2 THE O LD 3 RANGERS FIRM : CATÓ LICOS CONT RA PR OTES TANT ES CELTIC El fútbol escocés tiene su Clásico: el Celtic-Rangers, con dos aficiones del todo irreconciliables. Ambos equipos han monopolizado durante años todos los títulos posibles. 4 5 El enfrentamiento entre Celtic y Rangers se conoce como ‘The Old Firm’ y se extiende más allá del ámbito deportivo. Se enfrentan católicos contra protestantes, proirlandeses contra partidarios del imperio británico. MARÍA JESÚS LUENGO / S ir Alex Ferguson dijo en una ocasión: “Hay gente que insiste en que otras rivalidades futbolísticas pueden generar tanta intensidad como los choques entre Rangers y Celtic… Creédme, no hay nada comparable”. Palabra de un hombre de fútbol nacido en Govan, Glasgow. La rivalidad entre los escoceses del Celtic de Glasgow y del Glasgow Rangers va más allá de lo depor tivo. Se enfrentan católicos contra protestantes, irlandeses contra unionistas, republicanos contra nacionalistas, trabajadores contra burgueses. Ambos equipos son los más laureados de Escocia, entre los dos suman 93 títulos de liga (54 para el Rangers y 39 del Celtic) y 63 de Copa. Se enfrentan cuatro veces al año en la liga, además de las que coincidan en las otras competiciones escocesas. Este enfrentamiento se denomina ‘The Old Firm’, pero desde el 14 de junio de 2012, fecha en la que desapareció el Glasgow Rangers por una deuda de 25 millones de euros (en la actualidad refundado como Rangers FC y juega en la Third Division), no se volverá a repetir. El Celtic nació en 1887 y jugó su primer par tido en 1888. Fue fundado en St. Mar y’s Church Hall, en Calton, Glasgow, por el Alex Ferguson: “Hay gente que insiste en que otras rivalidades futbolísticas pueden generar tanta intensidad, pero no” hermano Walfrid, un marista irlandés, con la intención y el objetivo de recolectar recursos para un comedor comunitario para los irlandeses llegados como inmigrantes católicos a Escocia. De modo que se convirtió en el equipo tradicional de los irlandeses, católicos y de izquierdas y tiene como escudo el Trébol de 4 hojas, al igual que Irlanda. Enfrente estaba el Rangers, que en un principio no tenía con- notaciones religiosas y políticas, pero que rápidamente las tomó para demostrar al resto de escoceses que era el club que representaba al protestantismo. El club fue fundado en 1872 por los hermanos Peter y Moisés McNeil, William McBeath y Peter Campbell. Los fundadores decidieron llamarlo Rangers por el nombre de un club de rugby inglés, aunque ellos eran aficionados al remo. Sin embargo, algunos consideran que la fecha real de la fundación del Rangers fue 1873, año en que se produjo la primera reunión anual del club y los primeros miembros fueron elegidos. La rivalidad entre estos dos equipos dividió la ciudad. Los seguidores del Celtic representaban a los inmigrantes irlandeses y sus descendientes, a los católicos, republicanos y sectores más pobres, mientras que los del Rangers estaban formados por protestantes, unionistas partidarios del imperio británico y de la élite de la ciudad. Una rivalidad que llegó a su punto álgido cuando el astillero ‘Harland and Wolff’ se negó a contratar católicos en 1912 (gran parte de los simpatizantes del Rangers eran trabajadores portuarios). El duelo directo entre Celtic y Rangers se denomina ‘The Old Firm’ (la vieja empresa). En 1909, en una final de la Copa de Escocia, el partido entre ambos termi- nó en empate y, como no había ni penaltis ni prórroga, se pasó a un segundo par tido, que también transcurría por el camino de la igualada, así que la afición de ambos equipos que estaba en Hampden Park invadió el campo indignada por el olor a amaño, se suspendió el par tido y la Copa quedó desierta. El periódico ‘The scottish Referee’ denominó el derbi escocés como ‘The old firm of Rangers-Celtic Ltd’ (Antigua empresa del Rangers-Celtic S.L.) por la sospecha de que los partidos estaban arreglados para generar una nueva taquilla. Desde entonces se bautizó como ‘Old Firm’. Es decir, ambos clubes se beneficiaban económicamente de la rivalidad que se profesaban. Hasta el punto de que fuera del campo negocian todo de forma conjunta: los patrocinios, los derechos de televisión e, incluso, la petición de ingresar en la Premier inglesa. Han compartido patrocinador en sus camisetas por el miedo de las empresas a identificarse con una hinchada y ganarse el sabotaje de la otra. En las gradas de Celtic Park ondean banderas irlandesas, insignias del IRA y están hermanados con aficiones de izquierdas como la del St. Pauli alemán, el Livorno italiano y el Liverpool inglés, hasta el punto de tomar como propio el famoso himno ‘You’ll never walk ‘THE UNION YACK’. Los aficionados del Rangers son unionistas, partidarios del imperio británico y se identifican con ‘The Union Yack’. El Celtic fue fundado por un marista irlandés para poder subvencionar un comedor para los emigrantes irlandeses 6 EL TRÉBOL IRLANDÉS. La afición del Celtic tiene como escudo el Trébol de 4 hojas, como Irlanda. Cuando se juega ‘The Old Firm’ sucede que no se ve ninguna bandera escocesa en el estadio. alone’. Mientras que los hinchas del Rangers portan símbolos del Reino Unido, ‘The Union Yack’ está hermanada con el Chelsea de Londres. De este modo, cuando se juega ‘The Old Firm’, no se ve ninguna bandera escocesa en el estadio. El duelo escocés ha generado tantos incidentes a lo largo de su historia que obligó a tomar severas medidas: se determinó que se jugaría en horario de mediodía (para evitar que los hinchas dispusieran de mucho tiempo para emborracharse) y se prohibió la venta de alcohol en todos los bares de Glasgow y en el estadio antes y durante el partido. El Rangers tiene más títulos en liga escocesa, sin embargo el Celtic tiene el honor de ser el primer club británico y único escocés en ganar una Copa de Europa. Fue en 1967, ante el Inter de Milán, en Lisboa (2-1). Y los jugadores que ganaron aquel título, liderados por el capitán Billy McNeill y dirigidos por Jock Stein, son recordados como ‘Los leones de Lisboa’. Todos ellos habían nacido en un radio de 30 millas alrededor del estadio. Aquella temporada, el Celtic ganó todas las competiciones en las que participó: la Copa de Europa, la liga, la Copa escocesa, la Copa de la liga y la Copa de Glasgow. Esta rivalidad escocesa entre católicos y protestantes ha ‘The Old Firm’ se juega en horario de mediodía para que a los seguidores no les de tiempo a emborracharse 7 provocado también numerosas historias, anécdotas y adeptos famosos. Del Celtic son incondicionales Rod Stewart, los hermanos Gallagher de Oasis, Bono o Liz Taylor. Del Rangers: Sean Connery, Robby Fowler, Frank Lampard y el golfista Colin Montgomery. Una de las polémicas más famosas de la rivalidad entre ambos equipos surge en torno a la figura del jugador Mo Johnston. El Rangers tenía como política no escrita no contratar jugadores católicos para su equipo, pero con la llegada en la década de los 80 del entrenador Graeme Souness, éste hizo saber a los dirigentes que aquella filosofía de fichar sólo jugadores protestantes mermaba el potencial del equipo, además de ser vista como discriminatoria y sectaria. Así que en 1989 fichó a Maurice Mo Johnston, exfigura del Celtic, que cambió de equipo con una parada intermedia en el Nan- tes francés. Así Mo se convir tió en el primer católico en el Rangers desde la Segunda Guerra Mundial. Aquello generó un odio irreparable en la afición de su exequipo, que le consideraba un traidor, y tampoco fue bien visto entre la afición de Ibrox, por su pasado Celtic. Johnston, odiado en toda Escocia, sólo aguantó dos temporadas y huyó a Liverpool para jugar en el Everton. Otro exponente de la rivalidad de los equipos de Glasgow fue el por tero polaco del Celtic, Ar tur Boruc. En una ocasión fue sancionado por santiguarse al entrar al campo, puesto que lo consideraron como una incitación a la violencia. Como respuesta, tras la disputa de un derbi, el portero lució una camiseta con la foto de su compatriota el Papa Juan Pablo II que decía: ‘Dios bendiga al Papa’, mientras celebraba el triunfo. Pero la par te más trágica de estos duelos tiene entre otros el nombre de un jugador: John Thompson, portero del Celtic. El 5 de septiembre de 1931, durante un encuentro entre Celtic y Rangers en el Ibrox Stadium, Thomson y un jugador del Rangers, Sam English, fueron por la pelota al mismo tiempo y la cabeza de Thomson chocó con la rodilla de English, fracturándose el cráneo. Thomson fue sacado del campo en camilla. El par tido siguió y terminó con un 0-0. Thomson, que tenía 22 años, murió en el Hospital Victoria. La otra gran tragedia que rodea un ‘Old Firm’ sucedió el 2 de enero de 1971. En el minuto 89, el Celtic marcó el 0-1, y algunos aficionados locales comenzaron a abandonar el campo, sin embargo, Colin Stein anotó ‘in extremis’ el empate para los Rangers, lo que provocó una avalancha en la escalera 13 que dejó 66 víctimas mortales, todos ellos muertos por asfixia, entre ellos, muchos niños. Para recordar la tragedia de 1971 se construyó en 2001 una estatua de John Greig, capitán de los Rangers en aquel partido, con una placa con los nombres de todos los fallecidos. La última muestra de una rivalidad mal entendida tiene como protagonista al técnico del Celtic, Neil Lennon, norirlandés, católico, republicano y antes capitán, quien al NEIL LENNON. El entrenador del Celtic, que fue antes capitán y se declara norirlandés y republicano, es el centro de las iras de la hinchada del Rangers. Mo Johnston fue jugador del Celtic y cuando fichó por el Rangers acabó odiado por toda Escocia. Emigró al Everton 8 RECUERDO A UNA TRAGEDIA. Esta estatua del capitán del Rangers, John Greig, recuerda a las 66 víctimas que murieron en un ‘Old Firm’ el 2 de enero de 1971. acabar un partido de Copa ante el Rangers (3 de marzo 2011) se enzarzó en una pelea con McCoist, entonces segundo entrenador. En el partido, tres jugadores del Rangers habían sido expulsados, lo que provocó incidentes en las gradas, con 34 detenidos. El primer ministro escocés, Alex Salmond, tuvo que inter venir: “Las imágenes vergonzosas que vimos en televisión no pueden ser ignoradas. La hinchada del Rangers ha mostrado su fidelidad. Al primer partido en Ibrox en la Third Division fueron 49.118 9 El gobierno discutirá con la policía todas las medidas necesarias, y entrenadores y jugadores no tienen que olvidar que sus acciones representan a toda Escocia”. “El nivel de violencia