Los retos socio-económicos del envejecimiento en España

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Los retos socio-económicos del
envejecimiento en España
Resumen y conclusiones
Analistas Financieros
Internacionales
Equipo de trabajo: Directores
José Luis Fernández Pérez
José A. Herce San Miguel
Coordinadores
Enrique Martín Barragán
Elisa Chuliá Rodrigo
Otros colaboradores
Paul MacManus
Pablo Alonso Talon
Fernando Azpeitia Rodríguez
Juan Fernández
David Fernández Fernández
Carmen López Herrera
Leslie Bravo Chew
Julio de 2009
c/ Españoleto, 19
28010 Madrid
Tlf.: 34-91-520 01 00
Fax: 34-91-520 01 43
e-mail: afi@afi.es
www.afi.es
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Índice
1. Resumen y conclusiones ............................................................................. 2
1.1.
1.2.
1.3.
1.4.
Introducción ......................................................................................... 2
Resumen del contenido del estudio ..................................................... 3
El envejecimiento y la crisis económica ............................................... 6
El envejecimiento como problema ..................................................... 77
2. ¿Qué es el envejecimiento?....................................................................... 10
2.1.
2.2.
2.3.
2.4.
La estructura por edades y las ratios demográficas........................... 12
La geografía del envejecimiento en España ...................................... 19
Escenarios de futuro .......................................................................... 22
Ciclo de vida individual, edad y comportamiento socioeconómico..... 26
3. Retos del envejecimiento........................................................................... 42
3.1. El sistema de pensiones .................................................................... 42
3.1.1 Sistema público de pensiones ............................................................ 43
3.1.2 Balance individual del sistema público de pensiones desde un enfoque
financiero ...................................................................................................... 52
3.1.3 Proyecciones del Sistema de Seguridad Social en España ............... 63
3.1.4 Previsión Social Complementaria para la jubilación (Pilar II y III)....... 75
3.1.5 Sistemas de jubilación flexible y parcial: ¿están funcionando de forma
efectiva?........................................................................................................ 82
Anexo 3.1.2. Análisis de las diferentes “palancas” del actual Sistema Público
de Pensiones ................................................................................................ 85
3.2. La organización de la vida laboral.................................................... 118
3.2.1 El envejecimiento de la población activa .......................................... 119
3.2.2 La participación activa de la población de más de 50 años.............. 121
3.2.3 La salida de la actividad a edades maduras ..................................... 123
3.2.4 El potencial de actividad de la población española y la sostenibilidad
del sistema de pensiones ........................................................................... 128
3.2.5 Nuevas empresas, nuevos trabajadores, nuevas cualificaciones..... 132
3.3.
El impacto del envejecimiento en el sistema sanitario............. 135
3.3.1 Variables del gasto sanitario ............................................................. 135
3.3.2 Relación entre gasto sanitario y envejecimiento............................... 140
3.3.3 Proyecciones de gasto sanitario en España 2009-2059................... 152
3.4. La dependencia................................................................................ 158
3.4.1 Anatomía y geografía de la dependencia en España ....................... 158
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.4.2 Descripción del Sistema Nacional de Dependencia ......................... 162
3.4.3 Balance de la puesta en funcionamiento de la Ley .......................... 167
3.4.4 Proyecciones de la evolución de la dependencia ............................. 175
3.5. Los servicios sociales ...................................................................... 184
3.5.1 Definición y competencias en materia de servicios sociales ............ 184
3.5.2 Tipología e intensidad de los servicios sociales ............................... 186
3.6. La planificación financiera, el ahorro y el aseguramiento................. 194
3.6.1 Ciclo de Vida Individual y Planificación Financiera ........................... 200
3.6.2 Análisis del Patrimonio de las Hogares Españoles según el Ciclo Vital209
3.6.3 Inflación y planificación financiera .................................................... 218
3.6.4 Régimen Fiscal del Ahorro. Fiscalidad.............................................. 219
Anexo 3.6.2. Metodología de la Encuesta Financiera de las Familias (EFF)223
4. La percepción social y el discurso político sobre el envejecimiento......... 226
4.1. La percepción social ........................................................................ 226
4.1.1 Introducción ...................................................................................... 227
4.1.2 ¿Reconoce la opinión pública el envejecimiento como un fenómeno
con trascendencia colectiva? ...................................................................... 228
4.1.3 ¿Apoya la ciudadanía medidas para atenuar las consecuencias del
envejecimiento de la población? ................................................................. 233
4.1.4 ¿Qué grupos de población son más proclives a aceptar cambios en los
sistemas de bienestar? ............................................................................... 248
4.1.5 Conclusiones .................................................................................... 251
4.2. El discurso político ........................................................................... 254
Referencias bibliográficas .............................................................................. 262
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
1. Resumen y conclusiones
1.1. Introducción
La población española viene atravesando desde hace años un proceso de intenso
cambio en su estructura de edades y en su entidad cuantitativa. Como consecuencia
de la tendencia secular al aumento de la esperanza de vida y el descenso de la
natalidad desde finales de los años setenta la edad media de la población aumenta y
su tamaño está llamado a disminuir en algún momento futuro. Convencionalmente se
denomina a este proceso “envejecimiento” de la población y, como consecuencia del
mismo, se anticipa todo tipo de problemas asociados al mismo.
En este informe se adopta el punto de vista de que el envejecimiento es, en realidad,
un fenómeno aparente en buena medida determinado por la rigidez con la que desde
todas las instancias y ópticas abordamos el transito de las cohortes, que una vez
fueron jóvenes, a las “grandes edades” a partir de la barrera etaria de los 65 años,
fijada hace más de un siglo y que en absoluto significa hoy lo que entonces ni lo que
significará dentro de unas décadas.
Este punto de vista sobre el envejecimiento se completa con otro adicional. El de que
más que problemas, el envejecimiento representa retos, algunos de formidable
entidad, eso sí, que hay que afrontar con determinación, con realismo, con la mejor
información, a tiempo y dentro de un concierto de intereses inevitablemente diversos lo
más estimulante posible.
Visto así, el análisis del envejecimiento puede depararnos muchas sorpresas, como
mostramos en este informe. Pues no es el mero número de personas de edad más o
menos avanzada, ni necesariamente su proporción en relación al número de personas
de edades más jóvenes, lo que acaba protagonizando el análisis, sino la “mochila” de
“derechos” y “obligaciones” asociada a cada edad, en ocasiones contra el sentido
común, por simples convencionalismos o incapacidad para disociar lo que, en
definitiva, es un problema de gestión de dicha mochila de un fenómeno bien natural, y
en el fondo bien positivo, como es el tránsito de las generaciones hacia edades cada
vez más avanzadas.
Este doble enfoque permeará todo el estudio, pero su contenido es muy variado y
mientras fue posible se ha mantenido una coherencia conceptual y metodológica lo
más ajustada posible en sus diferentes apartados.
Este primer capítulo del informe es, de hecho, el resumen ejecutivo del mismo.
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Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
1.2. Resumen del contenido del estudio
El estudio recoge el análisis y diagnóstico del proceso de envejecimiento de la
población española y, especialmente, de sus implicaciones en una serie de áreas
identificadas fundamentalmente con los grandes programas del Estado del Bienestar.
Esta parte se compone de tres capítulos.
En el Capítulo 2 se caracteriza el proceso de tránsito etario de la población mediante
el análisis de los ratios demográficos más característicos, se explora la variada
geografía del envejecimiento en España y los escenarios de futuro que las
proyecciones de población oficiales y otras tendencias de la población permiten
vislumbrar. Este capítulo incluye también un análisis del ciclo de vida individual. Es
este análisis el que en primer lugar desata la que creemos es la fundamental
constatación del llamado “problema del envejecimiento”: los individuos viven cada vez
más pero dedican cada vez menos tiempo a la actividad productiva, de forma que se
está instaurando una incoherencia fundamental y creciente entre los recursos que son
capaces de acumular durante esta etapa activa y las necesidades que deben cubrir en
la etapa posterior. Hay muchas formas de matizar esta especie de álgebra vital, pero si
la acumulación consistiese sólo en fracciones de esos años activos y la utilización de
esos recursos también, entonces el balance sería cada vez menos favorable a medida
que aumenta la esperanza de vida y se mantiene fija la divisoria de los 65 años (o
menos).
En la consideración inadecuada de la línea vital individual (un solo individuo
representativo, no el conjunto de la población), o en su mera ignorancia, radica, en
nuestra opinión, buena parte de la confusión popular, y no tan popular, que hay sobre
el fenómeno del envejecimiento y sus implicaciones, una especie de mitología miope
que confunde a los mayores con los servicios que se les prestan como quien
confundiera el termómetro con la temperatura.
No dejaremos de insistir en el estudio sobre este fenómeno que constatamos una y
otra vez en la percepción de las implicaciones del envejecimiento. Pues si la sociedad
entiende que en una carrera de fondo hay que distinguir correctamente entre el jinete y
la montura a efectos de dilucidar qué es lo que causa una carrera desbocada de esta
última, habremos avanzado considerablemente en la solución de muchos de los
problemas que tendemos a asociar al envejecimiento.
En el Capítulo 3 se condensa el análisis de los diferentes frentes en los que se
manifiestan los principales retos del envejecimiento. Estos frentes se han elegido para
este estudio desde el punto de vista de los grandes programas del Estado del
Bienestar y la previsión colectiva y su contrapartida financiera, dejando a un lado los
no menos relevantes de la macroeconomía como son el consumo, la productividad y el
crecimiento a los que el envejecimiento interpela de manera directa. En particular, se
abordan las implicaciones del envejecimiento para el sistema de pensiones (Sección
3
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.1), el mercado de trabajo a edades laborales avanzadas (Sección 3.2), el sistema
sanitario (Sección 3.3), la atención a la dependencia (Sección 3.4), los servicios
sociales (Sección 3.5) o la planificación financiera, el ahorro y el aseguramiento
(Sección 3.6).
En este capítulo, junto a detallados análisis de base, se contienen proyecciones y
simulaciones expresamente realizadas para este estudio, sobre una base común, de
los tres grandes programas sociales: las pensiones públicas, la sanidad y la
dependencia.
En lo que se refiere a las pensiones, se han realizado proyecciones de gastos e
ingresos del conjunto del sistema, analizando al mismo tiempo las condiciones básicas
de sostenibilidad financiera a largo plazo del sistema, y también de las cuentas
individuales en diferentes casos tipo. En ambos casos el envejecimiento muestra muy
elocuentemente cómo el beneficio que representa el sistema de pensiones para cada
pensionista individual que vive cada vez más se traduce en cargas para el conjunto del
sistema. Además, dentro del análisis del sistema de pensiones público se adjunta un
anexo en el que, desde un enfoque individual, se ha analizado el impacto que tendría
la modificación de alguno de los parámetros que definen el actual esquema de cálculo
de las pensiones, en la rentabilidad que obtienen los individuos y en el balance
individual entre aportaciones y prestaciones realizadas al sistema.
Respecto a la sanidad y la dependencia, se han analizado las consecuencias estrictas
del envejecimiento (en su doble vertiente de volumen de población y estructura de
edades) ya que por la naturaleza de sus prestaciones este análisis es el que
corresponde.
Si para el sistema de pensiones el envejecimiento es una pesada carga (a legislación
constante), para la sanidad y la dependencia, contra lo que comúnmente se cree, no lo
es ni mucho menos. El truco radica en la naturaleza de las prestaciones. Las
pensiones son prestaciones económicas que deben mantener su ritmo de crecimiento
real con el de los salarios, pues de lo contrario los pensionistas, aunque recibiesen
más poder adquisitivo cada año mediante su pensión, serían más pobres respecto a
los trabajadores en activo. Mientras que las prestaciones sanitarias y las de
dependencia en su mayoría debieran ser en especie, es decir, son servicios sanitarios
y de atención a la dependencia prestados a los individuos elegibles entre los que
predominan las personas mayores. En este caso, el envejecimiento, per se, no es un
problema sea cual sea el horizonte temporal adoptado, el problema es nuestra
incapacidad para controlar el coste de los servicios prestados, pero no el número ni la
edad previsibles de los beneficiarios futuros. La confusión en este aspecto es enrome
y no ayuda a orientar ni el debate ni la acción en materia de sostenibilidad de estos
importantes programas del Estado del Bienestar. Recuérdese la evocación que se
hacía anteriormente al termómetro y la temperatura.
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Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
En este capítulo se contiene también un análisis de las estrechas relaciones que
guardan la trayectoria vital y la acumulación (o desacumulación) de activos financieros
a lo largo del ciclo. El análisis revela la absoluta necesidad de una planificación
financiera a largo plazo con vistas a la parte final del ciclo vital en un contexto de
creciente insuficiencia financiera del sistema público de pensiones y las condiciones
bajo las cuales dicha planificación es eficiente. Pero el punto de partida es claramente
insuficiente según revela el análisis realizado sobre la base de la Encuesta Financiera
de las Familias del Banco de España.
El Capítulo 4 del estudio se refiere a dos aspectos cruciales del ámbito sociopolítico
en el que el envejecimiento incide más directamente: la formación de la opinión pública
sobre este fenómeno y sus consecuencias y la elaboración del discurso político acerca
de las soluciones adecuadas.
Según se desprende de datos de encuestas internacionales, los españoles muestran
un elevado grado de conciencia del envejecimiento de la población y de la necesidad
de recursos crecientes para cubrir la protección social de la vejez. Los conocimientos
específicos que poseen sobre estas cuestiones son, sin embargo, limitados, y la
preocupación individual en muchos casos no se concreta en una inquietud activa (de
demanda de información y soluciones) ni en comportamientos previsores. La sociedad
pues percibe claramente el proceso de envejecimiento y comprende sus implicaciones
más importantes, generalmente en clave de problemas, pero sigue confiando en que
las instituciones tomarán las decisiones adecuadas sin llegar a la conclusión ineludible
de que su implicación individual en esas soluciones puede afectar negativamente a
sus expectativas. Es como si, en este punto, la opinión pública desviase su mirada a
otro lado. De ello se desprende que la coalición social favorecedora de las reformas
necesarias es más bien magra y fundamentalmente nutrida por personas adultas, con
mayores niveles de ingreso o educación y de ideología de centro-derecha. Una mezcla
de egoísmo y falta de información puede estar condicionando fuertemente este
resultado.
Al mismo tiempo, sobre la base social recién caracterizada, la emergencia de un
discurso político favorecedor de la toma de decisiones oportunas para la sostenibilidad
de los diferentes programas sociales a los que el envejecimiento interpela más
directamente no está en absoluto garantizada. En el discurso político sobre el
envejecimiento y las pensiones, encauzado principalmente a través del Pacto de
Toledo, predominan los mensajes tranquilizadores. Este discurso se ha articulado
sobre la narrativa de unas reformas muy activamente consensuadas por los actores
políticos e interlocutores sociales, pero de alcance muy moderado desde una
perspectiva internacional. Divorciado del discurso político, el discurso experto
presenta, por encima de diferencias internas sobre las mejores opciones de reforma,
una notable coincidencia en cuanto a la necesidad de cambios a corto plazo que
puedan evitar el desequilibrio financiero de la Seguridad Social.
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Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Es más bien la inercia de las pequeñas reformas que buscan simultáneamente dos
objetivos contrapuestos (asegurar la sostenibilidad y mejorar la protección), el cómodo
marco del Pacto de Toledo y la aún más cómoda situación económica que ha
prevalecido hasta 2007, lo que ha subrayado todo el proceso político en esta materia
hasta hace poco.
1.3. El envejecimiento y la crisis económica
Como se concluía en el resumen del estudio, las cosas iban muy bien hasta hace poco
y ello había instalado el debate sobre las implicaciones del envejecimiento en una
placentera inercia que no ha contribuido precisamente a avanzar en lo esencial. Pero,
en la actualidad, la severa incidencia de la crisis crediticia y económica generalizada
altera de manera decisiva todos los discursos y todas las actitudes. Es obvio que el
fenómeno del envejecimiento no se va a detener como consecuencia de la coyuntura
económica por severa y duradera que ésta sea. Pero lo cierto es que el hundimiento
de los mercados financieros, los valores de las viviendas y el aumento del desempleo
han sumido a los individuos en una profunda desconfianza hacia las soluciones de
mercado y han vuelto todas las miradas hacia el papel del Estado.
Cierto es también que éste ha visto severamente recortadas su posibilidades de
actuación frente a las obligaciones sociales sobrevenidas como consecuencia del
hundimiento de los recursos fiscales. El aumento del paro está haciendo que la
Seguridad Social registre menos ingresos por cotizaciones como consecuencia de la
caída de la afiliación y de las bases de cotización de quienes pasan a ser perceptores
de prestaciones de desempleo. Pero el número de pensionistas sigue acelerándose
suavemente, el sistema sanitario mantiene una rutina ajena a la crisis, aunque puede
verse negativamente afectado en alguna medida, la extensión del sistema nacional de
dependencia seguirá reclamando recursos rápidamente crecientes hasta que todos los
beneficiarios potenciales estén incluidos antes de que las variables demográficas
propiamente dichas puedan ejercer su influencia.
La crisis pues complica doblemente la ya de por sí complicada ecuación entre el
envejecimiento y la sostenibilidad de los programas sociales. En el plano económico
limita los recursos y exacerba las necesidades, mientras que en el plano sociopolítico
concentra el foco en la solución pública de los problemas de sostenibilidad. No es
concebible que la crisis se enquiste hasta el momento en que el envejecimiento
comenzará a afectar seriamente a la sostenibilidad de las pensiones, por ejemplo.
Pero la percepción de que los mercados financieros son intrínsecamente inestables
puede perdurar durante mucho más tiempo en el imaginario colectivo. La evidencia de
muchos trabajadores americanos con edades cercanas a la jubilación que van a tener
que postergar su retiro unos cuantos años a la espera de que se recuperen sus
capitales de jubilación (que aportan más de la mitad de los ingresos durante esta
etapa) pesará demasiado durante mucho tiempo.
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Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La sostenibilidad del sistema de bienestar es un problema de naturaleza estructural,
pero una recesión puede exponer transitoriamente sus debilidades más acusadas y, lo
que es peor, atemorizar a los agentes económicos y apartarles de las estrategias a
largo plazo. El punto de partida puede cambiar radicalmente tras dos años de
recesión, así como la ruta para alcanzar los objetivos de cambio estructural. Pero los
objetivos mismos no deberían cambiar.
1.4. El envejecimiento como problema
Pero los gobiernos tampoco pueden soportar indefinidamente cargas insoportables y
sus recursos, en definitiva, siempre salen de los contribuyentes presentes o futuros,
que son a su vez los destinatarios de las prestaciones. Por encima de la naturaleza
pública o privada, de capitalización o reparto, de prestación definida o de contribución
definida, de los esquemas de protección social, el hecho incontrovertible es que debe
haber una coherencia estricta entre los esfuerzos contributivos o de ahorro realizados
por cada individuo durante su vida activa y las prestaciones que reciba durante su
jubilación o de los restantes esquemas de protección social.
Lograr dicha coherencia no es un asunto sencillo y las crisis económicas complican
adicionalmente las cosas pues los recursos son más escasos, las necesidades se
disparan y cunde la desconfianza hacia los mecanismos privados de previsión
colectiva a favor de los mecanismos públicos de protección social.
El mercado no cubre eficazmente las necesidades de grandes capas de la población
cuando la distribución de la renta es muy desigual o cuando ciertos riesgos no son
compensables. En estos casos debe haber un aseguramiento público o un
aseguramiento privado obligatorio eventualmente subvencionado para los individuos
de menor renta. Son claros fallos de mercado y no toleraríamos que muchos
individuos quedasen desprotegidos por su causa. Desgraciadamente, estos casos
abundan.
Pero al mismo tiempo, la previsión individual o colectiva privada es ineficiente cuando
los mercados financieros son muy inestables. Esta es la situación en la actualidad y
sus consecuencias van mucho más allá de la mera situación de los mercados y las
minusvalías transitorias de los capitales de jubilación acumulados, pues los individuos
desconfían y el debate social y la acción política tienden a focalizar la solución pública
exacerbando los problemas de sostenibilidad.
Independientemente de que las soluciones de futuro pasen por una mezcla adecuada
de lo público y lo privado, la reforma radical de los mercados financieros y la aparición
de productos e instituciones más adaptados para instrumentar la coherencia entre
recursos presentes y necesidades futuras, la llave de dicha coherencia está,
entiéndase de forma clara, en la adecuación del álgebra vital al hecho de que cada vez
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Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
vivimos más. En román paladino: trabajar más y durante más años. De no hacerlo, el
envejecimiento se convertirá en un problema, como no, podría ser de otra manera.
Caben otras alternativas que la sociedad deberá sopesar, al margen siempre de su
mayor o menor preferencia por una u otra ubicación dentro del espectro públicoprivado. Estas alternativas tienen que ver con la gama e intensidad de los servicios a
los que aspiramos. Puede que debamos aceptar una rebaja en nuestras expectativas
a cambio del regalo que, en general, supone la mayor longevidad. Puede que
debamos esforzarnos más acumulando capitales o derechos a servicios futuros, lo que
viene a ser los mismo, durante nuestra vida laboral activa, para mantener los servicios
de los que disfrutamos actualmente. Puede que debamos profundizar mucho más en
la tecnología (no cualquier tecnología) y gestión (no cualquier gestión) de ese paquete
de servicios para que su coste no aumente sin que decaiga su calidad. Puede que,
mientras nuestras pensiones nos permitan adquirir cada año más bienes y servicios,
debamos aceptar que no aumenten tanto como los salarios reales.
Después de haber analizado a fondo en este estudio el fenómeno del envejecimiento y
sus implicaciones para la protección social y la previsión colectiva, nos parece que el
envejecimiento no debería constituir un problema en este ámbito y que los
razonablemente buenos niveles que tienen en nuestro país las prestaciones
económicas y en especie en sus diferentes grandes programas no deberían sufrir
menoscabo en el futuro si sólo fuese por los factores estrictamente demográficos, en
concreto, dada la evolución esperada del tamaño de la población en los próximos
cincuenta años y dada la evolución de la estructura de edades de la misma.
Pare evitar que los factores demográficos provoquen una crisis de sostenibilidad
generalizada de los grandes programas públicos de protección social y de los
esquemas privados de previsión colectiva, pues ninguno está libre de riesgos frente al
envejecimiento, nos parece que hay que adoptar decisiones firmes tendentes a: (i)
dosificar adecuadamente los cimientos público y privado del bienestar, (ii) crear los
instrumentos adecuados de conversión de rentas en capitales y de capitales en rentas
y de su aseguramiento, (iii) introducir seguros (obligatorios cuando sea necesario) de
pensiones, servicios sanitarios, servicios de atención a la dependencia y,
especialmente, de longevidad, (iv) regular mejor los mercados financieros buscando el
abaratamiento de las comisiones de gestión de los capitales para la previsión social y
(v) profundizar en las tecnologías de producción y los modelos de gestión de las
numerosas prestaciones en especie garantizadas por el sistema de bienestar para
evitar aumentos desproporcionados de su coste y una extensión injustificada de las
mismas.
No es sencillo. Pero lo más difícil, y a la vez más importante para evitar que el
envejecimiento se convierta en un problema y afecte a la sostenibilidad del entramado
de bienestar de la sociedad, es conseguir que los individuos se hagan a la idea de
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Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
que, frente al regalo de una vida más larga, su contrapartida debe ser una vida más
equilibrada en el plano laboral de forma que se restablezca el álgebra vital que
requiere la sostenibilidad. Este cambio, a su vez, exige un giro copernicano en la
manera de crear talento y aplicarlo a las actividades productivas. La aparición de las
empresas, los empleos, los trabajadores y las cualificaciones que facilitarán el que las
tasas de participación activa a edades superiores a los 60 años se multipliquen varias
veces respecto al nivel que tienen en la actualidad no debería demorarse, ni se
debería confiar en que este proceso será espontáneo, al menos a la escala requerida.
Sin este desarrollo, nuestros sistemas laborales y productivos nunca estarán en
condiciones de absorber el retraso de la edad de jubilación y la frustración sería aún
mayor que la que causaría la no sostenibilidad del sistema de bienestar.
9
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
2. ¿Qué es el envejecimiento?
En 1987, España gozaba junto a Irlanda de la menor tasa de envejecimiento de
Europa. En pocos años esta situación ha cambiado drásticamente, y hoy nuestro país
se sitúa a la cabeza del envejecimiento. La transición demográfica española se ha
producido con retraso respecto a Europa pero de forma más acelerada. En la próxima
década el envejecimiento se va acelerar aún más, con la jubilación de las
generaciones del baby boom nacidas durante los sesenta y setenta del siglo pasado.
En términos demográficos este escenario parece difícil de corregir porque el
comportamiento natural de la población nativa es muy restrictivo y en los próximos
años la capacidad de entrada de población joven extranjera estará seriamente
cuestionada por motivos económicos, barreras comunitarias y dificultades sociopolíticas de integración. El aumento de la longevidad de la sociedad inducirá a un
incremento de los costes sociales, especialmente por el aumento de la cuarta edad o
mayores de ochenta años. Por todo ello, el mantenimiento del sistema de bienestar
reclama drásticas innovaciones del mercado de trabajo, como la potenciación del
empleo femenino y la prolongación de la vida laboral.
Tradicionalmente el envejecimiento es visto como un fenómeno negativo que
desencadena un declive o crisis sociodemográfica. España, como el resto de los
países desarrollados, teme los efectos demográficos ligados al envejecimiento, la
inversión de la estructura por edades, la imposibilidad de reemplazo generacional, etc.,
y, más aún, las derivadas socioeconómicas, restricciones en el mercado laboral y
aumento de la tasa de dependencia, incremento de las cargas sociales hasta el punto
de poner en peligro el estado de bienestar, limitaciones al emprendimiento o
decadencia económica, etc. Ante este panorama, las soluciones planteadas hasta el
momento se centran en la inmigración exterior que renueve los huecos dejados por la
falta de jóvenes o la jubilación de la población activa, y en las políticas de estímulo de
la natalidad que recuperen el crecimiento vegetativo. Pero estas opciones no siempre
son satisfactorias, la primera por las dificultades de integración de los efectivos
extranjeros –agravadas en los momentos de incertidumbre económica-, y la segunda
porque en el actual modelo socioeconómico el margen de maniobra es restrictivo.
Pero a menudo estas interpretaciones son demasiado simplistas y tremendistas,
porque no saben valorar la esencia del envejecimiento: el proceso o resultado de una
exitosa transición demográfica de las sociedades más avanzadas, donde el aumento
de la longevidad es el primer indicador del desarrollo humano alcanzado. En esta
línea, el envejecimiento es la revolución sociodemográfica más trascendental de la
humanidad, sin precedentes históricos, a escala universal y destinada a perdurar en el
siglo XXI.
Por ello, es prioritario reinterpretar los conceptos y asumir los nuevos retos sociales,
económicos y políticos que reclama el envejecimiento. Entre estos, es necesario
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Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
superar las rígidas barreras establecidas en el ciclo vital. El límite de edad para
considerar mayor a una persona son los 65 años -edad a la cual la mayoría de los
países han fijado la jubilación- se ha quedado desfasado por el incremento de la
longevidad y salud de la población mayor, que ha logrado superar el umbral de los
ochenta años en las sociedades más avanzadas. La edad de jubilación se justificaba
como una conquista social, o el merecido descanso -retribuido por el sistema de
pensiones- de los extenuados trabajadores en sus últimos años de vida (que cuando
se desplegaron los sistemas de bienestar universales tal y como los conocemos hoy,
rara vez superaban los 70 años de esperanza de vida). En otras palabras, hoy en
España, como en otras sociedades de nuestro entorno, afortunadamente vivimos más
tiempo y con mayor calidad de vida, y la reestructuración económica y revolución
tecnológica han cambiado las condiciones de trabajo. Ante estas nuevas
circunstancias, no sólo resulta poco coherente mantener la edad de jubilación en 65
años, sino también contraproducente porque coarta las posibilidades de progreso
social de nuestros mayores al dejarles en un prolongado limbo de inactividad,
desaprovechando una gran fuente de recursos humanos y experiencia difícilmente
recuperable a medio plazo.
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Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
2.1. La estructura por edades y las ratios demográficas
La intensidad del proceso de envejecimiento de la población al que hemos asistido en
las últimas décadas carece de precedentes. En términos demográficos, el
envejecimiento de la población consiste en un cambio en la estructura por edades
derivada del aumento de la edad media de la población. En las últimas tres décadas
se ha producido un intenso trasvase de efectivos jóvenes hacia edades adultas: en el
periodo 1981 y 2008 la población joven entre 0 y 19 años ha descendido un 30,8% de
12,9 a 8,9 millones, frente a un incremento del 80,2% de los mayores de 65 y más
años, cuya población ha pasado de 4,2 a 7,6 millones de personas.
Pirámide de población Española 1981 vs. 2008
85 y más
80-84
75-79
70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
10-14
5-9
0-4
5
4
3
2
1
0
1
2
3
% Varones 2008
% Mujeres 2008
% Varones 1981
% Mujeres 1981
4
5
La variación acumulada durante el periodo 1981-2008 indica que el grupo de edad de
80 y más años –denominado habitualmente “cuarta edad”- muestra el incremento más
elevado (193,4%) y ello es una prueba inequívoca del proceso de envejecimiento y de
la alta longevidad de la sociedad española. Las generaciones nacidas durante la
Guerra Civil, más reducidas, influyen en el hecho de que los mayores de entre 65-79
años crezcan a un ritmo menor, 56,8%, pero aun así este tramo de edad es el
segundo más expansivo de los considerados. En este sentido el “crédito demográfico”
inducido por dicha contienda y el período de posguerra, supone según diferentes
estudios, una cifra del entorno de 570.000 personas no nacidas por causa directa de la
12
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
guerra que provocan, en la actualidad, el máximo impacto de dicho “crédito
demográfico”, cuyo peso se irá reduciendo en los próximos años.
Tabla 2.1.1.
Evolución de los grupos de edad de la población española : 1981-2008
1981
Grupos de edad
Población
2008
% sb total
Población
Evolución 1981/2008
% sb
total
Incremento
absoluto
habitantes
Var. %
habitantes
Var. % del
peso relativo
0 a 19 años
12.949.041
34,4%
8.961.525
19,5%
-3.987.516
-30,8%
-43,4%
20 a 39 años
10.180.726
27,0%
14.574.837
31,6%
4.394.111
43,2%
17,1%
40 a 64 años
10.316.870
27,4%
14.893.342
32,3%
4.576.472
44,4%
18,1%
65-79 años
5.506.459
12,0%
1.994.866
56,8%
28,3%
2.127.348
4,6%
1.402.217
193,4%
140,0%
16,6%
7.633.807
3.397.083
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE
80,2%
47,4%
3.511.593
9,3%
80 y más años
725.131
1,9%
65 y más años
4.236.724
11,2%
El descenso acusado de la natalidad es uno de los hitos demográficos más
relevantes, junto al aumento de la esperanza de vida y la inmigración extranjera.
Desde 1975 las tasas de natalidad (o número de hijos por mil habitantes)
experimentan una brusca caída (véase gráfico adjunto), hasta alcanzar el mínimo
histórico de 9,19 en 1998, es decir casi diez puntos menos que en 1975, que provocó
un crecimiento natural casi cero (porque la diferencia con la tasa de mortalidad era
mínima, 0,12). Los cambios socioculturales y la emancipación de la mujer, entre otros
factores, explican ese descenso. Como es bien sabido, además del incremento de la
esperanza de vida, la “desnatalización social” ha inducido el proceso de
envejecimiento. Lógicamente, el declive de la natalidad es también consecuencia del
envejecimiento, al reducirse las generaciones en edad reproductiva, y ambos factores
interactúan en lo que se ha llamado modelo de inversión demográfica, colocando a
España entre los países del mundo con la dinámica natural más regresiva.
A partir de 1999 se inicia una senda de tímida recuperación de la tasa de natalidad,
alcanzando 10,96 en 2006 (para encontrar una cifra similar habría que remontarse
hasta 1987). No cabe duda de que la población extranjera ha jugado un papel crucial
en este incremento de la natalidad, por su mayor proporción de efectivos en edad
reproductiva y un comportamiento más natalista. Paralelamente otros indicadores
atestiguan un mayor dinamismo: el número medio de hijos alcanza la cifra de 1,4, y
aunque todavía esté muy lejos del casi “mítico” 2,1 -que asegura el reemplazo
generacional-, se aleja del 1,2 en el que parecía haberse instalado la demografía
española durante los años noventa. También la edad media de las madres que tienen
su primer hijo consigue bajar del umbral de los treinta años y situarse en torno a 29,3
13
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
años, mientras que la tasa de maternidad1 aumenta de 18 en 1996 a 19,7 en 2008.
Pero esta recuperación no es ni profunda ni duradera. Desde 2006 la tasa de natalidad
se ha estancado y si se confirman las previsiones va a descender en los próximos
años convergiendo con la mortalidad, lo cual de nuevo nos acerca al crecimiento cero:
en 2017 se espera un crecimiento natural de la población de 0,8 por mil habitantes,
frente al 2,4 registrado en 2007. La natalidad parece tener un escaso margen de
recuperación porque domina la tendencia a retrasar la edad de la primera maternidad
y la maternidad en general. Los escollos de tipo económico (analizados en el sección
2.4), son un potente freno para la emancipación y formación de hogares de la
población joven, como han puesto de manifiesto múltiples estudios. Otro factor en
contra es la rápida asimilación por parte de la población extranjera de los roles
demográficos del resto de la población, es decir, pocos hijos y a una edad más tardía.
Además, también es muy probable que la actual crisis influya negativamente en la
decisión de tener hijos. Por razones de índole biológica (al rebasar los umbrales
reproductivos), si no se adoptan medidas de forma casi inmediata, se puede llegar a
desaprovechar el potencial de reproducción demográfica de las generaciones del baby
boom.
Gráfico 2.1.2.
Dinámica natural española: evolución 1975-2007 y estimación 2008-2017
Tasa de natalidad y mortalidad anual por mil habitantes
Tasa Mortalidad, por 1000 habitantes
Tasa Natalidad, por 1000 habitantes
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
1975 1978 1981 1984 1987 1990 1993 1996 1999 2002 2005 2008 2011 2014 2017
Fuente:
1
La tasa de maternidad se calcula a partir de la población de 0 a 4 años sobre las mujeres entre 15 y 49
años
14
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Es evidente que la inmigración ha paliado y retardado los efectos del
envejecimiento. La aportación exterior por el momento ha evitado el descenso de la
proporción de población en edad activa (16-65 años), que incluso ha incrementado su
relevancia: de 68,3% en 1996 a 69,1% en 2008. El proceso de envejecimiento también
se ha ralentizado, ya que si entre 1981 y 1996 crecía a razón de 0,29% de media
anual, para el periodo 1996-2008 éste ha sido sólo de 0,08%. Si analizamos la
estructura de edades (véase siguiente pirámide) también es evidente la contribución
de la inmigración exterior en cierto rejuvenecimiento de las generaciones en edad
activa. Los datos son elocuentes: la tasa de envejecimiento de los extranjeros es del
4,9%, frente al 18,1% de los nativos, y los extranjeros representan el 17,1% de la
población entre 20 y 44 años.
Gráfico 2.1.3.
Pirámide de población en España 2008: nativos y extranjeros
Varones
80-84
Mujeres
70-74
60-64
50-54
40-44
30-34
20-24
10-14
0-4
5
4
3
Fuente: Padrón Municipal, INE
2
1
0
% Extranjeros
1
2
3
4
5
% Nativos
La inmigración extranjera ha sido el motor del espectacular crecimiento de la población
española en los últimos años (véase gráfico adjunto). Entre 1998 y 2008, el 72% del
crecimiento de la población española tiene origen extranjero, lo cual supone 4,6
millones del total de los 6,3 millones ganados. En términos relativos, el incremento
acumulado de la población extranjera fue del 730%, mientras que la población
nacional en ese mismo periodo registró un discreto 4,2%. El futuro demográfico de
España está muy condicionado por la capacidad socioeconómica a la hora de atraer
15
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
población extranjera, pero es inverosímil que se prolonguen por mucho tiempo los
actuales flujos de entrada –España viene acumulando más de un tercio de todas las
ganancias de los saldos migratorios del conjunto de la Unión Europea-.
Gráfico 2.1.4.
Contribución de población extranjera al crecimiento demográfico
Variación interanual en miles habitantes (1998-2008)
Nativos
1.000
Extranjeros
900
800
700
600
400
300
447
607
414
375
370
112
175
200
100
749
696
686
500
238
0
1998/99
123
170
114
1999/2000
2000/01
2001/02
193
2002/03
110
2003/04
215
187
2004/05
2005/06
116
2006/07
208
2007/08
Fuente: INE
Es previsible que la actual crisis económica, combinada con políticas de contención de
la inmigración, suponga una brusca caída del saldo migratorio exterior, al igual que ha
sucedido en Alemania. La progresiva merma en la entrada de extranjeros y los
procesos de retorno devolverán a España a la situación de partida, otorgando cada
vez más protagonismo a la dinámica natural. Si se mantiene el comportamiento
reproductivo actual (con una de las tasas de natalidad más bajas del mundo) es fácil
anticipar a corto plazo la regresión demográfica. Pero todavía existe margen para
actuar y contrarrestar esta tendencia a través de las políticas a favor de la natalidad,
como vienen aplicando con éxito los países nórdicos, o en nuestro entorno más
próximo el caso de Francia.
A modo de síntesis, en el siguiente gráfico se puede comprobar cómo el crecimiento
económico induce el crecimiento demográfico, aunque con algunos desfases
temporales. Hasta principios de los años ochenta, el declive económico influyó en el
descenso del ritmo de crecimiento demográfico. El hecho de que la expansión
económica producida por la incorporación en el Mercado Común no se tradujera en un
paralelo crecimiento demográfico se debió a que las necesidades del mercado laboral
se cubrieron ampliamente con los recursos internos: los excedentes de población
joven y la masiva incorporación de la población femenina. Por otro lado, la
emancipación laboral de las mujeres aceleró el cambio hacia un modelo sociológico de
reducida fecundidad. Remontada la crisis de 1993, el nuevo y prolongado ciclo
expansivo (desde 1994 hasta 2008) sí que ha precisado de la entrada de población
extranjera, atendiendo las demandas del mercado laboral no cubiertas con la
16
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
población nativa. La brusca desaceleración económica producida en 2008 no ha
provocado un paralelo descenso de la inmigración extranjera, porque España sigue
siendo uno de los principales focos de atracción migratoria internacional, aunque como
ya se ha apuntado es previsible que a corto plazo sufra un ajuste considerable.
Gráfico 2.1.5.
Crecimiento demográfico vs crecimiento económico
Variación interanual %
PIB (Esc. Izq)
Población (Esc. Dcha.)
5,7
2,0
4,7
1,5
3,7
2,7
1,0
1,7
0,5
0,7
0,0
-0,3
-1,3
-0,5
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE
Por otra parte, la alta longevidad alcanzada por la población española es uno de los
principales logros demográficos y socioeconómicos del país. Si nos remontamos a
1975, a pesar del diferencial en bienestar socioeconómico, la esperanza de vida ya se
acercaba a los países europeos más avanzados gracias al periodo de desarrollo
económico de los años sesenta y setenta, junto a otros factores extraeconómicos
como los estilos de vida y nutricionales. Desde la transición democrática España ha
incrementado su esperanza de vida en casi ocho años (véase gráfico), pasando de
73,3 años en 1975 a 81,1 años en 2006. Este ascenso –a razón de casi cuatro años
por década- ha sido el resultado del intenso desarrollo socioeconómico y la cobertura
universal sanitaria, que han producido una auténtica “democratización de la
supervivencia”. El éxito logrado ha sido tal, que hoy los españoles por término medio
viven 6 años más que la media de la Unión Europea.
17
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 2.1.6.
Esperanza de vida al nacer en España: evolución 1970-2006
Ambos sexos
Mujeres
Varones
83,7
83
81
80,5
81,1
76,9
77,2
79
77
75
76,2
73,3
73,3
73
71
70,4
69
1975
1980
1986
1991
1995
2000
2006
Fuente: Eurostat
En las sociedades avanzadas la esperanza de vida es sensiblemente más alta en las
mujeres que los varones. Efectivamente, uno de los principales logros del desarrollo es
la mayor equidad de género, que ha mejorado las condiciones de vida de las mujeres
y ha minimizado los factores de riesgo en la mortalidad femenina precoz. Todo ello,
unido a la mayor resistencia biológica y seguramente también unos hábitos más
saludables explican el diferencial de 6,5 años a favor de las mujeres españolas. Esta
mayor esperanza de vida tiene un efecto directo en la feminización de la vejez: las
mujeres de 65 y más años superan en un 35,7% a los varones de esa edad, cifra que
se eleva al 84,6% si consideramos la población de 80 y más años. En 2008 uno de
cada diez españoles correspondía a una mujer de más de 64 años, y se espera que
esa proporción aumente a una de cada ocho en 2030. Las mujeres viven más, pero en
general perciben peor su salud, ya que sufren antes y de forma más prolongada las
discapacidades y enfermedades crónicas. El número de años que pasan las mujeres
sin padecer una enfermedad crónica es de 38, mientras que en los hombres es de 412.
Esas diferencias reflejan que todavía persisten desigualdades por razones de sexo,
como la dependencia económica, la sobrecarga de trabajo, o el menor reconocimiento
y las posibilidades más limitadas de ascenso social de las mujeres. Por lo demás,
existen evidencias de que la esperanza de vida libre de discapacidad no sólo varía con
la edad y el género, sino también con el lugar de residencia.
Cabe asimismo subrayar que la longevidad todavía tiene mucho recorrido para seguir
aumentando. Las previsiones de Eurostat para España de un incremento de cuatro
años de aquí al 2050, hasta alcanzar una media de 87,9 años en el caso de las
2
Según datos del Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2007
18
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
mujeres y 81,4 en el de los hombres, parecen demasiado cortas: se compadecen mal
con los ritmos de crecimiento de las últimas décadas e infravaloran las posibilidades
que representan los avances científicos3, la adopción de hábitos de vida más
saludables (entre ellos, las dietas menos calóricas que, hasta donde se sabe, reducen
la oxidación celular), las condiciones de trabajo menos duras o la mayor difusión y
eficiencia de la medicina preventiva. Por estos motivos, es muy probable que en los
próximos años se tengan que corregir al alza dichas proyecciones oficiales. Algunos
expertos4 señalan que la esperanza de vida en España aumentará aproximadamente
en dos años por cada década transcurrida -a un ritmo parecido al que viene
registrando desde 1975- (Guijarro y Pélaez, 2007). De esta forma la longevidad media
de las mujeres se aproximará a los 92 años y los varones superarán los 85 años, es
decir, nueve años más que al inicio del siglo XXI para ambos sexos.
2.2. La geografía del envejecimiento en España
La radiografía territorial del envejecimiento en España muestra una situación diferente
según las comunidades autónomas. En el siguiente mapa se observa que la
proporción de población de 65 y más años es muy alta en las comunidades del
noroeste e interior del país. Por el contrario, las comunidades del arco mediterráneo,
los dos archipiélagos y Madrid –la excepción del interior- presentan una estructura de
población menos envejecida con valores por debajo de la media española (16,6%). La
diferencia entre la comunidad más envejecida, Castilla y León, y la menos, Canarias,
es de casi diez puntos porcentuales.
3
Por otro lado, la reducción de la oxidación celular a través de dietas nutricionales menos calóricas
incrementarán sensiblemente la longevidad
4
Guijarro, M. y Peláez, O. (2007): La longevidad globalizada: un análisis de esperanza de vida en
España. Vol. XII, núm. 260, 1 de marzo de 2008. Cuadernos Críticos de Geografía Humana
19
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
A escala provincial se agudizan aún más los contrastes territoriales. Los valores
oscilan entre el 28,4% de Ourense y el 11,4% de Las Palmas, es decir 17 puntos. En
las comunidades autónomas de mayor tamaño territorial se perciben claramente las
diferencias internas interprovinciales: más de diez puntos en Castilla y León (28,2% en
Zamora por 17,9% en Valladolid) y Galicia (28,4% en Ourense por 18,2% en
Pontevedra); ocho puntos en Castilla-La Mancha (23,2% en Cuenca por 15,4% en
Guadalajara); y cinco puntos en Aragón (23,9% en Teruel por 18,7% en Zaragoza) y
Andalucía (17,8% en Jaén por 12,6% en Almería).
Las diferencias territoriales en el proceso de envejecimiento se explican por el desigual
desarrollo socioeconómico de las últimas décadas. El mapa del envejecimiento está
estrechamente ligado al fenómeno demográfico más relevante de la segunda mitad del
siglo XX: el éxodo rural y su proyección en el tiempo a través del “envejecimiento por
emigración”. Las migraciones campo-ciudad han provocado el envejecimiento de
amplias zonas rurales del interior del país. Las pérdidas fueron muy acusadas en las
provincias de interior, las más rurales y atrasadas: las dos Castillas, Extremadura,
Aragón, pero también en las provincias de interior de Galicia (Lugo y Ourense) y
Andalucía (especialmente, Jaén y Córdoba). En el interior, las excepciones se dieron
20
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
en los enclaves urbano-industriales de Zaragoza y Valladolid, y más recientemente
Guadalajara y Toledo, que han conjugado las pérdidas gracias a la fuerte atracción
demográfica derivada de la difusión metropolitana madrileña. Por el contrario, las
mayores ganancias se concentran en las regiones urbano-industriales de Madrid,
Cataluña y el País Vasco, así como en las provincias del litoral mediterráneo y del
archipiélago canario, más beneficiadas por el desarrollo urbano-turístico. Así pues, el
desigual desarrollo socioeconómico explica los flujos migratorios del interior y, en
consecuencia, la desigual estructura demográfica actual.
En los últimos años el boom inmigratorio ha acentuado estos contrastes territoriales. El
siguiente gráfico permite apreciar la existencia de una correlación entre una estructura
demográfica más envejecida, por una parte, y un menor crecimiento demográfico y
una más reducida atracción inmigratoria, por otra.
21
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 2.2.1.
Comparativa entre el envejecimiento, población extranjera y crecimiento demográfico
Índice por CCAA (España = 100)
65y más años 2008
Extranjeros 2008
Variación pob. 1998-2007
200
150
100
50
Canarias
Baleares
Murcia
Madrid
Andalucía
Com. Valenciana
Cataluña
Navarra
La Rioja
Cantabria
Castilla-La Mancha
Fuente:
INE
País Vasco
Extremadura
Aragón
Galicia
Asturias
Castilla y León
0
2.3. Escenarios de futuro
El fenómeno de la inmigración extranjera, motor del crecimiento demográfico español,
difícilmente se prolongará con la misma intensidad en los próximos años, por lo cual,
la evolución demográfica va a verse cada vez más condicionada por la dinámica
natural de la población. Ciertamente, el margen de error de las previsiones
demográficas es muy alto, toda vez que las condiciones socioeconómicas –incluso
políticas- son imprevisibles en un horizonte lejano. Un escenario de recuperación
natural de la población tal vez fuera posible si las políticas a favor de la natalidad se
aplicaran con rapidez y medios suficientes, de tal modo que se pudiera aprovechar la
ventaja de contar con las generaciones del baby boom en edad reproductiva. El
escenario alternativo es el de una población muy envejecida o “sobreenvejecimiento”,
con escasas posibilidades de recuperación natural y, por ello, una evolución
extremadamente dependiente de las aportaciones externas, que –como se ha
apuntado están sujetas a los vaivenes cíclicos de las coyunturas socioeconómicas. La
historia, en todo caso, nos muestra que los errores en las previsiones demográficas
han puesto de manifiesto un sesgo a la baja, infravalorando generalmente la
supervivencia.
Si atendemos a la proyección demográfica del INE para el año 2018 (véase siguiente
gráfico), respecto a 2008 las generaciones de 65 y más años registrarán un
22
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
incremento absoluto de más de 1,3 millones, afianzando su protagonismo relativo (de
un 16,6% a un 18,3%). Este incremento sería aún mayor de no haberse producido el
fenómeno de las generaciones huecas (o los “no nacidos” durante la Guerra Civil y la
inmediata posguerra). Al ampliar el horizonte temporal la tasa de envejecimiento
alcanzará el 23% en 2030.
Gráfico 2.3.1.
Evolución de los grupos de edad: % sobre el conjunto de la población
Censo 1981
10
Padrón 2008
Proyección 2018
Proyección 2030
9
8
7
6
5
4
3
2
1
80-84
75-79
70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
85 y más
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
10-14
5-9
0-4
0
El progresivo envejecimiento de la población también se reflejará en un preocupante
menor reemplazo, es decir, la relación entre las generaciones en edad de incorporarse
al mercado de trabajo (los jóvenes entre 20 y 29 años) frente a las que salen (entre 55
a 64 años), que evolucionará del actual 132% en 2008 a 85,5% en 2018 y 73,4% en
2030, lo que significa que pasaremos de tener 1,32 individuos entre 20 y 29 años por
cada individuo entre 55 y 64 años, a tener sólo 0,73 en el 2030. Los datos permiten,
por tanto, predecir plausiblemente que, en la próxima década, las generaciones del
baby boom empezarán a jubilarse, sin contar con un reemplazo equivalente de
generaciones jóvenes.
23
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 2.3.2.
Razón de reemplazo generacional: evolución temporal
Relación entre 20-29 años y 55-64 años por cien habitantes
180
160
150,8
159,6
165,0
132,0
140
120
100
85,5
73,4
80
60
40
20
0
1981
1996
2001
2008
2018
2030
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE
El envejecimiento de la población provoca asimismo un aumento de la población
dependiente, especialmente protagonizado por el colectivo de 80 y más años,
denominada “cuarta edad” cuyas previsiones de crecimiento, según el INE, son del
172% entre 2008 y 2030. Para este último año se cifra en 3,6 millones el número de
quienes superen en España la edad de 79 años, que representarían un 7,2% de la
población (en 1981 este colectivo apenas representaba el 1,9%). Teniendo en cuenta
las actuales tasas de dependencia de los respectivos grupos de edad, se ha estimado
para el horizonte 2030 un total aproximado de 3,5 millones de habitantes dependientes
de 65 y más años, lo cual representa un incremento del 60,6% respecto a 2007.
24
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 2.3.3.
Pirámide de población Española 2008 vs 2030
85 y más
80-84
75-79
70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
10-14
5-9
0-4
5
Fuente: INE
4
3
2
1
% Varones 2030
% Varones 2008
0
1
2
3
4
5
% Mujeres 2030
% Mujeres 2008
25
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Como viene siendo una constante en todas las variables analizadas, las diferencias
territoriales del fenómeno del envejecimiento se acentúan en las proyecciones de
población de mayores de 65 años para el año 2018.
2.4. Ciclo de vida individual, edad y comportamiento socioeconómico
Para evidenciar el proceso de envejecimiento que vive España y relacionar este
proceso con el retiro de los mayores, es importante analizar los principales hitos en un
ciclo de vida, entendiéndose éste como las edades a las que suceden los eventos más
importantes del individuo, como puede ser la formación, emancipación, entrada y
salida del mercado laboral, inactividad, jubilación, etc. Los aspectos demográficos
analizados en la sección anterior tienen un impacto elevado en la organización de las
distintas fases del ciclo vital de los individuos y sirven como referente para analizar los
patrones de comportamiento de las personas, sus tendencias y las condiciones
socioeconómicas que influyen en sus decisiones de futuro.
26
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Como comprobaremos a lo largo de esta sección, los últimos datos disponibles indican
que los jóvenes terminan sus estudios a edades más tardías, se demoran en encontrar
su primer trabajo, se emancipan de sus hogares de origen cada vez más tarde y se
casan y tienen su primer hijo a edades más avanzadas. Este comportamiento ha
retrasado la entrada a la actividad laboral, que junto a la salida anticipada de muchos
trabajadores y empleados del mercado laboral, ya sea por jubilación anticipada o
prejubilación, ha provocado el acortamiento del periodo efectivo de actividad frente a lo
observado hace unos años. Esta situación indiscutiblemente tiene efectos directos
sobre el retiro de los mayores.
Gráfico 2.4.1.
Ciclo de vida en España (edad media)
Primer matrimonio
Inactividad
Salida del mercado laboral
Esperanza de vida mujeres
Primer hijo
Emancipación
Esperanza de vida hombres
90
87,0
82,9
85,2
81,2
80
(años)
70
50
62,0
60,3
60
54,9
50,6
40
30
20
30,7
27,4
26,8
29,3
29,3
26,3
1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2006
Fuente: Eurostat, INE e Injuve
La pirámide de población activa de 1987 frente a 2008 permite distinguir tres
fenómenos que tienen una lectura clara en el ciclo vital de los individuos. El primero de
ellos refleja la inactividad inducida o forzosa de los jóvenes, motivada por la
prolongación de los estudios ante las dificultades de acceso al mercado laboral. La
entrada de los más jóvenes (16-24 años) al mercado de trabajo es cada vez más
tardía, tal y como lo refleja la reducción de la tasa de actividad de este grupo de edad
de casi diez puntos, situándose en 2008 en el 29%. Además, la reducción de los
activos varones se ha prolongado hasta las edades de 25 a 29 años, a diferencia de
las mujeres de este grupo de edad que han aumentado considerablemente su tasa de
actividad en los últimos tiempos, del 59,6% al 82,6%.
27
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
El segundo fenómeno se corresponde con el elevado incremento de la población
activa femenina observado en ese periodo, que ha pasado de representar un 33%
sobre el total de activos a un 43%, con 4,8 millones más que en 1987. En términos
agregados, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo ha ayudado a atenuar la
tendencia decreciente de la población activa observada en los últimos años. Cabe
destacar que, a pesar de la incorporación masiva de las mujeres jóvenes al mercado
de trabajo, las mayores salen antes que los varones: en nuestros días, la tasa de
actividad de las mujeres desciende con intensidad a partir de los 50 años, mientras
que en los hombres este fenómeno se observa a partir de los 55 años.
El último fenómeno destacable es la tendencia de la salida anticipada de los varones
del mercado laboral. En los últimos años, los varones entre 50 y 64 años han perdido
peso sobre el total de activos, de un 6,5% a un 5,5%, mientras que el porcentaje de las
mujeres sobre el total de activos se ha incrementado en casi dos puntos hasta el 3,8%.
Gráfico 2.4.2.
Pirámide de población activa: 1987 vs. 2008
de 70 y más
de 65 a 69
de 60 a 64
de 55 a 59
de 50 a 54
de 45 a 49
de 40 a 44
de 35 a 39
de 30 a 34
de 25 a 29
de 20 a 24
de 16 a 19
10
Fuente: INE
8
6
4
% Varones 2008
% Varones 1987
2
0
2
4
% Mujeres 2008
6
8
% Mujeres 1987
A continuación se analizarán algunos aspectos relevantes en el cambio del ciclo vital
de los individuos apuntado anteriormente.
Emancipación: transición a la vida adulta y primer empleo
España, junto a Italia, tiene el calendario más retrasado de toda la Unión Europea
respecto a la transición a la vida adulta, entendiendo ésta como emancipación primero
y formación y consolidación de la familia posteriormente. Dicho retraso es aún mayor
si lo comparamos con los países nórdicos: en torno a cinco años. El 53,8% de los
28
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
jóvenes españoles entre 18 y 34 años sigue viviendo en el hogar paterno5. Sin dejar al
margen otro tipo de factores de naturaleza sociocultural, la independencia tardía de los
jóvenes españoles se explica en claves económicas: limitada capacidad para acceder
al primer empleo, y mala calidad de éste (en términos de inestabilidad, temporalidad y
bajos salarios), con las consiguientes dificultades para asumir los gastos -inflados
durante años- del alquiler o de la adquisición de una vivienda. Para afrontar las
restricciones del mercado laboral una opción habitual consiste en ampliar la duración
de los estudios, especialmente entre los jóvenes de familias de rentas medias y altas.
Por otro lado, al prolongarse la precariedad en los primeros años de actividad laboral,
la inserción en el mercado de trabajo no garantiza siempre la deseada emancipación,
sino que muchos jóvenes aplazan su salida del hogar familiar hasta alcanzar unos
niveles de ahorro suficientes para afrontar la independencia, y otros que se emancipan
nominalmente siguen dependiendo económicamente de las ayudas familiares. Todo
ello incide en llamativos “atascos” en el ciclo vital, que se traducen con claridad en el
restrictivo comportamiento natural de la población española: pocos hijos y en edad
tardía, apurando los límites de la edad reproductiva. Para salir de este círculo vicioso
los jóvenes españoles tampoco cuentan con muchos apoyos, a diferencia de otros
países de nuestro contexto europeo donde las políticas a favor de la juventud y la
familia estimulan el incremento de los hogares familiares y la recuperación de las tasas
de fecundidad.
A pesar de estos obstáculos, en los últimos años el número de hogares jóvenes
(alargando la “etapa de juventud” hasta los 34 años) ha crecido sensiblemente (un
107,8% entre 2002 y 2008), y la tasa de emancipación se ha incrementado en más de
diez puntos (véase gráfico adjunto), acortándose la brecha con respecto a la UE. Esta
progresión de los hogares y la emancipación está claramente determinada por el
reciente ciclo económico expansivo que mejoró significativamente los niveles de
empleo joven.
5
Según datos del III Trimestre de 2008 del Consejo de la Juventud de España
29
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 2.4.3.
Tasa de emancipación de los jóvenes: grupos de edades (2003-2008)
% personas que viven fuera del hogar de origen respecto del total personas misma edad
18 - 24 años
25 - 29 años
30 - 34 años
Total
73,8%
73,7%
72,7%
60%
69,2%
69,4%
70%
75,1%
80%
2003
2005
2006
46,3%
48,1%
12,8%
44,9%
45,9%
13,1%
43,5%
41,4%
42,0%
37,4%
36,9%
2004
12,5%
0%
10,7%
10%
6,8%
20%
7,3%
30%
36,1%
35,1%
40%
43,7%
50%
2007
4T2008
Fuente: Observatorio Joven de la Vivienda
Ahora bien, las bases económicas de estos progresos en la emancipación parecen
muy débiles ante la intensa crisis nacional e internacional que estamos sufriendo. Los
jóvenes son uno de los colectivos más castigados por la falta de dinamismo del
mercado laboral y la destrucción de empleo, y ante la dura restricción crediticia su
capacidad adquisitiva y de ahorro son claramente insuficientes para poder acceder a
una vivienda. En el peor de los escenarios, muchos jóvenes se ven forzados a
regresar al hogar familiar por culpa del desempleo. Según datos del INE del primer
trimestre de 2009, la tasa de paro de menores de 25 años ha alcanzado el 35,6%. En
el caso de jóvenes entre 15 y 24 años que es el tramo de edad que Eurostat define
como paro juvenil, la tasa ascendía al 31,8% en febrero de 2009, con previsiones nada
halagüeñas para finales de año (pudiéndose elevar la tasa de paro hasta el 35%)
resaltando la mayor tasa de paro de jóvenes en España respecto a la UE (17,5% en
febrero de 2009). Ante este difícil panorama, es previsible una involución de las tasas
de la emancipación del hogar de origen o, como poco en su estancamiento.
Periodo de actividad y transición a la inactividad
Como se ha mencionado anteriormente, son dos fenómenos importantes los que
acontecen en la evolución de los activos en España: por un lado la ligera reducción de
los activos varones que se ha registrado en el tramo de edad de 25 a 29 años, y por
otro, el elevado incremento de la población activa femenina experimentado en los
últimos años.
Tras la máxima tasa de actividad observada en el grupo de 30 a 34 años, con un 88%,
la tasa de actividad se reduce a medida que avanza la edad, al crecer el número de
jubilaciones anticipadas. Entre los 55 y 59 años, el porcentaje de los activos sobre la
30
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
población total es del 61%, siendo la tasa de los varones un 78,5% mientras que las
mujeres presentan tan sólo una tasa significativamente más baja (44,2%). Bien es
cierto que ese 61% es superior al observado en 1987, sobre todo por la mayor
participación de la mujer en la población activa. La diferencia entre la curva de la tasa
de actividad de las mujeres en 1987 y en 2008 expresa con claridad la incorporación
de la mujer al mercado laboral, con un aumento considerable de la tasa de actividad,
más notoria entre los 35 y 49 años.
En el siguiente grupo de edad (entre 60 y 64 años) la tasa se sitúa en el 36% y, al
sobrepasar la edad legal de jubilación (65 años), el porcentaje de activos sobre el total
de población disminuye drásticamente (6,1% entre 65 y 69 años y 0,8% de 70 años y
más). Se aprecia asimismo que en aquel grupo, que en engloba a quienes cuentan
entre 60 y 64 años, crece el número de inactivos y evidenciando que la gran
alternativa a la ocupación en esas cohortes no es el desempleo sino la inactividad,
gracias a la cobertura social de las prejubilaciones6. La participación de estos dos
grupos de edad sobre la población activa es menos relevante que en 1987, dejando
entrever la paulatina reducción del periodo de actividad experimentada en los últimos
años.
Gráfico 2.4.4.
Tasas de actividad por grupos de edad y sexo
varones 2008
mujeres 2008
varones 1987
mujeres 1987
100
80
60
40
20
0
16-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65-69
70 +
Fuente: EPA (INE)
6
Hay que considerar que un porcentaje de inactivos entre 50 y 64 años, no conocido, se encuentra en
una situación de incapacidad permanente recibiendo, por este motivo, una cuantía de pensiones, ya que
la edad media de estos individuos es de 54 años.
31
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 2.4.5.
Tasas de inactividad por grupos de edad y sexo
varones 2008
mujeres 2008
varones 1987
mujeres 1987
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
50-54
55-59
60-64
65-69
70 +
Fuente: EPA (INE)
Salida del mercado laboral
La etapa postrera que describimos aquí se inicia con el retiro laboral del individuo, lo
que supone una reducción de los ingresos procedentes de la actividad laboral, y
aunque también se produce una reducción de los gastos de los hogares. Esta
situación provoca que las familias y hogares empiecen a hacer uso de sus ahorros y
del patrimonio acumulado hasta el momento, para emplearse como gasto.
La menor tasa de actividad observada en las cohortes a partir de los 60 años muestra
que la edad real de salida del mercado laboral en España es sensiblemente inferior a
los 65 años (edad legal de jubilación), como puede observarse en la mayoría de
países de nuestro entorno. En España la edad ha pasado de 60,3 años en 2001 a 62,1
años en 2007 situándose ligeramente por encima de la media de la Unión Europea.
Si al retraso en la incorporación al mercado laboral, le sumamos una salida anticipada
del mismo, podemos decir que en las últimas décadas se ha producido una
significativa reducción de la vida laboral, y por lo tanto una reducción del período de
ingresos procedentes de la principal fuente de recursos, el factor trabajo. Sin embargo,
es cierto que en los últimos años se observa una tendencia del aumento en la edad
media de salida del mercado laboral, que parece ir aproximándose paulatinamente a
los 65 años.
32
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Esperanza de vida
Los cambios demográficos que se han producido en los últimos años en España, y la
tendencia al envejecimiento que se registra en las economías desarrolladas han
provocado que aumente notablemente la esperanza de vida. Según los datos que
publica Eurostat, la esperanza de vida para una persona que haya alcanzado los 65
años ha aumentado significativamente, casi 2 años entre 1995 y 2006, hasta alcanzar
prácticamente los 83 años en hombres y los 87 en mujeres (manteniendo estables los
niveles de mortalidad actuales), lo que supone que la cantidad de ahorro acumulado a
esa fecha deberá ser mayor, si pretendemos que nuestros ahorros sobrevivan hasta la
fecha de nuestro fallecimiento.
33
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 2.4.6.
Esperanza de vida hombres. Año 2006
Esperanza de vida
crecimiento acum. 1995-2006
83,5
3,5%
3,0%
83,0
82,5
2,1%
2,1%
3,0%
2,5%
2,4%
2,1%
1,5%
81,0
1,0%
81,6
82,2
81,5
82,7
82,9
83,2
2,0%
82,0
0,5%
80,5
0,0%
Francia
España
Suiza
Alemania
Portugal
Fuente: Eurostat
Gráfico 2.4.7.
Esperanza de vida mujeres. Año 2006
Esperanza de vida
crecimiento acum. 1995-2006
88,0
3,0%
87,5
2,5%
87,0
84,5
85,2
1,0%
85,5
85,0
1,5%
1,2%
85,9
85,5
87,0
86,0
2,0%
1,9%
87,6
86,5
2,5%
2,2%
2,1%
0,5%
0,0%
84,0
Francia
España
Suiza
Alemania
Portugal
Fuente: Eurostat
Este incremento de la esperanza de vida a partir del momento de la salida definitiva
del mercado de trabajo implica que la cantidad de ahorro acumulado a esa fecha
deberá ser mayor si se pretende que los ahorros persistan hasta la fecha de
fallecimiento. Además, no podemos obviar que es durante la vejez cuando tenemos
más probabilidades de tener alguna limitación física o alguna discapacidad que exija la
asistencia de terceras personas. En España la esperanza de vida sin limitaciones
físicas y discapacidades se sitúa, de forma prácticamente constante durante los
últimos años, en torno a los 74 años tanto para el sexo masculino como para el
femenino.
