Tema 3: De los animales al ser humano. Evolución del cerebro y de la conducta. MAPA DE CONTENIDOS EVOLUCIONISMO TEORÍAS Lamarquismo ANTROPOGÉNESIS SISTEMA NERVIOSO Innatas Sintética Darwinismo Homínidos CONDUCTA Homos Cerebro Reflejos Instintos Troquelado Evolucionismo El concepto de evolución proviene del término latino evolutio y hace referencia al verbo evolucionar y a sus efectos. Este desarrollo está vinculado con un cambio de estado o a un despliegue o desenvolvimiento y su resultado es un nuevo aspecto o forma del elemento en cuestión. La idea de la evolución no conlleva un significado ético de mejora o progreso sino solamente de cambio. Teorías evolucionistas Si bien es cierto que ya los griegos plantearon posiciones que podrían considerarse evolucionistas como la de Empédocles o Heráclito hay que esperar al inicio del siglo XIX para que de manos de científicos como el francés Jean Baptiste Lamarck o el naturalista galés Alfred Russel Wallace aparezca la primera teoría evolutiva que puede considerarse científica. Lamarquismo. En 1809, J. B. Lamarck publicó su obra fundamental, Filosofía Zoológica, y en ella afirma que los seres vivientes poseen una tendencia a desarrollarse y a multiplicar sus órganos y sus formas, dando lugar a que éstos sean cada vez más perfectos. Según esta teoría, todas las especies vegetales y animales proceden de otras especies anteriores menos desarrolladas y más imperfectas. Lamarck pensó siempre en los organismos en relación con su comportamiento en la naturaleza y con los desafíos planteados por los ambientes cambiantes. Contra el fijismo aducía que, si las especies hubieran sido fijadas en la Creación y se mantuviesen estáticas desde siempre, no podrían sobrevivir a los cambios medioambientales. Por tanto, deberían adaptarse constantemente, aunque cambiaran poco en apariencia. Grandes cambios en las circunstancias producen en los animales grandes cambios en sus necesidades, y tales cambios en ellas las producen necesariamente en las acciones. Luego, si las nuevas necesidades llegan a ser constantes o muy durables, los animales adquieren entonces nuevos hábitos, que son tan durables como las necesidades que los han hecho nacer. Al decir que las circunstancias influyen sobre la forma y organización de los animales, Lamarck no afirma que el medio actúe directamente sobre el organismo, sino que hace al organismo modificarse por sí mismo para adaptarse al medio. Por otra parte están los hábitos. Los hábitos son lo que explica la reacción por medio de la cual el viviente cambia de forma para adaptarse a las nuevas situaciones en las que se encuentra sumido, de acuerdo con la ley de uso y desuso. La necesidad que tienen los seres de adaptarse a su medio les hace adoptar nuevos hábitos de comportamiento. Esos hábitos comportamentales determinan, a su vez, modificaciones morfológicas, porque un órgano se desarrolla, se atrofia, se desplaza o desaparece en proporción al uso que se haga de él. Es lo que Lamarck denomina “ley de uso y desuso” que implica que todo órgano que no se utiliza, se atrofia, mientras que el que se utiliza, se fortalece. Es la función la que produce el órgano, lo transforma, lo fortalece o lo atrofia, según el pensamiento lamarquista. Y es el organismo el que evoluciona en su esfuerzo por adaptarse al medio en el que vive. La teoría de Lamarck se puede resumir en la siguiente frase: Un cambio de las circunstancias induce un cambio de los hábitos; éste, a su vez, determina un cambio de los actos, lo que conduce finalmente a un cambio de los órganos. Junto a esta frase tenemos las siguientes dos “leyes” o “hipótesis”: la necesidad crea el órgano necesario; el uso lo robustece y aumenta. La falta de uso determina la atrofia y la desaparición del órgano inútil. el carácter adquirido por la acción del ambiente se transmite por la generación. El carácter adquirido es así pues hereditario Para ilustrar su teoría el propio Lamarck propuso algunos ejemplos de variaciones animales, a saber: los topos, que pasan casi toda su vida bajo tierra y sin luz, apenas utilizan el sentido de la vista y, en consecuencia, casi la han perdido