LAS LEYENDAS DEL MILENIO EL COMETA, LA SOPRANO Y EL GUERRERO LIBRO I EDUARDO ARROYO GUARIN Correo electrónico: gabbaranghiari@gmail.com Blog del libro: http://eduardoarroyoguarin.blogspot.com.co/ TODOS Los DERECHOS RESERVADOS NUMERO DE REGISTRO 10-54468 Dirección Nacional De Derechos De Autor Bogotá Colombia 1 INTRODUCCION Desde tiempos remotos, y más concretamente desde que el observador y científico Galileo Galilei considerado el padre de la astronomía moderna, e inventor de un famoso telescopio mejorado y habilitado para estudiar las estrellas (agosto de 1609) según la historia, el hombre ha observado intrigado las maravillas del espacio exterior en una incansable búsqueda de lo desconocido, y de todo aquello que le otorgue luz y brillo a las retinas meticulosa de la curiosidad humana, tomado a partir de los fenómenos astronómicos tal y como los conocemos hoy. Para ese entonces, y a pesar de los elementos rudimentarios de observación, los escasos pero reales avistamientos luminosos de cuerpos celestes, eran considerados como un espectáculo fenomenal asociado a gran júbilo y alegría de los mortales terrestres, sean que se trataran estos de meteoritos, asteroides, estrellas lejanas aun sin identificar, cometas o planetas de este u otros sistemas galácticos siderales, y por supuesto, nuestra inseparable y eterna compañera: La luna. Hoy día, con los grandes avances de la ciencia, la tecnología, agregados a la informática y la robótica como eslabones complementarios del andamiaje científico, que han permitido al hombre explorar el cosmos no solo a la distancia, sino también de forma presencial para algunos casos, se han convertido casi sin darnos cuenta, mas en motivo de preocupación que de felicidad, ¿Por qué decimos esto? Porque la búsqueda del cosmos se ha vuelto más un trabajo de investigación por supervivencia, que en una simple tarea 2 de descubrimientos asombrosos, o dicho de otro modo; el cosmos dejo de ser estudiado para ser vigilado. ¿Temor o simple curiosidad? Sea cierto lo primero o lo segundo, la realidad es que a partir de entonces en los últimos años ha habido una creciente ola de pesimismo referente al destino de nuestro planeta, asociado no solo a los problemas internos reales de él, sino también a los fenómenos celestes muy externos de duración indefinida. Dicho sin rodeos, el hombre en general y en especial los que llevan la delantera en las investigaciones, están obsesionados con la destrucción inminente de nuestro planeta y el fin del mundo como lo conocemos. Y para ilustrar lo antedicho, solo basta con examinar los temas de las grandes obras cinematográficas y literarias de nuestro tiempo, de las cuales no pretendo incluir ni un titulo en este escrito, pero que resulta evidente que en la mayoría de ellos –sino todos–, la integridad de la tierra y de todos los seres que la habitamos está seriamente amenazada, por factores externos en unos casos e internos en otro, que prometen un desenlace catastrófico, mal llamado apocalíptico. En este caso me permito referirme a estos como autenticas OMC, es decir, (Obras Maestras Catastrofistas), por sus siglas en español. Incluso en culturas tan antiguas como los Mayas, se hizo una atrevida predicción del fin del mundo en una forma tan osada que hasta fecha y año le fueron señalados, o al menos así lo hicieron ver los notables intérpretes de su calendario. Saliéndonos un poco de este pandémico esquema de destrucción masiva, propias de las OMC, es posible que en el 3 ámbito real o ficticio se tejan historias diferentes sobre la suerte de la existencia, sin el ánimo de darle comienzo a la difusión de una nueva teoría que este mundo no necesita; se trata de un tema no solo diferente, sino también opuestos a los lineamientos imaginarios de los grandes escritores y cineastas que se han convertido en ideólogos de la destrucción del género humano, y que los han convertido en personas dignas de admiración; de todas maneras no es una tarea sencilla ni mucho menos fácil, la de escribir, ambientar, recrear o reproducir situaciones reales o ficticias elaboradas para el gusto de las masas, sin embargo, el tema de la destrucción mundial resulta colectivamente atractivo. Así nadie lo crea, le ha llegado el turno al optimismo, el porvenir y en definitiva al menos tratar de ajustar nuestras energías a las aspiraciones decentes de los seres humanos. Energías orientadas a concebir un universo visto no como una inmensa orbe expansiva y amenazante de nuestro planeta, sino más bien como un gran aliado para la solución de nuestros no pocos problemas existenciales transmitidos de generación en generación; como seres humanos creados y no evolucionados, concebidos a partir de la voluntad generadora de vida propias de un creador olvidado y jamás tenido en cuenta en las distintas OMC, por solo citar un ejemplo, y siguiendo secuencialmente estos parámetros existenciales, tomados a partir del asombroso diseño de nuestro cerebro, el cual aporta numerosas evidencias de un diseñador muy inteligente y superior que está por encima de nuestro pensamiento. Opuesto a lo anterior, se nos ha hecho creer por siglos, que somos producto de una 4 evolución ciega, asistemática, incoherente y selectiva apoyado en la decadente idea de la supervivencia del más fuerte. Teoría no solo engañosa, sino hasta peligrosa que corrompe nuestra forma de pensar y actuar, dando rienda suelta a ideas preconcebidas que históricamente han generado verdaderos holocaustos inimaginables de todo el mundo ya conocidos. Por consiguiente y como ya se mencionó, no es de extrañar, que movidos por el engaño y no por motivos naturales, creamos mas en un planeta tierra al borde de la destrucción, que en un planeta tierra al borde de la dicha y la regeneración, partiendo de este optimismo, nuestros cerebros pasarían de ser órganos primitivos semidesarrollados producto de la evolución animal selectiva, para ocupar el rango que verdaderamente ostentan hombres y mujeres por igual, y que citando la obra “La sensatez del Pensamiento” del doctor Wilson William Murray –uno de los protagonistas de la siguiente historia–, el cerebro humano se concibe como: “universos comprimidos en la masa encefálica de un ser humano creado a la imagen y semejanza de un Dios vivo, y que nos distinguen con creses de el resto de los seres vivientes, con la suficiente capacidad de desarrollar las cualidades innatas del creador, tales como el amor, la justicia, afecto, comprensión, y por qué no, parte de su sabiduría y poder mismo para administrar correctamente nuestro planeta y sus generosos recursos naturales”. Solo de esta forma, se nos haría más fácil, invertir nuestros recursos y energía conscientes a la idea casi utópica de un mejor planeta, un mejor porvenir y de un universo aliado al 5 servicio de la supervivencia humana a partir de la voluntad imperceptible del creador. La siguiente historia será para cada quien lo que quiera: real si quiere o ficticia si lo prefiere. De todos modos los personajes salidos de la imaginación, tomaran prestados en forma provisional los lugares, entes y sitios reales necesarios para el desarrollo de la trama, con modificaciones ficticias que no comprometan su integridad, y agregado a lo anterior, contará con el apoyo científico de los grandes descubridores pensadores e ideólogos, sean o no famosos, propios de esta obra. En este respecto se hace necesario mencionar por lo pronto, a dos de las entidades claves en esta historia, una gubernamental y la otra no –aunque no las únicas–, a fin de que nuestros personajes nos garanticen una interacción acorde a la comprensión del lector, por tratarse esta de una historia relatada para que la entienda cualquier persona, y que a la letra son: La Agencia Espacial Europea (ESA), por sus siglas en inglés, es una organización internacional dedicada a la exploración espacial, con veinte estados miembros, fue creada el 31 de mayo de 1975, cuya sede principal se encuentra en París Francia, sin embargo, el centro principal de tecnología (ESTEC), está ubicado en Noordwijk, Países Bajos, y tiene como finalidad principal, la vigilancia y supervisión y monitoreo de los cuerpos celestes que ingresan a nuestro sistema solar. 6 Por otra parte, “El Altozano de La Ondina”: Es la oficina mundial de la organización secreta femenina conocida como la Cofradía de los Reinos Muertos, con sede principal desconocida, sin embargo, el término mitológico “Ondina”, sugiere que su ubicación puede estar cerca de algún océano, o masa de agua considerable. Consta de una poderosa infraestructura física y tecnológica al alcance de las miembros, tiene entre otras funciones, la de organizar anualmente el concurso de canto épico Zenobia de Palmira, el cual reúne las mejores bandas mundiales de metal sinfónico, con vocalistas soprano o mezzosoprano, celebrado en Oslo. Se cree que es la única organización en el mundo, cuyos integrantes son ciento por ciento mujeres, la presencia de los hombres está limitada a integrar las bandas, como músicos o ejecutores de instrumentos; las demás funciones de canto y composición, son exclusivo de aquellas. En el concurso anual, además de ocho miembros principales que integran su cúpula, sale elegida para ese período una Reina Cofrade, quien tiene el derecho a la defensa de su título, hasta que otra logre destronarla. Pero como atribución adicional a este ente, se le concede el poder de realizar un cubrimiento geográfico mundial del planeta, desde una posición oculta o desconocida, tal como lo hacen los periscopios actuales, gracias a una tecnología de punta y a sus adelantados sistemas operativos de funcionamiento, desconocidos por el resto del mundo; sobre la forma cómo adquirieron esta primicia, es todo un misterio hasta el día de hoy. 7 CAPITULO I UN NOTABLE PERSONAJE La universidad de Oxford de sigla conocida OXU, la más antigua del mundo, y según se cree, no se sabe la fecha exacta de su fundación, sus orígenes posiblemente se remontan al año 1096, se encuentra en la ciudad que lleva su nombre, y que es un complejo universitario británico ubicada en el condado de Oxfordshire Inglaterra, posee un Departamento de Investigaciones Astronómicas fundado recientemente, a cargo de un acaudalado maestro de astronomía de origen judío llamado Abner Rosental y, quien ostenta el cargo de vicecanciller y catedrático de este departamento del alma mater. Estos son también centros de investigación, apoyados económicamente por instituciones externas que incluyen los principales consejos de investigación. El maestro Abner, como cariñosamente le dicen, nació el 10 de noviembre de 1974 en el Distrito de Haifa territorio israelí, más concretamente en ciudad Carmelo, ubicada en las cercanías del quizás legendario Monte Carmelo, conocido públicamente como el Monte Sacro, en el seno de una familia pudiente de la que no se conocen mayores detalles, aparte de ser notoriamente religiosa con tendencia al cristianismo, además del hebreo, lengua natal que domina a la perfección, el maestro aprendió el idioma inglés en territorio londinense, y actualmente es un miembro 8 influyente de la ya mencionada Union Astronómica Internacional, y por ende un benefactor de las investigaciones espaciales de la ESA. De su físico sobresalen además de sus 1, 78 de estatura, sus rasgos facial imberbe notoriamente oriental con tendencia turca, de cejas pobladas, nariz semiprominente y con una talla corporal ligeramente pasada de peso, que oscilaba entre 85 y 90 kilogramos. En el año 2000 se graduó como licenciado en física y astronomía en la Universidad de Cambridge, y afirma conocer de cerca a personalidades científicas de la talla de Stephen Hawking. Sin embargo, por muy sorprendente que parezca, el maestro no cumple con los estándares requeridos para ostentar la fama o el prestigio mundial como científico, al menos por el momento, no obstante, no deja de ser un verdadero erudito en su materia. En resumen se trataba de todo un triunfador en la vida en todos los aspectos, salvo por uno sola cosa que no había podido cumplir; su intenso anhelo por visitar la luna y por qué no, otros planetas del sistema solar –en efecto–, el maestro, tenía a su alcance todo lo que quisiera, salvo la capacidad de ser astronauta y viajar con su propio transbordador a la luna. En sus ratos libres se dedicaba a revisar antiguos hangares norteamericanos semiabandonados de notables coleccionistas de aviones de combate caídos en desuso, pero en buen estado, y con interesante antecedente histórico y que estén a la venta a cualquier ricachón con espíritu aventurero que estuviese interesado en una “aventura diferente”, puesto que el precio de los mismos era de 9 dimensiones astronómicas para cualquier comprador, y no está de más decir que su soltería intencional sumado a su solvencia le permitían darse de vez en cuando unos merecidos gustos. En efecto, el maestro Abner como buen astrónomo, estaba realmente obsesionado con los cielos. Su costosa afición por los alados de acero del norte, le costaba regularmente viajes desde Oxford hacia los Estados Unidos a revisar los no pocos hangares de coleccionistas que fluyen en el estado menos imaginado, convirtiéndose de esta manera sin saberlo, en un cazador de tesoros en la modalidad de aeronaves militares antiguas. Ese miércoles 12 de noviembre, dos días después de su cumpleaños, Abner quien estaba a un día de recibir unas vacaciones indefinidas, que anualmente le concedía el Departamento de Investigaciones, desarrollaba una clase de astronomía relacionada con los cometas, en el aula creada para estudiantes principiantes, dotados de una curiosidad excepcional. –Los cometas –dijo el profe mientras oteaba desde la plataforma a sus curiosos espectadores–, desde el punto de vista científico, son cuerpos celestes constituidos por hielo, polvo y rocas que orbitan alrededor del sol siguiendo diferentes trayectorias elípticas, parabólicas o hiperbólicas, la mayoría de estos cuerpos celestes describen orbitas elípticas de gran excentricidad. Estos misteriosos pero fascinantes cuerpos celeste, se han estudiado en mayor detalle a partir de la invención del telescopio, más concretamente del 10 telescopio de Galileo Galilei en el año 1609, sin embargo –dijo Abner–, el objetivo de esta clase no es hablar del telescopio, sino del misterio que envuelven estos cuerpos. Lo que acabo de decirles es la teoría puramente científica –declaró–. Para mayor información pueden acudir a la red y consultar los innumerables artículos que se han escrito en distintas enciclopedias virtuales sobre estos cuerpos, tales como Wikipedia, Astronomía al día, Astrogea, o cualquier otra referencia externa, y encontraran lo mismo que acabo de recitarles. No obstante, permítanme darles mi punto de vista particular sobre ellos, algo con lo que muy pocos están de acuerdo. El maestro hizo una breve pausa caminando por la plataforma. –Sabían ustedes, que a mi juicio, los cometas nunca han impactado nuestro planeta tierra, que los grandes hallazgos de supuestos cráteres localizados como estos por ejemplo –dijo mientras descolgaba una enorme pancarta con la ayuda de un asistente, que desde un extremo halaba desenrollando una cartulina con explicitas fotografías, de marcas de impacto producidos por supuestas colisiones de cometas, que chocaron distintos lugares de la tierra–. No son más que algo que la ciencia no ha podido explicar, y además –continuó diciendo–, tampoco creo que estos nobles cuerpos tengan algo que ver con estas imágenes o con la extinción de los dinosaurios. 