Naturaleza de las Leyes y las Predicciones en Economía: Una

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c Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Revista de Economía San Marcos
1 (1), junio 2014, 1-23
Naturaleza de las Leyes y las Predicciones en Economía:
Una Evaluación Epistemológica
Héctor Morán∗
Resumen
Una controversia de actualidad académica en la epistemología de la economía, en tanto ciencia social básica, se centra en la posibilidad de que, tan
igual que las ciencias sociales en general, sean capaces de poder explicar y
predecir mediante auténticas leyes, como las causales, tan igual a las de las
ciencias naturales. Sin embargo, a pesar de las expectativas, la economía no
ha logrado aún ser la primera de las ciencias sociales en contar con leyes de
capacidad explicativa-predictiva creciente a pesar del esfuerzo de la teoría
económica dominante por asemejarse a las ciencias naturales en cuanto a
su método, más bien se muestra cómo la economía habría fracasado en su
intento de establecer las unidades de análisis básico con las cuales dar forma
a sus teorías. Por otro lado, también se presentan los resultados de un análisis epistemológico que muestra la economía como una ciencia que amerita
problemas losócos aún no sucientemente dilucidados y por tanto, más
bien, cargados de pseudo cienticidad, sobre todo en lo referente a sus leyes, predicciones y metodología, llegándose a establecer que las leyes de la
economía no podrán tener alcance universal y que tampoco podrán alcanzar
la exactitud de las leyes de las ciencias naturales, por de ser leyes de tipo
transhistóricas.
Palabras claves: Epistemología, explicación, predicción, pseudociencia, leyes transhistóricas.
Clasicación JEL: O10, O54.
Abstract
One current academic controversy in economy epistemology as a basic social science is focused on the possibility that social sciences in general could
explain and predict through genuine laws, such as the causal ones, in the
exact same way as those from natural sciences. However, despite expectations, economy has not been able to become the rst social science with an
∗
Profesor del Departamento de Economía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
y de la Facultad de Psicología de la Universidad Ricardo Palma. Contacto:
pe.
1
hmorans@unmsm.edu.
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increased explanatory-predictive capacity despite the eorts of the dominant
economy theory to resemble the natural sciences in their method; it rather
shows how economy has failed in its eorts to establish the basic analysis
units to shape its theories with. On the other hand, the results of an epistemological analysis which shows economy as a science having philosophical
problems which have not been thoroughly addressed and therefore is full of
pseudo-scientic bases mainly in in its laws, predictions and methodology
are provided. It is also established that economy laws will not be universal
and that they will not have the accuracy of the natural sciences, since they
are trans-historical laws.
Keywords: Epistemology, explanation, prediction, pseudoscience, transhistorical laws.
Classication JEL: O10, O54.
I. Introducción
Este ensayo se propone reexionar acerca de la naturaleza de las leyes cientícas
y de las predicciones en la ciencia de la Economía y por extensión en el universo
de las ciencias sociales en relación con las ciencias naturales. Para éste propósito hemos tomado como referencia dos trabajos que han tratado esta temática
en perspectiva epistemológica:
El átomo de la realidad social y la ontología de la
realidad institucional para John Searle (2012), tesis para obtener el grado acadé-
mico de Magister en Filosofía de Gabriel Francisco Guzmán Castro, Universidad
Nacional de Colombia, Bogotá y la Tesis Doctoral
ciencias sociales
Problemas losócos de las
(2008), tesis para optar el grado académico de Doctor en Filo-
sofía de Marino Llanos Villajuán, Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
Lima(2008).
II. El átomo de la realidad social y la ontología de la realidad institucional para John Searle
Gabriel F. Guzmán plantea que entre las discusiones vigentes más importantes en
la losofía de la ciencia gura aquella concerniente a la posibilidad de que las ciencias sociales expliquen y predigan, mediante leyes causales, tal y como lo hacen
algunas ciencias naturales, en especial la Física. Por lo que su trabajo se propone
demostrar dos problemas. Uno, que pese a las expectativas, la Economía no ha
logrado ser la primera de las ciencias sociales en contar con leyes de capacidad
explicativa-predictiva creciente; y dos, que existe algún acuerdo en cuanto a que
lo anterior ocurre porque los economistas han fallado en la denición de términos
adecuados para formular las generalizaciones de su investigación empírica. Para
alcanzar sus propósitos, el escrito brinda un balance general y un análisis crítico
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de la evolución del esfuerzo de la teoría económica dominante por asemejarse a
las ciencias naturales en cuanto a su método.
Nuestro autor considera que no obstante haber transcurrido casi siglo y medio
que vieron la luz los trabajos de estos pioneros como Comte [4] y Mill [14] en
sus pretensiones de alcanzar el mismo nivel explicativo extraordinario que habían
alcanzado en el siglo XVI las ciencias naturales en la comprensión, explicación y
predicción de la naturaleza ¾por qué no seguir en esta ruta a n de convertir los
estudios acerca del hombre y la sociedad en una auténtica ciencia, semejante a
las naturales? Considera que el balance después de este tiempo es muy sinuoso,
aunque estaría de acuerdo en que una ciencia social capaz de explicar y predecir
como en las ciencias naturales todavía no se ha construido.
En este panorama la Economía como parte del
corpus social de quien se espe-
raba con optimismo alcanzar el acercamiento a las ciencias naturales estaría muy
lejos de tal objetivo. Considerando, más bien, que en este contexto han surgido
dos posiciones antagónicas. Una optimista, pues confía que de manera eventual
a medida que se desarrolle la construcción teórica y se robustezca el elemento
empírico, las ciencias sociales podrán alcanzar el ideal representado por la Física.
Y por otro lado, aquella que sustenta que este ideal no solo es inalcanzable sino;
además, pretender conseguirlo resulta contraproducente [6, p. 101].
Guzmán se propone dilucidar posiciones en este debate concentrándose en
mostrar lo que parece existir un acuerdo en que, tal y como lo detecta Nagel [15]
sección 2 hay dos aspectos:
a. La naturaleza de los términos o distinciones en que se formulan las
generalizaciones de la investigación social empírica y
b. La dicultad para jar casos puros en ciencias sociales, han incidido de
forma considerable para que, por ahora, no haya sido posible formular leyes
cientícas como tal ni hacer predicciones tan certeras en ciencias sociales.
En apoyo a la primera posición del debate se apoya en Friedman, en su obra
The Methodology of Positive Economics [5], pues este autor ve la Economía como
un caso palpable de una ciencia social en proceso de convertirse en una ciencia
dura esto es, un cuerpo teórico conformado, entre otros elementos, por leyes
aceptadas por la mayor parte de la comunidad cientíca pertinente, sin embargo el balance que presenta en la sección 3.1 arroja como resultado que sesenta
años después de haber sido publicado el que, citando a Daniel Hausman [9, p.
180] considera que es el trabajo más inuyente del siglo XX en metodología de la
Economía los vaticinios de Friedman distan de haberse cumplido [6, p. 101].
Por otro lado, en lo concerniente a por qué la economía neoclásica no ha conseguido formular verdadera leyes cientícas, Guzmán cita al lósofo de la Economía
Rosenberg [20] por sus argumentos interesantes que apoyan la hipótesis, coincidente con parte de lo planteado por Nagel, según la cual sería el uso de términos
inadecuados para formular sus generalizaciones la causa de este fracaso.