debido a que sus ojos son diminutos y están profundamente hundidos. La jirafa se alimenta del follaje de los árboles, todo su cuerpo “tiende hacia arriba”, por lo que se le han alargado el cuello y las patas delanteras. Los patos, las ocas y los animales palmípedos, que tienen a vivir en lugares con abundancia de agua, han desarrollado en las patas una membrana interdigital que les facilita la natación. El concepto de herencia constituye la clave de la teoría lamarquiana. No basta con que surjan variaciones en los individuos para que se produzcan modificaciones en las especies, es necesario, además, que estas variaciones individuales sean heredadas por sus descendientes. En este sentido, la evolución para este científico posee un carácter finalista (sentido teleológico), es decir, según él, en el proceso evolutivo van surgiendo cada vez especies mejor dotadas, más desarrolladas, más perfectas (ley de la ortogénesis). Darwinismo. En 1831 el Almirantazgo Británico organizó una expedición científica cartográfica a las costas de América del Sur y a algunas islas del Pacífico; es la famosa expedición del Beagle en donde Charles Darwin participó como naturalista. En este viaje Darwin realizó gran cantidad de observaciones y recolectó multitud de datos; entre las numerosas observaciones que fue realizando, varias series de hechos le llamaron especialmente la atención: el modo en que especies distintas, aunque parecidas, se reemplazan ocupando el mismo hábitat de una región a otra; el hallazgo, en las formaciones geológicas de la pampa argentina, de mamíferos fósiles comparables, pero no iguales a ciertos animales que la habitan actualmente; la semejanza de la fauna y flora de las islas con el continente más cercano a ellas; la existencia de especies diferentes, pero afines, en las distintas islas de un mismo archipiélago. A la vuelta de su viaje, mientras intentaba poner orden en todos estos datos, leyó la obra del economista británico Robert Malthus Primer ensayo sobre la población, en la cual se advierte que la población humana tiende a aumentar más deprisa –en progresión geométrica- que los recursos necesarios para la subsistencia que, en el mejor de los casos, lo hacen en progresión aritmética. Como consecuencia de ello, supone Malthus, se produce una “lucha por la existencia”. Los recursos son limitados y, en consecuencia, ha de producirse una lucha por la consecución de estos recursos; esta lucha es a muerte. Ahora bien, ¿quiénes y dotados con qué cualidades sobreviven al enfrentamiento de la población? El pensador inglés Herbert Spencer respondió que quienes sobrevivían eran “lo selecto de su generación”, los más aptos. De este modo, la especie humana progresa, y Charles Darwin aplicó este razonamiento a las especies animales para explicar su origen y diferenciación. De este modo nacía el Origen de las especies (1859) y, con él, la teoría evolucionista. Lo que Darwin extrajo de la lectura de Malthus fue que el proceso de selección natural ejerce una presión que fuerza a algunos a “abandonar la partida” y a otros a “adaptarse” y a “sobreponerse”. Es decir: la lucha por la existencia en el mundo orgánico, dentro de un ambiente cambiante, engendra alteraciones orgánicas, en el curso de las cuales, sobreviven los más aptos, los cuales transmiten a sus descendientes esas características más favorables. En esto consiste básicamente la selección natural. Por otra parte, los individuos de cualquier especie no son todos absolutamente iguales: presentan variaciones, algunas de las cuales serán ventajosas en la lucha por la existencia, mientras que otras resultarán desfavorables. De aquí se desprende que en competencia mutua y con el medio, los individuos con variaciones favorables sobrevivirán en proporción más elevada que los afectados por variaciones desfavorables. Y, como a su juicio, casi todas las variaciones que se producen en los organismos son hereditarias, tales efectos se irían acumulando por selección natural en el transcurso de las generaciones. El motor de la evolución sería la selección natural que actúa constantemente para mantener la adaptación de los seres vivos