11 En ese momento un inmenso murmullo recorrió el aula de un extremo a otro ante la mirada atónita de impávidos jovenzuelos acostumbrados a recibir otra clase de enseñanzas. Ahora sabemos que las clases del maestro, eran en lo posible absolutamente polémicas y doctrinales, mas no difamatorias. Al respecto es prudente mencionar que era la primera vez de este auditorio con Abner, y lo que acababan de escuchar era solo el comienzo. Y no era para menos Abner era ante todo director de un departamento de investigaciones y su alto cargo le impedía ir contra la corriente. Acto seguido, surgió de entre el auditorio una tímida pero firme voz de una joven estudiante de no más de 22 años de edad que levantando la mano derecha para intervenir. – ¡Maestro! – Interrumpió la joven. – ¿Sí? – Contestó el maestro. — Si bien es cierto –dijo ella refiriéndose a los cometas–, que nunca han colisionado con la tierra, tampoco es menos cierto que se hayan aproximado a una distancia estrecha al borde del impacto, y prueba de ello son los distintos avistamientos luminosos observados. – ¡Cierto! –Contesto el profe– ¡los han visto, y los seguirán viendo! Pero insisto en afirmar, que de los avistamientos al impacto hay un enorme trecho, ¿por que decimos esto? 12 Por la sencilla pero muy científica razón de que la gravedad terrestre no fue diseñada para atrapar cuerpos celestes, sino para mantenernos a nosotros en el suelo. Otro murmullo irrumpió desde el recinto. Para los alumnos, lo que acabaron de escuchar, lo interpretaron como otra teoría novedosa de difícil comprensión, incluso, algunos comenzaban a ver al maestro como un contradictor de teorías. Ninguno de ellos esperaba, que en un alma mater de dimensiones carismáticas se dijeran semejantes enseñanzas, y como ya se dijo, esto era solo el comienzo. El maestro se mostró pulcramente sonriente. –Realmente, mis queridos amigos –continuó–, todo lo que han escuchado, se debe en sí al origen mismo de los cometas, es decir, al lugar de donde provienen. En ese entonces un silencio sepulcral dominó el aula mientras el profe hacía una aterrante pausa–.Y procedió a anunciar con énfasis la nueva invitada de la clase, alargando ceremonialmente la expectativa del curso: –La nube de Oort –concluyó, sentado en el borde superior de la plataforma. Dicha costumbre esta aun menos común de entre los catedráticos o maestros de clases. Seguidamente la clase fue sutilmente interrumpida por el sonido discreto de su teléfono móvil que arrojaba un mensaje de texto luminoso que al tomarlo en su mano y leerlo decía: “Philae lo ha logrado”. En efecto, según los titulares de prensa de todo 13 el mundo, ese miércoles 12 de noviembre del 2014 a las 11:02 am, se daba el primer descenso controlado al núcleo de un cometa, según informe publicado de parte de la Agencia Espacial Europea (ESA). Proyecto espacial este que había comenzado desde hace 10 años atrás, y que tenía como finalidad el de lograr aterrizar este modulo que viajaba integrado a la sonda Europea Rosetta, sobre la superficie del cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko, el cual según se cree, aun no está activo por encontrarse a una distancia de por lo menos 450 millones de kilómetros del sol. El objetivo de la ESA es estudiar en detalle el desarrollo de la cola del cometa, averiguar el agua que tiene dentro y la expulsión, ver qué tipo de agua es y si es como la de la tierra, ya que en caso de que sea así fueron los cometas los que trajeron el agua a la tierra. –Al menos eso pretendían descubrir–. La ESA también estudiará si hay moléculas complejas –origen de la vida–, y si fueron los cometas los que pudieron haberla traído a la tierra. El profesor analizaba con sonrisa picara los logros de la ESA como queriendo decir, que se trataba de un “golpe bajo para la Nasa” a quien por cierto en su inmensa sabiduría experimental, no se la había ocurrido esta nueva hazaña de astronomía mundial, incluso, permitió que la idea fuera vendida por las secuencias cinematográficas de Hollywood. 14 El maestro dirigió una mirada escrutadora a su incrédulo pero siempre atento auditorio, analizando si merecían mayores explicaciones sobre el origen de los cometas a partir de la nube de Oort, en especial por ser un tema largo, tedioso y no tan sencillo de explicar, al menos para la astronomía científica tradicional. Contrario a ello, el maestro trataría por todos los medios de convertirlo en un tema atractivo y fascinante apartado de los ya trillados conceptos astronómicos modernos, tomando como modelo su obra maestra, la cual los críticos literarios conocían en ese entonces como “una obra de astronomía ficticia”, conocida como “el Plan Divino de la Creación”, obra científica recientemente publicada por el maestro, en donde palabras más palabras menos, intentaba explicar el origen del universo y la vida a partir de la voluntad de Dios, y para tal efecto, enumera los elementos del cosmos como “Conceptos Sagrados Divinizados”, en donde los cometas ocupan un lugar especial, y que, lo catapultó a juicio de muchos como un gurú en la literatura fantástica. –Me hacen el favor –continuó por fin–, y me investigan para la próxima clase todo lo que puedan sobre la nube de Oort. Fin de la clase –concluyo el maestro incorporándose y avisándole a su asistente que podía abandonar el aula. En sus pensamientos, comprendió que todos los estudiantes investigarían la tarea en las inagotables fuentes virtuales:<<Sin duda, acudirán a la red como siempre>> –pensó–. Y me atrevo a apostar que nadie revisará mi libro. 15 A través de la enorme puerta de la entrada, la figura de un hombre mediano que sorteaba el paso de los estudiantes se acercaba a Abner con una sonrisa de incredulidad sobre el novedoso acontecimiento. –Finalmente maestro –dijo–, creo que la reputación de sus creencias va en aumento sobre todo lo relacionado con la importancia que en la vida tiene sus cometas. –Y creo que esto es apenas la punta del iceberg –contestó Abner extendiéndole un afectuoso saludo–. Rigor –nombre del visitante–, era ante todo, un entusiasta exalumno de astronomía, dedicado ahora a la Decanatura del Departamento, se trataba de la segunda persona en importancia en este Centro de Investigación después del maestro Abner. –Sé que mis cometas, tienen más para nosotros de lo que creemos –repuso el maestro–. Particularmente no me extrañaría que hasta nos dieran la sorpresa mas asombrosa del descubrimiento humano, la trayectoria de un cometa tiene mucho que decirnos sobre el origen de una vida creada a partir de un punto cero materia –siguió explicando–, y no a partir de una bulliciosa explosión intergaláctica caótica sin orden y fundamento, y para la muestra un botón, en estos momentos la ESA me concede parcialmente la razón –dijo Abner mientras caminaba hacia la salida del aula junto 16 a Rigor, que en ese entonces lucia mas como un discípulo entusiasmado de sus teorías. –A mi juicio –continuó Abner–, creo que el entero universo no puede ser el producto de una casualidad experimental, sino más bien de una fuerza creadora, superior e inteligente, que dio origen a los pilares de la creación, así la ciencia lo niegue. Se hizo una breve pausa. –Y ¡quien más que Dios! –Interrumpió Rigor–, el cual posee la clave del origen de la vida. Ya eso lo sabemos –siguió diciendo–. Pero… armonizar esta verdad con la mente incrédula de los científicos es donde radica el verdadero problema, porque está más que claro que hace siglos divorciaron a Dios de la ciencia y por supuesto de sus cometas –concluyó con tono resignado. Rigor sabía que esa era una de las experiencias más frustrantes para Abner, cuyos razonamientos lo hacían un científico polémico pero no famoso, porque la fama científica y el ateísmo caminan de la mano. Algún día –dijo Abner–, el mundo tendrá que saber la verdad revelada de mis cometas, no como simples cuerpos celestes, sino más bien como informantes del universo. Son los verdaderos extraterrestres que los ufólogos deberían estudiar desde su óptica, tratando de averiguar el mensaje que nos quieren transmitir proveniente de sus distantes 17 orígenes, y, tal, tal vez –tartamudeó el profe–, desde hace mucho tiempo nos quieran dar un regalo. – ¿Cómo? –Peguntó Rigor sorprendido–. Esa faceta no se la conocía maestro. – ¡Yo tampoco! –Contestó Abner–. Posiblemente, el maestro daba a entender que se trataba de un comentario premonitorio tomado a raíz de un vasto conocimiento de astronomía que lo acercaba a la creencia en los milagros, tema por supuesto totalmente opuesto a la “Dogmatica Científica”–. En este respecto, a más tardar dentro de cinco días en la sala de exposiciones de obras literarias Future”, ubicado junto al Library Lost Stories (Biblioteca de Historias perdidas), ubicado en Las Vegas E.U. y gerenciada por la ilustre bibliotecaria Amelia Chambler; un año después de su publicación, el libro enfrentaría su primera prueba de fuego ante la prensa, los críticos, y quien sabe cuántos miembros más de la farándula intelectual, entre estudiantes sobresalientes, asistentes con invitación especial y de pronto viejos amigos conocidos y autoridades reconocidas en la materia investigativa, integrarían ese mismo día lo que realmente sería más que una campaña publicitaria, un merecido juicio en contra de su sentido antievolucoinísta de principio a fin, cuyos detalles iremos conociendo. El parqueadero central del centro de investigaciones, aguardaba como su medio personal de transporte, un 18 automóvil negro marca Peugeot 308 modelo 2014, diseñado para acortar distancias en las nítidas avenidas londinenses. Una vez en la autopista M40, se encamina rumbo a su destino ubicado a 12 kilómetros al noreste de la institución, rumbo a su apartaestudio. A la altura Del kilómetro 5 contiguo al bulevar en donde funciona el Gran Centro Comercial Moon Tree (árbol de la luna), considerado como el símbolo comercial de Londres, se exhibía con más brillo de lo habitual, en su gigantesca valla publicitaria luminosa un aviso que decía a los cuatro vientos: “concierto de metal sinfónico” del grupo Macadoine (Macedonia) a realizar en el estadio de Wembley, el día viernes 28 de noviembre. El maestro leyó desinteresadamente el aviso, sin sospechar en la relevancia que este evento tendría en la historia de su vida y la de otros. El apartaestudio, lo era todo para el profe, lo consideraba un lugar de inspiración y estudio personal, tanto por su tranquilidad como por sus exóticos paisajes, donde muy seguramente terminó de escribir su obra. Estaba ubicado en localidad Británica de Woodstock, supuestamente lugar de nacimiento del primer ministro de Reino Unido Wiston Churchill, contiguo al Blenhan Place, cerca del monumento de la Musa Desnuda. Su hermoso parque Blenheim Palace, consta de un ancho puente construido sobre las aguas azules del río Glyme, y que dividen el parque en dos franjas: la 19 margen izquierda y la margen derecha. La ciudad se caracteriza por dos grandes señoríos: el waddedson uno y el Waddedson dos, y un tercero llamado N T Buking, considerados por los visitantes como, grandes lugares de interés de toda la comarca. Pero sin duda, el lugar favorito del profesor Abner, es un paisaje verde con una banca que mira frente a un riachuelo, quizás afluente del Glyme, y a sus espaldas el famoso Claydon Home. Claydon, según la historia seglar de innumerables referencias, ha sido el hogar ancestral de la familia Verney desde 1620. La iglesia de Todos los Santos, Middle Claydon se encuentra a menos de 50 metros de la casa y contiene muchos recuerdos a la familia Verney: entre ellos un busto en honor de Sir Edmund Verney, que era jefe abanderado del rey Carlos I durante la Guerra Civil Inglesa. Sir Edmund fue masacrado en la batalla de Edgehill, el 23 de octubre de 1642, y según una leyenda de la localidad, –también apoyada por la historia seglar–, su fantasma tiene fama de frecuentar la casa, en 1661; a raíz de la Restauración de la Monarquía, el hijo de Sir Edmund (Sir Ralph Verney), fue galardonado con un título de barón por el rey Carlos II, en mérito a su valentía y lealtad durante los periodos de disturbio. Todos estos datos históricos logran que el sitio en comento, califique como el más idóneo para concebir las mas opuestas ideas del maestro en contra de la lógica de la razón pura, expuesta por sus no pocos opositores científicos. Pues contienen la trilogía compuesta por: La banca, el riachuelo y el fantasma de Verney, que lo vuelven especialmente acogedores para meditar en sus momentos de ocio intelectual. 20 Su apreciada madriguera, lo era todo menos un modesto lugar de estudio y meditación, pues constaba de dos salas grandes, una para recepciones, y otra sala de sistema con toda clase de dispositivos electrónicos constantemente en línea, una antesala adicional con una biblioteca unida por un pequeño pasillo a un dormitorio individual contiguo con baño interno y al lado de este una cocina semiintegral. En el enorme escritorio ubicado en la sala de sistemas, constantemente permanecían una enorme pantalla tipo Leds, de cuarenta pulgadas, conectada a un poderoso ordenador, y a la vista, sobre su escritorio, sus apreciadas colecciones de música clásica en CDS originales entre los que se destacan: Wanda Landowska, Grieg Bizet, Joaquín Rodrigo, Danzas Eslavas de Dvorak, Paganini, Un concierto de Baroque Trumpet, Beetoven, Brahms, un Ballets de Operas, Ravel, Sibelius, Rachmaninov, Antonio Vivaldi, Carl Orff, Bruckner, Franz Shubert, Giuseppe Verdi, Concierto Barroco, Tchaikovsky, Rachmaninov y el favorito de todos, Nicolai Rimski Korsakov, y sus cuatro grandes temas inmortales, integraban temporalmente, su pequeño arsenal de música clásica. Al maestro, le apasionaba particularmente el estilo de Korsakov, en especial la opera 35 “Sherezade”, que vierte cuatro curiosos temas así: 1. El mar y el barco de Simbad; 2. La historia del príncipe de Calenda; 3. El príncipe y la Princesa y 4. Fiesta en Bagdad – El mar – El Naufragio, denominados en su juicio cósmico, como “El cuarteto del misterio”, pues todas la génesis conexas de estos, parecen solo existir en la mente de su autor, condición esta que lo convierte en el artista clásico de su preferencia. 21 Una vez dentro del apartaestudio, tomo un ejemplar de su libro “el Plan Divino de la Creación”, que enfrentaría su primera prueba de fuego en las Vegas EU, dentro de cinco días en las instalaciones de Future, con la finalidad de preparar a la manera de esta obra, la última clase del día siguiente sobre la nube de Oort. 22 CAPTULO 2 LA NUBE DE OORT EN CLASES La nube de Oort, ingresó a clases ese jueves 13 de noviembre, con su inconfundible sello científico, de ser considerada por la astronomía mundial como uno de los grandes misterios del sistema solar, de donde proceden cometas nómadas sin rumbo, vagos del espacio, se sabe de dónde salen pero no a donde llegan. La presencia de los cometas cerca del sistema solar, suele tomarse como una mala noticia, advertencia, peligro de colisión, se le atribuyen entre otras la extinción de los dinosaurios, el evento Tunguska (Rusia), y hasta la destrucción de Sodoma y Gomorra, y todo procede de esa nube. Sin embargo, nadie la ha visto, es una región hipotética del espacio muy distante, lo dice Wikipedia y todas sus fuentes consultadas lo confirman; los astrónomos solo aceptan su existencia para justificar el origen de los dañinos cometas de larga duración tipo Halley, y de otros de menos duración, sus bordes son los confines del sistema solar. Sin embargo para el maestro Abner –para quien Wikipedia no es fuente de investigación, sino de consulta–, este misterioso lugar tiene un significado un poco más religioso, según lo expuesto en su famosa obra “el Plan Divino de la Creación”, el cual desde sus inicios toma prestadas las palabras de apertura del génesis bíblico cuando dice: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”, no pretendiendo transcribir la biblia en su libro, sino mas bien queriendo explicar que el origen de todo lo creado, incluso de la nube de Oort, se debía a la voluntad divina. La misma obra explica 23 que cuando Dios ordenó la creación de lumbreras en la expansión de los cielos, realmente estaba dando la orden para que nacieran todos los fenómenos cósmicos de la creación, Incluyendo por supuesto a la nube, en donde la marea galáctica, estimada por los astrónomos como fuente de creación de la mayoría de estos fenómenos, se asemeja – según Abner– a la fuerza activa del creador. En este respecto, la hipotética nube adquiere inteligencia delegada y vida propia para influir positivamente en nuestra galaxia, y más concretamente en el sistema solar. Una vez que la nube de Oort ingresó a clases, el maestro Abner procedió a sentarse en su escritorio. Después de una breve pausa pregunto: – ¿A quién le gustaría explicar la tarea que dejamos pendiente? Un alumno estrella llamado Carl Johannes –famoso por su memoria fotográfica–, se ofreció como voluntario para explicar desde la plataforma su investigación. –Bien pueda –dijo el profe–. El alumno corrió entusiasmado hacia la plataforma; a continuación, una vez sobre ella, pasó a explicar con su prodigiosa memoria, y sin interrupción todo lo que leyó en la enciclopedia virtual Wikipedia sobre la tarea: “La nube de Oort –dijo–, también conocida como nube de Öpik-Oort es una nube esférica de objetos transneptunianos 24 hipotética, o sea –dijo colocándose la mano en la frente–, no ha sido observada por nadie, se encuentra en los límites del sistema solar casi a un año luz del sol, y aproximadamente a un cuarto de la distancia a Próxima Centauri, la estrella más cercana a nuestro sistema solar. Las otras dos acumulaciones conocidas son: el cinturón de Kuiper y el disco disperso, están situadas unas cien veces más cerca del sol que la nube de Oort. Según algunas estimaciones estadísticas –continuó diciendo– la nube podría albergar entre uno y cien billones de objetos, siendo su masa unas cinco veces la de la tierra. Debe su nombre gracias al astrónomo holandés Jan Oort, presenta dos regiones diferenciadas, las cuales son: la nube de Oort exterior, de forma esférica, y la nube de Oort interior, también llamada nube de Hills en forma de disco –dijo mientras hacia un ademán circular con sus manos. Los objetos de la nube –continuó diciendo–, están formados por compuestos como metano y amoníaco entre otros, y se formaron muy cerca del sol cuando el sistema solar todavía estaba en sus primeras etapas de formación. Una vez formados, llegaron a su posición actual en esta, a causa de los efectos gravitatorios de los gigantes planetas –concluyó su explicación. El profesor Abner no tuvo más