34
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Pensiones: grupos de edad y sexo
Atendiendo a los últimos datos de la Seguridad Social, el número de pensiones
asciende a 5,9 millones, de las cuales el 84,5% son por jubilación y el resto por
incapacidad permanente. El número de pensiones comienza a ser relevante entre la
población de más de 60 años, un 10,4% de las pensiones las reciben personas entre
60 y 64 años. No obstante, el mayor peso se concentra en los grupos de edad de 65 a
69 años (un 19,7%), en concordancia con la edad legal de jubilación. En los siguientes
grupos de edad el porcentaje disminuye ligeramente hasta registrar un 10,1% en los
pensionistas de 85 y más años. Las diferencias más marcadas entre los varones y las
mujeres que perciben pensiones se encuentran en el tramo de edad de los 65 a los 79
años, con una participación de los varones está alrededor del 12,5%, mientras que la
participación de las mujeres representa la mitad (6,3%).
Gráfico 2.4.8.
Distribución de las pensiones por edad y sexo: % sb total (ITR'09)
% Varones
5,1%
85 y más
70-74
65-69
5,0%
7,7%
80-84
75-79
% Mujeres
4,9%
11,8%
6,1%
12,6%
6,3%
13,0%
6,7%
60-64
7,4%
3,0%
55-59
2,5%
1,1%
50-54
1,7% 0,9%
45-49
1,2% 0,6%
40-44
0,8% 0,4%
35-39
0,5% 0,2%
30-34
0,3% 0,1%
25-29
0,1% 0,04%
20-24
14%
12%
10%
8%
6%
4%
2%
0%
2%
4%
6%
8%
Fuente: INSS
Por clase de régimen, el 57,1% del total de las pensiones (incapacidad permanente,
jubilación, viudedad, orfandad, etc.) en vigor corresponden al Régimen General, el
21,6% al Régimen de Autónomos y el 21,3% restante a otras clases (agrario, marítimo,
minería, etc.). Si tomamos en cuenta el Régimen General y el de Autónomos
observamos dos significativas diferencias por grupos de edad. La primera de ellas se
identifica en el grupo de los 60 a 64 años, que registra una participación
sustantivamente mayor de las pensiones del Régimen General, un 13,7% sobre el total
35
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
de pensiones del Régimen General frente a un 5,6% sobre el total de pensiones del
Régimen de Autónomos. La segunda diferencia se registra en las edades más
avanzadas, (80 años y más) en donde la distribución de pensiones del Régimen de
Autónomos refleja una elevada participación.
Gráfico 2.4.9.
Pensiones en vigor por edad y clase (marzo 2009)
Régimen General
Autónomos
25%
20%
15%
10%
5%
≥ 85
80 - 84
75 - 79
70 - 74
65 - 69
60 - 64
55 - 59
50 - 54
45 - 49
40 - 44
35 - 39
30-34
0%
Fuente: INSS
Como se mencionó anteriormente las pensiones comienzan a ser frecuentes en los
tramos de edad entre 60 y 64 años, debido a que los trabajadores acogidos al
Régimen General de la Seguridad Social pueden, si cumplen una serie de requisitos,
jubilarse de forma anticipada. A esta situación se añade el fenómeno de las
prejubilaciones, que se ha hecho habitual en España, y que puede incrementarse por
el efecto de la crisis económica, por iniciativa de la empresa para rejuvenecer o reducir
la plantilla o directamente ahorrar costes. Ambos fenómenos se traducen en una salida
anticipada del mercado laboral que, aunada al retraso en la edad del acceso al
mercado de trabajo, ha marcado una tendencia al acortamiento de las carreras de
cotización en las últimas décadas.
En este sentido, existen algunas alternativas para prolongar la vida activa de las
personas como respuesta al reto del envejecimiento: el contrato de relevo y la
jubilación gradual y flexible estimulan la permanencia en el empleo a partir de los 60
años y la prolongación de la vida laboral después de los 65. Según el Cuaderno del
Consejo Económico Social publicado en otoño de 2007, casi una de cada cinco
personas de las que han reducido su jornada ha adoptado un sistema de jubilación
flexible o parcial (algo más de 44.000 personas de 50 a 59 años).
36
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Condiciones socioeconómicas de los individuos
Las condiciones socioeconómicas de los individuos también cambian
considerablemente según la etapa del ciclo vital en la que se encuentre el individuo. La
caracterización de estas condiciones es relevante para entender el comportamiento de
la población a lo largo de su vida y, sobre todo, la decisión de adelantar o no la fecha
de jubilación. Un ejemplo de ello es la condición laboral que presenta la población
ocupada, entendida por el tipo de contrato de los asalariados, temporal o indefinido. La
importancia del contrato temporal se hace más notoria en los más jóvenes y, a medida
que adquieren experiencia laboral, consolidan su posición en el mercado de trabajo
con una contratación indefinida observada hasta los 69 años.
Gráfico 2.4.10.
Distribución de asalariados por tipo de contrato y grupo de edad
Año 2008
indefinido
temporal
100%
80%
60%
40%
20%
0%
16-19
20-24
25-29
30-39
49-49
50-55
60-69
70 +
Fuente: EPA (INE)
Respecto al sector en el que se desempeña el trabajo, el sector público concentra tan
sólo el 18% de los asalariados totales. No obstante, este porcentaje aumenta entre los
asalariados de edades más avanzadas, con una participación media del 26%. A mayor
edad, la participación en el sector privado va disminuyendo. Más del 80% de los
asalariados entre 30 y 39 años trabajan en el sector privado, porcentaje que se reduce
al 72,8% en el tramo de edad de 50 a 59 años.
37
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 2.4.11.
Asalariados por sector y grupo de edad (2008)
% sector privado
% sector público
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
16-19
20-24
25-29
30-39
40-49
50-59
60-69
70 +
Fuente: EPA (INE)
Por otro lado, cabe mencionar que más del 60% de los empleados públicos superan
los 40 años, mientras que en el sector privado esta proporción se reduce al 41%. Los
datos indican la edad es un obstáculo para ocupar determinados puestos de trabajo en
el sector privado: además, por sus remuneraciones más altas, los trabajadores de más
edad son considerados como un coste más elevado para las empresas, por lo que
muchas optan por reemplazarlos a medio plazo por empleados más jóvenes para
reducir sus costes. En muchos casos, trabajadores del sector público tienen, en tanto
funcionarios, el máximo grado de estabilidad laboral y, por tanto afrontan menos
obstáculos para alargar sus carreras profesionales.
Gráfico 2.4.12.
Asalariados por sector y grupo de edad (2008)
Sector privado
Sector público
30%
33,4%
33,8%
35%
16-19
20-24
25-29
40-49
50-59
60-69
0,1%
0,1%
3,1%
30-39
5,1%
14,1%
8,0%
3,1%
0%
0,5%
5%
2,1%
10%
9,7%
16,5%
15%
23,1%
20%
24,0%
24,4%
25%
70 +
Fuente: EPA (INE)
38
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La distribución de ocupados por edad y tipo de ocupación muestra, por otra parte que
la cualificación de los mayores ha ido aumentando con los años y, con ella, las
expectativas de una mayor remuneración durante la jubilación. Tanto en términos
absolutos como relativos, se ha incrementado significativamente el número de
ocupados en Dirección de Empresas y de la Administración Pública, los técnicos y
profesionales, y los científicos e intelectuales, disminuyendo, en contrapartida, la
ocupación de menor nivel de cualificación, como son los trabajos relacionados con
servicios de restauración, personales, protección y vendedores de comercio y los
relacionados con agricultura y pesca. Por otro lado, a pesar de que los trabajadores no
cualificados siguen aumentando en todos los grupos de edad, su participación sobre el
total de ocupados es menos relevante.
Tabla 2.4.1.
Distribución de ocupados por grupos de edad y tipo de ocupación
Diferencia 1987/2008
Distribución % 2008
55-59 60-64 65-69 70 +
55-59 60-64 65-69 70 +
Dir. de empresas y de la Admón Pública
1,4%
4,3%
10,9%
4,1%
11,5%
15,7%
27,8%
24,6%
Técnicos y profesionales científicos e intelectuales
6,6%
5,6%
10,8%
10,9%
13,0%
11,6%
21,9%
25,3%
Técnicos y profesionales de apoyo
0,8%
-0,9%
2,3%
6,8%
10,7%
9,2%
7,0%
10,7%
Empleados de tipo administrativo
7,0%
5,0%
3,7%
1,7%
7,0%
5,0%
3,7%
1,7%
-7,8%
-11,2%
-3,4%
12,3%
11,7%
10,8%
9,6%
-26,4% -23,7%
4,0%
6,5%
9,3%
13,1%
Trabaj. de serv. de restauración, personales,
protección y vendedores de comercio
Trabajadores cualificados en agricultura y pesca
Artesanos y trabaj.cualific.de indus. Manufact.,
construcc. y minería
-5,2%
-20,1% -24,7%
-4,9%
1,3%
-1,1%
-8,2%
16,7%
15,9%
6,5%
2,8%
Operadores de instalaciones y maquinaria
montadores
4,7%
6,0%
2,9%
1,0%
10,3%
9,5%
4,6%
1,0%
Trabajadores no cualificados
9,9% 11,2%
8,1%
10,7%
14,4%
14,8%
8,4%
10,9%
-
-
0,2%
0,2%
100%
100%
100%
100%
Fuerzas Armadas
Total
0,0%
0,0%
Fuente: EPA (INE)
Otra de las condiciones socioeconómicas que caracterizan al individuo según su edad
es el régimen de tenencia de la vivienda familiar en la que residen. Los datos del
Censo de Población y Vivienda de 2001 del INE muestran que a mayor edad de la
población, es más común que resida en una vivienda en propiedad por compra
totalmente pagada. El 68,6% de la población de 65 años y más presenta este régimen
de tenencia, descendiendo ligeramente entre la población de 50 a 64 años (un 65%).
Mientras que en régimen de alquiler hay una escasa participación de estos tramos de
edad.
39
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
En el grupo de edad entre 40 y 49 años, el 76,3% tiene vivienda en propiedad por
compra, (un 48,6% totalmente pagada y un 27,7% con pagos pendientes). Por otro
lado, del total de población adulta entre 30 y 39 años, un 35,1% habita en viviendas en
propiedad totalmente pagadas, siendo un porcentaje algo superior la población de
estas edades que reside en viviendas en propiedad con pagos pendientes. Además,
es importante mencionar que del total de viviendas en alquiler, más del 47% están
ocupadas por personas de 16 a 39 años. Este comportamiento, sin duda, refleja que la
mayor renta que perciben las personas adultas y las políticas fiscales a favor de la
adquisición de vivienda han estimulando la demanda de viviendas en propiedad.
Mientras que en los grupos de edad más jóvenes, o residen en la vivienda en
propiedad de sus padres o alquilan por su cuenta.
Tabla 2.4.2.
Distribución de la población en viviendas familiares según régimen de tenencia por edad
En propiedad por
compra, totalmente
pagada
En propiedad por
compra, con pagos
pendientes
(hipotecas...)
En propiedad
por herencia o
donación
En alquiler
Cedida gratis o a
bajo precio por
otro hogar, la
empresa...
Otra forma
Suma
TOTAL
50,6%
24,1%
8,2%
10,9%
2,5%
3,8%
100,0%
Menos de 16
36,6%
36,9%
6,0%
12,3%
3,5%
4,6%
100,0%
16-29
49,1%
24,8%
6,8%
12,7%
2,6%
3,9%
100,0%
30-39
35,1%
37,5%
6,6%
13,1%
3,3%
4,4%
100,0%
40-49
48,6%
27,7%
7,1%
10,4%
2,4%
3,7%
100,0%
50-64
65,0%
13,5%
9,2%
7,8%
1,5%
3,0%
100,0%
65 o más
68,6%
5,4%
13,2%
8,2%
1,5%
3,1%
100,0%
Fuente: INE (Censo 2001)
Todas estas consideraciones llevan a concluir que la situación socioeconómica de las
personas mayores ha mejorado con el tiempo: sus condiciones laborales se
caracterizan en la actualidad por contratos indefinidos, con una elevada participación
en el sector público, en calidad de funcionarios, y una cualificación profesional mayor
que la observada hace algunos años. Pero es muy probable que el cambio de la
situación socioeconómica de las personas mayores haya inducido también el cambio
de sus necesidades, volviéndose probablemente más exigentes que las generaciones
precedentes.
Conclusión: Álgebra vital que no funciona
El cuadro demográfico adquiere trazos bastante nítidos: se vive cada vez más, se
empieza a trabajar más tarde, se sale antes del mercado laboral y, con matices, se
mantiene la edad de jubilación y, por tanto la rigidez del sistema que ordena el ciclo
vital. El incremento de la productividad durante el periodo de ocupación no puede ser
la única respuesta a esta evolución, toda vez que las jubilaciones de generaciones
cada vez más cualificadas implicarán paralelamente remuneraciones por pensiones
más elevadas.
40
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Como se ha mencionado anteriormente, los españoles han incrementado los años
dedicados a la formación académica y, en consecuencia, han retrasado cada vez más
la búsqueda del primer empleo. Ello también ha implicado un retraso en la edad de
emancipación de los jóvenes y la formación de un hogar propio, lo cual a su vez se ha
traducido en un incremento de la edad a la hora de tener el primer hijo: si en 1987 esta
edad se situaba en 26 años en 2008 ascendía a 29 años.
Por término medio, la vida laboral de las personas está lejos de seguir un ciclo
completo, porque a menudo surgen diversas interrupciones, producidas, entre otras
razones: por el desempleo y la salida puntual o permanente del mercado laboral para
cuidar a los hijos, y a medida que nos acercamos a la jubilación, la invalidez o la
retirada anticipada por prejubilación.
En estas circunstancias, la rigidez derivada de una edad de jubilación fijada en los 65
años es incoherente con la mayor longevidad y calidad de vida de la población mayor.
Se desperdicia un capital humano cada vez más formado y valioso al expulsar del
mercado de trabajo a quienes cumplen 65 años, reduciéndose de ese modo los
efectivos de la población activa por el acelerado proceso de envejecimiento del país.
En definitiva, la entrada tardía al trabajo, el mantenimiento de la edad de jubilación en
el nivel fijado hace casi medio siglo y la precoz jubilación (anticipada y forzosa)
contrastan con el nuevo escenario demográfico, con una alta esperanza de vida y una
reducida esperanza de vida sin discapacidad (a los 65 años). Por todo ello, la
promoción del envejecimiento activo –frente al tradicional corsé de la jubilación- es la
estrategia más efectiva para adaptarnos a una sociedad cada vez más envejecida.
41
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3. Retos del envejecimiento
3.1. El sistema de pensiones
En esta sección definiremos tanto de una manera cualitativa como cuantitativa los
aspectos más importantes del sistema de pensiones en España, haciendo especial
hincapié en su vertiente pública, que es tanto en volumen como en usuarios, el
sistema más importante. Además, pondremos de manifiesto las diferentes figuras de
transición entre la actividad y la jubilación existentes en España.
Tabla 3.1.1.
Los esquemas de pensiones en España 2008
Contribuyentes (media anual)
Pensionistas (media anual)
Nuevas altas
Cotización anual media (euros)
Pensión media anual (euros)
Pensión media mensual (euros)
Ingresos totales en contribuciones (millones de euros)
Gastos totales en pensiones (millones de euros)
Gastos operacionales (millones de euros)
Patrimonio (31diciembre, millones de euros)
Gastos administrativos como % de los gastos en pensiones
Gastos de gestión como % de los activos medios totales
Gastos totales como % del PIB
Ingresos totales en contribuciones como % del PIB
Patrimonio como % del PIB
Pensiones públicas
Seguridad
Clases Pasivas
Social (1)
(2)
19.005.600
985.413
7.700.749
522.434
114.175
34.564
5.066,05
1.103 (9)
8.987,76
18.060
748,98 (5)
1.290
96.283,3
1.087 (10)
93.777,8
9.060
2.813,3 (4)
n.d.
Pensiones
Privadas (3)
(4)
8.000.000
(6)
167.197
n.d.
745,50
(6)
6.832,83
569,40 (4)(5)(6)
(4)
5.964,0
(4)
1.142,4
(4)
782,6
57.223,2 (7)
3,00
n.d.
n.d.
0,093
n.d.
78.407,6
n.d.
1,03
8,73
9,16
5,17
0,86
0,10
n.d.
0,10
n.d.
7,09
(8)
(1) Trabajadores del sector privado por cuenta propia y por cuenta ajena y funcionarios de las Administraciones Autonómicas,
Locales y funcionarios no de carrera de la A. Central
(2) Pensiones y Régimen de Clases pasivas del Estado
(3) Fondos y Planes de pensiones voluntarios y complementarios a la Seguridad Social, individuales y de empresa
(4) Datos Estimados a 31/12/2008
(5) Por todas las contingencias y para todos los regímenes, equivalentes para 12 pagas al año.
(6) Beneficiarios de prestaciones en forma de renta (el 50,85% en 2007)
(7) Fondo de reserva
(8) Comisión Global Media de los Fondos de Pensiones (tanto de empleo como personales, 2007)
(9) Cotización anual media por derechos pasivos (3,86% del haber regulador según el grupo de pertenencia del funcionario). No
incluye la cuota que los funcionarios de los Regímenes Especiales abonan la cuota del mutualismo administrativo.
(10)Cifra obtenida a través de los datos de las mutualidades de funcionarios sobre su número de mutualistas. En las pensiones del
Régimen de Clases Pasivas no hay "cotización empresarial". Se financian a través de los Presupuestos Generales del Estado
Fuentes: Mº de Trabajo y Asuntos Sociales, Mº de Economía y Hacienda, INVERCO, DGSFP y elaboración propia.
42
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.1.1
Sistema público de pensiones
El sistema público de pensiones en España, pieza sobre la que pivota gran parte del
debate sobre la sostenibilidad del Estado del Bienestar tal y como lo conocemos hoy,
es un sistema contributivo, obligatorio y de reparto.
Desde 1985, el debate político y social en torno a este tema se ha centrado en la
disyuntiva de mantener el sistema tal y como lo conocemos actualmente o migrar
hacia un sistema de capitalización bien público, bien privado o hacia un sistema mixto.
Hasta hoy en día, la sociedad española ha rechazado de plano la privatización del
sistema de pensiones, si bien, hay que decir que en esta última década se ha
producido cierta concienciación global sobre la problemática del envejecimiento y el
sistema de pensiones7.
Figura 3.1.1.
Sistema de público de pensiones
Sistema
contributivo
Sistema
contributivo
de la
Seguridad
Social
Sistema de
Clases
Pasivas
-El más importante
-Financiado con las
cotizaciones sociales de
trabajadores y empresarios
-Sistema para los
funcionarios públicos
-Residual
- Jubilación
- Viudedad
- Orfandad
- Incapacidad
permanente
- Favor
familiares
-Financiado con impuestos generales
Sistema no
contributivo
-Control de la S. Social pero gestionado por
las CC.AA
-Cubre a población > de 16 años incapacitada
para trabajar, enfermos crónicos o personas
que no han cubierto a los 65 años el periodo
mínimo de cotización
-Jubilación
- Invalidez
Como se observa en el cuadro anterior, el sistema público de pensiones se divide en
dos subsistemas, el sistema contributivo y el sistema no contributivo o asistencial. El
sistema contributivo es el principal sistema en España, aglutinando la mayor parte de
los recursos y de las prestaciones. Se financia a través de las cotizaciones sociales de
7
Contrastaremos en la siguiente fase del estudio diferentes alternativas de reforma del sistema
de pensiones
43
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
trabajadores y empresas, cubriendo las contingencias de jubilación, viudedad,
orfandad, incapacidad permanente y prestaciones a favor de familiares.
Por su parte el sistema no contributivo es el destinado a cubrir las contingencias de
jubilación e invalidez de aquellas personas que teniendo más de dieciséis años se
encuentran incapacitadas para trabajar, o bien son enfermos crónicos o personas que
no han cubierto el periodo mínimo de cotización al alcanzar los sesenta y cinco años
de edad. Este sistema se financia con cargo a los impuestos generales y se gestiona
en el seno de cada Comunidad Autónoma, si bien, el control lo ejerce la Seguridad
Social a nivel estatal.
El Sistema Contributivo
El sistema contributivo de pensiones cuenta, además, con dos subsistemas: el sistema
contributivo de la Seguridad Social (el más importante por volumen y el que centra el
grueso del debate) y el sistema de Clases Pasivas, que es el correspondiente al
sistema de pensiones de los funcionarios públicos8. Este sistema es residual y no ha
entrado, al menos hasta hoy, en el debate público en torno al sistema de pensiones
público.
Como es de prever, las dos principales variables que han condicionado la evolución
del número de pensiones contributivas han sido el envejecimiento poblacional y el
avance del Estado del Bienestar (con un aumento de la ratio de
cotizantes/trabajadores).
No obstante, hay que decir que los crecimientos observados en este último periodo
(1999-2008) no son elevados, (con un crecimiento medio anual del 1,2%), ya que las
mayores aportaciones al crecimiento del total de pensiones contributivas es el
generado por las pensiones por jubilación, que coinciden, en casi todo el periodo, con
la jubilación de los nacidos durante la Guerra Civil y la posguerra.
8
A lo largo del texto nos referiremos a ambos sistemas, no obstante nos centraremos en el
sistema contributivo de la Seguridad Social.
44
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.1.1.
Evolución del nº de pensiones contributivas
Incapacidad permanente
Jubilación
Viudedad
Orfandad
Favor familiar
9.000
8.000
7.000
miles
6.000
5.000
4.000
3.000
2.000
1.000
0
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
Con datos a cierre de 2008 el número total de pensiones contributivas ascendía a
8.390.800, de las cuáles la mayor parte (un 59%) eran pensiones por jubilación. Esta
estructura se viene manteniendo prácticamente inalterable a lo largo de los últimos
años, aunque es de prever que aumente a medida que el envejecimiento poblacional
se vaya haciendo más patente, ya que al ser la esperanza de vida mayor los
individuos permanecerán un mayor número de años recibiendo la pensión por
jubilación.
Gráfico 3.1.2.
Peso de los distintos tipos de pensiones. 2008
Orfandad; 3,1%
Favor familiar;
0,4%
Incapacidad
permanente
10,8%
dedad; 26,7%
Fuente: Seguridad Social
Jubilación;
59,0%
Consecuencia de la estructura de las pensiones contributivas, el gasto asociado a
ellas está íntimamente ligado a la evolución de las pensiones por jubilación. Del total
de 90.472,63 millones de euros al que ascendió el gasto en prestaciones contributivas
45
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
a cierre de 20089 casi el 94%, 84.738,9 millones de euros, correspondían a este tipo
de prestación.
Tabla 3.1.2.
Gasto en pensiones contributivas. Ejercicio 2008
Millones €
%
Pensiones
84.738,9
93,7%
Incapacidad temporal
3.335,6
3,7%
Recargos falta med. Seguridad e higiene
55,1
0,1%
Prestación por maternidad
2.031,2
2,2%
Otras
311,9
0,3%
PRESTACIONES CONTRIBUTIVAS
90.472,6
100,0%
Fuente: Intervención General de la Seguridad Social
Por lo que respecta a la ratio de concurrencia, número de pensiones recibidas por
cada pensionista, durante los últimos ejercicios se mantiene estable en torno a 1,1
prestaciones por cada pensionista.
Gráfico 3.1.3.
Evolución del número de pensionistas y pensiones
Pensionistas
Pensiones
Ratio de concurrencia
9.000
1,11
8.000
1,10
7.000
1,10
5.000
1,09
4.000
1,09
%
miles
6.000
3.000
1,08
2.000
1,08
1.000
0
1,07
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
Fuente: Seguridad Social
Si analizamos la evolución de las pensiones en función del territorio en el que son
causadas, vemos cómo existe una elevada disparidad territorial relacionada de forma
directa con el envejecimiento en el territorio de una parte, y de otra con el dinamismo
económico de éste. Para comprobarlo, en el siguiente mapa mostramos la relación
entre el número de afiliados de cada provincia con el número de pensiones recibidas
9
Datos recogidos en “Información Financiera de la Seguridad Social” de la Intervención
General de la Seguridad Social. Cierre provisional a 31 de diciembre de 2008.
46
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
en ese mismo territorio. Así, mientras que Madrid o Murcia poseen una ratio de más de
2,5 afiliados por cada pensión, existen un gran número de provincias como Ourense,
León o Lugo con una ratio cercana al 1.
Como ya hemos visto, y pese a existir otro tipo de pensiones, el grueso del gasto, y
por tanto de la discusión sobre el sistema de pensiones y el envejecimiento se centra
en las pensiones por jubilación.
Entendemos por pensión de jubilación en su modalidad contributiva, la prestación que
cubre la pérdida de ingresos que sufre una persona cuando, alcanzada la edad
establecida, cesa en el trabajo por cuenta ajena o propia, poniendo fin a su vida
laboral, o reduce su jornada de trabajo y su salario en los términos legalmente
establecidos.
47
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.1.4.
Evolución del número de pensiones por jubilación
5.000
4.900
4.800
miles
4.700
4.600
4.500
4.400
4.300
4.200
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
Fuente: Ministerio de Trabajo
Si analizamos el comportamiento de las pensiones por jubilación en el periodo 19992008 vemos que no han parado de crecer, si bien y como ya hemos comentado
anteriormente al hilo de la evolución del conjunto de pensiones contributivas, estos
crecimientos han sido moderados (1,5% en 2008) debido a la coincidencia de la edad
de jubilación en este periodo con los nacidos durante la Guerra Civil y la posguerra. No
obstante, si ponemos en comparación las tasas de variación interanual del número de
pensiones con el de la pensión media en el periodo, vemos como sistemáticamente el
crecimiento de la pensión media es ampliamente superior. La indexación de las
pensiones al IPC y las bases reguladoras de los jubilados cada vez más elevadas
explican esta situación y adelantan un elevado incremento en las próximas décadas.
Gráfico 3.1.5.
Crecimiento de las pensiones por jubilación (% variación ia)
Importe medio
Número de pensiones
8,0%
7,2%
7,0%
5,5%
6,0%
4,1%
5,0%
4,0%
5,8%
5,4%
5,2%
4,6%
5,0%
5,3%
3,0%
2,0%
2,8%
1,0%
1,2%
0,7%
1,0%
0,6%
1,3%
1,1%
1,5%
0,4%
0,0%
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
Fuente: Ministerio de Trabajo
48
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Para cubrir este gasto creciente, el Sistema de la Seguridad Social obtiene ingresos a
través de las cuotas satisfechas por las empresas y por los propios trabajadores
afiliados al sistema.
Analizando la evolución del número de afiliados hasta 2007 vemos cómo éste no han
dejado de crecer, registrando crecimientos anuales en torno al 3-4%. Sin embargo, en
2008 y debido a la adversa situación en la que nos encontramos, se ha producido un
cambio de tendencia y el número de afiliados registró una caída del 0,8%, dejando el
número de afiliados en 19.005.600.
Gráfico 3.1.6.
Evolución del nº de afiliados
Afiliados
25.000
Var ia
6%
5%
miles
20.000
4%
3%
15.000
2%
10.000
1%
0%
5.000
-1%
0
-2%
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
Fuente: Ministerio de Trabajo, febrero de 2009
Por lo tanto, al riesgo que supone contar cada vez con una esperanza de vida mayor y
consiguientemente con pensionistas que disfrutan durante un periodo más largo del
periodo de jubilación, se añade el importante deterioro cíclico que sin duda van a sufrir
los ingresos en los próximos ejercicios. No obstante, y como hemos dicho, este
segundo factor de riesgo será cíclico, por lo que no ha de ser tenido en cuenta a la
hora de realizar un análisis de las posibles vías de reforma del Sistema. Éstas deben
focalizarse en el problema estructural del que adolece: hemos llegado a un modelo de
álgebra vital que no funciona, ya que pese a que la esperanza de vida es mayor, se
empieza a trabajar más tarde y se deja de hacerlo antes. Esto se traduce, de una
parte, en una reducción del número de años de cotización y de otra en un aumento de
los años de percepción de prestaciones, por lo que necesitamos un cambio estructural
que posibilite el funcionamiento a largo plazo del sistema.
Si analizamos la estructura de edades de los afiliados a la Seguridad Social, vemos
cómo el grupo más numeroso es el formado por los afiliados con edades
comprendidas entre los 30 y 39 años, con un peso sobre el total del 30,5%. No
obstante, a partir de los 50 años, edad que podríamos llamar de riesgo por estar
cercana a la jubilación, se concentra un importante grupo de afiliados (más del 20%).
49
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
En un horizonte de 15 años contaremos aproximadamente con casi cuatro millones de
nuevas altas10.
Gráfico 3.1.7.
Estructura de edades de la afiliación 2007
varones
mujeres
% sobre el total
10%
9%
8%
7%
6%
5%
4%
3%
2%
1%
0%
s
s
s
s
s
s
s
s
s
s
s
ta
ño
ño
ño
ño
ño
ño
ño
ño
ño
ño
ño
ns
s a o co
9a
4a
9a
4a
4a
9a
9a
4a
9a
4a
á
4
4
3
3
6
2
5
2
1
5
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
N
ym
45
40
35
30
60
25
20
55
16
50
65
De
De
De
De
De
De
De
De
De
De
e
D
Fuente: Boletín anual de estadísticas del Mº de Trabajo e Inmigración, 2007. A día de hoy no
se ha publicado correspondiente a 2008
A esta presión al alza en el número de pensionistas, hay que añadirle el efecto
producido por la mayor cualificación de los trabajadores, que si bien, aumenta la
productividad, ejerce como acelerador del incremento salarial, las bases reguladoras y
por lo tanto, de la pensión futura a percibir.
Gráfico 3.1.8.
Evolución de la pensión media
Pensión media jubilación
720
771
681
647
689
612
500
582
600
655
700
729
800
814
Pensión media total regimenes
900
400
300
200
100
0
2004
2005
2006
2007
2008
Fuente: Seguridad Social
10
Nuevas altas compensadas en parte por las bajas por defunción que se produzcan.
50
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Sistema no contributivo
Las prestaciones no contributivas supusieron en 2008 un gasto de 3.305,15 millones
de euros11, tan sólo el 3,5% del total del gasto en prestaciones. Del total del gasto no
contributivo, más de la mitad (el 61,4% del total), se destinó a pensiones.
Tabla 3.1.3.
Gasto en pensiones. Ejercicio 2008
Millones €
PRESTACIONES CONTRIBUTIVAS
90.472,6
Pensiones
84.738,9
Incapacidad temporal
3.335,6
Recargos falta med. Seguridad e higiene
55,1
Prestación por maternidad
2.031,2
Otras
311,9
PRESTACIONES NO CONTRIBUTIVAS
3.305,2
Pensiones
2.030,6
Prestaciones familiares
1.219,0
Prestación por maternidad
0,6
Otras
54,9
TOTAL GASTO EN PENSIONES
93.777,8
Fuente: Intervención General de la Seguridad Social
%
96,5%
90,4%
3,6%
0,1%
2,2%
0,3%
3,5%
2,2%
1,3%
0,0%
0,1%
100,0%
Las prestaciones no contributivas se financian a través de aportaciones del
Presupuesto del Estado al de la Seguridad Social, figurando el crédito en el
Presupuesto de gastos y dotaciones del Instituto de Mayores y Servicios Sociales
(Imserso). Son abonadas a través de la Tesorería General de la Seguridad Social,
excepto en las Comunidades Autónomas de Navarra y el País Vasco12.
La evolución del número de pensiones no contributivas nos muestra un paulatino
descenso desde 2004 ya que, si bien, se puede acceder a una pensión no contributiva
por diferentes causas (personas con más de dieciséis años incapacitadas para
trabajar, enfermos crónicos, etc.) una parte muy importante de éstas es la que se
destina a personas que no han cubierto el periodo mínimo de cotización al alcanzar los
sesenta y cinco años de edad, en clara disminución a medida que se generalizan las
carreras completas de cotización.
11
Datos recogidos en “Información Financiera de la Seguridad Social” de la Intervención
General de la Seguridad Social. Cierre provisional a 31 de diciembre de 2008.
12
Que se rigen por el sistema foral.
51
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.1.9.
Evolución del nº de pensiones no contributivas
Jubilación
Invalidez
Var ia
600.000
1,0%
500.000
0,5%
0,0%
400.000
-0,5%
300.000
-1,0%
200.000
-1,5%
100.000
-2,0%
0
-2,5%
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
Fuente: Seguridad Social
3.1.2
Balance individual del sistema público de pensiones desde un enfoque
financiero
El análisis del balance individual del sistema público de pensiones realizado, tiene
como objetivo comprobar si en el sistema público de pensiones tal y como está
definido en la actualidad, existe equilibrio entre las aportaciones que realiza cada
individuo y las prestaciones que percibe del sistema.
Si el sistema se encuentra en equilibrio a nivel individual, entonces la suma de muchos
individuos en equilibrio debiera dar lugar a un sistema que a nivel agregado se
encuentre en equilibrio de forma estructural. Lo cuál no significa que el sistema no
pueda encontrarse con dificultades o con problemas puntuales de liquidez en el medio
plazo, como consecuencia de la evolución demográfica de España en los últimos
años, aumento de la esperanza de vida y reducción de las tasas de natalidad, como se
ha descrito en las diferentes secciones del capítulo 2.
Dicha evolución demográfica puede provocar que en el medio plazo la tasa de
dependencia aumente significativamente, es decir, que al tratarse de un sistema de
reparto, el número de cotizantes y sus aportaciones no sean suficientes para hacer
frente a las prestaciones que debe pagar el sistema durante un período de tiempo
determinado.
Por tanto, en este primer análisis no se pretende realizar un análisis intergeneracional
del actual sistema de reparto, sino que el objetivo es comprobar si existe o no déficit
entre las aportaciones y las prestaciones de un individuo.
52
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Para ello siguiendo la metodología recogida con mayor detalle en el Anexo I, se ha
modelizado, proyectando en el futuro sus aportaciones y las prestaciones recibidas del
sistema, el comportamiento de una cohorte cerrada de individuos (clasificada en
función del sexo y nivel de estudios de sus individuos), que en la actualidad tendría 35
años, considerando que entraron en el sistema a una edad establecida según su nivel
de estudios, y que por tanto a su jubilación habrán completado una vida laboral
completa, de al menos 35 años. El resultado nos permite comparar el valor actual de
las aportaciones de un individuo tipo de cada grupo con el valor de las prestaciones
procedentes del sistema público de pensiones que recibiría ese mismo individuo.
Para recoger las particularidades del sistema público de pensiones español y de sus
diferentes regimenes se ha diferenciado entre los trabajadores por cuenta ajena o
trabajadores acogidos al Régimen General de la Seguridad Social y los trabajadores
por cuenta propia acogidos al Régimen Especial de Autónomos13.
Los individuos de la cohorte bajo estudio se han clasificado en seis grupos de panel
atendiendo a su sexo y nivel de estudios, con el objeto de comprobar si existen
diferencias en función del nivel de estudios (mayor salario) o del sexo de los
trabajadores.
Régimen General de la Seguridad Social
Para analizar el balance individual de los trabajadores acogidos al Régimen General,
suponemos que la cohorte cerrada de individuos que en la actualidad tiene 35 años,
considerando que entraron en el sistema a una edad establecida según su nivel de
estudios, y que por tanto a su jubilación habrán completado una vida laboral completa,
de al menos 35 años. Aunque la edad legal de jubilación está fijada en 65 años, los
trabajadores adscritos a este sistema pueden jubilarse de forma anticipada si cumplen
determinados requisitos, así que la edad de jubilación real considerada es la edad de
salida del mercado laboral en España, que según Eurostat se sitúa en los 62,1 años
para el año 2007.
El análisis para este régimen muestra que el sistema público de pensiones presenta
para el sistema un balance negativo entre las aportaciones (cotizaciones) que recibe
del individuo y las prestaciones (pensiones) que paga, es decir, que debido a que cada
vez vivimos más años por encima de la edad legal de jubilación los individuos reciben
más de lo que aportan al sistema público de pensiones.
Desde un punto de vista financiero, este balance negativo entre lo aportado y lo
recibido del sistema, se traduce en que el sistema proporciona a todas las categorías
en las que se ha dividido la cohorte bajo estudio un exceso de rentabilidad sobre la
13
Con el análisis del Régimen General y el Régimen Especial de Autónomos el estudio abarca al 92% de
los afiliados a la Seguridad Social (enero 2009).
53
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
rentabilidad a largo plazo que ofrecen los activos financieros sin riesgo. Lo que nos
permite afirmar que el sistema de reparto actual desde un punto de vista individual y
estrictamente financiero parece generoso.
Dicho balance negativo entre aportaciones y prestaciones se acentúa a medida que
aumenta el nivel de estudios de los individuos y por tanto los niveles salariales, y que
además, es ligeramente superior para las mujeres que para los hombres.
El análisis realizado también nos permite estimar la tasa de sustitución o de reemplazo
promedio de cada grupo de individuos de la cohorte, definida como el porcentaje que
supone la primera pensión de entrada al sistema como beneficiario del mismo,
respecto del promedio de los últimos 15 años de salario. En este caso, las diferencias
son significativas entre los diferentes grupos de población, desde una tasa ligeramente
superior al 80% para los grupos de menor nivel de estudios, a una tasa entorno al 50%
para los grupos de mayor nivel de estudios y con mayores salarios al final de su vida
laboral.
Estas diferencias se justifican en parte porque las pensiones públicas de jubilación
tienen un tope máximo que afecta lógicamente de forma más intensa a los grupos con
mayor nivel de estudios y mayor nivel salarial.
54
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Modelización con el actual esquema de funcionamiento del Sistema Público de Pensiones
NIVEL
ESTUDIOS
SEXO
EDAD REAL
JUBILACIÓN
EDAD LEGAL
JUBILACIÓN
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
62
62
62
62
62
62
65
65
65
65
65
65
AÑOS
TASA SUSTITUCIÓN APORTACIONES AL
CÁLCULO (1)
(2)
SISTEMA (3)
15
15
15
15
15
15
75,9%
78,3%
53,0%
66,8%
34,2%
51,5%
855
632
1.133
983
1.190
1.086
PRESTACIONES
DEL SISTEMA (3)
1.075
909
1.482
1.604
1.575
1.770
EXCESO
RENTABILIDAD
ANUAL (4)
0,60%
0,93%
0,76%
1,39%
0,85%
1,47%
(1) Años utilizados para el cálculo de la base reguladora, actualmente son los últimos 15 años de cotización (vida laboral)
(2) Tasa de Sustitución promedio para cada grupo, calculada como el importe que supone la pensión de jubilación sobre la media del salario de los últimos 15 años de vida laboral
(3) En base 100, como referencia del salario medio anual nacional a 2007 (20.120€) actualizado
(4) Exceso de Rentabilidad Anual, sobre la rentabilidad real de los activos financieros sin riesgo a largo plazo
55
BALANCE:
(Aport - Prest) /
Prest
-20,4%
-30,5%
-23,5%
-38,7%
-24,4%
-38,6%
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Los resultados del análisis son sustancialmente diferentes si en vez de considerar que
el individuo se jubila de forma anticipada, 3 años antes de la fecha de jubilación real,
como sucede en la práctica a pesar de los desincentivos que existen en el sistema a
las jubilaciones anticipadas (un 7% anual de media), se considera que la jubilación
efectiva es la edad de jubilación legal, 65 años.
Así cotizar hasta los 65 años supone un aumento de la pensión de jubilación en todos
los grupos de individuos de la cohorte, dicha pensión ya no se ve afectada por las
penalizaciones establecidas para la jubilación anticipada, y a pesar de que se cotizan
más años se acentúa el balance negativo del sistema, aumentando los excesos de
rentabilidad que proporciona el sistema a los individuos.
De hecho, trabajar hasta cumplir la edad legal de jubilación supone un fuerte aumento
de la tasa de sustitución o de reemplazo en todos los grupos, muy significativo en los
grupos de menor nivel de estudios, donde dicha tasa se acerca al 100%.
En cambio, si el individuo trabaja más allá de la edad de jubilación, por ejemplo hasta
los 68 años, por situarnos en la situación contraria, pero análoga (3 años más de la
edad legal de jubilación) a la que se da en la práctica, el balance negativo entre
aportaciones y prestaciones se reduce significativamente, y por tanto también se
reduce el exceso de rentabilidad anual que obtiene el individuo del sistema. Pero hay
que destacar que la tasa de sustitución no aumenta en la misma medida que se
reduce en el caso de la jubilación anticipada (3 años antes), este efecto se debe a que
los incentivos establecidos para trabajar más años –incremento de la pensión del 2%
anual– son inferiores a la penalización a jubilarse de forma anticipada.
56
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Retraso en la edad real de jubilación hasta 65 años, es decir la gente se jubila realmente a los 65 años, edad legal de jubilación
Manteniendo el actual sistema de incentivos y desincentivos
NIVEL
ESTUDIOS
SEXO
EDAD REAL
JUBILACIÓN
EDAD LEGAL
JUBILACIÓN
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
65
65
65
65
65
65
65
65
65
65
65
65
AÑOS
TASA SUSTITUCIÓN APORTACIONES AL
CÁLCULO (1)
(2)
SISTEMA (3)
15
15
15
15
15
15
96,0%
99,2%
66,6%
84,3%
43,0%
64,9%
893
662
1.193
1.036
1.268
1.158
PRESTACIONES
DEL SISTEMA (3)
1.186
1.022
1.633
1.800
1.736
1.986
EXCESO
RENTABILIDAD
ANUAL (4)
0,74%
1,11%
0,88%
1,55%
0,93%
1,59%
BALANCE:
(Aport - Prest) /
Prest
-24,7%
-35,2%
-26,9%
-42,4%
-27,0%
-41,7%
Retraso en la edad real de jubilación hasta 68 años, es decir la gente se jubila realmente a los 68 años. Aunque la edad legal de jubilación se mantiene en 65 años
Manteniendo el actual sistema de incentivos y desincentivos
NIVEL
ESTUDIOS
SEXO
EDAD REAL
JUBILACIÓN
EDAD LEGAL
JUBILACIÓN
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
68
68
68
68
68
68
65
65
65
65
65
65
AÑOS
TASA SUSTITUCIÓN APORTACIONES AL
SISTEMA (3)
CÁLCULO (1)
(2)
15
15
15
15
15
15
101,6%
105,1%
70,2%
89,4%
45,2%
68,6%
928
690
1.247
1.086
1.339
1.225
PRESTACIONES
DEL SISTEMA (3)
1.084
950
1.488
1.673
1.582
1.846
EXCESO
RENTABILIDAD
ANUAL (4)
0,38%
0,79%
0,47%
1,19%
0,47%
1,18%
(1) Años utilizados para el cálculo de la base reguladora, actualmente son los últimos 15 años de cotización (vida laboral)
(2) Tasa de Sustitución promedio para cada grupo, calculada como el importe que supone la pensión de jubilación sobre la media del salario de los últimos 15 años de vida laboral
(3) En base 100, como referencia del salario medio anual nacional a 2007 (20.120€) actualizado
(4) Exceso de Rentabilidad Anual, sobre la rentabilidad real de los activos financieros sin riesgo a largo plazo
57
BALANCE:
(Aport - Prest) /
Prest
-14,4%
-27,3%
-16,2%
-35,1%
-15,3%
-33,6%
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Cuadro Resumen - Régimen General
Efecto de la Edad de Jubilación sobre el Balance del Sistema
EDAD DE JUBILACIÓN REAL
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
62
63
64
65
66
67
68
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
-20,4%
-30,5%
-23,5%
-38,7%
-24,4%
-38,6%
-22,4%
-32,6%
-25,2%
-40,3%
-25,7%
-40,0%
-23,8%
-34,1%
-26,3%
-41,6%
-26,6%
-41,1%
-24,7%
-35,2%
-26,9%
-42,4%
-27,0%
-41,7%
-21,5%
-32,8%
-23,6%
-40,1%
-23,4%
-39,2%
-18,1%
-30,1%
-20,1%
-37,7%
-19,5%
-36,5%
-14,4%
-27,3%
-16,2%
-35,1%
-15,3%
-33,6%
Efecto de la Edad de Jubilación sobre el Exceso de Rentabilidad que genera el Sistema
EDAD DE JUBILACIÓN REAL
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
62
63
64
65
66
67
68
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
0,60%
0,93%
0,76%
1,39%
0,85%
1,47%
0,67%
1,01%
0,82%
1,46%
0,89%
1,53%
0,71%
1,07%
0,86%
1,52%
0,92%
1,57%
0,74%
1,11%
0,88%
1,55%
0,93%
1,59%
0,62%
1,00%
0,74%
1,43%
0,78%
1,45%
0,50%
0,90%
0,61%
1,31%
0,62%
1,32%
0,38%
0,79%
0,47%
1,19%
0,47%
1,18%
Efecto de la Edad de Jubilación sobre la Tasa de Sustitución
EDAD DE JUBILACIÓN REAL
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
62
63
64
65
66
67
68
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
75,9%
78,3%
53,0%
66,8%
34,2%
51,5%
82,6%
85,3%
57,6%
72,6%
37,1%
56,0%
89,3%
92,2%
62,1%
78,5%
40,1%
60,4%
96,0%
99,2%
66,6%
84,3%
43,0%
64,9%
97,9%
101,1%
67,8%
86,0%
43,7%
66,1%
99,8%
103,1%
69,0%
87,7%
44,5%
67,3%
101,6%
105,1%
70,2%
89,4%
45,2%
68,6%
En el Cuadro Resumen anterior se puede ver el efecto que tiene la edad de jubilación
real sobre el balance del sistema en el Régimen General, considerando el esquema
actual de desincentivos a la jubilación anticipada y de incentivos a permanecer en el
sistema después de los 65 años. Es importante destacar que el balance negativo del
sistema aumenta según la fecha de jubilación se va acercando a los 65 años, edad de
jubilación legal, edad a partir de la cuál dicho balance negativo empieza a reducirse.
De forma análoga, el exceso de rentabilidad que genera el sistema a los trabajadores
aumenta hasta los 65 años, para después empezar a caer cuando los trabajadores se
jubilan después de los 65 años. En términos generales, se aprecia que las mujeres
obtienen un exceso de rentabilidad del sistema superior al de los hombres, sin duda
debido a su mayor esperanza de vida, lo que hace que vivan más años como jubiladas
y por tanto reciban más prestaciones que los hombres.
58
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Por otro lado, el aumento de la edad de jubilación supone a su vez un aumento de las
tasas de sustitución en todos los grupos de trabajadores analizados, si bien son más
significativas en los grupos de menor nivel de estudios.
Régimen Especial de Trabajadores Autónomos
Al igual que en el análisis del Régimen General suponemos que la cohorte de
individuos que en la actualidad tiene 35 años, considerando que entraron en el sistema
a una edad establecida según su nivel de estudios, y que por tanto a su jubilación
habrán completado una vida laboral completa, de al menos 35 años. Pero en este
caso consideramos una particularidad que se deriva del análisis de los datos de las
bases de cotización relativas a los trabajadores autónomos14. En ellas se observan
dos patrones de comportamiento diferenciados, debido a que los trabajadores
autónomos tienen la posibilidad de definir sus bases de cotización independientemente
de sus ingresos, siempre que se encuentren dentro del rango máximo y mínimo de
cotización:
ƒ
Aquellos que cotizan por la base mínima durante toda su vida laboral, hasta su
jubilación a los 65 años.
ƒ
Aquellos que cotizan por la base mínima hasta los 50 años, para después, cotizar
al máximo establecido hasta su jubilación a los 65 años.
Los datos reflejan que se producen otras situaciones, se trata de situaciones
marginales y difíciles de replicar de forma agregada, ya que se trata de individuos que
han cotizado a otros regímenes de la Seguridad Social durante más de 5 años, y por
tanto se pueden jubilar de forma anticipada, y en algunos casos a partir de los 50 años
sus bases de cotización máxima pueden ser mayores que las establecidas de forma
genérica para los trabajadores autónomos.
Los resultados del análisis realizado reflejan que en el primero de los casos, el balance
entre aportaciones y prestaciones no es tan negativo como en el caso de los
trabajadores por cuenta ajena adscritos al Régimen General, en especial en el caso de
los autónomos con menor nivel de estudios.
En cambio, en el segundo de los patrones de comportamiento analizados el balance
negativo del sistema es notablemente superior al que se produce en el escenario de
jubilación anticipada del Régimen General, sin duda este resultado se debe a que en
este segundo caso se produce una optimización clara de las aportaciones al sistema
público de pensiones desde el punto de vista del individuo: como el autónomo puede
elegir su base de cotización, decide cotizar al mínimo hasta que sus aportaciones se
14
Como se puede comprobar en el apartado 2 del Anexo I.
59
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
empiezan a tener en cuenta para el cálculo de la pensión que percibirá, momento que
coincide con los 50 años.
Así, desde el punto de vista financiero el individuo percibe un rentabilidad adicional
anual más elevada que en el primer caso de los trabajadores autónomos y que en el
escenario de jubilación anticipada del Régimen General.
60
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Autónomo que cotiza al sistema de pensiones por la base mínima durante toda su vida laboral
NIVEL
ESTUDIOS
SEXO
EDAD REAL
JUBILACIÓN
EDAD LEGAL
JUBILACIÓN
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
65
65
65
65
65
65
65
65
65
65
65
65
AÑOS
APORTACIONES PRESTACIONES
CÁLCULO (1) AL SISTEMA (3) DEL SISTEMA (3)
15
15
15
15
15
15
608
614
535
542
461
468
619
762
619
762
619
762
EXCESO
RENTABILIDAD
ANUAL (2)
0,00%
0,50%
0,33%
0,84%
0,84%
1,38%
BALANCE:
(Aport
- Prest) / Prest
-1,9%
-19,4%
-13,7%
-29,0%
-25,6%
-38,6%
Autónomo que cotiza al sistema de pensiones por la base mínima hasta 50 años, para cotizar al máximo durante los últimos años, hasta
su jubilación a los 63 años
NIVEL
ESTUDIOS
SEXO
EDAD REAL
JUBILACIÓN
EDAD LEGAL
JUBILACIÓN
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
63
63
63
63
63
63
65
65
63
63
63
63
APORTACIONES PRESTACIONES
AÑOS
CÁLCULO (1) AL SISTEMA (3) DEL SISTEMA (3)
15
15
15
15
15
15
718
728
645
655
572
581
1066
1295
1066
1295
1066
1295
(1) Años utilizados para el cálculo de la base reguladora, actualmente son los últimos 15 años de cotización (vida laboral)
(2) Exceso de Rentabilidad Anual, sobre la rentabilidad real de los activos financieros sin riesgo a largo plazo
(3) En base 100, como referencia del salario medio anual nacional a 2007 (20.120€) actualizado
61
EXCESO
RENTABILIDAD
ANUAL (2)
1,07%
1,54%
1,45%
1,93%
2,02%
2,54%
BALANCE:
(Aport
- Prest) / Prest
-32,6%
-43,8%
-39,4%
-49,4%
-46,4%
-55,1%
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Conclusiones del Balance Individual del Sistema Público de Pensiones
Desde un punto de vista individual y estrictamente financiero, los resultados del
análisis muestran que para la cohorte cerrada de individuos proyectada el sistema
presentaría un balance negativo entre las aportaciones que recibe de esa cohorte y las
prestaciones que tendrá que pagarles en el futuro.
El balance negativo del sistema se traduce en que los individuos de la cohorte
obtendrían una rentabilidad extra del sistema frente a la alternativa de invertir sus
aportaciones en instrumentos financieros sin riesgo a largo plazo. Desde este punto de
vista los trabajadores más beneficiados por el sistema actual de pensiones públicas
son aquellos trabajadores de mayor nivel de estudios, más en el caso de las mujeres
que los hombres, a pesar de que su primera pensión pública sea sustancialmente
inferior que el salario promedio de los últimos años antes de su jubilación.
62
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.1.3
Proyecciones del Sistema de Seguridad Social en España
Es claro, pues, que la dinámica poblacional está fuertemente influida por el fenómeno
del alargamiento de la esperanza de vida hasta el punto de que los aportes
significativos que representan la inmigración (o una natalidad vigorosa, en su defecto)
no logran evitar el fuerte avance de los indicadores más habituales de lo que hemos
dado en llamar “envejecimiento”. Las tasas de dependencia de las personas de edad
(población de 65 y más años sobre población de 15 a 64 años) pasarán del 25,1% en
2009 al 55,1% en 2050 a pesar de un aporte neto estimado total en el periodo de casi
11,6 millones de inmigrantes y otros 18,5 millones de nacimientos en las proyecciones
de población del INE hasta 2060. La edad media de la población pasará de casi 41
años en la actualidad hasta casi 48 años en 2059.
Desde un punto de vista agregado, el sistema público de pensiones español depende
críticamente de la renovación de efectivos en la base activa de la población para poder
allegar los recursos necesarios para financiar las pensiones. Ya hemos visto en las
secciones precedentes que el balance individual de las pensiones públicas arroja un
saldo positivo para cotizantes tipo que puede variar en función del género o el nivel
educativo, pero que, en general, implica que el sistema es rentable para sus
participantes. En otras palabras, que el sistema les da unas prestaciones cuyo valor
presente es mayor que el de las cotizaciones que recibe de ellos. Esto, que es positivo
desde el punto de vista individual, en un sistema de reparto, tiene un correlato
agregado que sólo puede traducirse en una insuficiencia financiera estructural.
Con sus actuales fórmulas de cotizaciones y prestaciones y sus parámetros de
elegibilidad, entre los que se incluyen los que regulan el paso a la jubilación, el sistema
español de pensiones públicas está abocado a un déficit estructural creciente en el
medio plazo. Este déficit estructural creciente es la contrapartida de los superávit
individuales ya mencionados anteriormente que se verán ampliados a medida que los
individuos viven más tiempo.
Las actuales condiciones del mercado de trabajo pueden causar un déficit transitorio
en los próximos años si la afiliación y el empleo continúan descendiendo en 2011, pero
este déficit se corregirá si se produce una recuperación del empleo. Ahora bien, más
allá de 2020 el sistema español de pensiones contributivas tendrá déficit si se
mantiene la normativa actual del sistema y salvo que se produzca una creación de
empleo tan espectacular como la que se ha dado entre los años 1998 y 2007.
En esta sección se describe una proyección de gastos e ingresos del sistema español
de pensiones contributivas al horizonte 2059 que detalla los comentarios anteriores.
Esta proyección es ilustrativa, se ha realizado expresamente para este ejercicio
actualizando proyecciones previas de Herce (2007) y está en línea con las que
63
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
regularmente realiza el Gobierno español para sus comunicaciones con el grupo de
política económica de la Comisión de la UE y las que han realizado otros expertos.15
El escenario macroeconómico
Para realizar esta proyección ha sido necesario combinar un escenario
macroeconómico de actividad (PIB) y empleo con una proyección de población, ambos
para los años 2009-2059. De esta forma se establece la dinámica de los afiliados y
pensionistas del sistema, lo que junto a las fórmulas de pensiones y cotizaciones
existentes en el año de base (2009), y las hipótesis de variación de las mismas,
permite hacer proyecciones de gastos e ingresos suficientemente robustas como para
estudiar las consecuencias de cambios en los parámetros del modelo o las
condiciones de elegibilidad.
El escenario macroeconómico se muestra en el cuadro y el gráfico siguientes. Su
objeto es el de trazar las coordenadas por las que derivará la creación de empleo y,
por tanto, la afiliación de trabajadores al sistema de pensiones. La tasa de empleo que
se refleja en el cuadro es, en realidad la ratio entre el número de afiliados y la
población de entre 16 y 64 años (población en edad de trabajar). Junto a la creación
de empleo, se contempla la evolución de la productividad. De ambas dinámicas se
desprende la evolución del PIB. Este escenario es coherente con las perspectivas de
actividad y empleo que se mantienen para la economía española hasta 2012, mientras
que el curso del empleo, la productividad y el PIB es meramente hipotético a partir de
entonces.
Tabla 3.1.4.
Escenario macroeconómico de las proyecciones
Tasa de empleo (escala derecha)
Crecimiento i.a. del PIB
Crecimiento i.a. del empleo
Crecimiento i.a. de la productividad
Fuente: elaboración propia
2009
57,4%
0,0%
0,0%
3,0%
2010
55,5%
-0,8%
-2,9%
2,1%
2011
55,3%
1,5%
0,0%
1,5%
2012
55,5%
2,1%
0,7%
1,4%
2015
57,8%
3,2%
2,1%
1,1%
2020
62,7%
3,2%
1,8%
1,4%
2025
65,5%
2,7%
0,8%
1,9%
2030
66,6%
2,1%
0,1%
2,0%
2035
66,9%
1,7%
-0,3%
2,0%
2040
67,0%
1,4%
-0,6%
2,0%
2045
67,0%
1,4%
-0,6%
2,0%
2050
67,0%
1,9%
-0,1%
2,0%
2055
67,0%
2,1%
0,1%
2,0%
Dada la evolución de la población las hipótesis adoptadas sobre la tasa de empleo y el
crecimiento de la productividad determinan el crecimiento del empleo y del PIB. De
forma que este escenario es coherente en su conjunto. Algunos rasgos de la evolución
temporal de los indicadores contemplados en el cuadro anterior merecen una
explicación, especialmente la relativa al peculiar desempeño de la afiliación a partir de
2025.
15
Una de estas últimas proyecciones se debe a de la Fuente y Doménech (2009). Véase también
Ministerio de Trabajo e Inmigración, MTIN, (2008) y Herce (2007)
64
2059
67,0%
2,2%
0,2%
2,0%
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La evolución temporal para el conjunto del periodo, año a año, puede apreciarse en el
gráfico siguiente en el que es más fácil llevar a cabo la interpretación del escenario
adoptado.
Aparte de la dinámica macroeconómica para el corto plazo, es decir, para el periodo
2009-2012, las hipótesis adoptadas contemplan una progresiva vuelta a un ciclo
económico normalizado hasta 2015, y para los años inmediatamente posteriores, en
los que el PIB estaría creciendo alrededor del 3%, el empleo alrededor del 2% y la
productividad habría vuelto a crecer a niveles del 1% tras el elevado crecimiento de la
misma en los años anteriores como consecuencia de la destrucción de empleo.
Este proceso de la productividad se prolonga a partir de 2015 mediante un progresivo
impulso a este crucial indicador macroeconómico debido a eso que hemos llamado
“cambio de modelo”. Sin querer prejuzgar en este informe cómo se dará este cambio,
se ha supuesto que merced al mismo la productividad acabará creciendo al 2% y que
el crecimiento del PIB se beneficiará de este impulso en la misma medida. El
crecimiento de la productividad, en el modelo de proyección, no tiene efectos sobre la
sostenibilidad de las pensiones, ya que afecta por igual a los salarios y a las pensiones
que se calculan sobre los salarios; por lo que tanto ingresos como gastos del sistema
resultan impulsados en la misma medida (Alonso y Herce, 2003).
Gráfico 3.1.10.
Escenario macroeconómico de las proyecciones
Crecimiento i.a. del PIB
Crecimiento i.a. de la productividad
Crecimiento i.a. del empleo
Tasa de empleo (escala derecha)
2059
2057
2055
2053
2051
2049
2047
2045
2043
2041
2039
54,0%
2037
-4,0%
2035
56,0%
2033
-3,0%
2031
58,0%
2029
60,0%
-2,0%
2027
-1,0%
2025
62,0%
2023
0,0%
2021
64,0%
2019
1,0%
2017
66,0%
2015
68,0%
2,0%
2013
3,0%
2011
70,0%
2009
4,0%
Fuente:
No obstante, puede observarse en el gráfico anterior que el crecimiento del PIB
registra un proceso muy peculiar paralelo al del empleo (la afiliación). En realidad es
65
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
este último desarrollo el que está dominando el proceso del PIB, dado el crecimiento
de la productividad.
En un contexto de aumento de la población, las caídas del empleo que se contemplan
en el escenario entre 2030 y 2050 serían extraordinariamente preocupantes, pues el
paro no dejaría de aumentar. Sin embargo, la población en edad de trabajar está
llamada a disminuir apreciablemente a partir de 2028 y no mostrará signos de
recuperación moderada hasta después de 2050, ello a pesar de los flujos migratorios
netos positivos que la proyección del INE incorpora debido al fuerte efecto
compensatorio del saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones). Esta es la razón
por la que no crecerá el empleo en las dos décadas que van desde 2030 hasta 2050,
siempre, naturalmente, que se cumplan las previsiones demográficas del INE.
Nótese, además, que esta caída del empleo se da bajo una hipótesis de crecimiento
intenso de la tasa de empleo (y de la tasa de actividad, correspondientemente) de la
población, hasta niveles similares a los de los países más avanzados en este materia.
La proyección de gastos e ingresos del sistema español de pensiones públicas
Bajo las hipótesis anteriores, la proyección de los flujos demográficos y económicos
del sistema español de pensiones contributivas es relativamente simple. El sistema
reconoce pensiones (pensionistas) en función de la población de edades superiores a
los 60 años, mientras que encuadra a afiliados en función del empleo existente en
cada momento. La cotización media aumenta con los salarios (es decir, la
productividad) y el gasto en pensiones lo hace en función de la evolución de la pensión
media16 (que también crece con la productividad) y del número de pensiones.
La formulación algebraica de las relaciones oportunas para captar todos estos
elementos de la operación del sistema de pensiones y las hipótesis de partida se
traduce en los resultados que se comentan en esta sección. En la proyección
realizada, aparte de la coherencia, anteriormente comentada, del escenario
macroeconómico, no se han considerado efectos de equilibrio general derivados de
decisiones de oferta de trabajo por parte de los agentes o decisiones de jubilación. Se
ha supuesto que las reglas del sistema permanecen constantes a lo largo del periodo
de proyección y todas las magnitudes económicas se expresan en euros de 2009.
16
Obviamente, sólo las pensiones de los nuevos pensionistas entran en el sistema ligadas a los salarios
que, a su vez, lo están con la productividad. Una vez dentro, las pensiones sólo se actualizan con el IPC.
Pero la progresiva sustitución de las pensiones de quienes fallecen por las pensiones de quienes entran
de nuevo al sistema hace que, en realidad, la pensión media del sistema evolucione también con la
productividad, grosso modo. Véase Alonso y Herce (2003) sobre este resultado.
66
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
El punto de partida de la proyección realizada, junto con el de llegada, se muestra en
el cuadro siguiente. Para el año 2009 se han calibrado los cálculos de forma que se
reproducen las variables básicas, demográficas y económicas, del sistema español de
pensiones contributivas (todos los regímenes y contingencias incluidos). Los datos del
sistema para este año de partida proceden de una estimación propia para el conjunto
del año realizada a la vista de los datos existentes hasta mayo de este año.
Tabla 3.1.5.
Proyección de gastos e ingresos del sistema español de pensiones contributivas 2009-2059
FLUJOS DEMOGRÁFICOS DEL SISTEMA
Población total (a 1 de julio) (miles)
Población 16-64
Población de 60-64
Población de 65 y +
Pensiones (miles)
Afiliados (miles)
FLUJOS ECONÓMICOS DEL SISTEMA
Gastos contributivos del sistema (millones de euros)
Pensión media anual (euros)
Cotización media anual (euros)
Ingresos por cotizaciones (millones de euros)
Superávit (+) / Déficit (-) del sistema (millones de euros)
Fondo de Reserva (+) / Deuda (-) (millones de euros)
En % del PIB
Ingresos totales
Gastos totales
Superávit/Déficit
Fondo de Reserva/Deuda
Ratio Afiliados/Pensiones
Pro memoria
PIB (milllones de euros)
PIB por afiliado (euros)
PIB por habitante (euros)
2009
2059
Ratio 59/09
46.857
31.430
2.466
8.017
8.533
18.047
54.601
30.672
3.067
16.353
17.103
20.550
1,2
1,0
1,2
2,0
2,0
1,1
91.341
10.518
5.528
99.761
8.420
58.793
449.667
25.776
13.631
280.124
-169.543
-3.491.055
4,9
2,5
2,5
2,8
---
9,45
8,65
0,80
5,57
2,11
9,45
15,17
-5,72
-117,77
1,20
1,0
1,8
--0,6
1.055.654
58.494
22.529
2.964.228
144.242
54.289
2,8
2,5
2,4
Fuente: elaboración propia
Las cifras del cuadro anterior son muy elocuentes y hablan por sí solas. Básicamente,
lo que cuentan es que en los próximos cincuenta años la población aumentará un
20%, la afiliación al sistema de pensiones aumentará un 10% y el número de
pensiones se duplicará. La afiliación aumenta, a pesar de que la población de entre 16
y 64 años no lo hace, merced al aumento de la tasa de participación y la tasa de
ocupación. Pero lo hace en muy escasa medida para compensar el aumento del
número de pensiones que se duplica, como consecuencia del aumento de la población
de 65 y más años. Naturalmente, la base de afiliados en cada año es, a su vez, años
más tarde y con la incidencia debida a la mortalidad, la base del número de pensiones,
pero la dinámica de la esperanza de vida hace que esta variable crezca
desproporcionadamente en relación a lo que crece la población en edad de trabajar.