a su ambiente. La selección aparece como resultado lógico de tres hechos básicos de la vida: superpoblación, variabilidad y herencia. El primero, la superpoblación: los animales y las plantas tienden a producir más descendientes que los que pueden sobrevivir. La superpoblación entraña mortalidad. El segundo, variabilidad: en toda especie existe diversidad de estructura y función corporal. Hay diferencias en caracteres más o menos triviales, como el color de los ojos o del pelo, pero existen también diferencias importantes, hasta el punto de que podrían condicionar la supervivencia, como la agudeza visual en algunas especies. El tercero, la herencia: muchos caracteres del individuo pasan a su descendencia por transmisión genética. Estos tres factores interrelacionados dan como resultado la selección natural y por ende, la evolución de la especie. Teoría sintética. Gracias a los esfuerzos en la década de los años 30 de biólogos y naturalistas como T. Dobzhanski (Genética y el origen de las especies, 1937) Ernst Mayr y G.G. Simpson, entre otros, nació una concepción general e integradora, la teoría sintética de la evolución; la nueva teoría perfeccionaba la de Darwin a la luz, principalmente, de la teoría cromosómica de la herencia, la paleontología, la zoología y la genética de poblaciones. Según la teoría de Darwin, todas las especies existentes tienen un origen común; a partir de este origen común, y mediante un proceso gradual regido por la selección natural, las especies han ido evolucionando (apareciendo unas y desapareciendo otras) hasta la situación actual. En todo este proceso hay dos factores clave: la selección natural y la herencia. La teoría de Darwin necesita explicar cómo es posible que los caracteres adquiridos se transfieran de unos individuos a otros y cómo se realiza esta transmisión. Una vez explicado esto, es la selección natural la encargada de seleccionar aquellos caracteres que son favorables y de rechazar aquellos que no lo son. Desde la teoría sintética o neodarwinista, la evolución es un proceso en dos etapas: Surgimiento al azar de la variación Selección natural de las variantes producidas en la primera etapa. El juego entre el azar de la mutaciones y la necesidad de la selección son el motor de la evolución. Uno de los problemas del darwinismo es que era incapaz de explicar cómo se transmitían los caracteres adquiridos de una generación a otra. Fue G. H. Mendel quien, finalmente, logró dar una explicación de la transmisión de la herencia. Mendel, tras una larga serie de experimentos con guisantes, formuló las leyes de la herencia (hoy conocidas como leyes de Mendel). Ahora bien, las leyes de la herencia sólo nos dicen cómo se transmiten los caracteres desde los padres hasta los descendientes; pero no nos dicen cómo cambian. Para explicar el cambio de estos caracteres y, por tanto, la posibilidad de que aparezcan caracteres nuevos es necesario un concepto nuevo. Este es el concepto de mutación. Por mutación se entiende cualquier cambio en el material genético, heredable y detectable, no atribuible a segregación o recombinación, que se transmite a las células o individuos mutantes. La mutación puede afectar a células somáticas (Auguste Weisman, biólogo alemán distinguió entre células somáticas y germinales), con lo que todas las células descendientes de éstas la llevarán, pero la mutación muere con el individuo; y puede ocurrir en una o más células germinales, que tienen capacidad de reproducir un organismo completo, con lo que es probable que algún descendiente lleve el gen mutado, perpetuándose la mutación. Es evidente que es este último tipo de mutación el que tiene que ver con la evolución. Además intervienen la recombinación genética y la deriva genética. Por la primera, es decir por la combinación de genes presentes en una población a través de la reproducción sexual, se confiere plasticidad a las especies, imprimen rapidez al cambio evolutivo y se ajustan los efectos de las mutaciones a las necesidades del organismo. Por la segunda, en cada generación se produce una fluctuación al azar de las frecuencias alélicas (formas alternativas de