “cárceles modelo” que se construyen ya no para encerrar delincuentes, sino para proteger a las clases adineradas de los “otros”, que ahora quedan afuera. Si desde lo social el principio de alteridad desaparece y el sentimiento de desamparo aumenta, las tendencias destructivas hacia los otros se refuerzan siendo destituidos de su condición de semejante. No es extraño entonces que se produzcan actos de violencia social que se juzgan a primera vista como gratuitos y feroces. Lo que en otro momento hubiera sido sorprendente por su rareza hoy forma parte de la vida cotidiana, siendo sus protagonistas de diferentes edades e inserción social. La violencia anónima, indiferenciada e irracional que produce el sistema atraviesa todo el campo social. Se instala un discurso xenófobo que pone el acento sólo sobre las conductas violentas de los que quedan marginados, solicitando más “seguridad” y “tolerancia cero”. Foucault ya había señalado que mostrar a los delincuentes como peligrosos, no solo para los ricos sino también para los pobres, es de utilidad política porque permite manejar el miedo y la hostilidad de la población y justificar el aumento de la represión. (3) ¿La temporalidad puede sustraerse a esta lógica? La relación entre la experiencia del tiempo y las condiciones objetivas que las posibilita está tan naturalizada que pasa desapercibida. “Cuando el vínculo entre el presente y el futuro, por la precariedad o la falta de un ámbito laboral se rompe, el sujeto pierde las coordenadas temporales que lo conecta con los otros y con el mundo social...” (4) ¿Cuál es el tiempo del que hablamos? Para la concepción actual más que nunca “el tiempo es oro”. Para los asalariados aparecieron nuevos términos que dan cuenta de los “nuevos tiempos”. Se les solicita “flexibilidad”, dedicación “full time”, disminución de los tiempos de descanso, tanto en el día como en la semana laboral. Pero la hegemonía de estos discursos y practicas no implica la ausencia de resistencia social. En las últimas reuniones de los delegados de los poderes globales manifestaciones multitudinarias expresaron su repudio contra los efectos de la globalización. En nuestro país aparecen “los piqueteros”, las “Asambleas barriales” y otros movimientos que logran adquirir “visibilidad” colectiva a partir de acciones puntuales. Esto posibilita evitar el aislamiento de los afectados y la aparición de prácticas y lazos sociales novedosos, propiciando nuevos proyectos y modalidades de lucha. Todo sistema en su aparente orden provoca tensiones, contradicciones, discontinuidades por donde a los sujetos se le presentan, junto con las sujeciones, posibilidades de resistencia y de lucha para modificar lo establecido. En este sentido es alentador constatar que la atomización individual, la queja estéril y la nostalgia del pasado -frente al sufrimiento que provoca el ajusteestán siendo lentamente revertidas. Esto es posible que permita no solo inventar nuevas significaciones colectivas, sino también poder interrogar los efectos que ha provocado en la subjetividad de cada uno de nosotros. Los defensores del statu quo siempre elaboraron una imagen del futuro idéntico o peor que el presente y que las posibilidades queden limitadas a “mínimas mejoras”. En respuesta a esta ética de la exclusión tenemos que intentar colectivamente reconstruir y practicar una ética de la participación, la inclusión y la solidaridad. 1. Deleuze, G. “El marketin es el nuevo control social” Fuente:Ajo Banco L’Autre Journal, Paris. 2. McNeilly, Mark: “Sun Tzu y el arte de los negocios” (Oxford University Press). 1990. Se basa en la obra “El arte de la guerra” escrita por el general chino Sun Tzu (400 a. C.). 3. Foucault, Michel: “Microfísica del Poder”. Ediciones de La Piqueta. Madrid. 1979 4. Bourdieu, Pierre: “Meditaciones pascalianas” Editorial Anagrama. Barcelona. 1999 Presentado en el X Congreso Metropolitano de Psicología: “Odisea de la Ética”(mayo 2002). Reelaboración de un capitulo del art.: “La globalización y las nuevas formas de control social” publicado por la Revista “Subjetividad y Cultura”, México y por la Fac. de Psicología (UBA) Marta Ventre es psicóloga clínica e institucional. Jefa de Trabajos Prácticos de la Cátedra 1 de Psicología Institucional (UBA). Compiladora del libro:“La drogadicción: Una mirada Institucional” Ediciones Búsqueda. 2001. rizomadelsur@hotmail.com EL SURMENAGE DE LA MUERTA 5 Enrique Aguirrezabala Alvaro Castagnino Enrique.Aguirrezabala. fue un artista-duende. Trato de comenzar con una definición de cuento de hadas, pues me resulta difícil transmitir la verdadera dimensión de Enrique como hombre, artista y amigo. Es imposible para mí ser objetivo en este caso, pues estoy involucrado íntimamente, Enrique fue mi amigo durante casi 30 años. Cuando El Surmenage de la Muerta me propuso este recordatorio, acepté complacido por revivir el mundo en el que Enrique transitaba, pero fueron pasando los días y no encontraba la forma de trasladar su real dimensión, pues su universo estaba compuesto de tantas sutiles e inaprensibles situaciones que el desafio me hacía sentir frente a un pizarrón vacío sin saber como empezar, así que comienzo contándoles la dificultad de representar mi propia idea del artista ausente, y además la nostalgia por la falta del amigo que permanentemente nos sorprendía con mínimos