El arte del desastre - El Surmenage de la Muerta

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EL SURMENAGE DE LA MUERTA
( el arte del desastre )
Año 2, Número 5 - Buenos Aires, Argentina - Septiembre 2002
Institución de la pobreza. Pobreza institucional.
Miguel Ángel Forte
La dimensión temporal del sentido, es aquella que permite reconocernos socialmente
en nuestra condición de habitantes de un mundo. En tal sentido entonces, llamamos
a nuestra época y gracias a la generosa semántica de la modernidad, moderna o
posmoderna, aunque sin haber llegado a definir los rasgos estructurales que diferencian
a la sociedad moderna de sus antecesoras. Parto entonces y como siempre en la
sociología, de una carencia, para el caso particular, de la falta de una teoría de la
sociedad y ¡ni que hablar de la Argentina!. Digo entonces y a pesar de todo que
prefiero pensar, sociológi-camente, en el carácter de la diferenciación en la modernidad bajo las formas de un modelo de desigualación funcional, superador de aquel
inspirado en la división del trabajo, que en su forma salarial especialmente, está en
extinción, con todas las transformaciones que este cambio implica al punto de alcanzar
una mutación ética del orden social.
Por otra parte y en relación con todo lo anterior, agrego, que puede decirse que
conviven aunque con matices diversos y en una época de crisis planetaria de la institución
intelectual, dos miradas diferentes desde el punto de vista de la dimensión objetiva
del sentido acerca de la concepción espacial que, utilizando una metáfora ligeramente
arqueológica, son de derecha y de izquierda hacia el interior de cada una de ellas. En
tal sentido, puede diferenciarse entonces la primera mirada, resistente regional que
piensa a la sociedad bajo la forma del estado nacional y que por lo tanto considera
que el sistema –institución derecho y el sistema –institución político son en definitiva
los que deberían marcar las pautas a seguir por el sistema económico, cuya autonomía
y ahora me refiero a la segunda mirada, gracias a su puesta en forma monetaria,
logró ponerse por encima lejos, en la disputa con los otros sistemas de sentido para
poner sentido.
Dicho de otra forma y en síntesis la institución económica es hegemónica pero en
tanto sistema. Pero no obstante y ante casi una evidencia como la anterior y desde la
perspectiva de la que llamé primera mirada, se insiste en que en realidad se trata de
llevar a cabo transformaciones de factura ética que permitirían adecuar a las instituciones. Aquí y vuelvo a la arqueología del saber, por derecha y por izquierda se
considera que la corrupción constituye el obstáculo frente a, por ejemplo, las diversas
instituciones internacionales que nos miran con descrédito y por lo tanto nos cortaron
el crédito. Pero, vuelvo a lo dicho al principio y si del endeudamiento se trata,
convengamos en que ha sido funcional, si no sigue siendo, al orden social, si este se
piensa superando un criterio regional cuando comprendemos al sistema social en el
sentido de una sociedad global. Desde esta segunda mirada, agrego, que aceptar la
forma de la sociedad global, no implica necesariamente adoptar un criterio sistémico
que signifique la mera aceptación de lo dado, globalismo de derecha, pero si reflexionar
sobre la factura de la resistencia, globalismo de izquierda, en un mundo en que la
economía manda en el sentido de las dependencias sistémico institucionales, aunque
el derecho y la política hagan como que son autónomos de la economía global. Es
más, cuando el pueblo por ejemplo se expresa con el “que se vayan todos”, ¿se
refieren a un asunto que implicaría un cambio de personas o expresan un sentimiento
cuyo sentido sería posible de interpretar en el horizonte de la crisis de la forma
institución como tal?.
Si aceptamos entonces que el tanque de la ética no abastece a todas las posibilidades
de integración que los sistemas sociales se dan para sí, la comprensión de aquel
sentimiento podría ser superador. En tal sentido y en relación a lo anterior, si lo que
conocimos en la sociología bajo el nombre de anomia, no alcanza a explicar el
problema de la desintegración social en la Argentina, es porque probablemente ya
no sea válido utilizar el concepto en la medida en que fuera de las normas también
puede haber integración o desintegración social.
Por otra parte y relacionado a lo anterior, recuerdo, que hace aproximadamente
quince años que la semántica de la pobreza comenzó a abrirse paso en la producción
de sentido, acerca de la interpretación de los avatares de las sociedad argentina.
Semántica que se fue fortaleciendo a la luz de la evidencia de que el número de
pobres aumentaba día a día hasta llegar a los titulares que al fin los pobres superan la
mitad de la población. Aparentemente el responsable de esta situación es lo que se
conoce con el nombre de modelo económico. Coinciden también las instituciones,
al aceptar que la pobreza no es solamente un flagelo corporal de aquellos que la
padecen sino un problema moral y ético, sin reflexionar acerca de la característica de
la sociedad moderna que se caracteriza precisamente por el vaciamiento del tanque
de la ética para el abastecimiento de sentido integrador de la sociedad contemporánea que ha de mostrado, que el tiempo de la modernidad se abrió paso no en el
horizonte de la realización de su factura iluminista que hizo pensar que el individualismo
posesivo, la desigualdad y el genocidio, eran momentos en la realización plena de la
modernidad, la que mientras tanto era un proyecto inconcluso. En tal sentido, estaba
viva la esperanza de llegar a la modernidad que prometían sus intelectuales desde la
instituciones académicas europeas, la de la realización plena de la libertad en un orden
que garantizaría la más genuina expresión de la diversidad. Pero sucedió en cambio
algo un tanto diferente pues la realidad cada vez se parece más a si misma. Puede
decirse entonces que en la sociedad moderna se desplegó una forma de diferenciación de carácter funcional en la que fue el sistema económico el más productivo de
valor en el sentido de su hegemonía para incluir y excluir en el sistema social. En tal
sentido las institución de la economía logró hacernos participar a todos al fin de un
conjunto de creencias. Pude decirse incluso que la economía es una institución
imaginaria al fin como todas pero con el beneficio adicional de la evidencia o lo que
es lo mismo logró gracias a su forma monetaria, convertirnos a todos en militantes
de valores, al punto que y por ejemplo podemos adquirir un bien aunque en el
terreno del discurso seamos enemigos declarados del sistema económico imperante.
Este texto está inspirado en la sospecha que el tiempo se lleva todo o lo que es lo
mismo estamos en condiciones adversas para conocer algo del futuro. Desde el
punto de vista epistemológico puede decirse que los parámetros del deber ser
institucional se construyeron sobre ideas humanistas acerca del futuro, ligadas a la
idea de progreso. Quiero decir que la discusión sobre el vaciamiento institucional en
la Argentina no tiene salida en el sentido de esperar que la forma institucional sea
conservada con un simple recambio de las personas que las integran. Es decir, lo que
sería posible debatir es la posibilidad de formas alternativas de orden. Esta sensación
de desintegración social tiene la novedad de habilitar la sospecha que no tiene límite
y debe ser así porque probablemente sea al fin la ética como forma de integración la
que está en duda en su eficacia.
mforte@interlap.com.ar
Instituciones
Rafael Cippolini
1.
Volver arte (darle un consciente tratamiento estético,
como intención madre) a la memoria (ya individual, ya
colectiva): esta ha sido y es la institución más fuerte de los
últimos veinte años. Todo sujeto perdiéndose en la estilización de sus rastros (la estética del Rojas en un extremo –la
propuesta de un olvido de la tradición para recuperar los
recuerdos de la cotidiana autoreferencia–, el tautológico
Parque de la Memoria en el otro –la militancia del documento como denuncia–). Materializar el recuerdo en una fijación
de lo mínimo (durante un lustro hubo artistas que abusaron
de los diminutivos cercanos a cierta recuperación artística de
la infancia); los materiales y las poéticas de las biografías
intimas o Estatales (lo sagrado y la catástrofe: estos han sido
los términos que inundaron los discursos). Fotos de amigos,
de los otros cercanos, de los rituales que construyen la imagen
que el artista desea tan cerca suyo que lo levante; fotos de los
otros ganados de la total otredad, los bárbaros, el testimonio
de lo que una y otra vez la memoria pretende exorcizar:
policías, militares, políticos. No existe, no es posible, una
memoria no política: el arte indica y señala la inmediatez de
ciertas formas de vida. Y también sus amenazas.
2.
