Año XXIV - Nº 246 - Noviembre 2009 REVISTA DE MÚSICA Año XXIV - Nº 246 - Noviembre 2009 - 7 € DOSIER Haendel: 250 años ENCUENTROS Simone Young ACTUALIDAD Cristóbal Halffter Alicia de Larrocha ANIVERSARIOS Federico Olmeda REFERENCIAS Sinfonía nº 5 de Bruckner Proyecto3:Layout 3 23/10/09 16:20 Página 1 DK;L7M;8;D97IJ;BB7DE 9;B;8H7;B'''7D?L;HI7H?E:;:;KJI9>;=H7CCEF>ED9ED IKIC;@EH;I'''ÍB8KC;IO;IJ7I;:?9?ED;IB?C?J7:7I kd_l[hiWbcki_Y$[i '''9bWii_YJhWYai ,9:i '''J^[9ebb[Yjeh¼i;Z_j_ed ++9:i '''=h[Wjl_Z[ei '):L:i BW^_ijeh_WZ[:= B_Xhe 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 1 AÑO XXIV - Nº 246 - Noviembre 2009 - 7 € OPINIÓN 2 Compositor, empresario, genio Manuel Martín Galán CON NOMBRE PROPIO 6 Las nuevas escenografías Carmelo Di Gennaro David Rodríguez Cerdán España en la música de Haendel Alicia de Larrocha José Carlos Gosálvez Lara Cristóbal Halffter 8 Discofilia haendeliana Emili Blasco 10 AGENDA 18 ACTUALIDAD NACIONAL 34 60 Pablo J. Vayón Simone Young Juan Antonio Llorente Federico Olmeda Andrés Ruiz Tarazona EDUCACIÓN Joan-Albert Serra Mitsuko Uchida JAZZ Ana Mateo 65 SCHERZO DISCOS Sumario DOSIER 113 124 128 136 ANIVERSARIO ENTREVISTA Discos del mes 120 ENCUENTROS ACTUALIDAD INTERNACIONAL 64 114 148 Pablo Sanz 150 LIBROS 152 LA GUÍA 154 CONTRAPUNTO Georg Friedrich Haendel 142 Norman Lebrecht 160 Colaboran en este número: Javier Alfaya, Daniel Álvarez Vázquez, Julio Andrade Malde, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Jacobo Cortines, Carmelo Di Gennaro, Patrick Dillon, Pierre Élie Mamou, José Luis Fernández, Fernando Fraga, Germán Gan Quesada, Manuel García Franco, José Antonio García y García, Juan García-Rico, José Carlos Gosálvez Lara, José Guerrero Martín, Bernd Hoppe, Norman Lebrecht, Juan Antonio Llorente, Fiona Maddocks, Bernardo Mariano, Santiago Martín Bermúdez, Manuel Martín Galán, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Aurelio Martínez Seco, Blas Matamoro, Ana Mateo, Erna Metdepenninghen, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Luis Fernando Pérez, Enrique Pérez Adrián, Javier Pérez Senz, Paolo Petazzi, Xavier Pujol, Francisco Ramos, Arturo Reverter, David Rodríguez Cerdán, Barbara Röder, Justo Romero, Andrés Ruiz Tarazona, Ignacio Sánchez Quirós. Pablo Sanz, Joan-Albert Serra, Bruno Serrou, Christian Springer, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Juan Manuel Viana, José Luis Vidal, Albert Vilardell, Reinmar Wagner. Traducciones: Rafael Banús Irusta y Blas Matamoro (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 70 €. Europa: 105 €. EE.UU y Canadá 120 €. Méjico, América Central y del Sur 125 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas de Ministerio de Cultura para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España, para la totalidad de los números del año. 1 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 2 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 UNA CIERTA MELANCOLÍA D a que pensar lo ocurrido con la Lulu que abría temporada en el Teatro Real. La desbandada del público no ya en la primera de las representaciones —reservada a una audiencia muy especial— sino en alguna de las sucesivas refleja que todavía queda mucho por andar en un coliseo que va a comenzar la próxima temporada una aventura no exenta de riesgo en el mismo territorio en el que se desenvuelve esta Lulu de Christoph Loy que fue recibida anteriormente en Covent Garden de forma bien distinta. La verdad es que por muy discutible que pueda ser la propuesta de Loy, la reacción parece excesiva a todas luces. El público, como es sabido, siempre tiene razón pero una vez establecida esta premisa convengamos en que a veces se equivoca. Como nos equivocamos quienes, siendo también público, creíamos que el propio teatro exageraba con sus temores acerca de lo que podía ocurrir, hasta el punto de organizar una breve conferencia explicativa cada día de función antes de comenzar esta. Es decir que, por el lado del mimo al oyente, nada que reprochar. Tampoco en el artístico, dado que el reparto era de garantías, Loy un director de escena que ha hecho grandes cosas e Inbal un gran maestro, además querido y respetado en Madrid. ¿No será Berg el problema de fondo y el montaje una simple coartada para quienes no soportan una música que, por otra parte, es ya patrimonio de la historia y hasta de la academia? Entristece que una parte del público que puede pagarse una entrada para la ópera no esté dispuesta a recibir hasta el final una propuesta tan discutible como cualquier otra. Pero lo que da verdadero pánico es que una parte de la crítica haya encontrado la razón del fracaso en que, simplemente, Alban Berg compuso una mala ópera, sin caer en lo que hay detrás, en el reflejo de una sociedad que quizá hoy, y para un determinado sector de aficionados, resulta desagradable rememorar. El problema no es tanto que no guste —es una cuestión de libertad personal, no faltaba más— sino que no se produzca el compromiso con el autor de aceptar su propuesta hasta el final. Cabe suponer lo que vendrá si aterrizan por aquí los estrenos de Glass o Wuorinen, por cierto una excelente idea de Gerard Mortier por más que procedente de su fiasco neoyorquino: si Wedekind era un mal pretexto, qué no serán la vida de Walt Disney o una historia de amor entre dos personas del mismo sexo. Aquí le enmendamos la plana —eso sí, desde la ortodoxia más pura, canora o moral— al mismísimo lucero del alba. Otro asunto de estos días, capaz igualmente de sumirnos en la melancolía, tiene que ver con el caso del Palau de la Música Catalana, del que SCHERZO les mantendrá informados puntualmente. Se trata del manifiesto que un grupo de profesionales y asociaciones musicales de Cataluña han hecho público y en el que exigen los cambios necesarios para que el Palau sea lo que debe ser. Sin duda el manifiesto es asumible por cualquier persona sensata pero las declaraciones de algunos de sus signatarios en relación a la necesidad del silencio por miedo a las represalias de Millet mientras este mandaba dejan un gusto amargo por otra parte bien conocido en nuestra cultura. Se sabía que algo olía a podrido, el artista se sentía maltratado pero el artista callaba porque si hablaba no le contratarían. Eso en el Palau. En otras instancias más altas, y mutatis mutandis, también ha olido mal aunque no fuera por dinero. Lo malo es que nada de esto le extraña a quien vive en la música y, sin embargo, todos callan hasta que cae el culpable cuando cae. Una cultura con miedo es una cultura incompleta, no democrática, pobre y mezquina. En eso el público que se marcha gana a los músicos que se lo reprochan: dice lo que piensa y se queda tan ancho. Y hablando de mezquindad —y ya no es melancolía sino puro bochorno— lo de Roger de Flor de Chapí en Valencia. Qué caída en lo más rancio de una manera de ser que lejos de perderse entre nosotros parece volver con fuerzas renovadas. Se hace una edición crítica, se contrata a los cantantes, se programa la obra nada menos que para conmemorar un centenario que se pretende glorioso y, como en ella se habla del vecino, primero se disfraza cambiando la historia y luego, como no cuela, se cancela la función y santas pascuas. Otra forma, también, de tirar el dinero de todos. 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 3 OPINIÓN REVISTA DE MÚSICA $xR;;,911RYLHPEUHĄ La música extremada DOSIER VUELTA AL ZOCO Haendel: 250 años ENCUENTROS Diseño de portada Argonauta Foto portada: Richard Avedon/Decca Simone Young ACTUALIDAD Cristóbal Halffter Alicia de Larrocha ANIVERSARIOS Federico Olmeda REFERENCIAS Sinfonía nº 5 de Bruckner Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: redaccion@scherzo.es Administración: revista@scherzo.es Mark Hillary Presidente: Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director: Luis Suñén Redactor Jefe: Enrique Martínez Miura Edición: Arantza Quintanilla Maquetación: Iván Pascual Fotografía: Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento Jazz: Pablo Sanz Libros: Enrique Martínez Miura Consejo de Dirección: Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Arturo Reverter Departamento Económico: José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) cristinaramos@scherzo.es Magdalena Manzanares magdalena@scherzo.es DOBLE ESPACIO S.A. primerespacio@teleline.es Relaciones externas: Barbara McShane Suscripciones y distribución: Choni Herrera suscripciones@scherzo.es Colaboradores: Cristina García-Ramos Impresión GRAFICAS AGA Depósito Legal: M-41822-1985 ISSN: 0213-4802 Scherzo Editorial, S. L. , a los efectos previstos en el artículo 32.1, párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone expresamente a que cualquiera de las páginas de Scherzo-Revista de música, o partes de ellas , sean utilizadas para la realización de resúmenes de prensa. Cualquier acto de explotación (reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición, etc.) de la totalidad o parte de las páginas de ScherzoRevista de música, precisará de la oportuna autorización, que será concedida por CEDRO mediante licencia dentro de los límites establecidos en ella. © Scherzo Editorial S.L. Reservados todos los derechos. Se prohíbe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados, o cualquier otro sistema, de los artículos aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa por escrito del titular del Copyright. A rruinada la industria, desaparecidas las tiendas, atomizados los públicos, el comercio y hasta el oficio de la música regresan al mercado callejero, al tablado o a la esquina donde el artista actúa para quien quiera acercarse y le deje unas monedas. En las estaciones del metro de Nueva York, para tocar en las cuales hace falta pasar un examen, he escuchado a músicos con los talentos más diversos. Unos monjes tibetanos de expresión hermética soplaban largos trompetones de bronce provocando resonancias como de ultratumba en las bóvedas de los túneles. Un dúo de tuba y trombón me hizo perder varios trenes una vez porque estaban tocando St. James’s Infirmary con la misma solemnidad que si marcharan en un desfile funerario en Nueva Orleans. Un domingo de octubre, una de esas mañanas perfectas, frescas y soleadas, del otoño de Nueva York, salgo a la calle y en mi barrio del noroeste de Manhattan hay una feria callejera que ocupa el lado derecho de Broadway a lo largo de diez manzanas, y entre los puestos de comida especiada y barata, los de ropa o zapatos de segunda mano, la variedad de las cosas usadas que pueden comprarse o venderse en una ciudad en la que nadie tira nada y todo el mundo está al acecho de una ganga, las músicas más desfavorecidas por el comercio florecen con una vitalidad alentadora. He salido con cierta prisa pero el sol dulce de otoño, los olores de la comida, el rumor de la gente, y sobre todo la música, detienen mi avance. Sobre un tabladillo cubierto con un toldo hay un quinteto —bajo, batería, piano eléctrico, trompeta, trombón— que toca con solvencia impecable el So What de Miles Davis, y que unos minutos después ha derivado hacia los ritmos rotundos de la Tamla Motown. Me quedo un rato a escuchar, sentado en el bordillo de la acera, y antes de irme echo un dólar en un cubo de plástico ya rebosante junto al cual se despliegan los CDs grabados artesanalmente por los músicos. Un poco más abajo, entre las parrillas en las que se tuestan salchichas, pinchitos y mazorcas de maíz, hay un puesto de venta de discos de segunda o de tercera mano. Tower Records y Virgin se hundieron hace tiempo: ahora, los que sobreviven son estos comerciantes de lance, que montan su negocio con un panel de aglomerado y dos patas metálicas, y el placer de la búsqueda y la sorpresa es todavía más intenso que en las tiendas lujosas de antes. Al cabo de un rato he encontrado el disco estupendo de Paul Motian de música de Broadway, que tuve y perdí en alguna mudanza, una rareza de Randy Weston, y sobre todo el Pithecantropus Erectus de Charles Mingus, que ya tengo, en Madrid, y que de pronto estoy impaciente por escuchar, todo por veinte dólares. Podría pasarme una hora rebuscando, pero el viento que trae los olores suculentos y tóxicos de la comida basura me ha traído también la melodía de Bye, Bye, Blackbird, que es una de mis canciones favoritas. La toca un saxo soprano, lanzándose a improvisaciones tan imaginativas como bien medidas, y el acompañamiento lo hace un guitarrista, que sólo levanta la cabeza para darme las gracias cuando les dejo unos dólares. Los dos son tan buenos que podían perfectamente estar tocando en un club. Se me ha ido la mañana sin hacer nada de lo que había planeado. Quizás los narradores, tal como está el mundo, los que nos ganamos la vida con los libros, tengamos también que volver dentro de no mucho tiempo a la plaza pública. Antonio Muñoz Molina 3 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 4 O AP GIENNI D ÓA N Prismas EDUARDO RINCÓN CUMPLE 85 AÑOS E bellas, estrenadas por nuestra Cristina Bruno en una fiesta aniversario de SCHERZO— óperas, corales, sinfonías… Ahora Eduardo Rincón trabaja en la ópera que cuenta la historia de lo que le pasó en 1939, recién acabada la Guerra Civil, cuando a sus quince años conoció lo que era una cárcel franquista… Allí, junto a su amigo entrañable que se convertiría más tarde en uno de los mejores poetas españoles del siglo XX, José Hierro, vio la cara al horror. Ahora lo recuerda en una ópera breve titulada Reportaje —precisamente el título de uno de los más hermosos poemas de Hierro— construida sobre versos de su amigo y unos textos en prosa donde cuenta su experiencia de entonces. ¿Cuántos años tendrán que pasar para que Eduardo Rincón y quienes lo queremos desde hace muchos años pueda escuchar Reportaje, ese estremecedor recuerdo musical y poético de cuando España y Europa se ahogaban en su propia sangre. Ojalá sea pronto, muy pronto. Es lo menos que se merece ese espléndido compositor, ese espléndido testigo de la Historia que hoy vive la paz como un precioso regalo. Javier Alfaya Ivanpascual.co duardo Rincón ha cumplido 85 años y es capaz de subir tres pisos por una venerable escalera de madera de un hermoso caserón en la Taunus Strasse en la ciudad alemana de Wiesbaden sin inmutarse, sin que su pulso se altere, tranquilo y lleno de vida, como si el paso del tiempo fuese para él poco más que un accidente sin mayor importancia. Eduardo Rincón, santanderino, autodidacta, editor, luchador social y político, siete años pasados en las cárceles de la dictadura franquista y otros tantos de vida clandestina, músico, sobre todo músico, por encima de todas las cosas músico… Hace muchos años, recuerdo un día que tuvo para él y para sus amigos un sabor especial, cuando escuchó por primera vez, en Radio Dos, que entonces dirigía nuestro Arturo Reverter, interpretar una obra suya, un cuarteto de cuerda, después de no se sabe cuánto tiempo de guardar lo que componía en un cajón y esperar a que algún día alguien lo desenterrara y supiera entender su valor. El mundo, nuestro pequeño mundo ha terminado haciéndole un hueco en la historia de la música española contemporánea, a pesar de no haber tenido más que su propia verdad y su inmenso coraje para seguir trabajando en obras de cámara, en conciertos, en piezas para piano —algunas, quizás las más 4 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 5 O AP GIENNI D ÓA N Música reservata RAREZAS, HOMENAJES Y ANIVERSARIOS T ranscribir una música para otras fuentes instrumentales (nombre de hondas resonancias schoenbergianas para la distintas de aquéllas para las que fue compuesta ha sido formación integrada por Corrado Bolsi, Amparo Lacruz y práctica tan habitual y necesaria como su propia crea- Emili Brugalla, violín, volonchelo y piano respectivamente) ción: más aún, de reparar en la multiplicidad de versio- haya dedicado uno de los dos discos con los que conmenes actualmente catalogadas de obras originalmente orquesta- mora su décimo aniversario (el titulado Schönberg i Barceles, como las sinfonías de Haydn. Los arreglos de tales piezas lona) a esta admirable rareza, que se acompaña de otras para trío, cuarteto o quinteto con piano editados en su época dos composiciones igualmente insólitas en el panorama disson abundantísimos: destinados a la ejecución doméstica eran cográfico: el espléndido Trío (1918) de Robert Gerhard, el el único medio de divulgarlas en los días en que no existían único alumno catalán del creador del serialismo y el homlos discos y en que una partitura orquestal era editorialmente bre que propició su fructífera estancia en Barcelona (1931prohibitiva. Liszt realizó magníficas transcripciones de las sin- 1932) y los Dos impromptus inéditos de su propio discípulo fonías beethovenianas para dos y para cuatro manos que han Joaquim Homs (transcripción del autor de sus piezas homóestado en uso hasta bien avanzado el s. XX: quien más y nimas para piano), que inician así su singladura discográfica. El Trío Kandinsky ensaya en un quien menos tiene el recuerdo de local del barcelonés barrio de Valluna abuela y algún otro familiar carca muy próximo a la casa donde embarcados en la nada fácil ejecuhabitó el compositor (propiedad hoy ción de esas páginas doblemente de la familia Sans Sagarra) y su idenmagistrales, rescatadas hoy como tificación con la partitura es absoluta. nuevos bibelots discográficos. El homenaje a Schoenberg y su Resulta insólito que esas versioescuela no puede resultar más opornes puedan igualar (y menos aún, tuno: en 1932, un año después de las enriquecer) el urtext: uno de los elecciones que liquidaron la monarejemplos más asombrosos de ello es quía, Arnold Schoenberg concluye la transcripción de la Verklärte Nacht Moses und Aron en Barcelona (donrealizada en 1934 por Eduard Steuerde nace también su hija Nùria, espomann (1892-1964) para un organisa más tarde de Luigi Nono) y en cum tan poco congruente con el oriabril de 1936 se celebra allí el Festiginal como un trío para piano, violín val de la SIMC que verá el estreno y violonchelo. La bellísima composidel Concierto para violín de Alban ción de Schoenberg dilata una Berg. Tales efemérides permiten estructura motívica y una red polifócomprender que la República (de nica tan tupidas que resulta difícil cuyo hundimiento a manos de la abarcarlas en la simple audición. El insurrección fascista se cumplían arreglo de Steuermann aclara notasetenta años con la aparición del disblemente la textura, pero deja intacco) se había situado en sintonía con to el esqueleto armónico: se destala vanguardia musical europea pese can así las incisivas aristas de la Gerhard, Schoenberg y Webern en 1932 a las carencias estructurales del país, obra, lo que incrementa su fuerza y su expresividad a cambio de una tímbrica más ácida y menos y una grabación como la aquí comentada no deja, siquiera envolvente y homogénea: como todos los buenos arreglistas tangencialmente, de traerlo a la memoria con laudable (pensemos en los célebres Cuadros de una exposición de oportunidad. Algo más: el segundo registro con el que el Trío KanRavel a partir de Musorgski), Steuermann ha compuesto su propia música respetando de forma escrupulosa la letra de la dinsky recapitula su primera década se dedica al actual música ajena. El resultado es temáticamente más claro y (lo decano de la composición en Cataluña: Joan Guinjoan (que que resulta aún más notable) propone una idiomaticidad el 28 del presente mes festeja su septuagésimo octavo aninueva, de modo que el original no se echa a faltar en versario), músico de oficio insuperable y de un lenguaje momento alguno: un oyente hipotético que afrontase el texto asombrosamente personal y depurado en el que conviven por primera vez podría tomarlo como parte del repertorio desde la música popular hasta la más especulativa sin promoderno para trío sin sospechar su origen para sexteto de vocar rechinamientos. El álbum que se le consagra contiene cuerda. Steuermann (el pianista que estrenó Pierrot Lunaire, media docena de obras que abarcan desde el magnífico discípulo de Schoenberg desde que le fuera presentado por Passim Trio (una de las obras de mayor compacidad jamás Busoni el 18 de enero de 1912 y maestro a su vez de artistas escritas para este tipo de formación) hasta la conmovedora de la relevancia de Lyly Kraus, Alfred Brendel o Moura Elegía para violonchelo solo (pasando por la muy divulgaLympany durante sus años de docencia en la Juilliard School da Jondo, las tempranas Dúo y Retaule para violonchelo y neoyorquina) conservó la partitura hasta su muerte para piano y Aniversari para violín y violonchelo), que reciben reservarse la exclusividad de su interpretación, lo que justifi- su —escandalosamente demorado— bautismo en el mundo ca que la primera edición no se haya realizado hasta 1979 de la fonografía. Esa reivindicación indisoluble del pasado y (por la firma Magnum Music de Massachusetts) y que no se el presente que ambos registros materializan constituye así haya grabado hasta 1986, primero de una decena de registros algo más que una simple novedad discográfica: un verdadeel más reciente de las cuales (por el Prometheus Ensemble) ro ejemplo político de primera magnitud en el ámbito cultucontaba ya más de un lustro hasta llegar al que aquí se rese- ral. Y en otros muchos. ña, primero abordado por artistas de nuestro país. José Luis Téllez Resulta especialmente destacable que el Trío Kandinsky 5 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 6 CON NOMBRE PROPIO CRISTÓBAL HALFFTER Madrid. Carta Blanca a Cristóbal Halffter. Auditorio Nacional. 6/8-XI-2009. ONE. Director: Carlos Kalmar. 13/15-XI-2009. OCNE. Director: Cristóbal Halffter. 11-XI-2009. Alberto Rosado, Juan Carlos Garvayo. Auditorio Nacional/Fundación Juan March. 18, 19-XI-2009. Cuarteto de Leipzig. L 6 o que diferencia a los maestros de los decanos no es sólo la sabiduría o el magisterio, sino el grado de humanidad con que se profesa el arte. Cristóbal Halffter (Madrid, 1930), puede decirse con justicia, es a un tiempo maestro y decano porque, habiendo creado escuela y acogido bajo sus alas de falcón a un discipulado contento de estar bajo ellas, lo ha hecho sin ánimo de loores o troníos, sino como empuje natural de una vis humanista que ha dado sentido a sus todas creaciones y decires. El nombre de Halffter suena a glo- ria, a imperio. Y con razón. Nacido en una de esas familias de engolada genealogía y rancio abolengo, con un pie en Alemania y el otro en la piel de toro, puede decirse que don Cristóbal ha sido el más universal de los Halffter. Mejor compositor que sus tíos Rodolfo o Ernesto, pero no menos válido como director de orquesta que su hijo Pedro, nuestro músico ha cultivado, como buen hombre de letras y solfas, todos los jardines de la música, en tanto que músico propiamente dicho, catedrático (Composición y Formas Musicales del Conservatorio de Madrid, 1960) o rector Unai P. Azaldegui / ONE PROPIO CON NOMBRE El clásico contemporáneo 246-Pliego 1:207-pliego 1 23/10/09 16:45 Página 7 CON NOMBRE PROPIO CRISTÓBAL HALFFTER institucional (Director del Conservatorio de Madrid, 1964-1966; Director Artístico del Estudio de Música Electrónica, Fundación Heinrich Strobel, 1976-78). 1951 no es sólo una añada significativa en su biografía por marcar la fecha de su graduación (estudia con Conrado del Campo en el Conservatorio de Madrid) o porque le sea entonces concedido el Premio de Composición de esta institución (por su Concierto para piano) sino por el importante valor simbólico que tiene en la historia de la música culta española: se trata del año en que se echa a andar la así llamada “Generación del 51”, en la cual se inscribe y de la que puede jactarse de ser máximo representante (por la cantidad y solidez de su obra). Él, como sus compañeros (Barce, Guinjoan, Berenguel…) no toma el pasado (el neocasticismo de la “Generación de los Maestros” o los istmos de la “Generación del 27”) o el futuro (los fierros de los nuevos sistematismos, la violencia del orden) como disyuntos, sino que los abraza al unísono para abrir una nueva brecha: la del nacionalismo analítico o científico, ése que no pierde de vista el horizonte de los nuevos vocabularios europeos (el atonalismo, el serialismo, el dodecafonismo, la aleatoriedad) mientras se cose un nuevo sayo con la sombra de santos, guitarras, quejíos y héroes romances del erario nacionalista. La mayor virtud de cuantas se coligen del impresionante catálogo halffteriano sería aquella que Aristóteles explicitaría en su doctrina del “justo medio” y que en el compositor toma la forma de un racionalismo poético o de un individualismo racionalista que le hace mantenerse firme en la encrucijada compositiva de lo nuevo y lo antiguo, de lo individual y lo colectivo. Afecto al pitagorismo pero también al sentimiento romántico y poético, Halffter hace gala en toda su obra de unas maneras academicistas que nunca llegan a romper en un cripticismo o en una ciencia de entes sutiles. Éste es el punto por el que merece ser recordado: por su humanismo a prueba de modas, por su “antropomorfización” de la música, por su perfecto entendimiento de la escritura media: si entre 1950 y 1959 prolonga las revoluciones neoclásicas y neonacionalistas (Bartók, Stravinski y Falla) en dirección hacia la Segunda Escuela de Viena con obras tan importantes como la Antífona Pascual (1952), el Concierto para piano y orquesta (1953), las Tres piezas para cuarteto de cuerda (1955), la Misa ducal (1956) o la Introducción, fuga y final para piano (1957) es en 1959, con su Sonata para violín solista, cuando rompe una lanza a favor de esa redicha “latinización del serialismo” (es el primero, o uno de los primeros, en trabajar el nacionalismo desde la modernidad europea, aplicando las técnicas e innovaciones del lenguaje a sus inflexiones exóticas, sacándole la intrahistoria) que cuajará en el escandaloso dodecafonismo de las Cinco microformas (1959). Luego, a partir de 1966, se interesará por los procedimientos electroacústicos (Líneas y puntos para 20 instrumentos de viento y dispositivo electroacústico, 1966) y las nuevas tendencias constructivas que predican en Europa Stockhausen, Xenakis, Nono o Ligeti, a través de las cuales irá compactando las porosas estructuras de su verbo musical, que acaba volviéndose suyo por entero, más allá de los nombres y modos que se escancien en su firma. A lo largo de los 70, pero ya plenamente en las dos décadas subsiguientes, Halffter mistifica sus pentagramas, se sensibiliza más que nunca ante los horrores y delaciones de la humanidad y muestra una especial preocupación por el hecho de la muerte (Elegía a la muerte de tres poetas españoles, 1975; Officium defunctorum, para coro y orquesta, 1979; Tiento para orquesta, 1981; Dona nobis pacem, 1984…) al tiempo que su figura empieza a resonar con premios y reconocimientos internacionales (entre otros muchos, es depositario del Premio Nacional de Música y de la Medalla de Oro de las Bellas Artes, así como miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando o de la Academia Europea de Ciencias y Artes) y a engrosarse su currículum con una miríada de encargos y méritos institucionales. Ya en los 90, persuadido por los quilombos y las conflagraciones estéticas de nuevo cuño, se permite una cierta vuelta a la tonalidad (“sólo puede volver quien ya ha ido”, como él mismo ha dicho en alguna ocasión) con obras acrisoladas en las cuales practica la glosa arcaísta, la cita patrimonial (Preludio, Paráfrasis, Tiento…) o la renovación de las fuentes tradicionales, que traen de nuevo a colación ese humanismo formalista que le caracteriza, así como el amor sincero que desborda por las múltiples manifestaciones del espíritu artístico (ciencia, literatura, poesía, pintura…). La variadísima producción de Halffter viene a espejear su creatividad desinhibida; es la forma la que ha de adecuarse a la idea, y nunca al contrario; géneros y estilos son vestiduras para su música, que desde el espíritu se dirige a la idea a través de la carne organizada de la técnica. Menos sinfonista que sinfónico, Halffter siembre ha gozado de muy buenos tratos con el dispositivo orquestal (como demuestran sus innúmeros trabajos para grandes conjuntos), aunque sin ningunear el medio camerístico ha demostrado una extraordinaria capacidad de afectos. El compositor ha empleado cuanta forma o género se le ha puesto a tiro de pentagrama para incardinar su pensamiento musical y para decir(se) o pronunciar(se) como autor por encima de todas las cosas: del cuarteto (los cuartetos de cuerda) a la ópera (Don Quijote, Lázaro), del concierto (para piano, para violonchelo) al coro (Veni Creator Spiritus, Yes, speak out), del ordenador (Llanto por las víctimas de la violencia) a la melé sinfónica (Preludio para Madrid 92, Anillos para orquesta), Halffter ha hecho apología de la música como forma de vida (artística, moral), primero, y segundo, como sustancia profunda de la creación artística (que diría Heidegger). Sólo en estos tercios cabe buscar (y encontrar) la obra y la persona de Halffter, uno de esos creadores de frontera que ha elegido al tiempo el romanticismo y la disciplina, la nación y el mundo entero, la dehesa y el rascacielos en un admirable interregno estético (entre la expresividad comunicadora y empática y la prospección intelectual) del cual han fluido notables pensamientos musicales (como el del Grupo del Bierzo) y que ha hecho de él, y como tantas veces se ha dicho, un auténtico clásico contemporáneo. David Rodríguez Cerdán DISCOGRAFÍA SELECCIONADA Obras orquestales. SINFÓNICA DE LA RADIO DE FRÁNCFORT. Director: CRISTÓBAL HALFFTER. Col Legno. Obras para conjunto instrumental. GRUPO MODUS NOVUS. JOVEN ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA. GRUPO MANÓN. Director: JOSÉ LUIS TEMES. Verso. Música para piano[s]. ALBERTO ROSADO, JUAN CARLOS GARVAYO, piano. Verso. Preludio para Madrid 92. Daliniana. ORFEÓN DONOSTIARRA. CORO SANTO TOMÁS DE AQUINO. SINFÓNICA DE MADRID. Director: PEDRO HALFFTER CARO. Marco Polo. Don Quijote. ENRIQUE BAQUERIZO, JOSEP MIQUEL RAMÓN, EDUARDO SANTAMARÍA, DIANA TIEGS. CORO NACIONAL DE ESPAÑA. SINFÓNICA DE MADRID. Director: PEDRO HALFFTER CARO. Glossa. Lázaro. JÖRG SABROWSKI, FRIEDEMANN KUNDER, JULIA HENNING, CLAUDIA ITEN. FILARMÓNICA DE KIEL. Director musical: GEORG FRITZSCH. Director de escena: ALEXANDER SCHULIN. Escenografía y vestuario: STEFANIE PASTERKAMP. Neos DVD. 7 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 8 CON NOMBRE PROPIO ALICIA DE LARROCHA Necrología ALICIA DE LARROCHA “Nací con la música en una familia de alumnos del maestro Enrique Granados. El piano fue desde el principio mi juguete favorito. ¡Algo natural!”. N 8 uestra querida Alicia de Larrocha nace en la Barcelona de 1923 y se forma desde los cinco años en la Academia de Frank Marshall, quien había heredado la tradición pianística de Enrique Granados y era autor de varias publicacio- nes acerca de su instrumento. La armonía vendría más tarde con las enseñanzas de Ricard Lamote de Grignon y Joaquín Zamacois, y al cabo de poco tiempo debutaría en la Exposición Internacional de 1929 gracias a la recomendación de Joaquín Turina. Eran los inicios de una carrera que encumbraría a la intérprete hacia la gloria. Esta célebre pianista desde siempre estuvo seriamente comprometida con los autores de su tierra y destacó por su discreción y humildad con el instrumento, que tocaba con tremenda auto- 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 9 CON NOMBRE PROPIO ALICIA DE LARROCHA ridad y sobre el que plasmaba un carácter sobrio y riguroso, a la vez que profundamente ibérico y expansivo. Larrocha, que supo iluminar como nadie las partituras de Granados, Mompou, Falla y Albéniz, creó escuela y un modelo interpretativo basado en sus capacidades rítmicas y una impresionante aptitud para sugerir imágenes o impresiones repletas de emoción. Al poder rítmico hay que sumarle un especial cuidado de los acentos y un fraseo melódico distinguido por su sonido extremadamente cuidado y refinado. Nuestra pianista más internacional tenía el don de plasmar con calidez, intensidad y compromiso una naturalidad en sus interpretaciones que la convierten en universal e insustituible. Interpretaba con frecuencia a Ravel, Debussy, Fauré, además de Beethoven, Bach, Schubert, Mozart y Schumann, pero básicamente dio a conocer por todo el mundo las partituras de la Suite Iberia sentando cátedra y tradición; con una forma de afrontar las obras exquisitamente y que por encima de todo primaba la frescura y la apertura de todos los sentidos. Su pianismo era particularmente efusivo y afectivo, firme y sin pretensiones; la calidez de su capacidad transmisora queda perpetuada en parte en sus grabaciones, las cuales son fiel testimonio de una forma de captar la música propia y objetiva- mente fidedigna al espíritu original. Gracias, Alicia, por su arte sonoro y por el ejemplo personal que siempre dio, cualidades inseparables con las que siempre le recordaremos. Emili Blasco DISCOGRAFÍA SELECCIONADA orquesta nºs 21 y 23. RCA. SCHUMANN: Concierto para piano y orquesta. Quinteto con piano op. 44. RCA. Decca / C.Steiner ALBÉNIZ: Suite Iberia. Decca. GRANADOS: Goyescas. RCA. MOZART: Conciertos para piano y PENSANDO EN ALICIA GRACIAS, ALICIA M S ucho antes de que escuchara discos para ganarme la vida, recuerdo cuando salí de una tienda con un álbum que había elegido por la suma de sus partes. Era el único de todo el catálogo que combinaba un concierto de clave de Bach con una obra de teclado de Haydn y un concierto para piano de Mozart, el nº 12 en la mayor, K. 414. No estoy seguro si el disco ha sido reeditado en CD. El director era David Zinman, la orquesta la London Sinfonietta y la solista —que evidentemente era la que había impuesto esa selección tan rara como poco comercial— la pianista española Alicia de Larrocha, que acaba de fallecer a los 86 años. Lo que hizo realidad el proyecto fue la inteligencia creativa que lo respaldó, y desde el momento en el que escuché el teclear suave pero acerado de la solista me convertí en un fan de Larrocha de por vida. Era muy distinta de cualquier pianista, con su propio tono y un gusto que ella imponía a su modo. Sus interpretaciones de Granados, Albéniz y Turina son insuperables y dotaba de una luz y un calor especiales a la música no ibérica —Chopin, Schumann y Mozart, sobre todo. Decca la trató con gran reverencia y dejó un discreto e imborrable legado para el sello hasta que éste pasara a ser una corporación en 1990. Su gerente estadounidense, Herbert Breslin, comentó una vez: “Alicia tiene dos clases de repertorio, lo que toca extraordinariamente bien y lo que toca mejor que nadie”. Yo no pondría ninguna pega a esas palabras. ábado, 9, 30 de la mañana. Suena el teléfono. Alicia de Larrocha ha muerto. A pesar de su estado de salud y su edad, no es posible. Abro mis partituras y las veo llenas de tus indicaciones, Alicia. Se abre la puerta de tu casa y lo primero que veo es tu sonrisa, Alicia. Estoy en clase y siento tu mano sobre mi hombro, Alicia. En Barcelona, termino de tocar el Tercer Concierto de Rachmaninov y te veo en pie gritando “¡Bravo!”. Ya en el camerino te oigo decirme: “¡Has empezado por el tejado! Sólo te queda bajar”. Salgo de Madrid para entregarte en mano mi Iberia, ansioso por conocer tus impresiones y pasados dos días recibo una llamada. ¡Eres tú! “La he oído tres veces, ¡caramba, qué bien!”. Gracias, Alicia. No más profesores que se me puedan morir. Norman Lebrecht Luis Fernando Pérez 9 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 10 AGENDA AGENDA FestClasica y Festival de Cádiz UNA IBERIA PARA ALBÉNIZ L a Asociación Española de Festivales de Música Clásica —FestClasica— ha encargado una obra a doce compositores españoles para su estreno el 28 de noviembre en el marco del Festival de Música Española de Cádiz, como conmemoración del centenario de la muerte de Isaac Albéniz y coincidiendo con su asamblea general correspondiente al presente año 2009. Cada una de las piezas de esta suma musical —que llevará el título conjunto de Una Iberia para Albéniz—, tendrá una duración aproximada de 6 minutos y estará dedicada a un lugar concreto, siguiendo la estructura de la obra a la que rinde homenaje, igualmente compuesta por doce fragmentos. Los compositores que han participado en este proyecto y los lugares que evocan en su obras son Zulema de la Cruz —Garajonay—, Gabriel Erkoreka —Mundaka—, Miguel Gálvez —Valencia—, Pilar Jurado —Plaza de Oriente—, Marisa Manchado —Costa da Morte—, Héctor Parra — Montseny—, David del Puerto —La Cimbarra—, José García Román —Sacromonte—, Jesús Torres —Monegros—, Mauricio Sotelo —Jerez de la Frontera—, José Luis Turina —León— y Fernando Buide —Santiago de Compostela. El estreno de la obra completa correrá a cargo del pianista Juan Carlos Garbayo. II Congreso Internacional CERVANTES Y LA MÚSICA D irigido por la profesora Begoña Lolo, los días 4, 5 y 6 de noviembre se celebra en la Universidad Autónoma de Madrid el II Congreso Internacional Cervantes y el Quijote en la Música del siglo XX. Tradición y Vanguardia. Jean Canavaggio será el encargado de leer la ponencia inaugural y entre los participantes se encuentran expertos de los que cabe esperar acercamientos de interés a la obra cervantina y sus conse- cuentes. De ella se considerarán aspectos como la recepción del ideal de su autor, su presencia en las culturas urbanas, el reflejo americano y, naturalmente, su receptividad en la música y la literatura españolas del presente. II Congreso Internacional Cervantes y el Quijote en la Música del Siglo XX. Madrid. Universidad Autónoma, 4/6-XI-2009. http://www.uam.es/otros/invmus/cervantes/index.htm En el Grand Teatre del Liceu EL REY ROGER: ESTRENO EN ESPAÑA U Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 2/16-XI-2009. Szymanowski, El Rey Roger. 10 Karl Foster na vieja asignatura pendiente de nuestros teatros de ópera se va a aprobar al fin: el estreno en España de El Rey Roger, la obra maestra de Karol Szymanowski. Dada por vez primera el 19 de junio de 1926 en el Teatro Wielki de Varsovia, esta historia ambientada en la Sicilia del siglo XII, con libreto de Jaroslaw Iwaszkiewicz y el propio compositor basado en Las bacantes de Eurípides, llegará al Gran Teatre del Liceu a partir del 2 de noviembre en una coproducción del coliseo barcelonés y el Festival de Bregenz. La dirección musical corre a cargo de Josep Pons y la escénica de David Pountney. Como actividades complementarias, el propio Pons dirigirá a la orquesta titular del teatro en un concierto con la Tercera Sinfonía y el Stabat Mater de Szymanowski y las “Sesiones en el foyer” ofrecerán una con el título Descubrir a los polacos que incluye obras de, entre otros, Chopin, Moniuszko y Lutoslawski. 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 11 AGENDA VIII Ciclo de Jóvenes Intérpretes TRES MUJERES ALICE SARA OTT YUJA WANG E l Ciclo de Jóvenes Intérpretes de la Fundación Scherzo llega este año a su octava edición. Y lo hace proponiendo a tres pianistas que cumplen sobradamente con el título de la serie y que son ya mucho más que unas promesas. El ciclo comenzará el 15 de diciembre con Alice Sara Ott —Mendelssohn, Beethoven, Chopin y Liszt—, una alemana de origen japonés (Múnich, 1988) que ya sabe lo que es tocar en las temporadas de Múnich, Salzburgo o Tokio y que es artista exclusiva de Deutsche Grammophon, firma con la que ha grabado los Estudios trascendentales de Liszt y los Valses de Chopin. La china Yuja Wang (Pekín, 1987), que actuará el 22 de diciembre con obras de Scarlatti, Schumann, Scriabin y Prokofiev, ha estudiado con Gary Graffman en Filadelfia y sabe ya lo que es tocar con orquestas como la Filarmónica de Nueva JUDITH JÁUREGUI York o la Sinfónica de Londres. Como su colega Ott está ligada a Deutsche Grammophon y su primer disco presentaba sonatas y estudios de Chopin. Cerrará el ciclo, el 22 de febrero, Judith Jáuregui (San Sebastián, 1985), una de las grandes sorpresas del pianismo español de los últimos años, ganadora de premios importantes y aclamada en festivales como Música-Musika o La Roque d’Antheron. Su programa reunirá obras de Chopin, Liszt y Mompou. Tres mujeres que son todo un síntoma de por dónde va el futuro del piano en el siglo XXI. VIII Ciclo de Jóvenes Intérpretes. Madrid. Teatro de la Zarzuela. Información y abonos: www.fundacionscherzo.es y en el teléfono 91 725 20 98 Fundación Ferrer-Salat JAE-MOON LEE, XXVI PREMIO REINA SOFÍA E l compositor coreano Jae-Moon Lee (Seúl, 1982), obtuvo el XXVI Premio Reina Sofía de Composición Musical —que otorga anualmente la Fundación Ferrer-Salat— por su obra Seven days / Stained Glass / Mirror. Tras Lee se clasificó el pontevedrés Eduardo Soutullo (Puenteareas, 1968) con la obra That scream called silence-Piano Concerto. Ambas piezas fueron estrenadas en el Teatro Monumental de Madrid, en el concierto de finalistas a cargo de la Orquesta Sinfónica de RTVE bajo la dirección de Adrian Leaper. JaeMoon Lee ha recibido diversos premios en su país y ha trabajado la composición con I-Jae Park, Sung-Woo Chun y Yong-Hee Lee. Del jurado, presidido por José Manuel López López, formaban parte igualmente los compositores Mercedes Zavala, Jesús Torres, Israel David Martínez y Jesús Rueda. El premio al ganador está dotado con 25.000 euros. 11 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 12 AGENDA Del Liceu al Palau LA CRISIS MÁS TEMIDA 12 temporadas musicales. El descenso no es uniforme: el ciclo estrella de la Fundación Orfeó Català, Palau 100, registra una caída de abonos del 25%, pasando de los 910 abonos vendidos la temporada anterior a 676 en la temporada que acaba de empezar. Resiste, en cambio, y muy bien, Ibercamera, con una caída sólo del 4, 5% con respecto al curso pasado y una envidiable cifra de 1.525 abonados este año, a los que cuidan como oro en paño. Por su parte, Euroconcert se mantiene en los 670 abonados y Promoconcert no conoce aún los efectos de la crisis y mantiene un nivel de ocupación superior al 80% por ciento en su amplísima oferta concertística en el Palau, el Liceu y el Auditori. Suenan, en cambio, voces de alarma en el Liceu, que ha visto caer el 8, 6% el número de abonados esta temporada. Aunque cada año se hacen nuevos abonados, los que dejan de serlo son más y la cifra final que registra el coliseo lírico es de 1.888 abonos con respecto a los 21.898 del curso anterior. También preocupa el descenso en la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC), que registra ya una caída del 6, 9% en la cifra de abonados a la temporada sinfónica, de los 11.002 del año pasado a 10.242. Conviene no dramatizar, pero hay que tomarse muy en serio estas cifras, ya que indican una tendencia a la baja. Hay más oferta que público, y esa situación siempre es mala para la música, especialmente en un país que gasta mucho dinero en lanzar campañas para que el público acuda al cine y al teatro, pero no mueve un dedo en la captación de nuevos públicos para la música. Javier Pérez Senz Rafa Martín L as aguas andan revueltas tras el expolio del Palau. Félix Millet y su lugarteniente en el saqueo de las arcas del centenario auditorio, Jordi Muntull, no pisarán la cárcel de momento. A pesar de la indignación general, el juez les ha dejado en libertad sin fianza, con la única condición de entregar sus respectivos pasaportes para evitar la fuga. Sonreían los delincuentes confesos al salir del Palau de Justicia: no tienen necesidad de fugarse porque lo que ya se ha esfumado, quizá para siempre, es la mayor parte del botín que Millet y sus compinches ya deben de tener a buen recaudo. Las cantidades que han devuelto para eludir la prisión son sólo la punta del iceberg. El caso se complica al entrar en jaque la financiación a partidos nacionalistas con fondos desviados del Palau: Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) ha aceptado, aunque sea a regañadientes, negociar la devolución del dinero del Palau que el ex presidente de la entidad le entregó entre 1999 y 2008 de forma irregular, 630.000 euros: ya ven, el Palau es más caja de caudales que caja de música, a tenor de las ingentes sumas robadas ante la desidia, la ineficacia y la impunidad cómplice de las administraciones. Lo que queda del caso Millet, siendo mucho lo que queda por descubrir, es una crisis de confianza sin precedentes, en los gestores, en los políticos, en los supuestos mecanismos de control. Costará mucho recobrar la confianza: son muchos los aficionados y los patrocinadores dispuestos ya a pensárselo dos veces antes de poner un solo euro en las arcas del Palau. Otra crisis, mucho más temida, está haciendo su aparición. La temporada que acaba de empezar evidencia un preocupante descenso en el público abonado a las diferentes 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 13 AGENDA Ciclo de la Autónoma en Madrid MÚSICA EN LA UNIVERSIDAD L a Universidad Autónoma de Madrid —a través de su Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música— inicia el día 21 su XXXVII Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música. Y arranca con una propuesta muy signo de los tiempos y muy atractiva. La pianista Joanna McGregor y la Britten Sinfonia plantean un programa con obras de Johann Sebastian Bach, Dowland —en arreglo de la propia McGregor y entre sus piezas la inefable Can She Excuse—, Gismonti, Stravinski —el Concierto en re— y Piazzolla —también en versión de la británica. Tras este primer concierto se sucederán Accordone con el siempre sorprendente Marco Beasley en un programa con música italiana dedicada a la Navidad; la portuguesa Orquesta Barroca Divino Sospiro, dirigida por Massimo Mazzeo, con obras de Almeida y Domenico Scarlatti; el Conductus Ensemble; los Pequeños Cantores de Cataluña y The Scholars Baroque Ensemble. Como colofón, palabras mayores: el 14 de mayo, la Filarmónica Checa con Eliahu Inbal y Silvia Marcovici al violín negociando obras de Max Bruch y Anton Bruckner — la Séptima Sinfonía. XXXVII Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música. www.uam.es ECHO apoya a los músicos jóvenes ALBA VENTURA EN RISING STARS L Rafa Martín a pianista Alba Ventura es la única solista de su instrumento elegida para formar parte del proyecto Rising Stars dedicado a jóvenes músicos y que desarrolla ECHO, la organización que engloba a una quincena de auditorios entre los más prestigiosos de Europa. Ventura fue propuesta por el Auditori de Barcelona y elegida entre más de treinta candidatos. En años anteriores han pasado por el ciclo artistas como los her- manos Capuçon, Janine Jansen o el Cuarteto Casals. Alba Ventura se presentará, a partir del 25 de noviembre, en Ámsterdam —Concertgebouw—, Bruselas —Bozar— , Viena —Musikverein—, Hamburgo —Laeiszhalle—, París — Cité de la Musique—, Birmingham —Town Hall—, Barcelona —Auditori—, Atenas —Megaron—, Estocolmo —Konserthuset— , Luxemburgo —Philharmonie— y Baden-Baden — Pfingstfestspiele. 13 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 14 AGENDA Con grabación incluida CALDARA REVISITADO EN LÉRIDA D entro del ciclo de conciertos Músiques de la Guerra de Successió, y organizado por el Centre Robert Gerhard per a la Promociò i la Difusiò del Patrimoni Musical Català, el Auditorio Enric Granados de Lérida presenta el día 3 —en versión de concierto— la ópera de Antonio Caldara (1670-1736) Il più bel nome. La obra se estrenó en Barcelona el 2 de agosto de 1708 en la Sala Gótica de la Llotja del Mar, con ocasión del cumpleaños de Isabel de Brunswick, esposa del archiduque Carlos de Austria, por tanto en plena Guerra de Sucesión. Emilio Moreno dirigirá a El Concierto Español y el Coro de Cambra d’Antiga de l’ESMUC. Los solistas serán María Espada, Raquel Andueza, Robin Blake, Marianne Beate Kieland y Agustín Prunell-Friend. Y si es importante la vuelta — se había representado en 2006 en el Festival Opera de Butxaca— de la que se EL CONCIERTO ESPAÑOL ha considerado primera ópera de estilo italiano representada en Cataluña, no lo es menos la posibili- dad de permanencia, pues la sesión ilerdense será grabada por la firma discográfica Glossa. Lérida. Auditorio. 3-XI-2009. Caldara, Il più bel nome. Música en la Red DE LO QUE NO HAY http://www.arkivmusic.com http://www.buywell.com E 14 n la red se pueden comprar muchas cosas. Por ejemplo discos, como saben muy bien nuestros lectores. Pero no todos los discos están disponibles en las páginas más habituales. Los hay que sólo aparecen en las subastas o en esos rincones virtuales a los que sólo acceden los iniciados. Pues bien, este mes traemos a nuestra sección dos portales que se dedican a vender discos imposibles de encontrar por otros medios, cada uno con una filosofía distinta y los dos interesantes aunque sólo sea para echar un vistazo y probar. ArkivMusic, por ejemplo, además de vender discos como todos ofrece un servicio que es el que le ha ameritado llegar a esta página: lo que ellos llaman “edition on demand”. Es decir: el aficionado propone que le fabriquen un disco que ya está descatalogado y del que previamente los responsables del portal, es de suponer, se habrán informado de que no va a ser reeditado o sus derechos están libres. La reproducción es tal cual el original, incluyendo libretillo con las correspondientes notas. Comprobado el interés de los posibles compradores por ese disco concreto, ArkivMusic lo pone a disposición de los visitantes de su página web. El precio suele oscilar entre los trece y los quince dólares a lo que hay que sumar los gastos de envío. Para llegar a la sección que reúne la oferta “on demand” hay que hacer click en el vínculo Arkiv CD de la página de inicio. El otro sitio que nos interesa este mes es Buywell. Como sucede con ArkivMusic se trata de una tienda virtual —australiana en este caso— que vende discos de todas las marcas. Bien. Una vez que estemos en la página hagamos clik en el vínculo titulado —y bien visible— Eloquence from Australia. Una vez abierto nos encontraremos con que Eloquence es un sello que publica descatalogaciones de ABC Classics, DG, Decca y Universal y que no llega a las tiendas españolas, aunque no estaría mal que lo hiciera visto el estupendo precio a que se vende por internet: poco más de ocho dólares —eso sí, más gastos de envío. En Eloquence nos encontramos, por ejemplo, con diez discos de Alicia de Larrocha o una serie dedicada a las grabaciones de Ernest Ansermet con la Orquesta de la Suisse Romande o al nunca suficientemente ponderado Edward van Beinum. Una buena fórmula —como la anterior— de curar la nostalgia. 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:49 Página 15 Ya está a la venta el nuevo trabajo de dos grandes voces de la ópera actual, Juan Diego Flórez y Joyce Di Donato en “La Cenicienta” de Rossini. Consígalo en el Espacio de Música de El Corte Inglés y elija otra de las grandes obras musicales en DVD que le faltan a su colección, pues ahora tiene un 50% de descuento al comprar dos o más DVD musicales*. * Y si no encuentra la grabación que busca, se la conseguimos con nuestro Servicio de Encargos. * Excepto ofertas especiales SU TIENDA DE MÚSICA EN INTERNET 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:50 Página 16 AGENDA La Coruña conmemora el Año Gaos UNA VOZ CONGELADA DURANTE OCHENTA AÑOS L a Coruña, donde nació Andrés Gaos en 1874, conmemora este año el cincuentenario de su fallecimiento en Mar del Plata (Argentina). En estos dos últimos meses del año, se suceden los actos musicales en su homenaje. La Sinfónica de Galicia, que había tocado ya al final de la temporada su poema sinfónico Granada, ha estrenado su única ópera, Amor vedado, acompañada por la preciosa Suite a la antigua y la no menos bella Fantasía para violín y orquesta. Además, va a grabar toda su obra sinfónica y a publicar un libro sobre su vida y su obra que estará a cargo de quien esto escribe. Pero además, se ha creado una nueva orquesta que lleva su nombre y otras muchas instituciones rivalizan en realizar conciertos y conferencias: la Universidad de La Coruña (toda su obra de cámara y las canciones francesas), el Conservatorio Superior de Música (que le ha dedicado su auditorio), la Sociedad Filarmónica, la Asociación de Artesanos, el Ayuntamiento de la ciudad, la Biblioteca Municipal… La presencia del único hijo vivo del compositor coruñés, Andrés Gaos Guillochon, ha dado especial realce a muchos de estos actos. Se va a escuchar por vez primera después de ochenta años el llamado violín Moor, inventado por el músico húngaro Emmanuel Moor y que Gaos dio a conocer en una gira en los años veinte del pasado siglo. Se trata de uno de los poquísimos instrumentos de esta naturaleza que existen en el mundo (podría ser incluso el único) y tiene un sonido espléndido. El hijo de Gaos lo donó en su día al Ayuntamiento de la ciudad junto con un magnífico Gavatelli; posteriormente vendrá a la ciudad, en idénticas generosas condiciones, otro gran instrumento: un Amati —o, al menos, de la escuela del gran luthier italiano— que Gaos alternaba en sus conciertos con el Gavatelli. Julio Andrade Malde BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: suscripciones@scherzo.es - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de ………………… nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 2038 1146 95 6000504183 de Caja de Madrid, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. Rellene y envíe este cupón por correo, fax o correo electrónico. O llámenos por teléfono de 10 a 15 h. También está disponible en nuestra página en internet. Nombre………………………………………….......... .................................................NIF……………….... Domicilio…………..……………………………......... ................................................................................ CP………Población………………………………...... Provincia……………………………..……………...... Teléfono……………………………………………..... Fax…………...……………………….……………...... E-mail……………………………………………….......... VISA. Nº: …………………………………………… Caduca … /… /… Firma………..…………… Con cargo a cuenta corriente ………… ………… …… ………………………………… (No utilice este boletín para la renovación, será avisado oportunamente) El importe de la suscripción será: España: 70 € Europa: 105 € por avión. 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Los datos se tratarán y protegerán según la LO. 15 /1999 de 13 de diciembre de Datos de Carácter Personal y el titular de los mismos podrá ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición ante las oficinas de la Sociedad sita en Madrid, calle Cartagena nº 10 1º C, 28028 Madrid. 16 246-Pliego 1:207-pliego 1 22/10/09 18:51 Página 17 AGENDA Entregado en Segovia por el Príncipe Felipe SIMON RATTLE, PREMIO DON JUAN DE BORBÓN DE LA MÚSICA CON MESSIAEN en el centenario de su nacimiento D on Felipe de Borbón entregó el 30 de septiembre, en el Alcázar de Segovia, el premio Don Juan de Borbón de la Música —consistente en una aportación económica de 60.000 euros y una pieza artesanal de vidrio de La Granja— al director principal de la Orquesta Filarmónica de Berlín, sir Simon Rattle. El jurado, presidido por Gordan Nikolic e integrado igualmente por Lourdes Ortiz, Alfredo Aracil, José Luis Turina y Juan Ángel Vela del Campo destacó “la inquietud y el compromiso de Rattle, tanto personal como institucional, de extender, con nuevas fórmulas, el disfrute de la música a los más diversos sectores sociales”. Los anteriores galardonados fueron Maria João Pires y José Antonio Abreu. Michèle Reverdy Félix Ibarrondo Edgar Alandia Massimo Botter Jesús Eguiguren Jesús Villa-Rojo LIM Martínez Burgos, premio Isang Yun UN MADRILEÑO EN COREA E l compositor Manuel Martínez Burgos ha obtenido el primer premio del Concurso internacional de composición Isang Yun en Corea por su obra Sibilus. Tras una selección previa de las más de 80 partituras orquestales que llegaron a la sede de la Isang Yun Peace Foundation de Seúl, se interpretaron las cinco obras finalistas en el Seoul Art Center. Posteriormente un jurado compuesto entre otras personalidades por Tristan Laboratorio de Interpretación Musical Murail concedió este galardón dotado con 20.000 dólares a Manuel Martínez Burgos, vicedirector del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Se trata del primer español que logra este prestigioso premio. Sibilus es una reflexión musical sobre los elementos musicales de lenguas procedentes de culturas muy diversas e insiste en el interés de su autor por el lenguaje hablado como fuente de inspiración. Ref.: BBK - LIM 017 DISTRIBUIDO POR: www.ferysa.es correo@ferysa.es Fax: 91 358 88 14 17 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:04 Página 18 AC T U A L I DA D NAC I O NA L 18 XXV Festival de Música de Alicante RETRATOS Y AUTORRETRATOS Real Casino. Teatro Arniches. Teatro Principal. 24, 25-IX-2009. Carmen Martínez, piano. Cuarteto Aron. Joan Enric Lluna, clarinete. Carles Santos, piano. Grup Instrumental Barcelona 216. Director: Xavier Piquer. Obras de Manchado, Eisler, Torres, MacMillan, Carter y Santos. Más breve de lo habitual al concluir en viernes — contra la costumbre de hacerlo en sábado o, incluso, en domingo como fue el caso de la pasada edición—, el segundo y último fin de semana del Festival de Alicante dispensó el jueves 24 una doble velada camerística. A media tarde, en el recargado salón del Real Casino la pianista Carmen Martínez defendió la obra para piano de Marisa Manchado. Como ya mostrara en su reciente grabación para el sello Autor de estas mismas obras (reseñada en el nº 242 de SCHERZO), este repertorio compuesto en su mayor parte de miniaturas, algunas de ellas inspiradas por el universo de la infancia, carece de secretos para la pianista. Intérprete conocedora y técnicamente sobrada de estas pequeñas piezas, Martínez tradujo fielmente la deliberada sencillez de una escritura que, mirando en algunos casos hacia el Satie más despojado (Siete piezas para Manuel) y sin ocultar referencias de cuño neorromántico (Luar), encuentra en títulos como Pour le piano, Soledad sonora o Nana algunos de sus mejores hallazgos sonoros. Esa misma noche y en el Teatro Arniches, el Cuarteto Aron de Viena y el clarinetista Joan Enric Lluna ofrecieron un programa de notable interés y amplio abanico estético. Incluso más de lo imaginado pues, debido a problemas editoriales, hubo de sustituirse el originalmente previsto Cuarteto nº 2 de Gonzalo de Olavide —lástima, pues la obra del músico madrileño, fallecido hace cinco años, suele brillar por su ausencia en las salas de conciertos— por el infrecuente, pese a remontarse a Xavi M. Miró ALICANTE ACTUALIDAD ALICANTE Carles Santos y el Grup Instrumental Barcelona 216 1938, Cuarteto de cuerda de Hanns Eisler, densa y tensa página de obediencia serial que fue tocada de modo superlativo por un conjunto que pareció navegar aquí en aguas familiares. La obra estreno de Jesús Torres (encargo del CDMC), el quinteto con clarinete “In Memoriam Gonzalo de Olavide”, manifestó, sobre todo en su sección inicial, la cada vez más dominante querencia del autor por las atmósferas crepusculares e inquietantes, habitadas por un intenso lirismo de resonancias expresionistas. Magnífico Lluna y también, salvo contados desajustes, los miembros del Aron, en especial Christophe Pantillon, su chelista. Ya en la segunda parte, la prodigiosa vitalidad rítmica mostrada por el casi centenario Elliott Carter en su Quinteto con clarinete de 2007 consiguió hacer olvidar, en apenas trece minutos de música refrescante y jugosa, la ampulosa escritura del escocés MacMillan en su tan hinchado como hueco Tuireadh. La noche de clausura, y con el Principal registrando una muy buena entrada, Car- les Santos y el Bcn216 trajeron hasta Alicante el concierto-espectáculo estrenado el pasado mayo en el Teatre Lliure de Barcelona. En Piturrino fa de músic, que recupera al personaje de su anterior Sama Samaruck Suck Suck (2002), el inclasificable creador de Vinaroz ofrece desde un piano omnipresente, tocado por él mismo a un ritmo casi siempre endiablado, y rodeado de once intérpretes (cuarteto de cuerda, quinteto de metales y dos percusionistas) más un director que es casi un “director dirigido”, una irreverente amalgama de sonoridades en la que cohabitan —sin apenas tiempo para el desmayo o los momentos muertos— ecos stravinskianos, secuencias repetitivas y referencias circenses y populares deudoras de la mirada nostálgica de un Nino Rota. Dominándolo todo, ese tono mediterráneo, socarrón y dislocado, verdadera marca de fábrica de un autor que, aun así, se muestra en esta ocasión más serio y metido en cintura de lo habitual. Juan Manuel Viana 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:04 Página 19 AC T U A L I DA D BADAJOZ / BARCELONA Concierto extraordinario de la OEx LA GENERACIÓN DE LA REPÚBLICA BADAJOZ Palacio de Congresos Manuel Rojas. 17-IX-2009. Lola Casariego, mezzo. Orquesta de Extremadura. Director: Jesús Amigo. Obras de R. y E. Halffter y Bautista. Antes del inicio de su temporada de abono, la Orquesta de Extremadura ofreció al público de Badajoz un concierto extraordinario que servía para la presentación del segundo disco que el conjunto extremeño ha grabado con la Fundación Non Profit Music. Si el primero estuvo dedicado al compositor armenio Aram Khachaturian y contó con la participación del violinista Ara Malikian, el segundo presenta el interés de incluir obras de tres compositores españoles de la conocida como Generación de la República, de las cuales sólo había sido grabado con anterioridad la Sinfonía breve de Julián Bautista, de quien también se ofrece el ciclo Tres ciudades, sobre poemas de García Lorca. La Suite para orquesta op. 1 y las cinco canciones sobre Marinero en tierra de Alberti compuestas por Rodolfo Halffter, la segunda con orquestación de José Ramón Encinar, y las Cuatro canciones portuguesas de Ernesto Halffter completan la oferta. Ante un público demasia- mención para los solistas de las maderas. Casariego fraseó con exquisito gusto y no tuvo ningún problema con unas canciones de estilos muy diversos: las de Marinero en tierra de acentos muy modernos; las de Bautista, con colores cálidos y sombríos toques jondos; pero el gran impacto lo causaron las preciosas Canciones portuguesas de Ernesto Halffter, aires cercanos al fado que la mezzo asturiana dijo con nostálgica sensualidad. do escaso, Jesús Amigo volvió a mostrar las virtudes de un conjunto que suena equilibrado en todas sus secciones y con notable prestancia, aunque el primer movimiento de la Sinfonía de Bautista quizás habría ganado con una cuerda más sedosa y homogénea, que compensara su agresivo carácter rítmico, magníficamente atrapado por Amigo, por otro lado. En cambio, el tono un punto naíf de la Suite de Rodolfo Halffter alcanzó una estupenda traducción de la orquesta extremeña, con muy especial Pablo J. Vayón Temporada de la OBC DE MOZART A ALBÉNIZ El primero de los conciertos reseñados fue el último del Festival Mozart, esas sesiones iniciales de la OBC, tan higiénicas para la Orquesta y habitualmente tan cuidadas por Zacharias, que, de puro adelgazarse, van quedando en camino de que nos cuestionemos su utilidad, al principio casi indiscutida. Esta vez, si descontamos el de cámara, el minifestival se redujo a dos programas de la orquesta: la versión, más bien desafortunada, de El rapto en el Serrallo —que se critica en este mismo número— y éste que comentamos. Un Mozart de crisis, vamos. Ni siquiera Zacharias, por cierto esta vez menos convincente en sus versiones mozartianas incluso como pianista, hizo gran cosa con la Pequeña serenata nocturna y el galante Concierto para piano y orquesta nº 12 en la mayor, es decir con unas páginas de belleza indiscutible e importancia discutible si se piensa Rafa Martín BARCELONA L’Auditori. 2-X-2009. Christian Zacharias, piano y director. OBC. Obras de Mozart y Haydn. 9-X-2009. Sarah Chang, violín. OBC. Director: Eiji Oue. Obras de Nin-Culmell, Bruch, Albéniz y Debussy. CHRISTIAN ZACHARIAS que encarnaron todo el Mozart sinfónico de este —y las comillas son esta vez un poco (mal)intencionadas— “Festival”. Quizá las versiones fueron poco importantes porque orquesta y, sobre todo, director, se consagraron más bien al Haydn de la segunda parte, la Sinfonía de “Los adioses”, tampoco una obra capital del sinfonismo haydniano, pero que alcanzó una versión acertada. Ya en plena temporada y con el titular, Oue, al frente de la orquesta, el siguiente programa tuvo como hito importante un encargo para el año Albéniz, la reposición, con honores, de una partitura suya que no se interpretaba desde 18891890, cuando se estrenó en Madrid y se puso sucesivamente en París y Londres. Se trata de las Escenas sinfónicas catalanas, a pesar de su nombre algo más que eso, un poema sinfónico tardorromántico y costumbrista, escrito en forma de suite (tan cara a Albéniz) y de considerable ambición en cuanto estructura —cuatro movimientos de tipo sinfónico— e instrumentación. Para la efeméride el musicólogo Josep Dulcet ha restaurado la partitura, en una edición construida con rigor a partir de materiales heterogéneos depositados en el Museu de la Música barcelonés. Y en este concierto se puso en atriles. Desde luego es algo plenamente justificado desde el punto de vista histórico-musical. Los resultados estéticos, limitados, hubieran sido más evidentes si la pieza no se hubiera colocado en el programa entre el tedioso —y excelentemente interpretado por Chang al violín— Concierto nº 1 de Bruch y la espléndida La mer de Debussy —hermosa siempre, incluso en una interpretación tan contundente y excesivamente explícita, parca de matices y misterio, como la que dirigió Oue. Aquél cansaba y ésta en cierto modo velaba a posteriori el meritorio empeño de Albéniz. José Luis Vidal 19 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:04 Página 20 AC T U A L I DA D BARCELONA Nuevo paso en la recuperación de Martín y Soler LA DIVERSIÓN COMO OBJETIVO Bofill Barcelona. Gran Teatro del Liceo. 1-X-2009. Martín y Soler, L’arbore di Diana. Laura Aikin, Michael Maniaci, Marco Vinco, Steve Davislim, Charles Workman, Ainhoa Garmendia, Jossie Pérez, Marisa Martins. Director musical: Harry Bicket. Director de escena: Francisco Negrín. Coproducción del Teatre del Liceu y el Teatro Real de Madrid. Laura Aikin y Marco Vinco en El árbol de Diana de Vicente Martín y Soler en el Teatro del Liceo L 20 a apuesta de los teatros españoles por Vicente Martín y Soler continúa viento en popa con la recuperación, por partida doble, de una de sus óperas más divertidas, L´arbore di Diana, que celebra de forma jocosa el triunfo del sexo y el amor sobre la castidad a través de un picante libreto de Lorenzo Da Ponte. Tras el montaje en Valencia del pasado año, acaba de abrir la temporada lírica del Liceu en un nuevo montaje, coproducido junto al Teatro Real, que se verá en marzo en el coliseo madrileño. Funciona bien la nueva producción por el lado escénico. Francisco Negrín se inspira en los dibujos del manga para poner en pie un espectáculo de estética pop que busca sin tapujos el entretenimiento y la diversión, con muchas dosis de humor y guiños al cabaret, la revista o el cine de Almodóvar. Un acierto total, puesto que la obra tampoco da para mucho más, con una música de fácil y directo consumo, melodías ligeras y pegadizas y un espíritu jocoso acorde con las escenas de un licencioso libreto en el que Da Ponte sube el picante hasta lanzar una propuesta de cama redonda e incluso un dúo homosexual entre Doristo y Amor travestido de mujer. Cierto es que en nuestros días, ese picante ya no escandaliza a nadie, pero el acierto de Negrín, profundo conocedor de los códigos barrocos, es precisamente jugar sus bazas teatrales desde una estética rabiosamente joven, pero usando sin los mecanismos típicos de una ópera buffa con elementos barrocos. Buenos resultados también en el foso, gracias a la eficaz dirección de Harry Bicket, escrupuloso en la elección de tempi siempre bien calibrados, al servicio de la claridad y el equilibrio de las voces. Ante los diferentes manuscritos que se conservan, con muchos cortes y cambios, el Liceu ha optado por presentar una versión propia. El papel de Diana tiene arias de tremenda dificultad, pero lo difícil es acertar en la composición de un personaje muy sensual, pero con un carácter a la vez muy guerrero y masculino. Y en ese empeño triunfa la soprano Laura Aikin, capaz de lidiar con igual acierto la exigente coloratura y la intensidad lírica de muchas escenas. Gracioso estuvo el sopranista Michael Maniaci, Amor convertido en folclórica almodovariana. Vocalmente salió airoso, pero no indemne por sus algo limitados recursos. Muy buen rendimiento vocal y teatral del bajo Marco Vinco en el papel de Doristo, y nivel satisfactorio en el resto del reparto, con las muy solventes voces de Steve Davislim, Charles Workman, Ainhoa Garmendia, Jossie Pérez y Marisa Martins. Javier Pérez Senz 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:04 Página 21 AC T U A L I DA D BARCELONA Simfònics al Palau NUEVO DIRECTOR PARA LA SINFÓNICA DEL VALLÉS Barcelona. Palau de la Música. 15-IX-2009 Alexandra Soumm, violín. Sinfónica del Vallés. Director: Rubén Gimeno. Obras de Casablancas, Beethoven y Shostakovich. E clipsada hasta cierto punto por la tormenta mediática y política que ha desencadenado el “Caso Millet”, tuvo lugar inauguración del ciclo Simfònics al Palau que organizan conjuntamente la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música Catalana y la Orquestra Simfònica del Vallès. Junto al debut en el Palau de la jovencísima Alexandra Soumm, el más reciente lanzamiento urbi et orbi del poderosísimo violinismo moscovita, el principal atractivo del concierto radicaba en la presentación en público de Rubén Gimeno como nuevo director titular del conjunto vallesano. Gimeno, nacido en Valencia en 1972, violinista durante varios años en diversos conjuntos españoles, ha dado finalmente el salto a la dirección. En su concierto de presentación, el director valenciano se enfrentó a un programa integrado por Intrada sobre el nom de Dalí Alexandra Soumm y Rubén Gimeno con la O. S. del Vallés de Benet Casablancas, una breve fanfarria espectacular y de densísima escritura orquestal, el Concierto para violín y orquesta de Beethoven, con la portentosa Soumm como solista y, cerrando la sesión, la jocosa y un punto sarcástica Novena Sinfonía de Shostakovich. La dirección de Gimeno se beneficia de sus años de experiencia como violinista y sin renunciar a ser ambiciosa, es realista, sabe hasta dónde puede apretar y exigir, no se plantea imposibles inalcanzables y resulta, por ello, de una gran productividad y eficacia. Los resultados alcanzaron un muy buen nivel medio y si en Beethoven el acompañamiento orquestal quedó algo duro y rígido, en la sinfonía de Shostakovich, la orquesta, muy bien equilibrada, desplegó toda la riqueza tímbrica y la variedad dinámica que la pieza requiere. Xavier Pujol Festival Mozart de la OBC EL FIN DE UNA ETAPA Auditori. 26-IX-2009. Minerva Moliner, Laura Sabatel, Javier Tomé, Jesús Álvarez, Iván García, Jordi Dauder. Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Director: Christian Zacharias. Mozart, El rapto en el serrallo (versión de concierto). L a OBC inició el concierto inaugural de su temporada, que empieza con el Festival Mozart, con un minuto de silencio por la muerte de Alicia de Larrocha, recientemente fallecida, tan vinculada a orquesta y auditorio. Christian Zacharias se despedía como responsable del Festival y lo quiso hacer con uno de sus grandes deseos, dirigir una ópera y especialmente El rapto en el serrallo, aunque los resultados no fueron los esperados, no ayudando a ello el uso de medios técni- cos en la reproducción del sonido. Zacharias, que sabe motivar a los músicos de la orquesta y que es un gran conocedor de la música de Mozart, dio una versión interesante, en la que destacó más en los momentos básicamente musicales, de contextura sinfónica y los de mayor intensidad, mientras que en aquellos otros en que se complementa con los cantantes quedaba algo diluido, faltándole una cierta teatralidad. Planteó además una versión suprimiendo el coro y sin diálogos, que fue- ron sustituidos por la figura del narrador, a cargo del siempre efectivo Jordi Dauder, con un texto demasiado esquemático. Para intentar dar vida se incluyeron una serie de proyecciones de ambiente árabe. Montar una obra de estas dificultades es siempre una empresa difícil, por cuestiones presupuestarias, y en esta ocasión se optó por dar entrada a un grupo de jóvenes de la escuela valenciana, pero los resultados no fueron los que la obra requiere. Minerva Moliner es una soprano que tiene posibilidades, pero hoy en día el personaje de Konstanze le crea demasiadas dificultades, con un timbre que a veces sonaba distorsionado. Javier Tomé es un tenor que apunta posibilidades, con una voz bella, que parece interesante y con una visión de Belmonte a veces demasiado extrovertida. Iván García estuvo mejor como actor que como cantante y Laura Sabatel y Jesús Álvarez mostraron voces de limitada proyección. Albert Vilardell 21 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:04 Página 22 AC T U A L I DA D BILBAO LVIII temporada de la ABAO LA IRA DE NORMA Miguel Ángel Fernández Palacio Euskalduna. 26-IX-2009. Bellini, Norma. Fiorenza Cedolins, Mariola Cantarero, Francesco Hong, Marco Spotti, Manuel de Diego, Giovanna Lanza. Coro de Ópera de Bilbao. Sinfónica de Navarra. Director musical: Yves Abel. Director de escena: Federico Tiezzi. Producción de los Teatros Comunale de Bolonia, Verdi de Triste y Petruzzelli de Bari. BILBAO Escena de Norma de Bellini en el Palacio Euskalduna de Bilbao 22 El punto más oscuro de esta Norma, que abría la nueva temporada de ópera bilbaína, fue con pocas dudas la puesta en escena firmada por Federico Tiezzi y resuelta en Bilbao por Francesco Torrigiani, no tanto por la sobria y algo gris escenografía de Pier Paolo Bisleri o por el a veces desconcertante vestuario de Giovanna Buzzi, sino por una dirección de actores de un anacronismo que creíamos del todo superado en el siglo XXI. No parece muy adecuado plantear un drama de emociones y pasiones puramente humanas, que es además cima absoluta de un género en continua modernización, a partir de gestos primitivos, arcaicos y muy convencionales en línea con lo que podía ser en la Grecia clásica la representación de alguna tragedia de Esquilo. Muy por debajo de La sonnambula presentada hace cuatro años. Menos mal que Fiorenza Cedolins hizo una Norma de gran dimensión dramática, de una ira muy viva y de una intensa expresividad en sus distintas súplicas. A pesar de algunas agilidades mejorables y de alguna nota alta no demasiado brillante, fue un verdadero placer seguir en su voz, de centro denso y suntuoso, el de una lírica con tonos de spinto, las bellas melodías bellinianas, fraseadas con un esmalte plateado que hizo pensar en lejanas coloraciones lunares. Su segundo acto fue antológico. Más primaria en escena apareció la granadina Mariola Cantarero, pero su gran actuación vocal demostró la viabilidad de dar a una soprano lírico-ligera la parte de Adalgisa, siempre y cuando ésta sea una cantante de clase. Dio la impresión de que tras la aclamada interpretación del dúo Mira, o Norma el bis no anduvo muy lejos. El coreano Francesco Hong es un tenor de agudos, como quedó de manifiesto en su escena inicial, pero intentó en todo momento matizar y seguir una línea, con resultados a veces inciertos. El bajo italiano Marco Spotti, vestido en esta ocasión como para una película de ciencia ficción, hizo por su parte un Oroveso solvente en general pero escaso de humanidad en la escena final, donde, tal vez por pauta de la dirección de escena, respondió a las plegarias de su hija con la expresividad de un androide. Muy en su sitio estuvieron a su vez Manuel de Diego como Flavio y, sobre todo, Giovanna Lanza como Clotilde. El siempre sonoro y entonado Coro de Ópera de Bilbao tuvo puntuales problemas para seguir los animadísimos tempi planteados por Yves Abel al frente de una excelente Orquesta Sinfónica de Navarra, como por ejemplo en los cantos de guerra del segundo acto. Pero fue la del canadiense una dirección vibrante, agitada y apasionada, de temperatura creciente, muy atenta a las voces y con el norte claro. Asegurado el nivel musical, la noche fue grande. Asier Vallejo Ugarte 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:04 Página 23 AC T U A L I DA D BILBAO La OSE estrena titular ESPERANZADOR Bilbao. Palacio Euskalduna. 25-IX-2009. Sinfónica de Euskadi. Director: Andrés Orozco-Estrada. Obras de Beethoven y Mahler. 7-X-2009. Hélène Grimaud, piano. OSE. Director: Andrei Boreiko. Obras de Rachmaninov y Chaikovski. ANDRÉS OROZCO-ESTRADA Renée Fleming EL CABALLERO DE LA ROSA Richard Strauss S i algo dejó a las claras el colombiano Andrés Orozco-Estrada en el primer concierto de la temporada de la Sinfónica de Euskadi (que además de director titular estrena página web) es que viene a esta orquesta con la idea de hacer cosas importantes. Cuenta para ello con ese temperamento extrovertido tan propio de los latinos, con un gran poder de comunicación y con una entrega y una fogosidad verdaderamente implacables, como quedó patente en una ardiente e incisiva Primera Sinfonía de Beethoven y, aun a pesar de algunas deficiencias técnicas, en una no menos encendida Primera de Mahler, con un tercer movimiento formidable en su paródico dramatismo y con un final de veras eufórico. Dio la impresión de tener una buena noción del trabajo en equipo, como parece tenerla también Andrei Boreiko, director principal invitado de la orquesta, un músico de temple más sereno y templado, pero de no menos carácter, que hizo en la segunda sesión una Primera de Chaikovski poderosa, de sonoridades a veces excesivamente abruptas, algo parca en sutilezas, firme en el aspecto rítmico y flexiblemente fraseada. Supuso además una excelente ocasión para que la orquesta demostrase, sobre todo en el nostálgico segundo movimiento, que tiene una cuerda y un viento madera de primera. Lamentablemente, la francesa Hélène Grimaud no estuvo a la altura de su condición de artista inmensa en el Segundo Concierto de Rachmaninov, bien porque no tuvo su noche o bien porque no es una obra que convenga especialmente a su pianismo, algo superado por la robustez de la orquesta pero en todo caso muy sutil en los extremos más líricos y poéticos de la genial partitura. Asier Vallejo Ugarte Renée Fleming aparece finalmente en DVD en uno de sus papeles de mayor lucimiento. Una exitosa producción de Herbert Wernicke del Festival Baden-Baden de elegantes ambientes vieneses. Acompañan a la soprano un elenco extraordinario entre los que destaca Jonnas Kaufmann (tenor italiano) bajo la diestra batuta de Thielemann. Incluye entrevistas con Thielemann, Fleming, Koch, Damrau, Hawlata, Kaufmann y Grundheber. R. STRAUSS: El caballero de la rosa Renée Fleming / Sophie Koch / Jonas Kaufmann Philharmonia Chor Wien / Münchner Philharmoniker / Thielemann DVD deccaclassics.com universalmusic.es 23 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:05 Página 24 AC T U A L I DA D JEREZ Aseada y sin gracia CENICIENTA KITSCH Teatro Villamarta. 3-X-2009. Rossini, La Cenerentola. Angélica Mansilla, José Manuel Zapata, Enric MartínezCastignani, José Julián Frontal, Leticia Rodríguez, Julia Arellano, Ángel Jiménez. Coro del Teatro Villamarta. Filarmónica de Málaga. Director musical: Carlos Aragón. Director de escena: Stephan Grögler. Escena de La Cenerentola de Rossini en el Teatro Villamarta de Jerez JEREZ Debido a no sé qué extraña ley física aún por descubrir, la pluma del crítico, tan de suyo dada a los artificios de la metáfora y la hipérbole, a la elusión de subterfugios y circunloquios, parece condenada a debatirse entre dos polos igualmente poderosos que luchan por abducirla a poco que hacia uno de ellos se escore. Bien puede ocurrir así que una representación anodina en lo vocal y pretenciosamente graciosilla mediante la que un escenógrafo o un director de escena a la violeta quieren darse el barniz de “modernitos” —y, sabido es, nada se queda más pronto fuera de onda que la moda, por propia esencia “lo que se mueve”— se metamorfosea en “un verdadero atentado terrorista” contra el autor en cuestión, del mismo modo que una función corrientita y medianamente pasable, en la que no haya grandes fiascos, bien 24 puede demudarse en “un triunfo sonado” y “un ejemplo de lo bien que pueden hacerse las cosas con un mucho de imaginación y un poco de presupuesto”. Con todo, uno, que lleva ya lo suyo oficiando de crítico y algo va conociendo y sufriendo los peligros y asechanzas inherentes al puesto, sigue todavía resistiéndose a estos extremismos sin demasiado fundamento. Leía por los foros de la red en los días siguientes a esta Cenerentola una acalorada disputa sobre su valía: el más activo y encendido participante, abonado villamartino según propia confesión, declaraba que se había visto obligado a salirse de la representación, tal era a su juicio el despropósito perpetrado. Para quien firma, sin embargo, la cosa no daba para tan fogosos aspavientos ni tan teatreras alharacas. La prueba del nueve en Rossini está bien clara: si sales del teatro rebosado de optimismo y chorreando adrenalina, satisfecho de la vida y contento de estar en este mundo, entonces es que se ha tratado de una buena representación. Si, por el contrario, la cosa te ha dejado que ni fu ni fa, sin placer ni daño, vamos, algo totalmente inocuo, aseado pero sin chicha, sin espíritu ni nervio interior, posiblemente estés ante un trabajo meramente correcto, lo que en Rossini, desde luego, es a todas luces insuficiente. Denominaciones de la suerte de “cataclismo”, “terrorismo escénico”, “patochada” o “catástrofe”, que pueden tener su gracia, habría que reservarlas, al menos de principio, para aquellos trabajos que de verdad sean abiertamente insufribles, de los que invitan a la fuga, el pataleo o el pateo. Telegráficamente, mi visión se resumiría en lo siguiente: una dirección musical apática y falta de chispa ante una agrupación orquestal falta de implicación y con un inequívoco tufo a bolo; una puesta en escena kitsch y como de pose, con más pretensiones que resultados; una dirección escénica que a menudo pretendía rizar el rizo, haciendo encaje de bolillos viniera o no a cuento; un coro que, bien que mal, salió incólume de las exigencias que se le planteaban; y un equipo solista en el que sólo lograron sobresalir el Don Ramiro de Zapata (algo, mas no todo lo que se esperaba de él) y el Dandini jacarandoso y eficazmente cómico de Frontal, pues el resto de los cantantes implicados se movió entre las coordenadas de una profesionalidad grisácea y aséptica, perfectamente olvidable, y lo abiertamente chirriante (y diré el pecado, mas no los pecadores, que ya anda uno más que sobrado de enemigos…). Ignacio Sánchez Quirós 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:05 Página 25 AC T U A L I DA D LA CORUÑA LVII Festival de Ópera (y II) ACASO EL MEJOR FESTIVAL DE LA HISTORIA El Festival de Ópera, que hace el número cincuenta y siete de su historia, es sin duda uno de los mejores que se han realizado en todo ese tiempo; tal vez, el mejor. Finalizó brillantemente con una deliciosa gala lírica y un precioso montaje de la Cappella napolitana con su director, Antonio Florio, al frente. Si bien no alcanza la espectacularidad de una Turandot que habrá que guardar fresca en el recuerdo, la ópera Partenope, de Vinci, gustó mucho a los espectadores que asistieron al Rosalía (aforo mucho más reducido que el del Palacio; menos de la mitad). La ópera barroca atrae a un público muy selecto que ya ha disfrutado en otro tiempo de aquellos soberbios montajes de Zedda y Pizzi. No le fue éste a la zaga. Partenope, es un espectáculo complejo que incluye un Intermezzo de Sarro y hasta un fandango de José de Nebra. Jóvenes cantantes de voces frescas, gratas. Base musical magnífica (lo que pueden veinte músicos cuando son de alto nivel) con la dirección de ese gran artista que es Florio. Vestuario deslumbrante y una correcta y muy clásica puesta en escena. Excelente, la gala lírica que además nos hizo pasar un rato encantador y divertido. Todos estuvieron muy bien; pero es de justicia destacar a María José Montiel, cuya voz ha madurado al nivel de sus cualidades inter- Mª JOSÉ MONTIEL LA CORUÑA Palacio de la Ópera. 24-IX-2009. Gala lírica. Virginia Wagner, María José Montiel, Francisco Corujo, Javier Franco. Sinfónica de Galicia. Director: Josep Caballé Doménech. Obras de Donizetti, Rossini, Bizet, Halévy, Saint-Saëns, Massenet, Giménez, Luna, Moreno Torroba y Sorozábal. Teatro Rosalía de Castro. 25-IX-2009. Vinci, Partenope. Marina de Liso, Eufemia Tufano, Maria Grazia Schiavo, Maria Ercolano, Stefano Ferrari, Víctor Díaz. Cappella della Pietà de’Turchini. Director musical: Antonio Florio. Director de escena: Gustavo Tambascio. pretativas; se ha convertido en una mezzosoprano de primer nivel; Corujo es un impecable belcantista; la argentina Wagner, esplendorosa en el registro agudo; y el coruñés Franco agrada por su voz baritonal y poderosa. Los cuatro regalaron el cuarteto de Rigoletto —maravillosa idea— y una adaptación al uso del brindis de La traviata —mucho menos maravillosa idea. La orquesta, en su excelente nivel de costumbre dentro del repertorio lírico; en el que Caballé se mostró una vez más como un magnífico director. La soprano coruñesa Paloma Silva, que iba a cantar dentro del apartado As Novas Voces Galegas, canceló su recital por enfermedad. Como una diva. Y la verdad es que — bromas aparte— lleva camino de serlo. Julio Andrade Malde 25 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:05 Página 26 AC T U A L I DA D MADRID Berg sin énfasis LULU Y LAS TINIEBLAS MADRID Javier del Real Teatro Real. 2, 12-X-2009. Berg: Lulu. Agneta Eichenholz y Susanne Elmark, Jennifer Larmore, Gerd Grochowski, Paul Groves, Franz Grundheber, Will Hartmann, Paul Gay, Heather Shipp, Sten Byriuel, Gerhard Siegel. Director musical: Eliahu Inbal. Director de escena e iluminación: Christof Loy. Escenografía y figurines: Herbert Murauer. Coreografía: Thomas Wilhelm. 26 Hay quien dice que esta Lulu del Real ha traído polémica. Ojalá hubiera sido así. Las polémicas son beneficiosas, sirven para discutir, enfrentarse, y darle importancia al fenómeno. Creo que ha habido, sobre todo, incomprensión. Una parte del público, que está en su derecho, no soportó bien esta ópera casi desconocida, todavía muy dura a pesar de los 72 años desde su estreno. Pero la puesta en escena, a nuestro juicio rica, profunda, ha sido desdeñada por la crítica al parecer porque la escenografía es pobre (despojada, diríamos nosotros, mejor), sin fijarse en la riquísima dirección de actores y en el enorme trabajo que han hecho juntos Christof Loy y Agneta Eichenholz, y que ha irradiado a los demás componentes de un reparto de altísimo nivel. Más admisibles nos parecen los reproches dirigidos a Eliahu Inbal, un directorazo como todos sabemos, pero que en esta ocasión no ha dado por completo la talla. Empezando por una mala relación con los cantantes, que se veían disminuidos en relación con la orquesta, que es lo que Inbal, poco dado a dar entradas a cantantes, dirigía de veras. Esta Lulu sin concesiones tal vez ha sido excesiva para nuestro público. No lo fue aquella, más acorde, de hace veintiún años, en la Zarzuela, dirigida escénicamente por José Carlos Plaza, musicalmente por Arturo Tamayo y con protagonismo de Patricia Wise. En cualquier caso, hemos tenido una Lulu de excepción. Ha sido una opción radical, tal vez demasiado para un medio como el nuestro: despojamiento hasta la médula en decorados, en gestos, hasta el distancia- Gerd Grochowski, Agneta Eichenholz y Jennifer Larmore en Lulu de Alban Berg en el Teatro Real miento más radical (no brechtiano, es otra cosa). Pero la intensidad va por debajo, sin aspavientos; una obra tan violenta, con numerosas muertes en escena, no necesita énfasis; no hace falta énfasis con esas pasiones sexuales, esos chantajistas, tratantes de blancas y asesinos de mujeres. A veces, Loy parecía ir contra las acotaciones, pero era para buscarles un sentido dentro de su propuesta, sin traición alguna: Schön no escribe la carta dictada, no hay film en la culminación de lo lírico-dramático, el Negro no mata a Alwa (éste se mata a sí mismo de la misma manera en que lo hizo el Pintor, Jack le perdona la vida a Geschwitz, etc.). Hemos tenido la suerte y la alegría de ver esta obra tan poco alegre, tan agria, tan trágica, tan desagradable, en dos ocasiones. Una, con la sueca Agneta Eichenholz; otra, con la danesa Susanne Elmark. Dos protagonistas completamente distintas, pero ambas cargadas de riqueza vocal e histriónica para ese personaje maravilloso, esa Lulu a la que podemos amar pero con la que jamás simpatizaremos, ni en la construcción distante y un tanto atormentada de Eichenholz, ni en la mujerniña que al principio propone Elmark como para motivar mejor la terrible caída del tercer acto, en que “la niña” ha desaparecido. Como es sabido, Lulu es un personaje que requiere una soprano con graves y con agilidades, lo que no es inaudito (la Reina de la Noche), pero que tiene algo de rareza. De dos maneras completamente distintas, Agneta Eichenholz y Susanne Elmark responden a esta Lulu, la construyen vocal y dramáticamente, y han dejado un recuerdo en este teatro sin duda para mucho tiempo. Del magnífico reparto hay que destacar la impresionante pareja padre-hijo: Grochowski y Groves, cercanos en edad pero que han caracterizado con maestría vocal y teatral sus personajes opuestos. Y, desde luego, la magní- fica, sensacional Jennifer Larmore en la Condesa Geschwitz. ¿Cómo no asombrarse ante Grundheber, al que hemos admirado en Wozzeck y otros papeles, que enfrenta un Schigolch que, por una vez, no es un cantante a punto de retirarse? El resto del reparto estaba muy a la altura de estos cinco monstruos, y sólo cabe lamentar que no podamos elogiar debidamente a todos. Han pasado treinta años desde aquel estreno en el Garnier, y nos preguntamos: ¿cómo ha sido posible prescindir durante cuatro décadas del tercer acto de Lulu? ¿Cómo pueden decir algunos (Von Einem, por ejemplo) que Lulu pertenece a lo inconcluso y que es un delito concluirlo por manos ajenas? No son ajenas esas manos. Son las de Berg. Cerha ha explicado ampliamente y a menudo lo que ha hecho. Y ahí está el resultado. Una de las maravillas del siglo XX. Santiago Martín Bermúdez 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:05 Página 27 AC T U A L I DA D MADRID Programado por el Teatro Real DEL MEJOR CRISOL BUFO Madrid. Teatros del Canal. 11-X-2009. Haydn, La vera costanza. Cantantes ganadores del 39 Concurso Internacional Toti Dal Monte de Treviso. Orquesta-Escuela de la Sinfónica de Madrid. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Elio De Capitani. Javier del Real L a música tan jugosa, tan bien organizada armónicamente, tan estupendamente trabajada en lo vocal, tan equilibrada en sus proporciones, de una pátina melódica tan esbelta, con un par de finali de espléndida factura, justifica la buena idea de que el Real la haya programado. Una estimulante rareza, que nos sitúa en el camino hacia la unión sinfónica de la ópera napolitana y el singspiel; una senda que acaba por seguir Haydn, con hallazgos que preceden en ocasiones a los de su amigo Mozart y que suponen una parcial ruptura con el aria da capo y un notable enriquecimiento de las estructuras. A este respecto, es destacable, dentro de una partitura muy rica, el número de Rosina conformado por la sucesión simétrica y ligada de recitativo acompañado, aria y recitativo acompañado. La ingeniosa puesta en Escena de La vera costanza de Haydn en los Teatros del Canal escena calibró excelentemente los elementos de corte bufo y supo dar un giro al libreto mediocre y tópico — de Puttini y Travaglia— desde una óptica actual con continuos guiños y una sana comicidad en la que no faltan elementos provenientes de la commedia dell’arte. Escenografía escueta y sugerente, como de cuento, de Carlo Sala, y figurines muy Cobos pareció estar en su salsa y aplicó unos tempi animados y una acentuación vigorosa que mantuvo la tensión rítmica de principio a fin y dio lugar a que los bisoños instrumentistas realizaran un buen trabajo, sólo ensombrecido por alguna que otra destemplanza y falta de conjunción. imaginativos de Ferdinando Bruni. Entre las voces, hemos de mencionar en primer lugar la pastosa y cálida de Federica Carnevale como Rosina, una mezzo lírica aún por pulir. El barítono Gianlucca Margheri fue un Villotto de bien estudiada bufonería y el tenor ligero Anicio Zorzi Giustiniani dio muestras de saber frasear con sentido y musicalidad. López Arturo Reverter Paul McCreesh dirige Theodora de Haendel MARTIROLOGIO Javier del Real Madrid. Teatro Real. 7-X-2009. Renata Pokupic, Anna Stéphany, Iestyn Davies, John Mark Ainsley, Simon Kirkbride. Gabrieli Consort and Players. Director: Paul McCreesh. Haendel, Theodora. S in el brillo de muchos de sus grandes oratorios, Haendel escribió la que probablemente fue parte de su música más sincera en su penúltima obra para el género, Theodora. La coexistencia de su arte con el más que dudoso del libretista, Thomas Morell, produjo algunas interesantes fricciones, cuando la música parece comunicar lo contrario de las palabras. Consciente de este problema, así como del registro expresivo estrecho por el que se mueve la mayor parte de la obra, McCreesh brindó una recreación refinada, transparente y totalmente adecuada en lo idiomático. Cierto que algo más de variedad de tono y un grado superior de dramatismo hubieran beneficiado a la lectura, pero el director se mantuvo fiel a su opción principal, lo que en cualquier caso es coherente con la sobriedad e interioridad de la partitura. Unos lige- ros desajustes y un pulso más bien caído, apreciable en los primeros números, fueron inmediatamente subsanados. El reparto estuvo a la altura de lo demandado por el compositor, con el punto más bajo en el Valens de Simon Kirkbride, vocalmente insuficiente y psicológicamente monolítico. Mucho más flexible en este aspecto el tenor John Mark Ainsley (Septimius), aunque sus agilidades sonasen apuradas. Toda una sorpresa en directo el contratenor Iestyn Davies, de voz pequeña de volumen pero cantante elegantísimo y musical. La sobrehumana Theodora estuvo muy bien defendida por Renata Pokupic, pero no se ocultó que parte de la mejor música del oratorio la escribió Haendel para la mucho más terrenal Irene, traducida con entrega por Anna Stéphany. Enrique Martínez Miura 27 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:05 Página 28 AC T U A L I DA D MADRID Reposición con mejoras vocales ROMANCE MARINERO Jesús Alcántara Madrid. Teatro de la Zarzuela. 16-X-2009. Sorozábal. La tabernera del puerto. Carmen González. Juan Jesús Rodríguez. José Bros. Iván García. Pilar Moral. Ismael Fritschi. Marta Moreno. Aurelio Puente. Abel García. Director musical: Miguel Roa. Director de escena: Luis Olmos. Escena de La tabernera del puerto de Sorozábal en el Teatro de la Zarzuela F 28 ue un hito en la carrera compositiva de Pablo Sorozábal la obra nuevamente traída por el Teatro de la Zarzuela para inaugurar la presente temporada lírica y cuya producción pudimos ya contemplar hará dos años largos. La tabernera del puerto llegó a manos del maestro vasco después de que los autores del libreto, Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw lo hubieran ofrecido a Jesús Guridi, el cual no pudo aceptarlo porque ya se había comprometido con otra obra, Mari Eli. Su estreno en vísperas de la contienda civil en Barcelona y cuatro años más tarde en el Teatro de la Zarzuela madrileño la convirtió muy pronto en la obra predilecta del público fiel al género. Este romance marinero tiene todos los ingredientes de una zarzuela grande. Se refleja el ambiente en el puerto, la tempestad en el mar y se ofrece una gama importante de tipos: Marola y Juan de Eguía, soprano y barítono; el tenor enamorado; el viejo marinero filósofo y bebedor; la pescadera borracha y pintoresca; su marido; el adolescente soñador de caminos. La reposición reciente se ha visto alterada con algún que otro retoque, que ha permitido dar a la obra mayor agilidad y ritmo al plantear sus tres actos sin descanso, aunque, eso sí, partitura y libreto se vieron recortados, supresión del terceto cómico del segundo acto y del interludio del tercer acto que separa el cuadro primero del segundo. Tanto el elenco vocal como el resto de intérpretes dieron vida a esta zarzuela en muchos momentos atractiva, a lo que contribuyó la dirección de Miguel Roa al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, que sin excesivos énfasis lograron la exposición de la obra con la suficiente nitidez y equilibrio. Sabedores en el Teatro de la Zarzuela de las prestaciones vocales e instrumentales que una obra como La tabernera del puerto requieren, han querido ofrecer un reparto a la altura de las circunstancias. Si en la anterior edición cundió cierta decepción cuando en su día de estreno no se patentizó la intervención de José Bros, previamente anunciado y esperado, en esta ocasión salió al escenario cumpliendo con el personaje de Leandro, bien timbrado de elegante fraseo, siempre brillante en sus intervenciones y sobre todo inspirando gran seguridad. Marola, la protagonista, recayó en una solvente intérprete como Carmen González, que ante la existencia de auténtico vir- tuosismo vocal en alguno de sus números anduvo justa aunque siempre resuelta. Excelente la presencia escénica de Juan Jesús Rodríguez como Juan de Eguía, de rotunda voz baritonal, y por supuesto no dejó de sorprender el Simpson del venezolano Iván García, bajo cantante y actor impecable, opaco de voz en su Despierta negro, que en su anterior intervención en este mismo Teatro ya lo mostró. Se sumaron al éxito la vis cómica de Marta Moreno (Antigua), Ismael Fritschi (Chinchorro) y Pilar Moral. Todo ello bajo la puesta escénica de Luis Olmos, esta vez con una dirección de actores menos esquemática, y una Cantabreda con ciertos tintes tenebrosos ya presentada en la temporada 2005-2006. Aplausos unánimes. Manuel García Franco 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:05 Página 29 AC T U A L I DA D MADRID XVI Ciclo de Lied HORROR Y NOSTALGIA ANNE SOFIE VON OTTER Mats Becker Madrid. Teatro de la Zarzuela. 5-X-2009. Anne Sofie von Otter, mezzo; Daniel Hope, violín; Bengt Forsberg, piano; Bebe Risenfors, clarinete, acordeón y contrabajo. Músicas de Terezín. Mitsuko Uchida MOZART: CONCIERTOS PARA PIANO K488 Y K491 con la Orquesta de Cleveland T erezín o Teresienstadt designa a una pequeña población centroeuropea que los nazis eligieron para uno de sus campos de exterminio, una suerte de apeadero antes de llegar a Auschwitz. Allí murieron miles de personas, entre ellas algunos músicos. El programa de la noche los agrupó (Ilse Weber, Pavel Haas, Erwin Schulhoff, Robert Dauber, Carlo Sigmund Taube, Viktor Ullmann) junto con Karel Berman, que logró sobrevivir, y alguna página relativa a aquella espantosa experiencia: un momento de jocunda opereta de Emmerich Kalmán con una letra añadida a propósito, una siciliana de Bach, que solía tocarse en aquel sitio infernal para insistir en que lo mejor de la humanidad seguía en pie. Y en pie siguió para los condenados, que mantuvieron su música como emblema de vida y que hoy lo es de nuestra propia condición humana. Porque humanos fueron sus verdugos, asesinos y torturadores, como usted y yo. Junto con un sentimiento de revivido horror, poniendo en escena las imágenes de Terezín, tuvimos también la nostalgia de la época, conforme se sucedían las obras y las breves intervenciones orales de los artistas. Los sonidos del teatro expresionista, el utillaje de vanguardia, el violín gitano de la intimidad nocturna, el desenfado picante de la canción cabaretera, acabaron persuadiéndonos de que esos muertos habían vencido a la muerte y participaban de nuestras vidas. Junto a ellos, la sensibilidad, la cultura, la concentración y el esmalte vocal de Von Otter junto a las habilidad y la chispa de sus compañeros. La propina, una canción de Adolf Straus, lo dice todo: Ich weiss verstehen. “Sé entender”. Blas Matamoro Mitsuko Uchida, considerada como una de las mejores intérpretes mozartianas de nuestro tiempo, retorna al repertorio del genio salzburgués digiriendo desde el piano dos de los conciertos más populares de Mozart. Una grabación en directo del concierto ofrecido con la Orquesta de Cleveland en septiembre de 2008. MOZART: Conciertos para piano K488 y K491 Mitsuko Uchida / Orquesta de Cleveland deccaclassics.com universalmusic.es 29 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:05 Página 30 AC T U A L I DA D MADRID Siglos de Oro CLEMENTINA VUELVE OTRA VEZ A LA VIDA Madrid. Teatro Español. 