gestos amorosos, creativos, originales. Contaré un poco de su historia, expone en mi galería, Arte Nuevo, desde 1966 antes había realizado una muestra en Van Riel. A través del tiempo realizó conmigo 17 exposiciones individuales, la última en 1989. Muere mientras exponía sus esculturas en la muestra “Artistas de los 80´” organizada por Alina Tortosa y Sivia de Ambrosini en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA). Recorrió Sudamérica exponiendo en Perú. Uruguay, Colombia y Chile. Fue un artista de cambios permanentes. En los comienzos tenían sus personajes cierto aire expresionista que fue cambiando hacia una imagen onírica muy personal. Luego tuvo una etapa obsesiva, de tramado geometrizante de la que se liberó realizando una serie enorme de collages en los que están muy presente su admiración por el DADA, a partir de las acuarelas desemboca en su última producción de esculturasobjeto realizados en cartón (que reciclaba juntando por todos lados) terminándolas con una especie de cartapesta absolutamente personal tanto en la técnica como en la forma. Es en esta última etapa donde Enrique suelta su creatividad en forma más plena, inventa sus objetos mientras los construye y vuelca en ellos todo el color que tenían sus poéticas acuarelas. Su exquisita ironía, su sentido del humor y su lenguaje metafórico de la banalidad y la sordidez lo unió a algunos poetas como, entre otros, Juan Gelman y Arturo Carrera, que prologaron con poesías sus catálogos. Y ya que hablamos de su estrecha relación con la poesia podemos agregar otra definición y decir que Enrique fue un artista-poeta, en ese caso que mejor homenaje que transcribir el texto que escribió Arturo Carrera para su muestra póstuma: Hay que hacerlo. Hay que despedirse del amigo. Con un abrazo tan intenso que lleve de su presencia al verdadero lugar: ese otro cielo, otra vez, el infinito. Allí están intactos todavía y esperándonos, los primeros juguetes: los billíkenes, las figuritas, un rugoso libro; y después, las esferillas, los cubos, los dodecaedros, las formas que el color desvanece o abrillanta en la sonrisa sospechosa de arco iris. Y es todo lo que hay aquí. Un leve combate con las palabras, con los colores y las formas. Un desasosiego en la luz. Una promesa de que los vértices serán como luciérnagas en la desconocida oscuridad. La certeza de que Enrique Aguirrezabala pasó por aquí con los zapatos camuflarios de los gnomos, dejando impresa la tierra con la nervadura de la pata de un pájaro y la energía de un hombrecito poco civil, digamos como Thoreau cuando dijo: “También yo confeccioné un cesto de textura delicada, pero por lo visto no lo suficientemente valioso como para poder despertar por él interés alguno, o para que nadie lo quisiera comprar. Con todo, por lo que a mí respecta, pensé que había merecido la pena de mi tiempo, y en lugar de calentarme la cabeza para ver como lo vendía, me preocupé más bien de encontrar el modo de no tenerlo que vender. La vida que algunos hombres consideran un éxito constituye tan solo una posibilidad. ¿Para qué habríamos de exagerar, y considerar éxito tan sólo una posibilidad. ¿Por qué habríamos de exagerar, y considerar éxito tan sólo ese aspecto más discutible, a expensas de otra y otra posibilidad?” Muestra Homenaje 1932-1991 Enrique Aguirrezabala Desde el invierno de 1960 he colgado 27 muestras individuales y participé aproximadamente en el doble de colectivas. Recuerdo particularmente el extrañamiento que sentí al ver en las paredes de la sala I de Van Riel, los veintitantos dibujos que 15 días antes se entreveraban en el taller del marquero, identificados como 120 x 120, 70 x 100 ó 68 x 75 1/2. Alli, en esos muros adquirirán un orden particular, un sentido nuevo que me hizo mirarlos desde afuera por primera vez, y analizarlos a partir y a través de ellos solamente. 20 años después -y sin ánimo de marcar analogías mosqueteriles-, la situación es por cierto diferente, pero no del todo. Es parte importante del trabajo de un artista mostrar lo que hace y colgar una muestra no es lo más difícil. Lo que permanece intacto para mí es el gozo de enfrentar el resultado, o la bronca generalmente la bronca-, por lo mismo. Mostrar-se, significa sobre todo plantear públicamente una proposición individual, más o menos clara, acerca de una poética, una ideología, una visióndel mundo, un resumen de vida. Es lo que intento con estas acuarelas y collages realizados este año. Texto escrito para la muestra «Collages - Acuarelas». Galería Alvaro Castagnino. Buenos Aires, Mayo de 1981. EL SURMENAGE DE LA MUERTA 6 Correo electrónico para adherir —— Mensage Original —— Enviado: Viernes, Septiembre 13, 2002 4:44 PM Tema: RV: Carta abierta Carta abierta de intelectuales y artistas argentinos por la Convención Constituyente Los abajo firmantes, teniendo en cuenta el estado en que se encuentra la República Argentina, nos manifestamos en favor de cambios profundos que terminen con la ineficacia, la cobardía y la deshonestidad de nuestros actuales representantes, que deliberan y gobiernan en nuestro nombre pero en contra de nuestros intereses. 1) Rechazamos la repetición de las mismas conductas que condujeron a la Argentina a la situación desastrosa en que hoy se encuentra. Y estamos decididos a no convalidar el fraude ni la revalidación en sus puestos de los mismos que montan esta farsa electoral que más se parece a otra vulgar interna partidaria. 