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En la parte nal del documento el autor se apoya en el análisis de Winch [21].
Este lósofo, inuenciado por las ideas del célebre pensador austriaco Ludwig
Wittgenstein (1953), brinda argumentos sugestivos a favor de la hipótesis de que
un abismo insalvable separa a las ciencias naturales de las sociales. Esto tendría,
tal y como podrá leerse más adelante, implicaciones profundas en las aspiraciones
de las ciencias de la sociedad incluida la Economía de lograr hacer predicciones por medio de leyes causales tal y como lo contempló Mill permeado por los
avances en las ciencias naturales de su época y la noción humeana de causalidad
[6, p. 103].
A partir de aquí realizaremos un análisis del trabajo de Guzmán en sus argumentos más relevantes.
Milton Friedman: sí es posible que la Economía explique con leyes causales
como la Física. Guzmán considera que Mill en su obra
A System of Logic
(1843)
representaría el optimismo acerca de la factibilidad de las ciencias sociales entre
ellas la Economía lleguen a proporcionar explicaciones mediante leyes causales
a semejanza de las ciencias naturales. En este sentido Friedman sería pues un pionero en esa línea de pensamiento que considera posible la unicación entre ciencias
sociales y ciencias naturales compartiendo teoría y metodología. De igual manera
The Methodology
of Positive Economics [5], confía, en que la brecha que separa a las ciencias sociaconsidera, que tal y como se aprecia en su reconocido artículo
les de las naturales se puede cerrar. Por tanto, considera que en opinión de este
autor, la economía sería un caso
palpable
de una ciencia social en pleno proceso
de convertirse en, valga la expresión algo coloquial, una
ciencia dura [6, p. 128].
Ahora bien, siempre en su perspectiva optimista Friedman contra argumenta
ante la muy difundida negación del carácter no experimental de la Economía, que
es usado con frecuencia para poner en entredicho la idea de la posibilidad de generalizaciones universales y predicciones conables en ciencias sociales. Citando
a Friedman [5, p. 651] recalca que no habría una distinción tajante entre ciencia
natural y ciencia social. Las razones, porque:
a. En algunas ciencias naturales, como en la Astronomía, la experimentación
es ajena; y
b. La distancia entre experimentación controlada como en la Física y experiencia no controlada como en Economía es apenas de grado. En el
primer caso el control nunca es total y en el segundo jamás está ausente por
completo.
En síntesis, es posible armar que para Friedman los problemas propios de
la Economía no serían de índole metodológica. Este pensador confía en la abundancia y valor concluyente de la información factible de ser acumulada; pero,
en tanto evidencia, reconoce la dicultad para su interpretación, la cual puede
venir acompañada de obstáculos para el logro de un acuerdo amplio sobre conclusiones justicadas por la evidencia disponible y la lenta y difícil en realidad
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nunca denitiva desaparición de hipótesis
no exitosas.
Llegando a sostener en
ocasiones, citando a [5, p. 651], que la evidencia recogida en la experiencia es
tan directa, dramática, y convincente que iguala a la proporcionada por cualquier experimento controlado. Como puede apreciarse, Friedman se rearma en
su convicción de llegar a una igualdad de planos entre la Economía y las ciencias
naturales [6, p. 130].
1. Entrada de la epistemología en el debate: los contraargumentos de
Ernest Nagel
Nuestro autor en otro apartado toma como referente a Nagel [15] reconocido
y prestigioso lósofo de la ciencia norteamericano quien llega a la conclusión,
quede manera consistente con lo dicho por Friedman [5], no se dispone de evidencia
conclusiva que permita negar la posibilidad de que las ciencias sociales logren
éxitos como los de las ciencias naturales. Pues bien, este autor enfrenta posiciones
que desde diferentes ángulos sostienen lo contrario; en particular, respecto a la
probabilidad de que sean formuladas leyes cientícas de la sociedad. Guzmán se
ocupa con prolijidad los contraargumentos ofrecidos por Nagel [15] frente a tales
planteamientos. Enfatizando en la existencia de dos características notables de las
ciencias sociales, por cuanto, como intentará demostrar, ellas se mantienen hasta
la fecha como fuertes limitantes para alcanzar este objetivo. Tales son:
a. La naturaleza de los términos en que se formulan las generalizaciones de la
investigación social empírica, y
b. La imposibilidad de jar
casos puros en ciencias sociales.
En relación a la primera, resalta la armación de Nagel acerca de que la
mayoría de las generalizaciones establecidas a partir de la investigación empírica en ciencias sociales son de carácter estadístico; es decir, antes que poseer
un alcance universal, abarcan apenas una fracción especicada más o menos
precisamente de los casos correspondientes a un fenómeno particular aunque,
si bien las generalizaciones estadísticas no son exclusivas de las ciencias sociales y
se encuentran también en ramas de las ciencias naturales como la meteorología,
la siología y la etología, sí predominan en aquellas [15, pp. 453-454].
Ahora, si nos preguntamos el por qué de la naturaleza estadística de las generalizaciones derivadas de estudios sociales empíricos, Guzmán, citando a Nagel
[15, p. 454], dice que obedece a dos razones:
a. El elevado número de variables involucradas y
b. El carácter
libre por tanto variable de la voluntad humana.
Sin embargo, de acuerdo con el mismo Nagel, Guzmán considera que la complejidad no es exclusiva de las ciencias sociales pues también está presente y en
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altísimo grado en fenómenos físicos y biológicos que, a pesar de ello, han podido
ser explicados mediante leyes generales. Por tanto, la existencia de múltiples interpretaciones sobre algún aspecto social no tiene que ser por necesidad incompatible
con la aparición de leyes cientícas en al menos una de tales interpretaciones. Por
consiguiente, para Guzmán ninguna de las dos razones explicaría, el porqué del
predominio de las generalizaciones estadísticas en las ciencias sociales [6, p. 254].
Ahora bien, sigue sosteniendo Guzmán, que si sobre este mismo punto volvemos a Nagel, en su lugar dirá que existirían dos aspectos metodológicos más
relevantes. El primero se relaciona con la naturaleza de los términos en que se formulan las generalizaciones de la investigación social empírica. Esto signica que
en ciencias sociales los términos usados suelen asimilarse a conceptos empleados
de forma laxa en la cotidianeidad; por ejemplo:
anímico,
y
rol.
sentimiento de privación, estado
Lo que, según la opinión de Nagel [15, pp. 419, 455-456], estos
presentan cierta indeterminación, codican distinciones poco renadas y abarcan
entes menos homogéneos con respecto a los de las ciencias naturales.