67
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Como consecuencia de ello, la relación afiliados/pensiones, que en 2009 es de 2,11
afiliados por cada pensión, pasa a ser de 1,2 afiliados por cada pensión en 2059. Un
deterioro meramente demográfico muy severo.
Desde el punto de vista económico, nótese que, por las hipótesis adoptadas, la
pensión media y la cotización media crecen en la misma medida, a ritmos muy
similares a los que lo hace el PIB. Este desarrollo es verosímil dado el razonamiento
anteriormente expuesto acerca de la subida de las pensiones medias. Pero es
interesante constatar un hecho. La pensión media del sistema, en euros constantes,
comprará cada vez más pan, por así decirlo, y mantendrá su nivel respecto al PIB por
ocupado (afiliado, en realidad, en esta proyección) y respecto al PIB por habitante.
Puede afirmarse que también mantendrá su nivel respecto al salario medio. En
relación al PIB por afiliado, la pensión anual del sistema es aproximadamente un 18%
y así seguirá siendo en el horizonte de proyección mientras las normas del sistema no
cambien. Respecto al PIB por habitante, la pensión anual media es del 47%.
La consecuencia de esto es muy relevante. Cualquier reforma del sistema que afecte a
la pensión media muy difícilmente hará que su poder adquisitivo caiga por debajo del
actual. Es decir, no sólo existirá siempre una pensión del sistema público, sino que el
pan que aquélla pueda comprar será también mayor. Otra cosa es que, en relación al
PIB por habitante, o al salario medio, la pensión así afectada puede llegar a ser
considerablemente menor.
Un ejercicio inmediato para ilustrar esta afirmación es calcular cuál debería ser la
pensión media en 2059 que equilibrase la cuenta del sistema en ese año. Del cuadro
anterior se desprende un déficit de 169,5 millardos de euros para 2059, luego la
pensión anual media que eliminase ese déficit debería ser menor a la reflejada en el
cuadro en 9.718 euros, o sea, de 16.058 euros al año, todavía un 53% mayor que la
de 2009, pero alrededor de un 37,7% menor que la obtenida en la proyección a
legislación constante.
Claramente, esta es una reducción muy drástica de las pensiones que sería
especialmente gravosa para los primeros pensionistas en experimentar el ajuste ya
que no podría hacerse esta política de forma que afectase a los pensionistas
existentes ni a los cotizantes próximos a la jubilación en la actualidad. Si se decidiese
que sólo los cotizantes que tienen en la actualidad 45 años tendrían que empezar a
sufrir este ajuste, tal medida no podría instrumentarse plenamente a la generación
aludida hasta 2029, cuando, como veremos a continuación el déficit del sistema de
pensiones sería de unos 20 millardos de euros y el ajuste en la pensión media del
sistema (no sólo el de las pensiones de las nuevas altas) debería ser del 10,9%.
68
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La proyección detallada de gastos e ingresos del sistema de pensiones se ofrece en el
gráfico siguiente. En él se recogen las principales ratios del sistema: los gastos e
ingresos y su saldo en porcentaje del PIB y el fondo de reserva también en porcentaje
del PIB.
Gráfico 3.1.11.
Proyecciones de Gastos e Ingresos del sistema de pensiones (en % del PIB) 2009-2059
Ingresos
Gastos
Superávit/Déficit
Fondo de Reserva (*)
20,0
18,0
16,0
14,0
12,0
10,0
8,0
6,0
4,0
2,0
0,0
-2,0
-4,0
-6,0
-8,0
-10,0
2059 (p)
2057 (p)
2055 (p)
2053 (p)
2051 (p)
2049 (p)
2047 (p)
2045 (p)
2043 (p)
2041 (p)
2039 (p)
2037 (p)
2035 (p)
2033 (p)
2031 (p)
2029 (p)
2027 (p)
2025 (p)
2023 (p)
2021 (p)
2019 (p)
2017 (p)
2015 (p)
2013 (p)
2011 (p)
2009 (e)
(*) El fondo de reserva pasaría a ser deuda en 2030 y alcanzaría el 117,8% del PIB en 2059
Fuente: elaboración propia
69
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La trayectoria de la cuenta del sistema es ahora evidente. La dinámica de la población,
dadas las reglas del sistema para el cálculo de cotizaciones y el reconocimiento y
pago posterior de pensiones hace que los ingresos permanezcan fijos en relación al
PIB, cerca del 9,5%, mientras que los gastos crecen debido a la mayor carga de
pensionistas. Tanto las pensiones medias como las cotizaciones medias crecen por
igual, por lo que es claramente la demografía la que está provocando este resultado.
En particular, los gastos por pensiones pasan del 8,7% del PIB en 2009 al 9,4% del
PIB en 2022, lo que acaba con el superávit del sistema en ese mismo año, y al 15,9%
en 2050, para comenzar un gradual descenso en ese año que los sitúa en el 15,1%
del PIB al final del periodo de proyección.
El actual superávit del sistema de pensiones se reducirá drásticamente en los años
venideros, pero, si la representación del ciclo económico adoptada en el escenario
macroeconómico anteriormente discutido se revela correcta, no aparecerá déficit
coyuntural en el sistema en el futuro inmediato. El déficit se producirá en 2022 y será
creciente hasta el año 2050, llegando a alcanzar entonces un peso equivalente al
6,5% del PIB.
El inicio del déficit estructural del sistema de pensiones
Con la trayectoria del saldo del sistema recién comentada, el fondo de reserva de las
pensiones alcanza su máximo nivel relativo al PIB en 2011, apenas por encima del 6%
del PIB de ese año, a partir de su nivel actual del 5,5% del PIB. Claramente, el
adverso ciclo del empleo que está registrando la economía española tiene mucho que
ver con esta trayectoria a corto plazo. Pero lo relevante es que cuando se inaugure el
periodo de déficit estructural del sistema, en 2022, el fondo de reserva dejará de
crecer en importe absoluto para ir agotándose progresivamente hasta convertirse en
deuda del sistema de pensiones. Esta transición del fondo de reserva se produciría en
2030 y la deuda llegará a representar el 117,8% del PIB en 2059.
En el gráfico siguiente puede apreciarse la estrecha relación que guarda el saldo del
sistema con la relación afiliados/pensiones. En primer lugar, se constata que la
recesión del empleo prevista en el escenario macroeconómico para esta proyección
lleva a una drástica caída del superávit registrado en 2008. Esta reducción se
prolongaría hasta casi rozar el déficit en 2013, cuando el empleo ya habría iniciado
claramente su recuperación. Pero el avance del número de pensiones habría
acumulado aumentos del gasto imposibles de verse compensados por la mayor base
de empleo. Con todo, hasta 2020, aproximadamente, se daría un estímulo al superávit
que, no obstante, no volvería a situarse en los niveles de los últimos años. Poco
después de ese año, se iniciaría el déficit estructural del sistema. Sólo una afluencia
70
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
masiva de cotizantes al mercado de trabajo podría retrasar la aparición del déficit,
aunque no su expresión acrecentada más adelante en el tiempo.
Gráfico 3.1.12.
Superávit del sistema y relación afiliados/pensiones 2009-2022
2022
2021
2020
2019
2018
2017
2016
2015
2014
2013
2012
2011
2010
2009
Afiliados/Pensionistas
Ratio Afiliados/Pensiones
2,30
2,28
2,25
2,23
2,20
2,18
2,15
2,13
2,10
2,08
2,05
2,03
2,00
1,98
1,95
1,93
1,90
2008
Millones de euros
Superávit/Déficit
15.000
14.000
13.000
12.000
11.000
10.000
9.000
8.000
7.000
6.000
5.000
4.000
3.000
2.000
1.000
0
-1.000
Fuente: elaboración propia
La otra dimensión visible en el gráfico anterior es la pura demografía del sistema.
Cuando la relación entre afiliados y pensiones cae por debajo de 2 afiliados por cada
pensión, el sistema roza el déficit que se manifiesta concretamente si la ratio cae por
debajo de 1,94 en esta proyección. Esta correlación es, por otra parte, evidente. A
legislación constante, las únicas fuerzas que gobiernan el sistema son las
demográficas y sus composiciones por tipos de pensión, género, etc. Nuestro modelo
de proyección no capta la riqueza de estas composiciones (que se manifiestan a
medio y largo plazo) pues está calibrado sobre los grandes flujos demográficos y
económicos del sistema, pero sí capta perfectamente esta relación tan evidente entre
quienes aportan recursos y quienes reciben prestaciones.
Es obvio que mayores aportes a las edades activas, por la vía de la inmigración y los
nacimientos, conseguirían elevar esta ratio por encima de ese umbral crítico y
mantenerlo por algún tiempo, pero la mayor esperanza de vida afecta a todos y tarde o
temprano se reproducirían las perspectivas financieras que muestra la proyección,
incluso empeoradas por el mayor volumen de pensionistas futuros que traerían
consigo los mayores aportes previos a la población activa.
71
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La sostenibilidad del sistema de pensiones
La proyección recién comentada es ciertamente preocupante y debe de tomarse como
una ilustración más que probable de lo que sucedería con la financiación del sistema
de pensiones si no cambiasen las actuales reglas para el cálculo y reconocimiento de
las pensiones y la percepción de las cotizaciones. El crecimiento económico serviría
de bien poco, pues el alza de salarios que traería consigo, y que aumentaría los
ingresos del sistema por cotizaciones, aumentaría también en la misma proporción,
prácticamente, los gastos por pensiones, ya que las nuevas pensiones vienen ligadas
a los salarios del momento en que se causan y sustituyen a pensiones mucho
menores causadas tiempo atrás a medida que se va produciendo el relevo vital en el
grupo de pensionistas.
Un sencillo cálculo ilustrativo de los ajustes que sería preciso hacer en el sistema de
pensiones español para lograr su sostenibilidad en el momento en que los ingresos
amenazasen con ser inferiores a los gastos se representa en el gráfico siguiente.
Definiremos como sostenibilidad del sistema una situación en la que los ingresos por
cotizaciones se igualan a los gastos por pensiones (más los gatos de gestión del
sistema, incluidos en el total de gastos contributivos). Con objeto de que el sistema
estuviese en permanente equilibrio de gastos e ingresos, hay dos posibles situaciones
extremas a considerar:
ƒ
¿Cuál debería ser el tipo de cotización sobre el salario pensionable (base de
cotización efectiva) para que los ingresos siempre fuesen iguales a los gastos?
Llamaremos a este tipo de cotización “tipo de cotización sostenible”.
ƒ
¿Cuál debería ser la pensión media del sistema para que los ingresos siempre
fuesen iguales a los gatos? Llamaremos a esta pensión media “pensión media
sostenible”.
Con objeto de comparar la situación futura con el momento actual y hasta que
aparezca el déficit del sistema en 2022, se ha hecho este cálculo a partir de 2009
resultando obvio que hasta que aparezca el déficit el superávit existente permitiría
reducir algo el tipo de cotización, aumentar algo la pensión respecto a la obtenida en la
proyección o una mezcla de ambas situaciones.
72
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.1.13.
Indicadores de sostenibilidad del sistema de pensiones
Tipo de cotización sostenible (1)
Pensión media sostenible (2)
Tipo de cotización actual (3)
110,0%
100,0%
90,0%
80,0%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0%
20,0%
2059 (p)
2057 (p)
2055 (p)
2053 (p)
2051 (p)
2049 (p)
2047 (p)
2045 (p)
2043 (p)
2041 (p)
2039 (p)
2037 (p)
2035 (p)
2033 (p)
2031 (p)
2029 (p)
2027 (p)
2025 (p)
2023 (p)
2021 (p)
2019 (p)
2017 (p)
2015 (p)
2013 (p)
2011 (p)
2009 (e)
(1) En porcentaje de la base de cotización efectiva
(2) En porcentaje de la pensión que se obtiene en la proyección a legislación constante
(3) El 28,3% de la base de cotización efectiva en la actualidad
Fuente: elaboración propia
Así, como se muestra en el gráfico anterior, el tipo de cotización sostenible, de
confiarse el ajuste únicamente a este instrumento, debería ser ligeramente inferior al
tipo de cotización actual, del 28,3%17, hasta 2022, cuando tendría que empezar a subir
por encima del tipo actual para mantener los ingresos al mismo nivel que los
crecientes gastos por pensiones. En 2050, el tipo de cotización sostenible debería ser
del 47,78%, es decir, casi veinte puntos porcentuales superior al tipo legal existente en
estos momentos. Pueden imaginarse las distorsiones sobre el empleo que
representaría una fiscalidad laboral tan elevada.
Por su parte, la pensión media sostenible, de confiarse todo el ajuste a esta medida,
podría ser algo superior a la actual mientras perdurase el superávit existente, pero a
partir de 2022, la pensión media debería ir reduciéndose respecto a la que se
obtendría de no producirse ningún ajuste en el sistema hasta representar el 59,23% de
ésta en 2050.
17
El 28,3% es el tipo legal de cotización total (cuota obrera y cuota patronal) del Régimen General. Se ha
supuesto que es el tipo que se aplica a una base efectiva media de cotización para todo el sistema de
forma que se recuperen los ingresos efectivos del sistema. La base efectiva media anual para 2009
necesaria para recuperar los ingresos del sistema de pensiones a un tipo del 28,3% en ese año resulta
ser de 19.533 euros por afiliado.
73
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Una pensión media inferior en tal medida a la que se obtendría de no cambiar nada en
el actual sistema de pensiones, en 2050, todavía sería superior en términos de poder
adquisitivo a la pensión actual del sistema, un 50% mayor aproximadamente, para ser
más precisos. Pero respecto a los salarios del momento representaría un porcentaje
apreciablemente menor que el que se da en la actualidad. Ello no haría más felices a
los pensionistas de 2050, sin lugar a dudas.
74
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.1.4
Previsión Social Complementaria para la jubilación (Pilar II y III)
Los planes de pensiones privados forman parte, junto con los seguros de ahorro para
la jubilación18, de los sistemas de previsión social complementaria, tal y como se prevé
en el art. 41 de la Constitución Española, que establece un régimen de coexistencia
para el sistema público y los sistemas privados, proclamando que la asistencia y
prestaciones complementarias serán libres. En función de la clase de planes de
pensiones, éstos se integrarán en el segundo o tercer pilar.
Los sistemas de previsión social existentes se articulan a través de tres pilares:
Primer pilar: Previsión social de carácter público. Se instrumenta a través de los
distintos Regímenes de la Seguridad Social.
Segundo pilar: Previsión social complementaria de carácter empresarial para los
trabajadores. Los posibles instrumentos son:
ƒ
Planes de pensiones de empleo.
ƒ
Seguros colectivos que instrumentan compromisos por pensiones de la empresa
con trabajadores y beneficiarios (incluidos los concertados con mutualidades de
previsión social).
ƒ
Planes de previsión social empresarial (PPSE). Es una modalidad de seguro
colectivo de instrumentación de compromisos por pensiones. Pueden cubrir las
mismas contingencias que los planes de pensiones y ofrecen una garantía de
interés. Participan de algunas características de los planes de pensiones, régimen
financiero y fiscal de aportaciones y prestaciones de los planes de pensiones, así
como del régimen contractual y de supervisión de los seguros. Se regulan en la
Ley 35/2006, de 28 de noviembre del IRPF (artículo 51.4) y en el Reglamento de
Instrumentación de los compromisos por pensiones de las empresas con los
trabajadores y beneficiarios, aprobado por Real Decreto 1588/1999, de 15 de
octubre, modificado por el Real Decreto 1684/2007, de 14 de diciembre.
Tercer pilar: Previsión social complementaria de carácter individual. Formado por:
ƒ
Los planes de pensiones individuales y asociados.
18
Los seguros de vida ahorro para la jubilación serán tratados más adelante. El ahorro acumulado en
seguros para la jubilación alcanzan los 131,3 mil millones de euros.
75
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
ƒ
Los seguros individuales de jubilación, fallecimiento o invalidez, se incluyen
tipologías de seguros de ahorro como aquellos que aseguran el pago de un capital
diferido a una determinada fecha, o aquellos seguros de rentas vitalicias o
inmediatas, los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS)19 o aquellos
seguros cuya rentabilidad esta ligada a la evolución de unos activos (índices,
acciones, fondos de inversión, etc.).
ƒ
Los planes de previsión asegurados (PPA). Son seguros individuales de vida
especiales que pueden cubrir las mismas contingencias que los planes de
pensiones, siendo su cobertura principal en todo caso la jubilación. Conllevan una
garantía de interés. Participan de las mismas características de iliquidez, y
régimen financiero y fiscal de aportaciones de los planes de pensiones. Se regulan
en la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas (artículo 51.3) y en el Reglamento del IRPF aprobado por Real
Decreto 439/2007, de 30 de marzo (artículo 49).
ƒ
Los seguros de dependencia. Son contratos de seguro individuales en los que se
cubre la gran dependencia o dependencia severa, de acuerdo con la definición
legal de dichas contingencias (art.26 Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía
Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia), pudiendo
generar también prestaciones por fallecimiento. Ofrecen garantía de interés. El
régimen financiero y fiscal de las aportaciones es similar al de los planes de
pensiones. Se regulan en la Ley 35/2006, de 28 de noviembre del IRPF (artículo
51.5).
Un plan de pensiones privado es un contrato colectivo de adhesión de ahorro-previsión
social, en virtud del cual se efectúan aportaciones, que se van acumulando y quedan
permanentemente invertidas en activos financieros, con la finalidad de ir constituyendo
un ahorro (derechos consolidados) para el cobro de prestaciones cuando se
produzcan las contingencias previstas (jubilación, fallecimiento, invalidez,
dependencia).
19
Los PIAS son seguros individuales de vida que tienen por objeto constituir con los recursos aportados
una renta vitalicia asegurada. Este producto no está vinculado a la jubilación del asegurado, no es un
ahorro finalista para la jubilación, incapacidad, etc., aunque si se trata de un producto idóneo para
complementar la pensión de jubilación pública. Durante la fase de acumulación y durante la fase de cobro
de la renta, los derechos económicos son líquidos. Los PIAS poseen una fiscalidad específica. Se regulan
en la Ley 35/2006 del IRPF (disposición adicional tercera) y en el Reglamento del IRPF aprobado por
Real Decreto 439/2007, de 30 de marzo (disposición adicional quinta).
76
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Las contribuciones de los promotores y las aportaciones de los partícipes, y
cualesquiera recursos adscritos al plan de pensiones, se integrarán obligatoriamente
en un fondo de pensiones, administrado por una entidad gestora con el concurso de
una depositaria.
Los planes de pensiones son productos ilíquidos, ya que los partícipes no pueden
hacer efectivos sus derechos consolidados cuando lo deseen, sino en los casos
legalmente establecidos: cuando tenga lugar una contingencia cubierta por el plan o
excepcionalmente en los supuestos de enfermedad grave o desempleo de larga
duración, siempre que éstos últimos estén previstos en las especificaciones del plan.
El mercado de productos financiero-aseguradores finalistas para la jubilación está
dividido en función del producto que estemos analizando, quizás el más significativo es
el mercado de planes de pensiones privados, que analizaremos a continuación.
El mercado de planes de pensiones ha registrado un continuo crecimiento a lo largo de
sus 20 años de historia en España, crecimiento que se ha interrumpido en el año
2008, y es que al igual que otros productos financieros los planes de pensiones se han
visto afectados por la crisis financiera internacional y por las caídas de las
valoraciones de los diferentes activos financieros en los que los fondos de pensiones
materializan sus inversiones.
A cierre del año 2008, según datos de Inverco, el patrimonio total acumulado
alcanzaba los 78.407 millones de euros para un total de 10,6 millones de cuentas de
partícipes, lo que supone que en España aproximadamente unos 8 millones de
personas disponen de un plan de pensiones privado, por lo tanto se puede decir que
se trata de un producto bastante extendido entre la población, alrededor del 40-45%
de la población ocupada y alrededor de un 17-18%% de la población ha elegido como
medio de ahorro privado para la jubilación los planes de pensiones privados. Pese a
ello, desde el año 2004 estamos asistiendo a una desaceleración en su ritmo de
crecimiento, siendo el correspondiente a 2008 el más bajo de toda la serie (2,3%), por
un lado debido al grado de madurez del sistema y a la reducción del atractivo fiscal de
los planes de pensiones después de la reforma fiscal del año 2007.
77
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.1.15.
Cuentas de Partícipes
Gráfico 3.1.14
Patrimonio
60%
90.000.000
80.000.000
70.000.000
40%
10.598.591
78.407.574
Nº Cuentas de
partícipes
10.000.000
40%
60.000.000
50.000.000
20%
40.000.000
30%
Tasa de variación
(%)
8.000.000
30%
Crec. i.a.
miles de euros
Volumen
Patrimonio
Tasa de variación
(%)
12.000.000
50%
6.000.000
20%
10%
4.000.000
30.000.000
0%
20.000.000
-8,66%
-10%
10.000.000
10%
2.000.000
2,34%
0
-20%
91
92
93
94
95
96
97
98
99
00
01
02
03
04
05
06
07
0
08
Fuente: INVERCO
0%
91
92
93
94
95
96
97
98
99
00
01
02
03
04
05
06
07
08
Fuente: INVERCO, un partícipe puede tener más de una cuenta abierta.
El desarrollo de los planes de pensiones en España, ha estado impulsado
principalmente por los planes de pensiones individuales que suponen más del 60% del
patrimonio acumulado en planes de pensiones.
Tabla 3.1.6.
Patrimonio (mill. de euros)
Sistema Individual
Sistema Empleo
Sistema Asociado
Total
31/12/2008
49.047
28.363
997
78.408
31/12/2007
54.219
30.431
1.193
85.842
Crec. ia (%)
-9,54%
-6,79%
-16,41%
-8,66%
Partícipes (mill. de cuentas)
31/12/2008
8,65
1,86
0,08
10,60
31/12/2007
8,53
1,74
0,09
10,36
Crec. ia (%)
1,44%
7,30%
-7,78%
2,34%
Fuente: INVERCO
Si bien el ahorro acumulado en planes de pensiones es significativo, un 7,1% del PIB,
aún se encuentra lejos del patrimonio acumulado en planes de pensiones en otros
países de nuestro entorno.
78
Crec. i.a.
100.000.000
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.1.16.
Patrimonio de Planes de Pensiones
2007
8.000
2008
miles de millones de euros
7.000
6.000
5.000
4.000
3.000
2.000
1.000
M
éx
ico
iz
a
Su
C
an
ad
á
Ja
pó
n
Au
st
ra
lia
H
ol
an
da
U
ni
do
Br
as
il
Fi
nl
an
di
a
Al
em
an
ia
D
in
am
ar
ca
Su
dá
fri
ca
Es
pa
ña
Irl
an
da
R
ei
no
EE
U
U
-
Fuente: INVERCO
Mientras, el ahorro acumulado en seguros de vida destinados para la jubilación, según
ICEA20, asciende a finales del año 2008 a más de 131 mil millones de euros con un
crecimiento del 1,5% respecto al ejercicio anterior, repartidos entre más de 9,4
millones de euros de asegurados, lo que supone un saldo medio de 13.889 euros por
asegurado.
El 85% del ahorro se encuentra en dos modalidades de seguros, los seguros de
capital diferido y los seguros de rentas, aunque es destacable el crecimiento de los
PIAS, que en sólo dos años desde su creación han alcanzado más de 1,1 mil millones.
También, es necesario hacer mención del fuerte impulso que han recibido los PPA’s
en el último ejercicio, con un crecimiento de su saldo acumulado del 289%, debido al
traslado procedentes de planes de pensiones, probablemente de clientes que ante la
intensidad de la crisis financiera buscan una mayor protección para sus ahorros, ya
que los PPA’s garantizan una rentabilidad mínima durante toda la vida del contrato.
20
ICEA, Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones
79
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.1.7.
Seguros de ahorro para la jubilación
Miles de euros
PROVISIONES TÉCNICAS*
dic-07
dic-08
Nº ASEGURADOS
Crec i.a.
dic-07
dic-08
Crec i.a.
Planes de Previsión Asegurados
Capital Diferido
Rentas
P.I.A.S.
Vinculados a Activos
861.909
48.356.155
65.803.729
546.530
13.770.538
3.355.428
45.502.088
66.249.764
1.176.188
14.991.757
289,3%
-5,9%
0,7%
115,2%
8,9%
164.450
4.951.493
2.847.417
177.403
807.934
353.090
5.046.279
2.762.708
328.570
960.486
114,7%
1,9%
-3,0%
85,2%
18,9%
TOTAL SEGUROS DE AHORRO
129.338.861
131.275.225
1,5%
8.948.697
9.451.134
5,6%
* Ahorro acumulado en seguros de vida para la jubilación
Fuente: ICEA
Los últimos cambios normativos en la fiscalidad del ahorro en España, recogidos en la
reforma IRPF del año 2007, han ido orientados a la equiparación de la tributación de
los diferentes productos de ahorro, pero aumentando los incentivos al ahorro a muy
largo plazo siempre que la prestación se materialice en forma de renta y no mediante
un capital único.
En concreto, la incentivación fiscal que perciben los seguros cuyas prestaciones se
cobran en forma de rentas, rentas vitalicias y temporales, junto con la eliminación de la
reducción del 40% cuando la prestación derivada de los planes de pensiones se cobre
en forma de capital, ha provocado un aumento de la percepción de rentas derivadas
de productos de ahorro privados. Si bien el volumen de lo que podríamos denominar
como mercado de rentas en España, es aún reducido en comparación con otros
países de nuestro entorno.
Modalidades
Seguros de Riesgo
Planes de Previsión Asegurados
Capital Diferido
Rentas
P.I.A.S.
Vinculados a Activos
TOTAL SEGUROS
Datos en Miles de euros
Tabla 3.1.8.
Rentas pagadas
dic-07
57.849
dic-08
Crec i.a.
85.733
48,2%
77,2%
337
597
121.625
121.939
0,3%
2.791.629
4.330.945
55,1%
27
1.194
4271,9%
551
9.397
1605,2%
2.972.019
4.549.805
53,1%
Fuente: ICEA
El cambio normativo en planes de pensiones, entre 2006 y 2007, ha supuesto un ligero
aumento de las prestaciones derivadas de planes de pensiones en forma de renta y
mixtas, y una reducción de las prestaciones en forma de capital, aunque todavía esta
80
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
forma de percepción de las contingencias es minoritaria a la hora de percibir el ahorro
acumulado en planes de pensiones.
Tabla 3.1.9.
Desglose del importe de las prestaciones en función de la forma de pago en 2006
Contingencias
Capital
Importe
%
Renta
Importe
%
Mixto
Importe
%
Total Prestaciones
Importe
%
Jubilación
Invalidez
Fallecimiento
Viudedad
Orfandad
Otros herederos
1.954,4
189,4
172,5
112,7
21,6
38,2
70,63
71,94
63,98
58,14
67,40
87,30
649,6
61,5
88,0
73,7
9,8
4,5
23,48
23,36
32,64
38,05
30,63
10,16
163,0
12,4
9,1
7,4
0,6
1,1
5,89
4,70
3,38
3,80
1,97
2,53
2.767,0
263,2
269,5
193,8
32,0
43,8
83,9
8,0
8,2
5,9
1,0
1,3
Total
2.316,3
70,19
799,1
24,22
184,5
5,59
3.299,8
100,0
Datos en millones de euros
Tabla 3.1.10.
Desglose del importe de las prestaciones en función de la forma de pago en 2007
Capital
Renta
Mixto
Total Prestaciones
Importe
%
Importe
%
Importe
%
Importe
%
Contingencia
Jubilación
Invalidez
Fallecimiento
Viudedad
Orfandad
Otros herederos
1.776,0
168,8
179,8
108,5
24,2
47,2
65,82
65,95
61,85
55,28
58,68
88,53
729,8
67,7
99,1
78,2
16,3
4,6
27,05
26,43
34,10
39,84
39,58
8,71
192,5
19,5
11,8
9,6
0,7
1,5
7,13
7,62
4,05
4,89
1,75
2,76
2.698,3
256,0
290,7
196,2
41,2
53,3
83,2
7,9
9,0
6,0
1,3
1,6
Total
2.124,6
65,47
896,6
27,63
223,8
6,90
3.245,0
100,0
Datos en millones de euros
Fuente: DGSFP
81
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.1.11.
Prestaciones por contingencia en 2008
Total Prestaciones
Importe
%
Contingencia
Jubilación
Incapacidad
Fallecimiento
Viudedad
Orfandad
Otros herederos
3.112,1
279,9
291,0
165,7
40,5
84,7
84,5
7,6
7,9
4,5
1,1
2,3
Total
3.683,0
100,0
Gráfico 3.1.17.
Prestaciones en función de la forma de pago. 2008
Mixto
5,9%
Renta
27,4%
Capital
66,7%
Datos en millones de euros
Fuente: DGSFP
Sumando las prestaciones pagadas en forma de renta por planes de pensiones
privados y por seguros de vida –tanto vida riesgo como ahorro— podríamos decir que
el hipotético mercado de rentas en España alcanzaría la cifra de 5,5 mil millones de
euros.
A pesar de la aprobación de la ley de dependencia en el año 2006, que dejaba de
forma explícita un hueco para el desarrollo de productos aseguradores que ofreciesen
cobertura frente al riesgo que quedar dependiente en sus grados más graves, el lento
desarrollo de la propia ley de dependencia y la incertidumbre sobre el diseño final del
sistema de co-pago en cada Comunidad Autónoma ha ralentizado el desarrollo de
seguros de esta modalidad. Si bien es cierto que son numerosas las entidades
aseguradoras que actualmente ofrecen seguros de dependencia a sus clientes.
Así, hasta el año 2008 no existían datos sobre la comercialización de los seguros de
dependencia en España, pero según ICEA a lo largo del 2008 las primas captadas por
esta modalidad de seguros alcanzaban un importe de 342 millones de euros y de
2.622 asegurados.
3.1.5
Sistemas de jubilación flexible y parcial: ¿están funcionando de forma efectiva?
Se considera como situación de jubilación flexible la derivada de la posibilidad de
compatibilizar, una vez causada, la pensión de jubilación con un contrato a tiempo
parcial, dentro de los límites de jornada (un mínimo del 25% y un máximo del 85%) a
que se refiere el art. 12.6 de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, con la
consecuente minoración de aquélla en proporción inversa a la reducción aplicable a la
jornada de trabajo del pensionista, en relación a la de un trabajador a tiempo completo
comparable.
82
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
A estos efectos, se entiende por "trabajador a tiempo completo comparable" a un
trabajador a tiempo completo de la misma empresa y centro de trabajo, con el mismo
tipo de contrato de trabajo y que realice un trabajo idéntico o similar. Si en la empresa
no hubiera ningún trabajador comparable a tiempo completo, se considerará la jornada
a tiempo completo prevista en el convenio colectivo aplicable o, en su defecto, la
jornada máxima legal.
Se considera jubilación parcial, según la definición ofrecida por la Seguridad Social la
iniciada después del cumplimiento de los 60 años, simultánea con un contrato de
trabajo a tiempo parcial y vinculado o no con un contrato de relevo celebrado con un
trabajador en situación de desempleo o que tenga concertado con la empresa un
contrato de duración determinada.
La jubilación flexible, a diferencia de la jubilación parcial, es una opción para personas
que ya se encuentran jubiladas y deciden suspender temporalmente su situación de
jubilación plena.
Las figuras de jubilación flexible y parcial existen desde hace más de dos décadas en
España, pero no es hasta que se produce la reforma de 200121 y se publica en 2002 la
Ley 35/2002 de 12 de julio, de medidas para el establecimiento de un sistema
jubilación gradual y flexible cuando se toma verdaderamente en consideración la
utilización de ambas. Esta Ley fue consecuencia directa del Acuerdo para la Mejora y
el Desarrollo del Sistema de Protección Social suscrito el 9 de abril de 2001 por el
Gobierno, la Confederación de CCOO, la CEOE y CEPYME, en el que se incluyeron
una serie de medidas en relación con la flexibilidad de la edad de jubilación, con el
objetivo de conferir a ésta criterios de gradualidad y progresividad.
Con la aprobación de esta norma se pretendió, al menos en primera instancia y tal
como refleja su exposición de motivos, posibilitar un sistema dual en el que los
ciudadanos puedan acceder a una pensión por jubilación a la vez que continúan con el
desarrollo de sus actividades laborales. Durante ese periodo (Art. 1 de dicha norma)
se minorará el percibo de la pensión en proporción inversa a la reducción aplicable a la
jornada de trabajo del pensionista en relación a la de un trabajador a tiempo completo
comparable.
Del funcionamiento efectivo de este sistema se podría derivar un aumento sustancial
de la edad de jubilación efectiva, ya que una parte importante de las personas que
actualmente se jubilan entre los 61 y los 65 estarían dispuestos a alargar su vida
21
Ley 12/2001, de 9 de julio, de medidas urgentes de reforma del mercado de trabajo para el
incremento del empleo y la mejora de su calidad
83
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
laboral para mantener una presencia activa en la sociedad. Pese a estas ventajas
tanto para el trabajador como para el propio sistema de la Seguridad Social, (que
aliviaría sus tensiones de gasto), este régimen no se ha extendido de una forma
mayoritaria al conjunto del territorio español, siendo muy pocos los pensionistas que
se han acogido a estas dos modalidades híbridas entre la pensión y la actividad.
En este caso, y como ya comentaremos más adelante, consideramos vital que un
sistema como éste funcione de una manera mayoritaria en el conjunto de España en
los próximos años ya que de su implantación dependerá en buena parte la viabilidad
del sistema de pensiones en el largo plazo.
84
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Anexo 3.1.2. Análisis de las diferentes “palancas” del actual Sistema Público de
Pensiones
Como se ha analizado en las secciones 3.1.2 y 3.1.3, la sostenibilidad del sistema
público de pensiones de forma agregada (ingresos por cotizaciones igual a gastos por
pensiones) empezaría a registrar déficit hacia el año 2022, debido, en gran parte,
como hemos podido analizar desde el punto de vista individual, a que disfrutamos de
un sistema que podríamos calificar de “generoso”.
Este Anexo pretende recoger el análisis realizado sobre las distintas variables que
componen el actual sistema público de pensiones, tratando de identificar aquellas
palancas o medidas que se podrían tomar, de forma aislada o combinada, para
mejorar la sostenibilidad del sistema a medio plazo y con las que además se pueda
conseguir ampliar el ciclo de vida laboral de los trabajadores permitiendo compensar el
mayor número de años pensionables que vivirán como consecuencia del aumento de
la esperanza de vida, servirá para aumentar el nivel de contributividad del sistema,
estrechando la relación entre las aportaciones (cotizaciones) realizadas al mismo y las
prestaciones (pensiones) recibidas de éste.
Los resultados que siguen se han elaborado sobre la base del modelo individual de
cálculo de las tasas de sustitución de la pensión o las TIR de los flujos descontados de
cotizaciones y prestaciones asociados. Pero deben tenerse en cuenta las discusiones
ya mencionadas en este estudio acerca de las tremendas implicaciones que tendría no
tomar medidas de este tipo de cara a la consecución de la sostenibilidad del sistema
de pensiones en términos de lo que entonces llamábamos tipos de cotización
sostenible o pensión media sostenible. Sencillamente, no es posible ni deseable llevar
a cabo los ajustes implicados por aquellos cálculos y las alternativas deben pasar por
combinaciones en las que un retraso de la edad de jubilación y un cálculo más
ajustado de la pensión con arreglo a la carrera de cotizaciones estén presentes.
Aumento de Edad Legal de Jubilación
Como se ha puesto de manifiesto en el apartado 2, el aumento de la esperanza de
vida y los avances en el campo de la medicina y la atención sanitaria, provocan que
cada vez vivamos más años, lo que se traduce en que cada vez vivamos más años
retirados de la vida laboral activa, ya que la edad legal de jubilación se ha mantenido
constante a lo largo de los años.
La edad de jubilación legal es 65 años, edad que tenía todo el sentido cuando se
constituyó el sistema de Seguridad Social español a inicios del siglo XX cuando la
esperanza de vida media era 35 años, lo que significa que eran muy pocos los que
llegaban con vida a esa edad, momento en el que el objetivo era asegurar y proteger
la extrema vejez, para evitar la pobreza en la ancianidad.
85
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
En la actualidad, vivir muchos años como jubilados, provoca que las prestaciones que
tenga que soportar el sistema público de pensiones sean muy elevadas, ya que los
años pensionables han aumentado considerablemente en los últimos años, situación
que se acentuará en el futuro si se confirman las estimaciones sobre el aumento de la
esperanza de vida.
Un aumento de la edad legal de jubilación tendría dos efectos directos y claros sobre
el sistema, (1) haría que aumentase la vida laboral activa de los trabajadores y por
tanto aumentase el período de cotizaciones realizadas al sistema, y (2) a la vez se
reduciría la vida pensionable, es decir, el número de años que se está percibiendo
pensión del sistema público de Seguridad Social.
La adopción de esta medida estaría en línea las reformas más recientes realizadas en
otros países de nuestro entorno más cercano (ver apartado 4.3), donde la edad de
jubilación ya se sitúa por encima de los 65 años, así por ejemplo en Alemania,
Dinamarca, Noruega, Islandia, Irlanda la edad de jubilación ya está fijada en los 67
años mientras que otros países como Estados Unidos se encuentran en la transición
hacia esa edad de jubilación (67 años en el 2022).
Dicha medida debiera realizarse de forma progresiva, un aumento gradual de 2 o 3
meses cada año, igual que han realizado otros países de nuestro entorno en las
reformas de sus respectivos sistemas de pensiones públicos, lo que reduciría el
impacto negativo de esta medida sobre aquellas cohortes de población más cercanas
a la fecha actual de jubilación.
Además, el aumento de la edad de jubilación no puede realizarse de una forma
generalizada e indiscriminada, sino que habrá que identificar aquellas profesiones que
por sus particularidades, trabajos de carácter físico, peligrosidad, etc. requieran que la
edad de jubilación se mantenga en los niveles actuales.
Para los trabajadores por cuenta ajena acogidos en el Régimen General de la
Seguridad Social, un aumento de la edad de jubilación legal, por encima de los 65
años, desde el punto de vista del análisis financiero e individual, como puede verse en
los cuadros siguientes, provoca una reducción del balance negativo que tiene el
sistema entre las aportaciones que recibe y las prestaciones que paga a los individuos
en todas los grupos de población analizados. Balance que incluso llega a volverse
positivo para los varones con menor nivel de estudios cuando establecemos como
edad de jubilación legal los 69 y 70 años, situación que no llega a producirse en el
caso de las mujeres debido a su mayor longevidad, que provoca que pasen muchos
años percibiendo pensiones de jubilación del sistema.
Lógicamente el aumento de la edad de jubilación provoca una reducción del exceso de
rentabilidad que ofrece el sistema de pensiones respecto a la rentabilidad de los
activos financieros sin riesgo a largo plazo.
86
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Por el contrario un aumento de la edad de jubilación legal prácticamente no tiene
consecuencias sobre las tasas de sustitución o de reemplazo de los trabajadores que
se mantienen constantes.
Efecto sobre el Balance del Sistema Público de Pensiones
EDAD DE JUBILACIÓN LEGAL*
NIVEL
SEXO
65
66
67
68
69
ESTUDIOS
Básico
Hombre
-20,4%
-15,6%
-10,3%
-4,7%
1,3%
Básico
Mujer
-30,5%
-26,6%
-22,5%
-18,0%
-13,2%
Medio
Hombre
-23,5%
-18,6%
-13,2%
-7,5%
-1,4%
Medio
Mujer
-38,7%
-35,1%
-31,2%
-27,1%
-22,7%
Superior
Hombre
-24,4%
-19,2%
-13,6%
-7,5%
-1,0%
Superior
Mujer
-38,6%
-34,7%
-30,6%
-26,2%
-21,5%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
70
7,8%
-8,0%
5,2%
-18,0%
6,0%
-16,4%
Efecto sobre el Exceso de Rentabilidad para los trabajadores
EDAD DE JUBILACIÓN LEGAL*
NIVEL
SEXO
65
66
67
68
69
ESTUDIOS
Básico
Hombre
0,60%
0,43%
0,26%
0,09%
-0,08%
Básico
Mujer
0,93%
0,78%
0,63%
0,48%
0,33%
Medio
Hombre
0,76%
0,57%
0,37%
0,18%
0,01%
Medio
Mujer
1,39%
1,21%
1,04%
0,87%
0,70%
Superior
Hombre
0,85%
0,63%
0,42%
0,21%
0,00%
Superior
Mujer
1,47%
1,27%
1,08%
0,88%
0,69%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
70
-0,25%
0,18%
-0,20%
0,53%
-0,20%
0,50%
Efecto sobre la Tasa de Sustitución
EDAD DE JUBILACIÓN LEGAL*
NIVEL
SEXO
65
66
67
68
69
ESTUDIOS
Básico
Hombre
75,9%
75,9%
75,9%
75,8%
75,8%
Básico
Mujer
78,3%
78,3%
78,3%
78,3%
78,3%
Medio
Hombre
53,0%
52,9%
52,7%
52,6%
52,5%
Medio
Mujer
66,8%
66,7%
66,7%
66,6%
66,6%
Superior
Hombre
34,2%
34,1%
34,0%
33,9%
33,9%
Superior
Mujer
51,5%
51,4%
51,3%
51,2%
51,2%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
70
75,8%
78,3%
52,4%
66,6%
33,8%
51,1%
En cambio, en el caso de los trabajadores del Régimen Especial de Autónomos,
los resultados son sustancialmente diferentes en función del caso analizado.
En el primero de ellos, aquél en el que el trabajador cotiza por el mínimo durante toda
su vida laboral hasta su jubilación a los 65 años, el balance negativo del sistema
prácticamente desaparece para todos los grupos de población cuando la edad de
jubilación se fija en 70 años, consiguiendo un balance notablemente positivo en las
categorías de trabajadores autónomos con menores niveles de estudios.
87
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Efecto sobre el Balance del Sistema Público de Pensiones
EDAD DE JUBILACIÓN LEGAL
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
65
66
67
68
69
70
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
-1,9%
-19,4%
-13,7%
-29,0%
-25,6%
-38,6%
4,5%
-14,6%
-7,9%
-24,6%
-20,4%
-34,7%
11,4%
-9,5%
-1,6%
-20,0%
-14,7%
-30,5%
18,9%
-4,0%
5,2%
-14,9%
-8,6%
-25,9%
27,0%
1,9%
12,6%
-9,5%
-2,0%
-21,1%
35,8%
8,3%
20,6%
-3,7%
5,2%
-15,8%
Efecto sobre el Exceso de Rentabilidad para los trabajadores
EDAD DE JUBILACIÓN LEGAL
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
65
66
67
68
69
70
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
0,00%
0,50%
0,33%
0,84%
0,84%
1,38%
-0,16%
0,35%
0,15%
0,68%
0,63%
1,19%
-0,3%
0,2%
0,0%
0,5%
0,4%
1,0%
-0,48%
0,06%
-0,21%
0,36%
0,22%
0,82%
-0,65%
-0,09%
-0,39%
0,19%
0,02%
0,63%
-0,81%
-0,24%
-0,57%
0,03%
-0,18%
0,45%
En el segundo caso, aquél en el que el trabajador cotiza por las bases de cotización
mínimas hasta cumplir 50 años para cotizar después al máximo hasta la fecha de
jubilación (63 años), el aumento de la edad legal de jubilación reduce el balance
negativo del sistema y por tanto, reduce el exceso de rentabilidad que reciben los
trabajadores, pero no consigue alcanzar un balance positivo, porque los autónomos
que tienen este comportamiento permanecen muchos años aportando al mínimo, para
sólo aportar al máximo en el momento en que las cotizaciones empiezan a tenerse en
cuenta en el cálculo de la pensión (a partir de 50 años, últimos 15 años). Sin duda este
es el comportamiento más eficiente desde el punto de vista financiero y por tanto, el
que registra mayores excesos de rentabilidad para los trabajadores como pudimos ver
en el apartado 3.
88
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Efecto sobre el Balance del Sistema Público de Pensiones
EDAD DE JUBILACIÓN LEGAL
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
65
66
67
68
69
70
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
-32,6%
-43,8%
-39,4%
-49,4%
-46,4%
-55,1%
-28,7%
-40,9%
-35,9%
-46,7%
-43,2%
-52,7%
-24,6%
-37,8%
-32,1%
-43,9%
-39,7%
-50,0%
-20,1%
-34,4%
-28,0%
-40,8%
-36,0%
-47,2%
-15,3%
-30,9%
-23,6%
-37,5%
-32,0%
-44,2%
-10,1%
-27,0%
-18,8%
-34,0%
-27,7%
-41,0%
Efecto sobre el Exceso de Rentabilidad para los trabajadores
EDAD DE JUBILACIÓN LEGAL
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
65
66
67
68
69
70
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
1,07%
1,54%
1,45%
1,93%
2,02%
2,54%
0,91%
1,39%
1,27%
1,77%
1,82%
2,35%
0,7%
1,2%
1,1%
1,6%
1,6%
2,2%
0,58%
1,09%
0,90%
1,44%
1,40%
1,97%
0,41%
0,95%
0,72%
1,28%
1,19%
1,78%
0,25%
0,80%
0,54%
1,12%
0,99%
1,59%
Aumento del Período de Cotización considerado para el cálculo de la Base
Reguladora
En la actualidad, el cálculo de la base reguladora y por tanto de la primera pensión del
sistema se realiza sobre las cotizaciones realizadas en los 15 últimos años previos a la
fecha de jubilación, sin considerar las cotizaciones realizadas en años anteriores.
El periodo de años considerados para el cálculo de la base reguladora ha sido objeto
de reforma en nuestro sistema, al menos en dos ocasiones, cuando en 1985 se paso
de 2 años a 8 años, y en 1997 cuando se aumentó de 8 años a los 15 años actuales
de forma gradual.
Siguiendo las recomendaciones recogidas en el Pacto de Toledo debiera considerarse
aumentar el número de años considerados en el cálculo de la base reguladora y que
por tanto sirve para fijar la pensión. Esta medida sin duda supone un paso más hacia
el reforzamiento de la contributividad del sistema, ya que al considerar más años en el
cálculo de la base reguladora, se estrecha la relación entre la pensión a percibir y las
cotizaciones realizadas al sistema por cada trabajador.
Desde el punto de vista individual la adopción de una medida de este tipo, aumentaría
la justicia del sistema, al estrechar la relación entre prestaciones y aportaciones al
mismo, aunque pudiese aumentar las desigualdades entre los trabajadores con
menores ingresos y aquellos con mayores ingresos.
89
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Además, aumentar el periodo considerado para el cálculo de la base reguladora,
puede reducir la pensión ya que se incluyan lagunas de cotización de los trabajadores,
por ejemplo debido a periodos de desempleo de larga duración.
La implantación de la medida debiera realizarse de forma gradual siguiendo la
metodología realizada en las anteriores reformas de nuestro sistema de pensiones
públicos. La existencia de numerosos “huecos” en la información sobre bases de
cotización con anterioridad a 1985 de la MCVL aconseja que el aumento del periodo
de cálculo de la base reguladora se realice de forma gradual.
Para los trabajadores por cuenta ajena acogidos en el Régimen General de la
Seguridad Social, un aumento del número de años considerados en el cálculo de la
base reguladora, desde el punto de vista del análisis financiero e individual, provoca
como puede verse en los cuadros siguiente, una reducción del balance negativo que
tiene el sistema entre las aportaciones que recibe y las prestaciones que paga a los
individuos en todas los grupos de población analizados.
La reducción del balance negativo aumenta a medida que aumentamos el período
considerado, esto es lógico si tenemos en cuenta que los salarios durante los primeros
años de carrera profesional suelen ser más bajos que en los últimos años, previos a la
jubilación.
El aumento del número de años considerados para el cálculo de la pensión de
jubilación, provoca una ligera reducción del exceso de rentabilidad que ofrece el
sistema de pensiones respecto a la rentabilidad de los activos financieros sin riesgo a
largo plazo, debido a que el importe de la pensión así calculado es ligeramente inferior
que si sólo consideramos los últimos 15 años.
Esta palanca también supone una reducción de las tasas de sustitución o de
reemplazo de los trabajadores, reducción más intensa en los grupos de menor nivel de
estudios.
90
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Efecto sobre el Balance del Sistema Público de Pensiones
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
15
20
25
30
35
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
-20,4%
-30,5%
-23,5%
-38,7%
-24,4%
-38,6%
-19,1%
-30,5%
-23,2%
-38,1%
-24,5%
-38,5%
-17,3%
-29,0%
-22,4%
-36,7%
-24,1%
-38,2%
-15,2%
-27,3%
-21,1%
-35,1%
-23,6%
-37,5%
-12,9%
-25,9%
-18,9%
-32,9%
-22,4%
-36,1%
Efecto sobre el Exceso de Rentabilidad para los trabajadores
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
15
20
25
30
35
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
0,60%
0,93%
0,76%
1,39%
0,85%
1,47%
0,55%
0,93%
0,75%
1,36%
0,85%
1,46%
0,49%
0,88%
0,71%
1,30%
0,83%
1,45%
0,42%
0,81%
0,66%
1,22%
0,81%
1,41%
0,34%
0,76%
0,58%
1,13%
0,76%
1,35%
Efecto sobre la Tasa de Sustitución
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
15
20
25
30
35
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
75,9%
78,3%
53,0%
66,8%
34,2%
51,5%
75,1%
78,7%
53,2%
65,9%
35,1%
51,8%
73,5%
77,3%
52,7%
64,1%
35,1%
51,8%
71,9%
75,7%
51,5%
62,1%
34,9%
50,9%
70,3%
74,9%
49,7%
59,8%
33,8%
49,1%
En cambio, en el caso de los trabajadores del Régimen Especial de Autónomos,
los resultados son sustancialmente diferentes en función del caso analizado.
En el primero de ellos en el que el trabajador cotiza por el mínimo durante toda su vida
laboral hasta su jubilación a los 65 años, un aumento del número de años
considerados en el cálculo de la base reguladora no tiene ningún impacto sobre el
balance del sistema, ya que los trabajadores siempre cotizan por el mínimo, en este
caso el número de años considerados para fijar la pensión de jubilación es irrelevante.
En el segundo caso del Régimen Especial de Autónomos recogido en nuestro análisis,
aquél en el que el trabajador cotiza por las bases de cotización mínimas hasta cumplir
50 años para cotizar después por las bases de cotización máximas hasta la fecha de
jubilación (63 años), un aumento del nº de años considerados para el cálculo de la
91
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
pensión supone una considerable reducción del balance negativo del sistema y del
exceso de rentabilidad que obtienen los trabajadores del mismo.
Efecto sobre el Balance del Sistema Público de Pensiones
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
15
20
25
30
35
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
-32,6%
-43,8%
-39,4%
-49,4%
-46,4%
-55,1%
-23,5%
-36,3%
-30,2%
-41,8%
-36,9%
-47,3%
-23,5%
-36,3%
-30,2%
-41,8%
-36,9%
-47,3%
-18,1%
-31,8%
-24,7%
-37,2%
-31,4%
-42,7%
-12,4%
-27,1%
-19,0%
-32,6%
-25,7%
-38,0%
Efecto sobre el Exceso de Rentabilidad para los trabajadores
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
ESTUDIOS
Básico
Básico
Medio
Medio
Superior
Superior
SEXO
15
20
25
30
35
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
1,07%
1,54%
1,45%
1,93%
2,02%
2,54%
0,92%
1,40%
1,26%
1,76%
1,78%
2,31%
0,74%
1,23%
1,05%
1,55%
1,50%
2,03%
0,54%
1,03%
0,81%
1,32%
1,19%
1,72%
0,34%
0,83%
0,57%
1,08%
0,89%
1,42%
Pero en este caso, es fácil suponer que mientras los trabajadores autónomos tengan
la capacidad de decidir cuál es su base de cotización (siempre dentro de un rango,
entre el mínimo y el máximo), adaptarán sus decisiones de cotización a la normativa
vigente en cada momento, para seguir cotizando al mínimo mientras las cotizaciones
no computen para el cálculo de la pensión para pasar a cotizar al máximo cuando
éstas si sean determinantes para fijar la pensión.
La aplicación de una medida de este tipo además de los efectos recogidos en nuestro
análisis puede significar una reducción más importante de las pensiones debido a que
aumenten las lagunas de cotización por parte de los trabajadores. En este sentido, es
importante destacar las diferencias de cálculo en función del Régimen de la Seguridad
Social en el que se encuentre acogido el trabajador, mientras que en el Régimen
General de la Seguridad Social las lagunas de cotización existentes en los 15 años
previos a la jubilación son sustituidos por la base de cotización mínima, en el Régimen
Especial de Autónomos dichas lagunas no son sustituidas sino que se considera que
el trabajador no ha cotizado en ese periodo de tiempo.
92
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
De cara a complementar nuestro análisis es importante destacar los resultados de
otros estudios que han tratado de identificar el impacto del aumento del periodo de
cálculo de la base reguladora, así podemos citar el análisis “La cuantía de las
pensiones a medio plazo, sus efectos sobre el sistema de pensiones y el estudio de
alternativas” realizado por Labour Asociados, Consultoría Social y publicado por la
Secretaria de Estado de la Seguridad Social (2007), donde se estima que ampliar el
periodo de cálculo de la base reguladora de 15 a 20 años daría lugar a una caída de la
pensión media de entre 4,2% y 5,5%, lo que supone, grosso modo, una reducción de
un punto porcentual por cada año de ampliación del periodo de cálculo.
Aumento de la Edad Legal de Jubilación y del Período de Cotización
considerados para el cálculo de la Base Reguladora
En este caso, una vez analizados los efectos que desde el punto de vista del análisis
individual tienen de forma aislada, el aumento de la edad legal de jubilación y el
aumento del periodo de cotización considerado en cálculo de la base reguladora,
tratamos de analizar los efectos que tendrían ambas medidas si se tomasen de forma
conjunta.
En los siguientes cuadros, y desde el punto de vista del análisis individual del sistema
de pensiones, se puede ver el efecto de combinado de la modificación al alza de
ambas variables, edad legal de jubilación y periodo de cálculo de la base reguladora.
Así los resultados se presentan para cada edad de jubilación partiendo de la situación
actual de partida, 65 años, y hasta los 70 años. Así se pueden ver los efectos sobre el
balance del sistema del Régimen General, sobre el exceso de rentabilidad que genera
el sistema para los trabajadores y sobre la tasa de sustitución, para todos los casos
hemos mantenido la convención de que los trabajadores seguirían jubilándose en cada
caso 3 años antes de la edad legal de jubilación.
93
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Edad de Jubilación Legal 65 años
Efecto sobre el Balance del Sistema Público de Pensiones
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
-20,4%
-19,1%
-17,3%
-15,2%
-12,9%
Básico
Mujer
-30,5%
-30,5%
-29,0%
-27,3%
-25,9%
Medio
Hombre
-23,5%
-23,2%
-22,4%
-21,1%
-18,9%
Medio
Mujer
-38,7%
-38,1%
-36,7%
-35,1%
-32,9%
Superior
Hombre
-24,4%
-24,5%
-24,1%
-23,6%
-22,4%
Superior
Mujer
-38,6%
-38,5%
-38,2%
-37,5%
-36,1%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre el Exceso de Rentabilidad para los trabajadores
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
0,60%
0,55%
0,49%
0,42%
0,34%
Básico
Mujer
0,93%
0,93%
0,88%
0,81%
0,76%
Medio
Hombre
0,76%
0,75%
0,71%
0,66%
0,58%
Medio
Mujer
1,39%
1,36%
1,30%
1,22%
1,13%
Superior
Hombre
0,85%
0,85%
0,83%
0,81%
0,76%
Superior
Mujer
1,47%
1,46%
1,45%
1,41%
1,35%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre la Tasa de Sustitución
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
75,9%
75,1%
73,5%
71,9%
70,3%
Básico
Mujer
78,3%
78,7%
77,3%
75,7%
74,9%
Medio
Hombre
53,0%
53,2%
52,7%
51,5%
49,7%
Medio
Mujer
66,8%
65,9%
64,1%
62,1%
59,8%
Superior
Hombre
34,2%
35,1%
35,1%
34,9%
33,8%
Superior
Mujer
51,5%
51,8%
51,8%
50,9%
49,1%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
En la situación de partida, aquella en la que los trabajadores salen del mercado de
trabajo a los 62 años, 3 años antes de la edad de jubilación, el aumento del número de
años de cotización considerados para el cálculo de la pensión reduce
significativamente el balance negativo del sistema. En este caso, la tasa de sustitución
se reduce entre 4-5% para la mayoría de grupos de trabajadores.
94
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Edad de Jubilación Legal 66 años
Efecto sobre el Balance del Sistema Público de Pensiones
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
-15,6%
-14,3%
-12,4%
-10,3%
-8,0%
Básico
Mujer
-26,6%
-26,7%
-25,2%
-23,4%
-22,0%
Medio
Hombre
-18,6%
-18,3%
-17,5%
-16,2%
-14,2%
Medio
Mujer
-35,1%
-34,5%
-33,2%
-31,6%
-29,5%
Superior
Hombre
-19,2%
-19,2%
-18,9%
-18,5%
-17,4%
Superior
Mujer
-34,7%
-34,7%
-34,4%
-33,7%
-32,5%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre el Exceso de Rentabilidad para los trabajadores
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
0,43%
0,39%
0,32%
0,26%
0,19%
Básico
Mujer
0,78%
0,79%
0,73%
0,67%
0,62%
Medio
Hombre
0,57%
0,56%
0,53%
0,48%
0,41%
Medio
Mujer
1,21%
1,19%
1,13%
1,06%
0,97%
Superior
Hombre
0,63%
0,63%
0,62%
0,60%
0,56%
Superior
Mujer
1,27%
1,27%
1,25%
1,22%
1,17%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre la Tasa de Sustitución
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
75,9%
75,2%
73,7%
72,1%
70,5%
Básico
Mujer
78,3%
78,7%
77,4%
75,9%
75,0%
Medio
Hombre
52,9%
53,2%
52,7%
51,7%
50,1%
Medio
Mujer
66,7%
66,1%
64,3%
62,4%
60,3%
Superior
Hombre
34,1%
35,0%
35,1%
35,0%
34,1%
Superior
Mujer
51,4%
51,9%
51,8%
51,1%
49,6%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
A medida que aumentamos la edad de jubilación legal, y el número de años para el
cálculo de la pensión se reduce el balance negativo del sistema.
95
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Edad de Jubilación Legal 67 años
Efecto sobre el Balance del Sistema Público de Pensiones
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
-10,3%
-9,1%
-7,2%
-5,0%
-2,6%
Básico
Mujer
-22,5%
-22,5%
-21,1%
-19,3%
-17,7%
Medio
Hombre
-13,2%
-13,0%
-12,3%
-11,0%
-9,1%
Medio
Mujer
-31,2%
-30,7%
-29,4%
-27,8%
-25,7%
Superior
Hombre
-13,6%
-13,7%
-13,4%
-13,0%
-12,0%
Superior
Mujer
-30,6%
-30,6%
-30,3%
-29,7%
-28,6%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre el Exceso de Rentabilidad para los trabajadores
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
0,26%
0,22%
0,16%
0,10%
0,03%
Básico
Mujer
0,63%
0,64%
0,59%
0,53%
0,47%
Medio
Hombre
0,37%
0,37%
0,34%
0,30%
0,24%
Medio
Mujer
1,04%
1,02%
0,97%
0,90%
0,82%
Superior
Hombre
0,42%
0,42%
0,41%
0,40%
0,37%
Superior
Mujer
1,08%
1,08%
1,06%
1,04%
0,99%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre la Tasa de Sustitución
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
75,9%
75,3%
73,8%
72,3%
70,7%
Básico
Mujer
78,3%
78,7%
77,6%
76,0%
75,1%
Medio
Hombre
52,7%
53,1%
52,8%
51,8%
50,4%
Medio
Mujer
66,7%
66,2%
64,6%
62,7%
60,7%
Superior
Hombre
34,0%
35,0%
35,1%
35,1%
34,4%
Superior
Mujer
51,3%
51,9%
51,8%
51,2%
50,0%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Como ya se ha mencionado con anterioridad 67 años es la edad de jubilación
establecida en la mayoría de reformas realizadas en países de nuestro entorno, por lo
que puede servir como referencia para ver el efecto de las medidas en nuestro
sistema.
96
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Como se puede observar, en todos los grupos de población el balance negativo del
sistema se reduce notablemente, entre un 7-10% de media, mientras que el efecto
sobre las tasas de sustitución es prácticamente nulo.
Edad de Jubilación Legal 68 años
Efecto sobre el Balance del Sistema Público de Pensiones
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
-4,7%
-3,5%
-1,5%
0,7%
3,2%
Básico
Mujer
-18,0%
-18,1%
-16,8%
-14,9%
-13,2%
Medio
Hombre
-7,5%
-7,4%
-6,7%
-5,4%
-3,6%
Medio
Mujer
-27,1%
-26,7%
-25,4%
-23,8%
-21,7%
Superior
Hombre
-7,5%
-7,7%
-7,5%
-7,0%
-6,2%
Superior
Mujer
-26,2%
-26,3%
-26,0%
-25,4%
-24,4%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre el Exceso de Rentabilidad para los trabajadores
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
0,09%
0,05%
0,00%
-0,07%
-0,13%
Básico
Mujer
0,48%
0,48%
0,44%
0,38%
0,33%
Medio
Hombre
0,18%
0,18%
0,16%
0,12%
0,06%
Medio
Mujer
0,87%
0,85%
0,80%
0,74%
0,66%
Superior
Hombre
0,21%
0,22%
0,21%
0,19%
0,17%
Superior
Mujer
0,88%
0,89%
0,87%
0,85%
0,81%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre la Tasa de Sustitución
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
75,8%
75,3%
74,0%
72,5%
71,0%
Básico
Mujer
78,3%
78,7%
77,8%
76,2%
75,1%
Medio
Hombre
52,6%
53,1%
52,9%
52,0%
50,7%
Medio
Mujer
66,6%
66,3%
64,8%
63,0%
61,1%
Superior
Hombre
33,9%
34,9%
35,1%
35,2%
34,6%
Superior
Mujer
51,2%
52,0%
51,8%
51,4%
50,4%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
97
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Al establecer la edad de jubilación en los 68 años y para los casos en los que se
toman en cuenta 30 o 35 años para el cálculo de las pensiones en el grupo de varones
con menor nivel de estudios el balance del sistema cambia de signo y se vuelve
positivo para el sistema, lo que se traduce en que las aportaciones realizadas al
sistema son mayores que las prestaciones que recibe un individuo tipo de ese grupo
de población.
98
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Edad de Jubilación Legal 69 años
Efecto sobre el Balance del Sistema Público de Pensiones
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
1,3%
2,5%
4,5%
6,8%
9,4%
Básico
Mujer
-13,2%
-13,3%
-12,2%
-10,2%
-8,3%
Medio
Hombre
-1,4%
-1,3%
-0,6%
0,6%
2,4%
Medio
Mujer
-22,7%
-22,4%
-21,1%
-19,4%
-17,4%
Superior
Hombre
-1,0%
-1,3%
-1,1%
-0,7%
0,1%
Superior
Mujer
-21,5%
-21,6%
-21,3%
-20,8%
-19,8%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre el Exceso de Rentabilidad para los trabajadores
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
-0,08%
-0,12%
-0,17%
-0,23%
-0,30%
Básico
Mujer
0,33%
0,33%
0,30%
0,24%
0,18%
Medio
Hombre
0,01%
0,01%
0,03%
-0,06%
-0,12%
Medio
Mujer
0,70%
0,68%
0,64%
0,58%
0,51%
Superior
Hombre
0,00%
0,01%
0,00%
0,01%
-0,03%
Superior
Mujer
0,69%
0,70%
0,69%
0,67%
0,63%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre la Tasa de Sustitución
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
75,8%
75,4%
74,1%
72,6%
71,1%
Básico
Mujer
78,3%
78,7%
78,0%
76,4%
75,2%
Medio
Hombre
52,5%
53,1%
53,0%
52,1%
50,9%
Medio
Mujer
66,6%
66,4%
65,0%
63,2%
61,5%
Superior
Hombre
33,9%
35,0%
35,2%
35,3%
34,9%
Superior
Mujer
51,2%
52,0%
51,9%
51,6%
50,7%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Al establecer la edad de jubilación en los 69 años el balance del sistema se convierte
en positivo para cualquier periodo de cálculo del grupo de varones con menor nivel de
estudios y para cualquier periodo de cálculo de la base reguladora. Además, es
importante destacar que aparece un balance positivo para otros grupos de varones
con mayores niveles de estudios.