17-X-2009. Boccherini, Clementina. Anna Chierichetti, Juan Sancho, João Fernandes, Amaya Domínguez, María Rey-Joly, Cristina Faus, Vicente Díez, Jordi Boixaderas. Orquesta Barroca de Venecia. Director musical: Andrea Marcon. Director de escena: Mario Gas. Andrés de Gabriel C omo la última vez que subió a las tablas de un escenario madrileño, Clementina —la amable obra con libro de Ramón de la Cruz y música de Luigi Boccherini— ha renacido en el Teatro Español. Fue entonces en el curso del Festival de Otoño de 1985, pero con el texto adaptado por Enrique Llovet; la dirección escénica se debió a Simón Suárez y la musical a José Ramón Encinar. Esta Clementina ha reaparecido con todos los honores, en nueva edición musical de Miguel Ángel Marín (luego de la pionera de Gallego y Torres, Consorcio del Madrid 92), coproducida por Los Siglos de Oro de la Fundación Caja Madrid y el propio Teatro Español. Desde luego, se ha tratado de un acercamiento fidedigno a la idea de cómo pudo ser aquella zarzuela dieciochesca. Una puesta en escena sencilla, nada conceptualista, un vestuario de época, así como una ágil dirección de actores resultaron elementos más que suficientes para dar vida a la tan ingenua como inverosímil trama, inyectada de vida, eso sí, por la delicio- Escena de Clementina de Boccherini en el Teatro Español sa música de Boccherini, que hace lamentar que el de Lucca no emprendiera más trabajos líricos. Buen reparto en general, aunque la Doña Clementina de Anna Chierichetti estuvo mejor cantada que caracterizada, pues su parte quedó algo falta de chispa, y el Don Urbano de Juan Sancho —de atractivo timbre de tenor— salió como pudo de las agilidades de Hablándome al oído. Muy divertidos y bien cantados el Don Lázaro de João Fernandes, la Cristeta de Amaya Domínguez y la Doña Narcisa de María ReyJoly. Correcta la Doña Damiana de Cristina Faus. Estupendos los actores Vicente Díez (Marqués de la Ballesta) y Jordi Boixaderas (Don Clemente). Vibrante la intervención de la Orquesta Barroca de Venecia —de comienzo algo titubeante— bajo la atentísi- ma batuta de Andrea Marcon, un boccheriniano de pro. Por desgracia, la alegría de la función quedó truncada por la noticia de la muerte de Manuel Gas, expuesta emocionadamente al final de la representación por Jordi Boixaderas. Sirva como homenaje a su memoria esta magnífica iniciativa de Los Siglos de Oro. Enrique Martínez Miura Ciclo de la ORCAM INTIMISMO Madrid. Auditorio Nacional. 21-IX-2009. Danielle Halbwachs, soprano; Michaela Selinger, mezzo; Donald Litaker, tenor; Askar Abdrasackov, bajo. Coro y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: Juanjo Mena. Dvorák, Stabat Mater. M 30 uy buen comienzo el que nos ofrecieron los conjuntos de la Comunidad bajo la batuta de Mena, en cuya versión de tan importante obra de Dvorák se puso de manifiesto el cuidadoso ajuste de planos sonoros ya desde el crescendo inicial. Unidas a eso las exquisitas matizacio- nes dinámicas que logró el coro, con pianísimos de orfebrería vocal y plenitudes soberbias, unido a un fraseo primoroso del mismo, se consiguió una interpretación intimista cuando ha lugar, vibrante en lo pertinente y ajustada entre todos los participantes. En las partes de los solis- tas vocales, se contó con el privilegio de Danielle Halbwachs, de voz etérea, dorada, inconmensurable, que no se desgarra ni se altera cuando compite con la plenitud de la orquesta y el coro. Suficiente la mezzo y potente, aunque con timbre algo árido Donald Litaker, el conjunto no tuvo puntos débiles, pese al algo calante bajo. Se culminó un éxito rotundo con salidas múltiples, en las que no podía faltar el maestro Casas Bayer y un marcado entusiasmo de la audiencia por el Coro de la Comunidad, que él dirige. José A. García y García 246-Pliego 2:Actualidad 22/10/09 19:05 Página 31 AC T U A L I DA D MADRID Temporada de la OCNE PARA EMPEZAR, CONTUNDENCIA Madrid. Auditorio Nacional. 2-X-2009. OCNE. Director: Josep Pons. Mahler, Segunda. 10-X-2009. Javier Bonet, trompa. ONE. Director: Josep Pons. Obras de Weber, Brotons y Bruckner. 16-X-2009. Sergei Khachatrian, violín. ONE. Director: Gilbert Varga. Obras de Donostia, Bruch y Holst. >7O:D BW9h[WY_d G:Cw?68D7H JOSEP PONS trucción se debilitara y las progresiones no mantuvieran el deseado crecimiento, con episódicos confusionismos, lo que vino en detrimento de la coda final. Bonet, realizó una gran demostración técnica adaptándose a los distintos instrumentos que pide en su muy curioso, bien escrito y tradicional Concierto, Ab origine, Brotons: caracol de mar, trompa natural, trompa alpina y trompa moderna con pistones. Varga es director temperamental, de batuta flexible y enérgica y buena mano izquierda. Obtuvo una buena prestación de la Nacional en una brillante aproximación a la espectacular y a veces banal Los planetas de Holst, vistos con una óptica un tanto gruesa. Fraseo sensible y muy bello sonido, todavía pequeño, el del jovencísimo violinista armenio Khachatrian, en el sacarinoso Concierto nº 1 de Bruch. En routine las Acuarelas vascas del Padre Donostia. Arturo Reverter 6J[LX+X[PP[N_N E l primer concierto ha sido como un aperitivo de los fastos mahlerianos. Pons tardó algo en encontrar su sitio en la proteica Sinfonía de la Resurrección, cuyo Allegro maestoso, después de una más bien difusa entrada de los chelos, no alcanzó la contundencia y el equilibrio exigidos. El refinamiento y delicadeza cantabile del Andante elevaron el tono de la versión, que tuvo la necesaria oscuridad en Urlicht. El Finale, exento de salvajismo en sus puntos más turbulentos, estuvo bien organizado. Magnífica la entrada en pianísimo del Coro Nacional, no tan templado en el ascenso postrero, mal graduado. Correctas la soprano Isabel Monar y la mezzo Anna Larsson. Después de una plausible obertura de Der Freischütz, el comienzo de la Cuarta Sinfonía de Bruckner, con la trompa del estupendo Epelde emergiendo de las brumas, fue muy aceptable, aunque luego la cons- ?ja^V@aZ^iZg BVm^b^a^VcHX]b^ii ?d]VccZhLZ^hhZg G>6H@VbbZgX]dg ;gZ^Wjg\Zg7VgdX`dgX]ZhiZg '89=B8.%'%(.#)% .WNUX]X~XMN\^_RMJ1JbMWJWQNUJKJYJ\J[ JUJYX\]N[RMJMkUbJN[JNUVo\LvUNK[N LXVYX\R]X[N^[XYNXMN\^]RNVYXbNU N\][NWXMNUX[J]X[RXNW ""XK]^_X]JUvaR]X YXY^UJ[Z^N\N[NYR]RNWMX\XLJ\RXWN\ ,RWLXJ~X\MN\Y^v\MN\^JLUJVJMJ_N[\RW MNAVh:hiVX^dcZh;NWv3JLXK\NURPN 5J,[NJLRWYJ[JQJLN[\^VJbX[LXW][RK^LRW JUJ\LNUNK[JLRXWN\MNUKRLNW]NWJ[RX MNUJV^N[]NMN1JbMW ^Whced_WckdZ_$Yec < D ; M M ; 8 I ? J ; 31 246-Pliego 2 23/10/09 12:20 Página 32 AC T U A L I DA D MADRID Juventudes Musicales SUGESTIVO DOHNÁNYI E l concierto tuvo un pórtico adecuado, la obertura La gruta de Fingal, trazada casi con tiralíneas por Dohnányi y la centuria de la que es director honorario. Transparente, bien estructurada (salvo alguna incidental pesantez) y, ¡bueno!, muy en tradición, con su airoso paisajismo o ese segundo tema, expuesto de forma tan donosa (como detalle entre otros: la integración del bello solo de clarinete en el tejido instrumental). La Tercera de Brahms, son palabras mayores, y por eso un solo calificativo nunca la abarcará del todo. Aún entenderíamos el calificativo de hercúlea, referido a la Primera, el de lírica o clásica, para la Segunda y Cuarta, ¿pero cómo denominar a la escrita en si bemol mayor? A su modo, relata también paisajes brumosos, norteños, pero sobre todo Stefan Malzkorn Madrid. Auditorio Nacional. 20-X-2009. Yefim Bronfman, piano. Philharmonia Orchestra. Director: Christoph von Dohnányi. Obras de Mendelssohn y Brahms. CHRISTOPH VON DOHNÁNYI responde a la definición de un paisaje interior brahmsiano, no muy desapacible en este caso. Una nota distintiva puede ser que tiene dos tiempos seguidos —II y III— de gran intimidad, y en sus meandros deben rastrearse las principales virtudes de la muy solvente —si bien lejos de su mejor momento— Philharmonia y del maestro berlinés. En el lento, con la eficaz rotación de antebrazos por parte del director, se vio a alguien muy atento a las pausas, al claroscuro, al sedoso bordado orquestal, a todo el entramado arquitectónico. Mucho de ese lirismo sobrevivió hasta el famoso Scherzo, dicho con solvencia, elegancia, jugosos matices. Aun así, hubiera preferido oír al amigo Dohnányi en un repertorio más tormentoso y sensual: en Strauss. Frente al tremebundo Concierto nº 2, Yefim Bronfman demostró que su pianismo —con buenos medios aunque siempre algo brutote— ha prosperado. Ya no parece que quiera comerse el mundo. Lentamente, como un glaciar, el hombre evoluciona, y él tiene hasta algún detalle intimista donde antes ya había sonoridades de grueso calibre, sí, pero un tanto apelmazadas. Era mejor Fleischer, su maestro, pero éste logró transmitirle algo de su brillo. J.Martín de Sagarmínaga Liceo de Cámara VIOLAS DE AYER Y HOY S 32 i el consort de violas da gamba —a solas o junto a la voz cantada— es una plantilla que pueda estimular música contemporánea importante es una pregunta que debe continuar en el aire, tras escuchar Birds on Fire de Orlando Gough (n. 1953) y Three Sonnets and two Fantasias de Alexander Goehr (n. 1932), que se revelaron como piezas de muy limitado interés, salvo tal vez la animada segunda parte de la primera obra citada. Fue obvio que donde mejor se desenvolvió Fretwork fue en las fantasías de Gibbons, Byrd y Purcell, si bien la realización de la Fantasía sobre una sola nota de este último distó de ser inmaculada. De Chris Dawes Madrid. Auditorio Nacional. 21-X-2009. Clare Wilkinson, mezzo. Fretwork. Obras de Gough, Gibbons, Wolf, Warlock, Bach, Britten, Byrd, Goehr, Purcell y Beethoven. FRETWORK las dos páginas bachianas, muy plana la versión del Ricercar a seis de la Ofrenda musical y mucho mejor Aus tiefer not. Bordeando lo absurdo las interpretaciones de un lied de Wolf (Auf ein altes Bild) y una canción de Warlock (Sleep) con acompañamiento de violas da gamba. La mezzo Clare Wilkinson, de medios y expresividad limitados —muy pobre, por ejemplo, su Music for a while de Purcell—, tuvo su mejor momento en la mágica exposición de The trees they grow de Britten. Quizá deba tomarse como una licencia poética, o tal vez como un chiste, a juzgar por lo caricaturesco del resultado, la interpretación de la Cavatina del Cuarteto op. 130 de Beethoven por cuatro violas da gamba, pretexto, por surrealista que pueda parecer, para incluir este concierto en el ciclo principal del XVIII Liceo de Cámara, Beethoven: libertad y progreso. Conciertos habrá en la serie, es más que seguro, para hacer justicia al de Bonn. Enrique Martínez Miura 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:09 Página 33 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo Konekt@rte MUCHAS NUECES Y POCO RUIDO Madrid. Centro Cultural Galileo. 24-IX-2009. Neopercusión. Amores, Grup de Percussió. Director de escena: Manuel Canseco. Obras de Zappa y Stockhausen. H ay programas y programas. Y éste, sin duda, pertenece a la segunda categoría. Resulta difícil tomar por asalto los ojos y oídos del público en el plazo de dos horas y convencerle de que en la juntura de unas obras disímiles en tensión, modo y carácter, hay unidad de concepto. Pero más difícil aún es conseguir que la audiencia pueda sentirlo como una certeza en la boca del estómago. Sobre el papel, la idea de coser música de Frank Zappa y Karlheinz Stockhausen a un mismo programa no debería sorprendernos: aparte de la conexión que se establece en los 60 entre la figura del germano y la pop culture, hablamos de dos renacentistas contemporáneos que no entendieron de cantones o demarcaciones y en cuyas músicas se emulsionan lo pagano y lo divino, lo cultural y lo cultual, lo efímero y lo trascendente. El lance para los singulares maestros de ceremonias (un sexteto de percusión formado por dos tríos) consistió en trasladarnos esa ética telemusical y universalista sirviéndose de una impecable presentación bifronte. El concierto arrancaría con la vibrante Música de Zappa, una emocionante jam session en clave de smooth jazz que merecería las laudas de un público más que satisfecho. Nuestros gentlemen hicieron los honores a las marimbas, vibráfonos y batería como auténticos crooners de la baqueta, cargando la atmósfera con ritmos rockeros y mutantes, prestándose las melodías con garbo, cruzándose soliloquios o tríos per- fectamente sinérgicos o departiendo en conversaciones llenas de swing que hicieron bailar al personal en el asiento. Pero el plato fuerte de la velada sería el estreno nacional de la Música en el vientre (1975) de Stockhausen, una “melofábula” escénica para seis percusionistas-performantes que el compositor soñara en esa época y cuya escenificación no evidencia el importe compositivo. Esta veladura, este carácter de mitología jungiana hace grande una pieza en la que caben el número, las estrellas y la magia: los actores-performantes, dispuestos en torno al hombre-pájaro Mirón, percuten sus instrumentos generando una fascinante textura vítrea; tras una liturgia polirrítmica para varas extraerán de su vientre tres de las doce cajas del Tierkreis (1975), cuyas melodías zodiacales informan las particellas. El círculo del sueño se cierra con una revelación musical y filosófica que, pese a ello, no agota la pantomima. Conscientes de la importancia del estreno, los efectivos de Neopercusión y Amores, perfectamente inquisitivos y documentados, nos brindaron una representación memorable que, a buen seguro, poco tuvo que envidiar a la que Les Percussions de Strasbourg parieron hace casi cuarenta años. Lástima que, a excepción de la centena larga que repletaba las butacas del auditorio, el resto de la humanidad se perdiera tan soberbio espectáculo. Ánimo y a por el segundo Konekt@rte. David Rodríguez Cerdán Jonas Kaufmann SCHUBERT: La bella molinera Helmut Deutsch El versátil tenor alemán Jonas Kaufmann interpreta con maestría uno de los ciclos de Lied más interesantes del Romanticismo. Kaufmann demuestra aquí su buen hacer y su capacidad para el fraseo así como una gran paleta de matices. Junto a Helmut Deutsch nos ofrece una interpretación llena de magia y frescura. SCHUBERT: La bella molinera Jonas Kaufmann / Helmut Deutsch deccaclassics.com universalmusic.es 33 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:09 Página 34 AC T U A L I DA D MÁLAGA Homenaje a Chapí INICIO DE UNA TEMPORADA DE TRANSICIÓN MÁLAGA Teatro Cervantes. 11-IX-2009. Milagros Martín, soprano. Coro de la Ópera de Málaga. Filarmónica de Málaga. Director: Lorenzo Ramos. Obras de Chapí. 19-IX-2009. Ian Fountain, piano. OFM. Director: José Luis Temes. Obras de Fernández Blanco, Chopin y Manrique de Lara. Una vez terminada la etapa de Aldo Ceccato, la Orquesta Filarmónica de Málaga ha invitado a quince directores españoles a lo largo de la temporada 2009-2010, por lo que puede considerarse de transición antes de determinar quién ha de ser su titular en el futuro. Para el concierto inaugural la orquesta ha querido homenajear al compositor alicantino Ruperto Chapí en el centenario de su muerte, interpretando una selección de fragmentos y pasajes de sus zarzuelas. El programa tenía el aliciente de contar con una interesante obra orquestal como es el poema sinfónico Los gnomos de la Alhambra, en la que la orquesta reflejó el atractivo color instrumental del que hizo gala el autor en su etapa de madurez, después de unas lecturas correctas de la obertura de Roger de Flor y el animado Scherzo del Combate de Don Quijote con las ovejas. La segunda parte, más conocida y atractiva para el público, contó con la participación del Coro de Ópera de Málaga, siendo acertadamente dirigido por el maestro Ramos, gran conocedor de las voces. Los preludios de La Revoltosa y El tambor de Granaderos, y distintos pasajes de La hijas del Zebedeo, La Patria Chica, El puñao de rosas y El Rey que rabió sirvieron para el lucimiento de Milagros Martín, bastante cómoda en este repertorio, y el consiguiente contento del auditorio. De verdaderamente relevante cabe calificarse el segundo programa por la inclusión de la Obertura dramática del compositor leonés Evaristo Fernández Blanco y La Orestíada de Manuel Manrique de Lara. El maestro José Luis Temes, en su constante inquietud por recuperar patrimonio musical español, ha desarrollado un trabajo impecable en el montaje de estas dos obras, contando con la inestimable colaboración de la Filarmónica que ha realizado una labor de la mejor consideración artística, como ha quedado reflejado en la grabación para el sello Verso de la obra sinfónica del músico de Cartagena. Su carácter wagneriano se manifestó con elocuencia y determinación, dejando siempre la impresión del trabajo bien hecho. Otro tanto puede considerarse la obra de Fernández Blanco en la que Temes realzó el sentido trágico de la composición haciendo una lectura precisa en lo técnico y de sobrecogedora intensidad emocional en lo estético. El Concierto nº 1 para piano y orquesta de Chopin con el británico Ian Fountain de solista, algo frío desde su irreprochable mecánica, puso el contraste romántico a una trascendente velada que permitió el descubrimiento de dos obras de música española de la mejor factura. José Antonio Cantón Ciclo Efemérides de la Fundación Unicaja EMOCIONADO HOMENAJE A HAYDN E 34 scuchar esta música de carácter fúnebre recién producida la noticia de la muerte de nuestra inolvidable Alicia de Larrocha significó una experiencia para los que reconocemos en esta genial pianista uno de los hitos de la interpretación en la historia de la música española. Por tal motivo, cabe pensarse que Eduardo López Banzo intensificó su dramatismo haciendo una de las mejores versiones posibles de esta obra de Haydn que nunca llegaría a la popularidad de La Creación o Las estaciones. Desde la pieza que introduce la obra transmitió una contenida severidad que mantuvo a lo largo de toda su actuación, siempre impregnada del curioso y sutil sentido sincopado que el autor quiso dar a cada uno AL AYRE ESPAÑOL Málaga. Sala María Cristina. 26-IX-2009. Al Ayre Español. Director: Eduardo López Banzo. Haydn, Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz. de los siete episodios de la composición. Con detalle afrontó el aire Largo de la primera sonata, cuidando con esmero sus gradaciones dinámicas. En la segunda realzó el papel de las trompas, muy bien conjuntadas en su timbre, dejando la sensación de gran serenidad lírica en el dramatismo que desprende su tonalidad menor. Los acentos sforzati de la siguiente sonata quedaron fielmente reflejados, destacando así López Banzo una de la tonalidades favoritas del compositor, mi mayor. En un alarde de particular música descriptiva, intensificó la expresión de desesperada soledad con las cuatro trompas en la cuarta sonata (“¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me ha abandonado?”). En cuanto a la quinta, siguió con un cuidado sentido programático reflejando la desesperación producida por la sed y el agotamiento previo a la agonía. La crudeza con que expuso este Adagio lo convirtió en uno de los momentos más sublimes de toda la interpretación junto al siguiente pasaje (“Consummatum est”), manifestando la grandeza creativa que encierra esta música. López Banzo supo contrastar la resignación y entrega que refleja la última sonata con el fuerte y trepidante Presto final en un alarde de potencia dinámica en la que quedó patente el enorme virtuosismo de Al Ayre Español que puede considerarse como la más sobresaliente formación de su clase en España. Un excelente inicio del ciclo Efemérides de la Fundación Unicaja, dentro de la cuidada programación que tendrá lugar en la extraordinaria, por su acústica, Sala María Cristina a lo largo de la temporada. José Antonio Cantón 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 35 AC T U A L I DA D MURCIA Grandes Conciertos ARTE PIANÍSTICO Y PULSO ENÉRGICO Dos magníficos intérpretes junto a una orquesta de gran prestigio han inaugurado el ciclo Grandes Conciertos de la temporada 2009-2010 del auditorio con un gran éxito. Anderszewski se presentaba en Murcia con la vitola de tener una de las mejores carreras que hoy se pueden ofrecer en el mundo del piano. Tal expectativa quedó suficientemente demostrada en su irreprochable versión del Concierto para piano y orquesta nº 1 en do mayor, op. 15 de Beethoven, en la que impuso su personalidad musical con la normal destreza y eficacia de todo un pianista de elite. La claridad de su fraseo, la belleza de su sonido, su calidad concertante y su sentido del tempo, que planeó siempre sobre el pódium, determinaron que su figura se erigiera como el verdadero protagonista de la primera parte de la velada, ofreciendo una lección magistral en cada uno de los movimientos de la obra, especialmente en el rondó final donde transmitió las mejores esencias del atractivo entusiasmo que en esta página quiso manifestar el autor. La Novena Sinfonía de Gustav Mahler fue la trascendente carta de presentación de uno de los músicos que está llamado a ser, junto a personajes como Gustavo Dudamel, Vasili Petrenko o Vladimir Jurowski, una de las grandes figuras de la dirección de orquesta en los próximos años; Yannick NézetSéguin, actual titular de la Filarmónica de Rotterdam. Este joven maestro canadiense (1975), demostró gran audacia en el planteamiento de esta magna obra. Mantuvo una gran concentración en el primer movimiento, YANNICK NÉZET-SÉGUIN Marco Borggreve MURCIA Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas. 9-X-2009. Piotr Anderszewski, piano. Filarmónica de Rotterdam. Director: Yannick Nézet-Séguin. Obras de Beethoven y Mahler. haciendo énfasis en su carácter programático, destacó los contrastes de ánimo que el autor quiso dejar en el segundo con elocuente fluidez expresiva, así como toda la ironía y el sarcasmo del tercero, donde llevó a la orquesta, con una intensidad volcánica en su gesto, a un verdadero clímax de perfección técnica —se nota la herencia recibida de Valeri Gergiev— para lograr un Adagio final de los que quedan en la memoria por la transparencia de sonido, la enorme energía contenida en su pulso y la traducción conceptual del mensaje de Mahler que reflejó, en esta conmovedora página, una mirada al pasado, dando la sensación de inmensa lejanía, ante el sentimiento de desazón que le producía sentir cercana la muerte. Los próximos debuts de Nézet-Séguin en el Metropolitan de Nueva York (Carmen) y con la Filarmónica de Viena serán importantes avales para refrendar el estrellato internacional que se merece. José Antonio Cantón 35 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 36 AC T U A L I DA D OVIEDO Discreto comienzo de temporada en Oviedo LEJOS DEL MITO carlospictures Teatro Campoamor. 13-IX-2009. Strauss, Ariadne auf Naxos. Philippe Arlaud, Vesselin Stoykov, Katharine Goeldner, Richard Margison, José Tablada, Francisco Vas, Marcos García, José Manuel Díaz, Gillian Keith, Emily Magee, Marc Canturri, Juan Noval-Moro, Marc Pujol, Juan Antonio Sanabria, Susana Cordón, Mireia Pintó, Olatz Saitua. Oviedo Filarmonía. Director musical: Sachio Fujioka. Director de escena: Philippe Arlaud. OVIEDO Escena de Ariadne auf Naxos de Richard Strauss en el Teatro Campoamor de Oviedo 36 La LXII Temporada de Ópera de Oviedo dio comienzo con un título inédito hasta la fecha, Ariadna auf Naxos de Strauss, y un montaje coproducido por la Ópera de Oviedo, el Carlo Felice de Génova y la Ópera Nacional de Grecia. La dirección de escena fue de Philippe Arlaud, responsable también de la iluminación, escenografía, vestuario e incluso de interpretar al Mayordomo. Con tanta responsabilidad, raro sería que su trabajo no marcase, para bien o para mal, la impresión general de una producción que al final no logró encontrar del todo el buen camino. La parte positiva vino por la escenografía y parte del vestuario. Arlaud organizó la escena a través de dos grandes estructuras, a medio camino entre un palacio, un laberinto y un puzle que nunca terminaba de encajar, al hilo de una historia en la que se encuentran, sin llegar a entenderse, lo culto y lo superficial, lo mítico y lo real, lo dramático y lo cómico. Y como la escenografía venía a cuento y resultó eficaz, no sentó mal en el contexto atemporal y ligeramente surrealista en el que se instaló la acción. Con esta ópera, Strauss y Hofmannsthal concluyen que hay tanta verdad en el mito como mentira en la realidad, y denuncian las incoherencias y caprichos de los mecenas, de manera irónica, cómica y también dramática. Pero en la versión de Arlaud, el drama y la comedia no logran coexistir, sino que lo bufo lo contagia todo, hasta convertirse en una propuesta demasiado superficial y, en muchos puntos, carente de coherencia. Introdujo gestos lascivos sin necesidad —en una historia que en absoluto los necesita ni va de eso— quizás para hacer reír, cuando tampoco es una ópera ideada para resultar graciosa, y convirtió la acción en una sucesión de escenas nervio- sas y confusas. Al final del Prólogo mata al Compositor de un infarto para, acto seguido, aparecer en escena nada menos que un bombero. Además, convierte la sutil gracia de Zerbinetta y su coquetería en algo mucho más carnal, al mostrarla en escena tocando la manguera de los bomberos, literalmente, exagerando otra vez su condición. Katharine Goeldner estuvo realmente espléndida en el papel del Compositor, con una preciosa y juvenil línea de canto, interpretada con sumo gusto. Fue la más aplaudida por el público junto a Gillian Keith, en una velada acogida con bastante frialdad. Keith fue una gran Zerbinetta en un papel dificilísimo. En escena estuvo perfecta, por su acusada comicidad y dotes interpretativas. Con un registro agudo soberbio, salió al paso de cualquier problema con naturalidad. El dúo de protagonistas formado por Richard Margi- son y Emily Magee no logró estar a la altura lírica de sus papeles, siendo como son, dos notables intérpretes. Menos conseguido estuvo el Profesor de música de Vesselin Stoykov, y las ninfas de Susana Cordón, Mireia Pintó y Olatz Saitua, en las que se echó en falta un mayor empaste y delicadeza interpretativa. Marc Canturri estuvo muy acertado en el papel de Harlekin, al igual que sus compañeros de escena: Juan Noval-Moro, Marc Pujol y Juan Antonio Sanabria. Francisco Vas fue un Maestro de danza soberbio. Sachio Fujioka, al frente de la Oviedo Filarmonía, ofreció una lectura musical correcta. La versión dejó ver la intención de director y orquesta, pero no fue suficiente para dar vida del todo a la complejidad del recitativo de la obra, ni a la atmósfera wagneriana del segundo acto. Aurelio M. Seco 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 37 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 38 AC T U A L I DA D OVIEDO Sigue la mala racha en Oviedo TOSCA DESENTONA carlospictures Oviedo. Teatro Campoamor. 8, 16-X-2009. Puccini, Tosca. Hasmik Papian/Sandra López, Roberto Aronica/José Ferrero, Juan Pons/Michael Chioldi, Miguel Ángel Zapater, Mikeldi Atxalandabaso, Luis Cansino, José Manuel Díaz, Joan Setastiá Colomer, María Fidalgo. Oviedo Filarmonía. Director musical: Friedrich Haider. Director de escena: Jonathan Cocker. Hasmik Papian y Roberto Aronica en Tosca de Puccini en el Teatro Campoamor E 38 l segundo título de la LXII Temporada de Ópera de Oviedo decepcionó por varios motivos. Por un lado, el mal estado de salud de Roberto Aronica que, tras la primera función, tuvo que ser sustituido, en primera instancia por José Ferrero, que formaba parte del segundo reparto, y después por Alejandro Roy, tenor asturiano que venía de bisar el Adiós a la vida en la Arena de Verona. El primer error vino de parte de Aronica, que tenía que haber cancelado, en lugar de cantar “por respeto al público”. Su actuación generó mucha tensión, porque era evidente su mal estado de salud, que volvía cada momento lírico un suplicio para los asistentes, ante la posibilidad de que se rompiera, como se rompió, su delicada línea de canto. Tampoco lo hizo bien la institución, que tenía que haber tomado la decisión por el artista por verdadero respeto a un público que, en muchos casos, paga más de cien euros por entrada. Ya van dos, pero en realidad fueron tres los tristes errores. El tercero vino de la mano de Hasmik Papian, una soprano de interesante trayectoria que, sin embargo, no se tenía que haber contratado para la función dado su actual y discreto estado lírico. Papian encontró algún momento dulce —Vissi d’arte— a lo largo de la representación pero, en general, su canto fue calante, insuflado a golpe de diafragma, luego gritado en el agudo, y carente de la belleza canora que se desprende del personaje de Floria Tosca. Con los dos principales protagonistas en tan malas condiciones, Juan Pons, que tampoco llegó a conquistar por el oído, se convirtió en el mayor aliciente lírico de la velada, interpretando a un Scarpia realmente soberbio en escena. El resto del reparto estuvo correcto, Miguel Ángel Zapater como Angelotti, Mikeldi Atxalandabaso como Spolet- ta, Luis Cansino como Sacristán y José Manuel Díaz como Sciarrone. La dirección musical de Friedrich Haider tampoco estuvo bien. Demasiado cuadrada, a veces descuidada incluso, no se encontró con el estilo de Puccini más que en puntuales momentos de gran densidad orquestal. La propuesta escénica de Jonathan Cocker —sobre una idea de Anthony Besch— acompañó con gusto la obra, sin llegar a entusiasmar. Reflejó los lugares y situaciones con relativa comodidad para la historia, aunque el innecesario cambio de siglo dejase ver alguna que otra incoherencia respecto al libreto y, además, algún momento escénico bastante ingenuo. El segundo reparto dejó un buen sabor de boca. Fue realmente impresionante el trabajo escénico de Michael Chioldi como Scarpia. Chioldi aglutinó todas las miradas en escena, por su franqueza y brillantez interpretativa, aunque cantando también gustó. Fue agradable admirar el trabajo de este interesante artista al que sólo falta que le ayude un mayor volumen lírico. En todo lo demás, hablamos de un intérprete de primera división. Sandra López fue una jovencísima e intensa Tosca, a la que todavía le falta mucho camino por recorrer para cantar el papel en condiciones holgadas. De momento, relució su timbre, y aunque su interpretación adoleció de la ternura y delicadeza lírica precisa, estuvo repleta de pasión, seguridad técnica y un acusado sentido del saber cantar que gustó muchísimo. José Ferrero demostró ser un tenor de calidad, al que quizás le falta mordiente en escena y, también, algo de carácter interpretativo. Su consistente seguridad técnica y precioso timbre, a buen seguro darán que hablar. Aurelio M. Seco 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 39 AC T U A L I DA D PAMPLONA / SANTIAGO Final del X Concurso Internacional de violín Pablo Sarasate TAIWÁN Y A LO GRANDE PAMPLONA Teatro Gayarre. 19-IX-2009. Sinfónica de Navarra. Director: Kevin Griffiths. Un gran pensador hebreo ha escrito que sólo hay tres actividades en las que se alcanzaron hazañas antes de la pubertad: la música, las matemáticas y el ajedrez. La afirmación se adapta con justeza a la reñida X edición del Concurso Sarasate, y sobre todo a su ganador el taiwanés Yu-Chien Tseng, de 15 años. Es un músico muy centrado y seguro, pese a que iniciara la prueba tocando a Sarasate de modo un tanto desleído. Se creció con la obra grande, el Concierto para violín de Sibelius, abordado con sobriedad y madurez pasmosas. Nada carecía de fundamento musical, y la paradoja es que fue el único finalista con lagunas en su fortaleza física, reflejadas alguna vez en el sonido. ¿Por qué ganó entonces? ¡Amigo! Quizá porque tenía mejor espíritu que letra y sabía las bocacalles recónditas por donde van los intérpretes. El segundo premio fue para el franco-albanés Kristi Gjezi, violinista bastante cuajado, con un juego muy suelto de muñeca y antebrazo y frecuentes detalles de calidad. Midió fuerzas con el Concierto de Brahms, expuesto con firmeza y un sonido a ratos aterciopelado, casi irresistible, pero también con instantes de traducción un tanto mecanicista. Faltó quizá la sumisión de tantos buenos detalles a un orden musical más elevado; es decir, que tocó muy bien el violín, pero sin estirarse casi nunca para tocar la luna. El ruso Mikhail Pochekin, tercer premio del jurado que presidía Spivakov, y Premio del público, era tal vez el más excéntrico de todos, con sus sinuosos contoneos en el escenario y el más bohemio también en la Fantasía de Carmen. Con él retornó el concierto de Sibelius, atacado con mano segura y limpia, bien articulado. En el Adagio di molto Yu-Chien Tseng, ganador. exhibió un vibrato dulce pero sin exagerar. Sólo lo hizo en algún otro momento, extremando el staccato en ciertas frases picudas, cuya punta excedió. Meritoria la contribución orquestal, con un avezado y atento Griffiths. J. Martín de Sagarmínaga X Ciclo de Lied EL CÍRCULO MÁGICO DEL LIED SANTIAGO Santiago de Compostela. Teatro Principal. 11-IX-2009. Florian Boesch, barítono. Obras de Schubert y Schumann. 29-IX-2009. Werner Güra, tenor. Obras de Schumann y Wolf. 15-X-2009. Joan Rodgers, soprano. Obras de Dargomizhski, Shostakovich, Glinka, Musorgski, Britten, Gounod, Poulenc, Fauré y Rosenthal. Roger Vignoles, piano. La esperanza de vida al nacer que en el año 2000 tenía el Ciclo de Lied podría ser de dos o tres años, dado el escaso arraigo que el género tiene por los lares patrios. Pero el buen hacer de José Víctor Carou, también demostrado en el Festival de Lugo y en el Via Stellæ, la sabia y entusiasta labor de Roger Vignoles y el apoyo económico de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Santiago han sido suficientes para conseguir un público fiel que ha permitido alcanzar al Ciclo los diez años de vida. En esta décima edición se había programado un recorrido por algunos de los grandes maestros del género, Schubert, Schumann, Wolf y Strauss, incidiendo en el Liederkreis, el tan schumanniano círculo de canciones, que hizo bien el programa en calificar de mágicos. La cancelación por Bernarda Fink de su actuación, sustituida a última hora por Joan Rodgers, hizo cambiar el planteamiento general, cosa poco relevante, pues la soprano inglesa volvió a lucir sus singulares cualidades. El barítono Florian Boesch, a quien tuvimos también ocasión de escuchar en el Via Stellæ del pasado año su interpretación del Winterreise junto a Vignoles, ofreció un interesante programa integrado por poemas de Heine musicados por Schumann (Liederkreis op. 24 y varios lieder sueltos) y Schubert (los seis que forman parte del Schwanengesang). Su voz redonda y homogénea, rotunda en los graves y valiente en los agudos y su emisión poderosa van acompañadas por una expansiva teatralidad que, si bien puede ser muy adecuada para un lied como Die beiden Grenadiere, le quita todo el estremecedor miste- rio a Der Doppelgänger. En resumen, muy bien en Schumann y una cierta falta de madurez en Schubert. El tenor Werner Güra cantó Dichterliebe de Schumann y doce de los MörikeLieder de Hugo Wolf. Su amplia experiencia en la interpretación de obras del barroco bajo directores como Harnoncourt o Jacobs dan a su expresión vocal una peculiar transparencia, aunque adolezca de la suficiente flexibilidad para el matiz que en alguna ocasión puntual puede exigir la canción romántica. Correcto en el ciclo de Schumann, donde es muy difícil conseguir que no se superpongan en la memoria del oyente los recuerdos de otras muchas interpretaciones tanto de grandes tenores como de barítonos, fue en Wolf donde obtuvo una mayor singularidad, consiguiendo una más completa comunión con Vignoles, imprescindible en un género que es cosa de dos, no sólo del cantante, y que particularmente lo es en Wolf. Joan Rodgers ofreció un programa que parecía deshilvanado, pero era de una gran coherencia, particularmente en su primera parte, formada íntegramente por canciones rusas con poemas de Pushkin, incluidas las seis que integran El eco del poeta, op. 76 de Britten. Licenciada en filología rusa, canta en este idioma con una asombrosa facilidad, con su bella y homogénea voz. La segunda parte, dedicada a la canción francesa, tuvo un poco de todo, desde el tardorromanticismo de Gounod al fino humorismo de Poulenc, finalizando con dos de Les chansons de Monsieur Bleu de Manuel Rosenthal, que garantizan la sonrisa de los asistentes para salir contentos. José Luis Fernández 39 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 40 AC T U A L I DA D SEVILLA Un estreno español de Strauss OTRO BARBERO EN SEVILLA Guillermo Mendo Teatro de la Maestranza. 5-X-2009. Strauss, La mujer silenciosa. Franz Hawlata, Barbara Bornemann, Klaus Kuttler, Bernhard Berchtold, Julia Bauer, Elena de la Merced, Karolina Gumos, Alfredo García, Felipe Bou, Pavel Kudinov. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director musical: Pedro Halffter. Director de escena: Marco Arturo Marelli. SEVILLA Escena de La mujer silenciosa de Richard Strauss en el Teatro de la Maestranza de Sevilla 40 No fue el popularísimo Fígaro el que subió en esta ocasión al escenario sevillano, sino Schneidebart, su primo austriaco, tras recrearlo y rebautizarlo la brillante pluma de Stefan Zweig, a partir del Cutbeard de Ben Jonson en los primeros años del siglo XVII. El parentesco no está sólo en el oficio, sino que éste conforma su carácter y condiciona su comportamiento: “un maestro de alcahuetes”, según las palabras de la anciana Ama que pretende comprar sus servicios para casarse con sir Morosus, el viejo y rico ex marino obsesionado por los ruidos. Pero el astuto barbero, siguiendo a sus predecesores, no podía ponerse del lado de los viejos sino de los jóvenes, de la recién casada pareja HenryAminta, víctima de la ambi- ción y el egoísmo del mundo caduco. Para ello desplegó todo su ingenio y se convirtió una vez más en el factótum que, tras sus embrollos y peripecias, conduciría la acción hacia un desenlace feliz. El viejo Richard Strauss, huérfano por entonces de su libretista preferido, Hofmannsthal, con el que tantos éxitos había cosechado, se sintió extraordinariamente atraído por el borrador que le había enviado el escritor judío, y le instó a que acabase el libreto cuanto antes. La compenetración entre ambos presagiaba nuevos éxitos, pero la obcecada ideología nazi dio al traste con esas esperanzas, y a pesar de que la ópera se estrenó en junio de 1935, a la tercera función fue prohibida. Comienza aquí la extraña trayectoria de esta espléndida comedia musical, que aunque representada en otras fechas y países de Europa, aún no se había estrenado en España. Un indudable acierto del Teatro que suma así un tanto más al marcador de sus interesantes recuperaciones. Texto y música son de un refinamiento excepcional. La orquestación es de una maestría indiscutible, tendente más de lo habitual a una escritura camerística, aunque en los pocos tutti donde irrumpe la plantilla, cercana al centenar de instrumentos, los efectos son de una expresividad sobrecogedora. Muy bien administró Pedro Halffter los contrastes y matices, poniendo la orquesta al servicio de la muy exigente prestación vocal, que en conjunto cumplió, pero que no fue lo más sobresaliente en el reestreno español. La falta de peso en los graves de Hawlata restó, por ejemplo, emoción en el delicadísimo final del Acto II. Mejor estuvo la soprano Julia Bauer, cuya ligereza y claridad daban credibilidad a su doble papel de Aminta-Timidia, bien secundada por el Henry de Berchtol y el Barbero de Kuttler. En cuanto a la escenografía, un cilindro hueco a manera de un simbólico faro del aislamiento, resultó agobiante y pobretón, muy al margen de las posibilidades del remodelado escenario. Los personajes, sin embargo, se movieron con soltura, y la farsa representada dentro de la comedia estuvo conseguida. Un valioso rescate para un buen comienzo de temporada. Jacobo Cortines 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 41 AC T U A L I DA D VALLADOLID Chung, Pires, Bringuier BUENOS COMIENZOS JIAN WANG G. Glücklich Auditorio. 25-XI-2009. Orquesta de la Scala de Milán. Director: Myun Wung Chung. Obras de Rossini, Verdi y Musorgski. 11-X2009. Maria João Pires, piano; Pavel Gomziakov, violonchelo. Obras de Beethoven. 15-X-2009. Jian Wang, violonchelo. Sinfónica de Castilla y León. Director: Lionel Bringuier. Obras de Ravel, Shostakovich y Musorgski. Maurizio Pollini EL CLAVE BIEN TEMPERADO I VALLADOLID J.S. Bach Las Cajas patrocinan conciertos de altura. Caja Mar trae a Myun-Wung-Chung con la Orquesta de la Scala de Milán, en un programa un tanto desequilibrado, con dos oberturas de Rossini y dos de Verdi en la primera parte y los Cuadros en la segunda. Experiencia, oficio, seguridad y muy buen sonido en esta obra, culmen del concierto. Caja Duero con la Pires en forma y un bello concierto beethoveniano que tuvo en la Sonata op. 31, nº 2 y la Tercera de violonchelo y piano los mejores logros. Por fin, tras un concierto de mixturas, inauguración de una rica temporada de la Sinfónica. Y éxito de Bringuier en unos Cuadros muy personales en los tempi y las gradaciones, exigiendo a tope a los magníficos instrumentistas. Creó el clímax adecuado y demostró una madurez insólita. Podríamos discutir algunas opciones, por ejemplo la pau- sa entre cuadro y cuadro, pero en conjunto fue una versión satisfactoria. En plan camerístico la Rapsodia española de Ravel, a la que se puede sacar mayor partido. Excepcional de todo punto el Concierto para violonchelo nº 1 de Shostakovich. Un magnífico solista por técnica y expresión, que dominó de cabo a rabo una obra muy difícil, con un tiempo lento y cadencia sensacionales. Sonido amplio y matizado que se puso de manifiesto en todo momento incluido el Bach de propina. Acompañamiento rondando la perfección. La gestualidad de Bringuier es de una claridad absoluta, muy rica y precisa. La orquesta toca muy cómoda con él, lo que se puso de manifiesto en la ovación larga que le prodigaron. Esperamos con gran interés sus próximos conciertos. Fernando Herrero El maestro Maurizio Pollini graba por primera vez una de las obras maestras de Bach. A pesar de su profundo conocimiento de las partituras (las ha interpretado durante más de 20 años), el pianista ha reestudiado todas las piezas antes de ofrecernos esta nueva interpretación de referencia. BACH: El clave bien temperado (libro I) (BWV 846-869) Maurizio Pollini 2CDs deutschegrammophon.com universalmusic.es 41 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 42 AC T U A L I DA D 42 Rigoletto en la pista CIRCO SIN PAUSA Iko Freese Komische Oper. 20-IX-2009. Verdi, Rigoletto. Héctor Sandoval, Julia Novikova, Bruno Caproni, Christiane Oertel. Director musical: Patrick Lange. Director de escena: Barrie Kosky. Bruno Caproni como Rigoletto en la Komischo Oper de Berlín Barrie Kosky ha presentado una nueva puesta del verdiano Rigoletto en la Ópera Cómica. La ha ambientado en el medio circense. Una pista semicircular, de arrugado material, semeja una tienda. No hay puertas, ventanas ni entorno en esta escenografía de Alice Babidge. En la primera escena surgen de un tragaluz unas personas que arrastran penosamente un enorme aro sobre el cual llevan a Rigoletto hacia la corte del duque. No es el habitual jorobado sino un travesti con una gigantesca cabeza de títere. Lo siguen enanos, monos, payasos, personajes de historietas, desnudos y el duque, vestido vulgarmente con un traje de todos los colores. Héctor Sandoval lo personifica con gestos operísticos convencionales y lo canta con robusta voz de tenor. A veces, en los pasajes rápidos, tiene problemas de ritmo. Se preocupa en producir efecto con un par de agudos y en el resto de la obra es apenas audible, en BERLÍN INTERNACIONAL ACTUALIDAD ALEMANIA especial en el aria Parmi veder le lacrime, penosa y con una cabaletta sin empuje. La célebre canción sonó con mejor efecto, muy a la italiana y se agradece la traducción en proyecciones del texto porque los cantantes de la casa dejan mucho que desear, desde hace un tiempo, en cuanto a pronunciación. Sigue el circo cuando Rigoletto y Gilda tienen su escena, ya que ella es hallada por su padre en un armario de prestidigitador. Es una chica con vestido dorado y cintitas, incauta y alegre. Julia Novikova mostró alguna vibración exagerada y ciertos agudos ásperos en el primer dúo pero en el aria, jugada como un número circense bajo el cono de luz de un proyector, brilló con fuerte interioridad. Bruno Caproni sirvió a Rigoletto con sólidos medios de barítono, algo exigido en la imprecación a los cortesanos, pero conmovedor en el desgarro y la tristeza de su lamento. Maddalena sale junto con Sparafucile, de tutú morado y, en el último acto, canta junto al duque metida en una cesta. Christiane Oertel hizo el papel así como la Condesa Ceprano, Giovanna (de minifala y monstruosa peluca) y el Paje (de enfermera con uniforme blanco). Dimitri Ivaschenko sirvió a Sparafucile y a Monterone con profundo registro de bajo. Un arcón de truco sirve de ataúd a Gilda, la cual salta y se muestra encinta y ensangrentada, delirando sus palabras de adiós. Horrible pero no conmovedora. Robert Heimann preparó al coro, que mostró preparación y buen timbre, a la vez que debió mezclar vestimentas cotidianas con lujosos trajes de circo. El joven Patrick Lange condujo la orquesta con energía y gran tensión dramática, en ocasiones demasiado voluminosa. Los momentos musicales fueron lo mejor de la velada. La puesta en escena, a la cesta. Bernd Hoppe 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 43 AC T U A L I DA D ALEMANIA Mausoleos y paisajes lunares GRIS Y DESPOJADA L a Ópera Alemana ha repuesto La mujer sin sombra de Strauss bajo la dirección escénica de Kirsten Harms y diseño de Bernd Damovsky. La acción transcurre en un mausoleo gris y negro con dos desmesuradas estatuas de halcones en los extremos. La fascistoide atmósfera de este espacio se acentúa por un vestuario donde predomina de nuevo el negro: un abrigo de cuero para el Mensajero de los Espíritus (servido por el bajo barítono Stephen Bronk, de importantes medios), los servidores con oscuros uniformes en plan SS, la Nodriza con vestido negro y botas militares, una Doris Soffel de registro medio mellado y frágil, estrecho vibrato afilado y agresivo en la declamación y cortantes agudos. Compensó su falta de recursos vocales con una fuerte presencia y un aura entre cínica y peligrosa. En tal cámara mortuoria, la Emperatriz, vestida de blanco, fue una aparición luminosa. Manuela Uhl, voz anhelante de soprano, penetrante, imponente en los agudos, aunque falta de la dulzura etérea y plateada que reclama su personaje, cobró gran intensidad en la escena nocturna y visionaria del segundo acto y convenció en el final de la escena del juicio. El Emperador fue el tenor Robert Brubaker, potente voz de empuje, con agudo iracundo pero limitado. Johan Reuter encarnó a Barak con sonora y enérgica tesitura baritonal, capaz de transmitir sus emociones por medio de su plástica figura. Eva Johansson coloreó el aspecto histérico y refunfuñante de su Tintorera con claridad sopranil de efectos impulsivos. El registro medio resultó débil, la falta de matices en el color y la cortante M. Lieberenz Berlín. Deatsche Oper. 27-IX-2009. Strauss, Die Frau ohne Schatten. Stephen Bronk, Doris Soffel, Manuela Uhl, Robert Brubaker. Director musical: Ulf Schirmer. Directora de escena: Kirsten Harms. Escena de La mujer sin sombra agresividad de ciertas notas de fealdad cromática fueron un lastre que no consiguió persuadir a ningún amante en los compases finales. La sorprendente estética de la escenografía en el último acto propone un brusco cambio: un desierto paisaje lunar con cráteres escarpa- dos y gargantas rocosas de vaporoso gris. Hechiceras apariciones como el Guardián del Umbral o el Halcón que interpreta Hulkar Sabirova, son memorables en este enfoque como metamorfosis producidas por una mano poderosa (el desplome de la tintorería en el segundo acto). Un matiz surrealista tienen los seguidores del Emisario de los Espíritus con sus armas mecánicas y sus máscaras antigás. El propio Emisario se carga a la Nodriza de un disparo cuando ella pilota una canoa en dirección a sus odiados hombres. El jubiloso final fue ornado por la directora con dos parejas despreocupadas en tardío encuentro. Ulf Schirmer, desde el podio, aprovechó ese momento para calentar aún más la monstruosa música que lo ilustra. Bernd Hoppe Janácek, traicionado EFFIE CANTA COMO KATIA DARMSTADT Ópera. 27-IX-2009. Janácek, Katia Kabanova. Andreas Daum, Norbert Schmittberg, Sonja Borowski-Tudor, Andreas Wagner, Susanne Serfling Lucian Krasznec, Viola Zimmermann, Werner Volker Meyer, Margaret Rose, Niina Keitel. Director musical: Martin Lukas Meister. Director de escena: John Dew. Decorados: Heinz Balthes. Vestuario: José Manuel Vázquez. Es irritante la nueva producción de Katia Kabanova con la cual ha abierto la temporada la Ópera de Darmstadt. Se ha ofrecido en traducción alemana, un retroceso que molesta a la línea melódica de Janácek, estrechamente ligada a la lengua checa. Es una colaboración con la Ópera de Gotemburgo, que la presentó en su texto original, tal como se estrenó en 1921 y como viene siendo costumbre interpretarla. La puesta se debe a John Dew, actual intendente del teatro. El drama, muy propio del siglo XIX, se ambienta en un medio costroso, misógino y moralista, en su momento decadente. Allí se dibuja un destino de mujer, una suerte de Madame Bovary o Effie Briest, una anhelosa amante cuya historia se nos antoja anticuada. Hoy no resulta excitante, ni espectacular ni digna de atención. Dew hace del río Moldava —el del poema sinfónico de Smetana— el protagonista de la acción. El escenario está cubierto de agua y los actores deben desplazarse sobre unos peligrosos puentes diseñados por Heinz Balthes. Dew apenas les ha esbozado sus actuaciones y así deambulan sobre las planchas de madera como si no hallaran su lugar. Ambas parejas. Katia y Boris, Barbara y Boris, apenas se tocan, padecen sus sentimientos en los confines, no se ve que sientan nada los unos por los otros. Resulta poco verosímil que Katia, ante la relación devota de su marido con su madre, acabe arrojándose al Volga. Faltan a las figuras una íntima motivación psicológica, verdadero sufrimiento y convincente sutileza. Susanne Serfling compone una recatada Katia, con astucia y bellos momentos de intensidad. Sonia BorowskiTudor es una impulsiva y sonora Marfa. Tichon pasa inadvertido en la personificación de Andreas Wagner. Como Boris, Norbert Schmittberg está aplicado y entregado. Las mejores y más expresivas voces son las de Barbara y Wania, Viola Zimmermann y Lucian Krasznec. Desde el podio, Martin Lukas Meister dio los únicos momentos de atmósfera y colorido checos que la obra exige. Al comienzo la orquesta mostró debilidades en los vientos y en las cuerdas agudas, francamente desilusionantes. Una velada sin hondura ni misterio tanto en lo escénico como en lo musical. Barbara Röder 43 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 44 AC T U A L I DA D ALEMANIA Dos óperas juveniles ¿HA MUERTO EL BEL CANTO? 44 El bel canto quedó en el ayer, viva el verismo. He aquí el hilo rojo que ata el doble programa de la Ópera de Fráncfort, un par de obras juveniles y relativamente desconocidas: L’oracolo de Franco Leoni y Le villi de Puccini. La primera fue muy festejada en 1905, cuando su estreno en Londres. Abunda en efectos veristas: cacareos de gallos, timbalazos, rugidos de dragones chinos, que nos llevan a la chinesca San Francisco a comienzos del siglo XX. Nos recuerda a Robert de Niro en Érase una vez en América: Chinatown en Nueva York, fumaderos de opio, rostros de sonriente beatitud drogada. Mito, promesa, la excelencia del gran cine. L´oracolo nos cuenta una historia de aquella Chinatown: crimen, tráfico de opio, poder, amor y homicidio en un medio chinesco. Leoni y su libretista no ahorran escenas estruendosas y cambiantes, trufadas de exotismo y que impiden el aburrimiento, aunque la desdichada puesta en escena de Sandra Leupold consiguió lo contrario. Le villi es una ópera-ballet basada en la leyenda de Lorelei, la muchacha despechada y engañada que, transformada en fantasmal villi, se venga de su novio. Un asunto de novela con espectros que parece haber excitado la fantasía del joven Puccini. La directora de escena y su escenógrafa y figurinista Heike Scheele llevaron la acción a un moderno estudio televisivo. A derecha e izquierda, hay unas tribunas para los espectadores. Con un guiño al mundo actual, se nos ha traído al mundo de Berlusconi. Como ya en Mainz con su deslavazado Parsifal, Scheele acumuló a los actores en el centro del tablado. Dentro de un círcu- Wolfgang Runkel FRÁNCFORT Oper. 4-X-2009. Leoni, L’oracolo. Puccini, Le villi. Ashley Holland, Peter Sidhom, Franz Mayer, Carlo Ventre, Annalisa Raspagliosi, Yonghoon Lee, Barbara Zechmeister, Katharina Magiera, Peter Sidhom, Carlo Ventre. Annalisa Raspagliosi. Yonghoon Lee. Director musical: Stefan Solyom. Directora de escena: Sandra Leupold. Decorados y vestuario: Heike Scheele. Escena de L’oracolo de Franco Leoni en la Ópera de Fráncfort lo dibujado con tiza, los intérpretes debían igualmente circular. En el doble pro- grama verista, el círculo es un colorido disco giratorio que se puede levantar y ser- vir de blanco para el juego de los dardos, de cara al público. Estas cosas suenan ya a viejo y todos así lo hemos entendido. Ruth Berghaus era capaz de llevarlas a cierta altura dramática y poética. Scheele se queda en un ejercicio banal. No hay fuerza, intensidad ni flujo narrativo. El verismo desaparece y tampoco deja lugar a la poesía. Hasta la música pierde su hechizo con tanta acción carente de sentido y tanto trasto escénico. En concierto, la velada habría sido un éxito. Carlo Ventre exhibió una voz tenoril hermosa y un canto refinado en ambas piezas. Annalisa Raspagliosi unió encanto sonoro a una apasionada vena dramática. Esenciales en su canto y de excelentes medios oscuros y baritonales resultaron Ashley Holland, Peter Sidhom y Franz Mayer. De notable disciplina, el coro de la Ópera de Fráncfort conducido por Matthias Köhler. Stefan Solyom salvó la noche desde el podio, equilibrando orquesta y voces con un apasionado y cordial juego de sonoridades. Barbara Röder 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 45 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 46 AC T U A L I DA D AUSTRIA Dennis Russell Davies estrena la nueva ópera de Philip Glass LA ARMONÍA DEL UNIVERSO LINZ Norbert Artner Landestheater. 29-IX-2009. Glass, Kepler. Martin Achrainer, Cassandra McConnell, Cheryl Lichter, Elsa Giannoulidou, Pedro Velázquez Díaz, Seho Chang, Florian Spiess. Director musical: Dennis Russell Davies. Director de escena, decorados y vídeo: Peter Missotten. Vestuario: Karel van Laere. 46 Ningún genio de la ciencia está seguro ante la posteridad: ni Albert Einstein ni Galileo Galilei, ni tampoco Isaac Newton. El norteamericano Philip Glass ha compuesto ahora una obra sobre el matemático, astrónomo y físico Johannes Kepler (1571-1630). Éste trabajó a partir de 1612 y durante casi 16 años en Linz, y la Universidad de esta ciudad lleva hoy su nombre. La ópera Kepler es un encargo de la “Capitalidad Cultural de Linz’09” y el Landestheater. Otro motivo para el estreno mundial de la obra se llama Dennis Russell Davies. Él es director titular de la Orquesta Bruckner y, con ello, también responsable de la actividad operística de la ciudad, además de amigo personal del compositor y uno de sus mejores intérpretes. Glass está considerado el representante más destacado de la “música minimalista”, pero en su Kepler sólo lo es el número de ideas musicales. Minimalistas (y, por desgracia, banales) son también los elementos tonales y los ritmos simples, que se repiten una y otra vez. Glass ha escrito ya nada menos que 22 óperas. La opinión de que siempre ha compuesto lo mismo es algo exagerada. Su inconfundible estilo personal (el “Glass-Sound”) consiste en nuevas variaciones sobre lo ya conocido: el acorde como triunfo de la tonalidad, la persistente repetición motívica —que, en algún momento, llegó incluso a producir un verdadero efecto de inquietud—, las columnas sonoras construidas mediante escalas y arpegios, o una monotonía que terminaba conduciendo a una especie de sensación de trance meditativo; todo ello mezclado en una especie de banda sonora. Lo que más llama la aten- Martin Achrainer y Katerina Hebelkova en Kepler de Philip Glass ción en Kepler es la fuerte acentuación del elemento rítmico, que para Glass es una especie de energía primigenia. La obra consta de dos actos, además de un prólogo y un epílogo. No hay ningu- na acción, como tampoco la había treinta años atrás en Einstein on the Beach (1976). El libreto de Martina Winkel utiliza frases autobiográficas del propio Kepler, pensamientos de sus escritos en alemán y en latín así como versos del poeta barroco Andreas Gryphius. Junto al protagonista (el admirable bajo-barítono Martin Achrainer) actúan un coro y seis solistas vocales, que simbolizan los planetas hasta entonces conocidos, y hay que señalar que sonaron mejor las voces masculinas, en especial el tenor Pedro Velázquez Díaz. La puesta en escena de Peter Missotten, muy apoyada en las proyecciones de vídeo, fue ante todo un espectáculo visual, con toda clase de objetos subiendo y bajando ante los ojos del público y sirviéndose continuamente del escenario giratorio. Todo está en movimiento permanente, siguiendo las leyes keplerianas de las órbitas de los planetas —para el gran matemático, ésta era la máxima expresión de la armonía divina del universo, en la que la astrología también tenía su lugar. Al final, sin embargo, hace su aparición el Ángel del Apocalipsis anunciando la destrucción del mundo. Dennis Russell Davies se empleó a fondo en la defensa de la música de su amigo, y la Orquesta y el Coro Bruckner supieron responderle con todas sus fuerzas. Christian Springer 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 47 AC T U A L I DA D AUSTRIA Kurt Streit interpreta a un impresionante Aschenbach EROS FRENTE A TÁNATOS Armin Bardel Theater an der Wien. 19-IX-2009. Britten, Death in Venice. Kurt Streit, Russell Braun, Christophe Dumaux, Raffaele Zarrella. Director musical: Donald Runnicles. Director de escena: Ramin Gray. Decorados: Jeremy Herbert. VIENA Kurt Streit como Aschenbach en Muerte en Venecia de Britten Al igual que en la ópera de Britten Peter Grimes, el éxito de la última ópera del compositor inglés, Death in Venice (Muerte en Venecia) depende del protagonista. Con esta obra, Britten y su libretista Myfanwy Piper no sólo llevaron a la escena la novela de Thomas Mann, sino que además es la confesión del músico de su homosexualidad y su amor hacia el compañero de su vida, el tenor Peter Pears, que encarnó a Gustav von Aschenbach en el estreno mundial en Aldeburgh en 1973. Al mismo tiempo, esta ópera en dos actos es también una reflexión sobre la mitología griega, el envejecimiento y la pérdida de las fuerzas físicas y creativas. Quien haya visto la producción del Theater an der Wien, apenas podrá imaginarse a otro intérprete distinto a Kurt Streit en el papel principal, quien, a causa de su repentina pasión por el joven Tadzio, llega a contraer el cólera. Es difícil reflejar con mayor intensidad vocal y expresiva la lenta agonía del escritor en la ciudad de los canales, incluyendo la atrevi- da obsesión sexual hacia el muchacho. Por otra parte, la producción fue de una extremada sutileza. El director de escena Ramin Gray ha renunciado a cualquier cliché de tarjeta postal y ha colocado sobre el escenario vacío de Jeremy Herbert únicamente una máquina de viento y algunos telones. También la Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena (que, por desgracia, aún continúa bajo la espada de Damocles de su disolución) fue, al mando de Donald Runnicles, una garantía de precisión y expresividad. A esto hay que añadir un magnífico elenco, encabezado por un inquietante Russell Braun (El viajero) y el bailarín Raffaele Zarrella (Tadzio), y en el que también brillaron en cometidos menores el contratenor Christophe Dumaux (La voz de Apolo) y Erik Årman (El portero del hotel), así como un enorme número de personajes surgidos del excelente Conjunto Vocal Nova que acompañaron la grandiosa creación del tenor norteamericano. Christian Springer 47 246-Pliego 3:Actualidad 22/10/09 19:10 Página 48 AC T U A L I DA D BÉLGICA Nueva etapa en la Ópera Flamenca EL BOBO EXTERMINADOR AMBERES Vlaamse Opera. Berg, Wozzeck. 19-IX-2009. Gabriel Suovanen, Noémie Nadelmann, Ales Briscein, Peter Bronder, Friedemann Röhlig, Thorsten Büttner, Katarina Bradic. Director musical: Martyn Brabbins. Director de escena: Guy Joosten. El tema elegido por Aviel Cahn para su primera temporada completa como director artístico de la Opera de Flandes, Marginados, ha empezado con Wozzeck de Alban Berg. Por primera vez, el británico Martyn Brabbins ha dirigido a la Orquesta Sinfónica de la Vlaamse Opera y juntos consiguieron una lectura de la partitura de Berg que fue dramática, conmovedora y mordaz. No hubo un momento de respiro y la música impulsaba la acción sin pausa. La orquesta respondió bien, pero hubiera sido mejor un poco más de sutileza y transparencia de vez en cuando. Tampoco hubo mucha sutileza en la puesta en escena del director flamenco Guy Joosten, que situó la acción en el presente, con singulares decorados (Christof Hetzer) representando unos eriales debajo de un puente o una carretera con maleza que rodea una especie de tienda militar. La tienda sirve para todo, la casa de Marie, el pub, el cuartel, etc., y se abre de vez en cuando para echar fuera toda clase de basura. Joosten quiere recalcar que Wozzeck vive en los márgenes de la sociedad. Incluso hace de Andres, el amigo honrado, un camello. Wozzeck desaparece en una alcantari- expresivo Wozzeck. La soprano Noémie Nadelmann proporcionó (también era la primera vez que hacía el papel) a Marie atracción sexual e intencionada vulgaridad. Cantó con gran sonoridad, pero no estuvo convincente como una mujer arrepentida. Ales Briscein (el Tambor Mayor) mostró fuerza física y una potente voz de tenor. Peter Bronder y Friedemann Röhlig hicieron excelentes caricaturas del Capitán y el Doctor. Thorsten Büttner interpretó un pasable Andres y Katarina Bradic cantó cálidamente el papel de Margret. lla, la misma en la que había tirado antes el cadáver de Marie. El hijo pequeño de Marie es invisible y le lleva un improvisado cochecito, el bobalicón se ha convertido en una especie de ángel de la muerte vestido con un gabán negro con alas y sustituye a los niños en la última escena, canta sus rimas y cuenta al bebe que su madre ha muerto. Afortunadamente, había un buen reparto que hizo lo mejor que pudo con la muy discutible escenografía de Joostens. El barítono Gabriel Suovanen, que interpretaba el papel por primera vez, se mostró como un humano, atormentado, obsesionado y Erna Metdepenninghen Haendel, camino de China CRUCE DE TRADICIONES 48 En una coproducción con la Fundación KT Wong, cuyo objetivo es “construir puentes entre China y el resto del mundo a través de la colaboración cultural”, La Monnaie presentó Semele de Haendel con puesta de escena y decorados de Zhang Huan, uno de los artistas experimentales más importantes de China, y con Christophe Rousset dirigiendo Les Talents Lyriques, su grupo de instrumentos antiguos. Los músicos dieron una excelente interpretación, con un hermoso fraseo bien articulado y de gran flexibilidad que se adaptaba perfectamente a las diferentes escenas. Zhang Huan, cuya monumental escultura El Buda de tres piernas está colocada en la plaza delante de la Monnaie, eligió como decorado central y telón de fondo un artilugio arquitectónico procedente de un templo ancestral original de la dinastía Ming. Reinterpretó el mito antiguo de Semele basado en las Metamorfosis de Ovidio, pero también estuvo influido por su herencia china y su imaginación budista. El resultado fue una especie de híbrido con algunos momentos torpes y escenas sosas. Fue obvio que Zhang Huan no sabía dirigir un coro (el Coro de la Monnaie cantó muy bien) y muchas veces los protagonistas tuvieron que arreglárselas sin una dirección clara. Los decorados son vistosos e incluyen un típico dragón chino blanco, un gracioso caballo con un enorme pene, dos luchadores de sumo y una cantante mongola vestida con su traje típico, que puso fin al primer acto interpretando una canción suya antes de Foster BRUSELAS La Monnaie. 8-IX-2009. Haendel, Semele. Ying Huang, Ning Liang, Jeremy Ovenden, Sarah Tynan, Nathan Berg, David Hansey. Director musical: Christophe Rousset. Director de escena: Zhang Huan. Ying Huang como Semele dar un recital en la plaza de la Monnaie durante la pausa. Otra innovación de Zhang Huan fue que la ópera no terminara con el coro lleno de júbilo anunciando la llegada de Baco, sino alejándose con el ataúd de Semele a cuestas y cantando la Internacional, mientras una mujer con un niño a la espalda barría el suelo del templo. Era Ruan Jinmei, la mujer que vivió hasta 2008 en ese templo de 450 años de historia y cuya peripecia fue relatada en una película en blanco y negro durante la obertura de la ópera. El reparto tenía dos cantantes chinos: Ying Huang en el papel de Semele, una soprano de voz clara y casi virtuosa y Ning Liang que fue una Juno vocalmente débil pero más convincente que Ino. Jeremy Ovenden fue un Júpiter imponente de voz dulce y Sarah Tynan una Iris ideal. Nathan Berg cantó con tono caluroso el papel de Cadmus y Somnus, pero el Athamas de David Hansey fue apenas audible. Esta producción de Semele viajará a China en 2010, será la primera vez que se interprete completa una ópera barroca extensa allí. Erna Metdepenninghen 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:16 Página 49 AC T U A L I DA D ESTADOS UNIDOS Tosca como película de suspense SALTO MORTAL Cualquier europeo aficionado a la ópera que estuviera en el Met para el estreno de Tosca probablemente se extrañara mucho al oír los fuertes abucheos dirigidos a Luc Bondy y su equipo al salir a escena. Pero al ver la producción en un trío de pantallas gigantescas en Times Square, el público, del que yo formaba parte, parecía muy satisfecho. Aunque una semana más tarde, al ver la Tosca de Bondy en el teatro, experimenté sentimientos muy encontrados. Los decorados de Richard Peduzzi eran agresivamente feos durante los primeros dos actos, de un implacable marrón y ocre con una iluminación molesta que no se sabe de dónde salía. (No se veían velas, ni en la iglesia ni en los aposentos de Scarpia). El último acto estuvo mejor, aunque no se veía San Miguel y el salto mortal de Tosca de un bifurcado torreón estratégicamente colocado recordaba más a Kim Novak en Vertigo que a un verdadero salto desde el Castillo de Sant’Angelo. (A lo mejor eso era porque James Levine comparaba Tosca con una película de suspense de Hitchcock). La visión brutal que da Bondy de la obra no es el problema. Es su oído; no tiene oído para los colores más sutiles de la ópera (tiene tanta culpa como Peduzzi de los espantosos colores de los decorados), ni para el preciso ritmo de los movimientos y la motivación que Puccini tan meticulosamente introdujo en la partitura. (No importa que Bondy sustituyera el arte teatral tradicional con sus propios inventos, pero lo que no puede hacer es competir con lo que claramente ocurre en la música). Las entradas y salidas quedan repetidamente oscurecidas por tener a los artistas mal Ken Howard NUEVA YORK Metropolitan Opera. 28-IX-2009. Puccini, Tosca. Karita Mattila, Marcelo Álvarez, Carlo Guelfi, Director musical: Joseph Colaneri. Director de escena: Luc Bondy. Decorados: Richard Peduzzi. Vestuario: Milena Canonero. Karita Mattila y Marcelo Álvarez en Tosca de Puccini colocados y por acciones opuestas. A su favor, Bondy creó una serie de vívidas personalidades: las interpretaciones de todos los cantantes fueron dramáticamente fuertes. Sin embargo, podían haber brillado más en una producción más rigurosamente disciplinada. Con Karita Mattila en el papel de Tosca, el Met se aseguró una estrella inteligente y sensible y casi no defraudó. Cantó muy bien, su distintiva voz plateada y vaporosa de soprano estaba en buena forma y su esfuerzo por dominar el estilo italiano fue admirable. Pero ampliada tan exageradamente en las pantallas de Times Square y mal maquillada, tenía un aspecto poco atractivo y nada latina. Se parecía más a Björk vestida con ropa de la época romana. Vista sobre el escenario del Met, tuvo mejor presencia. Y aunque con tiempo profundizará en el papel ya es una Tosca convincentemente volu- ble y temperamental, y mostró una adecuada relación juguetona con su programado Cavaradossi, Marcelo Álvarez, y repulsión llena de fascinación a cuanto a sus dos no-programados Scarpias, George Gagnidze (en la pantalla) y Carlo Guelfi (en el teatro). Gagnidze, que tenía previsto cantar el papel más adelante, tuvo que cantar en el ensayo general y en el estreno cuando Juha Uusitalo se puso enfermo y se retiró de la producción. Luego, cuando Gagnidze mismo se puso enfermo durante la segunda noche, Guelfi cantó el segundo acto desde bastidores mientras que Gagnidze gesticulaba en el escenario. En la tercera función, Guelfi estuvo en el escenario y aunque fue admirable su capacidad para interpretar el papel con todas las extravagancias de Bondy —incluyendo el polémico “abrazo” que dio a la estatua de la Virgen María al final del primer acto, creo que fue una parte de la escenificación perfectamente justificable— su Scarpia, de rutina vocal bien segura, no pudo llenar el vasto teatro con el requisito de mano de hierro en guante de terciopelo. En la pantalla (a pesar de su floreciente cintura) y en el teatro, Álvarez fue un excelente Cavaradossi; una hermosa voz, no muy fuerte pero nada forzada y llena de temperamento y musicalidad. Entre los otros cantantes, Joel Sorensen en el papel de Spoletta y Paul Plishka, que lleva 40 años cantando en el Sacristán en el Met, mostraron gran entusiasmo por la puesta en escena de Bondy. James Levine, que iba a dirigir la ópera, fue otra víctima a partir de la segunda noche, ya que tiene que operarse de nuevo, y le sustituyó Joseph Colaneri, que mantuvo la acción con mano firme a la vez que hizo honor a su apellido italiano. Patrick Dillon 49 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:16 Página 50 AC T U A L I DA D FRANCIA Festival Musica LES FOLLES JOURNÉES CONTEMPORÁNEAS ESTRASBURGO La vigésimo séptima edición de Musica de Estrasburgo ha demostrado que la creación musical no ha perdido el contacto con el público, ya que este fin de semana los organizadores del festival se vieron obligados a dejar fuera a numerosos espectadores. Una tarde ininterrumpida con nada menos que veinte conciertos atrajo a las masas al Conservatorio. La operación se benefició, ciertamente, de la resonancia de las Jornadas de Patrimonio organizadas esos días, pero curiosos y melómanos no dudaron en hacer cola para escuchar programas exigentes. El acordeonista Pascal Contet se convirtió en pedagogo, presentando su instrumento y sus técnicas de interpretación y explicando su recital, mientras en el hall de entrada la soprano Donatienne Michel-Dansac y el pianista Jean-Luc Plouvier evocaban las canciones de Weill y de Joseph Kosma que iban a interpretar sobre la marcha, antes de que los músicos del Ensemble Ictus les sucedieran. Poco antes, en la Sala de la Bolsa situada frente a la Cité de la Musique, Jean-Guihen Queyras llenó la sala alrededor de la Suite n° 4 para violonchelo de Bach junto a obras de Marco Stroppa, Kaija Saariaho y György Kurtág, todas ellas tocadas con el mismo aliento poético. La jornada concluyó con un concierto de la Philharmonie de Freiburg dirigi- Alain Kaiser 18/20-IX-2009. Salle des Sports de l’Université. Jean-Guihen Queyras, violonchelo; Frederic Belli, trombón. SWR Sinfonieorchester Baden-Baden und Freiburg. Director: Sylvain Cambreling. Obras de Carter, Berio y Francesconi. Opéra du Rhin. Battistelli, Richard III. Scott Hendricks, Lisa Houben, Lisa Griffith, Sara Fulgoni, Urban Malmberg, Fabrice Farina, Philip Sheffield, Christopher Lemmings, Russell Smythe. Coro de la Ópera Nacional del Rin. Sinfónica de Mulhouse. Director musical: Daniel Hlajner. Director de escena: Robert Carsen. Decorados: Radu Boruzescu. Vestuario: Miruna Boruzescu. Iluminación: Robert Carsen, Peter van Praet. Salle de la Bourse. Jean-Guihen Queyras, violonchelo. Obras de Bach, Stroppa, Saariaho y Kurtág. Cité de la musique et de la danse (Puertas abiertas). Ensemble Accroche Note. Pascal Contet, acordeón. Quinteto de viento Cariolys. Ensemble Ictus. Françoise Kubler. Donatienne Michel-Dansac. Jean-Luc Plouvier. Jean-Guihen Queyras. Músicos del Conservatorio de Estrasburgo. Obras de Bach, Bedrossian, Berio, Contet, Couperin, Crumb, Ferrari, Francesconi, Johnson, Kosma, Leroux, Ligeti, Mantovani, Nemtsov, Piazzolla, Rebotier, Troilo y Weill. Cité de la musique et de la danse. Florent Boffard y Tamara Stefanovich, pianos; Pascal Contet, acordeón. Philharmonisches Orchester Freiburg. Director: Fabrice Bollon. Obras de Staud, Romitelli y Cavanna. 50 Escena de Ricardo III de Battistelli en la Ópera del Rin da por Fabrice Bollon con el poderoso concierto para dos pianos Im Licht del joven austríaco Johannes Maria Staud que permitió el reencuentro con el pianista Florent Boffard, alejado durante mucho tiempo de las salas de conciertos. También figuraba una suntuosa pieza orquestal del prematuramente desaparecido Fausto Romitelli, Dead City Radio Audiochrome, así como una partitura deliciosamente iconoclasta de Bernard Cavanna, Hart Hoop Konzert para acordeón y una brillante orquesta con cornamusa y trompa marina. Para su velada de apertura, Musica ocupaba la Sala de Deportes de la Universidad de Estrasburgo con la SWR Sinfonieorchester Baden-Baden et Freiburg dirigida por Sylvain Cambre- ling. Three Illusions de Elliott Carter mostró cómo el decano de los compositores vivos muestra a sus cien años una frescura inusitada. En Rest de Luca Francesconi el violonchelo de Queyras lucha en virtuosismo y poderío con la orquesta; en Solo de Berio, el trombón toca con idéntico dinamismo que en la Sequenza, reforzada por una orquesta ardiente, mientras Two Colors of Dawn de Francesconi se articula a base de sorprendentes rupturas de ritmo. En el marco del festival, la Ópera de Estrasburgo presentó el estreno francés de Richard III de Giorgio Battistelli, que el nuevo director de la Ópera del Rin, Marc Clémeur, estrenó en 2005 cuando estaba al frente de la Ópera de Flandes. Basada en la tragedia epónima de Sha- kespeare, esta ópera de locura y de muerte está servida por un destacado libreto de Ian Burton, una extraordinaria dirección de actores de Robert Carsen, una escenografía impresionante de Radu Boruzescu y un reparto de primer orden liderado por un formidable Scott Hendricks de presencia digna de un desmesurado Jack Nicholson. Tan sólo la orquesta de Mulhouse resulta insuficiente, pese a la energía desplegada por Daniel Klajner. Lástima que, por lo que concierne a la partitura, el recitativo sea demasiado sistemático y la orquesta doble obstinadamente a las voces, limitando el flujo instrumental al papel de sostén más que al de coprotagonista, a pesar de unos destacables interludios. Bruno Serrou 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:16 Página 51 AC T U A L I DA D FRANCIA Nostalgia y decepción JOËL ABRE SU MANDATO PARÍS A. Poupeney Opéra Garnier. 22-IX-2009. Gounod, Mireille. Inva Mula, Charles Castronovo, Franck Ferrari, Alain Vernhes, Sylvie Brunet, Sébastien Droy, Nicolas Cavallier, Amel Brahim-Djelloul, AnneCatherine Gillet. Director musical: Marc Minkowski. Director de escena: Nicolas Joël. Decorados: Ezio Frigerio. Vestuario: Franca Squarciapino. Coreografía: Patrick Segot. El espectáculo que inaugura un nuevo mandato tiene mucho de simbólico. Este estreno del nuevo patrón de la Ópera de París, el director de escena Nicolas Joël, era también el de la obra maestra de Gounod, Mireille, antaño relegada a la Opéra Comique. Pero esta partitura intimista necesita la acústica de una pequeña sala y seguramente hubiera estado más en su elemento en la Sala Favart que en el Palais Garnier. El interés de Mireille radica en su música, sin duda la más lograda de Gounod, pues el libreto es de un arcaísmo hoy casi grotesco en lo que concierne a sus alusiones a un catolicismo integrista. Inspirada en el poeta provenzal Frédéric Mistral, la intriga relata el amor imposible entre Mireille, hija de un rico campesino, y Vincent, hijo de un pobre cestero. Al levantarse el telón, el escenario sembrado de un trigo hiperrealista provocó una oleada de aplausos procedentes sin duda de los que, durante cinco años, se han sentido expoliados por las vanguardistas puestas en escena de la era Mortier. De hecho en esta Mireille, que el propio Nicolas Joël ha escenificado, florece la nostalgia, la de la ópera de ayer, con decorados frontales y naturalistas. En el foso, con Marc Minkowski, la partitura recobra una vigorosa juventud, una dinámica estimulante que provoca pequeños excesos. Así, a veces, el ritmo se acelera sin avisar, lo que exige a los cantantes una constante concentración. Pero el sonido es cálido y se percibe la felicidad de la batuta al dirigir una obra que le gusta indudablemente. En el reparto encontramos a un fiel de Giuliano Carmignola CONCERTO ITALIANO I. Mula y C. Castronovo las producciones de Joël, el barítono Alain Vernhes, en el papel de Ramon, padre de Mireille, de voz y dicción infalibles, y una bruja deslumbrante, la bella mezzo Sylvie Brunet. Los segundos papeles fueron bien defendidos, en especial por la radiante Anne-Catherine Gillet y Amel Brahim-Djelloul. Como el malvado prometido a la hermosa Mireille, Franck Ferrari engorda su voz y recarga el trazo, mientras el joven tenor americano Charles Castronovo añade a su claro timbre un francés casi perfecto. La heroína de la velada, la soprano albanesa Inva Mula, posee seguramente la silueta, la frescura vocal y el fraseo de la muchacha provenzal pero a su encarnación le falta carne y pasión, sin duda debido a la ausencia total de dirección de actores. Tras este estreno decepcionante, la temporada inaugural de Nicolas Joël habrá de desquitarse en los próximos meses. Bruno Serrou Andrea Marcon Giuliano Carmignola y Andrea Marcon junto a la Orquesta Barroca de Venecia descubren el concierto italiano para violín de mediados del S.VIII, una interesante época de transición entre el Barroco y el Clasicismo. Un álbum de primeras grabaciones mundiales de los conciertos de Domenico Dall’Oglio, Michele Stratico y Pietro Nardini, destinados al lucimiento del solista. Concerto Italiano Giuliano Carmignola, violín Venice Baroque Orchestra / Andrea Marcon deutschegrammophon.com universalmusic.es 51 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:16 Página 52 AC T U A L I DA D FRANCIA Letra y espíritu UNA FLAUTA UNIVERSAL M ozart universal… Es lo que ha querido demostrar el Théâtre du Châtelet con su ópera más popular, La flauta mágica, por medio de dos producciones nacidas en los antípodas la una de la otra. La primera, basada en la partitura original, venía de Montpellier; la otra ha sido concebida en Suráfrica, adaptada por un inglés para un equipo de los suburbios de Ciudad del Cabo. Y no ha sido la primera, como podía suponerse, la más fiel al espíritu del austríaco. Tomando el texto de Schikaneder al pie de la letra, la propuesta por Jean-Paul Scarpitta, autor de un texto declamado por dos actores amanerados, ha sido una versión mutilada de sus diálogos y aligerada de algunas páginas musicales. Su ingenua escenografía, dominada por un león gigante articulado, resulta infantil. Dirigida de forma átona por Lawrence Foster, la Orquesta Nacional de Montpellier se mostró muy poco mozartiana: pesada, espesa, apagada. Dentro de un reparto mejorable, la bonita voz de Sandrine Piau, emotiva y ajustada Pamina, y el sólido y agradable Frédéric Antoun suscitaron el interés. Opuesta a la opción de Scarpitta por su imaginación desbordada (la flauta es sustituida, incluso, por una trompeta), Impempe Yomlingo se revela más fiel al espíritu mozartiano. La orquesta queda reemplazada por un conjunto de marimbas y percusiones africanas dirigido M.N. Robert París. Théâtre du Châtelet. 4-X-2009. Mozart, La flauta mágica. Sandrine Piau, Frédéric Antoun, Detlef Roth, Uran Urtnasan Cozzoli, Petri Lindroos, Malin Christensson, Vasily Efimov. Orquesta Nacional de Montpellier. Director musical: Lawrence Foster. Concepción y director de escena: Jean-Paul Scarpitta. 10-X-2009. Mozart, Impempe Yomlingo (La flauta mágica). Nobulumko Mngxekeza, Mhlekazi Andy Mosiea, Simphiwe Mayeki, Zamile Gantana, Pauline Malefane, Xolani Momo. Orquesta de marimbas y percusiones africanas. Director musical: Mandisi Dyantyis. Director de escena: Mark Dornford-May. Coreografía: Lungelo Ngamlana. Vestuario: Leigh Bishop. Mhlekazi Andy Mosiea con energía por Mandisi Dyantyis, que toca igualmente marimba y trompeta. Los instrumentistas, todos ellos africanos, tocan de memoria y mezclan la música de Mozart, a la que no falta una nota, con ritmos y temas africanos; los cantantes tienen todos ellos voces de ópera. Presentado en 2007 en el Baxter Theater de El Cabo y repuesto con éxito en Londres antes de triunfar en Dublín, Tokio y Singapur, el espectáculo escenificado por el británico Mark DornfordMay exhala una simplicidad y una alegría de vivir particularmente comunicativa. En el escenario, músicos y cantantes (Nobulumko Mngxekeza es una excelente Pamina) de la compañía Isango Portobello bailan, tocan con delectación y cantan en inglés y en xhosa el texto de Emanuel Schikaneder. Bruno Serrou Modelo de montaje ENTRADA TRIUNFAL París. Opéra Bastille. 3-X-2009. Korngold, Die tote Stadt. Robert Dean Smith, Ricarda Merbeth, Stéphane Degout, Doris Lamprecht, Alexandre Kravets, Letitia Singleton. Director musical: Pinchas Steinberg. Director de escena: Willy Decker. P 52 recedida de un aura envidiable, descubierta por los parisienses en 2001, en el Châtelet, gracias a una producción de la Ópera de Estrasburgo, Die tote Stadt de Korngold ha tenido que esperar noventa años para entrar en el repertorio de la Ópera de París. Estrenada simultaneamente en Colonia y Hamburgo en 1920 con enorme éxito, esta obra se revela como una de las obras maestras líricas del siglo XX. Compuesta en Viena al tiempo que el psicoanálisis se imponía e inspirada en la novela del simbolista belga Georges Rodenbach Brujas la muerta, publicada en 1892, Die tote Stadt describe los fan- tasmas mórbidos de un viudo que encuentra a una joven en la que cree reconocer a su esposa fallecida. Inmerso en un sueño a caballo entre la exaltación y el delirio, Paul, el héroe, cae en una esquizofrenia que le lleva a destruir al motivo de sus ensoñaciones antes de despertar, destruido, y huir de Brujas, ciudad de la muerte. Obra de intenso dramatismo, Die tote Stadt es también una partitura de escritura vocal exacerbada, suntuosamente orquestada y de erotismo paroxístico. Si el espectador se embriaga hasta el éxtasis por un flujo continuo de timbres y sonoridades eruptivas llevadas al extremo, las voces rivalizan en virtuosismo con la orquesta. Algo que Pinchas Steinberg ha sabido controlar, dejando a la orquesta expresar hasta la saciedad sus resplandores sonoros y sosteniendo con solicitud a unos cantantes que, al final de la representación, parecían tan frescos como al principio. Para encarnar a Paul hace falta un Tristán, lo que indudablemente es Robert Dean Smith, que economiza una voz cuya relativa fragilidad hace al personaje particularmente conmovedor. A su lado la soprano Ricarda Merbeth, de increíble salud vocal, es una Marietta de mórbida sensualidad (esta misma pareja encarnará a la pareja incestuosa de La walkyria la próxima primavera en la Bastilla). Junto a ellos, el barítono Stéphane Degout y la mezzo Doris Lampecht se funden con delectación en los suaves arabescos de la escritura de Korngold. Willy Decker ilustra el sueño a golpes de imágenes rotundas, de cuadros sorprendentes y fulgurancias simbólicas que se hunden en los tormentos interiores del personaje central. Esta producción, estrenada en Salzburgo en 2004, ha dado ya la vuelta al mundo y sigue siendo un modelo de eficacia. Bruno Serrou 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 53 AC T U A L I DA D FRANCIA Temporada extramuros NUEVA ERA PARA EL CAPITOLIO NOVEDADES DE VAI Alberto Reyes Plays Chopin TOULOUSE Patrice Nin Théâtre du Capitole, Halle aux Grains. 9-X-2009. Verdi, Simon Boccanegra. Andrzej Dobber, Alxia Voulgaridou, Arutjun Kotchinian, Stefano Secco, Robert Bork, Yuri Kissin. Director musical: Marco Armiliato. Director de escena: Jorge Lavelli. El espectáculo de apertura de la temporada 20092010 del Théâtre du Capitole ha supuesto un doble acontecimiento: inauguración de la primera temporada del nuevo director, Frédéric Chambert, que sucede a los diecinueve años de dirección artística de Nicolas Joël, ahora en la Ópera de París, y apertura de una temporada extramuros al estar cerrado el Capitole por reformas. Las producciones de este año se presentarán en veinticuatro lugares diferentes, particularmente en la Halle aux Grains, sala de conciertos de la Orquesta del Capitolio de Toulouse utilizada desde 1978, año en que Michel Plasson abrió su mandato con un memorable Fidelio escenificado por Jorge Lavelli. En este lugar sin equivalente, las producciones adquieren un carácter que requiere la imaginación de los directores de escena, como reconoce Lavelli, pues este teatro exagonal resulta mucho más interesante que uno horizontal; según el lugar en que se encuentre el espectador, tendrá una visión diferente del espectáculo. Este espacio conviene perfectamente a la alternancia de escenas intimistas y movimientos de masas que caracterizan a una obra como Simon Boccanegra. Así, esta historia sobre el paso del tiempo y los conflictos entre clases sociales en la Génova del siglo XIV queda puesta en primer plano, allí donde José Luis Gómez destacaba la dulzura melancólica del personaje central. Jorge Lavelli sabe explotar el espacio como pocos de sus colegas. Los protagonistas entran y salen del escena- A. Dobber y A. Voulgaridou rio, situado en medio del público, por todos los accesos, lo que crea una diversidad de acciones concomitantes que alternan escenas íntimas y movimientos de masas de forma casi cinematográfica. La dirección de actores otorga veracidad dramática a todos los personajes, hasta el más anecdótico. Auténtico barítono verdiano, el polaco Andrzej Dobber encarna a un Boccanegra noble y ardiente, que impone y conmueve a la vez. La soprano griega Alexia Voulgaridou, de voz aterciopelada y timbre dorado, canta una Amelia incandescente. El tenor Stefano Secco es un Adorno luminoso, de línea de canto de insolente seguridad. Arutjun Kotchinian, Fiesco envarado en una rigidez que poco a poco se suaviza, Yuri Kissinet y Robert Bork participan en la negrura de la partitura más personal de Verdi, bajo la dirección segura de Marco Armiliato al frente de una orquesta en gran forma. Bruno Serrou AUDIO AL BERTO RE YES P L AYS C HOP IN S O N ATA S 2 & 3 B A L L A D E N O . 4 FANTASY IN F MINOR BARCAROLLE VAIA 1271-2 En Alberto Reyes se conjugan — a través de sus estudios con Sarah Bourdillon en Uruguay y Sidney Foster en Estados Unidos — dos vertientes primordiales del arte pianístico del Siglo XX: la de Alfred Cortot con quien Bourdillon estudió en París, y la de David Saperton, maestro de Foster, Shura Cherkassky y Jorge Bolet. Laureado en los concursos internacionales Tchaikovsky de Moscú, Leventritt de Nueva York, Van Cliburn de Texas y Río de Janeiro de Brasil, Reyes ha actuado en recital y con orquesta en Estados Unidos, la ex Unión Soviética, Canadá y América del Sur. Alberto Reyes resultó ser un auténtico músico. En Mozart demostró su lirismo personal y técnica brillante. —Agencia Novosty, Moscú. Un aristócrata del teclado. —Music and Musicians Sería de desear escuchar en vivo en nuestro país a este sensacional pianista uruguayo. —Scherzo. Información: www.albertoreyes.com Distribuido por LR Music España y Portugal www.lrmusic.es Tel. 93 481 56 90 D723=/@B7ABA7<B3@</B7=</:D/7/C27= www.vaimusic.com 53 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 54 AC T U A L I DA D GRAN BRETAÑA Opera North PASIÓN INCENDIARIA Grand Theatre. 26-IX-2009. Massenet, Werther. Paul Nilon, Alice Coote, Flur Wyn, Peter Savidge. Director musical: Richard Farnes. Director de escena: Tom Cairns. LEEDS Massenet se llamó a sí mismo “un hombre hogareño, un artista burgués”. Al contrario de su gran héroe Wagner, no tuvo fama de Don Juan, a pesar de intimar con las sopranos para las que creaba sus papeles operísticos. La Charlotte de Werther, de la novela escrita por Goethe en 1779, se destacó como la más simpática de la formidable nueva producción de la Opera North. El director musical Richard Farnes arrancó una apasionada y expresiva interpretación. El director de escena Tom Cairns y la escenógrafa Hildegard Bechtler han situado la acción en la Alemania de principios del siglo XX. La elección de la mezzo Alice Coote, que cantó su primera Charlotte, garantizó un drama intenso y una estimulante musicalidad en una partitura que, según los escépticos de Massenet, puede resultar pesada. Con Paul Nilon, en el papel del sensible y matizado Werther, Peter Savidge como el decente e inconsciente Albert y Flur Wyn como la vivaz Sophie, el reparto era soberbio. El clímax unificador de esta ópe- ra —desgarrada por la desunión y las cosas no dichas— es la explosiva escena final, cuando los amantes por fin confiesan su amor desesperanzador. Alicia Coote se entregó en cuerpo y alma en cuanto a emoción, energía vocal y sufrimiento. Fue una interpretación incendiaria. Fiona Maddocks Loy opta por un montaje radical ISOLDA SE QUITA EL JERSEY LONDRES Los abucheos fueron prolongados y fuertes cuando el equipo de producción salió a escena al final de la nueva Tristan und Isolde de la Royal Opera. Ni asomo de una vela por ninguna parte, ¡precisamente en esta ópera! Ya se sabe, el público operístico es tremendamente conservador, por desgracia. Se puede suponer que fue ésta la razón del clamor y las protestas con los que se encontraron el director Christof Loy y el escenógrafo Johannes Leiacker, al contrario de las grandes ovaciones que recibió todo el reparto, encabezado por una asombrosa Nina Stemme como Isolde y Ben Heppner en el papel de un obsesionado y atormentado Tristan. Loy optó por lo radical y lo contemporáneo. Su delito, que muchos consideraron un golpe maestro, fue mostrar cómo estos amantes se empeñaron en su ciegas pasiones contra un fondo de traición, celos y lascivia. Que estos finos y elegantes espectadores se vistan de esmoquin, se sienten ante mesas cubiertas de manteles de lino blanco y candela- Bill Cooper Royal Opera House. 29-IX-2009. Wagner, Tristan und Isolde. Nina Stemme, Ben Heppner, Sophie Koch, Michael Volle. Director musical: Antonio Pappano. Director de escena: Christof Loy. Escenografía: Johannes Leiacker. 54 Escena de Tristán e Isolda de Wagner en el Covent Garden bros, y a veces se muevan a cámara lenta, como las criaturas surrealistas salidas de una película de Raoul Ruiz, fue claramente una ofensa para los gustos de algunos. Pero todo estuvo tan bien controlado que no se desperdició ninguna acción. Stemme, que cantó con voz gloriosa y dorada hasta el final, respondió al texto y a la música con una emocionante entrega. Disparó su primer estallido salvaje con una fuerza explosiva que estableció el tono. Un hecho tan insignificante como el arrancarse un jersey comunicó toda la furia de su venganza femenina. Heppner es un perfecto Tristán, a veces flaquea pero luego recobra su poética y radiante fuerza, y fue muy conmovedor al cantar a media voz. La mezzo Sophie Koch, con su pelo castaño cortado a lo garçon, fue una vivaz Brangane, Michael Volle un fascinantemente viril Kurwenal y John Tomlinson un criticón y triste Rey Marke; los tres encabezaron un soberbio reparto. La orquesta respondió a los atrevidos pero convincentes tempi de Pappano, fueran lentos o rápidos, con una exquisita interpretación. Este versátil director musical está demostrando ser un wagneriano muy dotado. Fiona Maddocks 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 55 AC T U A L I DA D ITALIA Monteverdi vuelve a la Scala INDESCRIPTIBLE Faltaban desde hacía décadas de la Scala las obras maestras del teatro de Monteverdi, y ahora ha regresado finalmente a la escena L’Orfeo, abriendo un ciclo de nuevas producciones que seguirá en 2011 y 2012, siempre con dirección de Rinaldo Alessandrini y producciones de Bob Wilson. Wilson ha vuelto a la Scala 20 años después de su bellísimo Doktor Faustus de Giacomo Manzoni, firmando la dirección, la escenografía y la iluminación (el vestuario, de aspecto renacentista, era de Jacques Reynaud). El encuentro con este Monteverdi ha sido felicísimo, desde la nitidez geomética y velada de melancolía de un paisaje de idilio pastoral a los colores lívidos de los infiernos las escenas de Wilson, los gestos esenciales, las luces sugestivas y ricas en claroscuros indescriptibles, todo exaltaba la grandeza de Orfeo en un espectáculo memorable. En toda la última parte del acto II, desde el anuncio fatal a la narración de la Mensajera (en verdad ejemplar), hasta el breve y desgarrador lamento de Orfeo, al planto de ninfas y pastores (todos impecables), la extraordinaria belleza de la música y de la ejecución se asociaban al refinadísimo estatismo de la visión de Wilson (en la que de por sí los claroscuros de luces y colores definían atmósferas luctuosas) de manera inolvidable. No menos mágica e intensa fue la sugestión de las escenas de los infiernos, con las luces lívidas, los desplazamientos de paredes rocosas, o aun la desaparición de Eurídice en la grisura de la escena vacía, cuando Orfeo la pierde definitivamente. En realidad, no tiene sentido citar momentos memorables en un espectá- Lelli e Masotti MILÁN Teatro alla Scala. 19-IX-2009. Monteverdi, L’Orfeo. Georg Nigl, Roberta Invernizzi, Sara Mingardo. Director musical: Rinaldo Alessandrini. Director de escena y decorados: Robert Wilson. culo siempre de rara, intensa, refinadísima sugestión. Alessandrini dirigía un pequeño grupo “mixto”, con algunos músicos de la Scala y algunos especialistas, formando parte de los ejecutantes del bajo continuo, coordinando todos los aspectos de la interpretación con ejemplar conciencia estilística, flexibilidad, claridad y una sensibilidad cercana a la que caracteriza sus interpretaciones de madrigales. Los elogios que merece no son separables de los debidos a todo el reparto. Orfeo era Georg Nigl, el mismo barítono que admiramos en el Wozzeck de Berg de la pasada temporada, un artista de ductilidad increíble, capaz de entonar la palabra italiana de modo casi perfecto, con la convicción que requiere el “recitar cantando” y de dominar con seguridad aun los momentos virtuosísticos de la escritura vocal. Entre las voces femeninas, maravillosa Sara Mingardo en los papeles de La Esperanza y la Mensajera. Eurídice fue la estupenda Roberta Invernizzi, que cantó también el Prólogo. De los otros protagonistas al menos se debería citar a Furio Zanasi, ejemplar como Apolo, Raffaella Milanesi (Proserpina), Giovanni Battista Parodi (Plutón) y Luigi De Donato (Caronte). Paolo Petazzi ANNA NETREBKO DONIZETTI: Lucia di Lammermoor Anna Netrebko graba por primera vez la Lucia dI Lammermoor a su vuelta al Met en 2009. Incluye entrevistas de Nathalie Dessay a Anna Netrebko y otros cantantes principales del reparto, al director musical Marco Armiliato y la directora de escena Mary Zimmerman. DONIZETTI: Lucia di Lammermoor Anna Netrebko / Piotr Beczala / Mariusz Kwiecien / Ildar Abdrazakov The Metropolitan Opera / Marco Armiliato 2DVDs deutschegrammophon.com universalmusic.es 55 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 56 AC T U A L I DA D ITALIA Biondi dirige una gran interpretación musical de la última ópera italiana de Haendel AGRIPINA VUELVE A VENECIA A los trescientos años de su primera representación en Venecia en 1709, Agrippina de Haendel regresa al Teatro Malibran, construido en el lugar donde se alzaba el Teatro San Giovanni Grisostomo, donde fuera estrenada. Es la última ópera italiana de un compositor veinteañero, al final de su viaje iniciado en 1706, que lo llevó a asimilar una gran riqueza de experiencias, sobre todo romanas y napolitanas, de Alessandro Scarlatti a Corelli. Agrippina es la síntesis conclusiva del Haendel italiano, incluso en un sentido concreto, porque gran parte de esta extraordinaria partitura retoma o reelabora músicas de los oratorios y las cantatas compuestas en Italia en los años precedentes, repensadas de manera que se inser- tan a la perfección en el nuevo contexto. Las intrigas de Agripina para poner en el trono a su hijo Nerón, la sinceridad del amor que une a Otón con Popea (habilísima en el manejo de sus numerosos pretendientes), la altivez del emperador Claudio, la vacuidad de Nerón se entrelazan en un mecanismo teatral bastante bien construido y vital, con gran variedad de situaciones, desde la intensidad patética a la ironía y el humor. Aun los recitativos son apreciables. La magnífica dirección de Fabio Biondi exaltaba la riqueza de la partitura con una perfecta adhesión estilística, vitalidad e intensidad admirables. Biondi ha sabido obtener de un grupo de músicos de La Fenice una ejecución impecable. Notable el reparto. Las dos grandes Rafa Martín VENECIA Teatro Malibran. 9-X-2009 Haendel, Agrippina. Ann Hallenberg, Veronica Cangemi, Lorenzo Regazzo, Xavier Sabata, Florin Cezar Ouatu. Director musical: Fabio Biondi. Dirección de escena, decorados y vestuario: Laboratorio della Facoltà di Design e Arti IUAV di Venezia. Escena de Agrippina de Haendel rivales, Ann Hallenberg (Agripina) y Verónica Cangemi (Popea) estuvieron musical y teatralmente soberbias. Magnífico también el Claudio de Lorenzo Regazzo. Elegante y refinado Xavier Sabata (Otón), discreto Florin Cezar Ouatu (Nerón). Adecuados Ugo Guagliardo (Pallante), Milena Storti (Narciso y Juno) y Roberto Abbondanza. A una interpretación musical de tan alto nivel no le correspondió una producción de la misma altura, aun si la desenvoltura escénica de los cantantes suplió las limitaciones de la dirección. Sobrios y un poco genéricos los decorados. La positiva experiencia de la colaboración de La Fenice con el laboratorio de los estudiantes de la Facultad del Diseño y Artes IUAV de Venecia encontró en este caso un límite en la notoriedad e importancia de una obra maestra como Agrippina: ¿no hubiera sido mejor insistir en el redescubrimiento de óperas venecianas del siglo XVII poco conocidas? Paolo Petazzi Aura en la Bienal de Venecia REALISMO MÁGICO Venecia. Biennale Musica. 