El segundo aspecto metodológico obedece a que, por lo común, los términos
de una ley general corresponden a idealizaciones de propiedades observadas. Esto
se entiende mejor con una mirada a las ciencias naturales. En estas, la posibilidad
de formular leyes cientícas se encuentra atravesada por la denición de condiciones ideales, la identicación de casos puros y el responder por las discrepancias
entre lo sostenido y los resultados observacionales. En la Física, por ejemplo, es
habitual la formulación de leyes para
casos ideales. En cambio en ciencias sociales
esta estrategia es poco frecuente. Un intento pero con escasos avances en cerrar
la brecha ley-realidad sería, cabe destacar, el de la teoría económica neoclásica,
en la que se habla a menudo de
competencia perfecta o de maximización de la uti-
lidad por parte de los agentes económicos. Armando que para Nagel, el limitado
progreso a la hora de formular leyes generales en Economía no obedecería tanto
al uso de la estrategia de recurrir a la formulación de casos ideales como:
[. . . ] a las nociones teóricas especícas empleadas en esos intentos,
[y] a las dicultades para discernir de qué manera es necesario modicar las enunciaciones que utilizan nociones ideales a la luz de las
circunstancias especiales que se presentan en las situaciones sociales
concretas a las cuales pueden aplicarse dichas formulaciones [15, p.
417].
2. Un balance más cercano al debate
En este apartado de su tesis Guzmán analiza lo referente al carácter predictivo de
la Economía para llegar a sostener que ella es muy débil, en relación al modelo que
pretende igualar: las ciencias naturales. Para ello recurre a algunos reconocidos
lósofos de la Economía centrándose en los análisis epistemológicos que le servirán
de argumentos para la crítica y la fundamentación de sus puntos de vista.
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Uno de los aspectos epistemológicos abordados en este apartado está relacionado a la debilidad predictiva de las leyes en Economía según Rosenberg. Arma
Guzmán, que a pesar del más de medio siglo de haber salido a la luz los trabajos
de Friedman [5] y Nagel [15], y en el contexto vigente de una nueva fase recesiva
de buena parte del mundo desarrollado, se pone a la orden del día la evaluación
del desempeño de la Economía. Además, inuenciado por otra crisis económica,
la denominada crisis del petróleo ocurrida en la década del setenta, dió lugar
para que Alexander Rosenberg se preguntara con el título de su artículo: ¾Si la
economía no es ciencia, qué es? Allí Rosenberg [20, p. 661] replantea una posición
mantenida por él mismo con anterioridad, cercana a la adoptada por Friedman
(1953), según la cual la teoría económica sería un cuerpo conceptual coherente
conformado por proposiciones causales generales a la espera de constituirse en
leyes cientícas. No obstante, ya desde aquel entonces este lósofo de la economía
comenzó a recalcar entre otros problemas, la debilidad predictiva de esta rama
del conocimiento de la sociedad. Desde el punto de vista de Rosenberg [20, p. 661],
tras perlarse como una teoría con capacidad explicativa-predictiva a la medida
de
la ciencia
y de dominar el panorama intelectual durante el periodo de mayor
crecimiento económico bajo el capitalismo 1945 a 1973, la macroeconomía
keynesiana se tropezó con situaciones inesperadas como la coexistencia de niveles
altos de inación y desempleo y la inoperancia de su fórmula terapéutica la
política scal, que provocó un retorno y no el surgimiento de una tercera opción
teórica a la microeconomía neoclásica que se pensaba remplazada por aquella,
tras el colapso de la Gran Depresión [6, p. 562].
Otro aspecto epistemológico relevante es el problema referente a la experiencia empírica en economía en la producción de conocimiento teórico, para dilucidar
este asunto hace referencia a [13, p. 35], para quien nos dice a partir de la
segunda mitad del siglo XX, se ha manifestado tanto en las ciencias en general,
como en la Economía en particular un sostenido declive del papel atribuido a
la experiencia empírica en la adquisición y desarrollo del conocimiento, tal que
ha conducido a que epistemólogos de la Economía importantes, como Hausman
[8], reconozcan que no es clara la manera como la experiencia podría conrmar
la teorías básicas en microeconomía y a que no popperianos, como Hand [7], y
neo-popperianos, como Klant [10], postulen que las teorías económicas son irrefutables.
En esta misma argumentación recurre a Bergmann[1, p. 53], quien por su parte, describe un panorama de acuerdo con el cual, [e]n economía [. . . ] la evidencia
que ha sido recogida hasta ahora sobre los asuntos más importantes es escasa,
indirecta, difícil de interpretar, y no ha servido bien para proveer respuestas que
aclararían las controversias. Esto sería cierto para la macroeconomía en asuntos
como el desempleo, la inación y el comercio exterior [6, p. 286].
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3. ¾Cómo se explican estos resultados?: dos posibles (pero no únicas)
respuestas
En este acápite Guzmán considera dos perspectivas coincidentes en la capacidad
predictiva que debe acreditar la Economía como ciencia. Junto con Friedman [5]
y Nagel [15], las dos perspectivas que presenta coinciden en una valoración alta de
la capacidad predictiva, que debe alcanzar una ciencia social como la Economía,
como requisito para merecer el título de
ciencia.
Pero, también dieren, en la
identicación de las causas y en las salidas propuestas a los problemas vinculados
al escaso poder explicativo-predictivo dela ciencia económica. Reseñémoslas en lo
más sustancial.
4. Trabajo de campo frente a trabajo de escritorio
Arma Guzmán, que Bergmann [1] coincide con Rosenberg en lo negativo del
balance y en la convicción de la necesidad de construir una ciencia económica que
explique y prediga bien. Reere que Bergmann [1, p. 53], considera que pasados
más de doscientos años desde la publicación de
La riqueza de las Naciones
de
Smith (1776), todavía no se cuenta con una ciencia conable al momento de prevenir o corregir la ocurrencia de los principales fallos de la economía. Sin embargo,
diere en la ubicación de las causas.
Bergmann considera que una de estas causas, además de la dicultad propia
del estudio de una economía nacional, es el impacto negativo de la ausencia de
observación directa y recolección de datos por los mismos economistas. La teoría
económica sería creada, en su mayoría, sin inspiración o validación por la observación de primera mano del funcionamiento económico real. Habría pocos contra
ejemplos, de los que solo unos cuantos han salido del laboratorio con estudiantes que se prestan como actores económicos para tener contacto directo con el
verdadero mundo de los negocios.
Por lo que esto último sería uno de los dos hábitos metodológicos que, de
acuerdo a Bergmann [1, p. 54], habrían conducido a los pobres resultados y a
la inuencia de factores extra cientícos en la creación y aceptación de teorías
particulares [en economía].
Respecto a la otra causa, se trataría de la carencia de una conexión rigurosa entre macroeconomía y su estudio de la economía como un todo y una
microeconomía soportada empíricamente, con descripciones
realistas del compor-
tamiento de consumidores, empresas, bancos y mercados individuales. Por lo que,
en opinión de Bergmann [1, p. 55], el material disponible acerca del comportamiento de los negocios y de la economía en general de lo cual depende el bienestar de
la mayor parte de la población mundial, producido por profesionales dentro de
la corriente principal, diseminado en libros de texto, publicaciones especializadas,
y enseñado en las principales facultades, fue compuesto por economistas quienes
se sentaron en su casa u ocina y . . . simplemente lo hicieron.
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Ahora bien, desde esta perspectiva considera el autor que las teorías estándar sobre jación de precios, planicación de la producción, toma de decisiones
acerca de inversiones en planta y equipo, etc., no surgieron de la indagación directa a las personas encargadas de ejecutar tales acciones; en cambio, critica, fueron
deducidas de una caracterización simple de aquello que se asumió como el medio en el cual debieron desenvolverse los hombres de negocios; esto acompañado
por un conjunto de supuestos estandarizados de racionalidad y ambición humana.