99
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Edad de Jubilación Legal 70 años
Efecto sobre el Balance del Sistema Público de Pensiones
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
7,8%
9,0%
11,1%
13,5%
16,1%
Básico
Mujer
-8,0%
-8,2%
-7,2%
-5,1%
-3,1%
Medio
Hombre
5,2%
5,3%
5,9%
7,1%
8,9%
Medio
Mujer
-18,0%
-17,8%
-16,6%
-14,8%
-12,8%
Superior
Hombre
6,0%
5,6%
5,8%
6,2%
6,9%
Superior
Mujer
-16,4%
-16,6%
-16,3%
-15,8%
-14,9%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre el Exceso de Rentabilidad para los trabajadores
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
-0,25%
-0,29%
-0,34%
-0,40%
-0,46%
Básico
Mujer
0,18%
0,18%
0,15%
0,09%
0,04%
Medio
Hombre
-0,20%
-0,20%
-0,21%
-0,25%
-0,30%
Medio
Mujer
0,53%
0,52%
0,47%
0,42%
0,35%
Superior
Hombre
-0,20%
-0,19%
-0,20%
-0,21%
-0,23%
Superior
Mujer
0,50%
0,51%
0,50%
0,48%
0,45%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Efecto sobre la Tasa de Sustitución
Nº AÑOS UTILIZADOS PARA EL CÁLCULO DE LA PENSIÓN
NIVEL
SEXO
15
20
25
30
35
ESTUDIOS
Básico
Hombre
75,8%
75,4%
74,2%
72,7%
71,3%
Básico
Mujer
78,3%
78,7%
78,2%
76,7%
75,3%
Medio
Hombre
52,4%
53,1%
53,0%
52,3%
51,1%
Medio
Mujer
66,6%
66,6%
65,3%
63,5%
61,8%
Superior
Hombre
33,8%
35,0%
35,3%
35,5%
35,2%
Superior
Mujer
51,1%
52,0%
51,9%
51,7%
50,9%
(*) Se mantiene el comportamiento actual y los individuos, se jubilan 3 años antes de la edad de
jubilación legal
Al establecer la edad de jubilación en los 70 años el balance del sistema se convierte
en positivo para todos los grupos de varones independientemente del nivel de estudios
y el periodo de cálculo de la base reguladora considerado. Mientras que para los
100
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
grupos de mujeres aunque el balance negativo se reduce notablemente no llega a ser
positivo para ninguno de los diferentes niveles de estudios.
Metodología del Análisis del Balance Individual del Sistema Público de
Pensiones
Objetivo del Análisis
El objetivo del estudio es analizar el equilibrio financiero del sistema público de pensiones,
desde un punto de vista individual, sin considerar las posibles desviaciones y desajustes que
puedan provocar la existencia, de forma puntual, de más pasivos que activos, a nivel agregado,
es decir, que en un determinado momento la suma de las prestaciones (pensiones) a pagar por
el sistema supere las aportaciones (cotizaciones) al mismo. Dichas desviaciones pueden
deberse a la evolución demográfica futura o a la relación futura entre afiliados y pensionistas
del sistema (tasas de dependencia bajas).
Detrás del análisis se encuentra la lógica de pensar que la suma de muchos equilibrios
individuales supone que el sistema a nivel agregado también se encontrará en equilibrio.
Por tanto, en este análisis no se pretende realizar un análisis intergeneracional del sistema de
reparto, y en consecuencia no se consideran ciertas tendencias demográficas como la tasa de
natalidad, invalidez, relación entre activos y pasivos, inmigración, etc., aparte de las recogidas
en las tablas de mortalidad.
Para cumplir este objetivo, se ha seguido la metodología utilizada en el estudio22, “The True
Cost of Social Security” pero con las adaptaciones necesarias para recoger la idiosincrasia del
sistema de reparto de pensiones español. En dicho estudio, los autores para estimar el
verdadero coste de la Seguridad Social en Estados Unidos proponen realizarlo desde un
enfoque financiero, es decir, tratan de calcular cuál sería el coste de financiar el déficit de la
Seguridad Social en los mercados financieros.
Siguiendo dicha metodología se ha tratado de modelizar el comportamiento de una cohorte de
individuos (dividida en función del sexo y nivel de estudios de sus individuos), que en la
actualidad tendría 35 años, considerando que en el futuro completarán una carrera profesional
completa, de al menos 35 años.
Extracción de Datos
Para realizar el estudio se ha partido de los datos históricos de bases de cotización recogidos
en la Muestra Continua de Vidas Laborales (MCVL) de la Dirección General de la Seguridad
22
“The True Cost of Social Security”, Alexander W. Blocker (Boston University), Laurence J. Kotlikoff (Boston
University, National Bureau of Economic Research) y Stephen A. Ross (Masssachusetts Institute of Technology).
Septiembre 2008.
101
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Social del año 200723, que a su vez es una extensa muestra de bases de cotización
correspondientes a aquellos individuos que al menos en algún momento de sus vidas han
cotizado a la Seguridad Social.
Debido a las diferentes particularidades que presentan los diferentes regímenes del sistema de
pensiones de la Seguridad Social, en el tratamiento de los datos y posterior análisis se ha
diferenciado entre el Régimen General de trabajadores por cuenta ajena y el Régimen Especial
de trabajadores por cuenta propia (autónomos).
La principal diferencia que existe entre ambos regímenes y que marca los análisis posteriores
es que, a diferencia de los trabajadores por cuenta ajena del Régimen General, los
trabajadores autónomos tienen la potestad de elegir la base de cotización por la que quieren
realizar aportaciones al sistema durante toda su vida laboral, mientras que ésta se sitúe entre
los rangos mínimo y máximo establecidos normativamente en cada momento y para cada edad
del autónomo. En el Régimen General, la base de cotización se obtiene aplicando los máximos
y mínimos correspondientes al salario del trabajador en función de su categoría profesional.
Esta diferencia normativa lleva a patrones de comportamiento muy distintos entre los dos
grupos de trabajadores y, como describiremos más adelante, se han considerado metodologías
diferentes para el análisis de cada régimen, tratando así de recoger dichas particularidades.
Las siguientes figuras comparan la distribución de la base de cotización normalizada24 para
trabajadores de diferentes edades en los dos regimenes.
23
Último año disponible a la fecha de realización de este análisis.
24
La base de cotización normalizada es la base de cotización del trabajador dividida por el salario medio
nacional y nos permite mezclar y comparar datos correspondientes a diferentes años naturales.
102
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Figura 1: Histogramas de la distribución de la base de cotización normalizada para
trabajadores de 40 años en el régimen general
Hombres
Sin bachiller
0
1
2
Hombres
Bachiller
0
Mujeres
Sin bachiller
0
1
2
1
Hombres
Estudios universitarios
2
Mujeres
Bachiller
0
1
0
1
2
Mujeres
Estudios universitarios
2
0
1
2
Figura 2: Histogramas de la distribución de la base de cotización normalizada para
trabajadores de 55 años en el régimen general
Hombres
Sin bachiller
0
1
2
Hombres
Bachiller
0
Mujeres
Sin bachiller
0
1
2
1
Hombres
Estudios universitarios
2
Mujeres
Bachiller
0
1
0
1
2
Mujeres
Estudios universitarios
2
0
1
2
103
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Figura 3: Histogramas de la distribución de la base de cotización normalizada para
trabajadores de 60 años en el régimen general
Hombres
Sin bachiller
0
1
2
Hombres
Bachiller
0
Mujeres
Sin bachiller
0
1
2
1
Hombres
Estudios universitarios
2
Mujeres
Bachiller
0
1
0
1
2
Mujeres
Estudios universitarios
2
0
1
2
Estas distribuciones tienen forma de una distribución continua y dispersa cortada en un valor
algo por debajo de 2 en el eje horizontal, nivel que se corresponde con la base de cotización
máxima.
En los histogramas se observa que a medida que aumenta el nivel de estudios de los
trabajadores del Régimen General la proporción de éstos que se sitúa en la base de cotización
máxima aumenta significativamente, siendo este efecto más acentuado en los varones que en
las mujeres. Esta proporción también aumenta en los trabajadores con menor nivel de estudios,
que a medida que éstos cumplen años y se van acercando a la fecha de jubilación.
En cambio, la distribución de las cotizaciones en el Régimen Especial de Autónomos tiene un
comportamiento totalmente diferente, son distribuciones casi puntuales, como se puede ver en
los histogramas siguientes.
104
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Figura 4: Histogramas de la distribución de la base de cotización normalizada para
trabajadores de 40 años en el régimen de trabajadores autónomos
Hombres
Sin bachiller
0
1
2
Hombres
Bachiller
0
Mujeres
Sin bachiller
0
1
2
1
Hombres
Estudios universitarios
2
Mujeres
Bachiller
0
1
0
1
2
Mujeres
Estudios universitarios
2
0
1
2
Los picos que se observan en los histogramas se corresponden con una base de cotización
normalizada en torno al 0,5, equivalente a la base de cotización mínima para trabajadores
autónomos menores de 50 años. De los gráficos se deduce que la gran mayoría de
trabajadores autónomos, en cualquiera de los grupos de panel (sexo y estudios) cotiza al
mínimo hasta los 50 años de edad.
Sin embargo, a partir de los 50 años se nota un cambio de comportamiento, se comienza a
observar un segundo pico en torno al valor 0,9 que va creciendo con la edad, a medida que nos
acercamos a la edad de jubilación. El valor 0,9 se corresponde con la base de cotización
máxima del régimen de autónomos mayores de 50 años (aproximadamente la mitad de la base
máxima del régimen general).
105
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Figura 5: Histogramas de la distribución de la base de cotización normalizada para
trabajadores de 55 años en el régimen de trabajadores autónomos
Hombres
Sin bachiller
0
1
2
Hombres
Bachiller
0
Mujeres
Sin bachiller
0
1
2
1
Hombres
Estudios universitarios
2
Mujeres
Bachiller
0
1
0
1
2
Mujeres
Estudios universitarios
2
0
1
2
Figura 6: Histogramas de la distribución de la base de cotización normalizada para
trabajadores de 60 años en el régimen de trabajadores autónomos
106
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Hombres
Sin bachiller
0
1
2
Hombres
Bachiller
0
Mujeres
Sin bachiller
0
1
2
1
Hombres
Estudios universitarios
2
Mujeres
Bachiller
0
1
0
1
2
Mujeres
Estudios universitarios
2
0
1
2
De manera que, la inmensa mayoría de trabajadores adscritos al Régimen Especial de
Autónomos cotizan al sistema por el mínimo permitido hasta los 50 años, y a partir de ese
momento una minoría cada vez más grande decide comenzar a cotizar al máximo permitido.
Es importante reconocer que ni para el Régimen General ni para el Régimen Especial de
Autónomos disponemos de datos directos de los salarios de los trabajadores, la MCVL solo
contiene datos de las bases de cotización. En el caso del Régimen General, como la base de
cotización es función del salario, podemos determinar la distribución de los salarios de la
distribución de las bases de cotización. En cambio, para el Régimen Especial, y dados los
datos anteriores, no se puede determinar la distribución de los salarios de la distribución de las
bases de cotización, por lo que trabajamos directamente con estas últimas.
Cálculo de la Pensión Pública de Jubilación
Las pensiones en el sistema de la Seguridad Social español se calculan con la siguiente
fórmula:
24
⎛
⎞
⎞
1 ⎛ 180
×
+
BC
IPCA
BC
PMax
min ⎜ AC % ×
,
⎟⎟
⎜∑
∑ k⎟
k
k
⎜
180 ⎝ k = 25
k =1
⎠
⎝
⎠
Dicha fórmula determina la cuantía de la pensión mensual el primer año tras la jubilación,
cuantía que luego se va actualizando anualmente con la inflación.
a.
Descripción de los parámetros:
107
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
b.
i.
PMax = la pensión mensual máxima fijada en el año de jubilación
ii.
k = índice de los meses antes de la jubilación
iii.
BC_k = la base de cotización para el mes k
iv.
IPCA_k = el IPC acumulado entre el mes k y la fecha de jubilación
v.
AC% = un porcentaje que varia entre el 50% con 15 años de cotización hasta el
100% con 35 años de cotización
La base de cotización:
i.
S_k = el salario en el mes k
ii.
BCMin_k = la base de cotización mínima para el mes k
iii.
BCMax_k = la base de cotización máxima para el mes k
BCk =max ( BCMink , min ( S k , BCMaxk ) )
c.
Simplificación:
Asumiremos que el factor IPCA_k se aplica a todos los términos y convertimos a
datos anuales. Con esto, la pensión anual el primer año tras la jubilación es:
⎛
⎞
⎞
1⎛ N
min ⎜ AC % × ⎜ ∑ BCk × IPCAk ⎟ , PMax ⎟
⎜
⎟
N ⎝ k =1
⎠
⎝
⎠
Ahora el índice k se refiere a años; PMax, BC, BCMin, BCMax son las cantidades
anuales y N es el número de años (actualmente 15)
d.
Inflación:
En términos reales, la pensión es constante. Nosotros asumiremos que los
parámetros PMax, BCMax y BCMin también son constantes en términos reales, es
decir, que se van incrementando año a año con la inflación. Por tanto, la pensión
real depende solo de los valores iniciales de estos parámetros y de la evolución del
salario real del individuo. La fórmula, en términos reales, se reduce a:
108
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
⎛
⎞
⎞
1⎛ N
min ⎜ AC % × ⎜ ∑ max ( BCMin, min ( SRk , BCMax ) ) ⎟ , PMax ⎟
⎜
⎟
N ⎝ k =1
⎠
⎝
⎠
Parámetros del sistema: Los parámetros fijados regulatoriamente por el sistema de pensiones
son:
i.
AC%
ii.
PMax
iii.
BCMax
iv.
BCMin
v.
N
Enfoque del estudio
Aportaciones versus prestaciones
Como ya comentamos en el primer apartado el objetivo del estudio es comparar las
aportaciones realizadas hasta la fecha de jubilación con las prestaciones a percibir hasta el
fallecimiento para una cohorte de población determinada, en definitiva tratamos de comprobar
si un determinado individuo recibe más del sistema que lo que aporta al mismo, o viceversa.
Este balance entre las cantidades aportadas al sistema y las percibidas del mismo, nos permite
considerar cuál es el exceso de rendimiento obtenido25 por los cotizantes al sistema de
pensiones público, en función de su sexo y nivel educativo.
Fuentes de incertidumbre: Régimen General
Para un individuo concreto tanto las aportaciones que hace al sistema público de pensiones
como las prestaciones que percibe del mismo, dependen de la senda de su salario anual real.
Las prestaciones dependen asimismo de dos fechas clave, la fecha de jubilación y la de
fallecimiento; podemos considerar que éstos son los únicos ingredientes del modelo con
incertidumbre intrínseca.
Para el análisis del sistema de pensiones se ha de postular por tanto un comportamiento futuro
de:
ƒ
25
La evolución de los salarios reales.
En relación a la rentabilidad estimada para activos financieros sin riesgo a largo plazo
109
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
ƒ
La edad de jubilación.
ƒ
La fecha de fallecimiento.
Para la edad real de jubilación se cuenta con estadísticas detalladas, y los grandes números
manejados permiten imputar porcentajes seguros de jubilación para cada edad. En cualquier
caso, la edad de jubilación real depende de la edad de jubilación legal y de la regulación sobre
jubilación en una fecha anterior o posterior a ésta (que depende de los incentivos a seguir
trabajando después de los 65 años y de los desincentivos a la jubilación anticipada). En este
estudio se supone una edad única de jubilación para toda la población, de esta forma
podremos ver qué impacto tiene un potencial retraso de la edad de jubilación.
En cuánto a la fecha de fallecimiento, se utilizan tablas de mortalidad dinámicas, que anticipan
aumentos en la esperanza de vida. De nuevo, los grandes números manejados permiten
imputar tasas seguras de fallecimiento para cada edad.
Así, tal y como anticipábamos, resta como variable fundamental e incierta el crecimiento de los
salarios reales.
Fuentes de incertidumbre: Régimen Especial
Como se ha visto anteriormente, el salario real no entra en juego para estos trabajadores: lo
importante es su decisión de cambiar de cotizar al mínimo a cotizar al máximo permitido. Así
que las fuentes de incertidumbre en este caso son:
ƒ
El momento de cambiar el nivel de cotización.
ƒ
La edad de jubilación.
ƒ
La fecha de fallecimiento.
Hipótesis consideradas en el estudio
Grupos y cohortes
Tanto la muestra de trabajadores por cuenta ajena como la de autónomos se ha clasificado en
seis grupos de panel atendiendo a sexo y nivel de educativo:
ƒ
Nivel de Estudios Básico: Sin bachiller
ƒ
Nivel de Estudios Medio: Bachiller
ƒ
Nivel de Estudios Superior: Universitario.
Los resultados del estudio recogen el comportamiento de una sola cohorte, aquella que en
2008 tendría 35 años.
110
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Pero atendiendo a las características socio-económicas propias de cada grupo de panel, se
han considerado para cada uno de ellos, diferentes edades de entrada al sistema o de inicio de
las cotizaciones al mismo:
ƒ
Nivel de Estudios Básico: 18 años
ƒ
Nivel de Estudios Medio: 22 años
ƒ
Nivel de Estudios Superior: 27 años
Mortalidad
La tabla de mortalidad utilizada es la PERM/F2000P publicada por la Dirección General de
Seguros y Fondos de Pensiones. Se trata de una tabla de mortalidad dinámica, que incorpora
una estimación de las futuras mejoras esperadas en la expectativa de vida. Con esta tabla, la
edad media de fallecimiento para mujeres de la cohorte de referencia es de 93 años y para
hombres es de 87 años.
Aportaciones
La aportación total anual de cada individuo al sistema público de pensiones en el Régimen
General está fijada en función de los Tipos de Cotización para Contingencias Comunes de la
Seguridad Social para el año 2009, cuotas del trabajador (4,70%) y de la empresa (23,60%), lo
que supone un total de 28,3%, que aplican sobre la base de cotización.
En cambio, en el Régimen Especial de Autónomos el Tipo de Cotización se sitúa en el 29,8%26.
Modelos financieros
Para calcular valores actuales de los varios flujos se necesita una curva de factores de
descuento reales, cuya definición podría realizarse en base a datos de mercado pero dados los
plazos a utilizar en el modelo son a muy largo consideramos que los datos de mercado pierden
fiabilidad, y entonces, resulta más adecuado crear la curva de tipos de descuento a base de
simulación de los tipos reales, para ello consideramos que el que mejor se adapta es el modelo
de Vasicek y estimamos los parámetros en base a los datos históricos:
ƒ
Nivel medio del tipo real: 1.57%
ƒ
Tasa de reversión a la media: 31.11%
ƒ
Desviación típica: 2.24%
Régimen Especial de Autónomos: Cambio de nivel de cotización
Con el objeto de, replicar los patrones de comportamiento que se observan de las
distribuciones de las bases de cotización de los trabajadores autónomos, en vez de considerar
26
Incluye la contingencia de Incapacidad Temporal
111
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
un modelo probabilístico para el conjunto de la cohorte replicamos los dos comportamientos
mayoritarios en este régimen:
ƒ
Cotizar por las bases de cotización mínimas durante toda la vida laboral, hasta la fecha de
jubilación.
ƒ
Cotizar por las bases de cotización mínimas hasta cumplir 50 años y luego cotizar por las
bases de cotización máximas hasta la fecha de jubilación.
Régimen General: Edad de jubilación
La base reguladora a la fecha de jubilación se calcula teniendo en cuenta los 15 años
anteriores a la edad de jubilación. Si se cuentan con 35 años cotizados como mínimo, la
primera pensión será igual al 100% de la base reguladora, aplicándose un porcentaje reductor
promedio del 7% por cada año que se haya anticipado la edad de jubilación respecto a los 65
años. Por otro lado se aplica un 2% adicional por cada año que se retrase la edad de jubilación
respecto a los 65 años. En la actualidad, la edad de salida del mercado laboral se sitúa en
torno a los 62 años27, por lo que para nuestro análisis asumimos que la edad de jubilación real
es de 62 años.
Para analizar la sensibilidad del sistema a la edad de jubilación en el modelo se asume que al
subir la edad legal de jubilación, la población seguirá jubilándose con tres años de antelación y
aceptando una reducción de su pensión en un 21%.
En las hipótesis recogidas en el modelo se contemplan para cada grupo de panel las vidas
laborales completas, estableciendo un mínimo de 35 años de cotización al sistema, por lo que
no se están recogiendo directamente posibles lagunas de cotización o períodos en los que los
individuos no hubiesen realizado aportaciones al sistema (desempleo de larga duración, etc.),
aunque indirectamente están recogidas en el salario medio.
Régimen Especial: Edad de jubilación
Para el régimen de autónomos la edad legal de jubilación es 65 años y, a diferencia del
régimen general, no hay derecho a la jubilación anticipada. Sin embargo, autónomos que han
cotizado más de 5 años en otros regimenes de la Seguridad Social pueden jubilarse antes de
los 65 años. En los datos se ve que los que cotizan al mínimo todo el tiempo tienden a jubilarse
a los 65 años, o mayor, mientras que los que cambian a cotizar al máximo tienden a jubilarse
algo antes de los 65 años.
A efectos de este estudio, y dadas las múltiples situaciones y particularidades que nos
encontramos en este régimen, nos limitaremos a replicar los patrones de comportamiento
mayoritarios:
27
Según Eurostat la edad de salida del mercado laboral en España está establecida en los 62,1 años para
el año 2007.
112
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
ƒ
Trabajadores autónomos que cotizan al mínimo durante toda su vida laboral y se jubilan a
los 65 años.
ƒ
Trabajadores autónomos que cotizan al mínimo hasta cumplir los 50 años, para después
cotizar al máximo hasta jubilarse a los 63 años.
Régimen General: Evolución del salario medio nacional
En su estudio “The True Cost of Social Security” los autores Blocker, Kotlikoff, Ross (en
adelante BKR) proponen un enfoque financiero para estimar el verdadero coste de la
Seguridad Social estadounidense, es decir, lo que costaría financiar el déficit de la Seguridad
Social en los mercados financieros. El enfoque central de este estudio es que el salario medio
real nacional es una variable financiera replicable en función de variables puramente de
mercado como inversión en deuda y en bolsa. La diferencia fundamental, respecto de un
enfoque actuarial o econométrico, es que de esta manera se pone precio a la incertidumbre, o
mejor se incorpora al valor de las prestaciones de la Seguridad Social el coste de cubrir en
mercados financieros la incertidumbre inherente a sus flujos.
Para aplicar esta metodología al sistema de Seguridad Social español, como primer paso,
llevamos a cabo un análisis de regresión entre el crecimiento anual real del salario medio
nacional y usando, como variables explicativas, el tipo real (o nominal) y el rendimiento real (o
nominal) de la Bolsa de Madrid. Para ello utilizamos la serie trimestral del salario medio
nacional proporcionado por el INE (con datos desde 1996).
A diferencia del caso estadounidense, el resultado de nuestro análisis ha mostrado que para el
periodo estudiado no existe una relación significativa entre estas variables; en España el
salario medio nacional es constante en términos reales (salvo un ruido aleatorio).
Para cada grupo de panel, y siguiendo el enfoque de BKR, proponemos la siguiente relación
entre los salarios reales de los miembros del grupo y el salario medio nacional real (SMNR):
SR (i, e) = e z (i ,e ) SMNR ,
siendo i el individuo y e su edad. El elemento z tendrá la forma
z (i, e) = φ (i, e) + A(e) + ε (i, e) .
Los términos φ y ε son normales independientes de media cero. El primero es el “random
effect” para el individuo y tiene la forma:
φ (i , e ) = σ φ ( e ) N (i ) .
El segundo es un ruido aleatorio de forma:
113
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
ε (i, e) = σ ε (e) N (i, e) .
Aquí, la variable N denota una normal de media cero y desviación típica uno. Para una edad
fija, la media de z(i,e) es A(e) y su desviación típica es
Para estimar las curvas A(e),
σ ε ( e)
σ ( e) = σ φ 2 ( e) + σ ε 2 (e ) .
σ φ (e) acudimos
y
a la base de datos de la MCVL. Por
tanto, no disponemos de información relativa a los salarios sino a los salarios acotados dentro
de los rangos mínimo y máximo de las bases de cotización. De estos salarios acotados se
pueden estimar las curvas A(e) y σ(e).
Los gráficos a continuación son de A(e):
Figura 7: Evolución de la media del salario normalizado28 logarítmico para los diferentes
grupos de panel
Hombres
Sin bachiller
Hombres
Bachiller
2.5
Hombres
Estudios universitarios
2.5
2.5
2
2
2
1.5
1.5
1.5
1
1
1
0.5
0.5
0.5
0
0
0
-0.5
-0.5
-0.5
-1
-1
-1
-1.5
-1.5
-1.5
20
30
40
Edad
50
60
30
Mujeres
Sin bachiller
40
Edad
50
60
2
2
2
1.5
1.5
1
1
1
0.5
0.5
0.5
0
0
0
-0.5
-0.5
-0.5
-1
-1
-1
-1.5
-1.5
-1.5
50
60
60
2.5
1.5
40
Edad
50
Mujeres
Estudios universitarios
2.5
30
40
Edad
Mujeres
Bachiller
2.5
20
30
30
40
Edad
50
60
30
40
50
60
Edad
De los gráficos se deduce que a medida que los trabajadores van cumpliendo etapas a través
de su carrera profesional, y en especial para aquellos trabajadores con mayor nivel de
estudios, su salario crece respecto de la media poblacional, dicho fenómeno se produce
28
El salario normalizado es el salario dividido por el salario medio nacional
114
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
fundamentalmente hasta la década de los 50, momento a partir de cuál registran un
estancamiento y en algún grupo de población una reducción de los salarios.
Los gráficos de σ(e),tienen la siguiente forma:
Figura 8: Evolución de la dispersión del salario normalizado29 logarítmico para los
diferentes grupos de panel
Hombres
Sin bachiller
Hombres
Bachiller
Hombres
Estudios universitarios
2.5
2.5
2.5
2
2
2
1.5
1.5
1.5
1
1
1
0.5
0.5
0.5
0
20
40
Edad
Mujeres
Sin bachiller
60
0
40
Edad
Mujeres
Bachiller
60
0
40
60
Edad
Mujeres
Estudios universitarios
2.5
2.5
2.5
2
2
2
1.5
1.5
1.5
1
1
1
0.5
0.5
0.5
0
20
40
Edad
60
0
40
Edad
60
0
40
Edad
60
El segundo efecto que se extrae del comportamiento de los salarios, es que en los grupos de
población con mayor nivel de estudios a medida que los individuos van acercándose a la edad
de jubilación la dispersión de los salarios crece significativamente, es decir, la diferencia entre
el que más gana y el que menos gana se amplia a medida que los individuos cumplen años.
En su estudio los autores BKR asumían que la desviación típica era constante como función de
la edad. En cambio, en España los datos muestran que la desviación típica no es constante
sino que aumenta con la edad. También, para los autores BKR la desviación típica total, σ(e),
29
El salario normalizado es el salario dividido por el salario medio nacional
115
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
se distribuye a partes iguales entre
individual viene determinada por
σ ε (e)
y
σ φ (e) .
Como la variabilidad de una senda
σ ε (e) , esto hace que en las sendas salariales existe mucho
ruido aleatorio. En cambio en España, las sendas salariales son mucho menos ruidosas que en
EE.UU., por tanto
σε
tiene que ser bastante menor que
σ φ . Esta observación y el hecho de
que nuestros resultados son pocos sensibles al reparto de la desviación típica total entre
σφ
nos lleva a fijar
σε
σε
y
en cero. De modo que el ruido aleatorio desaparece del modelo y nos
quedamos con la siguiente formulación:
φ ( i ,e ) A ( e )
SR (i, e) = e{
e1424
SMNR
3
aleatorio determinista
Las sendas de los salarios reales de los individuos de la cohorte del grupo son realizaciones
independientes de una sola distribución determinada por la fórmula anterior. En consecuencia,
las pensiones de la cohorte del grupo también son todas realizaciones independientes de una
sola distribución, determinada por la expresión anterior y la fórmula que expresa la pensión
como función del salario real. Como en cada grupo de panel de la cohorte de referencia hay
muchos individuos, aplicamos la ley de grandes números para concluir que la suma de sus
pensiones es el número de individuos multiplicado por la esperanza de la pensión. Esta
esperanza se puede calcular por simulación de φ (i,e). En suma, podemos determinar cuanto
va a pagar el sistema de pensiones en cada año de la jubilación de la cohorte del grupo.
Las aportaciones se tratan de la misma manera: se aplica el porcentaje adecuado a las sendas
simuladas del salario real y se calcula la media para cada año de la vida laboral.
Presentación de los resultados
Los resultados del análisis se muestran a través de tres medidas para cada grupo de población
de la cohorte analizada, seis grupos en función del sexo y nivel de estudios.
Balance individual del sistema público de pensiones
El balance individual del sistema para cada grupo de la cohorte analizada es la diferencia entre
el valor actual de las aportaciones y el valor actual de las prestaciones comparado con el valor
actual de las prestaciones:
aportaciones VA -prestaciones VA
prestaciones VA
Tasa de sustitución
116
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La tasa de sustitución promedio para cada grupo de la cohorte analizada es el valor de la
primera pensión que se recibe del sistema una vez jubilado el individuo, comparado con el
promedio del salario de los últimos 15 años antes de la jubilación (mismo período que el
utilizado para el cálculo de la pensión).
En este caso sólo se muestra este resultado para el Régimen General, porque para el Régimen
Especial de Autónomos no disponemos de datos referidos a su salario.
Exceso de rentabilidad
La serie de flujos de aportaciones y prestaciones se pueden ver como las dos ramas de un
instrumento financiero. En ese caso la tasa interna de rentabilidad (TIR) del instrumento
financiero es el tipo de descuento que iguala el valor actual (calculado con este tipo de
descuento) de las dos ramas.
El exceso de rentabilidad es la diferencia entre la TIR de la serie de aportaciones y
prestaciones y el tipo sin riesgo a largo plazo. El tipo sin riesgo se puede entender como la TIR
de un bono sin riesgo, de modo que el exceso de rentabilidad es la diferencia entre la TIR de la
serie de aportaciones y prestaciones y la TIR sin riesgo.
Por tanto, podemos interpretar ese exceso de rentabilidad como el exceso de rentabilidad que
proporciona el sistema público de pensiones frente a una inversión alternativa en instrumentos
financieros sin riesgo a largo plazo, considerando la situación actual de los mercados
financieros.
117
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.2. La organización de la vida laboral
Puede que no nos estemos dando cuenta, pero la población activa envejece a
marchas forzadas. Como consecuencia del tránsito de las generaciones del babyboom español (nacidas alrededor del decenio 1965-1975, con cerca de 800 mil
efectivos cada una), la distribución de población por edades se está sesgando
progresivamente hacia la gama de edades más altas. Este tránsito de generaciones
muy numerosas ejerce un efecto de ola que está alcanzando ya al núcleo central del
grupo de población en edad de trabajar, esto es, entre los 16 y los 64 años de edad,
mucho antes, como es natural, por otra parte, de que empiece a tocar el borde del
grupo de edades superiores a los 64 años.
Si el envejecimiento de la población afecta a los grandes programas del estado del
bienestar, como se ha visto en las secciones precedentes, también ha de reconocerse
que afecta a las actividades propias de las edades activas. Puede que, desde un punto
de vista general, las consecuencias funcionales del envejecimiento de la población en
edad de trabajar sean sensiblemente menos gravosas que las derivadas del
envejecimiento de la población de mayor edad, pero, en el ámbito específico de mayor
relevancia de aquél grupo de edad, el de la actividad laboral, las consecuencias
funcionales son de un alcance mal comprendido y menos aún explorado.
A partir de los 50 años, digamos, muchos trabajadores no están en condiciones físicas
de realizar determinados trabajos, por una parte. Por otra parte, la continuidad laboral
en entornos poco satisfactorios laboralmente, tras décadas de arrastre (literalmente),
conlleva relevantes descensos de la productividad de los trabajadores que sólo
pueden corregirse con un cambio radical en dichas condiciones laborales o con el
mismo cambio de la actividad desarrollada hasta ese momento.
Una representación moderada de efectivos laborales en las edades mayores de la
escala activa, debida por igual a la presencia de generaciones menos nutridas y a las
prácticas de jubilación anticipada, incapacidad permanente o las mal llamadas
“prejubilaciones”1, ha enmascarado el problema en cierta medida hasta ahora.
1
Debería hacerse cualquier intento para desterrar este término del discurso laboral y sobre la jubilación.
Lo que tan erróneamente se denomina “prejubilación” no es sino un acto por el que una empresa
prescinde de uno o varios trabajadores, al igual que uno o varios trabajadores pueden prescindir de sus
empresas. Naturalmente que en dicho acto debe mediar algún tipo de normativa o acuerdo entre unos y
otros, eventualmente avalado por una administración. Pero las condiciones de dicho acuerdo deberían
estar por completo disociadas de los términos que el sistema de pensiones públicas establece para la
cualificación de los sujetos elegibles bajo sus propias reglas a efectos de la jubilación propiamente dicha
(a los 65 años, excepto para algunos regímenes especiales como el de trabajadores del mar y la minería),
la jubilación anticipada (entre los 60 y los 64 años) o las restantes fórmulas de jubilación (flexible o
parcial). Los convenios que las empresas firman con la Administración de Seguridad Social sólo deberían
118
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Pero a medida que las generaciones de trabajadores que llegan a las edades previas
a la jubilación la casuística conocida hasta a hora se establecerá como una tendencia
estructural imparable y cargada de consecuencias. No nos parece que estamos
preparados para afrontar este fenómeno del que, para más complicación, sabemos
bastante poco.
En definitiva, se trata de saber en qué medida las empresas, los trabajadores y las
cualificaciones que existen en estos momentos, cuyo cambio estructural, si acaso se
produce, es muy lento, son las adecuadas, o, por el contrario, serán disfuncionales,
frente a un aumento muy apreciable de los efectivos en edad laboral con edades
superiores a los 50 años.
La interrelación de las medidas que se adopten para lograr la sostenibilidad del
sistema de pensiones, por citar el caso más evidente, basadas en el retraso de la edad
de jubilación, tendrán un considerable impacto sobre esta problemática pues
exacerbarán a acumulación de efectivos de edades laborales avanzadas en los tramos
de actividad más problemáticos. De poco servirá conseguir que los trabajadores se
jubilen, como norma general, digamos, a partir de los 68 años, en vez de a los 63
actuales, si con ello complicamos las perspectivas laborales de los trabajadores de
edades maduras ya establecidos y, por otra parte, generalizamos la insatisfacción en
el puesto de trabajo.
El objetivo de esta sección es pues el de analizar una serie de tendencias posibles de
la demografía laboral y de la actividad en España en las próximas décadas con objeto
de discernir las consecuencias y los retos que también en este ámbito plantea el
envejecimiento de la población, así como de dejar el terreno abonado y listo para la
formulación de las medidas más oportunas en las secciones posteriores.
3.2.1
El envejecimiento de la población activa
El cambio en la estructura de edades de la población es un fenómeno que, con el
tiempo, afecta especialmente a los grupos de edad más avanzada y distorsiona
considerablemente, como se ha visto, el balance entre los grandes grupos de edad de
la población. En particular, deteriora la tasa de dependencia de las personas de edad.
Pero antes de manifestarse en las edades más avanzadas, el tránsito de las
generaciones del baby-boom español (nacidas entre 1965 y 1975) se manifestará
entre la población en edad de trabajar (16 a 64 años) de manera casi tan marcada
como lo hará más tarde entre la población de 65 años y más.
contemplar la continuidad del pago de cotizaciones o cuales quiera otras condiciones económicas
pactadas según los protocolos establecidos privadamente entre empresas y trabajadores, pero no
deberían estimular el tránsito anticipado de estos últimos hacia ninguna forma específica de jubilación de
entre las contempladas por el sistema de pensiones (vid infra en el texto principal).
119
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Una forma de medir el envejecimiento es calcular la edad media de la población a lo
largo del tiempo. En la actualidad la edad media de la población es de casi 41 años
(Gráfico adjunto), mientras que ésta irá aumentando progresivamente hasta
estabilizarse cerca de los 48 años en 2059. Esta dinámica aparentemente progresiva
oculta la superposición de tendencias más oscilantes cuando se consideran grupos
específicos de población.
Gráfico 3.2.1.
Envejecimiento de la población en edad de trabajar
Edad media de la población total
Edada media de la población en edad de trabajar (16-64 años)
Población de 50-64 años por cada 100 personas de 16-64 años (escala derecha)
2059
2057
2055
2053
2051
25,0
2049
38,0
2047
26,3
2045
39,0
2043
27,5
2041
40,0
2039
28,8
2037
41,0
2035
30,0
2033
42,0
2031
31,3
2029
43,0
2027
32,5
2025
44,0
2023
33,8
2021
45,0
2019
35,0
2017
46,0
2015
36,3
2013
47,0
2011
37,5
2009
48,0
Fuente: Elaboración propia
La población en edad de trabajar (de los 16 a los 64 años), por ejemplo, que en la
actualidad tiene una edad media de casi 40 años (un año menos que la edad media
del conjunto de la población), presenta una evolución de su edad media que alcanza
un máximo de 42 años alrededor de 2028 y se rejuvenece a partir de 2032 en casi un
año a partir de 2050.
Esta evolución de la edad media de la población en edad de trabajar, la base de
actividad de la población no se olvide, oculta a su vez un balance de edades dentro de
este grupo que cuando se mira de manera más detenida no deja de producir una cierta
preocupación. En efecto, obtengamos la proporción de personas de entre 50 y 64 años
en el grupo de edad que estamos analizando, es decir los de 16 a 64 años. Se
muestra en el gráfico anterior que esa proporción pasa de un 26% en 2009 a un 37,3%
en 2032, para descender al 31,4 en 2050 y volver a repuntar ligeramente poco
después. Esta evolución está claramente marcando el paso de los baby-boomers por
el grupo de edades activas.
120
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Si el envejecimiento general de la población obliga a considerar seriamente sus
consecuencias sobre el sistema de pensiones, sanitario y de cuidados asociados a la
dependencia, fenómenos todos ellos que se manifiestan especialmente cuando las
cohortes de 65 años y más se cargan de efectivos, debido a la longevidad de la
población, lo que podríamos llamar el “envejecimiento de la población activa” obliga a
una mirada diferente, aunque no menos concernida, sobre el dinamismo de una
población activa en la que una parte creciente de sus efectivos alcanza edades a las
que ciertas actividades no pueden desempeñarse con la misma eficacia que cuando la
edad de quienes las realizan es menor.
Este proceso de envejecimiento de la población activa, por su propia naturaleza,
posee una característica diferencial respecto al envejecimiento de la población
general: se produce considerablemente antes. Mientras que la “digestión” de las
generaciones del baby-boom no se produce en la población general hasta 2050, para
la población en edad de trabajar, esta digestión se habrá completado hacia 2030,
como se comentaba, cuando estas generaciones inician su progresiva jubilación. El
envejecimiento de la población activa es un hecho hoy y se agudizará durante los
próximos veinte años.
3.2.2
La participación activa de la población de más de 50 años
Hay dos constataciones habituales en los análisis de la participación activa de la
población española. En primer lugar las amplias divergencias que todavía existen
entre hombres y mujeres en la tasa de actividad. Estas divergencias se agudizan para
las edades más avanzadas de la población activa. En segundo lugar la reducida tasa
de actividad que se da, independientemente del género, a dichas edades laborales
avanzadas, en particular a partir de los 50 años de edad.
En el gráfico siguiente se puede apreciar cómo se da el patrón de actividad entre la
población en edad laboral avanzada. Para calibrar mejor la situación se ofrecen las
tasas de actividad de la población masculina, femenina y total en el primer trimestre de
1990 y de 2009. En estos veinte años se han producido cambios muy importantes en
estos patrones, pero subsisten algunas características que conviene resaltar.
121
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.2.2.
Tasas de actividad de la población española 1990-2009
2009TI - Varones
1990TI - Varones
2009TI - Total
1990TI - Total
2009TI - Mujeres
1990TI - Mujeres
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
45 a 49 años
50 a 54 años
55 a 59 años
60 a 64 años
65 a 69 años
70 y más años
Fuente: Elaboración propia
En el periodo analizado, apenas ha variado el patrón de participación activa de los
hombres en edades superiores a los 45 años. Pero las mujeres han más que
duplicado su participación en el mercado de trabajo en toda la franja de 45 a 64 años.
Como consecuencia de ello, la tasa de actividad del conjunto de la población a estas
edades ha aumentado de manera muy relevante. Lo que sin duda es una buena
noticia.
Pero por otra parte, las tasas de actividad siguen siendo muy reducidas a partir de los
55 años, como se muestra en el cuadro siguiente. En el grupo de edad de los 55 a 59
años, sólo dos de cada tres efectivos de esa edad participa en el mercado de trabajo,
aunque la tasa de actividad ha aumentado desde 1990, especialmente entre las
mujeres. Las tasas de desempleo a estas edades suelen ser reducidas frente a las
que se observan a edades menores. Una de las causas de que la actividad a estas
edades sea reducida es la severa incidencia del desempleo a partir de los 40 años,
que acaba sacando del mercado de trabajo a muchas personas.
122
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.2.1.
Tasas de actividad de la población española por grupos de edad 1990-2009 (*)
Ambos sexos
16 a 19 años
20 a 24 años
25 a 29 años
30 a 34 años
35 a 39 años
40 a 44 años
45 a 49 años
50 a 54 años
55 a 59 años
60 a 64 años
65 a 69 años
70 y más años
Total
Varones
Mujeres
2009TI Total
1990TI Total
Diferencia
09-90
2009TI Varones
1990TI Varones
Diferencia
09-90
2009TI Mujeres
1990TI Mujeres
Diferencia
09-90
25,64
66,50
87,13
88,71
87,08
85,32
83,01
75,12
62,57
36,72
5,80
0,74
60,15
31,99
67,14
78,16
75,51
72,15
67,94
63,75
57,94
49,36
31,44
5,70
1,01
50,79
-6,35
-0,64
8,97
13,20
14,93
17,38
19,26
17,18
13,21
5,28
0,10
-0,27
9,36
29,27
70,40
90,63
94,68
94,38
94,11
92,76
88,38
78,70
49,57
7,13
1,13
69,11
32,76
73,09
92,10
96,47
96,55
95,79
94,32
89,08
76,71
48,21
7,83
1,52
68,61
-3,49
-2,69
-1,47
-1,79
-2,17
-1,68
-1,56
-0,70
1,99
1,36
-0,70
-0,39
0,50
21,80
62,44
83,44
82,27
79,31
76,25
73,24
62,12
47,11
24,78
4,65
0,47
51,51
31,18
60,98
63,92
54,36
47,58
40,16
33,44
28,00
23,51
16,19
3,89
0,69
34,06
-9,38
1,46
19,52
27,91
31,73
36,09
39,80
34,12
23,60
8,59
0,76
-0,22
17,45
(*) En % de la población de su respectivo grupo de edad
Fuente: EPA (INE)
Entre los sesenta y los sesenta y cuatro años, las tasas de actividad bajan algo por
debajo del 50% para los hombres, en una suave tendencia decreciente y se sitúan en
casi el 25% para las mujeres, que aumentan apreciablemente su participación a estas
edades respecto a hace veinte años. No debe confundirnos este desarrollo. Los
hombres apenas aumentan su participación activa a edades laborales extremas en el
tiempo mientras las mujeres registran un intenso fenómeno de renovación de patrones
generacionales de actividad a medida que mujeres más jóvenes, mejor integradas en
la actividad laboral que sus congéneres de más edad, van transitando por los grupos
de edad con una mochila de experiencia laboral más cargada.
Este fenómeno de catching-up se agotará con el tiempo estabilizándose las tasas de
actividad a edades laborales extremas, que crecerán, mientras tanto, hasta los niveles
que se observan en otros países más avanzados en la materia.
3.2.3
La salida de la actividad a edades maduras
Las razones por las que los miembros de la población activa abandonan esta
condición son muy variadas y se combinan de manera muy diferente a las distintas
edades. A los efectos del análisis que nos interesa en este estudio y para las edades
más avanzadas del lapso vital laboral, hasta los 65 años, estas razones se concentran
en las siguientes:
ƒ
El “efecto desánimo” ya mencionado, que se produce cuando un parado de larga
duración de edad relativamente avanzada abandona la actividad ante la
imposibilidad de encontrar un empleo adecuado a unas circunstancias de
empleabilidad fuertemente deterioradas tras unos años en desempleo. En estas
123
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
condiciones, la decisión de salida de la actividad será difícilmente reversible. Estas
personas no cotizan a la Seguridad Social y ven seriamente deteriorados sus
derechos futuros a percibir una pensión o el montante de la misma. Su número
puede oscilar según la coyuntura laboral.
ƒ
La prejubilación, o el cese de la actividad laboral reglada, como consecuencia de
un ajuste de plantilla, mediante un convenio entre la empresas y los trabajadores
elegibles (generalmente de nivel directivo o técnico superior a partir de una cierta
edad) que puede desembocar bien en la inactividad plena o en una actividad
parcial a través de sociedades limitadas o como trabajador autónomo o simple
free-lance irregular. Con una incidencia en España simplemente desconocida con
la necesaria precisión, esta circunstancia se engloban multitud de situaciones,
algunas de ellas irregulares en el pleno laboral, de las prestaciones de desempleo,
etc. Ya se ha aludido a lo impropio del uso de este término, que evoca en el
imaginario popular connotaciones jurídicas de las que, en puridad, carece tal
circunstancia, desencadenando aspiraciones totalmente infundadas, y que
confunde lamentablemente el tránsito desde la plena actividad hasta la inactividad
causal sea ésta por razones de incapacidad permanente o jubilación propiamente
dicha. Según la Asociación de Pensionistas, Jubilados y Prejubilados de UGT, a
principios de 2007 había en nuestro país unas 700 mil personas en esta situación,
con unas 120 mil procedentes del sector bancario y de Telefónica únicamente.
Varias decenas de miles de personas pueden sumarse a este colectivo cada año.
En principio, no obstante, en virtud de los acuerdos respectivos con las empresas,
todos los prejubilados cotizan a la Seguridad Social.
ƒ
La incapacidad permanente (IP), que a estas edades empieza ya a presentar
una incidencia relevante. Unas 100 mil nuevas altas de pensiones por IP se
produjeron en 2008 en el sistema y casi dos terceras partes de este número, como
veremos más adelante, entre los 50 y los 64 años. Unas 630 mil personas se
encontraban en esta situación en mayo de 2009.
ƒ
La jubilación anticipada (entre los 60 y los 64 años) asumida voluntariamente por
los individuos aceptando una rebaja permanente y de entidad respecto a la
pensión que les correspondería en caso de jubilarse a los 65 años. Más de 100 mil
personas realizaron este tránsito hacia la inactividad en 2008, según los datos de
la Seguridad Social. En la actualidad, más de 350 mil jubilados tienen menos de 65
años.
Por todas las razones anteriores, lo cierto es que unos dos millones de personas en
edad de trabajar quedan excluidas del mercado de trabajo.
124
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Voluntaria o involuntariamente, esta transición procede tanto desde una situación de
empleo como desde una situación de desempleo, como se muestra en el diagrama
adjunto, y el volumen de efectivos implicados representa un considerable capital de
experiencia al que el sistema laboral español debe renunciar. Las salidas desde la
actividad pueden darse, a su vez, desde una situación de empleo activo, mediante la
jubilación, la incapacidad permanente o la prejubilación, o desde una situación de
desempleo, mediante la jubilación, la incapacidad o el simple abandono de la
población activa por el llamado “efecto desánimo”.
Figura 3.2.1.
Transiciones entre la actividad (empleo y desempleo)
y la inactividad laboral – III a IV trimestres de 2008
Fuente: Boletín AML Nov. 08 (www.agett.com/boletines.asp)
Entre los ocupados, las salidas a la inactividad representan típicamente alrededor del
3,5% de los efectivos en un trimestre, mientras que una quinta parte de los parados
suelen transitar hacia la inactividad.
La salida hacia la inactividad por la vía de la jubilación y la incapacidad permanente
mantiene patrones bien diferenciados por edad y, para el análisis de estos casos
disponemos de información detallada suministrada por el Instituto Nacional de la
Seguridad Social (INSS).
125
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La incidencia de la incapacidad permanente aumenta con la edad, aunque puede
producirse a edades laborales muy tempranas. A 31 de diciembre de 2008, había 922
mil pensiones de IP en España, de las que el 96,7% correspondían a personas de
menos de 65 años y el 68,3% a personas de entre 50 y 64 años, como puede
apreciarse en el gráfico adjunto.
En el gráfico se muestra también cómo se distribuían las pensiones de jubilación por
grupos de edad en esa misma fecha. En este caso, la gran mayoría de las pensiones
se concentraban en los grupos de edad posteriores a los 64 años, pero en el grupo de
60 a 64 años se encontraba un número muy elevado de pensionistas de jubilación
titulares de unas 342 mil pensiones por esta contingencia.
Gráfico 3.2.3.
Pensiones de Incapacidad Permanente y Jubilación a
31/12/08 por grupo de edad
Incapacidad permanente
Jubilación
1.200.000
1.100.000
1.000.000
900.000
800.000
700.000
600.000
500.000
400.000
300.000
200.000
100.000
0
15 a 20 a 25 a 30 a 35 a 40 a 45 a 50 a 55 a 60 a 65 a 70 a 75 a 80 a 85 y
19 24 29 34 39 44 49 54 59 64 69 74 79 84 más
Fuente: INSS y elaboración propia
Los efectivos de inactivos por las dos situaciones que se acaban de describir en cada
grupo de edad tienen, en realidad, una dinámica generacional bastante activa. Para
percibir mejor qué número de personas pasan cada año a las situaciones de
incapacidad permanente y jubilación se ofrecen los datos de nuevas altas por ambas
contingencias representados en el gráfico siguiente por grandes grupos de edad y
algunas edades puntuales realizados en 2008.
Entre los 50 y los 59 años se producen más nuevas altas de incapacidad permanente
que hasta los 49 años de edad, pero a partir de los 59 años también se da una
incidencia de cierta relevancia. La edad media de entrada en la incapacidad es, de
126
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
hecho, de casi 51 años, aunque la edad modal a la que se produce un mayor número
de nuevas altas de incapacidad permanente es de 60 años.
Por su parte, las nuevas altas de jubilación se producen mayoritariamente a la edad
legal de 65 años, pero sólo un 52,5% del total, ya que a los 60 años todavía se
producen un 17,3% de las nuevas altas y un número nada despreciable a cada una de
las edades que van desde los 61 a los 64 años. Así, la edad media a la que se
produce la jubilación en España, estimada para 2008, es de 63,8 años, si bien la salida
efectiva del mercado de trabajo se está produciendo con casi dos años de adelanto
(62,1 en 2007, Eurostat) 2.
Gráfico 3.2.4.
Nuevas altas de Incapacidad Permanente y Jubilación
2008
Incapacidad Permanente
Jubilación
Más de 65
años
65 años
64 años
63 años
62 años
61 años
60 años
55 a 59
años
50 a 54
años
Hasta 49
años
150.000
140.000
130.000
120.000
110.000
100.000
90.000
80.000
70.000
60.000
50.000
40.000
30.000
20.000
10.000
0
Fuente: INSS y elaboración propia
2
Hasta mediados de los años 90 la edad efectiva media de jubilación había venido descendiendo
llegando a situarse algo por encima de los 62 años. Desde entonces, la incorporación de la mujer al
mercado de trabajo ha hecho que éstas posterguen su edad de jubilación con el objeto de completar
carreras más largas y cualificantes de cotización. Por otra parte, la jubilación anticipada a los 60 años ha
ido perdiendo peso a medida que los antiguos mutualistas inscritos en enero de 1967 han pasado a la
jubilación y el nuevo sistema de jubilación anticipada a los 61 años se ha implantado. Una vez agotado
este fenómeno, la edad efectiva de jubilación se estancará algo por debajo de los 65 años.
127
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.2.4
El potencial de actividad de la población española y la sostenibilidad del
sistema de pensiones
La reducidas tasas de actividad de la población con más de 54 años y el conjunto de
variadas casuísticas que se encuentran detrás de esta baja participación activa dejan
intuir a la vez un relevante potencial de actividad, que debería materializarse en la
medida de lo posible, y considerables dificultades para diseñar políticas que logren
aumentar la actividad a dichas edades. No en vano, las decisiones de los individuos
responden a incentivos y éstos deben ser muy potentes para que varios millones de
personas de edades comprendidas entre los 55 y los 65 años acaben fuera del
mercado de trabajo.
Fruto de la proyección de gastos e ingresos del sistema de pensiones al horizonte
2059 que se realizó en la sección 3.1.3 es una proyección del número de pensiones y
afiliados que se comentó entonces muy por encima pero que se utiliza en esta sección
comparándola con los flujos demográficos del sistema de pensiones que harían al
mismo sostenible en términos económicos3. Tal comparación se recoge en el siguiente
gráfico.
Gráfico 3.2.5.
Demografía sostenible del sistema de pensiones al horizonte 2059
Nº afiliados sostenible
Nº afiliados proyección
Nº pensiones proyección
Nº pensiones sostenible
26000
24000
22000
20000
18000
16000
14000
12000
10000
8000
2059 (p)
2057 (p)
2055 (p)
2053 (p)
2051 (p)
2049 (p)
2047 (p)
2045 (p)
2043 (p)
2041 (p)
2039 (p)
2037 (p)
2035 (p)
2033 (p)
2031 (p)
2029 (p)
2027 (p)
2025 (p)
2023 (p)
2021 (p)
2019 (p)
2017 (p)
2015 (p)
2013 (p)
2011 (p)
2009 (e)
Fuente: Elaboración propia
3
Se trata de calcular simultáneamente el número de pensiones y el número de afiliados necesarios para
que los gastos del sistema se iguales año a año a los ingresos del sistema. El cálculo simultáneo de
ambos flujos de personas se realiza sometido a la restricción de que cada pensionista de menos respecto
a los de la proyección de base pasa a ser un afiliado más respecto a los de la proyección de base.
128
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Con arreglo a las conclusiones que ya se habían obtenido acerca del año en el que
verosímilmente el sistema español de pensiones entraría en déficit estructural, hasta
ese mismo año, 2022, la demografía esperada del sistema es en la práctica sostenible.
Pero, a partir de ese año, el número de afiliados debería verse incrementado al mismo
ritmo que el de pensionistas para evitar el deterioro de las cuentas del sistema. Ello
implicaría un aumento de las tasas de actividad de hombres y, especialmente, mujeres
a edades superiores a los 55 años y la prolongación de la actividad más allá de los 65
años para ambos géneros.
En 2050, frente a los 20,4 millones de afiliados y 17,8 millones de pensiones que
arroja la proyección de base, debería haber 25,1 millones de afiliados y 13,0 millones
de pensiones en un hipotético sistema de pensiones que tuviera sus cuentas
completamente en equilibrio sin haber alterado sus fórmulas para calcular las
pensiones ni las cotizaciones obtenidas en la proyección de base. En definitiva, más
de 4,5 millones de personas que en vez de estar jubiladas deberían estar trabajando.
¿Permite la población española prevista en las próximas décadas un desarrollo de
este tipo? Ciertamente, siempre que las tasas de actividad de la población mayor de
55 años aumenten de manera significativa.
Como la tasa de actividad de la población de edades inferiores a los 55 años es ya
bastante elevada, aunque la de las mujeres admite recorrido, estos efectivos habría
que encontrarlos entre la población femenina y masculina de edades más avanzadas.
Un cálculo somero a partir de la distribución por edades de la población indica que la
tasa de actividad de los grupos de edad a partir de 55 años debería evolucionar como
se muestra en el gráfico siguiente, como mínimo para garantizar la base de la que
saldrían los afiliados de un sistema sostenible en el que sólo cambia su demografía.
129
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.2.6.
Evolución sostenible de las tasas de actividad de la población mayor de
50 años 2009-2059
2059
2050
2040
2030
2020
2009
90,0%
80,0%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0%
20,0%
10,0%
0,0%
45 a 49 años 50 a 54 años 55 a 59 años 60 a 64 años 65 a 69 años 70 a 74 años
75 y más
años
Fuente: elaboración propia
Este desarrollo es puramente hipotético pues la reforma del sistema de pensiones no
puede hacerse girar exclusivamente sobre la demografía del sistema, pero el
argumento anterior ilustra perfectamente las consecuencias que el envejecimiento de
la población tiene para la población activa a las tasas actuales de actividad.
El crecimiento de la población activa a las tasas actuales, dado el progresivo
envejecimiento de los baby-boomers, más pronto que tarde haría que la base activa de
la población fuese insuficiente para aportar el número de afiliados que garantizase la
sostenibilidad del sistema de pensiones si ésta se basase únicamente en la
incorporación de más afiliados y el reconocimiento de menos pensionistas, como se
muestra en el gráfico siguiente.
El aumento de la población activa hasta los niveles sostenibles que se describen en
esta sección permitiría el crecimiento del número de afiliados estimado como
sostenible en ausencia de otro tipo de reformas del sistema de pensiones relativas, por
ejemplo, al cálculo de pensiones y de prestaciones conducentes a la sostenibilidad.
130
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.2.7.
Activos y afiliados en un escenario de sostenibilidad del sistema de
pensiones basada en el ajuste de las tasas de actividad
Nº Activos sostenible
27,0
Nº Afiliados sostenible
Nº Activos a tasas de actividad constantes
26,0
25,0
24,0
23,0
22,0
21,0
20,0
19,0
18,0
2059
2057
2055
2053
2051
2049
2047
2045
2043
2041
2039
2037
2035
2033
2031
2029
2027
2025
2023
2021
2019
2017
2015
2013
2011
2009
17,0
Por último, este tipo de desarrollo implica un aumento aún más relevante de la edad
media de la población activa (de 16 y más años), y muy por encima de la edad media
de la población de entre 16 y 64 años que se comentaba al principio de esta sección.
La evolución de ambas edades medias puede observarse en el gráfico siguiente en el
que también se muestra la tasa de edad de la población activa sostenible cuya
evolución muestra claramente cómo el retraso de la edad de jubilación de las
generaciones del baby-boom y posteriores evita radicalmente el rejuvenecimiento de la
población activa que se comentaba al principio de esta sección, pero tampoco viene
acompañado de un aumento de la tasa de edad de esta hipotética población activa
sostenible una vez dichas generaciones han superado la barrera de los 65 años
alrededor de 2035.
131
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.2.8.
Envejecimiento de la población activa sostenible
Edad media de la población activa sostenible
Edad media de la población de 16 a 64 años
Tasa de edad de la pob. activa sostenible (escala dcha.) (*)
2059
2057
2055
2053
2051
2049
2047
2045
2043
20,0%
2041
38,0
2039
22,5%
2037
39,0
2035
25,0%
2033
40,0
2031
27,5%
2029
41,0
2027
30,0%
2025
42,0
2023
32,5%
2021
43,0
2019
35,0%
2017
44,0
2015
37,5%
2013
45,0
2011
40,0%
2009
46,0
(*) Población de 50 y más años en porcentaje de la población de 16 y más años
Fuente: elaboración propia
En resumidas cuentas, mantener a la población en plena actividad a edades
superiores a los 55 años, como acabamos de argumentar que va a ser necesario en
mayor o menor medida para asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones,
requerirá que, junto a los incentivos o requisitos para estimular el paso más tardío a la
jubilación, se aborden las causas del abandono de la actividad a edades algo más
tempranas, incluso las debidas a la incidencia del desempleo entre los trabajadores
adultos. Dos tipos de palancas, pues, deberán inducir a los individuos de edades
laborales avanzadas a permanecer en la actividad y en el empleo: palancas que eviten
el desempleo a estas edades, lo que estimula abandono de la actividad, y palancas
que, en el medio plazo, disuadan de una jubilación antes de la edad legal establecida
en estos momentos y, a largo plazo, lleven la edad efectiva de jubilación más allá de
los 65 años para lo cual habrá que elevar la edad legal de jubilación muy por encima
de este límite referencial para las generaciones pasadas que ha determinado el paso a
la jubilación a lo largo de buena parte de la historia de los sistemas de pensiones en
todo el mundo.
3.2.5
Nuevas empresas, nuevos trabajadores, nuevas cualificaciones
El incremento de las cohortes de edades avanzadas de la población activa, sin
embargo, exacerbaría algunos de los problemas que se constatan en la actualidad en
estos segmentos de la población activa. Si a partir de edades que hoy, definitivamente,
no consideramos avanzadas, como puedan serlo los 55 años, muchos trabajadores
132
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
están literalmente “quemados” (burned-out) en sus trabajos y empresas, limitados en
su capacidad de adoptar nuevas tecnologías, frustrados por la rutina y la falta de
perspectivas de carrera, y, en suma, ansiosos porque una “mano amiga” les saque sin
traumas económicos de la actividad y los deposite también suavemente en la dorada
etapa de la jubilación, ¿cómo se va a lograr detener y revertir la aspiración
generalizada a una jubilación cada vez más temprana o, al menos, a la edad legal
actualmente vigente?
Y, sin embargo, es claro que la sostenibilidad del sistema de pensiones depende de
que la base de actividad se expanda a medida que aumentan los efectivos a los que
hay que financiar de forma que se preserve el equilibrio entre los recursos que se
pueden obtener y las necesidades que hay que cubrir. Y ello es independiente de que
el sistema de pensiones sea de reparto o capitalización, público o privado, de
prestación definida o de contribución definida, pues el problema básico es la creciente
desproporción entre el ciclo vital activo y el ciclo vital pasivo debida al aumento
incesante de la esperanza de vida, causada a su vez, por la compresión de la
mortalidad, más que por una extensión de la vida a edades muy avanzadas (más allá
de los 100 años).
Ya hemos argumentado que la mejor manera de preservar ese equilibrio es que la
barrera artificial de los 65 años que separa el ciclo vital activo del ciclo vital pasivo se
mueva hacia delante. Más que la inmigración, por ejemplo, o la mayor natalidad, que
nutren las cohortes activas primero a costa de engrosar las cohortes pasivas más
tarde, el desplazamiento de la barrera de los 65 años consigue simultáneamente que
aumente la base de actividad y que disminuya la base de necesidad del conjunto de la
población. El incremento de la natalidad es otra cuestión, su eficacia radica en que
asegura el relevo generacional, evita el decaimiento demográfico de la sociedad y
apuntala la eficiencia general de la población mediante un dosaje equilibrado de
edades en la mezcla total.
Siendo el alargamiento de la vida activa uno de los requisitos para contrarrestar el
aumento de la longevidad, el problema que se plantea a continuación es el de cómo
ubicar en el sistema laboral, suscitando a la vez un cierto entusiasmo por su parte, a
los protagonistas de un movimiento tan masivo como éste en el que se verían
implicados millones de trabajadores que de mantenerse el actual patrón de salida de la
actividad estarían jubilados. Trabajadores experimentados y, sin duda, valiosos pero,
en su mayoría, como se argumentaba, reticentes a seguir instalados por muchos más
años en una casuística muy variada e intensa de dificultades funcionales y
frustraciones profesionales, cuando no mero hartazgo.
133
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
No es evidente que despunten en este momento incluso los más leves indicios de que
la sociedad y la economía están cambiando o van a cambiar de forma que se pueda
acomodar sin estridencias un desarrollo tan revolucionario como el que implica para el
mercado de trabajo la permanencia en la actividad, a edades avanzadas, de millones
de trabajadores adicionales. Ni las instancias existentes de aprovechamiento del
capital de experiencia que representa la población más senior, por la vía de la
economía social o del tercer sector, las ONGs, etc., ni los llamados “nichos de empleo”
ad hoc para personas de cierta edad y difícil inserción en el mercado de trabajo
mediante programas públicos están dando de sí como para vislumbrar un canal
eficiente para este formidable cambio estructural en el mercado de trabajo.
En los poco más de veinticinco años que quedan hasta que el grueso de las
generaciones del baby-boom llegue a los 65 años hemos de encontrar una solución de
amplio alcance para que las personas de entre 55 y 74 años puedan pasar de tener
una tasa de actividad del 29% en la actualidad al 46% en 2035, llegando
eventualmente hasta el 58% en 2059 sin que ello haga a la gente más infeliz. Habrá
que inventar nuevas empresas, nuevos directivos, nuevas tareas y cualificaciones,
nuevos trabajos, y, desde luego, nuevos trabajadores.