No existe (no se convoca a) una memoria no humana
(incluso a lo divino se lo llama desde una refundación de lo
humano). Debería escribir: una refundación de lo humano,
más acá o más allá de toda ideología Humanista. Hace mucho
tiempo que el arte no es sino un medio para atrapar esa
fugacidad, esa fragilidad; esa divina precariedad. Si las antiguas
tribus glorificaban la memoria de sus ancestros –sus héroes,
las mitologías del arte actual (ya lo señaló Dorfles hace casi
cuarenta años, cuando el conceptualismo despuntaba) no nos
deparan un espectáculo distinto al encuentro de lo inmediato. Es el tiempo el que está ausente (el tiempo, quiero decir,
el futuro). Carpe diem. Ya no la sabiduría por experiencia acumulativa (nada garantizan los años), sino la memoria voluntaria de lo inmediato (si se señala la huidiza dicha o la tragedia
es porque estas no se van del todo y se manifiestan en lo
cotidiano). También lo efímero es político (hay instantes que
duran milenios; la memoria, se ha dicho, es presente continuo).
3. El saldo arquetípico del siglo XVIII fue la Diosa Razón;
el del siglo XIX la Diosa Fatalidad; el del siglo XX la Diosa
Memoria. Después de la condena de Adorno (o en su diverso
el de Steiner: el arte por venir será impotente o cómplice) el
abanico de la memoria se institucionalizó como la herramienta
precisa: si algo debe recuperarse es porque ha sobrevenido el
sentimiento de que antes, en algún momento, algo se perdió
o todavía está por perderse. El festejo del presente (la eterna
juventud, la gloria de lo novedoso) apenas esconde el terror a
la desposesión.
4. En el culto a la memoria de lo inmediato (el recuerdo de
lo que todavía nos toca) se promulga el vacío del tiempo que
desata las fuerzas de lo urgente: todos somos Séneca y la vida
es más veloz que nuestra capacidad de recuerdo. La urgencia
dictamina la levedad, lo viejo es sinónimo de pesado
(cualquier criterio demasiado asumido es pesado, viejo). La
mayor pretensión de la institución de la memoria es preservar
lo leve: cuidarlo. La Historia ahoga a la memoria: la llena de
peso. Y todos los artistas saben, porque lo saben, que la
función del peso es aplastar (no existen enemigos leves).
5. Nuestra suerte ha sido educarnos por la memoria, convivir
con ella, ser formados en su juego, no impedir que nos habite.
Cuando queremos huir de la memoria es porque tememos su
presencia: que nos compre aún más con su peso. ¿Seguimos
ungidos de los estertores de la Edad de la Razón? No, más
bien diría que la Razón quedó tan devaluada que sólo nos
quedamos con la Edad. Y la Edad, a secas, es lo único que es
imposible pervertir en su esencia.
EL SURMENAGE DE LA MUERTA 2
La institución Argentina
Pablo E. Chacón
En 1982, cuando la mayoría de los argentinos decidió que invadir las
Falklands era un acto de arrojo, o un acto patriótico o algo por el estilo, y
salieron a festejar y a vivar en calles y plazas a los militares que pusieron en
marcha la operación, dos concepciones sobre la legitimidad de aquel acto
ganaron de inmediato el interés de la opinión pública más o menos ilustrada.
Digo dos, aunque en rigor fueron tres: el triunfalismo nacionalista que caracteriza el modus vivendi del promedio, no fue un aporte menor a la causa
(acaso haya sido el mayor), pero su consideración merece un espacio que
excede estas líneas. En otras palabras: preguntarse por las razones que hicieron del escritor Gottfried Benn un colaboracionista, es muy distinto a preguntarse por las razones que hicieron de la sociedad civil alemana (casi en su
totalidad) un colectivo colaboracionista que justificó su ‘ignorancia’ de la política nazi, amparado en la ‘impersonalidad’ del plural mayestático. Sobre el
punto, volveremos.
Volvamos ahora a la Argentina de Leopoldo Fortunato Galtieri y Roberto Alemann. ¿Qué se decía? Brevemente: que los militares eran un ejército de
ocupación que imponía su voluntad, sin concurso popular; que así como habían tomado el poder en marzo de 1976 sin consultar a nadie (es un decir), sin
consultar a nadie invadieron las islas.
Esta concepción quiere subrayar el martirologio y la inocencia del argentino del común, humillado y ofendido por una casta que impuso, hasta 1983,
sus políticas y su visión del mundo: esos argentinos, finalmente, reclamaban
por ‘sus’ islas, pero no se entregaban a la demagogia castrense. Buena parte de
la izquierda vernácula hizo suyo este argumento; también algunos ‘socialistas’
exiliados en México, Francia, España, y obviamente todos los peronistas (incluso los que ahora o antes decían o dicen que el menemismo es un hijo
putativo del peronismo pero que no es peronismo), entre otros el prohombre
del periodismo ‘progresista’ local, Horacio Verbitsky, que en la reedición de
su libro “Malvinas. La última batalla de la Tercera Guerra Mundial” (Sudamericana, 2002), todavía machaca ese padrenuestro, extraño ejercicio para un
ateo confeso. Después estaban los que apoyaban (Raúl Alfonsín, Oscar Alende,
Deolindo Felipe Bittel, Arturo Frondizi, Alvaro Alsogaray, etcétera, etcétera)
desde una posición, digamos, ‘crítica’: como representantes de una militancia
que habría ‘resistido’ en el país, y eventualmente apoyado algunas medidas
(porque abundaban: en la Argentina de marzo de 1976 era imprescindible
‘sanear’ las instituciones, aunque los métodos no fueran los más ‘higiénicos’, y
hasta merecieran condena. Pero aclaremos: condena sí, pero ‘después’de terminada la faena, es decir, para 1985, y ni siquiera. Y separemos la paja del
trigo: Alsogaray fue el único que no se prestó a ese juego de impugnaciones y
condenas porque jamás renegó de su apoyo a la llamada gesta antisubversiva.
Pero el apoyo ‘crítico’, esa mala fe mal disfrazada, era obvio que iba a
tener, como tuvo, un límite ‘objetivo’: el oportunismo.
Fracasada la chirinada, y con la chusma desorientada, empresarios, sindicalistas, y profesionales de la política, apoyados por el ‘mundo libre’, decidieron que ya estaba bien, que había sido suficiente. Final y cambio de turno: el
personal cívico-militar era el mismo (con agregados de la cosecha 76-83) y no
hacía más que confirmar el dicho: en la oscuridad todos los gatos son pardos.
Debo confesar que durante ese tiempo tuve la suerte de no estar en la
Argentina. También debo confesar que el día de la rendición mezclé ron,
maconha, cucumelo y caipirinha abrazado de Marylin hasta caer desmayado,
loco de alegría. Y que como Martin Luther King, tuve un sueño: que los
ingleses llegaban a Buenos Aires, y se instalaban.
Lamentablemente: nada de eso ocurrió.
El país era un fangal oscuro y sin fondo, y lentamente, de ese magma
emergían las cabezas de las ratas, bajo coartada de clandestinidad. En ese
pozo se cocinó el evangelio politico vernáculo, el de ahora, que jura sobre la
mendacidad y que ha hecho, como siempre, de la necesidad virtud.
Sinceramente lector, ¿conoce usted algún kelper que quiera la ciudadanía argentina?
Escribe Lux Lindner en “El portafolio caníbal”: “Cuando vuelve la democracia se pone de moda echarle la culpa de todo a los militares...¡como si
fueran el ejército de otro país! No sé si en 1976 hay algún militar dispuesto a
defender la democracia; pero está claro que hay muchos civiles interesados
en estrangularla, caballeros de saco y corbata que no han pasado por ningún
tribunal y siguen caminando por la calle. Y en la época de Alfonsín se vuelven plaga esas películas donde las mujeres son la conciencia moral de la
especie, como si hubiera muchos militares solteros”.
O putos.
Cuando Luciano Benjamín Menéndez entregó los atributos soberanos al
general británico Jeremy Moore, los argentinos se sentieron estafados otra
vez, ahora por sus...¡militares!, esa piara alimentada por genuflexos y cobardes incondicionales, que se montaron sobre “nuestro legítimo reclamo” sobre
las islas, como se repetía, para maniobrar y quedarse un tiempo más en un
poder que hacía agua como el Titanic. Pero tampoco tanto: no hay que olvidar
la indiferencia planetaria, y el uso que se hizo de esa indiferencia: los
soviéticos, por ejemplo, que se comían a manotazos las cosechas locales,
para arreglar condiciones comerciales (y políticas) con los europeos; los
cubanos, para ejercer una piedad continental (en la que no creen); los chilenos,
para lamentar no haber entrado en guerra contra Jorge Rafael Videla y su
claque en 1978...¿y el resto?: Zimbabwe, Burundi, Perú, nada, nadie.
