Año XL11I Pamplona 24 de mayo de 1937 Núm. 1.011 - ÓROANO DE LA "BIBLIOTECA CATÓLICO PROPAGANDISTA. ADMINISTRACIÓN, ESTAFETA, 31 DIRECCIÓN, NAVAS DE TOLOSA, 21, 2.o ízq. UNA PATRIA — UN ESTADO — UN CAUDILLO UNA PATRIA: ESPAÑA — UN CAUDILLO: FRANCO CORPUS CHRI8TI porque a esto se replica que este pan común es pan antes de la consagración, pero después de ella el pan se convierte en Carne de Cristo. y si en nuestro pecho bulle la pregunta de cómo puede ser que el pan se transmute en el Cuerpo de Cristo, se responde que por medio de la consagración, y la consagración es bien sabido que se compone 'de palabras, de vocablos de Jesucristo, pues hasta llegar a ella el sacerdote usa de frases suyas, rogando por el pueblo y por los demás; empero al momento de la consagración ya no se vale de palabras suyas, sino de las de Jesucristo. Por donde resulta que la palabra de Jesucristo confecciona este Sacramento. ¿Qué palabra? Aquella por la que se han hecho todas las cosas. El Señor mandó, y se hizo el cielo; mandó el Señor, y la tierra quedó hecha; el Señor mandó, y brotaron los mares; mandó el Señor, y fue engendrada toda criatura. Así es de operadora la palabra de Cristo, y sí hay tanta virtud en la palabra del Señor Jesús, que comenzaron a ser las cosas que no existían, ¿cuánto más eficaz será para que como en nuestro caso las cosas que existían se conmuten en otras? sTA festividad tiene por objeto dar solemne y especial culto al augusto Sacramento del Altar, porque la Religión nos manda creer que en la Hostia consagrada no hay pan, sino que allí está Jesucristo con su cuerpo, sangre, alma y divinidad; Jesucristo entero y vivo en estado gloriosoPresupuesta esta verdad de fe, nada más lógico, natural e imprescindible que festejar tan venerable Misterio de la manera más'cumplida que podamos hacer la Iglesia docente y la discente; la primera disponiendo los actos que han de verificarse, y la segunda cumpliendo religiosamente lo que se haya estatuido. Aunque para hallarse y permanecer Jesucristo en la Sagrada Eucaristía es preciso se verifiquen unos cuantos portentos y milagros estupendos, nada importa esto y queda comprendido en aquellas palabras primeras del símbolo de los Apóstoles: «Creo en Dios Padre Todopoderoso», pues no lo sería si no pudiera realizar esas obras maravillosas y otras cualesquiera, Pero será muy del caso desenvolver este Misterio con las luces de los doctores de la Iglesia, entre los cuales campea en esta materia el elocuente San Ambrosio. Escribe este santo doctor, aleZARAGOZA.—Escultura de San Miguel gando que nadie diga que el pan en la iglesia de San Miguel de los Navarros de la Sagrada Eucaristía es común, (Gabriel loli-SígloXVI.) He aquí cómo la diáfana inteligencia del santo doctor pone al alcance de cualquiera la credulidad del Misterio del Altar. El malogrado obispo de Oviedo, doctor Pérez, gran escritor eucarístico, prueba la presencia real de Jesús en el Sacramento, comparan- I. A no AVALANCHA tío e! pueblo hebreo, que carecía de la Santa Eucaristía, con el católico, que la posee y ia usa sin cesar. Pone de relieve la rebeldía de aquél, el apego a lo temporal, el desprecio de lo sobrenatural, su carrera vertiginosa por la senda del error y del vicio, hasta llegar al insospechado e imponderable crimen de! deicidio en la Persona de Jesús Nazareno. En cambió, si se mira atentamente esa misma naturaleza humana, alimentada constantemente con el Pan celes* tíai de la comunión, se ve totalmente transformada, se verifica en ella una metamorfosis de todo punto admirable; sus pensamientos, sus anhelos y sus ideas son radicalmente distintos del hombre antiguo; de tal suerte que el pueblo hebreo parece de otra especie que el católico, y que no tienen ambos el mismo origen ni constitución. Otro argumento que podemos aducir para creer en la existencia de Jesús, Dios y Hombre, en ia Hostia consagrada, y que lo esgrimen los escritores católicos, es la serie de portentos realizados en muchos lugares, en el correr de los siglos, por la mano poderosa del Señor, en corroboración de esa verdad. No vamos a llenar cuartillas—que fácil fuera—exponiendo al detalle diversas maravillas realizadas en todo el orbe, sino solamente un admirable suceso, muy ruidoso, cuyo instrumento fue el amable San Anronio de Padua. Léese en su vida, que un hereje llamado Bononillo díspu* tó con el Santo sobre este dogma, y para creer en él le puso por condición que si su muio famélico honraba a la Sagrada Eucaristía, prescindiendo de la paja y del grano, se rendiría en seguida, adjurando de su herejía. Aceptó la condición San Antonio, y después de celebrar la Santa Misa con extraordinaria devoción, tomó el copón, y saliendo a la plaza donde estaba el mulo, con un ayuno riguroso de tres días, le conminó a que adorase a su Crea* dór, que él llevaba en sus manos, y en efecto, el animal, dejando el grano que se le ofrecía y que tanto apetecía por su prolongada abstinencia, se acercó al Santo, y doblando las rodillas e inclinando la cabeza, indicó que veneraba a la Sagrada Hostia de la manera que podía; con extraordinario regocijo de los católicos y con ingente confusión de los herejes que habían acudido a presenciar lo que ocurriese. Siendo, pues, el milagro el sello inconfundible de la divinidad, cuando Dios lo realiza para comprobar una verdad, esa verdad queda confirmada irrebatiblemente, y aunque sea abstrusa e insondable, de ahí solo se deduce que no puede ser comprendida y abarcada, pero su existencia queda a salvo. Adoremos, por tanto, al Señor con el entendimiento rendido y con el corazón abrasado en su amor, y cantemos inspirados himnos y tributemos cálidas alabanzas al Amado de nuestra alma, blanco y rubio, como dice el sabio Prelado aludido, «blanco con la blancura de la Hostia, y rubio con el color de la Sangre de sus venas». EL PRIOR DE RONCESVALLES La verdadera caridad.