134
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.3. El impacto del envejecimiento en el sistema sanitario
El incremento de la esperanza de vida es uno de los principales logros
socioeconómicos del país. El desarrollo de los servicios sanitarios ha jugado un papel
destacado en el aumento de la longevidad y calidad de vida de los españoles. En
2030, uno de cada tres españoles será mayor de 60 años, y tendrá por delante una
esperanza de vida media por encima de los 25 años. El aspecto negativo, es que el
aumento de la población mayor trae consigo un aumento de la enfermedad, por lo que
el incremento de las tasas de envejecimiento conlleva un incremento del gasto
sanitario, que puede ser insostenible para el mantenimiento del sistema público.
La gestión hospitalaria es clave para organizar los cambios que deberán abordarse en
los próximos años: reducir el gasto sanitario, atender las demandas de una población
cada vez más envejecida, adaptar los modelos asistenciales a los nuevos
procedimientos que ofrecen los avances tecnológicos, y todo ello sin menoscabo de la
cobertura y calidad.
3.3.1
Variables del gasto sanitario
El gasto sanitario público4, incluyendo el derivado de los cuidados de larga duración,
ascendía a 58.466 millones de euros en el año 2006, lo cual representaba el 71,2% del
gasto total. En conjunto, los 82.064 millones de euros del gasto público y privado
equivalen al 8,4% del PIB español.
En términos relativos, la proporción de PIB del gasto sanitario español es inferior a la
media de los países europeos, que fue del 9,6% para la UE-15 (véase siguiente
gráfico). España también se encuentra por detrás de la media de los países de la
OCDE, 8,9%. El diferencial todavía es sensible con respecto a Francia y Alemania,
11,1% y 10,6%, respectivamente. Para converger con estos dos modelos de referencia
para la sanidad pública española, es preciso mantener el ritmo de gasto público en los
próximos años. En cuanto a la otra variable representada en el gráfico, el gasto medio
por habitante, de nuevo España está a la cola de los países más desarrollados: menos
de 2.500 dólares por habitante, frente a los 3.500 de Francia y los más de 4.000 en
Suiza y Noruega. Estados Unidos es el país que más gasta, alcanzando el 15 por
ciento del PIB (más de la mitad corresponde a gasto privado) y 6.700 dólares por
persona.
A priori cuanto más gasta un país mejor nivel sanitario posee. Pero esta máxima no
siempre se cumple, porque la efectividad del gasto sanitario es muy desigual. Por
ejemplo, en Estados Unidos, Minnesota es estado líder en el indicador de calidad (un
4
Información del Ministerio de Sanidad y Consumo para el año 2006.
135
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
35 por ciento por encima del promedio nacional), pero tan sólo gasta un 3 por ciento
más que la media estadounidense.
Gráfico 3.3.1.
Gasto sanitario: países desarrollados (2006)
5000
Nor
4500
Swi
Lux
USD por habitante
4000
Can
3500
Ice Hol
Ire
UK
Fin
Bel
Fra
Ger
Din
Swe
UE-15
Aus
3000
Ost
OCDE
Ita
2500
Jap
ESP
Gre
New
Por
2000
Hun
1500
7,0
Fuente:
7,5
8,0
8,5
9,0
9,5
10,0
10,5
11,0
11,5
12,0
% PIB
En 2006 el gasto sanitario privado representaba casi un 29% del total del gasto
sanitario de España. El desarrollo económico, traducido en el incremento de la renta
de las familias, la proliferación de seguros médicos y la mayor demanda de servicios
privados, explican el fuerte crecimiento del gasto privado: 82,5% entre 1999 a 2006,
cifra que supera el incremento del PIB y la población española para ese periodo (69%
y 11%, respectivamente). No obstante, pese a este crecimiento la proporción del gasto
privado respecto al total se ha mantenido casi constante desde 1995, año que alcanzó
el 29%, porque el aumento del gasto público ha sido también muy intenso.
En comparación con otros países del entorno europeo, el gasto privado español
equivale a un porcentaje del PIB similar a Francia, Alemania o Italia, todos ellos con
poco más del 2% del PIB. Pero si establecemos una comparación entre gasto privado
y público, el ratio es siete puntos más elevado en España que estos países europeos
(donde el gasto privado representa en torno al 22% del total). A excepción de Suiza, el
gasto privado de los países europeos dista mucho de alcanzar la cota del modelo
136
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
norteamericano, por lo cual de cara al futuro tiene un largo recorrido para seguir
creciendo.
% PIB Gasto público
% PIB Gasto privado
16
14
12
8,3
2,3
10
2,4
4,5
8
3,3
2,0
2,4
1,1
6
4
8,9
7,0
6,8
Estados
Unidos
Suiza
8,1
6,9
7,3
Italia
OCDE
6,0
7,3
2
0
Francia
Alemania
España
Reino Unido
Desde el punto de vista de la edad, el gasto privado se concentra entre los grupos de
edad de población activa, dibujando un perfil en forma de “U” invertida, es decir la
edad de jubilación marca un claro retroceso del consumo de servicios privados. El
descenso de la capacidad adquisitiva, la conclusión de los seguros médicos ligados al
trabajo y el mayor prestigio del sistema público a la hora de encarar los problemas
más graves de salud, entre otras razones, explican esa menor demanda. Sin embargo,
es previsible que en los próximos años crezca la demanda privada entre la población
mayor, como consecuencia de la jubilación de generaciones con mejores niveles de
renta y formación, así como el constante aumento de la calidad y competencia de la
sanidad privada.
En cuanto a la composición del gasto, son los servicios hospitalarios y especializados
los que representan más de la mitad del mismo, seguidos por la prestación
farmacéutica y los servicios de atención primaria de salud.
137
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.3.3.
Componentes del gasto sanitario público en España: distribución % 2005
Traslado, prótesis
y aparatos
terapéuticos
Servicios de salud
2%
pública
1%
Servicios
colectivos de salud
3%
Gasto de capital
4%
Atención primaria
15%
Servicios
hospitalarios y
especializados
53%
Farmacia
22%
Fuente: Ministerio de Sanidad y Consumo. Estadística del Gasto Sanitario Público 2005
Uno de los aspectos claves para reducir la presión creciente de los servicios sanitarios
es impulsar un uso más eficiente y racional de los mismos. Según datos de la OCDE,
los españoles acudimos al médico, por término medio, 9,5 veces al año, una cifra
notablemente superior a la media de los países de la OCDE -6,8 visitas al año-.
Además, este comportamiento se ha agudizado en los últimos años: el número de
consultas por habitante se ha incrementado en España un 2,4% anual entre 1990 y
2005, frente al 0,7% de la media de los países de la OCDE. Los profesionales médicos
advierten que este uso indebido está provocando el colapso de algunos servicios
sanitarios, como son la costumbre de acudir a urgencias como remedio de última hora,
o la elevada derivación a servicios especializados por falta de suficientes filtros en la
atención primaria.
El impacto del coste farmacéutico también es especialmente llamativo en nuestro país.
Como se puede apreciar en el siguiente gráfico, España es el país desarrollado que
más porcentaje del gasto sanitario dedica al gasto farmacéutico. El gasto farmacéutico
por habitante para el 2006 alcanzó los 533 dólares en España, claramente por encima
la media de la OCDE -440-, y únicamente superado por cuatro países en el mundo
(Estados Unidos, Canadá, Bélgica y Francia). Al igual que Francia, la mayor parte de
ese gasto está cubierto por el sistema público (72,7%), en contraposición al modelo
norteamericano (en Estados Unidos el 70% del gasto farmacéutico es de tipo privado).
Junto a la amplia cobertura que proporciona el sistema de Seguridad Social en las
recetas médicas (y su total gratuidad para la población jubilada y dependiente) y la
progresiva sofisticación de los medicamentos, los expertos explican nuestro elevado
gasto farmacéutico en una cultura de pro medicación.
138
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.3.4.
Gasto farmacéutico sb total del gasto sanitario (2006)
Gasto farmacéutico público
Gasto farmacéutico privado
20
6,0
15
10,0
5,0
3,8
6,3
10
8,8
3,2
15,7
11,4
5
11,0
10,0
9,3
Alemania
Italia
OCDE
6,7
3,8
0
Estados
Unidos
Suiza
Francia
España
Fuente: OCDE
El uso de medicamentos en los servicios hospitalarios también es uno de los
principales vectores del incremento del gasto sanitario. El Ministerio de Sanidad cifró
un aumento del gasto en farmacia hospitalaria para el periodo 1999-2005 del 93,5%,
dos veces el gasto producido en medicamentos de receta. En dicho periodo la
farmacia hospitalaria aumentó un 38% su participación en el gasto sanitario público
(de un 4,3% en 1999 a un 6,2% en 2005), mientras que la atención especializada
(excluida la farmacia hospitalaria), la atención primaria y el gasto en medicamentos de
receta, reducían su participación en el mismo. El gasto en farmacia hospitalaria fue de
3.636 millones de euros en 2006, lo que significa el 7,4% del gasto sanitario público de
ese año, lo que representa la mitad del dinero destinado a la atención primaria. De
seguir esta tendencia, en los próximos años la farmacia hospitalaria por si sola puede
superar el 10% del total del gasto sanitario público.
El efecto combinado de una creciente demanda y sofisticación tecnológica de los
servicios médicos, más el envejecimiento progresivo de la población y, en
consecuencia, el aumento de enfermedades crónicas5 cuestionan la sostenibilidad del
sistema sanitario. La población no sólo influye en una mayor demanda cuantitativa
derivada del incremento demográfico de los últimos años del boom inmigratorio, sino
sobre todo a una presión cualitativa. El desarrollo económico y la sociedad de la
5
Tan sólo el 10% de los pacientes crónicos ocupan del 55% de las camas hospitalarias, y el 80% de la
carga asistencial de Atención Primaria se debe a enfermedades crónicas.
139
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
información, hacen que los ciudadanos exijan más servicios sanitarios, y de mayor
calidad, así como un tratamiento más especializado. La mejora de la salud de la
población española ha seguido un modelo esencialmente curativo6, a través de un uso
cada vez más intensivo de la tecnología médica, hospitalaria y farmacéutica. Dicho de
otra forma, las políticas de prevención y fomento de estilos de vida saludable todavía
son insuficientes como para convertirse en una alternativa eficaz frente a la costosa
sanidad curativa. Avanzar hacia un cambio de modelo sanitario urge, ya que en las
próximas décadas el envejecimiento de las generaciones del baby boom aumentará
significativamente las demandas de servicios curativos.
En consecuencia, si continúan las tendencias actuales, el gasto sanitario en España
podría superar el 10% del PIB en el año 2012 y el 16% en el año 2020. Si añadimos
los costes derivados del envejecimiento de la población y la medicina preventiva, este
porcentaje podría elevarse hasta un 30% del PIB en el año 20207.
Este ritmo de crecimiento del gasto no es sólo desaconsejable, sino también imposible
de asumir en términos económicos. Para evitar el colapso del sistema las soluciones
pasan por una gestión más eficiente de los recursos, generar sistemas sanitarios más
flexibles y adaptados a los cambios, reducir la presión hospitalaria a través de la
atención especializada y hospitalización a domicilio, ampliar las políticas de prevención
que estimule hábitos más saludables entre la población, promover un uso más racional
de los medicamentos, el campo abierto por la aplicación de las nuevas tecnologías y
colocar al paciente en centro del sistema. Las administraciones central y autonómica
están reaccionando incorporando estas soluciones en sus políticas sanitarias, pero
todavía hay mucho que avanzar, y no es posible afirmar que los esfuerzos
emprendidos vayan a ser suficientes o llegar a tiempo.
3.3.2
Relación entre gasto sanitario y envejecimiento
Según el Informe Nacional de Salud, entre 1996-2006 se ha incrementado el
porcentaje de participación de los grupos de edad más avanzada sobre el total de las
altas hospitalarias, como consecuencia de la mayor representación que tienen estas
edades en el conjunto de la población. La población de 65 y más años concentra el
37% del total de hospitalizaciones en 2006, una cifra que duplica su peso demográfico,
y que supone un significativo aumento respecto al 32,3 % de 1996. La media de edad
de las altas hospitalarias para el 2006 era de 51 años.
6
Ahn et al (2003).
7
Informe “Tendencias 2008-09 La Innovación en la gestión hospitalaria: implicaciones y experiencias”.
AMGEN, 2008
140
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
No obstante, hasta el momento, el cambio en la estructura de edades ha tenido un
papel secundario en el aumento del gasto sanitario. Según varios estudios publicados
en España y otros países de la OCDE, el envejecimiento representa en torno al 10%
del incremento real del gasto8. La causa principal del gasto por persona se encuentra
en la gestión y utilización de los servicios sanitarios cada vez más sofisticados9:
precios relativos más elevados, aplicaciones tecnológicas, nuevas prestaciones, mayor
uso de los servicios, aumento de la intensidad de recursos por acto médico, productos
farmacéuticos, etc.
En el siguiente gráfico se compara la evolución del gasto sanitario con el PIB corriente
y la población de 65 y más años. En España, al igual que otros países del entorno
europeo (Francia, Italia, Reino Unido y Alemania), el gasto sanitario ha crecido por
encima del crecimiento económico. Pero las diferencias sólo son apreciables a partir
de 2002 y no son muy marcadas (en torno a un 1% anual), lo que confirma que el
gasto sanitario ha tenido un avance paralelo al del ciclo económico expansivo de los
últimos años. Por otro lado, el proceso de envejecimiento presenta un ritmo mucho
más atenuado, con un incremento medio anual para el periodo considerado de 1,5%,
muy por detrás del 8,6% del gasto sanitario y el 7,8% del PIB corriente), lo cual
confirma el peso secundario del envejecimiento en el gasto sanitario.
8
Los expertos cifran el factor demográfico entre un 0,3% y 0,5% anual, mientras que la prestación real
media se situaría entre 1,9% y 4,6%.
9
Casado Marín, D. (Coord.): El impacto de la demografía sobre el gasto sanitario futuro de las
comunidades autónomas. Centre de Recerca en Economía I Salut-CRES, Universidad Pompeu Fabra,
2008.
141
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.3.5.
Evolución del gasto sanitario vs PIB y población mayor (1999-2006)
Variación % acumulada (1999 = 0)
Gasto sanitario
PIB corriente
Pob. 65 y más años
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Sanidad
Tradicionalmente se asocia el envejecimiento con un incremento del gasto sanitario
por el factor de la edad, siguiendo el patrón de la denominada «J» inclinada10, es decir,
a medida que envejecemos requerimos más asistencia sanitaria. El gasto sanitario de
las personas de 85 años es ocho veces superior a las personas entre 1 y 25 años. A
partir de los 55 años, el gasto sanitario de los varones es más elevado que el de las
mujeres, mientras que éstas demandan más servicios sanitarios en edades
reproductivas. Este mismo comportamiento se reproduce en el conjunto de países de
la OCDE, donde el gasto per cápita de la población de 65 y más años es 3,6 veces
superior a la población menor de 65 años.
Una estimación realizada en el contexto de este trabajo arroja la curva etaria de gasto
sanitario que se muestra a continuación. Sobre esta curva se basará la proyección de
gasto sanitario que se realiza en la sección siguiente. El gasto medio asociado a este
patrón y la población estimada a 1 de julio de 2009 basada en el Padrón de habitantes
del INE permiten recuperar un gasto sanitario total presupuestado para 2009 por el
conjunto del Sistema Nacional de Salud de 61.020,5 millones de euros.11
10
Véase Ahn et al (2003)
11
Véase http://www.msc.es/estadEstudios/estadisticas/docs/RecursosRed2009.xls#'Percápita
CCAA 2007-2009'!A1
142
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.3.6.
Gasto sanitario total medio (euros) por grupo de edad y por género
España 2009
Hombres
Mujeres
Total
4.000
3.500
3.000
2.500
2.000
1.500
1.000
500
76 y +
71 a 75
66 a 70
61 a 65
56 a 60
51 a 55
46 a 50
41 a 45
36 a 40
31 a 35
26 a 30
21 a 25
16 a 20
11 a 15
6 a 10
1a5
<1
0
Fuente: Ahn et al (2003) y actualización propia
El intenso crecimiento demográfico de los últimos años, inducido por la inmigración
extranjera (España acaparaba un tercio de todas las ganancias por inmigración de
toda la UE), ha ralentizado el proceso de envejecimiento y, en consecuencia, los
efectos de este factor en el gasto sanitario. Como se puede apreciar en el siguiente
gráfico, entre 1999-2008 la población de 65 y más años crece menos de la mitad que
el periodo anterior 1981-1999 (variación media anual del 1,5%, frente al 3,3%). La
expansión demográfica ha contribuido incluso a un ligero rejuvenecimiento de la
estructura de edades: la tasa de envejecimiento del 2008 fue de 16,5% por un 16,8%
en 1999.
143
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.3.7.
Crecimiento de la población de 65 y más años (1981-2030)
Var. Acumulada (Esc. Dcha)
Variación media anual (Esc. Izq.)
4%
70%
3,3%
3%
60%
3%
2,4%
2%
2%
50%
40%
59%
30%
1,5%
53%
1%
20%
1%
10%
13%
0%
0%
1981/1999
1999/2008
2008/2030*
*Estimada
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE
Pero es improbable que los ritmos de entrada de población extranjera se mantengan
en los próximos años, y ello, unido al escaso dinamismo natural12 y el desequilibrio de
estructura de edades derivado del protagonismo de las generaciones del baby boom,
se espera una aceleración del proceso de envejecimiento. Entre 2008 y 2030, se ha
estimado que la población de 65 y más años se incremente en un 50%, y la tasa de
envejecimiento alcanzará el 23%.
Ante esta tendencia, cabe preguntarse que impacto tendrá el progresivo
envejecimiento en el gasto sanitario. No obstante, las estimaciones de gasto basadas
en una estructura de gasto según edad constante pueden ofrecer una interpretación
equivocada. De modo empírico se ha comprobado que la mayor parte del gasto
sanitario se concentra al final de la vida, así por ejemplo el 28% del gasto de US
Medicare corresponden al 6% de las personas en su último año de vida. En ese mismo
12
A pesar del repunte de la natalidad en los últimos años (en 2008 el número de medio de hijos por mujer
fue de 1,46, el valor más alto desde 1990), donde la población extranjera ha tenido un papel creciente, es
difícil que se prolongue en el tiempo por dos circunstancias: una vez que las generaciones del baby boom
se hagan mayores, se producirá una brusca disminución de las generaciones en edad reproductiva; por
otro, todo apunta que la coyuntura económica adversa se traducirá en un brusca contracción de la
entrada de inmigrantes, y además la tendencia de estos a converger con las pautas poco natalistas de la
población española son muy rápidas.
144
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
sentido, en el estudio de Seshamani y Gray13 para pacientes británicos se ha
comprobado que el coste del último trimestre de la vida es siete veces el coste
trimestral tres años antes de la muerte (véase gráfico adjunto). El aumento del gasto
sanitario es, básicamente, consecuencia del aumento de la probabilidad de
hospitalización al final de la vida. Así pues, el efecto de la edad en el gasto sanitario es
en realidad una relación entre la mortalidad creciente con la edad y el elevado coste
de la muerte. Por ello, la clave para reducir la presión sanitaria es una reducción de la
morbilidad y una gestión más eficiente en la proximidad de la muerte del paciente, más
que la edad en si misma.
3.4.8.
Probabilidad de estar en el hospital y el coste una vez hospitalizado, a partir de los años antes de
la muerte
Fuente: Estudio empírico de Seshamani y Gray (Reino Unido, 2004)
13
Meena Seshamani, Alastair Gray (2004): Effects of Age and Approaching Death on Hospital Costs.
1Health Economics Research Centre, University of Oxford.
145
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.3.9.
Riesgo de muerte según la edad por mil habitantes
1991-1992
2004-2005
600
500
400
300
200
100
0
65 67 69 71 73 75 77 79 81 83 85 87 89 91 93 95 97 99
Fuente: Tablas de mortalidad, INE
España ha experimentado un intenso y sostenido crecimiento de la esperanza de vida
–véase siguiente gráfico-, que lo convierten en uno de los países con mayor
longevidad del mundo. De cara al futuro como se apunta en el apartado de previsiones
demográficas, es factible que continúe este ascenso de la esperanza de vida (por
encima de los 85 años en 2030). Lógicamente el hecho de que cada vez vivamos más
años influye en el progresivo envejecimiento de la población y, por lo tanto, en el
incremento de las demandas sanitarias.
Gráfico 3.4.10.
Esperanza de vida al nacer: evolución 1950 a 2000 y
estimación 2010 a 2030
90
85
80
75
70
65
60
55
50
1950
1960
1970
1980
1990
2000
2010*
2020*
2030*
Fuente: Tablas de Mortalidad (INE) y estimaciones AFI
146
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Pero la cuestión fundamental no es conocer cuanto vamos a vivir más (véase gráfico
anterior) sino en qué condiciones de salud lo haremos. La evolución de la esperanza
de vida libre de discapacidad (EVLD)14 ha sido muy positiva, con incremento de más
de 4 años para ambos sexos entre 1995-2007. De esta forma, la EVLD a los 65 años
es de 12 años para las mujeres y 11 para los varones. Las mujeres, aunque vivan más
años sin discapacidades que los varones, las padecen durante más tiempo debido a
su mayor esperanza de vida. La esperanza de vida saludable (o ausencia de
enfermedad) para los 65 años es de 7,4 para los varones y 6,6 para las mujeres, la
diferencia entre sexos se debe a la mayor prevalencia de las enfermedades crónicas
en las mujeres. Las altas tasas de EVLD y esperanza saludable postergan cada vez la
aparición de los problemas más graves de salud asociados a la edad, y todo ello
mitiga el efecto del envejecimiento en el gasto sanitario.
Porcentaje de esperanza de vida libre de discapacidad sobre esperanza de vida,
por edad y sexo, 2007
Fuente: Informe Anual SNS 2007, Ministerio de Sanidad
14
El principal resultado de un sistema sanitario eficiente se traduce en una esperanza de vida
acrecentada y libre de incapacidades en la medida de lo posible.
147
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.3.12.
Esperanza de saluable en España: evolución 1995-2007
Varones
Mujeres
72
70
68
66
64
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
Fuente: Eurostat e INE
La valoración del estado de salud positivo disminuye con la edad y las mujeres tienen
una percepción más negativa que los varones. Según datos de la Encuesta Nacional
de Salud 2006, tan sólo el 29,1% de las mujeres de 75 y más años declaran un estado
de salud bueno, por un 41,6% de los varones. Por otro lado, cuanto más bajo es el
estatus sociolaboral peor se percibe el estado de salud propio.
El buen comportamiento de la esperanza de vida libre de discapacidad prueba que el
impacto de una población progresivamente envejecida se puede contrarrestar con una
mejora de la calidad de vida y el desarrollo de hábitos de vida más saludables entre la
población mayor (y de prevención para el conjunto de la población) que influirán en
una menor prevalencia de enfermedades crónicas o discapacidad severa. En este
sentido, se espera que un aumento de longevidad saludable de la población reduzca la
proporción de intervenciones sanitarias intensivas producidas en los últimos años de
vida15. En consecuencia, el gasto unitario de las personas mayores será menos
oneroso.
Otro fenómeno asociado al envejecimiento, es el incremento de personas mayores
que viven solas y, por tanto, con mayor riesgo de dependencia severa y de uso de los
servicios sanitarios. En 2030, es previsible que la población mayor que vive sola se
duplique hasta alcanzar los tres millones, con un ratio en torno al 25% de la población
de 65 y más años. A menudo los hogares de las personas mayores que viven solas
15
Boletín sobre el envejecimiento (2007: “La atención a las personas mayores en situación de
dependencia en su último período de vida”. Observatorio de las personas Mayores. Ministerio de Trabajo
y Asuntos Sociales.
148
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
están deficientemente equipados y dificultan la movilidad. El riesgo de pobreza y
exclusión social de estas personas también es muy alto. El desarrollo de los servicios
sociales es muy efectivo a la hora de reducir los costes que genera este colectivo en la
atención hospitalaria. Pero, por el momento, el grado de implantación de los servicios
sociales es muy limitado, y su cobertura16 beneficia a menos del 10% de las personas
mayores (según datos del Informe 2004 “Las personas mayores en España”, del
IMSERSO).
El desarrollo y equidad socioeconómica son aspectos claves para seguir progresando
en longevidad saludable. Sin embargo, pobreza, escasez de recursos y exclusión
social son problemas persistentes entre los mayores españoles. Según el indicador de
pobreza de la UE, el 31% de los españoles jubilados viven por debajo del umbral de la
pobreza (una cifra sólo superada en Chipre). Entre otros factores, la alta incidencia de
jubilados con escasa cualificación laboral y, en consecuencia, la elevada proporción de
pensiones mínimas, explican el ato riesgo de pobreza de nuestro país. La pobreza
perjudica más a las mujeres mayores, especialmente las viudas o mujeres que viven
solas (la tasa de pobreza afecta al 52% de este colectivo, por un 33% de los varones).
No obstante, se espera que una vez que se vayan jubilando generaciones mejor
formadas y con mayores niveles de renta, se reduzcan los niveles de pobreza de la
población mayor de 65 años.
Los expertos apuntan que España está envejeciendo sin recursos sanitarios y
asistenciales y personal suficientes para tratar los problemas sanitarios de las
personas mayores. Las previsiones de envejecimiento reclaman una respuesta más
ambiciosa en políticas de salud (que se anticipe al pronóstico de más de un tercio de
la población con más de 65 años para el 2050). En la actualidad, los recursos
sanitarios son insuficientes para atender los retos del envejecimiento, empezando por
la reducida especialización en servicios geriátricos. Para resolver este déficit, los
profesionales apuntan la necesidad de fortalecer los estudios de geriatría en la carrera
de Medicina, ampliar las plazas de esta rama. Invertir en geriatría ahora puede ahorrar
en el futuro costes socioeconómicos derivados de una falta de previsión. El
envejecimiento también afecta a los profesionales sanitarios y, por ello su jubilación
implica una reducción significativa de sus efectivos, justo cuando las demandas están
creciendo. Las soluciones a este problema pasan por potenciar la formación y nuevas
contrataciones, pero también por mejorar las condiciones laborales que motiven a los
profesionales sanitarios retrasar la edad de jubilación, y fomentar la eficiencia y
productividad a través de la cualificación permanente.
16
La tasa de cobertura de 9,4% para el 2004, se ha obtenido de agregar el 3,14% del servicio de ayuda a
domicilio (SAD), 2,05% de teleasistencia y de las plazas de centro día (una por cada 200 personas
mayores).
149
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La adaptación al cambio de estructura demográfica no afecta por igual a todas las
comunidades. Pero no es sólo una cuestión de autonomías, sino también de
distribución de la población mayor en el territorio. La situación es más complicada en
el medio rural y las zonas con población dispersa. En el siguiente gráfico se ha
elaborado un índice sintético de carga del envejecimiento por CCAA estimado para el
2017. Además de la proyección de la población de 65-80 años y 85 y más años, el
índice considera el tamaño medio municipal y la dispersión territorial de la población,
es decir, dos variables geográficas que elevan el coste de la prestación de servicios
sanitarios. La máxima carga de envejecimiento afecta especialmente a las
comunidades del interior (especialmente en Castilla y León, Castilla-La Mancha,
Aragón y Extremadura) y del Norte (Galicia, Asturias y Cantabria). Las comunidades
del arco mediterráneo, los dos archipiélagos y Madrid (la única comunidad del interior)
presentan los valores más bajos de la carga del envejecimiento. Las comunidades del
Valle del Ebro, Navarra y La Rioja, y el País Vasco se posicionan en valores
intermedios. No obstante, los efectos de esta carga del envejecimiento en el gasto
sanitario también estarán condicionados por otras variables ya apuntadas, como los
niveles de renta y formación de los mayores, junto a su longevidad (especialmente
esperanza de vida saludable). Por otro lado, el crecimiento absoluto de la población ha
influido más en el incremento del gasto sanitario que el proceso mismo de
envejecimiento, y son precisamente las comunidades menos envejecidas las que
registran un mayor aumento de la población (por el crecimiento vegetativo y, sobre
todo, por la atracción inmigratoria). Por ello, es de esperar que en el futuro estas
comunidades sigan acaparando las tasas de crecimiento demográfico más elevadas y,
en consecuencia, las mayores demandas sanitarias ligadas al factor demográfico.
150
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.3.13.
Índice sintético de carga de envejecimiento: proyección 2017
2,5
2,13
2,0
1,65 1,60
1,52
1,52
1,44
1,5
1,62
1,36
1,36
1,10
1,0
0,92
0,82
0,69 0,63
0,5
0,81
0,73
0,65
Rioja (La)
País Vasco
Navarra
Murcia
Madrid
Galicia
Extremadura
Com. Valenciana
Cataluña
Castilla y León
Cantabria
Canarias
Balears (Illes)
Asturias
Castilla -La Mancha
Fuente:
Aragón
Andalucía
0,0
La salud como oportunidad de desarrollo económico
Algunos economistas han bautizado el siglo XXI como el siglo de la sanidad. Si las
predicciones se cumplen, en el año 2100 la salud será el mayor sector productivo del
mundo. Frecuentemente se alerta sobre el peligro que supone un incremento de los
gastos sanitarios provocados por el envejecimiento, hasta el punto de que pueden
colapsar todo el sistema sanitario en un horizonte no muy lejano. Pero pocas veces se
apunta que la sanidad es –además de un reto del bienestar social- un sector
económico de futuro. Dentro de la economía del conocimiento, la sanidad es un sector
estratégico para la economía española, por sus grandes posibilidades en la
generación de empleo cualificado, aportación al PIB, y porque mejora la cadena de
valor en elementos cruciales para el desarrollo de nuestro país: productividad,
competitividad, innovación e internacionalización. Las oportunidades de negocio son
amplias: desde los servicios médicos avanzados (consultoría, teleasistencia, servicios
terapéuticos y asistenciales), la oferta educativa especializada a través de las
universidades y formación profesional, la I+D+i y creación de empresas de bases
tecnológicas (muchas de ellas de tipo spin-off, en torno a los centros de investigación y
universitarios) y las numerosas derivadas en industrias punteras (sector farmacéutico,
aparatos médicos, aplicaciones TICs, domótica sanitaria, etc.). Es obvio que España –
salvando las diferencias entre CCAA- cuenta con muchos de los mimbres necesarios
para desarrollar el sector sanitario, como son la extensa infraestructura sanitaria, los
recursos humanos y el creciente enfoque biotecnológico de las universidades
151
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
españolas. Sin embargo, también es evidente el retraso respecto a otros líderes
mundiales en Norteamérica y Europa en términos de capital humano y excelencia, la
escasa aplicación de las investigaciones o proyección empresarial, la limitada
colaboración público-privada, la reducida participación en las redes internacionales,
así como las dificultades para integrar u organizar el sector, por ejemplo, a través del
impulso de cluster sanitarios. Si se corrigen estas debilidades, no cabe duda que el
sector sanitario tiene un largo requerido para crecer con bases más firmes.
Los servicios asistenciales conforman un sector económico en sí mismo con grandes
expectativas de crecimiento, en términos de empleo y autoempleo, que beneficia
particularmente a las mujeres. La Ley de Dependencia abre nuevas vías para
profesionalizar el sector, hasta ahora ampliamente canalizado a través de las cargas
familiares asumidas por las mujeres. La movilización de estos recursos humanos es
indispensable para asegurar una cobertura asistencial de calidad a largo plazo,
especialmente en el medio rural, donde la oferta de servicios públicos difícilmente
puede atender las demandas de una población cada vez más envejecida y dispersa.
Por otro lado, es precisamente en este entorno rural donde el desarrollo de los
servicios asistenciales aporta un nicho de empleo clave para favorecer la inserción
laboral –y fijación de la población- femenina.
3.3.3
Proyecciones de gasto sanitario en España 2009-2059
En esta sección se realiza una proyección del gasto sanitario para el periodo 20092059 suponiendo que todos los factores que determinan su evolución, excepto el
factor demográfico, permanecen inalterados a partir de su nivel en 2009. Es decir, se
aísla exclusivamente el factor demográfico como causante del avance del gasto
sanitario. Dentro de este gasto se incluyen todos los gastos normalmente
considerados dentro del Sistema Nacional de Salud y el punto de partida lo
constituyen los 61.020,5 millones de euros presupuestados para el conjunto del SNS
(CC AA y AGE) para 2009.17
Este importe se ha recuperado a partir del esquema de gasto sanitario por grupo de
edad mostrado en la sección anterior y cuyo detalle numérico se ofrece en el cuadro
adjunto.
17
Ver http://www.msc.es/estadEstudios/estadisticas/docs/RecursosRed2009.xls#'Percápita CCAA 20072009'!A1
152
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.3.1.
Gasto sanitario por persona (en euros) - España 2009
Grupo de edad
Hombres
Mujeres
Total
<1
1a5
6 a 10
11 a 15
16 a 20
21 a 25
26 a 30
31 a 35
36 a 40
41 a 45
46 a 50
51 a 55
56 a 60
61 a 65
66 a 70
71 a 75
76 y +
3.147
872
604
593
641
629
623
636
758
856
1.004
1.340
1.690
2.096
2.638
3.153
3.752
2.684
759
562
538
675
772
1.034
1.043
989
958
1.078
1.298
1.482
1.743
2.081
2.369
3.107
2.922
817
584
566
658
699
825
837
873
907
1.042
1.319
1.583
1.909
2.337
2.711
3.342
Fuente: Actualización de Ahn et al (2003) y elaboración propia
A partir de esta actualización, se ha supuesto que el gasto por persona en cada grupo
de edad permanece constante hasta el final del horizonte de proyección (2059), por lo
que únicamente la dinámica de la población, tanto en lo que se refiere al número total
de hombres y mujeres como a su distribución por edad, afectará al gasto agregado en
lo sucesivo. De resultas de ello, los importes obtenidos se expresarán en euros
constantes de 2009.
La demografía, pues, afecta de dos posibles maneras al gasto sanitario: por el
volumen de población (efecto volumen) y por la composición de edades de la misma
(efecto composición). Ambos factores son fácilmente separables, como veremos más
adelante. Ya se ha comentado que el efecto de la distribución de edades no es
excesivamente oneroso sobre el gasto sanitario, ya que aunque la prolongación de la
vida avanza, los gastos asociados a los últimos años de vida y al fallecimiento se
postergan en el tiempo. Entretanto, interviene un proceso de gasto sanitario moderado
en edades inferiores que es el que verdaderamente hace que el gasto sanitario
aumente. El alargamiento de la vida, sin embargo, trae consigo la aparición de
morbilidad, y gasto sanitario asociado, característica de las edades avanzadas, que ya
empieza a manifestarse de manera más amplia a medida que son más los individuos
que alcanzan dichas edades. Este es el principal motor del gasto sanitario asociado a
la demografía. El tamaño de la población, naturalmente, hace que el gasto sanitario
aumente cuando hay más efectivos, pero este aumento de la población, especialmente
si se da por la vía de la inmigración, coincide con un aumento de la población activa
153
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
que aporta al proceso productivo y hace aumentar el PIB y la recaudación fiscal y
social, por lo que el aumento del gasto sanitario por el efecto volumen se mantendrá
más o menos en línea con el aumento del PIB y de la recaudación impositiva general,
de lo que se desprende una cierta estabilidad de la ratio del gasto respecto al PIB.
Proyecciones de gasto sanitario debido a la demografía
Una vez establecido el patrón de gastos por grupo de edad y género, dos factores que
influyen decisivamente en la composición del gasto sanitario, es sencillo proyectar cuál
sería la evolución del gasto total debida exclusivamente a los factores demográficos,
es decir, esa propia composición por género y edad así como el volumen de población
previsto. Para realizar este ejercicio se han utilizado las proyecciones de población del
INE en su Escenario 1. Las hipótesis demográficas que caracterizan a este escenario
se reflejan en el cuadro siguiente y, respecto al escenario alternativo considerado por
el INE, el Escenario 2, la principal diferencia es que los flujos netos de inmigración son
sustancialmente mayores en el primero.
Tabla 3.3.2.
Hipótesis demográficas del Escenario 1 - INE
Esperanza de Vida-Varones
Esperanza de Vida-Mujeres
Hijos por mujer
Edad de la madre al 1º hijo
Inmigración neta
Nacimientos
Defunciones
Saldo Vegetativo
2009
78,16
84,64
1,38
31,08
313.056
477.941
385.371
92.570
2020
79,84
86,04
1,51
31,10
279.695
426.724
442.386
-15.662
2030
80,89
86,92
1,53
31,14
274.517
415.253
499.008
-83.755
2040
80,99
87,00
1,53
31,15
269.338
451.989
602.310
-150.321
2050
80,99
87,00
1,53
31,15
264.159
435.767
712.475
-276.708
2059
80,99
87,00
1,53
31,15
259.499
417.370
781.599
-364.229
Fuente: INE (http://www.ine.es/metodologia/t20/t2030251h.htm)
Esta proyección de población es la misma que se ha utilizado para el caso de los
gastos e ingresos del sistema de pensiones públicas y presenta el problema de que su
fecha de realización es ya algo tardía (2005). Con objeto de adaptarla a la última cifra
de población librada por el INE, la del Avance del Padrón de 2009, se ha mantenido la
estructura de edades de la proyección para los años 2009 a 2059 (población a 1 de
julio) pero se han reescalado los efectivos de cada edad de acuerdo con la última cifra
de población publicada.
El resultado del ejercicio de proyección del gasto sanitario en España se muestra en el
Gráfico siguiente. Se insiste en que todos los factores no demográficos que
determinan dicho gasto, como son la tecnología médica, los protocolos sanitarios y
farmacéuticos aplicados y el precio real de las prestaciones sanitarias y farmacéuticas,
se suponen constantes, mientras que las únicas fuentes de variación del gasto
154
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
sanitario total son las derivadas del aumento o disminución de la población y de su
composición por edades y género.
Gráfico 3.3.14.
Gasto sanitario en España 2009-2059
6,50%
6,10%
5,70%
5,30%
4,90%
4,50%
4,10%
3,70%
3,30%
2,90%
2,50%
2009
2011
2013
2015
2017
2019
2021
2023
2025
2027
2029
2031
2033
2035
2037
2039
2041
2043
2045
2047
2049
2051
2053
2055
2057
2059
95.000
90.000
85.000
80.000
75.000
70.000
65.000
60.000
55.000
50.000
45.000
Población (miles)
Gasto sanitario (millones de euros)
Gasto Sanitario (en % del PIB, escala dcha.)
Fuente: INE (Proyecciones de Población) y elaboración propia
Partiendo del gasto estimado en 2009, de 61.020,5 millones de euros, los factores
demográficos impulsan dicho gasto hasta algo más de 88.000 millones en el periodo
2049-2056 a partir del cual el gasto total comienza a descender. Se acompaña la
trayectoria del gasto total con la de la población, de manera que es evidente que el
aumento de la población, desde los 46,8 millones estimados a 1 de julio para 2009, se
pasa a un máximo de 55,2 millones en 2049 para disminuir progresivamente en los
años posteriores a éste. También es evidente que el avance de la población no está
determinando en su conjunto el avance del gasto sanitario total debido a causas
demográficas.
Descomposición de los factores demográficos
Para apreciar mejor cómo el volumen de población, por una parte, y la composición
por edades y género, por otra, se muestran las anteriores proyecciones en base 100
para 2009 en el siguiente gráfico. Ello permite extraer la diferencia entre ambas
evoluciones y atribuírsela al factor de composición de edades (y género), factor que,
para distinguirlo del de población, denominaremos “envejecimiento”, es decir, una
mayor edad media de la población, lo que con arreglo al patrón de gasto por edad
anteriormente establecido induciría un mayor gasto medio ponderado por edad.
155
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.3.15.
Descomposición del gasto sanitario en España 2009-2059
(2009=100)
Gasto total
Factor población
Factor envejecimiento
2059
2057
2055
2053
2051
2049
2047
2045
2043
2039
2041
2037
2035
2033
2031
2029
2027
2025
2023
2021
2019
2017
2015
2013
2011
2009
150
145
140
135
130
125
120
115
110
105
100
Fuente: INE (Proyecciones de Población) y elaboración propia
Pueden extraerse algunas conclusiones interesantes de esta proyección. En primer
lugar, tanto el envejecimiento propiamente dicho como el tamaño de la población van a
impulsar al alza al gasto sanitario. Hasta 2029, el factor población pesa más que el
factor envejecimiento en la proyección realizada. A partir de ese año, el factor
envejecimiento claramente domina al factor población en el impulso del gasto sanitario
total. Sólo por la composición de edades, el gasto medio ponderado pasa de los 1.303
euros en 2009 a 1.601 euros en 2059, un ritmo de crecimiento anual acumulativo del
0,41%, claramente mayor en los primeros lustros de la proyección que en los últimos.
El crecimiento acumulativo anual del gasto sanitario total en todo el periodo es del
0,72%, aunque entre 2009 y 2025 ese ritmo es mayor, del 1,14%. Mientras que el
crecimiento acumulativo del gasto debido al aumento de la población, para el conjunto
del periodo, es del 0,31% (el 0,64% hasta 2025), el ritmo anual de crecimiento del
gasto debido al factor envejecimiento es del 0,47% (el 0,54 hasta el 2050).
Si sólo fuese por los factores demográficos (tamaño de la población y composición por
edades) el ritmo de crecimiento del gasto sanitario parecería asumible mediante el
crecimiento de los recursos impositivos disponibles, pues éstos aumentarían al ritmo
del crecimiento del PIB que cabe esperar claramente por encima de ese 0,72% anual
obtenido para el conjunto del gasto sanitario. Pero, obviamente, no serán estos los
únicos factores operantes en la dinámica del gasto. Desde la intensificación
tecnológica, hasta el encarecimiento relativo de los costes sanitarios y farmacéuticos,
pasando por la extensión de nuevos servicios sanitarios a los diferentes grupos de
población, sin embargo, seguirán estimulando el gasto sanitario en todas sus
modalidades, aunque hay amplios márgenes de mejora en la eficiencia, el control de
156
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
los precios y costes de los inputs sanitarios y farmacéuticos y no es descartable en
absoluto que una tecnología más modular y descentralizada contribuya en el futuro a
aliviar el gasto sanitario hasta el presente estimulado fuertemente por todos estos
factores.
Pero la demografía, en si misma, y, más concretamente, el envejecimiento (pues el
crecimiento de la población activa aporta recursos al mismo tiempo que reclama
gastos, mientras el envejecimiento estricto no aporta recursos) no serán según las
proyecciones presentadas en esta sección, y las comentadas anteriormente, las cusas
primordiales de aumento del gasto sanitario, desde luego en proporción al PIB.
157
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.4.
La dependencia
La dependencia1 es el estado de carácter permanente en que se encuentran las
personas que por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y
ligadas a la falta o pérdida de la autonomía física, mental, intelectual o sensorial,
precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar
actividades básicas de la vida diaria2, o en su caso las personas con discapacidad
intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal.
Por lo tanto, la dependencia es un fenómeno amplio, que incluye dos realidades
distintas unidas por una misma necesidad. Por una parte, se encuentran aquellas
personas que debido a una discapacidad o enfermedad mental, independientemente
de su edad, serán considerados como dependientes en mayor o menor grado,
mientras que por otro lado se encuentran las personas que por razón del proceso
natural de envejecimiento han entrado a formar parte de lo que llamamos
“dependientes”.
Debido a ello, podemos decir que la Dependencia tal y como la entendemos hoy, es
en gran medida, un fenómeno relacionado de forma directa con el envejecimiento, por
lo que se prevé una ratio cada vez mayor de dependientes3 sobre el total de la
población.
3.4.1. Anatomía y geografía de la dependencia en España
Basándonos fundamentalmente en la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal
y situaciones de Dependencia (EDAD 2008), definiremos los principales rasgos tanto
sociales como geográficos de la población dependiente en España. Esta encuesta es
una publicación del INE, realizada por primera vez en 2007 y publicada en noviembre
de este mismo año, que viene a sustituir a la anterior Encuesta de Discapacidades,
Deficiencias y Estado de Salud de 1999.
Según los datos recogidos en la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y
situaciones de Dependencia (EDAD), publicada por el INE existen en España un total
de 3.847.900 personas que declaran tener alguna discapacidad, el 8,5% del total de la
1
Definición recogida en el artículo 2 de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la
Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia.
2
Se entiende por actividades básicas de la vida diaria (ABVD), las tareas elementales de la persona, tales
como: el cuidado personal, las actividades domésticas básicas, la movilidad esencial, reconocer personas
y objetos, orientarse, entender y ejecutar órdenes o tareas sencillas.
3
Más adelante mostraremos la elevada correlación estadística existente entre envejecimiento y
dependencia.
158
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
población, de los que la mayoría, un 59,8%, son mujeres. Pese a ello, las tasas de
discapacidad en hombres son mayores hasta los 44 años, siendo a partir de 45 años
cuando la tasa registrada por las mujeres es ampliamente superior.
Gráfico 3.4.1.
Personas con alguna discapacidad o limitación 2008
Varones
Mujeres
400
350
Miles
300
250
200
150
100
50
m
ás
89
D
e
90
y
a
84
D
e
85
a
79
D
e
80
a
74
D
e
75
a
69
70
a
D
e
D
e
65
a
54
D
e
55
a
44
D
e
45
a
34
D
e
35
a
24
25
D
e
D
e
17
a
a
16
5
6
0
a
D
e
D
e
64
0
Años
Fuente: INE, EDAD 2008
Comparando estos resultados con los obtenidos por el INE en 1999 a través de la
Encuesta de Deficiencia, Discapacidad y Estado de Salud (EDDS), el número de
personas con discapacidad ha aumentado en 320.000, pese a ello la tasa de
discapacidad ha bajado 0,5 puntos porcentuales aún habiendo aumentado la
población mayor de 65 años en un 14,4% (consideramos este dato relevante ya que a
partir de 65 años la tasa de discapacidad es significativamente mayor). Esta
disminución, por tanto, se debe a la mejora en las condiciones sociales y de salud que
ha experimentado la población en estos nueve años. El incremento de la esperanza de
vida, los tratamientos preventivos y el avance de la medicina, han permitido que la
población, además de vivir más, alcance con un mejor estado de salud las edades
avanzadas. Para probar esta afirmación, sólo es necesario atender a los resultados
obtenidos por tramos de edad y comparar los resultados de la encuesta EDAD 2008 y
la EDDS 1999: en ellos se observa cómo el porcentaje de personas con alguna
discapacidad sobre el total de personas en ese tramo de edad se ha reducido
significativamente en el tramo de entre 65 y 79 años. Esto refuerza la idea con la que
comenzamos este estudio, el envejecimiento no existe, o cuanto menos es un
fenómeno que se está retardando en el tiempo.
159
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.4.2.
Distribución de las personas con discapacidad
EDDS 99
EDAD 08
% sobre su tramo de edad
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
De 0 a 5 años
Gráfico 3.4.3.
Estructura de edades de los discapacitados 1999
80 y más años;
21,3%
Entre 65 y 79
años; 37,4%
Fuente: INE, EDDS 99
De 6 a 64 años
Entre 65 y 79 años
Gráfico 3.4.4.
Estructura de edades de los discapacitados 2008
80 y más
años; 26,7%
De 0 a 64
años; 41,3%
De 0 a 64
años; 42,1%
Entre 65 y
79 años;
31,2%
Fuente: INE,EDAD 08
Por lo que respecta a la geografía de la dependencia, según los datos que se recogen
en la encuesta EDAD, que difieren de los obtenidos por el Sistema Nacional de
Dependencia4 (SND), las comunidades con una mayor incidencia de la discapacidad
son Galicia, (11,3%) Extremadura (11,0%) y Castilla y León, (10,9%) que se
encuentran claramente por encima de la media española, situada en 89,7 personas
4
Como ya comentaremos más adelante, los datos ofrecidos por EDAD muestran un mayor número de
dependientes que las estadísticas del SND. Estas divergencias deberían venir dadas por el sistema de
implantación gradual con el que se está poniendo en funcionamiento la Ley de Dependencia. En ese
caso, ambas cifras deberían converger en 2012, año que la Ley fija como máximo para reconocer todos
los grados y niveles de dependencia.
160
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
por cada mil habitantes. En la situación opuesta se encuentran La Rioja (6,2%),
Cantabria (7,0%) y las Islas Baleares (7,1%)
Gráfico 3.4.5.
Tasa de discapacidad por Comunidad Autónoma
2008, por mil habitantes
140
120
100
80
60
40
20
An
da
l
uc
Ar ía
ag
A s ón
tu
ri
Ba as
le
C ars
an
a
C C ria
C a s a nt s
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Va
s
La c o
R
io
ja
C
eu
t
M a
el
illa
0
Fuente: INE
Este resultado se debe al elevado grado de relación existente entre el envejecimiento
y la dependencia, ya que la mayoría de personas dependientes se concentran a partir
de los 65 años. Para constatar esta relación hemos estimado estadísticamente la
relación entre envejecimiento y dependencia a través de una regresión lineal,
comprobando que en aquellas comunidades donde el envejecimiento poblacional es
mayor5, el número de personas con alguna discapacidad también lo es.
5
Calculado como el porcentaje de personas mayores de 65 años sobre el total de la población.
161
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Personas de 6 y más años con
alguna discapacidad
Gráfico 3.4.6.
Relación entre el evejecimiento y la dependencia
12%
11%
GAL
CYL
AST
EXT
MUR
10%
CVA
AND
9%
CLM
ARA
ESP
PVA
8%
CAT NAV
MAD
7%
CNT
BAL
CAN
6%
10%
RIO
12%
14%
16%
18%
20%
22%
24%
Mayores de 65 años
Fuente: INE, EDAD y cifras del Padrón Municipal 2008.
Así, podemos comprobar cómo Castilla y León, con un peso de la población mayor de
65 años del 22,3%, Asturias con un peso del 21,8% y Galicia con un peso del 21,7%,
se sitúan como las Comunidades Autónomas más envejecidas, a la vez que son las
que poseen una proporción mayor de personas con alguna discapacidad.
3.4.2. Descripción del Sistema Nacional de Dependencia
A través de la propia Ley de Dependencia y los acuerdos alcanzados por Consejo
Territorial del Sistema en esta materia definiremos cómo se ha estructurado la
atención a la Dependencia en España desde la puesta en funcionamiento de la Ley el
1 de enero de 2007: quiénes son los beneficiarios, requisitos, calendario de
implantación, obligaciones para las distintas administraciones, servicios prestados y
otros factores relevantes.
El Sistema Nacional de Dependencia (SND) se crea a través de la Ley 39/2006, de 14
de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en
situación de dependencia. El proceso seguido hasta la publicación de esta ley ha sido
largo, siendo de especial atención por parte de la sociedad, al hilo del rápido
envejecimiento al que se ha visto sometido la población española en unas pocas
décadas.
Los antecedentes regulatorios en esta materia se remontan a 1982 cuando se aprobó
la Ley de Integración Social de las Personas con Minusvalía (LISMI). Gracias a ella, se
reconocieron muchos derechos a un grupo que actualmente podríamos englobar
dentro de uno mucho más amplio, los dependientes.
162
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
A esta norma, le siguió en 1992 el Plan Gerontológico, que supuso una mejora de la
protección social para las personas mayores.
Tras ellas, y al abrigo de la aprobación en septiembre de 1998, por el Comité de
Ministros del Consejo de Europa de una recomendación relativa a la dependencia,
España aprueba en el año 2003 en el marco del Pacto de Toledo, una recomendación
en la que se explicitaba la necesidad de crear un sistema global para el conjunto de
los dependientes6: “resulta necesario configurar un sistema integrado que aborde
desde la perspectiva de globalidad el fenómeno de la dependencia y la Comisión
considera necesaria una pronta regulación en la que se recoja la definición de
dependencia, la situación actual de su cobertura, los retos previstos y las posibles
alternativas para su protección”.
De esta forma, el Ministerio de Asuntos Sociales, a través del Imserso, se encargó de
elaborar el llamado Libro Blanco de la Dependencia, publicado en 2004 y que por
primera vez aportaba datos empíricos agregados que permitieron poner en marcha un
debate sobre la conveniencia de generar un cuarto pilar del Estado del Bienestar en
España, constituyendo el verdadero motor que impulsó la publicación en diciembre de
2006 La Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y
Atención a la Dependencia.
A nuestro juicio, la correcta aplicación de esta ley permitiría alcanzar tres objetivos
fundamentales:
1. Igualdad. A través de la fijación de un nivel mínimo de servicios garantizado
por la Administración General de Estado se conseguiría una mayor igualdad de
trato a todos los ciudadanos independientemente de su lugar de residencia, un
derecho reconocido en la propia Constitución Española.
2. Corresponsabilidad. La participación en el pago de los servicios por parte de
las Comunidades Autónomas permitirá una menor presión al alza en los gastos
por dependencia debido a la necesidad por parte de éstas de contar con
fondos adicionales con los que financiar su participación al sistema.
3. Sostenibilidad. La introducción de la figura del copago por parte del
beneficiario dotará de una mayor sostenibilidad al sistema, en tanto en cuanto,
permite descargar parte del coste a las Administraciones Públicas.
6
Recomendación adicional tercera.
163
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Los cambios demográficos que se están produciendo, y los que están por venir,
exigían la publicación de una ley de este corte, tanto para garantizar los derechos de
los dependientes como para posibilitar una mayor incorporación al mercado laboral de
la mujer, principal responsable de los cuidados informales que se vienen prestando
hasta ahora a los dependientes.
Además, la profesionalización de los cuidados a la dependencia está generando un
incipiente yacimiento de empleo con un gran potencial de desarrollo.
Como hemos dicho, con la aprobación de la Ley, se reconoce a los dependientes un
derecho a la asistencia homogéneo en todo el territorio español en lo que se refiere a
los cuidados básicos, dejando al arbitrio de cada Comunidad Autónoma servicios
adicionales que éstas decidan prestar. En este sentido la Ley establece tres niveles de
cobertura:
1. Se establece un nivel mínimo de protección que es sufragado íntegramente
por la Administración General del Estado. Este nivel mínimo de protección
cubre los servicios básicos de atención a las personas en situación de
dependencia.
2. Nivel de protección acordado. Definido entre la Administración General del
Estado y las Comunidades Autónomas a través de acuerdos bilaterales. En
éstos se acordarán los objetivos, medios y recursos que incrementarán el nivel
mínimo de protección fijado por el Estado. Por tanto, los convenios
establecerán la financiación que corresponda a cada Administración para este
nivel, siendo la aportación de la Comunidad Autónoma, al menos igual a la de
la Administración General del Estado como consecuencia de lo previsto en este
apartado y en el anterior7.
3. Nivel de protección adicional, al arbitrio de lo estimado por cada Comunidad
Autónoma, y por tanto, financiado íntegramente con cargo a sus presupuestos.
A través de esta clasificación, la Ley pretende eliminar las asimetrías que se estaban
produciendo en la prestación de servicios de atención a la dependencia al ser
ofrecidos por cada Comunidad Autónoma aisladamente. Esto es así ya que antes de la
publicación de la Ley y, en respuesta a una demanda ciudadana creciente, la mayoría
de los Ayuntamientos contaban con programas para dependientes y mayores en el
seno de los servicios sociales. Además, y no menos importante en cuanto a volumen
de recursos, hay que destacar que las propias Comunidades Autónomas a través de
7
Artículo 32.3 de la Ley de Dependencia.
164
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
las Consejerías de Servicios Sociales habían desarrollado programas y coberturas
para este colectivo.
Al mismo tiempo, y por lo que respecta a la financiación de los servicios garantizados,
se introduce una figura más o menos novedosa en nuestro país en lo que se refiere a
prestaciones recibidas de las Administraciones Públicas: el copago. La ley regula en
su artículo quinto las aportaciones de los beneficiarios al sistema a través de esta
fórmula, que se instrumenta en base al tipo y coste del servicio prestado, y a la
capacidad económica personal del beneficiario. De esta forma, además de introducir
una mayor corresponsabilidad del coste por parte del individuo, se fomenta la
sostenibilidad en el tiempo del sistema.
La prestación de los servicios y la garantía de los derechos a los dependientes se
instrumentan en la Ley a través del Sistema para la Autonomía y Atención a la
Dependencia (SAAD), que, en virtud de lo recogido en la norma persigue los siguientes
objetivos:
“...El SAAD tiene como finalidad promover la autonomía y mejorar la calidad de vida
de las personas, en atención a sus dificultades para la realización de las Actividades
Básicas de la Vida Diaria, (ABVD), en un marco de efectiva igualdad de oportunidades
y de acuerdo con los siguientes objetivos:
1. Facilitar una existencia autónoma en su medio habitual, todo el tiempo que se
desee y que sea posible.
2. Proporcionar un trato digno en todos los ámbitos de su vida personal, familiar
y social, facilitando su incorporación a la vida activa en comunidad.”
Como ya hemos comentado anteriormente, y con el objetivo de absorber de una
manera más sencilla el elevado coste que supone el reconocimiento de los derechos
al conjunto de la población dependiente en España, la Ley fijó un calendario gradual
de implantación (2007/2012), reconociendo cronológicamente las prestaciones en
función de la gravedad del beneficiario.
165
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.4.1.
Calendario de la puesta en funcionamiento de la Ley
Año de puesta en
Grado de Dependencia
Clasificación según la ley
funcionamiento
cubierto
2007
Grado III, niveles 1 y 2
Gran Dependencia
2008 y 2009
Grado 2, nivel 2
Dependencia Severa
2009 y 2010
Grado 2, nivel 1
Dependencia Severa
2010 y 2011
Grado 1, nivel 2
Dependencia Moderada
2011 y 2012
Grado 1, nivel 2
Dependencia Moderada
Según lo expuesto en el artículo 15 de la Ley de Dependencia, los servicios a prestar
en el marco de la Ley, son los que se exponen en la siguiente tabla:
Tabla 3.4.2.
Catálogo de servicios previstos en la Ley de Dependencia
Cobertura general
Servicios concretos
1. Servicios de prevención de las
situaciones de dependencia y
promoción de la autonomía
personal.
2. Servicio de Teleasistencia
3. Servicio de Ayuda a domicilio
(i) Servicios relacionados con la atención de las
necesidades domésticas o del hogar: limpieza, lavado,
cocina u otros.
(ii) Servicios relacionados con la atención personal, en
la realización de las actividades de la vida diaria
(i) Centro de Día para mayores.
4. Servicio de Centro de Día y de (ii) Centro de Día para menores de 65 años.
(iii) Centro de Día de atención especializada.
Noche
(iv) Centro de Noche.
(i) Residencia de personas mayores en situación de
dependencia.
5. Atención Residencial
(ii) Centro de atención a personas en situación de
dependencia, en razón de los distintos tipos de
discapacidad
Este catálogo de servicios que hemos definido, se concretó en el Real Decreto
727/2007 con el fin de perfilar la tipología de las ayudas y la intensidad de los servicios
prestados en función del grado y nivel de dependencia de los beneficiarios.
166
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.4.3.
PRESTACIONES Y SERVICIOS PARA LOS GRADOS II Y III DE DEPENDENCIA RECOGIDOS EN EL RD
727/2007
A. Grado III, nivel 1 y 2. GRAN DEPENDENCIA
B. Grado II, Nivel 1 y 2. DEPENDENCIA SEVERA
1. Servicios
1.Servicios
Prevención y promoción de la autonomía personal
Teleasistencia
Ayuda a domicilio
Centro de Día
Centro de Noche
Atención Residencial
Prevención y promoción de la autonomía personal
Teleasistencia
Ayuda a domicilio
Centro de Día
Centro de Noche
Atención Residencial
2. Prestaciones económicas
Prestación económica para cuidados en el entorno
familiar
Prestación económica de asistencia personal
2. Prestaciones económicas
Prestación económica para cuidados en el entorno
familiar
Prestación económica vinculada, Ley de Dependencia
Prestación económica vinculada, Ley de Dependencia
Este Real Decreto se centra en el Grado III de dependencia, niveles 1 y 2, y en el
Grado II, niveles 1 y 2, lo que abarcaría los servicios que deben ser implantados hasta
20108 según el calendario previsto por la propia Ley.
Como puede apreciarse, el catálogo de servicios es similar tanto para los grandes
dependientes como para los que poseen una dependencia severa; no obstante, la
intensidad de la prestación se incrementa conforme aumenta el grado y nivel de
dependencia, aumentado el número de horas de ayuda a domicilio y el nivel de
tratamientos en los centros.
Por lo que respecta a las prestaciones económicas, la diferencia entre ambos grados
de dependencia radica en que sólo se establece prestación económica de asistencia
personal para los grandes dependientes. Asimismo, también diverge la intensidad
medida en términos de cuantías a percibir por los dependientes.
3.4.3. Balance de la puesta en funcionamiento de la Ley
En este punto realizaremos un balance de la puesta en funcionamiento de la Ley en
sus dos primeros años de funcionamiento desde dos vertientes. Por una parte
analizaremos los datos proporcionados por el SAAD en cuanto al número de
dependientes reconocidos hasta la fecha, su grado de dependencia, su tipología, las
8
Ver la tabla de la página 9.
167
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
ayudas recibidas, etc., con el objetivo de obtener una radiografía del dependiente tipo
en España. Para complementar este análisis estudiaremos aspectos más cualitativos y
de aplicación como, eficiencia, coordinación entre administraciones y prestadores de
servicios.
Según los últimos datos disponibles, a 1 de marzo de 2009, se han realizado 788.288
solicitudes de valoración del grado de dependencia, lo que supondría, si son
comparados con los resultados obtenidos por la encuesta EDAD, que el 52,4%9 de los
dependientes existentes en España ya han solicitado ayudas para la dependencia.
Es previsible que este porcentaje aumente a un elevado ritmo durante los próximos
ejercicios, ya que hasta 2012 no termina el plazo de implantación de la Ley.
Si esto es así10, a partir de ese año los crecimientos serán más moderados y se
ajustarán al crecimiento tendencial de los dependientes, que estará en función
básicamente del envejecimiento poblacional, sobre todo de aquel referido a lo que
llamamos cuarta edad (más de 80 años).
9
Porcentaje calculado como el número de solicitudes de valoración entre el número de personas que no
pueden realizar alguna de las actividades básicas de la vida diaria sin ayudas, que según las cifras del
INE en su encuesta EDAD 2008 ascenderían a 1,39 millones de personas. Por tanto este cálculo
supondría asumir que el total de personas que solicitan el reconocimiento de la dependencia lo son en un
mayor o menor grado.
10
Suponiendo que los dependientes estimados en EDAD se ajustan a los datos reales.
168
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.4.4.
Solicitudes - Datos a 1 de marzo de 2009
Solicitudes registradas
% s/ el
Nº
total
Andalucía
Cataluña
Galicia
Castilla-La Mancha
Castilla y León
C. Valenciana
Madrid
Aragón
País Vasco
Extremadura
Asturias
Canarias
Navarra
Baleares
Murcia
Cantabria
Rioja
Ceuta y Melilla
254.870
113.171
52.698
49.389
37.876
37.689
36.222
30.489
27.854
26.689
25.588
20.107
18.099
16.997
16.180
13.256
8.590
2.524
32,3%
14,4%
6,7%
6,3%
4,8%
4,8%
4,6%
3,9%
3,5%
3,4%
3,2%
2,6%
2,3%
2,2%
2,1%
1,7%
1,1%
0,3%
TOTAL
788.288
100,0%
Fuente: IMSERSO
Si analizamos el número de solicitudes por Comunidades Autónomas vemos tanto de
forma relativa, como absoluta, que Andalucía es la comunidad que registra un mayor
número de solicitudes, con 254.870, un 3,1% sobre el total de su población. Tras
Andalucía se encuentran Navarra y La Rioja con unas solicitudes equivalentes al 2,9%
y 2,7% de su población respectivamente.
Es de destacar que las Comunidades Autónomas más envejecidas (Castilla y León,
Galicia y Asturias) no ocupan los primeros puestos en este ranking, ya que al poseer
una población más envejecida, deberían ser las que tuviesen un mayor peso de
solicitudes para el reconocimiento de prestaciones por dependencia sobre el total de
su población. Esta descorrelación se debe a que el ritmo de implantación de la Ley de
Dependencia está siendo muy distinto en cada Comunidad Autónoma, existiendo
comunidades que todavía registran un número de solicitudes excepcionalmente bajo
como Madrid, con un peso de las solicitudes sobre el total de su población del 0,58% o
Valencia con un peso del 0,75%.
169
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.4.7.
