14 Diario del AltoAragón/ Viernes, 27 de junio de 2014 La responsabilidad civil de las autoescuelas derivada de la enseñanza de la conducción Hacía tiempo que quería haber profundizado en el tema al cual hace referencia el título de este artículo, pues dada mi habitual relación con el mundo del seguro y las autoescuelas, me habían preocupado los riesgos y responsabilidades de la actividad de la enseñanza de la conducción. La inquietud que me producía la posible inexistencia de cobertura ante la fatalidad de un siniestro y la necesidad de buscar fórmulas para cubrir el riesgo de esta actividad, me ha llevado a plasmar mi sensibilidad a través de estas líneas. Analizada la normativa del vigente Reglamento de Autoescuelas y del Reglamento de Conductores, en relación con el papel que desempeña el profesor durante la enseñanza y los exámenes para la obtención de los permisos de conducir, es preciso diferenciar entre los vehículo de cuatro o más ruedas (turismos, camiones…) y los de dos ruedas (motocicletas y ciclomotores); mientras que en los primeros destaca la seguridad que proporciona la intervención física del profesor utilizando el doble mando, en los segundos, ante la ausencia de este mecanismo, la intervención del profesor se realiza verbalmente o mediante un intercomunicador. El mayor o menor protagonismo del profesor en la enseñanza con uno u otro tipo de vehículos, será determinante para configurar al alumno y su relación jurídica desde el contrato del seguro. En vehículos de cuatro o más ruedas adaptados para la enseñanza con doble mando, el profesor es considerado conductor por la legislación vigente. Esta consideración de profesor–conductor excluye al alumno de tal condición, pasando automáticamente a ser ocupante, y como tercero que es, tiene la cobertura de las garantías del Seguro Obligatorio del Automóvil (SOA). Por el contrario, en la enseñanza de la conducción de las motocicletas, no existe una respuesta a la pregunta de quién es el conductor pues la imposibilidad de que el profesor pueda ser definido como conductor, ya que no puede intervenir físicamente en el mecanismo de dirección, provoca un verdadero caos a la hora de encuadrar al alumno desde el contrato del seguro, de tal forma que para el SOA el alumno es un desconocido, no forma parte del contrato. Esta indefinición del alumno del permiso de conducir de motocicletas es debido a la imposible consideración como conductor, por cuanto no tiene permiso de conducir, y la insostenible consideración como tercero u ocupante, por cuanto es el que maneja la dirección de la moto. La enseñanza del permiso de conducción de motocicletas actualmente se realiza en dos fases: una primera fase de destreza y habilidad en circuitos cerrados y otra en vías abiertas al tráfico en general. Y es en estos escenarios donde el alumno se mueve jurídicamente inseguro ante el riesgo de sufrir una caída o de un atropello, riesgos que unas veces para aprender se tendrá que equivocar, y otras serán debidas al comportamiento incorrecto del vehículo o al mal estado de la calzada y de la pista de exámenes, y por qué no, a la decisión equivocada del examinador; situaciones que en caso de un accidente, pueden ser por culpa del alumno o pueden implicar una responsabilidad del profesor, de la autoescuela por la falta de seguridad de los terrenos donde se realizan las prácticas, del Ayuntamiento por el mal estado de los terrenos donde se realizan los exámenes, y por supuesto, el día del examen, del examinador, ya que el profesor es un convidado de piedra; pero en cualquier caso situaciones de responsabilidad que no puede cubrir el SOA por esa indefinición del alumno desde un punto de vista contractual que hemos anotado en el punto anterior. Pero si evidentemente hay una responsabilidad que el contrato del SOA no puede contemplar, ni siquiera por objetivación de la culpa, entramos de lleno en el campo de la responsabilidad civil extracontractual derivada de la explotación de la actividad. La falta de una póliza específica que dé cobertura a las situaciones enumeradas, ha llevado a nuestras Autoescuelas a ser autoaseguradoras de su propio riesgo, es decir a correr con los gastos como responsables civiles de los daños que pudieran producirse a las personas y a las cosas, y obviamente, los que pudiera producirse el propio alumno, que como hemos dicho, ni es conductor, ni ocupante, ni tercero. Si bien los seguros multirriesgos de las autoescuelas se limitan a dar cobertura de la actividad en los locales donde se imparte la enseñanza teórica, en algunos casos, y en