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ARKEOS, Revista electrónica de Arqueología PUCP
Vol. 8, N° 15, 2016
pp. 57 - 60
Visita al Museo Arqueológico Cashamarca y a la Necrópolis de Shanshamarca en
La Unión Leticia – Tarma, Junín
Lic. Luis Villegas Ortega*
Esta crónica narra la visita al Museo Arqueológico de Cashamarca, la que se realizó con el fin de
determinar qué había sucedido con unos extraordinarios materiales cerámicos hallados en el año 1998. Este
museo se encuentra en el distrito de La Unión Leticia, provincia de Tarma, departamento de Junín, en un valle
cálido, encajonado por colinas moderadas y secciones planas. Establecido en la región Quechua (3620
m.s.n.m.), se ubica muy cerca a la amplia Puna, junto a los distritos de Acobamba, Huaricolca, Huasahuasi,
Palca, Palcamayo, San Pedro de Cajas, Tapo y Tarma. El acceso a La Unión Leticia se realiza a través de tres
vías conocidas:
La primera vía corresponde al acceso desde la estancia de Llacsacancha por una trocha carrozable. Hace unos
años, en una caminata de aventura y reconocimiento, partí de Telarnioc, lugar que se encuentra en la carretera
que va de La Oroya a Junín. Actualmente, este sitio corresponde a una hacienda, sin embargo, en la antigüedad,
fue un Tambo Inca asociado al Qhapaq Ñan. Se sabe que este camino pasa por el valle de Tarmatambo, centro
administrativo de la época Inca en Tarma, hacia el Norte, pasando por los humedales del Chacamarca y sus
puentes o chacas. Desde este lugar, el camino va por Pumpu, centro administrativo del Horizonte Tardío,
perteneciente a la provincia de Chinchaycocha. .En esta región, la principal actividad económica es el pastoreo
de ovinos, llamas y alpacas. En sus cerros es posible ver cérvidos, vicuñas, zorros y hasta pumas. En aquella
oportunidad, pasé por los pequeños pueblos de Cari y Limajpuquio; crucé el pueblo de Condorcocha, donde se
encuentra la fábrica de cementos; y, luego llegué a la ciudad de La Unión Leticia. El paisaje es simplemente
espectacular, desde sus altas cumbres, hacia el este, es posible apreciar los nevados del Apu Tarama, llamados
en las crónicas coloniales como Apu Huay Huay.
La segunda vía de acceso hacia La Unión Leticia es a través de la trocha carrozable desde el sector Recrescancha.
Esta es la más usada por camiones rumbo a Condorcocha. Durante el viaje se puede apreciar amplias pampas
de Puna, donde el “ichu” tiende su manto y comparte paisaje con el cactus y la vistosa y rápida ave conocida
como putillas de pecho color rojo. A lo largo de la trocha se observan estancias de pastores, casas de planta
circular con techos de paja, y grandes corrales también circulares. De igual manera, se hallan abundantes
animales, castillos de estiércol para combustible, además de perros “shapu” o pastores que saludan a gritos al
visitante.
La tercera vía, que es aquella de mayor uso, corresponde al acceso por el valle de Tarma, el cual actualmente
tiene una buena carretera asfaltada. Desde Tarma, con rumbo a Acobamba, se llega a Jacahuasi, pasando por
Hualhuas, Ninatambo y Pomacocha. Desde el pueblo de Jacahuasi se ingresa al valle de La Unión Leticia,
pasando por los pueblos de Uchuracra, Cuyruhuasi, Huallpan y Mayoc, cuya campiña inspira poemas, cuentos
y novelas. Se pueden apreciar alfombras de flores, aromas de claveles, gladiolos, alalíes, geranios, girasoles,
campanitas, margaritas, pompos, velo de novia, lágrimas y arbustos de rosas, que repintan el verde paisaje. Por
algo Tarma es llamada “La Ciudad de las Flores”.
* Licenciado en Arqueología UNMSM. lvillegas.peru@gmail.com
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Luis Villegas Ortega
Los pueblos de Tarma ofrecen siempre un paisaje de valle, con un clima agradable y cálido, además de una
buena comida regional, como el delicioso picante de cuy, el puchero y los chupes. Aquí resalta la sopa verde,
la pachamanca y la patasca; de igual manera, refresca la chicha de jora, la chicha de maní o la leche fresca. Se
puede encontrar el pan chapla, el pan de lata, el pan bollito criollo, las bizcotelas, los bizcochuelos, el manjar
blanco, los maicillos, las rosquitas; además se pueden comer blanquillos o abridores dulces, manzana, pera y
ciruela, los cuales son un placer. Viejos árboles dan frutos agradables, como las guindas; altos eucaliptos dan
sombra, aroma y arrullo; sauces llorones y cipreses robustos son mágicos. También se aprecian bosques de
jóvenes quenuales.
El agua bendita, tierras fértiles y el trabajo del hombre al parecer bastaron para lograr escalonados campos de
cultivo, ya que se aprovecha todo lugar topográficamente posible, diseñando amplias chacras, optimas terrazas
agrícolas, eficientes andenes y canales bien administrados. El valle de Tarma produce maíz dulce de primera,
olluco, quinua, papa de muchas variedades, oca y calla, arberjitas, habas, lechuga, brócoli y col. En la vera de
la carretera, canastas gigantes de paja contienen zanahorias gigantes, cebollas, ajos, poros, apio y alcachofas
que van a diversos mercados.