remedio que felicitarlo por su Wikipediezca intervención, a lo que siguió un merecido aplauso de parte de sus compañeros. –Puedes sentarte –dijo Abner parándose del escritorio y dirigiendo su atención al auditorio. Ahora quiero que alguno 25 de ustedes me dé si sabe, una explicación desde el punto de vista divino tomando como base, lo que acabamos de escuchar, lo cual debe ser igual a lo que todos ya investigaron. En el acto, todos los alumnos mirándose unos a otros las caras, reconocieron con su silencio que el profe tenía la razón. Para que alguno de estos respondiera el planteamiento hecho por su maestro, se hacía necesario que lo investigaran directamente del libro El Plan Divino de la Creación –lo que por supuesto nadie hizo–, y no de las enciclopedias digitales de internet. Consciente de la posición radical de sus alumnos, sobre la tarea, meramente desde el punto de vista científico, el profesor tomó el control de la clase, estableciendo un paralelo entre ciencia y religión como aliadas indiscutibles en la formación de la nube así: –Les quiero manifestar algo — dijo él–. Imaginémonos por un momento, un mundo sin luz, surgido de la nada y desapegado de las más elementales leyes físicas de la creación, surgido así por casualidad –chasqueó los dedos–, sin la influencia de una fuerza viviente que impulse los motores de la creación, sería tanto como pretender yuxtaponer fenómenos físicos o químicos conexos, cuyo concurso es obligatorio para la realización de un resultado científico, como por ejemplo: –negar que la concepción que engendra una vida, se presente sin la unión de dos células germinales que producen un resultado embrionario. –No pretendo yo –siguió explicando–, en esta clase cambiarles la mentalidad científica que están desarrollando al margen de 26 Dios, sino mas bien, el de por lo menos otorgarle al creador el lugar que se merece en el universo–. En este orden de ideas –dijo por fin sacando el libro de su maletín mostrándoselo a sus alumnos–. Hoy estudiaremos la nube de Oort, desde el punto de vista de la creación, eso sí –hizo la aclaración–, sin el ánimo de ser partidarios del “creacionismo”, ¡espero de ustedes su mejor atención! ¿Estamos de acuerdo? –El grupo asintió afirmativamente–. –Bueno comencemos. El maestro abrió el libro y comenzó su clase paseándose a cada lado de la plataforma: Primero que todo partamos de esta verdad fundamental: “que en el principio Dios creó los cielos y la tierra”, y a partir de aquí, se comenzó a tejer durante siete días toda su obra creativa, pero debo advertirles –aclaró haciendo un enérgico gesto–, que no se tratan de siete días literales como los conocemos hoy día, sino de un tiempo sumamente considerable cuyos cálculos desconocemos. Hizo una pausa. –Nuestra querida nube de Oort, según el génesis Bíblico, debió ser creada en el día cuarto, cuando Dios hizo la expansión de los cielos para brillar sobre la tierra. Y procedió a dividir las lumbreras, la mayor para dominar el día y la lumbrera menor para dominar la noche, fue a partir de este momento crucial de la creación, cuando esta nube adoptó de forma permanente la inteligencia delegada del creador, para que como fenómeno cósmico dominara el día. 27 Los alumnos quedaron atónitos ante la explicación, por que verdaderamente era algo novedoso y controversial. –O dicho de otro modo –siguió explicando–, para que dominara sobre la luz, porque a mi juicio, aquí se describe una de las primeras metáforas Bíblicas que sirven de referencia o distinción entre el bien y del mal, (Luz y Oscuridad). En este arreglo creativo, la nube pertenece a la lumbrera mayor, es decir, aquella que tienen a su cargo las obras de la luz–, para ejercer su influencia positiva sobre nuestro sistema solar, y por ende sobre nuestra tierra. Según mi obra, la inteligencia delegada de esta nube, hizo posible la vida en la tierra, en cumplimiento estricto de un plan divino de creación, no es que ella nos haya creado, sino que sirvió como instrumento útil de este logro, y aun sigue sirviendo hasta el día de hoy, de tal manera, que cualquier cosa que provenga de esta hacia nosotros, debemos verla más como un merecido regalo proveniente de los cielos, que como una amenaza a nuestro planeta –apuntó el maestro–, de tal suerte, que esta sería una de las mejores formas de entender por qué los cielos están declarando la gloria de Dios. Por otra parte, para poder medio entender los orígenes del sistema solar, es preciso que comencemos por las claras pistas que sobre el particular nos envía la nube, como por ejemplo sus cometas, para mí son seres vivos que nos traen mensajes de nuestros orígenes, los cuales, no hemos sido capaz de descifrar, tal vez por su fugacidad, o tal vez por el miedo que les tenemos, en lugar de eso, nos hemos 28 dedicado a calumniarlos, diciendo que destruyeron los dinosaurios y quien sabe que otras cosas más. En ese instante, un alumno interrumpió con una pregunta. – ¡Maestro! ¿Significa eso, que de la nube nos puede venir en estos tiempos, un cometa u otro objeto estelar como un mensajero con buenas noticias para nosotros? – ¿Acaso conoces a alguien que sea capaz de negar eso? –Respondió inteligentemente el maestro con esta pregunta de opinión al alumno–. –Otro alumno del auditorio interrumpió con otra pregunta: – O sea, que ¿las intenciones de la nube están vivas? –Buena pregunta –elogió Abner–. En mi opinión hoy más que nunca, mas sin embargo, que culpa tienen ellas de que nosotros no vivamos para contarlo, puede que esto ocurra en otras futuras generaciones, o incluso que haya sucedido en la antigüedad, no se olviden, de que a diferencia de nosotros, ¡el cosmos es infinito! Dicho esto, el maestro dio por concluida la clase y despachó a los entusiasmados alumnos quienes se lanzaron en múltiples preguntas sobre la Nube, pero desde su punto de vista. –Lean el libro –aconsejó Abner–. Acto seguido dio por concluida la clase para dar comienzo a sus vacaciones. En realidad su mente estaba puesta en la primera prueba de 29 fuego que enfrentaría su polémica obra de astronomía en Las Vegas. El salón de asambleas y eventos internacionales Future localizado en Las Vegas, estaba ya listo para la presentación de la obra el Plan Divino de la Creación. El future, además de su aula central con capacidad para albergar hasta dos mil espectadores, contaba también con unas salas de conferencias adicionales, preparadas para pequeños eventos de asistencia restringida, utilizada especialmente para la promoción y divulgación de obras literarias, artísticas y científicas. Serian sin duda el lugar ideal para la exposición de la polémica obra del maestro. Para ese 17 de noviembre, el aula estaba lista para la presentación, y un hombre de traje entero y corbata a bordo de un taxi que salió hace más de una hora del Aeropuerto Internacional McCarran, se dirigía hacia la avenida Dexter, directo hacia el Cup Drive de la Comarca Rusa, en donde estaba ubicado el Future. Durante el trayecto, el maestro observó como los comerciantes de la gran ciudad, y dueños de establecimientos se preocupaban por el mantenimiento de las fachadas luminosas de sus negocios, incluyendo trabajos costosos de modernización de luces y dispositivos de luces, en cumplimiento al deber religioso de que las vegas –a juicio de los astronautas–, siga siendo la ciudad más iluminada del planeta, vista desde el espacio exterior. 30 Del enorme edificio de eventos no hay mucho que hablar: Era inmenso, de dos plantas, y en la fachada una interminable escalera de ascenso semejante a las de un tempo de culto intelectual, cuyos asistentes superan los treinta años, los más jóvenes y en especial los adolescentes, no tienen nada que buscar en este sitio. Una comitiva de bienvenida, encabezada por tres hombres, y entre ellos una apuesta mujer de unos treinta años, cabello castaño claro y ojos color crema, se le presentó al hombre al momento de bajar del vehículo público y emprender el ascenso de la empinada fachada del salón: –Bien venido, mi nombre es Amelia Chambler –se presentó la mujer–. Usted debe ser… –Abner Rosental –respondió el maestro reparando el atractivo de la mujer–. –Sígame por aquí doctor –lo invitó–. El hombre la siguió todo el trayecto de las escaleras, hasta toparse con un modesto grupo de vigilancia integrado por dos efectivos policiales, que custodiaban la enorme entrada, luego ingresaron a la planta inferior desviándose por la derecha a lo largo de un pasillo medio iluminado, en cuyo final se encontraba una pequeña entrada que salía hacia una elegante aula de conferencias con una plataforma dirigida hacia un auditorio de no más de cien asistentes, que se encontraba completamente lleno, entre los cuales además de reporteros, también habían astrónomos, físicos, y uno que otro ufólogo, 31 atraído por las ideas revolucionarias de la obra de Abner. La doctora Chambler, daba la impresión de ser la organizadora del evento, y en el trayecto desde la entrada del salón hacia el aula, le había alcanzado a explicar que era la directora encargada de La Biblioteca de Historias Perdidas, que funcionaba cerca del lugar. Una vez instalados en la plataforma, la doctora hizo una breve presentación del maestro al abarrotado auditorio, y le rogó que hiciera su exposición: Abner tomó la palabra y expuso su obra en idénticos términos de los esgrimidos el último día de clases en el aula universitaria de la Universidad; a medida que el maestro desarrollaba su polémico tema, las preguntas sean bien o mal intencionadas trascurrieron a lo largo y ancho de la exposición, y al final de cuentas, el maestro dejó muy claro entre otros puntos los siguientes: 1. La creación es obra de Dios; 2. La nube de Oort es un sitio real; 3. Los cometas no han hecho ni harán daño a la tierra, por el contrario, son seres vivos que nos visitan esporádicamente; y hasta se les puede considerar milagrosos, 4. Todo lo que existe forma parte de un plan divino de la creación; 5. El hombre ignora por que viajan los cometas, y en vez de comprenderlos, le temen; 6. La nube de Oort es parte fundamental de el Plan Divino de la Creación; 7. Los cometas que nacen allí llegan a la tierra a cumplir una misión que los seres humanos nunca hemos comprendido y 8. Contrario a lo que se cree, los astrónomos de la antigüedad, estuvieron más cerca que nosotros de conocer sus verdaderos motivos. Una vez 32 concluido el debate, que se prolongó por más de dos horas intensas, ya nadie más tenía ánimo para interrogarle. Pues científicamente, carecían los argumentos o pruebas para refutarle categóricamente sus creencias. Durante ese lapso, la atractiva mujer, guardó un prudente y culto silencio, ubicada a un lado del estrado en donde el maestro expuso su obra, y cuando todo parecía que iba a concluir, surgió la inquietud que el erudito astrónomo jamás olvidaría: –Tengo una observación doctor –intervino la doctora Chambler–. Y está relacionada directamente con el título de su obra. “Plan Divino”, en el entendido de que Dios como ser perfecto, a quien se le atribuye la creación de todo, no podemos relacionarlo como el elaborador de un plan, el cual puede o no ser llevado a cabo, en su lugar, el término correcto para referirnos a él, debe ser el de elaborador de “propósitos”, los cuales, al contrario de los “planes”, son de obligatorio cumplimiento. Por esa razón estimo que, su obra para poder referirse a Dios, ha debido emplear en su título en lugar de “Plan”, el término “Propósito” propiamente dicho. Un leve murmullo se escuchó en el auditorio, en suplantación de un merecido aplauso que valía para la doctora por su breve, pero brillante intervención, que sin lugar a dudas, puso a reflexionar al propio autor de la obra. Los ojos de la mujer, quien no despegaba la vista del hombre, brillaban con iluminación de dicha intelectual, el hombre guardó silencio como respuesta aprobatoria a la 33 crítica, y no le quedó ánimo para controvertir un notable error en nada menos que el título propio de su trabajo. –Su observación es válida –admitió el maestro–, y el error existe. En efecto, Dios no es Hombre de planes, sino un ser todopoderoso de propósitos. Un sonoro aplauso provino del auditorio, elogiando la honradez del maestro y la perspicacia de la doctora. De todas maneras, los múltiples asistentes se le acercaron una vez clausurada la audiencia, y le tocó autografiar los no pocos ejemplares de su libro que asistieron con sus dueños a la cita. Al final el maestro solo quería regresar de nuevo al hotel Luxor, del cual era ya prácticamente cliente fijo, y reponer fuerzas para acudir al siguiente día a atender una de sus aficiones preferidas: la colección de vehículos clásicos, y para tal efecto, aprovecharía su visita a Las vegas para acercarse a la tienda de antigüedades The Fossil Steel, atendido por un viejo amigo veterano de la guerra de Vietnam Oliver Qinn, un anciano octogenario quien funge como propietario. Sin pena ni gloria, después de haberse clausurado en su totalidad la intervención en el Future, Abner estimó que era hora de partir, se despidió de los asistentes y se dirigió a la salida dispuesto a tomar un taxi que lo llevara de vuelta al hotel, y cuando creía que por fin abandonaba el sitio, una mano lo asió por el hombro, justo en el momento en que le hacía señas a un vehículo de servicio público. La mujer lo tomó por sorpresa, y con un evidente rostro apenado le implora sus disculpas: 34 –Doctor –dijo la mujer–, lamento lo ocurrido en la conferencia, no fue mi intención incordiarlo. Abner reparó por segunda vez la atractiva apariencia, de la doctora Chambler, a quien estimó no solo como una mujer hermosa, sino además inteligente y lista. –No se preocupe doctora –respondió–. Su crítica es bienvenida, la considero un valioso aporte a mi trabajo, que me hace tener en claro algo que no entendía muy bien: Dios es un Dios de propósitos y no de planes. Sólo lamento que no lo haya dicho antes de escribirla. Amelia sonrió despreocupada y a la vez admirada por la gallardía intelectual del maestro. –No sabe cuánto me alegra oír eso –respondió–, créame que de haberlo conocido antes, se lo hubiera advertido. –Eso me pasa –admitió el maestro–, por emprender un proyecto sin consultar con una mujer tan apuesta e inteligente como usted, le prometo que la próxima vez la tendré en cuenta. Amelia se ruborizó por el inesperado cumplido. – ¿Piensa viajar hoy? –Quiso saber la doctora–. –Mañana –respondió Abner–. Aprovecharé mis vacaciones para atender una hija enferma que tengo. 35 –Ah ya veo –dijo la doctora con un deje de desánimo medio notorio–. –La tengo en proceso de adopción –continuó el maestro–. Soy soltero y no tengo hijos propios, sin embargo, a esta niña la quiero como a una hija propia. La doctora recobró su sonrisa, y el interés por la niña aumentó. – ¿Tiene nombre? –Quiso saber la doctora–. –Por lo pronto Criss Land –respondió el maestro–, pero cariñosamente le decimos Criss. –Creí escucharle decir que estaba enferma –comentó la mujer–. –Es epiléptica –puntualizó el hombre–, la tenemos bajo los cuidados de un amigo médico de confianza, es un neurólogo, Wilson William Murray es su nombre–, aunque en realidad – puntualizó el hombre–, unas veces lo llamamos William y otras tantas Wilson, en todo caso, es codirector de nuestra fundación para niños con enfermedades cerebrales, más conocido como el Fupance, que funciona como una subentidad médica del Childhood Dream, de hecho –siguió comentando el hombre–, le tenemos programada una delicada cirugía en la cabeza para el 20 de este mes. –Eso está cerca –comentó la doctora con tono de asombro–. 36 –Ahora entenderá usted mi urgencia de regresar a Londres –declaró el maestro–. –Comprendo –asintió la mujer–. Metió la mano en su bolso y le entregó una tarjeta de presentación. –No le quito más tiempo doctor, si necesita algo de mí, puede contactarme en esta dirección, en mi biblioteca, los talentosos como usted son bienvenidos, e incluso, los no tan talentosos –puntualizó en tono risueño. Y a propósito de la niña Criss –la mujer lo miró comprensivamente–, le ruego me informe los resultados de la cirugía. –Se lo prometo –confirmó el hombre. Y luego recibió la tarjeta y la aseguró en el bolsillo interior de su saco. – ¿Se pondrá en contacto? ¿No se le olvidara? –insistió Amelia en tono poco optimista. Pues lo más seguro es que un científico de la talla de Abner, jamás regresaría al lugar en donde fue puesto en evidencia, y mucho menos con la persona que lo haya logrado. –Créame que si doctora –prometió Abner–. Personas como usted, para mí son difíciles de olvidar. Dicho su cumplido, el maestro abordó el taxi que lo esperaba, y se dirigió rumbo al hotel, la doctora lo contempló marcharse con una expresión de optimismo y agrado hacia el hombre. La mañana del 18 de noviembre, era otro soleado día de verano en Las Vegas, el maestro contemplaba en la 37 ventanilla de su taxi, el entusiasmo navideño prematuro de los comerciantes de la ciudad. En esta ocasión, en lugar de su acostumbrado traje de gala, el hombre vestía informalmente como cualquier joven universitario: jeans, Camiseta manga corta y tenis de marca, acabados de comprar en un centro comercial en una boutique exclusiva para zapatos deportivos. Junto a él, estaba el pequeño morral de cuero con las pocas pertenencias que utilizó para el viaje, en donde seguramente estaría envuelto el costoso traje que usó el día anterior para su conferencia. Su siguiente misión: visitar el Fossil Steal –y porque no– comprar una de sus costosas antigüedades de colección, lo que incluye desde pequeñas bicicletas, hasta automóviles y aviones civiles y militares, todo eso estaba dentro de las posibilidades del acaudalado hombre, que de vez en cuando se daba sus privilegiados gustos. El vehículo circulaba por la autopista principal que conduce al Fossil Steal, en donde se dividen las calles este-oeste de Las Vegas cerca del parque Londyno, a continuación, esta misma calle se convierte en la línea divisoria de la estratosfera a la frontera norte de Las Vegas, después de lo cual se encuentra un letrero de paso restringido que comunica con lo que viene siendo la pista de aterrizaje privada a cargo de la entidad. El maestro no se imaginó que desde este sitio partiría en avión propio hasta Londres, pero así era como iba a suceder. 