1-X-2009. Sánchez-Verdú, Aura. Sara Sun, Truike van der Poel, Andreas Fischer. Director musical: José-María Sánchez-Verdú. Directora de escena: Susanne Øglænd. L 56 a recentísima ópera de cámara de José María Sánchez-Verdú, Aura, representada en Venecia en el Teatro Goldoni, era una de las propuestas más esperadas y más significativas de la Biennale Musica, que ha coproducido el montaje con Musicadhoy de Madrid y Musik der Jahrhunderte Stuttgart. El compositor ha extraído el breve libreto de Aura de Carlos Fuentes (quien en Venecia ha oído la ópera por primera vez), usando palabras de la novela, sobre todo tomándolas directamente, con el único añadido de tres brevísimas citas de Rilke (las I y II de las Duineser Elegien) y dos del Génesis. Así, el conciso texto aparece todavía más denso y cargado de sugestiones que el de la novela. Felipe, un joven historiador, debe reordenar y publicar las memorias del marido de Consuelo, una señora que podría tener 109 años, viuda desde hace tiempo y vive con la joven Aura, que se presenta como su sobrina. Pero la relación Aura-Consuelo se revela mucho más misteriosa y compleja, como si una fuese la emanación o la doble de la otra, y como si las dos se identificasen entre los brazos del enamorado Felipe. Bajo el signo del “realismo mágico”, la historia permanece suspendida, en un clima misterioso, onírico y angustioso, intensamente evocado por la música, que presenta afinidades ideales con los mundos del último Nono y de Sciarrino (y puede que también con la investigación sonora de Lachenmann), manteniéndose sin embargo autónoma. A las voces de los tres protagonistas se unen las “lejanas” de tenor y barítono, La vocalidad es muy variada, estilizada casi siempre de manera antinatural, pero junto a suspiros y susurros propone también momentos ariosos y cantables, intensas ascensiones. El pequeño y original grupo instrumental (5 cuerdas, flauta baja, flauta contrabajo Paetzold, tuba, 2 acordeones), con electrónica del SWR Experimentalstudio, protagoniza refinados inter- ludios y otras intervenciones determinantes para la evocación de las atmósferas oníricas o alucinadas. Eficaz la dirección de Susanne Øglænd en la sencilla y sugestiva planta escénica de Mascha Mazur, maravillosa la ejecución musical del excelente Kammerensemble Neue Musik Berlin, dirigido por el autor, y con algunas de las voces de los superlativos Neue Vocalsolisten Stuttgart. Aura era la soprano Sara Sun, Consuelo la mezzo Truike van der Poel, Felipe el bajo Andreas Fischer, las voces “lejanas” Martin Nagy y Guillermo Anzorena. Se anuncia un CD Kairos. Paolo Petazzi 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 57 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 58 AC T U A L I DA D PORTUGAL / SUIZA Fin del Anillo lisboeta EL HÉROE ETERNO Y LOS HÉROES COTIDIANOS LISBOA Teatro São Carlos. 12-X-2009. Wagner, Götterdämmerung. Susan Bullock, Stefan Vinke, Gregory Reinhart, Johann Werner Prein, Michael Vier. Director musical: Marko Letonja. Director de escena: Graham Vick. Tres años después de la inauguración del ciclo del Ring, dirigido por Graham Vick (el primero que se ha hecho en Lisboa), llega Götterdämmerung. La huella y la calidad de Vick fueron tan manifiestas en todas las óperas que el ciclo ha recibido el nombre del Ring de Lisboa. Para alguien que no conozca el ciclo, hubiera sido difícil entender lo que pasaba en el escenario (o más concretamente, en la arena que cubría el patio de butacas). Además, esa huella de Vick no quedó muy clara aquí debido al sentido de que todo iba a terminar, y hubo varios detalles de las óperas previas que volvieron a aparecer, además de unas lonas de un gris ceniza que cubrían el suelo de la “arena” y que decían “(Sieg)fried/ Wotan/ist/tot”. El leitmotiv de la escena es un montón de cartuchos de dinamita recogido por las nornas, que introducen en la mochila de Siegfried. No reaparece hasta el monólogo final de Brünnhilde, y simbolizan su propia muerte junto a su amado ya muerto. Vick ideó un final de la ópera que es más bien esperanzador, porque Brünnhilde convertía a los humanos de la próxima generación en sus partidarios y cantó casi todo el monólogo Starke Scheito como si ella fuera una evangelizadora predicando a su congregación. Después de su muerte, todos los miembros se mar- charon, cada uno con una mochila. Con una ironía típica de Vick, una pareja “pija” bailó el final de Erlösungsmotiv —¡es una critica al mismo Wagner! El director musical Marko Letonja fue muy preciso en cuanto a la duración de las funciones: 4 horas 22 minutos (la segunda noche) y 4, 20 (la tercera), pero no parecía tener un concepto personal de la obra y dirigió como si quisiera llevarla a buen puerto sin estropicios. Por otro lado, pasó por alto en gran parte el papel principal de la orquesta en el drama, que quedó reducida a la labor de acompañar y nada más (muy evidente en la segunda función). En cuanto a la orquesta misma, muchas veces tocó bastante pobremente durante la función. Hubo muchas fuertes (y a veces carismáticas) voces, sobre todo las de Susan Bullock y de Gregory Reinhart —un afortunado sustituto de último momento de James Moellenhoff. La calidad vocal de Stefan Vinke sigue siendo algo dudosa. Johann Werner Prein mostró una espléndida dicción. Michael Vier fue un excelente Gunther. El resto del reparto fue desigual, pero vale la pena mencionar a las segunda y tercera norna. Para rematar, se celebrará en la primavera de 2011 un minifestival que ofrecerá las cuatro óperas. Bernardo Mariano Rihm reúne tres monólogos femeninos preexistentes en su nueva ópera TRES MUJERES, TRES COLORES, TRES MUERTES BASILEA Peter Schnetz Theater. 25-IX-2009, Rihm, Drei Frauen. Yeree Suh, Rayanne Dupuis, Renate Behle, Rolf Romei. Director musical: André de Ridder. Director de escena: Georges Delnon. Decorados: Roland Aeschlimann. Vestuario: Marie-Thérèse Jossen. 58 Tres mujeres, mujeres enamoradas, enamoradas hasta el delirio y la inmolación. Tres mujeres, tres colores, tres destinos. El azul es el de Ariadna en el laberinto, que no es una mujer abandonada que se lamenta como en Monteverdi sino, según el texto del Dionysos de Nietzsche, una mujer ardiente y apasionada, enamorada de un dios desconocido, del que al final también obtiene una respuesta, irónica en cualquier caso, que Rolf Romei supo darle acertadamente desde el patio de butacas. El amarillo es el de Anita, que se enamora de un águila que ha sido capturada (el Águila Federal Alemana), y a la que al final mata porque no puede realmente poseerla. La base literaria aportó aquí Botho Strauss en su Escena de Tres mujeres de Wolfgang Rihm en el Teatro de Basilea Schlusschor (Coro final). Y de un color rojo sangre es Penthesilea en su monólogo de Kleist, que inspiró a Rihm para trazar un grandioso cuadro, a medio camino entre la pasión y la locura. Animado por Georges Delnon, director del Teatro de Basilea, Wolfgang Rihm unió sus tres monólogos femeninos, creados entre 2002 y 2006, mediante dos poderosos interludios orquestales. Su música tiene siempre sentido y expresión, y se mueve entre el dramatismo emocional y una meditativa (o también engañosa) calma. André de Ridder, al frente de la Orquesta Sinfónica de Basilea, otorgó todo su relieve a la variada partitura, y las tres solistas se emplearon a fondo en sus cometidos. Sobre todo la coreana Yeree Suh, quien brilló como Ariadna gracias a una enorme gama de matices tímbricos y dinámicos que tal vez le faltaron a Rayanne Dupuis como Anita, aunque ésta lo compensó con su presencia escénica. Y Renate Behle vivió realmente el papel de Penthesilea. La puesta en escena fue sencilla, y estuvo centrada en las tres protagonistas. Los amantes —el dios, el águila, el héroe— eran simples proyecciones, cuya identidad se desvanecía durante los interludios orquestales convirtiéndose en simples retratos por ordenador. Un montaje conseguido, bien pensado y coherentemente realizado. Reinmar Wagner 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 59 AC T U A L I DA D SUIZA Brillante producción escénica y musical ROSSINI EN EL CRACK FINANCIERO Ingo Höhn Opernhaus. 19-IX-2009. Rossini, Mosè in Egitto. Erwin Schrott, Michele Pertusi, Eva Mei, Javier Camarena, Sen Guo, Reinaldo Macias, Anja Schlosser, Peter Sonn. Director musical: Paolo Carignani. Directores de escena: Patrice Caurier y Moshe Leiser. Decorados: Christian Fenouillat. ZÚRICH Reinaldo Macias y Erwin Schrott en Mosè in Egitto de Rossini Cuando se levanta el telón sobre el montaje realizado por la inseparable pareja franco-belga formada por Patrice Caurier y Moshe Leiser, no estamos en el antiguo Egipto, sino en medio de un crack financiero de hoy. El responsable de ello no es el buen Dios, sino un fanático religioso de nombre Moisés, que no se arredra ante el hecho de poner bombas. Esto provoca incendios en un Egipto que podría estar situado en cualquier lugar del mundo actual, y cuyo Faraón se parece al jefe de un clan mafioso. Sólo para la matanza de los primogénitos requiere la puesta en escena una fuerza mayor: de repente se extienden unas manchas de sangre sobre las blancas túnicas de los más jóvenes, mientras Moisés permanece encarcelado en una especie de prisión que recuerda a Guantánamo. El cuadro final demostró que estos directores también pueden poner en escena cuestiones profundas. El Mar Rojo, que separa sus aguas para el paso de los hebreos, es una pantalla de vídeo que desciende después sobre los egipcios y los aprisiona sobre el suelo. Pero luego, sobre los últimos acordes de Rossini, que corresponden a la acción de gracias al Señor de los liberados, la pantalla se gira y muestra lo que ha resultado de todo esto: un sangriento collage con imágenes de la guerra en Palestina. Una inflamada protesta contra el fanatismo religioso, y un ataque contra todo aquél que con la palabra Dios en la boca se atreve a justificar cualquier tipo de violencia. En el papel de Moisés debutaba el bajo-barítono uruguayo Erwin Schrott, que ofreció una poderosa interpretación escénica y vocal, al igual que Michele Pertusi en su rival, el Faraón. Eva Mei y Javier Camarena dominaron magníficamente el virtuosismo de los dos enamorados, como todo el resto del elenco, en el que destacaron igualmente Sen Guo como Amaltea y Reinaldo Macias como Aarón. Una gran responsabilidad en la calidad global del espectáculo tuvieron asimismo el Coro y la Orquesta de la Ópera, dirigidos con suma precisión por Paolo Carignani. El maestro italiano cuidó enormemente los detalles de esta partitura llena de colores y de matices, sin descuidar por ello el impulso y la ligereza del lenguaje musical rossiniano. Reinmar Wagner Magdalena Kožená VIVALDI: Arias de ópera y oratorio Andrea Marcon Kožená presenta su personal selección de arias de ópera y oratorio de Vivaldi. Para la ocasión, la mezzosoprano cuenta una vez más con la colaboración de la Orquesta Barroca de Venecia bajo la dirección de Andrea Marcon. Kožená muestra su amplio registro interpretativo a través de las arias de Orlando furioso, Tito Manlio, La verità in cimento, Farnace, etc. VIVALDI: Arias de ópera y oratorio Magdalena Kozena / Venice Baroque Orchestra / Andrea Marcon deutschegrammophon.com universalmusic.es 59 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 60 E N T R E V I S TA MITSUKO UCHIDA: “LOS COMPOSITORES SON GRANDES, YO SOY PEQUEÑA” sí, casi sin darnos tiempo a preguntar por ella, comienza nuestra conversación con Mitsuko Uchida: “usted debe de ser Ana Mateo. Esperaba su llamada y quería contestar yo antes de que otros lo hicieran.” Pragmática y sin artificios, va directa al grano. La velocidad de su pensamiento es vertiginosa y sin embargo habla despacio, sin atropellarse. Expone sus ideas con claridad y con esa sabiduría que da la experiencia y el conocimiento. Mitsuko Uchida sabe dónde está y sabe lo que quiere. Su carrera es un ejemplo de coherencia y de sentido común. Esta mujer de aspecto frágil es fuerte como un roble e, inteligente y lúcida, ha sabido aprovechar al máximo uno de los privilegios que la vida le ha otorgado: la posibilidad de poder elegir. En estas fechas aparece bajo el sello Decca su nuevo disco, los Conciertos para piano nºs 23 y 24 como solista y directora de la Orquesta de Cleveland. Y el día 10 se presenta en el Ciclo de Grandes Intérpretes de la Fundación Scherzo con un programa que incluye obras de Mozart, Berg, Beethoven y Schumann. A No es del todo cierto. Comencé a tocar el piano cuando tenía tres años porque me llevaban a las lecciones de mi hermano, sí. Así es como empecé, digamos que me obligaban a ir, pero después fui libre y jamás tuvieron que forzarme para ello. Usted deja Japón por razones familiares con once o doce años y llega, por casualidad, a una ciudad como Viena. Sí. Mis padres se trasladaron a vivir allí y ya para entonces era libre para elegir mi instrumento y ya tocar no tenía nada que ver con las lecciones de mi hermano. ¿Y cómo sabía ya, siendo todavía una niña, que eso era lo que quería hacer? Supongo que algún interés debí mostrar ya con tres años, pero no me acuerdo. ¿Recuerda en qué momento el piano dejó de ser un juego para convertirse en una profesión, en qué momento dejó de ser una niña que tocaba el piano para convertirse en músico? 60 Con dieciséis años, al volver a Viena para seguir estudiando, ya sin mis padres, era ya una estudiante a tiempo completo, me dedicaba al piano totalmente. En ese momento me dije: no sé si llegaré a ser pianista o no, no sé si llegaré a convertirme en músico, pero voy a intentarlo. Lo vi muy claro. ¿Qué le lleva a dejar Viena y poner rumbo hacia otro lado? Dejar Viena fue una necesidad de cambiar de vida, no es que no estuviera bien allí, pero necesitaba un cambio, es todo. ¿Pero no empezaba también a cuestionarse que la forma vienesa de aproximarse a una partitura fuese la única válida? Si no me equivoco, todavía hoy se sigue preguntando cuál es la manera correcta de interpretar una obra, sigue buscando sin cesar. La verdad es que Viena se estaba convirtiendo en algo demasiado denso para mí. Vengo de un país como Japón en el que no existe la tradición de la música occidental y llegué a una ciudad como Viena absolutamente sumergida en la tradición hasta el punto de que piensan que lo saben todo. Eso no era lo que yo quería y llegó el momento de cambiar. Necesitaba poder encontrar un lugar en el que poder buscar con tranquilidad mi manera de leer la música. No quería tener todo el tiempo a alguien encima de mí decidiendo cómo Richard Avedon Dicen que ya de pequeña gateaba usted hasta el piano durante las lecciones que su hermano tomaba. 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 61 E N T R E V I S TA 61 Fotos: Andrew Eccles / Decca MITSUKO UCHIDA 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 62 E N T R E V I S TA MITSUKO UCHIDA debía ser, leyendo la música por mí. Necesitaba tener mi propia visión y no la de otro. Así que me fui a Londres, pero fue, simplemente, una decisión personal. ¿Y qué encontró en Londres para seguir allí más de treinta años después? Me gusta. Y me gustó entonces. Puede que la razón sea que los británicos son un poco excéntricos y poseen tolerancia para personas diferentes. Tolerancia intelectual. No digo que tengan libertad intelectual, como puede suceder en otros muchos países de Europa en mayor o menor medida, pero sí que allí encuentro esa tolerancia intelectual hacia uno mismo y hacia los demás que me gusta. En general, en toda Inglaterra porque hay un sistema intelectual británico que lo propicia, y muy especialmente en Londres, porque Londres contiene un mundo gigante, Londres admite a todo el mundo. Allí se puede encontrar un pequeño pueblo, yo vivo allí, junto a la gran ciudad, grande en todos los conceptos, porque en ella se puede encontrar de todo. Por eso adoro estar en Londres. Y en lo que concierne a la música, no es densa, es de todo punto normal. ¿Qué quiere decir con eso? Evidentemente, tienen sus propios músicos, poseen a Purcell, a Elgar, o a Britten, pero saben que Beethoven no es suyo, ni tampoco Mozart. Y esto unido a todo lo anterior es esencial para mí, porque necesito poder sentirme libre para acercarme a una obra desde un punto de vista diferente. Allí en Londres es donde le llega Mozart, en el sentido comercial, digamos, con la oportunidad de grabar una integral para Philips. Sí. Eso llegó porque tocaba las sonatas y fue por azar. Tenía idea de hacer algo un poco sustancial, algo que no fuese nada más que un gran título. Así que mi intención era hacer una gran parte de Schubert o de Mozart, no lo tenía muy claro. Lo cierto era que no existía una integral de las sonatas de este último, porque las primeras se concebían como piezas de juventud que no merecía la pena tocar. Yo no comparto esa idea, así que me decidí a tocarlas y a mostrarlas. Ofrecí un ciclo Mozart y más o menos en esa época se estrenaba también en Londres la obra de teatro de Peter Shaffer Amadeus. De repente había un boom Mozart en la ciudad. Mi compañía discográfica quería hacer un monográfico Schubert, pero mi productor nos dijo: lo siento, Mozart está de moda, primero hay que grabar un disco con su música. Después grabaremos Schubert. Al final, Schubert tuvo que esperar durante un tiempo. Eso fue todo. 62 En su música, en sus declaraciones, en la coherencia que ha presidido los pasos que ha dado en la vida, encuentro en usted una fidelidad a sí misma, una honestidad consigo misma no muy habitual. Ser honesto, ser fiel a uno mismo debe ser el primer paso en cualquier manifestación artística. No soy yo quien toca. O sí, pero quiero decir que no es mi música. No se trata de cómo toco, sino de la música que toco; no se trata de demostrar lo que soy capaz de hacer, sino de transmitir la música de la forma en que la leo. ¿No le tienta esa parte del espectáculo del miren qué bien lo hago? Parto del convencimiento de hasta qué punto son grandes los grandes compositores. Yo soy muy pequeña. Por eso, pienso en cómo puedo ser útil para transmitir esas obras geniales y no en cómo esas obras me pueden ser útiles a mí. Esa actitud del mostrarse a uno mismo es la actitud del virtuoso y creo que yo, más bien, soy exactamente lo contrario, quiero hacer música. Eso está más en la tradición de Schnabel o Fischer, algo también Adolf Busch. Pero ha habido también una serie de pianistas que han seguido esa línea en la que prima más la música que uno mismo. Hablo de músicos como Kempff, Serkin o Brendel. Yo creo que formo parte de esa línea, de ese concepto de hacer música, y con esto no estoy diciendo que unos sean mejores que otros o que me gusten más que otros. Son conceptos distintos, simplemente. Para mí un concierto es una manera de compartir la música con el resto de personas que llenan la sala, mucho más allá del mero acto de mostrar mis capacidades. ¿Les pide lo mismo a los músicos con los que hace música de cámara? ¿Qué encuentra en Ian Bostridge, por ejemplo? Con Ian es algo diferente. Lo cierto es que una espera poder encontrar siempre una cierta identidad, y aunque no creo que él piense del mismo modo que yo, me encanta trabajar con él. Usted ha podido ser más famosa o más rica, pero siempre ha tenido claras sus prioridades. Para ello habrá tenido que decir que no en más de una ocasión. ¿Alguna vez se ha arrepentido de una respuesta equivocada? No sabría decirle, la verdad. Puede que me arrepienta cada día, pero si miro mi vida en su conjunto ha sido maravillosa. Y sigo eligiendo cada día qué hacer o qué no hacer. Soy muy afortunada de poder elegir y por eso lo hago. No toco más de cincuenta conciertos al año y ese es un principio que sigo a rajatabla desde hace muchos años. Tengo otra regla y es que cada cinco años me tomo unos seis, siete meses de descanso. En mi vida es también esencial el Festival de Marlboro, al que me dedico en cuerpo y alma durante el verano. Es un festival de música de cámara con jóvenes músicos. En cualquier caso, puede estar segura de que cuando digo que sí a algo, mantengo mi palabra. Intento elegir siempre del modo que creo correcto, pero me equivoco muchas veces, claro. Su compromiso con los jóvenes es absoluto. Además de su dedicación a Marlboro es también miembro de la Fundación BorlettiBuitoni, que ayuda a los jóvenes en sus comienzos. Dice que ha dejado de creer en los concursos. ¿Por qué? No hay realmente un por qué. Es que hay muchos. Demasiados. Y su sentido y su objetivo se pierden. Y no sólo eso. Los concursos pueden ser útiles pero hay que saber usarlos. Pero hay tantos ahora mismo que es imposible saber quién gana cuál. Lo que sí puedo decirle es que si alguien es bueno de verdad, oiremos hablar de él gane o no un concurso. Desde un cierto punto de vista puede que sea bueno que haya concursos, pero desde otro hay algo abyecto en torno a ellos. Lo que a mí más me interesa es poder ayudar a los jóvenes músicos en los momentos difíciles. Algunos de ellos han ganado varios concursos pero se encuentran atascados. Y muchas veces estos jóvenes ganadores de concursos necesitan más tiempo para entender, necesitan más apoyo, no sólo económico, sino también humano; necesitan consejos, necesitan poder hablar de la vida y de la música. Así que intentamos ayudar de varias maneras. Y Marlboro… Marlboro es para mí un compromiso total. Esas semanas son para mí sagradas y de dedicación absoluta. Son siete semanas cada año que reservo totalmente para estar en el campo, en América, dedicada por completo a la música de cámara con los jóvenes. ¿Es cierto que los conciertos tienen lugar cuando ellos sienten que están preparados? Ese es el compromiso esencial. Hay algo en un músico que jamás se puede cambiar y es el tiempo. Dedico mucho tiempo de mi vida a Marlboro y mi compromiso con los jóvenes viene dado porque creo que soy ya lo suficientemente vieja como para sentir la necesidad de devolver a la sociedad lo que ella me ha dado o lo que tuve la suerte de encontrar. Para mostrar el camino y hacer que la idea siga en marcha, Marlboro es el lugar. Rudolf Serkin comenzó en ello en 1951 y diría que lo hizo por su enorme compromiso con la música. Creo que podemos seguir en esa línea mostrándoles el camino a los jóvenes. ¿Les enseñan de algún modo a no tener prisa? Eso siempre ha sido así. Los jóvenes siempre han tenido prisa y eso no ha cambiado. No saben de la vida. Básicamente deben entender que la vida de 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 63 E N T R E V I S TA MITSUKO UCHIDA un músico consiste en hacer música. Y eso es todo. Punto final. En su caso, no le interesa sólo la música que hace. Es una gran amante del arte y le gusta llegar antes a las ciudades en las que toca para visitar museos o algún cuadro que ama especialmente. ¿Todo ese bagaje le ayuda en su interpretación, la transforma, moldea o enriquece de alguna manera? Probablemente. No podría asegurarlo, pero creo que el sonido que sale de mí es el resultado de todo lo que soy. Asumo eso. Leo e interpreto de la forma en que soy y eso puede oírse a través de la música. Lo que no hago es mirar una obra de arte para que ayudar a mi música. En esta última grabación de dos conciertos de Mozart con la Orquesta de Cleveland, la claridad… Es claro, ¿verdad? Creo que eso es algo que por fin he conseguido. Hemos trabajado muy intensamente a lo largo de varios años. Dieciocho, creo. Hace unos diez los dirigí por primera vez desde el piano con los conciertos de Mozart. Los hemos leído todos en estos años, intensamente, y este disco ha sido como un regalo, como un broche final. Nunca hubiéramos llegado tan lejos de no haber trabajado de un modo tan cercano, compartiendo la música, amando la música, más allá de su capacidad real para hacer música. Es una maravilla. Hay partes que escucho y me pregunto cómo pudimos lograrlas. Básicamente, creo que es el resultado de haber trabajado de verdad juntos y de forma muy intensa. A ellos les gusta esa música, la cuidan y se preocupan por hacerla bien. Con ellos me siento dentro de la orquesta, somos un todo y eso lo hemos conseguido, diría, a través de esos diez años de trabajo. ¿Dirigir desde el piano le llegó por casualidad? Sí, fue por casualidad. Creo que fue en 1983 y durante esa década lo hice muy a menudo. Después lo dejé durante un tiempo y he vuelto a ello. ¿Siente la necesidad? Bueno, los conciertos se supone que fueron escritos para ser interpretados así. Hay muy pocos directores con los que hago Mozart. Puede ser maravilloso, fascinante, pero el director aporta siempre algo más. Encuentro que la unidad que se consigue en un concierto de Mozart sin director es realmente especial, pero tiene que encontrarse un grupo tan comprometido, tan cualificado como la Orquesta de Cleveland. Para mí es difícil hacer esto con la mayoría de las orquestas sinfónicas. La elección de orquesta es para mí esen- Walter Schels Asombroso. Sus dos manos, el sonido de la orquesta. Todo es transparente, se escucha todo. cial y hay solo tres con las que hago los conciertos de Mozart: la de Cleveland, la Orquesta de Cámara de Europa y la de Chicago. bert y Berg. Todos ellos eran auténticos vieneses y no pueden evitar compartirlo. Usted está ahora en Nueva York preparando un recital, pero está de gira con conciertos de Beethoven. ¿Prepara el concierto y el recital de forma diferente? Es muy agradable ser reconocido, pero no me cambia, no cambia lo que soy. Creo que eso cambia el modo en que la gente me ve. Es un título y estoy muy agradecida por haberlo recibido, pero como músico sigo intentando día tras día hacer la mejor música posible. Le diría que cada obra es diferente. En el recital estoy sola y en el concierto no, eso sí, pero no los preparo de forma diferente. Las obras son diferentes. Cada obra te exige algo diferente. Es todo. Es difícil no asociar su nombre a Mozart, muy especialmente, a Schubert o a Beethoven, pero usted es también una gran amante de la Segunda Escuela de Viena. Sí y también toco a Boulez. Estoy pensando en incorporar a mi repertorio una obra suya. Me gusta también Stockhausen. La vida está llena de sorpresas. ¿Encuentra un lenguaje vienés común entre Schubert y Schoenberg? Y entre Schubert y Webern, o Schu- ¿Para usted, que se siente británica, qué supone ser nombrada Dama del Imperio? Dice que este título cambia el modo en que la gente la ve. Supongo que a lo largo de los años muchos se habrán acercado a usted por ser quien es o por la idea que tienen de usted. ¿Cómo distingue a los buenos amigos de los demás? Tengo la suerte de tener muy buenos amigos, que además están por todas partes. Creo que soy buena distinguiéndolos y procuro ocuparme de ellos con mucho cariño y con mucha atención. Ana Mateo 63 246-Pliego 4 con entrevista:Actualidad 22/10/09 19:17 Página 64 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE NOVIEMBRE La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. ALBÉNIZ: Iberia. La Vega. Azulejos. Navarra. GUSTAVO DÍAZ-JEREZ, piano. 2 CD SEDEM 21 Gustavo Díaz-Jerez se incorpora con este álbum verdaderamente excepcional al selecto y creciente grupo de cabeza de los iberistas. J.R. Pg. 81 DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8077 Pocas veces se podrá escuchar este sublime Stabat Mater dirigido con semejante fervor. F.F. Pg. 95 BACH: Invenciones y Sinfonías. Suite francesa nº 5. TILL FELLNER, piano. PISADOR: Si me llaman… ECM New Series 2043 4766355 Exquisitez, sobriedad, elegancia y nobleza absolutas, sin la más nimia concesión al efectismo ni a la folclorización. P.J.V. Pg. 95 El artista impregna cada obra de ese hálito milagroso al que pertenecen estas partituras. E.B. Pg. 80 BEETHOVEN: Sonatas para violonchelo y piano. NATALIA GUTMAN, violonchelo; ELISO VIRSALADZE, piano. EL CORTESANO. CARPE DIEM CD-16276 SCHUMANN: Escenas de “Fausto de Goethe”. GERHAHER, IVEN, MILES, SELIG, GÜRA. CONCERTGEBOUW DE ÁMSTERDAM. Director: NIKOLAUS HARNONCOURT. 2 CD LIVE LCL 207/8 2 SACD RCO Live RCO 09001 Un ejemplar del todo excepcional, que no debe perderse ningún aficionado. R.O.B. Pg. 83 Un magnetismo irresistible, con una orquesta prodigiosa y un elenco sobresaliente. R.O.B. Pg. 98 HALLGRÍMSSON: Concierto para SHOSTAKOVICH: Las amigas op. 41 (II). Rule, Britannia! e.a. CELIA SHEEN, KAMIL BARCZEWSKI. CAMERANA SILESIA. SINFÓNICA DE LA RADIO NACIONAL POLACA. Director: MARK FITZ-GERALD. violonchelo. Herma. TRULS MØRK, violonchelo. ORQUESTA DE CÁMARA ESCOCESA. Director: JOHN STORGARDS. ONDINE ODE 1133-2 Un NAXOS 8.572138 disco imprescindible, que viene a demostrar cómo la belleza todavía es posible en la música. J.C.M. Pg. 88 Una verdadera sorpresa. Imprescin- HAYDN: Sinfonías nºs 49 “La pasión” y 80. Concierto para violín nº 1. ORQUESTA BARROCA DE FRIBURGO. Violín y director: GOTTFRIED VON DER GOLTZ. VIVALDI: Conciertos para violín, flauta, violonchelo, laúd, dos violines y cuatro violines. L’OPERA STRAVAGANTE DI VENEZIA. Director: IVANO ZANENGHI. HARMONIA MUNDI HMX 2962029 ENCHIRIADIS EN 2028 Haydn tiene en discos como éste sus mejores justificaciones. J.G.-R. Pg. 89 Interpretaciones MATTEIS: False consonances of Melancholy. Ayres para violín. GLI INCOGNITI. Violín y directora: AMANDINE BEYER. CECILIA BARTOLI. Mezzosoprano. Sacrificium. Obras de Porpora, Caldara, Araia, Graun, Leo, Vinci, etc. IL GIARDINO ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 090802 2 CD DECCA 478 1521 La extraordinaria violinista ofrece un recital incansable de sus al parecer inagotables recursos. E.M.M. Pg. 93 Bartoli llega al meollo aunando musicalidad con estilo, expresión con ornamentos. F.F. Pg. 103 PENDERECKI: Utrenja. MISSA GOTICA. Manuscritos de Toulouse, Barcelona y Apt. ENSEMBLE HOSSA, REHLIS, KUSIEWICZ, NOWACKI, BEZZUBENKOV. CORO DE NIÑOS DE VARSOVIA, CORO Y FILARMÓNICA DE VARSOVIA. Director: ANTONI WIT. NAXOS 8.572031 Una 64 PERGOLESI: Stabat Mater. Salve Regina. Concierto para violín. GIULIANO CARMIGNOLA, violín. ORQUESTA MOZART. Director: CLAUDIO ABBADO. obra maestra de un extraño pero innegable e irresistible poder de seducción. J.P. Pg. 94 dible. S.M.B. Pg. 99 técnicamente intachables, con buen cuidado de la línea. P.J.V. Pg. 100 ARMONICO. Director: GIOVANNI ANTONINI. ORGANUM. Director: MARCEL PÉRÈS. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT090601 El Ensemble Organum emplea su bien conocido estilo orientalista, de emisiones abiertas y floridas ornamentaciones. P.J.V. Pg. 106 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 65 DISCOS Año XXIV – nº 246 –Noviembre 2009 C. GERHAHER E. GARANCA Kasskara A. HEWITT A. Basta M. FRENI Maiwolf Premios adelantados UNA AVANZADILLA DE LOS MCA A SUMARIO ACTUALIDAD: Una avanzadilla de los MCA.. . . . . . . . . . . . . 65 ENTREVISTA: Amandine Beyer. D.A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . 66 REFERENCIAS: Bruckner: Sinfonía nº 5. E.P.A. . . . . . . . . . . . . 68 ESTUDIOS: Rusalka en imágenes. S.M.B. . . . . . . . . . . . . . 70 Debussy, Gui y otras magias. S.M.B. . . . . . . . 71 Brilliant: Pianistas rusos legendarios. R.O.B . . 72 Idil Biret: Insinuante Beethoven. E.B. . . . . . . . 73 REEDICIONES: Brilliant: Rudolph Barshai. S.M.B. . . . . . . . . . 74 Hyperion Dyad. D.A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Brilliant Opera Collection. B.M.. . . . . . . . . . . 75 Nuova Era. F.F. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 EMI: Operetas de lujo. B.M. . . . . . . . . . . . . . . 76 Naxos. Tres tenores. B.M. . . . . . . . . . . . . . . . 77 Profil Hänssler. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 Brilliant: Trovadores. A.V.U. . . . . . . . . . . . . . 78 Hyperion Helios. D.A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . 79 Brilliant: Entre salmos y vísperas. A.V.U. . . . . 79 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 80 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 NEGRO MARFIL. P.E.M.. . . . . . . . . . . . . . . 111 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS. . . . . 112 unque las relaciones de nominados y ganadores a los MIDEM Classical Awards o Premios Clásicos MIDEM 2010 se harán públicos —como ya es costumbre— en las páginas de actualidad discográfica de SCHERZO correspondientes a los próximos números de enero y febrero, en esta ocasión se adelantan cuatro de sus galardones especiales. Son éstos los correspondientes a Logro de una vida, Artista vocal, Artista instrumental y Sello del año. Si la concesión del primero a Mirella Freni, una de las más admirables sopranos italianas (Módena, 1935) en activo desde hace ya más de medio siglo que, desde su debut como Micaela en su ciudad natal con sólo diecinueve años, ha cosechado extraordinarios éxitos como Mimì, Cio-Cio-San, Manon, Desdemona, Adina o Susanna, por citar únicamente algunos de sus mejores papeles en partituras de Puccini, Verdi, Donizetti o Mozart, no necesita mayor justificación, el galardón concedido como Artista instrumental del año a Angela Hewitt premia a una excelente pianista canadiense que, en los últimos años, se ha revelado como una de las máximas especialistas de la interpretación del repertorio barroco para tecla al piano moderno. Como muestra, sus numerosas grabaciones efectuadas para Hyperion (Harmonia Mundi) con obras de Bach, Haendel, Rameau, Couperin y, ya fuera de este repertorio, Beethoven, Chopin, Schumann, Chabrier, Ravel o Messiaen. El galardón de Artista vocal del año otorgado, en su categoría masculina, a Christian Gerhaher reconoce la espléndida trayectoria artística del joven barítono alemán tanto en el terreno liederístico (traducido al disco en sus versiones de Schubert, Schumann, Mahler o el recién aparecido Notturno de Schoeck en ECM), como en la ópera (Rodomonte en el haydniano Orlando Paladino para DHM, Papageno en la Flauta salzburguesa de Muti en DVD de Decca) o el oratorio (La creación, Las estaciones, Das Paradies und die Peri o las Escenas de “Fausto de Goethe” de Schumann, criticadas en este mismo número, siempre en compañía de Harnoncourt). En la categoría femenina, la Artista vocal del año ha sido la mezzo letona Elina Garanca, quien ha irrumpido con una fuerza extraordinaria en un repertorio que ha demostrado dominar con suficiencia y en el que aparece ya como sucesora de las más grandes. Ahí está su álbum Bel canto con obras de Donizetti, Bellini y Rossini o su I Capuletti e I Montecchi de Bellini (con Anna Netrebko), ambos para DG. Se anuncia ya para enero del próximo año una Cenerentola rossiniana grabada en el Metropolitan neoyorquino. Por último, Naïve se alza como Sello del Año en lo que supone un apoyo de los MCA a la apuesta del sello francés tanto en lo que se refiere a ambicios proyectos de larga trayectoria (la magnífica edición Vivaldi) como el reciente fichaje de artistas consagrados (Marc Minkowski) y estrellas ascendentes (David Greilsammer, Bertrand Chamayou, Patricia Kopatchinskaja) y la atracción por repertorios infrecuentes. 65 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 66 D D I SI CS O C O S S ENTREVISTA Amandine Beyer “EXISTE MUCHA MÚSICA POR DESCUBRIR” C 66 ómo y por qué se crea un grupo como Gli Incogniti y qué puede ofrecer en una época floreciente en cuanto a conjuntos “historicistas”? ¿Cuáles serían sus señas de identidad propias? Creo que en los últimos años el movimiento “historicista”, en parte como fruto del trabajo de los pioneros, ha llegado a un punto donde hay una cierta estandarización. A veces, parece que basta con aplicar unas recetas aprendidas de nuestros maestros, y que no necesitamos cuestionarnos nada más. Con Gli Incogniti hemos pretendido todo lo contrario, que no haya prejuicios de partida, y que cada nuevo proyecto sea un descubrimiento para todos nosotros. Queremos que nuestras interpretaciones (a veces con obras que hemos tocado ya muchas veces), resulten siempre nuevas, que respondan al momento, a la sala en la que estamos, al público que nos escucha… Para ello, es evidente que necesito contar con músicos que estén siempre atentos a todo lo que ocurre y que sepan responder inmediatamente, pero por fortuna los miembros del grupo están en esa misma línea. Bach, Vivaldi… han grabado, dentro del período barroco, a dos de los más grandes, ¿por qué ahora Matteis? ¿Qué podemos encontrar en su música que lo distinga, o que lo iguale a sus contemporáneos en el contexto del siglo XVII? Diría que en la música de Matteis no hay nada que se parezca a la de sus contemporáneos. Aunque sabemos muy poco de su biografía (ni siquiera sus fechas de nacimiento y muerte), todo hace pensar que era un personaje excepcional y extravagante, y esto se refleja en su música. Sabemos que elegía las piezas según su humor del momento y que incluso se negaba a tocar cuando alguien hablaba durante una de sus interpretaciones. Una arrogancia y una conciencia de artista que en un músico del siglo XVII eran muy poco habituales (quizás por ello nunca tuvo un puesto en la corte). También su técnica violinística era muy personal y creo que esto está presente en sus composiciones: fascinantes melodías, armonías sorprendentes que hablan de un gusto por la “falsa consonancia”, ciertas notas “melancólicas”, como el mismo las define en su tratado de guitarra… Es cierto que a veces encontramos el gusto de una danza francesa, o las divisions propias de la música inglesa, pero en general su estilo es absolutamente personal. Acaba de aparecer en el mercado un CD dedicado al violinista y compositor Nicola Matteis, registrado por uno de los grupos jóvenes de instrumentos originales con mayor proyección de la actualidad: Gli Incogniti. El conjunto, que toma su nombre de l’Accademia degli Incogniti de Venecia, se forma en el año 2006, fundado por la extraordinaria violinista Amandine Beyer. Con ese nombre, el grupo también pretende heredar su espíritu: el gusto por lo desconocido sobre todas las cosas, la experimentación de sonoridades, la búsqueda de repertorio, el redescubrimiento de “los clásicos…”. El disco se ha grabado en colaboración con el Festival Via Stellæ de Santiago de Compostela; con una presencia importante en distintas ediciones de este festival, ¿cómo valora su participación en él, y, puesto que en la última edición llevaron la música de Matteis a diversos escenarios, cuál es la acogida del público ante unas obras que no tienen ocasión de escuchar habitualmente? La reacción del público a las obras de Matteis fue una agradable sorpresa para nosotros, ya que conectaba inmediatamente. Quizás porque es una música muy directa, muy expresiva y muy bien escrita para el violín, pero como decía antes, llena de extravagancias, que es lo que quizás la hace más bella. Hay también un aspecto de cierta sencillez popular que la vuelve extremadamente atractiva y yo 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 67 D D I SI CS O C O S S ENTREVISTA diría que muy sincera. No hay artificio ni amaneramiento. En cuanto a nuestra relación con el Via Stellæ, tengo que decir que es uno de nuestro festivales favoritos, ya que el grupo se presentó en la primera edición del mismo, así que la coproducción del disco viene a culminar una colaboración de varios años. ¿Cree que realmente eso de que existe aún mucha música por descubrir es cierto? Sí que existe mucha música por descubrir. De hecho, nuestro próximo disco, en el que colaboran dos fantásticos cantantes como Raquel Andueza y Wolf-Matthias Friedrich, presentará una serie de obras religiosas de Johannes Rosenmüller que son primeras grabaciones mundiales. Es muy emocionante descubrir música que seguramente no ha sido interpretada en los últimos trescientos años, descifrar unos manuscritos no siempre legibles y descubrir obras maravillosas como las de Rosenmüller. Pero la verdad es que tampoco somos fanáticos de grabar algo por el simple hecho de que nadie lo haya hecho antes. Para nosotros lo importante es que nos sintamos conmovidos por la música que hacemos, que seamos capaces de interpretarla adecuadamente y de encontrar un significado a una partitura. Que las obras sean archiconocidas (Bach, Vivaldi) o completamente inéditas no es algo que nos preocupe demasiado. Cuando grabamos Las cuatro estaciones en ningún momento nos planteamos si había ya muchas versiones. Sólo sabíamos que teníamos una visión personal de la obra, que disfrutábamos muchísimo de poder tocarla (seguimos haciéndolo a cada concierto) y que creíamos que podíamos trasladar ese placer a la gente que nos escuchase. ¿Tienen ya en proyecto alguna nueva grabación? A este respecto, tienen algún autor, época o espacio geográfico que les motive especialmente? ¿Hacia dónde quieren enfocar el repertorio más inmediato? El disco Rosenmüller, del que hablé anteriormente, será nuestro próximo CD. Para nosotros, es una novedad, porque hasta ahora hemos hecho un repertorio muy centrado en el violín, y aquí la música vocal ocupa un papel fundamental. A pesar de ser un compositor de origen alemán, encontramos en Rosen- müller una italianitá que nos es muy querida (la mayoría de los músicos de Gli Incogniti son italianos). Quizás el hecho de haber sido maestro del Ospedale della Pietà hace que su música tenga una sensualidad sorprendentemente meridional. Nuestro siguiente proyecto volverá a Vivaldi (decididamente creo que tenemos debilidad por los compositores italianos) para hacer un disco de conciertos para diversos instrumentos, dejando el violín en segundo plano, que permitirá aprovechar todo el potencial del grupo. Y entre medias voy a abordar el mayor desafío para cualquier violinista, que son las Sonatas y Partitas de Bach. En el siglo XX, se produce la revolución de los instrumentos originales, la corriente historicista… Consolidada y admitida como prácticamente la única posible en muchos aspectos; en el actual siglo XXI, parece que se establecen dos caminos: expandirse, como han hecho muchos solistas y directores pioneros del movimiento, hacia otras épocas y estilos, o crecer hacia dentro, es decir, buscar nuevas músicas sin salir de la misma época. A nivel personal, ¿cuál es su intención en este sentido? La verdad es que no pienso en el historicismo en términos cronológicos, sino más bien en un modo de enfrentarse al repertorio. No me gustan los músicos que se acercan a una obra con una idea dogmática y preconcebida de “cómo” debe sonar. A mí me gusta experimentar, buscar, entender, escuchar lo que propone el resto de los músicos con los que toco y por fin hacer una versión que será siempre efímera (aunque sea grabada). Para esto la información histórica es sólo un elemento más que enriquece el proceso y el resultado. Si sé que Matteis tenía una técnica particular de sostener el violín y busco en esa línea, esto me permitirá entender su música de un nuevo modo, encontrar afectos y colores que no aparecerían si no hiciese ese esfuerzo. Pero esto no es algo que haya que hacer sólo con la música de los siglos XVII y XVIII, también es necesario hacerlo con Ravel o con Stockhausen. Desde ese punto de vista siempre buscamos “nueva” música, porque hay que redescubrirla en cada ocasión. Daniel Álvarez Vázquez Festival de Salzburgo ARGERICH & FREIRE Brahms · Rachmaninov · Schubert · Ravel Una grabación en directo del electrizante concierto que ofrecieron Argerich y Freire en el Festival de Salzburgo. Incluye las Variaciones sobre un tema de Joseph Haydn op. 56b de Brahms, las Danzas sinfónicas op. 45 de Rachmaninov, el Rondó en la mayor D951 (Gran Rondó) para piano a cuatro manos de Schubert, La Valse de Ravel, etc. Martha Argerich y Nelson Freire en directo en el Festival de Salzburgo Brahms · Rachmaninov · Schubert · Ravel deutschegrammophon.com universalmusic.es 67 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 68 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS Anton Bruckner SINFONÍA Nº 5 EN SI BEMOL MAYOR S 68 e trata de la primera gran cima sinfónica de su autor tras la composición de seis vastas sinfonías anteriores, de cuando Bruckner rondaba la cincuentena y su sombrío estado anímico estaba atacado por una fuerte depresión y por problemas de todo tipo, incluidos los financieros (“Mi existencia ha perdido toda felicidad y alegría”, confesaba el músico a Moritz von Mayfeld). La obra tardó varios años en ser estrenada, concretamente el 8 de abril de 1894 en Graz, donde Franz Schalk dio la première con abundantes cortes, en principio bienintencionados, y además con detalles de instrumentación que incluían platillos y triángulo; todo esto se supone que para facilitar su comprensión pública (mucho tiempo después, y ya en plena era de las grabaciones discográficas, algunos eminentes directores brucknerianos como Knappertsbusch o Von Matacic, registraron la obra en esa edición espuria —Doblinger, revisión Franz Schalk— que suponía la supresión de 122 compases en el finale, cortes comprobables en el Scherzo, cambios en la orquestación con el añadido de 4 trompas, 3 trompetas, 3 trombones y una tuba baja a los originales propuestos por Bruckner, además de cambios en el fraseo, dinámica y señales expresivas). El autor, ya con su salud maltrecha, no pudo desplazarse a este estreno en Graz, y recibió la información entusiasta del triunfo del propio director y discípulo. A pesar de su complejidad y en principio de su poca aceptación popular, la Quinta de Bruckner posee una discografía inmensa y realmente son pocos los directores importantes que no la han grabado. Aquí hemos elegido ocho versiones (o recreaciones, como seguramente nos corregiría un airado Celibidache), las más acertadas a juicio del autor de estas líneas, sin menoscabo para otras que se nos han quedado en el tintero (Schuricht/Viena —DG—, Karajan/Viena y Berlín — Orfeo y DG—, Knappertsbusch/Viena y Múnich —Decca y Melodram—, las dos fuera por las ediciones empleadas—, Kempe/Múnich — Acanta—, Von Mata- cic/Nacional de Francia —Virgin—, Inbal/Radio de Fráncfort —Teldec—, Maazel/Viena —Decca—, Haitink/Viena — Philips—, Abbado/Viena — DG— e incluso Rozhdestvenski en su completísimo ciclo Bruckner sólo disponible actualmente en CD en la BMG japonesa) y que podrían haber figurado al lado de las que se comentan sin ningún problema o con alguna observación necesaria en la edición utilizada por Kna. Pero ya se sabe que la elección y el espacio limitado siempre supone dejar fuera registros importantes. Otras más modernas como las de Chailly —Decca—, Barenboim II —Teldec— y Thielemann —DG— no las hemos podido incluir por falta de espacio. Las versiones aparecen por orden cronológico de grabación. Furtwängler (Filarmónica de Berlín, DG, 1942, 68’ / Filarmónica de Viena, Orfeo, 1951, 70’). Traemos aquí dos importantes registros radiofónicos tomados en conciertos públicos en 1942 y 1951, los dos en muy buenas condiciones sonoras a pesar de las rudimentarias técnicas de grabación de esos años, fiel reflejo del arte de Furtwängler dirigiendo Bruckner. Una, tomada en plena guerra en Berlín y la otra en el Festival de Salzburgo en 1951, y las dos, por supuesto, con idénticos magnetismo e intensidad. Quizá la versión de Berlín sea preferible por su tensión casi insoportable, por un “sufrimiento primordial e inextinguible que atraviesa la enorme partitura. La versión de Viena no le va a la zaga, y en ella se clarifican de forma maestra todas las grandes conexiones orgánicas de la obra, con expresividad incomparable, concentrada vitalidad y magnificencia sonora. Como en el caso anterior, esta versión ha sido publicada en un álbum Orfeo con todos los conciertos dados por Furtwängler en el Festival de Salzburgo entre 1947 y 1954, otro documento imprescindible —ya comentado en su momento en SCHERZO, como el de Deutsche Grammophon— para todos los abundantes seguidores de este director excepcional. Cualquiera de los dos, tanto monta monta tanto, les proporcionarán dos versiones superlativas de esta “gran obra maestra del contrapunto”, como la denominaba su propio autor. Van Beinum (Concertgebouw. Philips, 1959, 71’). Este gran director fue prácticamente un desconocido en España, tuvo una discografía ínfima si la comparamos con la de cualquiera de sus colegas, por ejemplo, miren la de su sucesor en la Concertgebouw, Bernard Haitink, y la relación es posiblemente de diez a una; tuvo también una vida muy breve (1900-1959) si tenemos en cuenta la normal longevidad de cualquier director de orquesta, aunque fue agraciado con el nombramiento en 1938 de principal director de la Concertgebouw y después de la Segunda Guerra como sucesor de Mengelberg, me parece que compartiendo el cargo con Eugen Jochum. Philips ha puesto a disposición de su público holandés una serie llamada Maestros holandeses cuyo volumen 57 es un álbum de 4 CDs de Eduard van Beinum dirigiendo música de Bruckner con todas las grabaciones que hizo para este sello (Sinfonías Quinta, Séptima, Octava y Novena), pudiéndose breve y rítmica, o sea, conectada con la de Schuricht, texturas clarísimas y convicción a prueba de bomba. Jochum (Concertgebouw, Philips, 1964, 76’). Del católico y romántico Jochum tenemos varias versiones sobresalientes con esta obra, una con la Radiodifusión bávara incluida en su primer ciclo completo (DG, 1958-1967), otra con la Staatskapelle de Dresde correspondiente a su segundo ciclo asimismo completo (EMI, 1975-1980), y aún una tercera con la Nacional de Francia tomada en París en un concierto público (Disques Montaigne, 1969). Pero de todas las versiones citadas seguramente es ésta hecha en vivo en la abadía benedictina de Ottobeuren en Baviera en un concierto público con la Concertgebouw y afortunadamente registrada por Philips los días 30 y 31 de mayo de 1964, la que se lleva la palma entre todas las grabadas. Dentro de sus características noblemente artesanales, Jochum era un músico excelente pero nunca un genio, aquí tenemos una traducción inspirada, mística, profunda, trascendente, una verdadera catedral sonora o, quizá, una sinfonía de la fe, adquirir actualmente a través de internet para todo el que no viva en Holanda. Por lo que respecta a la versión de la Quinta, que es la que ahora nos interesa, es una grabación radiofónica de la KRO/RNW de un concierto en vivo dado por este director en marzo de 1959, esto es, un mes antes de su muerte, y en el que podemos apreciar la intuición infalible de un gran bruckneriano, con un sonido ligero, nada germánico —en la acepción laudatoria del término— (la Concertgebouw dirigida por él sonaba siempre con una transparencia, colorido y personalidad inconfundibles), de perfecta exposición, respiración como definía el propio Jochum esta sinfonía en su ensayo musical (publicado en el libreto del primer ciclo en DG). La versión que comentamos, publicada en la serie media de Philips, igual es imposible de localizar actualmente en los comercios tradicionales, pero sin duda que en la red podrán hacerse con ella. El intento merece la pena, ya que es una recreación inolvidable de este bruckneriano ejemplar. Klemperer (New Philharmonia, EMI, 1967, 79’). Otro imponente ejemplo de este peculiar bruckneriano que dirigió a menudo esta obra en los últimos años de su vida, 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 69 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS aunque actualmente la que reseñamos esté descatalogada y sea una versión prácticamente imposible de localizar — sugerimos mirar en internet— (otra de un año más tarde que la que comentamos, pero en vivo y con la Filarmónica de Viena, la pueden encontrar en un álbum Testament que oportunamente fue reseñado desde estas mismas páginas y que seguramente localizarán en la distribuidora Diverdi). Por lo que respecta a esta verdadera recreación en estudio, encontramos aquí al gran Klemperer en sus horas altas, como en sus inconfundibles Cuarta, Sexta y Novena —esta última ilocalizable—, imponente en su granítica y sólida construcción, con sus detalles acostumbrados de objetividad y a veces capricho —el Adagio lo hace Andante y los Allegros en sus manos son Andantes, de tal forma que la obra tiene una extraña uniformidad en los tempi; la instrumentación de la obra, sin embargo, está observada y expuesta con minuciosa y exquisita claridad. A destacar también su refinado y paladeado discurso, la claridad en los contrapuntos, la grandeza catedralicia del mensaje musical y cierta distancia expresiva acostumbrada en todas las grabaciones de este director. Horenstein (Sinfónica de la BBC, BBC Legends, 1971, 75’). He aquí al Bruckner filó- cipios de los setenta, siendo considerado por el público y la crítica británicos como prolijo, repetitivo, asfixiante e incluso, y lo peor de todo, un músico relacionado con Hitler (algo de esto último había, como sabe cualquiera que haya estudiado algo de la historia musical en el Tercer Reich: nos guste o no, Bruckner, como Wagner, fue el gran icono del patrimonio nacionalsocialista). Horenstein desechó prejuicios, ensayó duro, explicó a las orquestas los matices y estructura de esta gran música, y logró hacer del compositor austríaco uno de los favoritos de Londres —no tienen más que escuchar el rugido de entusiasmo del Royal Albert Hall al término de esta interpretación. Su versión, a la vez inocente y profunda, con una especial aura de luz y de misterio, de modélica respuesta orquestal, de poderoso y fulgurante impulso constructivo, además espectacularmente captada por los ingenieros de la BBC, es un legado impagable del legendario maestro en una de sus tardes inolvidables. Imprescindible para cualquier bruckneriano que se precie. Celibidache (Radio de Stuttgart, DG, 1981, 83’ / Filarmónica de Múnich, Altus, 1986, 89’ / Filarmónica de Múnich, EMI, 1993, 89’). La experiencia nos dice que el buen aficionado no tiene por qué elegir una versión en con- nicas de las tres grabaciones (Altus y EMI mejor que DG), pero realmente las tres suponen las cimas interpretativas en la fonografía de esta obra: todo es sólido, transparente, firme, refinado y absolutamente coherente, con la habitual clarificación de texturas, un colorido orquestal totalmente insólito, una tensión expositiva que jamás decae, o, en fin, un equilibrio y claridad de líneas totalmente excepcionales. La versión de DG tiene (tenía, porque la reedición en la serie Collectors los ha suprimido) 40 minutos de ensayos inolvidables en los que el maestro disecciona hasta el menor detalle o matiz sin perder de vista el todo formal, poniendo como chupa de dómine a Schalk, Loewe y de paso también y para que no haya dudas a Knappertsbusch (ensayos en alemán sin traducción a ningún idioma). Wand (Filarmónica de Berlín, RCA, 1996, 77’). Otro bruckneriano excepcional que nos ha dejado abundantes muestras de su pasión por esta obra (actualmente se pueden encontrar versiones de Günter Wand con la Radio bávara, la BBC de Londres, la Radio de Berlín, la Radio de Colonia, dos con la NDR de Hamburgo —una de ellas en DVD— y finalmente con la Filarmónica de Berlín, que es la que hemos elegido por parecernos la más acertada en todos los tal (soberbia la Filarmónica de Berlín, a la que Wand exigió dos días más de ensayos que los concedidos a directores invitados para dar cualquier concierto), un discurso aparentemente ligero y un rigor escrupuloso en cualquier matiz a considerar, aquí tenemos otra de las grandes aproximaciones a esta obra en un concierto público, con magnífica grabación, un documento de férrea objetividad imprescindible en la historia fonográfica de esta obra. Harnoncourt (Filarmónica de Viena, RCA, 2004, 73’). Como en toda aproximación del director berlinés a cualquier música, en este caso tenemos varias informaciones sobre la partitura y la edición empleadas (partitura y revisión preparada por Robert Haas — 1935— y Leopold Nowak — partitura corregida en 1951 y 1989, revisada en 1985—). Extraída de la Edición Crítica Completa de las obras de Anton Bruckner, Viena. En el libreto también existe una nota relativa al texto de la partitura, e incluso el editor está a disposición del público para cualquier solicitud de información en ese sentido (Musikwissenschaftlicher Verlag / Tilly Eder, Dorotheergasse 10, A1010 Viena). La versión, por otra parte, no ofrece descubrimientos espectaculares (escuchada sin partitura), llamando la atención los particulares sofo de la mano del gran mahleriano y schoenbergiano Horenstein, director que tuvo el honor de hacer la primera grabación eléctrica de una sinfonía de Bruckner en 1927, la Séptima, al frente de la Filarmónica de Berlín (de nuevo recomendamos internet para los interesados en ella, ya que existe en soporte CD, antes estuvo en Unicorn, ahora seguramente la encontrarán en cualquier otro tras la desaparición de ese sello británico). Recordemos que Bruckner era prácticamente un desconocido y frecuentemente un compositor menospreciado cuando llegó Horenstein al Albert Hall para dirigir esta Quinta a prin- creto del más grande director bruckneriano de todos los tiempos, que si la de 1981, la de 1986, la de 1993 u otras muchas piratas que hoy se pueden encontrar en la discografía del rumano, ya que en todas ellas se deja traslucir la enorme sabiduría y energía que Celibidache puso siempre en la recreación de su compositor favorito, con el que estaba unido más que con cualquier otro con todas las fibras de su alma. De las tres citadas más arriba, disponibles actualmente en el mercado, se pueden hacer algunas observaciones como la calidad de la orquesta (Múnich mejor que Stuttgart) o las cualidades téc- aspectos, aunque el DVD TDK es otra recreación imponente, como ya vimos en su momento desde estas mismas páginas). Tan cerebral y cartesiano como Celibidache, pero sin la profundidad expresiva y estilística del rumano que seguramente tampoco era buscada por el director alemán, aquí tenemos una cuidadísima recreación en vivo de esta compleja obra fundamentada sobre la estructura y sobre la absoluta fidelidad a todo lo escrito, para Wand sinónimo de conocimiento y de fidelidad al compositor, bases esenciales de sus aproximaciones a las sinfonías del austríaco. Con un imponente lujo instrumen- modos de Harnoncourt —contundencia, agresividad, distancia expresiva, rudeza de acentos, precisión de ataques, perfecta articulación y claridad de texturas orquestales— servidos por una excelsa Filarmónica de Viena captada extraordinariamente por los ingenieros de RCA. En conjunto es una buena versión, pero le falta profundidad, calor y la sutileza de Celibidache (el Adagio —que en manos de Harnoncourt da la impresión de ser un Allegretto— es de una asepsia considerable, aunque esté tocado memorablemente por los vieneses). Enrique Pérez Adrián 69 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 70 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS James Conlon RUSALKA EN EL LABERINTO DEL APRENDIZAJE DVORÁK: Rusalka. RENÉE FLEMING (Rusalka), LARISSA DIADKOVÁ (Jezibaba), SERGEI LARIN (El Príncipe), FRANZ HAWLATA (El ondino), MICHELLE CANNICCIONI, SVETLANA LIFAR, NONA JAVAKHIDZE (Las tres ninfas), EVA URBANOVÁ (La Princesa extranjera), MICHEL SÉNÉCHAL (El guardabosques), KARINE DESHAYES (El pinche de cocina). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA NACIONAL DE PARÍS. Director musical: JAMES CONLON. Director de escena: ROBERT CARSEN. Director de vídeo: FRANÇOIS ROUSSILLON. 2 DVD ARTHAUS 107 031 (Ferysa). 2002. 155’. R PN A 70 tención, se trata de una reedición, pero con caracteres de estreno, como se decía en tiempos. Porque no ha circulado apenas entre nosotros. Y decimos apenas porque no estamos del todo seguros de que la edición de TDK que ahora pasa a Arthaus no se haya visto por aquí. Esta Rusalka de La Bastilla es posterior en cuatro años al registro de Mackerras y la propia Renée Fleming como protagonista. Coinciden otros dos miembros del reparto, Hawlata y Urbanová. La dirección orquestal de Conlon, con ser de muy buen nivel, no llega a la de Mackerras, pero estamos ante una Rusalka visual, y los criterios son distintos que para el soporte audio. Sencillamente, porque la imagen refuerza o debilita la propuesta sonora; o porque ambas se complementan. En este caso, nos encontramos ante una de esas propuestas escénicas que irritan al respetable más tradicional, pero que no constituye uno de los fraudes a que tan- tos directores de escena acuden cuando cuentan con más osadía que talento. Conocemos a Carsen, hemos visto sus puestas en escena en nuestro país, tanto en el Liceu como en el Real, y sabemos que es una inteligencia escénica sencillamente superior (Diálogos de carmelitas, Tannhäuser, Katia Kabanová). Cualquier cosa menos un director entrometido, en expresión muy antigua de Corpus Barga. Por otra parte, ¿qué se puede hacer hoy con el icono que propone Dvorák en Rusalka? Reseñábamos no hace mucho una filmación para la televisión entonces checoslovaca de 1975, con su iconografía supuestamente tardomedieval, cursi hasta lo irritante. Era un play back a partir de una versión fonográfica de referencia, la de Chalabala. Quedaba, pues, el sonido insuperable. Y unos cómicos muy guapos moviendo los labios en medio de un escenario realista y con un vestuario de baraja de cartas. También hemos reseñado la de la English National Opera, en inglés, que presentaba una visión onírica, sicológica, turbadora en su modernidad y su ruptura con el icono. El autor de esta excelente propuesta era David Pountney. Por desgracia, puestas en escena como ésta han dado lugar a una proliferación de sicología barata inapropiada, que se ha colado en muchos otros títulos y ocasiones. Pues bien, Carsen prefiere la vía de Pountney, aunque a su manera, una visión sicologista, el retrato de un doloroso rito de paso de juventud, pero fallido. El romanticismo tardío tiene propuestas que, siendo todavía válidas en lo musical y en general en lo escénico, son inadmisibles hoy y no se pueden llevar a escena al pie de la letra. Así, Carsen lleva a su Rusalka de un ámbito cerrado en su autosuficiencia y hasta su cerrazón (con ese agua que parece gustarle tanto como símbolo y como sugerencia) a un ambiente de alta burguesía. En busca de la sexualidad… ¿intuida? El lecho burgués, elegante pero no sobrecargado de signos heráldicos de ningún tipo, es la presencia de atrezzo más importante y más llamativa de todo el acto segundo. Porque los decorados de Michael Levine son espléndidos. Levine es autor asimismo de los figurines. Y no hay que olvidar el juego de espejos del segundo acto, o el inquietante ballet del intermedio de ese mismo acto. Los cambios de decorado de Carsen son mágicos, prodigiosos, de una sabiduría teatral que llega a lo cinematográfico. Y, en fin, estamos ante el retrato de una frustración dolorosa, de esas que llevan a un callejón sin salida. En esta obra en que el dúo de amor espera hasta el final, cuando nada es posible, encontramos ahí y encuentra Carsen el sentido de la catástrofe. Es uno de los momentos más bellos, más impresionantes de esta versión. Y ahí es donde irrumpe lo onírico, la ilusión engañosa de la protagonista, que ya había presentado todo un recorrido de temores y angustias en el ballet del acto segundo: el regreso alucinado desde el fondo de las aguas al dormitorio del acto anterior. En rigor, esta Rusalka no deja en ningún momento de ser la de Dvorák. Carsen la sume en el tercer acto en las profundidades del lago, con lo que eso puede significar. El canadiense lo lleva todo a cabo por otros medios, pero con respeto escrupuloso al espíritu y a menudo a la letra de la propuesta original. De los cinco cantantes que llevan el peso del reparto, las voces femeninas son aquí claramente superiores a las del Príncipe y el Ondino (el espíritu de las aguas, como se traduce en otros idiomas). El Príncipe es para una voz de tenor heroico de resonancias wagnerianas muy claras, con escaso lirismo, con poderío. Sergei Larin canta con gusto, pero a menudo forzado, y con un timbre de escaso atractivo. No es la suya una mala prestación, pero a veces roza el límite, y su locución afea la línea. Hacia el final, en su irrupción en el mundo acuático y sombrío, está espléndido. Franz Hawlata, en el Ondino, despliega una musicalidad innegable y muy hermosa, pero tampoco su timbre ni su potencia son lo más adecuado para el canto grave y enfático que precisa este cometido, que también tiene mucho de wagneriano. Paréntesis: en lo vocal, mas también en el uso del leit-motiv, Rusalka es como un Wagner con más sentido melódico, más modestia y menos afán de trascendencia. Renée Fleming borda este papel por belleza de timbre, capacidad de emisión, construcción del atormentado personaje y, por si fuera poco, por amplitud de tesitura. Si se tienen esos agudos y ese centro, ¿cómo es posible tener además esos graves? Al parecer, Fleming tiene sangre checa, y oyó ese idioma de niña, se crió con él y con el inglés, y ahora le saca partido para regalarnos este personaje inolvidable. Mucha belleza, muy bello timbre y mucha potencia de voz en ese subir y descender que parecen lo más fácil del mundo en una voz que es instrumento realmente precioso. Larissa Diadková es una mezzo que llega a grandes profundidades, y que al mismo tiempo posee un centro muy bello, muy esmaltado y hasta penetrante. Es una bruja de lo más doméstico, nada bonachona pero no maléfica, toda una creación vocal e histriónica. En fin, Eva Urbanová tiene voz de diva para protagonista, y aquí se conforma con darle consistencia al antipático personaje de La Princesa extranjera, rival y enemiga de la protagonista. Conocemos a Urbanová por papeles tan importantes como Libuse, o por sus prestaciones en el rico repertorio sinfónico-coral checo. Se le ha reprochado que en este caso está gritona y gesticulante. Gesticulante, puede ser, en algún momento de su único acto (el segundo), cuando trata de desacreditar a la muda protagonista que no puede responderle; pero no grita, simplemente sigue lo que está marcado, y su línea antipática, sus staccatos, sus síncopas furiosas y su ímpetu son atributos de este personaje esquemático, muy caracterizado y de escasa sicología, que está ahí para que fracase el amor de los protagonistas (desde el punto de vista del guionista), para lo cual tiene que levantarle el novio a la 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 71 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS chica (desde el del personaje). En fin, Fleming, Diadková y Urbanová forman un trío vocal femenino de primer orden. Las secundan bastante bien, en sus intervenciones al comienzo del primer acto y finales del tercero, las tres buenísimas cantantes que hacen las ninfas u ondinas, las hermanas de Rusalka: Canniccioni, Lifar, Javakhidze. Y para terminar con las voces: resulta enternecedor ver y oír a Michel Sénéchal, con setenta y cinco añitos, cantándose el Guardabosques, con fatiga, pero con el arte de siempre; es más, esa fatiga la integra él perfectamente en el gestus del personaje. En fin, hoy por hoy creemos que es la opción primera en formato DVD, junto con la de Pountney en la ENO, que tiene el inconveniente de estar en inglés. Por reparto y por dirección de escena, por dirección de orquesta seria y a veces inspirada, esta Rusal- ka nos parece una auténtica referencia en formato visual. Otra cosa sería una versión solo audio; hemos mencionado aquí dos excepcionales, la antigua de Chalabala y la reciente de Mackerras con Fleming. Santiago Martín Bermúdez Vittorio Gui DEBUSSY, GUI Y OTRAS MAGIAS DEBUSSY: Pelléas et Mélisande. MICHEL ROUX (Golaud), DENISE DUVAL (Mélisande), HANS WILBRINK (Pelléas), ANNA REYNOLDS (Geneviève), GUUS HOEKMAN (Arkel), ROSINE BRÉDY (Yniold), JOHN SHIRLEYQUIRK (El médico). CORO DE GLYNDEBOURNE. THE REAL ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: VITTORIO GUI. 3 CD GLYNDEBOURNE GFOCD 003-63 (Diverdi). 1963. 164’. ADD. N PN G lyndebourne, 1963: Pelléas et Mélisande. Se trata de un nuevo álbum lujoso que es prácticamente un libro. Pero ahora se echa mano al pasado, y retrocedemos cuatro décadas y media, a la Europa occidental feliz de después de la guerra de Argelia. Desde el punto de vista de voces y batutas, todavía se mantienen los niveles envidiables e irrepetibles de la década anterior. Glyndebourne vivió eso con amplitud. Ahora bien, el lujo de la presentación de este Pelléas no va a mejorar ni la dudosa calidad de su sonido ni lo limitado de un reparto que a veces es excelente (los tres protagonistas, por ejemplo), pero que tiene un comportamiento medio. Primer aviso para navegantes fonográficos. Podríamos decir que los archivos descubren un nuevo tesoro, otra grabación radiofónica de Pelléas et Mélisande que se va a convertir en referencia en virtud de un viaje al pasado. La discografía de esta obra clave del teatro lírico puede quedar “patas arriba”. O tal vez no. El registro es la toma en vivo de una función dirigida por la batuta universal de Vittorio Gui. Pero, antes de nada, fijémonos en la protagonista. Es Denise Duval, que hizo una carrera interesante, con momentos de gran importancia, pero que no ha pasado a la historia por la amplitud de su repertorio ni por lo mítico de su esmalte, su tesitura, su capacidad vocal. Elegante, hasta el punto de haber lucido como modelo de lo que entonces se llamaba “alta costura” (¿ya no?); voz de belleza innegable y limitada, que terminó relativamente pronto; actriz, con creaciones inolvidables como la de Blanche de la Force (Diálogos de carmelitas) o la mujer de La voz humana, es decir, con Poulenc, del que cantó numerosas mélodies… Cruel este año de 1963 en que se registró en vivo esta toma de la ópera de Debussy. En enero había muerto Poulenc. Después de este verano británico, morirá Cocteau, el mismo día, a las pocas horas de morir Edith Piaf. La toma sonora queda algo lejana, pero aun así se trata de un documento de gran interés. Entendámonos: hay grandísimas referencias de esta ópera, desde la de Desormière en plena ocupación hasta las de Abbado y Dutoit pasando por el templo dedicado por Inghelbrecht a este título (varias tomas, varios años), y pasando por Ansermet, Cluytens, Karajan; en el centro de todos, Boulez, claro está, porque hay un antes y un después del registro de Boulez para CBS, pese a lo británico del reparto. Y si decimos que hay grandísimas referencias es para adelantar que esto que ahora recibimos, con sus bellezas innegables y sus aciertos evidentes o no, no va a revolucionar la discografía hacia el pasado. Es una aportación importante, y ya está bien. Está en la línea de Desormière a Inghelbrecht, la anterior a Boulez. Denise Duval no va a descubrirnos el papel de la heroína, ni falta que hace, porque a Mélisande le viene mejor el misterio y la ambigüedad. Es una Mélisande de buen nivel. No ha pasado Duval como Mélisande, a diferencia de lo que ha hecho con los dos papeles citados de Poulenc. Pero es conmovedora la configuración del paisaje sonoro por parte de Gui, la construcción de la casa orquestal en que habita un vaudeville convertido en enigma. Desconocíamos a Duval y a Wilbrink en estos papeles, en los que destacan por la claridad de sus prestaciones, por la aparente espontaneidad de la construcción de los personajes (qué difícil es la espontaneidad aparente, especialmente en ópera, estilización máxima de todo componente y cualquier material). En cambio, Roux cantaba por esos años su Golaud por todas partes. Se conservan registros oficiales suyos, como el de Fournet, con Maurane y Micheau, nada menos. También cantaba con Inghelbrecht en esa memoria anual que tenía mucho de peregrinación. Y con Karajan, del que se conserva un registro en vivo con Roux, menos memorable que su muy posterior acercamiento en estudio con Von Stade, Stilwell y Van Dam. No sé si nos corresponde valorar este registro en su lujosa presentación, que conlleva un precio también lujoso. Podrían haber comercializado este registro de sonido “histórico” en una serie media, y haberse ahorrado el voluminoso libreto (hay muchos libretos de esta ópera). La decisión de traerlo así supone que se trata de un producto elitista, para unos pocos (más de lo que es habitual en la ópera), una “cosa rara” muy bella que no podemos gozar del todo por la lejanía de los sonidos, pero que reproduce un momento difícil de igualar, tal vez imposible de superar, con un reparto de excelente nivel en el que incluso tenemos a John ShirleyQuirk en un papel episódico. Este registro de 1963 viene a añadirse a las grandes referencias que hemos señalado. No alborota el panorama, pero lo embellece. Insistimos: acaso hubiera sido más adecuada una presentación menos aparatosa, menos costosa, más asequible para el aficionado medio. Santiago Martín Bermúdez 71 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 72 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Sofronitski, Richter, Gilels, Horowitz… QUE VIENEN LOS RUSOS PIANISTAS RUSOS DE LEYENDA. 25 CD BRILLIANT 9014 (Cat Music). 1932-1996. 1740’. ADD/DDD. N PE P 72 or apenas 60 euros, o lo que es lo mismo, por poco más de dos euros por disco, los pianófilos pueden disfrutar de un extenso recorrido por el apasionante mundo del pianismo ruso, una de las escuelas más apreciadas del mundo, productora de un número excepcional de supertalentos del teclado. No todo son maravillas, claro. Para empezar, las grabaciones son de procedencia soviética, y ya saben lo que eso significa: excepto en las más modernas, la calidad es manifiestamente mejorable. Tampoco todos los artistas que encontramos son Sofronitski, Richter, Gilels o Horowitz, aunque estos, por supuesto, están, faltaría más. Sin embargo, el aficionado agradecerá la curiosidad de escuchar, en el compacto que abre la serie, a Konstantin Igumnov (Mazurca op. 56, nº 1 de Chopin, Poema op. 32, nº 1 de Scriabin, Kreisleriana de Schumann y Las estaciones de Chaikovski). Discípulo de Siloti y maestro de Oborin y Davidovich, Igumnov ofrece un pianismo en el que destaca su elegante cantable, pero también su riqueza de contrastes (Schumann). Más conocidos del aficionado son los protagonistas del segundo disco: Grigori Ginzburg (que por desgracia se despacha con la poco atractiva Fantasía sobre “Las ruinas de Atenas” de Beethoven de Liszt; una lástima, porque era un pedazo de pianista), Samuel Feinberg (magnífico Concierto de Scriabin) y el maestro de maestros Heinrich Neuhaus (más que notable Concierto nº 1 Chopin). También lo es Lev Obo- rin, que protagoniza el tercer disco junto al menos nombrado Rudolf Kerer. Oborin ofrece dos conciertos bien conocidos (nº 20 de Mozart con David Oistrakh a la batuta, y nº 1 de Chaikovski), en versiones correctísimas y muy elegantes aunque lejos de erigirse en referencias. Vibrante el Chaikovski, aunque el acompañamiento es lamentable. En todo caso, otro excelente pianista, sin la menor duda. Menos conocido es Rudolf Kerer, que sin embargo ofrece un sobresaliente Prokofiev (Concierto nº 1, Marcha de “El amor de las 3 naranjas”). De la excelente Maria Yudina hemos hablado aquí en numerosas ocasiones, y aquí solo cabe reseñar de nuevo su exquisito arte y contagiosa energía en las obras que ofrece (Preludio y fuga en la menor de Bach/Liszt, Variaciones sobre “Weinen, Klagen…” de Liszt y Sonatas nºs 5 y 32 de Beethoven). Una pianista que se encuentra sin la menor duda en la élite de un colectivo tan distinguido como el que protagoniza este álbum. Otro tanto puede decirse del yerno de Scriabin, Vladimir Sofronitski, que dedica a la música de su suegro toda su contribución, repartida en dos discos (Sonatas nºs 2 y 3, Preludios, Estudios, otras obras). Este singular y atormentado artista dice esta música como muy pocos, y sus interpretaciones de la misma han adquirido justa categoría de leyenda. Del gran Vladimir Horowitz nos llegan grabaciones muy tempranas (1932-36) dedicadas a Chopin (selección de Estudios, Mazurcas, Scherzo nº 4) y Liszt (Funerales y su ya legendaria primera grabación de la Sonata). Un verdadero mago del teclado y del sonido, incluso en esas tempranas grabaciones, y un disco que se encuentra entre las mayores joyas de la serie. El siguiente disco se lo reparten Maria Grinberg (desigual Emperador de Beethoven, enérgico y bien dibujado, pero con un acompañamiento penoso de Gauk y con un piano no menos penoso) y Tatiana Nikolaieva, que pese a su buen hacer no logra evitar que el Concierto BWV 1052 de Bach suene un poco anticuado en esta versión demasiado masiva, incluso por su parte. Yakov Flier, alumno de Igumnov y maestro de Pletnev, Postnikova, Davidovich o incluso Rodion Shchedrin, es otro virtuoso de primera, que además es un músico de solidez intachable, como lo demuestra este disco (Sonata nº 2 de Chopin, 2 Preludios de Rachmaninov, 24 Preludios de Kabalevski). De Igor Zhukov hemos hablado aquí en varias ocasiones, como uno de los grandes nombres del piano ruso, desgraciadamente un tanto ignoto por parte del público occidental. Esta soberana version del Concierto nº 2 de Brahms a cargo de quien fuera discípulo de Gilels y Neuhaus, esta vez muy bien secundado por Rozhdestvenski, bien puede servir para levantar más de un asombro. El disco se completa con una notable contribución del Concierto nº 24 de Mozart por Dimitri Bashkirov, hoy profesor de la Escuela Reina Sofía. Otro alumno de Neuhaus, menos nombrado que los de siempre, Yakov Zak, compañero frecuente de Gilels, ofrece una sólo discreta versión del Primer Concierto de Brahms (muy lejos del nivel de Zhukov en el segundo) con la curiosidad de estar bajo la batuta de David Oistrakh. El disco se completa con una muy correcta versión (si no fuera por el pobre acompañamiento de Gauk) del Segundo Concierto de Saint-Saëns por Bella Davidovich. De relativo interés el siguiente disco, con contribuciones que tampoco tienen nada de especial de Victor Merzhanov (alumno de Feinberg), que ofrece una competente lectura de la Rapsodia sobre un tema de Paganini de Rachmaninov, y Alexander Iokheles, otro alumno de Igumnov, que despacha con poco idioma las Noches de Falla, junto al infrecuente Concierto de Honegger. Poco puede decirse de las grabaciones de Richter que no se haya dicho ya, dado que han aparecido en los más variados sellos en multitud de ocasiones. Hay que recordar que de este descomunal artista no hay que dejar pasar oportunidad, y esta no es manca: Sonatas nºs 3, 27, 28, 30-32 de Beethoven, Sonata de Liszt y Sonatas D. 960 (¡casi nada!) y 575 de Schubert. Lo mismo puede decirse de las de Gilels, otro que tal baila. El repertorio es igualmente jugoso (Sonata nºs 2 y 3, Nocturno op. 48, nº 1, Polonesa op. 53, Impromptu nº 2 de Chopin, Sonatas nºs 2, 3 y 8, Tocata op. 11, Marcha de “El amor de las tres naranjas” y selección de Visiones fugitivas de Prokofiev, más nada menos que la Hammerklavier de Beethoven). Y no les digo nada sobre Lazar Berman en uno de sus autores preferidos y más dominados, Liszt (Sonata Dante, Vals Mefisto nº 1, Estudios de ejecución trascendental selección, Rapsodia española). Estupendo, como sería de esperar, el Prokofiev (Concierto nº 2, lástima el estado del instrumento) de Vladimir Ashkenazi, bien complementado por el muy interesante Rachmaninov de Viktoria Postnikova (Variaciones sobre un tema de Chopin, Polka de W. R., Preludio op. 3, nº 2). Desconocida para el que firma la discípula de Goldenweiser y Bashkirov, Nelly Akopian-Tamarina, ha constituido toda una sorpresa, porque sus interpretaciones de Brahms (Intermezzi op. 117) y Schumann (Fantasia op. 17, Arabeske op. 18) son, sin la menor duda, sobresalientes en cuanto a riqueza de expresión. Poderosísima en el fortísimo, reflexiva e interiorizada (magníficos los Op. 117, curiosa, serena y meditada, con tempo muy muy calmado, la Arabeske) esta artista, castigada con el aislamiento por asuntos políticos, parece otra de esas sorpresas que la nomenklatura nos ha ocultado durante años. Ya en nuestros días las cosas han sido más abiertas, y los cinco últimos nombres de la serie son sobradamente conocidos y celebrados en Occidente. Lo es Nikolai Demidenko, que ofrece con su característica solvencia y poderío una sabrosa selección de obras de Scriabin y Prokofiev. Sobradamente conocidas son las virtudes —y las peculiares características de sus personalidades— de Pletnev (entre lánguido y plomizo el Concierto nº 9 de Mozart) y Gavrilov (enérgico, vibrante, un poco pasado de crispación su Concierto nº 3 de Beethoven, bien secundado por Temirkanov). A los comienzos de la carrera de Evgeni Kissin pertenecen 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 73 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS unas interesantes incisiones, más como muestra de sus posibilidades que de una madurez artística que, en la adolescencia, aún estaba lejana; fueron comentadas por el firmante con ocasión del álbum monográfico dedicado a este artista por este mismo sello (Waldesrauschen, La Leg- gierezza, Liebestraum nº 3, Rapsodia húngara nº 12, Estudio de ejecución trascendental nº 10 de Liszt; Estudios sinfónicos, Variaciones Abegg, Widmung de Schumann). No excepcional, pero sí notable, el Rachmaninov de Nikolai Luganski (Études-tableaux opp. 33 y 39), que reciente- mente viera la luz en el mismo sello dentro del integral de Rachmaninov. A poco más de dos euros por disco, este álbum contiene muchas cosas de valor (pese a las limitaciones técnicas de las grabaciones más antiguas) que lo hacen plenamente recomendable. Únicamente hay que com- probar que no se repitan demasiadas cosas, porque una buena parte de este material (Yudina, Kissin, Luganski, Berman, Sofronitski, Richter y Gilels, entre otros) ya ha aparecido en álbumes anteriores de este mismo sello. Rafael Ortega Basagoiti Idil Biret INSINUANTE BEETHOVEN BEETHOVEN: Sonatas. Conciertos. Sinfonías. Vols. 6-9. IDIL BIRET, piano. SINFÓNICA DE BILKENT. Director: ANTONI WIT IBA 8.5712 56-59. 1985-2008. 297’. DDD. N PN SCHUMANN/GRIEG: Conciertos para piano. IDIL BIRET, piano. SINFÓNICA DE BILKENT. Director: ANTONI WIT. IBA 8. 5712 70. 2006. 65’. DDD. N PN L legan cuatro volúmenes más de la Edición Beethoven y se abre una nueva colección dentro del sello que la pianista turca está llevando a cabo, fundamentalmente a base de recuperar y reunir grabaciones de otras discográficas. La nueva serie lleva como título Edición Concierto, y de momento en el primer CD se incluyen los conciertos de Schumann y de Grieg en grabaciones realizadas en 2006 con la Sinfónica de Bilkent y Antoni Wit a la batuta. Desde ya vale la pena remarcar que éstas son unas versiones del todo atípicas, que francamente difieren bastante de lo esperable, sobre todo teniendo en cuenta la clase de repertorio de que estamos hablando. La visión de la pianista resulta como mínimo sorprendente; sus tempi son a menudo tan excesivamente lentos (tanto que parecen que esté estudiando las partituras) que podría decirse que interfieren en la fluidez de la música. El lado bueno es el perfecto entendimiento de Biret con el tecla- do, todo queda definido con claridad y elocuencia, pero concretamente el Concierto de Schumann desde el primer movimiento ya adolece de esta falta de naturalidad y exceso de minuciosidades. Téngase en cuenta que las versiones de este concierto habitualmente minutan alrededor de los treinta minutos, y ésta lo hace concretamente en treinta y tres largos minutos. Las consecuencias no son todas negativas: la música queda expandida y por lo tanto, aun a pesar de la falta de sencillez, se percibe en ella una fuerza expresiva que es fruto de una manera de expresarse deliberadamente paladeada y degustada. La orquesta se acopla a los rigores de la solista y cumple su papel ofreciendo un fraseo “dilatado” hasta extremos inauditos. La versión del Concierto de Grieg se asemeja en concepto al Schumann; la misma idea predomina en todo él, aunque aquí las gradaciones sonoras son más evidentes por parte de Biret, quien consigue un cultivo sonoro más fértil y en consecuencia más riqueza colorística. La orquesta tampoco lo tiene fácil con esos tempi: especialmente los vientos han de esmerarse para que su discurso sea lo más cabal y entendedor. En fin, son unas versiones interesantes pero que no transmiten lo que la esencia del romanticismo pretendía; es decir, una música expresiva de unos sentimientos muy naturales, aquellos que van inapelablemente liga- dos a la naturaleza humana. Aquí cada nota está muy masticada, tal vez demasiado meditada, la cuestión es ésta. Este Grieg también difiere casi en cuatro minutos de las versiones más usuales. Cambiando de registro, los cuatro discos pertenecientes a la Edición Beethoven se reparten en tres apartados, las trascripciones de Liszt de la sinfonías, las sonatas y los conciertos. Encontramos en las sinfonías otra vez una idea más bien poco intuitiva y que en cambio propone un Beethoven tedioso y con pocas capacidades vitales. La Séptima Sinfonía aparece en sus manos como una obra reprimida de emoción, donde lo importante es la autoescucha de un sonido que, la verdad, tampoco es que destaque por su enorme calidad. La concepción de Biret es metódica y controlada; de esta manera cuesta vibrar y transmitir. La Octava en sus manos destila optimismo y abertura y posee ritmo y articulación más contrastadas que en la anterior. La intérprete consigue sensaciones diferentes y su virtuosismo junto a una idea más espiritosa ayuda a una mayor proximidad con la música que se escucha. La Quinta y la Cuarta vuelven a dar parecidas sensaciones; en ellas se alternan fragmentos más vivaces con los de mayor pesantez. Son unas versiones con más contrastes que las anteriores, donde se presiente a un Beethoven más vivo y palpitante, un Beethoven más ameno que sugiere más cordura. Dentro de la serie está el cuarto volumen dedicado a las sonatas que incluye la Appassionata, además del Op. 101 y el Op. 110. Sin ningún tipo de duda se trata del mejor Beethoven de la intérprete. Estas versiones son del todo briosas y diferenciadas, y en ellas el trabajo parece más conectado con la esencia musical de la partitura. Son acordes con el papel y destilan un perfil interpretativo mucho más intenso y vital que los comentados anteriormente. Idil Biret ofrece las sonatas con tensión y suavidades, fruto de un lirismo racionalizado a través de la poesía. Es ya un Beethoven más sugerente e insinuante, en el que en todo momento la artista domina la expresión y la supedita a la lógica. La cautela y el raciocinio no existen aquí y sí en cambio el rigor y el entusiasmo. Aunque los tempi de los conciertos vuelven a ser básicamente lentos, Biret se mueve en ellos con comodidad y la música fluye sin reparos. Es un Beethoven fuerte que expresa sutilezas a través de unas interpretaciones compensadas; y donde la vitalidad y la eficacia van unidas al aliento y al empuje. De los dos Conciertos (el Tercero y el Cuarto) se desprende una sensibilidad trabajada acorde con las características técnicas de la pianista, quien en todo momento cuadra con la Sinfónica de Bilkent. En fin, un poco de todo. Emili Blasco 73 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 74 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Brilliant BARSHAI HISTÓRICO L os archivos rusos, en su generosidad, no dejan de alimentar la voracidad de los melómanos, sostenidos en su bulimia por la permanente oferta asequible y muy digna de Brilliant Classics (distribuidor: Cat Music). Ahora le toca el turno a Rudolf Barshai, con un álbum de 10 discos que contiene cosas de mucho interés (Brilliant 9010, grabaciones de 1954 a 1974). Hace un par de décadas este grandísimo director de orques ta ruso no era muy conocido, o lo era sólo por sus transcripciones para conjunto de algunos cuartetos de Shostakovich, y piezas de otros compositores. Su figura ha crecido, su obra es ahora conocida, su dilatada y acertada profecía de la causa del maestro Shostakovich se ha demostrado muy valiosa, hasta el punto de que su integral sinfónica (también Brilliant) es una de las grandes, junto con Kondrashin, Rozhdestvenski, Kitaienko, Jansons y Haitink. Este álbum de registros antiguos contiene algunos tesoros, tal o cual aportación interesante por lo desconocido o por lo novedoso, aunque también alguna que otra referencia de escasa utilidad. El sonido no siempre facilita la escu- cha o potencia la obra registrada. Los Mozart aquí contenidos son pocos y menores. En cambio, con Beethoven marca Barshai un punto muy alto, con una Octava ágil, bailarina y crepitante; y también con un bello Concierto nº 2 (con John Lill). Uno de los discos incluye obras de múltiples contemporáneos occidentales, desde Debussy a Poulenc; destacan las excelencias del Divertimento de Bartók, ese tipo de obra para cuerda, intensa y hasta dolorosa, que le va muy bien a Barshai y al conjunto; y la juvenil Simple Symphony de Britten, en muy bella lectura. Curiosos y a veces de bastante interés los cortes con obras del Barroco, que Barshai transforma en piezas de impronta romántica, o poco menos: el Arte de la fuga, en los discos 1 y 2; este último se completa con Lully, con Rameau y, ya fuera del Barroco, con Gluck. No hace falta avisar al curioso melómano: se trata de transcripciones ajenas a la sensibilidad de la recuperación de la música del periodo; pero, en cuanto a sensibilidad, no se le puede negar la suya propia, ni su intensidad. Estamos ante una orquesta de cámara, y Barshai puede sentir la tentación de considerar viajes en el tiempo: por ejemplo, al pleno clasicismo, con esa sinfonía tardía que es la Militar, de Haydn (nº 100), que Barshai domina en sus crecimientos y en sus pianos, en su musicalidad perfecta, más allá de la simple belleza de la línea. Se incluyen dos conciertos de Haydn que se resuelven de manera más apropiada para el periodo, uno para trompeta, en mi bemol mayor; y otro para teclado, en sol mayor. Ambos dan una imagen adecuada aunque no rabiosamente histórica de lo que pudo ser aquello, y a Barshai lo secundan con arte Timofei Dokshitzer a la trompeta y Arthur Moreira Lima al piano. De gran interés ambos conciertos, pero el interés de la Sinfonía nº 100 es superior, a nuestro juicio, con una fuerza y un brío que despiertan al público menos entregado. El octavo disco del álbum contiene una versión más — espléndida, como siempre— de la trascripción de Barshai del Cuarteto nº 10 de Shostakovich, como Op. 118a. De gran interés, desde luego, pero la novedad para nosotros está en las dos piezas que completan el mismo CD: el Concierto para cuerda op. 16 de Jaan Rääts y la Sinfonía de cámara de Boris Chaikovski. En ambos casos, se trata de la escuela de Shostakovich, pero con elementos diferenciables; no hay demasiada confusión, hay mundo personal. Lo que viene a demostrar una vez más que, puestos a crear escuela y no mímesis, Shostakovich ha sido más fértil que cualquiera. De manera general, y al margen de detalles precisos, el nervio del Concierto se opone a esa especie de elegía que es la Sinfonía de cámara de Boris Chaikovski. En estos discos hay obras de mucho interés de otros compositores soviéticos desconocidos, o poco menos: Meerovich, Lokshin, Bunin. Y también de Khachaturian y de un ruso que nunca fue soviético, Stravinski (Concierto en re y Concierto Dumbarton Oaks, piezas muy adecuadas para la orquesta de Barshai). El grandísimo Shostakovich lo hallamos en el disco 7, con una lectura de la Sinfonía nº 14 (con Vishnevskaia y Reshetin) que pone los pelos de punta. Es de 1969, mientras que la de la integral de Brilliant es posterior en treinta años y, desde luego, los cantantes son otros. El refuerzo de este CD es la Sinfonietta nº 2 de Weinberg (o Vainberg), una maravilla de este compositor polaco y judío y soviético, de la escuela de Shostakovich, que recuperaron Kondrashin, Fedoseiev y Maxim Shostakovich, entre otros; y que hoy es considerado ya uno de los grandes de la segunda mitad del siglo XX. La calidad media, la altura artística y el precio tan económico son bazas a favor de llevarse este álbum a casa. Una joyita más de la oferta rusa de Brilliant. Trío Locatelli (cuyo violín es la propia Elizabeth Wallfisch), con la participación de la también violinista Rachel Isserlis en alguno de los conciertos. En ambos casos las lecturas son muy buenas; brillantes, contrastadas y llenas de virtuosismo instrumental y colorido; destacan en especial las seis Introducciones teatrales de la Op. 4. De Italia pasamos a Francia, al Berlioz de la singular La infancia de Cristo (CDD22067), en un disco grabado en 1994 con la Orquesta y Coro Corydon dirigidos por Matthew Best, con las voces principales de Jean Rigby, Alastair Miles, Gerald Finley y John Aler. Una versión vocalmente correcta, muy equilibrada en coro y orquesta y que refleja muy bien el peculiar universo estético del compositor francés. Por último, un autor menos conocido que Berlioz, Albéric Magnard es el protagonista de otro doble CD con sus cuatro sinfonías (CDD22068); es un reciente registro de 2009 con la Sinfónica Escocesa de la BBC dirigida por Jean-Yves Ossonce, que traduce con un magnífico sonido y una evidente convicción los eclécticos pentagramas del francés. Santiago Martín Bermúdez Hyperion Dyad DE CINCO EN CINCO U 74 na de las series medias del sello Hyperion, Dyad (distribuidor: Harmonia Mundi), que ofrece CDs dobles al precio de uno, llega ahora con cinco nuevas entregas, en un abanico temporal que comienza en el siglo XVI y concluye en el XX. Así, de Orlando Lassus se nos presenta una grabación de 1998 con sus Salmos penitenciales (CDD22056), en versiones de gran interés a cargo del conjunto vocal Henry’s Eight dirigido por Jonathan Brown; el grupo británico muestra dos cualidades esenciales en este repertorio: excelente afinación y canto concentrado, logrando con ello una notable intens i d a d expresiva. Por partida d o b l e aparece aquí la música de Pietro Antonio Locatelli: las Introducciones teatrales y los Conciertos de la Op. 4 (CDD22064) y las Sonatas de la Op. 8 (CDD22057); el primer disco, una reciente grabación de 2008 está a cargo de The Raglan Baroque Players con Elizabeth Wallfisch al frente; el segundo, de 1996, del llamado Daniel Álvarez Vázquez 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 75 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Brilliant Opera Collection PRETÉRITO PERFECTO E l paso a compacto, gracias al ingreso en el dominio público de tantas grabaciones impresas en algunas décadas pretéritas, tiene sus ventajas. Nos proporciona referencias que la actualidad enmascara y olvida, al tiempo que podemos adquirir las remasterizaciones digitales por precios muy armoniosos con la crisis de la que seguimos gozando. A veces, como en estas ediciones de la Brilliant Opera Collection (distribuidor: Cat Music), echamos de menos una carpetita, todo lo sucinta que se quiera, pero con, al menos, un argumentito de la operita, ya que no el libretito. No todos los operófilos sabemos ruso en la dura Castilla. Por ejemplo. Cabe recurrir al internet en busca de estos elementos, como indica el editor, pero no deja de ser una incomodidad. Faust de Gounod, dirigido en París por A n d r é Cluytens en 1953 (BOC 93964) es una auténtica referencia en la historia del disco. El maestro belga canta con una decisión exquisita y una suntuosidad de timbres sólo comparable al dominio que ejerce sobre la historia. La Margarita de Victoria de los Ángeles es, quizá, la más cumplida del siglo XX, con su timbre realmente angelical, su incauta voluptuosidad, sus matices de dicción y uno de los momentos más bellos de la vocalidad registrada, el empaste perfecto de su voz con la de Nicolai Gedda en el dúo del jardín. El tenor sueco, en la primera floración de sus medios, corporiza a un Fausto sensible, destilado en el sonido, atento a todos los detalles. Boris Christoff hace un demonio inmenso de vocalidad siniestra, de grotesca maldad y de divertida y cachonda falta de escrúpulos. Jean Borthayre, un barítono “blanco” ejemplar y Marthe Angelici, son colaboradores de auténtico lujo. Otra grande de la época, Maria Callas, protagoniza La sonámbula de Bellini dirigida en Milán por el autorizado y sólido Antonino Votto en 1957 (BOC 93961). Es un registro a resultas de la puesta en escena de la Scala dos años antes, bajo la batuta de Leonard Bernstein y la maestría entre bambalinas de Luchino Visconti, de la cual existen versiones en vivo. Como en tantos ejemplos, Callas aquí puso todo gloriosamente patas arriba, derogando la tradición encantadora e infantiloide de las “sopranos-pajarito” y extrayendo todo el meollo dramático de un personaje aparentemente incauto (un poco lo que hizo Victoria con su Margarita). La escena del sonambulismo o el dolido y denso reproche de Ah, non credea mirarti lo prueban. A su lado, Nicola Monti nos recuerda que fue un tenore di grazia muy competente en su tiempo, y Nicola Zaccaria confirma la noble autoridad de su canto. La muy jovencita Fiorenza Cossotto ya afila las uñas que exhibirá enseguida. En pequeñas intervenciones hay gente de excelencia: Eugenia Ratti y Giuseppe Morresi. Otra revisión merece Beverly Sills al protagonizar Maria Stuarda de Donizetti en 1971 (BOC 93963). Si bien fue una soprano de agilidad, supo poner sus virguerías al servicio del drama, sin ahorrarse énfasis y berrinches, válidos por la autenticidad dramática puesta en juego. A su lado, la mala del cuento es nada menos que Eileen Farrell, una de las voces dramáticas más ilustres de su época, ducha en Verdi y en Wagner y de escasa discografía, aquí salvada por su faena. Con dignidad secundan a las señoras el tenor Stuart Burrows y el barítono Louis Quilico. Brilla la Filarmónica de Londres bajo la segura conducción de Aldo Ceccato. Palestrina de H a n s Pfitzner fue juzgada por Bruno Walter la mejor ópera del siglo XX. Aun disintiendo del sumo maestro, cabe elogiar que se haya entregado a Rafael Kubelik con la Orquesta de la Radio Bávara, la conducción de este registro obtenido en 1973 (BOC 9093). No sabemos cómo habrá resuelto Walter el estreno de la obra pero Kubelik, con esa síntesis de minuciosidad y energía que siem- pre tuvo, permite imaginarlo. El elenco vocal, en una suerte de homenaje póstumo a Pfitzner, es todo de estrellas, a contar de Nicolai Gedda como protagonista, y suma y sigue: Helen Donath, Brigitte Fassbaender, Dietrich Fischer-Dieskau, Hermann Prey, Karl Ridderbusch, Bernd Weikl. Para quienes no conocen la obra, es el mejor encuentro. Para quienes quieran repasarla, una donación ejemplar. Tampoco son frecuentes las grabaciones de La mujer sin sombra de Strauss, otro hallazgo de Bruno Walter en el doloroso momento de la posguerra inmediata de 1914. Joseph Keilberth condujo con suntuosa timbración, densidad, misterio y oportuno lirismo la versión apoyada en la Orquesta del Estado Bávaro en 1963 (BOC 9095). El elenco es insuperable a tal fecha: Ingrid Bjöner (¿en su más deslumbrante personaje?) como Emperatriz, Jess Thomas como Emperador, Martha Mödl como Nodriza (yendo de mezzo a contralto y a soprano dramática como si tal cosa), Inge Borkh como imponente Tintorera y Fischer-Dieskau (está todo dicho en materia de canto straussiano) en el Tintorero. Otro straussiano de pura cepa, discípulo directo de Strauss, es Karl Böhm conduciendo la orquesta de la Ópera Estatal de Hamburgo, en vivo, el 4 de noviembre de 1970 en la proverbial Salomé (BOC 9094). La claridad en medio de la selva orquestal del compositor, el equilibrio entre una masa imponente y las voces del escenario, todo corre por la cuenta de Böhm. La protagonista es Gwyneth Jones, en el momento áureo de una voz entre las más espectaculares de su tiempo, capaz de heroicos despliegues y sibilantes hilados, atenta a la palabra e insolente en los saltos que Strauss propone a su personaje. Fischer-Dieskau es un San Juan cortado a la medida, lo mismo que la lujosa Ursula Boese como el travestido Paje de Herodías. Completan, con solvencia, el reparto: Mignon Dunna en Herodías y Richard Cassilly en Herodes. Una referencial versión de Il matrimonio segreto de Cimarosa cabe atribuirla a la batuta de Daniel Barenboim (BOC 93962). La elegancia de su narración, el exquisito color pastel de su orquesta, la finura y el carácter de sus acompañamientos, unidos a la exacta elección de las velocidades, permiten no sólo elogiar al director argentino sino atribuirle la inteligencia con que todos dicen el texto y el italiano impoluto que exhiben. En 1975 le obedeció la ejemplar English Chamber Orchestra. Difícil es jerarquizar a un elenco parejamente impecable: de nuevo Fischer-Dieskau (felizmente, aquí desprovisto de caricaturescas afectaciones a la italiana), Arléen Auger, Julia Varady, Julia Hamari, Ryland Davies y Alberto Rinaldi. Interesante recuperación fue El caballero avaro de Rachmaninov, sobre texto de Pushkin, que Valeri Polianski dirigió en 2003 al frente de la Orquesta Estatal Rusa (BOC 9096). Luce en ella lo mejor de la partitura, que es su tratamiento orquestal, voluptuoso, climático, astuto, de personal y eslava consistencia. El resto es un recitativo cuidadoso, monótono, donde apenas aparece el estro melodioso y convincente de su autor. El elenco, todo masculino, es de inmejorable propiedad, destacando la valentía del tenor Mikhail Guzhov. Las bodas de Fígaro mozartianas no andan escasas de referencias. Esta que dirigió en vivo Sigiswald Kuijken al frente de La Petite Bande el 5 de junio de 1998 en La Coruña, aporta poco a la singladura, sin perder dignidad en ningún caso (BOC 93966). El director opta por una sonoridad de cámara, muy reservada, destilada, aseadísima y con excelente resultado tímbrico, especialmente en los solos de los vientos. El relato le interesa