I Informes Tributarios Aspectos Fiscales de la Subcapitalización de Sociedades y su Regulación en el Perú (Parte I) Ficha Técnica Autor: Karina Montestruque Rosas* Título:Aspectos Fiscales de la Subcapitalización de Sociedades y su Regulación en el Perú (Parte I) Fuente: Actualidad Empresarial, Nº 204 - Primera Quincena de Abril 2010 1Introducción El presente artículo tiene por objeto analizar la problemática del fenómeno de la subcapitalización de sociedades desde un punto de vista conceptual, y a partir de ello reflexionar sobre su regulación en el campo tributario tanto a nivel de nuestra legislación como en el derecho comparado. 2. La Subcapitalización de Sociedades 2.1.Aproximación a la problemática de la subcapitalización El problema de la subcapitalización está directamente relacionado con las distintas formas de financiación con las que cuenta una sociedad. En este sentido, como es sabido, la financiación de una sociedad puede llevarse a cabo mediante la aportación de recursos propios (capital) o de recursos ajenos (préstamos). Es precisamente el distinto tratamiento fiscal que recibe cada una de estas formas de financiación el que da origen al fenómeno de la subcapitalización. Desde un punto de vista legal, la financiación por vía de capital atribuye al inversor el título de accionista o partícipe, lo que le supone aceptar un riesgo en la sociedad equivalente al capital aportado. El accionista tiene el derecho a participar en el beneficio de la sociedad mediante la atribución de dividendos. Desde el punto de vista económico, la financiación mediante recursos propios supone una entrega de recursos a la sociedad sin que exista obligación de retribución a una fecha determinada. Por el contrario, la financiación ajena o vía préstamos atribuye al inversor el título de acreedor de la sociedad, no existiendo, en principio, la voluntad de compartir riesgos en la inversión; contrariamente espera ver remunerada su financiación con el pago de intereses, y recuperada su inversión en un período de tiempo determinado. Respecto al “riesgo en la inversión” por parte del prestamista, interesa advertir que en virtud de un contrato de préstamo cualquiera el prestamista no interviene en la administración de la sociedad prestataria; mas en una situación de subcapitalización ello no resulta económicamente racional, toda vez que el riesgo de los fondos prestados es mucho mayor que en tales contratos. Por ello el prestamista buscará controlar la gestión del prestatario por otras vías, es decir la existencia de otras relaciones entre ellos que permitan dicho control. Estas relaciones darán lugar a lo que en derecho tributario se conoce como “vinculación”, por ejemplo tenemos la pertenencia de sociedades a un mismo grupo empresarial, la existencia de directivos comunes, la participación de una sociedad en el capital de la otra o la existencia de una relación matriz-filial. Formas de financiación de una sociedad Capital Aportación de recursos propios Préstamos Aportación de recursos ajenos Atribuye al inversor el título de accionista o partícipe, lo que le supone aceptar un riesgo en la sociedad equivalente al capital aportado. Atribuye al inversor el título de acreedor de la sociedad, no existiendo la voluntad de compartir riesgos en la inversión. El accionista tiene el derecho a participar en el beneficio de la sociedad mediante la atribución de dividendos. El acreedor espera ver remunerada su financiación con el pago de intereses, y recuperada su inversión en un período de tiempo determinado. No reducen la renta neta imponible Reducen la renta neta imponible (*) Abogada. Máster en Asesoría Fiscal, Universidad de Navarra, España. Especialista en Tributación Internacional, por el International Tax Center de la Universidad de Leiden, Holanda y por la Universidad Austral, Argentina. Profesora de Derecho Tributario en el Centro de Educación Continua de la PUCP. I-4 Instituto Pacífico Ahora bien, el tratamiento tributario dispensado a cada una de las formas de financiación determina la elección por un sistema u otro. Así, en el caso de la financiación propia es sobradamente conocido que la distribución de beneficios o dividendos no minoran el beneficio de la sociedad, mientras que el pago de los intereses como remuneración de los recursos ajenos suponen un gasto deducible para la sociedad deudora, reduciendo en consecuencia su beneficio1. Adicionalmente, estos intereses en sede de tributación internacional están sujetos a tipos de gravamen generalmente inferiores a los que gravan los dividendos, lo cual representa a todas luces una ventaja fiscal en el plano internacional. Es precisamente el diferente régimen tributario previsto para dividendos e intereses el que puede inducir a financiar un proyecto con recursos ajenos en lugar de recursos propios o aún más a utilizar esquemas de financiación ajena ocultando una verdadera participación en el capital de la sociedad. Es este fenómeno el que la doctrina anglosajona denomina “capitalización