Volviendo a Bergmann recuerda a Milll, para quien una ciencia tiene que contar
con una teoría simple y elegante, y no ser, tan solo, una colección miscelánea de
hechos. Empero, agrega citando a Bergmann [1, p. 57] que [. . . ] si la teorización
es hecha antes, durante, y/o después de la observación, esta no puede estar ausente en buena ciencia [6, pp. 222-225, 226].
Resumiendo, Guzmán considera que la construcción de una ciencia realista que
describa el funcionamiento de la economía requeriría, de acuerdo con esta posición,
de observaciones del comportamiento de los administradores en el desempeño de
sus actividades. Coincidiendo con Bergmann [1, p. 63], para quien los economistas
harían bien en adoptar la estrategia de los antropólogos irá vivir con la tribu
que están estudiando y convertirse en participantes-observadores.
5. Peter Winch y la autonomía de la ciencias sociales
Los enfoques descritos con anterioridad, si bien son divergentes, coincidían en su
convicción acerca de la conveniencia de contar con una ciencia social encaminada
a la formulación de leyes generales y al logro de predicciones conables. En esta
sección se expone apenas una posición aunque esta con seguridad se encuentra
entre las más inuyentes que contraría la utilidad de dicho proyecto; esta es, la
del lósofo wittgensteiniano Peter Winch [21].
Dice Guzmán que, para Winch [21], la búsqueda de asimilar las ciencias sociales a las naturales ha limitado su propio desarrollo; algo que solo se podría
remediar con una participación activa de la Filosofía, que ligue la indagación sobre el entendimiento humano con el conocimiento de la naturaleza de la sociedad.
Considerando que la perspectiva que Winch confronta es personicada en la gura de J. S. Mill, con lo cual espera involucrar tanto a sus seguidores como a
sus reformadores; puesto que, en última instancia, todos acogerían la estrategia
general desarrollar ciencias sociales equiparables alas ciencias naturales desde
el punto de vista metodológico.
Nos reere que para Mill, inspirado en las ideas de Hume sobre causación, las
condiciones de posibilidad para construir una ciencia dependen de la existencia
de uniformidades del tipo: siempre que se presenta un evento A, este, de acuerdo con la experiencia,es seguido por eventos como B. De allí que Winch [21, p.
67] arme que [. . . ] puede haber ciencia donde quiera que haya uniformidades;
y puede haber uniformidades incluso donde no las hemos descubierto aún y no
estamos en posición de descubrirlas y formularlas en generalizaciones. De aquí
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se seguiría, que los fenómenos sociales no escaparían a tal posibilidad. Por otro
lado, arma, que en la citada obra de Mill [14] no existe diferencia lógica entre
los principios que sirven para explicar cambios en la naturaleza y aquellos que
explican cambios sociales. Aceptado esto, los elementos metodológicos se tornan
esperar y ver.
empíricos Por tanto, sostiene nuestro autor, que establecer explicaciones causales en
ciencias sociales no pasaría, entonces, por algo tan simple como reconocer que el
grado de complejidad de aquello que ocurre allí es mayor que en los fenómenos
naturales; al parecer se apoya en Winch [21, p. 72], para quien la diferencia no
sería de grado como en el paso del agua líquida al hielo, sino de clase como
en la distinción, sin gradaciones, entre estar vivo y estar muerto. En el primer
caso la experimentación es un buen método, en el otro el asunto es conceptual [6,
p. 278]. Sin embargo, la comprensión de lo humano y de lo social, para Winch demanda una explicación de sentido que no se puede reducir a la explicación causal.
Por último, a propósito de la pregunta sobre la predicción de si es posible
o no en las ciencias de la sociedad nos dice que Winch [21, p. 92] sostiene que
si aquello que se busca es predecir tal como en las ciencias naturales, ello resulta, en una palabra, imposible. La predicción de decisiones humanas que Winch
cree viable hasta cierto punto está abierta a una serie de alternativas posibles
al aplicar cierta regla, de forma tal que un intento fallido de predicción no tiene
que ser visto como un error del observador, sino que cabe la opción de que, de
las diferentes vías de acción, se ha tomado otro de los tantos caminos potenciales;
uno en principio distinto al contemplado en primera instancia. En la predicción
cientíca el caso suele ser otro, ya que una predicción falseada a menudo implica
algún tipo de error de parte del predictor: datos falsos o inadecuados, cálculos
equívocos, defectos en la teoría o en los instrumentos de edición, etc.
Ahora bien, estableciendo relaciones nuestro autor cree que lo planteado por
Winch se puede relacionar con lo sostenido por Nagel [15, p. 422] a propósito de
las
predicciones suicidas nacen bien fundadas y, por ende, deberían conrmarse
a futuro, pero debido a acciones emprendidas a consecuencia suya, terminan por
ser anuladas. Un ejemplo es que ante la advertencia de una caída en la Economía, se toman medidas que, en última instancia, impiden que esta ocurra. Cosa
contraria sucede con las
profecías autorrealizadoras
nacen falsas, pero resultan
verdaderas por las acciones emprendidas como consecuencia de creer en ellas;
por ejemplo, un pánico nanciero infundado, el cual provoca retiros masivos de
los ahorradores y causa una crisis real [6, pp. 299-300].
Finalmente, sigue armando, que Nagel concuerda con Winch en que no es
posible predecir cosas como la adquisición de conocimiento y las formas que este
puede adoptar. Sin embargo, Nagel [15, p. 425] anota que [e]l punto en discusión
es saber si es o no posible en principio, una vez adquirido un conocimiento de
relaciones de dependencia entre fenómenos sociales, establecer leyes que tomen
en cuenta las consecuencias que el uso de tal conocimiento puede tener para esas
relaciones.
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El ejemplo de Nagel es que el hecho de que se sepa que un gas es mortal para
el hombre, y que las personas por ello lo eviten, no refutaría la existencia de la
ley [6, pp. 305-307].
6. A manera de cierre
A propósito del extenso debate relacionado con la posibilidad de que las ciencias sociales puedan en algún momento de su desarrollo histórico pasar de
la formulación de generalizaciones estadísticas y la elaboración de predicciones
cualitativas, a contar con leyes causales tales como las que han permitido a varias
de las ciencias naturales explicar y predecir con resultados cada vez más precisos,
este ensayo analiza una serie de argumentos provenientes de diferentes áreas del
conocimiento para mostrar cómo la Economía esto es, la ciencia social de la cual
a menudo se ha dicho que podría ser la primera en lograr el ideal para algunas
corrientes de pensamiento, consistente en construir ciencias sociales equiparables
a las naturales en cuanto a su metodología habría fracasado en su intento de
establecer las unidades de análisis básico con las cuales dar forma a sus teorías. En
este caso, tal y como parece ocurrir con las ciencias del comportamiento humano
en general, al recurrir a términos intencionales tales como expectativas, preferencias y elecciones, se habría bloqueado la posibilidad de efectuar mediciones y
explicaciones por medio de leyes causales.