no se puede aceptar más. Tal vez podría pensarse en jugar dos o tres veces a puerta cerrada a ver qué sucede”, dijo Stephen House, director de la Policía. “Sencillamente, no tenemos dinero para afrontar esto. Todos los que están en esto tienen que sentarse y reflexionar. Esta locura no puede seguir”, dijo Les Gray, director de la federación de la policía escocesa. “Lo que sucede en la cancha se reproduce en toda Escocia, en las calles, en los pubs, en las casas. No se puede seguir así”, añadió Gray. Meses después se supo que Neil Lennon era el destinatario de varios paquetes bomba que fueron interceptados por la Policía. Un jugador español, Nacho Novo (Ferrol, 1979), ha sufrido en carne propia la animadversión de la hinchada rival, la del Celtic. El español llegó a Escocia en 2001, cuando fichó por el Raith Rovers, de la First Division, un año después le contrató el Dundee United y en 2004 firmó con el Rangers donde permaneció hasta 2010. Se convir tió así en héroe para el equipo protestante y en villano para los católicos. Nacho ha llegado a contar en varias ocasiones que todos los días una gran cantidad de seguidores del Celtic le desean la muerte a él y a sus hijos por Twitter. El gallego es un héroe para el Rangers, porque un gol suyo, el 22 de mayo de 2005, le dio el título a su equipo. Cinco minutos antes de que Novo marcara al Hibernian, el Rangers daba por perdido el campeonato y el Celtic, que había empezado la jornada con dos puntos de ventaja, era virtual campeón. Los católicos iban ganando 0-1 en casa del Motherwell, pero terminaron perdiendo por 2-1, de manera que el solitario gol de Novo le dio al Glasgow Rangers su título número 51 de liga y pasó a formar parte de su santuario. Por el momento, no habrá más ‘Old Firm’ en la liga escocesa, salvo que se crucen en la Copa, pero ni la sanción administrativa más severa ha podido con la fidelidad de los hinchas del Rangers, que en su partido de debut en la Third Division (correspondiente a la Cuarta división), congregó a 49.118 personas en Ibrox Park. UN HÉROE ESPAÑOL. Nacho Novo jugó en el Rangers desde 2004 hasta 2010 y marcó el gol que dio al Rangers su título 51 de liga. LA MISMA PUBLICIDAD. Los dos clubes negocian de forma conjunta los patrocinios. Las empresas no se arriesgan a apostar por un equipo y ganarse el sabotaje del otro. 10 TONY GRANDE UN PRODUCTO DE LA CIUDAD DEPORTIVA DEL MADRID QUE DEBIÓ EMIGRAR PARA TRIUNFAR Llegó en el post Madrid Ye-yé y quemó todas las etapas en el club: desde el Juvenil hasta el primer equipo, donde coincidió con Del Bosque y militó cinco años. JOAQUÍN MAROTO / J osé Antonio Grande Cereijo, Toni Grande, (Valencia, España, 17 de septiembre de 1947), es el seleccionador ayudante y el que más influencia tiene en las decisiones de Vicente del Bosque, con quien coincidió en el Real Madrid. Grande recuerda la antigua Ciudad Deportiva “como un lugar donde convivíamos los jugadores profesionales, los aficionados y los socios del Club de Tenis, que en aquellos tiempos eran la clase alta de la sociedad madrileña. Allí se juntaban desde artistas de cine hasta ministros de Franco, y los futbolistas no éramos los más importantes, ni tampoco los más populares”. Allí fue donde él creció como jugador, y dice que le resulta “casi increíble como podían salir jugadores de esos campos de tierra, 11 AS Color, en su número de 40 de febrero de 1972, entrevistaba a los dos jugadores del Real Madrid salidos de la cantera: Grande y Grosso. “En el Madrid se cuidaba la cantera, pero jugar en los campos de tierra de la Ciudad Deportiva era un suplicio” que eran casi impracticables. Se cuidaba mucho la cantera, pero jugar allí era un suplicio. En invierno, con las heladas, ya era un mérito mantenerse de pie. Hoy en día no tiene nada que ver como están los campos”. Grande llegó al Madrid en 1968 y estuvo en el club durante cinco temporadas, hasta la 197273. Eran tiempos en los que no había jugadores extranjeros, y cuenta Grande que era un asunto que se prestaba a la picaresca. “Llegaban algunos, los oriundos, que decían ser de padres españoles, pero alguno no sabía ni situar a Madrid en el mapa”. Justo cuando se abren las puertas a los extranjeros es cuando Grande sale del Real Madrid. “Llegaron Netzer y Pinino Más y me enviaron cedido”. En esas cinco temporadas en el club, Grande, además de la dureza de los campos de tierra, también aprendió a lidiar con los jugadores veteranos, una institución dentro de la institución. “Me tocó hacer algunos viajes con el primer equipo, y recuerdo los que hice en coche-cama con Paco Gento. Yo no era capaz ni de toser para no despertar a Gento, y conste que Gento era y es un fenómeno, un gran compañero y un ídolo para mí: el único jugador que ha ganado seis Copas de Europa, incluso una más que Di Stéfano”. Pero dice que, pese a este respeto por los veteranos, “había mucha unión dentro del equipo. A diferencia de lo que sucede hoy, en nuestra época casi todos los días, tras los entrenamientos, nos íbamos a tomar una caña todos juntos. Teníamos ya nuestros bares de cabecera, los sitios donde nos encontrábamos. Íbamos al Camino Real, al Chiquifrú, al Pasteles, a José Luis, a Gloria Bendita... muchos, casi todos, en la zona del Bernabéu. Allí hacíamos equipo de verdad, más que en el vestuario...”. Otros rasgos que Grande recuerda de su Madrid “era el gran poder que tenían los empleados del club, cada uno en su parcela. Yo, como la mayoría, sólo tenía un par de botas. Y para que me dieran otro tenía que justificarlo debidamente ante el encargado del material. Y no era fácil: había que llorarle e insistir. El señor Baena, o Lorenzo, que eran un poco sordo, no daban ninguna facilidad al respecto. Pero su misión era mirar por los intereses del Madrid, y así cada empleado de la casa”. Sobre Ramón Moreno Grosso, ya fallecido, que aparece en la foto del viejo AS Color junto a Toni Grande, recuerda el hoy seleccionador ayudante que le sustituyó “como entrenador del Juvenil A cuando él fue reclamado para ser auxiliar del primer equipo. Tuvimos mucha relación, éramos vecinos en Las Rozas y mi hija fue novia de un hijo suyo. Guardo un gran recuerdo de Grosso, un hombre de club, un canterano de los campos de tierra, como yo”. En aquel reportaje de AS Color, Grande ofrece un títular que hoy sería casi imposible de conseguir de un profesional: “Veo muy difícil ser titular”, decía. A la vuelta de los años, aunque reconoce que sería complicado que un jugador lo asumiera así, insiste en que ese día fue, sobre todo, sincero. Y lo explica: “Yo llegué al Madrid al relevo de los Ye-yés, de los héroes de la sexta Copa de Europa. Tenía por delante a Velázquez, Amancio, Pirri, Grosso... buff, imposible. Además, en esos años, no se jugaban sesenta partidos, como ahora. Como mucho se jugaban la mitad, y, claro, Muñoz ponía sota, caballo y rey. Yo me tenía que conformar con esperar una oportunidad y jugar los miércoles, que se disputaban muchos partidos los miércoles. Pero, vamos, aún así tuve mis par tidos. Yo marqué al hombre, que era lo que se llevaba entonces, a jugadores como Gianni Rivera”. Después del Madrid, Grande se marchó cedido al Racing de Santander “y pasé de jugar como centrocampista marcador al hombre a volante ofensivo, que era mi sitio de verdad. Pero, claro, en el Madrid o jugaba de perro de presa o no jugaba, y en el Racing tenía más opciones. El caso es que ése fue mi mejor año en Primera División. Acabé la temporada como máximo goleador del Racing y como tercer goleador de la Liga, por detrás de Gárate y Amancio. Marqué catorce goles, y ellos, uno 17 y otro 18. Después llegó mi traspaso al Granada. Ya fue mi salida definitiva del Madrid, club al que llegué de chaval, tras marcarle tres goles en un par tido con mi colegio, Los Salesianos, en un amistoso de canteras. Pero quemé todas las etapas de la cantera, desde el Juvenil hasta el primer equipo, y mi escuela es el Madrid. Lo que aprendí fue en la vieja Ciudad Deportiva”. Como Grosso. “A diferencia de lo que pasa hoy, en nuestra época, tras el entrenamiento, quedábamos los compañeros a tomar algo” 16 ¡PENALTI! 17 En la sección ‘En el mundo’, AS Color recogía que en Italia un jugador del Cagliari paró con las manos un tiro de un compañero hacia su portería. Penalti y gol del Catanzaro. EL ARTE DE ENTRAR A MATAR 18 19 El penalti es tan antiguo como el fútbol: es la regla número 14, ideada por el portero norirlandés William McCrum, en 1890, y estrenada por John Heath, del Wolves, un año después. Su colocación actual desde los 11 metros fue en 1902. Es la mayor suerte de un partido de fútbol y ha creado infinidad de literatura. EL MÁS FAMOSO. El checo Panenka y su lanzamiento desde los 11 metros en la final de la Eurocopa de 1976 ante Alemania RF le llevaron a entrar en la historia. ZIDANE, ANTE ITALIA. En su adiós con Francia, en la final del Mundial, ‘Zizou’ marcó con estilo... y suspense. ENTRE PIRES Y HENRY. Los dos franceses, en el Arsenal, intentaron un penalti indirecto, pero fue desastroso. JORGE F. MALDONADO / N o me falles”. Sobre su espalda Cesc Fàbregas tenía la ilusión de todo un país y la latente amenaza de la desdichada trayectoria del fútbol español en los momentos trascendentales. De su lanzamiento dependía dar continuidad al gafe histórico o romper una dinámica eterna. Nadie le podía ayudar ya, sólo ella. Por eso la mimó y se dirigió a la pelota: “No me falles”. Y no le falló. Buffon cayó a su lado derecho y la amiga para siembre de Cesc El origen de la tanda de penaltis se le atribuye al gaditano Rafael Ballester y la FIFA lo aceptó en 1970 tomó el camino opuesto. España eliminaba a Italia en cuar tos de final de la Eurocopa de 2008. El mal no duraba cien años. Se iniciaba un reinado: la hegemonía del preciosista y fructífero juego de España en el fútbol mundial. Esa historia la empezó a escribir ese penalti. La pena máxima, término con el que se conoce al penalti y que ya habla de su impor tancia, ha tenido protagonismo en prácticamente todos las grandes competiciones futbolísticas, desde que se empezara a utilizar como fórmula de desempate a mitad de centuria. Pese a que hay quien apunta que ya se utilizó en una Copa yugoslava de 1952, su origen se le atribuye al periodista español Rafael Ballester. Este gaditano ideó la tanda de penaltis como fórmu- la para evitar las eternas semifinales que a veces deparaba el Trofeo Carranza. La FIFA lo aceptó en 1970. Su invención como elemento de un partido es mucho más antigua. De