menos y es una deficiencia. El vasto elenco, desigual, no baja de una aceptable dignidad. Destaca Monica Groop en Querubín, lo mismo que la decisión de Patrizia Biccire como Condesa, no obstante su limitación en el agudo. Werner van Mechelen y Christiane Oelze hacen un correcto y reticente dúo protagónico, en tanto Huub Claessens se impone por su sabiduría en el canto y su convicción en el decir, más allá de alguna debilidad de registro. Blas Matamoro 75 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 76 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Nuova Era TRES ITALIANOS Y UN FRANCÉS N uova Era (distribuidor: Harmonia Mundi) sigue recuperando su importante catálogo y en esta reciente entrega ofrece entre los italianos las rarezas y con el compositor francés uno de los títulos emblemáticos del repert o r i o nacional. Lakmé de Delibes (232735) trae consigo el siempre respetable bien hacer, la muy buena voluntad, del Festival de Martina Franca, en cuyo verano de 1991 se interpretó bajo la discreta dirección de Carlos Piantini. La parte vocal, toda italiana por lo que en algunos casos su francés no presenta el cuidado o la ortodoxia deseables, se centra en el cuarteto encabezado por Alessandra Ruffini, que canta bien y tiene unos medios bonitos y suficientes, aunque en conjunto deje constancia de un personaje algo opaco. Giuseppe Morino, con sus personalísimos y de inmediato reconocibles medios, saca lo más lírico y elegante del personaje de Gérald, con momentos muy destacables, por ejemplo su bellísima página solista, Faintaisie aux divins mensonges. Praticó, por voz y personalidad, está a kilómetros luz del personaje de Nilakantha, un soberano error de distribución para el entonces joven y luego excelente bajo-barítono bufo. Serena Lazzarini pasa con algo de gloria por el personaje de Mallika que a menudo suena más anodino que de costumbre. En consecuencia, poca competencia supone para otras grabaciones oficiales de la ópera, en especial la última protagonizada por Dessay y Kunde. Alina (232732) merece mayor atención e interés, tanto por lo inusitado de su presencia en el catálogo discográfico como por el nivel de los resultados. Estrenada en 1828, o sea, dos años antes de la Anna Bolena que supuso el paso definitivo en la carrera compositiva donizettiana, cuenta con categoría suficiente como para merecer más atención de la que en realidad disfruta. Es la única grabación disponible y escasos fragmentos han merecido en solitario la atención. Se recuerda su obertura grabada por Frontalini y el aria Che vai richezza e trono en la fructífera interpretación de la Gencer. Enrique Viana suele incluir en sus recitales la larga escena de Seide E già ver quanto udii. Seide es aquí Rockwell Blake y, aunque el papel no le permite el brillo que lograba en muchos de sus interpretaciones rossinianas, sí consigue un retrato acabado, matizado, rico en claroscuros del favorecido personaje. La protagonista titular es Daniela Dessì, vocalmente segura, bello material sopranil, homogéneo (entonces) y rico, sensible traductora de las variadas exigencias expresivas que Donizetti le otorga. Andrea Martin tiene a su cargo el personaje cómico de Belfiore (Alina es una ópera semiseria), en el que se echa en falta no el canto siempre cuidado sino un poco más de vis cómica. Excelente, al contrario, el Volmar de Paolo Coni, por medios, canto, estilo y expresividad. Antonello Allemandi realiza a su vez un espléndido trabajo de concertación, en parte facilitado por el buen conjunto que es la Orquesta Arturo Toscanini. La toma sonora viene de Rávena, 1987. De 1991 en Lucca, ciudad natal de Puccini, es originaria la grabación de Aureliano in Palmira de Rossini (232 733), la segunda de las tres grabaciones completas que existen de la primeriza partitura del pesarense. Dirigida de nuevo con estilo y atención por Giacomo Zani (diez años atrás la había sacado del olvido en Génova) el equipo vocal hace lo que puede. Denia Mazzola (aún sin el añadido de Gavazzeni) demuestra que es una artista interesante pero más afecta a otros repertorios. Ezio di Cesare como Aureliano pone intenciones, a veces algo monótonas, y medios a menudo no del todo completamente resueltos. Superiores son las posibilidades instrumentales de Luciana D’Intino sale casi siempre airosa de todas las exigencias de difícil papel concebido para el castrado Giovanni Battista Velluti. Nicoletta Ciliento en Publia y el resto del equipo colaboran pasablemente. E l babélico equipo v o c a l reunido para la belliniana Adelson e Salvini (232734), del teatro que lleva el nombre del compositor en Catania 1992, contrariamente a las peores expectativas es capaz de lograr una lectura atendible y, en líneas generales, salvo en el caso que luego se constatará, lograda. Hay que añadir en primer lugar que trata del ¡estreno! de la segunda versión hecha por Bellini tras el estreno napolitano de 1825, un importante trabajo de reconstrucción, revisión y transcripción de partitura y libreto por parte de Domenico De Meo. Labor decisiva de esta lectura es la dirección de Andrea Licata, dando unidad al variado reparto, en el que destaca Alicia Nafé. La mezzo argentina encuentra su mejor momento en la bellísima Dopo l’oscuro nembo, la página más belliniana de una partitura muy deudora del modelo rossiniano, suculenta página que ha tentado a cantantes tan dispares como Scotto y Garanca. Fabio Previati, barítono lírico donde los haya, se encuentra cómodo como Adelson y bastante más, por las características cómicas del personaje, Auro Tomicich con buen juego para Bonifacio contando con una página solista rossinianísima, Bonifacio Beccheria qui presente (obra ésta también semiseria, ¡quien lo diría en Bellini!). Colaboran eficazmente Lucia Rizzi, Roberto Coviello (con una buena destacable ejecución de su asimismo muy rossiniana Tu provi un palpito), Giancarlo Tosi y, especialmente, Eleonora Jankovic. Salvini es Bradley Williams, voz insignificante de tenor y canto con torpezas de principiante. un especialista en el mundo francés del diecinueve. Para rendir homenaje cumplido a la gran obra se ha reunido un elenco en buena parte de primeras figuras que no detallo por razones de espacio. Michel Sénéchal hace un protagonista antológico, junto a la Eurídice de campanillas que canta Mady Mesplé. Entre los compañeros: Jane Rhodes, Jane Berbié, Michèle Command, André Malabrera y Jean-Philippe Lafont. El mismo Plasson, en 1985 y siempre con su gente del Capitole tolosano, insiste en sacar lustre al maestro, en otro de sus títulos proverbiales: La bella Helena (EMI 395108 2). Sin duda, hay una estrella, capaz de exhibir Fernando Fraga EMI OPERETAS DE LUJO E 76 MI tiene de dónde tirar para ofrecernos recuperaciones digitalizadas de un catálogo que cubre todos los géneros. Ahora vuelven al mercado unas operetas del repertorio francés, entre frecuentadas e inusuales, cuyo cuidado cualitativo alcanza la mayor altura. Según corresponde, empe- cemos c o n Offenbach y su canónico Orfeo en los infiernos (EMI 395133 2) dirigido con suntuoso mimo en 1979 por Michel Plasson, 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 77 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES su misteriosa calidad vocal, su destilada musicalidad y un elegante humor que no le preveíamos: Jessye Norman. Más que solvente el reparto, del que recuerdo al gran comediante que es Gabriel Bacquier y al citado y valioso Lafont. Menos habituales son las tres breves piezas q u e siguen (EMI 395297 2). Pomme d’api (algo así como “manzanita dulce”), sainetillo picante de chico tarambana, chica avispada y tío solterón y ligón con final feliz donde se ve a Offenbach luciendo su genio en lo mínimo: cuatro frases, el ritmo adecuado, la pimpante audacia del estribillo pegadizo y feliz, el humor cínico trufado de sentimentalismo. El señor Colflorida estará en su casa el… incluye una desopilante y gloriosa parodia de la ópera italiana belcantista que muestra a Offenbach haciendo música seriamente excelente y saltando de risa. Lo mismo, pero en un registro de aire popular, incluidos unos travestidos, es Señoras del mercado, con sus juegos verbales acerca de frutas, verduras, pescados y amoríos, sabiamente ironizados con, por ejemplo, una remake del sexteto en que Fígaro se entera de que es hijo de Marzellina y Bartolo. El elenco, movido con habilidad por Manuel Rosenthal en 1983, incluye repetidamente a brillantes elementos: Mady Mesplé, en el esplendor de sus medios, y el ya citado Lafont entre otros. E l desenfado offenbachiano no llegó, quizá, nunca tan l e j o s como en Los bandidos (EMI 395113 2), ingeniosísima trama que permite echar una sonrisa despiadada a los mundos del banditismo, la diplomacia, la nobleza y la milicia, con unos conjuntos de citas paródicas de los conjuntos operísticos que justifican el interés de todo un John Eliot Gardiner en 1989 y en Lyon hacia un género erróneamente juzgado como menor. Un elenco extenso impide ser citado al completo y, sin desmerecer la excelencia de nadie, vayan por delante los protagonistas: Tibère Raffali, Colette AlliotLugaz (esta vez una travestida), Michel Trempont y Ghislaine Raphanel. Destinada al estrellato en el canto de coloratura, asoma en una pequeña parte la joven Elisabeth Vidal. Boïeldieu consiguió en La dama blanca adaptar los mo delos rossinianos a la opereta en francés, levantando el nivel de exigencia respecto al canto de agilidad y alternando las sugestiones de la leyenda gótica romántica con un humor de comicidad popular. El resultado es una obra maestra, aquí servida con suprema calidad por Marc Minkowski, que pone su experiencia con la música barroca en manos de un refinado orquestador como Boildieu (EMI 395118 2, año 1997). Los primeros titulares, Annick Massis y Rockwell Blake, no casualmente dos rossinianos de primera, están inmensos en el par protagonista, rebosantes de medios, límpidos de emisión, impecables de recitado, incluso en las partes habladas, pimpantes en los momentos de bravura, seductores y penetrados de sus papeles, dobles en ambos casos. Los barítonos Jean-Paul Fouchécourt y Laurent Naouri encabezan una lista de alta solvencia. Tardío y menor, elegante y melancólico, mesurado y fino, Reynaldo Hahn frecuentó la opereta y hasta la revista. Su discografía es escasa y esta versión de Ciboulette (algo así como Cebollita) dirigida con probidad por Cyril Diederich en 1983 (EMI 395128 2) es una suerte de homenaje compensatorio a una obra extensa que el aficionado tiene ocasiones de conocer sólo a rachas. Baste decir que el terceto principal está integrado por la Mesplé, Nicolai Gedda y José van Dam, figurando entre los comprimarios gente tan eficaz como Colette Alliot-Lugaz, François Le Roux y Jean-Christophe Benoît. de recitales (8.110791). Es notable la plenitud vocal, técnica y lírica del tenor sueco desde los muy verdes años del comienzo, y la identidad tímbrica unida a esa entrega tan peculiar de su canto, perdurables hasta el final de su carrera. Aquí ofrece 21 ejemplos de canciones “nacionales y románticas” (sic) de Suecia, las cuales, si no inquietan a ningún compositor que se precie, trazan un desafío al tópico de que no hay pequeña obra para un gran artista. Si se admite un símil tauromáquico, se podría decir que McCormack es un gran torero de escuela y Giuseppe Di Stefano, un gran torero al natural. El colega sueco podría representar una especie de síntesis entre ambos. Pipo lo demuestra en un CD monográfico dedicado a la canzoneta napolitana (8.111340) junto con la orquesta que conduce un experto, Dino Olivieri. Son 21 ejemplos entre cultos y dialectales donde no falta, quizá, ninguno de los títulos más canónicos de la especialidad. El tenor siciliano está como pez en el agua. Pleno de facultades —las tomas van de 1953 a 1957—, su sentimentalidad intensa y delicada, su naturaleza vocal de primerísima calidad y una noción intuitiva y arrolladora del canto y el fraseo, se unen a la autenticidad filológica de su decir. Lo que, a veces, en sus intervenciones operísticas, juega como defecto de estilo por excesivo “canzonetismo”, aquí brilla con luz propia. Lo mismo en cuanto a eventuales carencias técnicas (sonido engolado, agudo demasiado compulsivo y abierto), que Di Stefano suple con creces gracias al talento innato y a la excepcional materia de su órgano. Blas Matamoro Naxos TRES TENORES N o, no se trata de los que usted está pensando sino de otros algo anteriores que, por una feliz coincidencia de lanzamiento al público, pueden conformar una pequeña historia de la cuerda tenoril en el siglo XX. Los presenta Naxos (distribuidor: Ferysa) en ejemplares de tres colecciones suyas dedicadas a remasterizar grabaciones históricas. En la integral de John McCormack, el volumen 7 (8.112018) hay escasos ejemplos operísticos: la barcarola de Los cuentos de Hoffmann de Offenbach en una curiosa versión cuya segunda voz es nada menos que el violín de Fritz Kreisler, la canción del premio de los wagnerianos Maestros cantores (en inglés) y Champs paternels de la infrecuente Joseph en Egypte de Méhul. Si bien McCormack no era un tenor wagneriano, ni siquiera de lo más lírico del repertorio, su objetividad, lo elegante de su expresión, su destilada musicalidad, validan el intento. Es un artista intemporal, cuya sobriedad salva las fechas de estas tomas acústicas habidas entre 1916 y 1918. El resto son canciones. De ellas, Crucifix de Fauré levanta el nivel y el resto tiene un clima de época muy seductor y modesto. En la voz del irlandés la música está siempre a salvo. En la s e r i e Grandes cantantes toca el turno al jovencísimo Jussi Björling de 1929 (con apenas dieciocho años, si nos atenemos a las fechas oficiales) y al maduro de 1953, cuando ya era la estrella operística que todos conocemos, conformando la séptima entrega de su integral Blas Matamoro 77 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 78 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Profil Hänssler DOS MÁS DE DRESDE L a Edición Staatskapelle de Dresde nos trae dos volúmenes más de la excepcional orquesta sajona. En primer lugar un concierto completo de Rudolf Kempe grabado el 15 de marzo de 1974 con las siguientes obras: Preludio a la siesta de un fauno (Debussy), Concierto en la menor, op. 54 con Malcolm Frager de solista (Schumann) y el poema sinfónico Una vida de héroe (Strauss) (2 CD Profil PH08053, vol. 28), una magnífica grabación, clara y contrastada, en la que obviamente destaca la obra straussiana dirigida por uno de sus más cualificados traductores, que aquí nos ofrece una versión minuciosa, detallista, refinada y con un sonido luminoso y bri- llante especialmente apto para esta música. El resto del programa, siempre dentro de una altísima calidad, se nos antoja más convencional a pesar de la buena intervención de Frager y de la detallista dirección de Kempe que nos descubre cosas nuevas en la orquestación de Schumann. A la literal dirección de la maravillosa página de Debussy le falta más color, encanto e idioma. Pero, como se decía, la versión de Una vida de héroe se puede calificar a la altura de cualquiera de las mejores (Celibidache, Clemens Krauss, Reiner, Böhm, Karajan o el propio Kempe con esta misma orquesta en grabación de estudio para EMI). El álbum incluye un completísimo libreto que nos cuenta en excelentes artículos (alemán e inglés) el papel desempeñado por Kempe en la Staatskapelle, así como los comentarios habituales de las obras incluidas. Indis- pensable para cualquier seguidor de orquesta o director. E l segundo volumen, también doble, nos hace llegar una versión completa, pero sin diálogos, de El cazador furtivo (Weber) (2 CD Profil PH07060, vol. 27) en la versión dirigida por Karl Elmendorff en estudio en 1944 (recordemos que esta ópera fue la última representada en la Semperoper de Dresde el 31 de agosto de 1944, poco antes de que el edificio fuese destruido por las bombas británicas), grabada en cinta magnetofónica, pues los alemanes entonces ya registraban en ese sistema, y que nos demuestra el excepcional nivel de calidad de la Staatskapelle, de un virtuosismo y brillantez realmen- te impresionantes. La dirección de Elmendorff, sólida, vigorosa, vital, expresiva e idiomática, nos alecciona de cómo se hacía música y con qué entusiasmo en esos difíciles años. Coros soberbios, lo mismo que el competente equipo vocal (Schellenberg, Pflanzl, Teschemacher, Trötschel, Böhme y Fehenberger entre los principales), una oportunidad única para hacerse con este importante documento, aunque hoy existan grabaciones mejores (citemos solamente la de Carlos Kleiber con esta misma orquesta para DG) que obviamente son preferibles. De todas formas, indispensable para los aficionados a grabaciones históricas, que aquí disfrutarán con un registro de muy buena calidad y excelentemente reconstruido. Variaciones Diabelli beethovenianas plenamente insertas en el universo romántico y singulares en sus cambiantes estados de ánimo, en su muy viril expresión y en su gran originalidad en la elección de los tempi. L a segunda caja está dedicada a Christ i a n Ferras (4 C D , 93791), uno de los grandes nombres del violinismo francés del siglo XX, favorito de Karajan, forzado también a irse muy pronto de este mundo. Su mayor poder nacía sin duda de la proverbial belleza, verdaderamente subyugante, del sonido que extraía de su violín, y no tanto de una técnica solvente pero algo corta ante según qué compromisos. De ahí que su arte sobresaliese sobre todo en el cantabile, en el denso lirismo de los grandes románticos, como por ejemplo en las tres sonatas de Brahms, con unos cálidos movimientos lentos que suenan esplendorosos de brillo y de color. Merece asimismo la pena recrearse en las candentes melodías schumannianas de sus dos Sonatas para violín y de sus Tres romances op. 94, así como en las de la Sonata en sol del belga Lekeu y la Sonata en la de su maestro Franck, donde Ferras canta en todo momento con una sensibilidad primorosa, la de un fino liederista. En todas estas obras, que llenan los tres primeros discos y que provienen también de los fondos de la Deutsche Grammophon, tiene a su lado el soberbio oficio del pianista francés Pierre Barbizet. En el cuarto es Jean-Claude Ambrosini quien le sigue en una serie de obras y de arreglos que escuchamos por supuesto con gran placer, ya sea la Meditación de la Thaïs de Massenet o el Ave Maria de Schubert, el Cisne carnavalesco de Saint-Saëns o alguna escena infantil schumanniana. Pero es con Barbizet cuando la entrega de Ferras parece máxima, cuando de su violín emana el lirismo más penetrante, cuando lo que suena es, según palabras de Zino Francescatti, la perfección musical. Enrique Pérez Adrián Brilliant TROVADORES E 78 l primero de estos dos álbumes que nos trae Brilliant y que distribuye Cat Music lleva por título El arte de Géza Anda (4 CDs, 93795), y aunque es evid e n t e que el arte del gran pian i s t a húngarosuizo no cabe en cuatro discos, todo lo que hay en ellos es arte con mayúsculas. Músico elegante y reflexivo, de maneras un tanto austeras pero no por ello carentes de pasión, la vida no le dio tiempo para alcanzar una madurez que se preveía pletórica, pero sí pudo dejar constancia discográfica de su capacidad para someter su pianismo a las demandas estilísticas de autores de personalidades muy dispares. Lo son los presentes en esta entrega, en la que prácticamente todo, incluido el texto de Jeremy Siepmann, viene de los cinco compactos que conformaban la edición Geza Anda. Troubadour of the Piano lanzada por Deutsche Grammophon hace no mucho. Destacan sobre todo sus finas aproximaciones al mundo schumanniano, aquí representado por una bella y fluida Kreisleriana, unas coloristas y contrastadas Davidsbündlertänze y una robusta Fantasía en do mayor de dimensión sinfónica. Mención aparte merecen las dos versiones de los Estudios sinfónicos op. 13, separadas por veinte años (la primera es de 1943, la segunda de 1963) y en las que se evidencia el camino hacia un arte más poemático, más enseñador y más introspectivo, pero no por ello menos vivo, activo o dinámico, si acaso al contrario. Su lectura de los veinticuatro Preludios de Chopin, sin ser especialmente impetuosa o fulgurante, mantiene una rítmica clara y se recrea con gran delicadeza en las partes lentas, más convincentes en general que las rápidas. El Anda más agitado aparece a su vez en el Waldesrauschen lisztiano, que viene al lado de un Vals de Mefisto noble de sonoridad y de una intrépida Campanella. El más instintivo viene en cambio en la Sonata D. 960 de Schubert, bellísimamente cantada y sorprendentemente flexible, y sobre todo en unas Asier Vallejo Ugarte 246-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 21/10/09 12:29 Página 79 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Hyperion Helios SELECCIÓN EXQUISITA A ctivo como pocos en el terreno de las reediciones, Hyperion (distribuidor: Harmonia Mundi) ofrece dentro de su serie económica Helios cinco nuevos discos, todos ellos con numerosos puntos de interés. El titulado Bella domna (CDH55207) recoge diversas canciones medievales: varias anónimas, dos de Richart de Fournival, y las siete Cantigas de amigo de Martín Codax, en versiones de 1987 del conjunto Sinfonye que dirige Stevie Wishart; una evocación refinada y rigurosa de finales del siglo XII hasta comienzos del XIV en la que destaca la perfecta fusión de los instrumentos con la voz de Mara Kiek. Y si en este CD la presencia española es importante, todavía lo es más en el extra- ordinario disco con la integral de los motetes de Francisco de Peñalosa ( C D H 55357); se trata de una grabación de 1991 a cargo del grupo Pro Cantione Antiqua que dirige Bruno Turner; un conjunto vocal formado por excelentes cantantes como el contratenor Michael Chance o el bajo Michael George, que recrean la música de Peñalosa con auténtica sutileza y emotividad. Ya en un repertorio más transitado, la Música acuática y la Música para los reales fuegos de artificio de Haendel (CDH55375) se ofrecen en las versiones de 1989 y 1997 de The King’s Consort dirigidos por Robert King; ciertamente brillantes, detallistas, con un énfasis muy acertado en la solemnidad y el lirismo, ocupan con todo merecimiento un lugar destacado entre las cimas fonográficas de esta música. En el año 2003, la pianista Susan Tomes con The Gaudier Ensemble grabó los Conciertos para piano n ºs 11, 12 y 13 de Mozart, en sus versiones para piano y orquesta de cuerdas (CDH 55333); estamos ante músicos muy solventes, que buscan una aproximación llena de frescura y calidez, todo con un enfoque camerístico que permite apreciar desde un ángulo distinto al habitual estos tempranos conciertos del salzburgués. Por último, comentamos un disco de esos prácticamente únicos en lo poco habi tual de su contenido: el Concierto para violín y la S u i t e Pibroch de sir Alexander Campbell Mackenzie (CDH 55343); lo interpretan, en registro de 1997, sus paisanos de la Royal Scottish, con Malcom Stewart en el papel solista del concierto; la dirigen Vernon Handley (concierto) y David Davies (suite); todos ellos realizan un estimable trabajo: virtuosismo y expresividad en perfecto equilibrio en el caso de Stewart, y compromiso con el solista, bello sonido y convicción, en el de la orquesta. Daniel Álvarez Vázquez Brilliant ENTRE SALMOS Y VÍSPERAS E l álbum de mayor valor de entre estos cuatro reeditados por Brilliant y distribuidos por Cat Music es tal vez el que nos trae la Sinfonía de los Salmos de Stravinski de la mano de Gardiner, sus voces del Coro Monteverdi y los músicos de la London Symphony Orchestra (9015), grabada por los micrófonos de la Deutsche Grammophon en 1999. La versión, de obvios trazos arcaizantes, aviva desde una sobriedad abrumadora las tensiones entre las diferentes relaciones tonales de la obra, revelando así su sólida arquitectura musical. La relativa falta de color no implica por otro lado que el acabado sea gris, ni mucho menos que no haya temperatura. Al contrario, el realce de la importancia de las construcciones en ostinato crea una sensación de inquietud verdaderamente opresiva (atención al final del tercer movimiento), algo a lo que contribuye desde luego la prodigiosa respuesta coral. La obra viene acompañada en este caso de los tres salmos y la oración budista Prière quotidienne pour tout de la compositora francesa Lili Boulanger, que en sus veinticuatro años de vida tuvo tiempo de conocer dos siglos, el XIX y el XX. La enfermedad que se la llevó de este mundo parece reflejada en estas páginas épicas y a la vez conmovedoras, solemnes y a la vez reflexivas, oscuras y a la vez poemáticas. Otro gran músico de nuestros días es Philippe Herreweghe, a cargo en este caso del Réquiem del provenzal Jean Gilles (93890, año 1981), que vivió también entre dos siglos, en su caso entre el XVII y el XVIII. Esta misa de difuntos, estrenada en su propio funeral, vino no mucho después de las escritas por Charpentier y Campra, a los que de algún modo sigue, y estuvo muy bien valorada durante varias décadas, seguramente por su temple sereno y teatral, no excesivamente hondo, hasta que después de sonar en el funeral del rey Luis XV en Versalles en 1774 cayó en un largo y silente olvido. Como era de esperar, el director belga se rodea de unos solistas y de unas fuerzas corales e instrumentales que se pliegan estupendamente al desenlace fluido, lírico y estilista de sus planteamientos musicales. De otra latitud era el holandés de origen alemán Johann Wilhelm Wilms, a quien le tocó vivir a la vez que Beethoven, con todo lo que ello implicaba no tanto en su tiempo sino sobre todo en el nuestro. Su sinfonismo es en cualquier caso muy estimable, bien definido en la forma, pleno de fuerza y de intensidad, a medio camino entre el clasicismo de Haydn y Mozart y el romanticismo de los que vendrían después, como prueban las dos sinfonías recogidas en esta formidable grabación de Werner Ehrhardt con Concerto Köln (93778, año 2003). Ambas, la Sexta y la Séptima, comparten el modo menor, la estructura y un heroísmo por momentos amplio, intenso, hercúleo y titánico que pasa por encima de unos movimientos lentos de prosaico lirismo y que nos recuerda por momentos la grandeza que su gran contemporáneo plasmó como nadie en sus decisivas aportaciones al género. Original y de gran interés es por último el estuche que bajo el título de Vísperas venecianas recoge salmos, antífonas, motetes, himnos y otras obras instrumentales y vocales de autores italianos (con la salvedad de Orlando di Lasso, muy vinculado en todo caso a la ciudad de los canales) de finales del XVI y comienzos del XVII (5 CDs, 93870, años 19901996). Presencias importantes son obviamente las de Claudio Monteverdi y Giovanni Gabrieli, hasta el punto de que éste necesita un disco entero para incluir piezas escritas para San Rocco. Pero el acierto de Paul McCreesh no está sólo en la esperada altura musical alcanzada con sus músicos del Gabrieli Consort & Players o en la elección del programa, sino en la vertebración del mismo, hasta el punto de que logra dar unidad estructural a lo que no es sino una antología de piezas de autores distintos pensadas para fines cercanos pero que en esta edición parecen formar parte de un todo natural por sí mismo que nos pone en situación ya desde los primeros once segundos, en los que se nos evoca el sonido de las campanas de la sacristía en el preludio de la noche veneciana. Asier Vallejo Ugarte 79 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:51 Página 80 D D I SI CS O C O S S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS APERGHIS-ASINS ARBÓ APERGHIS: Música de cámara. XASAX. GENEVIÈVE STROSSER, viola; MARCUS WEISS, saxofón tenor; PIERRESTEPHANE MEUGÉ, saxofón soprano. Till Fellner AQUEL BACH IMAGINADO KAIROS 0012942 KAI (Diverdi). 2006. 49’. DDD. N PN C on cadencia regular se suceden los registros dedicados a la producción camerística del compositor ateniense, instalado en París desde inicios de la década de los sesenta, Georges Aperghis, nacido en 1945 y bien conocido en el panorama europeo por sus novedosas propuestas escénicas, especialmente a partir del oratorio Die Hamletmaschine, fechado en 2000; tras las aportaciones de Zig Zag Territoires (2002, Ensemble SIC), Accord (2004, Ensemble AccrocheNote) y Migros (2006, Nouvel Ensemble Contemporain), Kairos presenta un disco cuyo repertorio —salvo en el caso de Signaux, grabada por el grupo XASAX para Erol en 1994— constituye novedad fonográfica absoluta, a cargo, además, de instrumentistas bien conocedores, como dedicatarios o primeros intérpretes de buena parte de las obras, de la poética de Aperghis. En tanto Signaux (1978), en versión para doce saxofones —en realidad, la combinación de tres interpretaciones pregrabadas para cuarteto— se nos ofrece como un trampantojo sonoro, aparición de señales fortuitas en la combinación de lentas figuras ascendentes, mayor relevancia dramática adquiere Crosswind (1997), en que el acoso de un cuarteto de saxofones, oscilante entre la contundencia y la seducción del frágil rumor, no consigue acallar la voz de la viola solista de Geneviève Strosser, protagonista asimismo de Volte- BACH: Invenciones y Sinfonías. Suite francesa nº 5. TILL FELLNER, piano. ECM New Series 2043 4766355 (Diverdi). 2007. 68’. DDD. N PN Till Fellner al piano nos regala un disco bachiano lleno de sorpresas y bienestar emocional, ya que el suyo es un Bach brillante y fantasioso que reúne virtudes y las combina con una buena dosis de espontaneidad y buenas maneras. Sus versiones poseen frescura y cierta ingravidez; esa ligereza que no pierde de vista la gravedad pero que la aleja de la más innecesaria pesantez. Fellner comprende el carácter pedagógico con el que fueron ideadas las piezas, pero las dota de una categoría sublime al crear con su cuidadoso touché infinitud de climas sonoros. Se trata de un Bach expresivo, que lleno de fantasía desarrolla con sensibilidad múltiples mosaicos descriptivos. El músico se recrea con unas Invenciones y Sinfonías ricas en articulación y colores, al mismo tiempo que las desenvuelve sin vergüenza ni reparos expresivos con un nivel de autoexigencia altísimo. El suyo es un Bach habilidoso que queda reforzado con un toque suave pero conciso, siempre claro y definitorio; cada voz está cuidada al extremo y de esta forma se comprende una interpretación que está llena de detalles y fantasía, donde la riqueza tímbrica es tan grande como el refinamiento que impera en todo el disco. El pianista, que ilumina las partituras con intensidad y devoción respetuosa, brinda momentos de recogimiento que compagina con otros de energía transmisora de extroversión. A pesar de lo dicho sobre las virtudes vitales de estas versiones, es un Bach que trasmite serenidad y firmeza, no solamente en los dedos del intérprete sino también en las ideas que transfiere. La interpretación de la Suite V sigue en la misma onda de elitismo expresivo y profundiza a través de la individualidad de Fellner sobre aspectos como la diafanidad sonora y el fraseo inapelable y creativo: el artista impregna cada obra de ese hálito milagroso al que pertenecen éstas y todas las partituras que integran el catálogo de J. S. Bach y las dota de esa dignidad que las eleva hasta la divinidad. En resumen, un Bach más que interesante y creativo, que profundiza con sincera necesidad y que encuentra, gracias a su determinación, la sublimidad a la que realmente pertenecen las obras. Excelente. Emili Blasco TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo desoporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o disco video digital PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 80 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:52 Página 81 D D I SI CS O C O S S APERGHIS-ASINS ARBÓ Gustavo Díaz-Jerez FLAMANTE REVELACIÓN ALBÉNIZ: Iberia. La Vega. Azulejos. Navarra. GUSTAVO DÍAZJEREZ, piano. 2 CD SEDEM 21. 2009. 121’. DDD. N PN La cumbre del piano español, Iberia, está de enhorabuena. Un nuevo intérprete ha vuelto a llevarla al disco a través de una versión vibrante y maestra, de hondo calado y pianismo de envergadura. El tinerfeño Gustavo Díaz-Jerez (1970) es el artífice de esta flamante revelación del inagotable tesoro de Iberia, que llega precisamente en el año que se conmemora el primer centenario de la muerte de Isaac Albéniz, quien creó las doce impresiones que componen el prodigio entre diciembre de 1905 y enero de 1908. El álbum, que consta de dos CDs, incluye, además, otras tres enjundiosas obras albenicianas: La Vega, Navarra y Azulejos. Son muchas las cualidades que distinguen esta nueva versión de Iberia. Pero quizá lo más interesante de ella sea que confirma la realidad de una nueva y admirable generación de iberistas. Gustavo Díaz-Jerez, pianistazo como la copa de un pino además de compositor, ha tenido el buen gusto y la agudeza de escuchar con oídos bien abiertos los documentos dejados por los maestros; esto es: Alicia de Larrocha en cualquiera de sus tres registros, Esteban Sánchez y Rafael Orozco. Desde ese conocimiento, desde esa formidable perspectiva heredaface, del mismo año, irónica cadenza, en su típica fragmentación motívica, despliegue de recursos técnicos y tópicos virtuosísticos (trinos, armónicos); de modo similar, Alter ego (2001) traslada a Marcus Weiss y su saxofón tenor, con plena efectividad, esta indagación instrumental, prolongada —en la figura del saxofón soprano, sustituto del violín de la versión original de 2001, y de la viola— en Rasch (2006), poblada de sorpresas dinámicas súbitas y búsquedas de fluidas sincronías entre las dos líneas melódicas, de naturaleza microtonal y emparentadas (así, el slap / pizzicato) por modos de ataque comunes. Germán Gan Quesada da y bien digerida, Díaz-Jerez ha rumiado su propia visión. Hay en ella cosas de Larrocha, de Sánchez, de Orozco —esas bien regodeadas respiraciones en las coplas de El Corpus y El Albaicín—, pero se siente, sobre todo, el sentido distintivo de un artista en plenitud —y también compositor como Albéniz— que sabe muy bien el milagro que tiene entre manos y las inagotables posibilidades que brinda. Díaz-Jerez se explaya en las coplas —Almería— hasta lo indecible para enaltecer la esencia popular sin por ello difuminar el trasfondo impresionista en que surge envuelta; enaltece la gracia de la Rondeña, la exaltación de Triana y la “elegante ternura” de El Albaicín. Subraya los ricos ritmos y latidos de las páginas más vivas para establecer un orden vital que otorga inédita unidad al conjunto integrado por las “12 nouvelles impressions en quatre cahiers” que conforman la suite. En este sentido, quizá sea éste el fresco iberista más homogéneo llevado al disco hasta ahora. En manos del artista tinerfeño, Iberia se revela así como un fastuoso mosaico en el que cada pieza, cada motivo, cada tema, cada célula sonora contribuye a engrandecer el conjunto. Desde la vaporosa Evocación hasta las vibrantes sevillanas de Eritaña, la suite crece y se despliega con una coherencia y una lógica absolutamente inapelable. Apabulla el virtuosismo del ASINS ARBÓ: Obras para guitarra. El buen amor. Amoríos. Elegía a Platero. La barraca. Cinco piezas sobre temas de la película “La gata”. Cancionero para Alcalá de Henares. JOSÉ LUIS RUIZ DEL PUERTO, guitarra; ISABEL MONAR, soprano. COLUMNA MÚSICA 1CM0209 (Diverdi). 2008. 60’. DDD. N PN L a mayor parte de la música para guitarra de Asins Arbó es consecuencia de su dedicación a la creación de bandas sonoras para películas, de las que extraía materiales para componer obras nuevas intérprete, la claridad y limpieza con que resuelve los muchos intrincadísimos pasajes del monumento sonoro. Pero más aún impresiona su valentía sin tapujos, el modo en que, por ejemplo, aborda el dificilísimo Lavapiés, que se escucha con una gracia chulesca que parece obviar sus dificultades; o como carga de empaque y refinamiento el componente jondo — jondísimo— de Jerez, con una identificación que va más allá de la anécdota de que esta página apellide al intérprete. Málaga se escucha con esa complicidad imprescindible para hace cantar en la mano izquierda con verdad y fuerza la hermosa jota malagueña, mientras que en el enigmático El Polo aflora insondable la secreta tristeza que se parapeta en sus melancólicos compases. Pocas veces se ha escuchado esta página inescrutable y dolida, calificada por Olivier Messiaen como “genial y fatalista”, tan cerca al “espíritu de sollozo” que pide Albéniz. Todo cambio en la luminosa Eritaña, festín final que en esta grabación surge con para las seis cuerdas. De ello dan cuenta las obras contenidas en este monográfico que dista mucho de ser una integral, ya que Asins Arbó escribió mucho también para guitarra. La obra que cierra el programa, Cancionero para Alcalá de Henares, para voz y guitarra, no tiene relación alguna con el cine pero se relaciona con el resto del programa por compartir con él lo fundamental del estilo más genuino del compositor: una inspiración melódica que parece inagotable y que hace muy interesante su música, unas armonías trabajadas, pero dentro de la tradición aunque con toques personales de indudable efecto, una deuda clara con el folclore sin llegar a citarlo directamen- briosa alegría como contrapunto a sus inmediatas predecesoras. Díaz-Jerez se vuelca en esta página, que él entiende como explosión final, como estrambote jubiloso, popular y refinado a un tiempo, de la obra maestra. Las sevillanas imponen su ley. Y si Albéniz supo respetar su esencia rítmica y folclórica, ahora es el intérprete quien remarca este rico sustrato para firmar una de sus más felices y perfectas realizaciones discográficas. Rara vez se han escuchado estas brillantes sevillanas de modo tan centelleante, extravertido y luminoso, con tal desparpajo y suficiencia pianística. Imposible omitir en este comentario las también magistrales versiones de La Vega, Navarra y Azulejos. La primera suena llena de diversidades y policromías, como requiere su sutilísima línea reiterativa; Navarra surge con el ímpetu y el virtuosismo que entraña la pieza, un poco a lo Achúcarro y a lo Esteban, quienes quizá hayan sido sus mejores intérpretes junto con Rubinstein y De Larrocha. La inacabada Azulejos nace y vive en los dedos admirables de DíazJerez con esa exquisitez melódica y tímbrica que anuncia y se anticipa a los pentagramas ravelianos. Gustavo Díaz-Jerez se incorpora con este álbum verdaderamente excepcional al selecto y creciente grupo de cabeza de los iberistas. Justo Romero te, sólo a evocarlo y parte intrínseca de su propio estilo, y un afecto evidente por la obra bien hecha, inteligible, en la línea de los neoclásicos, lo cual le lleva a veces a vincularse con voz propia a la estética de Rodrigo o Moreno Torroba. Labor encomiable de Ruiz del Puerto, que nos convence desde la lírica y bellísima El buen amor con que empieza el recital y correcta sin entusiasmar Isabel Monar en el Cancionero para Alcalá de Henares. Un compacto necesario, interesante, de agradable audición y que sirve para acercarnos a la obra de un compositor que, a todas luces escuchando este disco, merece mucha atención. Josep Pascual 81 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:52 Página 82 D D I SI CS O C O S S BAGUER-BRAHMS BAGUER: Sinfonías nºs 2, 15 y 16. Concierto para dos fagotes en fa mayor. HAYDN (atr.): Sinfonía en do mayor. JOSEP BORRAS, CARLES CRISTOBAL, fagotes. ACADÈMIA 1750/ORQUESTA HISTÓRICA DEL FESTIVAL DE TORROELLA. Directora: FARRAN JAMES. COLUMNA MÚSICA 1CM0210 (Diverdi). 2008. 59’. DDD. N PN I nteresante acercamiento al sinfonismo de Carles Baguer. Si, como reconoce Vilar en las interesantes notas del cuadernillo, la producción del maestro catalán ha de encuadrarse en el clasicismo periférico europeo, lo cierto es que su recuperación para el activo del patrimonio musical español es más que conveniente, puesto que testimonia la implantación del sinfonismo y de la forma de la sonata bitemática. Otra cosa es que la música de Baguer no pase de una fina amabilidad y su invención temática caiga a veces en un cierto simplismo. Pero las versiones del disco defienden las obras casi de la mejor manera imaginable, a la vez que evidencian el magnífico nivel de la orquesta, así como la pericia estilística de su directora y concertino. Si la música de Baguer puede tener alguna proximidad con la de Haydn —al que se le atribuye una Sinfonía en do mayor desde luego tocada como si fuera suya—, y esto ocurre sobre todo en los nerviosos, lúdicos finales de las Sinfonías nºs 2 y 16, o el Minueto de la Sinfonía nº 15, dicha baza es explotada a fondo por James. Los tiempos lentos, de los que destaca el Adagio de la Sinfonía nº 15, son dichos con sensible elegancia, sin caer en exageradas premoniciones románticas, por completo ajenas al estilo de Baguer. Muy curioso el atípico Concierto para dos fagotes, espléndidamente resuelto por los solistas. Las tomas en vivo respetan los aplausos al final de cada obra (salvo la Sinfonía n 15), pero también han dejado alguna molesta tos —Andante de la Segunda—, lo que ya se justifica mucho menos en un documento fonográfico. Muy interesante. Isabelle Faust, Alexander Melnikov EL BEETHOVEN MÁS DIALOGANTE BEETHOVEN: Sonatas para piano y violín. ISABELLE FAUST, violín; ALEXANDER MELNIKOV, piano. 4 CD HARMONIA MUNDI HMC 9202025.27. 2009. 218’. DDD. N PN Que Beethoven nunca dejó de tener en mente el modelo mozartiano con que se inauguró la forma de la sonata “concertante” lo prueba un dato tan a la vista como que sus diez aportaciones al género las tituló sin excepción Sonata para piano y violín. Sin embargo, igual de evidente resulta, ahora para el oído pero desde el primer momento, que el liderazgo no corresponde en exclusiva al piano: de hecho, las contribuciones de los dos instrumentos se equilibran con un refinamiento a cuya altura incluso muchas de las versiones comúnmente consideradas de referencia no han sabido estar, sino que en mayor o menor medida han planteado el diálogo como una pugna por destacar. En los casos más afortunados, el resultado ha sido brillante, pero seguramente nunca como hasta la llegada de Faust y Melnikov se ha tenido la sensación de no sólo escuchar a dos excelentes músicos, sino sobre todo y auténticamente la música de Beethoven. Por empezar citando uno de los primeros ejemplos en que un genio tan obsesionado con impresionar (épater, dicen los franceses) a sus oyentes como éste no tiene inconveniente en traicionar la misma ruptura de las convenciones por él llevada a cabo y ahora convertida ella misma en convención, tómese el enunciado del alegre primer tema de la Segunda, a cargo del pianista sobre el acompañamiento “chunta-chunta” de un violín que tiene que Sonatas nºs 4-6 y 8-10. FRIEDRICH GULDA, piano. 2 CD MEMBRAN 232670 (Cat Music). 1955-1957. 113’. ADD. R PE Enrique Martínez Miura BEETHOVEN: Variaciones “Heroica” op. 35. Sonatas nºs 1-3, 19-20, 29. FRIEDRICH GULDA, piano. 82 2 CD MEMBRAN 232669 (Cat Music). 1950-1954. 138’. ADD. R PE Membran nos trae una selección de cuatro discos extraídos de la serie de 11 que el pianista austriaco grabó para Decca en la esperar diecisiete compases para tomar la voz cantante. La forma en que aquí se negocia el pasaje es muy representativa de toda esta integral. El enfoque es directo, franco, confiriendo a cada detalle su grado adecuado de relieve, pero no hasta el exceso que perjudicar el todo ni rebajando la percepción de la característica energía beethoveniana. Ésta encuentra una de sus manifestaciones más estupendas en el Presto inicial de la Cuarta, donde las cuerdas frotadas y percutidas parecen perseguirse, encontrarse, discutir y hasta golpearse, con unos nueve compases conclusivos que compendian una maestría quizá igualable pero difícilmente superable en el control de las intensidades, la valoración del silencio y el ajuste de los ataques que encuentra su consecuente prolongación en los dos movimientos que completan esta obra por fin (y no es la única de la que se podría predicar esto) rescatada del menosprecio en que se le suele tener por comparación con sus hermanas. Sentirse inmediatamente a continuación invadido por la oleada de calidez vienesa con que arranca la Primavera constituye una experiencia que por sí sola haría imprescindible este álbum. Lo mejor, no obstante, es que a renglón seguido se asiste a la transición a la recapitulación de ese movimiento (en torno a CD 2/ pista 4 / 6’02’’), no menos formidable en su paso de la oscuridad a una luz sobre la que la consciencia de lo ocurrido en el desarrollo extiende un velo tan tenue como por ello mismo de belleza irresistible. Y en el Adagio que sigue es el concepto de música que respira el que se impone con década de los 50, íntegramente dedicados a Beethoven, y que fueron editados por el sello británico en 2005 (con ocasión del 75 aniversario del artista) dentro de la serie Original Masters. Aquella caja contenía el ciclo completo de Sonatas y algunas otras cosas, entre ellas las Variaciones op. 35, un par de Bagatelas, el Concierto nº 1 (con Karl Böhm) y dos de las Sonatas para piano y violín (con Ruggiero Ricci). Hay que recordar también que Gulda registró de nuevo, en la década siguiente (y con un sonido esté- una rotundidad imposible de conseguir más dulce. La Décima, incluida en el final de ese disco por exigencias de “metraje”, rompe la progresión en la comprensión de la evolución de Beethoven en este ciclo, pero la lectura vuelve a ser de primerísimo nivel ejecutivo e interpretativo. La Séptima comienza con una combinación de urgencia y misterio que atrapa desde el primer momento y se contagia, con la adecuada profundización, al Adagio cantabile y, con un plus de nervio siempre al borde pero nunca más allá del límite que adultera el sentido musical de los mensajes. Dígase más o menos lo mismo de una Kreutzer de sensibilidad irresistible en la negociación de los fraseos y aun así no se tendrá sino una imagen sólo aproximada de las maravillas encerradas en estos cuatro discos de obligada adquisición. El cuarto tiene dos “caras”, la segunda un DVD donde se asiste a una bonita e instructiva entrevista-reportaje con los intérpretes. Éstos hablan en inglés, y existe la posibilidad de ver subtítulos en francés y alemán. La cuarta pista es una filmación de la grabación del Allegro moderato de la Décima. Alfredo Brotons Muñoz reo muy superior al de Decca), el ciclo completo de Sonatas para Amadeo, y que dicho ciclo fue reeditado no hace mucho por Brilliant a precio de risa (la reedición en cuestión fue comentada desde estas líneas por quien esto firma). En uno y otro caso, que es lo que importa, encontramos al genuino e inefable Gulda de brillantísima técnica, poseedor de un sonido exquisito y de un ímpetu rítmico apremiante. Es este un Beethoven urgente, vibrante, especialmente brillante en los acentos, los ritmos a con- 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:53 Página 83 D D I SI CS O C O S S BAGUER-BRAHMS tratiempo tan caros al compositor. Un Beethoven de gran agilidad, tempi muy vivos, a veces rozando el exceso por no decir que invadiéndolo. Pero siempre estamos ante unas interpretaciones llenas de magnetismo, realizadas de forma espectacular y expuestas con una vitalidad y una vibración interior verdaderamente contagiosas. No quiere ello decir, sin embargo, que no sea capaz de la más convincente introspección (Op. 35 sobre los 12’30’’), pero sí que otros han aportado más reflexión en momentos decisivos del ciclo (Adagio de la Hammerklavier, donde uno echa de menos a Richter o Arrau). En resumen, dos álbumes atractivos, sin duda, aunque personalmente se me escapa la razón por la que Membran ha escogido estas obras en concreto y no otras, como la Pastoral o la trepidante, arrolladora, tremenda Waldstein. Desconozco el precio al que saldrán en España (por ahí fuera los he visto a c. 17), pero sí conviene recordar que el álbum Brilliant mencionado al principio, con el ciclo completo en estéreo, costaba alrededor de 35. Rafael Ortega Basagoiti BEETHOVEN: Quinteto de cuerda en do menor op. 104. Dúo para viola y violonchelo WoO 32. Cuarteto con piano op. 16. THE NASH ENSEMBLE. HYPERION CDA67745 (Harmonia Mundi). 2008. 70’. DDD. N PN L a adaptación para quinteto de cuerda del juvenil Trío con piano en do menor, op. 1, motivada al parecer por un impulso de sana soberbia en respuesta a un trabajo similar realizado por Kaufmann en 1817, es de un idiomatismo incuestionable y pone de manifiesto incluso en mayor grado que el original el fondo eminentemente clásico de la primera etapa del compositor, a costa, eso sí, de perder un punto de vehemencia y de fuerza en los acentos y en los contrastes, en parte seguramente por la ausencia del componente percusivo aportado en origen por el piano. Vaya destacada la amplia envergadura artística de los músicos del Nash Ensemble, que además de tocar muy bien sus instrumentos esquivan toda sonoridad brusca en aras de un refinadísimo lirismo que tiene en su capacidad de matizar, de can- Natalia Gutman, Eliso Virsaladze VAYA DÚO BEETHOVEN: Sonatas para violonchelo y piano. NATALIA GUTMAN, violonchelo; ELISO VIRSALADZE, piano. 2 CD LIVE LCL 207/8 (Gaudisc). 1992. 111’. DDD. N PN A gradece uno la ocasión de poder comentar discos como éste. Un álbum extraordinario, a cargo de dos artistas de aquí te espero, que ofrecen en estas grabaciones en vivo realizadas en Ámsterdam unas interpretaciones tan vibrantes y vitales como sensibles y refinadas, siempre con un magnetismo contagioso, que engancha al oyente sí o sí. Perfectamente compenetradas y en plena comunión de ideas, Gutman y Virsaladze nos regalan una de esas veladas musicales que se tar y de colorear el sonido un momento culminante en el Andante con variazioni, sin menoscabo, naturalmente, del claroscuro (Allegro con brio) y del nervio (Prestissimo). No menor es el nivel alcanzado en el Cuarteto con piano op. 16 (un arreglo asimismo del Quinteto para piano, oboe, clarinete, fagot y trompa), en el que los logrados diálogos entre los intérpretes dan prueba de un grado de conjunción altísimo y en el que los bellísimos reguladores, la elegancia del fraseo y finura del sonido vuelven a tener su más perfecta plasmación en el movimiento lento, un Andante cantabile de evidentes conexiones mozartianas. Viola y violonchelo juegan por último en plenas condiciones de igualdad en el feliz Dúo WoO 32, divirtiéndose con Beethoven después de haberle rendido homenaje con sus mejores galas. Asier Vallejo Ugarte BEETHOVEN: Conciertos para piano nºs 3, 4 y 5. ARTUR PIZARRO, piano. ORQUESTA DE CÁMARA ESCOCESA. Director: CHARLES MACKERRAS. 2 SACD LINN CKD 336 (LR Music). 2008. 104’. DSD. N PN C omencemos diciendo que, pese a a l g u n a s pegas, estamos ante un buen álbum. recuerdan. La violonchelista ofrece aquí una de las mejores interpretaciones que le recuerdo, y la pianista está, como de costumbre, que se sale (no me cansaré de decirlo: una artista sensacional que debería visitarnos —tome nota quien proceda— más). En este Beethoven hay de todo: temperamento, energía, agresividad, sutileza, impulso rítmico, contrastes, fluidez en el canto, brillantez ejecutora y convicción en el mensaje, expuesto con una claridad y espontaneidad encomiables. Estamos además ante un dúo perfectamente equilibrado, donde las poderosas personalidades de ambas no se imponen al compañero (como ocurría en el tándem Argerich/Maiski, dominado de forma evidente por el arrollador fuego de la Escucharemos un gran Tercero y un Cuarto de muchos quilates, seguidos de un Emperador algo menos interesante. El rendimiento orquestal es magnífico, con la dirección que cabe esperar de Mackerras —uno de los grandes de verdad— en cuanto a su inconfundible sonido redondo y levemente ácido, si bien en esta ocasión se muestra menos audaz que en otras ocasiones. Por su parte, Pizarro suena robusto, poderoso —demasiado incluso— y solvente. Hemos de decir que en ambos se echa de menos el grado de espontaneidad necesario para traducir estas obras con algo más de frescura y capacidad de sorpresa. El Op. 37 resulta delicado, rico en sonoridades oscurecidas e íntimas, muy ligero de peso y moderado en sus tempi. Goza de un curioso efecto de vitalidad cuando, en realidad, se encuentra alejado de cualquier rasgo de atrevimiento —escúchese el desarrollo del Allegro con brio. Mejor aún resulta el Concierto en sol mayor: obviando la poco significativa licencia de arpegiar el acorde de entrada, el enfrentamiento de pathos entre solista y orquesta —muy especialmente en su Andante— nos presenta a un Beethoven en plena tarea de invención del romanticismo. El punto en el que las cosas se vuelven más normales es al llegar al Quinto Concierto. Podríamos resumir diciendo que se trata de una opción directa y a la que deliberadamente se ha despojado de delicadeza. Se opta argentina). Las tomas de sonido son modélicas, y redondean un ejemplar del todo excepcional, que no debe perderse ningún aficionado y que es absolutamente digno de figurar a la par de las versiones más ilustres de la discografía, desde Fournier/ Kempff a Rostropovich/Richter. No se lo pierdan. Rafael Ortega Basagoitii por la fluidez, rehuyendo todo atisbo de ensimismamiento. Pizarro interviene en un rango dinámico que se estrecha entre los márgenes del mp y el f, dejando escapar gran parte de la sutileza que permiten los tramos marcados pp —sirva como ejemplo más que evidente el pasaje en tresillos contra pizzicatos del Allegro. Obtenemos así una lectura tendente a lo prosaico, pese a su correcta ejecución. Con todo, globalmente, un buen álbum. Juan García-Rico BRAHMS: Un réquiem alemán op. 45. TWYLA ROBINSON, soprano; MARIUSZ KWIECIEN, barítono. CORO Y SINFÓNICA DE ATLANTA. Director: ROBERT SPANO. TELARC CD 80701 (Índigo). 2008. 67’. DSD. N PN S on muchas las versiones grabadas de esta magna obra, no bastando los dedos de ambas manos para señalar las que están por encima de lo bueno. La presente es una versión no desdeñable, que se basa en el buen criterio de Spano y en un coro que está a mayor nivel que la orquesta. La línea es buena; el texto, enjundioso, se expone adecuadamente, pero la balanza se 83 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:53 Página 84 D D I SI CS O C O S S BRAHMS-GLASS queda apretadamente más en el lado de la exposición que en el de la expresión. Y como hay versiones grabadas, repito, en la que ésta se halla quintaesenciada… pues estamos ante una interpretación correcta de buen nivel general. Tampoco el sonido es nada especial, a pesar de la técnica Digital Stream. Y quedan los solistas vocales. ¿Se habrán buscado de tal manera que recuerden a insignes predecesores? Así parece: ambos con un trémolo que no desfavorece en demasía. Y no están a poco nivel, pero a pesar del timbre (y por eso la comparo con ella) no es superponible Robinson a Gundula Janowitz ni, aunque le recuerda mucho, el buen Kwiecien a FischerDieskau (y el timbre es así, así). Hay mejores versiones casi abundantes. Se puede dejar pasar. José Antonio García y García CHAIKOVSKI: Variaciones rococó op. 33. Pezzo capriccioso op. 62. Nocturno op. 19, nº 4. SHOSTAKOVICH: Concierto para violonchelo nº 1 op. 107. ZUILL BAILEY, violonchelo. ORQUESTA DE BALLET DE SAN FRANCISCO. Director: MARTIN WEST. TELARC CD-80724 (Índigo). 2007. 61’. DDD. N PN Dos grandes 84 obras concertantes rusas, de muy distinta inspiración: Chaikovski y sus Variaciones rococó, Shostakovich y su maravilloso Op. 107. El primero, de una belleza tan innegable como inmediata, de un romanticismo tardío e intenso, con un violonchelo que canta y estremece. El segundo, equilibrio de las desolaciones y las estridencias de la modernísima inspiración de un compositor que supo sacar poesía del terror a partir de una técnica, un dominio del lenguaje musical que se desvió de la sátira y el humor para llegar a ese mundo que nadie había visitado antes que él, y que algunos siguen sin reconocer. En medio, dos bellezas también innegables, propinas de final de concierto, encores, bises, el Pezzo y el Nocturno. El resultado es un recital de mucho nivel, espléndido, inspirado y virtuoso. Bailey desgrana la breve introducción, el tema y las siete variaciones con una intensidad y un sentido del canto que arrebatan (atención al Andante, tercera variación, que en determinado momento recuerda cierta escena de El lago de los cisnes). Y plantea el Concierto de Shostakovich con un sentido del equilibrio de lo chirriante y lo desolado, eso que hemos asimilado a veces a un “paisaje tras la batalla”: Allegretto inicial, donde “grazna” el violonchelo de Bailey; Moderato, donde “sufre” el violonchelo de Bailey). Con interpretaciones como ésta descubrimos cada vez más y mejor el Shostakovich de obras como el Op. 107, no comprendidas demasiado bien en momentos en que las vigencias (que se daban la espalda y se trataban con hostilidad) eran el repertorio tardorromántico o la vanguardia y sus supuestos ancestros vieneses. No es que Bailey nos haya descubierto algo completamente nuevo. Bailey y West, con la Orquesta del Ballet de San Francisco, nos da una dimensión algo distinta, algo aportadora, algo superior en tal o cual aspecto o otras ya escuchadas. El caso es que estamos ante un disco de innegable excelencia. Dos conjuntos franceses, el Ensemble Céladon del contratenor Paulin Bündgen y Les Jardins de Courtoisie de la soprano Anne Delafosse-Quentin unen sus fuerzas para ofrecer esta música con una exquisitez y un refinamiento notables. Tres violas, un laúd y un arpa acompañan, en distintas agrupaciones, a los dos cantantes, potenciando la creación de una atmósfera de colores tornasolados y cambiantes y reforzando con sutileza el sentido de los textos que Bündgen y Quentin dicen con propiedad y elegancia. Pablo J. Vayón CORRETTE: Sinfonías de Navidad. LA FANTASIA. Director: RIEN VOSKUILEN. BRILLIANT 93538 (Cat Music). 1996. 62’. DDD. N PE John Cooper (c.15751626), o Coprario (italianizado su n o m b r e como era habitual en la época) es un fiel representante de la música isabelina: laudista de renombre, aunque no dejó ni una sola pieza para laúd solo, lo esencial de su obra se sustancia en colecciones de fantasías para consort de violas y de canciones, en las que domina el tono melancólico, más aún en los casos en que fueron escritas como homenajes fúnebres. Es el caso de las Songs of Mourning, siete piezas para voz sola escritas en 1612, a la muerte del Príncipe de Gales, o de las Funeral Teares, siete dúos compuestos en 1606 a la muerte de Charles Blount, conde de Devonshire. El disco se completa con las arias de una típica masque de la época, Masque of Squires, de 1614, además de un par de fantasías para violas y de otros arreglos instrumentales intercalados entre las colecciones vocales. COUPERIN: Lecciones de tinieblas. LES DEMOISELLES DE SAINT-CYR. Director: EMMANUEL MANDRIAN. EARLY MUSIC EMCCD-7768 (Diverdi). 1999. 62’. DDD. N PN AMBRONAY AMY018 (Harmonia Mundi). 2008. 66’. DDD. N PN M ichel Corrette nació hace exactamente trescientos años en el seno de la familia de Gaspard Corrette, famoso organista de Rouen, pero pasó la mayor parte de su larga vida (85 años) en París. ¡Lo que aquel hombre debió de ver! Desde el final del reinado de Luis XIV hasta casi la instauración del Directorio, desempeñó varios cargos sucesivos de organista, director de orquesta, profesor y, por supuesto, compositor al servicio de la nobleza, pero cuando llegó la Revolución el anciano músico se sumó a ella con entusiasmo. Ya en vida, no digamos tras su muerte, fue tan apreciado por los aficionados como despreciado por los profesionales. Éstos sólo lo apreciaban como pedagogo, y aun en esa faceta por la eficacia que demostró en el terreno de la formación musical básica. Como compositor, en estos tres siglos parece haber habido unanimidad universal en considerarlo como un anticuado cultivador del revestimiento con galas artísticas de melodías populares. Estos discos no desmienten esa opinión. Ambos se apuntan al tratamiento edulcorado de unas partituras de por sí dulzonas hasta decir basta. La Fantasia ofrece la ventaja de A unque en el Prefacio a la edición él m i s m o comenta que escribió un juego completo, Couperin publicó sólo las Lecciones de tinieblas de Miércoles Santo (las dos primeras para voz sola, la tercera para dos voces), ejemplos supremos de la derivación del género hacia una mezcla extremadamente refinada del tono de lamentación con la exuberancia en el adorno. Les Demoiselles de Saint-Cyr las presentan aquí en una interpretación en la que las tres piezas se integran dentro de lo que podría ser parte del Oficio de tinieblas, que se abre con un Salmo (Salvum me fac Deus), precedido y seguido de su antífona y un verso en canto llano o fabordón, intercala dos responsorios de Charpentier entre las lecciones (In monte Olivetti H. 111 y Tristis est anima mea H. 112) y se cierra con un Miserere de Lambert, todo según era costumbre en la liturgia de la época. Frente a las múltiples grabaciones de estas obras que presentan un continuo variado, lo más significativo de esta nueva versión es el empleo de un órgano como único instrumento acompañante. Las solistas salen de las nueve voces que componen Les Demoiselles de SaintCyr para esta ocasión: Dorothée Leclair canta la Lección Primera, COPRARIO: ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT090302 (Harmonia Mundi). 2008. 61’. DDD. N PN Alfredo Brotons Muñoz Sinfonías de Navidad nºs 2, 4, 5, y 6. Conciertos cómicos nºs 4, 7, 19, 24 y 25. ARION. Santiago Martín Bermúdez Funeral Teares. LES JARDINS DE COURTOISIE. ENSEMBLE CÉLADON. presentar la integral de las seis Sinfonías de Navidad, pero, hasta donde se conoce, todos los movimientos de todas las obras de Corrette se podrían reordenar sin alteración del efecto: una serie de tonadas agradables. Arion añade a las cuerdas, no un órgano que en el caso de sus colegas acaba por hacerse ominosamente dominante, sino una flauta y, en algún momento, percusión. Como su enfoque interpretativo es, además, más variado y preocupado por los matices de fraseo e intensidad, los resultados son, con mucha diferencia, superiores en amenidad, que es al fin el objetivo que seguramente perseguía Corrette cada vez que se sentaba ante una hoja de papel pautado. 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:53 Página 85 D D I SI CS O C O S S BRAHMS-GLASS Eugénie Warnier, la Segunda y la propia Warnier y Juliette Perret, la Tercera. Si estas obras han sido grabadas por conocidas estrellas del canto barroco (Van der Sluis y Laurens con Boulay; Bowman y Chance con Caudle; Gens y Piau con Rousset; Daneman y Petibon con Christie; Zomer y Grimm con Fentross), esta interpretación, en apariencia más modesta, no resta a la música un ápice de su carácter exuberante, aunque el tono general es algo más afectuoso y su morbidez más contenida de lo habitual. Las tres solistas presentan instrumentos ligeros y de agudos restallantes, que por momentos rozan en el sobreagudo lo estridente, dando muestras de un muy adecuado conocimiento del estilo. Pablo J. Vayón DVORÁK: Katia y el diablo. MICHELLE BREEDT (Katia), OLGA ROMAKO (La condesa), PETER STRAKA (Jirka), PETER MIKULÁS (Marbuel), ARUTJUN KOTCHINIAN (Lucifer). CORO DE CÁMARA DE PRAGA. CORO Y SINFÓNICA DE LA WDR DE COLONIA. Director: GERD ALBRECHT. 2 CD ORFEO C 777 082 H (Diverdi). 2007. 113’. DDD. N PN U na bella ópera menor de Dvorák. Hemos reseñado al menos otras dos versiones en esta revista. Hace poco, la lectura de Chalabala de 1957, que andaba oculta. Hace más tiempo, la que casi siempre ha estado disponible, la de Jirí Pinkas, más reciente, de mejor calidad sonora, pero sólo sonora. Ahora, dentro del programa de Gerd Albrecht de visitar y revisitar las óperas de Dvorák, y año y pico después del premio del Midem a su Rey carbonero, nos llega esta divertida ópera con un equipo de ahora mismo. No insistiremos en que Katia y el diablo (o Katia del demonio, con su doble sentido, como acaso se podría traducir) no es una obra maestra. Punto. Aceptaremos la propuesta de Albrecht, que es uno de los directores más inquietos y aportadores en cuanto a repertorios de los que ahora ejercen, sin adscripción nacional ni de edad. Esta ópera trata de las relaciones divertidas de unos lugareños con el infierno, que no puede con los aguerridos paisanos, en especial con Katia, menuda fiera. Pero también trata de la vigencia de pautas señoriales que deroga el personaje de la Andrew Davis UN GRAN ELGARIANO ELGAR: Variaciones para orquesta sobre un tema original “Enigma”. In the South (Alassio). Serenata para cuerdas. ORQUESTA PHILHARMONIA. Director: ANDREW DAVIS. SIGNUM (LR Music). 2007. 66’. DDD. N PN Lleva toda la vida sir Andrew Davis dedicándose a la música de Elgar con algo más que aplicación. Y a lo largo de esa vida, el maestro de Ashridge —hoy titular de la Lyric Opera de Chicago— ha crecido como director de orquesta con modestia pero con seguridad. Este disco lo demuestra con creces. Ha sido grabado en vivo, lo que no siempre es una buena cosa pero a veces, como ésta, sí, princesa, al final de la acción, convencida de que eso es más justo. Bonita ingenuidad que continúa el buenismo de la ópera popular checa desde La novia vendida. El reparto es excelente, como lo es la dirección de Gerd Albrecht, que entre sus vocaciones tiene una claramente checa, que no pudo llevar demasiado adelante en su más bien corta relación con la Filarmónica. Debe de ser un gusto dirigir a voces tan bellas como la de Michelle Breedt, una Katia traviesa, poderosa, una voz profunda; o la de Olga Romanko, en un papel que nos recuerda en su lirismo a la propia Rusalka, que todavía no había compuesto Dvorák cuando surgía esta sugestiva Condesa. Buen contraste entre ambos personajes, la frescachona Katia y la refinada Condesa. Peter Straka es un excelente galán, que tiene cometido tanto de protagonista-tenor como de eventual tenor con rasgos cómicos. Mikulas completa el trío en el sufrido demonio que no consigue hacer carrera de Katia. Kotchinian, en el viejo Lucifer sin plan de pensiones, lo completa mejor aún. En fin, una nueva lectura de una ópera que tiene considerables valores, y de la que no se conocía una tal lectura desde hacía muchos años. Santiago Martín Bermúdez FAURÉ: Quintetos con piano. CUARTETO FINE ARTS. CRISTINA ORTIZ, piano. NAXOS 8.570983 (Ferysa). 2007. 63’. DDD. N PE pues la entrega del concierto aparece en toda su evidencia y la grandeza elgariana sin gangas y con toda la nobleza que lleva dentro. Así, las Variaciones Enigma se dicen con la necesaria unidad inherente a lo que no puede quedarse en una suma de retratos y esos momentos decisivos —Nimrod, por ejemplo— se exponen con inteligencia y brillantez pero también con hondura y el Finale es extraordinario. Una versión —recordemos que Davis ya tenía una estupenda en Teldec— que es, junto a la de Paavo Järvi (Telarc), la mejor lectura moderna de la pieza —las clásicas serían las de Jochum (DG) y Boult (EMI). In the South —referencia ahora junto T res lustros largos median entre el estreno de los dos quintetos con piano de Fauré (el primero fechado en 1906 y el segundo en 1922), de forma que reflejan el modo en el que el gran compositor francés fue integrando, incluso en su ancianidad, su perfumado melodismo y su poemático lenguaje armónico en los caminos que el nuevo siglo iba abriendo. Las bellas modulaciones, las serenas expansiones y los evocadores colores que hay en estas obras aparecen como una excelente oportunidad para que los intérpretes puedan lucir sus registros más líricos y nocturnales, a los que no habrán de faltar impulsos de gran dramatismo (Molto moderato del Primer Quinteto) y sonoridades de rara densidad (Andante moderato del Segundo). Esa oportunidad la aprovecha plenamente Cristina Ortiz al piano, ambientando en general con gran transparencia y liderando el grupo, cuando ha de hacerlo (como en el Allegretto moderato del Primero), con idéntico pulso, sobrada fineza y delicado fraseo, mientras que lo hacen sólo en parte los miembros del Fine Arts, honrados, elegantes y expresivos (hay que ver cómo canta la viola en los primeros compases del Segundo), pero no del todo capaces de ocultar cierta falta de color, de ideas y de imaginación tímbrica, quedando así a Gardiner (DG)— aparece en toda su luminosidad y la Serenata para cuerdas trasciende su aparente simplicidad. La Philharmonia responde a las mil maravillas y se muestra como la gran orquesta que siempre ha sido. Claire Vaquero Williams un Fauré un tanto gris que, aun siendo vivo y amable, no alcanza en definitiva el necesario nivel de excelencia. Asier Vallejo Ugarte GLASS: Koyaanisqatsi. ALBERT DE RUITER, voz. THE PHILIP GLASS ENSEMBLE. THE WESTERN WIND VOCAL ENSEMBLE. Director: MICHAEL RIESMAN. ORANGE MOUNTAIN MUSIC OMM 0058 (Harmonia Mundi). 2009. 76’. DDD. N PN E mpecemos recordando que de los qatsis de Godfrey Reggio, Koyaanisqatsi (1983) no es el que gasta mejor partitura. Por su inspiración melódica, vitalismo rítmico y capacidad para encapsular la world music en la “música de estructuras repetitivas”, Powaqqatsi (1988) la supera con creces. Por el contrario, Naqoyqatsi (2002) depende demasiado del chelo de Yo-Yo Ma y de un magreado reservorio de ideas para tapar sus oquedades. No obstante, Koyaanisqatsi (la música) es una obra cimera en la historia del cine (¿el Star Wars del minimalismo gradual?) por razones que van más allá de la forma y la materia concreta de sus temas. Éstas son, principalmente, estéticas y psicológicas: cuando el documental de Reggio se estrena en 1983 sale a la superficie la conexión inex- 85 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:53 Página 86 D D I SI CS O C O S S GLASS-HAENDEL tricable que está en la base del consorcio entre imagen y música repetitiva, así como la irresistible pulsión que genera en el oyente. Es difícil calcular el impacto provocado por la onda expansiva de Koyaanisqatsi en la historia moderna de los mass media y en el inconsciente colectivo desde el 83, pero allá donde ponemos el oído cazamos al vuelo un patrón repetitivo que hasta ella se remonta. Aunque lo acotásemos a la historia del género documental, ¿qué duda cabe que Koyaanisqatsi y Baraka (1992) son las referencias absolutas, últimas e incontestables de toda musicación? (Hasta en las recientes Earth Days de Giacchino o Standard Operating Procedure de Elfman se reconoce la impronta de la música aditiva glassiana…). ¿Qué nos ofrece este Koyaanisqatsi que no nos hayan dado ya ediciones anteriores? Pues bastante, aunque parezca mentira. Siendo el Nonesuch de 1998 una regrabación extendida, las sesiones íntegras del 83 tenían que llegar tarde o temprano, habida cuenta de que el LP original Island daba apenas cuenta del terreno pisado. Y hélas aquí, con algún efecto de sonido incluido y uno o dos soplidos del máster original que han conseguido escapar del reprocesado. Tanto Koyaanisqatsi tiene su parte buena y su parte mala: por un lado, la obra original, estructurada como una composición absoluta, no dependiente de las imágenes, gana en coherencia y densidad de discurso (los efectos y la pista continua yuxtaponen, como yuxtaposiciones). Fluye mejor así la idea glassiana de empezar con la palabra (esa salmodia silábica de Albert de Ruiter sobre el título en la introducción) para, in crescendo, ir adensando los estratos musicales hacia una sonoridad masiva (la apoteosis sinfónicocoral de The Grid) que haga resonar la tesis de Regio sobre los desajustes y disfunciones del Primer Mundo. En lo negativo, esa misma fluidiscencia, necesaria para preservar el tejido orgánico, implica la recursión de ideas celulares (Pruitt Igoe Coda) que fatigan un tanto el oído. Con todo, estamos ante un disco impepinable sin el cual difícilmente podrá entenderse el decurso estético de Glass o la forma en que el minimalismo de consumo entró en nuestras vidas. 86 David Rodríguez Cerdán Cuarteto Leonor TRADICIÓN Y VANGUARDIA GARCÍA ABRIL: Cuarteto para el nuevo milenio. Cuarteto de Agrippa. Alba de los caminos. CUARTETO LEONOR. DANIEL DEL PINO, piano; JOSÉ LUIS ESTELLÉS, clarinete. VERSO VRS 2075 (Diverdi). 2008. 61’. DDD. N PN T res significativas obras de cámara de García Abril nutren el programa de este compacto primorosamente interpretado por el Cuarteto Leonor —nombre a retener— y por dos destacados solistas del panorama actual como son el pianista Daniel del Pino y el clarinetista José Luis Estellés. Abre el fuego el Cuarteto para el nuevo milenio, de 2005, primer acercamiento de García Abril al cuarteto de cuerda y que es algo así como un homenaje al Messiaen del Cuarteto para el fin de los tiempos aportando esperanza en el futuro. Obra exigente para los intérpretes, que deben ser cuatro auténticos solistas que por otra parte GRIEG: Canciones. MARIANNE HIRSTI, soprano; CHRISTA PFEILER, mezzo; KJELL MAGNUS SANDVE, tenor; KNUT SKRAM, barítono; RUDOLF JANSEN, piano. 7 CD BRILLIANT 93803 (Cat Music). 1991. 488’. DDD. R PE A pesar de la altura de su Concierto para piano (y de alguna otra obra orquestal de indudable valor), era en la intimidad del repertorio de cámara, sobre todo en las canciones, donde Grieg resolvía con el mayor grado de inspiración su pronunciada vena melódica y donde podía elaborar con la necesaria mesura sus más audaces excursiones armónicas. Sus compases han tentado a voces tan importantes como las de Flagstad, Nilsson, Von Otter, Melchior o Björling, por no ir más allá de las nórdicas. Piezas como la Canción de Solveig, dentro del Op. 23, evidencian a las claras la influencia del folclore noruego, en general más evocado que patente, mientras que otras denotan una atmósfera schumanniana bellamente poemática, un dominio del que los últimos ciclos van poco a poco emancipándose hasta lograr un no pierdan la visión de conjunto, es decir, genuina música de cámara, es fiel exponente del estilo camerístico de García Abril, ya que en las dos composiciones que escuchamos después apreciamos también esta característica, que armoniza individualismo y compromiso con el grupo. De 1994 data el Cuarteto de Agrippa, homenaje a Petrassi y expresión de admiración del autor por el arte romano, especialmente por la arquitectura. El afecto de García Abril por la armonía tradicional sin negar la influencia que en su lenguaje han tenido las vanguardias es algo que puede apreciarse en toda su obra, pero que en lo que nos ofrece este compacto queda singularmente de manifiesto en Alba de los caminos, de 2007, una composición en la que lo armónico domina sobre la escritura contrapuntística, este uno de los puntos de interés del maestro turolense. Quizá sorprenda a más de uno —y estilo muy personal, reflexivo, ensoñador pero a veces dramático, plasmado por ejemplo en las Cinco canciones sobre poemas Otto Benzon, op. 70. No olvidemos por otro lado que estas piezas estuvieron destinadas en su mayoría a Nina Hagerup, prima y esposa del compositor, que debió de ser una soprano lírica sensible y delicada, por lo que es una voz femenina pura, cremosa y bien esmaltada la que en ellas nos gusta escuchar. Preferimos así a la soprano Marianne Hirsti (luminosa, cercana y espontánea) que a la mezzo Christa Pfeiler (cálida en todo caso), al tenor Kjell Magnus Sandve (no demasiado refinado) o al barítono Knut Skram (de voz algo opaca aunque honesto y fino en el canto), si bien todos ellos están aparentemente cómodos en el estilo y dicen el texto con claridad y bella dicción. Impecable suena Rudolf Jansen al piano, siempre pendiente de la línea melódica sin dejar de hacernos imaginar los brumosos paisajes de bosques coloridos y frondosos que sentimos de fondo cuando suenan estas canciones que, en su conjunto, reservan a Grieg un sitio en el Olimpo de los grandes cultivadores del género. Asier Vallejo Ugarte muy agradablemente— esta obra que merece un lugar principal en el camerismo actual y en la que no faltan momentos de gran belleza. Las versiones, ya lo hemos apuntado, son poco menos que ideales, con un cuarteto de primerísima fila admirablemente conjuntado, formado por cuatro excelentes solistas y secundado en esta ocasión por dos intérpretes que, como ellos, dan el debido realce al arte multiforme, heterogéneo y fascinante de García Abril. Josep Pascual GUINJOAN: Passim Trio. Elegia. Jondo. Duo. Retaule. Aniversari. TRÍO KANDINSKY. COLUMNA MÚSICA 1CM0217 (Diverdi). 2009. 68’. DDD. N PN Joan Guinjoan y Trío Kandinsky. En realidad, este CD de Columna Música está concebido en función de ambos a la vez. La elección del grupo que forman el violinista Corrado Bolsi, la violonchelista Amparo Lacruz y el pianista Emili Brugalla para interpretar el programa que integran las seis obras aquí reunidas no podía ser más acertada. El Trío Kandinsky, que este año celebra sus dos lustros de existencia, es ya una de las formaciones de más solvencia en su género en España, con hechuras y calidad para competir con dignidad fuera de nuestras fronteras. En el presente compacto lo demuestran sobradamente. En cuanto a las obras de Guinjoan, ya grabadas anteriormente en otros sellos dentro de diversas combinaciones, en esta ocasión presentan la didáctica novedad de que a través de ellas podemos observar la evolución idiomático-estilística del 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:53 Página 87 D D I SI CS O C O S S GLASS-HAENDEL autor. Cronológicamente, se suceden las composiciones Duo (1970), Retaule (1972), Jondo (1979), Passim Trio (1988), Aniversari (1993) y Elegia (1996). Desde un primer lenguaje más abstracto y árido, Guinjoan ha ido conformando su propio estilo, siempre personal e independiente, siempre con la preocupación de que el atractivo de su piezas parta del gancho tímbrico-colorístico del sonido, hasta sedimentar un lenguaje más carnal y asequible. Esa evolución, que nunca es ruptura o cambio de sentido en la línea seguida, se puede apreciar muy bien en este CD. Cualesquiera que sean los puntos de partida (Elegia, por ejemplo, es una sentida y lírica pieza en recuerdo de la madre del autor) o los motivos de inspiración (Jondo es una clara alusión al cante andaluz), la personalidad del compositor se impone desbordando posibles corsés y rechazando de raíz cualquier dogmatismo. Compacto, pues, muy oportuno para una adecuada escucha de música contemporánea. José Guerrero Martín HAENDEL: Chandos Anthems nºs 7, 9 y 11. EMMA KIRKBY, soprano; IESTYN DAVIES, contratenor; JAMES GILCHRIST, tenor; NEAL DAVIES, bajo. CORO DEL TRINITY COLLEGE DE CAMBRIDGE. ACADEMY OF ANCIENT MUSIC. Director: STEPHEN LAYTON. HYPERION CDA 67737 (Harmonia Mundi). 2008. 66’. DDD. N PN E stupenda grabación en el ámbito de las celebraciones haendelianas de este 2009. Layton propone versiones luminosas, tiernas y hasta divertidas cuando procede, penetradas de nervio pero sin exageraciones, y administrando siempre con excelente idioma las espléndidas prestaciones de coro —de éste no hay sino que oír el Your voices raise de O praise the Lord with one consent— y orquesta. El equipo de solistas tiene un grave inconveniente, Emma Kirkby no está en su mejor momento, como demuestra la pobre prestación en God’s tender mercy del citado O praise. La conocida aniñada voz ha perdido el limpio timbre de antaño (Let the righteous be glad de Let God arise). Todo un número — My song shall be alway, con coro, de la obra de este mismo título— puede quedar seriamen- Richard Egarr FIN DE RECORRIDO HAENDEL: Sonatas opp. 2 y 5. ACADEMY OF ANCIENT MUSIC. Director: RICHARD EGARR. 2 CD HARMONIA MUNDI HMU 907467.68. 2007-2008. 141’. DDD. N PN Termina Richard Egarr con este doble CD su recorrido por la música instrumental de Haendel al frente de la Academy of Ancient Music, un proyecto que puede considerarse una revisión en toda regla del estilo interpretativo inglés aplicado al Barroco. El clavecinista británico ha logrado con esta serie un equilibrio extraordinario entre las tradicionales visiones apolíneas y un tanto apolilladas típicas de las islas y la carga de expresividad y vigor que aportaron músicos continentales, logrando en sus entregas dedicadas a la música camerística combinar un extraordinario refinamiento en el fraseo con una intensa fantasía ornamental y colorística, que parte en gran medida de su maestría desde el teclado. Esta última entrega no es una excepción. Estas sonatas en trío (la Op. 2 fue publicada por Walsh hacia 1733 y la Op. 5 algo después por un editor desconocido) fueron escritas con seguridad mucho tiempo antes de su publicación y tienen los mismos problemas a los que ya me referí al comentar la Op. 1 (SCHERZO nº 244) en cuanto a la duplicación de algunas fuentes y las variantes entre unas versiones y otras. Aunque la formación típica de la sonata en trío exigía por costumbre dos violines como voces superiores, dos piezas de la Op. 2 rompen la norma, pues la nº 1 pide una flauta travesera junto a un violín y la nº 4 una flauta dulce (ambos instrumentos los toca la estupenda Rachel Brown). Egarr añade esta vez un violonchelo (el de Joseph Crouch) al continuo, que sostenía su clave en solitario en la Op. 1, aunque sigue eludiendo el uso de un instrumento de cuerda pulsada sin que por ello las obras se resientan especialmente, pues la imaginación, la variedad que consigue con el color y el buen sentido del clavecinista se bastan para aportar a esta música todo el soporte armónico y tímbrico que necesita. Pavlo Beznosiuk y Rodolfo Richter son dos violinistas de sonido apreciablemente contrastado, más delicado y lírico el primero, que juntos dan profundidad y relieve a las voces superiores de las Sonatas. Entre todos construyen un coherente universo musical, sin estridencias, cuajado de detalles y de una musicalidad limpia y elegante que viene estupendamente al prestigio de Haendel como autor de una música instrumental bella, ligera y sin demasiadas pretensiones trascendentes. Pablo J. Vayón Richard Egarr NATURAL HAENDEL: Conciertos para órgano op. 7. Concierto para órgano HWV 295. Chaconas HWV 442 y 485. Fuga HWV 264. ACADEMY OF ANCIENT MUSIC. Director, órgano y clave: RICHARD EGARR. 2 SACD HARMONIA MUNDI HMU 807447.48. 2006-2007. 128’. DSD. N PN Completa con estos dos discos Richard Egarr su grabación de los conciertos para órgano de Haendel. Con una orquesta un poco más numerosa que en su acercamiento al Op. 4, el enfoque es semejante, elegante siempre, fluido y natural, sin articulaciones nerviosas ni acentos hiperenergéticos. El pequete comprometido por su intervención. El contratenor Davies posee un timbre un tanto pálido, pero sale en general airoso de sus partes, caso del crucial The heav’ns are thine de My song shall be alway, junto al ño y maravilloso órgano de cámara se funde o contrasta estupendamente con la participación de una Academy en total estado de gracia. El concepto de Egarr de este Op. 7 como obras un tanto más serias —con el punto más representativo de esto en el Adagio del Op. 7, nº 4— que la colección anterior tiene una plasmación moderada y desde luego con la suficiente variedad, como el paso al júbilo del Allegro de la obra antes citada. El virtuosismo del teclista se da por descontado (primer Andante del Op. 7, nº 1, su vuelo libre sobre el ostinato de la cuerda en el Andante larghetto e staccato del Op. 7, nº 5), atemperado además como está por una musicalidad sin tacha. Excelente también Egarr en las obras para clave que completan el registro, sobre todo en la extensa e importante Chacona HWV 442. Gran aportación al año Haendel. Enrique Martínez Miura sólido bajo Davies. Magnífico Gilchrist tanto por agilidad como por intención expresiva. Con todo y los problemas planteados, interesante. Enrique Martínez Miura 87 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:53 Página 88 D D I SI CS O C O S S HAENDEL-HAYDN HAENDEL: Arias para bajo. LORENZO REGAZZO, bajo; GEMMA BERTAGNOLLI, soprano. CONCERTO ITALIANO. Director: RINALDO ALESSANDRINI. NAÏVE OP 30472 (Diverdi). 2008. 58’. DDD. N PN L orenzo R e g a z z o incluye en este disco arias escritas por Haendel para dos de los mejores bajos que tuvo a su disposición: Giuseppe Maria Boschi (Siroè, Tamerlano) y Antonio Montagnana (Orlando), ofreciendo también piezas compuestas para Antonio Francesco Carli (Agrippina), Gustavus Waltz (Alcina) y Antonio Lottini (Serse). El disco se completa con la cantata Dalla guerra amorosa HWV 102a y un díptico recitativo-aria de otra cantata, Apollo e Dafne HWV 122. La música resulta exigente para el solista, aunque quizá no tanto como las arias de Vivaldi que Regazzo incluyera en un disco anterior para este mismo sello. No faltan desde luego pasajes picados, amplios saltos interválicos y otras exigencias, en especial en las obras italianas (Agrippina y las cantatas), dificultades que el joven bajo veneciano resuelve con apreciable agilidad y soltura para los pasajes más delicados. En cualquier caso, lo más destacable son sus buenas maneras de bajo cantante, la forma de frasear, de decir con intención, de deleitarse en la pronunciación de los términos claves, de ornamentar con exquisitez y buen sentido, lo mismo en las arias de bravura (estupenda la famosa aria de la tempestad de Orlando) que en las de carácter sentimental. Intensa colaboración de Bertagnolli en una escena de Agrippina y extraordinario acompañamiento de Concerto Italiano, muy teatral y vivaz, pero no juguetón, sino profundo y tenso. Pablo J. Vayón HAENDEL: Arias y suites de Alcina. CHRISTINE SCHÄFER, soprano. SOLISTAS BARROCOS DE BERLÍN. Director: RAINER KUSSMAUL. AVI 8553143 (Harmonia Mundi). 2008. 74’. DDD. N PN P ertenece 88 Alcina a dos mini-ciclos haendelianos: por una parte, al de los argumen- Truls Mørk, John Storgards TODAVÍA ES POSIBLE HALLGRÍMSSON: Concierto para violonchelo. Herma. TRULS MØRK, violonchelo. ORQUESTA DE CÁMARA ESCOCESA. Director: JOHN STORGARDS. ONDINE ODE 1133-2 (Diverdi). 2007. 57’. DDD. N PN Dentro de las escuelas musicales escandinavas, la más desconocida es sin duda la islandesa. Hasta ahora, el único compositor “clásico” que había conseguido hacerse un hueco, y más bien póstumo, fuera de la isla era Jon Leifs. Ahora tenemos otro nombre al que habrá que seguir muy de cerca, el de Haflidi Hallgrímsson (1941), un creador que ha llevado a cabo una silenciosa carrera, marcada por un individualismo no muy alejado en cuanto a resultados sonoros del de un Henri Dutilleux. Como en el caso de éste, sus obras nacen de una idea plástica o poética, que genera una música ecléctica que no exclutos basados en el Orlando furioso de Ludovico Ariosto; por otro, al de las “óperas mágicas”, donde la brujería desempeña un papel central. La actual versión de referencia discográfica sería la que cuenta con la dirección de William Christie y que a comienzos de la presente década contribuyó al encumbramiento de Renée Fleming (en el papel del título) como una de las grandes voces del momento, el repertorio haendeliano incluido. No está ni con mucho a la misma altura Christine Schäfer, que en este disco canta ocho arias: siete destinadas a Alcina y una a Morgana (Credete al mio dolore). Y no es que tenga muchos problemas en el sentido de diversos. En realidad, prácticamente sólo tiene uno: la voz es bella hasta que llegan los pasajes más comprometidos de coloratura, afinación y, sobre todo, colocación sostenida en el registro agudo, donde el timbre pierde una considerable parte de la riqueza que en el resto de la gama deja bastante satisfecho al oyente. La lentitud del tempo aún le permite salvar los muebles con considerable decoro en Di’, cor mio y, sobre todo, en Ah! mio cor!, pero ya ahí se empieza a tener la desagradable sensación de ye ni polos tonales ni melodías, y en la que la expresión es siempre la meta. Hallgrímsson fue también violonchelista, de ahí un conocimiento extremo del instrumento, del que extrae los acentos y los timbres más sugerentes. Lo demuestra en Herma (1995), toda una exaltación de la capacidad cantable del violonchelo. Pero el gran logro de esta grabación es el Concierto (2003), concebido en un único movimiento de tempo fluctuante y en forma de arco que adquiere el aspecto de una canción de cuna desarrollada en una atmósfera onírica, misteriosa y por momentos inquietante. La escritura para el solista es de una excepcional riqueza, pero todo en ella, los diminuendos imposibles, el vibrato, los armónicos, las dobles cuerdas, los sul tasto…, todo se pone al servicio de una voluntad expresiva. En manos de Truls Mørk eso está garantizado. El violonchelista es un fuera de comenzar a pensar en lo que una cantante a lo Cecilia Bartoli podría hacer con este material. En el acompañamiento y en los números instrumentales intercalados, los Solistas Barrocos de Berlín cumplen muy correctamente bajo las sensibles órdenes de Kussmaul, pero tampoco evitan el recuerdo añorante de la imaginación para los detalles de que hacen gala Christie y sus Arts Florissants. Alfredo Brotons Muñoz HAYDN: Sonatas nºs 38, 53, 60 y 62. Variaciones en fa menor Hob. XVII:6. ZHU XIAO-MEI, piano. MIRARE 076 (Harmonia Mundi). 2008. 70’. DDD. N PN El Haydn de Zhu Xiao-Mei basa su eje expresivo sobre todo en el mundo de las articulaciones; bien deletreado, destaca básicamente por esta razón y adolece de otras varias cuestiones. Estas son unas sonatas extrovertidas y ligeras que respiran más barroco que clasicismo; desgraciadamente la calidad del sonido queda en el serie, alguien curtido en la interpretación de solos y obras concertantes de Kaija Saariaho o Magnus Lindberg, y que por tanto sabe extraer sonoridades imposibles a su instrumento y al mismo tiempo darles un sentido poético o dramático. Lo que consigue con la música de Hallgrímsson sencillamente roza el milagro, de ahí un disco redondo, fascinante e imprescindible, que viene a demostrar cómo la belleza todavía es posible en la música. Juan Carlos Moreno lejano horizonte y se echan en falta calidez y cuidados, belleza poética y un fraseo simplemente lírico. Lo bueno es la familiaridad con la que la pianista aborda las piezas: su confianza y convicción es total, su forma de expresarse parece de lo más usual. Aunque no tiene por qué, con razón se la conoce por sus interpretaciones de Bach, ya que queda bien clara su afinidad natural al mundo de la ornamentación. No obstante, no es suficiente. Desde nuestro punto de vista europeo, es necesario un trabajo del sonido (¡y del fraseo!) que demuestre por qué el piano puede tener tantos timbres, que aclare y defina tanto color y tantas sensaciones que pueden emanar del instrumento. Porque ahí radica su maravillosa riqueza sonora; no solamente en las articulaciones, sino éstas complementadas con un touché de calidad serán lo que induzca hacia un Haydn más creativo y fantasioso, más sugerente y evocativo. Aparentemente las versiones son correctas, pero basta con tener alguna aspiración románticocreativa para que Zhu XiaoMei y su distante Haydn no convenzan. Emili Blasco 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:53 Página 89 D D I SI CS O C O S S HAENDEL-HAYDN Cuarteto Casals EN EL UMBRAL DE LA REFERENCIA HAYDN: Cuartetos op. 33. CUARTETO CASALS. 2 CD HARMONIA MUNDI HMX 2962022.23. 2008. 107’. DDD. N PN Se esperaba con expectación la presentación de este álbum. Escuchado y analizado a conciencia, hay que hablar de un trabajo magnífico en lo técnico, mas tan personal y arriesgado en lo estilístico que su total recomendación conlleva algunas reservas que conviene matizar. No cabe duda de que el joven conjunto ha conseguido hacerse un hueco más que justificado entre los cuartetos más interesantes a nivel internacional. Su uniformidad de criterios es absoluta, así como el fundamental equilibrio de protagonismos. Para este Haydn ha hecho desaparecer el vibrato casi en su totalidad, logrando un sonido luminoso y transparente de afinación impoluta. Sus arcos enfocan los ataques HAYDN: La Creación Hob. XXI:2. JULIA KLEITER, soprano; MAXIMILIAN SCHMITT, tenor; JOHANNES WEISSER, bajo. CORO DE CÁMARA RIAS. ORQUESTA BARROCA DE FRIBURGO. Director: RENÉ JACOBS. 2 CD HARMONIA MUNDI HMC 992039.40 [+ DVD]. 2009. 101’. DDD. N PN E n el año Haydn quizá no podía faltar esta Creación del director belga, previamente realizada en concierto con algún cambio significativo en el equipo solista (Quasthoff fue el bajo en concierto). Lo hace con impecable presentación (incluyendo el DVD de “cómo se grabó”, igual que ocurrió en el Idomeneo mozartiano), aunque el precio, por lo que he podido ver por ahí, se antoja algo elevado (casi 28 ? por algo más de hora y media de música). Se ha dicho con toda razón que La Creación es obra audaz, rompedora, atrevida y riquísima en cuanto a contrastes, a claroscuros entre lirismo, grandeza y épica, entre misterio y luminosidad. Es una partitura en la que los efectos armónicos y orquestales lucen junto a la efusión de los grandes coros o la exaltación del famoso dúo de Adán y Eva. Exige, pues, una en acentos contundentes, casi expresionistas en ciertas ocasiones, y una agilidad nerviosa que entra incluso en el sobresalto y hasta en la vehemencia. Dicho todo esto, y todo muy bueno, hay que apuntar que el resultado está velado por una necesidad de permanente originalidad que descentra el fiel de la balanza. Curiosamente son los mismos valores de novedad, fundamentalmente agógica y dinámica, que deparan sus mejores méritos aquellos cuyo exceso les lleva a caer en lo caprichoso, perdiendo el nivel referencial del que tan cerca andan. Junto a la general frescura chispeante de los tempi escogidos, uno querría encontrar siempre el sentido a aquellos otros que entran abiertamente en el terreno de la exageración hasta el punto de convertir lo escrito en una sombra atropellada del original. Se agradece la vivacidad impresa a muchas de estas páginas — Presto del nº 2 o Rondó del nº 3, por ejemplo— pero son también varios los momentos donde el tempo es forzado hasta el límite, perdiendo toda capacidad de articulación y claridad —Presto del nº 1, por ejemplo. La necesaria sensación de reposo en el diálogo —Largo del nº 4— suele echarse en falta, enristrando frases en un discurso donde incluso la rudeza también hace en algunos puntos acto de innecesaria presencia —nº 5. En el terreno dinámico, la generalmente feliz variedad de la oferta cae asimismo en gratuidades —Moderato del nº 4— o deja escapar detalles que podrían haber sido más que jugosos —la mantenido en el primer violín en el inicio del Andante del nº 6. Finalmente hay que aludir al interesante matiz humorístico general, especialmente conseguido en varios puntos —deslizamientos con mucha gracia en el Trío del nº 2, por ejemplo— pero desconcertante o no suficientemente justificable en otros — alteración del pulso en cc. 7276 del Moderato del nº 4, o fa trinado postizamente por la viola en el Allegretto del mismo. En resumen, un Haydn imaginativo y excelentemente ejecutado, en absoluto rutinario, que, además, llegaría mucho más lejos con un punto mayor de madurez. Juan García-Rico Gottfried von der Goltz DE PRINCIPIO A FIN HAYDN: Sinfonías Excepcional de principio a fin. Así es este disco, perteneciente a la última remesa de la serie que Harmonia Mundi viene dedicando al compositor austriaco. Dejando de lado que, ciertamente, los protagonistas son, ya de principio, una garantía, el resultado no hace sino ratificar la excelencia de los friburgueses. Se abre el programa con una Sinfonía nº 80 vigorosa, aguerrida e impulsiva, con breves intervenciones de las maderas poniendo el punto de elegancia que contrasta deliciosamente con el nervio que imprime la cuerda. La sonori- dad orquestal es redonda y plena, luciendo además la transparencia que nos permite apreciar la inquietud de los arcos crepitantes. La homogeneidad grupal de los acentos del desarrollo, por ejemplo, habla muy a las claras de una calidad suprema. Igualmente, la sutileza del cantabile se despliega perfilando con elegancia esos finales que ponen la guinda a cada frase. La elección de los tempi es también ejemplo de sabiduría y sensatez. Y de una sinfonía en re menor a otra en la misma modalidad, la célebre Pasión, con sus evidentes connotaciones Sturm und Drang. La intensidad emocional nos acompaña desde el Adagio inicial, propiciando oleadas dinámicas que, como en los movimientos rápidos, plasman una soberbia versión, rica en contrastes y claroscuros. Entre ambas sinfonías, el primero de los Conciertos para prestación vocal, coral y orquestal de primer orden, pero también, incluso sobre todo, una dirección variada, convincente, que extraiga toda la variada y cambiante enjundia de la genial partitura. Viene este preámbulo a que, escuchada esta interpretación, quien esto firma se queda con cierta sensación de que el belga no ha terminado de recorrer todo el camino. Su interpre- nºs 49 “La pasión” y 80. Concierto para violín nº 1. ORQUESTA BARROCA DE FRIBURGO. Violín y director: GOTTFRIED VON DER GOLTZ. HARMONIA MUNDI HMX 2962029. 2008. 70’. DDD. N PN violín, con el propio Von der Goltz como protagonista. Su sonido leve, ágil y afilado, deja una de las mejores opciones discográficas de esta obra, gracias muy especialmente, al bellísimo resultado que consigue en el Adagio central. Sin duda, la heterogeneidad por la que HM ha apostado en esta serie Haydn tiene en discos como éste sus mejores justificaciones. Juan García-Rico tación deja libertad —como en él es habitual— a los cantantes para el adorno, y permite al fortepianista Sebastian Wienand largas peroratas en los recitativos, muy al modo de sus interpretaciones 89 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:53 Página 90 D D I SI CS O C O S S HAYDN-MALEC operísticas, aunque aquí creo que roza el exceso. Sin embargo, sus contrastes, su recreación de los recitativos, su manejo de los grandes coros, queda corto por comparación con Harnoncourt (Deutsche Harmonia Mundi) o McCreesh (Archiv, cantado en inglés), y creo que también en comparación con Gardiner (Archiv). La interpretación de Jacobs es correcta y tiene colorido y brillantez, pero queda falta de la suficiente intensidad. El coro, también correcto, no termina de ofrecer la intensidad que consiguen el Arnold Schoenberg (Harnoncourt) o el prodigioso Monteverdi (Gardiner) y el elenco solista queda también un tanto corto (¡lo que hubiera ganado de contar con Quasthoff en lugar del voluntarioso Weisser!) frente a los de los colegas mencionados. Harnoncourt, con tempi de notoria moderación, recrea cada detalle con exquisita atención, no rehúye la acidez de algunos efectos y dibuja con delectación la grandeza de esta enorme obra de arte. McCreesh, como ya comenté en su momento, consigue grandeza y majestuosidad sin perder claridad en la exposición, y tiene un elenco envidiable. Gardiner, en fin, ofrece una versión trepidante, sin concesiones, y con un coro maravilloso. Cualquiera de ellas presenta ingredientes más atractivos que esta muy correcta pero algo alicorta interpretación, que puede disfrutarse pero que queda, en opinión de quien esto firma, lejos de la riqueza de emociones que consiguen las mencionadas. Rafael Ortega Basagoiti HERZOGENBERG: Cuartetos con piano opp. 75 y 95. Tríos de cuerda op. 27, nºs 1-2. Leyendas para violonchelo y piano op. 62. ANDREAS FRÖLICH, piano. BELCANTO STRINGS. 2 CD CPO 777 438-2 (Diverdi). 19992000. 126’. DDD R PN 90 E ra conservador a ultranza, un romántico que admiraba a Brahms y que no supo o no pudo renovar la tradición como él. Pero por encima de todo eso Heinrich von Herzogenberg (1843-1900) fue también un músico inspirado. CPO nos va descubriendo poco a poco su legado, y realmente en él hay muchas cosas de estima. Y de ello tenemos una nueva muestra en este disco, pues más que en sus obras orquestales donde de verdad brilla el talento de este maestro es en su música de cámara, donde se incluyen páginas tan encantadoras como los dos Tríos de cuerda op. 27. Herzogenberg los escribió en 1879 y de inmediato se ganaron la estima de Brahms, quien afirmaba que en ellos “todo se desarrollaba maravillosamente bien”. Y no le faltaba razón, pues su música mira con respeto a la primera escuela de Viena y adquiere un tono popular e ingenuo, por momentos rococó, que seduce de inmediato. Los dos Cuartetos con piano no tienen la misma frescura, son más formales y en ellos la huella brahmsiana es más evidente, tanto en el carácter de los temas como en la propia organización del discurso. Aun así, el Op. 75, marcado por la muerte de la esposa del compositor, tiene una fuerza que no conviene despreciar. Por último, las Leyendas son agradables piezas de carácter, sin otras pretensiones que las de ofrecer un rato agradable al melómano. Todas estas composiciones nos vienen servidas en óptimas condiciones por el Belcanto Strings y el pianista Andreas Frölich. Vale la pena. Juan Carlos Moreno HOLBORNE: Fantasías, aires y danzas. LEE SANTANA, laúd, cítara y pandora. CARPE DIEM CD-16272 (Gaudisc). 