38 CAPITULO 3 EL GUERRERO Y EL MIRLO En la región de La Toscana italiana, en la provincia de Arezzo, más concretamente en el municipio Castiglion Fiorentino, lugar en donde se conservan Las Logias del arquitecto, pintor y escritor italiano Giorgio Vasari, frente al teatro municipal, más conocidas como las famosas “Logias de Vasari”, un supersticioso misántropo florentino, maestro de matemáticas y arte, llamado Adelpho Buccario, decidió un 15 de mayo de 1972, colocarle a su recién nacido primogénito sietemesino –a quienes los médicos no le daban muchas esperanzas de vida– y por si acaso se salvaba, los nombres de “Gabbar Anghiari”. El primer nombre, que según los tárgumes antiguos corresponde a la denominación árabe de la constelación de Orión que significa “El fuerte”, le otorgaba una garantía imaginaria de supervivencia al niño, y el segundo nombre, “Anghiari”, en honor a la pintura desaparecida del célebre Leonardo llamada “la Batalla de Anghiari”. Esta obra, fue pintada en un muro del “Salón de los Quinientos”, del Palacio Vecchio, hacia los años 1503 y 1506, y que según se cree, desapareció en 1563, por obra y genialidad del pintor Giorgio Vasari, a quien le encomendaron para esa fecha la remodelación decorativa del gran salón, ocultándolo ingeniosamente debajo de sus frescos. Como la obra en comento, describe una lucha incansable entre caballeros montados a caballos por la 39 disputa de un valioso estandarte conocido como el “Gonfalone de Florencia”. El viejo erudito lo creyó muy apropiado como segundo nombre a su famélica criatura, para quien la vida comenzó con una lucha casi perdida en contra de la muerte, en donde seguramente prevalecería el más fuerte. Afortunadamente las visiones supersticiosas dieron resultado, y finalmente el niño se salvó. Sin embargo, la visión pesimista de Leonardo, sobre el hombre que debe luchar para vencer sus propios miedos, plasmados en La batalla de Anghiari, quedaron reflejados en la vida de Gabbar, quien en adelante tuvo que enfrentar su gran fobia que lo acompañó desde la infancia: “Un temor desmedido por las brujas”. En efecto, la “vicafobia” le fue diagnosticada por un sicólogo al infante de 8 años, quien se aterraba con solo observar una cabellera sin rostro aparente, especialmente si era de color negro, en unos límites, que hasta se espantaba con solo ver peinarse a una mujer con los cabellos hacia adelante tapando su cara. Tal conducta le hacía particularmente lucir timorato en frente de chicas o compañeras de clase de cabello largo oscuro, que evitaba a toda costa; a menudo se le veía asociar con monas o compañeras con tonos de cabellos más claros y un poco cortos. Ya que dentro de su patología fóbica, una cabellera larga y oscura, estaba siempre asociada a una temible bruja. A medida que se hacía hombre, fue superando lentamente esta fobia, pero como muy bien lo dijo su psicólogo de cabecera: <<Que esta fobia de rara ocurrencia, pocas veces, o casi nunca, era superada en su totalidad>>. 40 Aparte de sus fobia muy bien sorteada con su perpetua soltería, Gabbar, ya superado en cuarenta años, es un hombre –fuerte de todas maneras–, alto con un metro 78, de contextura atlética adecuada, capaz de despertar la envidia de los jóvenes de 20, propios de este mundo actual, en donde las enfermedades de obesidad y sobrepeso, parecen más una pandemia juvenil, que un asunto de adultos. Esta cualidad física la ha conservado gracias a los duros entrenamientos de atletismo que la escuela de aviación exigía: como mínimo para los cadetes principiantes, trotar hasta quince kilómetros por día; y también por su afición al deporte, en especial al futbol, que lo mantuvo entrenando en los seleccionados de las distintas escuelas en donde estudió con el fin de lograr triunfar en esta disciplina deportiva, lo cual por supuesto era totalmente desaprobado por el viejo Adelpho, quien tenía otros planes en concreto para su hijo especial. Si con esta actitud, su padre le impidió ser un futbolista, no logró eliminar su pasión consagrada por el futbol, y esto lo confirma el de ser un hincha declarado del Inter de Milán, y de su querida selección Italiana a la que no le perdía el rastro desde el mundial del 90. Aun hoy, sigue siendo un admirador confeso del futbolista clásico Roberto Baggio, y de su no menos clásico compatriota y legendario cantante, Salvatore Ademo, de quien en sus conversaciones matutinas, siempre toma prestado como expresión concluyente de sus deseos, la frase Insha Allah (Dios lo Quiere), el cual es el título de uno de sus más reconocidos éxitos musicales. 41 Su rostro, posee rasgos faciales varoniles, aunque no tiene barbas ni bigote, con boca y nariz bien alineadas –al mejor estilo italiano–, sus cejas oscuras adornaban la profunda mirada de sus ojos café oscuro; luciendo siempre su look al estilo militar. Sin embargo, su verdadero atractivo, no estaba en su parte física, sino en su delicada forma de tratar, rasgo este quizás heredado de parte de su refinada madre doña Armanda Babili de Buccario, quien después de tan duro parto, le fue prohibido por decisión médica volver a tener hijos. Desatendiendo esta orden, a la edad de 40 años, falleció al intentar dar a luz a la que hubiera sido la hermana menor de Gabbar, cuando este contaba con doce años de edad, ambas, la madre y su bebé, fallecieron en una clínica de Maternidad. Adelpho, falleció un año más tarde como consecuencia de la pena por la gran perdida, quedando al cuidado del joven huérfano su tío Teo, quien se esmeró por educar a este de la mejor manera posible. Graduado con honores en la escuela de formación superior de pilotos de combate, General Inigo Campioni, para aviones supersónicos F-16. A la edad de 26 años, su actuación fue tan destacada, y sus logros tan importantes, que lo comprometieron seriamente a cumplir peligrosas misiones de espionaje y asalto aéreo, con un éxito personal tan rotundo, que lo nombraron comandante del cuerpo élite de aviación militar para misiones especiales, más conocido como el “Cuartel Azul”. Integrado por los 5 mejores pilotos de combate. Debido a ello, dentro de su compañía, se ganó el apodo de “El Marcial”. En la actualidad, de estas hazañas y 42 logros, no quedan sino sombras por vivir, por cuanto el cuartel azul sufrió un rudo golpe en la misión secreta Oasis, cuyos detalles son de reserva secreta militar. Como resultado de la fracasada operación Oasis, solo le sobrevivió al selecto grupo, su aguerrido comandante. Otras fuentes poco confiables, dan cuenta de que tal vez el enemigo lo perdonó para que subsista un escarmiento viviente de esa guerra. Lo cierto de todo, es que de ese periodo de gloria, solo queda el hombre Gabbar como veterano de guerra y sobreviviente de la fracasada misión, relegado a un humilde oficio en Las Vegas, que apenas le da para vivir, y respaldado por una pequeña pensión del Ministerio de Guerra, pagados directamente por la oficina de veteranos y militares pensionados. Hoy día, en La Toscana, en el Castiglion Fiorentino, aun subsiste la propiedad heredada por Gabbar, cuyos arreglos legales fueron encomendados a su tío Teo, en testamento otorgado por su hermano Adelpho, unos días antes de su muerte. Teo, se llevó al huérfano de 12 años a la provincia de Lucca, en donde terminó sus estudios de secundaria, hasta que se marchó a la escuela de aviación. Un enorme artefacto negro volador, semejante a un pájaro de acero gigante, surcaba meticulosamente los pacíficos cielos de Las Vegas, a la altura del enorme Parque Londyno, el cual se convierte en el deleite terrestre de la vista aérea de las aeronaves en pleno vuelo; en tierra, en las instalaciones del Fossil Steal, en la torre de observación, las viejas manos casi temblorosas por la edad, le pasaban los binoculares al 43 maestro Abner para que presenciara la majestuosidad del Black Bird, piloteado en ese momento por el Marcial: sobrenombre de pila que Gabbar Anghiari se ganó por su valentía como piloto de combate. Que estaba a la venta por el que fuera capaz de pagar su exorbitante precio, el cual el viejo Oliver, Prefirió decirle a Abner al oído: –Se lo vendo a usted –le susurró– por la suma de… dólares, y le garantizo que lo llevará de vuelta a Londres para hoy mismo. El maestro no dijo ni sí ni no, y solo se limitó a contemplar el excelso vuelo del ave de acero, que en ese momento estaba a punto de culminar se ostentosa exhibición. Decoló en la pista privada del Fossil, en donde tenía reservado un hangar exclusivo con sus medidas exactas, sin embargo, el Marcial aterrizó el avión e intencionalmente lo dejó ubicado a la vista de la torre de vigilancia, en donde muy seguramente lo estaría vigilando un posible cliente. El maestro retiró sus binoculares y pidió verlo de cerca. El vendedor asintió y abordaron un pequeño ascensor que conduce hasta la planta baja del Fossil, para luego montar un vehículo pequeño semejante a un carro de golf, que los llevaría hasta el sitio en donde acababa de aterrizar la nave. Su diseño era impresionante: Poseía dos enormes turbinas, que encajaba perfectamente con su exclusivo borde aerodinámico, soportado por un par de alas en Delta, semejante a un ortóptero el pleno vuelo, diseñado simétricamente con sus 32 metros de longitud. De su interior, se bajó el hombre vestido con traje de astronauta 44 modernizado, elaborado lo más posible a su esbelta y juvenil medida, que se acercó hasta donde estaban el maestro y Oliver Qinn, se quitó el casco, y con una humilde reverencia ante Abner, se presentó simplemente como Gabbar. –Abner Rosental –respondió el maestro–. –Si me necesita estaré cerca –se disculpó en tono reverencialmente educado, y salió rumbo a la torre de observación. Su costumbre era exhibir aviones, y a no ser que se le solicitara, no se metía en los arreglos negociales del patrón. El maestro lo siguió con la mirada y no pudo evitar llevarse una impresión personal del hombre: –Se le ve melancólico –observó Abner–. –Es un buen hombre –comentó el viejo–, sin embargo, a su edad de cuarenta, ha sufrido el doble que yo a mis ochenta, es italiano –explicó–, y prácticamente huérfano de toda su vida y un exiliado de su patria, tiene un año de trabajar conmigo como piloto de prueba, y lo estimo casi como un hijo. –No me ha dicho nada del precio –recordó el viejo cambiando de tema–. Al menos hágame una oferta decente, y llévese esta belleza de avión. El maestro contemplaba dubitativo la enorme nave, de la que no sabía prácticamente nada. 45 – ¿Me podría explicar más de lo que me piensa vender? –Pidió Abner–. Al viejo le bastó una señal de su mano derecha sin mirar para atrás, y como el genio de la lámpara de Aladino, Gabbar estaba de vuelta junto a ellos. –Hijo –dijo el anciano–, explícale a mi amigo, lo que conoces de este avión. –Gracias a su tecnología furtiva adelantada para su época –inició Gabbar–, este modelo fue el protagonista de la Guerra Fría, y en su época, fue el avión tripulado más veloz del mundo, con una velocidad máxima operativa en match 3 de hasta 3.400 kilómetros por hora. –Abner interrumpió con un leve silbido. Su color oscuro no es casual –continuó el Marcial–, se le aplicó con la intención de camuflarse en la oscuridad de la noche, y facilitar sus misiones de alto espionaje. Alrededor de treinta minutos, le bastaron al hombre para hacer una declaración detallada y exhaustiva del avión, mientras Abner quedaba asombrado por la erudición del piloto, y de la cual, el viejo Qinn estaba orgulloso. Y al final de su exposición, con un deje de tristeza el Marcial concluyó: –Desafortunadamente, fue descontinuado en el año 1998, para darle lugar a la circulación de nuevos modelos. Pero en 46 lo que mí respecta –declaró en tono orgulloso–, este prototipo es irremplazable. Abner quedó sorprendido y no era para menos, el hombre que tenía en frente, no sólo volaba a la perfección la legendaria nave, sino que además de eso, la conocía tan bien como sus fabricantes. –Ahora que me dices –insistió el vendedor–. En esta ocasión agarró a Gabbar del brazo para que no se marchara, Abner lucia indeciso. De todas maneras quiero preguntarte algo –continuó el anciano–, en caso de que lo tengas, ¿qué harías con él? La pregunta iba dirigida al maestro, quien alzó la vista y en efecto, tenía un propósito para el avión. –Verá –respondió–, tengo un proyecto para fundar en Londres un museo de antigüedades tecnológicas, en especial con aeronaves que marcaron un hito histórico en el desarrollo de las potencias mundiales actuales, y de conformidad con lo que acabo de escuchar, este ejemplar tiene mucho de eso. –Indudablemente –confirmó el anciano– piensas guardar? –preguntó–. ¿y donde lo –En la ciudadela Faringdon de La Localidad Británica de Woodstock, de Oxfordshire –-respondió Abner–. Tenemos una pista y un hangar del gobierno declarado patrimonio nacional, en donde puede funcionar el Museo. –Ya veo –asintió el viejo–. 47 Este proyecto –continuó el maestro–, de iniciativa privada con apoyo estatal, va dirigido a beneficiar a nuestros estudiantes, y por ende vamos a necesitar también unos buenos peritos que conozcan las exhibiciones –el maestro dirigió una furtiva mirada a Gabbar–. Durante unos inquietantes cinco minutos hubo un silencio en el que Abner lucia meditativo, y finalmente la soltó: –Te tengo una oferta –dijo–. Te pagaré el precio que me dijiste sin pedir rebaja, pero me permites llevármelo a él –señaló con el dedo a Gabbar–. Por supuesto, si está usted de acuerdo –puntualizó mirando al Marcial–. El anciano enmudeció sin saber que responder, y la actitud de Gabbar, no parecía inclinarse ni a favor ni en contra de la propuesta, lo que indica que definitivamente el viejo Qinn tenía la última palabra. Para Gabbar daba lo mismo estar en Londres o en Norteamérica, en Japón o en Canadá, después que tuviera un trabajo acorde a sus facultades, el lugar era lo de menos. Tras un breve lapso de dos minutos, finalmente el viejo decidió: –Acepto con una condición –dijo–. Gabbar y Abner lo miraron expectantes–. Que viajes con él hasta Londres en el mismo avión. Abner palideció de miedo, pues era lo último que esperaba oír, sin embargo, el piloto de compañía que ahora iba a ser prácticamente su empleado de confianza, le brindaba el suficiente ánimo para aceptar la propuesta. Y 48 finalmente, con un estrechón de manos, sellaron el negocio al mejor estilo americano. –A propósito –repuso Abner–, tengo entendido que las fronteras se pueden cruzar con aviones comerciales, al menos en el caso de Europa según tratado fronterizo, pero tratándose de un avión militar Americano, ¿no tendremos problemas en llevarlo a Londres? –Descuida amigo –tranquilizó Qinn–, entre América e Inglaterra no hay problemas, recuerda que ambas son una potencia mundial binaria, donde se permite todo cruce de artefactos voladores incluido los Ovnis, y en cuanto al enorme océano atlántico que nos separa, no creo que haya problemas –concluyo Qinn en tono divertido–. Lo invitó a la oficina para realizar el papeleo. Mientras Gabbar, resignado a cambiar de país y de patrón, se preparaba para el viaje. Al medio día, una vez cancelado el alto costo del avión, y con el papeleo de venta en regla, los dos hombres, Abner y Gabbar llevaban puestos sus uniformes de vuelo, decididos a recorrer por vía aérea los 8.408. Kilómetros de distancia que los separaba de Londres. El Marcial prometió que antes del anochecer llegarían a su destino, a una velocidad moderada tipo Concorde, y en caso de utilizar la máxima velocidad en match 3, estarían llegando al cabo de dos horas cuando mucho. 