2) Repudiamos todas las maniobras tendientes a justificar cualesquiera formas de violencia, como las que se evidencian desde el poder, algunos medios y los sectores más reaccionarios a los cambios y a la Democracia. Rechazamos que nos sigan amenazando con el caos inminente que ellos mismos han venido provocando. Nos pronunciamos por el efectivo y riguroso imperio de la Constitución y de la Ley, sin atajos, excepciones o impunidades, y nos comprometemos a luchar por todos los medios no violentos a nuestro alcance en defensa de la Paz Social y por el restablecimiento de una Justicia independiente. 3) La Argentina necesita en esta hora un proyecto de país que sea perdurable y capaz de satisfacer las necesidades de sus habitantes sustentado en los valores de Verdad, Justicia, Equidad y Solidaridad, ejercidos sin populismos ni demagogias. 4) Por eso exigimos un plebiscito vinculante, abierto y libre, garantizado y controlado por organismos internacionales, para elegir una Convención Constituyente que establezca las bases de un nuevo sistema democrático participativo y con firmes controles ciudadanos en el manejo de los asuntos públicos. Para adherir a la presente carta, enviar nombre y número de documento a convencionconstituyente@hotmail.com EL SURMENAGE DE LA MUERTA 7 Kramer vs. Kramer Fernando Fazzolari Poder político vs. Poder Financiero. Representantes vs. Representados. Asistimos y sufrimos las consecuencias del divorcio más importante de los últimos tiempos. Se trata de la ruptura del encanto entre la constelación financiera y la superestructura política del primer mundo, institutos que encontraron en un momento de la historia la empatía necesaria que les permitió suponer que ambos, en total consonancia de rosas y perfumes podían controlar y dominar el orden mundial con total prescindencia del mundo real, tangible, de las personas y las cosas. Durante el último cuarto de siglo instrumentaron conjuntamente una cosmovisión abarcadora que llamaron globalización, donde, mediante el flujo libre y oportunista de capitales, acompañado de una masiva ideologización que apuntaba a la uniformidad de las decisiones, podían redefinir en forma permanente, homogénea y funcional a sus intereses toda la topografía de las relaciones económicas del mundo. Con la caída del muro de Berlín y la incorporación de China y la Unión Soviética a la órbita de la libertad empresaria diseñaron, promulgaron e impusieron a partir del dominio absoluto de los medios de comunicación un universo donde las mieles del bienestar y la riqueza se derramarían sobre sus habitantes a partir de la libre asignación de los recursos a lo largo y a lo ancho del planeta, todo ello cubierto por el abrigo ideológico de un pensamiento único que daría unidad de sentido a todas las acciones. Lo que se ocultaba era el objetivo final de unificar la dieta de dos tazas de arroz para todo aquel que deseara estar incluido en el sistema de extramuros organizado por los países centrales y la desaparición de los estados como referentes de políticas autónomas. En este romance, las clases políticas fueron funcionales en un primer momento a los fines financieros y en ese embeleso ideológico dejaron que miles de millones de pantallas y teclados tomaran las decisiones de dónde, cómo, y cuándo invertir y crear condiciones de producción y poder a lo largo y a lo ancho de las fronteras nacionales perforadas por las redes informáticas que doblegaban cualquier decisión de independencia. Hoy, luego del 11 de septiembre, la clase política internacional percibe que en aras de su fascinación ideológica perdió el control de los fenómenos estrictamente políticos y se encuentra pintando el techo tomada de un pincel en tanto que el sistema financiero global, decidió que era el propietario de la escalera y concluyó, por razones de mejor imputación de recursos, cambiarla de lugar. Así se suceden a posteriori de las twin towers una serie de escándalos financieros que en última instancia no son mas que la puesta en evidencia de los riesgos de la inmaterialidad de los productos que fue creando el clan financiero para ampliar su campo de operaciones con prescindencia de la economía real. No sería descabellado pensar que dentro de la guerra santa instituida por Bush algunos actores del mundo árabe hubieran dejado de sostener parte del régimen financiero mundial y dejaran caer ciertos pactos del sistema que sin su contribución lo hacen de pronto inestable. Las crisis de los países emergentes viene a contribuir también a este descalabro del sistema y de pronto se empiezan a verificar malestares graves en diferentes partes del mundo y sus habitantes comienzan a repudiar bajo diferentes formas el régimen global. Esta inestabilidad que afecta la realidad de los ciudadanos privilegiados de los países centrales empieza entonces a golpear a la clase política reclamándole a sus dirigentes acciones que atiendan a su progresiva pauperización y a la creciente fragilidad de sus derechos. De pronto aquel que sustentaba el poder político a través del ejercicio de representación de los ciudadanos se encuentra reclamado por una jauría de perros abandonados que les muerden las pantorrillas y le tiran de los fundillos solicitando la atención de sus necesidades. Esa