aparición de un gen) en las poblaciones. Si en algún momento durante esta conducta fluctuante un tipo de los alelos no llega a transmitirse a la siguiente generación, entonces este alelo se habrá perdido para siempre. El resultado de la deriva suele ser la pérdida de variabilidad genética, siendo un proceso que contrarresta la entrada de variabilidad genética por mutaciones. Antropogénesis Los simios modernos o póngidos y los humanos muestran un gran número de similitudes, pero también cruciales diferencias. A medida que retrocedemos en el tiempo, se reducen las diferencias. Todos mantenemos testimonios de nuestro origen, pero a lo largo de los 10 millones de años de proceso de diferenciación se han producido importantes cambios o conquistas biológicas que han alejado taxonómicamente los humanos de los póngidos, unos cambios que han definido la tendencia evolutiva humana. Llegamos así al concepto de "hominización", concepto utilizado para definir los cambios o transformaciones que ha sufrido la familia de los homínidos a lo largo del tiempo, es decir, la evolución humana desde una fisonomía parecida a los simios hasta el estado actual. En el proceso de hominización hay una serie de logros fundamentales que han permitido llegar hasta el ser humano actual. Estos logros son: El bipedismo. El caminar sobre los dos pies o la marcha bípeda sin utilizar las manos como soporte ha dotado al género homo de innumerables ventajas: permitió la observación y control de espacios más amplios; liberó la mano, que quedó disponible para la manipulación de objetos; la columna vertebral, pasando de estructura horizontal a vertical en forma de doble S, una pelvis en forma de cuenco y el desplazamiento del agujero occipital en el cráneo, posibilitarán mantener en equilibrio la cabeza disminuyendo el plano de la nuca y facilitando un cráneo más abombado. Liberación de las manos. La mano deja de ser pata y se transforma en órgano de tacto y de prensión, apto para fabricar y utilizar herramientas. Las manos, sustituyendo la boca como órgano de defensa, de presa o de trabajo, permitirán que ésta llegue a ser parte de un rostro capaz de una mímica expresiva. La cara y los dientes. El tercer logro del proceso de hominización es la disminución gradual del tamaño de la cara y de los dientes. Todos los grandes simios están dotados de enormes caninos (colmillos) que destacan del resto de los dientes. A medida que avanzamos en el proceso de hominización, observamos que los caninos van reduciéndose de tamaño. Además, los dientes que sirven para masticar -premolares y molares- han ido disminuyendo su tamaño progresivamente. A medida en que la arcada dental varió su forma haciéndose más redondeada se va perdiendo el prognatismo de la cara pasando a ser ortognata (frente y barbilla en el mismo plano) reduciéndose los arcos supraciliares. Desarrollo del cerebro. La evolución de los primeros primates hacia el hombre refleja un constante incremento del volumen cerebral: 50 cm3 los lemúridos de 65 millones de años; 175 cm3 el dryopithecus de 20 millones de años atrás; 550 cm3 los austrolopitecos de 4 millones de años; 675 cm3, el Homo habilis; 1000 cm3, el Homo erectus; 1500 cm3, el Homo sapiens actual. El incremento de la capacidad técnica de los homínidos así como la capacidad simbólica que hace posible el lenguaje articulado no habrían sido posibles sin este desarrollo del cerebro. Lenguaje articulado. Con la capacidad de transmitir experiencias y no tener que volver a comenzar cada individuo de nuevo, los humanos pueden acumular gran número de conocimientos: se inicia la cultura y el progreso humano. El lenguaje, fundamentalmente simbólico, estimulará el desarrollo del pensamiento. Retraso de la ontogenia: El estrechamiento de la pelvis provoca que el parto y el nacimiento se adelante de forma que el niño nace inmaduro lo que se traduce en la necesidad de aprender del grupo lo que le falta. Autoconciencia. Las anteriores tendencias evolutivas llevarán a la emergencia del hombre como Homo sapiens: un animal que piensa, especialmente, un animal autoconsciente. En dicho proceso, es un paso crucial adquirir