hecho hay que remontarse hasta el siglo XIX, por lo que el penalti es casi tan viejo como el fútbol. En 1891, Notts County y Stoke se medían en un campo de juego. Cuando los segundos estaban casi celebrando el gol, un defensor del Notts lo evitó con la mano. ¿Qué se hacía entonces? Esa jugada fue el origen para que la actual International Board aprobara el castigo del penalti, que había sido inventado un año antes por William McCrum. Este guardameta norirlandés creó la conocida regla 14 del fútbol, que fue estrenada por John Heath, del Wolves, el 14 PIRLO ANTE HART. Fue en la última Eurocopa: tras el 0-0, en los penaltis, el de la Juve lanzó como Panenka. de septiembre de 1891. En 1902 se instauró su colocación actual a once metros de la portería. Pese a su aparente simpleza (disparo a balón parado a once metros con la única oposición del portero), han existido algunos que tuvieron la imaginación y la valentía para demostrar que otros lanzamientos de penas máximas eran posibles. Que se lo digan a Antonin Panenka, autor del penalti más famoso de la historia. Checoslovaquia y Alemania Federal no fueron capaces de superarse en el campo. Los penaltis eran la única manera de decidir el campeón de la Eurocopa de 1976. Llegó el momento decisivo, el penalti del todo o nada. A un lado, uno de los mejores portero del mundo: Sepp Maier. Frente a él, un futbolista a punto de hacerse inmor tal. Tomó carrera, el infranqueable Maier se venció a un lado. Panenka lo vio y optó por golpear suave, picadito, manso, sutil. El esférico tomó altura y con toda la delicadeza del mundo entró por el centro de la portería. La Eurocopa también se podía ganar desde el punto de penalti con arte y sin renunciar a la belleza. Panenka lo hizo. El jugador checoslovaco creó escuela y una corriente de imitadores. Son varios los futbolistas que, en momentos de mayor o menor tensión, se han decidido por esta arriesgada fórmula de lanzar desde los once metros. Entre aquellos que rozaron lo temerario están Zidane y Sergio Ramos. El francés lo hizo en su partido de despedida, en toda una final del Mundial y, por momentos, coqueteando con el drama del gol fantasma. Apuró demasiado el disparo, el cuero besó el larguero y botó sólo unos centímetros más allá de la línea. El futbolista de Camas, por su 20 21 CIELO E INFIERNO. Ramos marcó a lo ‘panenka’ ante Portugal, mientras que el balón se fue a las nubes ante Neuer. parte, ha tenido una estrecha relación con los penaltis en los últimos tiempos. De conocer las miserias de su lado más cruel, a convertirle en héroe de toda una nación. En las semifinales de la Champions de la temporada pasada ante el Bayern, que se decidió por penaltis, Ramos optó por lanzarlo fuerte. Tan potente le pegó al balón, que la pelota salió escupida varios metros por encima del travesaño. El sevillano tuvo que aguantar el escarnio, las chanzas y las chuflas ofensivas de todo el mundo. Pero no se arrugó y en la Eurocopa, unos meses más tarde, se cobró su esperada revancha. Mostró mucho carácter y personalidad para decir a Del Bosque que él quería ser uno de los cinco lanzadores de los penaltis que iban a decidir las semifinales ante Portugal. Ya lo había planeado todo en su cabeza. Quizá motivado por todas esas bromas que tuvo que aguantar, tuvo arrestos para jugarse un órdago con un ‘Panenka’ de vuelo bajo que inició el camino a un final que, de nuevo, Fàbregas remataría en la última pena máxima. Otros que también se han atrevido a imitar a Panenka han sido Totti ante Holanda, en cuartos de la Eurocopa de 2000; Pirlo ante Inglaterra, el pasado verano; Abreu en cuartos de final del Mundial del 2010 ante Ghana, Hélder Postiga ante Inglaterra, en cuartos de la Eurocopa de 2004; Milevski en el Ucrania-Suiza del Mundial del 2006; o Riquelme en la Meses después de fallarlo ante el Bayern, en la Champions, Ramos marcó un penalti como Panenka ante Portugal ABREU ANTE GHANA. Fue en el Mundial de 2010, cuando el delantero uruguayo lo tiró como Panenka al meta Kingson. CASQUERO Y CASILLAS. Previamente a que le agrediese Pepe, Casquero tiró un penalti como Panenka, pero no le salió. DJALMINHA ANTE EL VALLADOLID. El brasileño del Deportivo se convirtió en un especialista de este tipo de penaltis. Copa América de 2007, nada menos que ante Brasil. En España tampoco se olvida el que Casquero falló ante Casillas, en la jugada en la que previamente Pepe le agredió. Panenka calificó ese penalti como “el peor que ha visto en su vida”. Hay jugadores que, incluso, se llegaron a convertir en especialistas en el lanzamiento de Panenka. En la Liga española, cada vez que Djalminha ejecutaba una pena máxima, todos los espectadores (y los porteros) se preguntaban si lo haría otra vez más. Guardametas como Casillas o templos como San Siro pueden dar fe de ello. Otro especialista fue el ya mencionado ‘Loco’ Abreu, capaz incluso de hacerlo dos veces en un mismo par tido, con Fluminense, en sólo cinco minutos. Falló el primero y marcó el segundo. La única creativa idea que se puede colocar a la altura de la locura y las agallas de Panenka la tuvo Johan Cruyff, aunque el invento del genial jugador holandés ha tenido mucho menos recorrido. En 1982, cuando aún era futbolista del Ajax, se puso de acuerdo con su compañero Jesper Olsen para, en vez de lanzar a portería desde el punto de penalti, asistir a un compañero ante la incredulidad del portero y los rivales. Amagó con que iba a recolocar el balón y, al agacharse, pasó a su izquierda de manera suave, avanzó Olsen con el balón y a la salida del portero se la devolvió al ‘Flaco’, quien marcó a placer. En cuanto a la tensión del momento, está muy alejado del de Panenka, pues Cruyff lo hizo ante el Helmond Sport, en un partido de liga holandesa y cuando ya iban ganando por 4-0. Sin embargo, el exentrenador del Barcelona no fue el pionero del penalti indirecto. El belga Henri Coppens lo hizo en el Mundial de 1958 ante Islandia, aunque con mucho menos estilo que Cruyff y Jesper Olsen. Esta ocurrente idea sólo ha sido imitada por Robert Pires durante su estancia en el Arsenal. La ejecución fue tan nefasta que EL PENALTI INDIRECTO. Fue en 1982 y el autor fue Cruyff: amagó para lanzar, se la pasó a Jesper Olsen y éste se la devolvió para marcar. se le quitaron las ganas de repetirlo. En 2005 y ante el Manchester City, el francés buscó a Henry, pero, a la hora de golpear al balón, apenas conectó con él y ésta casi no se movió, Henry se pasó de largo y así se puso fin a un ridículo penalti. Si hay alguien en el mundo del fútbol que puede contar haber padecido una pesadilla con los penaltis es, sin duda, Martín Palermo. El ariete argentino falló hasta tres penas máximas en su partido de la Copa América ante Colombia: en el minuto 5 (al larguero), en el 76 (a las nubes) y en el 90 (lo paró el arquero). Además, en ese partido de la fase de grupos, Zanetti también falló uno y el Mono Burgos atajó otro. En total, cinco penaltis errados de seis lan- 22 MARTÍN PALERMO. Falló tres penaltis en un mismo partido, ante Colombia, en la Copa América de 1999. EL ERROR DE DJUKIC. El entrenador del Valladolid falló el penalti decisivo, con el Depor, que le dio la Liga al Barça. FINAL COPA DE EUROPA DE 1986 . En la tanda de penaltis, el Barça no acertó ningún lanzamiento y la ganó el Steaua. 23 zados en un mismo partido. Córdoba fue el único que acertó. Existe una cierta leyenda en el fútbol de que los mejores futbolistas, aquellos que marcan las diferencias y llenan los estadios, tienen cierta tendencia a errar en momentos decisivos. Messi falló el penalti ante el Chelsea la temporada pasada y dejó a su equipo sin la final de la Champions. Idéntica desdicha que Cristiano (y Kaká), que se topó con Neuer en la tanda de penaltis ante el Bayern. Roberto Baggio y Baresi fallaron en la tanda decisiva de la final del Mundial del 94, la primera que decidía un campeonato del mundo. Italia lo sería en 2006 por el penalti que Trezeguet mandó al travesaño. A Maradona le ocurrió en el Mundial de 1990, cuando su penalti al centro fue parado por el guardameta de Yugoslavia. En el Mundial de 1986, en el partido de cuartos de final, estrellas de la talla de Zico (durante el partido), Sócrates y Platini (en la tanda) tampoco encontraron el camino del gol. Francia sería el clasificado. En la Eurocopa de 2004, consumados especialistas como Gerrard y Lampard perdieron su infalibilidad ante el por tero luso Ricardo. Tampoco olvidará Terr y su resbalón en la final de la Champions ante el Manchester, al igual que Pellegrino o Shevchenko sus trascendentales errores en las finales de 2000 y 2005, respectivamente. En Coruña tampoco le han perdonado todavía a Djukic su penalti marrado ante el Valencia Grandes jugadores han fallado penaltis, en algunos casos decisivos: Messi, Cristiano, Baggio, Baresi, Maradona... que le hubiera dado la liga al Superdepor y se la dio al Barça. Capítulo apar te merece la final entre Barcelona y Steaua de Copa de Europa. El cartel de favorito con el que el conjunto culé llegó a ese día fue contradicho en la tanda. Ningún jugador blaugrana marcó y el trofeo voló hasta Bucarest, ya que su equipo sí estuvo acertado en dos lanzamientos. Hasta ese día de Fàbregas ante Italia, la Selección española también tenía su particular historia negra con los penaltis: el de Eloy en el Mundial de México, los de Hierro y Nadal en la Eurocopa del 96, el de Raúl a Francia en la Eurocopa de 2000, el de Joaquín ante Corea, en el Mundial de 2002… Una pesada losa que la Roja se supo quitar en ese señalado día de cuartos de final ante Italia, en la Eurocopa de 2008. Tan interesante resulta el mundo particular de los penaltis que la ciencia también se ha acercado a ellos. Un estudio de la universidad de Amsterdam (estudiaron las tandas de los últimos ocho mundiales), que recoge la revista ‘Psychological Science’, revela que los porteros suelen elegir tirarse hacia su lado derecho cuando su equipo va perdiendo en el marcador; en caso de empate o victoria momentánea, escogen uno u otro lado indistintamente. Investigadores de la Universidad de Exeter, en un estudio del que se hizo eco la revista ‘Journal of Sport and Exercise Psychology’, indagaron en las causas que lle- Según un estudio de la Universidad de Amsterdam, los porteros se tiran a la derecha cuando su equipo va perdiendo ELOY, EN 1986. El delantero del Sporting falló ante Bélgica y la Selección cayó en cuartos, en México. JOAQUÍN, EN 2002. Entonces del Betis, falló su penalti y España no pasó a semifinales en Corea. RAÚL, EN 2000. El delantero falló el penalti ante Francia, en cuartos, que hubiera forzado la prórroga. van al jugador a fallar un penalti. Concluyeron que se debe a la ansiedad que el futbolista exterioriza en el movimiento de los ojos. Cuanto más nervioso está el jugador, más tiempo miran al portero antes de golpear el esférico. Esto hace que los disparos salgan más centrados y menos angulados. Por suerte para La Roja, Cesc no debió mirar durante mucho tiempo a Buffon en aquel inolvidable 22 de junio de 2008. La pelota le obedeció. No le falló. 