masa indeterminada de consumidores está comenzando a percibir de manera imprecisa que sus estados han desaparecido y los que estimaban sus representantes dejaron de cumplir un rol necesario ya que la cuota de poder ineludible para conducir los acontecimientos, que se suponía le permitía cumplir con sus obligaciones, había desaparecido y que frente a este divorcio sólo le quedaba la posibilidad de emerger con gestos retóricos y desesperados como por ejemplo declararle la guerra al mal. El sistema financiero tiene en sus manos la más absoluta libertad de hacer lo que le plazca y el riesgo para el sistema político de las metrópolis es que por ejemplo decida poner su energía en otros territorios, imagínese lo que implicaría que todas las inversiones del mundo se concentraran en China y abandonaran por mera conveniencia a los Estados Unidos o a Europa. Por el momento parece impensable pero porqué no plantearlo como un escenario posible. Así parece que, de pronto, las decisiones de política económica de largo plazo desaparecen de las manos de la clase política y pasan a formar parte de ese magma cibernético que desconoce a sus antiguos socios y por supuesto a sus representados. Los habitantes del mundo concreto, seres comunidades y cosas pasaron a ser en menos de dos décadas un ejército de parias sin identidad ni contención sometidos a decisiones abstractas que los ignora permanentemente. Este fenómeno se comienza a vislumbrar en todo el norte del ecuador económico. Al sur la realidad ya ha llegado a otro estado, casi anticipatorio de la crisis de valores planetaria. Devastado ya el orden económico subordinado que se le impuso a los países periféricos a partir del proceso de recolonización global, nuestras naciones quedaron a la deriva de todo ejercicio de decisión autónoma y trascendente, con el agravante en nuestro país que las instituciones que representan a los diferentes sectores de la comunidad encontraron, en el caso de aquellas que aún sobreviven a partir de los recursos del estado, una forma de perpetuarse sin sentido. Como un mecanismo de autodefensa, se cerraron sobre si mismas, cancelaron su contrato con la sociedad y se dedicaron a administrar para sí los recursos desoyendo los reclamos de sus representados. Las instituciones que no disponen de esos recursos, ya que además del gobierno en sí mismo, existen otras instituciones de carácter público no estatal, adoptaron la misma tónica y se establecieron como organismos privados que finalmente también se cerraron sobre si mismos y quedaron haciendo uso privado de la representación otorgada. El caso resulta aplicable a cualquier gobierno, nacional provincial o municipal, a la Academia de Bellas Artes o al club Sacachispas. Resulta entonces que no sólo estamos viviendo procesos de anomia, productos de cambios sociales sino un que estamos entrando en una etapa de abandono de persona por parte de las instituciones. El concepto de liberalismo extremo alcanza la categoría caníbal y la única forma de convivir es la de lograr por cualquier medio la supervivencia, ya desde el robo, el egoísmo extremo, la pérdida de sentido de las relaciones comunitarias o el malevaje institucional. Tal vez en este suburbio del mundo empiece a ser necesario y tener razón elaborar estrategias para poder liberar territorios de la disolución y la anarquía para comenzar a construir comunidad e instituciones que nos permitan recrear el sentido de pertenencia y poder sentirnos incluidos en un territorio de decisiones que nos pertenezca. Tal vez un nuevo esquema para diseñar una estrategia de liberación esté basado en reconstruir o construir nuevas instituciones, crear nuevas formas de organización y participación social, pequeños estados donde las decisiones sean tomadas comunitariamente, donde la representación delegada tenga retorno de hechos y productos sociales y el control sea un acto normal y habitual para mantener vigente y activo el pacto social implícito. En el extremo institucional, cabría pensar también la convocatoria a una asamblea constituyente que defina, para siempre, para todos, el marco en el cual deseamos habitar esta tierra de promisión, esperanza, cuidado, bienestar y libertad. En Buenos Aires, Argentina, en el camino del abismo. EL SURMENAGE DE LA MUERTA 8 Instituciones: Patricia Delmar ¿Definiciones?, funciones, colocaciones, organizaciones, ordenaciones, distribuciones, prestaciones, clasificaciones, ¿objeciones?, Alteraciones, premoniciones, restricciones, condiciones, indefiniciones, maldiciones, pociones, abominaciones, conmociones, tensiones, improvisaciones, inflaciones, traiciones, ocultaciones, desuniones, aversiones, oposiciones, manifestaciones, limitaciones, indigestiones, restricciones, segmentaciones, deserciones, jurisdicciones, infracciones, proscripciones, contravenciones, peticiones, abrasiones, vacilaciones, desmembraciones, disociaciones, disgregaciones, desilusiones, infracciones, obligaciones, cancelaciones, violaciones, desintegraciones, contaminaciones, procesiones, discusiones, repulsiones, disquisiciones, presiones, ulceraciones, disoluciones, pulsaciones, corrupciones, profanaciones, divisiones