encubierta” (“hidden capitalization”), la misma que puede presentarse bajo dos formas: a) Financiación Híbrida (“hybrid financing”): bajo esta modalidad los fondos se otorgan a la sociedad formalmente a título de préstamo, pero adicionalmente se pactan condiciones o cláusulas que hacen participar al inversor del riesgo empresarial. Se incluyen en este concepto los préstamos concedidos con cláusulas de convertibilidad del crédito en capital social (obligaciones convertibles en acciones) o los préstamos participativos, en los que el interés se fija, total o parcialmente, en función del beneficio obtenido por la sociedad deudora. b) Capitalización débil o subcapitalización (“thin capitalization”): aquella situación en la que el capital es menor de lo que debiera. En el punto siguiente analizaremos con mayor detenimiento el concepto que corresponde a la subcapitalización. 1 Nos referimos al supuesto en que el gasto es deducible por cumplirse con el principio de causalidad. N° 204 Primera Quincena - Abril 2010 Área Tributaria “Hidden Capitalization” “Hybrid Financing”s “Thin Capitalization” Los fondos se otorgan a la sociedad formalmente a título de préstamo, pero se pactan condiciones que hacen participar al inversor del riesgo empresarial. La proporción entre el volumen de recursos propios y ajenos procedentes directa o indirectamente de sociedades del grupo supera aquella proporción que podría considerarse normal en una situación de libre concurrencia. 2.2. Concepto de subcapitalización Se entiende por “subcapitalización” o “infracapitalización” de una sociedad “aquella situación en la que la proporción entre el volumen de recursos propios y ajenos procedentes directa o indirectamente de sociedades del grupo supera aquella proporción que podría considerarse normal en una situación de libre concurrencia. La subcapitalización implica la existencia de una estructura financiera en la que priman los recursos ajenos procedentes de sociedades vinculadas con el objetivo, normalmente, de reducir el beneficio imponible de la sociedad filial”2. Como puede observarse de la definición citada, la subcapitalización va a operar en el marco de sociedades vinculadas –principalmente matriz-filial– una residente o domiciliada en un determinado Estado y otra no domiciliada o no residente, con la existencia de un elevado ratio recursos ajenos/recursos propios. La subcapitalización puede entenderse en dos sentidos distintos, como subcapitalización material y formal, respectivamente. La primera existe cuando el capital es inferior al necesario para el funcionamiento de la sociedad y, sobre todo, para hacer frente a sus responsabilidades, que es el aspecto que principalmente interesa al derecho privado. Mientras que existe subcapitalización en el sentido formal en aquella situación en la que, si bien la sociedad posee los recursos financieros necesarios, éstos no se le han proporcionado en forma de aportación, es decir como fondos propios, sino en forma de préstamo –financiación 2 REY y COLLADO “Aspectos fiscales de la subcapitalización de sociedades: Derecho Comparado” Impuestos, 1993. España. N° 204 Primera Quincena - Abril 2010 ajena–, es decir se canaliza por medio de un préstamo lo que desde el punto de vista económico es una aportación. Es esta segunda modalidad la que como hemos visto interesa al derecho tributario. El fenómeno de la subcapitalización interesa al legislador tributario sobre todo por razones recaudatorias, ya que la transformación de dividendos a intereses implica una reducción de la base imponible en la sociedad prestataria. Normalmente este hecho es intrascendente en la esfera interna, pues los intereses deducidos por la sociedad prestataria serán renta sujeta en la prestamista, sea como persona natural o como renta empresarial y en ambos casos en escala progresiva. No obstante, no sucede lo mismo en el entorno de grupos multinacionales donde habrá una pérdida neta de recaudación para el Estado de residencia de la prestataria. Riesgo en la inversión Contrato de préstamo Subcapitalización El prestamista no interviene en la administración de la sociedad prestataria. El prestamista buscará controlar la gestión del prestatario. Ello porque el riesgo de los fondos prestados es mucho mayor que en los contratos de préstamo. No existe Vinculación Existe Vinculación 2.3. Principio de Independencia o Libre concurrencia (“Arm´s Length Principle”) Hemos visto que las medidas destinadas a combatir la subcapitalización buscan evitar la discrepancia entre la realidad económica y la forma jurídica, es decir que el préstamo encubra una verdadera aportación de capital. Sin embargo, debe tenerse en cuenta también que la subcapitalización significa la concesión de un préstamo en condiciones distintas a las de mercado sólo explicables por la vinculación entre las sociedades implicadas. Como consecuencia de ello, el beneficio de la sociedad prestataria difiere del que existiría si ambas sociedades vinculadas fuesen sociedades independientes entre sí. I Se