30 31 En la sección semanal ‘Hoy nos recibe’, Julián de Reoyo entrevistaba a José Samitier. El mítico futbolista hablaba de su pasado y del presente. De ‘Pepitu’ a ‘El Mago’, fue el primer gran jugador que cambió el Barcelona por el Real Madrid. También lo hizo como secretario técnico. Su gran amistad con Santiago Bernabéu fue determinante. MITO BLAUGRANA SAMITIER MITO MADRIDISTA AGUSTÍN MARTÍN / T ranscurrían las primeras horas del año 1933. Año nuevo, vida nueva. Ese primer día de año, el Barcelona se enfrentaba al Real Madrid. Al borde del terreno de juego hablan dos hombres. Uno es José Samitier. El otro es Santiago Bernabéu. El público asistente no le da la mínima importancia. Al fin y al cabo son dos hombres de fútbol. Amigos, conocidos. Nadie les presta atención. Días después, se producirá una noticia impactante en el deporte nacional. José Samitier se convertía en nuevo jugador madridista. Se producía así el primer gran cambio de acera en la historia del fútbol español. Se producía así un fenomenal golpe de efecto llevado a cabo con sigilo y rapidez. Mucha rapidez. El Real Madrid ponía la guinda a un pastel en el que ya figuraban jugadores de la talla de Zamora, Lazcano, los hermanos Regueiro, Olivares, Ciriaco, Quinoces… a la par que el Barcelona notaría su ausencia en las temporadas siguientes. José Samitier Vilalta había nacido el 1 de febrero de 1902 en Barcelona, en la casa número 196 de la calle Urgell. Por aquel entonces, toda aquella zona estaba prácticamente por edificar y los numerosos solares existentes 32 servían de espacios de evasión. Para los niños eran grandes espacios donde divertirse, mientras que para los adultos significaban dar largos paseos a la vez que comentaban las realidades cotidianas. Uno de esos niños era José Samitier, que solía correr detrás de una pelota de trapo, frente a las protestas y quejas de su madre, doña Carolina Vilalta Cubí, más preocupada por la débil constitución física de su vástago. Mientras, su padre, don José Samitier Terán, hacía oídos sordos a las quejas cuasi diarias de su esposa, y dejaba que ‘Pepitu’, así le llamaban en casa, siguiese corriendo detrás de las pelotas. “Así, a los cuatro años empecé a jugar al fútbol en el Campo Hondo. Si jugar se entiende a correr El posterior carácter como futbolista de ‘Pepitu’ (así le llamaban) fue jugar con chicos más mayores y fuertes que él 33 detrás de la pelota que nos hacíamos con trapos gastados. Cuando eres niño, no aprendes de nadie. Te gusta jugar horas y horas y cada vez lo haces mejor. Es como el chaval que sabe dibujar sin haber ido a la escuela”, explicaba años después. Sin embargo, quien le metió el gusanillo en el cuerpo fue su abuelo José, que, los días que jugaba el Barcelona, cogía al nieto y se marchaba con él al campo de la calle Industria. Allí, y mientras charlaba con el encargado del campo, el señor Torres, ‘Pepitu’ se fijaba en los movimientos de los jugadores azulgrana. Con siete años, y después de acudir ‘al colegio del señor Josep’, se quedaba jugando con sus compañeros en los descampados adyacentes a su casa. Un factor que determinaría su posterior carácter fue jugar al fútbol con chicos más mayores y más fuer tes que él. De esa manera aprendió a superar las adversidades con una voluntad de hierro y una habilidad fuera de lo común. Pese a fallecer su abuelo, pro- UN TRAJE Y UN RELOJ. Esto costó el fichaje de Samitier, ‘Pepitu’, al Barcelona. Fue avalado por el exdirectivo Oliver y jugó su primer encuentro en 1919. siguió sus escarceos en el campo de la calle Industria. Allí, Torres le encomendaba, junto con otros chavales, repasar el estado del terreno de juego y retirar las posibles piedras u objetos que podrían causar molestias a los ‘footballers’. A cambio, les dejaba ver los encuentros de ‘football’. Cuando los encuentros eran ante equipos de tronío, el joven Samitier se quedaba en la calle, justo detrás de una portería. Si salía algún balón fuera, él iba a por el esférico y, de esa manera, podía colarse y ver las evoluciones de sus ídolos. “Recuerdo que me jugaba cinco céntimos con mis compañeros en carreras de cien metros y siempre les chupaba el premio”, sonreía comentándolo. Pasaban los años y ‘Pepitu’ se iba haciendo mayor. Junto con el resto de sus amigos del barrio creó equipo de fútbol, que competía con otros conjuntos de chavales de la Ciudad Condal. Un día, un señor les vio jugar y les comentó la posibilidad de jugar en un club federado. Los chavales pidieron tiempo y decidieron estudiar la propuesta. Samitier prefería ir todos juntos al Barcelona, pero la mayoría eligió jugar en el Internacional. Dicho y hecho. Todos integraron el equipo infantil del Internacional. Allí Samitier se encontraría con otro jugador llamado a ser par te de la historia del fútbol español: Ricardo Zamora. Sin embargo, esta decisión enfadó notablemente a su padre, que quería que jugase en el club de sus amores, el Barcelona, pero más todavía al señor Torres, que trató por activa y por pasiva de convencer al chaval de lo erróneo de su decisión: “No puedo volverme atrás, pues ya he dado mi palabra”. Torres le respondió: “Pero si tienes 12 años. Tu palabra no tiene validez, ‘Pepitu”, a lo que Samitier zanjó el asunto: “Palabra es palabra. Así me lo enseñó mi abuelo. Jugaré en el Barcelona, pero cuando sea mayor”. En las filas del Internacional permanecería cinco años. Empezó jugando de delantero centro, y pronto se ganó el apodo de ‘El Peras’. Peras era el nombre de un jugador inglés que estuvo FUERTE CARÁCTER. Lo demostró, entre otros partidos, en un derbi ante el Espanyol, en el Campeonato Regional, cuando agredió a un rival y fue expulsado. de gira con su equipo en la Ciudad Condal y que brilló notablemente por su habilidad y facilidad en el regate y sus movimientos en el terreno de juego. Tal fue la fama que generó, que Samitier fue a verle un par de partidos y comenzó a intentar acoplar los movimientos del punta inglés a los suyos propios. Así formó su propio estilo de juego: habilidoso, técnico, con casta y empuje en el terreno de juego. Con 14 años dejó muestras de su fuerte personalidad. Un día, y tras marcar un gran gol en un encuentro que enfrentaba al Sans y al Internacional, un periodista valoró sus grandes condiciones, pero se equivocó al escribir su nombre. Puso Semitier en vez de Samitier. Cuando lo vio en el periódico, decidió solucionarlo. Se presentó en las oficinas del diario, preguntó por el redactor y se dirigió hacia su sitio. Tras agradecerle su buena valoración, le explicó: “Mire, mi apellido es Samitier, no Semitier. Y apréndaselo bien, porque voy a dar qué hablar. No se olvide de esto”. Sus buenas actuaciones provocaron que pasase del equipo infantil al cuar to equipo, donde coincidiría con Zamora. No le molestó ser de los más jóvenes en el equipo. Jugó de extremo derecha, de interior e incluso de mediocentro. “¡Jugué en todas las posiciones habidas y por haber! Incluso jugué un día de portero, mientras Zamora lo hacía de mediocentro. Pero no me gustó. Estar bajo palos no era lo mío”, explicaba. Pero fue por una inoportuna lesión de un compañero suyo, Trías, donde encontraría finalmente su lugar en el equipo: medio izquierda. Desde ese puesto se consagraría. Sus actuaciones no pasaron desapercibidas para los amantes del ‘football’. Pero él tenía un sueño, jugar algún día en el Barcelona. Y Tras confundir un periodista su apellido, le dijo: “Es Samitier no Semitier, y apréndaselo bien, porque daré qué hablar” 34 ese día llegaría. El primero en saberlo fue el señor Torres. Llegó al campo y se dirigió a él: “Te lo dije. Ya soy jugador del Barcelona. Te lo avisé”. Su fichaje, avalado por el exdirectivo Antonio Oliver, le costó al club azulgrana un traje y un reloj de esfera luminosa. La última tecnología suiza. Como no se lo creía, le metieron en una habitación oscura y se lo mostraron. En 1919 jugaría su primer partido con la camiseta blaugrana. Y de ahí ya no se bajaría hasta 1932. En esa larga década jugará 454 encuentros con el Barcelona, marcando 326 goles y dejando momentos destacados, curiosos, y hasta simpáticos. Marcaba goles con ambos pies y con la cabeza. Trasladaba su inteligencia al terreno de juego y Jugó su primer encuentro con el Barcelona a los 17 años, en 1919, y hasta 1932 disputó 454 partidos y marcó 326 goles 35 allí deleitaba a los espectadores asistentes. En 1920 se proclamó campeón de Cataluña y campeón de la Copa. Ese título le llamó la atención porque, cuando llegaron a la estación del Norte, había más de 6.000 personas esperando su llegada. A lo largo de la semana siguiente, todo fueron banquetes y fiestas privadas. Pero el que más le impactó fue un banquete en el Restaurante del Parque, donde acudieron 500 personas de lo más granado de la sociedad catalana, y allí, Hans Gamper entregó a los jugadores los tradicionales casquetes de campeones. Samitier siempre lo recordó: “Fue el mejor regalo que tuve a lo largo de mi carrera futbolística”. En 1920, España se había inscrito para par ticipar en los Juegos Olímpicos de Amberes. Era la primera vez que una selección de fútbol iba a representar los colores de la nación. En junio, la Federación Española realizó una preselección, pero en ella no se encontraba el nombre de José Samitier. Un mes después, en julio, la Federación Española man- AL MADRID EN 1933. A principios de ese año, en un Clásico entre el Real y el Barça, en el campo hablaban Bernabéu y Samitier. Poco después, éste vestía de blanco. dó un telegrama a la Federación Catalana. En ella se solicitaba la presencia de Samitier, que junto con Sancho, Sesúmaga y Zamora debían presentarse en Vigo para llevar a cabo una primera fase en entrenamientos. A sus 18 años, Samitier tocaba el cielo. Era el jugador más joven de los convocados. Lo más importante es que el 28 de agosto de 1920, Samitier era titular ante Dinamarca. Era el primer par tido de la Selección y en el once titular aparecía él. Volvería a jugar ante Suecia, y ahí resurgió de nuevo su fuer te carácter: tras sufrir Zamora una dura entrada por parte de un atacante sueco, Samitier se acercó a su amigo y compañero y le soltó: “Déjalo de mi cuenta, Ricardo, que éste va a pagar lo que acaba de hacerte”. Samitier estuvo todo el par tido machacando al nórdico. La victoria se acercaba, España ganaba 2-1; y cuando faltaban menos de cinco minutos para el final, el colegiado italiano Muro señaló penalti en contra de los españoles, tras una caída de un jugador sueco en el área de- fendida por Zamora. Ante las protestas de los jugadores, Samitier se hizo con el balón y seriamente se acercó al colegiado: “Este balón no sir ve. No es redondo. Es cuadrado”. El colegiado italiano no sabía cómo actuar. Le quitó el esférico y lo puso en el suelo. Samitier lo volvió a coger y volvió a insistir: “¡Es cuadrado! ¡Este balón no sirve!”