base a una benevolente consideración del alumno como tercero, algunas Compañías de seguros asumen sus posibles gastos de asistencia sanitaria que con ocasión de una caída de la moto haya podido tener durante las prácticas. Una póliza específica para las motocicletas de aprendizaje de las autoescuelas, que corrigiera la situación de desamparo del alumno, además de las coberturas habituales y obligatorias para la circulación, deberá contemplar: -El aseguramiento de la Responsabilidad Civil de Explotación para los casos que existiera responsabilidad por parte de la autoescuela y del profesor, extensiva a los locales, instalaciones y vías donde se realizan las prácticas y los exámenes y con la consideración de tercero al alumno para despejar dudas. -Un Seguro de Accidentes para el alumno, para que no queden lagunas en el supuesto de que no haya responsabilidad extracontractual. El desamparo del alumno aprendiz de la conducción de motocicletas, se produce justamente en un ramo del seguro en el que la siniestralidad ha sido y es muy elevada; valga como ejemplo el dato de siniestralidad en el año 2009 proporcionado por Confederación Nacional de Autoescuelas que para el seguro de motos fue del 411.30%. Se pagaron 411.30 euros por cada 100 euros de prima recaudados. Luis Alonso Mayor (ex Corredor de Seguros y ex Director de Autoescuelas) Jaime Pérez Villacampa (Corredor de Seguros) Correduría de Seguros Pirineos Seguro de comunidad En los tiempos en que nos encontramos, son pocos los que viven en casas unifamiliares en pueblos o en ciudades, siendo lo más habitual, hacerlo en pisos, perteneciendo a una comunidad de vecinos con los que compartimos unos espacios comunes. Para empezar, podríamos preguntarnos ¿Qué son los elementos comunes? Pues bien, los elementos comunes son el solar, las cimentaciones y aquellos elementos que se están al servicio de todos o algunos de los propietarios singulares, como patios, porterías, muros, escaleras, ascensores, cristales, y mobiliario colocado en zona común. Y ¿es obligatorio contratar un seguro para la comunidad? Obligatorio como tal no, pero si muy aconsejable y recomendable, ya que con un buen seguro, estaríamos cubriendo todos los riesgos que pudieran generarse en nuestra comunidad, dando tranquilidad a los propietarios. Entonces, ¿Qué cubre el seguro de comunidad? Siempre dependerá de lo que deseemos contratar y de lo que la compañía en cuestión nos ofrezca en sus coberturas. Las coberturas en el seguro de comunidades son muy amplias y dependerán de cada comunidad, en la que encontraremos unas coberturas básicas y unas opcionales; como incendio, daños por caída de rayo, actos vandálicos y malintencionados, lluvia, viento, pedrisco, los daños por humo, reposición de documentos, roturas, robo, los daños de agua tanto comunes como privados, inhabitabilidad del edificio, responsabilidad civil, accidentes de empleados… y muchas coberturas que podemos estudiar y analizar. ¿Qué necesitamos para la contratación de un seguro? Lo primero, consultar a un mediador de seguros profesional, quien nos asesorará y aconsejara. Es interesante el perder un poco de tiempo y analizar las necesidades de nuestra comunidad para una tranquilidad de todos, estudiando y valorando la realidad de lo que queremos asegurar, y tener a mano datos indispensables como son el CIF, dirección, año de construcción, año de renovación, tipo de construcción, plantas, metros cuadrados, valor de contenido… ¿Y si tenemos en nuestra comunidad algún objeto artístico o de valor? Hay que comunicárselo a nuestro agente de seguros, indexando fotografías y valoración de estos objetos como pueden ser esculturas, cuadros, elementos decorativos con valor artístico, etc. ¿Cuáles son los siniestros más comunes en las comunidades? Lo más comunes suelen ser daños por agua accidentales, tanto privativos como por conducciones comunes, incendio, robo, e indemnizaciones por Responsabilidad civil. ¿Qué hacer en caso de siniestro? Siempre comunicarlo con la mayor brevedad posible al mediador o la compañía de seguros, facilitando toda clase de información sobre los hechos ocurridos y las consecuencias producidas, conservando todo tal como ha quedado tras el siniestro para valoración pericial. ¿Un último consejo? Consultar siempre un mediador de seguros profesional colegiado, desconfiar de ofertas y promociones, y recordar, que no es obligatorio la contratación de seguros con entidades financieras que nos venden créditos o hipotecas, tenemos derecho a poder elegir que póliza de seguro nos conviene más. Lorenzo INGLÁN PÉREZ