conciencia de la muerte y de su inevitabilidad: será la cuna de les creencias religiosas. El simio más parecido al hombre es el chimpancé; la separación entre ambos se produjo hace unos 7 o 5 millones de años. De un antepasado común se habría originado la doble descendencia. El enlace hacia nosotros pasa por una de las muchas formas de austrolopitecos, posiblemente por el Austrolophitecus afarensis, hace unos 4 millones de años. Pero un salto, si cabe, definitivo, para la evolución humana, habría de ser la aparición de la especie llamada Homo Habilis pues con ella aparece el "Género Homo". Fue identificada por primera vez por Louis Leakey en la famosa garganta de Olduvai (Tanzania) en 1965, y le dio el nombre de Homo Habilis (el hombre artesano), al llegar a la conclusión, no comparada por todos los paleontólogos, de que fue la primera especie en poseer la capacidad humana de fabricar instrumentos. Su datación se ha fijado entre unos 2,5 y algo menos de 2 millones de años, por lo que coexistió con el Australopiteco y el siguiente eslabón, el Homo Erectus. Su característica física más notable es el aumento del cerebro, que pasa de 450 a 600-800 cm³, siendo, además, su complejidad anatómica y funcional muy superiores. Su industria lítica es muy tosca, todos sus elementos pertenecen a la categoría de los "chopers" y de la "lascas". Muchos de estos instrumentos han sido encontrados junto a huesos de animales, lo que nos hace pensar que fueron utilizados para descarnarlos, partirlos y extraer la médula, lo cual nos revela otras dos características esenciales, la primera es que eran habituales comedores de carne, y segundo que se comía en común, lo que significa un comportamiento cooperativo muy avanzado. La obtención de la carne, ya sea por el carroñeo, seguramente su principal fuente, ya sea por la caza, nos hace pensar que debían poseer una cierta estrategia, capacidad de organización y flexibilidad en la acción para tener éxito frente a los competidores y mantenerse a salvo de los depredadores, lo que a su vez exige, por una parte, una más potente y refinada inteligencia, y por otra un cierto lenguaje, un nivel comunicativo mucho más complejo que el de los simios actuales. Lo más trascendental del Homo Habilis es, posiblemente, que con él se cruza la frontera de la selección natural exclusivamente en las capacidades físicas a la selección basada en las capacidades cerebrales-cognitivas. Se está produciendo el paso de la hominización a la humanización. A partir de Horno Habilis surge el Homo Ergaster y, en el seno de éste, a su vez, el Homo Erectus, que representa un avance significativo, así como el “Homo antecesor” del que se piensa que proviene nuestra especie. El Homo Erectus apareció hace 1.800.000 años aproximadamente, y se le calcula una existencia de 1.300.000 años. Su larga existencia, lo que significa un gran éxito evolutivo (pensemos que a los primeros ancestros de nuestra especie se les estima una antigüedad de sólo 175.000 años) le permitió ser el protagonista de la primera gran emigración de los homínidos que, partiendo de África, les llevó a Asia y a Europa. En el terreno físico dos características llaman la atención. En primer lugar, su considerable altura, alcanzan los 1.80 cm y posiblemente más. En segundo lugar, el volumen de su cerebro, que por término medio es un 33% superior al Habilis (existen, incluso, algunos cráneos que alcanzan el considerable volumen de 1200 cm³) Las herramientas del Erectus, cuya cultura se denomina Achelense, son mejores y más útiles y de una técnica mucho más depurada que la de los Habilis, e igual se puede decir de sus técnicas de caza, que debieron exigir una mayor capacidad de organización y cooperación. Ahora bien, su mejora tecnológica no es equiparable con el aumento de masa encefálica y la proporcional inteligencia que podría representar, pues sus herramientas permanecen invariables durante 1,3 millones de años, lo que indica un gran estancamiento cultural. Dos peculiaridades culturales importantes del Homo Erectus son, primero que establecieron asentamientos permanentes (campamentos), lo que significa una compleja