Para 1982, la Argentina ya no le importaba a nadie.
¿Y los veteranos de guerra, esos pobres diablos, cojos, mudos, ciegos,
sordos, rengos, locos, mendicantes?, ¿qué de su futuro, su memoria, su historia? El estudio de la historia militar confirma con creces la conclusión a la
que nos lleva la estadística. Entre todas las artes que practica el hombre, la
del soldado es la que aparentemente requiere menos inteligencia, y la que
estimula la menor idoneidad profesional. Basta de promocionar falsos heroísmos: cada batalla registrada en la historia (y las del Atlántico sur ni siquiera
fueron batallas), con el tiempo revela una serie de errores tácticos casi
increíbles, por lo menos en un bando, y normalmente en ambos. En este caso
ya sabemos en cual.
Para guardar las formas, la palabra de Jorge Bucay: “Yo apuesto a que
los argentinos nos demos cuenta de que tenemos que empezar un capítulo
nuevo, que todo lo anterior quedó en el capítulo anterior y que solamente
sirve como experiencia. Que hay que hacer una nueva historia y que hay que
empezar a escribirla ahora mismo. Que sólo nos sirve poner manos a la obra
y mirar siempre hacia delante”.
Es decir: su ruta, o a robar a los caminos.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID), etcétera, etcétera, son lo que
son: no tienen pretensiones filantrópicas; no tienen otro objetivo que hacer
negocios; no tienen escrúpulos (¿y por qué deberían tenerlos?); no reparten
asilos políticos internacionales (como pretende esa nulidad cinematográfica
llamada Pino Solanas); y que se sepa, no se interesan por la exclusión social
(a menos que el acreedor no pueda pagar).
La Argentina, hoy, no puede pagar, pero pretende condonaciones y ¡más
préstamos!, y como no hay (ni va a haber) préstamos, otra vez acecha el
fantasma de la conjura, la conspiración: castigan a la Argentina, país probo,
en algún refugio antiatómico, en Suiza, en Langley, Virginia, la gorda Krüeger
y sus muchachos fuman habanos y se ríen de los que no pueden entender
cómo ese ‘saber’, la ‘viveza criolla’, cotiza tan mal en el casino global (el
espectáculo que dan los incautos desplumados es infinitamente divertido).
Están castigando a la Argentina, humillan a la Argentina, hacen que la
Argentina muerda el polvo...¿a nadie le importa? A nadie le importa.
La Argentina no le importa a nadie.
EL SURMENAGE DE LA MUERTA 3
Globalización:
El nuevo orden y la ética de la exclusión social
Marta H. Ventre
La crisis de las nociones y valores propios de la “Modernidad” implican una
transformación que modifican profundamente creencias, teorías, prácticas y
formas institucionales. Los alcances de estos cambios pueden dimensionarse
en todos los ámbitos sociales, aunque en las organizaciones todavía es
observable la yuxtaposición de dispositivos, y finalidades nuevas, conviviendo
con otras propias del periodo anterior.
¿Cómo podemos describir la situación actual? Pasamos de la fábrica a la
compañía virtual; de la idea de nación y empresa nacional a la de “aldea” y
corporación global, de la escuela a la “educación a distancia” y la “formación
permanente”; del empleo seguro y estable al trabajo temporal y precario,
instituyéndose una nueva “figura social”: el desocupado. Del capitalismo
propietario de los medios de producción al capitalismo de servicios y
especulación financiera. El marketing se ejerce de manera incesante y su eje
es la rotación de productos, imágenes e informaciones que estimulan el gasto,
y la ilusión de la inmediatez de las satisfacciones. “El hombre ya no es el
hombre encerrado, sino el hombre endeudado”. (1)
Se produce el pasaje del Estado “benefactor” que explicitaba que sus
funciones eran garantizar la equidad de los contratos colectivos, ocuparse de
la salud, la educación pública y el cuidado de los ancianos a un Estado, que
ni retóricamente se plantea tales objetivos, privatizando sus actividades y
dejando librado a la “economía de mercado” a grandes contingentes humanos,
sin protección alguna. La reconversión económica provoca un enorme
“apartheid social” que excluye a cientos de miles de sujetos que construyeron
su subjetividad en la creencia del valor del trabajo y la educación, como
garantía de ascenso social.
Mark McNeilly, ex funcionario de la empresa IBM y actual consultor
estadounidense de empresas, ofrece algunas estrategias para ser exitoso en la
“globalización”:
-Evitar la fortaleza y atacar la debilidad del “contrincante” (arremeter donde
menos lo esperen).
-Saber engañar.
-Tener velocidad y preparación para superar a los competidores.
-Influir en su oponente.
-Los negocios, al igual que la guerra, es una contienda de voluntades, dinámica
y acelerada.
-Cuando se ataca a un competidor con un embate directo sólo se fortalece su
resistencia, tanto física como mental. Así no es posible alcanzar el éxito.
-La clave para “capturar mercado” es la ofensiva indirecta, para dar un golpe
más sustancial.
El objetivo: “tomar intacto todo lo que hay bajo el cielo” (2)
Es clara la intención de aniquilar al otro. Los participantes se encuentran en
una guerra que instaura una violencia feroz. No es extraño entonces que la
solidaridad colectiva haya sido reemplazada por luchas entre lobbies
corporativos que intentan aumentar o preservar sus propios beneficios, países
que rivalizan entre ellos para “atraer las inversiones” y la competencia entre
quienes tienen el “privilegio” de trabajar y los que fuera del circuito laboral
esperan reemplazarlos.
EL SURMENAGE DE LA MUERTA 4
La competición por el trabajo va acompañada de una competición en el trabajo que hay que intentar conservar a cualquier precio contra la amenaza del
des-pido. Se degradan las condiciones de trabajo, junto con el aumento de la
de-socupación y la precariedad laboral, obligando a los trabajadores a la aceptación de formas de empleo acordes con los criterios económicos globales.
Las propias empresas colocadas bajo la misma intimidación que los
trabajadores tienen que ajustarse de manera cada vez más rápida a las
exigencias de los “mercados”, so pena de “perder la confianza” de los
inversores, e instituciones macro nacionales que “califican” su
“competitividad”. Estos parámetros se generalizan a todos los ámbitos
sociales y los sujetos están “obligados a demostrar su “flexibilidad” según la
conveniencia de las empresas, provocando un sentimiento de inseguridad y
de “indignidad” hábilmente convertido en sistema de control social.
Robert Castel considera fundamental la relación existente entre el trabajo y
la inserción social. De acuerdo con la investigación que este autor realizó en
Francia establece:
a)Zona de integración: constituida por los sujetos con trabajo seguro.
b)Zona de vulnerabilidad: corresponde a los que con trabajo precario tienen
una inserción social frágil.
c)Zona de des-afiliación: propia del desocupado que muestra una tendencia
al aislamiento y la pérdida de lazos sociales.Desde este punto de vista si
antes los trastornos mentales eran asociados con factores emocionales
singulares, hoy no pueden dejar de vincularse con la pérdida del trabajo, la
incertidumbre económica y los cambios vertiginosos que desestructuran al
sujeto. La pérdida del soporte grupal de pertenencia y el reconocimiento de
los otros provoca nuevas formas de enfermarse, como se observa
cotidianamente en la practica clínica.
Estas transformaciones han provocado que se modifiquen también las
relaciones entre espacio público y privado, devaluándose el primero y
estimulándose su privatización. Aquellos espacios colectivos “poco rentables”
son descuidados, degradándose por la falta de atención de las instancias
estatales. La ciudad se va convirtiendo en el imaginario de la población en
un “territorio” peligroso, debilitándose o desapareciendo la responsabilidad
singular y colectiva sobre la misma.
Se fragmentan así los lazos que unían a la gente con su trabajo, su comunidad
y su historia. El barrio, que servía de anclaje a estilos de vida y valores
compartidos- muchas veces alrededor de una actividad productiva- tienden
a quebrarse por el cierre de las fuentes de trabajo o la modificación de las
formas contractuales que se instituyen.
