TÍTULO DE LA COMUNICACIÓN: RESTRICCIONES ECONÓMICAS Y POLÍTICAS TERRITORIALES DE EMPLEO: LA LIBERALIZACIÓN DE LA ACTIVIDAD DE COLOCACIÓN Y SUS EFECTOS EN LA ORGANIZACIÓN DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS AUTOR 1: MARIA LUISA PÉREZ GUERRERO Email: malupe@uhu.es AUTOR 2: Email: DEPARTAMENTO: ANTON MENGER. AREA DE DERECHO DEL TRABAJO Y DE LA SEGURIDAD SOCIAL UNIVERSIDAD: HUELVA ÁREA TEMÁTICA: POBLACIÓN, MOVIMIENTOS MIGRATORIOS Y MERCADO DE TRABAJO RESUMEN: Desde el punto de vista presupuestario, son muchas las restricciones económicas que afectarán a ciertas políticas públicas, en particular a las políticas públicas de empleo. La situación económica que atravesamos y el elevado índice de desempleo han determinado un replanteamiento de las políticas de colocación. Es un hecho constatable que los Servicios Públicos de Empleo sólo logran la colocación de un 5% de los demandantes de empleo en el mercado de trabajo español. Es por ello que la situación actual nos lleva a replantear la posición de los sujetos que intervienen en la colocación, llegándose a la conclusión, por todos aceptada, de que es preciso liberalizar el ejercicio de la actividad de colocación. Y ello con el objetivo de lograr la 1 eficiencia requerida por el mercado laboral y la competitividad necesaria para los sujetos privados de la colocación, propias de una actividad económica. El fomento de la iniciativa privada en el ámbito de la colocación afecta a la organización territorial de los Servicios Públicos de Empleo que, dadas las dificultades económicas por las que atraviesan las Comunidades Autónomas, se verán afectadas por las restricciones presupuestarias que se apliquen en los próximos años. PALABRAS CLAVE: EMPLEO, AGENCIAS DE COLOCACIÓN, EMPRESAS DE TRABAJO TEMPORAL, POLÍTICAS ACTIVAS DE EMPLEO, COMUNIDADES AUTÓNOMAS. 2 1. Introducción Desde el punto de vista presupuestario, son muchas las restricciones económicas que afectarán a ciertas políticas públicas, en particular a las políticas públicas de empleo. La situación económica que atravesamos y el elevado índice de desempleo han determinado un replanteamiento de las políticas de colocación. Es un hecho constatable que los Servicios Públicos de Empleo sólo logran la colocación de un 5% de los demandantes de empleo en el mercado de trabajo español. Es por ello que la situación actual nos lleva a replantear la posición de los sujetos que intervienen en la colocación, llegándose a la conclusión, por todos aceptada, de que es preciso liberalizar el ejercicio de la actividad de colocación. Y ello con el objetivo de lograr la eficiencia requerida por el mercado laboral y la competitividad necesaria para los sujetos privados de la colocación, propias de una actividad económica. El fomento de la iniciativa privada en el ámbito de la colocación afecta a la organización territorial de los Servicios Públicos de Empleo que, dadas las dificultades económicas por las que atraviesan las Comunidades Autónomas, se verán afectadas por las restricciones presupuestarias que se apliquen en los próximos años. En el trabajo que se presenta se analiza la situación actual de los Servicios Públicos de Empleo autonómicos y su perspectiva futura en la política de empleo autonómica1. 2. Servicios Públicos de Empleo: breve referencia al concepto y el marco jurídico de actuación. La Ley 56/2003, de Empleo, define un Sistema Nacional de Empleo desde la base de una organización que cuenta con la transferencia de competencias en materia de empleo a las Comunidades Autónomas. Es por ello que define el Servicio Público de Empleo Estatal como aquel “organismo autónomo de la Administración General del Estado al que se le encomienda la ordenación, desarrollo y seguimiento de los programas y medidas de la política de empleo, en el marco de los establecido en esta Ley”2. Por su parte, la misma norma define los Servicios Públicos de Empleo de las Comunidades Autónomas como “los órganos o entidades de las mismas a los que dichas Administraciones encomienden, en sus respectivos ámbitos territoriales, el ejercicio de 1 Este trabajo forma parte de los resultados científicos del Proyecto de Investigación: “La gestión socialmente responsable de la crisis” DER2009-08766 (subprograma JURI); así como del Proyecto de Excelencia “Régimen Jurídico de los mercados de trabajo transicionales” y del Proyecto de Excelencia Investigadora Estudio de las reformas estatutarias: los nuevos derechos estatutarios, Estado Social de las Autonomías y financiación autonómica. SEJ-4078. 