vida social y, segundo, que en los últimos períodos y coincidiendo con una glaciación consiguieron controlar el fuego. No obstante, es necesario hacer la advertencia de que dos cosas muy diferentes son el uso y control del fuego , que debió ser muy antiguo, y el saber producirlo y usarlo a voluntad, esto es, el descubrimiento del fuego, que es algo de significado técnico y cultural muy superior. En Atapuerca (Burgos) los paleoantropólogos españoles (Juan Luis Arsuaga y su equipo) excavan año tras año para encontrar fósiles humanos precursores del hombre de Neandertal, el último antepasado común que compartiríamos con esta especie de homínido, y los primeros pobladores conocidos de Europa. Este Homo antecessor fabricaba instrumentos, muchos menos perfeccionados que los de los neandertales y viene a apoyar la salida masiva de una de una especie africana, y confirma que los neandertales fueron una especie completamente distinta a la nuestra. Pero lo más curioso es que tenía una peculiaridad notable: el rostro. Además, para los investigadores españoles, tenían una estructura fonética similar a la de los actuales humanos. Lo que más llama la atención de los Neandertal es su enorme capacidad craneana, que en algunos individuos supera los 1.600 cm³, mientras que el humano actual posee una media de 1.400 cm³. ¿Podemos pensar, en consecuencia, que su inteligencia también lo era? Para contestar a esta pregunta es necesario hacer primero algunas consideraciones sobre la inteligencia y, en segundo lugar, acudir a los restos de su cultura. Un cerebro más grande no significa necesariamente una mayor inteligencia. Podemos estar seguros de que eran más inteligentes que sus antecesores, pero también que distaban mucho de nosotros, tanto en cantidad como en calidad. Su cerebro era por término medio más voluminoso que el nuestro, pero esto no significa que su organización interna y la especialización de sus áreas fuera equivalente, y que por tanto sus capacidades cognitivas, de abstracción, perceptivas, de habla, etc. fueran las mismas. En cuanto a su cultura, que denominarnos "Musteriense", nos muestra una rica variedad de útiles muy perfeccionados respecto de los del Erectus y de uso más versátil, pero que curiosamente también permanecieron inmutables casi a lo largo de toda su existencia; sólo en los últimos tiempos de su existencia se observa un cierto progreso técnico, el cual pudo estar motivado por las mayores dificultades que encontraban para sobrevivir, o por la influencia de los Sapiens con lo que ya habían tenido sus primeros contactos. Sobre el hombre de Neanderthal quedan muchas incógnitas sin despejar todavía. Algunos hallazgos resultan sorprendentes, por ejemplo, el hecho de que se haya encontrado objetos que podemos calificar de inútiles, objetos simplemente decorativos, lo que parece indicar el nacimiento del sentido estético, o el hecho de que enterraran a los muertos. Convivieron más de 10.000 años con el hombre de Cro-magnon (en la línea evolutiva del homo Sapìens) desarrollando su cuerpo y su encéfalo. Frente a ellos el Hombre de Cromagnon perdía fortaleza, adaptando su volumen físico a la estrechez de su pelvis. Pero, al mismo tiempo, eso les daba ventaja en cuanto a ahorro energético, y el desarrollo de su inteligencia seguía creciendo. ¿Qué ocurrió entonces para que nuestros antepasados aniquilaran a los neandertales? El equipo de investigación de Atapuerca mantiene la teoría de que una mayor cooperación social compensó la pérdida de fuerza individual. La táctica del hombre moderno, su organización, derrotó en el Pleistoceno medio al hombre de Neandertal. Evolución del sistema nervioso Como vemos las especies van variando en función de la presión del medio siguiendo unas leyes de la evolución como son: Carácter irreversible: Una vez evolucionado, no hay marcha atrás. Autonomía funcional: La evolución avanza hacia organismos que presentan una autonomía funcional frente al medio cada vez mayor, y por tanto, que son más adaptables a variaciones del medio en que se encuentran. El aumento del cerebro: Cada vez tenemos un sistema nervioso más desarrollado y complejo. Esta