Coherente con esta concepción se produce la fragmentación de la vida urbana
y la aparición de “ghettos” según clases, que modifican la fisonomía de la
ciudad y de los suburbios, creando nuevas fronteras espaciales y simbólicas.
El pensamiento del capitalismo global dice Enrique Marí se muestra en el
modelo arquitectónico que ofrecen los llamados “edificios inteligentes”.
Nueva realización del sueño de El Panóptico de Jeremy Bentham, pero
invirtiendo su objetivo. Estas “cárceles modelo” que se construyen ya no
para encerrar delincuentes, sino para proteger a las clases adineradas de los
“otros”, que ahora quedan afuera.
Si desde lo social el principio de alteridad desaparece y el sentimiento de
desamparo aumenta, las tendencias destructivas hacia los otros se refuerzan
siendo destituidos de su condición de semejante. No es extraño entonces
que se produzcan actos de violencia social que se juzgan a primera vista
como gratuitos y feroces. Lo que en otro momento hubiera sido sorprendente
por su rareza hoy forma parte de la vida cotidiana, siendo sus protagonistas
de diferentes edades e inserción social. La violencia anónima, indiferenciada
e irracional que produce el sistema atraviesa todo el campo social.
Se instala un discurso xenófobo que pone el acento sólo sobre las conductas
violentas de los que quedan marginados, solicitando más “seguridad” y
“tolerancia cero”. Foucault ya había señalado que mostrar a los delincuentes
como peligrosos, no solo para los ricos sino también para los pobres, es de
utilidad política porque permite manejar el miedo y la hostilidad de la
población y justificar el aumento de la represión. (3)
¿La temporalidad puede sustraerse a esta lógica? La relación entre la
experiencia del tiempo y las condiciones objetivas que las posibilita está tan
naturalizada que pasa desapercibida. “Cuando el vínculo entre el presente y
el futuro, por la precariedad o la falta de un ámbito laboral se rompe, el
sujeto pierde las coordenadas temporales que lo conecta con los otros y con
el mundo social...” (4)
¿Cuál es el tiempo del que hablamos? Para la concepción actual más que
nunca “el tiempo es oro”. Para los asalariados aparecieron nuevos términos
que dan cuenta de los “nuevos tiempos”. Se les solicita “flexibilidad”,
dedicación “full time”, disminución de los tiempos de descanso, tanto en el
día como en la semana laboral.
Pero la hegemonía de estos discursos y practicas no implica la ausencia de
resistencia social. En las últimas reuniones de los delegados de los poderes
globales manifestaciones multitudinarias expresaron su repudio contra los
efectos de la globalización. En nuestro país aparecen “los piqueteros”, las
“Asambleas barriales” y otros movimientos que logran adquirir “visibilidad”
colectiva a partir de acciones puntuales. Esto posibilita evitar el aislamiento
de los afectados y la aparición de prácticas y lazos sociales novedosos,
propiciando nuevos proyectos y modalidades de lucha.
Todo sistema en su aparente orden provoca tensiones, contradicciones,
discontinuidades por donde a los sujetos se le presentan, junto con las
sujeciones, posibilidades de resistencia y de lucha para modificar lo
establecido.
En este sentido es alentador constatar que la atomización individual, la queja
estéril y la nostalgia del pasado -frente al sufrimiento que provoca el ajusteestán siendo lentamente revertidas. Esto es posible que permita no solo
inventar nuevas significaciones colectivas, sino también poder interrogar los
efectos que ha provocado en la subjetividad de cada uno de nosotros.
Los defensores del statu quo siempre elaboraron una imagen del futuro idéntico
o peor que el presente y que las posibilidades queden limitadas a “mínimas
mejoras”.
En respuesta a esta ética de la exclusión tenemos que intentar colectivamente
reconstruir y practicar una ética de la participación, la inclusión y la
solidaridad.
1. Deleuze, G. “El marketin es el nuevo control social” Fuente:Ajo Banco L’Autre Journal, Paris.
2. McNeilly, Mark: “Sun Tzu y el arte de los negocios” (Oxford University Press). 1990.
Se basa en la obra “El arte de la guerra” escrita por el general chino Sun Tzu (400 a. C.).
3. Foucault, Michel: “Microfísica del Poder”. Ediciones de La Piqueta. Madrid. 1979
4. Bourdieu, Pierre: “Meditaciones pascalianas” Editorial Anagrama. Barcelona. 1999
Presentado en el X Congreso Metropolitano de Psicología: “Odisea de la Ética”(mayo 2002).
Reelaboración de un capitulo del art.: “La globalización y las nuevas formas de control social”
publicado por la Revista “Subjetividad y Cultura”, México y por la Fac. de Psicología (UBA)
Marta Ventre es psicóloga clínica e institucional. Jefa de Trabajos Prácticos de la Cátedra 1 de
Psicología Institucional (UBA). Compiladora del libro:“La drogadicción: Una mirada Institucional”
Ediciones Búsqueda. 2001. rizomadelsur@hotmail.com
EL SURMENAGE DE LA MUERTA 5
Enrique Aguirrezabala
Alvaro Castagnino
Enrique.Aguirrezabala. fue un artista-duende. Trato de comenzar con una definición de cuento de hadas,
pues me resulta difícil transmitir la verdadera dimensión de Enrique como hombre, artista y amigo. Es
imposible para mí ser objetivo en este caso, pues estoy involucrado íntimamente, Enrique fue mi amigo
durante casi 30 años. Cuando El Surmenage de la Muerta me propuso este recordatorio, acepté complacido
por revivir el mundo en el que Enrique transitaba, pero fueron pasando los días y no encontraba la
forma de trasladar su real dimensión, pues su universo estaba compuesto de tantas sutiles e inaprensibles
situaciones que el desafio me hacía sentir frente a un pizarrón vacío sin saber como empezar, así que
comienzo contándoles la dificultad de representar mi propia idea del artista ausente, y además la nostalgia
por la falta del amigo que permanentemente nos sorprendía con mínimos gestos amorosos, creativos,
originales.
Contaré un poco de su historia, expone en mi galería, Arte Nuevo, desde 1966 antes había realizado una
muestra en Van Riel. A través del tiempo realizó conmigo 17 exposiciones individuales, la última en
1989. Muere mientras exponía sus esculturas en la muestra “Artistas de los 80´” organizada por Alina
Tortosa y Sivia de Ambrosini en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA). Recorrió
Sudamérica exponiendo en Perú. Uruguay, Colombia y Chile.
Fue un artista de cambios permanentes. En los comienzos tenían sus personajes cierto aire expresionista
que fue cambiando hacia una imagen onírica muy personal. Luego tuvo una etapa obsesiva, de tramado
geometrizante de la que se liberó realizando una serie enorme de collages en los que están muy presente
su admiración por el DADA, a partir de las acuarelas desemboca en su última producción de esculturasobjeto realizados en cartón (que reciclaba juntando por todos lados) terminándolas con una especie de
cartapesta absolutamente personal tanto en la técnica como en la forma. Es en esta última etapa donde
Enrique suelta su creatividad en forma más plena, inventa sus objetos mientras los construye y vuelca
en ellos todo el color que tenían sus poéticas acuarelas.
Su exquisita ironía, su sentido del humor y su lenguaje metafórico de la banalidad y la sordidez lo unió
a algunos poetas como, entre otros, Juan Gelman y Arturo Carrera, que prologaron con poesías sus
catálogos.
Y ya que hablamos de su estrecha relación con la poesia podemos agregar otra definición y decir que
Enrique fue un artista-poeta, en ese caso que mejor homenaje que transcribir el texto que escribió
Arturo Carrera para su muestra póstuma:
Hay que hacerlo. Hay que despedirse del amigo.
Con un abrazo tan intenso que lleve de su presencia al verdadero lugar: ese otro cielo, otra vez, el infinito. Allí están
intactos todavía y esperándonos, los primeros juguetes: los billíkenes, las figuritas, un rugoso libro; y después, las
esferillas, los cubos, los dodecaedros, las formas que el color desvanece o abrillanta en la sonrisa sospechosa de arco iris.