Las casas con balcones de maderas y patios cuentan por tradición con corrales de cuyes, conejos, gallinas y
patos, listos siempre para la visita o para las fiestas. En los jardines crecen plantas de manzanilla, cedrón,
huacatay, chincho, culantro, perejil, orégano, yerba luisa, cola de caballo, hinojo, menta, romero, boldo, laurel,
toronjil, congona, muña, paico, yerba buena, plantas silvestres de ruda y hermosas cantutas, de donde se roba el
dulce néctar.
A partir de Mayoc, la carretera hace unos zigzag debido a la fuerte pendiente ascendente del terreno, llegando
a una amplia terraza en la cima que ocupa casi todo el ancho del valle. Sobre esta plataforma, que mide casi 1
km., se encuentra la ciudad de La Unión Leticia, donde existieron formaciones sociales prehispánicas complejas,
entre las que predomina la etnia Tarama. La evidencia arqueológica se encuentra en sitios como Andamarca,
Punchaumarca, Santa Ana, Yuracmarca, Cashamarca sector I y II, Chontamarca, Cutumarca, Huamanmarca,
Pishomarca, Quipamarca, Shanshamarca, Suamarca, Shanya Cancha, Chipiammarca, Cusimarca, Jaytajmarca
y Luychuymarca.
El Museo Arqueológico Cashamarca, inaugurado en octubre del 2008, se encuentra en el segundo piso de un
edificio moderno en la misma Plaza de Armas de La Unión Leticia. Tiene un excelente y moderno guión
museográfico, resultado del trabajo en conjunto de la empresa Cemento Andino S.A (actualmente Unión Andina
de Cementos S.A.A) y del Instituto Nacional de Cultura Junín (ahora Ministerio de Cultura). La gestión cultural
estuvo a cargo del profesor Sergio Castillo, Director del INC Junín, y de los arqueólogos Lic. Manuel Calderón
y la Lic. María Dianderas, con la participación del Lic. Javier Rojas, encargado de la museografía.
El esfuerzo conjunto mencionado ha resultado en el primer museo de la región con un formato moderno, en el
que se destaca el espacio, la seguridad, la ventilación, la iluminación, además de su carácter dinámico y
atractivo. Los módulos, vitrinas, maquetas y transparencias muestran cronológicamente el proceso de ocupación
prehispánica en la sierra central, sobresaliendo los materiales recuperados durante los trabajos de rescate
arqueológico efectuados en el Sitio Arqueológico Cashamarca. Los trabajos científicos de campo y gabinete se
desarrollaron entre los años 2003 al 2008, cuyos resultados fueron publicados el 2008 en el libro denominado
“Cashamarca: Su ubicación dentro del proceso histórico del antiguo Perú”, escrito por el Lic. Manuel Calderón.
La muestra también expone diversos materiales culturales relacionados con actividades especializadas
(alfarerería, textilería, orfebrería, entre otros), así como materiales cerámicos de estilos locales y foráneos como
Tarama, San Blas, Cajamarca e Inca.
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Es de particular importancia mencionar que en la muestra llama mucho la atención un conjunto de vasijas
íntegras y particularmente finas. Se trata de tres piezas que pertenecen al periodo denominado Horizonte Medio
(550-900 d.C.):
1. Una botella escultórica en forma de camélido de acabado fino de estilo Robles Moqo.
2. Una botella escultórica en forma de camélido pariendo, también de acabado fino de estilo Robles Moqo,
pero que presenta en el borde del cuello diseños de chevron de estilo Chakipampa.
3. Un fragmento de cerámica escultórica en forma de cabeza humana, tipo huaco retrato, de un personaje
con gorro de cuatro puntas con diseños serpenteados y pintura facial de antecedentes Huarpa y estilo
Chakipampa.
Según la propuesta cronológica estilística de Dorothy Menzel, los diseños de las vasijas pertenecerían a Wari,
época y periodo: 1A, 1B Y 2A. Estas vasijas, según los pobladores fueron recuperadas en la plaza de toros,
ubicada a 330 m al Sureste del museo. Cuentan que en el año 1998 un grupo de trabajadores municipales,
durante los trabajos de mejoramiento de la antigua plaza de toros encontraron, para su asombro, extrañas
estructuras subterráneas. Al visitar el lugar se pudo observar un conjunto alineado de estructuras subterráneas,
tipo cámara, con grandes y pesadas tapas de piedra caliza, además de perforaciones de hoyos y tapones de
piedra. Estas estructuras funerarias, revestidas con muros de piedras medianas sin cantear, unidas con argamasa
de barro, presentaron un diámetro de boca de hasta 1.20 m. y una profundidad aproximada de 2.30 m. En algunos
casos presentaron enlucido de barro, de color crema. Es preciso mencionar que algunas de estas estructuras se
conectan unas a otras a través de pequeños túneles o accesos.
Actualmente, la plaza de toros se encuentra clausurada por la Municipalidad y el Ministerio de Cultura. Este
sitio es conocido por los pobladores como Necrópolis de Shanshamarca y aún no ha sido declarada Patrimonio
Cultural de la Nación. Aún se encuentra a la espera de ser investigada a profundidad.
Fig. 1. Botella escultórica en forma de camélido de acabado fino, estilo Robles Moqo
(Foto Hernán Herrera)
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Fig. 2. Botella escultórica de acabado fino, en forma de camélido pariendo, de estilo Robles Moqo. En el borde del
cuello presenta diseños de chevron de estilo Chakipampa. (Foto Hernán Herrera).
Fig. 3. Fragmento de cerámica escultórica, en forma de cabeza de personaje con gorro de cuatro puntas y pintura
facial, de estilo Huarpa y Chakipampa. (Foto Hernán Herrera).
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