refutaciones, fermentaciones, impugnaciones, consunciones, negaciones, defecciones, extenuaciones, circunscripciones, descomposiciones, demarcaciones, distracciones, delimitaciones, usurpaciones, humillaciones, fluctuaciones, indexaciones, prohibiciones, infecciones, defunciones, municiones, fricciones, expiraciones, inundaciones, ¿bendiciones?, Creaciones, pasiones, evoluciones, conversiones, atracciones, reproducciones, seducciones, sugestiones, liberaciones, intuiciones, incitaciones, ediciones, exposiciones, convenciones, instalaciones, aficiones, estampaciones, presentaciones, fascinaciones, demostraciones, interacciones, impresiones, soluciones, publicaciones, emancipaciones, resoluciones, indicaciones, misiones, humectaciones, conexiones, protecciones, esponsorizaciones, exhibiciones, anuncios, emulsiones, composiciones, proyecciones, ilustraciones, palpitaciones, civilizaciones, colaboraciones, grabaciones, emociones, perfecciones, digitalizaciones, afinaciones, salvaciones, dedicaciones, mansiones, entonaciones, canciones, camiones, acciones, modulaciones, provisiones, fusiones, ¿derivaciones?, Transacciones, opiniones, uniones, multiplicaciones, digestiones, duplicaciones, mediciones, movilizaciones, eyecciones, repeticiones, fundiciones, erosiones, refacciones, adivinaciones, remisiones, porciones, oraciones, flexiones, intenciones, vibraciones, remodelaciones, formaciones, reposiciones, localizaciones, aclaraciones, recreaciones, contestaciones, donaciones, invitaciones, revelaciones, reuniones, reconstrucciones, inauguraciones, disposiciones, promociones, acotaciones, argumentaciones, dilataciones, predicciones, revoluciones, impulsiones, interrogaciones, ilusiones, informaciones, infatuaciones, desvalorizaciones, pretensiones, disminuciones depreciaciones, introducciones, suspensiones, depilaciones, devaluaciones, especulaciones, congregaciones, comercializaciones, presunciones, infiltraciones, infusiones, irrigaciones, previsiones, excitaciones, exacerbaciones, raciones, proporciones, detenciones, cesaciones, prolongaciones, depauperaciones, reacciones, repatriaciones, deportaciones, extradiciones, proscripciones, inaniciones, invasiones, penetraciones, versiones, interrupciones, expulsiones, exclusiones, redenciones, separaciones, manumisiones, desapariciones, sublevaciones, subversiones, dispersiones, disipaciones, presdigitaciones, evaporaciones, insubordinaciones, destilaciones, combinaciones, segregaciones, transgresiones, correcciones, inadaptaciones, educaciones, variaciones, desviaciones, interrupciones, conmutaciones, diferenciaciones, transiciones, transcripciones, derogaciones, desfloraciones, secesiones, supresiones, revocaciones, invalidaciones, bifurcaciones, extinciones, imitaciones, ramificaciones, ¿conclusiones?, Liquidaciones, terminaciones, ejecuciones, elaboraciones, transformaciones, producciones, fabricaciones, innovaciones, mutaciones, inversiones, revoluciones, clonaciones, falsificaciones, reanudaciones, invenciones, ficciones, emulaciones, confecciones, obtenciones, adquisiciones, preparaciones, gestaciones, ger minaciones, progresiones, graduaciones, proporciones, sucesiones, ocupaciones, nociones, aplicaciones, atenciones, concentraciones, agrupaciones, imaginaciones, conversiones, vigorizaciones, intensificaciones, consolidaciones, afirmaciones, fijaciones, percepciones, apreciaciones, tasaciones, evaluaciones, estimaciones, admiraciones, enunciaciones, traducciones, interpretaciones, redacciones, superaciones. EL SURMENAGE DE LA MUERTA 9 El Presente seguirá sorprendiéndonos. Federico Zukerfeld Las características que determinan los parámetros de la sensibilidad en cada época, están sustentadas en el clima social que se vive y en la responsabilidad de estar viviendo el Presente. El espíritu colectivo brota como anuncios de las más profundas necesidades. Despertamos en un mundo desintegrado, donde los valores y la naturaleza humana son sustituidos por la permanente degradación y supresión del individuo, que pesan como toneladas en la edificación social de la cultura. La expansión de este estado crítico sobre la esencia humana desemboca en una cultura sumisa ante la intervención sistemática de estructuras «comerciales» sobre todos los aspectos de la vida. Acostumbrados al perpetuo rebote entre realidades construidas en base al desequilibrio de las posibilidades de desarrollo material y espiritual en la vida. La oferta y la demanda, el valor de cambio, la competencia, la especulación, el consumo, sustituyen los valores verdaderamente humanos por meras aspiraciones de acumulación, transformando así todas las relaciones en repeticiones de la estructuras del comercio, ajustándose a todos los vínculos e instituciones. La cultura, invadida por estos códigos de mercado, ha mutado sus contenidos, modificado su forma, transformado su temporalidad, imponiéndole las formas de producción y métodos de distribución de mercancía. La Vida, sujeta entre medio de las tensiones y contradicciones que se desprenden de este sistema, resiste, generando anticuerpos que estabilizan el estado crítico de la realidad. Las consecuencias son evidentes... Toda la humanidad saldrá empobrecida de esta situación. El porvenir fijará en esta época una cicatriz en su cuerpo. Las fuerzas del Capital avanzarán sin cesar, la sombría masa invisible de los Mercados intentará capitalizar el aire, las tierras que sobrevivan expandirán sus raíces ocultas. Las Rebeliones de esta humanidad asfixiada, se reproducirán, se multiplicarán