Y es todo lo que hay aquí. Un leve combate con las palabras, con los colores y las formas. Un desasosiego en la luz. Una
promesa de que los vértices serán como luciérnagas en la desconocida oscuridad. La certeza de que Enrique Aguirrezabala
pasó por aquí con los zapatos camuflarios de los gnomos, dejando impresa la tierra con la nervadura de la pata de un
pájaro y la energía de un hombrecito poco civil, digamos como Thoreau cuando dijo: “También yo confeccioné un cesto de
textura delicada, pero por lo visto no lo suficientemente valioso como para poder despertar por él interés alguno, o para
que nadie lo quisiera comprar. Con todo, por lo que a mí respecta, pensé que había merecido la pena de mi tiempo, y en
lugar de calentarme la cabeza para ver como lo vendía, me preocupé más bien de encontrar el modo de no tenerlo que
vender. La vida que algunos hombres consideran un éxito constituye tan solo una posibilidad. ¿Para qué habríamos de
exagerar, y considerar éxito tan sólo una posibilidad. ¿Por qué habríamos de exagerar, y considerar éxito tan sólo ese
aspecto más discutible, a expensas de otra y otra posibilidad?”
Muestra Homenaje
1932-1991
Enrique Aguirrezabala
Desde el invierno de 1960 he colgado
27 muestras individuales y participé
aproximadamente en el doble de
colectivas.
Recuerdo particularmente el extrañamiento que sentí al ver en las paredes
de la sala I de Van Riel, los veintitantos
dibujos que 15 días antes se entreveraban en el taller del marquero, identificados como 120 x 120, 70 x 100 ó 68 x
75 1/2.
Alli, en esos muros adquirirán un orden
particular, un sentido nuevo que me hizo
mirarlos desde afuera por primera vez,
y analizarlos a partir y a través de ellos
solamente.
20 años después -y sin ánimo de marcar
analogías mosqueteriles-, la situación es
por cierto diferente, pero no del todo.
Es parte importante del trabajo de un
artista mostrar lo que hace y colgar una
muestra no es lo más difícil. Lo que
permanece intacto para mí es el gozo
de enfrentar el resultado, o la bronca generalmente la bronca-, por lo mismo.
Mostrar-se, significa sobre todo plantear
públicamente una proposición individual, más o menos clara, acerca de una
poética, una ideología, una visióndel
mundo, un resumen de vida.
Es lo que intento con estas acuarelas y
collages realizados este año.
Texto escrito para la muestra
«Collages - Acuarelas».
Galería Alvaro Castagnino.
Buenos Aires, Mayo de 1981.
EL SURMENAGE DE LA MUERTA 6
Correo electrónico para adherir
—— Mensage Original ——
Enviado: Viernes, Septiembre 13, 2002 4:44 PM
Tema: RV: Carta abierta
Carta abierta de intelectuales y artistas argentinos por la Convención
Constituyente
Los abajo firmantes, teniendo en cuenta el estado en que se encuentra la República Argentina, nos manifestamos en favor de cambios profundos que terminen con la ineficacia, la cobardía y la deshonestidad de nuestros actuales representantes, que deliberan y gobiernan en nuestro nombre pero en contra de
nuestros intereses.
1) Rechazamos la repetición de las mismas conductas que condujeron a la Argentina a la situación desastrosa en que hoy se encuentra. Y estamos decididos
a no convalidar el fraude ni la revalidación en sus puestos de los mismos que montan esta farsa electoral que más se parece a otra vulgar interna partidaria.
2) Repudiamos todas las maniobras tendientes a justificar cualesquiera formas de violencia, como las que se evidencian desde el poder, algunos medios y
los sectores más reaccionarios a los cambios y a la Democracia. Rechazamos que nos sigan amenazando con el caos inminente que ellos mismos han venido
provocando. Nos pronunciamos por el efectivo y riguroso imperio de la Constitución y de la Ley, sin atajos, excepciones o impunidades, y nos comprometemos a luchar por todos los medios no violentos a nuestro alcance en defensa de la Paz Social y por el restablecimiento de una Justicia independiente.
3) La Argentina necesita en esta hora un proyecto de país que sea perdurable y capaz de satisfacer las necesidades de sus habitantes sustentado en los
valores de Verdad, Justicia, Equidad y Solidaridad, ejercidos sin populismos ni demagogias.
4) Por eso exigimos un plebiscito vinculante, abierto y libre, garantizado y controlado por organismos internacionales, para elegir una Convención Constituyente que establezca las bases de un nuevo sistema democrático participativo y con firmes controles ciudadanos en el manejo de los asuntos públicos.
Para adherir a la presente carta, enviar nombre y número de documento a
convencionconstituyente@hotmail.com
EL SURMENAGE DE LA MUERTA 7
Kramer vs. Kramer
Fernando Fazzolari
Poder político vs. Poder Financiero.
Representantes vs. Representados.
Asistimos y sufrimos las consecuencias del divorcio más importante de los últimos
tiempos.
Se trata de la ruptura del encanto entre la constelación financiera y la superestructura
política del primer mundo, institutos que encontraron en un momento de la historia
la empatía necesaria que les permitió suponer que ambos, en total consonancia de
rosas y perfumes podían controlar y dominar el orden mundial con total prescindencia del mundo real, tangible, de las personas y las cosas.
Durante el último cuarto de siglo instrumentaron conjuntamente una cosmovisión
abarcadora que llamaron globalización, donde, mediante el flujo libre y oportunista
de capitales, acompañado de una masiva ideologización que apuntaba a la uniformidad de las decisiones, podían redefinir en forma permanente, homogénea y funcional a sus intereses toda la topografía de las relaciones económicas del mundo.
Con la caída del muro de Berlín y la incorporación de China y la Unión Soviética a la
órbita de la libertad empresaria diseñaron, promulgaron e impusieron a partir del
dominio absoluto de los medios de comunicación un universo donde las mieles del
bienestar y la riqueza se derramarían sobre sus habitantes a partir de la libre asignación de los recursos a lo largo y a lo ancho del planeta, todo ello cubierto por el abrigo ideológico de un pensamiento único que daría unidad de sentido a todas las acciones. Lo que se ocultaba era el objetivo final de unificar la dieta de dos tazas de
arroz para todo aquel que deseara estar incluido en el sistema de extramuros organizado por los países centrales y la desaparición de los estados como referentes de
políticas autónomas.
En este romance, las clases políticas fueron funcionales en un primer momento a los
fines financieros y en ese embeleso ideológico dejaron que miles de millones de
pantallas y teclados tomaran las decisiones de dónde, cómo, y cuándo invertir y crear
condiciones de producción y poder a lo largo y a lo ancho de las fronteras nacionales
perforadas por las redes informáticas que doblegaban cualquier decisión de independencia.
Hoy, luego del 11 de septiembre, la clase política internacional percibe que en aras de
su fascinación ideológica perdió el control de los fenómenos estrictamente políticos
y se encuentra pintando el techo tomada de un pincel en tanto que el sistema financiero global, decidió que era el propietario de la escalera y concluyó, por razones de
mejor imputación de recursos, cambiarla de lugar.
Así se suceden a posteriori de las twin towers una serie de escándalos financieros que
en última instancia no son mas que la puesta en evidencia de los riesgos de la
inmaterialidad de los productos que fue creando el clan financiero para ampliar su
campo de operaciones con prescindencia de la economía real.
No sería descabellado pensar que dentro de la guerra santa instituida por Bush algunos actores del mundo árabe hubieran dejado de sostener parte del régimen financiero mundial y dejaran caer ciertos pactos del sistema que sin su contribución lo
hacen de pronto inestable.
Las crisis de los países emergentes viene a contribuir también a este descalabro del
sistema y de pronto se empiezan a verificar malestares graves en diferentes partes del
mundo y sus habitantes comienzan a repudiar bajo diferentes formas el régimen
global.
Esta inestabilidad que afecta la realidad de los ciudadanos privilegiados de los países
centrales empieza entonces a golpear a la clase política reclamándole a sus dirigentes
acciones que atiendan a su progresiva pauperización y a la creciente fragilidad de sus
derechos.
De pronto aquel que sustentaba el poder político a través del ejercicio de representación de los ciudadanos se encuentra reclamado por una jauría de perros abandonados que les muerden las pantorrillas y le tiran de los fundillos solicitando la atención
de sus necesidades.
Esa masa indeterminada de consumidores está comenzando a percibir de manera
imprecisa que sus estados han desaparecido y los que estimaban sus representantes
dejaron de cumplir un rol necesario ya que la cuota de poder ineludible para conducir los acontecimientos, que se suponía le permitía cumplir con sus obligaciones, había desaparecido y que frente a este divorcio sólo le quedaba la posibilidad de emerger con gestos retóricos y desesperados como por ejemplo declararle la guerra al
mal.
