| TEXTO ARGUMENTATIVO 31| Octubre |2007 No solo a ellos, a los demás también. Ya hemos visto al joven Benito en la cárcel por un día, al ser denunciado por los vecinos varias veces, por borrachera y griteríos en las calles de la ciudad. ¿No ha escuchado alguna vez accidentes de tránsito en la multitrocha, cometidos por adolescentes alcoholizados, o visto en su vida a un chico tirado en la vereda por efecto de las drogas y el alcohol? Siempre luego de una salida a “bailar”. Los excesos de los jóvenes durante las salidas nocturnas perjudican a los demás. Al salir de los boliches, los jóvenes generan mucho ruido, ya sea con sus voces o con sus autos. Esto notoriamente provoca molestias a los vecinos del lugar. De esta forma se genera una cadena y sucede que, si los vecinos no descansan bien, no podrán trabajar correcta y plenamente al día siguiente y así se perjudicarán todos en general, directa o indirectamente. “… hablan fuerte y gritan, ¡cantan canciones desubicadas y hasta obscenas!, golpean las puertas y se van…” dijo Amelia Ross, empresaria y vecina de un boliche. “Una vez me amenazaron con una navaja tres adolescentes que aparentemente estaban ebrios o drogados, a las 6 de la madrugada, cuando volvía de trabajar…” mencionó Omar Lavalle, sereno de una fábrica. Debido a los efectos de las drogas y/o las bebidas alcohólicas, los hombres y mujeres en edades entre 14 y 20 años, cometen “payasadas” y se exponen a toda clase de peligros, como violaciones y accidentes de tránsito. Sin embargo podríamos decir que no todos se embriagan, consumen alucinógenos o cometen bobadas, ya que en algunos lugares, solo la minoría lo hace, y que hay jóvenes que evitan esas cosas conscientemente; de esta forma tampoco quedan expuestos a los riesgos antes mencionados. Pero el problema es que las puertas a toda clase droga (Cocaína, LSD, Crack, Inhalantes, Opiáceos, Peyote, Marihuana, Hachís, Éxtasis, Anfetaminas, Benzodiacepinas, etc.) y bebida alcohólica (Cerveza, Vodka, Energizantes, Tequila, etc.) siempre están abiertas, en todos lados, más aún si las salidas a boliches son frecuentes. Estadísticamente, un 42,6% de niños menores de 14 años consumen bebidas alcohólicas, y este porcentaje aumenta a medida que crecen: el 75% de los chicos de 15 y 16 años beben con cierta frecuencia, y la cifra trepa al 86,2% en los mayores de 17. El 5% de las muertes de jóvenes de entre 15 y 29 años de edad en el mundo está asociado al consumo de alcohol. Esto demuestra que la relación que hay con el alcohol nos es una cosa que tienen solo algunos Luciana Cabezas | 3ro. 1ra. 1 | TEXTO ARGUMENTATIVO 31| Octubre |2007 adolescentes y en casos aislados, sino la mayoría de los que salen con frecuencia al boliche, durante la noche. Algo más que podríamos mencionar es que en ocasiones un conflicto entre dos jóvenes se agranda rápidamente con los respectivos amigos de los en conflicto y todo esto genera una “bola” de malos entendidos y, sobretodo, disturbios entre la gente, causando más peleas y estorbo. Es peor aún para los que no están acostumbrados a esta clase de acontecimientos. Sin embargo no todos entran “en la misma bolsa” y perjudican a otros con sus enfrentamientos, y otros ni los tienen. Pero siempre existe un incitador del “lío” y el desorden, que no falta nunca, que sale todos los fines de semana y el que, por supuesto, la policía nunca encuentra. Para concluir, seria bueno controlar el desenfreno de los jóvenes, tanto en lo que respecta a su grupo de influencia como así también a su comportamiento personal durante sus salidas. Para que, de esa manera, dejen de excederse con bebidas alcohólicas y drogas con la dudosa finalidad de tomar valor y desinhibirse: “… con un trago encima le pego a cualquiera que se me arrime…”; dejando así de perjudicar a sus pares que salen a disfrutar la noche, divertirse, encontrarse con amigos, socializarse, sin ningún interés de afectar negativamente a los demás. Evidentemente no esta al alcance de los propios jóvenes el control del que hablamos, se trata de condiciones que van de la mano de políticas sociales integradoras que incluyan tanto a los adolescentes en riesgo potencial como a los demás. Luciana Cabezas | 3ro. 1ra. 2