hasta desbordar los límites. La brisa será un tornado. Se abrirán los telones de la realidad. ¡Alto! Nos tomaremos la libertad de asumir la instantaneidad mágica del Presente. En este preciso instante: Aquí y Ahora. Puesto que es Hoy cuando se hace indispensable, vital, la reformulación de todos los aspectos de la Vida, la transformación de los vínculos, como un estadio superador de la crisis, como una afirmación del Presente y la acción creadora. Una transformación de la Vida (de la cultura). Donde Vivir renueve su sentido. Donde el tiempo y el trabajo se asuman con una dinámica nueva. Los problemas de alimentación, salud, educación, que hoy nos atormentan, desaparecerán al ser tomados por todos, en base a la inagotable producción colectiva y al desarrollo de la participación y la autosuficiencia social. Con las necesidades básicas cubiertas, la sociedad desarrollará otras «nuevas necesidades básicas», relacionadas al desarrollo de las potencialidades artísticas y científicas, físicas y mentales, que se mantenían ocultas bajo las sombras de la cultura del pasado. La creatividad se expandirá como un virus, estimulando la sensibilidad y la intensificación de la vida cotidiana, en una nueva relación temporal. La participación colectiva en los procesos de construcción y renovación permanente de la realidad, constituida en una práctica diaria, hacia la superación de los límites actuales. La disolución de la barrera artificialmente impuesta entre Vida y Arte, dando paso a nuevas formas de integración cultural. El esparcimiento del Arte a todos los espacios de la Vida, como un elixir emancipador. Como un aliado de la libertad. La metáfora se adueñará de la realidad. Las edificaciones se moldearán como esculturas. La ritmificación y musicalidad se instalarán en el movimiento. Las casas serán pequeños teatros, espacios de autoconocimiento y desarrollo humano. Las transformaciones en la subjetividad producirán nuevas objetivaciones, nuevas formas de arte y ciencia aún inimaginadas. La liberación de las fuerzas poéticas inconscientes, reprimidas en la sociedad del pasado, inundarán los espacios llenándolos de vida. La Poesía será la forma de comunicación de una nueva sociedad y la herramienta de construcción de una nueva cultura. El Presente seguirá sorprendiéndonos. zukerfeld@hotmail.com EL SURMENAGE DE LA MUERTA 10 La construcción de la herencia reformista como un problema Lucas Rubinich La cuestión de la masividad, consecuentemente de la modalidad de ingreso irrestricto, la gratuidad y, en menor medida, el cogobierno, vienen siendo definidos por referentes de los medios de comunicación, por especialistas prestigiosos en educación y muy claramente por los organismos financieros internacionales, como los elementos que conformarían «el problema» de la universidad pública. Más allá de que estas cuestiones, lejos de ser un estigma forman parte (como reivindicación) de la plataforma de defensa de la universidad del movimiento estudiantil, de las banderas herederas de la reforma del 18, no es posible desconocer que su imposición a grandes franjas de la sociedad, como problema, ha tenido un relativo éxito. En ese éxito el papel de algunos intelectuales especialistas en educación formados y herederos de la tradición reformista, es fundamental. La creciente aceptación de ese discurso finalmente elitista asentado en concepciones del mundo que reivindican el acceso de todos a los bienes culturales posibilita pensar en un escenario de hegemonía cultural en donde desde diferentes argumentaciones se arriba a conclusiones políticas similares. Si tanto el documento de un organismo financiero sobre educación superior, como el análisis de un prestigioso académico especialista en educación portador de tradiciones progresistas y laicas, coinciden en diagnosticar que la masividad es antidemocrática, se hace necesario más que esgrimir una simple descalificación desde los principios, producir una explicación sobre las condiciones que posibilitan su imposición y reconocimiento amplio. Sobre este reconocimiento es que se hace pertinente un simple ejercicio sociológico reflexionando sobre las condiciones de producción de una verdad. En términos analíticos sociológicos se podría sostener que la verdad es que hay una lucha por la verdad. Es en esa dinámica que se va construyendo la definición de algunos elementos o hechos de una institución o una sociedad como un problema. Un problema social como el de la universidad pública es resultado de una construcción social. Esa construcción social implica la existencia de un espacio social en el que intervienen distintos grupos o agentes algunos de los cuales tienen mayor capacidad, mayor habilitación política y cultural para imponer una determinada visión del mundo; en este caso, la capacidad de delimitar cuáles son los problemas que presenta una institución como la universidad pública. Como se ha observado, no basta que existan situaciones que afecten la vida de las personas o que las instituciones funcionen de manera que traigan dificultades a los agentes que participan de ellas, de manera diferencial de acuerdo a los distintos grupos sociales, para que en una sociedad esos hechos sean reconocidos como un problema social, como una cuestión aceptada como tal por gran parte de la sociedad. En principio, es preciso que existan condiciones