El sistema financiero tiene en sus manos la más absoluta libertad de hacer lo que le
plazca y el riesgo para el sistema político de las metrópolis es que por ejemplo decida
poner su energía en otros territorios, imagínese lo que implicaría que todas las inversiones del mundo se concentraran en China y abandonaran por mera conveniencia a
los Estados Unidos o a Europa. Por el momento parece impensable pero porqué
no plantearlo como un escenario posible. Así parece que, de pronto, las decisiones
de política económica de largo plazo desaparecen de las manos de la clase política y
pasan a formar parte de ese magma cibernético que desconoce a sus antiguos socios
y por supuesto a sus representados.
Los habitantes del mundo concreto, seres comunidades y cosas pasaron a ser en
menos de dos décadas un ejército de parias sin identidad ni contención sometidos a
decisiones abstractas que los ignora permanentemente.
Este fenómeno se comienza a vislumbrar en todo el norte del ecuador económico.
Al sur la realidad ya ha llegado a otro estado, casi anticipatorio de la crisis de valores
planetaria.
Devastado ya el orden económico subordinado que se le impuso a los países
periféricos a partir del proceso de recolonización global, nuestras naciones quedaron
a la deriva de todo ejercicio de decisión autónoma y trascendente, con el agravante
en nuestro país que las instituciones que representan a los diferentes sectores de la
comunidad encontraron, en el caso de aquellas que aún sobreviven a partir de los
recursos del estado, una forma de perpetuarse sin sentido. Como un mecanismo de
autodefensa, se cerraron sobre si mismas, cancelaron su contrato con la sociedad y se
dedicaron a administrar para sí los recursos desoyendo los reclamos de sus representados. Las instituciones que no disponen de esos recursos, ya que además del gobierno en sí mismo, existen otras instituciones de carácter público no estatal, adoptaron
la misma tónica y se establecieron como organismos privados que finalmente también se cerraron sobre si mismos y quedaron haciendo uso privado de la representación otorgada. El caso resulta aplicable a cualquier gobierno, nacional provincial o
municipal, a la Academia de Bellas Artes o al club Sacachispas.
Resulta entonces que no sólo estamos viviendo procesos de anomia, productos de
cambios sociales sino un que estamos entrando en una etapa de abandono de persona por parte de las instituciones.
El concepto de liberalismo extremo alcanza la categoría caníbal y la única forma de
convivir es la de lograr por cualquier medio la supervivencia, ya desde el robo, el
egoísmo extremo, la pérdida de sentido de las relaciones comunitarias o el malevaje
institucional.
Tal vez en este suburbio del mundo empiece a ser necesario y tener razón elaborar
estrategias para poder liberar territorios de la disolución y la anarquía para comenzar
a construir comunidad e instituciones que nos permitan recrear el sentido de pertenencia y poder sentirnos incluidos en un territorio de decisiones que nos pertenezca.
Tal vez un nuevo esquema para diseñar una estrategia de liberación esté basado en
reconstruir o construir nuevas instituciones, crear nuevas formas de organización y
participación social, pequeños estados donde las decisiones sean tomadas
comunitariamente, donde la representación delegada tenga retorno de hechos y productos sociales y el control sea un acto normal y habitual para mantener vigente y
activo el pacto social implícito.
En el extremo institucional, cabría pensar también la convocatoria a una asamblea
constituyente que defina, para siempre, para todos, el marco en el cual deseamos
habitar esta tierra de promisión, esperanza, cuidado, bienestar y libertad.
En Buenos Aires, Argentina, en el camino del abismo.
EL SURMENAGE DE LA MUERTA 8
Instituciones:
Patricia Delmar
¿Definiciones?, funciones, colocaciones, organizaciones,
ordenaciones, distribuciones, prestaciones, clasificaciones,
¿objeciones?, Alteraciones, premoniciones, restricciones,
condiciones, indefiniciones, maldiciones, pociones, abominaciones,
conmociones, tensiones, improvisaciones, inflaciones, traiciones,
ocultaciones, desuniones, aversiones, oposiciones, manifestaciones,
limitaciones, indigestiones, restricciones, segmentaciones,
deserciones, jurisdicciones, infracciones, proscripciones,
contravenciones, peticiones, abrasiones, vacilaciones,
desmembraciones, disociaciones, disgregaciones, desilusiones,
infracciones, obligaciones, cancelaciones, violaciones,
desintegraciones, contaminaciones, procesiones, discusiones,
repulsiones, disquisiciones, presiones, ulceraciones, disoluciones,
pulsaciones, corrupciones, profanaciones, divisiones refutaciones,
fermentaciones, impugnaciones, consunciones, negaciones,
defecciones, extenuaciones, circunscripciones, descomposiciones,
demarcaciones, distracciones, delimitaciones, usurpaciones,
humillaciones, fluctuaciones, indexaciones, prohibiciones,
infecciones, defunciones, municiones, fricciones, expiraciones,
inundaciones, ¿bendiciones?, Creaciones, pasiones, evoluciones,
conversiones, atracciones, reproducciones, seducciones, sugestiones,
liberaciones, intuiciones, incitaciones, ediciones, exposiciones,
convenciones, instalaciones, aficiones, estampaciones,
presentaciones, fascinaciones, demostraciones, interacciones,
impresiones, soluciones, publicaciones, emancipaciones,
resoluciones, indicaciones, misiones, humectaciones, conexiones,
protecciones, esponsorizaciones, exhibiciones, anuncios,
emulsiones, composiciones, proyecciones, ilustraciones,
palpitaciones, civilizaciones, colaboraciones, grabaciones,
emociones, perfecciones, digitalizaciones, afinaciones, salvaciones,
dedicaciones, mansiones, entonaciones, canciones, camiones,
acciones, modulaciones, provisiones, fusiones, ¿derivaciones?,
Transacciones, opiniones, uniones, multiplicaciones, digestiones,
duplicaciones, mediciones, movilizaciones, eyecciones,
repeticiones, fundiciones, erosiones, refacciones, adivinaciones,
remisiones, porciones, oraciones, flexiones, intenciones, vibraciones,
remodelaciones, formaciones, reposiciones, localizaciones,
aclaraciones, recreaciones, contestaciones, donaciones, invitaciones,
revelaciones, reuniones, reconstrucciones, inauguraciones,
disposiciones, promociones, acotaciones, argumentaciones,
dilataciones, predicciones, revoluciones, impulsiones,
interrogaciones, ilusiones, informaciones, infatuaciones,
desvalorizaciones, pretensiones, disminuciones depreciaciones,
introducciones, suspensiones, depilaciones, devaluaciones,
especulaciones, congregaciones, comercializaciones, presunciones,
infiltraciones, infusiones, irrigaciones, previsiones, excitaciones,
exacerbaciones, raciones, proporciones, detenciones, cesaciones,
prolongaciones, depauperaciones, reacciones, repatriaciones,
deportaciones, extradiciones, proscripciones, inaniciones,
invasiones, penetraciones, versiones, interrupciones, expulsiones,
exclusiones, redenciones, separaciones, manumisiones,
desapariciones, sublevaciones, subversiones, dispersiones,
disipaciones, presdigitaciones, evaporaciones, insubordinaciones,
destilaciones, combinaciones, segregaciones, transgresiones,
correcciones, inadaptaciones, educaciones, variaciones,
desviaciones, interrupciones, conmutaciones, diferenciaciones,
transiciones, transcripciones, derogaciones, desfloraciones,
secesiones, supresiones, revocaciones, invalidaciones, bifurcaciones,
extinciones, imitaciones, ramificaciones, ¿conclusiones?,
Liquidaciones, terminaciones, ejecuciones, elaboraciones,
transformaciones, producciones, fabricaciones, innovaciones,
mutaciones, inversiones, revoluciones, clonaciones, falsificaciones,
reanudaciones, invenciones, ficciones, emulaciones, confecciones,
obtenciones, adquisiciones, preparaciones, gestaciones,
ger minaciones, progresiones, graduaciones, proporciones,
sucesiones, ocupaciones, nociones, aplicaciones, atenciones,
concentraciones, agrupaciones, imaginaciones, conversiones,
vigorizaciones, intensificaciones, consolidaciones, afirmaciones,
fijaciones, percepciones, apreciaciones, tasaciones, evaluaciones,
estimaciones, admiraciones, enunciaciones, traducciones,
interpretaciones, redacciones, superaciones.