III. Problemas losócos de las ciencias sociales
Esta segunda parte constituye el objetivo principal de la tesis de Llanos. En esta
segunda parte el autor realiza un análisis y discusión de los problemas losócos
de las ciencias sociales; focalizando puntualmente aquellas ciencias sociales que
considera, a su juico, las ciencias sociales básicas tales como la Economía, Sociología, Antropología e Historia, no ocupándose otras por considerar que no son
ciencias sociales básicas completas o por ser ciencias sociales aplicadas. La justicación de esta elección radica en el hecho de que en estas ciencias sociales básicas
si existen problemas losócios así como también, investigaciones metacientícas,
aunque un tanto descuidadas, a su parecer. Por otro lado, de los cuatro problemas
losócos tratados por el autor: epistemológicos, metodológicos, ontológicos y valorativos, para nuestro propósito nos jaremos solamente en los epistemológicos
y metodológicos.
1. Leyes de la economía: su naturaleza
Llanos [12] arma que la Economía es la única ciencia social donde hay leyes
cientícas. Pero que estas leyes no son, sin embargo, de la misma naturaleza,
que las leyes de las ciencias naturales al no acreditar los requisitos de universalidad, objetividad y exactitud. Aunque ha habido autores que creyeron que eran
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lo mismo, como Nikitin [16], quién sostuvo que: Las leyes de la naturaleza y la
sociedad poseen un rasgo común: su carácter objetivo es decir, surgen y actúan
independientemente de que las conozcamos o no, de que sea deseable o no, una
u otra ley. Ello quiere que los hombres no pueden cambiarlas ni abolirlas, tampoco crear nuevas leyes. Lo único que pueden hacer es descubrirlas [12, p. 143].
Considerando que las armaciones de este autor son esencialmente falsas, como
intentará demostrar a los largo del trabajo. También se reere y cita al conocido
economista Lange, a quien considera menos radical pero igualmente equivocado,
como lo corroboran las siguientes citas:
... las leyes económicas son también independientes de la voluntad
humana y los resultados de la acción pueden estar en absoluta disconformidad con las aspiraciones de los hombres que participan en el
proceso económico.
Pero
... la actividad económica es una actividad consciente e intencional
¾cómo entonces las leyes de tal actividad pueden ser independientes
de la conciencia y de la voluntad de los hombres? Esto se debe a
que la actividad económica está condicionada por la existencia de las
fuerzas productivas, materiales históricamente desarrolladas y de las
relaciones económicas entre los hombres. Estas condiciones, y en particular las relaciones de producción que se dan en dichas condiciones
históricas, hacen imposible que la actividad económica sea arbitraria
y determinan el cauce por el que se desliza la actividad económica. . . Estas condiciones dadas históricamente con independencia de la
voluntad, y la conciencia de los hombres, determinan cuáles son las
leyes económicas que actúan en tal contexto histórico [11, pp. 56-57],
[12, pp. 143-144].
Documentando y agudizando su crítica respecto a las leyes económica cita
al reconocido epistemólogo Mario Bunge, por considerar que caracteriza, de una
manera radical y adecuada la naturaleza de las leyes de la Economía comparando
con las leyes de la Biología, sosteniendo que:
La diferencia real y adecuada entre leyes económicas y leyes biológicas reside en otra cosa: el hombre puede crear, torcer, suspender o
destruir a las leyes económicas al construir, modicar o destruir los
sistemas económicas correspondientes. Esta es la nalidad de toda revolución económica deliberada, sea violenta o pacíca [3, p. 46], [12,
p. 147].
Ahora veamos ¾Por qué Lange, según Llanos, está también esencialmente equivocado? En primer lugar, porque las leyes de la economía si pueden actuar independientemente de la conciencia y la voluntad de los hombres algunas veces,
12
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Revista de Economía San Marcos, 1 (1), junio 2014
pero no siempre pueden actuar así, porque el hombre puede aminorar o aumentar
la acción de una ley económica, o puede suspender,anular o destruir, o inclusive
puede crear o dar lugar a nuevas leyes como en el caso de la revolución económica,social y política. Fundamentando su juicio en algunos ejemplos aclaratorios y
explicativos:
1. El Efecto de Edipo de K. Popper. Que consiste en la idea de que una
predicción puede inuir sobre el suceso predicho... inuencia en el sentido
de hacer que ocurra el suceso previsto, sea en el sentido de impedirlo [17,
p. 28]. Así, por ejemplo, una declaración pública y ocial del gobernante de
un país, o de su ministro de economía, sobre el incremento o disminución
de los precios de bienes de primera necesidad, hechas en forma inconsciente
de sus consecuencias, o en forma consciente, deliberada e interesada, podría
provocar una violenta reacción en el mercado, generando especulación y
subida de precios, u originando una inación.
2. El control de la inación. Pues en este fenómeno opera la ley de la oferta y la
demanda. Pero, sostiene, también, este fenómeno puede ser controlado por
el hombre; así, en un país del tercer mundo como el Perú, como ocurrió en
el año 1990, el Ministro de Economía, de un plumazo, mediante una norma
legal, pudo parar la inación bajando la tasa de inación a cero mediante
la devaluación de la moneda nacional, estableciendo nueva paridad con el
dólar y prohibiendo la emisión inorgánica de monedas. En cambio, nadie
puede anular la ley de la gravedad mediante un decreto.
la ley de la oferta y la demanda ya no rige en el mercado libre, porque ya no existen mercados libres; pues para explicarlo, Bunge
3. Según Mario Bunge,
formula primero los siguientes postulados de la economía clásica y neoclásica:
P1. El mercado libre (competitivo) es un sistema autorregulado,
o sea, en todo momento está en estado de equilibrio (mejor, estacionario), y evoluciona de una posición de equilibrio a otra.
P2.
En el mercado libre, los precios no los jan los productores
ni los consumidores, ni ningún otro: resultan del libre juego de la
oferta y la demanda.
Por lo que, para Bunge, la objeción más obvia a estos postulados es que su
antecedente se reere a un ente fenecido. En efecto, ya no quedan mercados
libres o competitivos en los países industrializados, al menos al nivel de las
grandes corporaciones privadas o estatales, que están reguladas por una pesada maquinaria legal y burocrática, y controlado por poderosos sindicatos
de trabajadores [3, p. 85].
13
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Revista de Economía San Marcos, 1 (1), junio 2014
En resumen: el mercado libre, objeto de las teorías clásicas y
neoclásicas, ya no existe, de modo que esas teorías sólo tienen
interés histórico [3, p. 86].
Y
En cuanto al postulado (2) según el cual, el precio de equilibrio
es jado por el libre juego de la oferta y la demanda, fue a parar
al mismo basurero de la historia, que el postulado (1).
4. Finalmente, como dice Bunge, también el hombre puede destruir a las leyes
económicas y construir o dar lugar a la aparición de nuevas leyes, cuando
surgen las revoluciones en el plano económico, político y social; lo cual, además, está acorde con la tesis historicista del marxismo. De acuerdo con ella,
cuando se pasa de un periodo histórico a otro (o de un modo de producción
a otro, como dirían ellos) mediante una revolución, las leyes económicas del
periodo anterior desaparecen para siempre y en el nuevo período aparecen
nuevas leyes [12, pp. 144-145].