49 –Espero que ni se te ocurra –advirtió el maestro mirando a Gabbar–. –Pierde cuidado –le tranquilizó Qinn–, para lograr el match 3, se necesita un copiloto que sirva como asistente idóneo, y por lo que yo veo, usted solo es un pasajero de clase uno. Todos rieron con el dicho. Un empleado de la entidad se encargó de arrastrar las escaleras de ruedas hasta el avión, y los dos hombres treparon los peldaños hasta llegar a la parte de arriba en donde los domos superiores estaban abiertos, una vez dentro, Gabbar en la parte de adelante, y Abner en la de atrás, el asistente aseguró las cúpulas de la cabina, quedando todo listo para el despegue. El Marcial ajustó las coordenadas de vuelo, rumbo hacia Londres. –Los extrañaré a ambos –reconoció Qinn, mientras veía decolar la nave, que dejaba una breve estela blanca de despedida–. De las casi seis horas de vuelo, sólo tres cosas se le quedaron a Abner para recordar: el cielo nuboso, su mutismo y los nervios, los cuales le impidieron disfrutar del paisaje oceánico propio del enorme trayecto. La actitud del piloto no pudo ser más reservada y providencial, nada de charlas, nada de juegos, ni nada de excesos, en lo referido a un viaje totalmente pacifico, tranquilo y monótono. Y además de eso, el maestro estaba más preocupado por la operación de la niña que por cualquier otra cosa, y su retorno a Londres, lo ponía al tanto de la seriedad de su compromiso como padre adoptivo de la pequeña Criss. 50 A Gabbar no le costó trabajo localizar la ubicación de la ciudadela Faringdon, a la altura de Oxfordshire, las líneas de la pista del hangar se aclaraban en la medida en que el mirlo, quien ya tenía más de cuatro horas de vuelo, descendía lentamente ubicando las potentes señales luminosas de la pista. Para el maestro fue un verdadero alivio saber que habían llegado a Londres, directamente a casa. No más aterrizar, y al encuentro de la nave, una camioneta color negro, que remolcaba lentamente una escalera de ruedas, conducido por un hombre de estatura mediana, complexión gruesa y con más de treinta años, sale al encuentro de los tripulantes del avión, el primero en descender fue Gabbar, quien no necesitó de los servicios de la escalera, luego Abner, quien lucía como un robot metalizado dentro del pesado traje, realmente le costó esfuerzo bajarlas. Una vez en tierra, los tripulantes se desembarazaron de los cascos y abordaron la camioneta conducida por Jefrey Colombo, quien fungía al servicio del maestro como administrador del hangar, y quien además tendría a su cargo los cuidados de la aeronave. –Llévanos a casa Jefrey –rogó el maestro visiblemente cansado por el viaje. En esa misma localidad (Woodstock), a media hora de la ciudadela, está ubicado el sector exclusivo de Filadelfia, en donde el maestro tiene dos propiedades: La casa Rosada y el apartaestudio, este último ubicado en el famoso Claydon Home, en los límites del parque natural Blenheim Palace, a orillas del rio Glyme. Sin duda, el lugar 51 reservado como vivienda de Gabbar, mientras esté al servicio de su nuevo jefe. Llegado el 19 de noviembre, primer día del Marcial en Londres, con cielo despejado y temperatura agradable, el hombre vestido con jeans, suéter y Botas, sale a pié hacia el exclusivo sector Filadelfia, rumbo hacia la casa Rosada. A la salida del apartaestudio, contempla el riachuelo, la banca y el Claydon Home, imponente y misterioso como siempre. El camino al sector está totalmente arborizado y las sombras de la floresta sembrada paralela al suntuoso vecindario, protegen las viviendas de las inclemencias del verano soleado, dando la apariencia de que en el sector, jamás calienta el sol más de lo necesario, al lado derecho del sendero se puede observar a una distancia telescópica las aguas del rio Glyme, como un pequeño camino acuífero independiente del sector. Al cabo de ocho minutos de camino, a buen paso, se divisa en el frente la enorme casa de dos pisos ciento por ciento rosada, de ahí el sobrenombre con el que se le conoce, y por cierto, es la única vivienda aislada de todo el complejo; al lado derecho le aparece despejado un terreno baldío, del tamaño de una cancha de futbol, de suelo fértil gracias a la influencia del Glyme. Los pocos árboles que tienen, se destacan por su espectacular frondosidad y elegancia, y todo parece indicar que el terreno forma parte de la vivienda del maestro, por la sencilla razón de que la niña no mayor de diez años, que se acerca a la pequeña fuente del lote, y extrae una cantimplora de agua, acababa de salir de la enorme vivienda, directo hacia el lote. 52 El Marcial quedó asombrado con su hermosa cabellera que contrastaba con su blanco vestido de algodón que la cubría desde el cuello hasta los mismos tobillos. En realidad se alegró de que fuese tan solo una niña, porque semejante pelambre oscuro en una mujer adulta, tal vez le removieran su antigua fobia. La pequeña no advirtió la presencia del hombre, y se dispuso a regar con la cantimplora, lo que parecía ser unas flores recién sembradas, de sus propias manos. El Marcial se hizo en una banca a orilla del lote, protegido por la sombra de un árbol, mientras contemplaba en silencio al pequeño proyecto de floricultura creciendo en la personita. La pequeña no tardó en notar la presencia del desconocido, y al volverle su mirada, se encontró con la del hombre, y surgió de inmediato lo que podría considerarse un extraño caso de amor filial a primera vista, entre una huérfana y un señor sin hijos. El hombre se limitó a sonreír un poco apenado y al mismo tiempo encantado con la gracia infantil de la criatura. Haciendo caso omiso, a la desgastada advertencia de “no hables con extraños”, Criss le devuelve la sonrisa y se le acerca amistosamente, atraída por su paternal apariencia, no obstante, Gabbar prefiere presentarse y dejar claro que no es ningún extraño y que su presencia en el lugar está justificada. – ¿Se encuentra el señor Abner? –preguntó tímidamente–. Criss guardó silencio. Y luego reanudó con su sonrisa la respuesta. 53 –Tú debes ser el piloto –respondió–. Ab te está esperando, sígueme. De inmediato la niña se dirigió a la casa, seguida de Gabbar. Al traspasar el umbral de la entrada de la casa rosada, se encuentra un interior de blancas paredes adornado con varios cuadros de artistas europeos; el suelo perfectamente alfombrado de pared a pared, con un tono negro, contrastaba elegantemente con el níveo interior de la sala, y los muebles crema tirando a beis colocados en forma de ele; al fondo se apreciaba la escalinata que conduce a la segunda planta, separada de la sala por una pared de vidrio apenas perceptible gracias a la hilera roja de Bromelias que pendían de unas colgaduras plateadas elaboradas artesanalmente adosadas casi en forma mágica a la trasparencia del muro de cristal. –Yo sembré las flores –dijo la niña jactanciosamente–, y las colgantes las hizo mi abuela. La Nana, una señora rubia desgastada por sus más de 70 años, ojos azules y contextura rubicunda, descendía las escaleras apoyada en el pasamanos, su vestidura entera hasta las rodillas, en tela de abrigo con cuello alto, y mangas largas hasta las muñecas, le daban una apariencia señorial digna de las damas escandinavas de los sesenta. –Mi nombre es Alicia –se presentó la señora ante el Marcial– . 54 –Pero cariñosamente le decimos la Nana –interrumpió Cris. –Gabbar Anghiari –se presentó el hombre con un sofisticado gesto reverencial, y recordó enseguida, que su madre fallecida, de estar viva, tendría la edad de la señora que acababa de conocer. Criss gritó el nombre de Abner, quien contestó al llamado desde el segundo piso, y la Nana se retiró a la cocina. –Iré a preparar el desayuno –dijo la señora en forma afectuosa. Gabbar tomó asiento en el sofá, y Criss se hizo a su lado. ¿Vienes del Norte? –Quiso saber la niña–. –Las vegas –respondió el hombre–. Tío Ab –que para Criss es la forma abreviada de Abner–, bajaba las escaleras y se dirigió a la sala. –Me alegra verlo de nuevo –dijo mientras se acercaba–. Espero que haya pasado bien la noche. Gabbar asintió sin hablar. Criss no se movía de su lado, la presencia del hombre le era paternalmente atrayente, lo mismo sentía él –se puede decir–, aunque no tenía talento para demostrarlo. – ¿Es cierto que vienen del Norte? –Volvió a preguntar la niña, en esta ocasión se dirigía a Tío Ab–. 55 –Adivino a donde quieres llegar pequeña –respondió Abner– quieres saber de dónde vino él ¿verdad? Criss asintió mirando de reojo a Gabbar. Bueno –continuó diciendo Ab–, él viene desde el otro lado del océano, desde el norte, a más de cinco horas de distancia por aire. – ¿Es eso cierto? –preguntó la pequeña–. Abner asintió. – ¿y adivina qué? –preguntó Abner sonriente, sospechando la afinidad especial entre los dos. Se viene a quedar con nosotros –dijo–. Y tal y como él lo sospechaba, aquella noticia fue del total agrado de la niña, y no solo de ella, sino también de la Nana, que en ese momento llegaba a la sala con dos tazas de té que humeaban por encima de los finos pocillos de porcelana colocados sobre una fina bandeja de plata. Criss salió emocionada a seguir cuidando de sus flores, no sin antes decirles a todos a voces altas, que soñaba en que algún día vería un hermoso y gran jardín de flores sembradas por ella misma junto a la casa rosada. La nana se retiró a la cocina. –Veo que le caíste bien –declaró Abner. Gabbar sonrió de regocijo, pero se ensombreció su rostro tan pronto supo la noticia: 56 –Es epiléptica –susurró el maestro–, y mañana será intervenida quirúrgicamente, esperamos no sea nada grave. La expresión del maestro no era muy optimista, y menos la de Gabbar, para quien la noticia le acababa de opacar el semblante. – ¿Crees que sea algo… grave? –Inquirió tímidamente–. –Esperemos que no –respondió Abner–, pero con esta clase de trastornos, nunca se sabe. –Yo la veo muy bien –repuso Gabbar con un deje de optimismo–. El maestro lo miró de nuevo y guardó silencio incrédulo. –Te llevaré de nuevo a Faringdon –cambió de tema–, te mostraré tu nuevo trabajo como instructor y guía de ese… monstruo en el que me trajisteis –concluyó en tono risueño. –Black Bird es su nombre –repuso Gabbar en protesta amigable–. Y si por mí fuera, volaría con él hasta el fin del mundo. No obstante, durante el camino a Faringdon a bordo del Peugeot conducido por Gabbar, la preocupación del maestro por la niña Criss era notoria, y en ese estado de incertidumbre, se planteaba siempre una y otra vez la misma pregunta de siempre: ¿vivirá la niña por siempre con nosotros? Gabbar, quien lo acababa de escuchar, reparó en 57 su notable preocupación, y con un breve aliento de optimismo, le declaró las frases recordadas de su compatriota cantante italiano, pronunciadas de manera inmortal a lo largo de la historia, y que marcarían un hito en la existencia de todos: –Insha Allah (Dios Lo quiere). 58 CAPITULO 4 LA PEQUEÑA CRISS LAND Ese 20 de noviembre, los cielos de la localidad Británica de Woodstock, amanecieron despejados de toda clase de nubes, el día brillaba con luz propia, y prometía que dentro de mucho tiempo no habría ni asomo de lluvia. En la Casa Rosada, ubicada en el sector exclusivo de Filadelfia, permanecían de maneras permanentes y casi solas pero muy seguras, la pequeña ex huérfana Criss Land, al cuidado personal de la Nana Alicia, la venerable anciana rubia de 70 años, de origen bosnio, víctima de la guerra separatista de la antigua Yugoslavia de los años noventa, huyendo como desplazada de la violencia étnica de los serbios, recibió asilo humanitario por el gobierno Alemán, quien la ubicó como trabajadora en el orfelinato de “Pankow -B”, ubicado en Berlín, llamado así para distinguirlo del antiguo orfanato judío de Pankow, aunque estructuralmente son tan idénticos, que se pueden llamar coloquialmente como “orfanatos gemelos” o provenientes del mismo cigoto, o si se quiere “gemelos monocigótico”. Su nuevo trabajo, le permitía a esta pobre “viuda de la guerra”, que lo perdió todo en Bosnia, terminar decentemente los años de vida que le restaban, cuidando de los niños huérfanos de este instituto. Entre sus principales funciones estaban las de velar por el cuidado personal de máximo tres niños o niñas a su cargo, pues de todas maneras a su edad avanzada, no se le podía exigir más de la cuenta, fue en ese noble oficio, en donde se 59 conoció con aquella, cuyo nombre de huérfana de acuerdo con los reglamentos de ingreso de la directiva, le fue asignado como Mara, sin ningún apellido que respaldara este improvisado seudónimo institucional. Mara, quien para entonces contaba con casi 10 años, se caracterizaba por ser una niña enfermiza y débil, que esporádicamente sufría ataques de epilepsia sin ningún motivo aparente. La niña, cuyos orígenes son totalmente desconocidos, se ganó el afecto especial de la Nana, tal vez por su delicadeza y por que requería de sus cuidados especiales, lo cual hacía con el afecto propio de una abuela, según algunas monjas que frecuentaban el claustro, de no haber sido por ese gesto filial, la pobre huérfana hubiera muerto de mera tristeza. Mara se convirtió para la Nana, en un motivo para seguir viviendo, pues los infames episodios de la guerra étnica, grabados en su mente, le habían hecho contemplar la posibilidad del suicidio. Fue en una mañana de abril del año 2013, y por casualidades más del destino que de la rutina cotidiana, que el maestro Abner, en cumplimiento de un compromiso cuyo nombre: “Convención Mundial de Científicos Astrónomos” celebrado ese mismo día en el estadio olímpico de Berlín, justificaban su presencia en territorio Germano, tres días después a la conclusión del magno evento, el soltero y acaudalado hombre sin descendientes, movido por una campaña clasificada de “niños huérfanos en busca de hogar” que en esos días circulaba en los principales diarios de la localidad, la televisión y la radio, y previo a unas breves averiguaciones sobre el caso, vino a parar sin proponérselo en el Pankow-B , guiado quizás por un extraño instinto de 60 compromiso moral con la causa, decidió averiguar personalmente los trámites legales para una adopción. Una vez presentado con sus sobradas credenciales ante el director general de la entidad, el paso a seguir era elegir el niño o niña a adoptar, para adelantar los trámites legales, que según las leyes no tardarían más de un mes incluyendo la autorización para salir del país con un extranjero. Revisado los pasillos del claustro, acompañado por el propio director, Abner se sintió atraído por la Nana, quien le recordaba a su difunta madre judía, quien sostenía en sus brazos a una famélica criatura tan delgada y frágil como una hoja seca, que le inspiró compasión. Acercándosele a la Nana, quien apenas medio entendía el idioma inglés le preguntó: – ¿está enferma? La vieja mujer no pudo contestarle nada en ese momento, no solo por la diferencia del idioma, sino también por presentir que la desprenderían de su único motivo para seguir viviendo, a lo que Abner ignorando esa impresión, inquirió del director para que le explicara la situación de la señora con esa niña. –La señora es una asilada proveniente de Bosnia –dijo el director–, que trabaja para nosotros desde hace 7 años, ha demostrados ser una buena mujer, a la que cariñosamente le decimos “la Nana” y la niña fue hallada expósita a su suerte con tan solo dos años de nacida, por indigentes en un suburbio del norte de Berlín, quienes lograron ponerla a disposición de la policía Alemana para la protección de la infancia, y de estos fue remitida a nosotros tiene como nueve 61 o diez años –no estoy seguro–, pero lo que si sabemos, es que sufre eventualmente de convulsiones, desde su llegada a este centro –continuó el director– ambas: la niña y la anciana, han mantenido una relación especial de afecto, semejante al de una abuela con su nieta, por consiguiente – siguió explicando–. Entenderá lo difícil que debe ser para ambas su separación. El hombre miró a Abner esperanzado en que escogiera otra opción, éste mirando compasivamente a ambas, hizo la elección explosiva menos esperada por el director: – ¡Me las llevo a las dos! –pidió-. – ¿Está usted seguro de lo que está diciendo? –preguntó el director con incredulidad risueña–. –Por supuesto –contesto Abner–. Tan seguro estoy, que creo que voy a necesitar de una ama de llaves que cumpla cabalmente con el cuidado de la niña, en mi casa hay espacio suficiente para ambas, y además de eso estoy solo, si están de acuerdo, hagan los preparativos, y al cabo de un mes les estaré enviando desde Londres a mi abogado para que se ponga al frente de los trámites. Nuevamente se acercó a la Nana, reparando en el recuerdo de su difunta madre y en aquella criatura indefensa que le miraba con ojos llenos de esperanza. 