que hagan que esa situación siendo particular, encuentre una formulación pública, que se haga visible. Sin dudas, esto presupone acciones de grupos socialmente interesados en producir y promover nuevas categorías de percepción del mundo social y cultural en la medida que tienen intereses (en el sentido más amplio y flexible) para actuar sobre ese mundo. No obstante, el reconocimiento público de una situación problemática no implica necesariamente su legitimación, se hace necesario un conjunto de acciones sostenidas por distintos actores y agentes sociales que la promocionen y permitan insertarla en las preocupaciones sociales y políticas del momento. Quizás la concreción más evidente de esta legitimación es cuando las categorías de percepción asociadas a esa definición del problema logran convertirse en clasificaciones legales, en leyes o reglamentos, y en instituciones. Estas representaciones colectivas sobre lo que es definido como un problema social o cultural, una vez constituidas, se convierten en realidades parcialmente autónomas., actúan sobre la realidad mediante la acción de explicaciones, formulaciones e informaciones, inherentes a toda forma de representación. ¿El mundo académico de tradición progresista ligado a la educación adoptó otras miradas simplemente seducido por los incentivos materiales del menemismo? Esa es la explicación más cómoda y seguramente no hace honor a las concepciones de la determinación de la acción social sostenidas en las mejores tradiciones de la teoría social. La determinación de los comportamientos de los hombres y mujeres y de los argumentos que lo sostienen es producto de situaciones más complejas que el mero interés económico. La relación de acercamiento entre algunos intelectuales herederos de la tradición reformista y las propuestas de los organismos financieros internacionales es producto, precisamente, de complejas determinaciones que obtuvieron sus resultados durante los años noventas. En el marco de una creciente debilidad financiera de las instituciones académicas públicas, el mundo tecnocrático, mediante complejos procesos, se irá sobreimprimiendo sobre algunas de sus áreas. Los organismos financieros internacionales promoverán investigaciones diagnósticas sobre la educación superior en América Latina, que acompañarán sugerencias de políticas de transformación. Este tipo de productos, probablemente habituales, adquieren, sin embargo una relevancia que trasciende al mundo tecnocrático, logrando progresivamente una legitimación académica. Entre otras cosas, porque muchos científicos sociales, referentes prestigiosos de esas zonas del mundo académico, o bien participan de la producción de esos diagnósticos, o bien sostienen perspectivas de análisis similares. En ese contexto, diversos ámbitos de la academia ocupados en temas de educación comienzan a tomar como referencia esos trabajos. Porque dan cuenta de cuestiones relevantes para la agenda pública, porque se construyen con solvencia y bajo formas aceptadas por los grupos de pares, porque, en función de lo anterior, circulan con reconocimiento por las redes académicas internacionales. Y entonces, se genera una situación en la que estas visiones del mundo no solo se legitiman académicamente, sino que se convierten en predominantes. Además, la realización de las propuestas de los organismos financieros en las políticas nacionales, crean un contexto de transformación institucional que requiere fuerza de trabajo profesional del mundo académico ocupado en educación. Nuevas instituciones, nuevos proyectos, nuevas prácticas profesionales, sostenidas en este clima cultural sobre la educación superior, y un mundo académico público cada vez más débil en términos financieros, crean condiciones que pueden ser pensadas como inficionamientos en su autonomía. Si bien no se le puede dar a la Universidad pública el tratamiento rápido que se le dio a las empresas del estado, las nuevas políticas que expresan esa des-confianza en las viejas instituciones públicas y reivindican la lógica del mercado, comienzan a realizarse en el contexto mencionado -aunque no sin dificultades-, también en las políticas universitarias. Los Bancos ya hacían circular sus recomendaciones de restricción del gasto público y comenzaban a aparecer a medida que avanzaban los primeros noventas, los apartados referidos a la educación superior. Los diagnósticos incluyen propuestas de nuevas relaciones entre el mundo universitario, la sociedad y el estado y básicamente dan cuenta de varios problemas definidos de acuerdo a una lógica de mercado, sobre los que se debería trabajar. Sin embargo su legitimidad cultural solo se lograría por esa asociación de hecho entre estos organismos y prestigiosos investigadores en ciencias sociales especialistas en educación. A diferencia de zonas fuertemente ideologizadas de la ciencia económica cuyos referentes expresan casi sin mediaciones los intereses del capital financiero, contando por esto con una habilitación política que les permite incluso postular al ministerio de economía, y además portan sin ambigüedades una mirada sobre lo económico social y cultural identificada con los sectores de la derecha llamada neoliberal (y que consecuentemente sostienen visiones de la acción social reduccionistas ignorantes de las determinaciones sociales, de la construcción