En otro apartado vuelve a criticar la equivocación de Lange, armando que
este economista reconoce que la actividad económica es una actividad consciente e intencional, y él mismo, después se pregunta: ¾cómo las leyes de
tal actividad pueden ser independientes de la conciencia y la voluntad de
los hombres? Luego, el mismo se responde diciendo que eso se debe a que
la actividad económica está condicionada por la existencia de las fuerzas
productivas materiales, históricamente desarrolladas y de las relaciones económicas entre los hombres. Pues bien, sostiene Llanos, aquí lo que Lange no
se da cuenta y no reconoce es que esas condiciones de la actividad económica
no son naturales o no siempre se dan independientemente de la voluntad y
conciencia de los hombres, sino que el hombre los puede crear, manipular
y establecerlas consciente y voluntariamente como actualmente ocurre en
el mundo globalizado en que vivimos, donde consciente y voluntariamente,
unos cuantos países del primer mundo manipulándolas a través de las cartas
de intenciones de las entidades nancieras como el Banco Mundial, el FMI,
el BID, etc. [12, pp. 147 y ss].
2. Clases de leyes
Según Llanos, no existe una clasicación coherente, clara y bien fundamentada de
las leyes de la Economía. Armación que ilustra con una clasicación hecha por
Lange y otra que propone de su cosecha el autor del trabajo.
Veamos, Lange clasica a las leyes de la economía en leyes de concomitancia,
funcionales, causales y estadísticas. Considerando que esta es una clasicación
supercial y carente de una base semántica común, que sirva para la comparación
entre dichas clases de leyes. No existe dicha base porque concomitante, funcional,
14
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Revista de Economía San Marcos, 1 (1), junio 2014
causal, y estocástica son conceptos totalmente heterogéneos e inconmensurables
entre sí, de tal modo que, esta clasicación no resiste un análisis serio. Por tanto,
desde el punto de vista epistemológico, las llamadas leyes de concomitancia
deben ser tomadas sólo como leyes provisionales, hasta mientras se determine
si hay relación causal entre los fenómenos en cuestión, o se descubra un fenómeno subyacente a ellos, que sea causa de todos ellos; porque, de lo contrario,
simplemente se trataría de una generalización empírica, o sea, de una asociación
o concomitancia casual o pasajera.
Tajantemente arma Decir que una ley es funcional no es indicar una clase
particular de ley, en cierta forma, es no decir nada [12, p. 147].
En lo tocante a las leyes funcionales considera que entre todas las leyes mencionadas, las más importantes y con excepción de algunas, puramente predicativas
o descriptivas, son leyes funcionales, porque establecen la relación existente entre
dos o más fenómenos, relación expresable mediante una función matemática. Así,
todas las leyes causales son funcionales, porque una ley causal establece la relación
existente entre dos fenómenos. Las leyes estadísticas también pueden ser funcionales cuando expresan la relación estadística existente entre dos o más fenómenos.
Esta situación ya fue prevista por el mismo Lange cuando sostuvo que:
Las leyes causales son las que tienen una signicación fundamental;
pues las leyes de la concomitancia y las leyes funcionales pueden ser
referidas a leyes causales [11, p. 54].
De esta argumentación contra la clasicación de Lange, Llanos considera que
metodológicamente, desde el punto de vista de su constitución o establecimiento,
hay sólo dos clases de leyes: estadísticas y no estadísticas, como en la Física, donde
las leyes no estadísticas son las leyes universales o deterministas, tales como las
leyes de la física clásica, y las estadísticas son leyes, tales como las de la mecánica
cuántica.
De aquí concluye, que por lo que a la Economía toca, como veremos, la mayor
parte de las leyes son sólo estadísticas, las no estadísticas no son precisamente
leyes universales como en la Física; sino, podemos decir que son algo así, cuasi
universales, transhistóricas o válida sólo en algún período histórico.
Cierra este apartado, cumpliendo con lo arriba anunciado de su propuesta
personal de clasicación de las leyes de la economía Desde el punto de vista de
su alcance en el tiempo y espacio (geográco e histórico-social) proponemos la
clasicación de las leyes de la economía en tres clases: universales, transhistóricas
e históricas. La clase de leyes históricas las subdividimos en dos: en leyes válidas
sólo para un periodo histórico y leyes válidas sólo para la economía de algunos
países en subdesarrollo [12, p. 147].
De esta clasicación solo referiremos, por su relevancia para nuestro ensayo,
las leyes transhistóricas. Para nuestro autor éstas son leyes válidas para más de un
periodo histórico. Es así que se pregunta pregunta ¾Habrán leyes válidas a través
de toda la historia; quiere decir, válidas para toda la historia dela humanidad,
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para todas las sociedades del mundo? ¾Existen este tipo de leyes en la economía?
Si existieran, serían leyes universales ¾hay leyes universales en la economía? La
respuesta a estas preguntas se desprende de las siguientes leyes de la economía
misma, glosemos.
Para Llanos, aparentemente, pareciera que dos o tres leyes de la economía
fueran universales, solamente referiremos una de ellas, por exigencia de espacio.
1. La Ley de la Oferta y la Demanda. Arma el autor que una formulación
usual de esta ley para un supuesto mercado libre dice:
Si aumenta la oferta y se mantiene el nivel de la demanda entonces los precios bajan.
Si aumenta la demanda y se mantiene el nivel de la oferta los precios suben.
Esta ley ha sido considerada válida en forma incontrovertible por la economía clásica y neoclásica para el período capitalista de la historia. Aunque,
como ya lo hemos visto antes, Mario Bunge sostiene que, esta ley ya no
es válida en el mundo globalizado para las transnacionales, porque ya no
hay mercado libre. Pero, para muchos economistas y empresarios acérrimos
defensores de la economía capitalista, éstas no son simplemente leyes, sino
son principios y fundamentos del sistema capitalista mismo.
Volviendo a preguntarse, ahora, esta ley ¾sería válida en la época medieval
y en el mundo antiguo europeo y sudasiático? En general, parece que sí,
pues, ¾por qué hubo guerra y combates navales de romanos contracartagineses y macedonios?, sabemos que fue por disputa de mercados. Durante
la Edad Media hubo muy poco comercio, recién a nes, de ella se produjo
con la aparición de los artesanos libres, los Burgos y el descubrimiento y
conquista de nuevas tierras en América, África, etc., se acrecentó el comercio y consecuentemente empezó a tener mayor vigencia la ley de la oferta
y la demanda. ¾Habría tenido vigencia esta ley en cuestión, en los sistemas
económicos pre-Inca, Inca, Maya y Azteca en América, o en China, en el
llamado modo de producción Asiático? o, nalmente, ¾en el período primitivo del hombre cazador y recolector? Contestándose que Pues, hablando
estrictamente, no [12, pp. 147-148].
Llanos cierra su análisis crítico sobre las leyes de la economía sosteniendo
dos conclusiones. Primero, que en la economía no hay leyes universales, que
a lo sumo, hay sólo dos o tres leyes parcialmente transhistóricas y que, en
consecuencia, Bunge está equivocado al armar que hay leyes universales,
pues, él dice:
. . . algunas leyes económicas son universales, otras son locales.