Número de Solicitudes (% de población)
3,5%
3,0%
2,5%
2,0%
1,5%
1,0%
Fuente: Imserso, datos a 1 de marzo de 2009
0,5%
0,0%
a
s s
n
s
cía gón ria re ria bria eó cha uña ana ura licia drid rcia arra sco ioja lill ÑA
alu Ara stu alea ana nta y L an atal nci mad Ga Ma Mu av Va R Me SPA
d
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A B C Ca lla a M C ale re
a
An
V Ext
Pa
ut
sti a-L
.
e
a
l
C
C
C stil
Ca
Atendiendo al perfil del solicitante por tramos de edad vemos cómo la distribución por
edades se encuentra en línea con los resultados de EDAD y con la lógica expuesta
sobre la relación entre envejecimiento y dependencia. Así, el 51,8% del total de los
solicitantes pertenecen a la cuarta edad (80 y más años). Si realizamos este cálculo
incluyendo a todas las personas que se encuentran por encima de los 65 años, el
porcentaje crecería hasta el 80% del total.
Gráfico 3.4.8.
Edad de los solicitantes (% de población)
60%
51,8%
50%
40%
28,2%
30%
20%
10%
5,0%
2,8%
2,6%
0,6%
5,4%
3,5%
0,3%
ca
r
+
es
pe
ci
fi
80
a
65
y
Si
n
79
64
D
e
55
D
e
D
e
46
a
a
54
45
31
D
e
D
e
19
a
a
4
D
e
a
18
3
a
0
D
e
30
0%
170
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.4.5.
Dictámenes por grado y nivel
GRADO III
GRADO II
GRADO I
Nivel 2 Nivel 1 Nivel 2 Nivel 1 Nivel 2 Nivel 1
Andalucía
Aragón
Asturias
Baleares
Canarias
Cantabria
Castilla y León
Castilla-La Mancha
Cataluña
C. Valenciana
Extremadura
Galicia
Madrid
Murcia
Navarra
País Vasco
Rioja
Ceuta y Melilla
TOTAL
Sin
grado
60.477
8.243
6.427
3.200
4.955
3.877
12.988
11.747
34.756
13.129
5.842
15.636
12.455
7.607
3.480
9.385
3.105
453
44.998
7.899
4.784
3.666
3.047
2.811
10.241
11.881
35.287
11.681
4.271
11.458
9.881
5.702
2.308
10.899
1.982
500
24.508
2.933
1.941
1.634
1.358
1.593
4.657
4.732
13.334
4.776
1.746
5.369
8.265
2.852
2.267
5.604
997
320
26.870
4.104
2.487
2.024
1.040
1.436
4.009
5.363
11.780
2.222
2.396
4.504
2.305
0
3.080
1.498
1.035
313
13.807
1.718
1.278
966
668
942
2.487
2.441
5.015
641
1.179
2.282
1.834
0
1.922
0
491
249
15.334
1.804
1.575
939
481
963
2.045
2.883
5.591
789
1.443
2.634
1.464
0
2.615
0
514
296
12.164
1.542
1.295
791
533
1.204
1.420
2.008
3.755
821
1.548
1.873
2
0
1.270
0
429
306
217.762
183.296
88.886
76.466
37.920
41.370
30.961
Fuente: IMSERSO, datos a 1 de marzo de 2009
Por lo que respecta al grado y nivel de dependencia reconocido a los solicitantes, con
datos a uno de marzo de 2009, el grupo más numeroso (59% del total) es el formado
por los dependientes más graves, los llamados grandes dependientes, que son
aquellos que necesitan ayuda para realizar actividades básicas de la vida diaria varias
veces al día, y que por su pérdida total de autonomía física, mental intelectual o
sensorial, necesitan el apoyo indispensable y continuo de otra persona o tienen
necesidades de apoyo generalizado para su autonomía personal. Son los conocidos
según la terminología empleada en la Ley como dependientes de grado III.
Por lo que respecta a los dependientes de grado II, conocidos como severos,
representan el 24% del total. En este caso estaríamos hablando de personas que
necesitan ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria dos o tres
veces al día, pero que no requieren el apoyo permanente de un cuidador o tienen
necesidades de apoyo extenso para su autonomía personal.
Por último con un 12% sobre el total, y según el calendario de implantación de la Ley,
todavía sin derecho a servicios o prestaciones hasta los años 2010, 2011 y 2012, se
encuentran los dependientes moderados, que son aquellos que necesitan ayuda para
171
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
realizar varias actividades básicas de la vida diaria al menos una vez al día o tienen
necesidades de apoyo intermitente o limitado para su autonomía personal.
Como hemos podido ver, la entrada en vigor de las ayudas de forma escalonada en el
tiempo casi no ha condicionado la estructura del perfil de los dependientes en el
Sistema Nacional de Dependencia. No obstante, si comparamos los resultados
obtenidos con los recogidos por EDAD, vemos cómo el peso de grandes dependientes
es diez puntos porcentuales superior en el momento actual respecto a lo recogido por
EDAD. Como hemos dicho, esto puede ser debido a la forma en la que ha sido
aplicada la Ley, que ha incentivado la solicitud del reconocimiento de la dependencia a
aquellos dependientes más graves, al ser los primeros que tendrían derecho a
prestación. Además, estas divergencias pueden deberse al modo de aplicación del
baremo de dependencia realizado por los evaluadores.
Gráfico 3.4.9.
Distribución de las personas* con discapacidad
según EDAD
Discapacidad
moderada
19%
Dependencia
moderada
12%
No consta
6%
Discapacidad
severa
26%
Gráfico 3.4.10.
Dictámenes por Grado de dependencia
Marzo de 2009
Discapacidad
total
49%
Dependientes
severos
24%
Sin grado
5%
Grandes
dependientes
59%
Fuente: INE, 2008. *Personas de 6 y más años sin ayudas
En el espíritu de la Ley subyace la vocación de servicio público, ya que explicitaba que
las prestaciones deberían tener una naturaleza prioritaria de servicio, siendo llevadas
a cabo a través de la oferta pública de la Red de Servicios Sociales por las respectivas
Comunidades Autónomas mediante centros y servicios públicos o privados
concertados. Se prevé únicamente que en casos donde la capacidad pública no fuese
suficiente se recurriese a la prestación económica, de forma que el beneficiario
pudiese cubrir su necesidad a través de la oferta privada.
172
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.4.6.
Prestaciones reconocidas Datos a 1 de marzo de 2009
Prev y prom de
la autonomía
personal
Teleasistencia
Ayuda a
domicilio
Centros de
día/noche
Atención
residencial
P.E. Vinculada
al servicio
Andalucía
Aragón
Asturias
Baleares
Canarias
Cantabria
Castilla y León
Castilla-La Mancha
Cataluña
C. Valenciana
Extremadura
Galicia
Madrid
Murcia
Navarra
País Vasco
Rioja
Ceuta y Melilla
7
0
0
0
0
0
273
0
0
1
258
98
0
0
0
0
19
0
0,0%
0,0%
0,0%
0,0%
0,0%
0,0%
0,9%
0,0%
0,0%
0,0%
1,8%
0,3%
0,0%
0,0%
0,0%
0,0%
0,3%
0,0%
11.080
0
20
0
0
0
217
527
2
0
0
90
0
4
113
2.192
165
72
7,1%
0,0%
0,1%
0,0%
0,0%
0,0%
0,7%
1,6%
0,0%
0,0%
0,0%
0,2%
0,0%
0,0%
1,0%
7,8%
2,3%
4,5%
32.210
0
491
0
0
344
1.599
63
3.230
0
1.090
2.373
0
0
0
4.764
189
76
20,5%
0,0%
3,1%
0,0%
0,0%
3,5%
5,0%
0,2%
3,4%
0,0%
7,6%
6,4%
0,0%
0,0%
0,0%
17,0%
2,7%
4,8%
5.251
533
406
211
331
516
631
234
512
580
313
570
2.186
0
177
3.375
464
17
3,3%
2,3%
2,6%
2,0%
3,2%
5,3%
2,0%
0,7%
0,5%
1,8%
2,2%
1,5%
6,6%
0,0%
1,6%
12,0%
6,5%
1,1%
12.778
2.566
2.818
771
395
2.107
6.082
4.724
4.934
9.803
2.534
3.317
13.431
129
1.160
7.700
707
55
8,1%
11,1%
18,0%
7,3%
3,8%
21,7%
19,1%
14,0%
5,2%
30,8%
17,8%
9,0%
40,8%
0,8%
10,4%
27,5%
9,9%
3,5%
1.915
1.550
349
16
9
0
4.440
211
7.283
617
1.126
1.094
11
181
1.149
826
181
64
TOTAL
656
0,1%
14.482
2,6%
46.429
8,2%
16.307
2,9%
76.011
13,4%
21.022
1,2%
6,7%
2,2%
0,2%
0,1%
0,0%
13,9%
0,6%
7,7%
1,9%
7,9%
3,0%
0,0%
1,1%
10,3%
2,9%
2,5%
4,0%
P.E. Cuidados P.E. Asistencia Prestaciones
familiares
personal
sin especificar
48.868
5.969
4.224
2.509
1.316
3.125
6.325
9.079
26.310
4.110
1.585
14.228
1.227
5.329
6.125
8.850
1.376
736
31,2%
25,8%
27,0%
23,8%
12,7%
32,2%
19,8%
26,9%
27,6%
12,9%
11,1%
38,5%
3,7%
33,0%
55,0%
31,6%
19,3%
46,4%
20
0
0
1
0
0
31
4
15
0
0
23
0
0
1
337
0
0
0,0%
0,0%
0,0%
0,0%
0,0%
0,0%
0,1%
0,0%
0,0%
0,0%
0,0%
0,1%
0,0%
0,0%
0,0%
1,2%
0,0%
0,0%
44.724
12.561
7.331
7.016
8.349
3.625
12.297
18.881
52.871
16.697
7.349
15.174
16.051
10.518
2.410
0
4.018
566
3,7% 151.291
26,7%
432
0,1% 240.438
Fuente: IMSERSO
La evidencia mostrada por los datos en sus dos primeros años de puesta en
funcionamiento pone de manifiesto que esto no ha sido así, de forma que la mayoría
de Comunidades Autónomas han optado por facilitar una prestación económica a los
usuarios.
Con datos a 1 de marzo de 2009, de un total de 567.068 prestaciones reconocidas, al
menos 172.745, el 30,5%, era de carácter económico11. Con el objetivo de paliar esta
situación, y que la Ley sea más fiel a su espíritu, (lo que además tendría un mayor
impacto directo en la creación de empleo), a principios de 2009, el Gobierno creó una
unidad para agilizar la generación de puestos de trabajo en el sector, aportando
fondos extraordinarios por un valor de 400 millones de euros. De esta forma se
pretendía paliar, al menos en parte, la situación de falta de capacidad que denuncian
las Comunidades Autónomas, según las cuales en el momento de implantación de la
Ley no contaban con la infraestructura ni el personal necesario para prestar los
servicios de una manera directa.
Tras las prestaciones económicas, el servicio ofrecido de una forma más recurrente
por las Comunidades Autónomas es el de Atención Residencial, con 76.011
prestaciones reconocidas, el 13,4% del total.
11
Decimos al menos debido a que un número muy elevado del total de prestaciones, el 42% eran
prestaciones sin especificar por parte de las Comunidades Autónomas al SAAD.
173
28,5%
54,2%
46,9%
66,7%
80,3%
37,3%
38,6%
56,0%
55,6%
52,5%
51,6%
41,0%
48,8%
65,1%
21,6%
0,0%
56,4%
35,7%
Total
156.853
23.179
15.639
10.524
10.400
9.717
31.895
33.723
95.157
31.808
14.255
36.967
32.906
16.161
11.135
28.044
7.119
1.586
42,4% 567.068
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Una vez cuantificada la situación de la dependencia, conviene también hacer hincapié
sobre ciertos factores cualitativos que están lastrando un desarrollo correcto y eficiente
de la Ley.
En primer lugar hay que decir que el reconocimiento de este derecho supone un reto
muy ambicioso, tanto para la Administración General del Estado como para el conjunto
de Comunidades Autónomas y Corporaciones Locales, por lo que el nivel de
colaboración entre ellas debe ser máximo con el objetivo de prestar el servicio de la
forma más eficiente posible. Hasta ahora esto no ha sido así, y existen muchos casos
de duplicidades y anomalías. Comunidades Autónomas y Estado pese a poseer un
órgano de colaboración y decisión creado por la Ley a tal efecto, el Consejo Territorial
del Sistema (CTS), se encuentran aún en un bajo nivel de colaboración. De hecho,
existen comunidades que siguen prestando los servicios a dependientes y mayores a
través de recursos de su propia comunidad, sin reconocer como dependientes a esas
personas.
En este sentido, el Estado ha aprobado mediante el Real Decreto 99/2009, de 6 de
febrero, criterios más restrictivos en lo que se refiere al libramiento de fondos para
cubrir el nivel mínimo de protección garantizado por la Administración General del
Estado. Con su aprobación se modifica el Real Decreto 614/2007, de 11 de mayo de
forma que:
ƒ
El procedimiento de reconocimiento de la dependencia debe ser iniciado por el
interesado o quien ostente su representación.
ƒ
La valoración de la situación de dependencia tiene que ser realizada mediante los
criterios recogidos a tal efecto en el Real Decreto 504/2007, de 20 de abril por el
que se aprobó el baremo de valoración de la situación de dependencia (BVD).
ƒ
Para que se produzca el libramiento de fondos, las Comunidades Autónomas
deberán, mediante la conexión a la red de comunicaciones y servicios telemáticos
del Sistema (SISAAD) informar a la Administración General del Estado de las
resoluciones de reconocimiento adoptadas con expresa indicación del grado y
nivel de los beneficiarios y de los Programas Individuales de Atención aprobados.
En segundo lugar, a día de hoy, no se conoce con exactitud la intensidad con la que
están siendo prestados los servicios, pudiendo existir variaciones muy significativas en
cuanto a la atención domiciliaria recibida o los tratamientos llevados a cabo en los
centros de día. A este efecto, las Comunidades Autónomas en el seno del Consejo
Territorial del Sistema deberían acordar un catálogo de servicios por grado y nivel de
dependencia, con el detalle de la intensidad y calidad con la que son prestados, que
debería ser volcado en el sistema informático. Contar con este catálogo permitiría
174
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
calcular de una forma más precisa los costes en los que se incurre con cada tipología
de dependiente, ya que a día de hoy, el cálculo por Comunidades Autónomas difiere
sustancialmente al no partir de una misma intensidad o calidad en los servicios
prestados aunque éstos nominalmente sean los mismos.
Por último, destacar que la elevada utilización que están llevando a cabo las
Comunidades Autónomas de las prestaciones económicas está impidiendo que, por
una parte se libere mano de obra femenina al mercado laboral, ya que normalmente
son mujeres de mediana edad del entorno familiar las que llevan a cabo el cuidado de
los dependientes, y por otra, que el efecto positivo en el empleo al que podían estar
asistiendo se está dando con una menor intensidad de la que podría darse si se
profesionalizasen los servicios de atención a la dependencia.
Por lo tanto, y a modo de balance general hay que decir que la aprobación de esta
norma ha supuesto un nuevo hito en el Estado del Bienestar, pero que tras dos años
de labor todavía no cuenta con un funcionamiento eficaz que permita prestar el
servicio de una manera eficiente. Algo especialmente relevante cuando hablamos de
una norma que ha comprometido fondos del Estado por un valor de 1.158,7 millones
de euros según los Presupuestos Generales del Estado para 2009, a lo que habría
que añadir lo aportado por las Comunidades Autónomas y que es de prever esté en
claro ascenso en las siguientes décadas debido al elevado envejecimiento poblacional
al que se verá sometido el país.
3.4.4. Proyecciones de la evolución de la dependencia
Discapacitados, dependientes y beneficiarios de prestaciones de dependencia
El envejecimiento de la población tiene también una importancia relevante en el curso
del fenómeno de la dependencia. En esta sección se lleva acabo una proyección del
número de personas dependientes con derecho a prestación que se producirán en
España entre 2009 y 2059, dadas las tendencias de la población ya analizadas con
motivo del análisis del gasto sanitario y del gasto en pensiones contributivas públicas.
Junto a la proyección del número de personas dependientes con derecho a prestación,
se realiza una proyección del gasto que conllevaría la atención a la dependencia.
Hay una serie de conceptos que conviene aclarar con objeto de desenmarañar la
relativa confusión que subsiste sobre la atención a la dependencia en nuestro país. El
hecho de que la normativa básica sea muy reciente (la Ley de Dependencia se aprobó
en diciembre de 2006 y entró en vigor el 1 de enero de 2007), implica que el Sistema
Nacional de Dependencia (SND) no está todavía plenamente vigente en todos sus
extremos y su implantación tardará algún tiempo en completarse. Ello conlleva que las
175
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
cifras observadas en el sistema de información del SND sirvan sólo parcialmente para
hacerse una idea de cómo será el sistema dentro de unos años.
Una primera precisión ha de hacerse sobre los términos discapacidad, dependencia y
beneficiarios de prestaciones de dependencia. La discapacidad es un fenómeno
relativamente frecuente en cualquier sociedad, incluso avanzada. La prevalencia de
discapacidad puede afectar a casi un 10% de los individuos. La Encuesta de
Discapacidad, Autonomía Personal y situaciones de Dependencia del INE (Encuesta
EDAD 2008) aporta un conocimiento muy preciso sobre el número de personas con
discapacidad existentes en España en dicho año. En el gráfico siguiente se muestran
las tasas de (prevalencia de la) discapacidad en la población española por grupo de
edad.
Tabla 3.4.7.
Tasa de discapacidad de la población española 2008
(en % de la población de cada grupo de edad)
Grupo de edad
Ambos sexos Varones Mujeres
De 0 a 5 años
De 6 a 16 años
De 17 a 24 años
De 25 a 34 años
De 35 a 44 años
De 45 a 54 años
De 55 a 64 años
De 65 a 69 años
De 70 a 74 años
De 75 a 79 años
De 80 a 84 años
De 85 a 89 años
De 90 y más años
Total
2,2
1,8
1,6
2,2
3,9
6,7
11,3
15,6
21,8
30,9
42,7
57,4
75,1
8,5
2,5
2,3
1,9
2,5
3,9
6,0
9,7
14,0
17,6
26,3
33,6
50,6
66,8
7,0
1,8
1,3
1,3
1,9
3,8
7,3
12,9
17,0
25,4
34,3
48,5
61,1
78,3
10,1
Fuente: Encuesta EDAD 2008 del INE
Las tasas de discapacidad revelan que a partir de ciertas edades el fenómeno de la
discapacidad está muy presente. La longevidad de los individuos los expone a ciertas
limitaciones físicas y sobre todo psíquicas que no habrían aparecido de haberse dado
una esperanza de vida más breve. Puede decirse que detrás de un pensionista se
encuentra con bastante probabilidad un discapacitado.
Esta aseveración es importante a la hora de facilitar la transición necesaria de las
prestaciones y los sistemas de protección oportunos en cada caso e ilustra que los
recursos para las pensiones deben ser complementados con recursos para los costes
adicionales que pueden entrañar las discapacidades.
176
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Ahora bien, la discapacidad, en sentido amplio, puede ser de naturaleza muy variada,
puede no requerir ayuda de ningún tipo para superar las limitaciones que impone y,
también, puede implicar lo contrario: ayudas muy relevantes. La dependencia es una
discapacidad que requiere de ayudas de terceros para que quien la sufre pueda
realizar una o más actividades básicas de la vida diaria (ABVD). La Ley 39/2006 de
Dependencia define esta situación como “el estado de carácter permanente en que se
encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la
discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual
o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas para realizar actividades
básicas de la vida diaria”. Las personas dependientes serán pues un subconjunto de
las personas discapacitadas por una u otra causa.
Finalmente, no todos los casos de dependencia serán igualmente severos. De hecho,
es habitual la distinción entre dependencia moderada, severa y gran dependencia.
Dentro de los casos de dependencia, la normativa selecciona aquellos que cumplen un
cierto baremo a efectos del reconocimiento de prestaciones. De nuevo, no todas las
personas dependientes (un subconjunto de las personas discapacitadas) tendrán
derecho a una prestación del SND. Así, cabe esperar que los beneficiarios de
prestaciones de dependencia (económicas o servicios) sean, a su vez, un número
significativamente menor que el de personas dependientes12.
Una estimación para 2009 del número de discapacitados, dependientes y beneficiarios
de prestaciones de dependencia se ofrece en el cuadro siguiente. Dicha estimación se
ha elaborado a partir de EDAD 2008, incluyendo tanto los discapacitados residentes
en hogares como los residentes en centros de atención. Para derivar el número de
dependientes a partir del número de discapacitados, se ha considerado un factor del
40,2%, habitual en la literatura y para obtener el número de beneficiarios de
prestaciones de dependencia a partir del número de dependientes se ha considerado
un factor del 55,5%, también habitualmente utilizado. Este procedimiento arroja, en
teoría, el número de beneficiarios de prestaciones de dependencia que existiría si los
criterios del SND se aplicasen en 2009 a plena capacidad.
12
La baremación del grado y nivel de dependencia de cuyo resultado depende el
reconocimiento y cuantía de las prestaciones se encuentra descrita en Alonso y Albarrán
(2008).
177
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.4.8.
De la discapacidad a las prestaciones de dependencia - Estimación 2009
Grupo de edad Discapacitados Dependientes
De 0 a 5 años
63.413
25.498
De 6 a 16 años
92.203
37.075
De 17 a 24 años
67.661
27.207
De 25 a 34 años
169.639
68.212
De 35 a 44 años
307.748
123.746
De 45 a 54 años
448.221
180.230
De 55 a 64 años
596.722
239.943
De 65 a 69 años
332.853
133.840
De 70 a 74 años
429.083
172.535
De 75 a 79 años
569.716
229.083
De 80 a 84 años
613.860
246.834
De 85 a 89 años
467.909
188.147
De 90 y más años
295.891
118.978
Total
4.454.919
1.791.329
Fuente: Elaboración propia a partir de EDAD 2008
Beneficiarios de prestaciones de dependencia
Total
Moderada
Severa
Gran Dep.
14.155
4.490
3.775
5.890
20.581
6.528
5.488
8.564
15.103
4.791
4.027
6.285
37.865
12.011
10.097
15.757
68.693
21.790
18.318
28.585
100.048
33.713
32.299
34.037
133.195
44.882
43.000
45.313
74.297
19.913
22.236
32.148
95.776
25.669
28.665
41.442
127.167
34.083
38.060
55.025
137.021
23.630
29.512
83.879
104.443
18.011
22.495
63.936
66.046
11.390
14.225
40.431
994.391
260.901
272.198
461.293
A 1 de julio de 2009 el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia había
establecido 697.038 personas beneficiarias con derecho a prestación y reconocido
442.682 prestaciones. El sistema dista pues de estar plenamente implantado y de ahí
la discrepancia entre los datos a 1 de julio y la estimación que se ofrece en el cuadro
anterior de un total de 994.391 beneficiarios de prestaciones de dependencia.
Aproximadamente otros 300 mil beneficiarios deberían ser reconocidos en lo que
queda de año para que el SAAD estuviese plenamente operativo en su aspecto de
cobertura de la población potencialmente a proteger.
Proyecciones de gasto en dependencia debido a la demografía
Dadas las tasas de discapacidad anteriormente descritas es inmediato hacer una
proyección del número de dependientes con derecho a prestación (beneficiarios, en lo
sucesivo) suponiendo que la prevalencia de la discapacidad y la dependencia se
mantienen constantes, así como los criterios para el reconocimiento de las
prestaciones. En la actualidad no es posible saber con los datos del sistema cuántos
serían los beneficiarios si el SAAD estuviese a plena cobertura de dependientes con
derecho a prestaciones. El Libro Blanco de la Dependencia estimaba 1.246.429 de
personas dependientes para 2010, pero no todas ellas podían considerarse entonces
potenciales beneficiarios de prestaciones pues en el momento de la publicación del
Libro Blanco (2004) no se habían establecido todavía los criterios para su
determinación. Como se verá más adelante, nuestra proyección de beneficiarios para
el año 2010 es ligeramente superior al millón de efectivos.
178
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La proyección del número de beneficiarios se ha realizado también descomponiendo
este total, para cada grupo de edad de los contemplados en el cuadro anterior, en
casos de dependencia moderada, severa y gran dependencia. Cada una de estas
situaciones comporta unos costes diferentes, como es obvio, por la muy diferente
naturaleza de los cuidados y prestaciones económicas que implica. Los criterios para
establecer los costes para cada grado de dependencia se discuten extensamente en
Monteverde (2004) y de esta fuente se han sacado los costes medios anuales en cada
caso actualizándolos al año 2009 mediante el uso del IPC para la clase “servicios
sociales” hasta 2008 más una estimación de su evolución para 2009. Los resultados
para ese mismo año implican un coste medio anual de cada beneficiario de
prestaciones de dependencia moderada, severa y gran dependencia de,
respectivamente, 8.575,94 euros, 13.021,64 euros y 21.913,04 euros13.
En la proyección que se ha realizado estos costes por persona se suponen constantes
en todo el horizonte de proyección, es decir, las magnitudes económicas se expresan
a precios de 2009 y, adicionalmente, se supone que el coste real de las prestaciones
que se den en cada año no varía aunque la calidad de las mismas (se entiende que
son prestaciones en especie en su mayoría) pueda hacerlo. Este aspecto es muy difícil
de precisar, como ya se comentaba en el caso de la proyección del gasto sanitario, y,
por otra parte, no es objeto de preocupación en este análisis en el que prima
fundamentalmente el efecto del envejecimiento sobre el gasto del sistema de
dependencia.
El gráfico siguiente contiene la trayectoria del número de beneficiarios del SAAD y el
gasto asociado dadas la proyección de la población del INE, las tasas de prevalencia
de la discapacidad, la dependencia y su conversión en beneficiarios, y los costes
estimados para cada uno de los grados de dependencia para 2009. Es una proyección
muy ilustrativa de los retos que el envejecimiento supone para el sistema de
dependencia y completa las perspectivas ganadas mediante la proyección del gasto
en pensiones y del gasto sanitario.
13
A efectos comparativos, piénsese que el coste medio anual de la dependencia severa es
sólo ligeramente inferior a la pensión media anual de las nuevas altas de jubilación del sistema
de pensiones y el coste medio anual de la gran dependencia está cerca también de la pensión
máxima anual de jubilación.
179
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.4.11.
Proyección de beneficiarios y costes del SAAD debidos al envejecimiento (*)
Gasto Dependencia (millardos euros)
Beneficiarios (millones, escala dcha.)
2059
2057
2055
2053
2051
2049
2047
2045
2043
2041
0,80
2039
15,0
2037
0,92
2035
1,04
17,0
2033
19,0
2031
1,16
2029
1,28
21,0
2027
23,0
2025
1,40
2023
1,52
25,0
2021
27,0
2019
1,64
2017
1,76
29,0
2015
31,0
2013
1,88
2011
2,00
33,0
2009
35,0
(*) Suponiendo que el coste anual por beneficiario de cada grado permanece constante
Fuente: elaboración propia sobre la base de las proyecciones de población del INE y EDAD 08
Destaca, en primer lugar, el paralelismo entre la trayectoria del número de
beneficiarios y la del gasto total de dependencia, aunque, como se verá más adelante,
este paralelismo no es total.
El número de beneficiarios, cercano al millón de efectivos en 2009 se duplica en 2059,
alcanzando 1.917.080. Ello se debe, claramente, al aumento de la población de mayor
edad que presenta unas tasas de prevalencia de discapacidad y dependencia
considerablemente mayores, como se veía con antelación. Hay más beneficiarios
tanto por el mayor peso de las edades avanzadas en el conjunto de la población como
por la mayor población que no ha dejado de crecer hasta 2050 en la proyección
utilizada, aunque el primer factor (envejecimiento) es considerablemente más
poderoso que el segundo (población).
Por su parte, el gasto asociado aumenta porque la composición de la población
dependiente conlleva gastos desproporcionadamente mayores en las edades más
elevadas al ser éstas las que mayor prevalencia de dependencia presentan. El gasto
total de dependencia pasa de 15,8 millardos de euros en 2009 a duplicarse en 2059
con 31,5 millardos de euros en total. Esta progresión, conviene recordarlo, no tiene en
cuenta una extensión o profundización de los cuidados por beneficiario a lo largo del
tiempo ni su encarecimiento o abaratamiento relativo al IPC general. Solamente capta
los efectos demográficos (tamaño de la población y estructura de edades) aludidos.
El gráfico siguiente muestra qué parte del gasto total (en millones de euros) se debe a
cada grupo de edad en los dos extremos del periodo de proyección. Hasta los 54
180
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
años, la población beneficiaria gasta aproximadamente lo mismo, con pequeñas
alternativas, en 2009 y en 2059, pero a partir de los 54 años, la participación en el
gasto en 2059 se aleja cada vez más de la estimada para 2009. En 2059, por ejemplo,
sólo el grupo de beneficiarios de 90 y más años cuenta por el 20% del gasto total de
dependencia cuando en 2009 contaba por un 7,3% del gasto total de ese año.
Gráfico 3.4.12.
Participación de cada grupo de edad en el gasto total en 2009 y 2059
Gasto total en 2009
Gasto total en 2059
7.000,0
6.000,0
5.000,0
4.000,0
3.000,0
2.000,0
1.000,0
0,0
0 a 5 6 a 17 a 25 a 35 a 45 a 55 a 65 a 70 a 75 a 80 a 85 a 90 y
16
24
34
44
54
64
69
74
79
84
89 más
Fuente: elaboración propia
¿Cuán elevado es el gasto futuro de dependencia?
Con todo, al igual que se advertía en relación al gasto sanitario, esta evolución del
gasto de dependencia, debida exclusivamente a los factores demográficos, es más
que moderada. Piénsese que en la proyección del gasto en pensiones, se estimaba
que este gasto pasaría del 8,65% del PIB en 2009 al 15,17% en 2059. Con la misma
hipótesis de PIB, el gasto de dependencia estimado en esta sección pasaría de
representar el 1,49% del PIB en 2009 a representar el 1,06% en 2059. Este gasto es
sorprendentemente moderado, aunque nos parezca que hoy no existen los 15
millardos de euros que se necesitarían para implantar íntegramente el SAAD en todas
las regiones españolas (frente a un gasto oficial de unos 5 millardos estimado para
2009).
Esta advertencia conlleva una buena noticia, la de que, si sólo fuese por el
envejecimiento, el gasto de dependencia es asumible, especialmente si se financia
mediante un esquema de seguro obligatorio (público, privado o mixto), lo que además
aportaría financiación a largo plazo a la economía. La mala noticia es que la eficiencia
en la prestación de servicios de dependencia debería avanzar tan deprisa como las
aspiraciones de la sociedad (a servicios y prestaciones cada vez mejores, más
181
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
variados y para más beneficiarios seleccionados con condiciones de elegibilidad cada
vez menos exigentes) para evitar que el coste de los mismos se disparase y validar,
de esta forma, la hipótesis simplificadora que se ha hecho en esta proyección respecto
a los costes constantes de los servicios de dependencia. Pero también puede verse
esta mala noticia como un reto en el que convendría fijarse cada vez más a la hora de
diseñar las políticas de dependencia antes que cargar todo el peso de la prueba sobre
el envejecimiento.
Lo mismo, exactamente puede decirse de la sanidad en la que, más intensamente que
en la dependencia, las prestaciones son exclusivamente en especie. Servicios y
tecnologías médicas y farmacéuticas cuya intensificación sólo puede compensarse
con su menor coste unitario (lo que hasta el presente no ha sido así), para evitar que
el envejecimiento sea el vector por el que se disparan los gastos sin ser tan crítico su
papel, en el fondo, como parece a primera vista.
La gran diferencia de estas dos proyecciones a las que aludimos (gasto sanitario y
gasto en dependencia) frente a la proyección del gasto en pensiones no radica pues
en la demografía, que es exactamente la misma en todos estos ejercicios (aunque con
diferentes efectos de la estructura de edades por la incidencia de cada tipo de
prestación), sino en el hecho de que las pensiones son prestaciones económicas que
deben mantener una proporción con otros indicadores de rentas, como el salario
medio real, para que sus perceptores no se sientan crecientemente empobrecidos, con
lo que el crecimiento real de la pensión media cabalga a lomos del envejecimiento
para provocar el efecto que se ha señalado sobre el gasto total. Las prestaciones en
especie, sin embargo, pueden evitar su explosión a pesar del envejecimiento de la
población mientras su coste unitario se mantenga constante al tiempo que aumenta la
calidad de las mismas o aumenta la intensidad y gama aplicada en el caso de que el
coste unitario descienda.
Descomposición de los factores demográficos (población y envejecimiento)
Como en el caso de la proyección del gasto sanitario, también se puede descomponer
la evolución del gasto total de dependencia debido a la demografía en dos
componentes debidos a sendos efectos que hemos denominado efecto población
(volumen) y efecto envejecimiento (estructura de edades más envejecida). En el
gráfico siguiente se observa dicha descomposición.
El factor población tiene un cierto peso en el avance del gasto de dependencia, pero
en todo el periodo de proyección es inferior a potente efecto del factor envejecimiento
que al final del horizonte de proyección cuenta por el 83% del aumento del gasto total,
que prácticamente se duplica en el periodo.
182
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.4.13.
Descomposición de los factores demográficos
Gasto total
Factor población
Factor envejecimiento
200
190
180
170
160
150
140
130
120
110
2059
2057
2055
2053
2051
2049
2047
2045
2043
2041
2039
2037
2035
2033
2031
2029
2027
2025
2023
2021
2019
2017
2015
2013
2011
2009
100
Fuente: elaboración propia
183
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.5.
Los servicios sociales
3.5.1. Definición y competencias en materia de servicios sociales
En la actualidad las competencias en materia de servicios sociales están en manos de
las Comunidades Autónomas tras un complejo proceso de descentralización iniciado
con la aprobación de los distintos Estatutos de Autonomía de las regiones.
Los servicios primariamente llamados de “asistencia social” han ido ampliándose
conforme crecía el Estado del Bienestar hacia acepciones más amplias como
“servicios sociales” o “bienestar social”, a partir de sendas leyes que regulan la materia
las Comunidades Autónomas.
Además, a través del reconocimiento de los derechos recogidos en la propia
Constitución Española14 a los municipios, la Ley Reguladora de las Bases de Régimen
Local también recoge ciertas competencias en esta materia, a través de las cuáles,
actualmente los municipios ofertan servicios de atención al colectivo de personas
mayores.
Estas competencias, descentralizadas entre las 17 Comunidades Autónomas y los
8.164 Municipios, generan un alto grado de heterogeneidad en la prestación de los
servicios a mayores. Por ello, además del reconocimiento del derecho, la Ley de
Dependencia pretendía homogeneizar estos servicios, pero, como ya hemos
comentado anteriormente, no ha sido así y actualmente contamos con un catálogo de
servicios diferenciado entre Comunidades Autónomas. Este catálogo está en función
de diferentes variables intrínsecas de la Comunidad como la sensibilidad de los
ciudadanos, y por ende de los gobernantes, al problema, de sus capacidades
presupuestarias y por supuesto, de su estructura poblacional.
Desde la aprobación de la Ley de Dependencia, lejos de producirse una refundición de
los servicios a mayores preexistentes en un nuevo modelo que se ajustase de forma
precisa a los requerimientos de la Ley, la mayoría de Comunidades Autónomas han
adaptado los servicios que ya venían siendo prestados a la Ley, de forma que no se
cuenta con catálogo único de servicios para cada tipo de prestación reconocida. No
obstante, el grueso de servicios prestados a mayores (al menos formalmente), ya se
enmarca dentro de servicios a la dependencia.
La definición de estos servicios es la recogida en el Real Decreto 727/2007 de 8 de
junio, sobre criterios para determinar las intensidades de protección de los servicios y
la cuantía de las prestaciones económicas de la Ley 39/2006 de 14 de diciembre, de
Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de
14
Artículos 137 y 140.
184
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
dependencia. A través de la información mostrada en el siguiente cuadro, puede verse
cómo quedan al arbitrio de la Comunidad Autónoma muchas cuestiones clave sobre
las que debería existir un consenso a nivel nacional.
Tabla 3.5.1.
Intensidad de los servicios prevista en el RD 727/2007
Servicios
Objeto
Prevención de las situaciones de dependencia
Servicios con el objeto de prevenir el agravamiento de su
grado y nivel de dependencia, incluyendo esta atención en
los programas de teleasistencia, de ayuda a domicilio, de
los centros de día y de antención residencial.
Promoción de la autonomía personal
Establecimiento de la
intensidad
A definir por CC.AA (a través de
Planes de Prevención)
Asesoramiento, asistencia y formación en tecnologías de
Normas a definir por las CC.AA o
apoyo y adaptaciones que contribuyan a facilitar la
la administración que tenga la
realización de actividades de la vida diaria, los de
competencia con adecuación a las
habiliación , o los de terapia ocupacional asó como
infraestructuras disponibles.
cualqesquiera otros orgaramoas de intervencioón que se
Intensidad adaptada al PIA *
establezcan con la misma finalidad
Teleasistencia
Atender a los usuarios mediante el uso de tecnologías de
la comunicación y de la información y el apoyo de los
medios personales necesarios, en respuesta ante
situaciones de soledad, emergencia, inseguridad, soledad
o aislamiento
Normas a definir por la CCAA o
administración que tenga la
competencia, conforme al PIA
Ayuda a domicilio
Atender las necesidades de la vida diaria.Servicios
comprendidos en el art 23 de la ley y los que puedan
desarrollar las CC.AA o la adm que tenga la competencia
Fijada en el Real Decreto**
Centro de día y noche
Atención residencial
Actuaciones y programas a definir
Art 24 de la ley y los servicios que establezcan las CC.AA
por las CCAA o administración
o adm competente
competente. Intensidad adaptada al
PIA.
Carácter social y sanitario.Puede tener carácter
permanente o temporal, em periodos de convalecencia o
descanso de los cuidadores no profesionales.***
Servicios y programas a definir
por las CCAA o administración
competente. Intensidad adaptada al
PIA
* PIA, Programa Individual de Atención
** Grado III nivel 2 entre 70 y 90 h mensuales
Grado III nivel I entre 55 y 70 h mensuales
Grado II nivel 2 entre 40 y 55 h mensuales
Grado II nivel I entre 30 y 40 h mesuales
** El servicio de estancias temporales estará supeditado a la existencia de plazas
185
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.5.2. Tipología e intensidad de los servicios sociales
Visto lo anterior, incluir en este punto un mapa de servicios sociales a personas
mayores por Comunidades Autónomas excedería de la pretensión formal de este
trabajo, no obstante, a continuación definiremos, cuáles son los servicios
mayoritariamente prestados. De esta forma, contaremos con un esquema global de la
atención prestada desde la iniciativa pública a las personas mayores.
1. Servicios de prevención de las situaciones de dependencia y promoción de
la autonomía personal. Por lo que respecta a estos servicios, tan sólo
algunas de las Comunidades Autónomas cuentan con programas
estructurados y estandarizados que, a través de técnicas de ocio y
estimulación prevengan o retrasen las pérdidas cognitivas, motoras o
sensoriales asociadas al envejecimiento. Son servicios de promoción para la
autonomía personal los de asesoramiento, orientación, asistencia y
formación en tecnologías de apoyo y adaptaciones que contribuyan a facilitar
la realización de las actividades de la vida diaria, los de habilitación, los de
terapia ocupacional así como cualesquiera otros programas de intervención
que se establezcan con la misma finalidad.
2. Servicio de teleasistencia. Este servicio es prestado en las diferentes
Comunidades Autónomas a través de diferentes técnicas, siendo la más
utilizada, la instalación en el hogar del dependiente de una conexión directa
con un centro especializado de atención al que acudir en situaciones de
emergencia, inseguridad o soledad a través de un medallón que debe ser
llevado por la persona las 24 horas del día.
3. Servicio de ayuda a domicilio. El servicio de ayuda a domicilio cuenta
actualmente con regulación a nivel estatal en cuanto a su intensidad en
función del grado y nivel de dependencia, no obstante, no contamos con
datos actualizados que nos muestren el número de beneficiarios que están
recibiendo la ayuda a domicilio en cada Comunidad Autónoma. Las
actividades principales que se desarrollan dentro de este marco son las
siguientes:
i. Actuaciones de carácter doméstico
ii. Actuaciones de carácter personal
iii. Actuaciones de carácter educativo
iv. Actuaciones de carácter sociocomunitario
v. Ayudas técnicas y adaptativas del hogar
186
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
4. Servicio de Centro de Día y Noche:
i. Centros de día para personas mayores. Los servicios básicos
prestados son los siguientes:
1. Servicio de comedor.
2. Asistencia higiénico sanitaria.
3. Transporte.
4. Tratamiento de rehabilitación.
5. Realización actividades de ocio y tiempo libre.
ii. Programas de atención diurna dirigidos a personas mayores.
Actividades sociales, de autoayuda, culturales, recreativas, etc.
5. Atención residencial:
i. Centros residenciales. Los principales servicios a los que tienen
derecho los mayores dentro de estos centros son los siguientes:
1. Alojamiento y manutención.
2. Atención médica.
3. Servicio de terapia ocupacional.
4. Servicio de médico y de enfermería.
5. Rehabilitación.
6. Actividades de ocio, formativas y culturales.
7. Apoyo a la familia.
8. Realización de
enterramiento
trámites
en
caso
de
defunción
y
ii. Centros de respiro familiar para mayores. Esta tipología de centros
ofrece durante un periodo de tiempo una estancia los dependientes
durante la cual el entorno familiar que lo cuida puede descansar.
Como ya hemos comentado, aparte de este catálogo básico existen otra serie de
servicios más específicos como el Programa de acogimiento familiar para personas
mayores en Asturias. El acogimiento familiar consiste en el alojamiento y cuidados
familiares ordinarios de limitación definida o indefinida a personas mayores que,
187
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
careciendo de hogar adecuado a sus características, opten por vivir con un grupo
familiar con el que no existiendo relación de parentesco, puedan obtener satisfacción a
sus necesidades.
En una dimensión más económica, Baleares cuenta con Ayudas para la adquisición de
productos de primera necesidad a través de la llamada “TARJETA BÁSICA”. El
importe mensual es de 210 euros y han de ser destinados exclusivamente a la compra
de productos básicos en los establecimientos comerciales en los que se puede utilizar
dicha tarjeta (han de disponer de terminales electrónicos adecuados e incluidos dentro
de los siguientes sectores comerciales: confección textil, hipotecarias, supermercados
e hipermercados, alimentación en general y zapaterías).
También, en algunas Comunidades Autónomas, se presta el servicio de comida a
domicilio. Está dirigido a mejorar la nutrición de las personas mayores, por entender
que una nutrición adecuada contribuye de forma decisiva a la salud, bienestar y
calidad de vida de todas las personas y, en especial, de las personas mayores.
Asimismo, en grandes municipios se llevan a cabo servicios complementarios a los
prestados por las Comunidades Autónomas, contando muchos de ellos con la
titularidad de las residencias de ancianos del municipio.
Por lo que respecta al alcance de estos servicios, también hay que decir que existe
mucha dispersión en la oferta de las diferentes Comunidades Autónomas. Con datos
del IMSERSO15 la oferta de servicios sociales para atender a personas mayores es
insuficiente. Pese a ello, en estos últimos años, y sobre todo para los servicios
recogidos en la Ley de Dependencia, se ha producido un notable incremento. Así, el
número de usuarios de teleasistencia creció entre 2002 y 2007 un 216%, pasando de
104.313 a 330.071 usuarios. Igualmente ha ocurrido con los usuarios de centros de
día, que en ese periodo pasaron de 18.819 a 55.067, lo que supone un crecimiento de
casi el 193%.
15
Los últimos datos disponibles corresponden a 2007.
188
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.5.2.
Servicios sociales para personas mayores - Principales magnitudes. Enero 2007
Servicio Público de Ayuda a Domicilio
Servicio Público de Teleasistencia
Hogares y Clubes para mayores
Plazas en centros de día apra dependientes
Plazas en centros residenciales
Plazas para dependientes
Plazas en sistemas alternativos de alojamiento
Nº de
Cobertura
%
%
usuarios (%/pob>65
usuarios
mujeres
años)
(plazas)
> 80 años
330.371
4
69
47
330.071
4
80
53
3.551.934
47
57
-55.067
1
65
61
331.730
4
70
64
193.422
---9.848
----
Precio
(€/mes)
208
22
-653
1.234(*)
1.422(*)
1.234(*)
Precios Públicos, salvo inicación en contrario
(*) precio concertado
Fuente: Observatorio de Personas Mayores, IMSERSO
El servicio público de Ayuda a Domicilio es un claro ejemplo de la divergencia
existente entre las distintas Comunidades Autónomas. Así, Comunidades como
Extremadura cuentan con un índice de cobertura de este servicio a la población mayor
de 65 años del 10, mientras que Murcia tan sólo del 2,25.
Estas grandes diferencias se deben a una diversidad de factores, de entre los que
destacan los distintos costes por hora de este servicio en función de la Comunidad en
donde nos encontremos y la intensidad con la que es prestado éste.
189
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.5.3.
Servicio público de ayuda a domicilio
Nº de usuarios atendidos. Enero de 2007
Nº de
Índice de
Comunidad
Población
usuarios
cobertura
Autónoma
>65
atendidos
(1)
Andalucía
Aragón
Asturias
Baleares
Canarias
Cantabria
Castilla y León
Castilla-La Mancha
Cataluña
C.Valenciana
Extremadura
Galicia
Madrid
Murcia
Navarra
País Vasco
La Rioja
España
1.178.914
261.330
235.542
140.968
251.666
106.374
569.177
361.448
1.183.540
793.568
206.936
598.247
875.161
191.487
105.760
397.136
56.713
7.513.967
38.401
11.204
9.102
4.898
8.197
3.465
25.807
26.199
57.034
19.863
20.685
14.972
57.960
4.303
3.637
21.398
2.606
329.731
3,26
4,29
3,86
3,47
3,26
3,26
4,53
7,25
4,82
2,50
10,00
2,50
6,62
2,25
3,44
5,39
4,60
4,30
(1) (usuarios/población>65) X100
Fuente: Observatorio de Personas Mayores, IMSERSO
Por lo que respecta al coste por hora del servicio, la media española se encuentra en
12,8 euros hora, menos de la mitad de lo que le supone a la comunidad de Navarra,
donde el coste asciende a 30 euros, y la mitad de lo que supone en Extremadura
donde es de tan sólo 6 euros.
Estas importantes diferencias en el coste por hora del servicio prestado a domicilio
revierte directamente en la intensidad horaria con la que es prestado, colocándose
Navarra como la Comunidad con una menor intensidad, (7 horas), frente a
Extremadura, que es la que posee una intensidad mayor con 25 horas de servicio en
domicilio.
190
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.5.1.
Ayuda a domicilio - intensidad horaria
30
25
24
25
18
20
18
18
17
15
12
13
17
16
15
12
11
10
9
10
15
12
7
5
0
AND
ARA
AST
BAL
CAN
CNT
CYL
CLM
CAT
CVA
EXT
GAL
MAD
MUR
NAV
PVA
RIO
ESP
Fuente: Observatorio de Personas Mayores, Imserso
Por lo que respecta al servicio de teleasistencia, nos encontramos ante una situación
similar, con unas elevadas divergencias en lo que a cobertura se refiere, no obstante
en este caso las diferencias en coste no son tan acusadas.
Con los datos disponibles, Madrid sería la Comunidad Autónoma con un mayor índice
de cobertura sobre la población mayor de 65 años, mientras que Galicia (quizá debido
a su elevada dispersión geográfica, que dificulta una prestación homogénea de los
servicios), cubre tan sólo al 1,1% de su población mayor de 65 años.
Gráfico 3.5.2.
Teleasistencia - índice de cobertura*
12
10,5
10
7,9
8
6
4
5,6
5,4
5,0
3,0
3,5
1,3
2
4,4
3,4
3,0
3,3
3,6
3,0
2,6
1,1
1,6
0
ARA AST
BAL CAN CNT CYL CLM CAT CVA EXT GAL MAD MUR NAV PVA
RIO
ESP
Fuente: Observatorio de Personas Mayores, Imserso
* Índice de cobertura:(usuarios/población>65)x100, para Cataluña >85
191
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Por lo que respecta a los centros de día, bajo el epígrafe de este servicio, existen una
gran variedad de recursos con distintos grados de especialización, lo que les hace
ofrecer servicios muy diferenciados.
Gráfico 3.5.3.
Centros de día - índice de cobertura*
1,2
1,1
1,0
1,0
0,8
0,8
0,8
0,8
0,6
0,6
0,7
0,7
0,5
0,5
0,6
0,6
0,6
0,5
0,5
0,5
0,5
0,4
0,4
0,2
0,0
AND
ARA
AST
BAL
CAN
CNT
CYL
CLM
CAT
CVA
EXT
GAL
MAD
MUR
NAV
PVA
RIO
ESP
Fuente: Observatorio de Personas Mayores, Imserso
* Índice de cobertura:(nº de plazas/población>65)x100
Estas importantes diferencias se deben tanto a la elevada diversidad de situaciones de
dependencia y vejez que se dan, (el servicio es completamente distinto para aquellos
mayores que sufren un deterioro cognitivo, que para los que tienen un problema de
movilidad), como a los diferentes enfoques sanitarios y sociosanitarios que se vienen
aplicando en la atención social a la vejez en cada Comunidad Autónoma.
En 2007, la oferta privada de plazas residenciales era superior casi en un 20% a la
pública, si bien, esta distribución no era homogénea entre las distintas Comunidades
Autónomas.
La ratio de cobertura para el conjunto de España se sitúa en 4 plazas por cada 100
personas mayores de 65 años, porcentaje que aumenta hasta más de 6,5 plazas en
Castilla y León o hasta 6 en Castilla-La Mancha.
192
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.5.4.
Centros residenciales - índice de cobertura*
6,6
7,0
6,0
5,8
6,0
5,0
4,5
4,1
4,6
4,4
3,2
4,1
2,9
2,7
2,7
4,8
3,8
4,0
3,0
5,3
4,9
4,6
2,4
2,0
1,0
0,0
AND
ARA
AST
BAL
CAN
CNT
CYL
CLM
CAT
CVA
EXT
GAL
MAD
MUR
NAV
PVA
RIO
ESP
Fuente: Observatorio de Personas Mayores, Imserso
* Índice de cobertura:(nº de plazas/población>65)x100
Como hemos podido ver, la información con la que contamos para realizar un análisis
de la prestación de servicios efectiva en las Comunidades Autónomas es muy limitada,
tanto por el escaso nivel de detalle como por su retardo en el tiempo. Pese a ello,
hemos podido constatar que las diferencias en cuanto a intensidad y calidad en la
prestación de los servicios es muy elevada, no existiendo a día de hoy un catálogo
estándar u homogéneo de servicios para el conjunto del país.
193
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.6.
La planificación financiera, el ahorro y el aseguramiento
La planificación financiera de la vejez, que en la mayor parte de los casos se reduce a
la planificación de la jubilación, debiera constituir el marco en el que debieran estar
encuadradas muchas de las decisiones de ahorro y consumo a lo largo de nuestras
vidas.
El objetivo de dicha planificación debe ser crear el ahorro suficiente que nos permita
complementar nuestra futura pensión pública de jubilación, de forma que podamos
mantener un cierto nivel de vida determinado, pero el problema con el que nos
encontramos es cómo acumular ese ahorro.
Para acumular el ahorro necesario de cara a financiar la jubilación de la forma más
eficiente posible, no podemos obviar los diferentes acontecimientos e hitos
económicos por los que transitan los individuos a lo largo de sus vidas y que marcarán
sus decisiones de ahorro y consumo.
La idea que subyace en la mayoría de las teorías de ahorro e inversión que
condicionan las decisiones de ahorro e inversión a la fase del ciclo de vida en el que
se encuentra cada individuo, consiste fundamentalmente en dejar de consumir en
determinadas etapas de la vida, que coincidirían con aquellas etapas de mayores
ingresos procedentes de rentas del trabajo y menor nivel de gastos, para poder
ahorrar de cara a otras etapas de la vida con menores ingresos procedentes de las
rentas laborales –jubilación–, y así poder mantener un nivel de consumo determinado.
Como podemos ver en el cuadro y gráfico siguientes, la renta media de los hogares
aumenta hasta que la persona de referencia alcanza la franja de edad, entre los 45 y
54 años, la fase del ciclo vital con mayores ingresos es la que abarca entre 45 y 64
años, para después reducirse de forma paulatina, a medida que se van cumpliendo
años.
194
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Renta Media de los Hogares por edad de la persona de referencia
Menores de 35 años
Entre 35 - 44 años
Entre 45 - 54 años
Entre 55 - 64 años
Entre 65 - 74 años
Mayores de 74 años
Renta Media (euros)
Tabla 3.6.1.
2002
Gráfico 3.6.1.
2005
31.400
34.800
43.700
40.000
25.600
16.700
29.000
35.800
40.300
39.900
24.800
15.200
33.500
32.400
50.000
45.000
40.000
35.000
euros
Grupos de Edad
30.000
25.000
2002
20.000
15.000
2005
10.000
5.000
-
Nota: Para facilitar su comparación los datos se muestran en euros
de 2005. Para ajustar la renta del hogar los factores aplicados han
sido 1,1419 para 2002 y 1,037 para 2005.
Menores de Entre 35 35 años
44 años
Entre 45 54 años
Entre 55 64 años
Entre 65 74 años
Mayores de
74 años
Fuente: EFF, Encuesta Financiera de las Familias, Banco de España
El ahorro acumulado a lo largo de nuestras vidas debe servir para diversificar nuestras
fuentes de ingresos (tratando que las rentas del trabajo no sea la única fuente de
ingresos), de manera que cuando las rentas laborales sufran una reducción por el
paso a la situación de jubilación (se cobra una pensión pública de jubilación), se pueda
recurrir a otros ingresos, rentas de capital o de otro tipo, generados por los ahorros
acumulados a lo largo de la vida. En este sentido, el proceso de ahorro, aunque no
esté destinado para la jubilación, supondrá para los individuos una protección añadida
contra otros hechos imprevistos que pueden suceder a lo largo de la vida, como puede
ser la pérdida de empleo, una enfermedad grave, fallecimiento del cabeza de familia,
etc.
El primer paso para realizar una planificación financiera correcta de la jubilación es
determinar cuál será el nivel de ahorro necesario para complementar la pensión
pública y cubrir el diferencial de ingresos respecto al salario percibido en los últimos
años de vida laboral, lo que nos permitirá mantener el nivel de vida que se disfrutaba
durante la etapa anterior.
Por tanto, para determinar el diferencial a cubrir sería conveniente realizar una
estimación de los ingresos que se obtendrán como jubilado y de los gastos en los que
incurriremos en esta fase de la vida:
ƒ
Estimación del importe de la pensión pública de jubilación, que a su vez dependerá
de la generosidad de los sistemas públicos de pensiones de cada país, ya que en
aquellos países en los que las pensiones públicas supongan un porcentaje menor
de los ingresos que se obtenían durante la fase laboral activa, los individuos
195
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
necesitarán acumular un mayor volumen de ahorro para complementar dicha
pensión y mantener el nivel de vida que disfrutaban en activo, y viceversa.
Así, dependiendo del sistema de protección pública de cada uno de los países
encontramos importantes diferencias en la tasa de sustitución o de reposición,
definida como el porcentaje que supone la pensión de jubilación sobre el salario de
los últimos años en activo. Mientras que dicha tasa en España se mantiene en
niveles entorno al 80% (por encima de la media de la OCDE), en otros países
europeos de nuestro entorno como Alemania y Reino Unido, la tasa de sustitución
se sitúa en niveles significativamente inferiores, por debajo incluso del 50%.
En cualquier caso, los cambios socio-demográficos que se están producido en las
economías desarrollados durante los últimos años, reducción de la natalidad,
aumento de la esperanza de vida, aumento de la tasa de dependencia, etc., y la
tendencia marcada por las últimas reformas de los sistemas de pensiones públicas
que se han producido en Europa, hacen prever una futura reducción generalizada
de las actuales prestaciones de jubilación, y por lo tanto una reducción de la tasa
de sustitución.
196
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.6.2.
Tasas de Sustitución OCDE % (2007)
Tasas brutas - Hombres
Tasas netas - Hombres
Ingresos individuales, múltiplos de los
ingresos brutos medios antes del retiro
Alemania
Australia
Austria
Bélgica
Canadá
Corea
Dinamarca
Eslovaquia
España
EE.UU
Finlandia
Francia
Grecia
Holanda
Hungría
Islandia
Irlanda
Italia
Japón
Luxemburgo
México
Noruega
N. Zelanda
Polonia
Portugal
Reino Unido
Rep. Checa
Suecia
Suiza
Turquía
OCDE
Ingresos individuales, múltiplos de los
ingresos brutos medios antes del retiro
0,5
1
2
0,5
1
2
39,9
70,7
80,1
57,3
75,4
99,9
119,6
56,7
81,2
52,2
71,3
63,8
95,7
80,6
76,9
109,9
65,0
67,9
47,8
99,8
52,8
66,4
79,5
61,2
70,4
53,4
78,8
79,1
62,5
72,5
73,0
39,9
43,1
80,1
40,4
43,9
66,8
75,8
56,7
81,2
41,2
63,4
51,2
95,7
81,9
76,9
77,5
32,5
67,9
34,4
88,3
35,8
59,3
39,7
61,2
54,1
30,8
49,1
62,1
58,4
72,5
58,7
30,0
29,2
58,8
23,5
22,2
45,1
57,1
56,7
67,1
32,1
63,4
44,7
95,7
82,6
76,9
72,9
16,2
67,9
27,2
82,5
33,6
42,7
19,9
61,2
52,7
17,0
28,9
66,3
30,5
72,5
49,2
53,4
83,5
90,4
77,3
89,2
106,1
132,7
66,4
82,0
67,4
77,4
78,4
113,6
97,0
94,7
110,9
65,8
81,8
52,5
107,6
50,3
77,1
81,4
74,5
81,6
66,1
98,8
81,4
75,0
101,0
83,8
58,0
56,4
90,9
63,0
57,4
71,8
86,7
72,9
84,5
52,4
68,8
63,1
110,1
96,8
102,2
84,2
38,5
77,9
39,2
96,2
38,3
69,3
41,7
74,9
69,2
41,1
64,4
64,0
64,3
104,0
70,1
44,4
40,8
66,4
40,7
30,8
50,7
72,2
76,7
72,4
43,2
70,5
55,4
107,0
94,8
98,5
79,7
23,5
79,3
31,3
91,0
40,0
55,1
23,2
77,1
73,7
24,0
40,2
73,9
35,1
108,3
60,7
Fuente: OCDE, 2007.
Teniendo en cuenta los datos de partida son diferentes, las tasas de sustitución
publicadas por la OCDE no se alejan demasiado de las estimaciones realizadas en la
sección 3.1.2, así para los trabajadores de menor nivel de ingresos las tasas de
sustitución de nuestro análisis estaban en torno a 76-78% (81% OCDE), mientras que
para los trabajadores de mayor nivel de ingresos se situaban entre 34-51% (67%
OCDE).
Aunque, actualmente la tasa de sustitución en España es elevada en relación a otros
países de nuestro entorno, el importe medio de la pensión pública de jubilación en el
año 2008 se situó en 815 euros al mes, lo que supone unos 11.400 euros anuales (14
197
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
pagas), cifra que se antoja muy ajustada para afrontar los gastos en los que se incurre
como jubilado y hacer frente a posibles imprevistos relacionados con un
empeoramiento de la salud, etc.
Gráfico 3.6.2.
Pensión media mensual (euros) por tipo de pensión, 2008.
900
801
815
800
euros/mes
700
529
600
428
500
325
400
300
200
100
0
Incapacidad
permanente
Jubilación
Viudedad
Orfandad
Favor familiar
Fuente: Boletín de Estadísticas Laborales. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales
ƒ
Estimación del nivel de gastos y de consumo que será necesario en la jubilación,
porque por un lado habrá gastos que ya no se producirán una vez jubilados, sobre
todo aquellos relacionados con el trabajo (desplazamientos, comidas fuera de
casa, etc.) y en cambio por otro lado habrá una serie de gastos nuevos que
surgirán inevitablemente (medicamentos, gastos médicos, ocio, etc.).
De los datos que ofrece el INE a través de la Encuesta Continua de Presupuestos
Familiares se desprende que el nivel de gastos medio por hogar aumenta –de
forma similar que la renta media de los hogares– hasta que la persona de
referencia del mismo se encuentra entre los 46 y 55 años alcanzando los 31.705
euros, edad a partir de la cuál empieza a disminuir para caer hasta algo más de
17.000 euros por hogar, cuando la persona de referencia tiene 66 años o más.
El nivel de gasto medio para una persona de más de 65 años se sitúa en los 8.370
euros anuales, lo que es importante porque el número de personas mayores que
viven solas es significativo.
198
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Grupos de población
Tabla 3.6.3.
Gasto medio
Por hogar
2005
1998
hasta 25 años
entre 26 y 35 años
entre 36 y 45 años
entre 46 y 55 años
entre 56 y 60 años
entre 61 y 65 años
66 y más años
Total Población
17.694
13.290
23.642
16.753
27.598
20.355
31.705
22.338
28.897
20.651
24.862
16.065
17.317
11.906
25.086
17.731
Fuente: INE, Encuesta Continua de Presupuestos Familiares
Por persona
2005
1998
6.882
8.384
8.007
8.999
9.768
9.346
8.370
8.651
4.953
5.348
5.380
5.654
5.829
5.392
5.329
5.481
Además, la distribución de las partidas en las que se materializa el gasto sufre
algunos cambios cuando la persona de referencia de los hogares tiene más de 65
años, y en especial en aquellos hogares en los que la persona vive sola.
Fundamentalmente, se aprecia un aumento del peso de los gastos en vivienda y
alimentación, frente una fuerte reducción del peso de los gastos en ocio y
transportes.
Tabla 3.6.4.
Estructura del gasto total por edad de la persona de referencia y grupos de gasto, 2007. (euros)
Ocio y
Grupos de población
Vivienda
Alimentación
Vestido
Transportes
Salud
Cultura
Otros
Gastos
Total varones
Varones entre 16 y 29 años
Varones entre 30 y 44 años
Varones entre 45 y 64 años
Varones de 65 ó más años
Total mujeres
Mujeres entre 16 y 29 años
Mujeres entre 30 y 44 años
Mujeres entre 45 y 64 años
Mujeres de 65 ó más años
Total Población
3.549,7
4.007,3
3.572,9
4.198,1
2.307,0
2.807,0
2.912,4
3.576,2
3.670,0
1.557,4
3.356,2
10.215,0
8.162,4
9.588,2
11.235,0
9.925,1
9.443,0
7.917,2
10.053,3
10.893,7
8.150,3
10.013,8
4.862,2
3.453,3
4.401,2
5.760,0
4.375,1
3.637,6
2.995,8
3.813,7
4.471,1
2.973,2
4.543,1
2.220,6
2.032,2
2.450,3
2.606,1
1.267,7
1.783,0
2.419,1
2.430,7
2.041,1
998,8
2.106,6
6.013,3
5.936,2
6.488,6
7.282,9
3.167,2
4.052,5
6.080,4
5.855,7
5.238,7
1.447,6
5.502,3
6.105,4
7.009,6
7.043,3
7.078,6
2.828,6
3.884,6
5.692,1
5.910,1
5.074,7
1.161,9
5.526,6
989,9
502,7
814,4
1.173,6
1.060,3
845,1
791,5
747,3
1.175,6
661,6
952,2
Fuente: INE, Encuesta continua de presupuestos familiares. Base 1996. Resultados anuales 2007,
199
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
3.6.1. Ciclo de Vida Individual y Planificación Financiera
Como ya se puso de manifiesto en la sección 2.4, el ciclo vital de los individuos se
corresponde con las distintas etapas relevantes por las que transcurren éstos. A
efectos del objeto de esta sección –análisis de la capacidad financiera y de ahorro de
los individuos, el criterio por el que se valora si cada etapa es “significativa” se basa en
sucesos financieros relevantes que marcan el desenvolvimiento económico de la
persona (familia) en cada una de las fases.
En lo que respecta al objeto de nuestro análisis, prestaremos especial atención a una
serie de eventos e hitos que, como veremos, conforman un denominador común de los
individuos y familias de una determinada sociedad y que marcan el ciclo financiero de
los individuos, y por tanto de sus posiciones monetarias netas.
Las etapas del ciclo de vida de un individuo y en consecuencia del ahorro para la
jubilación no son un tema cerrado ni normativo. No existen unas etapas fijas válidas
para todos los individuos, ya que en estas etapas inciden muchos factores, tanto
personales como de entorno socioeconómico. Por tanto, la planificación del ahorro
destinado a la jubilación estará muy ligada al devenir de los individuos a través de las
diferentes etapas que componen su ciclo vital.