social de la desigualdad y no las enmarcan en un proceso histórico estructural); estos «compañeros de ruta» del neoconservadorismo, llevan en su mochila una formación que les permite explicar la desigualdad social desde la teoría social clásica. Y políticamente se valen sinceramente de una retórica que se reconoce en las tradiciones progresistas. Las miradas de las ciencias sociales progresistas explicarán en estos casos, como las perspectivas cristalizadas y los sectores políticos que pueden defender algunos aspectos del deteriorado estado de Bienestar, son solo encubridores de instituciones que, aunque enmarcadas en una propuesta de mayor democratización de la sociedad, solo reproducen formas que apenas generan ilusión de igualdad y expresan la defensa de intereses corporativos en los que están presentes la corrupción y estilos de clientelismo político. EL SURMENAGE DE LA MUERTA 11 Profesor y ex director de la Carrera de Sociología UBA y director de la revista Apuntes de Investigación Instituciones Diccionario de Daisy * decimos anti-institucional, contra-institucional, extra-institucional, proto-institución. * tenemos institución benéfica, institución cultural, institución de ayuda al drogodependiente, institución educativa, institución estatal, institución monárquica, institución privada, institución sin fines de lucro. * asociación, creación, establecimiento, entidad, fundación, organismo, organización, sociedad. * implica prestigio, permanencia y pertenencia. * las necesitamos, aunque sea para destruirla. * funcionamiento fortalecido y legalizado. * un lugar que marca una jerarquía, una responsabilidad, un derecho, un saber: hijo, maestro, diputado, artista, productor, dios. * una persona puede ser una institución, porque goza de prestigio socialmente. * forma de organización de variables humanas que dan rostro a ciertas ideas fijas abstractas de construcción colectiva. * generalmente representan al modelo hegemónico y tienden al congelamiento. * reconocimiento intersubjetivo que acepta las reglas y las normas que organizan el tiempo y el lugar. * entorno generado por los artistas para seguir construyendo el arte en cual creemos. * toda reunión con voluntad de organización . * busco instituciones de corta duración. * el cielo es una institución que congrega a las nubes, con las que puedo imaginar los paisajes que otros no ven. * muchas ocupan edificios con guardarropas que dependen de los salones de baile. * institución ajena a todo principio racional: el matrimonio. * institución ajena a todo indicio de salud humana: la administración del estado argentino. * institución rima con corrección, tiene olor rancio a institutriz y me da un cosquilleo que una vez que uno entra jamas sale. (la asociación libre viene cargada de prejuicios).Chin Chin * «El matrimonio es una institución. ¿Pero quién quiere pasarse la vida adentro de una institución?» Groucho Marx * en Teoria de la Vanguardia, Bürger pone el ejemplo de la reutilización del concepto de ready made duchampiano. «Mientras el urinario de Duchamp pretendía hacer volar a la institución arte, el artista [de neovanguardias] que encuentra un tubo de estufa [emulando al ready made] anhela que su obra acceda a los museos. Pero de este modo, la protesta vanguardista se ha convertido en su contrario» * Maradona. * el dulce de batata. * ver primeras peliculas de Kluge, director alemán * lectura recomendada. El proceso, de Kafka. Diana Aisenberg daisy@2vias.com.ar El Surmenage de la Muerta (el enigma del doble fallido) Colaboran en este número: ( el arte del desastre ) Enrique Aguirrezabala, Diana Aisenberg, Arturo Carrera, Alvaro Castagnino, Pablo Chacón, Rafael Cippolini, Patricia Del Mar, Fernando Fazzolari, Miguel Ángel Forte, Fernando García Delgado, Juan Carlos Romero, Lucas Rubinich, Marta Ventre, Vortice Argentina. Ilustraciones: Enrique Aguirrezabala. Idea Editorial: Fernando Fazzolari. El Surmenage de la Muerta ha sido galardonado con el premio «Clamor Brzeska - 2001». El Surmenage de la Muerta ha adherido a Kulturburg. El Surmenage de la Muerta es un medio de construcción colectiva que se materializa con la participación de los artistas en su producción. La construccion del mismo, su continuidad y sentido le corresponden a los artistas e intelectuales de diferentes disciplinas que colaboran en la elaboración de cada número. Por lo que toda colaboración es bienvenida. La periodicidad deseada es trimestral. No siempre será posible. Corren los tiempos que corren. El periódico es de distribución gratuita. Su fin es que forme parte de nuestro medio como una obra de arte más entre todas las obras que circulan por el país. Parte de sus objetivos están destinados a ofrecer diferentes visiones de la sociedad en que nos toca vivir desde la mirada de los artistas. Los documentos publicados pasan a formar parte del sitio en Internet: www.surmenagedelamuerta.com.ar Los autores de cada artículo se responsabilizan por lo manifestado en ellos y no necesariamente significan un acuerdo desde lo editorial. Diseño y armado: Fernando García Delgado c/o VORTICE ARGENTINA Te. 4611-4293 | Email: mailart@vorticeargentina.com.ar El Surmenage de la Muerta Avda. de Mayo 1180, 2 piso, (1085) Buenos Aires, Argentina email: elsurmenage@ciudad.com.ar El Surmenage de la Muerta. Registro de Propiedad Intelectual, en trámite