2008. 69’. DDD. N PN John Dowland le dedicó “al más famoso, Anthony Holborne” la canción I saw my Lady weepe, con la que comienza su Second Book of Songs, buena prueba de la estima en que le tenían sus contemporáneos, aunque no fuera propiamente un músico profesional. Esta dedicatoria parece de obligada cita en cualquier disco dedicado a Holborne y así ocurre también en éste del laudista y guitarrista norteamericano Lee Santana, aunque el diseño gráfico más bien parece propio de música country y no digamos si en las fotos en lugar de un laúd apareciera una guitarra. Lee Santana interpreta una serie de obras escritas o transcritas unas para laúd y otras para cítara o para pandora, dos instrumentos de la misma familia provistos de cuerdas metálicas. Las fuentes para todas ellas son las dos colecciones que Holborne llegó a publicar en vida: The cittharn schoole (1597) y espe- cialmente la de Pavans, Galliards and Almaines de 1599, aunque en la portada de esta última se indica que es especialmente adecuada para violas, violines o instrumentos de viento como las flautas dulces. Tanto la interpretación como los comentarios del propio Santana que aparecen en el librillo gozan de un cierto desenfado, reconociendo el propio intérprete las libertades de improvisación y ornamentación que se ha tomado. Se trata de libertades que en ningún caso atentan contra el buen gusto, son libertades tomadas con rigor, por un músico conocedor, que a ningún oyente normal pueden molestar. Además él es un virtuoso de sus instrumentos, el sonido es espléndido y el disco resulta de muy agradable escucha, aunque probablemente nunca llegue a pasar a ninguna antología discográfica de música de la época isabelina, precisamente por esas libertades y ello a pesar de la alta cuna que parece querer reflejarse en su título, que es el de una de las pavanas de Holborne publicadas en 1599. José Luis Fernández JARRELL: Cassandre. ASTRID BAS, actriz. ENSEMBLE INTERCONTEMPORAIN. Directora: SUSANNA MÄLKKI. KAIROS 0012912KAI (Diverdi). 2008. 52’. DDD. N PN U nos pocos años más joven que Philippe Manoury, el otro compositor retomado en estas fechas por el sello Kairos, Michael Jarrell (n. 1958) presenta, con su música, una sonoridad que se corresponde bien con la demanda del público y los intérpretes actuales. Su paleta es de gran riqueza y abarca un amplio espectro. Incluso ha logrado Jarrell algo tan difícil como es conquistar a los aficionados a la ópera con esta producción de 1994, representada en varios teatros europeos con éxito. El logro del autor consiste en saber aunar las viejas formas del teatro hablado, del monodrama, con una línea vocal de gran expresividad y un tejido instrumental de enorme atractivo. Sobre el tibio, sugerente fondo de un arsenal tímbrico de enorme sutileza, Jarrell monta una ópera de cámara que él denomina “spoken word”, para actriz y conjunto. La cantante de ópera tradicional es sustituida aquí por una actriz, mostrándose con claridad cuáles son los presupuestos estéticos que se persiguen. Los referentes de esta Cassandre, basada en el texto de Christa Wolf sobre el discurso de la heroína acerca de los desastres de la Guerra de Troya, están, obviamente, en las piezas para voz solista de Poulenc o Schoenberg, pero la declamación dispuesta por Jarrell difiere en que el suyo es un discurso mucho más interiorizado, más en la línea vocal que implantara Debussy. Quizás el uso de la lengua francesa, en efecto, acerca más esta Cassandre a Pelléas et Mélisande, pero no hay que olvidar que la sucesión de escenas y el formato de continuidad, como si de un flujo de conciencia se tratara, sitúan a Cassandre en el terreno del Erwartung de Schoenberg. Sin embargo el antiguo recitativo obbligato de Schoenberg ha dado paso aquí, abiertamente, a la voz hablada. Jarrell no recurre, como en los experimentos de Aperghis para voz sola, a procedimientos que tienen que ver con la poesía fonética, sino con la forma declamatoria clásica, llena de modulaciones muy precisas, de gran claridad, con el propósito de hacer inteligible el drama. En esa esencialidad trabaja la orquesta, convertida en un conjunto instrumental en miniatura en el que la percusión juega un papel esencial. Francisco Ramos KARLOWICZ: Sinfonía en mi menor op. 7 “Renacimiento”. FILARMÓNICA DE VARSOVIA. Director: JERZY SALWAROWSKI. DUX 0656 (Diverdi). 2004. 44’. DDD. N PN E n 1909, hace pues exactamente un siglo, un accidente de montaña en la cordillera de los Tatras truncó la vida de Mieczyslaw Karlowicz y, de paso, una carrera musical de lo más prometedor. Hace unos meses, en estas mismas páginas escribíamos acerca de la extraordinaria versión que de sus seis poemas sinfónicos, la parte más difundida y valiosa de su exiguo catálogo, había firmado Antoni Wit para Naxos. Ahora llega esta Sinfonía “Renacimiento”. La obra no alcanza el nivel de aquéllos, pero es sin duda un ejercicio que muestra la ambición y talento de un com- 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:53 Página 91 D D I SI CS O C O S S HAYDN-MALEC positor que por entonces, en 1902, contaba tan sólo 26 años. Su inspiración es exaltada, plenamente romántica, sobre todo en un dramático primer movimiento en el que los metales y los timbales adquieren un inusitado protagonismo. El Adagio es un hermoso canto de amor en el que el violonchelo expone a solo un tema que luego la trompa hará suyo y que le otorga al movimiento un carácter soñador y melancólico, mientras que el Scherzo es una página fantasiosa, de imaginativa y alada escritura instrumental, y el Finale un apoteosis más convencional si se quiere, pero que recupera, con un color más luminoso, el tono épico del inicio. En conjunto no es una partitura redonda ni mucho menos, pero su impagable generosidad melódica, su discurso fluctuante y lleno de contrastes, y su interesante escritura armónica, teñida por inesperadas disonancias, hacen que se escuche con verdadero interés. La interpretación de Jerzy Salwarowski, grabada en vivo, cumple con nota su objetivo de darnos a conocer esta obra de un compositor malogrado pero que apuntaba alto, muy alto. Juan Carlos Moreno KHACHATURIAN: Espartaco. CORO ACADÉMICO DEL BOLSHOI. SINFÓNICA DE LA URSS. Director: ALGIS ZHURAITIS. 3 CD MELODIYA 1001530 (Diverdi). 1974. 183’. ADD. R PN L a obra es demasiado larga y repetitiva como para no merecer una oportuna suite, como en los otros ballets del autor, Gayaneh y Mascarada. Aquí se ofrece íntegra, en un histórico registro que data de cuando la URSS existía. Se trata, como es sabido, de un épico bataclán, un trabajo monumental, pacotillero y eficaz como fondo del espectáculo. Su eclecticismo mezcla con inteligencia ecos del baile novecentista, el jazz, la escuela rusa orientalista, el pompierismo norteamericano digno de un peplum en technicolor, algún toque caribeño — ¿premonición del castrismo?— y un memorable adagio como dúo de amor. Khachaturian domina la orquesta y no hay tiempo de aburrirse, ni siquiera con los motivos conductores que vuelven, impertérritos, con golpes de escena auditiva de enérgica decisión. Jean-Jacques Kantorow, Kees Bakels UNA GOZADA LALO: Concierto para violín y orquesta op. 20. Fantasía noruega. Sinfonía española op. 21. JEAN-JACQUES KANTOROW, violín. ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA. Director: KEES BAKELS. BIS CD-1680 (Diverdi). 2007. 69’. DDD. N PN E ntre 2004 y 2008 Kantorow fue director artístico y director titular de la Orquesta Ciudad de Granada pero continúa —y continuará— colaborando con la orquesta andaluza empuñando la batuta de vez en cuando o, como en el caso que nos ocupa hoy, como solista. Kantorow es ya un veterano violinista que sigue en tan buena forma como siempre y su brillantez está fuera de duda. En esta grabación le acompaña el holandés Kees Bakels, conocido por ser el director musical —y fundador— de una de las orquestas que mejor impresión Zhuraitis es expertísimo en el género y lo demuestra. Sabe narrar, tensa el fraseo, no disimula las vulgaridades y truculencias de la partitura y lo hace con una militancia valerosa que llega a la convicción. La obra adquiere, así, el estatuto de un poema sinfónico bailable y, aunque no se conozca la anécdota, se puede seguir un variable clima de historia heroica, bélica, angustiosa, sensual y hagiográfica. Las masas obedecen con disciplina y entusiasmo, de modo que la excelencia del conjunto se ve siempre asegurada. Blas Matamoro MAHLER: Sinfonía nº 8. VIKTORIA YASTREBOVA, AILISH TYNAN, LIUDMILA DUDINOVA, sopranos; LILLI PAASIKIVI, ZLATA BULICHEVA, mezzos; SERGEI SEMISHKUR, tenor; ALEXEI MARKOV, barítono; EVGENI NIKITIN, bajo. CORO DEL ELTHAM COLLEGE. CORAL DE LA SOCIEDAD DE LAS ARTES DE WASHINGTON. CORO Y SINFÓNICA DE LONDRES. Director: VALERI GERGIEV. LSO Live LSO0669 (Harmonia Mundi). 2008. 78’. SACD. N PN P ese a algunos buenos momentos diseminados aquí y allá, esta Octava no consigue han causado en la escena internacional recientemente, la Filarmónica de Malasia. Y Bakels tiene aquí, como Kantorow, momento para lucirse gracias al apasionado y vehemente arte de Lalo, aunque bien es verdad que el protagonismo indiscutible recae en el violinista. Las tres obras que conforman el programa de este compacto, todas ellas estrenadas por el mítico Sarasate, de encendido virtuosismo y arrolladora musicalidad, son de esas composiciones que se escuchan sin esfuerzo, cuya audición es, a poco bien tocadas que estén, una auténtica gozada. Y Kantorow está de lo más convincente como en él es habitual de modo que, si añadimos el buen hacer de Bakels capaz de extraer lo mejor de la orquesta andaluza, tenemos un disco que merece la recomendación más entusiasta. Atención a la transmitir una sensación global positiva. Gergiev sabe conseguir resultados interesantes pero las prisas, o la improvisación —o ambas— juegan en su contra. Para empezar, el fundamental problema de grabación que plantea el gigantismo de la obra —mal común a muchas Octavas discográficas— no está resuelto. La reverberación producida en el interior de la Catedral londinense de San Pablo dificulta la escucha de ese gran organismo sonoro. Aparte de eso, Gergiev se queda en el trazo grueso, sin conceder apenas importancia a la expresividad. Cuando decide intervenir en la mezcla de masas, a pesar de hacerlo alterando las proporciones de la estratificación sonora, hay que reconocer que sí consigue momentos de singular belleza —llegada al Veni, creator—, calidez —Poco adagio, inicio de Parte II— o transparencia — comienzo de Gerettet ist das edle Glied. Sin embargo, ni la indiferencia con la que enfoca la variedad dinámica —apenas si existen diferencias entre el fff y el p—, ni la omisión de muchos de los cambios agógicos requeridos, se adaptan al exigente concepto actual sobre la realización de estas partituras. Mas, por encima de esto incluso, son los múltiples desajustes, desde los más leves —Coro II/violines en In firma nostris, por no citar varios más— hasta los más inclusión de la Fantasía noruega para violín y orquesta, versión original de la orquestal — sin solista— y mucho más divulgada Rapsodia noruega, aunque el encanto de la Sinfonía española sea irresistible — es una obra maestra indiscutible— y el Concierto op. 20 nos deje asombrados. Pero es que, la verdad, este es un compacto sin desperdicio, una auténtica maravilla. Josep Pascual estrepitosos —caótica situación en la que desemboca el encadenamiento de errores a lo largo de hasta tres secciones, final de pista 10— los que ponen en entredicho la autoexigencia de quienes lanzan al mercado una grabación en estas condiciones. Mahler merece mucho más, y el público también. Juan García-Rico MALEC: Epistola. Arc-en cello. CLAUDIA BARAINSKY, soprano; MARJANA LIPOVSEK, mezzo; LLIA LAPOREV, violonchelo. CORO FILARMÓNICO CHECO. FILARMÓNICA DE LUXEMBURGO. Director: EMMANUEL KRIVINE. TIMPANI 1C1153 (Diverdi). 2008. 73’. DDD. N PN Ivo Malec (Croacia, 1925) aborda por igual la música instrumental y la electroacústica. Una vez que fija, en 1959, su residencia en Francia, se asocia con los trabajos que lleva a cabo el grupo de música concreta de Pierre Schaeffer, de resultas de lo cual aplica a la obra instrumental algunos métodos aprendidos en la manipulación del sonido en estudio. La novedad que aporta Malec reside en hacer partícipes a los instrumentistas de la elabora- 91 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:53 Página 92 D D I SI CS O C O S S MALEC-PALOMO ción de la obra, sin que se trate, en ningún caso, de improvisación. Con la división de un gran conjunto en pequeñas células autónomas, quedando el compositor como coordinador de todo el grupo, pretende Malec obtener cambios imprevistos en la actitud del intérprete y en la manera de abordar la composición. Así, las obras compuestas en general por este autor hay que verlas más como objetos sonoros, es decir, como piezas de inspiración y elaboración electrónicas, que como creaciones puramente instrumentales. Nace de esta manera una estética que tiene mucho que ver, en piezas como Tutti, Sigma, para gran orquesta o Lumina, de 1968, para orquesta de cámara y cinta, con la disposición espacial de un Xenakis o un Ligeti. La fuerza de la música de Malec, tantas veces cercana a la de Xenakis, aunque sin el extraño componente poético del greco-francés, se halla igualmente en páginas orquestales de amplio aliento, como Exempla, de 1995, grabada en el anterior disco de Timpani consagrado a este autor, pero lo que también resalta de su estética (y aquí cobra una clara distancia con sus colegas del GRM) es el deseo de evocar las oleadas de sonidos, según él, “graves e inmensos; esas capas complejas repletas de armónicos, la exaltación misma del sonido majestuoso que no tiene fin, en las obras de Wagner y los posrománticos” y que Malec recobra en piezas para orquesta de los años 60, como Mouvements en couleur, o en las dos obras a gran escala que ocupan el presente registro y que dejan una impresión desigual. La cantata Epistola queda desbordada por su enorme efectivo (solistas, coro y orquesta) y no supone una novedad significativa con respecto a sus modelos, mientras que la pieza instrumental, Arc-en cello, de 2003, es un formidable duelo entre el violonchelo y la orquesta, una vibrante página concertante que soporta bien cualquier comparación con cualquiera de sus ilustres predecesoras en el género. Francisco Ramos MARAIS: Piezas en trío. AUX PIEDS DU ROI. Directores: DIRK BÖRNER Y MICHAEL FORM. AMBRONAY AMY016 (Harmonia Mundi). 2007. 71’. DDD. N PN 92 Las Piezas en trío para flautas, violín y viola soprano con bajo continuo publicadas en 1692 rompen la imagen de Marais como compositor de música ins- Paul Hillier TOQUES Y ALMIZCLES LANG: The Little Match Girl Passion. Obras vocales. THEATRE OF VOICES. ARS NOVA COPENHAGEN. Director: PAUL HILLIER. HARMONIA MUNDI HMU 807496. 2009. 65’. SACD. N PN En la película satírica Untitled el compositor que interpreta Adam Goldberg ofrece un desopilante concierto de vanguardia durante cuya ejecución una saxofonista enloquecida escupe notas aleatorias al aire, otro músico emite gritos histéricos y el personaje de Goldberg aporrea un cubo lleno de agua. El concepto de ese happening —y la realización de la música incidental del film— corren por cuenta del brillante compositor neoyorquino David Lang, quien asesoraría al director Jonathan Parker durante el rodaje. Sólo eso ya dice bastante sobre su persona. En muy poco tiempo — poquísimo, hablamos de cinco años para acá— Lang ha conseguido granjearse el respeto de foros críticos e instituciones musicales con una estética despojada que el crítico del Los Angeles Times Mark Swed considera resistente, de puro innovadora, a cualquier intento de nominación. Si bien es cierto que ésta posee numerosos y trumental exclusivamente concebida para la viola. El volumen contiene 68 piezas distribuidas en seis suites, la mayoría danzas aunque también se incluyen preludios introductorios en cada suite, movimientos libres (fantasías, caprichos…), variaciones sobre bassi ostinati (passacailles, chaconas) y piezas de carácter. El conjunto Aux Pieds du Roi ha seleccionado 36 piezas que interpreta de forma muy exuberante, pues en la voz aguda tocan al unísono una flauta dulce y un violín, salvo en el Lamento, en si bemol mayor, en el que el violín es sustituido por una viola soprano; un segundo violín, una flauta travesera más un variado continuo (viola bajo, tiorba o guitarra y clave) completan la instrumentación. La exuberancia en el color se refuerza además con un tratamiento de extraordinaria riqueza en las ornamentaciones, apreciables valores (como esa asombrosa capacidad para sostenerse de puntillas entre el rigor constructivo y la tersura poética) no estoy del todo con Swed: más que nada, y ya entrando en materia, porque los procedimientos de esta Pasión de la cerillerita —extrapolación musical de la Pasión según san Mateo bachiana a partir del relato homónimo de Andersen y flamante ganadora del pasado Pulitzer—, aun desplazados por otra intencionalidad, no difieren tanto de las primeras bases minimalistas, concretamente de las composiciones glassianas para Mabou Mines o del fenotipo vocal de Riley. ¿Falta de memoria histórica? Sea como fuere, todo parece indicar que este repliegue, que este minimalismo regresivo, tiene mucho de tabula rasa y de huida hacia delante. De las obras vocales aquí registradas por el Theatre of Voices de Paul Hillier (la Pasión) y el Ars Nova Copenhagen (el resto) llama la atención, en general, su apología del minimalismo integral, que se manifiesta a través de una extrema frugalidad tímbrica (en la Pasión, los cuatro cantantes doblan a su vez como percusionistas), unos fundamentos unas articulaciones muy marcadas y unos contrastes que sin ser nunca explosivos realzan los perfiles danzables y más vitalistas de la música. Pablo J. Vayón MARTIN: La obra completa para piano. JULIE ADAM Y CHRISTINE LOGAN, pianos. 2 CD ABC 476 2601 (Diverdi). 2003. 94’. DDD. N PN Nada menos que de Australia nos llega esta integral de la obra para piano de Frank Martin (1890-1974). Una edición necesaria, pues esta faceta del compositor suizo normalmente queda marginada a favor de sus composiciones orquestales y vocales. Y es una lástima, porque contiene obras sumamente interesantes y que vienen a echar armónicos que parecen sometidos al voto de pobreza (progresiones arpegiadas, escalas, intervalos simples, consonancias modales, evoluciones tintinabulares) y un melodismo recogido, medievalista, que tan bien comprenden y hacen volar Hillier y el Ars Nova de Copenhague con sus límpidos cantos. Bajo esta superficie, hay muchos toques y almizcles: un bosquejo pop por aquí y por allá (el Penance and remorse de la Pasión), el orientalismo (el Interludio del oratorio, que semeja el frotado de un cuenco tibetano, los aires bizantinos de Evening morning day) o, especialmente, las dinámicas vítreas, monásticas, que tanto unos (Theatre of Voices) como otros (Ars Nova) repujan en el aire con artes magníficas. Maravilloso disco. David Rodríguez Cerdán nueva luz sobre su figura y estilo. Porque Martin fue siempre un maestro marcado por la austeridad de Johann Sebastian Bach, pero también por la música francesa más luminosa y por el rigor constructivo de la música germánica moderna, en concreto de la Segunda Escuela de Viena. En lo que respecta a su aportación pianística, no hay en ella obras de gran envergadura, sino miniaturas, algunas de ellas tan originales y delicadas como las que constituyen los 8 Preludios (1948), en los que todas esas influencias señaladas antes adquieren carta de naturaleza, incluidos apuntes dodecafónicos que se verán mucho más desarrollados en los cuatro movimientos de Guitare (1933). Esta partitura es una transcripción de un original guitarrístico escrito para Andrés Segovia (que nunca lo interpretó), y transcripciones son también los Études para dos pianos (1956), en este caso de una página para orquesta de cuerda que representa el personal neoclasicismo de Martin. El 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 12:53 Página 93 D D I SI CS O C O S S MALEC-PALOMO interés es siempre innegable, pero si una obra hay sorprendente, ésa es la Fantaisie sur des rythmes flamenco (1973), un arte que el compositor descubrió gracias a su hija y que de inmediato le sedujo por la riqueza de sus ritmos y sones. Del éxito de su trabajo da cuenta el musicólogo Harry Halbreich, para quien ésta es “la obra más auténticamente flamenca jamás concebida por un compositor no español…”. Julie Adam, secundada por Christine Logan en las obras para dos pianos y piano a cuatro manos, es una excelente traductora de estos pentagramas. Su labor es un aliciente más para disfrutar de una integral apasionante. Juan Carlos Moreno recuerdos (Frédéric Goncalves), como en la digna comicidad de la breve “escena de los recuerdos” y en el misterio del final del último acto, casi monólogo de un Michel que prosigue su viaje más allá de la villa sin memoria en que se desarrolla la acción. Para abrir boca, una versión de la suite de la ópera pergeñada por Zbynek Vostrák en 1969, con tres piezas extraídas de cada uno de los actos originales, que contaba con versiones alternativas de Neumann (Supraphon 2003) y Kout (Arte Nova 2005) y que confirma tanto la calidad del contenido musical como la expectativa señalada en el párrafo anterior: ¿por qué no una Juliette de Mackerras, a ser posible recogiendo visualmente la propuesta simbólica del libreto de Georges Neveux? MARTINU: Suite y tres fragmentos de la ópera Juliette. MAGDALENA KOZENÁ (Juliette), STEVE DAVISLIM (Michel). FILARMÓNICA CHECA. Director: CHARLES MACKERRAS. SUPRAPHON SU 3994-2 (Diverdi). 2008. 53’. DDD. N PN Siendo Juliette o la llave de los sueños una de las cumbres de la producción, no sólo teatral, de Martinu no ha tenido, desde su estreno en Praga en marzo de 1938, demasiada fortuna sobre los escenarios ni en su proyección discográfica, aunque dispongamos de dos versiones completas, bajo la dirección de Jaroslav Krombholc (Supraphon 2002, recuperando un registro de 1965) y de Dietfried Bernet, testimonio de su reposición en el Festival de Bregenz de 2002 (VMS/Zappel Music 2003). Y es de desear que Mackerras se decida a afrontar una grabación íntegra de esta ópera: la admirable escritura vocal, la imaginación tímbrica y capacidad evocativa de la música del compositor de Policka hallan en la batuta del veterano director una traducción difícilmente mejorable para estos Tres fragmentos de la ópera Juliette H253A, ofrecidos en estreno absoluto en diciembre de 2008, y en las voces de la Kozená como Juliette —cuya solvencia en el repertorio de Martinu conocíamos ya por las canciones grabadas para Deutsche Grammophon en 2000— y de Davislim como el protagonista Michel intérpretes ajustados, tanto en La escena del bosque del acto segundo, encuentro de los amantes con la intervención casi mefistofélica del vendedor de Germán Gan Quesada PACHELBEL: Música para teclado. Vol. 1. FRANZ RAML, órgano y clave. MDG 614 1555-2 (Diverdi). 2008. 67’. DDD. N PN Franz Raml dedica un primer volumen a la música para tecla de Pachelbel (no hay intenciones de integralidad) en el que destaca como organista y resulta bastante insulso como clavecinista. Tres tocatas, una fuga, una fantasía, cinco preludios de coral, la Partita sobre Alle Menschen müssen sterben y una chacona constituyen la parte organística del recital, que Raml interpreta en el histórico Silbermann de la iglesia de San Pedro de Friburgo con una extraordinaria flexibilidad en el tratamiento de las articulaciones, variedad en el uso de registros y exuberancia ornamental. Especialmente interesante resulta la Partita, ocho variaciones sobre un coral que aparece justo al final, por su carácter de virtuosa majestuosidad. Raml completa el CD con una Suite, una chacona y una fantasía en un clave copia de Giusti, con indudable corrección, pero también con un fraseo que de pronto se vuelve demasiado rígido y una expresividad, seca y poco variada. Pablo J. Vayón PAGANINI: Caprichos op. 1. THOMAS ZEHETMAIR, violín. ECM 2124 (Diverdi). 2007. 67’. DDD. N PN Amandine Beyer MELANCOLÍA DE VERDAD MATTEIS: False consonances of Melancholy. Ayres para violín. GLI INCOGNITI. Violín y directora: AMANDINE BEYER. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 090802 (Harmonia Mundi). 2009. 72’. DDD. N PN N icola Matteis, violinista y compositor italiano afincado en Inglaterra, escribió estas breves obras —que apenas rondan los dos minutos de duración y raramente llegan hasta cuatro— con una evidente finalidad pedagógica. Las composiciones plantean todo tipo de dificultades, pero no por ello se quedan en un mero catálogo de acrobacias, porque también demandan una fina sensibilidad de su intérprete. Es el caso de la Sonata inicial, donde Beyer destila melancolía de la mejor ley. La extraordinaria violinista ofrece un recital incansable de sus al parecer inagotables recursos. De esta forma, asistimos a un mosaico de poemitas musicales, donde claro que no está ausente el más fino virtuosismo, como en el maravilloso soliloquio del Passaggio rotto. Pero Beyer también se E l salzburgués Thomas Zehetmair fue discípulo, entre otros, de Nathan Milstein pero ha destacado sobre todo como gran intérprete clásico, a menudo desde el historicismo, y por su compromiso con la creación contemporánea. Le atrae el virtuosismo de cualquier época y lo aborda desde el estilo propio que a ésta le corresponde, sin artificios y, si llega el caso, obviando la tradición interpretativa posterior a la creación de la obra que tiene entre manos. Así nos encontramos con este disco sorprendente y a la vez aleccionador y revelador. Es evidente que la escritura de Paganini es muy exigente e incluso renovadora. Paganini mira hacia adelante pero lo hace desde su propia época, es evidente, y esta evidencia es lo que pone de manifiesto Zehetmair, quien imprime a su interpretación un carácter clásico, sin abusar de los efectismos —de los portamenti innecesarios, por ejemplo, aun- lanza a fondo en las páginas que le permiten expresarse, como en la ternura desplegada en el Aria amorosa. Por momentos, se creería que Matteis fue una especie de doble de Biber y aunque no poseyera la originalidad rompedora del austriaco, músicas como la de la Sarabande —hermosamente balanceada por Beyer— , que parece recoger la tradición de la folía, colocan a Matteis en un inesperado primer plano del violín barroco europeo. Beyer articula con variedad el Aria burlesca pero sin ser áspera, manteniendo la línea cantable. Su soltura y facilidad de ejecución en la Gavotta son de todo punto admirables. Gran disco. Enrique Martínez Miura que la tradición los haya establecido como prácticamente preceptivos— pero sin renunciar a los efectos de la rica —y desafiante— escritura de Paganini. El virtuosismo de la escritura halla en Zehetmair un eficaz intérprete, a veces de una cierta rudeza, como cuando no teme dar relieve a los golpes de arco, en ocasiones de ataques casi percusivos, pero la claridad y la nitidez son totales y hay momentos de sonoridades realmente bellas. Así pues, un Paganini entre la modernidad y el historicismo que, visto el resultado, podría ser prácticamente lo mismo cuando se aborda un determinado repertorio. Josep Pascual PALOMO: Mi jardín solitario. Madrigal y cinco canciones sefardíes. Concierto de Cienfuegos. MARÍA BAYO, soprano; PEPE ROMERO, guitarra. CUARTETO LOS ROMERO. SINFÓNICA DE SEVILLA. Director: RAFAEL FRÜHBECK DE BURGOS. NAXOS 8.572139 (Ferysa). 2008. 74’. DDD. N PE 93 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/10/09 08:52 Página 94 D D I SI CS O C O S S PALOMO-PUCCINI D urante los cinco años que Lorenzo Palomo residió en San Diego, California, cultivó la amistad de Celedonio Romero, a quien conoció allí y quien le despertó el interés por la guitarra. Romero, antes de morir, le regaló un ejemplar de un pequeño libro de su autoría con una dedicatoria en la que podía leerse “… para que pongas tu magnífica música sobre algunos de estos poemas y así tendrán más valor…”. El espíritu popular y la sencillez de los textos se refleja en la música para voz y guitarra que aquí escuchamos en la voz de María Bayo junto a Pepe Romero, hijo de Celedonio, a la guitarra. Estos mismo intérpretes, familiarizados con la música de Palomo y artífices de grabaciones de ella que ya hemos comentado en estas páginas, dan vida en el compacto que nos ocupa al Madrigal y cinco canciones sefardíes, de características semejantes a la composición anterior pero con claros vínculos con el peculiar repertorio sefardí ya desde las propias melodías y textos en que se basa. Termina en programa con el Concierto de Cienfuegos, interpretado por los mismos músicos que lo estrenaron en Sevilla en junio de 2001. Su título se refiere a la población cubana en que nació Celedonio Romero, a quien va dedicada la composición. En ella se cruzan referencias musicales andaluzas y cubanas y, como es bastante habitual en su autor, abundan las imágenes y las evocaciones casi de un modo programático. Así, del intimismo de las canciones pasamos a una cierta exuberancia y a un gran colorido, aunque se mantiene siempre el vuelo poético característico en Palomo. Las versiones hacen plena justicia a esta hermosa música debida a uno de los compositores españoles más interesantes del momento actual, y ahí tenemos la expresividad serena de la maravillosa e inconfundible voz de María Bayo, el dominio indiscutible de Pepe Romero y su guitarrística familia, y la capacidad de Frühbeck de Burgos de extraer lo máximo no sólo de la obra que tiene entre manos sino también de la orquesta que está frente a él, que suena radiante y espléndida. 94 Josep Pascual Antoni Wit VIOLENCIA Y RECOGIMIENTO PENDERECKI: Utrenja. IWONA HOSSA, soprano; AGNIESZKA REHLIS, mezzo; PIOTR KUSIEWICZ, tenor; PIOTR NOWACKI, bajo; GENNADI BEZZUBENKOV, bajo profundo. CORO DE NIÑOS DE VARSOVIA, CORO Y FILARMÓNICA DE VARSOVIA. Director: ANTONI WIT. NAXOS 8.572031 (Ferysa). 2008. 75’. DDD. N PE Inspirada en la liturgia ortodoxa del Sábado Santo, la primera de las dos partes de Utrenja evoca la muerte de Jesús, mientras que la segunda representa su resurrección. Estamos pues ante una obra que, por época de composición, estética y tema, se relaciona íntimamente con dos de las más importantes creaciones de Penderecki, el Stabat Mater y la Pasión según san Lucas. Impresionante el coro desde el primer momento pero no menos impresionante es la orquesta ya desde su primera intervención destacada y masi- PEIROL D’AUVÈRNHA: Canciones de amor cortés. LA CAMERA DELLE LACRIME. Voz y director: BRUNO BONHOURE. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 0909903 (Harmonia Mundi). 2009. 73’. DDD. N PN Peirol de Auvernia nació sobre el año 1160 en el actualmente desaparecido castillo de Peirol, situado en las proximidades de Puy-de-Dôme. En su Sirventes des douze troubadours, Pierre de Vic cuenta de él que llevó la misma ropa durante treinta años y era más seco que la madera quemada. Su vocación y una cierta nobleza de sangre le impulsó a ser trovador, pero dada su pobreza tuvo que conformarse con ser trovero o juglar. Entró al servicio de Dauphin, conde de Auvernia y allí se metió en amores trovadorescos con la hermana de éste, una viuda llamada Sailde-Claustra. Como no le hizo mucho caso, partió para otras regiones, trabajó como juglar en pequeñas cortes del norte de Italia y en 1221 se fue en peregrinación a Tierra Santa, donde recorrió Palestina, Líbano y Siria, hasta que de regreso a Marsella se casó y su rastro desaparece en 1225. De su autoría se conservan va, justo cuando empieza el segundo movimiento de los cinco que forman la primera parte. En ambos casos nos damos cuenta de que estamos ante algo excepcional, además de ser una música entre ritual y teatral, de claros ecos arcaicos, como de misterio medieval, pero con la majestuosidad y con la intensidad expresiva de la música ortodoxa. Solistas extraordinarios también, con un bajo profundo que a veces parece increíble y con Wit dirigiéndolo todo con sus habituales autoridad y nervio. La profundidad de la primera parte, con su dramatismo que a veces se expresa con cierta contención y otras con gran despliegue de medios, no cede como cabría prever al llegar la segunda, de modo que la tristeza por la muerte no termina de convertirse en alegría por la resurrección. Al contrario, los fuertes contrastes entre la música que expresa recogimiento y la violencia que recorre la partitura una treintena de obras, la mayoría del género cansó y unas cuantas del denominado tenson o tenzón, configurado como diálogo poético entre dos personajes, que puede ser de contenido amoroso o cualquier otro y muy frecuentemente utilizado en las llamadas cantigas de escarnio y mal dizer. En el presente disco figura una interesente tenzón entre Peirol y Amor, Quant amors trobet partit, en la que se evoca el llamamiento a la Tercera Cruzada, convocada tras la reconquista de Jerusalén por Saladino. Es una de sus obras más recordadas, pero todas las contenidas en la grabación llevada a cabo por La Camera delle Lacrime, tienen una excepcional calidad, tanto poética, lo que puede comprobarse en su traducción del occitano al francés moderno, como musical. El disco es muy interesante por divulgar la obra del que fue un importante trovador, como demuestra el número de manuscritos que se conservan de su obra, muy poco transitada hasta el momento en los estudios de grabación, salvo algún pequeño ejemplo en antologías y que sepamos es éste el primero dedicado íntegramente a Peirol. Además, su audición es sumamente placentera y a ello contribuye mucho la adecuación vocal de Bonhoure, que como tenor lleva el peso principal en los poemas de principio a fin no se para en ningún momento. De hecho, esta resurrección es algo solemne, grandioso, quizá incomprensible, misterioso, pero no parece ser motivo de alegría, como cabría esperar, y nada tiene que ver esto con el triunfalismo de composiciones posteriores del mismo autor. Es un auténtico espectáculo sonoro, una experiencia inolvidable que conviene repetir, una obra maestra de un extraño pero innegable e irresistible poder de seducción. Josep Pascual musicales aquí recogidos, aunque es posible que como director se haya excedido un poco en la utilización de instrumentos orientales y particularmente de percusión, que es dudoso pasaran nunca por la mente del trovador de Auvernia ni aún durante su estancia en Siria, pero están usados discretamente para dar color. José Luis Fernández PUCCINI: Madama Butterfly. SENA JURINAC (Butterfly), HILDE RÖSSEL-MAJDAN (Suzuki), ERMANNO LORENZI (Pinkerton), KOSTAS PASKALIS (Sharpless). CORO Y ORQUESTA DE LA WIENER STAATSOPER. Director: BERISLAV KLOBUCAR. 2 CD ORFEO C 797.092 I (Diverdi). 1961. 128’. ADD. N PN La firma Orfeo está recuperando funciones de la Ópera de Viena y ahora nos propone Madama Butterfly, protagonizada por Sena Jurinac, cantante muy querida en la capital austriaca. La gran soprano ha dado interpretaciones ejemplares de Mozart, Strauss y otros autores centroeuropeos y estaba dotada de una voz bellísima, que dominaba con gran técnica, dando 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/10/09 08:52 Página 95 D D I SI CS O C O S S PALOMO-PUCCINI Claudio Abbado FERVOR PERGOLESI: Stabat Mater. Salve Regina. Concierto para violín en si bemol mayor. RACHEL HARNISCH Y JULIA KLEITER, sopranos; SARA MINGARDO, contralto; GIULIANO CARMIGNOLA, violín. ORQUESTA MOZART. Director: CLAUDIO ABBADO. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8077 (Universal). 2007. 65’. DDD. N PN Pocas veces se podrá escuchar este sublime Stabat Mater pergolesiano dirigido con semejante fervor, dentro de una sobriedad de concepto que se complementa con una transparencia de lectura que parece expurgar a la partitura de cualquier tentación de opulencia barroca para llegar al meollo más emocionante y expresivo siempre muestras de su gran profesionalidad, con un fraseo lleno de contrastes y de gran musicalidad. Su incursión en la desgraciada japonesa muestra sus cualidades, pero su estilo, a pesar de su entrega, no acaba de identificarse con la heroína pucciniana, faltándole fuerza expresiva en los momentos más densos, como la presentación del niño o el final, mientras que su primer acto está muy cuidado. El tenor Ermanno Lorenzi es un superficial Pinkerton, mientras que Kostas Paskalis sabe dar el carácter noble al cónsul, con un estilo elegante, siendo correctos el resto de intérpretes con la curiosidad de la presencia de Gundula Janowitz, como Kate Pinkerton. La gran calidad de sonido de la orquesta vienesa y su cohesión no son suficientes, porque la batuta de Berislav Klobucar da una versión genérica, donde el melodismo queda distante y los momentos dramáticos, faltos de mayor tensión. Albert Vilardell PUCCINI: Il trittico. RENATO BRUSON (Michele), MARILYN ZSCHAU (Giorgetta), VLADIMIR ATLANTOV (Luigi), PILAR LORENGAR (Suor Angelica), KERSTIN MEYER (La zia Principessa), WALTER BERRY (Gianni Schicchi), SONA GHAZARIAN (Lauretta), MARGARITA LILOVA (Zita), YORDI RAMIRO (Rinuccio). CORO Y ORQUESTA DE LA WIENER STAATSOPER. Director: GERD ALBRECHT. 3 CD ORFEO C 768.093 D (Diverdi). 1979. 157’. ADD. N PN de su escalofriante esencia. Una lectura atemporal, conseguida de una forma natural y fluida, donde cada movimiento encuentra su sentido propio perfectamente encuadrado en la arquitectura general de la obra. Un Abbado en estado de gracia (y nunca mejor empleada la expresión al tratarse de una obra de estas características) que halla en las dos solistas y en la orquesta la complicidad necesaria. Harnisch, soprano lírica de límpidos y delicados medios —ya ha colaborado con el director milanés en otro disco de carácter religioso y es una destacada Antonia en el Hoffmann recientemente publicado en DVD desde Ginebra— se complementa adecua- damente con la oscura densidad tímbrica de la Mingardo, una especialista en estos menesteres de sobra conocida. Aunque el Stabat Mater es el centro del registro, no es para desdeñar el sencillo pero brioso concierto para violín, oportunidad para que Carmignola demuestre una vez más, por si ello fuera necesario, su capacidad e imaginación instrumentales, con un sonido pleno, rico y translúcido, en continua ósmosis con el acompañamiento orquestal. En fin, Kleiter (pícara Papagena en disco con Abbado, virginal Pamina con Harnoncourt) aprovecha, muy bien sostenida por la sección de cuerdas de la Mozart, todas las posibilidades vocales de una obra, Salve Regina, aunque algo tópica, generosa en belleza y contenido. Pero detrás de todo ello se evidencia la mano segura, profunda, sustanciosa y sazonada, sin aspavientos ni excentricidades, de un director excepcional. Fernando Fraga El Cortesano POÉTICO REFINAMIENTO PISADOR: Si me llaman… EL CORTESANO. CARPE DIEM CD-16276 (Gaudisc). 2008. 68’. DDD. N PN P ublicado en Salamanca en 1552, el Libro de música de vihuela de Diego Pisador ocupa el quinto puesto entre las siete ediciones que de su género se publicaron en España a lo largo del siglo XVI y posiblemente es, junto a la de Daza, la menos conocida de todas. Si en su primer registro (sello Arcana), El Cortesano se ocupó de la obra de Daza, el segundo lo dedica justamente a la del compositor quizá salmantino (hay dudas sobre su lugar exacto de nacimiento). Como los buenos aficionados saben, El Cortesano es un dúo que forman el contratenor valenciano José Hernández Pastor y el vihuelista argentino afincado en Sevilla Ariel Abramovich. Sus interpretaciones se apoyan en un conocimiento detalladísimo de todo el sustrato cultural de la época que recre- O tra muestra de lo que eran las temporadas de la Ópera de Viena es Il trittico, de Puccini, con un reparto donde an: no es sólo ya la experiencia adquirida en el repertorio musical del XVI hispánico, sino un profundo acercamiento a la poesía tratada por los vihuelistas lo que acaba por determinar un tratamiento como éste, de exquisitez, sobriedad, elegancia y nobleza absolutas, sin la más nimia concesión al efectismo ni a la folclorización. El carácter polifónico de las obras se respeta hasta el final, pues las voces que suenan en la vihuela están colocadas en la grabación en un adecuado equilibrio con la de Hernández Pastor, quien admira tanto por la claridad de su dicción como por la forma de matizar las imágenes poéticas de los temas, obteniendo una expresión siempre franca y directa, cargada de sugerencias y de matices variados, aunque en general el dúo se recrea en los tonos más melancólicos, y ello merced al uso de tempi lentos, pequeños contrastes de dinámicas en las cercanías del piano y sugerentes rupturas de la línea provocadas por el inteliintervienen cantantes de muchas nacionalidades. En Il tabarro destaca la presencia de Renato Bruson, que sabe transformar su voz lírica, en una expresión capaz de expresar las dudas y deseo de venganza, con todo lujo de detalles, gente empleo de los silencios. Todo ello se presenta en cualquier caso bajo una apariencia de sobriedad y de naturalidad (la toma sonora es ideal en este sentido) que recuerda en buena medida el disco de vihuelistas que grabaron hace ya más de una década Carlos Mena y Juan Carlos Rivera para Almaviva. Ese es, junto al Claros y frescos ríos de Núria Rial con José Miguel Moreno (Glossa), el lugar de este nuevo trabajo de El Cortesano, es decir, codo con codo con los más grandes de la fonografía en su género. Pablo J. Vayón estando acompañados por el valiente y seguro Vladimir Atlantov que imprime una gran pasión a su personaje, siendo sólo correcta Marilyn Zschau, con una visión lejana del personaje. La triunfadora en Suor Angelica es la soprano arago- 95 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/10/09 08:52 Página 96 D D I SI CS O C O S S PUCCINI-SAARIAHO nesa Pilar Lorengar, que sabe remarcar, con un fraseo contrastado, los sufrimientos y el carácter de la desgraciada monja, mostrando una cuidada alegría ante sus compañeras, pero un gran dolor cuando piensa en el hijo muerto, estando acompañada por Kerstin Meyer, con buenos medios, pero con un carácter al que le falta una cierta autoridad. Quizá la más completa es Gianni Schicchi, donde Walter Berry muestra cómo, con unos medios inferiores a otros, se puede dar una gran interpretación, con un total dominio del estilo. Dentro del amplio reparto destaca la delicada Sona Ghazarian con una aria muy bien cantada, Yordi Ramiro, tenor que con su voz lírica da el impulso juvenil a Rinuccio. Gerd Albrecht, al frente de los grandes músicos vieneses, consigue una versión interesante, remarcando las diferencias entre cada una de las obras, reflejando su sutileza melódica. Albert Vilardell RACHMANINOV: Conciertos para piano. SERGEI RACHMANINOV, piano. ORQUESTA DE FILADELFIA. Directores: EUGENE ORMANDY Y LEOPOLD STOKOWSKI. 2 CD MEMBRAN 232676 (Cat Music). 1929-1940. 115’. DDD. H PE 96 Son del todo comprensibles las reservas que algunos aficionados puedan tener hacia estas añosas grabaciones de tan precario sonido, pero es evidente que su valor artístico e histórico sigue siendo todavía hoy enorme. No está de más recordar que el gran Leopold Stokowski, que llevaría a la Orquesta de Filadelfia a las más altas cimas de su historia, daba con la grabación del Segundo Concierto en abril de 1929 y en la Academy of Music de Filadelfia, ante un aforo de unas 3.000 personas, un paso decisivo en la consolidación del sistema de grabación eléctrica. Fue una experiencia “emocionante”, en palabras del propio Rachmaninov. Casi once años después sería el húngaro Eugene Ormandy, sucesor de Stokowski en Filadelfia, el encargado de arropar al compositor en las interpretaciones de los tres conciertos restantes. Y lo que éste nos dejó fue un pianismo que ahora suena como de otro tiempo (y de hecho lo Alexander Lazariev UNA BELLA SORPRESA QUE NO ESPERÁBAMOS RIMSKI-KORSAKOV: Sneguroshka. IRINA ZHURINA (Sneguroshka), IGOR MOROZOV (Mizguir), ALEXANDER FEDIN (El zar Berendei), NINA TERENTIEVA (La Primavera), GREGORI SELEZNEV (El Invierno), TATIANA ERASTOVA (El pastor Lel), LIUDMILA SERGIENKO (Kupava), RAISA KOTOVA (Boblija). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO BOLSHOI DE MOSCÚ. Director: ALEXANDER LAZARIEV. 3 CD MELODIYA MEL CD 10 01526 (Diverdi). 1987. 171’. DDD. R PM E sta Sneguroshka, o La doncella de nieve (1881), es la tercera ópera de las quince que compuso Rimski-Korsakov. Después del experimento de recitativo a lo Dargomishki en Pskovitanka; después de la vena cómica y ya algo fantástica de Noche de mayo (Gogol), Rimski da por fin con Pushkin y su inagotable fuente de leyendas, y se apodera de lo fantástico como la base de expresión que le resulta más adecuada. No va a renunciar por completo a la historia y su revisión, pero lo fantástico será lo propio de su explicación de la realidad en sus obras más destacadas, como Sadko, como Kachei el inmortal, como Kitezh, como El gallo de oro. Y lo que descubre también es que, sin hacerle ahora ascos al recitativo de marras (que seguirá respetando, que le seguirá tentando: pensemos en su Mozart y Salieri), lo suyo es el cantabile, el arioso, el aria pura en su mayor desarrollo. Y lo demuestra así desde el principio, en ese Prólogo de 40 minutos de esta ópera bella como pocas: el poema sinfónico, o la música descriptiva, se entreveran con el canto de los personajes, como esa introducción de la es, como se evidencia por ejemplo en los singulares rubatos y en algunos finales de frase algo rudimentarios que hoy serían seguramente impensables en una sala de conciertos), pero también un virtuosismo de un barbarismo arrollador (¡qué cadencia la del primer movimiento del Primer Concierto!) y un temperamento indomable en la estela de un romanticismo heroico que real- Primavera y los pájaros. Esta grabación es de 1987, pero si nos dijeran que es anterior, de la época de plenitud del Bolshoi de los años 50, lo creeríamos, aunque la calidad sonora es demasiado buena para esa década en la Unión Soviética. Y lo creeríamos porque el reparto es espléndido. La dirección de Alexander Lazariev, que sigue la tradición rusa de defensa de lo mejor del patrimonio nacional (él había “desenterrado” El jugador, de Prokofiev, unos doce años antes de este registro), es espléndida, con un despliegue de polifonías y colores que pueden inducir auténticas euforias en el cada vez más encantado oyente de este fonograma. El Prólogo ya nos brinda una muestra de tres de los protagonistas para que quedemos plenamente convencidos: los padres, que son la elegante Primavera y el cómico invierno, los asumen la mezzo Nina Terentieva y el bajo Georgi Seleznev, mientras que “la chica”, Sneguroshka, la protagonista e hija de ambas estaciones, es la soprano Irina Zhurina. Contraste agudo de voces, de la pasta densa de Terentieva a la delicada vibración con toques infantiles de Zhurina, pasando por las honduras, jocosas más que bufas, de Seleznev. Estamos ante la tradición, que creíamos rota para esa época, pero ahí está en cuanto a color, frase y alcance. El mundo de los humanos, que tentará a Sneguroshka como a una rusalka cualquiera, lo encabeza el zar Berendei, cantado por el tenor Alexander Fedin, en el que Rimski personifica, de manera antihistórica, una legitimidad zaba de forma espectacular el componente épico de sus interpretaciones. Nadie supo después seguir sus pasos. Una forma de entender la música que se resistía a abandonar este mundo se iba acercando a su ocaso, y es así que los últimos ecos del siglo XIX aún resuenan en estas grabaciones para la historia. Asier Vallejo Ugarte de los zares que se remonta a la noche de los tiempos; un personaje algo empalagoso en el despliegue de Rimski para dar una figura de “buen zar que escucha al pueblo”. El verdadero galán de esta ópera es Mizguir, cantado aquí con buen gusto y mucho arte por Igor Morozov. Varias voces femeninas llaman nuestra atención, y de qué manera: Tatiana Erastova, con una voz de mezzo o contralto bella y espesa para el pastor Lel; Raisa Kotova, otra mezzo, para Boblija; o la soprano Ludmila Sergienko para Kupava, la que disputa a la protagonista el amor del humano Mizguir. Pero el reparto es amplio, y el nivel es excelente. Estamos ante una grabación soberbia de una ópera bella, con complicaciones de tramas, pero sin especiales problemas musicales, con líneas muy bellas, mucho canto de belleza inmediata, una joyita interpretada por Lazariev y su equipo con un nivel tan alto que el resultado es necesariamente atractivo. Creo que no se ha visto-oído este fonograma por estos pagos, pero tiene tanto interés y es tan hermoso que ha merecido la pena esperar estas dos décadas más dos años. Una preciosidad, insistimos. Santiago Martín Bermúdez 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/10/09 09:13 Página 97 D D I SI CS O C O S S PUCCINI-SAARIAHO RICCI: Corrado d’Altamura. (Selección). DIMITRA THEODOSSIOU (Delizia), DIMITRI KORCHAK (Roggero), JAMES WESTMAN (CORRADO), ANN TAYLOR (Bonello). CORO GEOFFREY MITCHELL. ORQUESTA PHILHARMONIA. Director: ROLAND BÖER. OPERA RARA ORR 246 (Diverdi). 2008. 79’. DDD. N PN Esta es la segunda incursión de Opera Rara en el mundo de Federico Ricci, compositor nacido en Nápoles, de una familia con gran tradición musical, incluido su hermano Luigi, con el que colaboró en ocasiones. Si primero fue una selección de La prigione di Edimburgo, su cuarta ópera, ahora nos presenta una amplia variedad de fragmentos de Corrado d’Altamura, su séptima obra, estrenada con gran éxito en la Scala en 1841, lo que motivó que el rey de Saboya le encargara la cantata para la boda del príncipe heredero. El tema es parecido a la primera ópera de Verdi, Oberto, y Ricci crea una música que es un ejemplo de la forma de componer de la época, con páginas muy interesantes, entre las que destacaremos, en el prólogo, el bello dúo entre Delizia y Roggero, mientras que en el acto primero son inspiradas el aria de Corrado y el largo final, volviendo a destacar la vitalidad del cierre de la obra. Entre los intérpretes destacan Dimitra Theodossiou, con una voz potente y segura, a la que aporta su fuerza y entrega, junto al canto delicado de Dimitry Korchak, la buena línea de James Westman, siendo Ann Taylor una cantante musical, pero con limitada expansión. La base orquestal está a cargo de la Philharmonia Orchestra, bajo la dirección de Roland Böer, con una versión que muestra de forma suficiente el estilo, mantiene la cohesión y refleja una cierta profundización. Albert Vilardell nías de Nino Rota son obras casi juveniles pero ya genuinas muestras del estilo de su autor. Domina la melodía en un entorno neoclásico de claros referentes del barroco al impresionismo, y todo organizado de un modo diáfano a partir de estructuras tradicionales. Así pues, tenemos aquí al Rota de siempre, el que fue fiel a sí mismo desde el principio de su carrera, sin dejarse tentar por las audacias vanguardistas. Parece dominar un cierto programatismo en estas sinfonías, lo cual podría explicar algunos episodios desconcertantes, como es el caso del primer movimiento de la Sinfonía nº 1 hacia los cuatro minutos, que parece que llega una fuga pero no es así, lo mismo que pasa algo más de un minuto después. Es entonces cuando va luchando por imponerse un lenguaje contrapuntístico que no liga demasiado con el lirismo y el dramatismo de Rota. Será que buscaba una armonía de contrarios, tal como sucede cuando nos percatamos de la convivencia entre pasajes casi de concerto grosso con otros de una expresividad casi pucciniana. Y es que no faltan contrastes a lo largo de esta poco más de una hora de espléndida música y es algo que parece consustancial a su autor. Un cierto neorromanticismo más que neoclasicismo domina la encantadora Sinfonía nº 2, de una atmósfera bucólica que a veces puede evocar en nosotros al Mahler más amable y, sobre todo, a Vaughan Williams. Las versiones dirigidas por Marzio Conti —eficaz defensor de la obra de Rota en anteriores grabaciones— expresan con claridad toda la riqueza y variedad de climas de estas dos obras interesantes. La orquesta, la Filarmonica ’900 del Teatro Regio di Torino, fue fundada en 2003 por iniciativa de los integrantes del foso turinés con el objetivo de profundizar en la música sinfónica del siglo XX y su nivel, tal como puede apreciarse en este compacto, es más que notable. ROTA: Josep Pascual Sinfonías nº 1 y nº 2. FILARMONICA ’900 DEL TEATRO REGIO DI TORINO. Director: MARZIO CONTI. CHANDOS CHAN 10546 (Harmonia Mundi). 2005-2006. 62’. DDD. N PN E scritas simultáneamente entre 1935 y 1940, las dos primeras de las cuatro sinfo- SAARIAHO: L’amour de loin. DANIEL BELCHER (Jaufré Rudel), EKATERINA LEKHINA (Clémence), MARIE-ANGE TODOROVITCH (Peregrino). RUNDFUNKCHOR BERLIN. DEUTSCHES SYMPHONIE-ORCHESTER BERLIN. Director: KENT NAGANO. 2 SACD HARMONIA MUNDI HMC 801937.38. 2006-2008. 121’ DSD. N PN Christian Gerhaher LA VOZ DEL POETA SCHOECK: Notturno. CHRISTIAN GERHAHER, barítono. CUARTETO ROSAMUNDE. ECM New Series 2061 4766995 (Diverdi). 2007. 43’. DDD. N PN S uiza, país limítrofe con la Europa de las guerras, país pacífico y políglota, permaneció en delicado equilibrio con respecto a las movidas aguas de la música continental. No le afectaron las violencias bélicas ni estéticas pero guardó siempre una atenta mirada hacia la modernidad trasalpina. Así se detectan en sus nombres más notorios —Arthur Honegger y Frank Martin, por ejemplo— las impregnaciones germánicas del expresionismo y la nueva objetividad, así como los lazos familiares con el Grupo de los Seis francés. Otmar Schoeck (18861957) es un excelente caso de germanismo delicadamente traducido que no ignora las finuras armónicas propias de la Francia tradicional y contemporánea. Esta obra singular, estrenada en Zúrich en 1933 y que ya conocemos por la infatigable curiosidad discográfica de Fischer-Dieskau, sintetiza su estética y, si se miran detalles biográficos, su deriva personal. Motivada por amores con nombre y apellido, primero dio como resultado un trabajo pianístico, Consolation (1919), alguno de cuyos temas reaparece en Notturno. Pero la solución alcanzada en éste responde a una forma libre e inclasificable, que recuerda a ciertos poemillas para voz y cuarteto de Ottorino Respighi, igualmente basados en sólidas referencias literarias y con primacía evidente de la voz sobre un fondo climático de cuerdas de recatada e íntima resonancia. Los vasos comunicantes aparecen declarados: el primer Alban Berg y el también inicial Schoenberg, el de Noche transfigurada, Espera y El libro de los jardines colgantes. Una atmósfera nocturna y delicuescente, conseguida por sutiles Estrenada en Salzburgo en 2000, L’amour de loin, la primera ópera de la finesa Kaija combinaciones acórdicas y melodías que eluden la resolución, manteniendo anhelosas tensiones, un matizado uso de los timbres y una alternancia de trasfondo para la voz con momentos interlúdicos que desarrollan un esquema de sonata, arropa el intenso recitado de la voz, que sigue la versificación —en parte hímnica y en parte cancioneril— del romántico Nikolaus Lenau con un remate breve tomado del paisano suizo Gottfried Keller. Los textos escogidos siguen con rigor una línea fuerte del romanticismo: la voz solitaria del poeta, su nocturno lamento de amor dolido, su apego elegíaco por la decadencia y la muerte, un retenido patetismo que convierte la queja en una suerte muy peculiar de gozo y voluptuosidad. La versión de esta difícil partitura es impecable y quede subrayado que este nivel de obras o se hace a esta suprema altura o mejor quédese usted en casa. Gerhaher, bien querido, valorado y aplaudido entre nosotros, está magistral en su exigente parte de recitación apenas cantada, donde luce una dicción diamantina, un juego de sutilezas expresivas de incontable catálogo y una riqueza de registros —en especial, el grave— que ya resulta tópico reconocerle. Exquisita de timbración, de sugestión poética y equilibrio, es la faena del cuarteto que no nos atrevemos a denominar acompañante porque la tarea es de equipo, disciplinada, aunada, completa. Blas Matamoro Saariaho, relato de la fascinación lírica y amorosa del trovador Jaufré Rudel por la condesa de Trípoli sobre magnífico libreto de Amin Maalouf, cuenta, cosa inhabitual en el terreno de la ópera contemporánea, con dos 97 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 98 D D I SI CS O C O S S SAARIAHO-SZYMANOWSKI grabaciones en menos de una década: tras la versión en DVD editada por Deutsche Grammophon en 2005 —una producción de la Ópera Nacional Finlandesa, con el tándem SalonenSellars—, Harmonia Mundi brinda una grabación en estudios alemanes bajo la dirección de Kent Nagano. Obviamente, se impone la comparación: la batuta del japonés, que rinde bien en los pasajes puramente orquestales, como el preludio o los interludios del acto cuarto, se escora hacia lo dramático, en posible detrimento del elemento fantástico y dotando a los tempi de un mayor brío —sólo hay que comparar las dos horas de su versión con los 135 minutos de la de Salonen— frente al menor brillo en percusión y maderas, pero calidez e intensidad indudables, de la del finlandés; si ello impide en ocasiones una percepción nítida del coro (que, por otra parte, canta siempre fuera de escena en la lectura audiovisual), contribuye sin embargo a impulsar un reparto que, siendo más que correcto, no alcanza la profundidad, contención y expresividad del trío Finley-Groop-Upshaw en la grabación de DG. No obstante, y de manera paradójica, prescindir de la absorbente sugerencia simbólica que despliega el estatismo y esencialidad de la escenografía de Sellars en el mencionado DVD acude en beneficio de esta nueva aproximación discográfica en que, con extrema calidad sonora, quedan aun más de manifiesto el valor de la orquestación de Saariaho, su casi siempre tersa escritura vocal y su inteligente uso de elementos melódicos, y de sus consecuencias armónicas, y tímbricos literal o esencialmente medievales u orientalizantes. Germán Gan Quesada SCHUMANN: Obras para piano y de cámara. Vol. 7. 12 Piezas a cuatro manos para niños grandes y pequeños op. 85. Escenas de baile. 9 Charakteristische Tonstücke op. 109. Kinderball. Sechs leichte Tanzstücke op. 130. Álbum para la juventud op. 68. ERIC LE SAGE, FRANK BRALEY, DENIS PASCAL, piano. 2 CD ALPHA 145 (Diverdi). 2008. 133’. DDD. N PN Séptimo volumen de la colec- 98 ción que está llevando a cabo Eric Le Sage sobre la obra para teclado y música de cámara de Nikolaus Harnoncourt TREPIDANTE FAUSTO SCHUMANN: Escenas de “Fausto de Goethe”. CHRISTIAN GERHAHER, barítono; CHRISTIANE IVEN, mezzo; ALASTAIR MILES, FRANZ-JOSEF Selig, BAJOS; WERNER GÜRA, TENOR; MOJCA ERDMANN, soprano; BIRGIT REMMERT, ELISABETH VON MAGNUS, contraltos. CORO DE LA RADIO DE HOLANDA. CORO DE NIÑOS DE HOLANDA. ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW DE ÁMSTERDAM. Director: NIKOLAUS HARNONCOURT. 2 SACD RCO Live RCO 09001 (Diverdi). 2008. DSD. 119’. N PN No es la música dramática la parte mejor conocida ni más frecuentada de la producción de Schumann. Pero Harnoncourt, Director Invitado Honorífico de la Royal Concertgebouw, con la que ha conseguido algunos logros memorables, defiende la alta categoría de esta parte del corpus schumanniano, y como “por sus obras los conoceréis”, ha afrontado ya con notable éxito partituras como Genoveva o Das Paradies und die Peri. No podía faltar en este trayecto la interpretación de las Escenas de Fausto sobre textos de Goethe. El músico de Zwickau trabajará durante nueve años en Robert Schumann con Alpha, en el que se incluyen básicamente las obras más pedagógicas del autor, aquellas páginas pensadas para los alumnos, quienes a través de la escritura romántica se formaban (y continúan formándose) como músicos y más en concreto como pianistas. El intérprete sigue dando muestras de salud interpretativa con unas versiones llenas de seriedad y fantasía, donde una de sus prioridades es la consecución de un sonido terso y libre, lleno de colorido y vigor. Su Álbum para la juventud op. 68 es todo un ejemplo interpretativo de cómo se pueden compaginar la libertad con el rigor; donde además infunde a las piezas gravedad y sobre todo una sensación de plenitud lograda gracias a un actitud entregada desde la más absoluta cordura. El efecto es un Schumann lleno de poesía y belleza sonora que narra a través de cada partitura todo un mundo de sensaciones que el esta obra, labor interrumpida en múltiples ocasiones por problemas de salud. La partitura no tiene continuidad en cuanto a la acción, pero su contenido dramático es sin duda intenso, de manera que el resultado, como oratorio dramático, es más que convincente, especialmente cuando se encuentra servido, como en esta ocasión, por una interpretación espectacular. Lo es la del ya honorable (80 años en este 2009) Harnoncourt, cuya precaria salud ha sido recientemente motivo de ciertos rumores de alarma. El fundador del Concentus Musicus demuestra en esta versión (grabada en directo) una vez más hasta qué punto la férrea convicción con la que se aproxima a las partituras desempeña un papel decisivo en el resultado interpretativo. Desde la obertura, un juego de claroscuros entre tinieblas y luz, hasta el exultante coro Gerettet ist das edle Glied, pasando por el misterio de la transfiguración de Fausto o el ominoso clima en la escena de su muerte, la interpretación es, como gusta el maestro, una verdadera sacudida para el oyente, que simplepianista describe elocuentemente. La asociación con Frank Braley (Op. 85) sigue obteniendo las mismas virtudes que en anteriores entregas: la compenetración entre ambos da fruto en unas interpretaciones frescas y libres de prejuicios, llenas de optimismo, fantasía y colorido. El dúo transmite concentradamente con meticulosidad y nitidez, a través de una expresión que fluye con naturalidad y llaneza. La colaboración con Denis Pascal en los Opp. 109 y 130 proporciona un sonido más homogéneo, quizás pétreo y más osado pero de un empuje sorprendente: sus interpretaciones son especialmente articuladas y estrictas con lo que pide la partitura y trasmiten precisión y regularidad: su Schumann brillante y preciso, arrollador y cálido. Emili Blasco SHOSTAKOVICH: Sinfonía nº 10 op. 93. TORMIS: Obertura nº 2. SINFÓNICA DE CINCINNATI. Director: PAAVO JÄRVI. TELARC CD-80702 (Índigo). 2008. 68’. DDD. N PN mente no puede permanecer indiferente ante esta trepidante lectura, en la que hay de todo, desde sutileza hasta exaltación (el final de la obra). Todo dibujado con un magnetismo irresistible, con una orquesta prodigiosa y un elenco sobresaliente, presidido por un excepcional Gerhaher, con un imponente —aunque se le van notando los años— Miles y el lujo de un Güra sensacional, pletórico. En fin, es difícil extraer más partido de esta interesante pero nada fácil partitura. Magnífica interpretación, magnífica grabación, y reveladora adición al catálogo, que no deben perderse incluso si tienen ya la versión de Abbado (Sony). Chapeau, maestro. Rafael Ortega Basagoiti P odríamos decir que la Décima de Shostakovich es una sinfonía agradecida. Que te da como resultado bastante más de lo que hay que ponerle de esfuerzo interpretativo. Eso parece, pero es probable que no sea así. Esto es así de grande, de inquietante, de hermoso. La interpretación nos parece sencilla, basta con saber ser grotesco y chirriante en el breve Allegro, con poner “poesía de la desolación” en los lentos, con sobresaltar o incluso asustar con los allegros… ¿Acaso no se podría decir lo mismo de la mayoría de las sinfonías de este enorme compositor? La Décima es de las grandes, pero no de las más dilatadas, épicas, heroicas; es de las que combinan, taimadas, lo estridente y lo angustioso, y no llegan a la amplitud de la Séptima, la Once, la Doce… Además, es la primera que estrena el compositor después de la muerte del eunuco georgiano. Hemos oído 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 99 D D I SI CS O C O S S SAARIAHO-SZYMANOWSKI muy a menudo esta sinfonía, el aficionado la conoce de sobra, y podemos decir que si es una pieza agradecida es porque hay que ponerle mucho matiz; más matiz que virtuosismo, aunque en ese juego de contrastes (que en determinados momentos nos emocionan, claro está) el virtuosismo de orquesta y batuta no estén de más. Agradecida, sí, y ahí están los resultados. Pero a cambio de un planteamiento como el de Paavo Järvi con la Sinfónica de Cincinnati, que creemos que puede figurar entre los destacados de esta sinfonía tan visitada por grandes maestros desde mucho antes de que fuera habitual tocar las sinfonías de Shostakovich, y antes aún de que se grabaran sus integrales. No desmerecerá esta lectura en una discoteca exigente. Además, tiene el complemento feliz de esos algo más de once minutos con una obra muy de la misma escuela, la Obertura nº 2, de Veljo Tormis, compositor estonio nacido en 1930 (en consecuencia, en la Unión Soviética de entonces) y que trabajó mucho con Shostakovich. Un día acaso comprobemos que el compositor más fértil en seguidores y en continuidad de escuela, en todo el siglo XX, ha sido Shostakovich. Sus seguidores, como Veljo Tormis, continúan su inspiración y van más allá. No invocan su nombre o su aportación para hacer otra cosa. En fin, la Obertura nº 2 de Tormis es un excelente final para este CD. Santiago Martín Bermúdez SIMONSEN: Obertura en sol menor. Sinfonías nº 1 “Zion” y 2 “Hellas”. SINFÓNICA DE JUTLANDIA. Director: ISRAEL YINON. CPO 777 229-2 (Diverdi). 2006. 71’. DDD. N PN C uando se empieza a escuchar la Obertura en sol menor de Rudolph Simonsen (1889-1947), la reacción inevitable es la de pensar en un aburrido ejercicio escolástico, sin personalidad alguna y totalmente igual a montones de otras oberturas anónimas. Pero, en fin, su autor tenía 21 años cuando la compuso y, por tanto, debía estar todavía buscando su estilo. En todo caso, como apertura de este disco, no despierta mucha atención. Todo cambia a raíz de la Sinfonía en do menor Mark Fitz-Gerald UNA PEQUEÑA MARAVILLA SHOSTAKOVICH: verdadera sorpresa. Es cierto que se trata de obras desconocidas, pero la partitura de Shostakovich para Las amigas, película de 1935 de Lev Arnshtam, la forman algo más de tres cuartos de hora de música de una riqueza y una variedad que no esperábamos. Comienza con un fragmento del Cuarteto de 1938, que Shostakovich añadió con motivo de la restauración de la película en 1960, y siguen una serie de números en los que hay tanto música coral a cappella (cantos populares, himnos) como música densa y música ligera y música puramente popular. Casi todos, casi cada uno de estos 23 cortes tienen algo destacado, algo hondo que sacar de esta historia que refiere el papel de la mujer en la guerra civil y en el intento de construcción del socialismo. Ese arreglo de la Internacional para banda popular no tiene desperdicio, o el mismo himno, distorsionado en una línea herida del teremin, instrumento recién inventado en Rusia por entonces; o el coro a cappella de hombres y niños, en gamas dinámicas bajas; o los números para cuarteto de cuerda, a veces reforzado por otros instrumentos (piano, trompeta); las fanfarrias, siempre carentes de pathos, siempre dignas y a veces festivas; o la belleza y el desamparo del Adagio que cierra la secuencia. Atención, la música la compone Shostakovich en pleno éxito de Lady Macbeth de Msensk y antes de la condena de esta ópera. La recupera el pianista y director británico Mark Fitz-Gerald, especialista en nuestro compositor. Fitz-Gerald parte del material que le ha facilitado la familia de Shostakovich y consigue una secuencia bella, emocionante, inigualable. Rule Britannia! es música teatral para el Teatro de Jóvenes trabajadores de Leningrado. La obra de tal título era de Adrian Piotrovski, uno de los muchos desaparecidos durante los años de lo que Robert Conquest ha llamado el Gran Terror, al final de la década de los 30, cuyo principio había visto el estreno de esta obra. Los restos de esta partitura eran más problemáticos que los de Las amigas, y Fitz-Gerald ha conseguido rescatar seis números de algo menos de nueve minutos, orquestando a partir de la partitura pianística del compositor. Alguno de los números los pasó Shostakovich, más o menos transformados, a otras partituras teatrales. La música para Saludo a España es un encargo oficial de Leningrado en la época en que el compositor ya estaba en cuarentena. El destino era una pieza teatral de Alexander Afinogenov en el que hay una contrafigura de Dolores Ibárruri, “Pasionaria”, a través de la entrega de sus hijos a la causa de la República frente a la agresión de los militares traidores. Es enternecedor oír A las barricadas, de Valeriano Orobón, a “Zion” (1920), la primera de las cuatro escritas por este compositor. Aquí sí que se deja ver al alumno de Carl Nielsen, a un músico que no duda en manipular la forma sinfónica tradicional para, a través de un programa más o menos explícito que evoca la huida del pueblo judío de Egipto hacia la Tierra Prometida, levantar una obra que se construye a partir de pocos temas, pero trabajados con maestría, tanto en el plano del contrapunto como en el de la variación. Las sonoridades recias y abruptas, y los ritmos irregulares, acaban de perfilar una sinfonía que da la sensación de revolverse, de querer luchar y gritar. Y ello sin necesidad de que aparezcan temas judíos en ningún momento… La Sinfonía nº 2 “Hellas” (1921) ya no sorprende tanto. Da la sensación de querer repetir el esquema de la anterior sólo que aquí con la Grecia clásica como excusa. En todo caso, la grabación despierta el apetito por conocer las otras dos sinfonías de Simonsen, subtituladas Las amigas op. 41 a, reconstrucción de Mark Fitz-Gerald. Rule, Britannia! op. 28. Saludo a España op. 44. Movimiento sinfónico, incompleto. CELIA SHEEN, TEREMIN; KAMIL BARCZEWSKI, bajo. CAMERANA SILESIA. SINFÓNICA DE LA RADIO NACIONAL POLACA. Director: MARK FITZ-GERALD. NAXOS 8.572138 (Ferysa). 2008-2009. 73’. DDD. N PE U na cappella, en estos labios polacos de la Camerata Silesia. De nuevo, lirismo, música ligera, himnos, música popular. Pero ahora sólo once minutos de música. A destacar la bella Canción de Rosita, que recuerda a Chaikovski y a Grieg. Para terminar, un Fragmento Sinfónico que Shostakovich no incluyó en su “extraña” Novena Sinfonía del final de la guerra mundial; este fragmento lo estrenó Rozhdestvenski hace tres años, cuando el centenario, y ahora nos llega por primera vez en disco. Es una pieza heroica, dramática y a veces solemne, contraria al clima general de la Novena del compositor, que daba la impresión de huir del modelo de “Novena” que todos esperaban de él. Este disco es algo más que un bello concierto, que un espléndido concierto. Es un regalo para todos los que sienten esa vibración poderosa que produce la música de Shostakovich cuando se ha penetrado siquiera un poco en su secreto. Lo que no es tan difícil, y menos con discos como éste, en el que un coro y una orquesta polacos se ponen a las órdenes de un estudioso y director que conoce las profundidades de la obra de nuestro compositor. Imprescindible. Santiago Martín Bermúdez “Roma” y “Dinamarca”. Y si es en versión de Israel Yinon, un incansable y formidable apóstol de rarezas que aborda con un fuego y un nervio indiscutibles, pues mejor que mejor. Juan Carlos Moreno SZYMANOWSKI: Obras completas para violín y piano. ALINA IBRAGIMOVA, violín; CÉDRIC TIBERGHIEN, piano. HYPERION (Harmonia Mundi). CDA67703. 2008. 77’. DDD. N PN 99 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 100 D D I SI CS O C O S S SZYMANOWSKI-ZEMLINSKY Alina Ibragimova al violín y Cédric Tiberghien al piano ofrecen un disco dedicado enteramente a las obras completas para dichos instrumentos de Szymanowski; un disco que sobresale por la calidad de sus intérpretes, quienes trazan cada obra con especial excelsitud y una técnica instrumental extraordinaria. Ambos poseen un dominio de su instrumento arrollador, y esto les permite afrontar la dificultad del repertorio, que lo es y mucho, con un resultado impetuoso y generoso. El dúo, perfectamente compenetrado, aborda estas cimas del repertorio con seguridad y evidencias claras de maestría; donde ambos firman solamente virtudes y aciertos. Así, hablar de Ibragimova significa hablar de una violinista que a pesar de su extrema juventud (¡solamente tiene veintidós años!) ya engendra esa elegancia y soltura que no todos consiguen; la afinación es impecable y su sonido brillante e intenso, rico en contrastes y colores. Muy segura de sí misma, interpreta a Szymanowski con esa clara evocación que sugiere el postromanticismo del polaco. Su fraseo, que es poético y refinado pero sobre todo vigoroso comulga con el piano de Tiberghien, quien a su vez también asume su papel lleno de madurez y solvencia. Éste corona el trabajo de Ibragimova con unas intervenciones llenas de variada expresividad y un sonido cálido pero terso. El pianista exhibe un fraseo flexible y unas condiciones portentosas para transmitir delicadezas y en definitiva matices. Estamos hablando de un Szymanowski que hierve, vital, lleno de fibra y que en todo momento muestra su cara más resplandeciente. Basta con escuchar cualquier pieza para darse cuenta de que aquí no solamente cuentan los detalles y lo preciso (que también), sino que ante todo surge una musicalidad radiante y sugestiva, una forma de abordar las partituras con creatividad y mucho nervio. Emili Blasco TESSARINI: Sonatas en trío op. 12. 2 Sonatas para flauta y continuo. IL BELL’ACCORDO ENSEMBLE. 100 BRILLIANT 93983 (Cat Music). 2008. 65’. DDD. N PE L as seis Sonatas en trío op. 12 de Carlo Tessarini fueron publicadas en Londres hacia 1749. De vivaldiana estructura tripartita, las piezas resultan estilísticamente más cercanas al estilo galante que al barroco pleno. El flautista Gabriele Formenti y la violinista Micol Vitali tocan las voces superiores acompañados por un continuo a base de violonchelo, tiorba/guitarra y clave en estas interpretaciones en las que los contornos del bajo quedan en determinados pasajes algo desdibujados, pese a lo cual resultan en general fluidas, equilibradas y de contrastes suaves, bien marcado en cualquier caso el carácter expresivo de los tiempos lentos centrales, que son ornamentados con muy buen gusto, sobre todo por parte de Formenti. Completan dos Sonatas para flauta y continuo de perfiles bien diferentes, una dividida en los cuatro tiempos de la sonata da chiesa corelliana y otra similar en estructura y estilo a las de la Op. 12. Pablo J. Vayón VICTORIA: Missa Gaudeamus. LAY CLERKS OF WESTMINSTER CATHEDRAL. Director: MATTHEW MARTIN. THOMAS WILSON, órgano. HYPERION CDA 67748 (Harmonia Mundi). 2008. 73’. DDD. N PN M artin propone una reconstrucción litúrgica de la fiesta de la Asunción (15 de agosto), en la que el eje principal es la Missa Gaudeamus de Victoria, basada en el motete Jubilate Deo omnis terra de Morales, compuesto por el sevillano para celebrar la paz de Niza entre Carlos V y Francisco I. La música de Victoria aparece, pues, rodeada del previsible canto llano y de obras para órgano de Frescobaldi. Esta última decisión parece algo extraña, pues la música del italiano es más bien tardía, si lo que se buscaba era presentar una hipotética ejecución de la Misa de Victoria en tiempos de éste. El conjunto, así y todo, funciona razonablemente, con una buena sensación de espacialidad y aireación para las voces. Sin embargo, no faltan los problemas en la interpretación, porque aquéllas Ivano Zanenghi VIVALDI RECONSTRUIDO VIVALDI: Conciertos para violín RV 322, para flauta RV 438, para violonchelo RV 419, para laúd RV 93, para dos violines RV 523 y para cuatro violines RV 580. L’OPERA STRAVAGANTE DI VENEZIA. Director: IVANO ZANENGHI. ENCHIRIADIS EN 2028 (Diverdi). 1999, 2008. 59’. DDD. N/R PN E n 1727, el editor Michel Le Cène, yerno y heredero del mítico Estienne Roger, dio a la estampa en Ámsterdam con el título de La cetra la Op. IX de Vivaldi, colección que formaban doce conciertos para violín (el nº 9 era para dos violines). Dedicada al emperador Carlos VI, la edición fue publicada con tal descuido y estaba tan plagada de errores que al año siguiente Vivaldi se sintió en la obligación de enviar a la corte vienesa un manuscrito que incluía, bajo el mismo título, otras doce obras por completo diferentes (salvo el nº 9 y algunos movimientos aislados, que fueron aprovechados para la nueva serie). Esta segunda Cetra ha llegado a nuestros días lamentablemente mutilada, pues falta la parte del violín solista. Aunque para la mayoría de los conciertos existen fuentes alternativas, hay tres que sólo figuran en el original vienés (RV 360, RV 322 y RV 203), por lo que son inejecutables. Este disco recoge la grabación de la primera reconstrucción que se hace de uno de ellos, el RV 322, escrito en la tonalidad de sol menor, un trabajo realizado por Pablo Queipo de Llano, sin duda el mejor conocedor que hay en España de la música instrumental del veneciano, como demostró en el excelente libro que le dedicó en la colección de la Fundación Scherzo. La reconstrucción supone la escritura ex novo de la parte del violín solista, tarea que Queipo de Llano realizó a partir de un estudio escrupuloso del estilo de madurez del comquedan algo inexpresivas en el Kyrie de Victoria y hasta destempladas y mortecinas en el gradual Propter veritatem. El tono hierático no beneficia precisamente al Evangelio In illo tempore. La tímbrica se resiente positor y recurriendo en algunos puntos al reciclaje de música anterior, procedimiento habitual en el veneciano. El resultado es plenamente verosímil y muy disfrutable. La obra viene servida además por un solista extraordinario, Federico Guglielmo, miembro junto a otros grandes intérpretes del Barroco italiano de L’Opera Stravagante di Venezia, conjunto que dirige el laudista Ivano Zanenghi y que incluye en este variadísimo CD dos conciertos grabados hace una década, el RV 438, para flauta travesera, y el RV 93, el célebre concierto de cámara para laúd, que el propio Zanenghi toca con depuradísima exquisitez, adornándose en el Largo central con una sugerente introducción improvisada. El resto del disco, registrado junto al RV 322 en mayo de 2008 en Aranjuez, se completa con un concierto para violonchelo (RV 419), otro para dos violines (RV 523) y el conocidísimo para cuatro violines de la Op. III (RV 580, ese que Bach transcribió para cuatro claves). Interpretaciones técnicamente intachables y estilísticamente cercanas a las maneras más briosas de los conjuntos italianos de última generación, con buen cuidado de la línea y correcto equilibrio entre las partes, pero manteniendo los contrastes netos y los ataques y la acentuación intensos que se impusieron en la década pasada. Una estupenda noticia que sea un sello español el que acoja esta interesante novedad de repertorio. Pablo J. Vayón en el Credo victoriano y hay bastante rigidez en el Vidi speciosam del propio abulense. Una grabación en gran parte fallida. Enrique Martínez Miura 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 101 D D I SI CS O C O S S SZYMANOWSKI-ZEMLINSKY VIVALDI: Juditha triumphans. SALLY-ANNE RUSSELL, mezzo; DAVID WALKER, contratenor; SARA MACLIVER, SOPRANO; FIONA CAMPBELL, mezzo; RENÉE MARTIN, mezzo. CANTILLATION. ORQUESTA DE LOS ANTÍPODAS. Director: ATTILIO CREMONESI. 2 CD ABC 476 6957 (Diverdi). 2007. 118’. DDD. N PN E s Juditha triumphans el único oratorio que ha sobrevivido de los tres escritos por Vivaldi. Como es típico del género en la Italia de aquel tiempo, su contenido amplía lo puramente religioso con temas más dramáticos como el amor y la guerra. El argumento (la viuda judía que se adentra en el campo asirio, seduce al comandante enemigo y, tras emborracharlo, lo decapita y regresa a casa con la cabeza del opresor en la mano) tenía desde luego connotaciones muy claras para los venecianos de 1716, en guerra con los turcos. Todos los papeles se asignaron en origen a voces femeninas porque la obra estaba destinada a su ejecución en el Ospedale della Pietà, donde el compositor impartía clase, que sólo admitía chicas. Ello no quiere decir que se suspendiera la convención de asignar las tesituras más altas a los caracteres heroicos, jóvenes y emprendedores, las más bajas a los viejos, incompetentes o villanos. Pero Vivaldi demuestra un proverbial dominio no sólo de los colores vocales, sino también instrumentales: además de las cuerdas y el continuo, aquí oímos un chalumeau (la paloma del bosque y el sopor de la embriaguez una sinuosa aunque austera viola d’amore (la voluntad de castidad de Judith), una coqueta mandolina respaldada por el pizzicato de los violines (la vanidad de la vida), tres tiorbas, un archilaúd y un clave (los preparativos asirios de la fiesta), un órgano en dúo con un oboe (la empalagosa serenata de Holofernes), un consort de violas da gamba (el anochecer), y trompetas y percusión (la rebeldía y victoria final de los betulianos). La única “concesión” de Cremonesi en el reparto es la asignación de Holofernes a un contratenor, David Walker, que confiere al personaje un plus de virilidad del que, sin embargo, no carece su edecán Vagaus, de cuya aria de la “furia” Fiona Campbell hace una auténtica creación. Sally-Ann Russell es soprano de timbre algo más duro aunque bien manejado para amoldarse a las diversas exigencias extremas (coraje y dulzura) que le plantea Judith. Sara Macliver cumple mejor como su sirvienta Abra que Renée Martin como Ozias (sumo sacerdote judío). En sus escasas y breves intervenciones (menos de quince minutos en total), el coro se muestra compacto y maleable, lo mismo que la orquesta. El elenco de solistas es algo inferior al de McGegan, pero estilística y dramáticamente la dirección de Cremonesi es más consistente. Alfredo Brotons Muñoz WALTER: Sinfonía en re menor. SINFÓNICA DE LA NDR. Director: LEON BOTSTEIN. CPO 777 163-2 (Diverdi). 2007. 59’. DDD. N PN Cuando Gustav Mahler escuchó la reducción a piano de esta Sinfonía en re menor de su protegido Bruno Walter, comentó que “no le había dicho nada”. Y lo cierto es que nada nos gustaría más que poder contradecirle y decir que sí, que la faceta creativa de Walter es todo un descubrimiento… Pero la realidad es tozuda, y en este caso hay que darle la razón al autor de La canción de la tierra. Esta sinfonía tiene un arranque realmente prometedor, pero luego se va diluyendo en lo que en Schubert serían unas divinas larguras, sólo que aquí sin lo de “divinas”. El discurso se dilata, se hincha, y no sabemos en realidad por qué. Todo toma una escala mahleriana, pero sin su sustancia. Técnicamente, Walter muestra oficio, un buen dominio de las masas orquestales y del contrapunto, pero el trabajo temático avanza con dificultades, con inexplicables bajadas de tensión, de tal modo que lo que se quiere sea una obra apasionada, épica y en cierto sentido trágica queda sólo en un anuncio de todo ello. Y siempre con la gigantesca sombra de Mahler oscureciéndolo todo… Aun así, Walter consiguió estrenar su sinfonía hace ahora un siglo, el 6 de febrero de 1909, en Viena, donde su relativo éxito vino acompañado por las críticas furibundas del más conservador de los críticos conservadores de la capital imperial, Julius Korngold, que la consideraba el colmo de la modernidad. Algo, como mínimo, desconcertante… Al final, el mismo Walter, sobre todo después de estrenar la La canción de la tierra y la Novena de Mahler, se dio cuenta que él nunca podría escribir partituras así y que su verdadero rol debía ser el de traductor de la música de otros. Esta sinfonía, por tanto, queda como una curiosidad, como el testimonio del sueño juvenil de una de las mayores batutas de la historia. Leo Botstein, que la recuperó en 2004, la interpreta con convicción, sin disimular sus deudas mahlerianas ni sus debilidades y excesos. Juan Carlos Moreno WILMS: Sonatas para piano a cuatro manos. HANS PETER Y VOLKER STENZL, piano. CARUS 83434 ( Diverdi). 2008. 48’. DDD. N PN C ontiene el disco la primera grabación de la Sonata en si mayor op. 41, acompañando a la Sonata en do mayor op. 31, del compositor nacido en la región de Westfalia en 1772. Ambas sonatas reflejan el apogeo de un clasicismo ya imbuido de un cierto melodismo per se, como aparece en los tiempos lentos. Estas obras para piano a cuatro manos, aunque en principio podrían entrar dentro de esa concepción, rebasan con mucho el marco de aquella música doméstica, que así puede llamarse, ya que se practicaba en el ámbito familiar a menudo. El dúo que forman HansPeter y Volker Stenz da cumplida cuenta de ambas obras, con una competencia en la que se adivinan, a partes iguales, la sabiduría instrumental y el cariño por la exhumación de sus ancestros musicales: feliz exhumación en este caso. José Antonio García y García garnos nuevas obras maestras, caso de estos Penitenti, página escrita en 1736. Ya desde la sorprendente sinfonía introductoria se impone la originalísima personalidad del autor, que destaca aquí por el extraordinario partido que saca de los instrumentos, dado que, según informa el propio Luks en el cuadernillo, Zelenka tuvo a su disposición en Dresde una de las mejores orquestas de su época. Para ser de tema penitencial, la obra cuenta con pasajes más bien ligeros, como el aria de David Squarcia le chiome, donde el tenor queda algo mate en medio de la indudable espacialidad de la grabación y la magnífica tímbrica de la orquesta Collegium 1704. Se resarce el cantante en la vertiginosa Le tue corde. Por su parte, la Magdalena de Rewerski es el personaje mejor perfilado y cantado, tanto en un número como el dramático recitativo acompañado Oimè, quasi nel campo, como en el aria Del mio amor, de hermosas veladuras de la voz sobre el fondo de las cristalinas sonoridades de los instrumentos. Cumplidor sin más el Pedro de Berndt en Lingua perfida. Una versión, en suma, que hace suficiente justicia a una obra de todo punto sensacional. Enrique Martínez Miura ZEMLINSKY: Sinfonía Lírica. JULIA VARADY, soprano; DIETRICH FISCHER-DIESKAU, barítono. FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: LORIN MAAZEL. BRILLIANT 9120 (Cat Music). 1981. 44’. DDD. R PE Sinfonía Lírica. BERG: Tres piezas de la Suite Lírica. TWYLA ROBINSON, soprano; ROMAN TREKEL, barítono. SINFÓNICA DE HOUSTON. Director: HANS GRAF. NAXOS 8.572048 (Ferysa). 2007. 64’. DDD. N PE ZELENKA: I penitenti al sepolcro del Redentore ZWV 63. MARIANA REWERSKI, contralto; ERIC STOKLOSSA, tenor; TOBIAS BERNDT, bajo. COLLEGIUM VOCALE 1704. COLLEGIUM 1704. Director: VÁCLAV LUKS. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 090803 (Harmonia Mundi). 2008. 72’. DDD. N PN Zelenka es, sin duda, el mayor compositor barroco recuperado modernamente desde Vivaldi. La fonografía no hace sino entre- Como es sabido, y acaso repetimos demasiado a menudo, Alban Berg escuchó la Sinfonía Lírica de su buen amigo Alexander von Zemlinsky en Praga, donde éste era director del Teatro Alemán (era el periodo de entreguerras, todavía vivían jun- 101 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 102 D D I SI CS O C O S S ZEMLINSKY-VARIOS 102 tos los alemanes y los checos que de siempre habían habitado Bohemia). La obra cantaba siete poemas de Tagore en versión alemana. En Praga vivían Franz Werfel y su esposa, Alma Mahler-Werfel. Hubo un amor intenso y blanco entre la hermana de Werfel y Berg, corazón loco; duró años, acaso hasta la muerte del compositor a finales de 1935. Y Berg, al escribir su Suite Lírica para cuarteto de cuerda, en 1926, entreveró un tema apasionado del tercer movimiento de la obra de Zemlinsky en uno de los seis de su cuarteto. Era un guiño, una complicidad, y citaba un texto encendido: “Du bist mein Eigen, mein Eigen!”. Orquestó tres de esos movimientos en 1929, y los escuchamos en el disco de Naxos; el tercero de ellos contiene la cita, evidente pese (o a causa) de los silencios que la rodean y el pianissimo en que se enuncia. Hans Graf empareja ambas obras, con gran sentido histórico y cultural. Estamos en 2007, y la perspectiva se enriquece así. En el caso de Maazel, en 1981, bastante tenía con tocar la obra de Zemlinsky en tan buenas condiciones; se acaba de redescubrir, puede decirse, tras la versión de Gabriele Ferro para el sello Italia, que fue toda una gran aportación. Lo cierto es que cuando Maazel dirige este registro no se puede saber que la Sinfonía Lírica va a tener una enorme fortuna discográfica, incluso en las salas de conciertos. Y que va a suponer el regreso de Zemlinsky con sus compañeros de la Escuela de Viena. Hace ya años, Ángel F. Mayo reseñaba en estas páginas un par de versiones de El holandés errante. El opulento y el pobre, más o menos venía a decir. Y resulta que el pobre tenía suficientes calidades para figurar en una discoteca exigente, por mucho que el rico se pavoneara. Esta tradición que Ángel F. Mayo seguía es bíblica y por eso precristiana; la tradición no es sólo judía, pero llega desde Epulón y Lázaro hasta Goldenberg y Schmuil; y puede aplicarse a estas dos lecturas de la Sinfonía Lírica que ahora nos llegan al azar de los lanzamientos. Por una parte, la reedición de la versión lujosa de Lorin Maazel, nada menos que con la Filarmónica de Berlín, con dos voces de campanillas, el matrimonio Fischer-Dieskau, con la voz rotunda y líquida del barítono, como un canto rodado con promesas de metal precioso que al final se cumplen; con la bellísima prestación de Julia Varady, voz de soprano intensa, profun- da, de hermoso color. Estamos en 1981, y esta pareja lleva unida cuatro años. Una par de años antes han grabado algo muy distinto para una pareja de enamorados, el inevitable desamor de El castillo de Barbazul, con Sawallisch. En ambos casos, salen más que airosos; son fonogramas para perdurar, testimonios de dos voces privilegiadas, tanto en la ópera como en este ciclo sinfónico-dramático-lírico de Zemlinsky, compositor que fue un enamorado perpetuo derrotado siempre por el amor (según se nos dice y él mismo nos cuenta a su manera en obras suyas). Frente al pedigrí de este registro que ahora trae Brilliant y que era de Deutsche Grammophon, se alza la aparente modestia de la versión tejana que trae Naxos. Aparente, porque puede medirse con la anterior. Roman Trekel es un barítono de la estirpe alemana de los Dieskau y los Prey, y tiene una gran experiencia en Lied y, especialmente, en ópera. Su prestación para Zemlinsky es muy bella y poderosa. Junto a él, la estadounidense Twyla Robinson, una de esas voces de soprano aceradas, con un toque infantil y un taladro penetrante, de un esmalte bello que cede a lo incisivo. Treinta años después de Ferro, Zemlinsky está plenamente instalado, ha vuelto por completo, no era aquello una fugaz visita de un viejo amigo olvidable. Y aquí tenemos, dos versiones muy bellas que podemos considerar referencias. Ambas en precio muy económico; una de ellas, además, con la propina de la Suite de Berg. Un par de lujos a nuestro alcance. Santiago Martín Bermúdez RECITALES Gabriel Arcángel TALENTO Y VIRTUOSISMO GABRIEL ARCÁNGEL. Violinista. Obras de Paganini, Sarasate y Franck. FILARMÓNICA DE BRNO. Director: MIKEL TOMS. JORGE ROBAINA, piano. TAÑIDOS SRD 372 (Several Records). 2007-2008. 75’. DDD. N PN Nuevo disco del excepcional violinista español Gabriel Arcángel que es una muestra más de su talento y de su virtuosismo. Las dos primeras obras del programa. El Concierto nº 1 de Paganini y los Aires gitanos de Sarasate, proceden de tomas en directo realizadas en julio de 2008 en Brno y la Sonata de Franck fue grabada en Viena en noviembre de 2007. En Paganini, Arcángel se mueve como pez en el agua, ya que la endiablada escritura del compositor italiano le permite mostrar su autoridad interpretativa y no sólo, aunque también, su espectacular virtuosismo. La orquesta responde bien a las GÉZA ANDA. Pianista. Obras de Chopin, Schumann, Brahms y Rachmaninov. SINFÓNICA DE LA RADIO DE BADENBADEN Y FRIBURGO. Directores: ERNEST BOUR Y HANS ROSBAUD. 2 CD HÄNSSLER 94.208 (Gaudisc). 1952-1963. 149’. ADD/Mono. H PM G éza Anda (Budapest, 1921-Zúrich, 1976) fue uno de los más elegantes y refinados pianistas del pasado siglo, habién- órdenes de un director que tan sólo pretende que el solista sea lo que se espera de él: el protagonista. Así pues, bien por la humildad de Toms y por el buen hacer de una orquesta estupenda. En Sarasate, la parte orquestal tiene momentos de gran belleza pero, como en el caso de Paganini e incluso más, es claramente subsidiaria del solista y el director tiene que andarse con cuidado para no entorpecer el despliegue virtuosístico del violinista que es quien se luce y quien se lleva la parte del león. Arcángel está soberbio en ambas obras y nos convence una vez más de que es uno de los grandes violinistas del momento. Completa el programa del presente compacto una excelente versión de la Sonata de Franck con Arcángel de nuevo como protagonista pero contando en esta ocasión con el apoyo del pianista Jorge Robaina, que va más allá del papel de mero donos dejado grabaciones de un perfecto equilibrio entre emoción y raciocinio, sin olvidar el estudiado estilo de todas las obras que tocaba (recordemos sus inolvidables Conciertos de Béla Bartók con Ferenc Fricsay en DG, por no hablar de otros muchos conciertos en los que colaboró con directores como Furtwängler, Klemperer, Karajan, Jochum o Kubelik, de los que existen estupendos registros, o numerosas grabaciones para piano solo de los autores más variados disponibles ahora en Testament y en series medias de DG, Orfeo y acompañante y nos convence plenamente de su altura interpretativa desde que hacia los dos minutos de empezado el primer movimiento tiene una primera intervención destacada. Versión poética y lírica de la Sonata de Franck, de un camerismo de concierto más que de salón o de recital, verdaderamente concertante dada la exigencia de la escritura para ambos intérpretes y, sobre todo, de una gran belleza y de intensa expresión. Un bello disco. Josep Pascual BBC Legends). En este doble álbum que ahora comentamos, interpreta cuatro de los conciertos más populares del repertorio (Primero de Chopin, 1952; el Op. 54 de Schumann, 1963; el Segundo de Brahms, 1958; y el Segundo de Rachmaninov, 1953) en los que colabora con los competentes Ernst Bour (Chopin, Schumann) y Hans Rosbaud. En opinión del firmante hay que hacer mención, dentro de la excelencia general, a los conciertos de Schumann y Brahms, en dos convincentes y equilibradas recreaciones en las que se 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 103 D D I SI CS O C O S S ZEMLINSKY-VARIOS encuentra perfectamente secundado por las batutas de los directores citados, destacando la versión intensa y analítica de Brahms con Hans Rosbaud, aunque tanto en un caso como en otro tengamos otras excelentes grabaciones de estudio del propio Anda acompañado por Kubelik (Schumann) y Karajan (Brahms) en interpretaciones quizá no superiores a éstas, pero en nuestra opinión globalmente más conseguidas. Las grabaciones radiofónicas, bien reprocesadas y propias de la década de los cincuenta y principios de los sesenta, nos aproximan sin problemas a todas estas lecturas en sonido monofónico. El álbum se completa con un documentado estudio de Wolfgang Rathert (alemán y traducción inglesa). Enrique Pérez Adrián ARA MALIKIAN. Violinista. Obras de Piazzolla-Desiatnikov, Valent y Grundman. SUSANA CORDÓN, soprano; DANIEL DEL PINO, piano. NON PROFIT MUSIC CHAMBER ORCHESTRA. NON PROFIT MUSIC 8 437005 650039 (Diverdi). 2008. 69’. DDD. N PN No vamos a descubrir aquí y ahora lo muy buen violinista que es Ara Malikian ni el alto grado de perfección de la Non Profit Music Chamber Orchestra pero reincidimos en ello para llamar la atención sobre este magnífico compacto. El programa empieza con las Cuatro estaciones porteñas de Piazzolla en la versión para violín y orquesta de Leonid Desiatnikov que contiene más de un guiño al Vivaldi de Las cuatro estaciones. Hay otras versiones de esta obra según Desiatnikov pero ésta merece situarse entre las más recomendables por su nervio y por su belleza. Cautiva de inmediato, ya lo verán. Viene después Quatre estaciones a Mallorca, de Joan Valent, cercana a un minimalismo elaborado, repetitivo pero elaborado, y de gran poder evocador, acaso más cercano a Nyman que a Glass pero al que no le falta personalidad. A destacar especialmente el cuarto movimiento, de una bellísima y poética serenidad. Finaliza este programa centrado en las estaciones con Four Sad Seasons Over Madrid, de Jorge Grundman, que como la obra anterior cuanta con la presencia del pianista Daniel del Pino, a la que se añade ahora la de la Cecilia Bartoli BARTOLI RESUCITA A LOS CASTRADOS CECILIA BARTOLI. Mezzosoprano. Sacrificium. Obras de Porpora, Caldara, Araia, Graun, Leo, Vinci, Broschi, Haendel y Giacomelli. IL GIARDINO ARMONICO. Director: GIOVANNI ANTONINI. 2 CD DECCA 478 1521 (Universal). 2009. 99’. DDD. N PN Esta nueva grabación de Bartoli viene lógica y directamente derivada de anteriores registros, como el realizado en compañía de Minkowski en 2005 o el dedicado en 2000 a Vivaldi, en la misma compañía instrumental y directiva que ahora disfruta, la del Giardino Armonico y Antonini, cuyo pleno sonido e ímpetu ejecutivo tan bien se acoplan con la personalidad de la mezzo, en una idea común de lo que es el canto barroco. Las páginas que aquí se reúnen fueron escritas para alguno de los castrados más legendarios de la historia (las víctimas del sacrificio de la castración, alusión del título) y ofrecen páginas de diverso cariz y suficiente suculencia, acordes con las capacidades de los cantantes originarios a los que estaban destinadas, para que Bartoli exhiba sus conocidas capacidades para el canto expresivo, para los alardes vocales o para las situaciones de medio carácter. Entre éstas, la perteneciente a Sedecia de Caldara, donde la cantante está al pleno de sus posibilidades. La otra Bartoli, la del frenético brillo en las agilidades aparece ya como soprano Susana Cordón. Esta composición —sin duda la gran sorpresa de este disco—, marcada por la tristeza de la pérdida a finales del verano de alguien querido sin que haya sido posible la despedida, finaliza con un destello de esperanza que coincide con la llegada de la primavera. En muchos momentos es de una sencillez (aparente) que desarma y conmueve, de un lirismo intenso, y una vez más Grundman consigue su propósito, reconocido por él mismo, de aspirar a crear belleza. Magnífica la soprano, lo mismo que el resto de intérpretes convocados para dar vida al repertorio de este disco realmente excelente. Josep Pascual Demetrio en la Berenice de Francesco Araia, una auténtica novedad en la discografía, así como otros diez fragmentos más pertenecientes a títulos de Porpora (Siface, Germanico in Germania, Adelaide, Semiramide riconosciuta), Caldara (la citada Sedecia, La morte d’Abel), Graun (Demofoonte, Adriano in Asiria), Leo (Zenobia in Palmira) y Vinci (Farnace). Sería difícil destacar un momento del disco que se pueda situar por encima o en detrimento de otros. Bartoli domina los variados tipo de canto, extrae de cada uno de ellos las más inimaginables consecuencias vocales y expresivas —con una llamada de atención a su especial disponibilidad para el canto patético—, cuyo extremos pueden situarse entre la delicada sencillez de Quel farfalla de Zenobia in Palmira de Leo —asunto que más tarde Rossini musicará en Aureliano in Palmira, con el rol de Arsace, precisamente, destinado a un castrado— y el más deslumbrante de los excesos en In braccio a millei furie de la Semiramide de Porpora, aria que parece reunir y agotar todas las posibles capacidades de adornos de un cantante. Bartoli sabe llegar al meollo de la página, aunando dicción con canto, musicalidad con estilo, expresión con ornamentos. Este comentario, por lo demás, es una crónica de un éxito anunciado, ya que el disco se integra perfectamente en la personalidad, inteligente y trabaja- dora, de Bartoli, personalidad que ella ha sabido inventar de la nada. Los discos se presentan en edición normal y en otra especial, acompañados por un libro en torno al tema de los castrados que, sin duda, complementará el precioso trabajo que sobre estos personajes ha efectuado Patrick Barbier. En el segundo de los CD, en plan bonus, aparte del espectacularmente enérgico Son qual nave de Artaserse de Riccardo Broschi, el hermano de Farinelli (en la que Bartoli deja por los suelos anteriores interpretaciones a cargo de algún que otro contratenor), y, en un impresionante cambio de posibilidades expresivas, del archi-manoseado Ombra mai fu haendeliano, la mezzo romana añade finalmente una magnífica, emocionante, lectura de Sposa, non mi conosci de Merope de Giacomelli. Página que no es otra que Sposa, son disprezzata de Bajazet pastiche de Vivaldi, un fragmento ya grabado por la mezzo, en los inicios de su carrera, a partir del arreglo de Parisotti. Fernando Fraga VARIOS ALMIRANTE. Ópera en tres actos con música de Henry y Daniel Purcell, Haendel, Bach y Fux. DEBORAH YORK, soprano; LYDIA VIERLINGER, contralto. CAPELLA LEOPOLDINA. Director: JÖRG ZWICKER. PHOENIX 121 (Gaudisc). 