2 Vid. art. 10 de la Ley 56/2003, de Empleo. 3 las funciones necesarias para la gestión de la intermediación laboral … y de las políticas activas de empleo…”3. Existe, pues, una importante diferencia entre la definición del primero y los últimos. Mientras que para referirse a los Servicios Públicos de Empleo de las Comunidades Autónomas se menciona la intermediación laboral como una de las funciones destacadas, en el caso del Estado, se habla de ejecución de las políticas de empleo en general. Esta diferencia se hace aún más aguda si atendemos a las referencias que, en los Estatutos de Autonomía se hace de las políticas de empleo, que tienen un claro carácter asistencial, haciendo especial referencia a la inserción de colectivos desfavorecidos4 o en riesgo de exclusión y al fomento del empleo estable y de calidad. Estas suelen ser las características de las políticas de empleo autonómicas. De esta forma, quizás la función de intermediación no sea la que más se ha incentivado por las Comunidades Autónomas, llevándose a cabo, aunque con cierto retraso, la creación de Servicios Públicos de Empleo Autonómicos que habrían de asumir, entre otras, estas funciones de intermediación5. La OIT también ha jugado un papel muy importante en la creación de estos Servicios Públicos estatales, en su Convenio nº 88 sobre el servicio de empleo, establecía la necesidad de organizar el mercado del empleo creando estos servicios públicos que habrían de lograr, por sí mismos o en colaboración con otros organismos públicos o privados, la mejor organización de dicho mercado, como parte integrante del programa nacional destinado a mantener y garantizar el sistema del empleo para todos. Asimismo, la Unión Europea, se ha preocupado de la modernización de dichos Servicios Públicos a través de documentos que proponen la asunción por los mismos de tres funciones principales: proporcionar información sobre el mercado de trabajo y realizar la actividad de intermediación y ajuste del mercado de trabajo6. A todo este marco normativo internacional y comunitario, hemos de añadir el régimen jurídico constitucional que establece la distribución de competencias en materia de empleo entre el Estado y las Comunidades Autónomas, necesario a la hora de identificar 3 Vid. art. 17 de la Ley 56/2003, de Empleo. Vid. especialmente los artículos 169 del Estatuto de Autonomía de Andalucía, art. 27 del Estatuto de Islas Baleares o el 16 del de Castilla y León. 5 Vid. entre otros, los siguientes artículos de los Estatutos Autonómicos: Andalucía (art. 170), Cataluña (arts. 25, 165 y 170), Comunidad Valenciana (arts. 9.4, 10.3, 51, 53.2, 54.2 y 54.5), Baleares (arts. 27, 30.15, 31.12, 32.4 y 11), Aragón (arts. 26, 75.1, 77.2, 77.8), Castilla y León (arts. 13.4, 71.3 y 76.1). 6 Vid. por todos, Comunicación de la Comisión de 13 de noviembre de 1998: Modernización de los Servicios Públicos de Empleo para apoyar la Estrategia Europea de Empleo [COM (98) 641 final]. 4 4 el papel de éstas últimas en la gestión de la intermediación y de las políticas activas de empleo7. 3. La organización Autonómica de los Servicios de Empleo Junto a la determinación del principio constitucional que obliga al Estado a desarrollar una política económica orientada a la consecución del pleno empleo (art. 40 CE) y la protección de los ciudadanos en caso de desempleo (art. 41 CE), el Texto constitucional construye el Estado Español de las Autonomías sobre la base de un reparto competencial en el que distingue entre la legislación básica y la ejecución de la misma, atribuyendo ésta última, en lo que al empleo se refiere, a las Comunidades Autónomas, que podrán asumirla a través de los respectivos Estatutos de Autonomía (arts. 148 y 149.1.7 CE). Desde este marco constitucional se crean los Servicios Públicos de Empleo (SSPE, en adelante), que se presentan, como se ha dicho, “como un elemento natural y fundamental del Estado Social, como uno de los servicios esenciales a desarrollar bajo la responsabilidad pública y como una institución cuyo acceso se convierte en un verdadero derecho para los ciudadanos”8. El protagonismo de las Comunidades Autónomas en la conformación del mapa descentralizado de Servicios Públicos de Empleo sigue las líneas marcadas por la legislación estatal, correspondiendo al Estado, como hemos dicho, establecer el marco normativo adecuado para que aquéllas puedan desarrollar sus competencias en la