. Finalmente, el delantero Olsson lanzó el penalti… fuera de la portería española. A la vez que protestaba, Samitier colocó una piedra, no muy grande, pero sí lo suficientemente gruesa como para que el balón no fuese a la meta de Zamora. A la conclusión del partido, Samitier se despidió de todos y cada uno de sus rivales, árbitro incluido, antes de comenzar una verdadera batalla campal entre los dos conjuntos. Una vez acabada la experiencia de los Juegos Olímpicos, con la primera medalla en fútbol en la historia del deporte española, Samitier defendería la camiseta de la Selección en 21 ocasiones, siendo el capitán en ocho de las mismas, marcando tres goles. El DOS CAMPAÑAS . En la primera temporada de Samitier con el Real Madrid, el equipo blanco ganaría la Liga, tras derrotar al Barça (2-1), y en la segunda, la Copa. último, precisamente el día de su último partido con la Selección, el 13 de diciembre de 1931 en Dublín, ante Irlanda. ‘Pepitu’ marcó el cuarto tanto español, a centro de Vantolrá. Siempre le gustó jugar con la Selección. Para él, era lo más importante: “Por jugar con la Selección nos daban un cariñoso golpe en el cogote y nos decían ‘Muy bien, muy bien’. Con eso ya estábamos más que pagados”, explicaba. A la vuelta de los Juegos Olímpicos, comenzó una nueva etapa. Son los Felices Años 20. “Entonces, los jugadores nos entrenábamos un par de días por semana. Éramos algo mujeriegos y la vida que llevábamos no era tan controlada. La vida es mala y muchas veces lo que gana uno en el entrenamiento se lo gasta por la tarde”, reconocía posteriormente. Al Barcelona le iban las cosas tan bien, que tuvo que construir un nuevo estadio: Les Corts. A él también le marchaban las cosas bien. Le apodaban ‘El Mago’ y ‘El Hombre Langosta’ (así lo dibujaba el caricaturista Valentí Castanys) y el Barcelona, con él en sus filas, era prácticamente imbatible: ganó cinco Copas y la primera Liga en 1929. Pero él también fue noticia por lo que sucedía en el terreno de juego. En 1924, en un partido del Campeonato Regional ante el Español, el colegiado vizcaíno Pelayo Serrano le expulsó al responder con una agresión un empujón de Caicedo, lo que se transformó en una lluvia de monedas hacia el árbitro. El partido tuvo que ser suspendido y reanudado el 15 de enero de 1925… Ese derbi pasó a la historia con el nombre de ‘El derbi de la calderilla’. Ese mismo año hundió al Real Madrid en la Copa. El conjunto madridista había planeado jugar con la trampa del fuera de juego. Este sistema lo habían aprendido “Entonces, los jugadores nos entrenábamos un par de días, éramos mujeriegos y con una vida no muy controlada”, decía 36 a jugar en una gira por Inglaterra ese mismo año y lo quisieron imponer los dos zagueros madridistas, Escobal y Quesada. Consistía en que se daba una señal y los dos defensas se adelantaban, dejando en posición antirreglamentaria al delantero rival. Las primeras intentonas salieron bien, pero Samitier se dio cuenta de la táctica y antes del descanso ya había marcado tres goles. Ese partido acabó con triunfo azulgrana (1-5). Por aquel entonces, cobraba casi cuatro euros mensuales y otros cuatro, de manera individual y privada por la directiva, aunque reconocía que la mayor cantidad que le pagaron por jugar fueron “50.000 pesetas (unos 300 euros al cambio)”. Pronto llegaron los años 30. En El 7 de enero, Samitier firmaba por el Real Madrid, debutaba en San Sebastián y marcaba su primer gol ante el Alavés 37 1932, al Barcelona no le marchaban bien las cosas. La directiva, presidida por José Comas, decidió hacer frente a los mismos. Comas tenía mano firme para solventarlos y se propuso resolverlos. El club tenía un déficit de más de 125.000 pesetas y un grupo de jugadores ya veteranos que cobraban demasiado. Así que en diciembre de 1932 decidió poner en el mercado a unos cuantos jugadores con dos fines: el primero, aligerar el número de jugadores, y segundo, aligerar el gasto en sueldos y nóminas. La noticia saltó a la prensa el 30 de diciembre de 1932, justo un día antes de que el Barcelona recibiera al Real Madrid en partido de Liga: el Barcelona dejaba en libertad para fichar con quien quisiera a Samitier, Piera y otros ocho jugadores. Año nuevo, vida nueva. Ahí apareció la charla entre Bernabéu, gran amigo suyo, y Samitier. Bernabéu, que ejercía de delegado del Real Madrid, le preguntó si estaba dispuesto a fichar por el Madrid. No esperaba la respuesta tan rápida y tan afirmativa. Dicho y hecho. ‘El Mago’ FACETA PARALELA. José Samitier era un hombre inteligente, vivo, abierto, con gran verborrea, y su trato cautivaba a políticos y a personajes de la farándula. se desvinculaba del Barcelona el 5 de enero. El 7 viajaba a Madrid en avioneta. Llegaba al velódromo de Cuatro Vientos y firmaba por el club madridista. Cobraba 7.000 pesetas (42 euros al cambio) por prima de fichaje, y empezó a jugar. Debutó en San Sebastián, y a la semana siguiente marcó su primer gol ante el Alavés. Mientras, en Barcelona, la afición azulgrana no salía de su asombro. Su gran desquite vendría dos meses después de abandonar Can Barça: el 5 de marzo de 1933, el Real Madrid recibía al Barcelona en partido de Liga. El conjunto madridista ganó (2-1), siendo Samitier el autor de los dos goles madridistas. El Madrid ganaría la Liga. El Barcelona finalizaría en cuarta posición. Con el Madrid cumpliría, ya que la edad y varias lesiones lastraron su rendimiento. En su segundo año, ganaría la Copa. Posteriormente, acabaría jugando en el Constancia de Inca, donde cobraba por encuentro jugado; en el Nacional de Madrid, donde fue jugador-entrenador; y en el Niza, donde acabaría su etapa como futbolista. Para él, el futbolista perfecto “debe reunir una buena técnica junto a una buena y clara visión de la jugada. A eso hay que sumar unas buenas facultades físicas”. Todo eso lo englobaba él en su figura. Pero aparte de su vida de jugador, hay otra faceta íntima, más personal. Samitier era un hombre inteligente, vivo, abier to, cuyo trato cautivaba desde políticos a todo tipo de gente de la farándula. Gran amigo de Carlos Gardel, éste le dedicó un tango, pasando por Maurice Chevalier, hasta Cossío y demás estrellas del toreo. Su gran verborrea, dinámica y diver tida le llevó a mezclar términos futbolísticos con quehaceres cotidianos. Frases y expresiones como “Me han metido un gol” y “Me han pillado en fuera de juego”, tan comunes hoy día, tuvieron en Samitier a su forjador. Se comenta que Franco no era seguidor de ningún equipo, sino de jugadores: de Samitier y de Zamora, principalmente. Tras la Guerra Civil, se conver- COMO ENTRENADOR. Tras la Guerra Civil, se convertiría en entrenador: volvería al Barcelona en 1944 y esa misma temporada conseguiría conquistar la Liga. tirá en entrenador. Volvería al Barcelona en 1944, con el que conseguirá ganar la Liga ese mismo año (1944-45). Revolucionó el concepto de equipo: irá profesionalizando a los jugadores, regularizará entrenamientos, hábitos alimenticios… Pero una mala racha de resultados acabará con él convertido en secretario técnico. Ahí negociará la incorporación de Kubala al conjunto azulgrana junto con su cuñado Daucik. Además, un par de años después, cerrará la llegada de Di Stéfano al Barcelona, ya que Kubala, el gran símbolo blaugrana, estaba aquejado de tuberculosis y necesitaban una gran estrella que le supliese. Finalmente, y debido a que Samitier no es renovado en su cargo, el 9 de agosto de 1953 cerraba su vinculación con la entidad barcelonista. El presidente azulgrana, Enrique Martí Carreto, no imaginaba lo que sucedería después: apenas un mes de su marcha, Alfredo Di Stéfano se convertía en jugador del Real Madrid. Samitier se convertiría en secretario técnico madridista. Bernabéu siempre tiró de su figura cuando tuvo problemas con los que mandaban en Can Barça, aunque volvió rápidamente cuando Enrique Llaudet alcanzó la presidencia culé. Bernabéu no puso reparos a su marcha: “Samitier quiere demasiado a Barcelona y al Barcelona para obligarle a que se quede en Madrid. La nostalgia terminaría con él, y yo quiero mucho a Samitier, hombre leal, honrado y sincero. Unas cualidades por las cuales ha hecho despertar muchísimas envidias”. Falleció por un paro cardíaco el 6 de mayo de 1972 y Santiago Bernabéu viajó con toda la cúpula del Madrid a su capilla ardiente. Su fallecimiento congregó a miles de personas que le brindaron un cálido y sincero homenaje a un símbolo del fútbol español. Bernabéu: “Yo quiero mucho a Samitier, hombre leal, honrado y sincero, cualidades que han hecho despertar envidias” 42 SMOKIN’ JOE FRAZIER: EL APOGEO DE ‘LA MÁQUINA DE GUERRA’ 43 Cerró su carrera con 32 victorias: el 73% se produjo antes del límite. Tuvo un nulo y sólo cuatro derrotas (una nunca la aceptó), repartidas entre Muhammad Ali y George Foreman. AS Color, en febrero de 1972, se hacía eco de la paliza que le propinó Joe Frazier a Terry Daniels, por el título mundial. 