Si tenemos que identificar unas etapas del ahorro según el ciclo vital podemos
describir brevemente cuatro grandes etapas financieras clásicas:
Etapa de dependencia
La primera fase de la vida de una persona se caracteriza por la dependencia
económica de sus padres. Inicialmente, realiza sus estudios primarios, secundarios y
de bachillerato; en algunos casos –en España, a diferencia de otros países de nuestro
entorno, esto es menos común–, consigue un trabajo a tiempo parcial no cualificado
para costearse su ocio o aligerar a la familia de ciertas cargas económicas; y,
finalmente, acude a la universidad.
En definitiva, dado que no genera recursos, en esta época su posición neta tiende a
ser nula o ligeramente positiva (si compatibiliza estudios con un trabajo menor o
consigue ahorrar de la asignación económica proveniente de su familia).
En los últimos años, diferentes estudios ponen de manifiesto que se ha producido un
alargamiento de esta fase, y por lo tanto un retraso en la emancipación de los jóvenes
del hogar familiar, fundamentalmente por la suma de varias circunstancias:
200
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
ƒ
Aumento del tiempo dedicado a la adquisición de recursos formativos, determinado
por las mayores exigencias establecidas por el mercado laboral para encontrar el
primer empleo. Lo que a su vez supone un retraso en la incorporación al mundo
laboral.
ƒ
El primer contrato (becas, prácticas, temporal, etc.) no suele ser lo suficientemente
“significativo” como para permitir la emancipación de los jóvenes.
ƒ
Retraso en la edad media al primer matrimonio, se ha pasado de 26,8 años para
los varones y de 24,3 años de edad para las mujeres en el año 1975, a 31,8 años
en el caso de los hombres y 29,6 años en el caso de las mujeres en el año 2006.
Aunque los cambios sociológicos producidos en los últimos años han generalizado
otras formas de convivencia diferentes al matrimonio, éste puede considerarse
como un indicador de la tendencia de la emancipación de los jóvenes.
ƒ
Dificultad de acceso a la primera vivienda, que como veremos en la siguiente fase
del ciclo de vida, se pone de manifiesto por el mayor coste de adquisición de las
viviendas y por el mayor esfuerzo financiero de las familias para hacer frente a las
cuotas de las hipotecas.
Aunque en los últimos años se observa un aumento de las tasas de emancipación16
(porcentaje de personas que viven fuera del hogar de origen respecto del total de
personas de su misma edad) de la juventud española, –en el tercer trimestre del año
2008 se situaba en un 46% para el total de la población entre 18 y 34 años–, de dichas
tasas se desprende una edad promedio de emancipación de la juventud española de
aproximadamente 29 - 30 años, si bien las mujeres suelen emanciparse antes que los
hombres, 28 años.
Emancipación del hogar familiar
La segunda fase comienza con la emancipación del hogar familiar por la vía de los
recursos, nuestro individuo encuentra su primer empleo significativo, al que le
seguirán, ora promociones internas, ora nuevos trabajos conseguidos, tras adquirir
más formación y experiencia, de manera que desempañará puestos de trabajo con
cada vez mayores responsabilidades y mejores remuneraciones.
Asimismo, en esta época suele formar un hogar: se casa o empareja, se compra una
casa, tiene descendencia; más adelante, paga la educación de sus hijos; compra o
renueva su coche; adquiere un seguro médico, etc. En resumen, durante estos años el
16
Ver el apartado 2.4 de este estudio: “Ciclo de ida individual, edad y comportamiento económico”.
201
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
nivel de consumo y de gastos es muy elevado, eso sí, coincidiendo con frecuentes
incrementos salariales y una posición laboral cada día más consolidada.
Hemos de referirnos a esta fase con gran énfasis por ser la clave en el devenir
económico de la familia u hogar que estamos retratando, ya que es durante esta etapa
cuando el individuo toma una de las decisiones económicas más importantes y
costosas de su vida, la compra de la vivienda principal, teniendo que recurrir a
financiación bancaria en la mayoría de los casos.
Gráfico 3.6.3.
Importe medio de una hipoteca destinada a la adquisición de vivienda
160.000
140.000
120.000
euros
100.000
80.000
60.000
40.000
20.000
-0
9
-0
8
en
e
-0
7
en
e
-0
6
en
e
-0
5
en
e
en
e
-0
4
-0
3
en
e
-0
2
en
e
-0
1
en
e
-0
0
en
e
-9
9
en
e
en
e
-9
8
-9
7
en
e
-9
6
en
e
en
e
en
e
-9
5
0
Fuente: INE
El “boom” inmobiliario que ha registrado la economía española en la última década, ha
supuesto un fuerte incremento del importe medio solicitado en el momento de la
adquisición de la vivienda, que en la práctica se ha convertido en un obstáculo al
acceso a la vivienda por parte de los jóvenes y por tanto, uno de los motivos que ha
retrasado la emancipación del hogar.
De hecho, el importe medio de las hipotecas destinadas a la vivienda ha crecido desde
los 41.352 euros en el año 1995, hasta los 152.333 euros en el mes de agosto de
2007 –punto máximo de la serie–, lo que supone 3,5 veces más que al inicio de la
serie. Pero el comienzo de la crisis económica y en especial, el parón que ha sufrido el
sector inmobiliario y de la construcción en España, parece que están cambiando esta
tendencia, y el importe medio de las hipotecas ha caído hasta 122.091 euros en enero
de 2009.
202
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La compra de vivienda a través de financiación externa –hipoteca– supone para los
individuos incurrir en un préstamo a muy largo plazo que suele convertirse en la
principal deuda a lo largo de sus vidas, pero a la vez supone la adquisición de un
activo de elevado importe en relación al resto de activos. Si bien esto es así, la
tenencia de hipoteca a diferencia de lo que pueda parecer no es una práctica
mayoritaria entre la población, en España solamente el 25% de la población posee una
hipoteca y para la población menor de 44 años esa proporción no alcanza el 50% de la
población de esa edad.
Grafico 3.6.4.
% de hogares con hipoteca
por edad de la persona de referencia
Menores 35
35 - 44
45 - 54
55 - 64
Gráfico 3.6.5.
% de hogares con hipoteca
40%
Mayores 65
35%
70%
30%
60%
25%
50%
20%
40%
15%
30%
10%
20%
5%
10%
0%
0%
Alemania
Alemania
Irlanda
Grecia
España
Francia
Italia
Holanda
Irlanda
Grecia
España
Francia
Italia
Holanda
Portugal
Fuente: Housing Finance in the euro area, Banco Central Europeo
Otro de los cambios demográficos que se han producido en España y que afecta al
nivel de gastos de las familias en esta fase del ciclo vital es la reducción de la tasa de
natalidad (aunque se ha recuperado en los últimos años debido a la incidencia de la
población inmigrante) y del número de hijos por mujer, que ha pasado de 2,8 hijos por
mujer en el año 1975 a 1,4 hijos por mujer en el año 2007. Lo que significa una
reducción de todos aquellos gastos familiares que tienen que ver con la educación de
los hijos.
Durante esta fase del ciclo de vida también es importante tener en cuenta que se
pueden producir eventos imprevistos y que pueden afectar a la planificación de la
jubilación como pueden ser la pérdida de empleo –aunque está se puede dar en
cualquier fase del ciclo vital– o las separaciones matrimoniales y divorcios, en este
segundo caso es destacable el significativo incremento que han registrado los
divorcios en la última década, así se ha pasado de 2,33 disoluciones matrimoniales
por cada mil habitantes en el año 1998 a 3,04 en el año 2007.
203
Portugal
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Madurez
La siguiente etapa del ciclo vital se sitúa en el intervalo de edad de 50 y 65 años,
donde los individuos esperan encontrarse con una situación personal libre de cargas:
sin hijos en casa, sin gastos de educación, sin hipoteca, sin tantas cargas familiares y
con unos salarios elevados y estables, y en muchos casos buenos rendimientos del
capital. Por tanto, de confirmarse esta posición más liberada, el individuo entra en una
nueva fase de su ciclo vital en la que su posición neta pasa a ser positiva, y su
capacidad de ahorro aumenta significativamente.
En este caso, las personas durante esta época pueden realizar mayores esfuerzos de
ahorro de cara a la jubilación, de hecho muchas personas no toman conciencia de la
importancia del ahorro para el retiro hasta que no ven la fecha de jubilación en un
horizonte cercano. Pero aunque la capacidad de ahorro sea mayor, es difícil recuperar
el tiempo perdido si no se ha comenzado un plan de ahorro en los años previos, en
este caso el factor tiempo juega en contra.
Además, hay que tener en cuenta que la situación descrita en los párrafos anteriores
está cambiando en los últimos años, produciéndose un retardo en el ciclo vital del
individuo, debido a una conjunción de diferentes factores:
ƒ
Retraso de la edad de emancipación descrito en la primera fase.
ƒ
Retraso de la edad media al nacimiento del primer hijo, así se ha pasado de tener
el primer hijo a los 25,24 años en el año 1975 a tener el primer hijo a los 29,31
años en el año 2006.
ƒ
Alargamiento de los plazos de las hipotecas, el plazo de concesión de los créditos
hipotecarios se ha ampliado en la última década, pasando de 10 años en el año
1988 a 27,5 años en el año 2008.
204
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
30
Gráfico 3.6.6.
Plazo de concesión de los créditos hipotecarios (años) Total
sistema
25
años
20
15
10
5
20
08
20
06
20
04
20
02
20
00
19
98
19
96
19
94
19
92
19
90
19
88
0
Fuente: Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España y previsiones AFI
Si a los factores anteriores añadimos la posibilidad de tener que asumir nuevas cargas
familiares en esta fase del ciclo vital (envejecimiento y dependencia de los
progenitores, etc.), en muchos casos los individuos no se encontrarán libres de cargas
y por tanto su capacidad de ahorro seguirá sin ser muy elevada.
En este segundo caso, el esfuerzo de ahorro de los individuos debe ser mayor, ya que
a pesar de que sus niveles de ingresos probablemente serán mayores su nivel de
gastos también, lo que reducirá su capacidad potencial de ahorro.
Por lo tanto la capacidad de ahorro destinado a la jubilación de los individuos en esta
fase del ciclo vital, dependerá de la situación personal en la que llegue el individuo a
este período del ciclo, en unos casos su situación le permitirá decidir entre aumentar
sus ahorros o aumentar el consumo de ocio y los gastos destinados a la vida familiar,
pero en otros casos su situación aún con numerosas cargas familiares no le permitirá
ninguna de las opciones anteriores y no podrá disfrutar de una posición desahogada
de cara a la jubilación.
Otro aspecto relevante es la edad a la que esperamos jubilarnos, porque determinará
el horizonte temporal de la inversión que tengamos que hacer para acumular el nivel
de ahorro necesario, y porque a medida que anticipamos la jubilación nos quedarán
más años de vida como jubilado y por tanto con menores rentas procedentes del
trabajo.
205
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La edad legal de jubilación en España es de 65 años, pero la edad real de salida del
mercado laboral en España es sensiblemente inferior a los 65 años, al igual que
sucede en los países de nuestro entorno. Como se comentaba en la sección 2.4 en
España la edad ha pasado de 60,3 años en 2001 a 62,1 años en 2007 situándose
ligeramente por encima de la media de la Unión Europea (61,2 años17).
Si al retraso en la incorporación al mercado laboral, le sumamos una salida anticipada
del mismo, podemos decir que en los últimos años se ha producido una significativa
reducción de la vida laboral, y por lo tanto una reducción del período de ingresos
procedentes de la principal fuente de recursos, el factor trabajo. Aunque si bien es
cierto, en los últimos años se observa una tendencia del aumento en la edad media de
salida del mercado laboral, que se va acercando lentamente a los 65 años.
Jubilación
La etapa postrera que describimos aquí coincide con el retiro laboral del individuo, lo
que supone una reducción de los ingresos procedentes de la actividad laboral, y
aunque también se produce una reducción de los gastos de los hogares. Esta
situación provoca que las familias y hogares empiecen a hacer uso de sus ahorros y
del patrimonio acumulado hasta el momento, para emplearse como gasto.
Los cambios demográficos que se han producido en los últimos años en España, y la
tendencia al envejecimiento que se registra en las economías desarrolladas han
provocado que aumente notablemente la esperanza de vida, por lo que una variable
importante a tener en cuenta son los años que se espera vivir una vez retirado de la
vida laboral activa.
Como se ha puesto de manifiesto en el primer capítulo la esperanza de vida a los 65
años en España ha aumentado significativamente, casi 2 años entre 1995 y 2006,
hasta alcanzar prácticamente los 83 años para los hombres y hasta lo 87 años en el
caso de las mujeres18, convirtiéndose junto con Francia y Suiza en uno de los países
europeos con mayor esperanza de vida a los 65 años.
Esta tendencia de aumento de la esperanza de vida, se traduce en que vamos a vivir
un mayor número de años como jubilados, lo que supone que la cantidad de ahorro
acumulado a la fecha de jubilación deberá ser mayor, si pretendemos que nuestros
ahorros sirvan para complementar nuestra pensión pública y sobrevivan hasta la fecha
de nuestro fallecimiento.
17
Media para UE con 27 países miembros.
18
Manteniendo estables los niveles de mortalidad actuales.
206
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Además, no podemos obviar que es durante la vejez cuando tenemos más
probabilidades de tener alguna limitación física o alguna discapacidad que nos haga
solicitar la asistencia de terceras personas. Así, en España la esperanza de vida sin
limitaciones físicas y discapacidades se sitúa, de forma prácticamente constante
durante los últimos años, entorno a los 74 años tanto para el sexo masculino como
para el femenino.
Actualmente, buena parte de esta asistencia recae en gran parte sobre los familiares,
sobre todo mujeres, pero el crecimiento de la tasa de empleo femenino y los cambios
en la composición de los hogares –aumento de los hogares unipersonales– hace que
esta forma de asistencia esté empezando a cambiar, y las familias no puedan hacerse
cargo de los familiares de mayor edad, por lo que deben buscar dichos servicios.
207
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.6.5.
Esperanza de vida sin limitaciones funcionales ni discapacidades a los 65 años, por sexo
1995
2000
2003
2004
2005
2006
Hombres, nº de años que vivirá un hombre que haya alcanzado los 65 años, sin
limitaciones funcionales ni discapacidades
9,8
11,2
11,7 (e)
8,5 (bi)
9,1
9,5
Países
Belgium
Denmark
9,0
7,7
Germany
8,4
10,0 (e)
Ireland
9,2
10,0
8,4 (e)
12,6
2006
Total años
74,5
13,2 (b)
13,1
77,6
10,8 (e)
:
6,5 (b)
7,7
72,7
10,1 (e)
8,5 (b)
9,1
9,2
74,2
Greece
9,8
9,6
9,9 (e)
9,4 (b)
9,5
10,1
75,1
Spain
10,0
11,4
11,3 (e)
9,7 (b)
9,6
9,9
74,9
France
7,6
7,7
8,2 (e)
8,3 (b)
8,2
8,6
73,6
Italy
10,3
11,9
11,9 (e)
10,9 (b)
9,4
:
:
Netherlands
9,3
9,0
9,2 (e)
:
10,4 (b)
10,9
75,9
Austria
8,0
10,1
10,2 (e)
7,2 (bi)
6,7
7,0
72,0
Poland
:
:
:
:
8,3 (b)
7,2
72,2
Portugal
8,3
8,4
8,4 (e)
5,0 (bi)
6,2
6,8
71,8
Slovenia
:
:
:
:
7,4 (b)
8,3
73,3
Slovakia
:
:
:
:
4,8 (b)
4,0
69,0
Finland
:
5,8
6,5 (e)
7,0 (bi)
6,2
6,1
71,1
Sweden
United
Kingdom
:
9,4
8,9 (e)
10,1 (bi)
10,5
12,9
77,9
8,4
8,6 (e)
8,2 (e)
:
10,3 (b)
:
:
:
:
12,1 (p)
11,9 (b)
12,2
12,4
77,4
Norway
Mujeres, nº de años que vivirá una mujer que haya alcanzado los 65 años, sin limitaciones
funcionales ni discapacidades
11,8
12,5
12,6 (e)
8,4 (b)
9,5
9,8
Belgium
Denmark
9,3
9,9
Germany
10,2 (e)
9,5 (e)
Ireland
:
10,7
Greece
11,6 (e)
10,6
11,4
12,2
France
8,4
8,6 (e)
8,9 (e)
Italy
11,8
13,6
14,4 (e)
10,5 (e)
9,9
9,5 (e)
:
Austria
:
11,1
12,2 (e)
Poland
:
:
:
Portugal
9,9
8,8
Slovenia
:
Slovakia
:
Finland
Sweden
United
Kingdom
Spain
Netherlands
Norway
13,5 (b)
14,1
9,2 (e)
:
10,4 (e)
9,7 (b)
10,5 (e)
12,5 (e)
74,8
14,1
79,1
5,9 (b)
7,3
72,3
9,9
10,6
75,6
9,4 (b)
9,9
10,2
75,2
9,5 (b)
9,1
9,4
74,4
9,9 (b)
9,4
9,5
74,5
11,8 (b)
9,7
:
:
10,9 (b)
11,2
76,2
7,0 (b)
6,6
7,5
72,5
:
10,1 (b)
8,1
73,1
7,7 (e)
3,7 (b)
5,1
5,9
70,9
:
:
:
8,5 (b)
9,5
74,5
:
:
:
5,3 (b)
3,8
68,8
:
6,9 (e)
7,1 (e)
6,9 (b)
6,5
7,4
72,4
:
9,3
10,4 (e)
11,0 (b)
10,9
13,9
78,9
9,2 (e)
9,6 (e)
9,6 (e)
:
11,1 (b)
:
:
:
:
11,9 (p)
12,5 (b)
11,8
11,9
76,9
(:) Datos No Disponibles
(b) Cambio de cálculo de la serie
9,9 (e)
Total años
(e) Valor estimado
(p) Valor provisional
Fuente: Eurostat
208
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Otros factores a tener en cuenta en esta fase, son el número de personas
dependientes que se encuentran a cargo del individuo cuando se llega al momento de
la jubilación; si se tiene cónyuge y si éste dispondrá de ingresos o no, y también si se
tienen hijos, en qué edades y si viven todavía en casa. En este sentido, en la sociedad
española se está produciendo un cambio significativo en la composición de los
hogares, marcado por una reducción paulatina del número de miembros por hogar,
más acentuada en el caso de los mayores de 65 años, ya que en este grupo de
población ha aumentado de forma significativa el número de hogares compuestos por
una sola persona.
Tamaño medio (personas/hogar)
Total
Personas con 66 y más años
Total hogares
Distribución por tipo de hogar (miles)
Persona sola de menos de 65 años
Persona sola de 65 y más años
Pareja sin niños
Pareja con un niño
Pareja con dos niños
Pareja con tres y más niños
Adulto con niño(s)
Otro tipo de hogar
% de hogares compuesto por personas
solas de 65 años y más
Tabla 3.6.6.
Características del hogar. 1991-2005
1991
1995
2000
2001
2002
2003
2004
2005
11.932,3
3,01
2,16
13.086,2
2,97
2,14
13.468,1
2,93
2,13
13.842,7
2,90
2,13
14.187,4
2,86
2,10
14.528,3
2,81
2,07
14.865,7
430,8
870,4
2.015,2
931,5
939,2
203,6
81,9
6.459,7
584,9
1.024,1
2.429,8
868,0
1.011,2
134,7
91,5
6.942,0
670,6
1.074,2
2.609,9
965,1
1.057,9
135,9
77,4
6.877,2
722,0
1.170,2
2.806,6
976,1
974,3
124,6
102,1
6.966,9
695,6
1.278,3
3.005,3
905,8
960,4
124,9
105,0
7.112,1
847,9
1.237,1
3.022,9
991,1
1.112,0
133,3
85,7
7.098,2
905,6
1.201,7
3.151,1
1.087,1
1.229,0
159,1
119,7
7.012,4
3,36
3,21
11.534,9
447,2
712,8
1.947,1
729,9
1.041,7
255,6
86,7
6.314,0
6,18%
7,29%
7,83%
7,98%
8,45%
9,01%
8,51%
Fuente: INE
3.6.2. Análisis del Patrimonio de las Hogares Españoles según el Ciclo Vital
La distribución del ahorro financiero de las familias y hogares españolas, a diferencia
del ahorro en otros países ha tenido un marcado carácter conservador, centrando
mayoritariamente el ahorro en depósitos y cuentas bancarias. A cierre del año 2008 se
estima que el 45% del ahorro financiero se concentra en efectivo y depósitos, lo que
significa un importante repunte en relación al año anterior, debido principalmente al
trasvase de recursos desde fondos de inversión a depósitos a plazo, dentro de la
fuerte competencia que han mantenido a lo largo de todo el año 2008 las entidades
financieras.
De esta forma, mientras que el ahorro acumulado a través de depósitos crecía un
8,1%, el saldo acumulado en fondos de inversión debido al efecto de la caída de los
mercados financieros y por las salidas masivas de fondos caía un 25,8% en el año
2008.
209
8,08%
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.6.7.
Patrimonio de los hogares españoles
Depósitos y Efectivo
Seguros
800.000
IIC
Créditos
Inversión Directa
Otros
Fondos de Pensiones
700.000
600.000
500.000
400.000
300.000
200.000
100.000
1985
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
Fuente: Cuentas Financieras, Banco de España e Inverco
En cambio, el ahorro finalista destinado a la jubilación y a la vejez materializado en
planes de pensiones y seguros, a pesar de tener un carácter residual ha ido ganando
peso en la cartera de activos financieros de las familias españolas, pasando de
representar poco más del 1,5% del ahorro financiero total en el año 1985, a suponer
más del 15,2% en el 2008. Esto permite afirmar la predilección de las familias
españolas por un ahorro financiero de carácter líquido frente al ahorro de carácter
ahorro-previsión.
A pesar del crecimiento de los seguros y planes de pensiones en los últimos años,
estas cifras se encuentran todavía lejos de lo que sucede en otros países de nuestro
entorno. Así, por ejemplo, en el Reino Unido, el ahorro en seguros de vida y planes de
pensiones supera el 50% del ahorro financiero familiar, mientras que en Francia este
porcentaje asciende al 30%.
210
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.6.7.
Estructura del ahorro familiar - En porcentaje de activos totales
Fondos de
Fondos de
Depósitos y
Inversión y
Renta Fija
Pensiones y Otros Activos
Efectivo
Acciones
Seguros
Alemania
35,6
20,6
7,3
31,2
5,4
Italia
24,8
38,1
18,3
14,9
3,8
Reino Unido
26,8
9,5
0,7
55,1
8,0
Francia
29,1
34,7
1,6
30,6
3,8
España
38,1
18,1
2,5
13,6
27,7
Holanda
26,4
7,4
2,4
60,9
2,9
Bélgica
28,3
39,9
9,3
23,9
-1,4
Suecia
18,6
38,6
2,7
23,4
16,8
Dinamarca
24,9
16,7
5,7
48,8
3,9
Austria
50,2
10,5
8,7
30,6
0,0
Portugal
36,2
38,8
5,7
18,4
0,9
Noruega
29,4
16,9
1,8
33,8
14,4
48,5
34,3
1,1
Fuente: INVERCO, Cuentas nacionales de los Bancos Centrales
16,2
-
Finlandia
Además, de conocer la distribución del ahorro financiero en España, a partir de los
datos obtenidos a través de la Encuesta Financiera de las Familias19, (EFF) realizada
por el Banco de España, en los años 2002 y 2005, única fuente estadística que
permite relacionar las rentas, los activos, las deudas y el gasto de cada unidad
familiar, en el presente estudio se ha pretendido realizar una aproximación a la
realidad del ahorro, tanto financiero como no financiero, de las familias y hogares
españoles, con el objetivo de ver su evolución en los diferentes grupos de edad y por
tanto, ver su relación con el ciclo vital de los individuos.
Para ello, y de forma resumida, de los resultados de las encuestas se han extraído los
datos referidos tanto al valor de los activos como al de las deudas asumidas por los
hogares en función de la edad de la persona de referencia del hogar, para después
obtener sus correspondientes medias para cada grupo de edad, y analizar el
patrimonio acumulado en cada grupo de edad.
De la encuesta se deduce, cómo no podía ser de otro modo, que el ahorro acumulado
va creciendo a medida que los individuos van cumpliendo años, hasta el grupo de
19
Una característica distintiva de la EFF, y que puede tener cierto reflejo en los resultados mostrados por
ésta, es que para realizarla se lleva a cabo un sobremuestreo de los hogares con un mayor nivel de
riqueza, ya que la distribución de la riqueza es muy asimétrica y, además, algunas clases de activos solo
están en poder de una pequeña fracción de la población.
211
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
población que se encuentra entre los 55 y 64 años, momento en el que la mayoría de
la población se jubila, para a continuación empezar a caer fuertemente los niveles de
ahorro, lo que parece confirmar no sólo que la capacidad de ahorro de los individuos
una vez que adquieren la condición de jubilados se reduce, sino que los individuos
cuando se jubilan comienzan a consumir los ahorros acumulados a lo largo de su vida
laboral.
La primera conclusión que se puede obtener es que el principal instrumento de ahorro
de los hogares y familias españolas es la vivienda principal, el 81,3% de los hogares
residen en una vivienda en propiedad, seguidos por otras propiedades inmobiliarias
como segundas residencias (34,5%) y por otro tipo de activos reales como joyas,
obras de arte, negocios por trabajo por cuenta propia.
Tabla 3.6.8.
Tenencia de Activos Reales por parte de los Hogares - Resultados 2005
Activos Reales
Menores 35
35-44
45-54
55-64
65-74 Mayores 75
Vivienda Principal
Otras propiedades Inmob.
Joyas, Obras de Arte…
Negocio propio
62,1%
17,0%
17,2%
9,1%
79,4%
27,5%
18,0%
11,8%
84,7%
42,3%
22,9%
20,3%
89,2%
49,5%
21,6%
13,9%
88,4%
39,0%
20,7%
4,4%
83,7%
28,6%
12,6%
1,2%
Algún tipo de activo Real
72,2%
85,7%
91,5%
94,1%
92,2%
87,4%
Fuente: EFF 2005, Banco de España
Los resultados de la encuesta del año 2005 presentan algunas variaciones respecto a
los resultados del año 2002, pero sin duda una de las más significativas es la caída del
porcentaje de tenencia de vivienda principal en el grupo de edad de los menores de 35
años, que ha pasado del 68,3% en el año 2002 al 62,1% en el año 2005, lo que pone
de manifiesto las dificultades de acceso a la vivienda por parte de la población más
joven debido principalmente al aumento del precio de las viviendas que se ha
producido entre 2002 y 2005.
Tabla 3.6.9.
Tenencia de Activos Reales por parte de los Hogares - Resultados 2002
Activos Reales
Menores 35 35-44
45-54
55-64
65-74
Mayores 75
Vivienda Principal
Otras propiedades Inmob.
Joyas, Obras de Arte…
Negocio propio
68,3%
16,6%
14,8%
12,8%
78,9%
26,0%
19,5%
16,6%
83,2%
36,3%
22,9%
16,5%
88,4%
40,9%
19,7%
15,9%
87,9%
32,8%
16,2%
5,3%
84,1%
23,8%
11,9%
1,1%
Algún tipo de activo Real
73,4%
85,9%
90,0%
93,4%
91,1%
88,1%
Fuente: EFF 2002, Banco de España
212
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
En cambio, la tenencia de activos financieros entre los hogares en el año 2005 es muy
elevada, el 96,5%20 de los hogares tienen algún tipo de activo financiero, pero esta
cifra se debe a que el 92,3% de la población posee cuentas y depósitos para realizar
pagos (cuentas corrientes), porque el resto de activos financieros tiene una presencia
minoritaria entre la población, ya que la siguiente tipología de activos es la de planes
de pensiones y seguros de vida con un 29,3%.
Tabla 3.6.10.
Tenencia de Activos Financieros por parte de los Hogares - Resultados 2005
Activos Financieros
Acciones Cotizadas
Acc. No cotizadas
Valores Renta Fija
Fondos Inversión
Cuentas Corrientes
C/c no pagos
Planes de Pensiones y Seguros
de Vida
Otros activos financieros
Algún tipo de activo financiero
Menores 35
35-44
45-54
55-64
65-74
Mayores 75
6,5%
2,2%
1,2%
5,0%
92,4%
13,1%
9,6%
2,8%
1,3%
9,2%
93,3%
17,5%
14,6%
2,7%
1,1%
10,7%
93,2%
19,4%
18,4%
2,1%
2,3%
11,2%
94,0%
21,3%
10,3%
1,4%
1,6%
7,5%
91,0%
19,9%
7,1%
0,8%
1,5%
7,5%
88,1%
19,8%
22,1%
37,7%
44,6%
43,5%
9,1%
2,4%
4,3%
5,5%
6,0%
4,6%
1,9%
1,5%
95,7%
97,3%
96,1%
97,5%
97,1%
94,6%
Fuente: EFF 2005, Banco de España
Entre 2002 y 2005 se observa una reducción de la tenencia de cuentas corrientes para
todos los tramos de edad de la persona de referencia de los hogares.
Tabla 3.6.11.
Tenencia de Activos Financieros por parte de los Hogares - Resultados 2002
Menores 35
35-44
45-54
55-64
65-74
Mayores 75
Acciones Cotizadas
Acc. No cotizadas
Valores Renta Fija
Fondos Inversión
Cuentas Corrientes
C/c no pagos
Planes de Pensiones y Seguros
de Vida
Otros activos financieros
Activos Financieros
7,2%
1,8%
0,8%
5,6%
97,5%
14,8%
10,4%
3,4%
1,8%
7,1%
97,3%
14,5%
14,6%
2,7%
2,3%
9,3%
97,7%
16,6%
13,1%
2,8%
1,7%
8,8%
97,9%
17,2%
9,6%
1,1%
2,0%
6,6%
98,3%
19,5%
7,6%
0,5%
2,9%
4,3%
98,2%
17,7%
19,8%
32,0%
38,8%
32,0%
6,3%
2,4%
4,7%
6,7%
6,9%
3,6%
1,6%
1,1%
Algún tipo de activo financiero
98,4%
98,5%
98,1%
98,5%
98,8%
99,3%
Fuente: EFF 2002, Banco de España
20
En el año 2002 el 98,6% de los hogares tenían algún tipo de activo financiero
213
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Para analizar el ahorro acumulado o el valor del patrimonio de los hogares en cada
uno de los grupos de población, se ha procedido a partir de los microdatos de la
encuesta a extrapolar21 los resultados de la misma para cada uno de los años, 2002 y
2005 a toda la población, se han calculado los valores medios22 de cada una de las
categorías de activos financieros y reales que son objeto de preguntas en la encuesta.
Los resultados para cada uno de los grupos de población se pueden ver en los
cuadros y gráficos siguientes.
En el año 2005, respecto al año 2002 se observa un fuerte incremento de los saldos,
debido principalmente a un efecto de precio, y no a un aumento del ahorro neto de las
familias. El efecto precio principalmente viene marcado por:
ƒ
El crecimiento experimentado por los activos financieros con mayor exposición
(acciones cotizadas, fondos de inversión y planes de pensiones) a los mercados
de renta variable. El índice bursátil de referencia en España, IBEX-35, creció un
79% entre el 31/12/2002 y el 31/12/2005.
ƒ
El crecimiento observado por los activos inmobiliarios, según datos del Ministerio
de la Vivienda el crecimiento del precio del m2 entre 31/12/2002 y el 31/12/2005
fue de un 57%.
Tabla 3.6.12.
Activos en saldos brutos sin descontar el valor de las deudas de los hogares - Resultados 2002
Saldos (euros)
Menores 35
35-44
45-54
55-64
65-74
Mayores 75
Activos Financieros
Vivienda Principal
Otros Activos Reales*
Total Activos
% s/ total activos
Activos Financieros
Vivienda Principal
Otros Activos Reales*
Total Activos
7.874
66.897
24.155
98.926
13.434
81.982
35.823
131.240
29.403
104.286
54.560
188.248
30.119
96.512
75.034
201.665
17.393
84.375
35.535
137.303
13.742
68.325
24.042
106.109
Menores 35
35-44
45-54
55-64
65-74
Mayores 75
7,96%
67,62%
24,42%
100,00%
10,24%
62,47%
27,30%
100,00%
15,62%
55,40%
28,98%
100,00%
14,94%
47,86%
37,21%
100,00%
12,67%
61,45%
25,88%
100,00%
12,95%
64,39%
22,66%
100,00%
* Incluye otras propiedades inmobiliarias, negocios por trabajo por cuenta propia y joyas, obras de arte, antigüedades
Fuente: EFF 2002, Banco de España
Entre el año 2002 y 2005 se observa el efecto del crecimiento del precio de la vivienda
sobre la media del valor de la vivienda principal, que prácticamente se ha doblado en
todos los tramos de edad.
21
Para más detalle ver el anexo adjunto al final del presenta apartado.
22
Para facilitar la comparación de los datos, se han ajustado los activos y deudas a euros de 2005,
multiplicando los datos de la EFF2002 por 1,098.
214
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Tabla 3.6.13.
Activos en saldos brutos sin descontar el valor de las deudas de los hogares - Resultados 2005
Saldos (euros)
Activos Financieros
Vivienda Principal
Otros Activos Reales*
Total Activos
% s/ total activos
Activos Financieros
Vivienda Principal
Otros Activos Reales*
Total Activos
Menores 35
35-44
45-54
55-64
65-74
Mayores 75
16.167
124.608
33.404
174.180
20.328
163.824
59.472
243.623
34.359
197.565
130.352
362.276
65.626
201.474
163.164
430.264
25.693
159.726
62.110
247.529
23.062
132.849
47.121
203.031
Menores 35
9,28%
71,54%
19,18%
100,00%
35-44
8,34%
67,24%
24,41%
100,00%
45-54
9,48%
54,53%
35,98%
100,00%
55-64
15,25%
46,83%
37,92%
100,00%
65-74
10,38%
64,53%
25,09%
100,00%
Mayores 75
11,36%
65,43%
23,21%
100,00%
* Incluye otras propiedades inmobiliarias, negocios por trabajo por cuenta propia y joyas, obras de arte, antigüedades
Fuente: EFF 2005, Banco de España
El efecto del crecimiento de los mercados de valores, y por tanto de las acciones
cotizadas y de aquellos activos financieros con mayor exposición a los mercados de
renta variables, es más visible al analizar los diferentes activos financieros en los que
se materializa el ahorro de los hogares, así nos encontramos con los siguientes
resultados:
Saldos (euros)
Acciones Cotizadas
Acc. No cotizadas
Renta Fija
Fondos Inversión
Cuentas Corrientes
C/c no pagos
Planes de Pensiones
Seguros de Vida
Otros Activos Financieros
Total Activos Financieros
Tabla 3.6.14.
Resultados año 2002
Menores 35
35-44
45-54
331
729
101
703
2.949
1.697
583
128
654
7.874
689
1.449
268
1.032
3.205
2.358
2.969
502
964
13.434
7.287
2.908
662
2.769
4.284
3.379
4.838
496
2.781
29.403
55-64
65-74
2.968
6.887
251
2.729
5.281
4.541
6.256
387
820
30.119
2.633
1.492
607
2.122
4.358
5.218
812
56
94
17.393
Mayores 75
1.852
579
629
1.566
4.359
4.308
323
12
114
13.742
Fuente: EFF 2002, Banco de España
Mientras que en el año 2002, el principal activos financiero de los hogares en el que se
materializaba el ahorro eran las cuentas corrientes y depósitos (tanto para realizar
pagos como no), seguidos a mucha distancia por las acciones no cotizadas y por los
planes de pensiones, en el año 2005 el incremento registrado por los mercados de
valores en ese período de tiempo ha provocado que, aunque las cuentas corrientes y
depósitos sigan siendo el principal activo financiero de las familias, las acciones
cotizadas hayan superado o a las acciones no cotizadas, y los fondos de inversión y
215
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
los planes de pensiones hayan aumentado significativamente de valor, respecto al año
2002.
Tabla 3.6.15.
Resultados año 2005
Saldos (euros)
Menores 35
Acciones Cotizadas
Acc. No cotizadas
Renta Fija
Fondos Inversión
Cuentas Corrientes
C/c no pagos
Planes de Pensiones
Seguros de Vida
Otros Activos Financieros
Total Activos Financieros
1.278
835
146
1.570
7.069
2.054
947
1.995
274
16.167
35-44
45-54
55-64
65-74
1.451
1.892
234
1.641
6.946
2.725
2.969
1.656
813
20.328
3.086
3.298
434
4.179
8.388
4.670
6.795
2.134
1.374
34.359
7.985
7.594
1.042
9.533
12.906
6.546
14.538
2.259
3.222
65.626
4.022
1.089
770
4.480
6.839
6.639
1.486
60
307
25.693
Mayores 75
3.335
1.924
675
3.393
7.548
5.581
329
101
176
23.062
Fuente: EFF 2005, Banco de España
La EFF como comentábamos al inicio también recoge información sobre las deudas de
los hogares.
Tabla 3.6.16.
Resultados año 2002
Saldos (euros)
Menores 35
Deuda Adq. Vivienda
Otras Deudas
Total Deuda
19.391
5.037
24.427
35-44
45-54
55-64
65-74
13.650
7.589
21.239
4.609
8.792
13.402
2.361
6.723
9.084
524
1.575
2.098
Mayores 75
350
301
651
Fuente: EFF 2002, Banco de España
Saldos (euros)
Deuda Adq. Vivienda
Otras Deudas
Total Deuda
Tabla 3.6.17.
Resultados año 2005
Menores 35
35-44
45-54
36.233
9.738
45.971
25.577
13.164
38.741
14.418
19.445
33.863
55-64
65-74
5.196
13.767
18.963
1.155
5.234
6.389
Mayores 75
361
853
1.213
Fuente: EFF 2005, Banco de España
Si consideramos el valor de las deudas en las que incurren los hogares españoles
tanto en la adquisición de la vivienda principal y de otras propiedades inmobiliarias
(negocios por cuenta propia), como por otros motivos diferentes, encontramos una
sensible reducción del valor del patrimonio de los hogares, algo más acentuada en los
216
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
grupos de población más jóvenes donde la tenencia de deudas hipotecarias es más
elevada que en el resto.
Gráfico 3.6.9.
Patrimonio Bruto vs Patrimonio Neto
Gráfico 3.6.10.
Ahorro Inmobiliario (Vivienda Principal)
500000
Vivienda Principal
450000
400000
Vivienda Neta
Vivienda Principal
Vivienda Neta
250000
2005
2005
350000
200000
250000
150000
2002
200000
euros
euros
300000
150000
2002
100000
100000
50000
50000
0
Menores 35
35-44
45-54
55-64
65-74
Mayores 75
0
Menores 35
35-44
45-54
55-64
65-74
Fuente: EFF, Banco de España
El patrimonio neto de los hogares alcanza para el año 2005 su punto más alto en el
grupo de población entre 55 y 64 años, con una cifra de 411.301 euros, algo más del
doble que los resultados de la encuesta del año 2005. Esta relación se mantiene
prácticamente igual en el valor de la vivienda principal que refleja un valor en el año
2005 dos veces superior al del año 2002.
Algunas conclusiones sobre la EEFF
De los resultados anteriores se desprende que el ahorro de los hogares españoles se
encuentra estrechamente ligado al ciclo vital de la persona de referencia del mismo,
con un aumento del ahorro acumulado hasta la fecha de jubilación para comenzar a
consumirse durante el período de inactividad.
El ahorro de las familias españolas se concentra mayoritariamente en el valor de la
vivienda principal, siendo el ahorro de carácter financiero más reducido, esta
distribución del ahorro centrada en la vivienda principal complica el consumo y las
disposiciones que se realicen sobre ese ahorro por el carácter de menor liquidez de
las viviendas y porque al tratarse del hogar de los individuos la dificultad para licuar
ese patrimonio sin desprenderse del mismo se complica.
Dentro del ahorro financiero hay que destacar que el ahorro con carácter finalista para
la jubilación tiene un volumen muy limitado, de forma que para el año 2005 el grupo de
población más cercano a la jubilación, 55 - 64 años, entre seguros de vida y planes de
pensiones tiene ahorrado de media 16.797 euros, cifras muy reducidas si de lo que se
217
Mayores 75
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
trata es de constituir una renta que complemente nuestra pensión de jubilación pública
hasta el fallecimiento.
En total el ahorro acumulado (2005) a través de activos financieros alcanza los 65.626
euros, cifras reducidas en comparación al ahorro acumulado en activos reales, que
suponen de forma conjunta 311.891 euros, lo que significa el 72% del ahorro total de
los hogares del grupo de población más cercano a la jubilación.
Dado el carácter trianual de la EFF, durante el período de realización de este trabajo
se está llevando a cabo por parte del Banco de España la encuesta correspondiente al
año 2008, que teniendo en cuenta la corrección que han sufrido los mercados
financieros en el último año y medio –desde el comienzo de la crisis financiera
internacional (agosto 2007)–, y como se han visto afectados algunos de los productos
de ahorro, principalmente fondos de inversión y acciones cotizadas, y en menor
medida la vivienda y los planes de pensiones, puede mostrar unos resultados
sustancialmente distintos a los obtenidos en la encuesta del año 2005.
3.6.3. Inflación y planificación financiera
De cara a planificar financieramente la jubilación de una forma adecuada y eficiente
existen otros factores a tener en cuenta, y que resultan decisivos cuando se trata de
acumular los ahorros de toda una vida, uno de ellos es la inflación. Generalmente por
inflación no referimos al "incremento en el nivel general de precios". Por tanto, la
inflación implica por ende una pérdida en el poder de compra del dinero, es decir, las
personas cada vez podrían comprar menos con sus ingresos, ya que en períodos de
inflación los precios de los bienes y servicios crecen a una tasa superior a la de los
salarios.
En consecuencia, para evitar que sus ahorros pierdan poder adquisitivo, los individuos
deben tratar de proteger sus ahorros ante el crecimiento continuo y generalizado de
los precios de los bienes y servicios y factores productivos de una economía a lo largo
del tiempo. Por lo que las decisiones de inversión de los ahorradores debieran de estar
marcadas como mínimo por el objetivo de que sus ahorros generen una tasa de
rentabilidad al menos igual al crecimiento de la inflación general de la economía en la
que interactúen, para así obtener una tasa de rentabilidad real positiva.
218
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.6.11.
Inflación media anual en España (%)
30
25
20
15
10
5
0
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
2002
2006
Fuente:INE
3.6.4. Régimen Fiscal del Ahorro. Fiscalidad
Otro factor a tener en cuenta de cara a la jubilación son los impuestos que giran sobre
el ahorro y los diferentes tratamientos fiscales que podemos encontrar si invertimos en
una u otra tipología de productos financieros y aseguradores: acciones, fondos de
inversión, seguros de ahorro, planes de pensiones, etc. Así, la elección de un producto
financiero u otro para materializar el ahorro destinado a cubrir la jubilación puede venir
determinada por el régimen fiscal que goza cada uno de ellos en el momento de la
contratación.
Si bien el régimen fiscal de los productos de ahorro a muy largo plazo debiera ser lo
más estable posible, la realidad es que en los últimos años la fiscalidad de los
productos de ahorro ha sufrido modificaciones sustanciales, que han podido afectar a
las decisiones de inversión de los ahorradores.
Un buen ejemplo, es la evolución del tratamiento fiscal, desde su nacimiento hasta la
actualidad, de los planes de pensiones en España, que al tratarse de un producto
ilíquido que no permite a los inversores que los contrataron ni rescatar ni movilizar su
ahorro acumulado permite ver las reacciones de los inversores ante los cambios en su
régimen fiscal.
219
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
1987 - 1991
1992 - 1998
1999 - 2002
2003 - 2006
Desde 2007
TRATAMIENTO
APORTACIONES
Límites de
Reducción
Absoluto
Financiero
Relativo
Aplicación de los Límites de
Reducción
En 1999:
3.005 - 4.507 euros 4.507 - 6.611 euros En 2000/01:
En 2002:
15% - 20% Renta En 1999/00:
15% Renta ganada
ganada
En 2001/02:
Hasta 52 años
> 52 años
6.611 euros
7.212 euros + 601 (edad - 52) euros
7.212 euros + 1.202 (edad - 52) euros
20% Renta ganada
20% Renta ganada
25% Renta ganada
40% Renta ganada
Hasta 52 años
> 52 años
Hasta 50 años
> 50 años
8.000 euros
+ 1.250 (edad - 52)
euros
10.000 euros
12.500 euros
30% Renta
ganada
50% Renta
ganada
100% B.I. general
Límite máximo conjunto para
todos los sistemas de previsión
Límites aplicables también a las
Límite máximo conjunto para todos los sistemas de previsión
contribuciones realizadas por los promotores social (PPI, PPE,Mutualidades,
social (planes y mutualidades de previsión social), incluyendo
PPA, PPSE y seg. depedencia),
de los PPE a favor de los partícipes pero
las aportaciones que hubiesen sido imputadas por el
incluyendo las aportaciones que
independientes y compatibles con las
promotor.
hubiesen sido imputadas por el
anteriores.
promotor.
-
-
1987 - 1991
1992 - 1998
1999 - 2002
2003 - 2006
Desde 2007
Capital Final
98%
Capital Final
95% - 100%
Capital Final
60% para rendimientos generados > 2 años
Capital Final
60% para rendimientos generados > 2 años
Capital Final
100% **
PRESTACIONES
(Rendimientos del Trabajo)
Base Imponible
Parte gravada*
* Sobre la prestación percibida en forma de capital único.
** Se mantiene la reducción del 60% para los derechos procedentes de aportaciones anteriores al 01/01/2007.
220
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3.6.12.
Evolución Patrimonio Planes de Pensiones
60%
100000000
0,52
90000000
50%
80000000
0,36
0,35
0,30
60000000
50000000
30%
0,26
0,24
0,23
0,20
0,21
0,16
0,16
0,11
0,13
0,10
30000000
20%
0,16
0,17
40000000
10%
crec. i.a.
miles de euros
40%
70000000
0,06
0%
20000000
-0,09
-10%
10000000
0
-20%
91
92
93
94
95
96
97
98
99
00
01
Reforma Fiscal
02
03
04
Reforma Fiscal
05
06
07
08
Reforma Fiscal
Fuente: INVERCO
Si bien los cambios en la actitud de los ahorradores son más visibles y significativos en las
aportaciones realizadas a planes de pensiones, así se puede ver que tras la reforma del
tratamiento fiscal de los planes de pensiones en el año 2007, éstos han sufrido una
importante reducción de las aportaciones realizadas.
La reacción contraria debiera observarse en las aportaciones realizadas tras la reforma del
año 2002, pero esta reforma coincidió con el fin del período de exteriorización de los
compromisos por pensiones, lo que contribuyo a que en el año 2003 se produjese una caída
de las aportaciones al sistema de planes de pensiones.
Gráfico 3.6.13.
Evolución Aportaciones Planes de Pensiones
30%
10000000
22%
9000000
20%
10%
7000000
6000000
10%
7%
6%
0%
5000000
4000000
-12%
-15%
3000000
crec. i.a.
miles de euros
8000000
-10%
-24%
2000000
-20%
1000000
-30%
0
01
Fuente: INVERCO
02
03
Reforma Fiscal
04
05
06
07
08
Reforma Fiscal
221
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Además, es importante recalcar que los planes de pensiones privados no son los únicos
productos de ahorro que han visto modificar sustancialmente su tratamiento fiscal en los
últimos años, ya que la tributación del ahorro se va visto modificada en varias ocasiones, en
especial es destacable el caso de los seguros de ahorro, que tras la reforma del año 2007,
han perdido el tratamiento fiscal privilegiado que disfrutaban cuando el período de
generación de los rendimientos superaba los 2 (40% de reducción de los rendimientos) y los
5 años (75% de reducción de los rendimientos).
En dicha reforma, se establecía otras modificaciones que afectan a la tributación del ahorro,
que en su mayoría están orientadas a incentivar el ahorro a muy largo plazo, como es el
caso de las reducciones establecidas para las rentas vitalicias y temporales, o la creación
de una nueva figura como son los Planes de Ahorro Sistemático (PIAS) con exención de
tributación sobre los rendimientos siempre que la prestación se perciba en forma de renta
vitalicia.
222
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Anexo 3.6.2. Metodología de la Encuesta Financiera de las Familias (EFF)
Los datos utilizados son los proporcionados por la Encuesta Financiera de las Familias
(EFF) realizada por el Banco de España. Esta encuesta es similar a las desarrolladas
durante años en otros países como el Survey of Household Income and Wealth (SHIW) de
la Banca d´Italia o el Survey of Consumer Finances (SCF) de la Reserva Fereral
norteamericana. La EFF, que planea tener periodicidad trianual, es la única fuente
estadística en España que recoge datos sobre las rentas, activos, deudas y gastos de las
unidades familiares. Actualmente se dispone de los datos correspondientes a los años 2002
y 2005, dos secciones cruzadas con 5.143 y 5.962 hogares, respectivamente. Entre ambos
conjuntos de datos, 2.580 fueron los hogares que están representados en los dos años.
Factores de elevación
Para obtener magnitudes representativas de la población, se utilizan factores de elevación,
es decir, la frecuencia con la que los hogares de la muestra se encuentran en la población
total de los hogares.
Los factores de elevación del diseño muestral para cada hogar se obtienen de forma natural
de nuestro marco único de población como la inversa de la probabilidad de ser incluido en la
muestra. El Padrón Continuo de referencia está fechado en el último trimestre del 2002. En
un primer paso, estos factores de elevación iniciales se han ajustado por la no respuesta
dentro de las celdas definidas por las distintas variables del diseño muestral (que difieren
según el tamaño del municipio). En particular, éstas incluyen: tamaño del municipio, estrato
de riqueza, cuartil de renta de los no declarantes del impuesto de patrimonio en las grandes
ciudades, proporción de declarantes del impuesto sobre el patrimonio en cada sección
censal, tamaño de la sección censal. No fue posible realizar un ajuste adicional por regiones
dentro de esas celdas, por el tamaño insuficiente de la muestra. De acuerdo con las
restricciones de confidencialidad mencionadas anteriormente, la Agencia Tributaria elaboró
estos primeros factores de elevación surgidos del diseño muestral y de la no respuesta
siguiendo instrucciones detalladas del INE.
Basado en los factores de elevación anteriores, el INE realizó un análisis de los estimadores
muestrales de varias características de la población: edad, educación, situación laboral,
sexo y tamaño del hogar. Las estimaciones obtenidas por educación y situación laboral son
satisfactorias, pero se observó que la muestra estaba sesgada hacia hogares de menor
tamaño e individuos de mayor edad. Por lo tanto, los primeros factores de elevación se
ajustaron (por una función de distancia lineal utilizando el procedimiento de Calmar) para
adaptarse a las estructuras de edad, tamaño del hogar y sexo del Padrón.
A fin de mejorar los pesos, se consideraron para este ajuste las distintas estructuras de
edad que proporciona el Censo por tamaño de municipio, distinguiendo entre municipios
grandes (más de 100.000 habitantes) y el resto. Es de esperar que las ratios de tasas de
223
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
respuesta entre grupos de edad varíen por tamaño del municipio. Especialmente teniendo
en cuenta que el sobremuestreo por nivel de riqueza se realizó principalmente en los
municipios grandes y que las ratios de tasas de respuesta entre grupos de edad son
probablemente distintas según el estrato de riqueza.
Factores de imputación
Una característica importante de la EFF es que realiza imputaciones para corregir las
respuestas del tipo "no sabe, no contesta", proporcionando cinco valores imputados. Las
múltiples imputaciones, que permiten reflejar la incertidumbre asociada con el proceso de
imputación23, son relevantes para la obtención de estadísticos descriptivos en la población,
en especial aquéllos relacionados con la dispersión de renta y riqueza, y no menos
importantes para la estimación de los parámetros de una regresión.
Para hacer inferencia a partir de los cinco conjuntos de datos o imputaciones que presenta
la encuesta es necesario (1) analizar cada una de las bases de datos y (2) combinar los
resultados. El método seguido para ello se resume a continuación.
Para la estimación de un parámetro puntual, A, (media, mediana o el coeficiente de una
regresión) se calcula la media de los I estimadores (Qi) obtenidos a partir de cada una de
las correspondientes imputaciones:
A=
1 I
∑ Qi
I i =1
Por su parte, la varianza asociada a este estimador consta de dos componentes. El primero
de ellos es la varianza muestral dentro de la imputación (W), que se refiere a la media de
las varianzas (Vi) obtenidas en las I imputaciones:
W=
1 I
∑Vi
I i =1
El segundo componente es la varianza entre imputaciones, que recoge la variabilidad
debida a la incertidumbre de la imputación, y es la varianza de la estimación puntual:
B=
23
1 I
∑ (Qi − A) 2
I − 1 i =1
Ver Rubin, D. B. (1987), “Multiple Imputation for Nonresponse in Surveys”, Wiley, New York.
224
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La varianza total para A se corresponde, por tanto, con:
T =W +
I +1
·B
I
donde I toma valor cinco en nuestro caso.
225
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
4. La percepción
envejecimiento
social
y
el
discurso
político
sobre
el
226
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
4.1.
La percepción social
4.1.1. Introducción
La opinión pública ocupa un lugar mediador central entre las consecuencias objetivas del
envejecimiento de la población y las respuestas institucionales que se puedan implementar.
En el contexto de sistemas democráticos, el reconocimiento por parte de la ciudadanía del
impacto económico y político que está teniendo el envejecimiento y la aceptación de la
necesidad de medidas para atenuar sus futuras consecuencias colectivas son prerrequisitos
para que cualquier proyecto de reforma sustantiva de los sistemas de bienestar llegue a
materializarse. Por tanto, conocer cómo valora la sociedad el cambio demográfico y qué
medidas reactivas considera adecuadas debería ser un aspecto clave en los debates
académicos y políticos sobre las consecuencias del envejecimiento. Sin embargo, todavía
contamos con una comprensión muy poco matizada sobre la posición de la opinión pública
a este respecto. En los últimos quince años el grueso de la investigación en las ciencias
sociales sobre las reformas de los estados de bienestar se ha centrado en las interacciones
entre grupos políticos y sociales en el proceso de reforma, pasando por alto, sin el respaldo
de la opinión pública, la viabilidad política de las reformas puede verse seriamente
menoscabada. Con el fin de contribuir a que la discusión colectiva sobre las políticas
públicas relacionadas con el envejecimiento se entronque en un mejor conocimiento
respecto a la posición de la ciudadanía, este capítulo examina la percepción social del
fenómeno del envejecimiento y las opiniones y actitudes que suscitan los planteamientos
que de él se hacen en el espacio público, identificando y tratando de explicar las diferencias
entre grupos de población y tratando de explicarlas.
Concretamente este capítulo responde a tres preguntas sobre la percepción ciudadana
respecto a los retos del envejecimiento. En primer lugar, ¿reconoce la opinión pública el
envejecimiento de la población como un fenómeno con trascendencia colectiva? Las
repercusiones sólo se pueden valorar apropiadamente si se tiene una idea clara y real de la
magnitud del cambio; por tanto, la conciencia de la evolución demográfica es necesaria y
anterior a las opiniones y actitudes sobre la reforma. En segundo lugar, ¿en qué grado
apoya la ciudadanía reformas en los sistemas de bienestar para atenuar las consecuencias
del fenómeno? Encuestas recientes con preguntas sobre la valoración de dimensiones
concretas de los sistemas públicos de pensiones y de salud, realizadas a la luz de la
creciente absorción de recursos por parte de estos sistemas, nos permiten concretar qué
medidas ofrecen más apoyo y rechazo. En tercer lugar, ¿qué grupos de población son más
proclives a aceptar estos cambios? Si bien, como mostraremos más adelante, no existen
mayorías sólidas de apoyo a reformas estructurales, vale la pena considerar qué colectivos
son menos refractarios a estas medidas y podrían contribuir a la formación de alianzas
reformistas.
Así este capítulo continúa una breve línea de investigación internacional (Boeri, BörschSupan y Tabellini 2000; Hicks 2001; Janky y Gál 2007; Taylor-Gooby 2001; Walker 1999) y
227
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
española (Chuliá 2006; Herce y Pérez-Díaz 1995; Pérez-Díaz, Álvarez-Miranda y Chuliá
1997; Rodríguez 2000) sobre la percepción pública y las respuestas necesarias al
envejecimiento. Combina la presentación y evaluación de información cuantitativa
novedosa, con la revisión de las conclusiones principales de estudios precedentes. Ante las
alternativas de focalizar el análisis en el caso español o más ampliamente en los países de
la Unión Europea, se ha optado por esta segunda orientación comparativa. Las discusiones
nacionales en Europa respecto a los retos del envejecimiento se han desarrollado en buena
medida aisladamente, renunciando a las ventajas de sacar conclusiones sobre la base de la
comparación con otros países. No obstante, poniendo en su contexto internacional la
posición de la opinión pública española podemos valorar hasta qué punto sus preferencias
destacan respecto a las observables en la opinión pública de las sociedades de otros países
con condiciones demográficas similares.
A continuación se presenta evidencia primaria de seis encuestas de opinión provenientes de
tres fuentes diferentes. La principal fuente reside en cuatro Eurobarómetros. En los últimos
quince años la Comisión Europea ha abanderado la investigación empírica sobre los retos
del envejecimiento, y a través de los Eurobarómetros que se utilizan a continuación, ha
contribuido decisivamente a arrojar luz sobre la percepción social del fenómeno y las
respuestas preferidas por los europeos. La segunda fuente se localiza en el módulo 2006
(“El papel del estado”) del International Social Survey Programme (ISSP). Finalmente, la
tercera fuente se halla en el estudio “Actitudes hacia el estado del bienestar” del Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS) cuyo trabajo de campo se realizó en verano de 2008.
Para cada uno de los aspectos analizados, se utiliza siempre la evidencia más reciente, así
como las series temporales más largas posibles. Finalmente, es necesaria una nota de
cautela. Debido a que las respuestas a las preguntas son muy sensibles a su orden, su
formulación y, en su caso, la pequeña introducción utilizada para enmarcar la pregunta
(Kangas 1997), resulta imprescindible tomar los porcentajes descriptivos únicamente como
una indicación aproximada de las preferencias y no como la posición definitiva e invariable
de la opinión pública.
4.1.2. ¿Reconoce la opinión pública el envejecimiento como un fenómeno con
trascendencia colectiva?
Vale la pena comenzar el análisis centrando la atención en la relevancia y el significado que
confiere la opinión pública al fenómeno del envejecimiento en sí mismo. Obviamente su
identificación como una profunda transformación social supone una condición necesaria
para que se apoyen reformas sustantivas en los programas de bienestar social. Del análisis
realizado a continuación se desprende que esta condición se cumple. Tres indicadores
indirectos, los cuales demuestran que los europeos en general, y los españoles más en
particular, son muy conscientes del reto colectivo que supone el cambio demográfico que se
está produciendo. La opinión pública (1) percibe el envejecimiento mayoritariamente como
un “grave problema”, (2) considera que los sistemas de bienestar públicos sufrirán
228
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
restricciones debido al envejecimiento de la población y (3) se muestra recelosa ante el
futuro de las pensiones públicas.
Los Eurobarómetros incluyeron preguntas relativas al envejecimiento por primera vez en
1992, incorporando una batería de cuatro preguntas sobre las implicaciones de este
fenómeno en los sistemas de bienestar, también añadidas con la misma formulación en otra
encuesta de 1999. Los resultados de estos dos estudios sugieren que los europeos
consideran el envejecimiento como una relevante tendencia estructural, ya que
mayoritariamente creen que forzará reformas en los sistemas de bienestar. Debido al
progresivo envejecimiento de la población, la mayoría de los europeos opinaba en los años
noventa que el estado del bienestar no continuaría creciendo, las pensiones tenderían a
caer y los mecanismos de seguro privado a expandirse (cuadro 1). No obstante, dentro de
esta pauta general, encontramos diferencias internacionales relevantes. Los españoles,
griegos y portugueses se mostraban significativamente menos proclives a considerar que el
envejecimiento obligaría a introducir medidas restrictivas, ya que en estos tres países eran
más los que pensaban que el estado seguiría creciendo y menos los que consideraban que
las pensiones se verían afectadas. Esta mayor confianza en la expansión del sistema del
bienestar se puede entender en el marco del menor esfuerzo de gasto público de los tres
países mediterráneos en estas políticas.24 Por otra parte, es interesante comprobar que de
media en la Unión Europea-12 la media de reconocimiento de la necesidad de reformas
restrictivas debido al envejecimiento aumentó sustantivamente entre 1992 y 1999.
24
De media, en 1999 la UE-15 dedicaba, respectivamente, un 26,9% y un 12,4% de su PIB a gasto social y
gasto en pensiones, mientras que, respectivamente, estos porcentajes eran en España el 19,8% y 9,6%, en
Grecia el 22,7% y el 11,3% y en Portugal el 21,4% y el 10,1%.
229
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Cuadro 1. Opinión sobre las repercusiones del envejecimiento poblacional sobre las
pensiones y la edad de jubilación en 15 países europeos (porcentaje que está de acuerdo),
1992 y 1999
“El estado del
“La mayoría de las
bienestar
pensiones estarán
continuará
“La gente
“La gente
creciendo y los
financiadas por
obtendrá menos
tendrá que
medios privados pensionistas
pensión por sus
jubilarse más
El estado estará
tendrán mejor
cotizaciones”
tarde”
posición
menos
involucrado”
económica de la
que tienen ahora”
Francia
Bélgica
Países Bajos
Alemania
Italia
Luxemburgo
Dinamarca
Irlanda
Gran Bretaña
Grecia
España
Portugal
Finlandia
Suecia
Austria
EU-12
1992
83,1
76,0
66,9
61,5
48,4
52,0
69,4
49,8
59,0
40,3
50,2
30,2
57,2
1999
87,4
73,8
68,9
72,7
69,5
74,1
73,3
55,8
78,6
39,4
58,1
53,2
82,2
82,2
88,9
67,1
1992
44,4
34,5
49,4
51,5
35,5
27,5
28,9
38,4
27,9
16,0
36,5
26,5
34,7
1999
63,7
46,7
52,8
46,9
45,8
46,6
57,1
37,1
36,7
6,0
23,7
30,9
71,1
40,2
77,2
41,2
1992
27,8
33,3
20,6
30,8
40,0
47,7
22,3
53,8
43,1
55,4
76,8
79,2
44,2
1999
14,9
28,5
18,1
23,4
22,8
30,6
15,9
50,3
18,1
49,3
35,4
47,5
21,8
10,8
15,0
29,6
1992
77,6
78,9
62,6
50,3
62,6
48,6
82,5
70,7
85,0
68,7
68,2
61,7
68,1
1999
81,0
72,2
86,9
72,5
80,1
67,3
90,3
77,4
91,7
59,5
64,0
65,3
76,6
90,8
82,5
75,7
Fuente: Eurobarómetros 37.1 de 1992 y 51.0 de 1999
Nota: “En el futuro habrá más gente mayor de la que hay ahora. Cree usted que…?”. Los no sabe/no contesta no han sido
incluidos para calcular los porcentajes.
Evidencia directa más reciente también es consistente con la conclusión de que los
europeos y españoles están informados sobre el hecho de que la población está
envejeciendo y que ello supone un reto colectivo de vastas consecuencias. Los resultados
presentados en el Cuadro 1 indican que una amplia mayoría de europeos (67,1%) y
españoles (69,1%) calificaban en 2001 el envejecimiento como un “grave problema”. Muy
pocos lo consideraban como un fenómeno intrascendente (“no es un problema”).
De hecho, esta percepción de que los europeos toman muy en serio el envejecimiento se
refuerza al comprobar que existe una relación lineal fuerte entre el nivel de envejecimiento
efectivo del país y el porcentaje de los que lo perciben como un problema grave.25 En otras
palabras, en los países más envejecidos son más los que evalúan como problema grave el
aumento de la proporción de mayores. Por otra parte, al comparar este resultado con el
obtenido sólo dos años antes (en 1999) se descubre cierta inconsistencia (o sensibilidad a
25
Considerando 14 países, el coeficiente de correlación de Pearson entre los que consideran el envejecimiento
de la población un “problema grave” y el porcentaje de población mayor de 65 en el país es r=0,732.
230
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
la formulación de la pregunta) entre españoles, griegos y portugueses. Mientras que en
1999 eran mayoría los ciudadanos de estos tres países que, ante el envejecimiento de la
población, anticipaban el crecimiento del estado del bienestar, en 2001 la mayoría de
españoles, griegos y portugueses evaluaba el envejecimiento de la población como un
problema “grave”.