materia – tal es el caso de la Ley de Empleo –. Por su parte, las Comunidades Autónomas podrán crear sus propios Servicios de Empleo y a ellas corresponderá su adecuada gestión, respetando los principios constitucionales citados. Pero hemos de destacar que precisamente es durante el proceso reformador de los Estatutos de Autonomía, cuando toman especial relevancia los Servicios Públicos de Empleo, llegándose a hablar de que aquél ha supuesto un “hito fundamental” desde el punto de vista de la consagración del Estado Social y de la finalización del proceso de descentralización de los SSPE, haciendo de éstos “una pieza fundamental en la organización de la administración prestacional autonómica9. 7 Sobre el tema nos remitimos a nuestro estudio publicado en la revista Temas Laborales nº 100, tomo I, página 189 y siguientes. 8 Vid. CALVO GALLEGO Y RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, Colocación y servicios de empleo, CES, 2011, pág. 53. 9 Vid. de nuevo CALVO GALLEGO y RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, op. cit. p. 87. 5 Podemos destacar, como notas comunes a todos los Estatutos de Autonomía reformados, sobre todo, el objetivo de la elaboración de una política de empleo orientada a la consecución de un empleo estable y de calidad, haciendo hincapié en la protección de los colectivos más desfavorecidos. Asumen, todos ellos, la competencia en materia de empleo, si bien, desde esta perspectiva de la creación de un Estado Social de Autonomía. También observamos la referencia a la asunción de competencias en materia de intermediación10 y, en algunos, a la creación de un Servicio Público de Empleo Autonómico, pero no adquiere, esto último, un lugar privilegiado en ningún caso. En la mayoría aparece recogido el derecho del ciudadano al acceso a gratuito al servicio público de empleo, pero en el plano de los nuevos derechos contenidos en los Estatutos denominados “de segunda generación”11. Respecto de estos últimos, como ha destacado algún autor, “la realidad es que en estos preceptos se establecen, una vez más y con un lenguaje diferente, criterios de funcionamiento para los poderes públicos, que en esta ocasión se formulan como derechos para los ciudadanos”12; sin que lleguen a considerarse verdaderos derechos fundamentales como los recogidos en nuestro texto constitucional. Además, como se ha destacado también, el lenguaje es ambiguo, refiriéndose en ocasiones a servicios públicos de empleo y no de colocación, lo que, sin duda, es intencionado. No obstante, y a pesar de estas afirmaciones, la Reforma laboral de 2012, operada a través del RD-ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral, y convalidada a través de la Ley 3/2012, de 6 de julio, cuya existencia se justifica en gran medida por el alto nivel de desempleo existente en el mercado de trabajo español, ha puesto de manifiesto que la actividad de colocación e intermediación llevada a cabo por los servicios públicos de empleo estatal y autonómicos, abarca un porcentaje muy débil de los desempleados. Es por ello que tras el fracaso de la esperada 10 Tal es el caso de los Estatutos de Autonomía de Andalucía (2007), Aragón (2007) y Castilla y León (2007). 11 Con esta denominación se conocen comúnmente los Estatutos que han sido reformados y que, como particularidad, contienen un elenco de derechos fundamentales, imitando, así un texto constitucional. Sin duda, esta novedad ha llamado la atención de la doctrina constitucionalista y ha dado lugar a importantes debates sobre la oportunidad de la inclusión de los mismos en el texto autonómico. Vid. por todos, DÍEZ PICAZO, L.M., “¿Pueden los Estatutos de Autonomía declarar derechos, deberes y principios?”, en Revista Española de Derecho del Constitucional, nº 78, 2006, págs. 63-75; AGUDO ZAMORA, M., “Derechos sociales y políticas públicas en la Reforma del Estatuto de Autonomía para Andalucía”, en el Anuario Multidisciplinar para la Modernización de las Administraciones Públicas, nº 2, 2006, págs. 139 a 170; GAMERO CASADO, E., “Los derechos sociales de los andaluces, deberes y políticas públicas, pareceres”, en el libro colectivo La reforma del Estatuto de Autonomía para Andalucía, Sevilla, 2007, pág. 49; PÉREZ GUERRERO, M.L., “Los derechos sociales de contenido laboral en el nuevo Estatuto de Autonomía para Andalucía”, en la obra colectiva, Dos Años de Estatuto de Autonomía para Andalucía, Tirant lo Blanch, 2012. 12 Vid. de nuevo CALVO GALLEGO y RODRÍGUEZ-PIÑERO, op. cit. p. 94. 