última ley es básica para comprender la evolución de nuestra especie. Nuestro cerebro es una estructura sumamente compleja que no aparece acabado en un momento de su historia biológica, sino que es preparada por estructuras más simples a los largo de muchos siglos de evolución: Reacciones químicas frente al ambiente: en plantas y animales más simples (protozoos, esponjas) no se puede hablar de sistema nervioso, únicamente de cierta capacidad para reaccionar frente al ambiente con una finalidad de supervivencia: es el caso de los tropismos (giros o crecimiento orientados9 de las plantas o los movimientos destinados a capturar alimento frente a algún cambio en las condiciones del medio (calor, humedad). Sistema reticular: es la forma más rudimentaria de sistema nervioso que se da en los celentéreos (medusas, anémonas, hidra, etc.). Las células sensitivas se organizan en forma de red de manera que la estimulación de una parte del sistema hacen reaccionar al organismo entero. Sistema radial: es en los equinodermos (estrella de mar, erizo de mar) cuando aparecen acumulaciones de células nerviosas (ganglios) como centros de control de la actividad nerviosa. Los ganglios son relativamente autónomos entre sí de manera que no hay una coordinación central. Sistema escalar: aparece con lo anélidos (gusanos terrestres y acuáticos, lombrices, sanguijuelas). Los ganglios se distribuyen por el cuerpo formando una escalera de cuerda. Dos de estos ganglios situados en la cabeza se ensanchan dando lugar a un rudimentario cerebro doble. Es el primer esbozo de coordinación central del sistema nervioso. Sistema anular: se da en los moluscos (almejas, ostras, pulpos, calamares) y artrópodos (insectos, arácnidos, crustáceos, miriápodos). Presentan un mayor desarrollo del cerebro situado en la cabeza, a la vez que un sistema ganglionar que recorre el cuerpo formando anillos alrededor del tubo digestivo-respiratorio. Esta estructura limita su crecimiento exterior (concha, esqueleto externo) e interior (asfixia o imposibilidad de ingerir alimentos) lo que no proporciona ninguna ventaja evolutiva. Sistema céfalo-caudal: Se generaliza en los vertebrados (inferiores: peces, anfibios, reptiles y superiores: aves y mamíferos). Este sistema se organiza en un eje nervioso donde llegan las aferencias de los receptores sensoriales y parten las eferencias dirigidas a los músculos y vísceras. Tal eje es básicamente un cordón (animales cordados) que recorre la espalda y se ensancha en uno de sus extremos formando el cerebro. Este engrosamiento permite el crecimiento del sistema y es la base de la teleencefalización a partir del desarrollo del nervio óptico y los bulbos olfativos. En los vertebrados inferiores se conserva la disposición lineal de sus partes (posterior, medio y anterior). En las aves y mamíferos estas partes se pliegan unas sobre otras de manera que a partir del desarrollo de la parte anterior surge la corteza cerebral que es filogenéticamente hablando la más reciente. Las partes posterior y media quedarían en su interior de forma que son las partes más primitivas desde un punto de vista filogenético. En el caso del hombre las funciones del cortex cerebral son asumidas por este primitivo cerebro cuando es dañado de forma que los patrones de conducta se vuelven menos elaborados y más atávicos. Evolución y comportamiento La Etología es la rama de la Biología y de la Psicología experimental que estudia el comportamiento de los animales en sus medios naturales, en situación de libertad o en condiciones de laboratorio. Las conductas más estudiadas por la etología son: Conductas innatas elementales: las formas más simples de conducta innata son las kinesias, las taxias y los tropismos. Las primeras son conductas en que la cantidad o ritmo de movimientos depende de condiciones ambientales simples (calor, humedad, luz). Por ejemplo, el movimiento de los paramecios. Las taxias (en los animales) y los tropismos (en las plantas) son movimientos orientados hacia un estímulo bien aproximándose (positivos) o alejándose (negativos). Por ejemplo, la fototaxia positiva de las polillas o el giro del