En otras palabras, en tanto que algunas leyes económicas valen
para todos los sistemas económicos (y todos los sistemas políticos
y jurídicos), otras valen solamente para sistemas de ciertos tipos
o especies [12, p. 43].
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Revista de Economía San Marcos, 1 (1), junio 2014
Segundo, que Marx estaba esencialmente en lo cierto con su tesis historicista
al sostener que cada período histórico tiene sus propias leyes de la economía
y que al fenecer un período histórico fenecen también sus leyes económicas
y al surgir un nuevo período también surgen nuevas leyes económicas [12,
p. 149].
3. ¾Cómo se establecen las leyes en la economía, o mejor dicho, cómo
se contrastan las hipótesis legaliformes en la economía?
En este apartado Llanos sostiene, que en los trabajos de los economistas no hay
una información clara ni mucho menos suciente acerca de cómo se contrastan
las hipótesis. Tal situación da la impresión de cómo si las leyes de la economía
habrían surgido de la nada.
Siempre en su estilo interrogativo, sobre este punto se pregunta ¾Cuál es la
secuencia metodológica conducente a la contrastación de hipótesis y establecimiento de leyes en la economía? Para luego mencionar que Lange es uno de los
pocos economistas que ha tratado este problema. Pues, según él:
La vericación de las leyes y teorías constituye el tercero y último
procedimiento de investigación, la tercera y última etapa del método
de la Economía Política. Esta etapa consiste en confrontar las leyes y
las teorías formuladas y a un nivelsucientemente bajo de abstracción con el desarrollo real del proceso económico, y en comprobar si
hay conformidad o no entre las armaciones cientícas y la realidad.
De esta manera, se establece la veracidad o falsedad de dichas armaciones, es decir, de las leyes y teorías formuladas por la economía
política [12, p. 110].
Por tanto, según Lange hay dos tipos de contrastación: histórica y estadística.
Respecto a la histórica, asevera que este tipo de contrastación es la más adecuada, pues dice:
Resulta, pues, que la vericación histórica es el medio más adecuado
de vericar leyes y las teorías económicas más generales, cuando esta
vericación tenga que consistir en una confrontación del desenvolvimiento y del desarrollo del proceso económico de una formación social
dada. La vericación histórica es igualmente un medio de vericar leyes y teorías más particulares que se reeren a aquellos susceptibles
de vericación estadística [11, p. 118].
Ahora, respecto a la vericación estadística, reere que Lange sostiene
...el campo de la vericación estadística (tanto de lo que hemos llamado simple como de la efectuada con la ayuda de la estadística
matemática, y de la econometría) está limitado a las leyes y teorías de
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Revista de Economía San Marcos, 1 (1), junio 2014
una caracterización muy acentuada, que se reere a procesos cuantitativamente mensurables y para los cuales las perturbaciones fortuitas
son de tal naturaleza que satisfacen las condiciones del cálculo de probabilidades, pero estos casos se reeren a una categoría relativamente
restringida de procesos económicos [11, p. 118].
Muy bien, pero Llanos inmediatamente sale al paso de las armaciones de
Lange y se pregunta, ahora ¾cómo se contrastan las leyes estadísticas, cuál es el
procedimiento? Respondiendo que Lange sobre esto, no dice nada.
Recurriendo al deslinde epistemológico, Llanos somete a una evaluación epistemológica a la vericación de Lange, lo cual también valdrá para toda la ciencia
económica en su estado actual. Glosemos lo más relevante de la argumentación.
Comienza este apartado dilucidando, epistemológicamente, el problema de la
contrastación de las hipótesis y la no contrastación de las teorías y leyes. Se pregunta nuestro autor. En primer lugar, ¾qué es lo que se contrasta en la ciencia?
Lo que se contrastan son las hipótesis. ¾Para qué?, para saber si son verdaderas
o falsas para los datos de una interpretación dada. Las leyes y las teorías no se
contrastan se usan para la explicación y predicción o en la ciencia aplicada con
nes tecnológicos porque si son leyes es porque previamente fueron hipótesis,
las cuales fueron sometidas a la contrastación, de la cual resultaron ser verdaderas
y no se han encontrado ningún contraejemplo hasta el momento; asimismo, si un
sistema de leyes es una teoría, es porque, primero, cada una de las leyes que la
componen ha sido establecida en la forma como se acaba de describir y por lo
tanto, se presume que son verdaderas y segundo, porque entre dichas leyes existe
una relación lógica de deducibilidad.
En segundo lugar (en realidad seria el tercero porque hemos modicado el
orden obviando el segundo), nos dice que las hipótesis (legaliformes), ni las leyes, mucho menos las teorías no son vericables, dicha imposibilidad está clara
y denitivamente demostrado desde 1934 en la obra
Cientíca de Karl Popper.
Lógica de la Investigación
Citando a Friedman para sustentar lo arriba armado, en el sentido de que
esto lo sabe muy bien un economista como Milton Friedman, cuando señala:
Los datos empíricos nunca pueden probar una hipótesis, sólo pueden dejar de refutarla que es lo que generalmente queremos decir cuando armamos con cierta inexactitud que la hipótesis ha sido conrmada por la experiencia [5, p. 50].
Sigue sosteniendo que, además en general, él (Friedman) está en lo cierto,
cuando sostiene que las hipótesis se contrastan con los datos de la experiencia:
Como sostendré con mayor amplitud más adelante, la única prueba
relevante de una hipótesis es la comparación de sus pronósticos con la
experiencia.
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MORÁN, H.: Naturaleza de las Leyes ...
Revista de Economía San Marcos, 1 (1), junio 2014
A lo que agrega, que también Friedman está en lo cierto cuando dice que una
hipótesis en la Economía es válida si en sus innumerables aplicaciones no se encuentra con ningún contraejemplo que lo refute, sino que más bien lo conrman
. . . [12, p. 155].
Llanos considera que en esta cita cuando Friedman habla de aplicación de
hipótesis, por ejemplo, de la hipótesis de maximización de rendimientos, no está
hablando de una hipótesis cualquiera propiamente dicha sino, está hablando de
la aplicación de la ley; por ejemplo, de la Ley de Maximización de Rendimientos; asimismo, cuando dice que una hipótesis es válida si en sus innumerables
aplicaciones, no se ha encontrado con ningún contra ejemplo, lo que quiere decir, hablando con propiedad, es que, una ley es válida si todas sus innumerables
aplicaciones la conrman y no se ha encontrado aún ningún contraejemplo que lo
refute. Deduciendo luego, que lo que no dice Friedman es cómo los economistas
llegaron a establecer esas leyes a partir de una hipótesis primigenia, cómo la contrastaron originariamente antes de que fuera ley y antes de su aplicación [12, p.
156].
Armando, también, que además de Friedman, hay algunos economistas bien
informados y que conocen bastante bien la epistemología positivista de Popper,
de Lakatos y las críticas de Kuhn, Feyerabend, etc., pero no dicen nada acerca de
cómo se aplica a la economía. Tal es el caso por ejemplo, de Blaug [2]. Finalmente,
reriéndose a Robbins [18], considera la siguiente cita para sostener, que lo que no
dice Robbins es cómo se establecieron esa serie de postulados, y de dónde salieron
[12, p. 156].