2007. 59’. DDD. N PN N o, no se ha descubierto ninguna ópera con tan singulares coautores. El disco recoge en realidad una serie de dúos de los compositores citados en la ficha, entrelazados por unos recitativos en italiano compuestos para la ocasión por el laudista Ugo Nastrucci, todo ello estructurado en tres actos, como formando una especie de historia de amor entre dos personajes (Almirante y Elmira). Con un dúo de una cantata y varios más de Rinaldo, Giulio Cesare y Ariodante, Haendel es el compositor más representado en este hipotético drama concebido por Jörg Zwicker, mientras que de Fux se ofrece un dúo de su 103 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 104 D D I SI CS O C O S S VARIOS oratorio Il trionfo della fede, de Bach dos números de otras tantas cantatas (BWV 124 y 184), de Henry Purcell el célebre Sound the trumpet de una de las Odas para la reina María, y de su hermano Daniel un dúo de la música incidental para Pausanias de Richard Norton. La Capella Leopoldina de Zwicker suena francamente bien, con una notable profundidad, fraseo depurado y un cuidadoso trabajo en la variedad de colores, de articulaciones y de acentos, capaces de crear la atmósfera que conviene a cada fragmento. Deborah York es una soprano ligera bien conocida por el encanto de su timbre, por el brillo de sus agudos y por una agilidad que demuestra de sobra en piezas como el CaroBella de Giulio Cesare o el Scherzano sul tuo de Rinaldo. La sorpresa viene de parte de la casi desconocida contralto austriaca Lydia Vierlinger, que, pese a cierta falta de homogeneidad en el color, muestra una exquisita musicalidad y una capacidad expresiva que luce sobre todo en las piezas lentas, principalmente los dos números bachianos y el Son nata a lagrimar de Giulio Cesare, sin duda uno de los momentos más intensos de un disco que no rompe ninguna referencia, pero se escucha con agrado. Pablo J. Vayón CHIAROSCURO. Obras de Mancini, D. Gabrielli, Paisible, Vivaldi, Bach y Telemann.LA RITIRATA. Violonchelo y director: JOSETXU OBREGÓN. ARSIS 4229 (Diverdi). 2008. 61’. DDD. N PN 104 El grupo instrumental de geometría variable denominado La Ritirata, del que es director artístico el violonchelista Josetxu Obregón aparece ahora en la editora Arsis para dar un recorrido por la sonata barroca con la idea de mostrar el contraste, factor característico del barroco, idea que se refleja en el título del disco. El contraste es doble: por un lado, el existente entre las diversas partes que componen una obra y, por otro, el que se da entre las diferentes escuelas europeas de la época, italiana, francesa y alemana. Como resultado, tenemos un recorrido por obras de diversos compositores, algunos poco frecuentados, que es lo que más se agradece. Contando con la colaboración de la flautista Tamar Lalo, se han incluido cuatro sonatas para flauta dulce y continuo, que constituyen la parte más sustancial del disco. Una de Francesco Manzini, napolitano discípulo de Alessandro Scarlatti cuya obra es fundamentalmente vocal, lo que no quita que su sonata en la menor para flauta sea muy notable. Del francés afincado en Londres Jacques (James) Paisible, encontramos otra deliciosa sonata y lo mismo podemos decir de la que es autor Jean Baptiste Loeillet de Gant, que desarrolló su actividad en Lyon. La escuela alemana se halla representada, al menos nominalmente, por una sonata de Telemann y la joven flautista del grupo ofrece una deliciosa interpretación de todas ellas. Cambiando de instrumento principal y pasando al violonchelo, Josetxu Obregón nos ofrece un Ricercare para violonchelo solo de Domenico Gabrielli, un boloñés sin parentesco con los famosos venecianos y, como plato fuerte, una de las sonatas de Vivaldi para este instrumento, la RV 43. Buen sonido el que Obregón obtiene de su instrumento, aunque quizás una pizca de excesivamente denso y contundente. En todas las obras, el continuo está formado por violonchelo y tiorba o archilaúd. A pesar de las notables dotes de Enrike Solinís manejando estos últimos, la ausencia de clave en el continuo produce una cierta perplejidad. Como ocurre en otros ejemplos de la editora Arsis, se dan a conocer o se dan oportunidades a jóvenes intérpretes y en éste el ejemplo más claro es la transcripción para guitarra barroca del Andante de la Sonata BWV 1003 para violín solo, que ofrece ocasión para mostrar lo buen instrumentista que es Solinís. En fin, un recorrido por el barroco bien urdido para el interés del grupo y en el que cabe destacar las sonatas para flauta de Mancini, Paisible y Loeillet. José Luis Fernández DELICIAS ESPAÑOLAS II. Música para orquesta de cuerda de los siglos XIX y XX. CAMERATA DEL PRADO. Director: TOMÁS GARRIDO. VERSO VRS 2070 (Diverdi). 2009. 76’. DDD. N PN E l firmante tuvo la suerte de que se le encomendase el comentario del primer disco registrado por este director y conjunto en repertorio semejan- Dominique Visse GRITOS L’ÉCRIT DU CRI. ENSEMBLE CLÉMENT JANEQUIN. Director: DOMINIQUE VISSE. HARMONIA MUNDI HMC 902028. 2008. 74’. DDD. N PN Han pasado más de 20 años desde que el Ensemble Clément Janequin se hiciera un nombre importante en el panorama europeo a partir de sus interpretaciones de las canciones parisinas del Renacimiento, y el grupo de Dominique Visse vuelve ahora sobre ellas con una mirada algo diferente. Es Les cris de Paris de Janequin, una de las más célebres piezas del género, la inspiradora de un proyecto sugerente en torno a los pregoneros de la capital francesa. Sólo otra canción del siglo XVI se ha conservado sobre esta temática (La fricassé des cris de Paris de Jean Servin), aunque Visse presenta también una reconstrucción sobre un texto que también ha sobrevivido: Chanson nouvelle de tous les cris de Paris, que se sabe se interpretaba sobre la Volte de Provenza. Hasta aquí todo podría parecer la reinterpretación de un repertorio ya bien transitado por el grupo, pero el resto del disco es de gran originalidad, pues se dedica a rastrear el impacto de los pregoneros de la capital en la música francesa de los siglos XIX a XXI. Nos encontramos así con nombres apenas conocidos, como los de Édouard Deransart y su chispeante y cabaretera Les cris de la rue, JeanGeorges Kastner y un fragmento de su Gran sinfonía humorística para solistas, coro y orquesta, Alfred Roland y su patriótica cantata-melólogo Le cri du Bagnérai¸ Vincent Scotte y debe decir, ante todo, que procuren hacerse con los dos discos. Porque la labor de Garrido al frente de la Camerata del Prado y en la búsqueda de la ampliación de repertorio con autores españoles culmina en un tratamiento señorial, musicalmente hablando, de las obras, digno de los mayores elogios. En este disco, como aquél, to y su sarcástico Le cri du poilu o Alfred Lebeau, cuyo delicado tema instrumental Les cloches du monastère pone justo contrapunto al bullicio generalizado del resto del disco. En cuanto a los compositores vivos, el tono es muy variado, desde Les cris de Marseille de Regis Campo (1968), un tema de humor desopilante y gran pujanza rítmica, a la denuncia política de Bruno Ducol (1949) que con Le cri penetra en el terreno de la creación teatral o Les cris de Paris de Vincent Bouchot (1966), barítono del propio conjunto, que crea una compleja textura a 8 voces en la que convoca incluso a Proust. Más original es aún Cri de blog de Claude Ledoux (1960), quien recurre a confesiones íntimas extraídas de la web en una pieza de gran abstracción. El disco es de una sugerente y elegante extravagancia y el Ensemble Clément Janequin, conformado aquí por cinco voces y un singular cuarteto instrumental (laúd, órgano, piano, contrabajo) ajustado a las necesidades del repertorio, responde al reto con la versatilidad y la perfección técnica que se espera de uno de los mejores conjuntos del mundo en su especialidad. Pablo J. Vayón tenemos acceso a pequeñas obras, interesantes al tiempo, que son tratadas aquí como gran música. Pormenorizando, arrancamos con el sutil Minuetto de Jimeno de Lerma, variado e impactante en su diversidad. Le sigue Gerónimo Giménez, más previsible en su Minuetto y Trío, con un bello motivo cantabile contrapunteado en el Trío. De Manuel Fernández Caballero se ha incluido, crecido en orquesta de cuerda, el Andante de su Cuarteto en do, cuyo brillo se centra en el sosegado 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 105 D D I SI CS O C O S S VARIOS canto, amén de la calidad de factura. Con menor calidad aparece Roberto Goberna en la Marcha brillante, aunque hay que destacar su empuje y sus esquemas motívicos. Dentro de la tendencia llamativamente contrapuntística se mueven el Andante religioso y la Oda-fuga de Federico Olmeda, al igual que en su Lamentación, incluida también en este registro. Sentidas, con canto, saudade y calidad se reproducen Suite (a la antigua) e Impresión nocturna, de Andrés Gaos, para pasar al profundísimo Lamento de Facundo de la Viña, con un trabajo ejemplar, tanto de la viola solista como del resto, concluyendo el disco con Danza cortesana y scherzo, de Julio Gómez. José Antonio García y García FIESTA ANDINA. FRANCIS CHAPELET Y URIEL VALADEAU, órganos. JUAN CAPISTRANO PERCCA, órgano (grabación histórica de 1965). EL CORO DE NIÑOS Y LA DANZA CÁPAC QOLLA DE ANDAHUAYLILLAS. LES JEUNES MUSICIENS BAROQUES DU CONSERVATOIRE ITINÉRANT. K617 214 (Harmonia Mundi). 1965, 2008. 79’. ADD/DDD. N/R PN documenta el mal estado de los instrumentos en aquel momento (y que había sido publicada ya por el sello Ocora), y con un reportaje de más de 19’ realizado para RFI (Radio France Internationale) por Éric Samson con motivo del acontecimiento. Los instrumentos tienen una sonoridad muy particular, recogida, poco espectacular en los plenos, no redonda en todos los registros y a menudo acompañada de un leve soplido de fondo, pues los secretos son los originales y parece que pierden algo de aire, en cualquier caso, agreste, personal, bella. Francis Chapelet, gran conocedor de los órganos ibéricos y de su repertorio, sabe sacarles partido con variedad articulatoria y ornamental, exquisita musicalidad y elegancia y ofrece, además del programa señalado, una improvisación en cada uno de los instrumentos. Uriel Valadeau, que toca un Tiento de Correa, una Toccata de Zipoli y acompaña a Chapelet en otras dos piezas, muestra también estupendas maneras. Un documento muy interesante. Pablo J. Vayón MAESTROS DEL SIGLO Singular pro- DE ORO. ducción realizada en el p u e b l o peruano de Andahuaylillas con motivo de la restauración de los dos pequeños órganos históricos (primera mitad del siglo XVII) de la Iglesia de San Pedro, que se celebró con un concierto el 31 de octubre de 2008. En esa fecha se registraron en directo las piezas vocales del CD, una oración y danza ritual de los Qollas y el famoso Hanaq Pachap Kusikuinin (sic, al parecer, en la nueva transcripción de la lengua quechua, aunque su forma más habitual es Hanacpachap cussicuinin), que tiene a gala ser la primera pieza polifónica editada en el Nuevo Mundo (en 1631), precisamente por un natural de Andahuaylillas, el cura Juan Pérez de Bocanegra. En los días siguientes, los organistas Francis Chapelet y Uriel Valadeau grabaron las obras para órgano, originales de Francisco Correa de Arauxo, Pietro Philippi, Domenico Zipoli, Jan Pieterszoon Sweelinck y Ruggiero Trofeo. El disco se completa con una grabación histórica que hizo Juan Capistrano Percca en 1965 de un villancico tradicional en el órgano de la Epístola, que Obras de Morales, Guerrero y Victoria. LA CAPELLA REIAL DE CATALUNYA. HESPÈRION XX. Director: JORDI SAVALL. 3 SACD ALIA VOX Heritage AVSA 9867 A/C (Diverdi). 1991-1992. 196’. DSD. R PM Q uién no tendrá ya estos tres discos en su primera edición… Las nuevas incorporaciones al interés por la mejor música que haya podido haber durante el período trascurrido y algún que otro veterano despistado, pues fueron tres soberbios discos editados por Astrée, dedicados a los tres grandes polifonistas españoles del siglo XVI, Morales, Guerrero y Victoria, cargados de alabanzas críticas y premios cuando aparecieron. Casi veinte años después los volvemos a encontrar reeditados en la colección Heritage de Alia Vox, remasterizados y reprocesados a SACD. ¿Merece la pena esta labor para este tipo de música? Si lo hace Manuel Mohino, sin duda, pues el resultado no es un artificial espectáculo sonoro, sino que todo suena más denso, con un mayor color sonoro y a la vez más transparente, sumamente clara la fusión de voces e instrumentos cuando ésta existe. La serie Heritage se inició por Alia Vox en 2007 con la reedición de las Vespro della Beata Vergine de Monteverdi, que en su día sentaron ejemplo de una visión luminosa, mediterránea, a una música en cuya interpretación existía entonces un claro dominio inglés, lo mismo que ocurría con la española del siglo o siglos de oro. También con estos tres discos que ahora se reeditan, Savall y sus conjuntos iluminaron con una luz distinta y dieron un color más cálido a grandes obras representativas de aquellas épocas frente al un tanto frío perfeccionismo de los conjuntos ingleses. Por otro lado, la integración de instrumentos al conjunto vocal fue considerada un tanto heterodoxa y sorprendente, cuando hay que tener en cuenta que la existencia de los conjuntos de ministriles es una característica de la interpretación de música religiosa en catedrales e iglesias españolas de cierto rango. El disco dedicado a Cristóbal de Morales contiene la Missa pro defunctis publicada en Roma en 1554 y las piezas suyas conservadas pertenecientes al Officium defunctorum celebrado en México en 1559 para conmemorar la muerte de Carlos V. Son dos maravillosas obras maestras en las que el compositor sevillano hace una profunda reflexión sobre la vida y la muerte, una equivalencia musical a la que en pintura haría posteriormente su paisano Juan de Valdés Leal, pero sin caer en el barroco tremendismo de éste. El disco del también sevillano Francisco Guerrero está integrado por una serie de once motetes o cantiones sacræ entre los más de cien que llegaron a publicarse en vida del compositor, una enorme cantidad para la época. Género experimental por excelencia, sin los corsés previos a los que estaban sometidos otros géneros, sus juegos polifónicos, muy bien puestos de manifiesto en la notable interpretación de los componentes de La Capella Reial y de Hespèrion XX, se compadecen perfectamente con la expresividad religiosa. En el tercer disco encontramos también una serie de motetes dedicados a la Virgen, más una Salve y un Magnificat de Tomás Luis de Victoria, obras reunidas en la grabación bajo el título de Cantica Beatæ Virginis. Todo es, cómo no, espléndido en ella y se cierra con una maravillosa versión del Magnificat primi toni, escrito en el año 1600 por el más internacional de nuestros compositores. En conclusión, álbum absolutamente imprescindible para los que no posean las respectivas ediciones originales. Y dada la sustancial mejora sonora obtenida tras su reprocesado, unido al hecho de haber salido al mercado a un precio sumamente razonable, volver a adquirirlos no sería ningún disparate, lo que es una consideración válida para casi todos los números de la colección Heritage. José Luis Fernández THE NMC SONGBOOK. Canciones de compositores británicos contemporáneos. Varios intérpretes. 4 CD NMC D150 (Diverdi). 2008. 299’. DDD. N PN V einte años no es nada… Tal vez en el tango de Gardel, pero festejar dos décadas de actividad de un sello discográfico dedicado casi en exclusiva a la creación de nuestros días no es, siendo generosos, frecuente… Y si la celebración de NMC consiste en acrecentar el patrimonio musical británico, al que ha dedicado tantos esfuerzos, con el encargo y grabación de este nuevo songbook que prosigue la larga tradición iniciada por los compositores isabelinos, poco reproche cabe ante una iniciativa solventada con ilusión y buen hacer por una nutrida nómina de intérpretes. Casi un centenar de compositores —y faltan nombres como los de Benjamin, Ferneyhough, Knussen o Tavener— y cinco horas de música dibujan un panorama amplísimo de los derroteros estéticos actuales en el Reino Unido, trazado a partir de breves canciones, en un formato homogéneo (voz solista o dúo e instrumento polifónico — piano, arpa, clave, guitarra— o percusión), regularmente puntuadas por trece versiones parciales y una instrumentación completa de una gallarda de Thomas Morley, a cargo de Colin Matthews, que se desempeña también como productor del disco. Es imposible descender al comentario detallado de las propuestas, de interés y calidad heterogéneos: si, personalmente, decepcionan las aportaciones en la línea neo-simpli(ci)sta de Gavin Bryars, Bryn Harrison, James MacMillan o Judith Weir, 105 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 106 D D I SI CS O C O S S VARIOS la mayoría de las opciones se decanta dignamente por el seguimiento, más o menos puesto al día, de la versión novecentista de la song (Britten, Tippett), con logros como los de Peter M. Davies, Jonathan Harvey, Thea Musgrave o el homenaje a Poulenc de Michael Berkeley, y sólo autores como Richard Causton, Jonathan Cole, Lyell Creswell, James Dillon o Daj Fujikura apuntan una mayor ambición modernista en el tratamiento del timbre, la escritura vocal o la fragmentación de sentido del texto seleccionado, recurriendo a la electrónica (Claudia Molitor y Luke Stoneham) o acentuando, caso de Martin Butler y Geoffrey Poole, su dimensión dramática. Germán Gan Quesada PADRE PIO PRAYER. Obras de MacMillan, Todd y R. Panufnik. THE SIXTEEN. Director: HARRY CHRISTOPHERS. CORO COR16071 (Harmonia Mundi). 2008. 63’. DDD. N PE 106 L a llamada Oración del Padre Pío — es decir, la plegaria que el capuchino (1887-1968) canonizado en 2002 escribió para su uso personal y que alcanzó una enorme difusión entre sus devotos— es el pretexto de este disco patrocinado por la británica Fundación Génesis, una organización para el apoyo de los jóvenes artistas cuyo fundador, John Studzinski, es un admirador del fraile de Pietralcina. Dejando aparte lo que cada uno piense del origen de la idea —que se concreta, además, en el encargo directo de algunas de las obras que figuran en este disco— la verdad es que musicalmente la propuesta no deja de tener su interés. Sobre todo porque convoca a dos magníficos compositores corales como son James MacMillan y Will Todd. Ambos, junto a Roxana Panufnik ponen música a la oración pero resulta que lo más interesante del disco son las otras obras que contiene de ambos. En el caso de MacMillan, The Lamb has come, On the Annunciation of the Blessed Virgin y, sobre todo, la que es una de sus obras maestras: A New Song, ya un clásico de la música coral de los últimos años. Todd sorprende con el tríptico Among Angels, una muestra de cómo se puede renovar la música litúrgica con brillantez. Roxana Panuf- Marcel Pérès CONMOCIÓN GÓTICA MISSA GOTICA. Manuscritos de Toulouse, Barcelona y Apt. ENSEMBLE ORGANUM. Director: MARCEL PÉRÈS. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT090601 (Harmonia Mundi). 2009. 51’. DDD. N PN Marcel Pérès había registrado ya hace tiempo las dos misas polifónicas del siglo XIV de las que se ha conservado el ordinario completo: la de Tournai (1990) y la Misa de Notre Dame de Guillaume de Machaut (1996), ambas en Harmonia Mundi. Aquí se acerca a la incompleta misa que aparece en el manuscrito de Toulouse, que incluye Kyrie, Sanctus, Agnus Dei e Ite missa est y lo completa con el Gloria y el Credo que figuran en los manuscritos de Apt y Barcelona (en el Gloria la voz del contratenor es diferente en cada manuscrito; mientras que del nik —de quien también se incluye Prayer— no llega a la altura de sus colegas. Los Sixteen de Harry Christophers —y el innominado organista que les acompaña— bordan estas piezas y consiguen superar la ya extraordinaria versión de A New Song que nos ofrecía el Coro de la Catedral de Westminster (Hyperion). Para los devotos del Padre Pío, sin duda, pero también para los amantes de la música para coro y, desde luego, para los que se dedican a ello. Claire Vaquero Williams EL PIANO EN EXTREMADURA. Obras de Esteban Sánchez, Miguel del Barco, Enrique Muñoz, Francisco Novel Sámano, Juan Pérez Ribes, María Quintanilla, Iluminada Pérez Frutos y Guillermo Iriarte. MANUEL ESCALANTE, piano. SEDEM 18. 2008. 53’. DDD. N PN Es indudable que el Estado de las autonomías ha sido beneficioso para cada una de sus partes en unos cuantos terrenos, entre ellos el cultural. Es verdad también que, a veces, se ha caído en un chauvinismo Credo se ha conservado también un fragmento en Toulouse). Todas estas partes de misas (en ningún caso nacieron para formar un ciclo, sino que fueron recopiladas después) están escritas a tres voces, salvo la de Machaut, que es a 4. Para contextualizar la polifonía, Pérès añade en canto llano el propio de la misa de Pentecostés. El Ensemble Organum emplea su bien conocido estilo orientalista, de emisiones abiertas y floridas ornamentaciones, más preocupado por marcar la pujanza de los contrastes rítmicos, la articulación bien diferenciada de cada frase y el sentido expresivo de los textos que la direccionalidad de las voces y la perfecta concreción de los perfiles polifónicos. Un arte del riesgo, en el que los cantores (dos por parte) cantan agrupados en torno a un solo atril, potenciando las disonancias y el choque entre las partes, sin importarles ridículo o en un localismo exagerado, pero en general no se puede dudar del progreso que han experimentado las diferentes comunidades en la recuperación y defensa de su patrimonio, en la restitución de la memoria histórica y en la afirmación de la autoestima. El presente CD reúne a ocho compositores que han escrito entre finales del siglo XX y principios del XXI para piano, extremeños en el sentido más amplio de la palabra, pues algunos de ellos se han visto vinculados a Extremadura de alguna manera aunque no hayan nacido en ella. Manuel Escalante (nacido en la Mérida mejicana), encargado de la investigación y selección de las piezas incluidas en el compacto, es intérprete sobresaliente y dúctil que recorre con gran solvencia el repertorio escogido, desde el lenguaje más tradicional de Esteban Sánchez (1934-1997) y Miguel del Barco (n. 1938) hasta el más contemporáneo representado por sus diversas generaciones: Enrique Muñoz (n. 1957), Francisco Novel Sámano (n. 1969), Juan Pérez Ribes (n. 1931), María Quintanilla (n. 1979), Iluminada Pérez Frutos (n. 1972) y Guillermo Iriarte (1973), cada uno de ellos con sus peculiaridades y su estilo. Un CD muy oportuno, asequible a cualquier oído y que nos permite conocer a unos autores que de otra demasiado lograr un conjunto empastado o la emisión de sonidos melodiosos y claros; la belleza no se alcanza aquí a través del equilibrio y la simetría de las proporciones, sino del impacto agreste de las irregularidades, la exuberancia de los excesos y las sorpresas; no es el apaciguamiento místico del oyente lo que busca el Organum sino su conmoción emocional. Aventura estética apasionante. Pablo J. Vayón manera permanecerían en el campo de la ignorancia. Y demostrativo de lo acertado de una labor que, a buen seguro, en otros tiempos pretéritos no se habría hecho. En este caso, la Sociedad Española de Musicología ha tenido la sensibilidad necesaria para llevar a cabo el proyecto. El CD es conmemorativo, además, del Congreso de Musicología de Cáceres de 2008. José Guerrero Martín REQUIEM. Obras de Howells, Whitacre, Grantham, Pizzetti, Paulus y Gilkyson. C ONSPIRARE . Director: CRAIG HELLA JOHNSON. HARMONIA MUNDI 2005. 72’. SACD. R PN HMU807518 E ste disco pasó fugazmente por el mercado internacional en 2006 bajo el sello Clarion y su recuperación ahora por Harmonia Mundi tiene caracteres casi de estreno. Se trata de uno de los mejores registros corales aparecidos en los últimos años y de la revelación de un conjunto excepcional como es el tejano Conspirare. Es difícil hallar un coro más expresivo, mejor empastado, con una calidad tal 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 107 D D I SI CS O C O S S VARIOS Pablo Casals INTEGRIDAD ARTÍSTICA PABLO CASALS. Las grabaciones completas publicadas por EMI 1926-1955. 9 CD EMI 6 94932 2. 1926-1955. 720’. Mono/ADD. R PE La arrolladora personalidad de Pablo Casals basta para justificar la nueva, enésima reedición, de sus grabaciones para el sello británico EMI, que las ofrece ahora en una caja de precio especial. El álbum recoge obras hoy consideradas fundamentales en el repertorio de chelo, que sin embargo fueron en algún caso prácticamente “descubiertas” por Casals. Hay obras de Bach (su legendaria grabación de las Suites para chelo, recuperada por múltiples sellos y que prácticamente nunca ha estado ausente del mercado), Beethoven (Sonatas para chelo y piano junto a Mieczyslav Horszowski, Trío “Archiduque”, junto a Thibaud y Cortot, como el resto de los Tríos), Brahms (Sonata nº 2 con Horszowski, Doble Conen cada una de sus cuerdas. Además, el repertorio es muy interesante, con un par de clásicos del siglo XX como son los réquiems de Howells y Pizzetti —muestras bien distintas entre sí pero también de la polivalencia de una fórmula sempiterna— más la novedad de las obras de cuatro compositores norteamericanos: Eric Whitacre (1970), del que escuchamos dos canciones sobre textos del poeta e. e. cummings —que pedía que se escribiera su nombre con minúsculas—, Donald Grantham (1947) —evocando en We remember them a los muertos de la matanza de la Universidad de Texas en 1966—, Stephen Paulus (1949) con The Road Home y Eliza Gilkynson — el suyo, un breve Réquiem por las víctimas del tsunami de 2004. Un gran disco que tiene la virtud de mostrarnos qué ancho es el mundo y cómo lejos de las grandes tradiciones corales europeas cierto junto a Thibaud, con la Orquesta Casals dirigida por Cortot), Dvorák (Concierto, con la Filarmónica Checa, dirigida por Szell), Elgar (Concierto, con la Sinfónica de la BBC dirigida por Boult), Bruch (Kol Nidrei, con la Sinfónica de Londres y Landon Ronald), Schubert (Trío D. 898), Mendelssohn (Trío op. 49), Schumann (Trío op. 63), Haydn (Trío Hob. XV:25) y Boccherini (Concierto en si bemol mayor, con la Sinfónica de Londres y Landon Ronald). El último disco está dedicado a “Propinas y Piezas de virtuosismo”, e incluye una panoplia de páginas, desde un movimiento de concierto de Tartini hasta el inevitable Vuelo del moscardón de Rimski-Korsakov o las Sardanas de concert de los Casals, Enrique y Pablo. Algunos apuntan que para estas grabaciones el mejor momento del catalán había pasado, y que su verdadera talla se aprecia mejor en regises posible encontrar grupos capaces de cantar —qué forma de mantener la línea en el Agnus Dei del Réquiem de Pizzetti— como este Conspirare que ojalá dure muchos años y siga haciendo discos ahora que parece haber encontrado su casa. Claire Vaquero Williams SPAIN. Obras de Boccherini, TárregaSagreras, Turina, Albéniz, Ibert, Moreno-Torroba, Esplà y Giménez. HEINRICH-ALBERT DUO. MDG 603 1535-2 (Diverdi). 2006-2007. 76’. DDD. N PN Nuevo compacto de este magnífico dúo formado por los guitarristas Joachim Schrader y Jan Erler que se centra en esta ocasión en obras españolas y/o de inspiración español en el sentido pintoresco, castizo, folclórico tros editados por otros sellos procedentes de 1910-15. Se puede decir también, no sin razón, que algunos modos — por ejemplo el excesivo uso del portamento, que también emplea con generosidad su compañero de trío Jacques Thibaud en el violín— están superados y se escuchan hoy con cierta extrañeza. También puede argumentarse que la afinación —en la época en la que la labor editora no era sencilla o incluso factible— no es siempre redonda. En otras palabras, hoy nos hemos acostumbrado a otros estándares. o como quiera llamarse. En el programa que interpretan hay casi de todo, desde el clásico Boccherini que quedó fascinado por el fandango y compuso uno para guitarra y cuarteto de cuerda (que aquí como buena parte de los que escuchamos se nos ofrece en forma de transcripción) hasta el preludio de El baile de Luis Alonso de Giménez como representación de la música de zarzuela de encanto irresistible. Y en medio el alhambrismo de Tárrega en la innecesaria versión de Julio Sagreras para dos guitarras de su obra más célebre, las genialidades de alcance internacional pero de inequívoco origen hispánico de Turina y, sobre todo, de Albéniz, la visión tópica de la música española de Ibert (prescindible Todo lo que ustedes quieran. Pero qué sabiduría musical, que belleza de sonido. Qué convicción, sentido cantable, amor por la música que sale de sus dedos. Qué delicadeza de arco. En una palabra, qué pedazo de músico y qué forma de transmitir los mensajes. Su aproximación a Bach puede parecer hoy obsoleta, pero su fina intuición para la respiración adecuada, para el pulso oportuno, son de una vigencia indiscutible. Lo mismo cabe decir del memorable Concierto de Dvorák junto a Szell o de los bellísimos Tríos junto a Thibaud y Cortot. La sensación de rotunda integridad y coherencia artística es un valor intemporal y como tal nunca caduca. Por eso, transcurridas tantas décadas desde la realización de estas grabaciones, cabe escucharlas con la misma admiración. Documento de valor indiscutible. Rafael Ortega Basagoiti por insustancial aunque no puede negarse que sabía escribir para guitarra), el casticismo siempre atractivo de MorenoTorroba con sus deliciosas Madrileñas y la luminosa mediterraneidad de un Esplà inspirado que extrae bellísimas melodías y sugerentes armonías de la música popular valenciana que siente tan propia que es su propia música. Bellísima composición esta Levante, que es el inesperado gran atractivo de este compacto, por otra parte bastante irregular. Este dúo toca estupendamente y hace gala de un buen gusto indiscutible al abordar un repertorio como este que podría prestarse a subrayar lo tópico. Se agradece su serenidad y buen hacer y resulta del todo convincente incluso en el siempre delicado y arriesgado Albéniz. Josep Pascual 107 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 108 D V I SD C O S D 108 CRÍTICAS de la A a la Z D V D GIORDANO-VERDI GIORDANO: Marcella. SERENA DAOLIO (Marcella), DANILO FORMAGGIA (Giorgio), PIERLUIGI DELENGITE (Drasco). CORO DE CÁMARA ESLOVACO. ORQUESTA INTERNACIONAL DE ITALIA. Director musical: MANLIO BENZI. Director de escena: ALESSIO PIZZECH. Director de vídeo: MATTEO RICCHETTI. por Benzi, que ofrece una feliz oportunidad de conocer un poco más la obra de Giordano. Con subtítulos en inglés e italiano, previamente Dynamic había incluido esta interpretación en su catálogo CD. Fernando Fraga NAXOS 2.110263 (Ferysa). 2007. 67’. N PE S in el suntuoso despliegue de arias de Andrea Chénier ni el talante efusivamente dramático de Fedora, esta ópera en tres episodios de Giordano, ofrecida en Martina Franca con motivo de su centenario y en compañía de Amica de Mascagni, merece una respetuosa atención. En los títulos que encabezan los tres episodios (Encontrada, Amada, Abandonada, referidos a la protagonista) Giordano resume el contenido de esta historia amorosa de imposible realización por causas políticas y sociales, a la que pone Giordano una música de intensos claroscuros, de fácil desarrollo en medio de instantes de arrollador lirismo. Una especie de verismo burgués cuyo esencia está bien plasmada en el sencillo montaje de Pizzech, de inspiración casi cinematográfica, con un decorado válido, con los pertinentes cambios, para los dos espacios en los que desarrolla la acción: un restaurante parisino y una terraza con vistas lacustres. Soprano lírica de cierto peso, la Daolio saca adelante el papel titular, el más rico dramáticamente hablando por algo es la titular de la ópera, con suficiente comodidad, exponiendo convincente y generosa su sustancia. Formaggia, alumno predilecto de la Olivero, buena voz tenoril con agudos a veces algo “chatos”, es capaz de hacer lo mismo con un papel que tiene una escritura vocal nada cómoda. Se incluye en esta apreciación la página más destacada de la partitura, el aria Dolce notte misteriosa muy giordaniana, que llegaron a grabar Schipa y Gigli. Delengite, barítono de recursos discretos, es capaz de subvenir a las necesidades vocales e interpretativas de Drasco. El resto del equipo, con intervenciones más o menos esporádicas (donde merecería destacarse la Clara muy bien cantada de Natalizia Carone), puede en general con las partes a su cargo. En concreto, una lectura digna, desde el foso adecuadamente sostenida OFFENBACH: Los cuentos de Hoffmann. MARC LAHO (Hoffmann), STELLA DOUFEXIS (la Musa y Nicklausse), NICOLAS CAVALIER (Lindorf, Coppelius, Dapertutto, Miracle), PATRICIA PETITBON (Olympia), RACHEL HARNISCH (Antonia), MARIA RICCARDA WESSELING (Giulietta). CORO DE LA ÓPERA DE GINEBRA. ORQUESTA DE LA SUISSE ROMANDE. Director musical: PATRICK DAVIN. Director de escena: OLIVIER PY. 2 DVD BELAIR BAC 049 (Harmonia Mundi). 2008. 197’. N PN L a obra se ofrece en la versión de Fritz Oeser, que recuperó páginas traspapeladas, sobre todo en el papel de Giulietta y algo en la Musa, antes de convertirse en Nicklausse. Agregan duración al conjunto pero no calidad a la partitura. Son prescindibles y documentales. En lo musical, la versión es digna, sobre todo por la sonoridad colorida, el brío en el fraseo, los buenos climas de sugestión siniestra y el ancho canto que imprime a su lectura el director. En el elenco, el protagonista se las ve con un papel que le queda grande en lo vocal (una buena centralidad, un agudo difícil) y en lo actoral, donde aparece desorientado y excedido por la complejidad de su Hoffmann. Las tres chicas son muy válidas y quien mejor resuelve lo suyo, un agotador cuarteto de malvados, es Cavalier, sin brillar en lo vocal pero seguro de intenciones y expresivo de máscara. Los comprimarios discurren con pareja eficacia. El coro está condenado a las bambalinas o a una enmascarada inmovilidad escénica. La puesta nos lleva a las deformaciones del cine expresionista mudo, con enormes placas de bombillas y un montón de cacharros mecánicos que llenan el tablado y dejan poco margen a los desplazamientos, resolviendo todo en plan fotograma. El negro y los grises consiguen una atmósfera monótona que poco tiene que ver con lo multicolor de la partitura. Por lo demás, los personajes se desdibujan o se escoran hacia extravagancias como hacer de la muñeca Olympia una mujer fatal, desnuda y cachonda, o de Antonia una angustiada moza existencialista de entreguerras. Los ambientes offenbachianos, tan bien definidos por la letra y la música, aquí caen en complejos y apabullantes ingenios industriales que no distinguen nada y compiten con lo que oímos en lugar de armonizarse con ello. Blas Matamoro PUCCINI: La rondine. AINHOA ARTETA (Magda), INVA MULA (Lisette), MARCUS HADDOCK (Ruggiero), RICHARD TROXELL (Prunier), WILLIAM PARCHER (Rambaldo). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA NACIONAL DE WASHINGTON. Director musical: EMMANUEL VILLAUME. DIRECTORA DE ESCENA: MARTA DOMINGO. Director de vídeo: BRIAN LARGE. DECCA 074 3335 (Universal). 1998. 114’. N PN La esposa de P l á c i d o Domingo, como antes hizo con su contemporánea dirección escénica de Traviata, ofrece una visión muy “viscontisana” de la partitura de Puccini, con una exhibición decorativa de un carácter y lujo impresionantes (vestuario y decorados son, claro está, de Michael Scott), en los que sus solistas están movidos con una aprovechada utilización. Con tres versiones ya en DVD (La Fenice, Torre del Lago y la veterana del San Carlo napolitano en blanco y negro), esta Rondine incluye algunas páginas nuevas pertenecientes a los cambios previstos por Puccini posteriormente al estreno de la obra en Montecarlo 1917, incluyendo un final trágico con el suicidio de Magda. La obra en sí se muestra entonces con un alcance y unos objetivos hasta la fecha inéditos. Como era de esperar, las cámaras en manos de Large encuentran siempre el ángulo y la disposición adecuados para que el montaje aparezca expuesto en todo su lujoso esplendor. Protagonista realmente inspirada resulta la Arteta, con un físico ideal para el personaje que no hace otra cosa que potenciar un canto siempre cuidado y rico en matices y 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 109 D V D GIORDANO-VERDI musicalidad. Inva Mula no se queda atrás, ofreciendo una Lisette muy por encima de las intérpretes habituales del papel. La parte masculina del reparto no está, sin embargo, completamente a la altura de la femenina. De cualquier manera siempre resultan dignos todos, comenzando por Haddock, de físico asimismo conveniente para dar credibilidad a un Ruggiero del colorido lírico que le corresponde y aquí se recuerda que quien lo estrenó fue Tito Schipa. Troxell, el Pinkerton del filme de Mitterrand sobre Madama Butterfly, ofrece un Prunier de medios por encima de los que se acostumbran distribuir a este personaje, mientras el correcto a secas Rambaldo de Parcher redondea el cuarteto principal. Villaume hace todo lo posible para que tan híbrida pero personal partitura se evidencie en todo su primoroso entramado orquestal. Fernando Fraga ROSSINI: Ermione. SONIA GANASSI (Ermione), MARIANNA PIZZOLATO (Andromaca), GREGORY KUNDE (Pirro), ANTONINO SIRAGUSA (Oreste), FERDINAND VON BOTHMER (Pilade), NICOLA ULIVIERI (Fenicio). CORO DE CÁMARA DE PRAGA. ORQUESTA DEL TEATRO COMUNALE DE BOLONIA. Director musical: ROBERTO ABBADO. Director de escena: DANIELE ABBADO. Director de vídeo: TIZIANO MANCINI. 2 DVD DYNAMIC 33609 (Diverdi). 2008. 143’. N PN E sta ópera ha tenido una vida azarosa, fue un fracaso en su estreno, no se repuso en vida del autor y aparece en los teatros de forma esporádica, salvo en Pésaro, según la disponibilidad de intérpretes. La figura de la velada es sin duda Sonia Ganassi que nos da una interpretación de gran fuerza, expresando amor y odio, con un fraseo de una musicalidad exquisita y a su lado Marianna Pizzolato es una Andromaca suficiente, con un canto cuidado y un buen estilo. Gregory Kunde es un tenor rossiniano de larga carrera y empieza a notarse un cierto cansancio, no obstante el cual supera casi siempre las dificultades de su casi imposible rol, mientras que Antonio Siragusa mostró su dominio del estilo, con una técnica profunda, que mejora las cualidades de su voz, con una visión detallista y segura, completando el reparto la profesionalidad de Ferdinand von Bothmer y Nicola Ulivieri. La dirección musical está a cargo de Roberto Abbado, que muestra su madurez, con una versión fluida, con unos tempi muy estudiados, aprovechando los contrastes de la partitura y remarcando las situaciones, con un sonido muy calibrado, que pasa de la sutileza a la fuerza con gran intuición. La puesta en escena está a cargo de su primo, Daniele Abbado, y está en dos niveles, con una plataforma parcial que se mueve en función de la dramaturgia y enmarca claramente cada una de las escenas, con una visión entre clásica y moderna, donde merece destacar la iluminación de Guido Levi. Albert Vilardell ROSSINI: Semiramide. ADELAIDA NEGRI (Semiramide), MARTINE DUPUY (Arsace), RAIMONDO METTRE (Idreno), GEORGE PAPPAS (ASSUR), JEAN CHARLES GEBELIN (Oroe). CORAL MUNICIPAL DE SÃO PAULO. SINFÓNICA MUNICIPAL DE SÃO PAULO. Director musical: MASSIMO PRADELLA. Director de escena: RENZO FRUSCA. NEW ORNAMENTI DNO 318 (LR Music). 1982. 190’. N PN P recedida por una edición en audio, esta ejecución bastante completa de la magna partitura rossiniana, asombra por la época y el lugar de la realización. En efecto, un montaje capaz de ofrecer una visión clara de la obra, dentro del más convencional respeto hacia la misma, se complementa con una dirección de actores simple aunque suficiente. La imagen, en color, es la propia de las que en aquellos años ofrecía le televisión, fuente presunta de la entrega. Dirigida con la esperada competencia por Pradella, que extrae de un coro y orquesta la suficiente calidad para no hacer el ridículo, el equipo de cantantes se distingue por su desigualdad. Pappas es un Assur fuera de lugar que se rescata un tanto por sus medios sonoros y potentes, mientras que la torpeza vocal e interpretativa de Gebelin impiden darle la más mínima valoración positiva. Pese a su voz rica de timbre, las carencias continúan con un Mettre, igualmente fuera de estilo y con unos tormentosos ascensos a unos agudos que no encuentran del todo su lugar. Negri, pese a las habituales caídas de tono, pega que ha sido una constante en su dilatada y provechosa carrera, convence tranquilamente en el rico retrato que logra de la heroína rossiniana, tanto por la intencionalidad del fraseo como por el lado del canto ornamentado, rico en coloraturas (especial relieve logra en Bel raggio lusinghier) y la exhibición de registro, habiendo comprendido a la manera de las grandes el acierto de emitir sobreagudos, no escritos, cuando la situación dramática o vocal lo permiten. La soprano retomaba así un papel que hasta entonces era exclusivo de Sutherland; Caballé, meses después de Negri, sería Semiramide en Aix-en-Provence sin la misma exhibición de posibilidades ornamentales tanto por parte de la australiana como de la argentina. Dupuy, que no dispone de un merecido legado oficial de Arsace, vuelve a demostrar la capacidad para sacar adelante este tipo de personajes de contralto in travesti. De hecho, es el elemento mejor del reparto, por canto, posibilidades y adecuación al personaje. Cumplen discretamente los elementos de apoyo: Vera Lucia Pessagno en Azema, José Bassetti en la sombra de Nino y Héctor Page como Mitrane. Fernando Fraga SIBELIUS: centada por la edad, la que le impidió, no ya escribir, sino dar por bueno lo que escribía, en especial esa legendaria Octava Sinfonía que, parece ser, llegó a completar y acabó ofreciendo al fuego. Por lo demás, el DVD poco aporta que no se sepa de la vida del maestro finlandés. Tampoco lo pretende: lo que quiere es presentarnos a Sibelius, introducir al público en su vida y en su obra, con escogidos fragmentos de sus sinfonías, su Concierto para violín, Finlandia o Tapiola, en interpretación de la Sinfónica de la Radio de Suecia, bajo la dirección de Vladimir Ashkenazi, además del Andante festivo en un añejo registro dirigido por el propio compositor. Estampas de Ainola, la casa en la que residió junto a su esposa; de lagos y bosques finlandeses en todas las estaciones del año, y de fotografías de época y alguna filmación en que aparece Sibelius ilustran todo este material, que se ofrece en versión original inglesa con posibilidad de subtítulos en francés, alemán y español. Tiene su valor. Juan Carlos Moreno VERDI: Rigoletto. ALDO POTTI (Rigoletto), GABRIELLA TUCCI (Gilda), GIANNI POGGI (Duque de Mantua), PAOLO WASHINGTON (Sparafucile), ANNA DI STASIO (Maddalena). COROS TOKYO CHORALIES, NIKIKAI GROUP, FUJIWARA OPERA CHORUS. SINFÓNICA NHK. Director musical: ARTURO BASILE. Director de escena: CARLO PICCHINATO. VAI 4499 (LR Music). 1961. 127’. R PN The early years. Maturity & silence. ELISABETH SÖDERSTRÖM, soprano; BORIS BELKIN, violín. SINFÓNICA DE LA RADIO DE SUECIA. Director: VLADIMIR ASHKENAZI. Director de vídeo: CHRISTOPHER NUPEN. ALLEGRO FILMS A 05CN (Diverdi). 2006. 151’. N PN A la pregunta ¿por qué Sibelius, después de ser reconocido como uno de los más grandes compositores, decidió encerrarse en su casa y pasar sus últimos treinta años de vida en silencio? intenta responder, entre otras, este documental en dos partes filmado por Christopher Nupen. La respuesta viene a decir que fue la devastadora capacidad de autocrítica del compositor, acre- O tra documento de las visitas líricas italianas a Tokio. Cuenta con los habituales subtítulos en japonés, sobre los que se incrustan los demás, incluidos los españoles, en blanco y negro, lógicamente, pero con imágenes suficientemente nítidas para seguir con comodidad el conveniente relato que hace el director de escena. Se trata, en efecto, de un montaje dentro del más estricto respeto a la obra, ya que no era época para alardes de modernidad ni idóneo el público al que iba dirigido. Basile demuestra su excelente oficio paralelo al ajustado conocimiento de la obra. Poggi hace gala de sus poderosos y brillantes medios, a veces un poco reñido 109 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 110 D V I SD C O S D VERDI-VARIOS con la entonación, en un retrato muy exteriorizado de un Duque que sabe mover bien escénicamente. Protti, con varios documentos audio que le han precedido, vuelve a demostrar que fue un buen Rigoletto, situándole en el contexto no tan imaginativo como Gobbi ni tan dotado como Warren o Bastianini, pero sí de medios bien definidos y ricos, además de un canto y una caracterización (tradicional) convenientes. Una novedad como el Duque de Poggi (del que no había constancia hasta la fecha) es la Gilda de la Tucci, soprano más asociada a otras heroínas verdianas de mayor peso (Aida, las Leonoras, etc.). La cantante, que empezó con este tipo de cometidos para lírico-ligeras (cantaba también la Elvira belliniana), apenas roza la peligrosa cursilería escénica y hace un trabajo cuidado de Gilda, marcando muy bien su evolución sicológica y vocal. Di Stasio, una profesional capaz de sacar adelante lo que se le ponga enfrente, además de apechugar con la Condesa Ceprano, resulta muy apropiada para Maddalena, lo mismo que Washington, un poderoso Sparafucile. Pagliuca, al frente de un equipo mayormente italiano donde nos reencontramos con viejos conocidos (la Pini, La Porta, Cesarini), resuelve un destacado Monterone. Fernando Fraga VIVALDI: Las cuatro estaciones. REBEL: Los elementos. MIDORI SEILER, violín. AKADEMIE FÜR ALTE MUSIK DE BERLÍN. JUAN KRUZ DÍAZ DE GARAIO ESNAOLA, coreógrafo, bailarín, realizador. Directores de vídeo: BRIGITTE KRAMER Y JÖRG JESHEL. HARMONIA MUNDI HMD 9909026. 2008. 78’. N PN O riginal 110 y arriesgada propuesta que reúne Las cuatro estaciones de Vivaldi y Los elementos de Rebel en forma de Concierto coreográfico. El proyecto nació de la colaboración entre Radialsystem V, un moderno centro de arte inaugurado en Berlín en 2006, la Akademie für Alte Musik de la capital alemana y la compañía Sasha Waltz, de la que es miembro el bailarín y coreógrafo español Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola (Legazpi, 1966), quien fue el encargado de la realización de un espectáculo coreográfico dividido en dos partes claramente diferenciadas. En la primera, con Los elementos de Rebel, la orquesta se limita a poner el fondo sonoro a las evoluciones del bailarín vasco, pura abstracción rítmica de sugestivo atractivo plástico; en la segunda, todos los intérpretes participan de una puesta en escena que se desarrolla en clave mucho más concreta y descriptiva, incluso un punto naíf, con una simbología fácilmente reconocible, al llenarse la escena de hojitas verdes en la primavera, un foco que simula el sol en verano, manzanas maduras y hojas secas en otoño y hogueras, viento y nieve en invierno, en un intento de representación alegórica de los sonetos publicados por Vivaldi junto con los conciertos. Musicalmente, la orquesta alemana, poco experimentada en la música del Barroco italiano, muestra su extraordinaria competencia, con sus miembros tocando en situaciones francamente comprometidas (tirados en el suelo, trotando por la escena, subidos a una escalera de mano, deslizándose sobre unas sillas con ruedas…). Midori Seiler (que suma a esas proezas la de tocar bajo una sábana, a hombros del coreógrafo o siendo zarandeada por éste…) luce un sonido afilado, a ratos lírico, que encaja estupendamente en la visión de ClemensMaria Nuszbaumer, concertino de la Akademie para la obra de Vivaldi, que plantea con contrastes acerados, acentuación urgente y sonido más bien rectilíneo, una interpretación muy en la órbita de los conjuntos italianos más agresivos. En Rebel, con Georg Kallweit de concertino y sin sobresaltos coreográficos, el conjunto germano ofrece una visión estilizada, algo roma en los pasajes más disonantes de El caos inicial, aunque de indudable belleza sensual. Entre los extras, se incluye una conversación entre Díaz y Rebel. Una lástima que HM siga sin considerar el castellano como lengua para los subtítulos de sus producciones videográficas. Pablo J. Vayón VARIOS TESTIMONIO. Un film de Tony Palmer (1988). Guión: DAVID RUDKIN. basado en Testimonio, las Memorias de Dimiri Shostakovich editadas por Solomon Volkov. BEN KINGSLEY (Shostakovich). VOICEPRINT TP-DVD145 (Ferysa). 2009. 151’. N PN U na excelente película que se basa en las Memorias de Shostakovich transcritas por Volkov, hoy algo discutidas. Si el guión de Rudkin y la dirección de Tony Palmer son de muy buen nivel, la interpretación de Ben Kingsley es prodigiosa. Como siempre, podríamos decir. Qué se puede añadir de ese gran camaleón que ha hecho papeles históricos tan distintos como el de Gandhi y el de Lenin (éste, justo después de este Shostakovich); o bíblicos como el de Moisés y el menos agraciado de Putifar; o shakespeareanos, como el de Ford, de Las alegres comadres de Windsor, o el bufón Feste, de Twelfth Night (Noche de reyes); o antipáticos cometidos, como el del doctor Miranda, en La muerte y la doncella, película de Polanski a partir de la pieza de Ariel Dorfman; o el que podría ser su contrario, el de Simon Wiesenthal en la serie televisiva Murderers among us; y, en este sentido, el Stern de La lista de Schindler. En fin, Kingsley ha interpretado a artistas como el comediante Kean o el poeta y pintor prerrafaelista Dante Gabriel Rossetti. El actor de las mil caras. Su Shostakovich es una interpretación de alto nivel que complacerá sobre todo a aquellos que saben que el teatro es ficción y técnica, y que ambas pueden ponerse de manifiesto a favor de la verdad del conflicto y del relato, y en contra de la “naturalidad”. Esta película tiene ya más de veinte años, pero se conserva en toda su emoción, en el sus- pense del relato de un hombre, entre tantos otros, que fue sometido a una tortura sicológica de la que salió con menoscabo y que sin duda le acortó la vida. El camarada Dimitri Dimitrievich, que a medida que pasan los años se configura como uno de los dos o tres grandes del siglo que pasó, sólo vivió 69 años. Es un personaje de teatro, de cine, porque su vida aparentemente quieta y sedentaria es la del perseguido que es favorito del perseguidor, el artista condenado que es mimado por el régimen. Hay varias piezas teatrales dedicadas a él, como Master Class, de David Pownall. Baste para situarles en esta obra con unas pocas palabras: febrero de 1948, Stalin y Zhdanov llaman a capítulo al Kremlin a los camaradas Prokofiev y Shostakovich. La película de Tony Palmer se basa en parte de lo que cuenta el Shostakovich de Semion Volkov en ese libro que publicó en España Aguilar en impecable edición de José Luis Pérez de Arteaga. Sería muy interesante una reedición de este libro, con un prólogo que explique cuál es la valoración actual de este libro, más de dos décadas después de su reveladora irrupción. Reveladora, aunque contenga cosas que hoy no parecen por completo ciertas. Algunas ya no lo parecían entonces; por ejemplo, las reticencias o francas críticas de Shostakovich a Prokofiev. El cine salva muchas de estas cosas, y la película transcurre por los dramáticos derroteros de un aprendizaje que lleva desde el joven prometedor, al que no se tarda en parar los pies, hasta el consagrado herido y enfermo. Sólo se le puede hacer un reproche a este DVD. Que no tiene subtítulos en español ni en ningún otro idioma. Desde luego, se trata de un film en inglés, no en ruso. Aun así, este detalle es a tener en cuenta. Pero la potencia y belleza de la película es tal que merece la pena dedicarle unas cuantas sesiones. Santiago Martín Bermúdez 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:11 Página 111 NEGRO MARFIL ...AUSENCIA, PÉRDIDA Y ALREDEDORES NEHARÓT. Obras de Betty Olivero, Tigran Mansurian y Eitan Steinberg. KIM KASHKASHIAN, viola; ROBYN SCHULKOWSKY, percusión; TIGRAN MANSURIAN, piano. CUARTETO KUSS. ORQUESTA DE CÁMARA DE MÚNICH. Director: ALEXANDER LIEBREICH. BOSTON MODERN ORCHESTRA PROJECT. Director: GIL ROSE. ECM New Series 2065 (Diverdi). 2006-2008. 60’. DDD. N PN … era yo una niña cuando aprendí la existencia de ese país, por mis padres, luego por la radio, los periódicos, por las muchedumbres enfurecidas invadiendo las calles… (Sabine Akhoti, (C)inédit) La historia, las historias de Neharót, Neharót de Betty Olivero, las historias de las Arias cantadas por la ventana dando sobre el Monte Ararat de Tigran Mansurian, las historias de Rava Devarim de Eitan Steinberg, no empiezan ahora, sino antes, acaso en un pasado no tan lejano que recuerdan dos obras publicadas este mes en Francia: L’affiche rouge rodada por Robert Guédiguian y Le tombeau de Tommy escrita por Alain Bottière, ambas centradas en el grupo Manouchian, mayormente compuesto por armenios y judíos (con algún español), es decir, exiliados escapados de un genocidio o perseguidos por otro exterminio, eternos extranjeros que luchaban por Francia (soñando con libertad, justicia acaso ética) contra los alemanes y que la policía francesa arrestaba y torturaba antes de entregarlos a los alemanes que los torturaban antes de fotografiarlos y fusilarlos. Las historias de Neharót empiezan incluso antes, en algún país de arena, un lugar invadido por la arena, o empezaría con palabras como: érase una sala de espera o érase la plaza de la estación, érase un funeral, o una ceremonia de recuerdo… … era una explanada, una sala de fiesta abandonada, una terraza entre desierto y mar… soñaba con ese país, era como su sonrisa, la que acaba de desaparecer de tus labios, era como tu cuerpo de ayer que busco en el de hoy, era como un amor… …un hombre anda de un país de arena a otro, inconsolable, de una sala de espera a otra, de una ciudad devastada a otra, un músico de conciencia contusa con el único refugio de un dolor insistente, un hombre anda en la luz de su bello país y abre una ventana imaginaria sobre el Monte Ararat, las montañas de Sasun, o las ruinas de Ani… … ¿Cómo podías saber esto? … lo sabía, lo sabíamos desde siempre, de la misma manera que se sabe la cifra de los muertos murmurada en la oscuridad por los que escaparon, los desertores, los vagabundos… — … tengo miedo de que este país exista realmente. — … tengo miedo de otra cosa: de que no quedara de este país sino una memoria incierta… acaso inventada, pero creíble… (Sabine Akhoti, (C)inédit) Neharót… son ríos, Neharót Neharót son ríos, ríos de lágrimas, lágrimas libres, inevitables, verdaderas lágrimas, como las que lloran los pueblos de la miseria… Neharót Neharót son esos lamentos cantados por Lea Avraham e Ilana Elia, lamentos de mi (su) país de África del Norte superpuestos a lamentos de mi (su) país de Oriente Medio o de otros países imaginarios, imaginados, inalcanzables, más allá de los montes de Armenia o Kurdistán… y como fondo sonoro el lamento desconstruido de Orfeo de los Montes Verdes llorando la ausencia o la pérdida. Betty Olivero compone o se recompone o recompone ese momento que la vida le robó, esos momentos de vida que le fueron robados, y la música recompuesta y la música desconstruida se miran en un espejo. O: son dos momentos de mi escucha de una misma música que busco en el tiempo de la noche para reencontrar ese tiempo, esa vida, una silueta conocida, su rostro, la forma de tu rostro. … flotan en esos Neharót en esos ríos palabras llenas de promesas y de venganza una lluvia de palabras, dichas debajo de años de desierto, llevadas por años de viento, escondidas por años de silencio, nadie ve esas voces, esas cantantes, no son reales, son cintas grabadas, nadie ve sus caras pálidas, nadie sabe que tienen hambre y esas palabras son grandes imágenes transparentes que dejan ver el rocío amargo de los labios tensos… … y esa voz sin palabra de la viola de Kim Kashkashian, y esas voces con palabras de Lea Avraham e Ilana Elia nos hablan en el tiempo, hablan en la noche, pueden preguntar a voz baja, o a grito lejano, nos apartan del hedor de los campos de la muerte, del olor agrio del exilio, hablan fuera del tiempo, nos hablan en la noche, y cantando en la noche fuera del tiempo borran las huellas ácidas del olvido y para decirlo hablan con voz de luz, que es otra traducción de neharót, y Rava Devarim —una de sus traducciones podría ser: la importancia de las palabras— es una suerte de nigun, es decir, un canto sin palabras para que la música vuele mejor y alcance lo que presumiblemente tiene que alcanzar. O: Rava Devarim — una de sus traducciones podría ser: la importancia de las cosas— en el que el oyente puede imaginarse cantar sobre esta música o decir cosas incomprensibles fuera del tiempo apartando la noche borrando el tiempo durmiendo más profundamente en ti mientras mi mano busca a tientas por el mundo, sentir cómo tu corazón late en tu pecho. Pierre Élie Mamou 111 246-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 21/10/09 13:12 Página 112 ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS 112 Albéniz: Iberia. Díaz-Jerez. Sedem. . . . . . . . . . . . . . . . .81 Almirante. Zwicker. Phoenix.103 Anda, Géza. Pianista. Obras de Chopin, Schumann y otros. Hänssler. . . . . . . . . . . . . . .102 — Obras de Schumann, Liszt y otros. Brilliant. . . . . . . . . . . .78 Aperghis: Música de cámara. Xasax. Kairos. . . . . . . . . . . .80 Arcángel, Gabriel. Violinista. Obras de Paganini, Sarasate y Franck. Tañidos. . . . . . . . .102 Asíns-Arbó: Obras para guitarra. Ruiz del Puerto. Columna. . .81 Bach: Invenciones y sinfonías. Fellner. ECM. . . . . . . . . . . . .80 Baguer: Sinfonías. James. Columna. 82 Barshai, Rudolf. Director. Obras de Shostakovich, Bartók y otros. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .74 Bartoli, Cecilia. Mezzo. Sacrificium. Decca. . . . . . . . . . . .103 Beethoven: Conciertos para piano 3-5. Pizarro/Mackerras. Linn. . . . . . . . . . . . . . . . . . .83 — Quinteto. Nash. Hyperion. .83 — Sonatas para piano y violín. Melnikov/Faust. H. Mundi. .82 — Sonatas para violonchelo y piano. Gutman/Virsaladze. Live. . . . . . . . . . . . . . . . . . .83 — Variaciones Heroica. Gulda. Membran. . . . . . . . . . . . . . .82 Bella domna. Wishart. Hyperion. 79 Bellini: Adelson e Salvini. Nafé, Ricci/Licata. Nuova Era. . . . .76 — Sonámbula. Callas, Monti/Votto. Brilliant. . . . . . . . . .75 Berlioz: Infancia de Cristo. Best. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . .74 Biret, Idil. Pianista. Obras de Beethoven y Schumann. IBA.73 Björling, Jussi. Tenor. Canciones. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . .77 Boïldieu: Dama blanca. Massis, Blake/Minkowski. EMI. . . . .77 Brahms: Réquiem alemán. Spano. Telarc. . . . . . . . . . . . . . .83 Bruckner: Sinfonía nº 5. Varios. 68 Chaikovski: Variaciones rococó. Bailey/West. Telarc. . . . . . . .84 Chiaroscuro. Obregón. Arsis. 104 Cimarosa: Matrimonio secreto. Auger, Varady/Barenboim. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . .75 Coprario: Funeral teares. Céladon. Zig Zag. . . . . . . . . . . . .84 Corrette: Sinfonías de Navidad. Voskuilen. Brilliant. . . . . . . .84 — Sinfonías de Navidad. Arion. EM. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .84 Couperin: Lecciones de tinieblas. Mandrian. Ambronay. . . . . .84 Debussy: Pelléas et Mélisande. Roux, Duval/Gui. Glyndebourne. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .71 Delibes: Lakmé. Ruffini, Morino/Piantini. Nuova Era. . . . .76 Delicias españolas II. Garrido. Verso. . . . . . . . . . . . . . . . .104 Di Stefano, Giuseppe. Tenor. Canciones napolitanas. Naxos. . .77 Donizetti: Alina. Blake, Dessì/Allemandi. Nuova Era. . . .76 — Maria Stuarda. Sills, Burrows/Ceccato. Brilliant. .75 Dvorák: Katia y el diablo. Breedt, Romako/Albrecht. Orfeo. . . .85 — Rusalka. Fleming, Larin/Conlon. Arthaus. . . . . .70 Écrit du cri. Visse. H. Mundi. 104 Elgar: Variaciones Enigma. Davis. Signum. . . . . . . . . . . . . . . . .85 Fauré: Quintetos con piano. Fine Arts/Ortiz. Naxos. . . . . . . . .85 Ferras, Christian. Violinista. Obras de Schumann, Franck y otros. Brilliant. . . . . . . . . . . .78 Fiesta andina. Varios. K 617. 105 García Abril: Cuartetos. Leonor. Verso. . . . . . . . . . . . . . . . . .86 Gilles: Réquiem. Herreweghe. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .79 Giordano: Marcella. Daolio, Formaggia/Benzi. Naxos. . . . .108 Glass: Koyaanisqatsi. Riesman. OMM. . . . . . . . . . . . . . . . . .85 Gounod: Fausto. De los Ángeles, Gedda/Cluytens. Brilliant. . .75 Grieg: Canciones. Horsti/jansen. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .86 Guinjoan: Obras de cámara. Kandinsky. Columna. . . . . . .86 Haendel: Arias para bajo. Regazzo/Alessandrini. Naïve. . . . .88 — Arias y suites de Alcina. Schäfer/Kussmmaul. Avi. . . . . . . .88 — Chandos Anthems. Layton. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . .87 — Conciertos para órgano op. 7. Egarr. H. Mundi. . . . . . . . . .87 — Música acuática. King. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .79 — Sonatas opp. 2, 5. Egarr. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . .87 Hahn: Ciboulette. Mesplé, Gedda/Diederich. EMI. . . . . . . . .77 Hallgrímsson: Concierto para chelo. Mørk/Storgards. Ondine. . .88 Haydn: Creación. Jacobs. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . .89 — Cuartetos op. 33. Casals. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . .89 — Sinfonías 49, 80. Von der Goltz. H. Mundi. . . . . . . . . .89 — Sonatas, Variaciones. Zhu. Mirare. . . . . . . . . . . . . . . . . .88 Herzogenberg: Cuartetos con piano. Frölich/Belcanto. CPO. . .90 Holborne: Fantasías. Santana. Carpe Diem. . . . . . . . . . . . .90 Jarrell: Cassandre. Bas/Mälkki. Kairos. . . . . . . . . . . . . . . . . .90 Karlowicz: Sinfonía “Renacimiento”. Salwarowski. Dux. . . . .90 Kempe, Rudolf. Director. Obras de Debussy, Schumann y Strauss. Profil. . . . . . . . . . . .78 Khachaturian: Espartaco. Zhuraitis. Melodiya. . . . . . . . . . . . .91 Lalo: Sinfonía española. Kantorow/Bakels. BIS. . . . . . . . . . .91 Lang: Pasión de la cerillerita. Hillier. H. Mundi. . . . . . . . .92 Lasso: Salmos. Brown. Hyperion. 74 Locatelli: Conciertos y Sonatas. Wallfisch. Hyperion. . . . . . .74 Mackenzie: Concierto para violín. Stewart/Handley. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .79 Maestros del siglo de oro. Savall. Alia Vox. . . . . . . . . . . . . . .105 Magnard: Sinfonías. Ossonce. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . .74 Mahler: Sinfonía 8. Gergiev. LSO. . . . . . . . . . . . . . . . . . .91 Malec: Epístola. Krivine. Timpani. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .91 Malikian, Ara. Violinista. Obras de Piazzolla, Valent y Grundman. Non Profit. . . . . . . . .103 Marais: Piezas en trío. Börner/Form. Ambronay. . . . . . .92 Martin: Obra para piano. Adam. ABC. . . . . . . . . . . . . . . . . . .92 Martinu: Suite y fragmentos de Juliette. Mackerras. Supraphon. 93 Matteis: Ayres. Beyer. Zig Zag.93 McCormack, John. Tenor. Obras de Wagner, Méhul y otros. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . .77 Missa gotica. Pérès. Zig Zag. 106 Mozart: Bodas de Fígaro. Groop, Claessens/Kuijken. Brilliant. .75 — Conciertos para piano 11-13. Tomes. Hyperion. . . . . . . . .79 NMC Songbook. Varios. NMC. 105 Offenbach: Bandidos. Raffali, Trempont/Gardiner. EMI. . . .77 — Bella Helena. Norman, Bacquier/Plasson. EMI. . . . . . . .76 — Cuentos de Hoffmann. Laho, Doufexis/Davin. Belair. . . .108 — Orfeo en los infiernos. Mesplé, Sénéchal/Plasson. EMI. . . . .76 — Pomme d’api. Mesplé, Lafont/Rosenthal. EMI. . . . . .77 Pablo Casals, grabaciones completas para EMI. Casals. EMI. . .107 Pachelbel: Música para tecla, vol. 1. Raml. MDG. . . . . . . . . . .93 Padre Pio Prayer. Christophers. Coro. . . . . . . . . . . . . . . . . .106 Paganini: Caprichos op. 1. Zehetmair. ECM. . . . . . . . . . . . . .93 Palomo: Jardín solitario. Frühbeck. Naxos. . . . . . . . . . . . .93 Peirol: Canciones. Bonhoure. Zig Zag. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .94 Penderecki: Utrenja. Wit. Naxos. 94 Peñalosa: Motetes. Turner. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .79 Pergolesi: Stabat Mater. Harnisch, Mingardo/Abbado. DG. . . . .95 Pfitzner: Palestrina. Donath, Fischer-Dieskau/Kubelik. Brilliant. 75 Pianistas rusos de leyenda. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . .72 Piano en Extremadura. Escalante. Sedem. . . . . . . . . . . . . . . .106 Pisador: Si me llaman… Cortesano. Carpe Diem. . . . . . . . . .95 Puccini: Madama Butterfly. Jurinac, Lorenzi/Klobucar. Orfeo. 94 — Rondine. Arteta, Haddock/Villaume. Decca. . . .108 — Tríptico. Bruson, Lorengar/Albrecht. Orfeo. . . . . . . .95 Rachmaninov: Caballero avaro. Guzhov/Polianski. Brilliant. .75 — Conciertos para piano. Rachmaninov/Ormandy, Stokowski. Membran. . . . . . . . . . . . . . .96 Requiem. Johnson. H. Mundi. 106 Ricci: Corrado d’Altamura. Böer. Opera Rara. . . . . . . . . . . . . .97 Rimski-Korsakov: Sneguroshka. Zhurina, Morozov/Lazarev. Melodiya. . . . . . . . . . . . . . .96 Rossini: Aureliano en Palmira. Mazzola, De Cesare/Zani. Nuova Era. . . . . . . . . . . . . . . . . .76 — Ermione. Ganassi, Pizzolato/Abbado. Dynamic. . . . . . .109 — Semiramide. Negri, Dupuy/Pradella. New Ornamenti. . . . . . . . . . . . . . . . .109 Rota: Sinfonías 1, 2. Conti. Chandos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .97 Saariaho: Amour de loin. Belcher, Todorovitch/Nagano. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . .97 Schoeck: Notturno. Gerhaher/ Rosamunde. ECM. . . . . . . . .97 Schumann: Escenas del Fausto. Harnoncourt. RCO. . . . . . . .98 — Obras para piano y de cámara. Le Sage. Alpha. . . . . . . . .98 Shostakovich: Amigas. FitzGerald. Naxos. . . . . . . . . . .99 — Sinfonía 10. Järvi. Telarc. .98 Sibelius, early years. Allegro. 109 Simonsen: Sinfonías 1, 2. Yinon. CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . .99 Spain. Heinrich-Albert Duo. MDG. . . . . . . . . . . . . . . . .107 Strauss: Mujer sin sombra. Thomas, Mödl/Keilberth. Brilliant. 75 — Salomé. Jones, Fischer-Dieskau/Böhm. Brilliant. . . . . . . .75 Stravinski: Sinfonía de los Salmos. Brilliant. . . . . . . . . .79 Szymanowski: Obras para violín y piano. Ibragimova/Tiberghien. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . .99 Tessarini: Sonatas en trío. Bell’Accordo. Brilliant. . . .100 Testimonio. Palmer. Voiceprint. 110 Verdi: Rigoletto. Potti, Tucci/Basile. VAI. . . . . . . . . . .109 Victoria: Misa Gaudeamus. Martin. Hyperion. . . . . . . . . . .100 Vísperas venecianas. McCreesh. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .79 Vivaldi: Conciertos para violín. Zanenghi. Enchiriadis. . . . .100 — Cuatro estaciones. Seiler. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . .110 — Juditha triumphans. Cremonesi. ABC. . . . . . . . . . . . . . . .101 Walter: Sinfonía. Botstein. CPO. 101 Weber: Cazador furtivo. Schellenberger, Planzl/Elmendorff. Profil. . . . . . . . . . . . . . . . . . .78 Wilms: Sinfonías 6, 7. Ehrhardt. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .79 — Sonatas. Peter/Stenzl. Carus.101 Zelenka: Penitenti. Luks. Zig Zag. 101 Zemlinsky: Sinfonía lírica. Maazel. Brilliant. . . . . . . . . . . .101 — Sinfonía lírica. Graf. Naxos. 101 21/10/09 15:18 Página 113 D O S I E R GEORG FRIEDRICH 1759-2009 HAENDEL 246-dosier FILM:207-dosier 113 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:18 Página 114 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL COMPOSITOR, EMPRESARIO, GENIO Nacido en Alemania, formado en Italia, afincado en Gran Bretaña, Georg Friedrich Haendel integra, junto con Johann Sebastian Bach, Antonio Vivaldi, Georg Philipp Telemann y Jean-Philippe Rameau, el quinteto esencial de compositores tardobarrocos. Sin ser especialmente prolífico, dejó una nutrida obra, llevando a su cenit la ópera seria y el oratorio y experimentando con las formas musicales en función de los gustos del público. Contribuyó decisivamente a la creación del denominado repertorio en el teatro musical. Fue el primer artista vivo de los tiempos modernos que contó con una estatua erigida en su honor (por Louis-François Roubillac en los jardines de Vauxhall, 1738) y el primer compositor al que se dedicó una biografía crítica (John Mainwaring, 1760) y con cuya obra se hizo una tentativa de edición completa (Samuel Arnold, a partir de 1786-1787). Y tras su muerte, su música —también por primera vez— siguió interpretándose en público ininterrumpidamente hasta nuestros días. V 114 ino al mundo en la pequeña ciudad sajona de Halle (5.000 habitantes, aproximadamente), el 23 de febrero de 1685. Y se dice que su padre, un barbero-cirujano de cierto prestigio, no veía con buenos ojos su inclinación hacia la música, pareciéndole el ejercicio del derecho una ocupación más segura y digna para su vástago. Pero la tenacidad del niño, rayana en la obstinación —una constante de su personalidad ante las adversidades— y, tal vez, la intervención en su favor del duque de Sajonia-Weissenfels, que le habría oído tocar casualmente, vencieron la resistencia paterna. Friedrich Wilhelm Zachow (1663-1712), organista local y eficaz pedagogo, fue su primer maestro. Y aunque, ya huérfano de padre (1697), se matriculó en la jovencísima universidad de su ciudad (1702), ese mismo año fue nombrado organista provisional de la catedral. Parecía iniciar la clásica carrera de músico-organista de iglesia, pero quizá el descubrimiento de la ópera en la no lejana Leipzig de la mano de Telemann le llevó a instalarse en la primavera de 1703 en Hamburgo, la ciudad libre más populosa (70.000 habitantes) y próspera del Imperio, que contaba con el teatro de ópera más activo de Alemania. Allí conoció a Johann Mattheson (1681-1764), quien le ayudó materialmente —“comió muchas veces en casa de mi difunto padre y en correspondencia me hacía preciosas observaciones sobre el contrapunto”, recordaría luego el hamburgués—, con quien compartió aventuras —el viaje a Lubeck para burlarse de Buxtehude y su hija, por ejemplo— y con quien mantuvo algún lance de rivalidad profesional que a punto estuvo de acabar mal para el sajón —el famoso duelo del botón salvador. Fue él también quien lo introdujo en la orquesta de la ópera y quien valoró sus capacidades musicales de entonces: “era [ya] buen organista, mejor que Kuhnau en la fuga y el contrapunto, en especial improvisando, pero sabía muy poco de la melodía” y componía unas “arias y cantatas larguísimas que no mostraban ni buena construcción ni gusto”. El contacto con Reinhard Keiser (1674-1739), director de la ópera de Hamburgo, fue esencial para empezar a corregir estos defectos. Mucho, y no sólo sus enseñanzas, tendría que agradecerle Haendel en el futuro. También en Hamburgo compuso sus primeras óperas, de las que sólo sobrevive Almira. Su etapa hamburguesa terminó en 1706, cuando soplaban malos aires para la ópera, sometida a diversas presiones. Y, quizá influido por un Médicis de paso por la ciudad, inició el que sería decisivo viaje a Italia. Florencia lo recibió, al parecer, en otoño de 1706, pero a principios de 1707 estaba ya en Roma. La sede papal era una efervescente ciudad de unos 150.000 habitantes y aunque parcialmente ensombrecida por la amenaza de la Guerra de Sucesión española y las penitencias públicas por el terremoto de 1703 impuestas por el papa Clemente XI —el primero, por cierto, en rasurarse totalmente el rostro desde que en 1527 su homónimo Clemente VII se dejara crecer la barba en señal de luto por el saqueo de la ciudad santa por las tropas de Carlos V—, mantenía una vida musical intensa, tanto en las infinitas ceremonias eclesiásticas, cuanto en los palacios de los príncipes eclesiásticos y civiles. Haendel residió en ella durante 1707 y 1708, con intermitentes ausencias (viajó a Florencia, Nápoles y tal vez Venecia), acogido al mecenazgo de los cardenales Benedetto Pamphili y Pietro Ottoboni y, sobre todo, del marqués Ruspoli, todos ellos miembros de la Academia Arcadia, fundada en memoria de la reina Cristina de Suecia. Y mientras maduraba y refinaba su estilo en contacto con músicos como Alessandro Scarlatti, Arcangelo Corelli, Bernardo Pasquini o Antonio Caldara, componía a buen ritmo obras para la liturgia católica, entre las que destaca el salmo Dixit Dominus (1707), abundantes cantatas para voz solista y bajo continuo o con acompañamiento orquestal más elaborado (Clori, Tirsi e Fileno, Arresta il paso……), destinadas en su mayoría a las veladas culturales de la Academia, y sus dos primeros oratorios (la ópera sufría penitencial prohibición), Il trionfo del Tempo e del Disinganno (1707) y La Resurrezione (1708). Abandonando definitivamente Roma hacia marzo de 1709, pasó en Florencia de nuevo unos meses recalando finalmente en Venecia, donde se representó triunfalmente en la temporada invernal de 1709-1710 su ópera Agrippina, auténtico compendio de la etapa italiana. En febrero de 1710 un Haendel de 25 años transformado humana, cultural y musicalmente y legítimamente ambicioso cruzaba los Alpes hacia el Norte. Su camino, allanado por un puñado de cartas de recomendación de notables personajes conocidos en Italia, parece marcado por su presumible determinación de orientarse preferentemente al cultivo del teatro musical. Se decantó inicialmente por Hannover (10.000 habitantes), que contaba con uno de los más bellos y mejores teatros de ópera de Alemania, construido veinte años atrás como parte del plan de prestigio del duque Ernesto Augusto I para alcanzar el noveno electorado del Imperio (logrado en 1692) y del empeño de su esposa Sofía del Palatinado por evitar sus frecuentes y carísimos viajes a Venecia para satisfacer su pasión por la ópera…… y otras pasiones no tan elevadas, pero intensamente placenteras. En 1710 regía sus destinos el duque Jorge Luis I de Brunswick y Lüneburg (era la titulación oficial) y la corte seguía manteniendo una activa vida cultural, con su anciana madre Sofía como principal animadora y con Gottfried Leibniz, consejero privado, bibliotecario e historiador de la dinastía, como figura más destacada, pero la ópera había caído prácticamente en el olvido. Obtuvo Haendel un bien remunerado título de maestro de capilla, mas sus funciones se limitaban casi únicamente a ser profesor de música de la princesa Carolina, esposa del heredero. Y tanto el duque como su kapellmeister tenían los ojos puestos en la lejana Inglaterra. Aquél, bisnieto de Jacobo I, porque, 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:18 Página 115 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL National Portrait Gallery, London pese a ser el 58ºº en la línea de sucesión, había sido designado heredero del trono inglés por el Act of Settlement (1702), aunque el odio cordial que la reina Ana profesaba a sus bárbaros parientes alemanes y la animadversión de los tories, dejaban un tanto en el aire su concreción práctica. El músico, porque había recibido una tentadora oferta de los administradores del londinense Queen’s Theatre para representar una ópera. Haendel fue el primero en llegar, a finales de 1710, a Londres. Era ya la mayor ciudad de Europa occidental (600.000 habitantes que aumentaban a buen ritmo) y estaba a punto de convertirse en el centro de la economía europea. Musicalmente vivía una situación peculiar. Ningún compositor autóctono había heredado la posición preeminente de Purcell y la influencia de la corte en este ámbito se había reducido por los grandes gastos exigidos por la Guerra de Sucesión española. Pero una creciente demanda social atraía a los músicos extranjeros (italianos, preferentemente), que eran protegidos por algunos aristócratas, participaban en los ya habituales conciertos públicos, componían para el teatro y alimentaban un boyante mercado de música impresa. Y en el Queen’s Theatre (más tarde, King’s Theatre) de Haymarket se intentaba asentar la ópera italiana, familiar para los nobles que habían realizado el grand tour por el continente, frente a la propia tradición de masques y semi-óperas. El éxito de Camilla (1706), de Giovanni Bononcini, todavía traducida al inglés, y el triunfo del castrado Nicolini (1708) habían allanado el camino. Haendel añadiría un jalón decisivo con Rinaldo, compuesta en buena medida con materiales procedentes de sus obras italianas, estrenada en febrero de 1711 y recibida con general aplauso. Fue, igualmente, introducido en la corte e intervino en conciertos públicos. Se comprende que, fascinado por la experiencia, a su regreso a Hannover (mediados de 1711) el ambiente le resultara asfixiante. En Londres se le reclamaba. Y en octubre de 1712 regresó a Inglaterra. El elector autorizó el viaje “a condición de que se comprometiera a volver en un tiempo razonable” (Mainwaring). Mantuvo una actividad intensa. Completó y estrenó dos nuevas óperas (Il pastor fido y Teseo) y prosiguió su relación con la corte, cuyos frutos principales fueron, en 1713, la Oda para el cumpleaños de la reina Ana y el Te Deum y Jubilate Georg Friedrich Haendel por Thomas Hudson, National Portrait Gallery, Lodresn para la ceremonia de acción de gracias por la Paz de Utrecht, primera paz inglesa de la historia (Gran Bretaña se erigía en garante del equilibrio mitómanos lamentarán eternamente su imposible encuentro europeo y conseguía de España importantes concesiones con Johann Sebastian Bach, pese al interés mostrado por comerciales en América). Haendel prosiguió su relación con éste. la corte (actuaba, de hecho, como su compositor oficioso), A la muerte de la reina Ana (1 de agosto de 1714) era recibiendo una pensión anual, que nunca dejó de percibir y proclamado Jorge I, fundador de la dinastía Hannover, proque no le impedía aceptar la hospitalidad —normalmente, longada hasta nuestros días en el trono británico. Los intensin sueldo— de aristocráticos mecenas, como Richard Boytos jacobitas (partidarios de los descendientes del depuesto le, conde de Burlington, lo que le sirvió para afianzarse en en 1688 Jacobo II) de impedir la sucesión fueron desbaratalos medios artísticos de la ciudad. Nunca volvería ya al condos. El gran mérito de Jorge I —paradójicamente, consetinente, salvo en ocasionales viajes para contratar cantantes cuencia de su desconocimiento a fondo del idioma inglés, (1719, 1729) y otras actividades privadas (1737, 1750). Los de su parcial desinterés por los asuntos de gobierno y de su 115 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:18 Página 116 D O S I E R Ministerio de Cultura. Archivo General de Simancas, Estado, leg.6-889 GEORG FRIEDRICH HAENDEL Primera y última página de la carta del Conde de Montijo a D.José Patiño, 15-I-1734 deseo de evitar problemas con un Parlamento que no terminaba de entender— será el afianzamiento del régimen parlamentario y la emergencia de la figura del primer ministro, más responsable ante el Parlamento que ante el monarca. El partido whig, vencedor en las elecciones durante más de medio siglo, y su figura más destacada, Robert Walpole, serían sus grandes apoyos y artífices finales del sistema. El cambio dinástico afectó a Haendel mucho menos de lo que tradicionalmente se ha dicho. La llegada a Londres de la incompleta familia real —la esposa de Jorge, repudiada tras un novelesco y adulterino episodio, permaneció recluida en Hannover hasta su muerte (1726)— fue celebrada con la interpretación de un Te Deum del músico, al que no se retiró la pensión concedida por su antecesora y al que en octubre de 1715 se le liquidaron atrasos hannoverianos. La interpretación de la Música acuática en 1717 no tuvo, pues, las connotaciones de reconciliación personal que le atribuyó Mainwaring. Fue ésta una etapa en la que la suspensión en Londres de las representaciones de ópera italiana, permitió a Haendel acogerse (1717), al mecenazgo de James Brydges (16741774), quien, tras haber amasado una inmensa fortuna como tesorero-pagador de las tropas inglesas en la Guerra de Sucesión española, culminaba su proceso de ascenso social, al ser nombrado conde de Carnarvon (1714) y duque de Chandos (1719). Para él compuso, entre otras obras, Acis y Galatea, primera incursión en el género dramático en inglés, y Esther, primer oratorio de la historia en dicha lengua y los denominados Anthems de Chandos. Nuevas empresas 116 No permaneció, sin embargo, mucho tiempo en el suntuoso palacio de Chandos. En el invierno de 1718-1719 un grupo de aristócratas, con el apoyo regio, constituyó la Royal Academy of Music, sociedad por acciones —la moda del momento, en pleno boom de la Compañía de los Mares del Sur— cuyo fin era la representación de ópera italiana, de la que Haendel fue nombrado director musical. Sus actividades se inauguraron en abril de 1720 con la representación de Numitore, de Giovanni Porta, y logró atraer, mediante el pago de elevadísimos salarios, a los más afamados cantantes europeos (entre ellos, el castrado Francesco Bernardi, Senesino, y las sopranos Francesca Cuzzoni y Faustina Bordoni). De esta época datan algunas de las obras maestras de Haendel, como Giulio Cesare, Tamerlano (1724) y Rodelinda (1725). Haendel obtendría también en estos años el reconocimiento de sus derechos como autor (1720), su nombramiento como maestro de música de la Capilla Real (1723), asumiendo la formación musical, al menos, de la princesa Ana, y la ciudadanía británica (1727). Poco después Jorge I falleció repentinamente en uno de sus habituales viajes a Hannover —una leyenda sin fundamento relaciona su muerte con una maldición de su repudiada esposa. El primer encargo que su hijo y sucesor Jorge II le hizo, ya como ciudadano británico, fueron los Anthems de la Coronación. Pero los asuntos de la Royal Academy no iban, precisamente, viento en popa. Había disensiones en el equipo directivo y rivalidades acusadas entre los cantantes, especialmente entre Cuzzoni y Faustina —toda una contradicción en sí misma, la presencia de dos prime donne en una compañía: llegaron a las manos en escena— y Senesino, quejoso de la relevancia de aquéllas y nunca del todo bien avenido con Haendel. Había ataques externos, simbolizados en el triunfo de The Beggar’s Opera (1728) en la que J. C. Pepush y J. Gay, viejos camaradas de Haendel, ponían en solfa la vida política (la gigantesca corrupción de la etapa de Walpole) valiéndose metafóricamente de la ópera italia- 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:18 Página 117 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL “Con haber el maestro de música alemán, director de la ópera italiana, hecho algunas impertinencias el pasado año, doblado el precio de la entrada en un día de oratorio y despedido [a] algunos de los músicos que aquí estaban bien admitidos, se fraguó contra él tal encono, que junto con la propensión de formar en cada cosa partidos, se estableció una subscripción entre la primer[a] Nobleza para componer otra ópera con los músicos despedidos y contra la otra que protege la Corte, la que no pudo evitar su efecto y que, habiendo llegado en breve a do[s]cientos el número de los subscribientes, a veinte guineas cada uno por su asiento, en que entró el Conde Kinski y todos los demás ministros extranjeros, menos yo, por no parecerme decente otra cosa que tener (como lo ejecuto) un balcón en cada ópera, por toda su temporada, han entablado sus juntas, traído varias partes de Italia, y al fin empezaron su primera ópera el 9 de éste, en que hubo innumerable concurso, asistiendo estos Soberanos, a quienes habiendo convidado los nuevos directores con los aposentos que en el otro teatro sirven a toda su Real Familia, respondió S[u] M[ajestad] B[ritánica] daba en la otra ópera mil y doscientas libras est[erlina]s, lo que sentía, pero que en el siguiente año sería dueño de hacer lo que quisiese, y que así no quería se le guardasen los aposentos en la nueva casa, donde siempre que fuese daría veinte guineas; precio, que según la gente que consigo lleva, no llega al regular que pagan los que se contentan con un solo asiento, y como aunque el asunto sea tan despreciable, se reviste de circunstancias que tanto expresan, lo pondrá V[uesta] E[xcelencia] con la adjunta gacetilla en noticia de S[u] M[ajestad]”1. National Portrait Gallery, London na (por supuesto, fue ésta la más dañada). Y, lo más importante, no había buenos resultados económicos: sólo un año se repartieron beneficios. La compañía cerró al finalizar la temporada 1727-1728. Haendel, tozudo, se asoció con uno de los directores de la Academy, J. Heidegger —“el hombre más feo del mundo” para Mrs. Delany, la amiga del compositor— y constituyó con apoyo real una nueva compañía, a veces denominada Segunda Academia, destinada a representar exclusivamente óperas suyas. Funcionó mal que bien durante algunos años, en los que vio la luz una obra maestra, Orlando, y empezó a variar tímidamente su oferta con obras dramáticas en inglés (se estaba desarrollando en la prensa una auténtica campaña en su favor). Pero en 1733 destacados aristócratas, apoyados por el príncipe de Gales —amigo personal de Haendel, pero enfrentado políticamente a su padre—, crearon una nueva compañía de ópera italiana, la ópera de la Nobleza, con Nicola Porpora como principal compositor y el castrado Farinelli como gran estrella. Pronto se hicieron, además, con los servicios de casi todos los cantantes de Haendel (algunos, despedidos por él mismo). En medio de la tormenta, la invitación cursada por la Universidad de Oxford para participar en el Publick Act de entrega de títulos (julio de 1733), con la exitosa representación de sus oratorios ingleses conocidos, más Athalia y algunas obras religiosas —no se ha esclarecido, sin embargo, la supuesta concesión del doctorado en Artes— hubo de ser un bálsamo para el compositor. Haendel recompuso su compañía y logró comenzar su temporada antes que la competencia y recibiendo el apoyo explícito de la familia real, pero el público comenzó a fallar pronto mientras la inauguración de la ópera de la Nobleza fue un auténtico acontecimiento social. De las implicaciones políticas de la nueva compañía —había entre los socios bastantes partidarios de la oposición parlamentaria a Walpole— se hacía eco el Conde de Montijo, embajador español, en la carta enviada a D. José Patiño el 15 de enero de 1734, por lo que sabemos, inédita hasta ahora: Rey Jorge II de Inglaterra, pintado por Charles Jervas Todavía le quedaba por sufrir el abandono de Heidegger al finalizar el contrato que les unía (junio 1734). Haendel se vinculó ahora al teatro de Covent Garden. Sin abandonar el cultivo de la ópera italiana —Ariodante y Alcina, hoy incluidas entre lo mejor de su producción, pertenecen a esta etapa—, Haendel inició la interpretación, durante la temporada de Cuaresma, en que se habían prohibido las representaciones de ópera, de oratorios en lengua inglesa sin acción escénica. Y para mejorar su oferta, comenzó a intercalar conciertos de órgano en las sesiones cuaresmales. En 1737, sin embargo, cerraron las dos compañías de ópera (la de Haendel, unos días más tarde que la de la Nobleza) con cuantiosas pérdidas económicas. La ruina de Haendel en la ocasión, tantas veces invocada, no fue tal: nunca la faltaron las sustanciosas rentas procedentes de la casa real, que lo situaban, por ingresos anuales, en la más restringida cúpula de la sociedad inglesa. Pero, minada su salud por las 117 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:18 Página 118 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL tensiones de la última temporada, debió acudir a reponerse a los baños de Aquisgrán. Rápidamente restablecido, volvió a sus actividades empresariales-compositivas. El balance fue, sin embargo, contradictorio. Sus últimas óperas no brillaron a gran altura —la excepción puede ser Serse. Pero la inspiración que parecía faltarle en su género favorito se mostraba particularmente fértil en otros campos (obras de distintos géneros en lengua inglesa: Israel en Egipto, Saúl, L’allegro, il pensieroso ed il moderato). Pese a todo, su figura era discutida, su empresa no levantaba el vuelo: su público rechazaba abiertamente la ópera, pero no terminaba de aceptar los oratorios, por más que alguno fuera un éxito. Al acabar la temporada 1740-41, en la que estrenó sus últimas óperas italianas (Imeneo y Deidamia), se rumoreó que pensaba abandonar definitivamente Londres. Cuesta creer que a sus 56 años estuviera dispuesto a afrontar un cambio tan radical. Pero sí visitó Dublín, viaje que quedaría marcado por el estreno, en abril de 1742, de El Mesías. Éxitos y fracasos 118 De vuelta a Londres (septiembre de 1742), reorientó su actividad: en lo sucesivo, sólo presentaría oratorios en inglés durante cortas temporadas cuaresmales. La nueva vía no estaba exenta de dificultades, como muestran la polémica suscitada por el estreno londinense de El Mesías (el uso de textos bíblicos como entretenimiento fue el culpable), la abierta animadversión del mundillo de la ópera y sus seguidores o el rechazo del público hacia sus propuestas más innovadoras (Semele y Hércules), que apuntaban hacia una ópera inglesa. Pero cuajó definitivamente cuando, a raíz de la invasión jacobita de 1745 —Jorge II estaba en el continente participando en la Guerra de Sucesión de Austria—, que provocó una ola de miedo y patriotismo en Londres (de entonces data la popularidad de God save the King), hasta que fue cruelmente derrotada en Culloden por el duque de Cumberland, segundo hijo del monarca (abril de 1746). Haendel, en parte por convicción y fidelidad a la dinastía que le había apoyado, en parte por oportunismo e interés económico, jugó con fuerza la baza patriótica con los denominados “oratorios de victoria” (Occasional Oratorio, Judas Maccabeus, Joshua y Alexander Balus), que permitían la identificación de la nación inglesa con el pueblo elegido y a Cumberland, el carnicero de Culloden, con los héroes bíblicos. Interpretados entre 1746 y 1748, su éxito selló su aceptación definitiva por los ingleses. En lo sucesivo, el éxito o fracaso de sus espectáculos — que de todo hubo— estuvo dictado exclusivamente por la sintonía con el gusto del público. Ya sesentón, nadie le discutía su condición de decano de la vida musical londinense y, por lo tanto, de figura notable en el panorama socio-cultural de Gran Bretaña. La interpretación en 1749 de la Música para los reales fuegos artificiales, para festejar la paz de Aquisgrán (1748), no muy favorable para Inglaterra (quedaban sin resolver asuntos en el ámbito colonial que provocarían poco después el estallido de la Guerra de los Siete Años), pero muy satisfactoria para el monarca, que vio cómo Francia reconocía su legitimidad dinástica, retirando el apoyo al pretendiente jacobita, marcó las cotas más elevadas de su popularidad, cotas jamás alcanzadas hasta entonces por músico alguno. Si ni siquiera en los momentos más difíciles de su carrera estuvo en precaria situación económica, a partir de entonces amasó una fortuna considerable: las 17.500 libras que dejó a su muerte (hay quien eleva la cifra a 20.000) hacían de él el más acaudalado compositor de su tiempo… y de mucho tiempo más. Pero la sobriedad presidía su forma de vida —su servicio doméstico era reducido; su mobiliario, al morir, ni abundante ni caro ni nuevo; nunca tuvo coche propio—, salvo, al parecer, en la mesa: es de sobra conocida al respecto la caricatura titulada The Charming Brute… que le costó a su autor, Joseph Goupy, uno de los pocos amigos íntimos del compositor, ser borrado de su testamento. La moderación en sus gastos sólo desaparecía cuando de invertir en sus espectáculos se trataba. Y no le faltó preocupación socio-caritativa, como demuestra su participación en la fundación y mantenimiento de una sociedad de ayuda a los músicos necesitados (además de ofrecer conciertos, dejó un legado testamentario en su favor) y su pertenencia al consejo directivo del Foundling Hospital (Hospicio), para el que ofreció conciertos anuales desde 1749, en los que a partir de l750 interpretó sistemáticamente El Mesías, que iniciaba así el camino para convertirse en su obra más celebrada y querida por los ingleses. Mientras tanto, otras obras maestras de distinto signo y desigualmente acogidas por la audiencia (Solomon, Susanna, Theodora) habían ido saliendo de su pluma. Pero el tiempo, implacable, había minado su salud y las cataratas dificultaron ya en 1751 la composición de Jephtha, su última obra enteramente original. De 1754 es su último concierto documentado y aunque todavía mantenía actividad musical, en los ensayos celebrados en su casa y como intérprete de órgano en los oratorios, la dirección de éstos fue quedando progresivamente al cuidado de su fiel ayudante J. C. Smith. Tras someter sus ojos a dos ineficaces operaciones a cargo de cirujanos reales, la ejecución —en toda la extensión del término— de una nueva intervención por parte del mismo chevalier (así se autodenominaba) John Taylor que había dejado ciego a J. S. Bach, le privó definitivamente de la vista en 1758. ¿Hay algún otro charlatán en la historia del que se pueda decir que dejó ciegos a dos genios de la música? Su salud general, además, se debilitaba progresivamente. Todavía asistió, aunque con muchas dificultades, a la temporada de oratorios cuaresmales de 1759, que terminó el Domingo de Ramos, y tenía previsto partir inmediatamente después para la estación termal de Bath. No pudo hacerlo. Tras unos días en cama, falleció en la madrugada del Sábado Santo de aquel año. “Murió como había vivido, como un buen cristiano, con un auténtico sentido de sus deberes con Dios y con el hombre y con perfecta caridad con todo el mundo”, escribió James Smyth, el amigo que le asistió en sus últimos momentos. Fue enterrado el día 20 — en Inglaterra no solía procederse a los sepelios hasta haber liquidado determinados asuntos materiales del difunto— en la Abadía de Westminster. No se respetó su deseo de que su entierro fuera una ceremonia privada. Según la prensa de la época, le acompañaron a su último viaje 3.000 personas, mientras el coro de la Abadía, con importantes refuerzos de otros coros, interpretaba música de W. Croft. En su testamento, redactado en 1750 y al que añadió después algunos codicilos, dejaba como principal heredera a “mi querida sobrina Friderica Floerken, de Gotha, en Sajonia” y mandas más o menos elevadas a algún otro familiar y a numerosos amigos, servidores y ciertas instituciones benéficas. Nadie olvida consignar el legado al Foundling Hospital de la partitura “en limpio” de El Mesías (de hecho, ya la poseía) ni el monumento funerario que —con coste no superior a 600 libras— ordenaba levantar en su tumba. éste, debido a Roubilliac y erigido finalmente tres años después, contribuira a perpetuar su memoria. Manuel M. Martín Galán Archivo General de Simancas, Estado, leg. 6.889. Ortografía modernizada. Como puede verse, está fechada según el calendario continental: según el británico, la inauguración de la ópera de la Nobleza se produjo el 29 de diciembre de 1733. 