62 Efectivamente, llegado el mes siguiente, el abogado personal de Abner con el visto bueno de la dirección del orfanato, adelantó los trámites y obtuvo la autorización provisional para que la niña y su inseparable Nana viajaran hasta Londres a vivir de una vez para siempre como parientes cercanos de su benefactor. Hace ya más de un año que están en Londres, la Nana y Mara, quien para todos los efectos pasará a llamarse Criss Land, como nuevo nombre natural Británico, asignado por Abner, tomado de una hipotética Constelación naciente en la también hipotética nube de Oort, “La constelación Criss Land” o simplemente, constelación CL, y que según el Plan Divino de la Creación, existe y debe existir con un rango estelar independiente y autónomo que hace posible originar el nacimiento de los cometas en la entrañas de su vorágine cósmica, lo cual inspiró el nombre de la niña. Ambas, tanto la Nana como Criss, viven felices bajo la amorosa protección del Maestro Abner, sin embargo, las convulsiones no han cesado, o incluso parecen haber empeorado, por lo que de inmediato se le sometió a un tratamiento médico para obtener un diagnostico acertado de su enfermedad, en el Centro de Urgencias Pediátricas, “Childhood Dream” (Sueño Infantil), ubicada en la ciudadela Faringdon (Oxfordshire), en donde funciona el hangar mencionado por Abner, abandonado desde la primera guerra mundial, conocido popularmente en toda la comarca británica como el “enigmático hangar de Faringdon”. El Childhood, está ubicado junto a un pequeño enclave de recuerdos medievales, que 63 funciona como sitio de atracción turística en Londres, a una distancia de más o menos media hora en automóvil desde el complejo Filadelfia, en donde queda la casa rosada del maestro y su apartaestudio. El Childhoodream está dirigido por el médico amigo del maestro, el neurólogo Wilson William Murray, cofundador de esta entidad, considerado desde su juventud como un genio de la medicina moderna, especializado en la aplicación práctica de la tecnología en la solución de los problemas cerebrales; en su condición de neurólogo, ha demostrado un creciente interés por el funcionamiento del cerebro humano en su totalidad, lo que incluye aspectos que están más allá de las neuronas, y como si estuviera de acuerdo con los postulados fundamentales de la obra “el Plan Divino de la Creación”, concibe los estudios de este maravilloso órgano a partir de su creación, y no de su evolución, lo que le ha ahorrado el inconveniente de examinar cerebros de animales aceptados científicamente como modelos, de la “primigenia evolutiva”, dignos de ser comparados con los cerebros humanos, según los tercos evolucionistas. Para el doctor Wilson, el cerebro humano es único, y no existe ningún punto de comparación con aquellos, ni si quiera para describir patrones de comportamiento. En su obra “La Sensatez del Pensamiento”, dedicada exclusivamente a este importantísimo órgano, no solo desde el punto de vista fisiológico, funcional y orgánico, sino también desde una concepción universal fundada en cimientos espirituales, concibe al cerebro como: 64 “Universos comprimidos en la masa encefálica de un ser humano creado a la imagen y semejanza de un Dios vivo, y que nos distinguen con creses de el resto de los seres vivientes, con la suficiente capacidad de desarrollar las cualidades innatas del creador, tales como el amor, la justicia, afecto, comprensión, y por qué no, parte de su sabiduría y poder mismo para administrar correctamente nuestro planeta y sus generosos recursos naturales”. Para el doctor Wilson agregarle la palabra “humano” a la acción de pensar, (pensamiento humano), era caer en el germen de la ilicitud filosófica y evolutiva, sustentada en un vástago germinado con la redundancia viciosa de siempre: “el de asignarles el atributo del pensar a las personas”, pues resulta obvio que a diferencia de los animales, los seres humanos piensan, gracias a su singular cerebro creado y no evolucionado. No obstante, un pensamiento por muy humano que sea, puede carecer de sensatez o ser insensato. A petición de Abner, el doctor Wilson se hizo cargo personalmente del tratamiento de Criss, con el mismo entusiasmo que lo hubiera hecho a una hija, realizado los exámenes de rigor en un moderno electroencefalógrafo a la pequeña, en el prestigioso Childhood Dream, de cuyos resultados, no quedó más remedio que diagnosticarle por lo pronto, una especie de “Epilepsia Neocortical”, las cuales comienzan con crisis focales, y a medida que avanza, van produciendo crisis generalizadas. De inmediato Wilson, comenzó un tratamiento con fármacos pediátricos antiepilépticos, y le programó una cirugía curativa inaplazable, la cual se realizó en este mismo día en las horas 65 de la mañana, con la colaboración de un cuerpo selecto de médicos cirujanos y especialistas en medicina pediátrica. La operación desde el punto de vista médico, fue todo un éxito, pero los resultados no fueron los esperados. Mientras Gabbar atendía sus oficios como instructor en el Hangar, el maestro Abner en la casa rosada, y la Nana cerca de él, serian los primeros en enterarse de la mala noticia. El doctor Wilson a primera hora de la tarde, en la casa rosada, y en la sala en presencia de Abner y la Nana, dio a conocer los fatídicos resultados de la operación: –Se le practicó a la niña una neurocirugía curativa, –comenzó el doctor–, a fin de evitar tener que suministrarle vitaliciamente los fármacos antiepilépticos y curarle definitivamente las convulsiones. Aprovechando la cirugía –continuó el doctor–, le practiqué una prueba de imagen micrográfica minuciosa sobre las posibles células cerebrales afectadas, temiendo lo peor –dijo–, mis más espantosas sospechas quedaron confirmadas: –Según los resultados que obtuve esta mañana –siguió explicando Wilson–, pude observar un signo degenerativo de enfermedad mitocondrial, con deficiencia proteínica, que supone una patología mucho más peor, progresiva y degenerativa de carácter irreversible, con la pérdida importante de células cerebrales, tal vez se trate de la fase inicial de… – ¿De qué estamos hablando Wilson? –Interrumpió Abner notablemente angustiado–. 66 Wilson se colocó la mano en la frente y siguió explicando: –Tal vez la niña esté padeciendo de la fase inicial de una posible Encefalopatía Mitocondrial. – ¿Y eso es muy grave? –Quiso saber la Nana–. Wilson asintió a mucho pesar. –Dependiendo de cuáles sean las células que se sigan afectando –explicó–, los síntomas van de mal en peor, lo que significa que, además de la falla del control motor, relacionadas con la falta de equilibrio, los ataques de epilepsia y los temblores que viene padeciendo, le pueden seguir –como en el caso de otros pacientes, que tenemos en el Fupance–, intensos dolores de cabeza, y hasta dolores gastrointestinales asociados con dificultades para tragar. –En el rostro del Médico había una profunda angustia, pues los pacientes el Fupance, que estaba describiendo, eran todos niños enfermos. –y lo que le espera de aquí en adelante prefiero no mencionárselo —concluyó en doctor con una tristeza evidente en su rostro. —Se trata de una enfermedad totalmente hereditaria –siguió explicando–, afecta el correcto funcionamiento de la mitocondria, o sea que es peor que una simple epilepsia. Realmente –declaró haciendo un aterradora pausa–, la condición de Criss es la de ser una paciente terminal. La noticia fue totalmente devastadora para Abner y la Nana quienes se llevaron la mano a la boca y se miraron espantados. 67 —Sugiero que se siga tratando con los AED, para tratar de minimizar los síntomas, o por lo menos para disminuir su sufrimiento, pero igual —hasta donde yo sé, —es una maldita enfermedad potencialmente mortal e incurable –concluyó el doctor mientras se recostaba en el sofá mostrando un aspecto notoriamente contristado–. La Nana no pudo ocultar su dolor, y gimoteando, abandonó la sala directo a la cocina expresando desgarradoramente: ¡Mi niña! – ¡Mi pobre niña! Abner cedió en lágrimas y hasta Wilson lamentó profundamente el insuceso. ––Por alguna milagrosa razón –anotó el doctor–, a la pobre Criss no se le han presentado aún trastornos de retraso mental, pues se trata de una niña muy inteligente, con ganas de vivir, y con sueños e ilusiones en esta vida. –Pero no parecía tan enferma –protestó Abner–. –Es cierto –confirmó Wilson–, y la explicación para ello, es que la magneto encefalografía que le practicamos el mes pasado, le detectó los trastornos cerebrales relacionados con la actividad eléctrica de las neuronas, pero sus lecturas no son suficientes para detectar fenómenos asociados con mutaciones mitocondriales. –Tienes razón –admitió Abner–. – ¿Cómo está ahora? –Quiso saber el maestro–. 68 –Por ahora está bien, la tenemos dormida en recuperación postoperatoria, dentro de cuatro días la tendrás de vuelta. Abner –llamo Wilson–, lamento decirte que la vida de Criss no durará mucho, sin embargo no me atrevo a fijar un tiempo. –Solo sé que llegará el día en que pierda el conocimiento y caerá en un coma profundo que precede a su inevitable e inminente… –No lo menciones –interrumpió Abner–. Wilson se levantó del sofá y con una expresión abatida propia de un perdedor le sugiere: –Lo mejor que puedes hacer, es darle una vida feliz a la pobre niña Abner, dale la felicidad que no ha tenido en la mayoría de su corta existencia. Dicho esto Wilson salió de la casa con una sensación de derrota. Lo siento –dijo mientras salía por la puerta–. Abner se abrazó a la Nana, y ambos cedieron amargamente a un plañido que se prolongó durante casi el resto de la tarde. Gabbar recibió la noticia solo como un golpe más agregado a su sufrida existencia, y aunque debería importarle menos que a Abner y la Nana, realmente fue un doliente silencioso e inexpresivo acostumbrado a ocultar las nefastas consecuencias de las desgracias. Sin embargo, durante los siguientes días que trascurrieron antes de la llegada de Criss a la casa –de entre los tres–, Gabbar era el único que no mostraba resignación por la suerte de la niña. 69 Cuatro días después de la mala noticia, la pequeña Criss fue dada de alta como una niña sana y normal, y en la casa rosada le dieron una bienvenida informándole falsamente que ya estaba curada de su enfermedad, pero que tenía que seguir el tratamiento, Gabbar fue el único que mantuvo silencio mientras que se le mentía a la niña por su propio bien. Ese 25 de noviembre, Abner llegó a la casa después de dejar a Gabbar en el apartaestudio, como de costumbre bien llegado por la Nana, quien ya prácticamente se daba a entender en su nuevo idioma, le recibió con el merecido cariño de siempre, pues como una madre en la espera de su hijo, esta no dormía hasta que este llegara, sin embargo ese día era temprano, un poco menos de las ocho, y Criss aun estaba despierta, a pesar de su seria enfermedad, la niña tuvo un cambio rotundo de circunstancias en Londres, aprendió inglés rápidamente incluso mejor que la Nana, su aspecto mejoró notablemente y la alegría infantil perdida en su condición de huérfana, se alojaba lenta pero progresivamente en su existencia, incluso comenzó a hacer amistades, y se destacó por cultivar una personalidad extrovertida pero educada, a petición del doctor Wilson, la niña no estaba en condiciones de asistir a la escuela, por lo que se le recomendaron unas clases de canto personalizada, movidos por su bonita voz que siempre estuvo callada en el Pankow B, y por su notable admiración hacia este arte, incluso por artistas y géneros musicales jamás imaginados por nadie. De hecho ya era admiradora de varios autores de 70 su preferencia, a los que les hacía un seguimiento especial desde sus orígenes, lo que incluía: Sus obras musicales, genero, su rango vocal, la banda o grupo musical a la que pertenece, y por su puesto los datos biográficos; su buena memoria le había permitido almacenar los datos de por lo menos cinco cantantes, con la misma fidelidad de su Tablet electrónica desde donde realizaba en línea todas sus investigaciones. Sin embargo, de entre todos ellos, una artista le era preferencialmente atractiva, a la vez que inalcanzable. El maestro Abner no esperaba que el gusto musical de la joven niña preadolescente, fuera igual al suyo, pues si a él le costaba trabajo entender los razonamientos de Korsakov, con mucha más razón a ella. – ¡La reina viene! –gritaba la niña de emoción–. ¡Ya viene la reina! Con regir de realeza y voz melodiosa, en los aires su voz retumbará, y el veintiocho el Wembley temblará. Era el recital poético y feliz de la Criss, que emocionada, con la cabeza vendada por la operación, vestida con su acostumbrada pijama de dos piezas, adornado desde los tobillos hasta el cuello con diseños infantiles, anunciaba la llegada del concierto que Abner recién había contemplado en el aviso luminoso del Moon Tree, y con las acostumbradas palabras de recibimiento que ella le hacía al maestro le dijo: – ¡Tío Ab! –expresión filial con la que la niña se acostumbró a ver a Abner, quien para ella, en lugar de un padre, lo concebía mas como un tío rico, aunque con idéntico amor a 71 un padre, pues de todas maneras este representaba a la única figura paterna que ella amaba, aunque ahora también contaba con Gabbar. – ¿Sabías que viene la reina? – Preguntó Criss acercándosele. –Sí parece que ya escuché a un pajarito cantor hablar de una tal reina –dijo Abner sentándose en el enorme sofá de la sala. –Y ¿conocías la danza de Miriam?– preguntó Criss–, observa: acto seguido la niña inició una danza con sus pequeños brazos extendidos hacia el cielo, haciendo giros semi circulares de adentro hacia fuera y revés, acompañado con leves pases de cadera y al compás, seguido de un ligero movimiento sobre su propio cuerpo en sentido inverso a las manecillas del reloj, ahora con un brazo abajo y otro extendido, con giro de cadera moderado de un lado a otro, igual que el cuello y sus cabellos, y luego invertía el proceso, al estilo oriental, una vez concluida su valsárica presentación, Abner impresionado dijo: – ¡Miren nada más! –exclamó el maestro–. La niña me podría decir ¿en donde aprendió a temprana edad su exótica danza? –Lo aprendí de la reina –contestó sonriente–. Recién me bajé un video en donde canta y baila la Danza de Miriam, pero me hubiera gustado que me lo enseñara ella misma –dijo en tono de optimismo infantil–. ¿Te refieres a la cantante del concierto del veintiocho? –Le preguntó Abner–. 72 – ¡Esa misma! –Respondió Criss–. Su nombre artístico es Eleusis, y sé que es la vocalista líder del grupo Macadoine, y en tono de descontento agregó: sobre su vida personal, y procedencia, muy poco o nada se sabe, a mi parecer –siguió explicando–, es demasiado reservada–, incluso me atrevería a apostar a que es soltera y nunca ha tenido novio. – ¡Pareces saber más de su vida que ella misma! –Interrumpió Abner–. – ¡Seguro Tío Ab! –Afirmó la niña con convicción personal– con decirte que, ni si quiera concede ruedas de prensa, ni ninguna otra clase de entrevistas, pero aun así me encantan su voz y forma de bailar. Abner la interrumpió preguntándole: – no me digas que también te gusta el, ¿Cómo se llama? ¡Metal sinfónico! –respondió Criss con visión género–. Y agregó, en tono coqueto: –es tendencia musical, en la que se nos permite a mezzosopranos sacar a relucir nuestras femeninas–. erudita del una nueva las mujeres cualidades – ¡Algún día serás una gran mezzo con tu propia banda! –Exclamó Abner con optimismo–. La Nana suspiró con un gesto resignado, pero contenta de ver su felicidad, pues de esa extraña música y de la voz mezzosoprano, muy poco o nada sabía. 73 –Hija –dijo el maestro a Criss, cambiando el tema–. Como ya estoy en vacaciones, ¿te gustaría ir a algún lado? De hecho –corrigió Abner extendiendo la invitación a las dos–, ¿les gustaría salir a alguna parte? –Señor, es usted muy bueno, pero me niego a aceptar más de lo que merezco –respondió la Nana–. De tal manera que por mí no se preocupen, ¡salgan ustedes dos! –dijo sonriendo– además, alguien tiene que quedarse cuidando la casa–. – ¡Tío Ab! –Respondió la niña sin mucho interés–. Realmente no me siento en las mejores condiciones para viajar, de hecho últimamente he tenido pesadillas, pero no quería contárselos para no preocuparlos –concluyó ella con gesto mimado–. Después de todo, el Doctor Wilson había advertido sobre algunos efectos secundarios de los fármacos antiepilépticos, incluidos algunos cuadros de trastornos del sueño, en la que los niños eran especialmente vulnerables. Abner, con fingido desinterés sobre el asunto, tomo a Criss en sus brazos, y alzándola sobre su pecho, la consoló. – ¡Tranquila mi niña! Te aseguro que no hay de que temer, tan pronto termines tu tratamiento, te aseguro que todo esto pasará. La Nana reforzó el consuelo de Abner, sobando la cabeza de ella. –Si la reina estuviera conmigo –dijo Criss suspirando de emoción–. Abner tomó nota mental de su infantil deseo. 74 En el apartaestudio, se escuchaban en tono moderado uno de los temas más admirados de Gabbar: “–Insha Allah (Dios Lo quiere), del legendario cantante y compatriota del Marcial Salvatore Adamo. El maestro tocó a puerta, y al instante, un hombre con una cara que no sonreía desde hace cinco días, le abrió. –Suena esperanzador –dijo el maestro al escuchar la canción–. Gabbar asintió y salió a la pequeña terraza sin responder. –Lamento interrumpirte –dijo el maestro–, pero creo que he encontrado la forma de hacer feliz a la niña. El Marcial alzó el rostro decaído momento. que se iluminó por – ¿A qué te refieres? –Quiso saber–. –Hay una mujer –respondió Abner–, muy admirada por la niña, de la cual no sabemos nada, pero que viene para el 28, al parecer es una famosa cantante de rock que dará un concierto. Gabbar no necesitó más explicaciones. –Si Criss la quiere tener la daremos en su mano –respondió en forma afirmativa–. –Me temo que no será tan fácil –repuso Abner–, por lo que he averiguado, es una persona muy importante, y además muy poco sociable a pesar de lo famosa. – ¿Cómo lo sabes? –preguntó el Marcial–. 