produce de esta manera la vulneración de un importantísimo principio de distribución internacional del poder tributario entre los Estados: Arm´s length Principle o Principio de plena o libre concurrencia o de Independencia; según el cual cada Estado tiene derecho a gravar los beneficios que los contribuyentes hubieran obtenido en su país de haber sido personas independientes en situación de plena concurrencia en el mercado. De esta suerte, en aplicación de dicho principio, el Estado de residencia de la prestataria puede recuperar los ingresos tributarios que debería haber obtenido de resultar las partes independientes, y al mismo tiempo se opone a que la aplicación del ratio legal arroje un resultado que exceda del beneficio que correspondería con arreglo al mercado. El principio de libre concurrencia o de independencia constituye el fundamento común tanto de la subcapitalización como del problema de precios de transferencia. Sin embargo, las normas relativas a ambas cuestiones operan independientemente entre sí. En efecto, la norma contra la subcapitalización entrará en juego cuando se produzca el correspondiente supuesto –en este caso endeudamiento superior al coeficiente legal– independientemente que el interés pactado sea o no el de mercado. Cuando no lo sea, sino que obedezca a la existencia de vinculación, es cuando además será de aplicación la norma sobre valoración de operaciones vinculadas (precios de transferencia). Finalmente debemos mencionar, que el mencionado principio, en el ámbito internacional, se encuentra contenido en el artículo 9º del Modelo de Convenio de doble imposición en materia de impuestos sobre la renta y el patrimonio de la OCDE, y de él ha pasado a los Modelos de las Naciones Unidas y de los Estados Unidos. En el ámbito nacional está formulado en el artículo 32º numeral 4) y 32º A del Texto Único Ordenado de la Ley del Impuesto a la Renta. 2.4.Métodos para combatir el fenómeno de la subcapitalización Para contrarrestar la pérdida de ingresos tributarios por la vía del endeudamiento excesivo, los Estados han introducido en sus legislaciones normas antisubcapitalización. Estas normas pueden responder bien a métodos objetivos o bien a métodos subjetivos. Los métodos subjetivos realizan un análisis de todas las circunstancias presentes en el caso concreto para determinar si en condiciones de libre concurrencia en el Actualidad Empresarial I-5 I Informes Tributarios mercado, la sociedad prestataria habría sido capaz de obtener los préstamos representativos del nivel de endeudamiento existente con una entidad independiente. Bélgica e Italia han adoptado este método subjetivo en su regulación sobre la subcapitalización. Por su parte, los métodos objetivos se basan principalmente en el establecimiento de un ratio o coeficiente fijo de recursos ajenos/recursos propios, en virtud del cual se establece la recalificación a dividendos de aquellos intereses pagados en relación con la parte de deuda que exceda del mencionado ratio, o simplemente la no deducibilidad de los intereses en exceso. Francia, Japón, España, EE.UU., Canadá y Australia son ejemplos de países que utilizan el método objetivo. Al respecto de este último método, el Comité de Asuntos Fiscales de la OCDE ha precisado que esta técnica es aceptable y compatible con el Modelo de Convenio de la OCDE para evitar la doble imposición internacional en la medida en que “se permita a la sociedad implicada la opción de demostrar que el ratio de recursos ajenos/ recursos propios es de mercado (por ejemplo demostrando que se corresponde con el endeudamiento habitual en compañías en la misma rama de actividad en el país)”. A su vez, la OCDE ha precisado la importancia de que “los ratios fijos preestablecidos que sean adoptados por las autoridades fiscales deberían ser lo suficientemente flexibles como para minimizar el número de contribuyentes que se vean obligados a demostrar que el suyo se ajusta al principio de plena concurrencia”3. 2.5. Presupuestos de aplicación de la regla de subcapitalización De manera general a nivel doctrinario y como denominador común en la mayoría de las legislaciones, puede advertirse que para que nos encontremos frente a un problema de subcapitalización deben darse o cumplirse con ciertos elementos básicos, a saber: a) Existencia de un endeudamiento: neto, remunerado, directo o indirecto. b)Vinculación A continuación desarrollaremos cada uno de los elementos mencionados. a) Endeudamiento neto remunerado, directo o indirecto Por endeudamiento debe entenderse todo tipo de financiación puesta a disposición por la entidad no residente a la entidad vinculada residente. En este sentido, se incluirán las operaciones financieras como préstamos, créditos 3 OCDE, “La Sous-Capitalisation”, en Questions de Fiscalité Internationale, N° 79. I-6 Instituto Pacífico participativos, deuda subordinada y obligaciones convertibles; y las operaciones de tipo comercial en las que el período de cobro sea sustancialmente mayor al normal de mercado, de modo