girasol. Reflejos incondicionados: Son respuestas elementales e inmediatas del organismo ante un estímulo en las que no interviene el cerebro. En el caso del ser humano son respuestas originadas en la médula espinal (flexión de la extremidad cuando te golpean la rodilla), tronco encefálico (salivación ante la comida) o el cerebelo (contracción de los músculos ante un ruido). Instintos: se diferencia del reflejo por su mayor complejidad ya que es una forma habitual de comportamiento de una especie que afecta al organismo entero y no solo a una parte. La conducta instintiva es innata (transmitida genéticamente), estereotipada (pautas fijas e invariables en su orden y ejecución), específica (común a todos los individuos de una especie), automática y con valor supervivencial. Impronta o troquelado: consiste en aprender a reconocer un estímulo para desencadenar ante él una respuesta innata. La impronta es muy estable y a veces irreversible. Konrad Lorenz, etólogo austriaco premio Nobel de Fisiología en 1973, investigó el comportamiento característico de algunas aves y mamíferos que implica el aprendizaje de reconocimiento instantáneo por el individuo de un objeto comparable a la madre. Este fenómeno está en la base de la llamada conducta de apego en los recién nacidos investigada principalmente por el psiquiatra y psicoanalista inglés John Mostyn Bowlby. En la conducta humana influyen el ambiente, el aprendizaje o educación y la transmisión de la cultura, y la programación filogenética o conductas innatas. Las conductas innatas en el hombre son: Reflejos: Comportamientos con los que nace el individuo, pero son muy físicos y luego los perdemos o desarrollamos. Instintos: William McDougall psicólogo británico en los inicios del S. XX propuso una serie de instintos base de la conducta humana que provocan distintas emociones: INSTINTO EMOCIONES instinto de fuga miedo e inseguridad instinto de combate ira y lucha instinto de repulsión disgusto instinto paternal ternura instinto de curiosidad asombro instinto de autoafirmación orgullo instinto de autohumillación sumisión instinto de reproducción deseo sexual instinto gregario sociabilidad instinto de adquisición propiedad instinto de construcción creación y realización instinto de búsqueda de alimentos hambre Existe un amplio campo de discusión en Psicología en lo concerniente a la extensión de las conductas innatas a distintas parcelas del comportamiento humano en general: autores como Sigmund Freud o Konrad Lorenz introducen un instinto de agresión con valor supervivencial para la especie humana. Otros autores como el alemán Erich Fromm inciden más en un instinto de fraternidad o sociabilidad. Sea como fuere lo que queda claro es que a pesar de esta base instintiva el aprendizaje modulará el comportamiento humano cobrando la conducta aprendida más importancia si cabe (ver tema 6). Algunos términos fundamentales Selección natural: Es un fenómeno que se define como la reproducción diferencial de los genotipos en el seno de una población biológica, dando pie a la supervivencia del más apto y por tanto a la evolución. Homínido: Categoría taxonómica que se refiere a la familia de primates bípedos que incluye al hombre y a los grandes simios. Bipedismo: Forma de locomoción sobre dos extremidades adoptada por el hombre y muchos animales. Taxia: Movimiento o desplazamiento direccionado de un animal como respuesta a la percepción de un estímulo, que puede ser positivo (acercamiento) o negativo (alejamiento). Tropismo: Movimientos permanentes de una planta como respuesta a un estímulo externo que actúa en una sola dirección, donde el organismo se dirige hacia el estímulo. Troquelado: Patrón conductual a medio camino entre las conductas innatas y las aprendidas, donde, por ejemplo, el individuo queda ligado a sus padres por la conducta de aproximación y seguimiento del estímulo con el que se ha establecido el vínculo. Etología: Es el estudio de la conducta de los seres vivos. Intenta descubrir e interpretar a qué se debe su conducta y hasta qué punto está determinada por un simple mecanismo reflejo, un comportamiento instintivo o un aprendizaje.