75 –Por un contacto –respondió Abner–. Conozco a un tal Robert, con el que hablé hace un momento, que es el organizador de esos eventos, y me ha preparado una reservación especial para que entremos al concierto del 28. Hubo un breve silencio. –Gabbar –llamó el maestro–iremos a ese concierto y haremos lo que sea necesario para traerla, si lo logramos, será una agradable sorpresa para la niña. El Marcial sonrió, los retos son de su agrado –Cuenta conmigo –dijo–, haremos lo que sea necesario. Dicho esto caminó a la orilla de la terraza, se recostó en la baranda mirando el firmamento y concluyó: –No pretendo ser pesimista –dijo de repente–, pero se me antoja que no será sencillo, si es verdad lo que te han dicho, no veo a esta mujer llegando así nada más a la niña. –Por eso te tengo –repuso el maestro–, creo que entre los dos podremos logarlo. –Insha Allah –concluyó acostumbrada–. el Marcial en su forma 76 CAPITULO 5 UN CONCIERTO INOLVIDABLE La mezzosoprano holandesa, cuyo nombre artístico Eleusis, en honor a una pequeña población ática de la antigua Grecia, ubicada a unos 18 kilómetros al noreste del centro de Atenas, en inmediaciones del golfo sarónico; famosa por los llamados “Misterios Eleusinos”; es la vocalista y compositora del recién formado grupo de metal sinfónico Macadoine (Macedonia), que hacia retumbar los cimientos del estadio de Wembley con capacidad para 90.000 espectadores, con gran melodías de apertura sinfónica acompañada de un estridente aunque legible ritmo orquestado metálico ligeramente paliado por un coro filarmónico encabezado por la flamante voz de la diva, hablado en el idioma neerlandés puro. Dio comienzo a lo que prometía ser un concierto profanatorio de dimensiones épicas en contra de la catedral del fútbol, que es como se le conocía y conoce a la mítica megaestructura del balompié mundial; que en ese momento daba un lleno total de cabo a rabo de entusiastas espectadores congregados en torno de lo que parecía más una asamblea religiosa que a un simple concierto musical. Una esbelta figura femenina de por lo menos un metro 75 centímetros de estatura, descendía lentamente colgando prácticamente de la nada –en estricta obediencia a un buen truco escenográfico–, a casi 10 metros de altura sobre el escenario, adornada con indumentaria oscura, que cubría su cuerpo completo en forma de vestido del pecho a los tobillos y horma perfecta en su estrecha cintura, rodeada 77 con un herético lazo escarlata en su cintura, con un nudo de pescador enfrente ajustado sobre su abdomen. En sus espaldas sobresalían un resto de trazos de tiras negras de tela que ondeaban de sus hombros hacia atrás, dando la impresión de tener una capa semidesplegada, en movimientos eólicos acompasados a su voz melodiosa, con una gracia tan sorprendente, que pareciera que su negra cabellera lisa y su capa negra improvisada agitadas por la brisa londinense planificaran los movimientos del descenso directo a un escenario expectante, en donde los cinco músicos restantes del grupo, esperaban arrodillados –metafóricamente hablando–, el lento alunizaje de su diosa. Acto seguido, el público genuflexo imitaba la actitud idolátrica del grupo musical, que en este concierto daba promoción a su primer éxito oficial llamado “Premonition” (Premonición), lanzado el 20 de enero del 2013 por Charloi Records y su tema cumbre “Advenimiento”, salida de la propia inspiración de la diva, considerado en ese entonces por los críticos como una verdadera “obra maestra del rock pagano”. Xandra Naixent Endler, nombre real de esta canta autora, nacida un 12 de diciembre de 1982 en la ciudad de Róterdam de la Holanda meridional, en el seno de una familia pudiente, formó por iniciativa propia, la banda de metal sinfónico Macadoine, en el año 2012 en su ciudad natal, junto con los cinco miembros restantes egresados de la Escuela Académica de Música Clásica, integrada por los siguientes miembros: Bruce Hamilton, guitarrista líder; Edward Book, tecladista; Frank Gerard, bajista; Samuel Smith Baterista, y a cargo de la parte 78 folclórica para el toque folk, el polifuncional y siempre admirado Henry Bach, quien domina el violín y la flauta. De acuerdo a la (AIMS), Agencia Internacional de Metal Sinfónico, Macadoine, promete ser una de las bandas más emblemáticas e importantes de este género, a nivel nacional e internacional; y su reservada vocalista, promete ser la revelación del año. Lo anterior quedó demostrado con un triunfo arrollador, en la apertura del concurso anual de canto épico Zenobia De Palmira, celebrado el 22 de diciembre del 2013 en Oslo. Xandra, además de la música, y la danza profesional, practica como hobby el paracaidismo, disciplina que domina casi a la perfección, al igual que sus tres idiomas: neerlandés, inglés y Español; habilidades estas que le facilitaba en sus conciertos realizar sus excéntricas apariciones. Además confiesa abiertamente su adicción por las flores. Su nariz perfecta sostenida en su bello rostro contorneado provisto de sus dos hermosos ojos: el derecho verde como el mar Mediterráneo, y el izquierdo con un crisoberilo tono dorado verdoso, semejante al ácido sulfúrico contaminado, producto de padecer desde su nacimiento de “Heterocromía Completa”, tienen la particularidad de olfatear una flor y decir su nombre sin necesidad de verla. Además el contraste natural de ambos tonos, con sus largas pestañas relucientes y sus pobladas cejas entrecruzadas, de color negro, le conceden un aura de glamour gótico natural sin refuerzo de maquillaje, nunca visto en otra artista. Sus labios carmín, resaltan su sensual boca, que esconde como un tesoro, su blanca dentadura luminosa; la larga cabellera lisa, de color negro opalescente, 79 que siempre lucía suelto de la cabeza a la cintura, contrastaba perfectamente con la blancura impecable de su piel. Sus delgados y firmes brazos, por lo general descubiertos, lucían siempre adornados el derecho con el tatuaje de un aro de fuego perfectamente diseñado a la altura de su hombro y el izquierdo con un brazalete de oro de figura serpentiforme ceñido a la altura de este, un poco mas debajo de su hombro, en una actitud totalmente constrictora propia de los ofidios, rodeándolo dos veces dejando visible el extremo de su cola por un lado y por el otro una venenosa cabeza erguida a punto de atacar. Las pocas personas que han tenido la oportunidad de verla cerca, afirman que la mirada de ambos ojos es penetrante y reparadora, y que sus perfiles, –a pesar de la armonía facial de su impresionante belleza–, lucen expresiones distintas, según el ángulo donde se vean: tierna y afectuosa desde el lado derecho, y desde el izquierdo, fría, insensible y misteriosa. Una vez en tierra, dio comienzo a un estilo de baile que impresionó a todos, en donde brazos extendidos hacia el cielo, haciendo giros semicirculares de adentro hacia fuera y revés, acompañado con leves pases de cadera y al compás, seguido de un ligero movimiento sobre su propio cuerpo en sentido levógiro a las manecillas del reloj. Ahora con un brazo abajo y otro extendido, con giro de cadera moderado de un lado a otro, igual que el cuello, replicado por su cabellera, y luego invertía el proceso rítmico, al mejor estilo de danza oriental, perfectamente ejecutado, conocido por los fans como la “danza de Miriam”. De repente, paró de súbito inclinándose hacia el publico dejando caer hacia adelante su negra 80 cabellera, silenciando el estadio, como antesala de la presentación de el primer tema del concierto titulado: “Advenimiento”. Para ese entonces, Abner y Gabbar, apostados en lugar preferencial del escenario, por órdenes del organizador Robert, y a menos de cinco metros de distancia de la tarima, presenciaron en primera plana la majestuosa apertura. Para el culto Abner, era increíble verse en medio de semejante espectáculo, pero lo hacía por la pequeña Criss, en tanto que Gabbar, un poco más aplomado que este, decidió tomarlo como un gaje normal del nuevo oficio que había encontrado; sin embargo, notó que el ambiente gótico del concierto, le producían un extraño vértigo que supo ocultar frente a su amigo. En ese estado, una fulgurante bifurcación luminosa, dispersa en el oscuro firmamento de Londres, anunciaban la descarga inminente de un diluvio que prometía arruinar la función; pero la mujer, con los brazos extendidos hacia el cielo, en la forma más ceremonialmente posible, y regresando los cabellos a su sitio, como señal al resto de la banda, rompió el silencio en el estadio y dio comienzo al concierto, en igual forma en que se dio comienzo el diluvio, frente a un público dos veces más entusiasmado que en el principio que recibiría el advenimiento en los términos de su propia autoría. Extendió sus brazos al frente, alzó la vista y en medio de la estridencia sinfónica, la mujer electrocutó con su mirada a Gabbar que lucía inmóvil y apretujado en medio del público, pero sobresalía por su aplomo poco común en los asistentes a estos espectáculos. El hombre la miró también, y la cantante lo tenía doblemente enfocado con el impacto visual 81 de su inconfundible mirada, y lo que debería ser un tema para el público en general, se convirtió de forma intencional, en una dedicatoria personal con el que la mujer de gótica apariencia, le revivió en esa noche la fobia que creía superada. Y entre danza y danza, Gabbar fue el destinatario de su tema, expresado para él en la siguiente lirica: –“Puede ya tu Misterio y desencanto. Con osado desafiar Negra, luz y siniestro perturbarse, sin razón. Un clamor que siempre siente. Con dolor precisas tú, de consuelo temerario desafiar “Estribillo” Con presagio siento hoy, advenimiento y un sendero oscuro Si tu aliento osado hoy, cruza el fuego, dímelo Por ella y yo. Y una ajorca, con un fuego que consume mi ilusión, y tu voz da consuelo y esperanza a ella y yo. Desafiante como siempre arrojado y con valor, que es lo que pretendes tú por favor dime. “Estribillo” Con presagio siento hoy, advenimiento y un sendero oscuro Si tu aliento osado hoy, cruza el fuego, dímelo Por ella y yo. Y la ilusión se consumió, cruel ajorca y luz me lo quitó. “Estribillo” Con presagio siento hoy, advenimiento y un sendero oscuro Si tu aliento osado hoy, cruza el fuego, dímelo Por ella y yo. (Bis) Dentro de la composición temática y gramatical del disco, Gabbar se convirtió en una especie de silaba, en donde la mujer hacía caer con todo su peso el acento de su verso 82 embrujado. El aliento osado propio de un héroe suicida, su presencia reiterada y destacada en el coro, acompañada de la expresión “cruza el fuego”, produjo el efecto deseado de temor y desconcierto en el hombre, en caso de que esa haya sido la malévola intención de la cantante. Gabbar no soportó el efecto, y a mucho pesar, se disculpó como pudo de Abner, y de inmediato tuvo que abandonar el concierto. –Te espero en la salida –dijo–. Ya no aguanto más. Abner entendió y se las tuvo que arreglar solo para contactarla. A continuación, el concierto continuó hasta el final con una malévola expresión de triunfo en el hermoso y maquinal rostro de la mujer. Una vez finalizado el concierto, el séquito personal de la artista, emprendieron lo que parecía una huida por un pasillo alterno del estadio, del cual Robert le había prevenido para que la siguiera –el privilegio la salió por un alto costo al maestro–, pero de todas formas, logró ubicar el pasillo, por donde avanzaban casi al trote la mujer y cinco escoltas, directo a una salida secreta semejante a una salida de emergencia reservada para personas importantes. – ¡Señorita! ¡Señorita! –Gritó el maestro–. La mujer dobló el paso, sin atender. El maestro insistió y corrió hasta ganar terreno, uno de los escoltas volteó y trató de detenerlo, el maestro se intimidó, pero afortunadamente 83 la mujer viendo que se trataba quizás de algo importante, decidió atenderlo. –Gracias –expresó Abner–. Tenemos algo muy importante que hablar con usted, si nos permite, por favor, al menos díganos un lugar en donde podamos ubicarla. La mujer ante tanta insistencia, y para salir del paso, tomó de uno de los hombres que la escoltaba una pluma y en una hoja desgarrada de la libreta de bolsillo de este escribió en Neerlandés puro: “Op de vlakte van de slapende aarde, ligt het verkeerde teken zijn naam, geschreven met het stijgende water van de Trevi atlain ula, dit toendra verlaten van de weg vorken eenhoorn op laxirico, rillingen pad dat uiteindelijk culmineert bestemming”. Que traducido significa: “En la planicie de la tierra dormida, yace el signo invertido de su nombre, escrito con el agua naciente de la fontana de Atlain ula, está la tundra que abandona el camino del unicornio que bifurca, al laxirico, aterido sendero, donde finalmente culmina su destino”. Una vez terminado el escrito, se lo entregó a Abner y se marchó, para no ser vista evadiendo ruedas de prensa, entrevistas radiales o televisadas, y más aun, en lo posible evitaba quedarse en los hoteles de los sitios que visitaba. Tenía también por costumbre hacer el concierto y abordar inmediatamente la limousine negra, en medio de fuertes operativos de seguridad, periodistas y fotógrafos acumulados 84 a su paso, para dirigirse directamente a un aeropuerto privado conocido solo por el conductor del vehículo y el pequeño séquito de escoltas que le seguían celosamente con armas desenfundadas en señal de protección, donde seguramente la esperaba su avioneta privada de viajes autorizado interestatal. Abner salió agitado del estadio cuando las multitudes se lo permitieron, y se encontró con Gabbar en el parqueadero privado asignado por Robert. Gabbar aun no salía de su letargo. –Lamento haberte dejado solo –se disculpó el Marcial–. –No te preocupes –dijo Abner. Sacó el papel y lo examinó de nuevo, con más detenimiento, la nota en clave de la dirección de su casa, era una clara señal de que no deseaba ser encontrada por nadie, y de que muy pocos, si acaso algunos, conocían su paradero. – ¡Lo que faltaba! –Protestó Abner–, que esta mujer en lugar de darnos su dirección nos ofreciera este enigma escrito en idioma neerlandés puro. –Estoy seguro que es mas por razones de seguridad que por capricho –razonó Gabbar–, quien recién se recuperaba del trance sufrido en Wembley–. –Gabbar amigo –dijo Abner–, yo se que desde que nos conocimos en Las Vegas, me has sido muy útil, y una invaluable compañía, pero ahora dime amigo: – ¿cuento contigo para encontrarla? Mira que es para una pobre niña moribunda, después de esto –dijo triste el hombre–, te juro 85 que no te pediré mas favores especiales, de hecho, creo que lo que has hecho hasta ahora por nosotros, ha sido suficiente, pero créeme, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa en este mundo, con tal de darle a esa niña ver cumplido su sueño, de tener cerca a su artista favorita y en persona, de hecho –continuó Abner con ojos tristes–. Nunca le había visto tan feliz como en aquel día que se enteró del concierto, yo no sé qué es lo que esta mujer tiene, pero para mi pobre Criss, se trata de alguien muy especial. – ¡Señor! – Interrumpió Gabbar. Por favor sólo traduzca la nota y hagamos los arreglos, cuente conmigo para lo que quiera. <<Además tan solo es una bruja más>> –pensó Gabbar, resignado a tener que ver de nuevo a la persona que le había obnubilado en el concierto–, y para empeorar las cosas en su propia casa quizás encantada, o algo peor. Una vez fuera de las instalaciones del estadio, Abner y Gabbar tomando la avenida Dagmar, alejándose velozmente del suburbio avanzando hasta encontrar la autopista western; Abner por los conocimientos de rutas, y Gabbar su pericia en el volante, ponían a prueba la versatilidad del Peugeot 308, rumbo al Hyde park, en inmediaciones del rio Thames, punto de encuentro con el organizador del concierto y manager temporal encargado de Eleusis, Robert Hudson. La misión: Encontrar el paradero de la misteriosa cantante, que para ese entonces ya estaría viajando a quien sabe dónde, a partir del misterioso acertijo. 