que se da un supuesto de financiación encubierta. En cuanto a los préstamos, consideramos que el endeudamiento relevante lo conforman los préstamos a largo plazo, no debiendo computarse los obtenidos a corto plazo, pues éstos vienen únicamente a cubrir necesidades transitorias de financiación, y no a crear estructuras financieras subcapitalizadoras. En cuanto a las operaciones comerciales que constituyen una financiación encubierta debe advertirse que mientras el plazo del pago y las condiciones del mismo sean razonables y habituales en el sector de que se trate, no puede decirse que estemos frente a una operación de financiación, sino ante una operación comercial4. Un tema importante por analizar en este punto está referido a la financiación garantizada, es decir aquella en la que el préstamo no es concedido por el socio o una entidad vinculada, sino por un tercero independiente, limitándose el socio o entidad vinculada a prestar un aval u otra garantía. Al respecto, un sector de la doctrina se ha planteado la inclusión de este concepto como una posibilidad de endeudamiento indirecto y por tanto a incluirse dentro del cómputo. Sin embargo, si atendemos a la naturaleza jurídica de las garantías, observamos que la misma no da lugar a endeudamiento entre avalado y avalista, o en nuestro caso, entre el prestatario y el garante, razón por la cual al no existir endeudamiento no debe incluirse en el endeudamiento relevante para medir una situación de subcapitalización. No obstante, podría cuestionarse su inclusión dentro del endeudamiento indirecto si el propósito del legislador es cubrir modalidades indirectas del mismo, en cuyo caso sí cabría su inclusión. Hemos dicho también que el endeudamiento puede ser directo o indirecto. El primero no ofrece, por obvio, mayor comentario. Sin embargo, en cuanto al endeudamiento 4 Como deja claramente señalado, MALVAREZ PASCUAL, L.A. La nueva regulación del Impuesto de Sociedades, Régimen General. Madrid, 1996: “En la cifra de endeudamiento hay que incluir el pasivo exigible (pasivo total menos neto patrimonial), salvo las deudas de tipo comercial cuyo período de cobro esté de acuerdo con el normal de mercado. En caso de que exceda de dicho período, las deudas comerciales aumentarían la cifra de endeudamiento, porque se considera que el mantenimiento durante un largo período de elevadas deudas comerciales con entidades vinculadas es un medio de financiación que distorsiona la base imponible que correspondería en situación de independencia, calificándose como precio de transferencia”. indirecto se presentan algunos problemas de interpretación por la falta de precisión de los conceptos empleados. En primer lugar, debe indicarse que lo que el legislador pretende con la mención a “endeudamiento indirecto” es evitar situaciones de elusión fiscal para la aplicación de la norma antisubcapitalización, por la interposición, entre el prestamista y prestatario, de personas o entidades independientes. Lo que finalmente se busca es cubrir el espectro más amplio de situaciones posibles. Queda claro que el endeudamiento debe ser el indirecto, y no la vinculación. Con ello quiere decirse que si se interpone una tercera persona en la relación crediticia, ésta debe estar a su vez endeudada con la sociedad matriz no residente. Un caso típico de este tipo de endeudamiento lo constituyen los préstamos “back to back”, en los que por ejemplo la sociedad matriz concede un préstamo a otra entidad, sea residente o no, y ésta a su vez concedería el préstamo a la sociedad residente; o cuando un prestamista (no residente) concierta un depósito en una entidad financiera no vinculada, que es quien, en una operación distinta y posterior realiza el préstamo con el prestatario final (residente) y que es una entidad vinculada con el primer prestamista de la cadena. Ante dichas situaciones, las cantidades obtenidas por la prestataria deben integrarse en el endeudamiento objeto de medición, que de otra forma se vería reducido por las maniobras de la sociedad matriz. Finalmente, el endeudamiento ha de computarse por su importe neto, es decir deben compensarse los préstamos con los créditos entre entidades vinculadas, en caso existan; y debe tratarse de un endeudamiento o préstamo remunerado. Así, los préstamos sin interés no tienen ninguna relevancia en el fenómeno de la subcapitalización por no responder a su fundamento, ya que la sociedad al no devengar interés alguno no ve reducida su base imponible y el socio tampoco percibe renta. A esta operación le será de aplicación, en su caso, el régimen de las operaciones vinculadas, con lo cual puede frustrarse cualquier propósito elusivo. En el endeudamiento remunerado, incluso si lo es a un tipo de interés menor al de mercado, se computará a efectos de determinar la existencia de la subcapitalización, sin perjuicio de la aplicación posterior de la norma sobre operaciones vinculadas o precios de transferencia. Continuará en la siguiente edición... N° 204 Primera Quincena - Abril 2010