Finalmente, el último indicador de la relevancia concedida al envejecimiento alude a la
confianza de la ciudadanía en el futuro de las pensiones. Una falta de confianza implica el
reconocimiento de la magnitud del cambio demográfico y de su capacidad desestabilizadora
de las finanzas de los programas de pensiones. Ante la pregunta sobre la confianza en el
futuro de su pensión pública, la mayoría de los franceses y alemanes, y una elevada
aunque minoritaria proporción los españoles (42,8%), declaraba en 2006 tener “poca” o
“ninguna”, un resultado que sólo se explica en virtud de una conciencia aguda de las
implicaciones del envejecimiento de la población.
231
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 1. Significado dado al envejecimiento de la población según los ciudadanos
de 16 países europeos, 2001
100%
80%
60%
40%
20%
lia
Fr
an
c
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em
an
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Po a
rtu
ga
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Es
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-1
5
y
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da
Ita
Gr
ec
i
a
0%
Problema grave
Problema menor
No será un problema
Fuente: Eurobarómetro 56.1
Nota: La población en (SU PAÍS) está envejeciendo, debido a la caída de la fertilidad y el aumento
de la esperanza de vida. . ¿Piensa usted que en futuro esto representará…?
232
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 2. Confianza en el futuro de las pensiones en 29 países de la Unión
Europea, 2006
100%
80%
60%
40%
20%
Mucha confianza
Bastante confianza
lia
Ita
Gr
ec
ia
Fr
an
cia
Po
rtu
ga
l
Al
em
an
ia
Di
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nl
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Su
ec
Re
ia
in
oU
ni
Lu
xe do
m
bu
rg
o
0%
Poca confianza
Ninguna confianza
Fuente: Eurobarómetro 66.3
Nota: Actualmente, cuando piensa en el futuro de su pensión, diría usted que tiene...?
En definitiva, en consonancia con la opinión pública de otros países europeos, los
españoles reconocen el envejecimiento de la población como un cambio socio-estructural
con graves implicaciones para el modelo de protección social implantado en la segunda
mitad del siglo XX. Esta conclusión coincide con la apuntada por estudios recientes, como el
de Janky y Gál (2007: 19-20), según el cual “una mayoría de los ciudadanos europeos son
conscientes de los problemas implícitos en las tendencias demográficas en los países postindustriales avanzados” (también Walker 1999: 31).
4.1.3. ¿Apoya la ciudadanía medidas para atenuar las consecuencias del envejecimiento
de la población?
Al reconocer la ciudadanía que el envejecimiento de la población supone uno de los
principales retos colectivos a los que se enfrentan las sociedades post-industriales, cabe
suponer que esta misma ciudadanía asume que el fenómeno implicará cambios relevantes
en la vida social. Por tanto, siendo consistentes con este reconocimiento, la opinión pública
podría haber interiorizado ya la necesidad de introducir reformas adaptativas para evitar una
excesiva concentración de recursos públicos en los programas sociales directamente
afectados por el envejecimiento. Pero, por otro lado, incluso siendo conscientes de la
inevitable expansión del envejecimiento, al igual que las elites políticas, la opinión pública
233
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
podría estar “mirando a otro lado” (Chuliá 2006), renunciando a tomar medidas preventivas
sobre la crisis demográfica que se avecina. Esta sección responde a la pregunta sobre cuál
de estas dos vías ha sido la elegida hasta la actualidad por las opiniones públicas española
y europea. La evidencia presentada a continuación sugiere que esta segunda opción es la
que más se ajusta a la realidad. En términos abstractos, e incluso más concretamente como
una respuesta posible al envejecimiento, la opinión pública se muestra ampliamente
satisfecha con el statu quo y rechaza mayoritariamente reformas sustantivas en el área de
la protección social (sea en programas de pensiones, sanidad o servicios sociales). Esta
posición sólo puede entenderse en el marco del apoyo genérico a los principales programas
del estado del bienestar. Por tanto, primero examinamos el grado de aprobación de los
programas actualmente existentes, para luego considerar el nivel de apoyo a las reformas
reactivas al envejecimiento.
Apoyo a los principales programas del estado del bienestar
La población de todos los países desarrollados muestra un altísimo grado de satisfacción
con la red de programas de protección social pública. Tanto la existencia de cada uno de los
programas (pensiones, invalidez, sanidad y desempleo) como su arquitectura general
reciben una aprobación entusiasta en las encuestas realizadas. Ante mayorías tan sólidas,
se hace patente que para la opinión pública las políticas de bienestar social representan uno
de los principales progresos de las sociedades democráticas y capitalistas contemporáneas
durante el siglo XX. Como Taylor-Gooby (2001: 145) observó en un estudio sobre la
evolución del apoyo al estado del bienestar, “en todo lugar la opinión pública ha aprobado
tradicionalmente el estado del bienestar”. A continuación revisamos el grado de consenso
sobre tres dimensiones de los sistemas de bienestar públicos: su mera existencia, sus
principios reguladores y el nivel de gasto social que implican. Los datos relativos a estas
dimensiones reflejan una amplia aceptación del statu quo tanto en España como en el resto
de los países desarrollados.
El Gráfico 3 presenta la valoración que en 2006 suscitaba la afirmación según la cual “es
una responsabilidad del estado proveer servicios” sanitarios y un nivel de vida apropiado a
los mayores. En los cinco países elegidos (y otros tantos desarrollados no incluidos) es
ampliamente mayoritaria, aunque en general ligeramente declinante, la opinión favorable a
la intervención estatal en estas áreas. A este respecto, en 2006 España mostraba los
mayores niveles de convencimiento, con casi cuatro de cada cinco ciudadanos afirmando
categóricamente que “definitivamente” la intervención en pensiones y sanidad es
responsabilidad estatal (respectivamente 78,8% y 76,0%), pero en Alemania, Estados
Unidos, Francia y Japón (salvo para sanidad) también eran mayoría los que estimaban
como “definitivamente” necesaria esta intervención.
234
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 3. Porcentaje de ciudadanos de cinco países que considera que es una
responsabilidad del estado proveer servicios sanitarios a los enfermos y proveer
un nivel de vida decente a los mayores, 2006
Mayores-España
Mayores-Estados Unidos
Mayores-Francia
Mayores-Alemania
Mayores-Japón
Enfermos-España
Enfermos-Francia
Enfermos-Estados Unidos
Enfermos-Alemania
Enfermos-Japón
0%
20%
40%
Definitivamente deberían
Probablemente no deberían
60%
80%
100%
Probablemente deberían
Definitivamente no deberían
Fuente: International Social Survey Programme 2006
Asimismo, respecto a estas dos dimensiones de actuación estatal (sanidad y pensiones)
podemos examinar cómo ha evolucionado la posición de la opinión pública, ya que esta
pregunta se incluyó en oleadas precedentes de la encuesta internacional “El papel del
estado” dirigida por el ISSP (siempre que el país haya participado en el estudio). Los datos
no han sido incluidos en una tabla o gráfico, pero al comparar cuánta población considera
que el área de pensiones es una responsabilidad estatal comprobamos que en Alemania
(desde 1985), Francia, Japón y España (estos tres países, desde 1996) han descendido
levemente los porcentajes que “definitivamente” comparten esta opinión. Por otra parte,
respecto al área sanitaria, en España (desde 1996) y Japón (desde el mismo año) han
disminuido ligeramente los que contestan “definitivamente”, mientras que aumentan en
Estados Unidos y Francia. Por tanto, existe alguna evidencia de una progresiva erosión de
la necesidad percibida de intervención estatal en el área de protección social, si bien esta
erosión está ocurriendo a un ritmo muy lento, por lo que no conviene exagerar esta
potencial tendencia. Como se ha apuntado anteriormente, en 2006 seguían representando
amplias mayorías en los cinco países los que se adherían al grupo de mayor entusiasmo
con la provisión pública de servicios sanitarios y pensiones de jubilación.
Un alto nivel de apoyo también se aprecia respecto a la valoración de los principios rectores
de los programas de bienestar. En este sentido, dos Eurobarómetros -uno de 2001 y otro de
2007-, incluyen preguntas sobre los objetivos últimos de estos programas. En dichos
235
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Eurobarómetros sólo encontramos indicadores relativos a la lógica de las políticas de
pensiones y de servicios sociales. Pero podemos obtener información sobre la política
sanitaria de un estudio del CIS elaborado en 2008. En cuanto a los programas de pensiones
públicas, tanto en España como de media en la UE-15, representan una amplia mayoría
quienes apoyan las coordenadas básicas de los sistemas nacionales de pensiones: su
predominio estatal, la financiación vía sistemas de reparto, su obligatoriedad e, incluso, la
proporcionalidad entre las pensiones y los ingresos salariales previos a la jubilación de los
beneficiarios.
De acuerdo con el Eurobarómetro de 2001, la preferencia por un sistema
predominantemente público de pensiones es abrumadora. En Francia e Italia dos de cada
tres ciudadanos están de acuerdo con la afirmación de que “las pensiones deberían estar
provistas fundamentalmente por el estado y deberían financiarse con impuestos y
cotizaciones sociales”, pero en España esta proporción crece hasta casi la unanimidad
(94,3%) (Cuadro 2). Respaldan esta evidencia los resultados del estudio del CIS de 2008,
que arroja datos sobre las preferencias en la provisión de pensiones de la Seguridad Social.
Siete de cada diez ciudadanos (71,5%) consideran que las pensiones “deben ser públicas”,
esto es, administradas a través de organismos estatales. En cambio, sólo uno de cada
cuatro (26,5%) cree que, siendo predominantemente públicas, se debe permitir a los
trabajadores detraer cotizaciones obligatorias para invertirlas en planes de pensiones. La
formulación elegida de la pregunta (“deben ser públicas” en vez de “deben administrarse por
organismos públicos”) puede haber reforzado el apoyo a la primera opción, pero parece
improbable que los partidarios de elegir el destino de parte de las cotizaciones llegaran a
superar un tercio de los entrevistados.
Por otra parte, volviendo a los datos del Eurobarómetro de 2001, el sistema de reparto o
pay-as-you-go obtiene también un alto nivel de apoyo. De media, en la UE-15 casi nueve de
cada diez ciudadanos considera que “aquellos que están trabajando tienen el deber de
asegurar, a través de sus impuestos y contribuciones, que los mayores tengan un nivel de
vida decente”, lo que requiere una redistribución horizontal o intergeneracional, siendo
España el país con mayor aprobación de este principio (93,0%). También es interesante
comprobar el grado de consenso que ha surgido respecto de la utilización de cotizaciones
sociales obligatorias para financiar las pensiones. En los 15 países considerados, más de
cuatro de cada cinco personas apoya esta vía de aseguramiento forzoso ante el riesgo de
vejez (83,1%). La ciudadanía europea percibe, por tanto, las cotizaciones sociales como
una solución adecuada ante la posibilidad de que los trabajadores en activo que no
ahorrarán voluntariamente bastante para mantener aproximadamente su nivel de vida
durante su etapa vital de mayores inactivos. Respecto a los servicios sociales, el Cuadro 2
también refleja una práctica unanimidad entre los ciudadanos europeos en el apoyo a la
existencia de residencias públicas para ancianos sin recursos.
236
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Cuadro 2. Ciudadanos europeos que están de acuerdo los siguientes mecanismos de previsión
social, 2001 y 2007
Sistema de
Las pensiones
Existencia de
pensiones
Sistema de
Obligatoriedad
deben ser
residencias
fundamenpensiones de
de contribuir a
proporcionales
públicas para
talmente
a los ingresos
ancianos sin
reparto o
un sistema de
público(1)
PAYGO (2)
pensiones(3)
pasados(4)
recursos(5)
Alemania
50.2
85.3
82.0
93.9
91.9
Austria
69.3
87.0
79.6
89.8
94.9
Bélgica
80.6
79.4
85.7
90.4
97.0
Dinamarca
49.1
92.3
74.5
84.5
97.6
España
94.3
93.0
74.8
90.2
97.6
Finlandia
34.8
88.3
73.1
89.9
98.5
Francia
63.4
86.1
89.4
95.1
97.3
Grecia
86.0
91.4
89.2
96.3
97.7
Irlanda
66.5
91.6
88.2
96.3
98.7
Italia
71.3
82.4
82.6
87.1
91.7
Luxemburgo
68.2
87.6
94.1
92.7
97.0
Países Bajos
41.3
88.9
88.6
90.5
96.2
Portugal
77.2
86.7
88.7
93.0
92.6
Reino Unido
61.6
86.2
81.8
94.6
96.6
Suecia
74.2
92.0
81.1
85.7
98.2
86.6
83.1
92.1
96.2
Media EU-15
65.3
Fuentes: Eurobarómetros 56.2 y 67.3
Nota: (1) “Las pensiones deberían estar provistas fundamentalmente por el estado y deberían financiarse con
impuestos y cotizaciones sociales”; para (2) “Aquellos que están trabajando tienen el deber de asegurar, a través
de sus impuestos y contribuciones, que los mayores tengan un nivel de vida decente”; (3) “Debería ser
obligatorio para todas las personas trabajando (sean empleados o por cuenta propia) contribuir a un esquema de
pensiones”; (4) “Una buena pensión debería permitir a todo el mundo mantener un nivel de vida adecuado relativo
a sus ingresos con anterioridad a su jubilación”; (5) “Las autoridades públicas deberían proveer servicios que
impliquen cuidado en el hora y/o cuidados en centros especiales para los mayores.” El porcentaje se ha calculado
descontando los no sabe/ no contesta.
En cuanto a la sanidad, los ciudadanos aprueban igualmente la arquitectura existente como
la más deseable. Según el estudio del CIS de 2008, casi nueve de cada diez españoles
(87,4%) prefieren la sanidad como un servicio universal que debe ser administrado por
organismos públicos y financiado mediante impuestos. Menos de una de cada diez (8,5%)
aceptaría combinar la administración estatal de salud con el pago de tasas individuales. Y
sólo tres de cada cien (2,7%) admitirían que los servicios sanitarios, aunque financiados a
través del estado, fueran gestionados por el sector privado.
Pero si bien la opinión pública se muestra muy favorable a la existencia de programas
estatales de protección social y a sus principios rectores (por ejemplo el sistema de reparto,
o la relación proporcional entre ingresos pasados y pensiones) durante las últimas décadas,
donde mejor se aprecia el entusiasmo respecto a las políticas de bienestar existentes es al
237
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
considerar las preferencias de gasto en las áreas sanitaria y de pensiones. El esperado
incremento del gasto futuro en partidas de bienestar social y las presiones internacionales
para mantener la competitividad económica de los países post-industriales no han llevado a
los ciudadanos a mantener una posición cautelosa y secundar mayoritariamente la
estabilidad en el gasto sanitario y en pensiones. En 2006, ante la pregunta de si desean
menos, el mismo o más gasto público en pensiones y sanidad, la mayoría de la población
alemana, española, estadounidense, francesa y japonesa apoyaba precisamente
incrementos en estas áreas de gasto (Gráfico 3). A este respecto, España también
presentaba un grado de respaldo particularmente alto a las políticas de protección social,
destacando, entre los cinco países considerados, por la demanda de “mucho más” gasto en
pensiones y registrando el segundo mayor porcentaje de demanda de “mucho más” gasto
en sanidad después de Estados Unidos.26 Este respaldo más intenso avala la hipótesis del
fuerte enraizamiento de actitudes muy estatistas en la sociedad española.
Gráfico 4. Porcentaje de ciudadanos de cinco países que conisdera que el estado
debería gastar más, lo mismo o menos en pensiones de jubilación y sanidad, 2006
Jubilación-España
Jubilación-Japón
Jubilación-Estados Unidos
Jubilación-Alemania
Jubilación-Francia
Sanidad-Estados Unidos
Sanidad-España
Sanidad-Japón
Sanidad-Francia
Sanidad-Alemania
0%
20%
Gastar mucho más
Gastar menos
40%
60%
Gastar más
Gastar mucho menos
80%
100%
Gastar lo mismo
Fuente: International Social Survey Programme 2006
Otras fuentes confirman la insatisfacción de la opinión pública con los niveles de gasto
público en pensiones, sanidad y servicios sociales. En 2008, y con datos del estudio del
CIS, predominan los españoles que consideran que se gastan “demasiados pocos” recursos
26
De una lista de 21 países industrializados que participaron en el estudio ISSP 2006, España figuraba en sexto
lugar por su porcentaje de población favorable a más gasto sanitario y en cuarto lugar por su porcentaje de
población favorable a más gasto en pensiones.
238
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
en pensiones (63,0%) y sanidad (54,0%). Sólo en servicios sociales, paradójicamente, el
área en el que el hiato de gasto con otros países europeos se muestra mayor, son casi
iguales los porcentajes de quienes consideran que se gastan “demasiado pocos” recursos
(48,8%) y “los justos” (47,3%).
En el caso de las preferencias sobre el volumen de gasto en sanidad y pensiones también
cabe contrastar los resultados para 2006 con los relativos a oleadas anteriores de la
encuesta ISSP “El papel del estado” llevadas a cabo (dependiendo el país) en 1985, 1990 y
1996. Si bien respecto a la responsabilidad estatal en la protección contra las enfermedades
y la vejez observamos antes una muy suave caída de los niveles de apoyo, no ocurre lo
mismo en este caso. Al comparar 1996 con 2006, se distingue un aumento de la proporción
de ciudadanos que demandan más gasto en pensiones de jubilación tanto en España
(67,5% y 85,5% respectivamente), como Estados Unidos y Francia, mientras que en
Alemania el porcentaje se ha mantenido estable y en Japón ha caído. Considerando las
mismas fechas, una pauta similar es apreciable en el respaldo a mayores niveles de gasto
en sanidad pública. En efecto, este apoyo ha aumentado sustantivamente en España
(79,6% y 87,1%), Estados Unidos y Francia, aunque también se ha mantenido estable en
Alemania y ha disminuido en Japón. En conclusión, a pesar de que estudios precedentes
apunten que “hay algo de evidencia de que el apoyo está en declive” (Taylor-Gooby 2001:
145), algunos datos sugieren que el apoyo a estas políticas ha seguido creciendo. Mientras
que ha descendido ligeramente la proporción que considera que definitivamente es
responsabilidad estatal la provisión de pensiones y sanidad públicas, en tres de los cinco
países considerados ha aumentado el apoyo a la expansión del gasto en pensiones y
sanidad. Por tanto, los datos no respaldan en ningún caso el argumento de la merma de
legitimidad social del estado del bienestar; antes al contrario, indican disposiciones
favorables a mantener y eventualmente reforzar su protagonismo.
Apoyo a reformas para atenuar las consecuencias del envejecimiento de la población
Hasta ahora hemos comprobado que, por una parte, la opinión pública es consciente de que
el envejecimiento supone un reto colectivo y, por otra parte, los programas de bienestar en
las áreas de pensiones de jubilación y sanidad gozan de alta y continuada aprobación por
parte de la ciudadanía. Este escenario presenta simultáneamente oportunidades y
limitaciones para la introducción de medidas que atenúen las consecuencias del cambio
demográfico. Si la ciudadanía valora la necesidad de cambios desde una perspectiva
empírica y desarrolla actitudes consistentes con ésta, debería respaldar reformas
conducentes a la contención del gasto. En cambio, si la ciudadanía asume una perspectiva
normativa, que conlleva la definición del statu quo en bienestar social como derechos
adquiridos inalienables bajo ningún contexto, no aceptará adaptaciones. La evidencia que
se presenta a continuación indica el aprecio mayoritario por la configuración existente y el
239
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
rechazo de medidas de reforma sustantivas. Al recordar a los encuestados el hecho de que
en el futuro la proporción de población mayor continuará creciendo, la sociedad española y
la europea, en general, reaccionan rechazando reformas restrictivas que incluyan, por
ejemplo, la elevación de la edad mínima de jubilación o la reducción de las prestaciones
existentes.
Combinando los resultados de los Eurobarómetros y el estudio del CIS de 2008, se aprecia
que, como reacción al cambio demográfico, la opinión pública aprueba casi únicamente
reformas que aumenten indirectamente los ingresos de los programas de pensiones
públicas. Entre las medidas referidas a los ingresos y que reciben una amplia aceptación se
cuentan las de habilitar recursos de otros programas públicos para políticas de pensiones,
incentivar la natalidad o fomentar la incorporación de la mujer al mercado laborar y
regularizar a más inmigrantes con el fin de que coticen a la Seguridad Social. A su vez,
también suscita una alta aprobación el estímulo de planes de pensiones privados. En
cambio las medidas que directamente incrementan los ingresos, como son subidas en las
cotizaciones de la Seguridad Social, no cuentan con un apoyo masivo. Asimismo, tampoco
provocan con una aceptación generalizada medidas dirigidas a reducir los gastos de los
programas existentes: ni incrementar la edad de jubilación, ni restringir la cobertura de las
pensiones contributivas, ni reducir el nivel de las prestaciones representan opciones que
ampliamente aceptadas. A continuación se profundiza en cada una de estas afirmaciones.
Una medida que genera amplio apoyo consiste en incentivar fiscalmente los planes de
pensiones privados. De media en la UE-15 más de ocho de cada diez ciudadanos (84,0%)
son partidarios de que el gobierno provea “incentivos fiscales para animar a la gente a que
ahorre individualmente para su jubilación”. En España, la proporción es similar (77,4%)
(Cuadro 3). A largo plazo, la expansión de estos fondos podría contribuir a dar estabilidad al
sistema de pensiones por medio de una reducción de la demanda por parte de las clases
medias y medias-altas de seguros públicos generosos, y proveyendo un monto de ingresos
para este grupo de población en caso de que en el futuro se recortaran las prestaciones.
240
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Cuadro 3.Preferencias individuales en 15 países europeos sobre las medidas necesarias a tomar en el área de políticas de pensiones como respuesta al envejecimiento de la
población. Porcentaje de población de acuerdo con las siguientes afirmaciones, 2001
“Los niveles de
pensiones actuales
deberían mantenerse
incluso si esto significa
subir los impuestos o
cotizaciones sociales”
“El gobierno debería
recortar gastos en
otras áreas para
habilitar dinero para
las pensiones”
“El gobierno debería
proveer incentivos
fiscales para animar a la
gente a que ahorre
individualmente para su
jubilación”
“Las cotizaciones
sociales no deberían
subirse incluso si esto
significa reducir los
niveles de las
pensiones”
“La edad de jubilación
debería elevarse de
modo que la gente
trabaje más tiempo y por
tanto pase menos tiempo
jubilada”
“El gobiernos debería
permitir a la gente cotizar
a sus fondos de
pensiones privados o
pólizas de seguro de su
elección”
Austria
76,4
85,8
84,8
35,2
27,8
82,8
Bélgica
77,1
87,4
87,4
40,6
24,0
90,5
Dinamarca
88,0
75,7
89,3
32,4
29,0
93,1
Francia
76,0
90,7
77,3
42,0
27,5
86,7
Alemania
72,4
85,2
89,7
39,7
19,4
83,7
Reino Unido
90,2
70,0
91,4
27,2
28,1
92,9
Grecia
63,8
93,4
76,5
39,6
13,9
89,2
Irlanda
89,5
83,8
96,9
41,5
49,0
94,4
Italia
71,2
88,8
78,9
40,7
30,7
87,8
Luxemburgo
72,7
82,6
80,6
34,1
19,1
88,6
Países Bajos
87,4
77,8
84,0
24,6
25,9
85,8
Noruega
85,6
71,9
79,2
35,9
26,0
88,1
Portugal
71,9
94,4
85,7
49,2
30,4
92,0
España
81,9
84,4
77,4
33,2
22,6
76,6
Suecia
79,9
73,1
81,1
33,6
12,7
71,9
Media EU-15
78,9
83,0
84,0
36,6
25,7
86,9
Fuente: Eurobarómetro 56.1
Nota: Los porcentajes se han calculado descontando los no sabe /no contesta.
241
Retos socioeconómicos del envejecimiento en España
242
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Otras cuatro medidas bien vistas por la ciudadanía únicamente pueden contrarrestar
los efectos del envejecimiento por vía indirecta y el lado de los ingresos. La primera es
recortar gastos en otros programas públicos con el fin de habilitar recursos para los
programas de pensiones. También más de ocho de cada diez ciudadanos de la UE-15
y españoles aprueban esta medida (83,0% y 84,4% respectivamente) (Cuadro 3). Una
ventaja clave de esta medida se deriva del hecho de que una genérica redistribución
de fondos de otras políticas públicas hacia los programas de pensiones podría evitar,
dependiendo de las políticas afectadas, la concentración de los costes de las reformas
en grupos concretos de población. No obstante, investigaciones posteriores deberían
averiguar en qué políticas estatales resultan aceptables las reducciones
presupuestarias encaminadas a estabilizar los programas de pensiones.
El apoyo a las tres medidas restantes se comprueban en los resultados de la encuesta
del CIS de 2008 (Gráfico 5). Para mantener el sistema de pensiones a largo plazo, tres
cuartas partes de los españoles (74,9%) apuestan por “fomentar la natalidad” (sin más
especificaciones), casi nueve de cada diez (86,3%) también se inclinan por “fomentar
la incorporación de la mujer al mercado laborar” y, finalmente, en torno a cuatro de
cada cinco “regularizar el trabajo de los inmigrantes para que coticen a la Seguridad
Social”.
243
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 5. Opinión de los españoles sobre diversas medidas orientadas a
mantener el sistema de pensiones a largo plazo, 2008
100%
80%
60%
40%
20%
0%
Fomentar la
incorporación
de la mujer al
mercado de
trabajo
Muy positiva
Regularizar el
trabajo de los
inmigrantes
para que
coticen a la
Seguridad
Social
Bastante positiva
Fomentar la
natalidad
Subir las
Aumentar el
cotizaciones a número de años
la Seguridad de cotización
Social
necesarios para
cobrar la
pensión
Ni positiva ni negativa
Negativa
Retrasar la
edad de
jubilación
Muy negativa
Fuente: Estudio CIS nª 2765
Nota: "Dígame, por favor, si cree que las siguientes meddias serían muy positivas, positivas, negativas o
muy negativas para mantener el sistema de pensiones a largo plazo".
No obstante, conviene puntualizar que ninguna de estas medidas actúa sobre las
dimensiones directamente influyentes en la estabilidad financiera de estos programas.
De hecho, todas ellas tienen en común el ofrecer soluciones dudosamente
satisfactorias al reto que supone el envejecimiento. En primer lugar, los incrementos
en las tasas de natalidad deberían ser muy elevados para compensar la caída en las
tasas de mortalidad, lo cual a tenor de la evolución de estas tasas en las últimas
décadas en diversos países europeos resulta altamente improbable. En segundo
lugar, si bien en el corto plazo el incremento de las tasas de actividad y empleo puede
expandir los recursos de la Seguridad Social, a largo plazo estos ocupados supondrán
un pasivo neto, generando derechos de pensión que cuando se hagan valer
supondrán un aumento de la presión financiera sobre el sistema.
Por el contrario, los cambios de los actuales parámetros de los programas públicos de
pensiones, incluidos los que afectan a las fórmulas de cálculo de las pensiones o las
reglas para acceder a las pensiones, cuentan con bajo nivel de aceptación entre las
opiniones públicas española y europea. Pese a que estas medidas no afectarían
negativamente a la creación de empleo (como probablemente sí lo haría el incremento
de las cotizaciones) ni a los ingresos del sistema, ni supondrían a corto plazo un
aumento del gasto público (como sí lo implicaría una privatización parcial o total del
244
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
sistema de pensiones), la introducción de ajustes restrictivos del gasto suscita una alta
desaprobación como respuesta institucional al cambio demográfico que se avecina.
En primer lugar podemos considerar cambios en la generosidad de las prestaciones.
Se plantee como una opción aislada (Cuadro 3) o como opción entre varias
alternativas (Gráfico 6), de media entre los países de la UE-15, así como en España,
sólo uno de cada diez y uno de cada tres los ciudadanos que aceptarían recortes en
las pensiones. Ello, por sí mismo, revela una fuerte identificación de la población con
el statu quo de los programas de pensiones públicas.
Asimismo, potenciales cambios en la edad mínima de jubilación a su vez se enfrentan
al rechazo masivo de la población. De media en la UE-15, así como en España, sólo
uno de cada cinco ciudadanos aceptaría un incremento en la edad mínima de
jubilación (Cuadro 3 y Gráfico 6) como respuesta principal al envejecimiento. Y en
línea con esta conclusión obtenida de los Eurobarómetros de 2001 y 2007, la encuesta
del CIS de 2008 revela que sólo uno de cada seis ciudadanos residentes en España
se muestra favorable a “retrasar la edad de jubilación” supuestamente de manera
obligatoria por vía de la edad mínima de jubilación (Gráfico 5).
Por tanto, hallamos una fuerte resistencia a cambios en la cuantía de las pensiones y
el periodo de disfrute de éstas. Ahondando en este rechazo a cambios con
consecuencias personales directas, también se aprecia este desacuerdo respecto a
limitar la cobertura del sistema contributivo por medio de aumentar el número mínimo
de años de cotización para acceder a una pensión pública. Sólo dos de cada diez
españoles (18,6%) están de acuerdo con esta medida (Gráfico 5).
245
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Gráfico 6. Preferencias individuales sobre las medidas necesarias a tomar en el
área de políticas de pensiones debido al envejecimiento de la población en 29
países, 2006
100%
80%
60%
40%
20%
Una combinación de las tres (respuesta espontánea)
Ninguno de los tres anteriores (respuesta espontánea)
Mantener la edad de jubilación actual y aceptar que recibirás menos pensión
Trabajar y cotizar más tiempo
Mantener la edad de jubilación e incrementar las cotizaciones para la seguridad social
Fuente: Eurobarómetro 2006
Nota: "Si te dieran a elegir entre las siguientes posibilidades encaminadas a garantizar la
financiación del sistema de pensiones de (NUESTRO PAÍS), ¿cuál de ellas es más aceptable para
tí?" Respuesta única entre seis opciones.
Así pues, la evidencia disponible proveniente de tres encuestas diferentes sugiere
consistentemente que la opinión pública desaprueba adaptaciones al cambio
demográfico en los programas de pensiones que repercutan en las reglas de acceso y
cálculo de las pensiones, esto es, en el lado del gasto en estos programas. Ahora
bien, esta misma evidencia tampoco presta respaldo a adaptaciones en el lado de los
ingresos directos a través de subidas en las cotizaciones sociales obligatorias A falta
de datos contrarios, esta aceptación de inevitables subidas de las cotizaciones se
inferiría del mayoritario apoyo que españoles y europeos prestaban a una encuesta de
2001 a la afirmación según la cual “los niveles de pensiones actuales deberían
mantenerse incluso si esto significa subir los impuestos o cotizaciones sociales”
(Cuadro 3). Sin embargo, otra encuesta que pregunta más claramente sobre la
posición de la ciudadanía respecto a las subidas de las cotizaciones sociales permite
246
Portugal
Austria
Irlanda
Italia
España
Bélgica
Francia
Alemania
Media EU-29
Media EU-15
Grecia
Luxemburgo
Reino Unido
Suecia
Finlandia
Países Bajos
Dinamarca
0%
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
descartar esta inferencia. En efecto, en 2008 en torno a uno de cada cuatro españoles
(23,8%) consideraba como una medida positiva “subir las cotizaciones de la Seguridad
Social” para dar sostenibilidad a los programas de pensiones, mientras que dos de
cada tres opinaban lo contrario (64,4%) (Gráfico 5).
Las encuestas analizadas en esta sección, los Eurobarómetros de 2001 y 2007, así
como el estudio del CIS de 2008, sólo incluyen preguntas sobre los efectos del
envejecimiento sobre el sistema público de pensiones, prescindiendo de preguntas
sobre cómo percibiría la opinión pública europea la introducción de medidas
restrictivas en la política sanitaria y de servicios sociales ante el cambio demográfico.
A pesar de ello, el área de pensiones de jubilación podría interpretarse como el caso
límite más favorable, en el cual el vínculo entre envejecimiento y dificultades
económicas emerge de manera más directa y evidente: si las medidas reactivas son
ampliamente rechazadas en este área, resulta improbable que ocurra lo contrario en
las políticas sanitaria o de servicios sociales, de las cuales, además los mayores no
son los únicos beneficiarios.
Esta expectativa se confirma al considerar en qué programas no aceptaría la
ciudadanía española recortes si el estado se viera obligado a reducir el gasto público.
Forzados a elegir sólo un área de gasto donde no aceptaría recortes, la mitad de los
españoles elige la sanidad pública (49,8%), uno de cada siete las pensiones (13,3%) y
uno de cada veinte los servicios sociales (4,0%).27
En definitiva, la opinión pública española y, más ampliamente, la europea presentan
un intenso conservadurismo al respecto de las políticas de bienestar social.
Concretamente, la ciudadanía sólo apoya reacciones al envejecimiento que incidan de
manera indirecta sobre los ingresos de los programas de pensiones tales como las
que fomenten la expansión de la tasa de actividad o la natalidad. En cambio, los
ciudadanos rechazan consistentemente medidas interpretables como un recorte de
derechos sociales adquiridos y que afecten a su biografía personal o su poder de
compra, tales como contraer el periodo de cobro de las prestaciones o rebajar la
cuantía de las prestaciones.
Al llegar a esta conclusión, este estudio coincide con análisis previos. En la misma
línea, a partir de los datos de una encuesta realizada en el año 2000 y no utilizada
para el presente estudio, Boeri, Börsch-Supan y Tabellini (2002: 396) escribieron que
“el statu quo es el resultado mayoritario en muchas dimensiones: la mayoría de las
propuestas de reforma [de las pensiones] carecen de una mayoría, y los reformistas
rara vez apoyan más de una opción de reforma”. Asimismo, basándose en el análisis
27
El enunciado exacto de la pregunta es el siguiente: “Si las Administraciones Públicas tuvieran que
reducir necesariamente el gasto público en algunas de las siguientes partidas, dígame, por favor, en cuál
de ellas no estaría dispuesto a admitir un recorte en ningún caso” (una sola respuesta) (CIS 2008).
247
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
de los Eurobarómetros de 2001 y 2007, Janky y Gál (2007: 19-20) apuntan que “existe
una discrepancia entre la conciencia de los problemas relativos al envejecimiento de la
población…y la falta de voluntad de resolverlos. Una mayoría de los ciudadanos
europeos son conscientes de los problemas de las tendencias demográficas en las
sociedades post-industriales avanzadas. (…) [Esta] consciencia, sin embargo, no se
traslada en apoyo popular a las reformas dirigidas a enfrentarse a los problemas”.
4.1.4. ¿Qué grupos de población son más proclives a aceptar cambios en los
sistemas de bienestar?
En esta última sección examinamos qué grupos de población son más proclives a
introducir reformas en los programas públicos de bienestar social. Para ello, tomamos
dos tipos de indicadores. El primero se refiere a la aceptación de cambios en los
parámetros de los programas de pensiones actuales, concretamente la ampliación de
la vida laboral activa y el cobro de una menor pensión. La información proviene del
Eurobarómetro de 2006. El segundo tipo de indicadores se refiere a una preferencia
genérica (no como respuesta explícita al cambio demográfico) por mecanismos que
reduzcan el predominio estatal en la gestión y administración de pensiones y servicios
sanitarios. La base de datos en este caso es el ya citado estudio del CIS de 2008.
Fijándonos primeramente en la valoración de reformas paramétricas, comprobamos
que de media dentro de los países miembros de la UE-15 la variable más influyente es
la edad (Cuadro 4). Mientras que la clase social o el nivel educativo no marcan
diferencias en la aceptación de recortes en las pensiones, la variable edad se muestra
relevante y estadísticamente significativa. Los mayores de 64 tienen una probabilidad
un 26,4% menor de aceptar que en el futuro recibirán una pensión de importe más
reducido. Este resultado en sí mismo contradice la extensa bibliografía que rechaza la
existencia de un conflicto intergeneracional respecto de las políticas sociales (HamilLuker 2001). Pero más interesante resulta comprobar que, en cambio, los mayores de
64 son significativamente más favorables a incentivar la extensión de la vida laboral.
Su probabilidad de aceptar la implementación de estos incentivos es un 33,4% mayor.
Estos dos hechos matizan la impresión de un elevado conservadurismo por parte de
los mayores, poniendo de manifiesto su posicionamiento racional (o egoísta, según se
mire): rechazan recortes en las prestaciones que contribuirían a reforzar las finanzas
de los programas pero que les perjudicarían directamente, mientras que aceptan
extender la vida laboral, lo cual también reforzaría dichas finanzas sin afectarles
directamente al estar ya jubilados.
248
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Cuadro 4. Determinantes de preferir "trabajar y cotizar más tiempo" y "mantener la edad de
jubilación y aceptar que recibirás menos pensión" en la UE-15, 2006
"Trabajar y cotizar
más tiempo" (=1)
"Mantener la edad de jubilación y
aceptar que recibirás menos
pensión" (=1)
Clase social objetiva
Empresarios o profesionales
0,21*
-0,08
Directivos o supervisores
-0,11
0,14
Clase trabajadora manual
-0,21***
0,05
0,02***
0,01
Años de educación
Género (mujer=1)
-0,16**
-0,08
Edad
10-29
30-45
+65
0,26***
-0,05
0,34***
0,01
0,11
-0,26**
Ideología
Interesado en la política
0,08
-0,04
Escala izquierda-derecha (0-10)
0,06***
-0,02
Constante
N
-1,85***
10,788
-1,67***
10,788
Fuente: Eurobarómetro 66.3
Nota: Las regresiones son logísticas. Los errores típicos no han sido incluidos para facilitar la lectura de la tabla. El peso de
cada uno de los 15 países incluidos es proporcional a su población. *0.05<p **0.01<p ***0.001<p
Junto a los mayores, también las personas con mayor nivel educativo, los hombres
(tanto mayores como más jóvenes), los empresarios o profesionales y los que tienden
a declararse de derechas tienen una probabilidad significativamente mayor de aceptar
extensiones en la vida laboral. Sin embargo, los más interesados en la política no
parecen haber aceptado la inevitabilidad de reformas. Por tanto nos enfrentamos a
diferencias de opinión entroncadas en dimensiones económicas (clase social) y no
económicas (como la ideología o el nivel educativo).
También vale la pena examinar si las variables sociodemográficas estándar
estructuran las preferencias por los principios rectores de los sistemas de pensiones o
sanitario en España. Respecto a la política de pensiones, se han agrupado las
respuestas que, rechazando el modelo de reparto y gestión monopólica de las
contribuciones por parte del estado, optan por la posibilidad de invertir las cotizaciones
obligatorias en fondos de pensiones privados (lo que en la bibliografía técnica se
denomina opting-out) o por una privatización plena. En cuanto a la política sanitaria,
también se han separado la preferencia por el modelo vigente basado en la gestión
eminentemente estatal y la financiación exclusiva vía impuestos y la preferencia por el
cobro de tasas, la gestión privada o la privatización plena del sanitario nacional.
249
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Cuadro 5. Determinantes de preferir la (a) la privatización del sistema de pensiones o la
posiblidad de invertir las cotizaciones en fondos de pensiones, y (b) una sanidad
privatizada o que cobre tasas o que sea gestionada privadamente en España, 2008
Opting-out o la
Gestión privada de la sanidad,
privatización de las
o cobro de tasas o
pensiones (=1)
privatización de la sanidad (=1)
Clase social objetiva
Empresarios o profesionales
0,08
0,29
Directivos o supervisores
0,15
0,11
Clase trabajadora manual
-0,29*
-0,35
Educación e información
Secundaria
0,39*
0,66*
Universitaria
0,83***
1,01**
Ad. central gestiona las pensiones (=1)
Género (mujer=1)
-0,01
-0,03
-0,10
-0,26
-0,10
-0,22
Edad
10-29
30-45
+65
Ideología - Escala izquierda-derecha
0,01
0,08
-0,08
0,16
0,04
0,16***
Constante
-1,26***
-3,07***
N
1.362
1.382
Fuente: Estudio CIS 2765
Nota: Las regresiones son logísticas. Los errores típicos no han sido incluidos. *0.05<p **0.01<p ***0.001<p
Lo más relevante en ambos casos es que el nivel educativo de los españoles
estructura apreciablemente el apoyo a modelos alternativos en el aseguramiento
colectivo contra la vejez y la enfermedad (Cuadro 5). Haber completado la educación
secundaria y, especialmente, superior incrementa significativamente la probabilidad de
apoyar modelos alternativos de provisión social al actualmente existente. Entre los
varones de 45 a 65 años, con un trabajo poco o semi-cualificado en el sector servicios
y un nivel educativo primario (el grupo de referencia en las ecuaciones), las
probabilidades de preferir modelos de provisión de pensiones y sanidad alternativos
son, respectivamente, 0,22 y 0,04. En cambio, si este mismo varón en el mismo grupo
de edad y con el mismo trabajo tiene un nivel educativo universitario, las
probabilidades suben hasta, respectivamente, 0,40 y 0,11. Esto supone que entre la
población con mayor nivel educativo se contrae la preferencia por el modelo de
pensiones público y de reparto obligatorio actualmente vigente. De ello cabe inferir
que, ceteris paribus, a largo plazo y siempre que aumenten los niveles educativos, el
rechazo a mecanismos privados en la protección social puede debilitarse.
250
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
4.1.5. Conclusiones
Este capítulo ha tenido por objetivo ofrecer una panorámica general sobre la posición
de la opinión pública respecto al envejecimiento de la población y las medidas más
debatidas para atenuar su impacto en los programas de protección social. Para ello
hemos ofrecido evidencia primaria proveniente de seis encuestas de opinión recientes.
Del análisis realizado en las secciones precedentes destacan cuatro conclusiones. La
primera es que la opinión pública europea, en general, y española en particular, es
consciente de que la población está envejeciendo, y de que este cambio demográfico
afectará tanto a las formas de vida de los países desarrollados como a sus estructuras
institucionales. Con ello se hace patente que la amplia y creciente atención prestada
por científicos sociales y economistas al fenómeno del envejecimiento ha calado en la
opinión pública, la cual reconoce el proceso como uno de los grandes retos a los que
se enfrentan nuestras sociedades. Asimismo, con ello se cumple la condición de
posibilidad para que la opinión pública acepte la necesidad de reformas adaptativas en
los programas de protección social más directamente afectados por el envejecimiento.
Sin embargo, pese a reconocer que el progresivo envejecimiento inevitablemente
aumentará los gastos de protección social, la opinión pública rechaza introducir
reformas que favorezcan a largo plazo la estabilidad financiera de estos programas.
La segunda y principal conclusión del capítulo es que se observa un apoyo muy
generalizado al statu quo en los sistemas de bienestar social. En los países
industrializados son muy amplias las mayorías que rechazan cambios en los principios
reguladores de los programas de sanidad y pensiones (su obligatoriedad, financiación
vía reparto o proporcionalidad respecto a ingresos pasados), la introducción de reglas
más restrictivas para acceder a la pensión (edad de jubilación) y calcular su cuantía,
así como reducciones en el gasto público en sanidad o pensiones. No obstante, ya
que en algunos países se hayan introducido cambios sustantivos demuestra que las
preferencias de la opinión pública no suponen un obstáculo insalvable a la hora de
introducir reformas.
Por tanto, si la ciudadanía reconoce enfrentarse a un cambio demográfico sustancial
pero rechaza tomar medidas que paliarían sus consecuencias, cabe plantearse qué
motivos subyacen a ese rechazo. A este respecto Boeri, Boersch-Supan y Tabellini
(2002) sugieren que los motivos son fundamentalmente egoístas, al desear las
generaciones actuales pasar el peso de las reformas a generaciones futuras. Pero
también cabe una lectura más benevolente según la cual la población tiene un
conocimiento desajustado sobre cuáles son las consecuencias previsibles del rango
de opciones al que afronta. Como aparente ‘solución’ al cambio demográfico, la
opinión pública española prefiere medidas que aumenten la masa laboral y, por ende,
los ingresos de los programas de protección, sin tomar en cuenta que un mayor
número de cotizantes aumentará a medio y largo plazo la demanda de servicios
sanitarios y el gasto en pensiones. De ser así, no cabe infraestimar la importancia de
251
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
esfuerzos pedagógicos orientados a que la opinión pública adquiera una comprensión
más ajustada y realista de las consecuencias previsibles de cada tipo de medida
reactiva al envejecimiento.
La tercera conclusión se refieres más específicamente al caso español. España, al
igual que otros países del sur de Europa, destaca por presentar un apoyo
particularmente elevado a la implicación del estado en la protección contra la vejez y la
enfermedad. Ello se puede interpretar en términos positivos: si la población confía en
el estado como mecanismo esencial para la protección social es porque éste ha
respondido con eficacia ante dicho mandato, ofreciendo servicios y prestaciones
confiables y de calidad. Pero también cabe una interpretación negativa según la cual
ingenuamente se considera al estado como un actor omnipotente. Si esta fuera la
concepción prevalerte, convendría hacerle frente insistiendo en que, en un contexto de
internacionalización política y económica como el actual, en el que muchos estados
han asistido al debilitamiento de sus competencias (sobre todo, en materia de política
monetaria o arancelaria), el estado se encuentra notablemente más limitado.
La cuarta y última conclusión apunta a que el rechazo a reformas resulta
considerablemente más intenso en el área de las políticas sanitarias que de las
pensiones. Esto es lógico si tenemos en cuenta que en un periodo limitado de tiempo
el sistema sanitario es el programa de protección social del que más ciudadanos
hacen uso. Este apoyo prioritario al sistema de salud abre, asimismo, la posibilidad de
combinar varios programas de reforma en una reforma integrada de todos los sistemas
de previsión social afectados por el envejecimiento de la población.
Finalmente, conviene concluir con una nota metodológica relativa a las encuestas de
opinión como fuente de información. Si bien encuestas recientes como las aquí
analizadas han arrojado algo de luz sobre las preferencias de la opinión pública,
todavía escasea la información acerca de las actitudes de la ciudadanía ante el
cambio demográfico. Las encuestas disponibles han descuidado dimensiones
importantes como son las repercusiones del envejecimiento sobre la sanidad o los
servicios sociales. Por otro lado, en demasiadas ocasiones las preguntas resultan
demasiado ambiguas. En este sentido, la discusión pública se beneficiaría más de
datos de encuestas que tracen disyuntivas concretas a las que se están enfrentando
(o se van a enfrentar en los próximos años) los decisores políticos. Por último, todavía
se sabe muy poco respecto al conocimiento que tiene la opinión pública tanto sobre
los órdenes de magnitud concretos del fenómeno del envejecimiento, como de las
coordenadas clave de los programas de protección social. Estudios existentes
sugieren que la opinión pública dispone de información mediocre al respecto de estas
coordenadas.28 Si además de recabar valoraciones y opiniones, las encuestas también
28
Boeri, Börsch-Supan, Tabellini, Moene y Lockwood (2001) comprobaron que la mayoría de los
españoles desconoce incluso aproximadamente cuál es la tasa pagada por empresarios y empleados
252
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
averiguaran el alcance y la profundidad de conocimientos, los expertos y decisores
podrían evaluar la conveniencia de intensificar los esfuerzos de divulgación sobre los
retos colectivos que plantea el envejecimiento.
para financiar las pensiones públicas. Por otra parte, el estudio del CIS de 2008 revela que el 29% de los
ciudadanos no es consciente de que la gestión de las pensiones públicas de jubilación recae en la
administración central.
253
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
4.2.
El discurso político
Desde mediados de los años noventa el discurso político sobre el envejecimiento de la
población, y en particular sobre las pensiones y su reforma, ha venido marcado por el
Pacto de Toledo, un acuerdo basado en el informe que se elaboró en el seno de la
Comisión de Presupuestos del Congreso y que, tras su aprobación por esta última,
ratificó el Pleno del Congreso en abril de 1995. Sobre el contenido del Pacto, que
apuesta firmemente por el sistema público de pensiones, de reparto y de prestación
definida, y que se plasmó en quince recomendaciones formuladas con un considerable
grado de generalidad (sin fijar puntos de referencia ni de magnitud de parámetros ni de
tiempo)29, se ha escrito profusamente. Del Pacto de Toledo se ha valorado
especialmente que apartara la política de pensiones de la lucha electoral en un
momento de extraordinaria polarización política y de cuestionamiento de la capacidad
de los sistemas de reparto para hacer frente a los retos del envejecimiento de la
población. Pero ya muy tempranamente también se advirtieron sus posibles
problemas, derivados de su carácter ecléctico e inclusivo de todas las posiciones
existentes; más concretamente, el riesgo de neutralización de propuestas de reforma
implícito en un texto a la vez tan equilibrado en sus recomendaciones y carente de
“marcas” concretas traducibles en compromisos sustantivos y temporales (tales como
evitar que la tasa de cotización crezca por encima de una cifra antes de una fecha, o
conseguir que la pensión media que cubre una contingencia determinada no caiga por
debajo de determinado nivel).30
En el marco del Pacto de Toledo se han llevado a cabo reformas paramétricas en el
sistema de pensiones, plasmadas en leyes precedidas habitualmente por acuerdos
entre el gobierno y diferentes grupos de agentes sociales (Cuadro). En conjunto, estas
piezas legislativas han abordado una gran variedad de aspectos (desde el período de
determinación de la base reguladora, hasta el cómputo del período de carencia,
pasando por la creación de un fondo de reserva, la revalorización de las prestaciones,
los incentivos al retraso de la jubilación, las penalizaciones al anticipo de la misma o la
jubilación parcial) y, por separado, cada una de ellas ha perseguido dos objetivos
intuitivamente contradictorios: mejorar la sostenibilidad financiera del sistema de
pensiones y su acción protectora. Este doble propósito se ha conseguido
generalmente a través de la incorporación de distintas medidas a la misma norma.
29
Es decir, las recomendaciones no hacen referencia a la consecución de metas (por ejemplo, de nivel de
gasto, de tasas de cotización, tasas de sustitución…) ni a lapsos de tiempo o fechas.
30
Véase, por ejemplo, Pérez-Díaz, Chuliá y Álvarez Miranda (1995).
254
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Evolución de la política de pensiones (hitos principales)
255
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
La mezcla de medidas con efectos de expansión y contracción del gasto dentro de una
misma ley bien puede quebrantar su imagen como instrumento eficaz para aliviar la
presión financiera sobre el sistema como consecuencia del envejecimiento de la
población. Pero, además, las medidas orientadas en esta dirección de contención del
gasto que se han aprobado durante el periodo de vigencia del Pacto de Toledo han
sido muy modestas e incrementales. Un ejemplo claro de este estilo de hacer política
de pensiones es el tantas veces discutido aumento del periodo de determinación de la
base reguladora de la pensión. En el momento de la aprobación del Pacto de Toledo,
ese período comprendía los últimos ocho años previos a la jubilación. La novena
recomendación del Pacto de Toledo, referida a la búsqueda de mayor proporcionalidad
entre las pensiones y el esfuerzo de cotización, abría la posibilidad de ampliar ese
periodo, en línea con las reformas acometidas en otros países del entorno. En 1997,
dos años después de ratificado el Pacto, se aumentó el periodo hasta 15 años a través
de la Ley 24/1997, generándose la expectativa de que, una vez concluyera el período
de progresiva implantación de esta medida (en 2002), se procedería a extender de
nuevo el periodo. Sin embargo, hasta el momento esta ampliación no ha ocurrido. Y
así, cuando ya se han cumplido catorce años desde la aprobación del Pacto, el
sistema español de pensiones ha aumentado tan levemente su contributividad, que, en
comparación con otros países que sí han efectuado reformas más contundentes en
esa dirección, la debilidad de esta propiedad del sistema de pensiones destaca más
que antes.
La inercia reformista en materia de pensiones es tan ostensible –sobre todo cuando se
establecen comparaciones con otros países– como explicable. Probablemente el
factor explicativo más importante resida en la favorable situación económica por la que
ha atravesado España desde mediados de los años noventa hasta finales de 2007. El
extraordinario aumento de la afiliación a la Seguridad Social y el ingreso en el sistema
de pensiones de cohortes poco numerosas nacidas durante la Guerra Civil o
inmediatamente después han supuesto una recuperación significativa de la tasa de
dependencia y del saldo financiero de la Seguridad Social. Bajo tales circunstancias la
presión por acometer reformas se amortigua, al mismo tiempo que aumenta el riesgo
de que algunos grupos de la sociedad (especialmente aquellos que asumen más
costes o costes más inmediatos en el caso de que se implanten las reformas) no las
consideren justificadas.
Así pues, desde una perspectiva política parece claro que las fases expansivas del
ciclo económico no propician la adopción de reformas restrictivas. En este sentido
cabe recordar que la reforma más contundente del sistema de pensiones español, la
recogida en la Ley 26/1985, tuvo lugar en un momento crítico de afiliación de
trabajadores a la Seguridad Social y de rápido descenso del cociente entre cotizantes
256
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
y número de pensiones.31 Asimismo, el análisis comparativo que se incluye en este
informe de los casos de Alemania, Suecia, Italia y Estados Unidos permite comprobar
que las reformas de pensiones más sustantivas se han iniciado en momentos de
dificultades financieras e insuficiencia de ingresos para cubrir los gastos contributivos.
A la favorable evolución del sistema de la Seguridad desde 1997/98 habría que añadir
otro factor: el gasto público en protección social y el gasto en pensiones se sitúan en
España por debajo de la media europea. En 2004, el gasto en protección social en
España (20% del PIB) era 7.3 puntos menor que la media de la UE-25; y mientras el
gasto en pensiones superaba ligeramente el 9% del PIB, en la UE-25 pasaba del
12%.32
Estas dos circunstancias –la bonanza económica y el comparativamente reducido
peso del gasto social en España– han dificultado la legitimación de reformas más
sustantivas del sistema de pensiones que las efectuadas hasta el momento. Cabría
entonces pensar que el cambio de circunstancias en la actualidad podría abrir una
“ventana de oportunidad” para tales reformas: por una parte, la crisis económica y el
aumento del desempleo han provocado un empeoramiento del saldo contributivo de la
Seguridad Social, hasta el punto que a corto plazo (se discute si en 2009 o en 2010)
se espera que los gastos corrientes superen los ingresos y se vuelva a una situación
de déficit como la que se conoció en los años previos a 1998; por otra parte, la
recesión económica y el descenso de la producción en los países desarrollados va a
provocar probablemente reducciones de los porcentajes de gasto social sobre el PIB.
No obstante, la apertura de esa “ventana de oportunidad” encuentra un obstáculo
importante que ha ido cobrando solidez durante todo este tiempo: el discurso político
sobre el envejecimiento de la población y las pensiones.
En ese discurso político han predominado dos argumentos: (1) el problema de la
viabilidad financiera de las pensiones no es tan grave como desde algunas entidades y
algunos sectores (interesadamente) se quiere hacer creer, por lo cual las reformas no
son ni tan urgentes ni precisan ser radicales; y (2) en todo caso, el Pacto de Toledo es
el marco institucional legítimo para discutir y avanzar las propuestas de reforma
necesarias. Podrían aportarse muchas pruebas de la fortaleza de estos argumentos en
el discurso político, abanderados, en particular, por los gobiernos que se han sucedido
desde la aprobación del Pacto y por los partidos políticos que les han apoyado. De
muestra pueden servir algunos de los razonamientos desplegados en esta legislatura
31
Si en 1973 se contabilizaban 3,42 cotizantes por pensión, en 1985 la cifra correspondiente se situaba
en 1,99.
32
Eurostat (2008).
257
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
por miembros del gobierno y diputados ante la Comisión no permanente de
seguimiento y evaluación de los acuerdos del Pacto de Toledo.33
Así, en la sesión de 26 de junio de 2008, el ministro de Trabajo e Inmigración,
Celestino Corbacho, que compareció ante la Comisión a petición propia, destacó el
carácter del Pacto de Toledo como “referencia indiscutible para la política española
hasta el punto de que reclaman pactos similares en otros ámbitos”, añadiendo que
“incluso se propone como metodología para solucionar los problemas de los sistemas
de protección social en otros países de nuestro entorno”. Desde el punto de vista
social, el Pacto, según el ministro, “(h)a sido interiorizado por la sociedad española,
reforzando la confianza de los ciudadanos en el sistema público de Seguridad
Social”.34 Parecida línea de argumentación siguió la portavoz del Grupo Socialista,
estableciendo además una suerte de equivalencia implícita entre el Pacto y la
Comisión para el seguimiento de sus resultados como espacio hegemónico para el
debate sobre las pensiones: “A lo mejor habría que decirle al Banco de España, o a
cualquier otro organismo: ‘Señores, tenemos una comisión que se llama Pacto de
Toledo, y si ustedes quieren decir algo de pensiones vengan aquí’”.35
En cuanto a la sostenibilidad del sistema, en la misma comparecencia el ministro
rechazó enfáticamente la creación de “un estado opinático perceptivo de una realidad
que no existe”: “¡Ojo, cuidado! Que no se cree un estado perceptivo de que está en
crisis un sistema que tiene salud, porque eso es muy negativo y tenemos que evitarlo”.
Como primera conclusión de su intervención quiso transmitir “tranquilidad y
satisfacción de tener un buen sistema con una magnífica salud y una buena hucha”
(refiriéndose al fondo de reserva como “un volumen de recursos que asegura el
horizonte del sistema a corto, medio y largo plazo”); y como segunda, “la reflexión y
responsabilidad de que no vamos a quedarnos simplemente en la contemplación de
esos datos, sino que vamos a trabajar en un horizonte en los próximos veinticinco,
treinta o cuarenta años”.36 Trazó asimismo las tres grandes líneas de actuación en la
que se concretaría ese trabajo: impulso a la política demográfica (a través de políticas
favorables al aumento de la natalidad), ampliación de la población activa y reforma de
la incapacidad temporal, controlando el fraude, sin perjuicio de la justa protección a los
afectados Cabe destacar que ninguna de estas líneas de actuación se halla orientada
hacia la contención del gasto, sino más bien hacia el aumento de los ingresos del
sistema. También la portavoz del Grupo Socialista en la Comisión se felicitó de la
situación de holgura financiera del sistema de pensiones valorando el alcance de las
33
Véase Cortes Generales (2008). El 6 de mayo de 2008 se constituyó en la legislatura actual la
Comisión no permanente de seguimiento y evaluación de los acuerdos del Pacto de Toledo, compuesta
por 36 miembros.
34
Cortes Generales (2008: 3).
35
Cortes Generales (2008: 17).
36
Esta cita y las inmediatamente anteriores en: Cortes Generales (2008: 20).
258
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
reformas efectuadas y subrayando la posición favorable de España respecto de otros
países: “…en los últimos trece años hemos ido haciendo reformas como hormiguitas
que han ido dando el resultado que han dado, y por eso no necesitamos tomar, como
los países de nuestro entorno, medidas drásticas que tienen que tomar con la gente de
la calle”.37
Una posición de consideración más sobria y matizada hacia el Pacto y la política de
pensiones manifestaron en la misma sesión los representantes de otros grupos
parlamentarios. El portavoz de Grupo Popular consideró el Pacto de Toledo como “la
construcción más acabada y más estable del diálogo político y social en este país”,
mientras que el portavoz del Grupo Parlamentario Catalán reivindicó el protagonismo
de Convergencia i Unió en la génesis del Pacto. Ahora bien, el primero hizo hincapié
en que el Pacto no era un “menú a la carta”, subrayó la necesidad de cumplir todas las
recomendaciones y servirse de él para impulsar reformas y no retrasarlas; el segundo
criticó que el diálogo social, al amparo del Pacto, se convirtiera en un límite para
efectuar cambios, constatando que “en esta legislatura (…) estamos obligados a hacer
reformas más intensas”. Reformas, pero de otro tipo, también reivindicó Izquierda
Unida, cuyo portavoz en la Comisión defendió la mejora de las prestaciones, la
limitación de los incentivos fiscales para las aportaciones a planes privados y la
convergencia con Europa respecto del gasto social sobre el PIB. El tono más crítico
correspondió al portavoz del Grupo Vasco, para quien el Pacto paraliza las iniciativas
de reforma que proponen los partidos (su disgusto por esta parálisis se refería, sobre
todo, a propuestas orientadas a mejorar la protección social) y no satisface la
demanda de Euskadi de asumir la gestión del régimen económico de la Seguridad
Social.
Así pues, los gobiernos (que, en virtud de las características del sistema político
español, asumen un papel muy marcado en la esfera pública) se han aferrado, junto
con sus respectivos partidos y, por regla general, los sindicatos (e Izquierda Unida), a
los dos argumentos arriba mencionados, articulando su discurso sobre las pensiones
en torno a ellos y programando su actuación política en coherencia con él; es decir,
evitando asumir compromisos concretos. Por ejemplo, en la Actualización del
Programa de Estabilidad 2008-2011, publicado en enero de 2009, el gobierno español,
sin dejar de hacerse eco de las más bien sombrías proyecciones de la Comisión
Europea y de su recomendación de revisar los sistemas de protección social, en el
apartado referido a la reforma del sistema de pensiones se limitaba a indicar la
previsión de “renovación del Pacto de Toledo, con vistas a alcanzar un nuevo acuerdo
político sobre las medidas necesarias para lograr el objetivo de garantizar la
sostenibilidad a largo plazo para las cuentas de la Seguridad Social”38.
37
Cortes Generales (2008: 17).
38
Gobierno de España (2009).
259
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
Aunque los argumentos algo más críticos sobre la política de pensiones que defienden
en este momento los partidos de la oposición (en particular, el PP y CiU) también
forman parte del discurso político, lo cierto es que trascienden escasamente al debate
público. En la prensa, las reservas respecto de la instrumentalización del Pacto de
Toledo y la política de pensiones que se desarrolla en su marco rara vez aparecen
ligadas a partidos políticos de la oposición. El discurso político que llega al público no
presenta fisuras significativas, de tal modo que no resulta fácil para un observador
distinguir posturas partidistas.
Frente al discurso político convergente y aparentemente homogéneo se intenta abrir
paso en el debate público el discurso experto. Muy probablemente este último, a tenor
de los datos sobre la percepción social del problema del envejecimiento y las
pensiones, logra calar en su mensaje esencial en buena parte de la sociedad, si bien
el discurso político permanece impermeable ante él. La disociación entre discurso
político y discurso experto es notoria y llama poderosamente la atención al analizar el
marco contextual de la política de pensiones en España.
Tampoco la crisis económica parece de momento desafiar ese discurso político
dominante. En un artículo reciente, el Secretario de Estado de la Seguridad Social
valoraba positivamente las reformas efectuadas, en particular las establecidas en la
Ley 40/2007, y mantenía que “la Seguridad Social en España es la institución que ha
aguando y está aguantado sin ningún tipo de problemas, más bien con superávit, la
crisis económica”, calificándola como la “más estable y segura en estos momentos”.
La referencia temporal “en estos momentos” perfila el horizonte de corto plazo en el
que predominantemente se enmarca el discurso político sobre las pensiones en
España.39 Importa subrayar que esta visión cortoplacista no es privativa de este
gobierno. Recuérdense las palabras que en 2002 dijo el ministro de Trabajo y
Seguridad Social del segundo gobierno del PP, Juan Carlos Aparicio, tildando de
escatológico el esfuerzo de realizar proyecciones a 50 años. Hay que reconocer que,
por lo que hace a las reformas del sistema público de pensiones (cuestión diferente es
la política de pensiones privadas), el comportamiento de los gobiernos del PP y del
PSOE desde la aprobación del Pacto de Toledo no ha sido muy diferente. Unos y otros
han tendido a devaluar públicamente, cuando no a desacreditar, las advertencias
procedentes de las organizaciones económicas internacionales y de los expertos,
tratando de mantener el control pleno sobre la agenda de las reformas; es decir, de
marcar de manera autónoma sus ritmos y contenidos. Aparentemente, no han querido
“preocupar” a la población, asumiendo así una actitud paternalista y poco acorde con
la idea de una comunidad política madura y una sociedad civil capaz de entender sus
problemas y reaccionar ante ellos.
39
Granados (2009).
260
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
En síntesis, en el discurso político español sobre la reforma de las pensiones las
cuestiones ideológicas han pesado menos que las institucionales. Erigido en potente
emblema de la política de pensiones, el Pacto de Toledo ha representado y representa
un marco cómodo para prácticamente todos los partidos políticos, con alguna que otra
reserva. En un país como España en el que las labores parlamentarias apenas son
objeto de tratamiento mediático (excepto en ocasiones tales como los debates sobre el
estado de la nación o de los presupuestos, así como en algunas sesiones de control
del gobierno), ubicar la discusión sobre la reforma de las pensiones en una comisión
parlamentaria equivale a aislar aquélla del debate público. Si, además, como también
sucede en España, los medios de comunicación centran la cobertura de la información
política en el gobierno, el discurso de este último prevalece en el debate público; más
todavía, cuando otras fuerzas políticas no alzan su voz para expresar reparos, ni para
respaldar a quienes articulan el discurso experto, seguramente por temor a la pérdida
de respaldo político y electoral.
261
Los retos socioeconómicos del envejecimiento en España
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