1 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:18 Página 119 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:18 Página 120 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL LAS NUEVAS ESCENOGRAFÍAS El nacimiento de la forma de teatro musical que solemos hoy en día llamar ópera, y que tiene fecha concreta —6 de octubre de 1600— se sitúa en el periodo histórico que se define como barroco. La idea que tenían los nobles y cultos florentinos, pertenecientes al círculo intelectual de la Camerata de’ Bardi, o sea la de revitalizar con este nuevo invento los fastos dramáticos del teatro griego, no tiene nada que ver con lo que sucedió realmente, o sea el principio de un género que está estrechamente ligado a su época histórica y a su tiempo. Efectivamente, ningún otro arte supo representar en la misma medida un ideal artístico, político y social como lo hizo el nuevo género dramático, ya que —como intuyó perfectamente el Cardenal Mazarino en Francia (un italiano, y no por casualidad)— en la escena de los teatros de corte se representaba el apogeo de una sociedad noble, que se veía reflejada a sí misma en sus valores y creencias. E 120 ntonces, como bien se sabe, uno de los conceptos más importantes de la estetica barroca es precisamente el de la representación. Pues, como escribe en su fondamental ensayo Rome, 1630 Yves Bonnefoy, no se trata de una representación que busca lo absoluto, que intenta encontrar en la figura humana rasgos de la esencia divina (neoplatonismo), sino todo lo contrario, o sea una imagen que se fija finalmente en la representación de los aspectos puramentes exteriores y por su misma naturalezas caducos, y que goza de esta visión porque sabe que, a lo mejor, no hay algo semejante (pero absolutamente perfecto e inmaculado) en el más allá, sino sólo en el hic et nunc del destino (Bonnefoy). De la misma manera, no es casualidad si Vincenzo Galilei (padre del gran Galileo), en su Discurso sobre las obras de Gioseffo Zarlino, ataca el dogma que ve una analogía científica entre la música y el neoplatonismo. Esta es una actitud que podemos encontrar también en el Calderón de La vida es sueño, cuando el príncipe Segismundo —con su manera de portarse, de actuar, con sus dudas y sus angustias— humilla la sabiduría astrológica de su padre, minando así los fundamentos del discurso neoplatónico. Se sustituye la armonía de las esferas celestes por la representación de la verdad de los sentimientos. Este concepto constituye también la esencia del teatro musical, o sea de aquella representación que vive del hic et nunc, que no se repite y que incluso si se repitiera, no alcanzaría nunca ser igual a sí misma; en particular el teatro barocco vive de la ilusión, desarrollándose en un escenario en el cual las máquinas barrocas tienen la tarea de reproducir un mundo de magníficas ilusiones (La vida es sueño, como se decía), llegando en sus extremos a confundir y superponer espacio exterior e interior, como pasaría en el Teatro del Buen Retiro de Madrid (1640), cuando los arquitectos/escenógrafos italianos Antoniozzi, Lotti, Ricci y Vaggio construyeran un edificio, el Coliseo, que abriría su fondo a los jardines del palacio y a las montañas madrileñas, ofreciendo entonces una “perspectiva real e infinita a sus representaciones” (Cristophe Deshoulières). Algo similar pasaría con el Teatro San Carlos de Nápoles en 1737 (o sea aún de España), cuando de vez en cuando la escena podía abrirse más allá del teatro mismo. Luego, la representación abandonaría los espacios teatrales para trasladarse a las fachadas de las iglesias (S. Maria de la Pace en Roma, de Pietro da Cortona, S. Andrea de la Valle, de Carlo Rainaldi) y palacios (el del Emperador Carlos VI en Praga, de Giuseppe Bibiena). Al mismo tiempo, separando netamente al público de la escena, o sea obligándole a bajar del escenario para ubicarse en el patio de butacas, ese mismo espíritu barroco inventa la “cuarta pared”, estableciendo así las bases — como afirma en su libro L’opéra baroque et la scène moderne Cristophe Deshoulières— del teatro naturalista. Por todas estas razones —y no sólo por estas— es evidente la importancia que asume la puesta en escena, mejor dicho la mise en éspace, en las óperas barrocas, un periodo histórico que en música llega hastas el siglo XVIII. Yo afirmaría que la revitalización moderna de todo este repertorio, desde Monteverdi en adelante, empieza exactamente a partir de una reflexión sobre el concepto de representación, tomando entonces desde el principio una doble vertiente; o sea, de un lado la de la recreación de una maquinaria escénica —y de un espacio escénico— parecidos a los que Torelli y los demás escenógrafos italianos llevaron a su máximo esplendor en el siglo XVII; por el otro, una radical reactualización de la parte visual, que intenta así llenar de alguna manera la distancia sideral que nos separa de aquella época. El renacimiento de Haendel y las puestas en escena modernas Todo esto se nota paradigmáticamente en algunas puestas en scena de las obras maestras de Georg Friedrich Haendel, cuyo teatro empezó a ser recuperado solamente a partir de los años setenta del siglo pasado (el primer título haendeliano en el Metropolitan —Rinaldo— se representó sólo en 1984); hasta entonces el compositor alemán era conocido sobre todo gracias a sus oratorios, cuya tradición ejecutiva prácticamente no se pararía desde el siglo XVIII. Grandes intérpretes, como Joan Sutherland, Janet Baker y Marilyn Horne, se acercaron a sus óperas, pero en producciones que se parecían mucho a la forma del concierto. Y no es un azar si el gran protagonista de esta primera ola de la Haendel Reinassance fue Pier Luigi Pizzi, el gran director de escena y escenógrafo. La suya se puede determinar como una “estética del placer”; su Ariodante (Milán, 1981) y todavía mucho más su histórico Rinaldo (Reggio Emilia, 1985) demuestran cómo la propuesta escenográfica llega a ser, para así decirlo, autosuficiente. Por ejemplo, no hace falta que Rinaldo y los suyos actúen durante el duelo final, tan sólo que monten espléndidos caballos rojos, y en verdad dichos caballos constituyen los elementos escenográficos que sustituyen el trabajo con los actores/cantantes. En Ariodante, Pizzi resuelve otro problema fundamental de las puestas en escena de muchas óperas de Haendel, o sea el de los cambios repentinos de ambientación, y lo hace gracias a una enorme columna griega, de color obscuro, que se abre y muestra en su interior otra columna, como si se tratara de una matrioska rusa. La acción se desarrolla gracias a esta continua dialéctica entre desvelamiento y disimulación, que al mismo tiempo resuelve la separación entre los distintos lugares de la acción y los personajes, gracias a una continua metamorfosis. David Alden, en su mucho más reciente propuesta del mismo título (Múnich, 2001) opta por un concepto, como era de esperar, totalmente distinto; la escenografía de Paul Steinberg nos conduce al interior de la iglesia de una moderna secta religiosa. Rinaldo es testigo, a veces cínico y desencantado, a veces exaltado, de un fanatismo religioso 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:19 Página 121 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL Rinaldo y Armida por Louis-Jean-François Lagrenné, 1766 PIER LUIGI PIZZI en ascenso, cuyo sacerdote es el mismo Goffredo, ayudado por Almirena. En el interior de esa iglesia se amontonan símbolos pertenecientes —de forma sincretica— tanto al imaginario católico, como a los masónico e islámico. Es evidente la idea de dar sentido actual a una ópera muy lejana en el tiempo, interpretándola como metáfora de la complicada situación de la relación entre las distintas religiones. De todas formas, el primero que se atrevió a actualizar las óperas de Haendel fue el “enfant terrible” de la dirección escénica de hoy, o sea Peter Sellars; en su magnífico Giulio Cesare (Bruselas, 1985), el director de escena norteamericano traslada la acción a nuestros días, donde Julio César es el presidente de los Estados Unidos, que se encuentra de visita oficial en el Egipto de Cleopatra, la reina del kitsch; desde el principio de la ópera (el coro Viva, viva il nostro Alcide) Sellars nos sitúa en medio de una moderna rueda de prensa, perturbada por la invasión de los servicios de seguridad y de los militares. Ya estamos en un mundo de opresión, en el cual las relaciones humanas están dominadas por la violencia. Entre estos dos antípodas se sitúan muchísimas puestas en escena, empezando por la pensada por Graham Vick para Tamerlano (Florencia, 2002, pero recién representada en el Teatro Real, 2008). La limpia y blanca escenografía realizada por Richard Hudson sumerge toda la ópera en un espacio atemporal, en el cual destacan pocos —pero cargados de significado— objetos, como un elefante azul grandísimo o un opresivo y amenazante pie colgado. Cabe destacar también el minucioso trabajo de dirección de escena con los cantantes/actores, que resalta precisamente gracias a este espacio anodino, sobre todo por el papel de Tamerlano (no es por casualidad si, cada vez que se retoma la producción, el mismo Vick exija trabajar con Monica Bacelli). De un lado, entonces, Vick mira a la historia reciente del género (su elefante está, como concepción, muy cercano de los sugerentes animales de Pizzi), pero por otra parte, el director inglés depura su escena de cualquiera sobrecarga visual, alejándose al mismo tiempo del imaginario barroco muy querido por el artista italiano. En un mundo imaginario, muy cercano a la estética de los comics —como destacó la crítica musical francesa en su tiempo— sitúa su Giulio Cesare Nicholas Hytner (París, 1987); la puesta en escena fue comparada con el célebre dibujo belga Tintin, denunciando al mismo tiempo la exhibición de “árabes de opereta y de cocodrilos de plástico”. Como escribió entonces en Opera International Brigitte Massin, “el director de escena opta por una profusión visual, para poder de alguna manera rellenar el vacío escénico que supone la ópera seria. Toda la intención de su puesta en escena se conforma con el lema ‘la naturaleza está horrorizada por el vacío’. Pero es en el ritmo de la puesta en escena donde se puede encontrar la fidelidad a la música de Haendel. El espectador se mueve así de sorpresa en sorpresa, la ópera seria se dobla de un juego visual en el espacio, establecido sobre un constante humor”. Brigitte Massin subraya un punto clave del asunto, o sea —como escribe siempre Christophe Deshoulière— la distancia a veces de vertigo entre la ironía de los libretos y sus tratamientos musicales, a tal punto que la ópera seria se revela sin quererlo humorística; pero hay directores de escena, como Harry Kupfer, que explicitan esta vertiente. En su Giulio Cesare (título como se ve emblemático), representado en Schwetzingen en 1987, el artista alemán multiplica las alusiones al cine de aventuras americano, desde African Queen hasta Rambo; Richard Jones, a su vez, monta su Julio César (Múnich, 1994) en Jurassic Park. Pero quien desarrolla más esta relación, no tanto entre el Giulio Cesare y el cine, sino entre el género de la ópera seria y la cinematografía, es Luca Ronconi, que en su versión de esta obra maestra (Madrid, 2002) puso una pantalla en escena y a la vez sacó la orquesta del foso, para ponerla debajo de dicha pantalla, como si —gracias a esta disposición muy particular— la música se limitara a acompañar la acción escénica, quitándole de esta manera importancia y relevancia, desconfiando en un cierto sentido de la capacidad de esta música de hablar un lenguaje cercano al público de hoy. Hemos llegado, por así decirlo, a completar la operación estética empezada por Pizzi, delegando la resolución de los problemas dramatúrgicos a la sola disposición escénica. En su reciente puesta en escena del mismo título, o sea Giulio Cesare (Glyndebourne, 2005), David McVicar (escenografía de Robert Jones) utiliza un espacio escénico à la manière de Torelli, quiere decirse con clarísima perspectiva central, pero al mismo tiempo situando la ópera en la época del colonialismo inglés, o sea en el tramo final del siglo 121 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:19 Página 122 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL Puesta en escena de David Alden para Rinaldo en Múnich en el 2000 XIX. Así, el director escocés explicita de manera inequívoca la diferencia abismal que encontramos entre la música de Haendel y la manera de escucharla hoy en día. Renunciando a una actualización total, McVicar afirma de forma clara la distancia entre el público de hoy y la estructura musical de la ópera seria, con su rígida alternancia entre arias tripartitas y recitativo secco, pero acordándonos al mismo tiempo de que los contenidos artísticos/musicales merecen seguir viviendo, y ésta es su manera de demostrarlo. Al revés, David Alden en su Rodelina (Múnich 2004), no tiene miedo de situar la historia en un entorno de mafia de los años 50. Pues Grimoaldo conduce un coche Benz y toda la familia real longobarda viste los trajes chic de la Cosa nostra. La razón, según Alden, es sencilla: las últimas grandes dinastías se encarnan hoy en las familias de la Mafia. Los violentos conflictos dinásticos de hoy en día se sitúan entre dichas familias, donde domina aún una ley implacable, como pasaba en los tiempos de los longobardos. La ambientación, entonces, es escuálida, despojada de cualquier fasto, gris y oprimente, gracias a enormes paredes de ladrillo. El gran Herbert Wernicke, por otro lado, parecía no tener mucha confianza en la estructura peculiar de la ópera seria haendaliana, ya que —por los menos fue así como puso en escena Alcina (Basilea, 1996)— el alemán cortó todos los recitativos situados entre las arias, para poder desarrollar una acción dramática más apretada; así, los distintos espacios escénicos se alternaban con notable rapidez, para poder seducir al espectador, como dijo él mismo, con “mi mundo de imágenes”. Oratorios como óperas 122 Otros problemas distintos plantean los oratorios de Haendel, que hoy se representan a menudo en los teatros de ópera y festivales. De alguna manera, esta costumbre tuvo inicio entre el final de los años 70 y el principio de los 80, cuando el propio Wernicke realizó Belshazzar en Darmstadt y el francés Jean-Louis Martinoty puso en escena Semele y Hercules en Karlsruhe; después de sólo tres años (1985), le tocaba a Elijah Moshinsky realizar en el Covent Garden un grandioso Samson. Hablando de forma general, los oratorios destacan y se diferencian de las óperas strictu sensu por ser óperas de la interioridad, ya que la acción se desarrolla sobre todo en la reflexión de los personajes, en sus pensamientos, más que en los conflictos dramáticos entre distintas situaciones escénicas. De alguna manera, la puesta en escena de Moshinsky para Samson se limitaba a trasponer la historia bíblica a una comunidad judía del siglo XVIII, encarnando entonces la acción en un lugar real, pero sin plantearse el problema de la realización escénica de la ya citada vida interior de los personajes. Harry Kupfer, en su versión de Belshazzar (Hamburgo, 1985), evita el problema, situando su puesta en escena en la Polonia ocupada por los nazis; amenazados por la metralletas de los soldados, los hebreos del gueto están obligados a montar una representación de Belshazzar; este juego del teatro dentro del teatro suena casi como una renuncia a profundizar en la búsqueda de una solución verdaderamente “escénica” a los problemas dramáticos propuestos por el texto. Exactamente este es el punto de partida de Wernicke, que empezó y cerró su carrera de director de escena (y escenógrafo) justamente con los oratorios (su último trabajo, inacabado, fue Israel en Egipto, 2002); el alemán tuvo ocasión de declarar que, gracias a su dedicación a los oratorios, él descubrió “algo extraordinario para la época, ¡un verdadero drama musical! En los oratorios, me gusta la gran abstracción existente por la escena imaginada, la posibilidad de poner y tener que crear su propio teatro. En estos relatos de mártires, desde la Edad Media, se ponían muchas imágenes pequeñas una al lado de la otra en serie, como los misterios de la pasión de Cristo, con cientos de escenarios pequeños diferentes. Basándome en esto, se me ocurrió este mundo de imágenes, utilizando naturalmente siempre símbolos de la cristiandad primitiva. Yo no le facilito todo al espectador acerca de cómo tiene que interpretar la música, sino que le doy una posibilidad de interpretación que es subjetiva. El público la acepta o no la acepta, algo que a estas alturas me resulta indiferente. Y si entre el público hay seis personas que lo entienden, ya logré mi objetivo”. En su más reciente Belshazzar (Aix-en-Provence, 2008), Christof Nel (con la colaboración del escenógrafo Roland Aeschlimann) propone rasgos de un clasicismo “modernizado”, sobre todo en el vestuario, mientras la escenografía se limita a una enorme pared de gradas grises. De esta manera, el director de escena alemán no renuncia a explicitar las raíces “sagradas” de este título, acercándolas, sin embargo, a la tragedia griega, puesto que el coro actúa casi siempre de forma prácticamente inmóvil, constituyendo el verdadero comentario a la escasa acción dramática. Uno de los títulos mas cotizados es seguramente Semele, que se vio primero en Aix-en-Provence (1996) y luego, más recientemente, en la Ópera de Zúrich (2007), siempre en la misma puesta en escena de Robert Carsen; no hay que olvidarse además —en el mismo 1996— de las realizaciones de Fabio Sparvoli en el Festival de Spoleto y del matrimonio Herrmann en la Staatsoper Unter den Linden. Carsen transporta el personaje de Semele y su desmesurada ambición a la high society de la Inglaterra falsamente puritana de hoy, con Juno, que se parece sin ninguna duda a la Reina Isabel y Júpiter al Duque de Edimburgo. La escenografía de Patrick Kinmouth resuelve muy habilidosamente el problema de una acción bloqueada desde el punto de vista dramatúrgico, dejando entender que todos los hechos se desarrollan fuera del escenario, gracias a una sugerente propuesta, o sea dejando que todos los objetos escénicos estén orientados hacia el fondo de la escena. Los espectadores están obligados, de alguna manera, a imaginarse lo que pasa, supliendo con la fantasía lo que el mismo texto no dice. Entonces, la gran variedad de propuestas, que hemos intentado recoger aquí sumariamente, demuestra —por parte de los directores más diversos y con puntos de partida culturales diferentes— cómo la puesta en escena de las obras maestras haendelianas no es otra cosa que un intento de acercar el público de hoy a una forma estética muy lejana, que merece con todo la pena de ser recuperada, gracias a las calidades inmortales de la música. Establecer y decidir si estos directores aciertan o no es por cierto otra historia. Carmelo Di Gennaro 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:19 Página 123 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:19 Página 124 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL ESPAÑA EN LA MÚSICA DE HAENDEL Dos efemérides muy diferentes: Haendel y Haydn 124 En 2009 celebramos efemérides internacionales de dos grandes músicos pertenecientes a generaciones distintas del siglo XVIII: doscientos años han transcurrido desde la muerte de Haydn y doscientos cincuenta desde la de Haendel. Al parecer, ninguno de los dos nos visitó, pero sus respectivas relaciones con nuestro país no pudieron ser más dispares, tanto desde el punto de vista de la presencia de España en sus obras, como de la recepción que tuvo aquí su música. En el caso de Haydn, sabemos que nuestros antepasados se apuntaron a final de siglo a la modernidad y fueron pioneros en alabar las composiciones salidas de su pluma y en afianzar su mito internacional. El músico austriaco atendió encargos españoles y sus obras circularon profusamente en vida del autor por España y las colonias americanas. Por el contrario, la estrella rutilante de Haendel, que desde Inglaterra iluminó el panora- Entrada a la Academia romana degli Arcadi ma musical europeo de la primera mitad de siglo, apenas brilló en nuestro país en aquella época. Entre otras, sin duda hubo algunas razones de orden polítiHaendel y la Guerra de Sucesión Española co y religioso: el país adoptivo del músico alemán era adalid del “antipapismo”, y mantenía en aquella época una Siendo muy joven, antes de establecer su residencia en enconada rivalidad con España, que en repetidas ocasiones Inglaterra, el músico alemán pasó unos años de formación estalló en abierta hostilidad perjudicando, en gran medida, en Italia, desde el otoño de 1706 hasta febrero de 1710. Allí el trasvase cultural entre ambas naciones. conoció a Corelli, Pasquini, Caldara, Scarlatti y otros músiSiguiendo con la comparación entre los dos genios, hay cos vinculados a la famosa Academia romana degli Arcadi, que señalar que un indicador muy expresivo de la diferente sociedad aristocrática donde se celebraban tertulias, conhuella dejada en nuestro país es la desproporción numérica ciertos y otras actividades musicales y poéticas. de fuentes conservadas de uno y otro en archivos y biblioEn esos años se libraba la Guerra de Sucesión española tecas. El contraste no puede ser mayor: mientras aquí abunentre los partidarios de la causa borbónica, que apoyaban dan las fuentes contemporáneas de Haydn, que incluyen el ascenso al trono de España de Felipe V, nieto de Luis XIV numerosas copias manuscritas de su música producidas en de Francia (lo que suponía un cambio dinástico), y los del España, son escasísimas las que conservamos de Haendel; Archiduque Carlos de Austria, que pretendían prolongar la en la Biblioteca Nacional de Madrid apenas disponemos de rama española de la dinastía de los Habsburgo, y que conun puñado de impresos adquiridos en la segunda mitad del taban con el apoyo militar de una poderosa alianza integrasiglo XVIII por la Biblioteca Real, entre los que se cuentan da por Gran Bretaña, Holanda y el Imperio austriaco. ediciones inglesas de sus Concerti grossi y de algunos oratoMuchas de las acciones de esa guerra europea se rios1. Muy poco más encontraremos en otras bibliotecas. desarrollaron en la península italiana, donde España mantenía gran influencia política, por lo que la mayoría de los Indicador más sutil de popularidad y aceptación es la miembros de la nobleza y los altos representantes del clenaturaleza de las colecciones en las que se ubican las ro italiano se sintieron obligados a tomar partido por uno fuentes; la abundante presencia de música profana y relide los contendientes. Como los poderosos eran la fuente giosa de Haydn en archivos eclesiásticos manifiesta la de financiación de los artistas, éstos vieron condicionados aceptación entusiasta de su música por parte de la Iglesia sus encargos al rumbo cambiante de la guerra y la filiaespañola. Por el contrario, en nuestras catedrales, monasción política de sus patronos. Parece que esto ocurrió con terios y conventos, Haendel está completamente ausente, algunas composiciones solicitadas a Haendel en Roma y sólo a partir del siglo XIX y principios del XX parece por destacados partidarios de la causa borbónica: el uso que su obra más popular, el célebre oratorio El Mesías, del francés en la cantata Sans y penser, y del castellano en junto a algunos fragmentos arreglados de sus óperas la llamada “cantata spagnuola” No se enmendará jamás (como el inevitable Largo de Serse), pasaron a hacerse un (la única composición del maestro sajón en esta lengua), hueco en las colecciones civiles y eclesiásticas españolas. tienen sin duda un significado político. También existió Podría replicarse que la Iglesia católica siempre fue receese mismo trasfondo en el encargo de su ópera Rodrigo, losa ante la música que llegaba de países protestantes y ambientada en un nebuloso y alegórico decorado de la que la ausencia de Haendel es la misma que afecta a la España medieval. obra de otros grandes compositores no católicos, como Incluso podría decirse que la confrontación española Johann Sebastian Bach, que sólo tardíamente encontraron tuvo en esos años un impacto positivo en la carrera profereconocimiento en nuestro país; no obstante, el caso del sional del compositor. El estado de guerra no impidió al músico de Halle es especialmente llamativo, debido a la músico alemán, como a muchos de sus colegas italianos, enorme fama internacional de la que disfrutó en vida. 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:19 Página 125 D O S I E R Museo del Prado GEORG FRIEDRICH HAENDEL La familia de Felipe V de Jean Ranc, 1723 moverse libremente por Italia y trabajar para quien se lo pagara, pasando de un territorio afecto a los Borbones, a otro recién conquistado por los partidarios del Archiduque, como el Reino de las dos Sicilias, donde acudió invitado por algunos nobles simpatizantes de la causa austriaca. Haendel llegó a Nápoles en mayo de 1708, donde compuso la cantata Acis, Galatea y Polifemo para festejar a las nuevas autoridades. Sólo dos meses más tarde volvía a Roma, donde esta vez le encargaron una composición de clara filiación borbónica, la cantata Oh comme chiare e belle (HWV 143). La obra fue costeada por el Marqués Francesco Ruspoli, quien había prestado ayuda militar, con una tropa que él mismo reclutó, a un Papa Clemente XI que veía amenazados sus Estados Pontificios por los austriacos. El episodio acarreó al noble romano el apelativo de “Colonnello Ruspoli” y aparece citado en esta cantata como el pastor “Olinto”, seudónimo que había adoptado en la Academia de la Arcadia, de la que era miembro destacado. Algunas otras cantatas de Haendel reflejan ese continuo vaivén político-musical motivado por la Guerra de Sucesión Española, más una expresión de la postura política de sus clientes que el fruto de sus propias convicciones. En esto el músico se limitó a estar a bien con todos. El broche final de esta etapa creativa fue un Te Deum (HWV 278) compuesto en Inglaterra en 1713, y que se cantó en la Catedral de San Pablo de Londres para festejar la llegada de la paz de Utrecht, después de largos y agotadores años de confrontación. Ante la evidencia del intenso florecimiento de la música italiana de esos años, que causó honda impronta en el estilo de Haendel, podemos pensar que las tensiones y calamidades bélicas no debieron de afectar negativamente a la creación musical y que, no sólo no impidieron, sino que más bien estimularon el deseo de los italianos de escuchar nuevas óperas en los teatros y de disfrutar de la nueva música de cámara que se hacía en los salones palaciegos. Rodrigo, una ópera con escenario español Haendel había llegado a Florencia en 1706, procedente de Hamburgo e invitado por Ferdinando dei Medici, Gran Duque de Toscana. Por entonces era un joven músico de poco más de veinte años, pero ya muy conocido por su habilidad como instrumentista del teclado y por su maestría en la composición. A pesar de su juventud, traía la fama (“el famoso sajón” se le llamaba) de haber compuesto cuatro óperas, el género más demandado por el público y el que más prestigio podía procurar a un músico en aquella época. Uno de sus primeros biógrafos, John Mainwaring (Memoirs of the life of the late George Frederic Handel, 1760), es la fuente principal para el estudio de la etapa italiana, aunque transmite algunas informaciones que inducen a confusión y que han suscitado múltiples investigaciones desde el siglo XIX2. Por él sabemos que entre 1707 y 1708 el músico trabajó en Roma como organista, clavecinista y compositor, al servicio de los cardenales Benedetto Pamphili, Carlo Colonna y Pietro Ottoboni. También sabemos que vivía en el palacio del citado Marqués de Ruspoli, para el que, al menos desde mayo de 1707, compuso cantatas, música religiosa y algún oratorio, sin que esto supusiera estar ligado a él por ningún compromiso de exclusividad. La primera ópera que compuso en Italia y la única suya sobre tema español fue estrenada en Florencia (en el Teatro de Via Cocomero) en el otoño de 1707, con el título Vincer se stesso è la maggiore vittoria. No hace tantos años que los investigadores han logrado relacionar ese título con la obra que se conocía como Rodrigo e identificarlos, a su vez, con la primera ópera que compuso en Italia y que aparece citada de forma muy ambigua en la biografía de Mainwaring. No obstante, se mantienen sobre ella muchas incertidumbres que la musicología no ha logrado aún despejar3. Parece confirmado que Rodrigo fue estrenada ante el Gran Duque de Toscana en el otoño de 17074, aunque los investigadores no se ponen de acuerdo sobre si fue ese príncipe italiano quien le encargó la composición. El texto 125 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:19 Página 126 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL es una reelaboración de un libreto de Francesco Silvani Il Duelo d’amore e di vendetta, realizada muy probablemente por Antonio Salvi (1664-1724), libretista favorito de Ferdinando dei Medici y autor de otros textos de ópera usados posteriormente por Haendel. El argumento se basa en una trama de celos y venganzas ambientada en la España visigoda, con la presencia idealizada de dos personajes históricos auténticos, los reyes Witiza y Don Rodrigo. El texto tiene evidente intencionalidad política a favor de la causa borbónica5: el protagonista, Rodrigo, defiende la corona hispánica frente a las maquinaciones del malvado conde Julián, que se alía a fuerzas extranjeras. Sin duda una alegoría de la defensa de la monarquía de Felipe V frente a las pretensiones del Archiduque. Según Mainwaring, la ópera fue muy bien acogida y granjeó a Haendel una gran reputación y considerable recompensa económica, que incluía una magnífica vajilla de porcelana regalada por el Duque. Rodrigo no se cuenta entre las óperas más escuchadas de Haendel; ha sido grabada en contadas ocasiones, pero en los últimos años, coincidiendo con el tercer centenario de su estreno, el director español Eduardo López Banzo la ha interpretado en varios ciclos de conciertos y la ha grabado con el grupo Al Ayre español. La “cantata española” de Haendel 126 Han sobrevivido más de sesenta cantatas profanas escritas por Haendel para una sola voz con acompañamiento de bajo continuo. Casi todas fueron compuestas antes de 1736, pero son mayoría las correspondientes al periodo en el que el compositor vivió en Italia. Con un significado político que se deduce más del contexto y de la lengua empleada que del contenido de la letra, No se enmendará jamás (HWV 140), su “cantata spagnuola a voce sola e chitarra”, ocupa un lugar muy especial en el catálogo del compositor y es la única en la que utiliza un texto en español6. Está compuesta para soprano, guitarra (algo exótico en las instrumentaciones de Haendel) y continuo, y consta de tres partes, Aria-Recitativo-Aria7. Podemos suponer que el origen de esta breve obra estuvo ligado a hechos que, de momento, los investigadores no han logrado descubrir. Las claves del misterio quizá sean la personalidad del desconocido autor del texto, las circunstancias del acto en que se ejecutara o, tal vez, los propósitos del demandante8. La llamada cantata española de Haendel nació vinculada al círculo de La Arcadia. Según Lothar Siemens, fue suministrada dentro de un lote de diez cantatas encargadas por el Cardenal Ottoboni, pero no es completamente seguro que fuera éste el primer impulsor de la obra. H. J. Marx atribuye el colorido español a la predilección del Cardenal Benedetto Pamphili por la guitarra española, pero también se ha apuntado la circunstancia de que en las casas de los cardenales romanos deslumbraba en aquella época por su habilidad un magnífico intérprete de doce años (rareza que sin duda contribuía a dar mayor interés al espectáculo musical), que levantaba la admiración de todos y que llegó a tocar en algunas ocasiones con el propio Haendel. Todo indica que la cantata fue estrenada en el palacio del Cardenal Colonna y que muy probablemente intervino Haendel en su ejecución. Una factura del copista muestra que muy pocos días después de su estreno en el palacio del Cardenal, la cantata fue interpretada de nuevo por la cantante Margherita Durastanti en una de las “conversaciones” que organizaba Ruspoli y que tuvo lugar en el palacio romano Bonelli, en septiembre de 17079. A los especialistas no les ha pasado inadvertido el hecho curioso de que el autógrafo custodiado en la British Library, así como la primera copia también conservada de Antonio Angelini (el copista que trabajaba habitualmente para Haendel en Italia), y que fue utilizada en la segunda interpretación, estén escritos en notación mensural blanca, un tipo de escritura musical en desuso en toda Europa, pero que en España seguía utilizándose a finales del siglo XVII y principios del XVIII. Todo apunta a que se trata de un alarde de virtuosismo en la composición y de que el músico alemán se informó y trató de imitar el estilo español hasta en los mínimos detalles. El acompañamiento de guitarra está compuesto para un instrumento de cinco órdenes y escrito en dos pentagramas. Se conoce también una canción española de Haendel, cuyo manuscrito fue subastado en Londres el 13 de abril de 1954, que es en realidad una nueva versión de la segunda aria de la cantata (Dícente mis ojos)10. José Carlos Gosálvez Lara Las fuentes impresas del siglo XVIII catalogadas en la BNE son: Twelve concertos, op. 6, [3ª ed.] (London: Walsh, 1746, RISM A/I-H 1256), Judas Maccabeus: an oratorio (London: Randall, 1769- RISM A/I-H 637), Samson: an oratorio (London: Randall, 1770- RISM A/I-H 832), fragmentos del Messiah copiados de la 2ª edición, en ejemplares manuscritos de la segunda mitad de siglo. Además de esto, hay catalogadas 44 partituras de distintas ediciones de Haendel del siglo XIX, dato que parece confirmar la tardía recepción de su música en nuestro país. En la rica colección del Real Conservatorio de Madrid las fuentes manuscritas e impresas de Haendel más antiguas son del siglo XIX; entre ellas, algunos manuscritos de música orquestal que pertenecieron al Archivo de la Sociedad de Conciertos. 2 La aportación más importante en español, que resume todas las investigaciones anteriores, puede consultarse en: Siemens Hernández, Lothar, “Las obras de Haendel relacionadas con España” en: España en la música de Occidente: Actas del Congreso Internacional celebrado en Salamanca (octubre-noviembre, 1985). Madrid: Ministerio de Cultura, 1987, pp. 31-37. 3 Heyink, Rainer. Prefacio a la edición de Haendel, Georg Friedrich. Rodrigo (Vincer se stesso è la maggiore vittoria): opera en tre atti, HWV 5. Kassel: Bärenreiter, 2007 (Hallische Haendel-Ausgabe; Serie II, nº 2). 4 Esa es la opinión reflejada en: Reinhard Strohm, “Haendel in Italia: nuovi contributi”, en: Rivista italiana di musicologia, IX (1974), pp. 152-174. 5 L. Siemens, op. cit., p. 32. 6 El texto de autor anónimo dice así: “No se enmendará jamás de amaros mi corazón, que culpas de la razón cada día crecen más/ Crecerá cada momento el quereros y enojaros,/ Que este delito de amaros todo es bello entendimiento” (Aria I). “Si del quereros es causa y razón el conoceros/ A amarte cuanto mereces espero llegar un día, / pues crecen en mí a porfía amor y conocimiento, /Y si medir no quisieres, mi amor por tu perfección, escucha con qué primor explica callando sus ansias amor” (Recitativo). “Dícente mis ojos en muda pasión lástimas sin quejas, palabras sin voz,/ Cómo sólo amarte mi amor pretendió” (Aria II). 7 La partitura fue publicada en el tomo 52 de la magnífica edición de la obra completa de Haendel realizada en Alemania en el siglo XIX. Véase: Friedrich Chrysander, Georg Friedrich Haendel’s Werke. Leipzig: Breitpkopf, 1888-1889. La edición crítica más reciente es la realizada por Hans Joachim Marx en Haendel, Georg Friedrich. Kantaten mit instrumenten II /Herausgegeben von H. J. Marx, Kassel: Bärenreiter, 1995 (Hallische Haendel-Ausgabe; Serie V, Band 4), pp. 203-210. Existe, además, una edición española a cargo de María Ángeles Sánchez Benimelli (Madrid: Alpuerto, 1978). 8 L. Siemens, op. cit., p. 33. 9 Marx, op. cit., p. 21. 10 Baselt, Bern, Haendel-Handbuch 1 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:19 Página 127 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 15:19 Página 128 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL DISCOFILIA HAENDELIANA La interpretación de la música de Georg Friedrich Haendel ha sufrido en el último medio siglo el mismo tipo de transformación que la de los otros grandes maestros tardobarrocos, aunque con algunos matices que, contemplados con la perspectiva suficiente, derivan de la recepción que había conocido la obra del compositor anglogermano a su muerte. Frente a lo sucedido con músicos como Bach, Vivaldi o Telemann, que dejaron de tener presencia pública tras su desaparición y necesitaron ser recuperados para el aficionado, Haendel no sólo no se esfumó el año de su muerte, sino que fue justo entonces cuando su figura se engrandeció, convirtiéndose en objeto de un culto que acabó por desfigurar completamente los perfiles estéticos de su producción. S 128 in duda, el primer hito de ese proceso se sitúa en 1784, cuando en la Abadía de Westminster se celebra con cinco conciertos lo que entonces se pensaba era el año del centenario del nacimiento del músico: los inmensos contingentes vocales e instrumentales utilizados iban a servir de modelo para la visión pomposa que se ofrecería de Haendel en la época victoriana, especialmente a partir de la inauguración de los Festivales de Cristal Palace en 1857, en los que no eran infrecuentes los coros de 2000 voces y las orquestas de 500 instrumentistas. Sorprendentemente, ha quedado un registro sonoro de esta época, en concreto un coro de Israel en Egipto tomado el 29 de junio de 1888, aunque, como era de suponer, sin la calidad necesaria para que podamos apreciar en la práctica el tipo de interpretación que se ofrecía al, supongo estupefacto, espectador; de cualquier forma, el oyente curioso puede acceder al archivo libremente en Internet: www.nps.gov/archive/edis/edisonia/audio/EDIS-SRP0154-17.mp3 Aunque en el continente (Alemania y, sobre todo, Francia) se ofrece a lo largo del siglo XIX, y a pesar de los múltiples prejuicios de algunos ilustres maestros (Berlioz: “… ese tonel de carne de cerdo y cerveza que llaman Haendel”), una imagen más cercana a la original, a principios del siglo XX la estrella del autor del Mesías empieza a declinar, al tiempo que asciende la de Bach. Para Stravinski, que en San Petersburgo descubrió entusiasmado Belshazzar, la música del compositor de Halle no dejaba de ser frívola y puramente comercial, y esta visión va a ser la dominante durante todo el siglo, llegando incluso a nuestros días (directores como Herreweghe o Leonhardt, que jamás se han acercado a la música teatral del compositor, la representan bien). Aunque en el siglo XIX algunos cantantes habían programado ya arias de ópera en sus recitales, el oratorio se mantendría en el centro de la interpretación haendeliana prácticamente hasta los pasados años 70. No obstante, Oskar Hagen inició en Gotinga en 1920 con Rodelinda la recuperación de las óperas del músico, si bien las obras eran por completo recompuestas y los registros vocales cambiados, ofreciéndose los papeles pensados para voces agudas masculinas a barítonos, bajos y tenores. Esta misma tendencia se impondría también en los oratorios, con orquestaciones de Henry Wood, Thomas Beecham o Malcolm Sargent, que desfiguraron hasta lo grotesco la escritura original del compositor, e incluso en las obras instrumentales: por ejemplo, Schoenberg hizo que el Op. 6, nº 7 quedara absolutamente irreconocible. Con la nueva sensibilidad que alumbra tras la Segunda Guerra Mundial y la irrupción del historicismo, la interpretación de Haendel empieza un camino lento pero imparable de acercamiento a las condiciones en que la música fue estrenada. Las iniciativas de la Haendel Opera Society en los años 50 y 60 o de Edward J. Dent, junto a los Festivales de Abigdon y Henley, hicieron mucho por recuperar el espíritu original de las composiciones dramáticas del compositor (tanto óperas como oratorios), aunque habría que esperar hasta 1977 para escuchar, en el Barber Institute de la Universidad de Birmingham, un primer Julio César sin cortes y con las tesituras originales respetadas. De igual forma, y al calor de la recuperación de otros grandes maestros del XVIII, la producción instrumental del músico empieza a darse a conocer en los años 40, adaptándose a la evolución general de la interpretación barroca desde entonces. Todo este proceso ha quedado bien documentado por la expansión de la fonografía como fenómeno de masas en los últimos 60 años. Óperas y recitales Es posiblemente en el terreno de la música escénica en el que la interpretación haendeliana ha conocido un mayor impulso en las dos últimas décadas. Si hasta finales de los años 80 eran los oratorios los que, acaso por su recurso habitual a la escritura fugada, mantenían el prestigio del compositor, desde entonces, y coincidiendo con el fin del paradigma ortodoxo de las vanguardias, la frivolidad de la ópera se ha impuesto en teatros y casas fonográficas de todo el mundo. Con todo, para encontrar la primera grabación de una ópera haendeliana hay que irse hasta 1938, cuando se registró una Rodelinda en la versión de Oskar Hagen, recompuesta, traducida al alemán y con las partes agudas masculinas transpuestas para tenor y barítono. El documento, que dirige Carl Leonhardt y en el que figura nada menos que Gerhard Hüsch, ha sido rescatado recientemente por el sello Hänssler. A principios de los 50, se documentan un par de grabaciones de Julio César, una impulsada por la Haendel Society y otra con Hans Swarowski como responsable, sendos tanteos por encontrar nuevos caminos para este repertorio. Muy pronto, en 1954, se documenta en cualquier caso el primer hito en los intentos de restauración de un sonido más cercano al original: es una Sosarme que registró Anthony Lewis y que incluía en el elenco al contratenor Alfred Deller. La grabación ha sido editada por varios sellos (Opera d’Oro, Urania) y en ella se aprecia una reducción significativa del contingente orquestal, el respeto de las tesituras originales y un esfuerzo por eliminar los recursos veristas en las voces, aunque la profundización en el estilo barroco queda aún muy lejana. El ejemplo del Sosarme de Lewis tardará en cualquier caso en hacer efecto y durante los años 50 a 70, las óperas de Haendel seguirán siendo interpretadas con criterios próximos al repertorio operístico decimonónico que estuviera más en boga. Aunque con algunas excepciones, el 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 16:15 Página 129 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL interés de los músicos de los años 50 y 60 se centra en dos títulos: Julio César y Alcina. Han quedado registros (la mayoría de tomas en vivo) con grandísimos nombres de la ópera de aquellos años: Boris Christoff, Irmgaard Seefried, Lucia Popp, Beverly Sills, Tatiana Troyanos, Montserrat Caballé, Fritz Wunderlich, Luigi Alva, Peter Schreier, Dietrich Fischer-Dieskau, Janet Baker, Marilyn Horne o Teresa Berganza. Cabe en este sentido recordar los diferentes acercamientos de Sutherland al personaje de Alcina, grabación oficial en Decca en 1962 incluida (aunque también podría destacarse un anterior registro con Ferdinand Leitner y Fritz Wunderlich, sacado de una toma en vivo y que publicó Deutsche Grammophon), el Julio César que Karl Richter hizo para DG en 1969 con un barítono (Fischer-Dieskau) poniendo voz al protagonista o el que Julius Rudel grabó dos años antes para RCA, con Beverly Sills y Maureen Forrester en el reparto. Por mucho que uno pueda admirar la calidad artística indiscutible de la mayoría de estos maestros del canto, resulta poco comprensible que aún haya comentaristas que se sientan obligados a recordarlos con nostalgia cada vez que comentan una representación o un registro modernos, destacando sus virtudes por encima de las de los actuales cantantes haendelianos, quienes han sido capaces de recrear de manera convincente todo un estilo interpretativo, encuadrando y contextualizando de forma mucho más adecuada la música teatral de Haendel en su tiempo y otorgándole una fuerza dramática de la que carece la mayoría de los registros de las grandes voces de los 60, convertidos casi siempre en una sucesión de arias sin apenas cohesión teatral y con un estilo que, en el mejor de los casos, no dista demasiado del belcantismo decimonónico. La gran revolución en la interpretación de la ópera haendeliana se produciría en la década final del siglo XX, aunque hasta entonces haya algunos hitos que recordar, como las dos primeras grabaciones de óperas completas (o casi completas, pues los cortes en este repertorio se han seguido dando de forma habitual incluso hasta nuestros días) con instrumentos originales: un Rinaldo de Jean-Claude Malgoire para CBS y un Admeto de Alan Curtis para EMI grabados en 1977. Al año siguiente, Leppard grabó para Philips Ariodante, con instrumentos modernos y el protagonismo de Janet Baker, Edith Mathis, James Bowman y Samuel Ramey entre otros. El hecho es significativo, pues marca los dos caminos en que se bifurcó la interpretación haendeliana, uno que terminaría dando los más frescos y espléndidos frutos que haya ofrecido nunca el mundo de Haendel, otro que pronto se confirmó como estéril, y ello no lo digo como menosprecio de la interpretación de Leppard, cuya visión supuso a finales de los 70 un avance con respecto a las interpretaciones romantizantes de la mayor parte del siglo y cuyos resultados podían considerarse superiores técnica y estéticamente a los experimentos que Malgoire (que en los dos años siguientes registró también Tamerlano y Serse), o Sigiswald Kuijken (Partenope en 1979, Alessandro en 1984, ambas para DHM) afrontaban por entonces. La encrucijada en que se encontraba no sólo la música de Haendel, sino la de todo el Barroco se aclararía pronto: el futuro sería de las interpretaciones historicistas, que en cualquier caso tardaron todavía una década en refinarse y presentarse como la mejor de las alternativas posibles. Si en 1985 Richard Hickox planteó para EMI una Alcina que aún resulta un tanto pesante en su desarrollo, con líneas orquestales y un continuo no del todo claros, en 1989 se produce un triple alumbramiento de gran relevancia: Marc Minkowski graba Amadigi para Erato; René Jacobs, Flavio para Harmonia Mundi; Christopher Hogwood, Orlando para L’Oiseau-Lyre. Se aprecia en estos registros un significativo paso adelante en la construcción del estilo que hoy identificamos como barroco: se agilizan las articulaciones, se expande el colorido orquestal y se profundiza en el dramatismo. Todo parece preparado para el gran salto que iba a suponer el Julio César que Jacobs grabase en 1991 para HM. Aunque desde la perspectiva actual se pueden hacer algunas objeciones al elenco escogido (Barbara Schlick, extraordinaria bachiana con Herreweghe, no parece ahora la mejor elección para el rol de Cleopatra; Derek Lee Ragin palidece al lado de los contratenores actuales), esta grabación puede considerarse responsable en buena medida del boom haendeliano de las últimas dos décadas. La lección de Jacobs es la del equilibrio entre forma y expresión: los instrumentistas de Concerto Köln no muestran fisuras técnicas y los cantantes asumen ya sin complejos el nuevo papel, principalísimo, que en adelante iban a tener en materia de ornamentación todos aquellos que quisieran dedicarse al mundo de la ópera barroca. Con un colorido orquestal jamás conseguido en la música haendeliana hasta entonces, Jacobs construye un drama lleno de detalles y de fuerza expresiva, en el que los personajes resultan finamente individualizados en materia de carácter y ya no son esos monigotes perfectamente insulsos e intercambiables que muchos pensaban eran la norma de la ópera barroca. Aunque Jacobs sólo ha vuelto una vez a la ópera haendeliana (Rinaldo, HM, 2002), la senda que dejó abierta iba a ser rápidamente recorrida y expandida tanto por quienes ya se habían acercado antes a la música teatral de Haendel como por los neófitos. En los 18 años transcurridos desde entonces, los 38 títulos operísticos conservados del músico de Halle han sido llevados al disco, la mayoría en repetidas ocasiones. Imposible hacer referencia en este limitado espacio a la gran variedad de propuestas, naturalmente diversas, que han salido de este boom, aunque tal vez sí quepa apun- 129 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 16:15 Página 130 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL 130 tar que las líneas principales señalan al estilo que marcó el Julio César de Jacobs, lo cual unido a la progresiva extensión de un alto nivel de ejecución con instrumentos históricos y a la formación de un núcleo de cantantes altamente especializados en el género, han determinado que nuestra época pueda considerarse sin discusión la edad de oro de la ópera haendeliana. Infinidad de sellos se han subido a la ola, incluido el del Festival Haendel de Gotinga, que ha publicado, entre otros muchos, tres trabajos de uno de los maestros que más ha transitado este repertorio, Nicholas McGegan: Arianna in Creta (1999), Partenope (2001), Rinaldo (2004). Quizá la batuta de McGegan no sea de las más espectaculares ni refinadas, pero desde su tempranísimo Atalanta para Hungaroton (1985) son muchos los títulos haendelianos que se han conocido gracias a él: Il Pastor fido, Floridante (también Hungaroton, 1988 y 1990 respectivamente), Ottone, Giustino (Harmonia Mundi, 1992 y 1994). En la multinacional francesa, McGegan grabó también Agrippina (1991), Radamisto (1993) o Ariodante (1995) y en Deutsche Harmonia Mundi, Serse (1997). Versiones siempre nerviosas e intensas, más regulares que las de Alan Curtis, el otro campeón de la ópera haendeliana. Curtis, quien tras el primitivo Admeto del 77, no volvió a la ópera de Haendel hasta pasados 20 años (Rodrigo; Virgin, 1997), ha registrado no menos de diez títulos desde entonces: Arminio, Deidamia, Radamisto, Lotario, Fernando (una versión alternativa de Sosarme) en Virgin; Tolomeo, Floridante, Rodelinda, Ezio, Alcina en Archiv. Algunos grandes maestros no han tenido demasiada suerte en la ópera haendeliana: así William Christie que ni con Orlando (1996) ni con Alcina (1999), ambos en Erato, dejó huella reseñable, pues las grandes voces puestas en juego se compensaron con un tono teatral algo alicaído, aunque luego se resarció con un Serse (Virgin, 2003) de mayor impulso dramático; Pinnock, que sólo ha dejado un Tamerlano (Aviè, 2001) más bien desvaído; Gardiner, quien con Tamerlano (Erato, 1985) o Agrippina (Philips, 1991) dejó muestras correctas, aunque alejadas de sus grandes logros en el terreno del oratorio; o Biondi, que hizo un Poro (Opus 111, 1994) desequilibrado y agresivo. Sin pena ni gloria pasó también Robert King con su Ottone (Hyperion, 1993). Son en cambio muy interesantes las incursiones de Christophe Rousset (Riccardo primo para L’Oiseau-Lyre, 1995), Christopher Hogwood (Rinaldo, L’Oiseau-Lyre, 1999) y, sobre todo, Marc Minkowski, con una Ariodante (Archiv, 1997) que causó un gran impacto y un Julio César (Archiv, 2002) que supuso una renovación del logro histórico de Jacobs. Destacables también los trabajos de Andreas Spering: Imeneo (CPO, 2002) y Siroè (HM, 2003) o el griego George Petrou: Arianna in Creta y Tamerlano (MDG, 2005 y 2006). Eduardo López Banzo ha sido el primer director español en grabar óperas completas de Haendel: Amadigi y Rodrigo (Ambroisie, 2006 y 2007). Estrechamente asociado al fenómeno de expansión de la ópera haendeliana en el mundo de la fonografía, está el de los recitales con arias del compositor. Aunque obviamente hay trabajos anteriores, Nicholas McGegan puede considerarse como auténtico padre de esta moda: sus cuatro discos en Harmonia Mundi (1986-1991) dedicados a otros tantos cantantes que trabajaron para el compositor (Cuzzoni en la voz de Lisa Saffer, Durastanti en la de Lorraine Hunt, Senesino en la de Drew Minter y Montagnana en la de David Thomas) son interesantes como exploración in progress de un estilo, aunque sólo los de Hunt y Thomas pueden considerarse hoy aún vigentes. De la infinidad de cantantes que han dejado en los últimos años recitales haendelianos me gustaría destacar a los contratenores Andreas Scholl (HM), David Daniels (Virgin, con John Nelson y un conjunto de instrumentos modernos pero estilo plenamente barroco) y Philippe Jaroussky (Virgin), las sopranos Lynne Dawson (Berlin Classics), Vivica Genaux (Virgin), Danielle de Niese (Decca), Joyce Di Donato (Virgin), Núria Rial (DHM, junto al contratenor Lawrence Zazzo), Simone Kermes (Berlin), Sandrine Piau (Naïve, recién aparecido), la mezzo Magdalena Kozená (Archiv), la contralto Sara Mingardo (Naïve, con Piau y la batuta de Alessandrini), el tenor Mark Padmore (HM) y el bajo Lorenzo Regazzo (Naïve). La gran difusión de la ópera haendeliana por los teatros de medio mundo ha hecho que otros muchos cantantes no especializados en este repertorio se acerquen a sus partituras: grandes figuras como Renée Fleming (que grabó la Alcina con Christie), Ann Murray (una Ariodante con Ivor Bolton y la orquesta de la ópera bávara para el sello Farao) o Cecilia Bartoli (el Rinaldo de Hogwood o una Semele en DVD con Christie) son buenos ejemplos, y han llevado a algunos de ellos también hasta los recitales, con resultados dispares: correcto, si bien algo relamido, el del tenor Ian Bostridge para EMI, absolutamente errático el del también tenor Rolando Villazón en Deustche Grammophon y excepcional, por hondura y fuerza expresiva, el recentísimo acercamiento del bajo Ildebrando D’Arcangelo con Sardelli (igualmente, DG). Oratorios, odas, cantatas, música sacra Ya se dijo que el oratorio mantuvo durante muchos años el prestigio del compositor, y quizás por ello los músicos historicistas encontraron antes en este género que en la ópera la vía del estilo. Aunque no deben olvidarse trabajos pioneros de maestros como Charles Mackerras, que grabó para Archiv en los primeros años 70 Israel en Egipto, El Mesías, Saúl o Judas Macabeo, todos con orquestas modernas pero una visión despojada de los excesos románticos en los que habían incurrido en los 50 y 60 los Boult, Beecham, Kubelik, Abravanel, Sargent, Bernstein o Bonynge, o, ya con instrumental de época, Nikolaus Harnoncourt, que en 1975 dejó un Belshazzar para Telefunken, hay que hacer recaer en John Eliot Gardiner el mérito de los principales hallazgos en el terreno oratorial. Muy pronto, gracias a su excepcional Coro Monteverdi y al progresivo refinamiento de sus English Baroque Soloists, Gardiner obtuvo un equilibrio ideal entre el drama y la sustancia puramente musical, logrando un tono general de ligereza que clarificaba las líneas de los abundantes números fugados y facilitaba la participación de voces solistas menos pesadas, más ágiles y livianas, que poco a poco iban a adueñarse de este repertorio, profundizando rápidamente en sus secretos articulatorios y ornamentales. El periplo de Gardiner empieza pronto, en 1978, con un primerizo Israel en Egipto, interpretado aún con una orquesta moderna (la Monteverdi) en el sello Erato y sigue luego (ya con sus English Baroque Soloists) en el mismo sello con un espléndido L’Allegro, il Penseroso e il Moderato en 1980, antesala de una irregular Semele. El paso por Archiv con un Hércules muy cortado (1982; la discográfica se desquitaría 19 años después con una estupenda producción comandada por Minkowski y una deslumbrante Von Otter en el reparto) es un mero trámite para sus años gloriosos en Philips: Mesías (1983), Solomon (1984), Alexander’s Feast (1987), Jephtha (1988), Saul (1989), Israel en Egipto (1993). Con Gardiner y sus compañeros de aventura historicista los tradicionales coros sinfónicos se reducen hasta un tamaño medio (en torno a la treintena de voces) que más recientemente se adelgazaron aún más (hasta las 12-15 voces), aunque sin asumir en ningún caso los postulados minimalistas aplicados hoy con normalidad a la música coral de Bach. En esos años la competencia principal le venía a Gardiner de Christopher Hogwood, cuyas correctas interpreta- 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 16:15 Página 131 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL ciones para L’Oiseau-Lyre adolecían de cierta blandura dramática, pese a lo cual dejó una Esther de hermosa espontaneidad (1984) y una Athalia (1985) en la que recurrió a la stupenda Sutherland. Sin olvidar los trabajos siempre interesantes de Harnoncourt para Teldec (Athalia, Mesías, un Saúl con Fischer-Dieskau), de indudable fuerza expresiva pero sin la finura ni el equilibrio de Gardiner, el gran heredero del maestro británico es su compatriota Robert King, cuya fina musicalidad y su excelente trabajo en los estudios (algo más anodino suele resultar en vivo) ha dejado huellas reseñables en el sello Hyperion, además en obras muy poco transitadas como Joshua, Deborah, Alexander Balus, The Choice of Hercules, Joseph and his brethren o el Occasional oratorio, que son referencias únicas, aunque también grabó un Judas Maccabeus muy reseñable. En los últimos años, los oratorios italianos han empezado a recibir especial atención de intérpretes continentales con excelentes resultados: desde que Minkowski dejara en Erato una gran interpretación de Il trionfo del Tempo e del Disinganno (1988) no se produjo un nuevo acercamiento a la obra hasta que la retomó, con energía renovada, Alessandrini en 2000 (Opus 111). Emmanuelle Haïm (Virgin 2005) contó con Natalie Dessay para ofrecer una versión vibrante de la pieza, cuyo sentido exultante y vitalista casi calcó Alessandro De Marchi en 2007 para Hyperion. Minkowski había dejado también su magisterio en La Resurrezione (Archiv, 1995). Otra serie reciente de alto interés es la que registra el sello alemán MDG, que ha contado principalmente con Peter Neumann (Athalia, Saul, Belshazzar, Susanna, Theodora). Algunos trabajos de Paul McCreesh en Archiv (Saúl, Mesías, Solomon, Theodora), que mezcla viveza con una muy particular densidad de texturas, otros de Jacobs en Harmonia Mundi (Saúl, Mesías), sin la trascendencia de sus trabajos operísticos, y una interpretación de El Mesías por parte de John Butt en el sello Linn (2006), que causó gran revuelo, pese a que no aporta nada especialmente novedoso (tanto el uso de la versión original de Dublín como el de un coro muy reducido, 12 voces, se habían probado ya), merecen también la cita. Desde la angelical interpretación de Emma Kirkby de la cantata Armida abbandonata con un desangelado London Baroque (Archiv, 1988) a la fuerza expresiva y el refinamiento instrumental que las cantatas italia- nas han alcanzado en la serie, aún en marcha, que Fabio Bonizzoni les dedica en Glossa, se ha recorrido un largo camino, tachonado de algunas referencias dignas como las que dejó Maria Zadori en Hungaroton (1995) o Eva Mei con Il Giardino Armonico en Teldec (1998) y otras tan poderosas como el soberbio trabajo de Kozená y Minkowski para Archiv (1999) o, más recientemente, el virtuosismo de Natalie Dessay con Haïm (Virgin, 2005), en interpretaciones de delirante exuberancia sonora. Marcus Creed acaba de publicar en Harmonia Mundi una versión de la Oda para la reina Ana en la que cuenta con la voz de Andreas Scholl y que renueva las visiones de Stephen Cleobury (EMI, 2001) o Robert King (Hyperion, 1988), que carecen de su perfección técnica y de su robustez. La Oda a Santa Cecilia tiene una más prolongada trayectoria en disco, incluyendo trabajos de Benjamin Britten o Leonard Bernstein. La histórica y muy equilibrada grabación de Trevor Pinnock (Archiv, 1985) sigue siendo hoy una opción de alto interés, aunque Robert King (Hyperion, 2003) haya conseguido perfiles más finos y una mayor intensidad en el canto coral. Del Te Deum Dettingen hay una interpretación muy reciente de Stephen Layton (Hyperion, 2007) que puede situarse tranquilamente en la cima por empaste y luminosidad, aunque la interpretación nerviosa y aguda de Diego Fasolis para Arts (1995) no ha perdido vigencia. Uno de los mejores trabajos con música sacra de Haendel, que incluye el famoso Dixit Dominus, es el que registró en 1998 Minkowski para Archiv, también con Kozená y un fogoso vigor expresivo, aunque de ese majestuoso salmo de la etapa italiana del músico hay también trabajos señeros de Andrew Parrott (EMI, 1987), mucho más contenido, o Diego Fasolis (Arts, 1995), tan intenso y exuberante como de costumbre. En la última década pueden citarse los acercamientos de Thomas Hengelbrock (DHM, 2003), algo rectilíneo pero muy fogoso, y de Haïm (Virgin, 2006), lastrado por un coro no del todo conjuntado. Música instrumental La gran cesura entre la visión romántica de la música de Haendel y su acercamiento a postulados históricamente informados se documenta de forma muy clara en una de las más populares obras del músico, la Música acuática, convertida en un espectáculo de artillería por Stokowski, aplastada por Muti (EMI), achatada por Menuhin (también EMI) y diseccionada con bisturí por Boulez (Sony) a principios de los 70, justo en la época en la que un Neville Marriner (Decca) y, sobre todo, un Raymond Lep- 131 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 16:15 Página 132 D O S I E R GEORG FRIEDRICH HAENDEL 132 pard (Philips) ofrecían versiones más equilibradas, algo monolítica en matices la del primero, jugosa la del segundo, aunque ambas muy lejanas del estallido de luz, color y vigor rítmico que iban a traer los músicos historicistas, singularmente Gardiner en su segunda versión (Philips, 1991), absolutamente arrolladora, Dombrecht e Il Fondamento (Vanguard, 1995) o Bernardini con Zefiro (Ambroisie, 2003), de brillantez y elegancia superlativas. En las interpretaciones de esta música tan afrancesada hay una importante tradición francesa, que encabeza el muy hermoso trabajo de Jean-Claude Malgoire (Sony, 1983), continúa por Savall (Astrée, hoy Alia Vox, 1993) y culmina Niquet (Glossa, 2002), en una visión que enfatiza mucho los contrastes de timbres, acaso por influencia de la interpretación paralela de los Reales fuegos artificiales que, siguiendo el trabajo pionero de Robert King (Hyperion, 1989), trataba de recuperar la impresionante banda original para la que la música fue escrita (24 oboes, 15 flautas dulces, 12 fagotes, 2 contrafagotes, nueve trompetas naturales, nueve trompas naturales, tres percusionistas). Quien prefiera versiones más suaves de estas músicas siempre tendrá un seguro en Trevor Pinnock (Archiv). La visión de los Concerti grossi op. 6 se ha revolucionado recientemente con dos visiones bastante parecidas, la de Martin Gester con los polacos de Arte dei Suonatori para el sello Bis (2007), y la de Il Giardino Armonico para L’Oiseau-Lyre (2008), en especial la segunda, deslumbrante mezcla de virtuosismo, elegancia, color, flexibilidad, ternura y potencia expresiva. El antiguo registro de Harnoncourt para Teldec, también con la Op. 3 (1981, 1983), puede colocarse, pese a las irregularidades y las imperfecciones, en el origen de la línea que conduciría a estos logros extraordinarios. La línea paralela, de raíz puramente inglesa, la encabeza Pinnock en Archiv (1982) y ha alcanzado sus más altas cotas con la Academy of Ancient Music en HM dirigida por Andrew Manze (Op. 6, 1997) y Richard Egarr (Op. 3, 2006), que han aportado a la serenidad y el equilibrio de Pinnock el vitalista tratamiento de los contrastes de los grupos continentales. Globalmente considerada, la visión de toda la música instrumental del músico que Egarr ha venido grabando para HM es admirable: sus Conciertos para órgano (Op. 4, 2006; Op. 7, 2007) son de una sensualidad y una imaginación que sólo admite comparación con la antología de Ottavio Dantone en L’Oiseau-Lyre (2008), aunque éste es un trabajo más afilado y agresivo, muy ornamentado, acaso menos sinuoso y elegante. En las series de música de cámara (Op. 1, Op. 2, Op. 5), Egarr es en HM (2007-2008) una opción casi imbatible, por su fascinante tratamiento del color y de la ornamentación, por su flexibilidad en el fraseo, por su profunda musicalidad, aunque hay trabajos de interés con planteamientos diferentes, como los que hizo la Camerata Köln en Deutsche Harmonia Mundi en la segunda mitad de los 80, de intensidad y furor plenamente goebelianos (de Reinhard Goebel), o los trabajos, más comedidos, pero refinados, del Ricercar Consort (Ricercar, 1985, 1991). Brilliant ha editado hace poco una notable integral camerística que sale de grabaciones licenciadas del sello CRD, que grabó en 1991 un grupo conocido como L’École d’Orphée, que incluía a muchos de los grandes nombres de la interpretación inglesa (Preston, Toll, Holloway, Pickett, Beckett, Comberti, Bury, Woolley…). Más opciones hay en las Sonatas destinadas específicamente al violín, en las que resultan descollantes los trabajos de Manze y Egarr (HM, 1998, al margen de la integral con la Academy), Hiro Kurosaki y William Christie (Virgin, 2002), ambos con pretensiones de integralidad y una extraordinaria combinación de lirismo e incisividad, sin olvidar a la sensual y finísima Amandine Beyer con L’Assemblée des Honnestes Curieux (Zig Zag, 2003) ni a la imaginativa y fogosa Monica Hugget (Aviè, 2002). Cierro con la música para tecla, en la que se puede documentar una curiosidad discográfica, como es la interpretación de Glenn Gould ¡en un clave! (Sony, 1972): las del canadiense son versiones nítidas y rigurosas, pese al sonido no muy adecuado del instrumento. Entre las visiones pianísticas es preferible el estilo claro y refinado de Murray Perahia (Sony, 1996) o incluso Keith Jarrett (ECM, 1993), algo confuso en ocasiones, al romantizante del famoso tour de Gavrilov y Richter registrado por EMI (1979, 1985). En el clave, Scott Ross (en su primer disco para Erato, 1984) es un referente por la vivacidad y el rigor que aporta al estilo de la suite a la francesa, con un detallado trabajo en la rítmica de las danzas. A la integral de Sophie Yates para Chandos (1998-2001) le falta acaso un punto de riesgo, de pasión, que es la que se desborda en la interpretación de Ottavio Dantone (Arts, 1998). Espléndida, por equilibrio entre letra y espíritu, es la visión del israelí Michael Borgstede en un álbum grabado entre 2007 y 2008 y publicado por el superconómico sello Brilliant. Pablo J. Vayón 246-dosier FILM:207-dosier 21/10/09 16:15 Página 133 Proyecto2:Layout 2 22/10/09 18:40 Página 1 MADRID, 2010 E CICLO DE GRANDES R 15 AÑOS 25 AÑOS 1996 - 2010 1985 - 2010 INTÉRPRETES E V I S T A S C H E R Z O ORGANIZA: PATROCINA: CHRISTIAN ZACHARIAS piano www.scherzo.es 15 Organizado por la FUNDACIÓN SCHERZO, con el patrocinio del diario EL PAÍS y la colaboración del Ministerio de Cultura (INAEM) y la Fundación Hazen-Hosseschrueders 1 2 CONCIERTO Miércoles, 13 de enero 19:30 horas L.V. BEETHOVEN Sonata nº 6 en en fa mayor, op. 10, nº 2 K. STOCKHAUSEN Tres signos del zodiaco de “Tierkreis” J. BRAHMS Baladas, op. 10 F. SCHUBERT Sonata nº 17 en re mayor, D 850 LIEF-OVE ANDSNES piano KRYSTIAN ZIMERMAN piano Lunes, 25 de enero 19:30 horas GRIGORI SOKOLOV piano CONCIERTO Miércoles, 17 de febrero 19:30 horas R. SCHUMANN Tres romanzas, op. 28 Novellete, op. 21, nº 5 G. KURTÁG Selección de “Játékok” R. SCHUMANN Kinderszenen, op. 15 F. CHOPIN Balada nº 3 en la bemol mayor, op. 47 Vals en re bemol mayor, op. póst. 70, nº 3 Vals en la bemol mayor, op. 42 Nocturno nº 2 en mi mayor, op. 62 Balada nº 1 en sol menor, op. 23 AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA SALA SINFÓNICA CONCIERTO PROGRAMA A DETERMINAR 3 RADU LUPU piano 5 F 4 S F P A M AB 4 CONCIERTO Martes, 9 de marzo 19:30 horas TIPO 1. Se 2. E de su SCH año PRE PROGRAMA A DETERMINAR Z CONCIERTO Martes, 6 de abril 19:30 horas /-$1Éÿ(. En la niebla L.V. BEETHOVEN Sonata nº 23 en fa menor, op. 57, “Appassionata” F. SCHUBERT Sonata nº 23 en si bemol mayor, D 960 REN 1. L Inté 2. L del 1 de a podr indep usted pong de 1 elect 3. E cons nues arzo Proyecto2:Layout 2 22/10/09 18:40 Página 2 ELISABETH LEONSKAJA piano 6 PIOTR ANDERSZEWSKI CONCIERTO Martes, 25 de mayo 19:30 horas F. SCHUBERT Sonata en do menor, D 598 Sonata en la menor, D 595 Sonata en si bemol mayor, D 960 JOSEP COLOM piano piano piano Martes, 15 de junio 19:30 horas PROGRAMA A DETERMINAR 8 PIERRE-LAURENT AIMARD CONCIERTO piano Martes, 28 de septiembre 19:30 horas 9 CONCIERTO Martes, 26 de octubre 19:30 horas M. RAVEL Miroirs (Resto de programa a determinar) J. S. BACH Partita nº 6 en mi menor, BWV 830 M. RAVEL Le tombeau de Couperin F. LISZT Sonata en si menor, S 178 EMANUEL AX 7 CONCIERTO 10 CUARTETO QUIROGA JAVIER PERIANES piano CONCIERTO Martes, 30 de noviembre 19:30 horas +1 CONCIERTO Miércoles, 13 de octubre 19:30 horas J. SOLER Obra encargo de la Fundación Scherzo R. SCHUMANN Quinteto para piano en mi bemol mayor, op. 44 F. SCHUBERT 4 Impromptus, op. 142, D 935 Sonata nº 15 en la mayor, op. póst. 120, D 664 F. CHOPIN Polonesa-Fantasía en la bemol mayor, op. 61 Andante spianato y Gran polonesa brillante, op. 22 Mazurcas y Nocturnos CONCIERTO EXTRAORDINARIO GRATUITO 15 AÑOS DEL CICLO Y 25 AÑOS DE LA REVISTA SCHERZO Exclusivamente para los abonados del 15 Ciclo de Grandes Intérpretes. (incluido en el abono sin coste adicional) NOTA IMPORTANTE: Todos los intérpretes, programas y fechas son susceptibles de modificación. ABONOS Y LOCALIDADES: TIPOS DE ABONOS: ADQUISICIÓN DE NUEVOS ABONOS: 1. Se establecen dos tipos de abonos a precio reducido para los diez conciertos del ciclo. 2. El abono normal (25% de descuento) está destinado al público en general. El abono de suscriptor (35% de descuento) sólo lo podrán adquirir los suscriptores de la revista SCHERZO, que se encuentren al corriente de pago de su suscripción anual para el año 2010. 1. Se podrán adquirir nuevos abonos, si los hubiere, una vez terminado el plazo de renovación de los mismos, cumplimentando el boletín de adquisición de nuevos abonos. Los suscriptores de la revista SCHERZO y los abonados al Ciclo de Jóvenes Intérpretes (por ese orden) tendrán prioridad sobre el público en general para adquirir los abonos disponibles. Los suscriptores de la revista SCHERZO solo podrán comprar un máximo de dos abonos a precio especial de suscriptor. 2. El boletín para adquirir nuevos abonos se podrá enviar por correo a nuestras oficinas, por fax al número 91.726.18.64 (las 24 horas del día) o hacer su solicitud por teléfono llamando al 91.725.20.98 (de 10 a 15 horas de lunes a viernes, excepto festivos), por correo electrónico a la dirección fundacion@scherzo.es, o rellenando un boletín en nuestra página WEB www.fundacionscherzo.es. A partir del 20 de noviembre comenzarán a adjudicarse los abonos no renovados, por estricto orden de llegada de las peticiones. PRECIO DE LOS ABONOS Y DE LAS LOCALIDADES ZONA ABONO NORMAL A B C D 352` 292` 240` 187` ABONO SUSCRIPTOR 305` 253` 208` 162` LOCALIDADES (Venta Libre) 47` 39` 32` 25` RENOVACION DE ABONOS: 1. La renovación de abonos consiste en adjudicarle para el XV Ciclo de Grandes Intérpretes las mismas localidades que usted tiene actualmente. 2. Los actuales abonados al Ciclo de Grandes Intérpretes recibirán por correo antes del 19 de octubre de 2009, de acuerdo con los datos que figuran en nuestro archivo de abonados, un boletín de renovación con la forma de pago, la fecha y el lugar donde podrán retirar sus nuevos abonos. La renovación la podrán hacer todos los abonados, con independencia de si son suscriptores o público en general. Si después del 19 de octubre usted no hubiera recibido el boletín de renovación en su domicilio, le rogamos que se ponga en contacto con nosotros en el teléfono 91.725.20.98 de lunes a viernes en horario de 10 a 15 horas, excepto festivos; mediante fax en el número 91.726.18.64 o por correo electrónico en la dirección fundacion@scherzo.es durante las 24 horas del día. 3. El plazo de renovación de abonos concluirá el viernes 6 de noviembre de 2009. Se considerará la renuncia de los abonos si el boletín de renovación no ha sido devuelto a nuestras oficinas antes de esa fecha. VENTA LIBRE DE LOCALIDADES: Las localidades sobrantes, si las hubiere, que hayan quedado sin vender por el sistema de abono, se podrán adquirir en las taquillas del Auditorio Nacional de Música, en la red de teatros del INAEM (dentro de los horarios habituales de despacho de cada sala) y mediante el sistema de venta telefónica de Serviticket en el número 902.33.22.11, de 8 a 24 horas, Servicaixa y Servicajeros de La Caixa. Teléfono de información 91.337.01.40. VENTA ANTICIPADA para cualquiera de los diez conciertos del ciclo a partir del miércoles, 7 de enero de 2010. Forma de pago: las localidades de venta libre se podrán adquirir en efectivo o mediante tarjeta de crédito Visa, Eurocard, Master Card, American Express, Servired y Dinners Club. FUNDACIÓN SCHERZO (Ciclo de Grandes Intérpretes) C/ Cartagena nº 10 1ºC, MADRID www.fundacionscherzo.es Teléfono de información: 91.725.20.98 Correo electrónico: fundacion@scherzo.es (para consultas o sugerencias sobre la renovación y/o venta de nuevos abonos del XIV Ciclo de Grandes Intérpretes) Horario de atención al público de lunes a viernes, excepto festivos, de 10:00 a 15:00 horas. 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 16:34 Página 136 ENCUENTROS SIMONE YOUNG: Fotos: Kasskara “LOS DIRECTORES SON MÚSICOS CUYO INSTRUMENTO ES LA ORQUESTA” M 136 enuda como un soplo. Las palabras de Joan Manuel Serrat ilustrarían el primer impacto que produce la australiana Simone Young (Sydney, 1961). Aunque pronto surgen las diferencias con el gorrión que describía el artista catalán. Para empezar, el pelo: más oscuro y con reflejos rojizos, que le confiere cierto aire latino. Vestida de negro, pertrechada de bolso y paraguas —el día veraniego se ha presentado inestable en Múnich— llega a la cita en los camerinos de la Ópera de Baviera donde dirige dentro del Festival el Palestrina de Pfitzner. Transmite esa fuerza que le ha valido para colocarse en primera línea del panorama de la dirección de orquestas: el mundo de hombres que cantaba James Brown. La biografía de Young rebosa hitos, aunque si alguno destacaron todos los medios de comunicación en grandes titulares fue convertirse en 2005 en la primera mujer que, tras siglo y medio largo de vida, se puso al frente de la Filarmónica de Viena. Un dato que demuestra el tesón de alguien que puede vanagloriarse de ser también la primera mujer en dirigir El anillo del nibelungo, convertido en caballo de batalla de su carrera. Sucesora de Richard Bonynge al frente de la Ópera de Sydney, en la actualidad centra su actividad en Hamburgo, donde ostenta desde 2005 los cargos de Directora Musical de la Orquesta Filarmónica y la Ópera Estatal, un teatro con más de tres siglos de tradición, del que además es sobreintendente. Su plural cometido le impide aceptar la mayor parte de las invitaciones que le llegan de todo el mundo. De ahí la importancia de su visita a España a finales de este mes, para debutar en nuestro país al frente de la ONE. 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 16:35 Página 137 ENCUENTROS SIMONE YOUNG Desde 2007, cuando empezó como Principal Directora Invitada de la Orquesta Gulbenkian de Lisboa, alguna escapada habrá hecho a España. En Lisboa llevo dirigiendo cada año desde 2005, pero jamás he estado en su país. Ahora voy a conocer Iberia en toda su dimensión. Cuando viajaba en mis tiempos de estudiante, estuve en Italia y en Francia, pero nunca en España, porque los australianos necesitábamos un visado para entrar, una obligación que se mantuvo hasta hace veinte años. Ahora me han invitado en numerosas ocasiones de Barcelona, Valencia y Madrid, pero esta es la primera vez que he cerrado un compromiso para dirigir allí. Tengo muchas ganas de estar en Madrid, por todo lo que me ha dicho la menor de mis hijas, que estudia español y tiene amigos en Málaga, a los que visita una o dos veces al año. Incluso está aprendiendo a bailar flamenco [ríe estrepitosamente imaginándolo]. Mi interés es, pues, doble: por conocer Madrid, y porque tengo muy buenas referencias de la reputación de que goza la orquesta con la que voy a trabajar allí. Además, voy a dirigir la Misa nº 3 en fa menor, la grande, de Bruckner, un compositor que me resulta muy familiar, y eso hace que me sienta muy cómoda. El concierto empieza con el Cántico de las siete estrellas, una obra de Antón García Abril, que si a primera vista puede parecer bastante difícil, por encima de todo me resulta muy atractiva. ¿Cómo nació ese interés por Bruckner? Porque su lenguaje musical es el mismo que el de Wagner, con quien mantuvo una gran relación y a quien tanto admiró. Pero también siguiendo una línea directorial. En ese aspecto reconozco mi conexión con Barenboim, que a su vez enlaza con Furtwängler y éste con Klemperer y su generación. Todos ellos fueron pianistas, y se nota en el modo de organizar la música wagneriana, creando un gran sonido sinfónico. Estamos hablando de gente que estructura la obra con un peso vertical del sonido mediante una larga línea musical y una sólida arquitectura. Eso me resulta muy interesante y por ello pongo ambas músicas juntas. ¿Y con Pfitzner y el Palestrina que ha hecho en Múnich? Palestrina pertenece a esa misma tradición. Por eso me resulta un lenguaje musical muy natural. Una línea que viene desde Beethoven y continúa con Schumann, Brahms, Bruckner, Wagner, y ahí se agota para ser retomada por Pfitzner y Hindemith. Incluso Humperdinck podría adscribirse a esa corriente, porque Mahler y Richard Strauss siguieron otra vía. Pfitzner además, como Wagner o Hindemith, escribía sus propios libretos, de modo que es imposible establecer una separación entre el texto, la música y la línea vocal. Por eso su música nunca funcionaría traducida. Por último, te encuentras con esa enorme expansión de arquitectura musical: el primer acto es hora y media de música sólida. En Múnich, Palestrina se programó muchas ocasiones en las décadas de los 50 y los 60 e incluso en los 70. Aún tocan en la orquesta dos o tres músicos que recuerdan cuando la hicieron. Luego se espaciaron las representaciones. Hacía más o menos 30 años que no se escuchaba, y era el momento. Está grabando las sinfonías de Bruckner. Se han editado hasta la fecha las que llevan los nºs 2, 3 y 4. Y acaba de salir la Octava. Estamos grabando todas las sinfonías que se conservan en su edición primera, porque nuestra idea es grabar las versiones originales. El año que viene estará en el mercado la Primera, con lo que tendremos en disco las cinco que se conservan de esas características. Dada su fama en el foso, ¿nunca le han invitado a dirigir una ópera en España? Claro que sí. De Barcelona me lo han sugerido en muchas ocasiones, pero al final siempre hemos acabado tropezando con problemas de agenda, porque teniendo en cuenta mi actividad en estos momentos en Hamburgo, me resulta muy difícil encontrar tiempo para aceptar una invitación para dirigir una ópera. Salvo en Berlín y Viena, donde se cierran compromisos con muchísima antelación. Conciertos puedo aceptar de vez en cuando, pero el tiempo de las óperas lo reservo para Hamburgo. Recuerde que estamos en Munich… Pero en este caso hay un motivo, y es que el Palestrina que dirijo es una coproducción con mi teatro, donde llegará de aquí a dos años. En Hamburgo es directora musical… …intendente… …y también profesora. Aunque figuro en la relación del profesorado del Conservatorio, en realidad no imparto clases de manera formal. No tengo nombramiento preciso ni me han asignado una clase específica. La relación consiste en que los alumnos vienen a mis ensayos y tenemos la oportunidad de intercambiar opiniones acerca del modo en que dirijo las obras. Es a lo único que llego, porque me falta tiempo, habida cuenta que trabajo catorce horas al día. Como Nueva York, según dice la canción, nunca duerme. Eso se comenta al menos. Sí lo hago, pero no más de cuatro o cinco horas. Eso es todo lo que duermo. Cuando llegó a Europa, trabajó con James Conlon, ¿aprendió mucho de él? Mi primer trabajo en este continente fue como repetidora de ópera en Colonia, cuando el director musical era sir John Pritchard. Fue poco después cuando desembarcó allí James Conlon y decidió que yo fuese su ayudante. Así estuve durante cinco años, trabajando con él todo el repertorio operístico y sinfónico que hizo. Por eso me divierte ver que en la temporada siguiente él dirigirá en Madrid la misma orquesta que yo ahora. Tenemos muy buena relación. Su hija, Louisa y la mayor de las mías, que ahora tiene 21 años, fueron juntas a la misma guardería de Colonia. Desde agosto 2005 es la mandamás de la música en Hamburgo. ¿Está viviendo el mejor momento de su vida? Estoy viviendo el momento más ajetreado de mi vida, que por otra parte califico de buenísimo. Para mí lo más bonito de Hamburgo es la oportunidad que se me brinda de conformar el repertorio de la Compañía para los próximos años, teniendo en cuenta que, de acuerdo con la reciente renovación de mi contrato, permaneceré hasta 2015. Diez años en la misma ciudad, trabajando a fondo con la misma orquesta y con una planificación muy precisa. Poniendo el énfasis en el gran repertorio romántico alemán, desde Beethoven y Schumann a Bruckner, de quien ya hemos grabado cuatro CDs, además del Anillo del nibelungo, óperas de Richard Strauss. Además, para equilibrar con música del siglo XX, Benjamin Britten, Messiaen y Hindemith. Aparte de esto, ya hemos estrenado un doble concierto para clarinete y fagot escrito para la orquesta, y en marzo del próximo año haremos el estreno absoluto de una obra que hemos encargado a Oscar Strasnoy, un compositor argentino que vive en París, y ha escrito para nosotros Le bal: una ópera cómica en un acto basada en el libreto de Matthew Jocelyn, y que tiene por componente emocional añadido el hecho de ser la primera ópera que se podrá ver como première absoluta en la sala principal desde la década de los 90. Será una nueva producción que presentaremos junto con Erwartung de Schoenberg y Das Gehege, de Wolfgang Rihm en un solo programa en forma de trilogía con la mujer como eje argumental, porque en los tres casos la figura central es femenina. Una mujer dirigiendo las Filarmónicas de Berlín y Viena. En alguna ocasión, tras dormir esa escasa ración de horas, ¿piensa que lo ha soñado? 137 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 16:35 Página 138 ENCUENTROS SIMONE YOUNGAZEL No. Porque sé el esfuerzo que me cuesta. Llegué a Europa en 1986, luego llevo viviendo aquí 23 años trabajando duramente. Pero sí es verdad que muchas veces echo la vista atrás y me digo “estoy haciendo cosas de las que nunca habría pensado que fuera capaz”. Con 20 años, mi idea era componer y trabajar como repetidora al piano. Nunca se me pasó por la cabeza la idea de dirigir, y resulta que ahora estoy dirigiendo en lugares increíbles, trabajando con orquestas y con solistas de un calibre que nunca hubiera imaginado, y tengo mucho éxito. Por supuesto que ha influido la suerte, porque fui muy afortunada en los primeros años. Ante todo por la proximidad de James Conlon y, posteriormente, la de Barenboim, que en ambos casos se han convertido en figuras de gran relevancia para mí. Mi trabajo con Daniel terminó en 1995, y desde ese momento he ocupado tres puestos de importancia. Primero como Directora titular en la Filarmónica de Bergen; después, en el mismo cargo en la Ópera de Sydney y ahora en Hamburgo. Detrás de todo eso hay mucho trabajo. Es verdad que no me queda tiempo para soñar, pero esos grandes momentos que tanto he disfrutado, han sido muy especiales. Hasta la llegada de Sabine Meyer —de eso hace nada—, la figura de la mujer era tabú en la Filarmónica de Berlín. Y en Viena, tal vez más estrictos al respecto, la distinguen los filarmónicos con el honor de ser la primera que los dirija. 138 Eso es algo que nunca me he parado a valorar. En lo único que he pensado ha sido en dirigir y en la música misma, antes que en el hecho de que yo sea una mujer. Tal vez en ese punto mi gran ventaja es haber comenzado la carrera en mi país. Empecé a trabajar siendo muy joven. Con 22 años tuve mi primer empleo en la Ópera de Australia como repetidora y con 24 ya estaba dirigiendo la compañía. Porque con destreza, allí tienes trabajo. Nadie concede ninguna relevancia a si quien está al frente de aquellos músicos es hombre o mujer; joven o viejo; si procede de Asia, América, Alemania, Italia o si ha nacido en Manly, el barrio de Sydney donde me crié. Si eres capaz de desempeñar ese cometido y estás dispuesto a trabajar a fondo, te dan la oportunidad de que lo lleves a cabo. Así, cuando dos años más tarde me vine a Europa, estaba convencida de que era directora y de que no necesitaba demostrármelo a mí misma. Mi único argumento era la música. Nunca me planteé que si quería llegar a ser directora era por todo el poder que detentaban los directores ni por tratarse de personajes con mucha fuerza. Creo que ese punto de vista tiene más que ver con la audiencia, que se sorprende ante la imagen de un mujer joven con pelo largo y zapatos de tacón alto que está delante de ellos y se enfrenta a una orquesta. No comprenden que a los músicos esos detalles no les dicen nada. Para ellos lo importante es que quien está allí sepa cómo conseguir que la música transmita. Para mí los directores son unos músicos cuyo instrumento es la orquesta. Yo también soy pianista, pero cuando estoy dirigiendo, mi instrumento es la orquesta. Y con ese instrumento hago música. Aun así: en Viena, durante siglo y medio existió ese muro que muchas mujeres habrían querido derribar. Y usted lo ha conseguido. No estoy segura. También ha habido muchísimos jóvenes directores que lo han intentado sin conseguirlo. Eso es algo muy difícil de saber. Para ello es preciso tener grandes dosis de una mezcla de stamina y deseo de trabajar muy duro, para lo que se necesita una gran fortaleza personal. O al menos saber cómo mostrarte ante la orquesta como alguien fuerte. Tienes que centrarte en la música; necesitas poseer una memoria excelente, además de gran destreza en los idiomas. Cuando abro una partitura, la leo como si se tratase de un libro… Yo no me mido frente a otras mujeres. Siempre me he medido frente a los colegas de mi generación. Por tanto, lo de ser mujer lo desecho como argumento. No creo que sea cuestión de decir ahora que he roto barreras y he abierto el camino a otras mujeres. En cualquier caso, tendrían que ser mujeres con esa mezcla que antes dije de habilidades, destrezas, pasión y poder de comunicación. Y con avidez por trabajar duro. ¿Cuál es la respuesta de los filarmónicos vieneses ante una mujer batuta en mano? Bueno. Pensemos ante todo que he venido dirigiendo a esos mismos músicos en la Ópera de Viena desde mi debut allí en 1993 en obras como Fidelio, Wozzeck, Bohème, Tosca y otros títulos de Puccini, Janácek, Verdi, Britten… el Anillo wagneriano, del que he hecho cuatro ciclos completos con ellos… Todo el repertorio, y esto sólo se puede interpretar como que los músicos no habrían querido insistir con unos y otros compositores de no haber creído que yo tenía algo que ofrecerles. Por eso es por lo que les dirigí el primer concierto en 2005, el mismo año que debuté con la Filarmónica de Berlín. Nos lo pasamos muy bien. ¿Se quedaron con ganas de repetir? Regresaré con ellos desde esa posición en 2011. Mis primeros años en Hamburgo he decidido centrarme en hacer ópera en ese teatro, porque con- sidero que es algo muy importante también en lo referente a la identidad de Hamburgo. Me he granjeado una gran reputación tanto en Viena como en Berlín, especialmente por la música de Richard Strauss, Wagner y Benjamin Britten, y este es en gran medida el repertorio que quiero dirigir en Hamburgo. Pensé que todos aquellos que quisieran verme hacer Wagner o Richard Strauss viniesen a Hamburgo, y sería importante para mi teatro. Ahora, una vez asentada firmemente en Hamburgo, cuando la compañía es tan sólida, he decidido aceptar, aunque sea con cuentagotas, algunas de las invitaciones que me llegan. Por eso voy a poder dirigir en Viena una serie de representaciones de la Daphne de Strauss, y otros títulos de Wagner en otros teatros con los que me he familiarizado, porque es bonito conservar ese tipo de vínculos. Un conocido director comentaba recientemente que, a una insinuación suya respecto sobre cómo debía interpretarse cierta partitura, un músico vienés le espetó “Maestro: ésta es la Filarmónica de Viena…”. ¿Usted ha sido afortunada en su relación con ellos? Solamente tuvimos un pequeño encontronazo cuando, uniendo dos pasajes, les hice tocar con más rapidez de la que querían, y tuvo que pasar mucho tiempo hasta que me lo perdonaron. Por otra parte, son muy respetuosos con lo que llaman oficio, que hace posible que yo entre al foso y les dirija Götterdämmerung sin un solo ensayo. Esa es una gran ventaja desde el punto de vista musical, y la orquesta respeta estas reglas. Estoy segura de que en algunas cosas discrepan de mí, pero también de que otras les gustan. Como mi Lohengrin, mi Mujer sin sombra, Salomé, la música de Janácek y Puccini… Los músicos están muy satisfechos con mucho del repertorio que he hecho con la orquesta, porque al terminar me dicen, por favor, vuelve para hacer esto otra vez. Es una relación bonita. No olvidemos que se trata de una de las mejores orquestas del mundo. Es como si te regalasen el mejor piano del planeta y te dijeran ¡tócalo! Por eso no es suficiente con que pienses. ¡qué bien: estoy aquí! Lo que tienes que decir es: tengo en mis manos un precioso instrumento, ¡a ver qué soy capaz de conseguir con él! Eso es lo más emocionante. Es curiosa su afición por Janácekque me hace pensar en la conexión australiana de sir Charles Mackerras… … Mackerras es absolutamente indiscutible en Janácek. La autoridad viva. Su trabajo frente a este compositor es extraordinario. Y nadie puede cuestionar que gracias a él este com- 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 16:35 Página 139 ENCUENTROS SIMONE YOUNG positor forma parte de nuestro repertorio en Occidente. Siendo usted tan joven, ya hay quien se ha preocupado por escribir su biografía. Así es. Durante todo 2005, un cineasta y periodista alemán, Ralf Fleger, me siguió a lo largo y ancho del mundo: Viena, Hamburgo, Berlín… me siguió hasta Australia, entrevistando de paso a mucha gente que me conocía, como Plácido Domingo, Daniel Barenboim, creo que sir Peter Jonas…. Con todo ese material preparó un film, y después de terminarlo me comentó que tenía mucho material interesante a partir de tantos encuentros, incluyendo los que mantuvo en Australia con mis padres, mis amigos, mi primer profesor de música… se encontraba con tanta información entre sus manos, que me sugirió la posibilidad de escribir un libro con ella, y ahí está. No se trata de una biografía. Lo ha calificado sencillamente como retrato, y en él se reflejan aquellas conversaciones, con las que ha contado mi historia. Por mi parte, le facilité el acceso a mis papeles, aunque soy muy mala en eso de conservar fotos de los teatros, con los artistas invitados, o programas para ver dónde estuve y qué dirigí en cada sitio. Lo que hago cuando viajo es que meto todas esas cosas en mi maleta y al llegar a casa mi marido las coloca en cajas. Esa es la documentación que le proporcioné a Ralf para el libro editado en 2006 que llamó Simone Young: la directora. Un retrato. Me pareció muy extraño, a decir verdad, que alguien quisiese narrar mi vida, porque creo que soy demasiado joven para eso. Hasta dentro de dos años no cumplo los cincuenta. Tal vez con sesenta me parecerá más normal que alguien quiera escribir un libro sobre mí. A día de hoy, todo está demasiado cercano en el tiempo. Espero que en los próximos diez años sigan pasando cosas importes en mi vida. Si el libro volviese a estar respaldado por un film se podría titular como el de la directora alemana Leni Riefensthal: El triunfo de la voluntad. Ya puestos, ¿le daría un sesgo político-social o la música coparía el protagonismo? La música debería ser la protagonista. Entre otras cosas, porque pienso que no soy una persona interesante. Creo que lo interesante es lo que hago. Verá. Cuando subo al pódium dejo de ser una persona privada para convertirme en medium para la música, que pasa a ser el centro de la historia. En lo que a mí respecta, soy una persona bastante normal. Me casé hace 27 años, tengo dos hijas y llevo una vida loca, viajando sin parar de un lugar a otro del mundo. Pero repito que todo eso está en función de lo que hago, que es lo interesante. En España hay un buen número de mujeres que dirigen pero, salvo en casos contados, les cuesta trabajo dar el salto internacional. ¿Por qué? Seguro que usted conoce mejor las razones. ¿Qué consejos les daría? El mismo que a cualquier director joven, porque no veo qué diferencia puede haber al respecto entre un hombre y una mujer. Es más: rechazo que las haya. El consejo sería: sé tan bueno como te sea posible; céntrate en tu trabajo, en la música; aprende idiomas; analiza; lee todo lo que puedas sobre el compositor, el tiempo en que vivió y el modo en que concibió su obra; conviértete en verdadero experto en uno o dos de ellos y a partir de ese momento acumula fuerza suficiente para trabajar mucho y ganar muy poco dinero durante quince años más o menos. No dejes que pase el tiempo hasta decidirte. Encuentra algunos buenos directores a los que admires; trabaja con ellos sin que te paguen nada por ello si es necesario: obsérvalos en los conciertos después de haberte estudiado las partituras; apréndete las partes orquestales; escucha; toma notas de lo que funciona y lo que no, y no te conviertas en alguien comodón. Por último, prepárate para vivir como un gitano: no puedes aspirar a un hogar estable y llegar a ser un director de éxito: ya lo tendrás cuando llegues a los cincuenta años más o menos. Muchos gobiernos han articulado la llama- 139 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 16:42 Página 140 ENCUENTROS SIMONE YOUNG Lo siento, pero en esto no tienen nada que decir los políticos. Eso de las cuotas, de los 40 por ciento de esto y los 60 por ciento de aquello es un error. Puede darse el caso de que un año destaquen un 90 por ciento de hombres y un 10 por ciento de mujeres, y al siguiente puede darse la proporción inversa. Repito que no veo razones de sexo sino de calidad. Tienen que ser suficientemente buenas y buscar las oportunidades para estudiar y llegar a conseguirla. Los resultados deben guardar relación con los méritos. Es la única vía para lograr lo que pretendes, no por decretos. Lo cierto es que intentando encontrar nombres de mujeres saltan los de Marin Alsop en Bournemouth; Eve Queler en la Orquesta de la Ópera de Nueva York; Susana Mälkki en el Intercontemporain… … a esta última no la conozco. Pero de esos nombres que ha mencionado, desde mi punto de vista, el de Marin es el único que se sitúa al mismo nivel internacional en que yo me muevo y, por supuesto que no en el mundo de la ópera. Marin es una buena colega, y me gustaría un día sentarme con ella y tener una larga conversación. Desde el punto de vista personal y profesional, de quien me puedo sentir más próxima es de Toni Pappano, Christian Thielemann, Fabio Luisi, Donald Runnicles, Jun Märkl… De los directores de mi generación. Los que han surgido del foso de un teatro de ópera; los que hacen el mismo repertorio que yo… Aquellos con los que comparto intereses musicales. Ese es el grupo de gente al que me considero unida. No me olvido de los problemas que muchas mujeres tienen, pero debo decir que muchas quizá no están preparadas para tantos sacrificios personales como esta carrera demanda. ¿Le tientan más con invitaciones desde teatros de ópera o desde orquestas? Por el momento lo que ocurre es que quienes saben hasta qué punto estoy ocupada en Hamburgo, obligada a rechazar el 90 por ciento de las invitaciones que recibo, entienden que dirigir ópera fuera prácticamente no me interesa en este momento. La media de funciones que dirijo en mi teatro cada temporada supera el medio centenar. ¿Nuevas producciones? 