86 –Calculo que estaremos llegando en más o menos de treinta minutos hasta la casa de Robert –dijo Abner. Espero que para entonces logremos encontrarlo. El maestro se colocaba el cinturón de seguridad del auto. Entre tanto Gabbar con un gesto un poco incrédulo, y aprovechando la amplitud de la autopista para acelerar a más de 100km por hora, le contestó: –El concierto recién acaba de terminar, cómo es que tan pronto esté de vuelta a su casa, y máximo tratándose de un organizador. –No creas Gabbar – le respondió el maestro–, por lo poco que sé de esta clase de espectáculos, los organizadores son los primeros en abandonar el escenario, y los primeros en acaparar la taquilla, estoy seguro de que sí lo encontraremos–puntualizó–. A una distancia recorrida de no más de 10 kilómetros, el Peugeot aminoraba la marcha ante la señal roja del cruce del ferrocarril estatal, hasta detenerse totalmente frente a un teatro abierto las 24 horas con autorización para programar películas de dudosa reputación moral, situado a la margen de un amplio andén, en donde varias rubias londinenses ofrecían sus servicios personales a propios y extraños, en forma tan atrevida que se le insinuaban a los autos. Era todo un burdel callejero, con prostitutas de toda clase de acentos, entre inglés, latino y francés. Gabbar no veía la hora de que el tren cruzara para emprender la huída de aquel peligroso lugar, y sin el ánimo de parecer un puritano frente a su 87 amigo, pronunció en tono discreto: –ojalas solución para este problema. Pobres mujeres. hubiera una Abner asintió con agrado, al conocer esta nueva faceta moralista de su compañero de fórmula, quien le recordaba cada vez más a su hermano mayor desaparecido. Cuando por fin cruzó el tren, continuaron avanzando hasta su meta final que esperaba en menos de 3 kilómetros, transcurridos los tales sin mayores contratiempos, y a cien por hora, finalmente se divisaba el enorme parque, con amplia zona verde y adornado con múltiples fuentes multicolores que adornaban el mes de las brisas navideñas, al mejor estilo de Londres, considerado todo un derroche de tecnologías lumínica. – ¡Quien lo creyera! –Comentó Abner, al contemplar las fuentes luminarias–. La sabiduría de los incautos en memoria de las saturnales romanas. ¿Sabías tú –siguió diciendo–, que los verdaderos orígenes de las navidades se remontan a unas antiguas fiestas romanas dedicadas a su dios de la agricultura “Saturno” y al poder renovado del sol? Gabbar reduciendo la velocidad, y mirándole le contestó: –he escuchado algo al respecto. Y luego negando con la cabeza agregó: – Afortunadamente no son mis fiestas, no me deleito en las celebraciones que hacen felices a unos y desdichados a otros. Sus experiencias militares y el duro camino por la vida le habían hecho contemplar situaciones que demostraban que 88 estaba en lo cierto, y mostrando que todo lo que sabía no eran solo aviones concluyó diciendo: es como si el paganismo diabólico se resistiera a desaparecer con sus antiguas potencias. Abner, avaló el comentario de su amigo, admirado por sus valores espirituales, y convencido de que a la hora de llenar el vacío de su hermano desaparecido había llegado, contempló en Gabbar la opción más correcta que pudo encontrar. Gabbar detuvo el Peugeot en un cruce semipoblado de viviendas aisladas casi al final del gran parque, que lindaba con un paso subterráneo. –Es por allí –dijo Abner señalándolo–. En el acto, el vehículo se adentró lo más rápido posible encontrando al final una casa semioculta, quizás de propiedad de Robert, el organizador del concierto. –Es aquí– dijo Abner–. El auto se detuvo justo al frente y con el visto bueno del maestro, Gabbar hizo sonar moderadamente el fino claxon del vehículo, con gesto de ambigüedad. En ese instante, la puerta alterna de la vivienda se abrió, saliendo de ella un corpulento hombre blanco de unos 35 años, repleto de tatuajes y gran melena rubia, ojos azules montados sobre una cara con barba rubia, y un puro encendido en la boca de esos que no crecen más, vestido con una chaqueta de cuero sin mangas y blujean negros descoloridos 89 –Te lo dije Gabbar es él– dijo Abner contento de verlo. – ¡Qué tal Robert! Espero no molestarte –saludó Abner–. – Para nada mi amigo –Respondió Robert caminando hacia el vehículo soltando una poderosa bocanada de humo–. Tú sabes que por aquí eres bienvenido, además como habría de estar molesto con semejante conciertazo, ¡nuestra chica se lució como nunca! Es todo una revelación del metal sinfónico, debiste escuchar como su banda y su espléndida voz hizo temblar el Wembley. Abner le interrumpió diciendo: – de hecho, no fue lo único que hizo temblar, si no, pregúntale a mi amigo aquí presente. Su tono bromista y risueño señalaba a Gabbar, quien no tuvo más remedio que aceptar el percance. Robert, dirigió una mirada a él por la ventanilla del auto. –He escuchado de ella cosas aún más asombrosas de lo que ustedes creen –dijo–. Miró de nuevo a Gabbar, como si supiera todo lo sucedido. –No se sienta apenado por lo que ocurrió –continuó diciendo–, he conocido a muchas artistas, pero ninguna como esta, a mi parecer ella no es una mujer común y corriente. Sus ojos contienen el encanto embrujado de sus canciones. Gabbar enmudeció reflexionando en las inquietantes palabras de Robert, que le recordaban en detalle su inexplicable encuentro. Abner entregó a Robert el acertijo que dejo por escrito antes de abandonar el estadio. Robert lo tomó sacándose el puro de la boca y una vez leído pronunció: 90 –Ahí estás pintada, ¿en verdad piensan seguirle el juego? –preguntó en tono burlón. –Todo sea por una noble causa amigo –respondió Abner. – ¡Pues espero que sea muy buena! –Exclamó Robert. Porque este acertijo fácilmente puede conducirlos hacia el otro lado del mundo. Gabbar, asintiendo con la veracidad de este, y con resuelta expresión militar sentenció: escuche joven, así nos toque rodear el mundo, iremos en su busca. Gabbar miraba fijamente al hombre, dejando claro que la búsqueda de la cantante no era ninguna broma. –Amigos – dijo en tono bajo y convencido–. Ésta mujer deberá estar ahora mismo muy lejos de Londres, lo pueden confiar en la veracidad del escrito, les doy mi palabra, de que ella no está mintiendo. El hombre dio otra calada a su puro. –Les puedo ayudar a ubicarla: accidentalmente, la escuché decir en su camerino personal a uno de los miembros de la banda –un tal Bruce–, de que tan pronto terminase el concierto partiría hacia Siberia. El hombre hizo una breve pausa. –dijo solo eso, o al menos eso fue lo que alcancé a escuchar, no sé si este espantoso lugar tenga algo que ver con esta nota –continuó diciendo mirando compasivamente a los dos–, pero al menos es un comienzo –terminó diciendo y acabándose su puro–. Y tras escupirlo en el piso, le devolvió el escrito a su dueño. 91 Después de un breve silencio, Abner agradeció a Robert la información suministrada, y partieron de allí despidiéndose, de vuelta por la misma avenida a varios kilómetros más al norte del estadio hasta desviarse al cruce de las calles Stag Lynn y la avenida Caravose, rumbo a Woodstock, sin mayores contratiempos de los que les supuso superar un tráfico medio apretado por la conclusión del concierto. Llegaron a la ciudadela Filadelfia, Gabbar se quedó como de costumbre en el apartaestudio asignado para su alojamiento, y de allí Abner siguió rumbo a su casa rosada en el Peugeot, en donde la pequeña Criss seguía recuperándose asombrosamente, de su intervención quirúrgica. Wilson le dio de alta para no levantarle sospechas sobre su estado de salud terminal. La Nana advirtiendo la llegada del maestro, abrió el portón eléctrico para el ingreso del auto. –Vieja –saludó cariñosamente el maestro a la señora, ansioso de contarle los nuevos planes de encontrar al ídolo de la niña–. Parece que después de todo haremos el intento de buscar y localizar a esa cantante, si realmente eso hace feliz a nuestra criss –puntualizó el maestro. La señora se mostró agradecida. –Es usted tan bueno con nosotras señor –contestó ella conmovida por los interminables gestos de cariño y atención del maestro para ambas–. ¿Y dónde quedó su amigo? – 92 preguntó insinuando que había preparado algo muy rico para la cena–. –Ah, el buen Gabbar debe de estar descansando –respondió Abner–. Parece que hoy tuvo un día muy difícil. Su tono risueño recordaba el incidente de Wembley. –Les preparé a usted y él algo de cenar –dijo la señora en tono de madre que atiende a dos hijos hermanos–. –De todas maneras no me atrevo a llamarlo –contestó Abner–, pero yo con gusto te acepto la invitación. Se sentó en la mesa del comedor, sabiendo que no tenía nada que preocuparse por Gabbar, a quien a pesar de no demostrarlo, la situación de la niña, lo tenía con el ánimo caído y con triste semblante apenas perceptible para quienes lo rodeaban, y razonando que lo mejor para él era dejarlo descansar tranquilo. De repente el maestro tuvo un presentimiento: <<creo que a este hombre le esperan cosas duras por superar , pruebas de toda clase han de sobrevenirle, creo que no lo he traído a Londres de paseo, sino para algo mucho aún peor>>. En ese instante, la Nana interrumpió su meditación trayéndole la fragante cena elaborada a base de las mejores pastas Italianas, cuya salsa derretida aromatizaban el ambiente. –Hubiera sido la cena perfecta para el hombre –dijo frente al suculento plato–. 93 –No se preocupe –dijo la Nana–. Me aseguré de prepararle un poco para mañana en el desayuno, así tenga que llevársela yo misma. Abner sonrió a la Nana, con el mismo gesto que le hubiera hecho a su difunta madre, que en ese momento era el vivo reflejo de ella, tras acabarse su cena, le preguntó por Criss. – ¿Cómo ha seguido la niña? –Bueno al menos no le han ocurrido más ataques –respondió la señora–. No hace mucho la dejé dormida, si no me equivoco –continuó diciendo–, estuvo viendo fotos de su amiga virtual de siempre. – ¡Ah!, ya sé a qué se refiere, ha estado viendo fotos de la cantante del concierto. La Nana asintió –Como que el sol existe – afirmó–. Abner se mostró optimista. –Pues haré realidad traérsela hasta acá así sea lo último que haga – prometió limpiándose la boca con una servilleta–. ¡Ya lo verás mi Vieja! Y ahora con el apoyo de mi amigo Gabbar, en quien me siento ampliamente respaldado, se que podremos lograrlo, o al menos intentarlo. –Le he visto triste últimamente – dijo la Nana tratando de descubrir los sentimientos del hombre. 94 –Me temo, que es por lo de la niña –contestó–. Estoy más que seguro, aunque no lo demuestre. –Te ruego lo visites mañana al apartaestudio y hables con él, –le pidió Abner a la señora dirigiéndose a su habitación a descansar. 95 CAPITULO 6 CONCURSO ZENOBIA La Cofradía de Los Reinos Muertos, organización legal recién creada a finales del año anterior, con sede principal en Noruega, integrada por nueve bandas mundiales permanentes de metal sinfónico. Se trata realmente de un ranking mundial de los nueve mejores grupos de metal sinfónico del mundo, con sus respectivas nueve mejores soprano o mezzosoprano del universo, se le atribuye la organización del Concurso Mundial de Canto Épico “Zenobia de Palmira”, en donde las nueve se dan cita, para elegir a la mejor cantante, en honor a esta reina guerrera, que afirmaba ser de la línea Seleucida de Cleopatra y los Ptolomeos, según unas antiguas escrituras de Palmira, durante sus hazañas militares a la conquista de Anatolia y Calcedonia, estimulaba a sus guerreros mediante poderosos cantos de voz melodiosa, difíciles de describir para los historiadores, quienes no se atrevieron a involucrar este hecho en sus narraciones, por temor de dar exagerados atributos a los dones femeninos en el feudo varonil de la guerra, dominado históricamente por los hombres. O dicho de otro modo, para no incurrir en “una manera sutil de feminizarla”. En este respecto, a juicio de la orden, Zenobia de Palmira era una excelente mezzosoprano, Quizás la primera en el mundo, y por ende meritoria de todos los honores del concurso. De acuerdo con los estatutos de su primera asamblea celebrada en Oslo, en junio 20 del 2013, se estableció como 96 requisito del concurso para las aspirantes, que la banda tuviera el nombre o denominación de una de las reinos mundiales desaparecidos o subyugados; que su líder fuera una mujer cantautora de rango vocal soprano o mezzo, cuyo nombre artístico estuviera relacionado con esa potencia, tal como un personaje importante o un lugar clave de trascendencia mística, y que fuera de atractiva apariencia. Se estableció también como clausula adicional de la orden, que las nueves ganadoras escogidos de entre todas las aspirantes, formarían de manera permanente los miembros de la futura Cofradía, en arreglo al número nueve de las musas mitológicas de la Grecia antigua. Sin embargo, para sus detractores no es más que “un nano–aquelarre de brujas modernas buscando un pretexto mundial para concentrarse y exhibir sus atributos intelectuales”. En este torneo, a diferencia de los reinados de belleza tradicionales, el físico es solo el comienzo, en estos se exhibe un verdadero derroche de talento artístico musical de parte de las concursantes, quienes además de la parte corporal, se le califican también las incorporales que incluyen aspectos como voz, inteligencia artística, baile y escenografía, entre otros, queda prohibida toda forma de exhibición impúdica del cuerpo a la manera de las candidatas de reinados propiamente dicho, así como los estilos de bailes pélvicos propios de los espectáculos vulgares modernos; de tal forma que la vestimenta y las danzas de las concursantes, deben ser decorosas, dignas de la realeza antigua. 97 La ganadora que ostenta el título anual no de reina universal de la belleza, sino de, soberana universal Caliopésica, en honor de la musa de la elocuencia, belleza y poesía épica llamada Calíope, agregándose de esta forma un nuevo término al vocablo de la vanidad femenina, es coronada con una diadema imperial emblemática, semejante a la de Zenobia de Palmira, con las letras al frente que rezan: Bat- zabai, la cual no debe confundirse con el nombre de la adúltera Batseba de la Biblia, sino que es la forma aramea del nombre Zenobia. Ésta además presenta en la parte posterior unas inscripciones en bajo relieve de Daniel 11: 25 y 26, que hablan de un “rey del sur”; en su lado izquierdo de la corona, aparece al nombre del rio Nilo y en su derecha el nombre del rio Éufrates, sugiriendo quizás a juicio de los cofrades, que cuando los territorios de Zenobia se extendieron desde el rio Éufrates hasta el Nilo, personificó a la reina o rey del sur de la profecía de Daniel. Los fondos recaudados del concurso, son destinados a ayudas humanitarias para los países tercermundistas, con énfasis en una campaña mundial de nutrición infantil, en pro de la erradicación de la muerte por inanición en los niños. Visto como el apoyo de los grandes reinos muertos que guerrean a favor de los pobres, pero en lugar de reyes, armas, generales, caballerías, soldados, y demás menesteres bélicos, aquellos son representados por reinas astutas que disputan una corona mundial sin el sello de la muerte, lo cual deja un claro mensaje político a las potencias actuales. 98 El concurso califica además de sus atributos físicos, la mejor cantautora, la mejor banda, el mejor tema y por supuesto la mejor voz. Se celebra anualmente en el primer solsticio de verano, el cual coincide con el solsticio boreal del hemisferio norte, cuando el sol alcanza su punto más alto en el cielo; lo cual tiene lugar el 22 de diciembre de cada año, según los cálculos astronómicos aceptados por la Cofradía. Como premio adicional a la ganadora, la Cofradía otorga la joya de la serpiente de oro, lo cual indica que los atributos de la reina le exigen siempre estar alerta a no ser destronada en el próximo certamen, tal como una desconfiada víbora, siempre está alerta al ataque del enemigo. Sugiere también, que no debe solo conformarse con ganar, sino que debe hacer lo posible por conservar el título soberano. Eso explica la figura serpentiforme del brazo derecho de Xandra, la cual por supuesto debió ser la ganadora del concurso inaugural. Como resultado de la gran convocatoria de concurso inaugural, celebrado el 22 de diciembre del 2013 en el estadio Ullevaal de Oslo, de entre las 100 bandas que se presentaron, clasificaron como miembro permanente de la Cofradía las siguientes: Primer lugar–. Para la banda Holandesa Macedonia de Eleusis. Macadoine - Segundo lugar –. La Alemana Assyrien - Asiria de Naqua, reina esposa del rey asirio Zenaquerib. 99 Tercer lugar–. La banda Bosnia Vavilon- Babilonia interpretado por Semiramis, creadora de sus jardines colgantes. Cuarto lugar–. La banda francesa Persein-Persia de Artemisa, comandante nabal de su enorme flota. Quinto lugar–. La banda americana Roimh- Roma, interpretada por Livia Drusila, primera emperatriz romana. Sexto lugar–. La banda Checa de Mongolski-Mongol, interpretado por la cantante Yassa, código de leyes de Gengis Kan. Séptimo lugar–. La banda sinfónica de España PhilistineFilistea, interpretada por Dalila, traicionera de Sansón. Octavo lugar–. El grupo de metal sinfónico Argentino Agypten –. Egipto, interpretada por Regina Cleopatre Y, Noveno lugar–. La banda India Kenaani- Canaán, Interpretada por la cantante Astoret, su principal deidad femenina. A partir de todos los 22 de diciembres de los años sucesivos, estos nueve grupos contenderán por el mérito a la corona de Zenobia y la joya de la serpiente. En el libro de actas de los cofrades, se establecen reglas secretas adicionales en caso de faltas absolutas o temporales de estos miembros o de retiro voluntario de los mismos. La corona elaborada a base de aleación de oro rosado, con encajaduras de turmalina, de color verde esmeralda en 100