44 45 Le llamaron ‘Smokin’ Joe porque sus puños candentes humeaban en cada tremendo gancho de izquierdas ALEJANDRO DELMÁS / E ntre 1970 y 1973, Joe Frazier, Joseph William Frazier (nacido en Beaufort, Carolina del Sur, EE UU, en 1944, 1,80 de altura, hijo de granjeros y con una docena de hermanos) fue el campeón mundial y monarca indiscutible de los pesos pesados. Pero Frazier, fallecido en Filadelfia el 7-11-2011, fue algo más que un gran campeón de los grandes pesos: y eso, según Norman Mailer era ya ‘algo así como sentirse el dedo gordo de Dios’. Pues Frazier fue más, bastante más. Le llamaron ‘Smokin’ Joe porque sus puños candentes humeaban en cada tremendo gancho de izquierda. Fue el ‘Gorila’ y el ‘Tío Tom’ (‘trabaja para el enemigo’), tan increpado por Muhammad Ali… que estaba resentido por una sencilla razón: porque el 8 de marzo de 1971, en el llamado ‘Combate de Siglo’, en el Madison Square Garden, Frazier mandó a la lona a Ali por primera vez en la gloriosa carrera del gran Muhammad: fue al comienzo del asalto número 15, con uno de esos ganchos de izquierda que estallaban en el guante izquierdo de ‘Smokin’ Joe como un tren de mercancías cuando sale de un túnel. Frazier ganó el gran combate, retuvo su título mundial, Ali acabó en un hospital, con la cara reventada… y Muhammad prometió “tener los fusiles listos para la siguiente emboscada al gorila”. Pero, más allá de todo esto, Mailer sintetizó admirablemente y en muy pocas palabras lo que fue Joe Frazier: ‘Una máquina de guerra’, escribió ‘Normin’ en el insólito reportaje que ‘Life Magazine’ dedicó a aquel combate de marzo de 1971, con titulares imborrables en portada: ‘El Combate del Siglo… según Norman Mailer, fotografías de portada por Frank Sinatra’. Tenía que ser el combate, al menos, del Siglo XX: hasta ahí nunca se habían enfrentado dos campeones imbatidos. En 1967, Ali, ya un ‘Musulmán Negro’, había sido despojado del título por su negativa a ser reclutado para la Guerra de Vietnam: “No tengo ningún motivo de pelea con esos ‘vietcong’… ninguno de ellos me ha llamado ‘negro”, se explicó el ‘Loco de Lousiville’: donde Muhammad había nacido como Cassius Marcellus Clay… ‘Uno de esos boxeadores (Ali) había inventado la psicología del cuerpo… el otro (Frazier) era una máquina de guerra’, tecleó Mailer, justo cuando los ganchos de izquierda de Frazier silbaban como balas de cañón en el Garden, como si fuera el rastro nuclear de Rocky Marciano. Y cuando atacaba, basculando cabeza y torso en oleadas bamboleantes (‘Boob and Weave’, lo que Eddie Futch le enseñó), Joe Frazier rugía como un lobo. Joe había sido campeón olímpico en 1964, en Tokio, luchando contra el mecánico alemán Hans Huber y contra el dolor salvaje que le producía el dedo pulgar de la mano izquierda, fracturado en el combate de semifinales con el ruso Yemelyanov. “Con dolor o sin él, Joe Frazier, BATALLAS ÉPICAS. Los combates que disputaron por el título de los pesados Joe Frazier y Ali son imborrables, como así recogió la revista ‘Sports Illustrated’ en sus portadas. 46 47 En 1970, Joe Frazier demolió a Jimmy Ellis, unificó el título mundial de los pesados y se ciñó todos los cinturones de Beaufort, South Carolina, iba a pelear por el oro”, fue la contestación de Joe cuando le preguntaron por aquella fractura, tras aquella final de los pesos pesados en Tokio. Paradoja de la Fortuna: Frazier había sido escogido para el equipo de EE UU por la lesión del titular, Buster Mathis… a quien Joe iba a noquear en 1968, en su primer combate con el título mundial en juego: era el que aún sólo reconocía la Comisión Atlética del Estado de Nueva York. El 16 de febrero de 1970, también en el Madison Square Garden, Joe Frazier demolió a Jimmy Ellis (que abandonó tras ser derribado por primera vez en su carrera) y unificó el título mundial de los grandes pesos al ceñirse en su temible torso todos los cinturones habidos y por haber. Después, Frazier pulverizó en dos asaltos a Bob Foster, campeón mundial de los semipesados y, con un récord de 26-0, pasó a prepararse para la batalla con Ali (31-0), quien había dado alas a la lengua, según vieja costumbre: “Nadie entiende nada… Frazier será más fácil que Quarry o Bonavena (…), yo me iré moviendo, él no me alcanzará con todos sus ganchos cortos, yo le aguantaré la cabeza y le diré: ‘Vamos, campeón, puedes hacerlo mejor’… una y yo seguiré moviéndome”. Efectivamente, Ali, con calzón rojo y cordones con flecos, empezó dominando ‘El Combate del Siglo’. Y en el séptimo asalto de la noche de aquel 8 de marzo de 1971 lanzó a Frazier desde las cuerdas del Garden un desafiante “No puedes pegar”. Pero a esas alturas, los puños, el corazón y la voluntad de Frazier (masivo calzón verde oliva fluorescente) ya se habían instalado en el puente de mando… Ali acusaba más y más la inactividad competitiva de tres años y medio (entre 1967-70) ‘EL COMBATE DEL SIGLO’. Fue en 1971 y Joe Frazier, en el séptimo asalto, se apuntó la victoria ante Ali, que notó la inactividad de más de tres años, por decisión indiscutible y Frazier se apuntó la victoria, por decisión indiscutible. En alguno de los asaltos finales, Joe llegó a conectar entre 54 y 58 golpes sobre el cuerpo y la cara del extenuado Ali: golpes que, según Mailer, venían ‘como desde el rítmico vientre de un bazooka’. “Ése del Garden fue el mejor combate de todos los tiempos, por todo lo que le rodeó, por las expectativas, porque Ali no me daba crédito, por la división de la opinión pública... y porque se lo dediqué a mi padre”, contó Joe Frazier a AS en noviembre de 2006, en su suburbial gimnasio de North Broad Street 2913, en Filadelfia. Los del Partido Demócrata y los intelectuales iban con Ali. El resto, el ‘establishment’, se reunía junto a Frazier. Allí, en el gimnasio de Filadelfia, aquella portada de ‘Life’ so- bre ‘El Combate del Siglo’, con los nombres de Mailer y Sinatra, presidía la habitación de Frazier, que se desgañitaba con sus jóvenes pupilos: “Sigo pensando que yo nunca perdí con Ali”, proclamó al mundo en aquella ancestral entrevista con AS, en aquel cubil de North Broad Street… Porque… hasta 1975 aún habría dos peleas más entre Frazier y Ali: como también presagió Mailer en ‘Life’. Antes, entre 1972 y 1973, Frazier había retenido el título tras aplicar sendas palizas a Terry Daniels y Ron Stander. “Hubiera preferido pelear con un gorila”, resumió el pobre Daniels, hijo de un acaudalado hombre de negocios de Ohio. Daniels había hecho nulo con Jerry Quarry, pero eso no le ahorró un brutal castigo en el primer duelo por el título mundial de los grandes pesos que se celebraba en Nueva Orleáns (Rivergate Arena), desde el Corbett-Sullivan de 1892. Las andanadas de Frazier mandaron a Daniels, literalmente, a las filas de la Prensa. En el cuarto asalto, el árbitro, Herman Dutreix, paró el combate. “Dutreix hubiera necesitado una graduación en matemáticas para hacer más cuentas”, filosofó el mismo Daniels, riéndo- ‘BOOB AND WEAVE’. O lo que es lo mismo, cuando Frazier atacaba, basculaba cabeza y torso en oleadas bamboleantes, y rugía. Entre 1972 y 1973, ‘Smokin’ Joe retuvo el título tras aplicar sendas palizas a Terry Daniels y Ron Stander 48 ALI, EL LENGUARAZ. Sostenía Frazier, en tono sarcástico, que Ali se jactaba en decir que era mejor que él; “debe dedicarse a elevarse la autoestima”. se de sí mismo. Durante las instrucciones previas, Frazier lanzaba miradas ominosas a Daniels, que bajaba los ojos hacia sus zapatillas blancas. ¿Por qué miraba así a Daniels, con tanto respeto?, preguntaron a Frazier, cuya respuesta fue una lección de psicoanálisis: “Él tiene dos manos. Yo no desprecio a ningún boxeador. Se requieren en un hombre mucho corazón y mucho espíritu para desafiarme por el título mundial. Yo respeto eso”. Esos mismos días de Nueva Orleáns, a comienzos de 1972, Frazier hizo observaciones llenas de sarcasmo sobre Ali: “Con él, todo es puramente imaginario, como esa cosa de decir que es mejor que yo. Debe tener una habitación en alguna parte donde se dedica a elevarse mentalmen- 49 te la autoestima”. Yancey Durham, ‘padre espiritual’, mentor y ‘manager’ de Joe hasta que murió en 1973, agregó en primera persona: “Le ‘daré’ (Durham no dijo ‘daremos’) una pelea a Ali… si sigue ganando, dejará de hablar tanto y bajará un poco a la Tierra”. Frazier y Ali volvieron a combatir, y de nuevo en el Garden de Nueva York, el 28-1-1974, ya con Eddie Futch a cargo de Joe después del fallecimiento de Durham. Fue el segundo choque directo, y el único sin el título en juego, título que Frazier se había dejado el 22-1-1973, en Kingston, bajo los puñetazos sobrehumanos de George Foreman. OTROS DOS COMBATES. Después del de 1971, Ali y Frazier se enfrentaron en otros dos combates. Con ventaja de diez centímetros en altura, ‘Big George’ Foreman desarboló y redujo a cenizas el ataque humeante de Frazier, que cayó seis veces en dos asaltos ante golpes descomunales, hasta que el árbitro, Arthur Mercante Jr, detuvo el castigo. Ese mismo año, Joe Frazier detuvo en Londres a Joe Bugner, de quien tuvo piedad cuando iba a la lona entre brumas: los puñetazos de Frazier habían levantado del suelo los pies de Bugner, que acabó sentado sobre el ‘ring’, prácticamente con la ayuda de Frazier. Ese segundo Ali-Frazier, en enero de 1974, fue una pelea bastante decepcionante, que llegó al límite de sus 12 asaltos entre continuos ‘clinchs’ y opacas maniobras de precaución. Por nada del mundo quería Ali visitar de nuevo el tapiz del Garden. Al fin, Muhammad fue proclamado vencedor a los puntos, decisión que Frazier contestó hasta el final de sus días, como también hicieron Red Smith y Dave Anderson en ‘The New York Times’. “Sigo pensando que yo nunca perdí con Ali”; era el catecismo de Smokin’ Joe. Combate mítico. En octubre de ese mismo 1974, en Kinshasa, Ali arrebató el cetro a Foreman, en la grandiosa noche del ‘Rumble in the Jungle’, el SIN EL TÍTULO EN JUEGO. En 1974, en el Madison Square Garden, Ali ganó a los puntos a Joe. ‘Rope a Dope’, la trampa de las cuerdas que aflojó Angelo Dundee y donde se recostó Ali… hasta emerger en el octavo asalto con la célebre combinación explosiva que tumbó a Foreman. Joe Frazier estuvo presente en Kinshasa, como comentarista televisivo… y falló en sus pronósticos favorables a Foreman. Victorias ante Jerry Quarry y Jimmy Ellis le ganaron a Joe el derecho a enfrentarse de nuevo a Ali, con la corona mundial sobre el tapete. Se preparaba el escenario para el apasionante ‘Thrilla en Manila’: 1 de octubre de 1975. De nuevo, el mar tillo pilón de Joe atacaba al ‘jab’ sedoso de Muhammad. Ése, en el calor tórrido de Quezon City, Manila, Filipinas, fue el último de los tres combates entre Ali y Frazier. Fue un duelo a muerte, qué sólo iba a coronar al último hombre que quedase en pie. Ganó Ali… pero justo cuando estaba dispuesto a abandonar, no quería levantarse del taburete para el último asalto… y pedía que le cortaran los guantes. En 2006, en North Broad Street, Joe Frazier lo contó así a AS: “Allí pasaron muchas cosas extrañas. Es cierto que yo, a esas alturas, apenas veía, estaba ciego del ojo izquierdo. Y casi tampoco oía. Pero quería seguir adelante a toda costa, porque, aún como estaba, sabía con seguridad que en el último asalto el combate podía ser mío a los ojos de los árbitros. Sabía que Muhammad ya no tenía SIEMPRE LO TUVO CLARO. Tras la derrota ante Ali en 1974, Frazier no dejó de recordar (también lo hizo para AS en 2006), que no perdió aquel combate. 