Las proposiciones de la teoría económica como toda teoría cientíca
son obviamente deducciones de una serie de postulados. Y las principales de tales postulados son supuestos, que implican en alguna forma
los hechos simples e indispensables de la experiencia referentes a la
forma, en que se maniesta en el mundo de la realidad, la escasez de
los bienes que constituye el tema de nuestra ciencia [18, p. 83].
El resultado de esta evaluación es que para el autor en la Economía subsisten
los siguientes problemas epistemológicos:
1. No se sabe cómo se contrastan las hipótesis originariamente, mucho menos
a las hipótesis estadísticas.
2. En consecuencia, no se sabe cómo se establecen las leyes, dando la impresión
como si hubieran salido de la nada, o se hubieran establecido directamente
ya como leyes sin pasar previamente por la contrastación de hipótesis.
3. Los economistas (al menos, la mayoría de ellos) están atrasados al creer que
las leyes y las teorías son vericables, se han quedado con los conceptos
equivocados, ya superados de los positivistas de la década del treinta del
siglo pasado.
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Revista de Economía San Marcos, 1 (1), junio 2014
Las leyes de la Economía son menos exactas y menos generales que las leyes
de las ciencias naturales.
En este apartado el autor de la tesis se propone mostrar qué problemas losócos subyacen en lo que hemos considerado el núcleo de este ensayo, es decir,
la falta de exactitud y generalidad de las leyes de la Economía, como lo hemos
esbozado en la primera parte.
Pues bien, según Llanos, los economistas arman que las leyes de la Economía
no tienen alcance universal, porque la sociedad humana es cambiante, y las leyes
cambian a medida que cambia la sociedad, y que por lo tanto, las leyes de la economía son leyes históricas. Argumentación que sustenta basándose en Lange [11,
p. 62], para quien cada ley, tanto en la naturaleza como en la sociedad humana,
tiene una acción cuyo alcance está limitado en el tiempo y en el espacio. Pues
los cambios, que intervienen en la naturaleza, son muy lentos comparados con los
cambios que operan en la historia de la sociedad humana y por tanto, comparados
con las modicaciones de las condiciones de acción de las leyes económicas. Estas
condiciones cambian de una época histórica a otra. También, cita nuestro autor
a José P. Rossetti quien sostiene lo mismo que Lange. Sosteniendo que la mayoría de las leyes económicas cambian en el tiempo y en el espacio y no alcanzan
un estricto grado de precisión... No es posible aislar de la matriz sociocultural,
en que esa sociedad se encuentra, todos los factores cambiantes y complejos que
intereren en su comportamiento.
Además, siempre en la argumentación de Rossetti,
A pesar de la constancia de la uniformidad de los hechos que dan
origen a las leyes económicas, éstas deben mirar se siempre como leyes
sociales. Ellos encierran la acción combinada de varias tendencias y
decisiones individuales independientes, cuya cuanticación exacta no
siempre es posible. Esta es la razón fundamental por la cual, las leyes de la Economía son menos precisas, que las de las ciencias que
tienen que ver con la naturaleza. Primero, porque las condiciones sociales dentro de las cuales son válidas, esas leyes pueden modicarse
profundamente con el correr del tiempo. Segundo, porque las uniformidades, que dieron origen a ellos, están sujetas siempre a graves e
imponderables oscilaciones [20, p.32].
En síntesis, ¾por qué creen que las leyes de la Economía no son exactas, son
menos precisas y menos rigurosas que las leyes de las ciencias naturales?. La respuesta cree encontrarla en Rossetti, quién piensa que la causa está en el hecho que
no se pueden controlar todos los factores, porque las condiciones son cambiantes.
Esta problemática el autor de la tesis considera que esto se sintetiza en dos
problemas, que los formula así:
a. ¾Por qué las leyes de la Economía no son universales? O sea, ¾por qué no
tienen un alcance para todas las sociedades y para todo el tiempo, es decir,
toda la historia?
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b. ¾Por qué las leyes de la Economía no son exactas?
Veamos brevemente su argumentación de por qué.
A la primera interrogante, nos dice Llanos que el ideal de la ciencia, es que
las leyes sean válidas universalmente, es decir, sean verdaderas en todo espacio y
tiempo. Esta exigencia ideal máxima satisface sólo algunas leyes de la Física. No
debe olvidarse que la Economía es simplemente una ciencia terrícola: sólo vale en
la tierra.
Pero, no sólo vale en la tierra, sino que no vale ni siquiera para toda la historia
de la humanidad, sino que sus leyes valen sólo para ciertos períodos históricos y
no valen para otros anteriores o posteriores, y peor aún, como ya hemos visto en
un sub capítulo anterior, hay leyes que no valen para todo un período histórico, es
decir, para todas las sociedades de dicho período, sino sólo para algunas sociedades
de dicho período. ¾Por qué? Por las siguientes razones:
1. Las sociedades, todas, cambian permanentemente.
2. No sólo que todas las sociedades están cambiando permanentemente, sino
que, no cambian al mismo ritmo, a la misma velocidad, en la misma forma
y en la misma dirección.
En lo que toca a la segunda interrogante, por qué las leyes de la economía
no son exactas. Veamos brevemente, por qué:
2.1 En el sistema económico real hay tantas unidades individuales de comportamiento, que si se tuviera que considerar a todas se tendría que
trabajar con varios millones de variables, varios millones de ecuaciones,
como eso es imposible, el investigador, tiene que sacricar siempre la
información detallada y completa y conformarse siempre, con desarrollar, sistemas de ecuaciones macroeconómicas con un número menor de
variables.
2.2 En consecuencia el investigador tiene que elegir y seleccionar siempre sólo un conjunto realmente manejable de variables y ecuaciones en
función del problema especíco que investiga, de la capacidad metodológica y tecnológica, y de las limitaciones reales de computación por el
número de variables.
2.3 Una vez seleccionadas y elegidas las variables que se van a medir y
las variables relevantes que se van a controlar, por más óptima que
haya sido la selección y la elección, durante la investigación o durante
el término de la predicción, siempre se presentarán otros tres tipos de
variables, que van a interferir con el resultado de la investigación, haciendo imprecisa la medición o haciéndola estadísticamente irrelevante
y no signicativa, o haciendo que el proyectandum resulte falso, o sea,
haciendo que la predicción no se cumpla.
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3. En la sociedad no existe entre los fenómenos una relación de causalidad
rígida, estable e invariante como en las ciencias naturales, por ejemplo, en
la física clásica; en la sociedad hay relación de causalidad, pero ésta es sólo
débil, compleja, inestable y variante. Además, de que en la sociedad hay
un tipo de causalidad desconocida aún, no estudiada que se puede postular
como hipótesis: la causalidad emergente única y singular.
4. Las leyes son constructos o modelos, porque son idealizaciones; por tanto,
su aplicación a la realidad no tiene porqué ser necesariamente exacta: toda
ley cientíca se aplica siempre sólo por aproximación por defecto o exceso,
y tratándose de leyes estadísticas, como en la economía. Además, no tiene
porqué cumplirse siempre, porque precisamente sólo son estadísticas [12, pp.
157, 158-160].
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