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Resolución Alternativa de Controversias-Arbitrajes Institucionales-Ad-hoc e
Internacionales
El arbitraje es un método de resolución alternativa de conflictos que permite a las
partes envueltas dirimir sus controversias de manera definitiva sin acudir a la
jurisdicción ordinaria. Su carácter distintivo reside en que las partes son libres de
determinar las leyes aplicables en cuanto al proceso y el fondo de la controversia, ya
que en materia de arbitraje rige el principio de la autonomía de la voluntad. De lo
anterior se desprende que para someterse a un procedimiento arbitral las partes deben
haberlo acordado previamente, ya sea mediante una cláusula inserta en el cuerpo del
contrato (cláusula compromisoria) que dio motivo a la controversia o un acuerdo de
resolver un conflicto presente acudiendo a un tribunal arbitral (compromiso).
En realidad, el arbitraje es la única vía efectiva para tutelar los derechos e intereses en
el ámbito comercial, y tiene como distintivo los principios de celeridad y efectividad e
una ausencia del formalismo característico de la jurisdicción ordinaria por el hecho de
estar diseñado para partes que van a tratarse de grado a grado. Así pues, tomando el
planteamiento de Platón, que de forma casi profética señaló que la solución de los
conflictos estaba en manos de unos terceros denominados árbitros, ha de considerarse
a los tribunales arbitrales como verdaderas jurisdicciones en su acepción amplia,
dígase “[l]a función consistente en administrar justicia; en ‘decir o declarar el derecho’,
en juzgar y resolver de manera vinculante o definitiva una situación de conflicto,
mediante un acto revestido de autoridad”1, compatible con la jurisdicción ordinaria.
En tal sentido, debido a su naturaleza privada y a los posibles efectos que pudiera
tener la decisión adoptada por el tribunal arbitral, el Estado se ha encargado de
supervisar legislativamente dicha institución con el fin de evitar cualquier exceso de las
partes so pretexto de autogobierno convencional absoluto. De forma que, la flexibilidad
antes dicha se encuentra limitada por las disposiciones de orden público, al igual que
en cualquier otro contrato ordinario.2 Cabe señalar que en República Dominicana, el
arbitraje se encuentra regulado principalmente por las disposiciones de la Ley No.48908 sobre Arbitraje Comercial, publicada en G. O. No.10502, del 30 de diciembre de
2008, por el congreso nacional en nombre de la República Dominicana y por la
Convención de Nueva York Convención sobre el Reconocimiento y Ejecución de las
Sentencias Arbitrales Extranjeras, de fecha 1958, adoptada por la resolución 178-01
del 27 de marzo de 2001, específicamente mediante el oficio DEI-2002-882 del 11 de
abril del 2001.
De manera que el Estado puede ejercer un control judicial a través de los tribunales
ordinarios garantizando así el respeto al orden público. A nivel nacional ese control
judicial es considerado como irrenunciable y no constituye un requisito previo a la
ejecución del laudo arbitral. En cambio, a nivel internacional se ejerce un control judicial
obligatorio mediante el cual los tribunales del Estado en donde se va a ejecutar el laudo
arbitral final, verificando así que no se ha violentado el orden público interno de dicho
1
2
CAIVANO (Roque J.). Control judicial en al arbitraje. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 2011. Pág. 8.
Código Civil de la República Dominicana. Art. 6.
Estado. Las formas de control judicial aplicadas en la República Dominicana son la
acción en nulidad y el procedimiento de reconocimiento y ejecución del laudo arbitral.
Para cualquier consulta sobre resolución alternativa de controversias, arbitrajes
institucionales, ad-hoc e internacionales contactenos: lguzman@oficinabisono.com
Extracto de ensayo escrito por Carlos A. Flaquer Seijas, abogado junior, Oficina Bisonó, S. R. L. d/f: 29-08-12
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