EL SURMENAGE DE LA MUERTA 9
El Presente seguirá sorprendiéndonos.
Federico Zukerfeld
Las características que determinan los parámetros de la sensibilidad en cada época, están
sustentadas en el clima social que se vive y en la responsabilidad de estar viviendo el Presente.
El espíritu colectivo brota como anuncios de las más profundas necesidades.
Despertamos en un mundo desintegrado, donde los valores y la naturaleza humana son
sustituidos por la permanente degradación y supresión del individuo, que pesan como toneladas en la edificación social de la cultura.
La expansión de este estado crítico sobre la esencia humana desemboca en una cultura
sumisa ante la intervención sistemática de estructuras «comerciales» sobre todos los aspectos de la vida.
Acostumbrados al perpetuo rebote entre realidades construidas en base al desequilibrio de
las posibilidades de desarrollo material y espiritual en la vida.
La oferta y la demanda, el valor de cambio, la competencia, la especulación, el consumo,
sustituyen los valores verdaderamente humanos por meras aspiraciones de acumulación,
transformando así todas las relaciones en repeticiones de la estructuras del comercio, ajustándose a todos los vínculos e instituciones.
La cultura, invadida por estos códigos de mercado, ha mutado sus contenidos, modificado
su forma, transformado su temporalidad, imponiéndole las formas de producción y métodos de distribución de mercancía.
La Vida, sujeta entre medio de las tensiones y
contradicciones que se desprenden de este sistema,
resiste, generando anticuerpos que estabilizan el
estado crítico de la realidad.
Las consecuencias son evidentes...
Toda la humanidad saldrá empobrecida de esta
situación.
El porvenir fijará en esta época una cicatriz en su
cuerpo.
Las fuerzas del Capital avanzarán sin cesar, la sombría
masa invisible de los Mercados intentará capitalizar
el aire, las tierras que sobrevivan expandirán sus raíces
ocultas.
Las Rebeliones de esta humanidad asfixiada, se
reproducirán, se multiplicarán hasta desbordar los límites. La brisa será un tornado.
Se abrirán los telones de la realidad.
¡Alto!
Nos tomaremos la libertad de asumir la instantaneidad
mágica del Presente.
En este preciso instante: Aquí y Ahora.
Puesto que es Hoy cuando se hace indispensable,
vital, la reformulación de todos los aspectos de la
Vida, la transformación de los vínculos, como un
estadio superador de la crisis, como una afirmación
del Presente y la acción creadora.
Una transformación de la Vida (de la cultura).
Donde Vivir renueve su sentido. Donde el tiempo y
el trabajo se asuman con una dinámica nueva.
Los problemas de alimentación, salud, educación, que
hoy nos atormentan, desaparecerán al ser tomados
por todos, en base a la inagotable producción colectiva
y al desarrollo de la participación y la autosuficiencia
social.
Con las necesidades básicas cubiertas, la sociedad
desarrollará otras «nuevas necesidades básicas», relacionadas al desarrollo de las potencialidades artísticas y científicas, físicas y mentales, que se mantenían
ocultas bajo las sombras de la cultura del pasado.
La creatividad se expandirá como un virus,
estimulando la sensibilidad y la intensificación de la
vida cotidiana, en una nueva relación temporal.
La participación colectiva en los procesos de
construcción y renovación permanente de la realidad,
constituida en una práctica diaria, hacia la superación de los límites actuales.
La disolución de la barrera artificialmente impuesta
entre Vida y Arte, dando paso a nuevas formas de
integración cultural.
El esparcimiento del Arte a todos los espacios de la
Vida, como un elixir emancipador.
Como un aliado de la libertad.
La metáfora se adueñará de la realidad.
Las edificaciones se moldearán como esculturas.
La ritmificación y musicalidad se instalarán en el
movimiento.
Las casas serán pequeños teatros, espacios de
autoconocimiento y desarrollo humano.
Las transformaciones en la subjetividad producirán
nuevas objetivaciones, nuevas formas de arte y ciencia
aún inimaginadas.
La liberación de las fuerzas poéticas inconscientes,
reprimidas en la sociedad del pasado, inundarán los
espacios llenándolos de vida.
La Poesía será la forma de comunicación de una nueva
sociedad y la herramienta de construcción de una
nueva cultura.
El Presente seguirá sorprendiéndonos.
zukerfeld@hotmail.com
EL SURMENAGE DE LA MUERTA 10
La construcción de la herencia reformista
como un problema
Lucas Rubinich
La cuestión de la masividad, consecuentemente de la modalidad de ingreso irrestricto,
la gratuidad y, en menor medida, el cogobierno, vienen siendo definidos por referentes de los medios de comunicación, por especialistas prestigiosos en educación y
muy claramente por los organismos financieros internacionales, como los elementos
que conformarían «el problema» de la universidad pública. Más allá de que estas
cuestiones, lejos de ser un estigma forman parte (como reivindicación) de la plataforma de defensa de la universidad del movimiento estudiantil, de las banderas
herederas de la reforma del 18, no es posible desconocer que su imposición a grandes franjas de la sociedad, como problema, ha tenido un relativo éxito. En ese éxito
el papel de algunos intelectuales especialistas en educación formados y herederos de
la tradición reformista, es fundamental.
La creciente aceptación de ese discurso finalmente elitista asentado en concepciones
del mundo que reivindican el acceso de todos a los bienes culturales posibilita pensar
en un escenario de hegemonía cultural en donde desde diferentes argumentaciones
se arriba a conclusiones políticas similares. Si tanto el documento de un organismo
financiero sobre educación superior, como el análisis de un prestigioso académico
especialista en educación portador de tradiciones progresistas y laicas, coinciden en
diagnosticar que la masividad es antidemocrática, se hace necesario más que esgrimir
una simple descalificación desde los principios, producir una explicación sobre las
condiciones que posibilitan su imposición y reconocimiento amplio.
Sobre este reconocimiento es que se hace pertinente un simple ejercicio sociológico
reflexionando sobre las condiciones de producción de una verdad. En términos
analíticos sociológicos se podría sostener que la verdad es que hay una lucha por la
verdad. Es en esa dinámica que se va construyendo la definición de algunos elementos
o hechos de una institución o una sociedad como un problema. Un problema social
como el de la universidad pública es resultado de una construcción social.
Esa construcción social implica la existencia de un espacio social en el que intervienen
distintos grupos o agentes algunos de los cuales tienen mayor capacidad, mayor
habilitación política y cultural para imponer una determinada visión del mundo; en
este caso, la capacidad de delimitar cuáles son los problemas que presenta una institución
como la universidad pública. Como se ha observado, no basta que existan situaciones
que afecten la vida de las personas o que las instituciones funcionen de manera que
traigan dificultades a los agentes que participan de ellas, de manera diferencial de
acuerdo a los distintos grupos sociales, para que en una sociedad esos hechos sean
reconocidos como un problema social, como una cuestión aceptada como tal por
gran parte de la sociedad.
En principio, es preciso que existan condiciones que hagan que esa situación siendo
particular, encuentre una formulación pública, que se haga visible. Sin dudas, esto
presupone acciones de grupos socialmente interesados en producir y promover nuevas
categorías de percepción del mundo social y cultural en la medida que tienen intereses
(en el sentido más amplio y flexible) para actuar sobre ese mundo. No obstante, el
reconocimiento público de una situación problemática no implica necesariamente
su legitimación, se hace necesario un conjunto de acciones sostenidas por distintos
actores y agentes sociales que la promocionen y permitan insertarla en las preocupaciones sociales y políticas del momento. Quizás la concreción más evidente de esta
legitimación es cuando las categorías de percepción asociadas a esa definición del
problema logran convertirse en clasificaciones legales, en leyes o reglamentos, y en
instituciones. Estas representaciones colectivas sobre lo que es definido como un
problema social o cultural, una vez constituidas, se convierten en realidades
parcialmente autónomas., actúan sobre la realidad mediante la acción de explicaciones,
formulaciones e informaciones, inherentes a toda forma de representación.