50 EN LA MÚSICA. En los años 70 y 80, Frazier se adentró en el universo musical y tuvo cierto éxito con el grupo ‘Joe Frazier&The Knockouts’, de estilo soulfunk. más reservas ni trucos, no hubiera podido dar más en el asalto número 15, pero… Eddie Futch tiró la toalla cuando yo no me enteraba siquiera de lo que Eddie estaba diciendo (exactamente, esto dijo Futch: “Siéntate, Joe, es suficiente, nadie olvidará jamás lo que habéis hecho aquí hoy”)… yo nunca hubiera dejado de combatir. Durante un corto tiempo, ni siquiera supe lo que estaba pasando, hasta que vi cómo daban ganador a Muhammad. Después nos enteramos de que, en el mismo momento en que Futch lanzó la toalla, Muhammad estaba diciendo que regresaba al ‘ring’. Entonces no lo supimos, era imposible enterarse”. (En el delirio húmedo de Quezon, el rincón de Frazier no escuchó las voces de Tommy, uno de los hermanos de Joe que, apostado junto al rincón de Ali, aullaba: “Ali está pidiendo que le cor ten 51 los guantes, no va a seguir”. “Es la cosa más cercana a la muerte que he vivido”, sentenció Ali. Y esa batalla espectral de Manila fue la última pelea en que Eddie Futch dirigió a Joe Frazier. Ali se desmayó justo cuando fue proclamado vencedor. En el décimo asalto, cuando empezó a retumbar el cañón de Frazier, Ali le dijo: “Me habían dicho que estabas acabado, Joe”. Y Frazier replicó: “Te han mentido, niño guapo”. Cuando todo terminó en el Quezon Coliseum, Ali reconoció: “Es la cosa más cercana a morirte que he vivido… No conozco a ningún otro boxeador que pudiera haber ganado hoy a Joe Frazier. Dios le bendiga”. Y Frazier, cuyo espíritu jamás asumía una derrota, zanjó: “Donde quiera que se nos vea juntos, siempre habrá un combate”: ‘’Fight’, ‘The Fight’). En 1976, Frazier (con el cráneo rapado) aún volvió a inten- tarlo ante Foreman, que volvió a ametrallarle como había ocurrido tres años antes, en Kingston: los mandobles disparatados de ‘Big George’ levantaban en peso a Joe. La masacre se detuvo en el quinto asalto, tras dos caídas de Frazier, que anunció su retirada. Aunque, como casi siempre sucede con los grandes boxeadores, ‘Smokin’ sólo volvería a boxear en 1981, en Chicago, donde alcanzó un nulo caritativo ante el muscular Floyd ‘Jumbo’ Cummings. Joe Frazier cerró su carrera con 32 triunfos (el 73% se produjo antes del límite), el nulo ante Cummings y sólo cuatro derrotas, repartidas entre dos grandísimos rivales: Muhammad Ali y George Foreman. En los años 70 y 80, Joe hizo apariciones musicales y tuvo cierto éxito con el grupo ‘Joe Frazier&The Knockouts’, de estilo soul-funk. Como sus padres, tuvo una do- ENFERMO Y TRISTE. En la imagen, un ya Muhammad Ali atacado por el terrible ‘Parkinson’, llora la muerte de Joe Frazier en Filadelfia, el 7 de noviembre de 2011. cena de hijos y ayudó con toda su alma a los que quisieron boxear seriamente: Marvis (aspirante contra Larry Holmes) y Jackie, quien combatió… con Laila, la hija de Ali. Pasó sus últimos años en Filadelfia, con estrecheces financieras, después de que ciertos socios en un proyecto inmobiliario en Bucks County dilapidaran sospechosamente la mayor parte de sus ganancias. Contrató a un director comercial, Leslie Wolff, que intentó gestionar el estupendo (y desaprovechado) patrimonio sentimental de Frazier. El 7-11-2011, Joe Frazier murió en Filadelfia, a resultas del violento cáncer de hígado que se le diagnosticó sólo dos meses antes, pero que se le hizo tan imparable y brutal como los masivos disparos de Foreman o Ali. En esos últimos tiempos, Joe jamás se separaba de su sombrero (‘ya es parte de mí...), ni para entrenar a los chicos en North Broad Street. El edificio del gimnasio se intenta preservar ahora con carácter monumental por razones del legado del campeón, cuyos guantes autografiados aún se venden a 400 dólares. En el funeral, el 14 de noviembre, en el Enon Tabernacle (de credo baptista), el Reverendo Jesse Jackson pidió a la concurrencia que se levantara y permaneciera en pie para demostrar su ‘amor’ por Joe Frazier. Eso hicieron Don King, Larry Holmes, Magic Johnson, Dennis Rodman, Leslie Wolff, el propio Jackson… y Muhammad Ali, que, pese al terrible Parkinson, aplaudió el recuerdo de ‘Smokin’ Joe, (aquel ‘Tío Tom’...) con el vigor de los viejos días. Y, casi como terminó Mailer aquel célebre número de la revista ‘Life’, el mundo y América no pueden esperar para el próximo duelo Ali-Frazier. Fue un placer, Joe. Uno de los más grandes. A MODO DE MUSEO. El edificio del gimnasio de Joe se intenta preservar por razones de su legado. 58 59 AÍTO CUATRO DÉCADAS MANDANDO EN LOS BANQUILLOS El pasado 20 de diciembre cumplió 66 años y Aíto García Reneses (Madrid, 1946) sigue a pie de banquillo. Han pasado 40 años desde que, aún siendo jugador del Barcelona, dirigiese por primera vez en competición, en la temporada 1972-73, al primer equipo de un modesto club del baloncesto catalán: el Club Bàsquet Esparraguera. De su impresionante trayectoria, sólo superada por el croata Ranko Zeravika con 45 años como entrenador (1958-2003), habla para AS en exclusiva. Sólo el mítico Pedro Ferrándiz, otro de los ‘grandes’ del baloncesto mundial, puede compararse a la trayectoria de Aíto. 60 EN LOS INICIOS. Como jugador del FC Barcelona, ya compaginaba con la labor de entrenador, que era realmente la labor que le atraía y que sería su profesión. JOSEP MARGALEF / —¿Recuerda sus comienzos? —Yo era jugador del Barcelona y entrenaba al juvenil del Barça. Un día a la semana entrenaba también al Esparraguera y lo dirigí uno o dos partidos. —A final de la temporada 197273 decidió retirarse como jugador, con sólo 26 años. ¿Porqué? —Había llegado a mi techo y no veía futuro, así que decidí cambiar a mi otra pasión: ser entrenador. Tenía muchas ganas de entrenar, ya lo hacía en Estudiantes y en la categoría de mini basket en las selecciones de Castilla y después de Cataluña. —Empezó en un equipo modesto, como el Circol Católic de Badalona (después Cotonificio), y en diez años lo convirtió en uno de los cinco mejores de la Liga espa- 61 ñola, llevándolo hasta la Korac. ¿Cómo llegó a ese equipo? —Por un directivo del Barcelona llamado Josep Giró, que tenía relación con el Circol, donde Guifré Gol era entrenador y jugador. Estaba desbordado y necesitaba alguien como entrenador, y fui yo. —Diez años allí dieron para mucho ¿Cómo lo recuerda? —Como una etapa de mi carrera muy bonita. Si se perdía, nadie decía nada y si ganabas, era como una gesta; un notición. La verdad es que éramos un grupo de gente loca por el baloncesto. —En la temporada 1983-84 llegó al Joventut. ¿Fue un paso adelante? —El Cotonifico desapareció por problemas económicos, se fue a Santa Coloma de Gramanet con otro nombre: Licor 43. El Joventut me fichó y Andrés Jiménez, forma- do en el Circol, llegó conmigo a la Penya. Estuve allí dos años y fuimos terceros en la primera temporada y segundos, en la siguiente. —El Barcelona le fichó en la temporada 1985-86 y estuvo allí 17 temporadas, en las que lo ganó todo, o casi todo. A pesar de ello, no fue fácil ¿Porqué? —La verdad es que fue duro, porque la gente, y no sé la causa, después de que el Real Madrid dominase durante treinta años, con mi llegada, el Barcelona pasó a ser dominador, pero quería ya que el equipo fuese también campeón de Europa. Un determinado sector tuvo una cierta importancia en esa hostilidad y estaba disconforme con mi trabajo. La realidad fue que en 30 años el Barça sólo había ganado dos Ligas y en mis primeros cinco años ganamos cuatro. PLATA EN LOS JJ.OO. DE PEKÍN. Fue el mayor éxito de su carrera como Seleccionador de España, pero prefirió no continuar y dedicarse a la competición de clubes. —¿Es por esto que pasó dos temporadas (1990-91 y 1991-92) como manager general? —Eso fue una recomendación de Salvador Alemany, directivo responsable de la sección. Yo acepté porque pensaba que eso ayudaría a tener mejor ambiente en el entorno y propuse a Boza Maljkovic como entrenador. —¿Fue su gran enemigo? —Simplemente no nos entendimos, porque él iba a la suya y punto. Además, contó con el apoyo de la Prensa. —¿Usted no? —No mucho y la opinión de la Prensa, que siempre he respetado, acabó influenciando a la afición contra mí cuando volví de entrenador, en la temporada 199293: la situación era tensa. En la temporada 1995-96 logramos el título de Liga ganando el playoff fuera de casa y quedamos subcampeones de Europa, pero el ambiente seguía en contra y eso no ayudaba al equipo. —En la temporada 1993-94, para no asistir a las ruedas de prensa, decidió poner a su segundo Quimet Costa como primer entrenador, y al final de la 1996-97 usted dijo adiós, harto de tener un sector de la afición en contra. ¿Fue un decisión meditada? —Todas mis decisiones siempre lo han sido. La situación, a pesar de ganar mi sexto título de Liga y volver a ser subcampeón de Europa, era insostenible. Ganamos el quinto partido del playoff en cancha del Madrid. Teníamos que ganar fuera porque la afición del Palau estaba en contra mía. El presidente José Luis Núñez no quería que lo dejara, pero mi decisión estaba tomada. —Tras una temporada en blanco, volvió y la sorpresa saltó en la temporada 2001-02 cuando el Barcelona decidió no renovarle. ¿Fue un golpe bajo? —La presión de algunos sectores para que yo no siguiera era muy fuerte. No fue precisamente el mejor momento de mi carrera, pero no pude pedir más en cuanto al apoyo de Salvador Alemany y otros directivos, aunque cuando estos ataques afectan también al equipo, es difícil mantener al entrenador. —Otro año sabático (2002-03) y empezó una nueva etapa en el Joventut que duraría cinco años, realmente espectaculares. ¿Fue una de las mejores etapas de su carrera? —Entre todos devolvimos al Joventut al sitio donde debía estar. Superamos un mal inicio y empezaron a despuntar los jóvenes Rudy, Ricky, Ribas y veteranos como Paco Vázquez, que ayudó mucho. Fue un retorno a la esencia del baloncesto, porque el equipo comunicaba buenas vibraciones de gente que jugaba un baloncesto bonito; fue algo parecido a mi época en el Cotonificio. —Pero usted les dio la oportunidad, ¿no? —Yo no les di nada; ellos se lo ganaron a pulso, como antes lo hicieron Andrés Jiménez, Quimet Costa, José Montero, Jordi Villacampa o Rafa Jofresa. Quien se merecía esa oportunidad siempre tuvo mi apoyo. —Dejó el Joventut tercero en la Liga ACB, ganó la ULEB Cup y la Copa del Rey, pero se fue a Unicaja. ¿Sabía dónde se metía? —En Badalona acabé un ciclo y el proyecto de Unicaja era muy atractivo. Llegué al club fichado por una Junta, pero hubo cambio de directiva y las cosas se enrarecieron. En la primera temporada quedamos terceros y en la segunda, cuartos, pero no entramos en la Copa del Rey. Tampoco lo logramos en la tercera y, por lo visto, dependía de eso, y en enero de 2011 me destituyeron. —¿Qué se siente al ser destituido por primera vez en casi 40 años de carrera? —Me gusta ganar siempre y no es algo agradable, pero ser la primera vez demostró que hasta entonces siempre había tenido una buena compenetración con la directiva del club en el que estaba. 