6 reforma de los agentes de la intermediación en el año 200613, se afronta la reforma 2012 con un objetivo más concreto de hacer más competitivos los SSPE e introducir en el ámbito de la intermediación y la colocación a sujetos privados que ayuden a dinamizar el mercado de trabajo español. 4. La Actividad de la colocación a través de la participación de los Servicios Públicos de Empleo y otros agentes Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que el modelo español de colocación se basa en un sistema descentralizado en lo público, que exige, además la coordinación y cooperación con otros agentes privados, cuya participación en el mercado de trabajo se considera de gran utilidad para la puesta en práctica de las políticas activas de empleo. La Ley 56/2003, de Empleo, rompió absolutamente el régimen de monopolio instaurado por la Ley Básica de Empleo de 1980, que centralizaba un único servicio público de empleo en torno al INEM y con competencia en todo el territorio nacional. Para ello, creó un sistema nacional de empleo compuesto por el Servicio Público de Empleo Estatal y los Servicios Públicos de Empleo de las Comunidades Autónomas. Junto a ellos, se permitió la intervención de otros agentes de la intermediación públicos o privados; denominados Agencias Privadas o Públicas de Colocación y Empresas de Trabajo Temporal. Estos agentes de la intermediación, como así los definió la norma, aparecen como instrumentos necesarios de la política de empleo, desarrollando su principal labor en el ámbito de la intermediación laboral. No en vano, la Ley de Empleo, tras introducir en su Título II los instrumentos de la política de empleo, comienza el primer capítulo del mismo con la definición de la intermediación laboral. Y esta es, como hemos dicho, la actividad desarrollada por estos agentes, que deberán actuar en coordinación y cooperación con los Servicios Públicos de Empleo; la puesta en contacto de ofertas de trabajo con los trabajadores que buscan un empleo, para su colocación. La regulación de éstas últimas entidades resultó bastante restrictiva en sus inicios, pero ha ido poco a poco abriendo un espacio de actuación en el mercado de trabajo en el que han ido adquiriendo más protagonismo. Hemos de señalar que existe una importante diferencia entre la actuación de las ETTs y de las Agencias de colocación, ya que las primeras han resultado tener más actividad 13 Así calificaron la reforma 2006, entre otros, desde el punto de vista del derecho del empleo, GARCÍA JIMÉNEZ y MOLINA NAVARRETE, “Modernización del Sistema Público Estatal de Empleo, mejora de la intermediación y evaluación de las políticas activas de empleo: una reforma otoñal”, en Temas Laborales nº 85, 2006, pág. 167. 7 que las segundas, sin duda, debido a su estructura empresarial y a haber acaparado una franja de edad y de tipo de empleo del mercado de trabajo, claramente interesada en empleo temporal. El proceso de reformas laborales llevado a cabo tanto en 2006 como en 2010, tuvo como objetivo principal la lucha contra el desempleo y, por tanto, la dinamización del mercado de trabajo. Para ello, se han introducido importantes modificaciones en la regulación de unas y otras, con el objetivo de dar mayor permisibilidad a su actividad en el mercado de trabajo español. La Ley 35/2010, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo, establecía como uno de sus objetivos primordiales la reducción del desempleo; con este fin, se incluyeron algunas medidas entre las que se incluían las dirigidas a tratar de elevar las oportunidades de las personas desempleadas mejorando los mecanismos de intermediación laboral. Con este objetivo, se apelaba a la colaboración público-privada entre los agentes que intervienen en la intermediación laboral, “preservando, en todo caso, la centralidad y el fortalecimiento de los servicios públicos de empleo de carácter estatal y autonómicos, de forma que no se produzca la sustitución de la iniciativa pública por la iniciativa privada en el ámbito de la intermediación y la colocación”14. Y completaba la labor de “liberalización” del servicio de intermediación, admitiendo la participación de las agencias privadas de colocación con ánimo de lucro, cuya actividad se encontraba prohibida hasta el momento15. Por su parte, la Ley 3/2012, insiste en la reforma de estas agencias, modificando de nuevo el artículo 21 bis en relación con los requisitos para obtener la autorización exigida para actuar como agencias de colocación, modificando el sentido del silencio administrativo en el supuesto de que la administración no responda a la solicitud de autorización. Las agencias privadas de colocación reaparecen en el escenario de la intermediación en la colocación, como entidades públicas o privadas, con o sin ánimo de lucro, llamadas a actuar en el mercado de trabajo en colaboración con los Servicios Públicos de Empleo o 14 Vid. Exposición de motivos del RD 1796/2010, de 30 de diciembre, por el que se regulan las Agencias de colocación (BOE del 31), así como Exposición de motivos de la Ley 35/2010, de 17 de septiembre. 