¿El mundo académico de tradición progresista ligado a la educación adoptó otras
miradas simplemente seducido por los incentivos materiales del menemismo? Esa es
la explicación más cómoda y seguramente no hace honor a las concepciones de la
determinación de la acción social sostenidas en las mejores tradiciones de la teoría
social. La determinación de los comportamientos de los hombres y mujeres y de los
argumentos que lo sostienen es producto de situaciones más complejas que el mero
interés económico. La relación de acercamiento entre algunos intelectuales herederos
de la tradición reformista y las propuestas de los organismos financieros internacionales es producto, precisamente, de complejas determinaciones que obtuvieron sus
resultados durante los años noventas.
En el marco de una creciente debilidad financiera de las instituciones académicas
públicas, el mundo tecnocrático, mediante complejos procesos, se irá
sobreimprimiendo sobre algunas de sus áreas. Los organismos financieros internacionales promoverán investigaciones diagnósticas sobre la educación superior en
América Latina, que acompañarán sugerencias de políticas de transformación. Este
tipo de productos, probablemente habituales, adquieren, sin embargo una relevancia
que trasciende al mundo tecnocrático, logrando progresivamente una legitimación
académica.
Entre otras cosas, porque muchos científicos sociales, referentes prestigiosos de esas
zonas del mundo académico, o bien participan de la producción de esos diagnósticos,
o bien sostienen perspectivas de análisis similares.
En ese contexto, diversos ámbitos de la academia ocupados en temas de educación
comienzan a tomar como referencia esos trabajos. Porque dan cuenta de cuestiones
relevantes para la agenda pública, porque se construyen con solvencia y bajo formas
aceptadas por los grupos de pares, porque, en función de lo anterior, circulan con
reconocimiento por las redes académicas internacionales. Y entonces, se genera una
situación en la que estas visiones del mundo no solo se legitiman académicamente,
sino que se convierten en predominantes.
Además, la realización de las propuestas de los organismos financieros en las políticas
nacionales, crean un contexto de transformación institucional que requiere fuerza de
trabajo profesional del mundo académico ocupado en educación. Nuevas instituciones,
nuevos proyectos, nuevas prácticas profesionales, sostenidas en este clima cultural
sobre la educación superior, y un mundo académico público cada vez más débil en
términos financieros, crean condiciones que pueden ser pensadas como
inficionamientos en su autonomía.
Si bien no se le puede dar a la Universidad pública el tratamiento rápido que se le dio
a las empresas del estado, las nuevas políticas que expresan esa des-confianza en las
viejas instituciones públicas y reivindican la lógica del mercado, comienzan a realizarse
en el contexto mencionado -aunque no sin dificultades-, también en las políticas
universitarias.
Los Bancos ya hacían circular sus recomendaciones de restricción del gasto público
y comenzaban a aparecer a medida que avanzaban los primeros noventas, los apartados
referidos a la educación superior. Los diagnósticos incluyen propuestas de nuevas
relaciones entre el mundo universitario, la sociedad y el estado y básicamente dan
cuenta de varios problemas definidos de acuerdo a una lógica de mercado, sobre los
que se debería trabajar. Sin embargo su legitimidad cultural solo se lograría por esa
asociación de hecho entre estos organismos y prestigiosos investigadores en ciencias
sociales especialistas en educación.
A diferencia de zonas fuertemente ideologizadas de la ciencia económica cuyos
referentes expresan casi sin mediaciones los intereses del capital financiero, contando
por esto con una habilitación política que les permite incluso postular al ministerio de
economía, y además portan sin ambigüedades una mirada sobre lo económico social
y cultural identificada con los sectores de la derecha llamada neoliberal (y que consecuentemente sostienen visiones de la acción social reduccionistas ignorantes de las
determinaciones sociales, de la construcción social de la desigualdad y no las enmarcan
en un proceso histórico estructural); estos «compañeros de ruta» del
neoconservadorismo, llevan en su mochila una formación que les permite explicar la
desigualdad social desde la teoría social clásica. Y políticamente se valen sinceramente de una retórica que se reconoce en las tradiciones progresistas. Las miradas de las
ciencias sociales progresistas explicarán en estos casos, como las perspectivas cristalizadas y los sectores políticos que pueden defender algunos aspectos del deteriorado estado de Bienestar, son solo encubridores de instituciones que, aunque enmarcadas
en una propuesta de mayor democratización de la sociedad, solo reproducen formas que apenas generan ilusión de igualdad y expresan la defensa de intereses corporativos en los que están presentes la corrupción y estilos de clientelismo político.
EL SURMENAGE DE LA MUERTA 11
Profesor y ex director de la Carrera de Sociología UBA y
director de la revista Apuntes de Investigación
Instituciones
Diccionario de Daisy
* decimos
anti-institucional, contra-institucional, extra-institucional, proto-institución.
* tenemos
institución benéfica, institución cultural, institución de ayuda al drogodependiente, institución educativa, institución estatal,
institución monárquica, institución privada, institución sin fines de lucro.
* asociación, creación, establecimiento, entidad, fundación, organismo, organización, sociedad.
* implica prestigio, permanencia y pertenencia.
* las necesitamos, aunque sea para destruirla.
* funcionamiento fortalecido y legalizado.
* un lugar que marca una jerarquía, una responsabilidad, un derecho, un saber: hijo,
maestro, diputado, artista, productor, dios.
* una persona puede ser una institución, porque goza de prestigio socialmente.
* forma de organización de variables humanas que dan rostro a ciertas ideas fijas abstractas de construcción colectiva.
* generalmente representan al modelo hegemónico y tienden al congelamiento.
* reconocimiento intersubjetivo que acepta las reglas y las normas que organizan el tiempo y el lugar.
* entorno generado por los artistas para seguir construyendo el arte en cual creemos.
* toda reunión con voluntad de organización .
* busco instituciones de corta duración.
* el cielo es una institución que congrega a las nubes, con las que puedo imaginar los paisajes que otros no ven.
* muchas ocupan edificios con guardarropas que dependen de los salones de baile.
* institución ajena a todo principio racional: el matrimonio.
* institución ajena a todo indicio de salud humana: la administración del estado argentino.
* institución rima con corrección, tiene olor rancio a institutriz y me da un cosquilleo que una vez que uno
entra jamas sale. (la asociación libre viene cargada de prejuicios).Chin Chin
* «El matrimonio es una institución. ¿Pero quién quiere pasarse la vida adentro de una institución?»
Groucho Marx
* en Teoria de la Vanguardia, Bürger pone el ejemplo de la reutilización del concepto de ready made duchampiano.
«Mientras el urinario de Duchamp pretendía hacer volar a la institución arte,
el artista [de neovanguardias] que encuentra un tubo de estufa [emulando al ready made]
anhela que su obra acceda a los museos. Pero de este modo, la protesta vanguardista se ha
convertido en su contrario»
* Maradona.
* el dulce de batata.
* ver primeras peliculas de Kluge, director alemán
* lectura recomendada. El proceso, de Kafka.
Diana Aisenberg
daisy@2vias.com.ar
El Surmenage de la Muerta
(el enigma del doble fallido)
Colaboran en este número:
( el arte del desastre )
Enrique Aguirrezabala, Diana Aisenberg, Arturo Carrera, Alvaro Castagnino, Pablo Chacón,
Rafael Cippolini, Patricia Del Mar, Fernando Fazzolari, Miguel Ángel Forte, Fernando García
Delgado, Juan Carlos Romero, Lucas Rubinich, Marta Ventre, Vortice Argentina.
Ilustraciones: Enrique Aguirrezabala.
Idea Editorial: Fernando Fazzolari.
El Surmenage de la Muerta ha sido galardonado con el premio «Clamor Brzeska - 2001».
El Surmenage de la Muerta ha adherido a Kulturburg.
El Surmenage de la Muerta es un medio de construcción colectiva que se materializa con la participación de los artistas en su producción. La construccion del mismo, su continuidad y sentido le
corresponden a los artistas e intelectuales de diferentes disciplinas que colaboran en la elaboración
de cada número. Por lo que toda colaboración es bienvenida.
La periodicidad deseada es trimestral. No siempre será posible. Corren los tiempos que corren.
El periódico es de distribución gratuita.
Su fin es que forme parte de nuestro medio como una obra de arte más entre todas las obras que
circulan por el país. Parte de sus objetivos están destinados a ofrecer diferentes visiones de la
sociedad en que nos toca vivir desde la mirada de los artistas. Los documentos publicados pasan
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significan un acuerdo desde lo editorial.
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