62 63 “Los deportistas deben formarse estudiando, porque serán mejores y tendrán mejor actitud ante la vida” SIEMPRE ATENTO. Otra de las facetas de Aíto es su capacidad de asimilar fundamentos, técnicas innovadoras y estudiar a todos sus rivales; una de las claves de sus éxitos. —¿Su fichaje por el Cajasol significó volver a los orígenes? —Significó que me gusta entrenar, pero lo que está claro es que no teníamos el equipo tan bueno que podíamos tener. Me da igual estar en un equipo de menor o mayor nivel; se trata de empezar un proyecto nuevo y así lo afronto. —Volviendo la vista atrás, ¿se perdió un físico o un ingeniero de telecomunicaciones y se ganó un entrenador? —Hice tres años de ambas carreras y no acabé. Y quiero hacer una reflexión al respecto: que cualquier jugador o deportista se forme en todos los ámbitos y que se formen estudiando, porque serán mejores deportistas y ello les comportará una mejor actitud ante la vida. —¿Es cierto que muchos de los marcadores electrónicos que se usaron en España los ideó Aíto García Reneses? —De eso hace casi 40 años. Entonces, se importaban de Estados Unidos y costaban unas 90.000 pesetas. A ese precio, pocos los adquirían. Presenté un proyecto al impor tador para ensamblar unos de tipo electrónico, baratos. Se instalaron en más de 30 pabellones. —Realizó un cameo, en 1965, en la película ‘La familia y uno más’, que era una comedia, pero en la escena que aparece usted había una connotación política, ya que en la parte trasera del autocar, había una pancarta que ponía ‘Visca Catalunya’. ¿Le pagaron? —Sí que me pagaron, pero no recuerdo cuánto. Yo estaba en el Estudiantes y fue muy divertido. En cuanto a la pancarta, la verdad es que nunca me he explicado como en esa época pasó la censura. —¿Qué ha aportado Aíto al baloncesto español? —Toda una vida, pero no de forma individual, porque el baloncesto es un depor te de equipo donde todos, jugadores, entrenadores, directivos se integran en un fin. Haya estado donde haya estado, siempre todos han aportado cosas. —¿Fue usted un visionario del baloncesto avanzado a su tiempo? —En absoluto. Apliqué cosas que ya se hacían fuera de España y que aquí fueron novedad. No es cierto que aplicase un baloncesto defensivo a ultranza; sencillamente, mis equipos defendían más que otros, que casi no lo hacían en ese momento. —Tres meses como Seleccionador nacional absoluto y medalla de plata, en los JJ.OO. de Pekín 2008. ¿Porqué no siguió? —Porqué no me imagino estar todo el año parado para jugar sólo uno o dos meses. La verdad es que Pekín fue algo extraordinario y la ocasión no se podía desaprovechar. La concentración del equipo era fenomenal, el ambiente entre los jugadores fue increíble; la verdad es que hicimos unos Juegos Olímpicos brillantes. —¿La espina que aún tiene clavada es no haber ganado la Euroliga con seis Final Four disputadas? —Quizás sí, pero no es un tema que me agobie y muchos menos habiendo trabajado bien siempre. Por eso para mí ya fue un éxito el haber alcanzado tantas. TRABAJADOR INCANSABLE. Aíto no brilló como jugador, aunque fue muy trabajador en la pista. Eso no le bastó y, tras cinco años en el Barça, decidió ser entrenador. 64 TRAYECTORIA COMO ENTRENADOR CB Esparreguera: 1972-1973. Círcol Catòlic de Badalona: 1973-1983. CB Joventut de Badalona: 1983-1985. FC Barcelona: 1985-1990: Entrenador. 1990-1992: General Manager. 1992-1993 : Entrenador, y después de tres jornadas disputadas, decidió intercambiar el cargo con Joaquim Costa, con lo que pasó a ser el segundo entrenador del equipo. 1993-1997: Entrenador. 1998-2001: Entrenador. Joventut de Badalona: 2003-2008. Club Baloncesto Málaga: 2008-2011. Club Baloncesto Sevilla: 2012. 65 TRAYECTORIA COMO SELECCIONADOR Seleccionador nacional Absoluto: junio a agosto de 2008. Seleccionador Nacional Juvenil de España: 1976 - 1980. Seleccionador nacional Júnior de España. Seleccionador Europeo en diversas ocasiones. TRAYECTORIA COMO JUGADOR Estudiantes: 1963-1968. FC Barcelona: 1968-1973. Internacional con la Selección nacional Júnior. TODOS SUS PARTIDOS HASTA LA FECHA Competiciones Europeas Competición Temps. Equipos Euroliga 10 FC Barcelona, 3 Unicaja, 1 Joventut) 14 T G P 248 155 93 Korac 7 4 Cotonificio 3 FCB 69 49 20 ULEB Cup 3 Joventut 42 30 12 Recopa 1 FC Barcelona 9 8 1 Fiba Cup 1 Joventut 16 13 3 Eurocup 1 Cajasol 12 4 8 396 259 140 TOTAL Competiciones Nacionales Club Basquet Esparraguera (1972-73) 2 2 0 0 Liga Nacional (1973-74 a 1982-83) 248 138 5 105 Liga ACB (1983-84 a 2010-2011) 905 652 0 253 1992-93 Barcelona (sólo constan 3 partidos) 40 29 0 11 Cajasol (2012-13) 21 7 0 14 Copa del Rey 93 54 1 38 2 1 0 1 38 22 0 16 1349 905 6 438 Copa Príncipe de Asturias Liga Catalana TOTAL Manager del Barcelona: Temporadas 1990-91 y 1991-92 Sin entrenar: Temporadas 1997-98, 2002-2003 y 2011-2012 PALMARÉS Como Seleccionador nacional. Medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 como Seleccionador nacional absoluto. Medalla de Bronce con la Selección Española Juvenil en el Campeonato de Europa de Damasco, en 1979. Competiciones internacionales de clubes: 1 Recopa de Europa, con el FC Barcelona: 1985-86. 1 Supercopa de Europa con el FC Barcelona 1986-87 2 Copa Korac, con el FC Barcelona: 1986-87 y 1998-99. 1 Copa ULEB, con el Joventut de Badalona: 2007-08. 1 FIBA EuroCup, con el Joventut de Badalona : 2005-06. Subcampeón de la Copa de Europa con el FC Barcelona, en las temporadas 1989-90, 1995-96 y 1996-97. UN INNOVADOR QUE FUE CRITICADO D Competiciones nacionales de clubes: 9 Ligas ACB con el FC Barcelona: 1986-87, 1987-88, 1988-89, 1989-90, 1994-95, 1995-96, 1996-97, 1998-99 y 2000-01. Cinco Copa del Rey, cuatro con el FC Barcelona: 1986-87, 1987-88, 1993-94 y 2000-01, y 1 con el Joventut de Badalona: 2007-08. 1 Copa Príncipe de Asturias, urante toda su carrera tuvo que luchar contra los prejuicios: cuando pasó del Coto al Joventut, el gran rival de Badalona; cuando dejó la Penya para irse al Barcelona y ser recibido con desconfianza por los sectores más catalanistas del club; cuando regresó al Joventut y tardó en ganarse de nuevo al público; y, finalmente, cuando llegó a Málaga y tuvo que enfrentarse posteriormente a una nueva directiva que no era la que le fichó. Definir las posiciones de un equipo como 1, 2, 3, 4 y 5 es obra con el FC Barcelona: 1987-88. 8 Ligas Catalanas (1986, 90, 94, 96, 2001, 02, con el Barcelona; 2006 y 08 con el Joventut) Distinciones personales como entrenador. Nominado Mejor Entrenador del Año en las temporadas 197576, 1989-90 y 2005-06 por la Asociación Española de Entrenadores de Baloncesto (AEEB). suya, lo mismo que jugar con bases (Montero) y aleros (Jiménez) muy altos para lo que se llevaba hace 30 años. En una ocasión, en la revista ‘Scholastic Coach’, descubrió un ar tículo del mítico entrenador Dean Smith sobre el run&jump (saltar y cambiar), y le interesó, hasta el punto de viajar al año siguiente a un clinic en Suiza para empaparse sobre el tema. En la pista, se traducía en rotaciones defensivas hoy básicas, “Era algo que se podía entrenar, pero como no había vídeo, lo que hacías en los partidos tardaban dos años en verlo los demás”, recordaba el técnico madrileño. A él se debe la utilización de los ala-pívot como aleros, desde Andrés Jiménez en el Cotonificio de Badalona hasta Pau Gasol en sus inicios en el Barcelona. También fue pionero en utilizar a los escoltas como bases, caso de José Antonio Montero, o en la apuesta por las rotaciones de titulares y suplentes. “Fuimos valientes y, por cierto, muy criticados”. De su mano llegó a la ACB la defensa ‘dos contra uno’ en el poste bajo y los jugadores especialistas y las rotaciones, en unos tiempos en los que se jugaba con el cinco titular y poco más. Había que imponer un ritmo alto, de ahí su famosa defensa presionante que sus detractores llamaban ‘kárate-press’, y que con el paso de los años calificó como “más blanda que cualquiera de las que se emplean ahora”. La lista de técnicos discípulos suyos es larga: Manel Comas, Pedro Mar tínez, Salva Maldonado, Andreu Casadevall, Joaquín Costa, Quim Costa, Sito Alonso... De Aíto se destaca su excelente trabajo en las cuestiones técnicas, su atención a los detalles más mínimos y sus ramalazos de genialidad. Le acusan de no congeniar con las estrellas, pero, en realidad, sólo tiene roces con las que no ponen su talento al servicio del equipo. Y alaban su valentía para sacar jugadores: fue el entrenador que lanzó a Andrés Jiménez, Jordi Villacampa, Montero, Rafa Jofresa, Juan Carlos Navarro, Pau Gasol, Rudy Fernández o Ricky Rubio. No hay duda de que ha marcado toda una época. DISFRUTA DEL EJEMPLAR COMPLETO EN KIOSKO Y MÁS www.as.com/kioskoymas CONTENIDO COMPLETO DEL NÚMERO 40 �������������������������������������������� ������� ��������� ���������� ������������ ������� ��������� ������ ������� ������������������������������������ �������� ����������� ��������� ���������� ���������� ����������� ���� ������������ ��������� ������������� ���������� �������� ������ • CELTIC-RANGERS: ‘THE OLD FIRM’, CATÓLICOS CONTRA PROTESTANTES Por María Jesús Luengo • TONY GRANDE: PRODUCTO DE LA CIUDAD DEPORTIVA QUE SE FUE PARA TRIUNFAR Por Joaquín Maroto • JOAQUÍN PEIRÓ: “ANTES DE TENER COCHE, IBA AL ESTADIO ANDANDO O CORRIENDO” Por Juan Casáñez • ¡PENALTI!: EL ARTE DE ENTRAR A MATAR Por Jorge F. 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Por Ricardo González • ÍNTEGRO, EL NÚMERO 40 DE AS COLOR DEL 22 DE FEBRERO DE 1972