15 La Ley 35/2010 modificó el artículo 21 bis de la Ley 56/2003, de Empleo para definir las agencias privadas de colocación como “aquellas entidades públicas o privadas, con o sin ánimo de lucro, que realicen actividades de intermediación laboral de acuerdo con lo establecido en el artículo 20, bien como colaboradores de los Servicios Públicos de Empleo, bien de forma autónoma pero coordinada con los mismos. Asimismo, podrán desarrollar actuaciones relacionadas con la búsqueda de empleo, tales como orientación e información profesional, y con la selección de personal”. 8 de forma autónoma. La inclusión de la posibilidad de tener ánimo de lucro en la definición de las agencias de colocación, sin que sea posible alterar la gratuidad en el servicio a los trabajadores, pretendía dinamizar la actividad de estas agencias que, tras su regulación por el RD 735/1995, parecían haber quedado en un segundo plano. Como hemos dicho, junto a las agencias de colocación, encontramos, dentro del elenco de operadores del mercado de trabajo, las Empresas de Trabajo Temporal (ETTs en adelante), cuya aparición tuvo lugar en 1994, a través de la Ley 14/1994. Estas entidades privadas y con ánimo de lucro, acaparan gran parte de la actividad de colocación en el mercado de trabajo español, si bien, han sido criticadas por el excesivo recurso a la temporalidad como forma de contratación. También la regulación de estas empresas ha sido objeto de reforma en los últimos procesos reformadores, si bien, con diferente intensidad y sin que, hasta el momento, se haya considerado que el proceso de reforma de las mismas haya culminado. 5. Conclusiones A pesar de que uno de los objetivos centrales de las Leyes 3/2012 y 35/2010, ha sido la lucha contra el desempleo, podemos concluir que las cuestiones relacionadas con las políticas activas de empleo han quedado en un “incomprensible e inquietante segundo plano”16, de forma que se pone de manifiesto una cierta desconfianza en los servicios públicos de empleo. Esta desconfianza se funda en la escasa franja de desempleados que son capaces de colocar dichos servicios, frente a la actuación de los agentes privados como las Empresas de Trabajo Temporal. Y ha sido aprovechada por éstas últimas para lograr mayor cuota de mercado en su actividad de colocación. A esta situación se une el hecho de que los propios servicios públicos de empleo autonómicos percibirán los resultados de los recortes presupuestarios que deberán aplicar todas las Comunidades Autónomas, para superar la situación de crisis económica que atravesamos. Es esta una situación criticada por algunos y apreciada como positiva por otros. Pero lo cierto es que, en nuestra opinión, se ha perdido una ocasión única para proceder a la regulación definitiva de la posición de estos agentes en el mercado, sin que ello tenga que significar la privatización plena del servicio de colocación, como han apuntado algunos, ya que el carácter público de los servicios de empleo es algo garantizado en todos los Estatutos de Autonomía. 16 Así se expresa MOLINA NAVARRETE, “Intermediación y políticas activas de empleo”, Temas Laborales, nº 115, 2012, pág. 139. 9 Sólo con una verdadera labor de colaboración y cooperación entre todos los agentes públicos y privados lograremos el objetivo tan deseado de la lucha contra la creciente destrucción de empleo y el aumento del desempleo. Bibliografía Calvo Gallego y Rodríguez-Piñero Royo, Colocación y Servicios de Empleo, Editorial CES, Madrid. 2011. García Jiménez y Molina Navarrete, “Modernización del sistema publico estatal de empleo, mejora de la intermediación y evaluación de las políticas activas de empleo: una reforma otoñal”, en Temas Laborales, nº 85/2006, p. 165-194. Molina Navarrete, C. (2012): “Intermediación y políticas activas de empleo”, Temas laborales, nº 115/2012, p. 135-163. 10