140 Tres nuevas; el resto, del repertorio. En total 10 u 11 óperas distintas al año. Con eso me basta, porque además en Hamburgo dirijo por temporada 6 o 7 conciertos a la Filarmónica; en Australia cada verano dedico dos o tres semanas a conciertos sinfónicos… es mucho trabajo, sobre todo si pensamos que aparte de esto al ser directora de la compañía tengo que ingeniármelas y sacar tiempo para labores administrativas. Sin olvidar otras dos semanas cada año en Lisboa donde soy, y lo digo en portugués como figura en el contrato, Maestrina convidada principal. ¿Le queda tiempo para usted? No. Siempre estoy ocupada con la música. ¿Ni unos días de vacaciones? Este año me he tomado una semana en agosto, esperada con verdadera ilusión. Sobre todo por sus hijas. Solo una vive conmigo. La mayor se independizó. Está trabajando y lleva su vida. Y la pequeña me comprende. También ella es una gran trabajadora. Todas las personas de mi familia disfrutan con la actividad. Siempre estamos leyendo, y aprendiendo idiomas, que es nuestro gran hobby. Además nos gusta cocinar, viajar. Nos encanta el arte. Tenemos muchos intereses distintos. En mi caso concreto soy aficionada al cine antiguo…. La única palabra que jamás se escucha en casa es aburrimiento. ¿Wagner es demasiado duro de dirigir para una mujer? ¿Por qué? ¿Por la resistencia física? Pienso que físicamente estoy mejor preparada para hacerlo que muchos directores de mi edad. Me encuentro en forma: buceo, puedo transportar maletas muy pesadas… Pero la dirección no tiene nada que ver con la fuerza física. No hay más que fijarse en la gran maestría de algunas batutas con más de 80 años. Físicamente pueden sentirse débiles, pero ejercen una gran poder sobre la orquesta. Eso es lo que se necesita. Y en ese punto no existen diferencias entre un hombre y una mujer. Acaba de terminar el Siegfried en Hamburgo. Y en octubre de 2010 será Götterdämmerung para hacer dos Anillos completos en 2011, 2012 y 2013 que aparecerán en disco. Ya hemos grabado Rheingold y Walküre, que acaba de salir al mercado. Estoy disfrutando, porque llevo dirigiendo el Anillo desde 1995, cuando hice Siegfried en Berlín. le siguió en Londres en 1996 Walküre, que volví a hacer un año más tarde junto con Rheingold en Viena, donde por fin dirigí la Tetralogía al completo en 1999. Desde ese momento, el ciclo entero del Anillo me ha acompañado: Berlín, Viena de nuevo, otra vez Berlín, y así sucesivamente. Llevo trabajando en la saga wagneriana desde 1995 como directora, pero como pianista empecé exactamente diez años antes. Conozco cada una de las notas, y lo más maravilloso de todo es que a comienzos de este verano he estado trabajando en los archivos de Bayreuth. En Siegfried había algunos pasajes en los que no estaba convencida de los acentos. Pensaba que se trataba probablemente de un diminuendo, pero no estaba segura. Cotejé una semana entera hasta la parte más pequeña, nota a nota. En estos casos lo mejor es tener la oportunidad de revisarlo en Bayreuth con las partituras autógrafas. En estos momentos es maravilloso tener abierta la posibilidad de que me abran los archivos del Teatro del Festival y manejar todo el material histórico. Compararlo con las ediciones impresas y tomar nota incluso de las menores diferencias, cerciorándome de si un crescendo empezaba en el primero o en el segundo punto del compás. De ese modo, partiendo exactamente de lo que Wagner escribió, ahora tengo la posibilidad de hacer mi propio Anillo. Totalmente nuevo y fresco. Algo que me resulta apasionante porque, además, es maravilloso el equipo artístico con el que he contado —con Claus Guth como director escénico y con decorados de Christian Schmidt— para la producción de Hamburgo, muy creativa, moderna y lógica. Me gusta mucho el trabajo que han hecho. Y, claro está, el del reparto encabezado entre otros por Falk Struckmann, Christian Franz… Me dio mucha pena quedarme sin Lisa Gasteen a causa del horrible accidente que tuvo el año pasado, desde el que no ha vuelto a cantar, cuando se cayó de una escalera y se dañó el cuello. No sabemos cuándo regresará, ni siquiera si piensa hacerlo. Es terrible. Hemos tenido la suerte de poder contar con Deborah Polaski para Walküre, y en Siegfried con una nueva Brünnhilde, Catherine Foster, que sólo había cantado el Anillo en Weimar. Recurrí a ella a comienzos de 2009 y ahora acaba de cantar Brünnhilde, después de haberla rodado en Oslo y Essen este mismo año. Una voz joven, que casi nadie conoce… porque es emocionante también crear, formar a alguien. La primera mujer —perdone que insista con ese aspecto— que ha dirigido el Anillo. Definitivamente sí. Otro dato que pasará a la historia. Para añadir al de que sólo otro director australiano ha dirigido la Tetralogía completa. ¿Le apetecería que el equipo —femenino, por cierto—, que gestiona Bayreuth la convirtiese en la primera mujer que dirija allí el Anillo? Tendré que esperar a ver si me lo dicen [risas]. Juan Antonio Llorente Zubiria Tolosa da cuota femenina, para que su presencia en los distintos círculos tenga más peso. ¿Sería conveniente introducir ese factor en la dirección de orquestas? Anuncio Gde 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:39 Página 141 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 16:43 Página 142 ANIVERSARIO En el primer centenario de su muerte FEDERICO OLMEDA, MÚSICO CASTELLANO El siglo XIX vio nacer a hombres providenciales para introducir a la música española en el ámbito internacional a comienzos del XX. Hilarión Eslava (1807-1878) sería el primero; Francisco Asenjo Barbieri (1823-1894) el segundo; Felipe Pedrell (1841-1922) el tercero y Federico Olmeda (1865-1909) el cuarto y último. La fama de Barbieri, gracias a alguna de sus zarzuelas, es superior a la de los tres restantes. La de Eslava no es muy inferior, al menos en Madrid, pero no por sus composiciones, salvo el Miserere de Sevilla, sino por su labor musicológica y docente. Ha dado nombre también a una calle más importante que la de Barbieri. Algo parecido le ocurre al ilustre Pedrell, bien valorado como guía y maestro de una generación cuya obra se proyectó más allá de nuestras fronteras, pero apenas interpretado o grabado, aunque sus composiciones sean muy variadas y, en algunos casos, excelentes. M ás grave es el desconocimiento entre nuestros filarmónicos de la figura y personalidad de Olmeda, un perfecto desconocido actualmente, salvo en su localidad natal, o en Burgos, y muy apreciado en medios musicológicos. Y sin embargo, no sólo fue Olmeda excelente musicógrafo y folclorista y un precursor en la recuperación del canto gregoriano y la dignificación de la música sagrada, sino un compositor digno de ser escuchado. Si leemos la excelente biografía del músico castellano escrita por Miguel Ángel Palacios Garoz, Federico Olmeda, un maestro de capilla atípico (Burgos, 2003), podemos percibir el afán regeneracionista de Olmeda, la rebeldía ante la penuria de la vida musical en la España de su tiempo, algo que también está en su contemporáneo Isaac Albéniz. El gran mérito de Olmeda es haber llegado a donde llegó como creador inmerso en un mundo provinciano que, en lo musical, aún se movía dentro de los parámetros del antiguo régimen. El padre Luis Villalba Muñoz, en su libro de semblanzas y notas críticas Últimos músicos españoles del siglo XIX, vol. I (Madrid, 1914), nos recuerda que viajó con Olmeda al Congreso de música sagrada de Sevilla en 1907, y cómo junto a él visitó las maravillas que guarda la capital andaluza y la mezquita de Córdoba, “sin otros recursos que un sistema nervioso adaptado para sentir la música y toda clase de hermosura artística, estimulado por una sensibilidad exquisita, cultivó la música, primero con el corazón y, después, en virtud de este principal impulso, se lanzó a la erudición del mismo arte en su historia y en su filosofía, y tras esto al tourismo de todo lo artístico”. Origen e infancia 142 Federico Olmeda de San José vino al mundo en El Burgo de Osma (Soria) el 18 de julio de 1865. Su padre, Rafael Olmeda Rodrigo, se había casado en 1856 con Saturia Marfagón Villarreal, nacida en la citada localidad soriana, sede episcopal reconocida por su espléndida catedral. Un templo vinculado a personalidades de la talla de San Pedro de Osma, Santo Domingo de Guzmán, el cardenal Mendoza y el venerable Juan de Palafox, obispo de Puebla de los Ángeles y más tarde de El Burgo de Osma, cuya lujosa capilla de la catedral planificó Juan de Villanueva. El magno templo burguense guarda numerosos tesoros y es célebre su torre, obra de los vascos Domingo Ondátegui y Juan de Sagarbinaga ya en el siglo XVIII. Rafael Olmeda tuvo cuatro hijos de Saturia, fallecida temprano, a los 26 años de edad. Los padres de Saturia, Cipriano Marfagón y Juana Villarreal, sacaron del hospicio a una niña de padres desconocidos que había sido abandonada en el torno de esa institución durante la noche, seguramente muy fría, del 25 de octubre de 1845. Se puso a la niña el nombre de Manuela de San José y a poco de nacer fue recogida por los suegros de Rafael Olmeda. Éste, por tanto, la tuvo en sus brazos durante la infancia, la vio crecer y se prendó de sus cualidades y de su belleza. Probablemente, la pequeña Manuela, desde que ello fue posible, realizó labores domésticas en la casa de los Marfagón, pues al contraer matrimonio, y aun años más tarde, no sabía leer ni escribir. Como era de prever, Manuela se casó el 6 de febrero de 1865 ¡con el viudo Rafael Olmeda, yerno de sus padres adoptivos! Rafael Olmeda tuvo con ella otros nueve hijos, el primogénito de los cuales fue nuestro protagonista Federico. Era Rafael un simple campesino, arriero y especiero. Su familia, y él mismo, procedía de otra histórica localidad soriana, Berlanga de Duero, sede un tiempo de la poderosa familia Velasco y Tovar, marqueses de Berlanga. Es curioso que en esta villa (cuyo humilde hospital alojó una noche al IV Duque de Gandía, Francisco de Borja) naciese el compositor clásico Manuel Mencía (1731-1805), que llegó a ser maestro de capilla de las Descalzas Reales de Madrid, cargo que también alcanzaría en sus últimos años Federico Olmeda. El niño Federico ingresó a los siete años en el colegio de Niños de Coro de la catedral de El Burgo de Osma. Era por mayo de 1873 cuando el pequeño se puso por vez primera la sotanilla roja que vestían los infantillos de aquella benemérita institución. Hasta la edad de quince años, Federico iba a permanecer allí, formándose musicalmente sin excluir las demás materias de la institución primaria. Estudiará solfeo, órgano, canto llano, piano y violín, composición. El director del colegio era el cantor y beneficiado Benito Pérez y también ejercía como profesor el organista segundo Ángel Peñalba. Allí permanecerá el pequeño Federico como infantillo de coro hasta 1881. Su presencia constante en la catedral durante esos años, mientras se irá forjando la personalidad musical, resulta además determinante para su acercamiento al arte, sea el medieval del Cristo del Milagro, el renacentista de su coro o las esculturas de Juan de Juni, quien talló con Picardo el impotente retablo mayor o retablos tan bellos como el de San Ildefonso, de un desconocido pintor del siglo XV, que llamamos maestro de Osma. Y luego su pasado musical, pues en esa catedral de El Burgo habían ejercido los maestros López de Velasco, Gómez Camargo, García de Salazar, Andrés de Viana, Andrés de Barea, Tomás Micieces, Sebastián Durón, Fabián García Pacheco e Hilarión Eslava. Estaba todavía en El Burgo el organista Damián Sanz (1808-1886), músico de excepcional inventiva al teclado, como muestran sus versos (grabados hace más de una década 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 16:43 Página 143 ANIVERSARIO FEDERICO OLMEDA por Adalberto Martínez Solaesa al órgano) como alternatim de algunos salmos, cantados por el grupo Schola Antiqua en un disco que patrocinó la Caja Rural de Soria dedicado a la catedral de El Burgo. Allí también figura música de Bernardo Pérez cantada por la Capilla Peñaflorida con algunos instrumentistas de oboe barroco y bajón. Pero fue Damián Sanz el maestro decisivo en la sólida formación musical del joven Olmeda, sí bien dentro del ámbito familiar, es también importante su tío, el presbítero Julián Marfagón, hermano de la primera esposa de su padre. Al fallecer Damián Sanz, Olmeda continuó sus estudios con el maestro León Lobera, director de la Banda del Hospicio Provincial de El Burgo de Osma. Además, siguió estudios eclesiásticos con muy buenos resultados en el Seminario Conciliar de Santo Domingo de Osma, destacando en Filosofía y Teología. En 1881, al mudar la voz, pasa a ser nombrado violinista segundo de la capilla de música de la catedral, cargo que ostenta hasta 1884, cobrando, gracias a él, los primeros sueldos. Por entonces compone varias obras primerizas, por supuesto religiosas. Unos padres agustinos franceses llegan a El Burgo y junto a ellos descubre la nueva manera de interpretar el canto gregoriano, resultado de investigaciones en el monasterio benedictino de Solesmes. Al percatarse de los retoques que corrompían aquel tesoro de espiritualidad, estudió a fondo Les mélodies grégoriennes de Dom Pothier. En 1885, ya con los 20 años cumplidos, Olmeda sufre una crisis religiosa. Comienza a cuestionarse muchos asuntos y a experimentar sensaciones nuevas, desconocidas. El maestro extremeño Juan Alfonso García, destacado compositor, pedagogo y durante muchos años organista de la catedral de Granada, en el prólogo al libro de Palacios Garoz, apunta a un posible enamoramiento del joven seminarista. De hecho, Olmeda abandona la carrera eclesiástica aduciendo un extremado deseo de ampliar sus conocimientos musicales para dedicarse enteramente a la música, aunque ello contra- riara a su padre. Había además otra razón para hacerlo, probablemente más profunda. Palacios Garoz lo apunta cuando nos dice que la condición de expósita de su madre “fue sin duda una pesada carga para el joven Federico en aquella hipócrita y conservadora sociedad decimonónica, y más aún en los templo burguense, el cual trató de lavar su culpa decidiendo el ingreso del chico en el colegio de Niños de Coro de la catedral. El destino llevaba a Federico hacia la música y estamos convencidos de que hubiese llegado muy lejos en la composición si la parca no le hubiese dado alcance a los 43 años de edad. Pese a ello, no puede decirse que haya producido poco, pues el número de obras de su catálogo excede las 330. Tudela En el año de 1887, aún no cumplidos 22 años, Olmeda deja su villa soriana para trasladarse a Tudela con el fin de opositar al beneficio de organista de la catedral de Santa María de esta localidad navarra. En ese cargo habían estado músicos de la categoría de Andrés de Sola y de Blas Serrano. El joven Federico obtuvo la mejor nota, pero la plaza se otorgó a un recomendado. El desengaño le devolvió a su pueblo, donde a la muerte de su maestro Damián Sanz, quiso hacerse cargo del órgano de la catedral. Sin embargo, su juventud debió de jugar en contra de la admisión; ¿o acaso se lo impidió el haber dejado los estudios eclesiásticos? ¿Podría ser, tal vez, por haberse extendido entre los burgueses el chisme de sus amores? De hecho había compuesto la romanza fantástica titulada Una súplica, para barítono y piano, dedicada “A ti”, y la canción seria Lo que amé en ti, a dos voces y piano. ambientes clericales en los que a él le tocó vivir”. Pensamos que el ambiente cerrado de una villa episcopal, entonces con apenas tres mil habitantes debía de ser opresivo para un artista impetuoso y soñador de 20 años. Además todo el mundo sabía que su adorada madre, Manuela de San José, era una “echadilla”, palabra oprobiosa o, en el mejor de los casos, indicativa de conmiseración, con la cual se señalaba a los depositados a escondidas y al amparo de las tinieblas nocturnas, ante las puertas de los centros de niños expósitos o en el torno de algún convento. Acaso fuese el padre de Manuela algún canónigo del gran Burgos Al quedar vacante el puesto de organista primero de la catedral de Burgos, Olmeda consiguió ganar la plaza a comienzos de julio de 1887. Era todavía maestro de capilla de la catedral el vallisoletano Enrique Barrera Gómez (1844-1922), autor de importantes obras religiosas, entre ellas Misa de Réquiem, pero también de la ópera Atahualpa (1869), ganadora de un certamen convocado por el editor Antonio Romero, y de unas excelentes sonatas para órgano que tocaría más de una vez Olmeda. De nuevo la catedral será parte 143 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 16:43 Página 144 ANIVERSARIO FEDERICO OLMEDA 144 inseparable de la vida del joven Federico, en este caso la “fuerte y fermosa yglesia de Burgos”, que mandó edificar el obispo Mauricio en tiempos de Fernando III el Santo, y cuya primera piedra se puso el 20 de julio de 1221. Más de dos siglos llevó la construcción de esta joya arquitectónica, filigrana del arte gótico en su interior y en puertas y pináculos exteriores. También relucen sus retablos medievales y renacentistas, pero especialmente la capilla del condestable Pedro Fernández de Velasco y su esposa doña Mencía de Mendoza. Piezas de Siloé, Picardo, Simón de Colonia, Vigarny, Berruguete, tablas y lienzos de Alonso de Sedano, Gian Pietro Ricci, Hans Memling, Andrea del Sarto, Mateo Cerezo y del círculo de Van der Weyden, etc., proporcionaron a Olmeda renovadas emociones estéticas y religiosas. El 2 de octubre de aquel 1887, el obispo de Osma le confiere la prima tonsura clerical, prólogo a su ordenación sacerdotal, que tendrá lugar en el mes de mayo del año siguiente. En Burgos transcurrirá el segundo y más productivo tiempo de su vida, veinte años de incesante actividad musical que le procurará alegrías y decepciones. Compone muchas obras religiosas, cerca de 250, bien para órgano, para voz y órgano, para voz y orquesta; entre ellas varias misas, motetes, salmos, lamentaciones, una Misa de difuntos, y una Misa de Gloria sobre temas de la misa De Angelis gregoriana; himnos, obras corales a cappella y para voz y piano, donde hallamos la famosa rima de Bécquer Cerraron sus ojos; más los Cantos burgaleses sobre doce temas de su Cancionero. También es autor Olmeda de una Sinfonía en la en cuatro movimientos para orquesta sinfónica, con maderas a 2, compuesta al final de su vida y dos zarzuelas tituladas Por espías (c. 1898) y La Virgen de Lourdes, sin fecha conocida, de la que únicamente queda la partitura para voz y piano. Es autor también de una serie de obras de cámara, principalmente para violín y piano; y de un breve y meditativo Quinteto (para dos violines, dos violas y violonchelo) imitado de Beethoven que es versión para cuerdas de su Andante religioso para piano de 1889; y un Cuarteto en mi bemol para cuerdas, no hace mucho recuperado en Madrid por el Cuarteto Assai. Consta de los clásicos cuatro movimientos, el tercero de los cuales es un intenso y poético lento que Olmeda subtituló En la Concepción de Murillo, y que precede al virtuosístico presto final. La Sinfonía en la también ha sido inter- pretada hace pocos años en Burgos por la Orquesta del Conservatorio. Por su parte, la Camerata del Prado que dirige Tomás Garrido ha grabado para el sello Verso tres importantes piezas de Olmeda. El citado Quinteto imitando a Beethoven; la versión para quinteto de cuerdas, realizada por el propio compositor de la Oda para órgano con el título de Oda-Fuga y la Lamentación para órgano de 1897, que su discípulo Henri Collet consideraba digna de César Franck, en una versión para orquesta de cuerdas del propio Tomás Garrido. La obra de Olmeda Poema sinfónico (1889) no es una obra orquestal como se ha dicho tantas veces por llamarse así, sino una pieza de cámara para piano, armonium y quinteto de cuerda inspirada en el libro sexto del Paraíso perdido, célebre poema de John Milton (1608-1674). En 1890 Olmeda consiguió varios premios. El citado Poema sinfónico fue premiado en el Conservatorio de Valencia y la Plegaria para orfeón, destinada a voces graves y conocida como Sub tuum præsidium, también se premió en un concurso convocado por el Orfeón Coruñés. El órgano que casi siempre tañía Olmeda en la catedral burgalesa es el situado a la derecha del coro si miramos al altar mayor. Se construyó en el año 1636 por Juan de Argüete y recibió una reparación a comienzos del siglo XVIII por el célebre organero José de Echevarría. En 1884, es decir tres años antes de la llegada de Olmeda, fue restaurado por Manuel Roqués, organero de Zaragoza. El otro órgano, situado a la izquierda sólo se tocaba, junto con el del lado de la Epístola, en importantes acontecimientos. Data de 1806 y es obra de Juan Manuel de Betolaza. Olmeda asistía como organista a numerosas funciones matinales y por la tarde, más largas sesiones, en las festividades celebradas con mayor solemnidad. El frío siberiano de Burgos le dejaba congelado en su tribuna. Él mismo ha contado que le suponía un fuerte sacrificio, “resistiendo grandes enfriamientos hasta quedársele como entumecidas las piernas y otras cosas que se entienden mejor que se dicen…”. De hecho, en 1890 padeció una bronconeumonía, grave enfermedad pulmonar que se le repetirá al año siguiente, causándole problemas incontables. Con el cabildo catedralicio los tuvo muy serios por faltas de asistencia al coro sin permiso para ello. Por otra parte, el carácter apasionado e irreductible en sus convicciones, su visión más lógica y natural de las cosas, le envolvió en más de una polémica. En 1890 inició la composición de una serie de Rimas para piano, siguiendo la línea marcada por importantes músicos del Romanticismo que escribieron piezas breves para piano. En su caso, inspiradas en poemas o supuestos textos literarios, entre los cuales pueden resultar modélicos las Romanzas sin palabras de Mendelssohn, pero también determinadas piezas de Schumann, Liszt, Brahms, Chaikovski, Rubinstein, Grieg, Albéniz, Granados… Buena parte de las Rimas está inspirada en las así llamadas de Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), el gran poeta sevillano que, por entonces, había alcanzado popularidad insólita en nuestro país. Pocos libros de poesía han suscitado tantas emociones y entusiasmo como las Rimas de Bécquer; de ahí sus incesantes ediciones desde que fuera concebido con el título de Libro de los gorriones (1868). Son muchos los músicos de habla hispana, desde Isidoro Hernández y Tomás Bretón, a Isaac Albéniz, Manuel de Falla o Joaquín Turina, que pusieron música a los versos de Bécquer. Olmeda compondrá en 1901 una canción sobre la rima Cerraron sus ojos (también lo haría Falla por entonces), pero es excepcional en la historia de la música española la colección de treinta y tres Rimas para piano solo, nueve de las cuales están inspiradas en determinadas rimas (Saeta que voladora, Yo soy un sueño, Besa el aura, Te vi un punto, Yo me he asomado, Dejé la luz a un lado, Catedral flotante, Yo sé un himno, Al ver mis horas de fiebre…). Unas llevan la indicación de Idilio (nº 6, nº 7, nº 14); otra, Un ángel más (nº 13), está basada en un poema de Fray Manuel E. Miguélez; la nº 3 se titula Ay Andalucía; la nº 18, Brisas del mar; la nº 19, A la luz de la luna; la nº 30, Escenas nocturnas; la nº 31, Fiesta en la aldea, recurre al “tiempo de rueda” que utilizará el propio Olmeda en el tercer movimiento de su Sinfonía en la. La rima nº 32 en fa sostenido menor se llama Apasionamiento y la última es un Himno o melodía en mi mayor. Cada Rima suele ser una breve pieza monotemática, pero no es, ni mucho menos, música de salón, sino música de alta prosodia que no sólo prueba la calidad de la inspiración melódica de su autor sino su consumado oficio como armonista y contrapuntista. Pero aún se aprecia más el rigor compositivo del Olmeda, por supuesto nunca con afanes vanguardistas, examinando sus cinco esplén- 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:55 Página 145 ANIVERSARIO FEDERICO OLMEDA didas sonatas para piano en tres y cuatro movimientos. En ellas, el maestro castellano se muestra un seguidor del Beethoven de las sonatas más clásicas, sin olvidar influencias puntuales de Schubert, Mendelssohn, Chopin, Liszt y Schumann. En varias ocasiones Olmeda intentó dejar su cargo como organista primero de la catedral de Burgos, pues opositó al magisterio de capilla de la catedral de Valladolid (en 1890) que obtuvo Vicente Goicoechea y también a la de Santiago de Compostela (en 1892); pero en ningún caso con éxito por razones diversas, pero quizá por lo que calificó el padre Otaño de “carácter especialísimo”, que le conducía a defender apasionadamente sus ideas musicales, a veces muy atrevidas en el terreno de la música religiosa. En Burgos llevó a cabo una labor infatigable en el campo musical. En 1894 impulsó y dirigió desde su creación la Academia Municipal de Música Salinas. Había muerto Manuela de San José y compuso para voz y piano Adiós, madre querida. A partir de entonces vivirá con su hermana pequeña Francisca, que entonces contaba tan sólo diez años de edad. Sus composiciones siguieron ganando premios y comenzó a ser conocido como autor de sustanciosas y a veces polémicos escritos sobre temas musicales. En 1895 se le nombra Académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid. Por entonces publica Memoria de un viaje a Santiago de Galicia o examen crítico musical del Códice del papa Calisto [sic] II perteneciente al Archivo de la Catedral (Burgos, 1895). El año 1900 pasa a ser director del Orfeón Santa Cecilia de Burgos y profesor de Música del Círculo Católico de Obreros. El 11 de abril de ese año estrena en la catedral de Burgos un espléndido Miserere para coro mixto y orquesta que obtiene un éxito clamoroso y se alzan voces para que sea nombrado maestro de capilla. La falta de apoyo de algunos concejales a la Academia de Música supuso la supresión de las subvenciones para el curso 1896-1897 y el práctico cierre de la misma, viéndose obligado a crear un orfeón en el Círculo de Obreros. Aquellos primeros años del siglo XX los dedica intensamente a un trabajo de campo que recoge canciones tradicionales de la provincia de Burgos y algunas de la de Soria. Le acompañan dos discípulos franceses, Henri Collet y Raoul Laparra. Este último, alumno de Fauré, de Massenet, y primer premio de piano del Conservatorio de París, utilizará en su ópera La Portada de tres Obras religiosas para órgano de F. Olmeda, publicadas hacia 1897 habanera (1908) temas populares extraídos del Cancionero del Olmeda. Por lo que se refiere a Collet, casi toda su obra es un canto a la música española, a la que adoraba. Sus conocimientos sobre ella quedaron bien expuestos en su libro L’essor de la musique espagnole au XX ème siècle, y no sólo en obras como Cantos de Castilla para piano o la Sinfonía de la Alhambra para orquesta. Olmeda fue premiado en los Juegos Florales organizados por al Universidad Libre de Burgos el año 1902, gracias a su Flok-lore de Castilla, publicado al año siguiente en Sevilla con el título de Folk-lore de Burgos, aunque todos lo conocemos como Cancionero de Olmeda. Collet pensaba que los verdaderos artífices de ese “desarrollo” de la música española eran Barbieri, Pedrell y Olmeda, mas para él, este último sobresalía no ya por su estilo despoja- do, grave y noble, sino por haber sido el primero en armonizar la canción tradicional sin herir ni traicionar su esencia. De ahí que el Cancionero del Olmeda haya sido fuente de inspiración de autores tan señalados en la corriente nacionalista a través de su infrecuente versión castellana, como los dos franceses citados, José María Beobide, José Antonio Donostia, Antonio José, Jesús Guridi, o el propio Olmeda, que se valió del Cancionero en su Sinfonía en la. El día de Santa Cecilia de 1903, el papa Pío X publicó la encíclica Motu proprio, con el fin de señalar las pautas que devolvieron a la música eclesiástica la profunda solemnidad y espiritualidad que le otorgaba antaño el canto llano y la gran polifonía del Siglo de Oro, sin olvidar la música de órgano que, desde Cabezón y Correa de Arauxo hasta Bruna y Cabanilles, había producido la música española, o 145 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:55 Página 146 ANIVERSARIO FEDERICO OLMEDA 146 desde Frescobaldi a Bach la europea. La recepción del Motu proprio en España tuvo efectos inmediatos y produjo una generación de compositores muy bien preparados para seguir sus dictámenes, el primero de los cuales era la restauración del mistificado canto gregoriano, de acuerdo a la interpretación que se proponía desde Solesmes. Pero cuando se propugnaba una vuelta a la polifonía del Renacimiento y del Barroco se estaba obstaculizando el imparable proceso de modernización de la música española, encabezado por Albéniz y luego por Manuel de Falla. Olmeda, que en su visión del futuro de la música coincidía con Pedrell, acogió primero con entusiasmo el Motu proprio, pues disentía del camino que había tomado la música sacra a partir de Eslava. Sin embargo, comenzó a rebelarse ante las estrictas imposiciones del Vaticano, temeroso de las modernidades de la música excesivamente cromática. Pronto vio cómo la iglesia aceptaba únicamente una música conservadora y arremetía contra el predominio del wagnerismo y sus secuelas, y no digamos contra el atonalismo. Un discípulo de Goicoechea, el padre Nemesio Otaño, paradigma del seguimiento del Motu proprio, aseguraba que el politonalismo del Grupo de los Seis de París no le parecía apropiado para componer obras religiosas serias, pues las tendencias de los franceses iban hacia una filosofía sensualista de las cosas y no se amoldaban a reglas programadas ni contenidos. “No son otra cosa que la apoteosis de la sensación”, decía. Además de Goicoechea, siguieron consignas del Motu proprio con buena música, el padre Donostia, Marcelino Villalba, José Alfonso, Luis Iruarrizaga, Mas y Serracant, Cosme Ribera, Bonifacio Iráizoz, Norberto Almandoz, Julio Valdés, etc. Olmeda, sin embargo, se manifestó contrario a un arte que, por mucha riqueza armónica y sinfónica que tuviese, era insípido e “incapaz de despertar las fibras más susceptibles del corazón”. Para él, era necesario restaurar la música sagrada, pero no coartando la libertad de los verdaderos creadores e investigadores de viejas melodías religiosas, las cuales, según fragmentos que él había encontrado, “debían de ser preciosísimas”. Años después, el padre José Ignacio Prieto se quejaría del hermetismo absurdo en el que tantos músicos bien formados se habían metido, ahogando todas sus facultades. A Olmeda, como a San Agustín, la música le conmovía más que la letra que se canta y con esa experiencia aceptó como sacras las ofrendas de la música absoluta, pura, es decir, exclusivamente instrumental. El maestro soriano participó en los Congresos de Música Sagrada de Estrasburgo (1905), de Valladolid (1907) y de Sevilla (1908), donde con frecuencia mostraba su disconformidad con directrices que constreñían la libertad del compositor. Ya en 1896 mostró Olmeda su preocupación por el futuro de la música sacra al encabezar al Fiesta de Música Religiosa de Bilbao, que presidieron los obispos de Vitoria y de Madrid. Fue un gran momento para él, pues asistieron Pedrell, Uriarte, Monasterio, Zubiaurre, Arin y acudieron, desde Francia, Alexandre Guilmant, Vicent D’Indy, Charles Bordes… y, desde Italia, Giovanni Tebaldini. Madrid En febrero de 1907, Olmeda se hizo cargo del puesto de maestro de capilla del monasterio de las Descalzas Reales, habitado desde su fundación por religiosas franciscanas clarisas. También aquí, como en la catedral de Burgos, don Federico, gran aficionado a coleccionar obras de arte, se vio rodeado de ellas. Este discreto cenobio había sido fundado por doña Juana de Austria, hija del emperador Carlos, al convertir el palacio en que había nacido (1535) en monasterio de la Visitación el año 1557. Por eso atesora pinturas de Brueghel, Tiziano, Sánchez Coello, Pantoja de la Cruz, Bernardino Luini, Gaspar Becerra, Lucas Jordán, Carducho Gentileschi, El Greco, Goya, Rubens, Zurbarán, etc. En el Monasterio, vinculado a la corona española, trabajaron ilustres organistas, entre ellos Tomás Luis de Victoria, Joaquín Osinaga, José de Nebra, José Elías y Antonio Ripa. No menos notables fueron sus maestros de capilla, y baste citar a López de Velasco, Pontac, Díaz Bessón, Pérez Roldán, Bonet de Paredes, Vaquedano, Micieces, Veana, es decir, la flor y nata de la música barroca española. Olmeda disfrutaría de las joyas artísticas de las Descalzas Reales y podría pasear por la huerta y el escondido “jardinete” durante el buen tiempo, con la ilusión de una mejora en su grave dolencia bronquial, contraída durante largos años de intensos fríos por las tierras burgalesas y sorianas. Pero ya tenía muy dañado el pulmón por las dos bronconeumonías y pleuresías causadas por el húmedo e inclemente clima de Burgos, difíciles de curar en aquella épo- ca sin antibióticos. Pese a lo delicado de su salud, su último año y medio de vida en el piso madrileño de la plaza de Herradores, n.º 10 (entonces 12), Olmeda se ocupó de celebrar numerosos conciertos en el Monasterio y componer algunas obras importantes como es su Sinfonía en la trazada con temas tradicionales de diferentes comarcas, pero muy bien trabados y en los que se deja ver su excelente formación clásica. Ya dejó escrito en la partitura del Cuarteto de cuerdas un lema que terminaba con un consejo para aquellos buscadores de lo bello en los laberintos intrincados del arte: “Óyete, escúchate y copia sin rebozo aquello que tu espíritu te dictare. Ten por seguro que allí es donde reside la fuente de la belleza”. Tenía don Federico la idea de componer una ópera sobre la leyenda de Bécquer (no muy apropiada para un sacerdote) titulada El caudillo de las manos rojas, sobre una tradición de la India que Bécquer recogió en seis cantos en prosa poética. Pero no pudo ser. Olmeda falleció el 12 de febrero de 1909 en la citada vivienda madrileña. Su enorme cultura queda reflejada en una extensa biblioteca, hoy depositada en la Hispanic Society of America de Nueva York. Libros medievales, renacentistas de Ciruelo, Valderrábano, Guerrero, Martín de Tapia, Salinas, Victoria, Morales, Cerone, Correa de Arauxo…; barrocos de Andrés de Lorente, Nassarre…; clásicos de Rodríguez de Hita, el padre Soler, Iriarte, Eximeno, Ferandiere, López Remacha, Teixidor, Nonó, Moretti…; románticos de Soriano Fuertes, Saldoni, Fétis, Clement, Uriarte… más de 300 libros y manuscritos. Dejaba también muchos escritos y sobre todo obras musicales, algunas publicadas pero la mayoría inéditas, conservadas al morir por su hermana pequeña Francisca. Una hija de ésta, Mercedes Escudero Olmeda, las ofreció a la Diputación Provincial de Burgos, que había sido la editora de su célebre Cancionero de Burgos. Fueron adquiridas por un millón de pesetas en el año 1994 y pueden examinarse hoy en el Archivo de la Diputación de la ciudad castellana. El compositor, musicólogo y biógrafo de Olmeda, Miguel Ángel Palacios Garoz, publicó unas cuantas en su libro. Todas ellas dan fe de la calidad de este músico excepcional en tantos sentidos que merece ser más interpretado en conciertos y atendido por nuestros sellos discográficos. Andrés Ruiz Tarazona CECILIA BARTOLI Sacrificium CECILIA BARTOLI NOS DESCUBRE EL FASCINANTE MUNDO DE LOS CASTRATI El álbum, grabado en el Ctro. Cultural Miguel Delibes de Valladolid, incluye 11 primeras grabaciones mundiales, así como algunas de las arias más populares y bellas de Händel, Caldara y Porpora. Una Edición Limitada de Luxe que incluye libro de tapa dura con 100 páginas que contienen un diccionario con todo sobre los castrati y su época + Cd + Bonus Cd. “Probablemente la música más difícil que he grabado hasta el momento” - Cecilia Bartoli WWW.CECILIABARTOLIONLINE.COM deccaclassics.com universalmusic.es Ed. Ltda CD + bonus CD SACRIFICIUM Cecilia Bartoli Il Giardino Armonico / Giovanni Antonini 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:55 Página 148 EDU GC UA Í AC I Ó N YO MUSICO, TU MUSICAS, EL MUSICA... La orquesta toca, ante un público respetuoso, una obra compuesta hace doscientos años. Los fans gritan cuando suenan los primeros acordes del último éxito de su ídolo. Los alumnos cantan, acompañados al piano por su profesor, la pieza que interpretarán en la fiesta de fin de curso. El bebé cierra los ojos mientras su madre le susurra una nana. Un grupo de amigos del instituto ensaya un tema que acaban de componer entre todos. El corredor acelera su zancada animado por una nueva canción de su iPod. Un hombre trajeado mueve distraídamente el pie al compás de la música que sale por los altavoces del ascensor. “Tantas situaciones distintas, tantas actividades diferentes, tantas formas distintas de organizar sonidos en significados, todas ellas denominadas música. ¿Qué es esto que llamamos música en lo que los seres humanos del mundo entero encuentran tanta satisfacción y dedican tantos recursos y parte de sus vidas?”. Esta es la primera reflexión que hace Christopher Small en su libro Musicking. Y a desde los antiguos griegos, músicos y estudiosos han intentado explicar la naturaleza y el significado de la música, pero según Small ninguno ha dado una respuesta satisfactoria a este par de preguntas: “¿Cuál es el significado de la música?” y “¿Cuál es la función de la música en la vida de cada miembro de la especie humana?”. “Es fácil comprender la razón, son preguntas equivocadas. No hay tal cosa como la música”, argumenta Small. “La música no es una cosa sino una actividad, algo que la gente hace” y por lo tanto no podemos hablar de “música” (music) sino de “musicar” (to music). De ahí surge el término que da nombre a su libro, musicking, que podemos traducir como “musicando”. Según Small, “musicar es participar, desempeñando cualquier papel, en una actividad musical, ya sea interpretando, escuchando, ensayando o estudiando, aportando material para ser interpretado (componer) o bailando”. Una actuación musical es “un encuentro entre seres humanos que tiene lugar a través de sonidos musicales organizados de forma específica”. Para entender su significado hemos de considerar que “el acto de musicar establece en el lugar donde ocurre una serie de relaciones y es en estas relaciones donde reside el significado del acto”. Si el significado de la actividad musical está en las relaciones que se crean, entonces todos los participantes influyen: intérpretes, compositores, público, profesores, estudiantes, técnicos, etc. La música que suena es el catalizador, pero el significado de este musicking se encuentra en la percepción y la vivencia, consciente o inconsciente, que tenga cada persona de estas relaciones. Estas relaciones tienen naturalezas distintas, son dinámicas y se producen a distintos niveles. En algunas situaciones hay una clara separación de roles (músicos y oyentes, compositor e intérpretes, profesor y alumnos…) y en otras no (un grupo de amigos cantando por placer…), o quedan diferidas en el tiempo, como cuando los músicos graban en un estudio y los oyentes escuchan el CD resultante en otro momento en su casa, en cuyo caso no se puede establecer una relación directa entre músicos y oyentes. La relaciones están también influenciadas por multitud de factores, desde el nivel de escucha, estado de ánimo y expectativas del público y los intérpretes, hasta las condiciones acústicas y distribución de la sala. La sala donde tiene lugar 148 Small se fija, a modo de ejemplo, en uno de los elementos que condicionan las relaciones que se producen en un con- cierto de música clásica: la sala donde tiene lugar. Ésta impone, favorece y condiciona ciertas relaciones, no favorece o impide otras y determina una dirección en las mismas. La sala Rotunda de los Ranelagh Pleasure Gardens abrió sus puertas en Londres en 1742. Una pintura de Canaletto fechada en 1754 nos la muestra durante una actuación. En la imagen vemos cómo el escenario está situado en un lateral de la sala y, mientras los músicos tocan, se puede ver gente escuchando, hablando, paseando, comiendo e incluso niños jugando. Es evidente que es una situación bien distinta de la que podemos encontrar en un auditorio moderno. En 1764, en la Rotunda, un niño de ocho años llamado Wolfgang Amadeus Mozart tocó varias de sus obras, al clave y al órgano, en un concierto benéfico en el que también se interpretó música de tres oratorios y el tema de la Coronación de Haendel. Imaginemos por un momento a un pianista y a un director que, después de un estudio profundo de la obra de Mozart y Haendel y de las prácticas interpretativas de la época, tocan y dirigen las mismas obras, utilizando instrumentos originales, en una sala de conciertos moderna. ¿Es posible realmente reproducir la experiencia musical que tuvo lugar en la Rotunda? Podemos destacar dos de los factores que diferencian las dos actuaciones: el elemento social y la interacción entre el público y los intérpretes. El elemento social En una sala de conciertos moderna la interacción social entre los miembros del público se produce fundamentalmente en el foyer, antes, en el descanso y al finalizar el concierto. Cuando se entra en la sala se espera silencio y atención y las butacas están alineadas en hileras de cara al escenario para favorecer esto. En cambio, tal como vemos en las imágenes de la Rotunda, los dos espacios, foyer y sala de conciertos, eran uno solo. El público decidia cuándo socializar y cuando escuchar la música. La interacción entre el público y los intérpretes Un auditorio moderno está diseñado para focalizar la atención del oyente hacia el escenario. Hay una distribución de papeles muy clara: los intérpretes están aquí para tocar y el público para escuchar en silencio. En cambio en la Rotunda el propio espacio propiciaba unas relaciones mucho más flexibles: el oyente escogía qué relación quería tener con los National Gallery, London Reflexiones a partir del libro Musicking, The meanings of Performing and Listening de Christopher Small (1998, Wesleyan University Press) 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:55 Página 149 GAUCÍ A EDUC IÓN sonidos a través de ideas preconcebidas. Si el número de oyentes que escucha de forma activa en un concierto es grande, se crea una energía especial que es percibida por los músicos y la interpretación cobra una nueva dimensión, en la que se pueden establecer relaciones a niveles más sutiles y profundos. Propiciar esta escucha activa es probablemente la principal virtud de una sala de conciertos moderna, aunque evidentemente la sala por sí sola no es suficiente. National Gallery, London Musicking y educación Canaletto, Interior of the Rotunda at Ranelagh, 1754 intérpretes y la música que tocaban. Hoy en día hay una serie de convenciones establecidas en un concierto sinfónico, por ejemplo: no se puede aplaudir entre los movimientos de una misma obra. Esto contrasta con el comentario que hace Mozart en una de sus cartas en la que dice que estaba encantado porque el público de París había manifestado de forma sonora su satisfacción “durante” la interpretación de una de sus sinfonías. Éste es tan sólo un ejemplo, pero es evidente que el espacio en el que tiene lugar una actuación ejerce una gran influencia sobre la experiencia que de la misma tendrán tanto los intérpretes como el público. Un club de jazz, un tablao flamenco, una discoteca, una iglesia o un estadio de fútbol condicionan tanto el aspecto social del concierto como la relación entre público e intérprete. La escucha activa Siguiendo con el ejemplo del auditorio, Small dice que “lo que es único respecto a la cultura de la sala de conciertos moderna es hasta qué punto la escucha —escucha distante y contemplativa— se ha convertido en el propósito de la actuación musical”. El nivel e intensidad de la escucha puede variar mucho de una actuación a otra e incluso a lo largo de un mismo concierto. A veces puede ser distante y contemplativa, pero también intensa y activa, en cuyo caso tiene una especial influencia en la interacción entre el público y los intérpretes. Cuando Small hace referencia a esta interacción se fija fundamentalmente en los aspectos más visibles, pero su planteamiento parece indicar que una audiencia silenciosa no establece ningún tipo de interacción con los intérpretes. Sin embargo, la experiencia de muchos músicos es que una interpretación varía mucho según el grado de atención de los oyentes, de tal forma que dos conciertos en una misma sala, con el mismo repertorio y los mismos intérpretes pueden producir experiencias muy distintas dependiendo del grado de escucha del público. La escucha permite que se establezca la comunicación sonora entre los intérpretes y el público, pero un oyente que escucha en silencio, dejando que los sonidos lleguen sin filtros ni interferencias, crea una conexión con los intérpretes muy distinta a la que se produce si escucha de forma distraída, con la mente llena de ruido o interpretando los La concepción de la música como actividad y la idea de que el verdadero significado de una actividad musical se encuentra en realidad en las relaciones que se establecen durante la misma tiene profundas implicaciones para la educación musical en cualquiera de sus formas, ya sea la clase de música en una escuela de primaria, un taller de percusión en un centro cultural o una clase individual en un conservatorio o escuela superior. Todo el mundo puede conjugar el verbo “musicar”. Todas las personas pueden participar, de alguna u otra forma, en una actividad musical y descubrir y experimentar las relaciones que se producen. Estas relaciones son además de naturaleza distinta a las que surgen en cualquier otra actividad humana y por lo tanto enriquecen a la persona con una serie de vivencias que tan sólo musicking puede proporcionar. Se habla mucho de los beneficios que tiene el estudio de la música sobre el desarrollo las capacidades de los niños, por ejemplo matemáticas, sin embargo no siempre se considera que el principal beneficio de toda actividad musical sea la actividad en sí misma. La educación musical es también musicking y su finalidad primordial es ayudar a los estudiantes a desarrollar esta capacidad de musicar. La formación de profesionales Entre la innumerables formas de musicking, las hay que requieren la especialización y profesionalización de algunos de sus actores: intérpretes, compositores, técnicos de sonido, profesores, etc. Estos profesionales necesitan una formación específica que les capacite para participar, desde su papel, en determinadas actividades musicales. Sin embargo, en el proceso formativo de estos profesionales se olvida con frecuencia que las capacidades que desarrollan, por complejas que sean, son un elemento más del complejo entramado de relaciones que se establecen en la actividad musical. Por lo tanto, aprender a descubrir, experimentar y comprender estas relaciones desde el desempeño de su papel, debería ser parte del proceso educativo de todos los profesionales de la música. La concepción de la música como musicking nos hace reflexionar sobre la propia educación musical y su papel en la sociedad actual. Tal como dice Christopher Small: “El gran reto de los educadores musicales es cómo proporcionar el tipo de contexto social que permita un interacción musical, tanto formal como informal, que pueda producir un desarrollo real y una musicalización de la sociedad en su conjunto”. Joan-Albert Serra 149 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:55 Página 150 JAZZ LULA Y EL JAZZ AFRICANO Carol Friedman Jimmy Katz MANU DIBANGO Claude Gassian HANK JONES RANDY WESTON E 150 l año 2009 encara su recta final y en su memoria quedan dos grandes titulares jazzísticos, los protagonizados por dos pianistas y sus sendos reconocimientos a un pedazo de la música africana, el que aglutina la cultura gnaua marroquí. Uno es norteamericano, Randy Weston, y el otro alemán, Joachim Kühn. Ambos mantienen un incuestionable distanciamiento estético, aquel más racial y éste más vanguardista y cerebral. No obstante, cada una de las dos recreaciones que la pareja realizó sobre aquel legado estuvo hermanada por un sincero respeto a la esencia de esta música instalada en el norte del continente negro a mediados del siglo XIV (gracias al asentamiento de pueblos subsaharianos). Más allá de los resultados de ambas propuestas, lo que demuestra esta realidad no es otra que la necesaria vigencia de la huella africana en el jazz, un género con sensibilidades activadas por un mismo corazón. En un mundo que se mira al JOACHIM KÜHN ombligo y hasta cree poder mirarse la espalda, la confusión es un estado de ánimo habitual. La confusión entendida como mal ajeno, nunca como duda personal. El tiempo pasa y la verdad nos llega a medias, mientras que la mentira se nos revela como certeza absoluta. No extrañe, por ello, que en esta llamada “sociedad de la información” impere el mensaje dominante, es decir, el mensaje de aquellos que hablan más alto y que, lógicamente, acostumbran a tener los altavoces más potentes. Poco importa que su voz esté hueca: los poderosos se encargan de darle aparente contenido. Hoy el jazz asiste a mucha pose disfrazada de actitud y conocimiento, cuando en realidad es simplemente gesto estimulado por el interés económico y comercial. Nunca la banalidad había sido tan rentable, aunque lo peor es que la gente se acaba creyendo las patrañas que esconde, unas patrañas que a menudo son más desprecio que falsedad. Una de ellas tiene que ver con la poca rei- vindicación del origen africano del jazz, una defensa que antaño hicieron colectivos como la Asociación para el Avance de los Músicos Creativos de Chicago (AACM), con el pianista Muhal Richard Abrams y el Art Ensemble of Chicago a la cabeza, o la Asociación de la Orquesta de Compositores de Jazz (JCOA) de Nueva York, con agitadores como Cecil Taylor, Carla Bley, Don Cherry o Mike Mantler entre sus filas. Ahora que Lula le ha sacado los colores olímpicos a Occidente, colocándole enfrente un mapa de la desigualdad, hoy sería bueno que el jazz nadara bajo su corriente y volviera a enarbolar la bandera jazzística africana, aquella que antes se izó al grito de “great black music” y este año acaba de ondear encima de los pianos de Weston y Kühn. Es cierto que nadie discute la semilla africana en la fértil tierra del jazz, pero poco se sabe de su comunidad artística, que, lejos de ser uno de los gérmenes del género hace poco más de un siglo, hoy continúa 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:55 Página 151 JAZZ Claude Gassian LULA Y EL JAZZ AFRICANO estimulando sus sueños. La actual temporada también ha sido testigo de la visita de otro icono del jazz africano, el pianista Abdullah Ibrahim, primero en el 365 Jazz Bilbao y segundo en el Heineken Jazzaldia donostiarra. Nacido en Sudáfrica con el nombre de Dollar Brand, Ibrahim es otro aguerrido salvaguarda de este latido musical y comparte muchas coincidencias con el mencionado Weston, aunque las trayectorias de uno y otro tengan diferentes puntos de partida; el sudafricano, queda claro, es el máximo representante de la diáspora jazzística del continente negro. Él tuvo que elevar su voz desde el exilio y junto a la suya, la de los otros miembros de su banda, los Jazz Epistles, donde en los sesenta también se integraban el alto saxofonista Kippe Moeketsi, el trombonista Jonas Gwangwa, el guitarrista Johnny Gertse o los bateristas Early Mabuza y Masaya Ntshoko. Mención especial dentro del grupo merece la del trompetista Hugh Masekela, por aquella época esposo de una de las grandes damas de la canción africana, la recientemente fallecida Miriam Makeba. Aún no se ha confirmado, pero los representantes españoles del trompetista confían en poder presentar durante los próximos meses las esencias de su último disco, Phola (Four Quarters/Índigo). Otro de los grupos pioneros de este sentimiento jazzístico, también sudafricanos expulsados de su país por el apartheid, fue el sexteto Blue Notes del pianista Chris McGregor, donde se incrustaban otros instrumentistas de mucho brío como los saxofonistas Dudu Pukwanay Nikele Moyake, el trompetista Mongezi Feza, el contrabajista Johnny Dyani y el baterista y percusionista Louis Moholo; bien este último, con su incesante actividad en la escena británica, bien Dyani, con sus colaboraciones junto a Don Cherry, demostraron que el negro africano era un color que conjugaba bien con el jazz contemporáneo y todas sus vanguardias. Ambas formaciones, junto con las giras continentales de Duke Ellington y Louis Armstrong, hicieron posible el reencuentro y el entendimiento entre dos culturas con una misma memoria. Entre dos culturas con un mismo futuro. Y más aún; su eco generó un sentimiento de panafricanismo en el interior de África, liderado en la década de los setenta por el multiinstrumentista nigeriano Fela Anikulapo Kuti y hoy heredado por el saxofonista camerunés Manu Dibango. Esta concienciación panafricana caló hondo en el África occidental, desde donde surgieron aventuras hermanadas como las que firmaron el baterista nigeriano Babatunde Olatundji y John Coktrane; el virtuoso intérprete de kora gambiano Foday Musa Suso y Bill Laswell y Herbie Hancock; o el cantante, organista y multiinstrumentista senegalés Cheick Tidiane Seck y Hank Jones. Todo ello sin contar con la aparición de artistas africanos emergentes que, si bien su prioridad musical residía en el compromiso con la tradición de su propio cancionero, también incorporaban en sus creaciones elementos y conceptos del jazz, caso del añorado guitarrista Ali Farka Touré o el maestro de la kora maliense Toumani Dibaté. La reflexión circunstancial en torno a la candidatura ganadora de los Juegos Olímpicos de 2016 y la defensa que de ella hizo el presidente brasileño Lula, aquí, en estas páginas, pudiera estar algo forzada. Y seguramente así sea, aunque su llamada a la justicia y a la igualdad sí esté conectada a esa otra realidad que también padece el jazz africano. Es hora de que su rugido, esencial, como ya se ha señalado anteriormente en la gestación del jazz, tome nuevamente la delantera de sus estructuras profesionales, llegue al público con la verdad en la mano y acceda a los conservatorios y escuelas como un bien de primera necesidad. Hoy lo norteamericano y lo anglosajón lo coloniza todo y se impone sobre cualquier remite jazzístico, venga de donde venga. Y no. Lo cierto es que la vida, en el jazz, a veces empieza precisamente una vez que sale fuera de las fronteras estadounidenses. Como así sucede con el jazz africano o… el español, aunque esto sea objeto de otro debate. Pablo Sanz UNA TROMPETA CON MILES DE MILES L a afirmación de Raynald Colom (Vincennes, Francia, 1978) —“Aquí todos somos estrellitas muy rápido. Y en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Y yo me siento tuerto”— en torno al aburguesamiento creativo que adolecen algunos de nuestros jazzistas dicen mucho y muy bien de él. Luego su reflexión se sostiene al comprobar que es de los que demuestran el movimiento andando, trasladando durante varios meses su residencia barcelonesa a Nueva York. Allí fijó una improvisada base de operaciones en la primavera pasada, mientras alternaba músicas y proyectos con su actual pareja de hecho artístico, el guitarrista flamenco Juan Gómez “Chicuelo”. Ambos comparten el liderazgo artístico del último gesto discográfico del trompetista, Evocation, el tercero en su particular discografía tras los excelentes registros publicados en el sello Fresh Sound, My Fifty One Minutes (2005) y Sketches of Groove (2008). La nueva andadura creativa de Colom nos sitúa ante el recurrente maridaje de jazz y flamenco, aunque desde una perspectiva personal que siempre se apoya en el lenguaje y la emoción de la improvisación. Es por ello que su fusión suena, si no nueva, sí tremendamente distinta. Esta joven promesa de nuestro jazz formará parte de los actos conmemorativos que ha organizado el madrileño Club de Música y Jazz San Juan Evangelista en torno al L aniversario del Kind of Blue de Miles Davis. La cita será el 13 de noviembre y junto a él estarán otros avezados intérpretes de la escena catalana: el saxofonista Martí Serra, el pianista José Reinoso, el contrabajista Tom Warburton y el baterista Marc Ayza. La jornada se completará en sesión doble con el espectáculo La estela de Miles Davis, ideado por el trompetista Jerry González y compartido con el contrabajista Javier Colina y el baterista Dani García. La influencia de Miles en todos los trompetistas, ya se ha dicho, es inevitable, pero en el caso de Raynald Colom la afirmación va más allá de la sonoridad común. A este chico se le intuyen muchas búsquedas hacia delante y en una y mil direcciones. Tiene muchos miles de Miles dentro, vaya, como ya lo ha reconocido la Asociación de Músicos de Jazz y Música Moderna de Cataluña, que le ha concedido varios e incontestables galardones, entre ellos el premio al “Mejor trompetista” durante cuatro años consecutivos. El liderazgo trompetístico de Colom hoy tan sólo podría ser contestado por Benet Palet, otro barcelonés con soplo erudito y alma propia, del que hace tiempo se sabe poco de él. Una lástima, porque su regreso a la vida cotidiana del jazz ayudaría mucho a nuestra música. Pablo Sanz 151 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:55 Página 152 LIBROS Un importante estudio sobre el gran compositor polaco RECUPERAR POR COMPLETO A SZYMANOWSKI D 152 espués de la segunda guerra se produjo un fenómeno curioso en la música. De los compositores de la primera mitad del siglo permanecieron en las conciencias y en las influencias algunos muy importantes que seguían vivos, como Stravinski y Schoenberg (éste desapareció pronto). Y algún otro, que creció enormemente después de su muerte, como Béla Bartók, como Anton Webern. A pesar de la enemistad inicial de los vanguardistas, también creció Alban Berg. No hablemos de los más jóvenes, desde Prokofiev y Hindemith a Shostakovich. Otros muchos desaparecieron de las conciencias, como Schreker, como Zemlinsky, como Krenek (éste pudo sobrevivir en parte porque fue muy longevo y enseñó allá en América). El caso del polaco Karol Szymanowski (1882-1937) es digno de estudio, y no sólo porque su música es excelente, una aportación original, bella, de primer orden; también por cómo fue olvidado en casi todas partes (no tanto en Polonia, claro está), cuando podría habérsele recordado lo mismo que a Bartók, del que es estricto contemporáneo. Que el olvido era injusto y que está desapareciendo lo sabemos desde hace algún tiempo, al ver que sus obras se programan, se graban, se editan en disco. La temporada que empieza, el Gran Teatre del Liceu pone en escena, por primera vez en España, El Rey Roger, una ópera sencillamente maravillosa en su breve duración (ochenta minutos, uno más o uno menos), en su gran intensidad. Naxos y EMI, entre otros, ponen en circulación en serie económica algunos registros importantes de este compositor. También podemos ver que era injusto cuando a los estudios meritorios ya existentes se añade de pronto este espléndido libro de Didier van Moere, musicólogo, catedrático y periodista en medios como L’Avant-Scène-Opéra o el sitio de la red ConcertoNet. Cuando tratamos la vida de un polaco, lo primero es ocuparse de Polonia, a ver qué es Polonia. Acostumbrados desde nuestra perspectiva del occidente europeo a considerar los estados-nación como entidades étnicamente homogéneas, aunque haya “pluralidades” y se entreveren los rubios con los morenos, puede costarnos trabajo comprender qué era la DIDIER VAN MOERE: Karol Szymanowski. París, Fayard, 2008. 696 págs. Polonia en que nace Szymanowski en 1882. Hasta el punto de que hoy día ese lugar llamado Timoszowka, donde vive su infancia y juventud nuestro compositor y su familia de hidalgos no especialmente ricos, se encuentra ahora en Ucrania. Si Bartók nació en un pueblo que luego pasó a Rumanía, Szymanowski se encontró después de 1918 con que su solar pasaba a Ucrania, esto es, a la URSS, es decir, a la odiada Rusia. Porque las poblaciones entreveradas de aquellos pagos se odiaban entre sí y desconfiaban unos de otros: los rusos, odiados por los polacos por ocupar la mayor parte de Polonia; los polacos, odiados por los ucranianos y rutenos en general, odios de clase, de servidumbre, de resentimiento del explotado ante el señorito; los judíos, casi siempre gente pobre del shtetl, desdeñados o perseguidos por todo el mundo; los polacos y los lituanos, desconfiados entre sí, porque se daban casos que pueden resultarnos poco comprensibles: Vilna, capital de Lituania, era una ciudad sobre todo polaca y judía, es decir, donde se hablaba sobre todo polaco y yiddish, mientras que el hinterland era lituano. ¡Qué lío! Además, esa Polonia en que nace Szymanowski está dividida entre tres potencias, las tres águilas. La mayor parte, el “Reino”, lo ocupa Rusia, y lo mismo que Rusia es lo más atrasado en todos los sentidos. El oeste, la Poznania, es la parte prusiana, la más avanzada en lo económico. Al sur, la Galitzia y la Podolia, la que goza de mayores libertades en virtud de la relativa tolerancia de Viena (más que de Budapest) hacia sus nacionalidades, incluida la judía. Será la cuna de movimientos de liberación e ilustración, en especial la Joven Polonia, 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:55 Página 153 LIBROS que nace en Cracovia. El libro de Didier van Moere sigue estas peripecias nacionales, aunque no las lleva demasiado lejos. No ahonda en el dramón polaco después de la independencia, cuando los años de paz fueron de guerra permanente por quitarle territorios históricos a la URSS, por arrebatarle unas faneguillas de tierra a Checoslovaquia: unos 1000 kilómetros cuadrados, en 1938, ¡gracias a la Alemania nazi! Felizmente, Karol había muerto un año antes. El objetivo del autor de este excelente libro es otro. Van Moere sigue paso a paso la vida de este músico fundador de una tendencia más que de una escuela (es el gran músico polaco entre Chopin a un lado y Lutoslawski al otro). Sigue sus pasos en la Joven Polonia musical (una generación posterior a la Joven Polonia literaria, pictórica y periodística), con otros músicos con los que formó grupo, fratría, sociedad de socorros mutuos, asociación de defensa de la música de su tiempo: Grzegorz Fitelberg, director de orquesta; el pianista Artur Rubinstein y el violinista Pawel Kochanski; los compositores Ludomir Rózycki y Apolinary Szeluto; y el mecenas y patrocinador de todos, el príncipe Wladyslaw Lubomirski. Se analizan las consabidas tres grandes etapas de nuestro compositor, y atravesamos los años de la primera gran guerra (Karol era tullido de una pierna y estaba exento de ir al frente) como los años de la eclosión del genio de este creador que en esos años no sólo da obras de enorme importancia, sino que deja ver en ellas, con matices o con clara expresión, su homosexualidad, tan mal vista por ese catolicismo que algunos se empeñan en considerar salvaguarda de la entidad polaca y sus libertades (no Szymanowski, claro está): El Rey Roger lo concibe en plena guerra mundial, aunque lo componga después; y durante esos años luctuosos surgen ciclos de canciones como el segundo de Hafiz; o esa obra ambiciosa, intensa, sensual, la Tercera Sinfonía, “Canto de la noche”; las Metopas y las Máscaras, series pianís- ticas sobre el mundo de Odiseo y la magia del teatro; piezas pianísticas magistrales, como la Tercera Sonata. Hay que rendirse antes ciclos vocales como los Cantos de una princesa de cuento, con textos de Zofia, hermano del compositor; ante el paganismo de la cantata Agavé, también de Zofia; y en especial ante la sensualidad desbocada y orientalista de los seis Cantos del muecín exaltado (o infatuado, loco, apasionado…), con texto de Jaroslaw Iwaskiewicz, su joven primo segundo, también homosexual, que un día iba a ser uno de los grandes de la literatura polaca del siglo XX, en todos los géneros, y soportando al régimen comunista. Este libro amplio, apasionante, continúa la trayectoria de Szymanowski en el periodo de entreguerras, con obras como ese bellísimo Stabat Mater polaco y latino; con viajes por América que permitirían pensar, con perspectiva, que su destino tendría que haber sido, para las memorias, semejante al de Bartók, según decíamos; con los problemas y enfrentamientos con sus compatriotas (Varsovia nunca lo amó demasiado), que parecían más preocupados por cuestiones de terruño irredento que por la cultura. Y otras cuestiones que redondean este libro bello y documentado. Las obras aparecen analizadas con minuciosidad y agudeza, en medio de la peripecia vital de este hombre siempre protegido por los suyos (amigos y familia), que creyó que no iba a poder seguir viviendo al perder Timoszowka para siempre. Sobrevivió, y consiguió salir adelante más o menos solo, e incluso con la enemistad de la prensa de derecha y la de izquierdas cuando quiso hacer reformas en la educación musical polaca. Como sabemos, no vivió lo peor que le esperaba a su nación: la vergüenza de 1938, el desastre de 1939 (el nuevo reparto de Polonia entre el Tercer Reich y la URSS), la espantosa catástrofe de 1940-1945 (Polonia, sede principal de campos de la muerte, más la aportación de un veinte por ciento de su población a los muertos de la segunda guerra), el diseño de las fronteras con la imposición soviética de la detestada línea Curzon y el desplazamiento a costa de la derrotada Alemania hacia el oeste (línea Oder-Neise); el logro de la en tiempos deseada homogeneidad étnica polaca, pero conseguida a costa de desplazamientos de población no por la derecha del partido nacional-demócrata, ¡sino por los comunistas soviéticos! Mal anduvo Szymanowski los últimos años. Desde 1934 apenas pudo escribir algo, y el que Furtwängler tocara obras suyas en la Alemania de Hitler le valió críticas muy duras de algunos amigos cercanos (mientras el gobierno polaco estaba dispuesto a pactar con Hitler sin pudor alguno); pero su familia dependía de él y de sus pobres rentas. La enfermedad se lo llevó en 1937, en Lausana, lejos de Polonia. No importa, los mismos que le hicieron la vida imposible lo rescataron para la patria, con repatriación, recepción del cadáver, discursos, conciertos, traslado del corazón… “juegos florales”. Van Moere cita a Rubinstein: “A su muerte, las autoridades hicieron gran alboroto por esta gran pérdida, tan trágica, de un hijo ilustre […] ¡Qué ironía! Durante años habían sometido al pobre Karol a tortura por sus mezquindades, y ahora gastaban una fortuna en ese desfile. Lo que me puso más furioso todavía es que solicitaron del gobierno de Hitler que el tren hiciera en Berlín una parada lo bastante larga como para poder rendirle honores militares”. Un espléndido libro, en fin, al que no es posible rendir justicia con una breve reseña. Dada la afición lectora española en materia de música (y otras materias) nadie espere traducción de esta obra a nuestro idioma. Aprovéchenla los que puedan, sólo cuesta 27 euros. Y añadamos algo más: el mismo Didier van Moere ha dirigido la edición del número 250 de la espléndida revista L’Avant-Scène Opéra (mayo de 2009, asopera.com), dedicado a El Rey Roger. También muy recomendable. Santiago Martín Bermúdez 153 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:55 Página 154 scherzo_ GUÍA LA GUÍA DE SCHERZO NACIONAL CÓRDOBA GRANADA ALICANTE 3-XI: María José Montiel, soprano; Laurence Verna, piano. 10: Clemens Hagen, violonchelo; Stefan Mendl, piano. BARCELONA 2-XI: Sinfónica del Teatro Mariinski de San Petersburgo. Valeri Gergiev. Marie-Elisabeth Hecker, violonchelo. Shostakovich, Musorgski. (Ibercamera [www.ibercamera.es]. Auditori [www.auditori.com]). 6: Orquesta Barroca de Venecia. Andrea Marcon. Magdalena Kozená, mezzo. Vivaldi. (Teatro del Liceo). 6,7,8: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Víctor Pablo Pérez. Pendatchanska, Davislim, López. Haydn, Creación. (Auditori). 9: Mitsuko Uchida, piano. Mozart, Berg, Beethoven, Schumann. (Ibercamera. Auditori). 13,14,15: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. John Nelson. Lisa Batiashvili, violín. Waxman, Barber, Beethoven. (Auditori). 15: Coro y Sinfónica del Liceo. Josep Pons. Szymanowski. (Teatro del Liceo). 17: Orquesta de Cámara de Berlín. Matt Haimovitz, violonchelo. Schubert, Boccherini, Telemann. Euroncert [www.euroconcert.org]. Palau). 18: Filarmónica de Oslo. Kazushi Ono. Dvorák, Strauss. (Auditori). 20,21,22: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Eiji Oue. Guinovart, Bruckner. (Auditori). 26: Spanish Brass Luur Metalls. Carter, Guinjoan, Montsalvatge. (Auditori). 27,28,29: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Eiji Oue. Paul Lewis, piano. Beethoven, Rachmaninov. (Auditori). 30: La Petite Bande. Sigiswald Kuijken. Haydn. (Palau 100 [www.palaumusica.org]). TEATRO DEL LICEO WWW.LICEUBARCELONA.COM KRÓL ROGER (Szymanowski). Pons. Pountney. Hendricks, Schwanewilms, Hartmann, Vas. 2,5,7,8,10,11,13,16-XI. HYPERMUSIC PROLOGUE (Parra). Power. Desvaux. Ellett, Bobby. 27,28-XI. BILBAO SINFÓNICA DE BILBAO WWW.BILBAORKESTRA.COM 154 5,6-XI: Günther Neuhold. Kioto Yonemoto, violín. Verdi, Paganini, Panni. 12,23: Günther Neuhold. Carlos Mena, contratenor. Mozart, Erkoreka, Bach. 26,27: Manuel Hernández Silva. Martina Fijak, piano. Haydn, Schu- ORQUESTA DE CÓRDOBA www.orquestadecordoba.org Teléfono: 957 491 767 Temporada de conciertos 2009/2010 NOVIEMBRE 2009 Días 5 y 6 de noviembre – 09 INAUGURACIÓN TEMPORADA DE ABONO Gran Teatro de Córdoba – 20:30 h. I Concierto para violín y orquesta L. v. Beethoven Katrin Scholz, violín II Sinfonía nº 2 - J. Brahms Orquesta de Córdoba Director: David Giménez Carreras Días 13 y 14 de noviembre - 09 TEMPORADA DE ABONO ROSS - SEVILLA Teatro de la Maestranza – 20:30 h. I Sinfonía nº 8 - A. Dvorák II Redes - S. Revueltas Danzas del ballet “Estancia” A. Ginastera Orquesta de Córdoba Director: Manuel Hernández Silva Día 19 de noviembre – 09 TEMPORADA DE ABONO CÓRDOBA Gran Teatro de Córdoba – 20:30 h. I Obertura Leonora III L. v. Beethoven Concierto para piano y orquesta nº 1 - F. Chopin Ludmil Angelov, piano II Sinfonía nº 7 - L. v. Beethoven Orquesta de Córdoba Director: Vladimir Valek Día 28 de noviembre – 09 VII FESTIVAL DE MÚSICA ESPAÑOLA - CÁDIZ Gran Teatro Falla – 21:00 h. I La epopeya de Bolívar - A. Romero Fantasía castellana F. Moreno torroba Juan José Muñoz, piano II Danzón nº 4 - A. Márquez Tangazo - A. Piazzolla Orquesta de Córdoba Director: Rodolfo Saglimbeni ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA Noviembre 2009 Palacio de Exposiciones y Congresos www.orquestaciudadgranada.es Telf. Información y reservas 958 22 11 44 viernes 6 CONCIERTO SINFÓNICO II Johannes BRAHMS Obertura trágica, en Re menor, op. 81 Concierto para piano y orquesta núm. 1 en Re menor, op. 15 Obertura para una fiesta académica, en Do menor, op. 80 Concierto para piano y orquesta núm. 2 en Si bemol mayor, op. 83 Elisabeth Leonskaja piano SALVADOR MAS director 4-XI: Maxim Risanov, viola; Eldar Nebolsin, piano. Bach, Schumann, Shostakovich. 13: Cuarteto Emerson. Emanuel Ax, piano. Schubert, Beethoven, Dvorák. 18: Joan Enric Lluna, clarinete; Tasmin Little, violín; Martin Roscoe, piano. Milhaud, Debussy, Berg. 26: Sophie Daneman, soprano; Christianne Stotijn, mezzo; Joseph Breinl, piano. Purcell, Brahms, Mendelssohn. ABAO WWW.ABAO.ORG BILLY BUDD (Britten). Mena. Livermore. Gunn, Robinson, Tomlinson, Robertson. 2-XI. FAUST (Gounod). Calderón. Joël. Beczala, Mei, Naouri, Pogosov. 14,17,20,23-XI. CÁCERES viernes 13 CONCIERTO SINFÓNICO III ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM Georges BIZET Carmen, suite núm. 1 (fragmentos) 27-XI: Crhistian Lindberg. Nielsen, Sandstrom, Sibelius. Manuel de FALLA El amor brujo Robert SCHUMANN Sinfonía núm. 4, en Re menor, op. 120 Carmen Linares cantaora VÍCTOR PABLO PÉREZ director sábado 21 CONCIERTO FAMILIAR I Tierra para jugar Edvard GRIEG Peer Gynt, suites núm. 1 & 2 (fragmentos) Georges BIZET Pequeña suite de Juego de niños, op. 22 Béla BARTÓK Danzas populares rumanas JÖRG BIERHANCE director viernes 27 CONCIERTO SINFÓNICO IV XV ENCUENTROS MANUEL DE FALLA: Homenaje a Wanda Landowska Manuel de FALLA Concerto per clavicembalo Fuego fatuo Francis POULENC Concierto campestre, para clave y orquesta Jordi Reguant clave VÍCTOR GARCÍA PRIEGO director mann, Dvorák. SOCIEDAD FILARMÓNICA WWW.FILARMONICA.ORG Programación OCG – Archivo Manuel de Falla GERONA AUDITORI WWW.AUDITORIGIRONA.ORG 7-XI: Sinfónica del Teatro Mariinski de San Petersburgo. Valeri Gergiev. Mozart, Mahler. JEREZ TEATRO VILLAMARTA WWW.VILLAMARTA.COM MACBETH (Verdi). Ortega, Castro. Almaguer, Ortega, Santiago, Corujo. 5,7-XI. 16: Sinfónica Nacional Checa. Inma Shara. Música cinematográfica. 19: Orquesta de Cámara de Berlín. Matt Haimovitz, violonchelo. Schubert, Boccherini, Telemann. LA GALLINA CIEGA (Fernández Caballero). Poblete. Matilla. Moncada, Lobato, Acosta. 21-XI. 26: Sharon Bezaly, flauta; Richard Shaw, piano. Doppler, Bach, Bolling. LA CORUÑA SINFÓNICA DE GALICIA WWW.SINFONICADEGALICIA.COM 6-XI: Antoni Wit. Chapí, Prokofiev, Dvorák, Strauss. 13: Miguel Harth-Bedoya. Dimitri Sitkovetski, violín. Alonso, Dutilleux, Revueltas. 27: Víctor Pablo Pérez. Julian Rachlin, violín. J. L. Turina, Bartók, Waxman. The sound of opportunities Make connections • Source business • Find solutions • Gain knowledge FREE! MidemNet is now included in MIDEM registration. One price. One place. More value. To accelerate your music business. REGISTER EARLY AND SAVE www.midem.com MIDEM: 24 - 27 January 2010 | MidemNet: 23 - 27 January 2010 Cannes, France MIDEM® is a registered trademark of Reed MIDEM. All rights reserved. 246-Pliego final FILM:Pliego 21/10/09 17:56 155 scherzo_200x280:Mise en page final 1 21/07/09 18:00 PagePágina 1 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:56 Página 156 GUÍA CDMC TEATRO DE LA ZARZUELA TEATRO REAL (Centro para la Difusión de la Música Contemporánea) AUDITORIO 400. MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA Ronda de Atocha esquina c/Argumosa. Teléfono: 91 774 10 72 Web: http://cdmc.mcu.es Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: de 12 a 18 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. Venta anticipada de 12 a 18 horas, exclusivamente. Información: 91/516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: www.teatro-real.com Entrada libre hasta completar aforo Martes, 3 de noviembre. 19:30h. Steve Reich / Bang on a Can “Encuentros de Pamplona I” PROGRAMA Steve Reich: Clapping Music. New York Counterpoint. Piano Phase/Video Phase. Music for Pieces of Wood. Electric Counterpoint. Sextet. Martes, 10 de noviembre. 19:30h. Eduardo Polonio, electrónica Electroacústica LIEM “Encuentros de Pamplona II” PROGRAMA Horacio Vaggione: Modelo de Universo III Antonio Agúndez: Regresiones Tomás Marco: Recuerdos del porvenir Francisco Guerrero: Diapsálmata Steve Reich: Clapping Music Eduardo Polonio: Oficio Lunes, 16 de noviembre. 19:30h. Solistas de la ORCAM Nacho de Paz, director “Encuentros de Pamplona III: Luis de Pablo, de ALEA a los Encuentros de Pamplona” PROGRAMA Franco Donatoni: For Grilly Luis de Pablo: Módulos I John Cage: Construction nº 3 Luis de Pablo: Prosodia Karlheinz Stockhausen: Zyklus Luis de Pablo: Módulos III Lunes, 23 de noviembre. 19:30h. Celia Alcedo, soprano. Kennedy Moretti, piano “Homenaje a Marlos Nobre. 70 aniversario y 50 años en la Música” PROGRAMA Marlos Nobre: Tres Canciones de Beiramar. Tres Canciones Negras. Dengues da Mulata Desinteressada. Canto a Garcia Lorca. Sonata Breve. Tango. Sonata sobre tema de Bartók. Lunes, 30 de noviembre. 19:30h. Grupo Sax-Ensemble José Luis Temes, director PROGRAMA XX Premio Jóvenes Compositores Fundación Autor/CDMC 2009 Concierto final y entrega de premios. La Tabernera del Puerto de Pablo Sorozábal. Hasta el 8 de noviembre, a las 20:00 horas (excepto lunes y martes). Miércoles (día del espectador) y domingos, a las 18:00 horas. Dirección Musical: Miguel Roa y José Miguel PérezSierra. Dirección de Escena: Luis Olmos. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. XVI Ciclo de Lied. Martes 3 de noviembre, a las 20 horas. Gerald Finley, bajo-barítono. Julius Drake, piano. Programa: R. Schumann, M. Ravel, C. Ives y S. Barber. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID www.osm.es Teléfono: 91 532 15 03 Ciclos musicales de la Comunidad de Madrid Concierto de Santa Cecilia Auditorio Nacional de Música 5 de noviembre/09 – 19,30 horas I Parte Gerardo Gombáu (1906-1972) Don Quijote velando las armas (1945) Richard Strauss (1864-1949) Don Quijote, op. 35 (1897) (Variaciones fantásticas sobre un tema caballeresco) Dragos Balan, violonchelo Jing Shao, viola II Parte Antonín Dvofiak (1841-1904) Sinfonía N.º 8 en sol mayor, op. 88, B 163 (1890) Jesús López Cobos, director MADRID 156 1-XI: Orquesta Nacional de España [ocne.mcu.es]. Peter Eötvös. Carolin Widmann, violín. Panisello, Eötvös, Schoenberg. (Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). 4: Gustavo Díaz Jerez, piano. Granados, Scriabin, Díaz Jerez. (A.N.). 5,6: Coro y ORTVE [www.rtve.es]. Josep Vila. Prieto, Szymanowski, Ver- L’italiana in Algeri. Gioachino Rossini. Noviembre: 1, 3, 4, 6, 7, 9, 10, 13, 14, 16, 17, 18. 20.00 horas; domingo, 18.00 horas. Dirección musical: Jesús López Cobos. Dirección de escena: Joan Font (Comediants). Escenografía y figurines: Joan Guillén. Dirección del coro: Jordi Casas Bayer. Solistas: Michele Pertusi (1, 4, 7, 10, 13, 16, 18) / Nicola Ulivieri (3, 6, 9, 14, 17), Vesselina Kasarova (1, 4, 7, 10, 13, 16, 18) / Silvia Tro Santafé (3, 6, 9, 14, 17), Maxim Mironov (1, 4, 7, 10, 13, 16, 18) / David Alegret (3, 6, 9, 14, 17), Carlos Chausson (1, 4, 7, 10, 13, 16, 18) / Paolo Bordogna (3, 6, 9, 14, 17), Borja Quiza, Davinia Rodríguez (1, 4, 7, 10, 13, 16, 18) / Eugenia Enguita (3, 6, 9, 14, 17), Angélica Mansilla (1, 4, 7, 10, 13, 16, 18) / Marifé Nogales (3, 6, 9, 14, 17). Coro de la Comunidad de Madrid. Orquesta Titular del Teatro Real. Orquesta Sinfónica de Madrid. Agripina. Georg Friedrich Händel. Noviembre: 2, 5. 20.00 horas. Dirección musical: Alan Curtis. Reparto: Ann Hallenberg, Roberta Invernizzi, Klara Ek, Iestyn Davies, Umberto Chiummo, Raffaele Costantini, Antonio Giovannini, Matteo Ferrara. Il Complesso Barocco. Domingos de Cámara. Concierto II. Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Noviembre: 8. 12.00 horas. Obras de Salvador Brotons, Darius Milhaud, Kerry Turner y Xavier Montsalvatge. Ópera en cine: Un ballo in maschera. Giuseppe Verdi. Noviembre: 8. 18.00 horas. Grandes Voces: Renée Fleming, soprano. Noviembre: 12. 20.00 horas. Orquesta Titular del Teatro Real. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Jesús López Cobos. El diario de un desaparecido. Leos Janácek. Noviembre: 27, 28, 29. 20.00 horas. Director de escena, escenógrafo y figurinista: Michal Znaniecki. Solistas: Joan Cabero, Irina Zhytynska. Piano: Riccardo Bini. Sala Gayarre. Programa joven: La historia del soldado. Igor Stravinski. Noviembre: 15. 18.00 horas. Director musical y violín: Ara Malikian. Ilustraciones: Kenny Ruiz. Presentador: Fernando Palacios. Solistas de la OrquestaEscuela de la Sinfónica de Madrid. Auditorio de la Universidad Carlos III de Madrid. Campus de Leganés di. (Teatro Monumental). 6,7,8: ONE. Carlos Kalmar. Nicolas Hodges, piano. Webern, Strauss, C. UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID XXXVII CICLO DE GRANDES AUTORES E INTERPRETES DE LA MUSICA AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA 21 de noviembre de 2009, sábado a las 22, 30 horas BRITTEN SINFONIA Directoras: Joanna MacGregor, piano; y Jacqueline Shave, concertino PROGRAMA J. S. Bach (1685-1750) Concierto nº 5 en fa menor BWV 1056 J. Dowland (1563-1626) Forlom Hope Fancy (arr. Joanna MacGregor), Mr. Dowland’s Midnight (arr. M.MacGregor), Can She Excuse (arr. J. MacGregor) E. Gismonti (1947-) Forrobodo, Frevo; J. S. Bach: Concerto nº 1 en Re menor BWV 1052 I. Stravinsky (1882-1971) Concerto en Re para orquesta de cuerda A. Piazzolla (1921-1992) Michelangelo (arr. J. MacGregor); Milonga del Ángel (arr. J.MacGregor); Libertango (arr. J. MacGregor). Venta de localidades: Auditorio Nacional c/Principe de Vergara nº 146. tfno 91-3370100; Servicaixa 902332211. Más información Centro Superior de Música de la ORCAM www.orcam.org Lunes 9 de noviembre de 2009 19,30 h. Sala Sinfónica. Auditorio Nacional ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Justo Sanz, clarinete José Ramón Encinar, director R. Schedrin Dos tangos de Albéniz Z. de la Cruz Concierto para clarinete y orquesta * E. Elgar Variaciones Enigma *Estreno Absoluto Abono 3 Halffter. (A.N.). 8: Orquesta Barroca de Venecia. Andrea Marcon. Magdalena Kozená, mezzo. Vivaldi. (Ciclo Sinfónico Caja Madrid. A.N.). 10: Mitsuko Uchida, piano. Mozart, Berg, Beethoven, Schumann. (Gran- 246-Pliego final 22/10/09 14:38 Página 157 GUÍA des Intérpretes. Scherzo [www.scherzo.es]. A.N.). 11: Coro Monteverdi. Orquesta Revolucionaria y Romántica. John Eliot Gardiner. Haydn, Creación. (Juventudes Musicales [www.juvmusicales-madrid.com]. A.N.). 13,14,15: ONE. C. Halffter. Asier Polo, chelo. Stravinski, C. Halffter. (A.N.). 14: Schola Antiqua. Juan Carlos Asensio. Gregoriano. (A.N.). 17,18: Cuarteto Takács. Beethoven. (Liceo de Cámara [www.fundacioncajamadrid.es]. A.N.). 18: Orquesta Bandart. Gordan Nikolic. Rossini, Paganini, Beethoven. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. A.N.). 21: Filarmónica de Gran Canaria. Pedro Halffter. Artero, Brahms. (A.N.). — Tenebrae. Nigel Short. Galán, Réquiem. (Siglos de Oro. Capilla del Palacio de El Pardo). 24: Marta Zabaleta, piano. Debussy, Albéniz, Ravel. (A.N.). 26,27: ORTVE. Adrian Leaper. Bertomeu, Carter, Dvorák. (T.M.). 27,28,29: OCNE. Simone Young. Broderick, Chappuis, Murray, Selig. García Abril, Bruckner. (A.N.). MÁLAGA FILARMÓNICA DE MÁLAGA WWW.ORQUESTAFILARMONICADEMALAGA.COM 20,21-XI: Manuel Valdivieso. Claudio Martínez Mehner, piano. Sibelius, Franck, Roussel. OVIEDO ÓPERA WWW.OPERAOVIEDO.COM DON GIOVANNI (Mozart). González. Kirchner. Skovhus, Bou, Forte, Albelo. 22,24,26,27,28-XI. PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM 2-XI: Trío Wanderer. Haydn, Mendelssohn. 4: Sinfónica del Teatro Mariinski de San Petersburgo. Orfeón Pamplonés. Valeri Gergiev. Mahler, Octava. 5,6: Sinfónica de Navarra. Ernest Martínez-Izquierdo. Tlanwa Yang, violín. Bizet, Sarasate. DON PASQUALE (Donizetti). Albiach. Muñoz. Sinfónica de Navarra. Sola, Yoncheva, Zapater, Frontal. 26,28-XI. SAN SEBASTIÁN SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.EUSKADIKOORKESTRA.ES 30-XI: Christian Mandeal. Ian Fountain, piano. Honegger, Poulenc, Vaughan Williams. VALENCIA PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM SANTIAGO DE COMPOSTELA SEVILLA REAL FILARMONÍA DE GALICIA TEATRO DE LA MAESTRANZA www.realfilharmoniagalicia.org Auditorio de Galicia www.auditoriodegalicia.org www.teatromaestranza.com Teléfono 954 223 344 12,13: Lothar Zagrosek. Detlef Roth, barítono. Strauss, Keulen, Mahler. 20,22: Mark Elder. Jonathan Biss, piano. Mozart, Shostakovich. 25,26,27: Giovanni Antonini. Giuliano Carmignola, violín. Locatelli, Tartini, Vivaldi. DE NEDERLANDSE OPERA WWW.DNO.NL PROGRAMACIÓN OCTUBRE 2009 OCTUBRE 2009 JUEVES, 8 – 21.OO h AUDITORIO DE GALICIA CONCIERTO DE ABONO REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Antoni Ros Marbá, director Elisso Virsaladze, piano [Beethoven, de Paz, Kodály] VIERNES, 16 – 21.00 h AUDITORIO DE GALICIA CONCIERTO DE ABONO ORQUESTRA NACIONAL DO PORTO Peter Rundel director Gerardo Ribeiro violín [Moreira, Beethoven, Elgar] 21, 22 y 23 – 11.00 h AUDITORIO DE GALICIA CONCIERTOS DIDÁCTICOS REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Maximino Zumalave, director Monicreques de Kukas [Santos Bartolomé] JUEVES, 29 – 21.00 h AUDITORIO DE GALICIA CONCIERTO DE ABONO REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Paul Daniel, director Ute Lemper Die Singphoniker [Weill, Ros Marbà, Satie] 1-XI: Chapí, una comedia divina. 3: Sinfónica Nacional Checa. Inma Shara. Música cinematográfica. 6,7,13,14: Orquesta de Valencia. Coro Filarmónico Eslovaco. Yaron Traub. Beethoven, Sinfonías. 10: Orquesta Revolucionaria y Romántica. Coro Monteverdi. John Eliot Gardiner. Karthäuser, Gilchrist, Brook. Haydn, Estaciones. 11: Cuarteto Emerson. Emanuel Ax, piano. Beethoven, Mendelssohn, Dvorák. 18: Emanuel Ax, piano. Chopin, Szymanowski, Schumann. 20: Orquesta de Valencia. Yan Pascal Tortelier. Gérard Caussé, viola. Berlioz, Ravel, Roussel. 22: José Miguel Moreno, guitarra. 27: Orquesta de Valencia. Miguel Ángel Gómez Martínez. Marc-André Hamelin, piano. López-Chavarri, Saint-Saëns, Strauss. PALAU DE LES ARTS Día 2 de octubre (Sala de Prensa) EN TORNO A… la ópera LA MUJER SILENCIOSA Ciclo de conferencias Días 3, 5 y 7 de octubre Ópera LA MUJER SILENCIOSA (Die Schweigsame Frau) de Richard Strauss (1864-1949) ESTRENO EN ESPAÑA Dirección musical, Pedro Halffter Dirección de escena y escenografía, Marco Arturo Marelli Principales intérpretes, Franz Hawlata, Julia Bauer, Klaus Kuttler y Elena de la Merced Real Orquesta Sinfónica de Sevilla Coproducción de la Ópera de Dresde y la Ópera de Viena Día 14 de octubre Flamenco PURO JONDO Maestros del genuino Baile Flamenco Eduardo Serrano, EL GÜITO Manuel Maya, MANOLETE Día 31 de octubre Recital Lírico ELINA GARANCA, mezzosoprano WWW.LESARTS.COM L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Frizza. Joosten. Farcas, Korchak, Hakala, Gallo. 2,4,6-XI. SALOME (Strauss). Soltesz. Konwitschny. Sadé, Soffel, Persson, Dohmen. 10,13,16,19,22,25,28-XI. BERLÍN FILARMÓNICA DE BERLÍN WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE 5,6,7-XI: Simon Rattle. Schoenberg, Beethoven. DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Armiliato. Friedrich. Álvarez, Hvorostovski, Marambio, Wolak. 5-XI. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Meister. Friedrich. Iversen, Wagner, Stober, Szumanski. 12,15,20-XI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Foremny. Krämer. Hagen, Kang, Carlson, Pauly, Fleischer. 14-XI. TRISTAN UND ISOLDE (Wagner). Steinberg. Friedrich. Gambill, Holl, Herlitzius, Schulte. 22,28-XI. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Mazzola. Thalbach. Brownlee, Muraro, Kuracová, Brück. 29-XI. STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG LES TROYENS (Berlioz). Gergiev. Fura del Baus. Gould, Viviani, Matos, Barcellona. 3,6,8,12-XI. ZARAGOZA AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM 5-XI: Sinfónica del Teatro Mariinski de San Petersburgo. Orefeón Pmaplonés. Valeri Gergiev. Mahler, Octava. 9: André Watts, piano. Schubert, Liszt. 14: Sinfónica Nacional Checa. Inma Shara. Música cinematográfica. 18: Filarmónica de Helsinki. Leif Segerstam. Mikhail Ovrutsky, violín. Elgar, Sibelius. 23: Ara Malikian, violín; Nairí Grigorián, piano. Beethoven, Ravel, Szymanowski. 25: Jue Wang, piano. Ravel, Brahms. INTERNACIONAL ÁMSTERDAM ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.Nl 4,5,6,8-XI: Iván Fischer. Maria João Pires, piano. Mozart. LOHENGRIN (Wagner). Barenboim. Salemkour. Youn, Fischesser, Fritz, Samuil. 1,8,15-XI. SIMON BOCCANEGRA (Verdi). Barenboim. Tiezzi. Domingo, Harteros, Youn, Sartori. 7,10,13-XI. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Vitlin. Berghaus. Lopera, Girolami, Kammerloher, Martirossian. 14-XI. LA BOHÈME (Puccini). Vitlin. Hume. Samuil, Queiroz, Cruz, Caoduro. 19,24,18-XI. DIE FLEDERMAUS (J. Strauss). Mehta. Pade. Gantner, Dussmann, Grigorian, Rügamer. 21,25,27,29-XI. BRUSELAS LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE THE RAKE’S PROGRESS (Stravinski). Renes. Lepage. Matthews, Padmore, Henschel, Wilson. 3-XI. FRÁNCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE LA CLEMENZA DI TITO (Mozart). 157 246-Pliego final 22/10/09 14:38 Página 158 GUÍA Zorn. Loy. Behle, Kennedy, Heever, Rae. 1,6,12,21-XI. L’ORACOLO (Leoni) / LE VILLI (Puccini). Soliom. Leupold. Holland, Sidhom, Mayer, Ventre, Raspagliosi. 5,8,13-XI. DIE FRAU OHNE SCHATTEN (Strauss). Weigle. Nel. König. Dussmann, Baumgartner, Kränzle. 7,15-XI. LA BOHÈME (Puccini). Nielsen. Kirchner. Kim, Calleja, Demur. 14, 20,30-XI. DIE TOTE STADT (Korngold). Weigle. Weber. Vogt, Nagy, Pavlovskaia, Ryberg. 22,26,29-XI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Keil. Kirchner. Grümbell, Behle, Mayer, Durlovski. 27-XI. GINEBRA GRAND THÉÂTRE WWW.GENEVEOPERA.CH L’ÉTOILE (Chabrier). Ossonce. Savary. Fouchécourt, Gautier, Schirrer, Doyen. 4,6,9,11,13,15-XI. LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.BARBICAN.ORG.UK 1-XI: Sinfónica de Londres. Kristjan Järvi. Grieg, MacMillan, Sibelius. 5: Sinfónica de Londres. Michael Tilson Thomas. Gil Shaham, violín. Berg, Schubert. 6: Sinfónica de la BBC. Ryan Wigglesworth. Claire Booth, soprano. Stravinski, Beethoven, Wigglesworth. 8: Coro y Sinfónica de Londres. Michael Tilson Thomas. Matthias Goerne, barítono. Schubert, Mahler, Berg. 12: Sinfónica de Londres. Daniel Harding. Christian Tetzlaff, violín. Widmann, Mahler. 17: Academy of St. Martin in the Fields. Murray Perahia, piano. Bach, Mozart. 19: Sinfónica de la BBC. Mike Gibbs. Copland, Ives, Frisell. 20: Sinfónica de Londres. Daniel Harding. Christian Tetzlaff, violín. Mendelssohn, Mahler. 24: Il Giardino Armonico. Cecilia Bartoli, mezzo. Sacrificium. 26: Les Arts Florissants. William Christie. Petibon, De Negri, Spence, Auvity. Lully, Desmaret, Rameau, Campra. 27: Coro y Sinfónica de la BBC. David Robertson. Des Prez, Boulez, Mozart. SOUTH BANK CENTRE WWW.SOUTHBANKCENTRE.CO.UK 158 3-XI: Real Orquesta Filarmónica. Charles Dutoit. Renée Fleming, soprano. Prokofiev, Chaikovski, Puccini. 4: Filarmónica de Londres. Christoph Eschenbach. Petra Lang, mezzo. Wagner, Bruckner. 5: Orquesta Philharmonia. Mikhail Pletnev. Nikolai Luganski, piano. Shostakovich, Rachmaninov. 6: Filarmónica de Londres. Yatuka Sado. Denis Matsuev, piano. Verdi, Chaikovski, Dvorák. 7: Orchestra of the Age of Enlightenment. Coro Geoffrey Mitchell. Stoyanova, Bros, Purves, Felix. Donizetti, Maria di Rohan (versión de concier- to). 8: Orquesta Philharmonia. Mikhail Pletnev. Nikolai Luganski, piano. Chaikovski, Rachmaninov, Sibelius. 10,11: Cuarteto Takács. Beethoven. 12: Orquesta Philharmonia. Vasili Petrenko. Boris Giltburg, piano. Musorgski, Grieg, Shostakovich. 18: Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Haydn, Wagner, Schnittke. 24: Orchestra of the Age of Enlightenment. Ex Cathedra. Jeffrey Skidmore. Stephany, Thompson, Williams. Elgar, Dream of Gerontius. 25: Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Leonidas Kavakos, violín. Webern, Berg, Schnittke. 28: Coro y Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Haydn, Schnittke. 29: Leonidas Kavakos, violín; Nicholas Angelich, piano. Bach, Schumann, Bartók. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROH.ORG.UK ARTAXERXES (Arne). Page. Duncan. Ainslie, Watts, Staples, Hulcup. 1,3,5,7,9,10,12,14-XI. CHEREVICHKI (Chaikovski). Polianichko. Zambello. Grivnov, Diadkova, Matorin, Mikhailov. 20,23,25,28-XI. MÚNICH FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MPHIL.DE 5,6,7-XI: Andrei Boreiko. Stravinski, Ravel, Rimski-Korsakov. 15,17,18,19: Thomas Hengelbrock. Alice Sara Ott, piano. Mozart, Chaikovski, Bartók. 23,24,25: Ion Marin. Frank Peter Zimmermann, violín. Stravinski, Martinu, Ravel. BAYERISCHE STAATSOPER WWW.BAYERISCHE.STAATSOPER.DE EVGENI ONEGIN (Chaikovski). Jurowski. Warlikowski. Grötzinger, Mataeva, Maximova, Volle. 1,3,6,8-XI. DON GIOVANNI (Mozart). Nagano. Kimming. Kwiecien, Ens, Dehn, Breslik. 4,7,11,14,17,22-XI. IL TURCO IN ITALIA (Rossini). Carignani. Loy. Regazzo, Kurzak, Girolami, Banks. 13,16,21,23,25-XI. HÄNSEL UND GRETEL (Humperdinck). Jenkins. List. Volle, Morel, Tatulescu, Conners. 27,28,29-XI. NUEVA YORK Z MRTVÉHO DOMU (Janácek). Salonen. Chéreau. White, Stoklossa, Zednik, Wells. 12,16,21,24,28-XI. IL TRITTICO (Puccini). Ranzani. O’Brien. Blythe, Racette, Antonenko, Lucic. 20,25,28-XI. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Ettinger. Miller. Skovhus, Dasch, Relyea, De Niese. 23,27,30-XI. PARÍS 5,7-XI: Orquesta de Cámara Mahler. Daniel Harding. Meier, Ryan, Fujimura. Wagner, Tristán e Isolda (versión de concierto). (Teatro de los Campos Elíseos [www. theatrechampselysees.fr]). 9,10: Orquesta Juvenil Luigi Cherubini. Coro del Teatro de Piacenza. Riccardo Muti. Alaimo, Giordano, Cassi. Donizetti, Don Pasquale (versión de concierto). (T.C.E.). 12: Orquesta Nacional de Francia. Daniele Gatti. Stravinski, Debussy. (T.C.E.). 14: Orquesta de Cámara de Basilea. Attilio Cremonesi. Cangemi, Zazzo, Prina, Abeta. Haendel, Ezio. (versión de concierto). (T.C.E.). 15: Coro y Filarmónica del Teatro alla Scala. Daniel Barenboim. Frittoli, Ganassi, Kaufmann, Youn. Verdi, Réquiem. (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]). 16: Filarmónica de Viena. Christian Thielemann. Beethoven, Widmann. (T.C.E.). — Filarmónica de la Scala. Pierre Boulez. Maurizio Pollini, piano. Bartók. (S. P.). 17: Les Arts Florissants. William Christie. Petibon, De Negri, Spence, Auvity. Lully, Desmaret, Rameau, Campra. (S. P.). 18: Orquesta Barroca de Venecia. Andrea Marcon. Magdalena Kozená, mezzo. Vivaldi. (T.C.E.). 18,19: Orquesta de París. Paavo Järvi. Janine Jansen, violín. Bizet, Beethoven. (S. P.). 19: Filarmónica de Londres. Vladinmir Jurowski. Hélène Grimaud, piano. Wagner, Schumann, Chaikovski. (T.C.E.). 20,22: Il Giardino Armonico. Cecilia Bartoli, mezzo. Sacrificium. (T.C.E.). 21: Il Complesso Barocco. Alan Curtis. Ek, Spence, Fagioli, Basso. Haendel, Berenice. (T.C.E.). 25,27,28: Filarmónica de San Petersburgo. Yuri Temirkanov. Chaikovski, Rimski-Korsakov, Stravinski. (T.C.E.). 25,26: Orquesta de París. Ilan Volkov. Aldo Ciccolini, piano. Takemitsu, Saint-Saëns, Janácek. (S. P.). 26: Mattthias Goerne, barítono; Andreas Hafliger, piano, Brahms, Schöne Magelone. (T.C.E.). METROPOLITAN OPERA WWW.METOPERA.ORG AIDA (Verdi). Gatti. Frisell. Urmana, Zajick, Botha, Guelfi. 2,6-XI. TURANDOT (Puccini). Nelsons. Zeffirelli. Guleghina, Poplavskaia, Giordani, Ramey. 3,7,10,14,18,21-XI. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Benini. Sher. Banks, Vassallo, Damrau, Del Carlo, Anastasov. 4,7-XI. LA DAMNATION DE FAUST (Berlioz). Conlon. Lepage. Borodina, Vargas, Abdrazakov. 5,9,14,17-X. OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR LA BOHÈME (Puccini). Oren. Miller. Secco, Mula, Tézier, Jenis. 3,6,9,12, 15,18,21,24,27,29-XI. SALOME (Strauss). Altinoglu. Dodin. Moser, Juon, Nylund, Le Texier. 7,10,13,16,19,22,25-XI. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 2-XI: Orquesta de Cleveland. Franz Welser-Möst. Widmann, Brahms. 3: Orquesta Barroca de Venecia. Andrea Marcon. Magdalena Kozená, mezzo. Vivaldi. 4,6: Sinfónica de Viena. Fabio Luisi. Lisa de la Salle, piano. Rachmaninov, Chaikovski. 9: Renée Fleming, soprano; Maciej Pikulski, piano. Strauss, Messiaen, Mehldau. 14,15: Concentus Musicus Wien. Banse, Janková, Güra. Haydn, L’infedeltà delusa (versión de concierto). 18,19: Sinfónica de Viena. Vladimir Fedoseiev. Schubert, Wagner. 22,23: Orquesta de la Academia de Santa Cecilia. Antonio Pappano. Anna Larsson, mezzo. Liadov, Shostakovich, Chaikovski. 24: Filarmónica de Viena. Christian Thielemann. Beethoven. 25,26: Orquesta Revolucionaria y Romántica. Coro Monteverdi. John Eliot Gardiner. Evans, Gilchrist, Rose. Haydn, Estaciones. STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.AT FIDELIO (Beethoven). Schneider. Schnitzer, Seiffert, Uusitalo. 1-XI. LEDI MAKBET MZENSKOVO UYESDA (Shostakovich). Petrenko. Hartmann, Hintermeier, Lang, Denoke. 2, 5,9,12,15-XI. SALOME (Strauss). Schirmer. Kulman, Merbeth, Easterlin, Koch. 4,6,10-XI. DAS RHEINGOLD (Wagner). WelserMöst. Uusitalo, Larsson, Baechle, Schmidt. 7,21-XI. DIE WALKÜRE (Wagner). WelserMöst. Stemme, Johansson, Baechle, Smith. 8,22-XI. SIEGFRIED (Wagner). Welser-Möst. Stemme, Gould, Uusitalo, Schmidt. 11,25-XI. GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Welser-Möst. Johansson, Gould, SAlminen. 14,28-XI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Halász. Novikova, Raimondi, Fink, Schneider. 16,18,20-XI. UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Abel. Brown, Giordani, Álvarez. 23, 26,29-XI. ARIADNE AUF NAXOS (Strauss). Schirmer. Breedt, Gruberova, Pieczonka. 27-XI. ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH SIMON BOCCANEGRA (Verdi). Rizzi. Del Monaco. Rey, Nucci, Polgár, Aronica. 1,4,6-XI. LA BOHÈME (Puccini). Rizzi. Sireuil. Frittoli, Liebau, Cavalletti, Bermúdez. 2-XI. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Rizzi. Asagaroff. Sun, Schmid, Chaiker, Shicoff. 5,8,12,15,19-XI. IL CORSARO (Verdi). Gullberg. Jensen. Mosuc, Grigolo, Scorsin, Pons. 22,24,26,28-XI. ORLANDO (Haendel). Christie. Herzog. Mijanovic, Janková, Olivera, Wolff. 29-XI. 246-Pliego final FILM:Pliego final g 21/10/09 17:56 Página 159 MUSICALIA SCHERZO De próxima aparición: Novedad: CHOPIN Raíces de futuro Justo Romero Este riguroso libro es la primera obra dedicada al genial compositor francopolaco tras el clásico estudio del musicólogo español Jesús Bal y Gay. Justo Romero, con erudición y soltura, aporta una visión diferente y nos demuestra que cada época añade nuevos atributos a los clásicos. GUSTAV MAHLER José Luis Pérez de Arteaga RAVEL Vladimir Jankelevich Títulos anteriormente publicados en esta colección: POR QUÉ BEETHOVEN TIRÓ EL ESTOFADO. Y muchas más historias acerca de las vidas de grandes compositores. Steven Isserlis Con un tono humorístico y en apariencia despreocupado, Isserlis nos introduce en el mundo mágico y fascinante de seis autores. BACH. LA CANTATA DEL CAFÉ. La seducción de lo prohibido. Domingo del Campo Acompañándola de una extensísima discografía, Pérez de Arteaga ha escrito una rigurosa y erudita biografía. Domingo del Campo, experto en el mundo bachiano, nos transmite en este libro una imagen rica y plural de la obra de Bach. EL VELO DEL ORDEN Conversaciones con Martin Meyer. EL FUROR DEL PRETE ROSSO. La música instrumental Alfred Brendel de Antonio Vivaldi. Pablo Queipo de Llano Un libro revelador para los que les interese entrar en los aspectos técnicos y emocionales de la interpretación musical. Un estudio de la obra instrumental de Vivaldi, la parcela más revolucionaria y emblemática de su producción. J. S. BACH CANCIONES DE VIAJE CON QUINTAS BOHEMIAS. Una estructura del dolor. Josep Soler Noticias biográficas. Una reflexión sobre el sentido último de la obra del genial compositor alemán. Un acercamiento musical, existencial y metafísico. Un apasionado y fascinante recorrido en el tiempo, con episodios de su vida y claves de gran parte de su producción artística. Hans Werner Henze 246-Pliego final FILM:Pliego final 21/10/09 17:56 Página 160 CONTRAPUNTO Keithyoshi GENIOS EN EL PARAÍSO U 160 na mañana de septiembre de 1940, un músico europeo recién llegado hizo una visita al director Otto Klemperer en Los Angeles y le encontró charlando sobre Gustav Mahler con Bruno Walter, otro exilado. El recién llegado fue después a almorzar a casa de Thomas Mann en Pacific Palisades donde trabajó en música de cámara con Michael, el hijo de Mann, que tocaba la viola. Aquella misma tarde visitó a Igor Stravinski en Hollywood para un ensayo de su Concierto para violín. Durante un momento breve e irrepetible, un parpadeo en la historia de la cultura, la ciudad de Los Angeles contuvo el futuro de la música clásica. Klemperer, un pionero de la ópera modernista de Berlín, trabajaba como director musical de la Filarmónica de Los Angeles, ampliando sus horizontes con audaces encargos a compositores vivos. Stravinski, un cuarto de siglo después del escándalo originado por La consagración de la primavera, estaba metido plenamente en su período neoclásico. Fuera de Sunset Boulevard, en la avenida North Rockingham, vivía Arnold Schoenberg, el hombre que sacó la música de su camisa de fuerza tonal. Así que dos de los tres revolucionarios del siglo terminaron en la misma ciudad de acogida. El tercero, Béla Bartók, vivió en Nueva York. Durante el tiempo que duró la Segunda Guerra Mundial, Los Angeles estuvo en la vanguardia de la creación musical. Cómo las fronteras de un arte enrarecido se trasladaron a un lugar donde reinaban el sol, las olas y el cine trivial es el tema de A Windfall of Musicians (Yale University Press), un interesante estudio escrito por Dorothy Lamb Crawford, basado principalmente en entrevistas con supervivientes y archivos documentales. Las llegadas fueron obra de Adolf Hitler que, al quedarse con el poder el 30 de enero de 1933, prohibió el arte moderno y a los músicos judíos en la vida publica alemana. Hollywood ofreció a los escritores exiliados una oportunidad de empleo, atrayendo a los hermanos Thomas y Heinrich Mann, a Bertolt Brecht, Vicki Baum —la novelista del best-seller Grand Hotel— y Erich Maria Remarque, autor del clásico sobre la Primera Guerra Mundial Sin novedad en el frente. Los músicos buscaron primeramente refugio en el Este, con sus venerables orquestas sinfónicas y prestigiosas universidades, y luego, desilusionados con el profundo conservadurismo que ahí encontraron, empezaban a dirigirse hacia el Oeste. Los Angeles, a pesar de su estilo de vida al aire libre, no fue ningún paraíso. Schoenberg podía jugar al tenis como pareja de Charles Chaplin o George Gershwin pero tuvo que ganarse el pan dando clases de música a estudiantes “superficiales y externos”, más preocupados en conseguir créditos académicos que por los estímulos del arte. Horrorizado por la ubicuidad del comercialismo, comentó al artista Oskar Kokoschka que vivía “en un mundo en el que casi me muero de asco”. Lotte Lehmann, una serena cantante de Lieder, escribió una novela titulada Del cielo, del infierno, y de Hollywood, no dejando ninguna duda sobre el reino infernal en el que entonces vivió. Stravinski, que bebía mucho, se mezclaba con la colonia de escritores y se hizo amigo de los ingleses Christopher Isherwood y W. H. Auden. Otros compositores fabricaban música banal para las películas de serie B. Hanns Eisler, un radical compositor de canciones, desarrolló una teoría para adaptar el color musical a las emociones en la pantalla. Friedrich Hollander, uno de los compositores de cabaret más ingeniosos de Berlín, siguió haciendo canciones satíricas hasta que su mujer fue detenida por hurtar comida en una tienda con el resultado de que tuvo que escribir unos 175 guiones de cine. Billy Wilder, también un exilado gracias a Hitler, fue el único director que permitió que Hollander escribiera una canción original para una película. Pocos se refirieron a Hollywood como el paraíso. Incluso Erich Wolfgang Korngold, el modelo millonario del compositor para el cine, fue continuamente menospreciado por su padre vienés por no haber podido estrenar sus partituras en las salas de concierto. Schoenberg, con una perversidad magnífica, hizo el gracioso para quitarse de encima una lucrativa reunión con Irving Thalberg y estaba encantado cuando Jascha Heifetz declaró que era imposible tocar su Concierto para violín. “Probablemente tuve que trabajar cuatro veces más para ganarme la vida”, comentó Schoenberg, “pero no transigí con el mercado”. Sin embargo, con todas las incongruencias, los modernistas de Los Angeles dejaron sus huellas. El estudiante John Cage, ridiculizado por Schoenberg en una clase, adoraba a su profesor “como a un dios”, y más tarde desarrolló unas piezas musicales iconoclastas de un carácter claramente norteamericano. La Filarmónica de Los Angeles se convirtió en una orquesta que tocaba durante todo el año y una de las mejores de Estados Unidos. La música cinematográfica adquirió mucha sutileza y numerosos jóvenes músicos llegaron a tener una alta calidad gracias a su contacto con unos cuantos genios. Stravinski, refunfuñando, permaneció viviendo en California durante veinte años después del final de la guerra, la última reliquia de una efímera época dorada. Crawford, que ha pasado una gran parte de su vida en el sur de California como profesora e intérprete de música, le da una familiaridad física a su narrativa y muestra ojo clínico para el detalle conmovedor, la conmoción de la novedad. Cita la primera impresión de Vicki Baum: “Me emborraché durante semanas con ese sol y el aire y la belleza de las colinas”. Crawford da demasiada importancia a figuras menores como Ernst Toch y quizás no suficiente a Kurt Weill, cuyas visitas a Hollywood exigen una investigación más profunda. Sin embargo, A Windfall of Musicians tiene valor como relato de cómo el Oeste se convirtió en una fuerza cultural de Estados Unidos, un contrapeso en auge al Este con sus sofocantes tradiciones. Hasta cierto punto. En 1997, los regentes de la Universidad de Southern California decidieron ponerle un nuevo nombre al Instituto Arnold Schoenberg, el de un reciente donante, y vaciarlo de contenido. Viena rescató los archivos del compositor, sus partituras, cartas y pinturas, y los alojó en el Centro Arnold Schoenberg, construido expresamente para ello. Después de este superlativo ultraje a la historia, Los Angeles fue purificada de aquel accidente, de aquella aberración modernista. Norman Lebrecht MADRID, DEL 15 DE DICIEMBRE DE 2009 AL 23 DE FEBRERO DE 2010 8 Foto: félix broede Foto: félix broede Foto: José manuel bielsa Organizado por la FUNDACIÓN SCHERZO y el TEATRO DE LA ZARZUELA, con la colaboración del diario EL PAÍS, el INAEM del Ministerio de Cultura y la Fundación Hazen Hosseschrueders Martes, 15 de Diciembre de 2009. 20 h 1 Alice Sara Ott, piano JAPÓN - ALEMANIA RECITAL martes, 22 de Diciembre de 2009. 20 h 2 Martes, 23 de Febrero de 2010. 20 h 3 Yuja Wang, piano china RECITAL España RECITAL D. Scarlatti Sonata en sol mayor, K 427 Sonata en si menor, K 87 Sonata en mi mayor, K 380 Sonata en sol mayor, K 455 R. Schumann Estudios sinfónicos, op. 13 A. Scriabin Sonata nº 6 en sol mayor, op. 62 S. Prokofiev Sonata nº 6 en la mayor, op. 82 F. Mendelssohn Variaciones serias, op. 54 L.V. Beethoven Sonata nº 14 en do sostenido menor, op. 27, nº 2, «Claro de luna» F. Chopin Valses (selección) F. Liszt Estudios transcendentales nos 9 y 10 Judith Jáuregui, piano F. Chopin Impromptu nº 1, op. 29 Impromptu nº 2, op. 36 Impromptu nº 3, op. 51 Bolero, op. 19 Andante spianato-Gran polonesa brillante, op. 22 F. Liszt Balada nº 2 F. Mompou Variaciones sobre un tema de Chopin Lugar de actuación: TEATRO DE LA ZARZUELA PRECIO DE LOS ABONOS Y LOCALIDADES ZONA A B C D PARA MÁS INFORMACIÓN: ABONO LOCALIDADES 28€ 24€ 20€ 16€ 14€ 12€ 10€ 8€ FUNDACIÓN SCHERZO TEATRO DE LA ZARZUELA Teléfono: 91.725.20.98 (De lunes a viernes, excepto festivos, de 10:00 a 15:00 horas) Teléfono: 91.524.54.00 / 72 (De 12:00 a 18:00 horas, excepto los días de representación que será hasta las 20:00 horas) http://teatrodelazarzuela.mcu.es www.scherzo.es VENTA DE LOCALIDADES Las localidades podrán adquirirse para cualquiera de los tres recitales del ciclo a partir de 1 de diciembre de 2009 en las taquillas del Teatro de la Zarzuela, en la Red de Teatros del INAEM (dentro de los horarios habituales de despacho de cada sala) y mediante el sistema de venta telefónica llamando al número de Serviticket 902.332.211 (de 9:00 a 24:00 horas), Servicaixa y Servicajeros de la Caixa. COLABORAN: ORGANIZAN: www.scherzo.es DISEÑO: ARGONAUTA te atro all a sc al a milán, italia Existen pocos lugares en la tierra donde poder disfrutar del pasado y del presente. En esta sala, donde el mundo escuchó por primera vez las obras de Puccini, Bellini y Verdi, resuena a través del tiempo el eco de las mejores actuaciones de los últimos 200 años. Incluso hoy, la magia de La Scala permanece inalterable. En lo alto de la sala, en el loggione, el público sigue siendo igual de entendido y ruidoso. En cualquier representación de La Scala, cada nota es una maravillosa oportunidad para experimentar la ópera en estado puro. OYSTER PERPETUAL LADY-DATEJUST PEARLMASTER rolex españa s.a. - tel. 900 41 43 45 SCHERZO 200x280 La Scala.indd 1 13/10/09 9:34