—No es caridad la que socorriendo humilla con su ostentación: es caridad la que aun sin dar socorro material llega al alma del necesitado con una palabra de amor. No censures nunca a tus prójimos... Ten unos ojos tan diáfanos que no veas las sombras de sus defectos, sino la luminosa claridad de su virtud. La Unidad Católica y los que la deshicieron L 8 de mayo se ha recordado el establecimiento de la Unidad Católica en España por virtud de la conversión de Recaredo, que se declaró y publicó en igual fecha del año 589 en el tercer Concilio de Toledo. El miércoles 19 se ha celebrado el aniversario del fallecimiento de Menéndez Pelayo, acaecido en 1912, con singular interés de patriotas y eruditos, por Tratarse de un insigne historiador y literato de sólidas convicciones católicas, defensor entusiasta de la Iglesia y su influencia en nuestro país, y principalmente de nuestra gloriosa Unidad religiosa, cuyos méritos compren* día como nadie y cuyo arraigo supo también defender sin competencia, presentando ¡a ruindad del origen y efectos de la heterodoxia española como una comprobación más de su oposición al carácter y cultura de los buenos españoles. Puede servir de complemento a tales aniversarios el recuerdo de que también por ahora se cumplen los de la desaparición legal de la Unidad Católica. El \i de mayo votóse la tolerancia en el Congreso; el 11 de junio, en el Senado, y la Constitución lleva fecha 30 del mismo mes. ¿Qué es la Unidad Católica? Es el resultado conjunto de un principio racional y de un hecho práctico. El principio es la obligación que tiene la sociedad civil de respetar y obedecer ia ley de Dios. El hecho práctico es la conformidad de la gran mayoría de la nación en profesar la Religión católica, única verdadera. La Unidad Católica es, por lo tanto, expresión de la salud religiosa en la sociedad civil; y de un modo parecído a como la salud corporal no suele ser conocida ni estimada hasta que se pierde, tampoco la Unidad Católica ha solido comprenderse ni estimarse hasta que se vio en peligro o sufrió merma. Eso comenzó en el siglo XVIÍI y se hizo público en las Cortes de Cádiz, cuando se afirmaba la Religión católica en la Constitución de 1812 para adormecer a los incautos, y proseguían por otro lado las ofensas a la Iglesia en sus derechos y en su jerarquía. El ataque a fondo está censignado en los textos constitucionales de 1869 y 187o; cuanto en ellos fue sembrando a título de liberalismo, lo hemos ido recogiendo ahora en sucesivas revoluciones académicas, parlamentarias o callejeras, hasta llegar a ia lucha civil presenre. Y como no basta que el glorioso movimiento nacional luche y venza en los campos, sino también en las leyes, séanos permitido recordar yerros pasados para procurar su racional enmienda. * * • La Unidad Católica fue compatible con la existencia de moros en Ceuta y en Joló, protestantes en la Florida y negros paganos en Cuba, pero con las debidas cautelas. Tenían a su favor la tolerancia persona!, pero sin permí* tírseles proselitismo ni abuso de ninguna clase; es más, los protestantes y demás sectarios podían celebrar sus matrimonios en la forma que admite la Iglesia el matrimonio de los heterodoxos, sin constituir base ni precedente para imponer a los demás limitaciones a título de supuesta igual» dad, ni exigir a todos lo que se ha llamado «matrimonio civil> y es lo que ustedes saben. Adelantamos estos recuerdos para prevenir el riesgo de que al oír lo de Unidad Católica se alboroten los gansos del Capitolio liberal y comiencen las exclamaciones con* sabidas sobre «intolerancia», «clericalismo» y «reacción». No empece la Unidad Católica ciertas condescendencias con propios o extraños que por sus servicios a fa LA 111 A V A L A N C H A causa de España u otras causas merezcan esa distinción. Adonde tales condescendencias no pueden llegar es a conceder patente de corso alfilosofismo,ni extender la tolerancia que se conceda a ciertos disidentes, hasta ios que no tienen religión alguna, para que se propasen a atacar o escarnecer la verdadera. Es interesante a estos efectos recordar cómo y por qué don Antonio Cánovas defendió tan débilmente la buena causa en 1869 y preparó los extravíos que comenzaron en 1876 bajo las apariencias de mera tolerancia de cultos disidentes. Decía aquél, por otra parte celebrado hombre de gobierno, en la sesión de 9 de abril de 1869: «yo no defiendo, pues, hace mucho tiempo, yo no defenderé jamás ¡a intolerancia religiosa, A la Iglesia no la protegeré manteniendo la penalidad para los nacionales que consigna aún en sus páginas el Código vigente. No la protegeré tampoco pretendiendo que se renueven las leyes que vedaban indirectamente a los extranjeros esta* blecerse en España, obligándoles si querían establecerse de todos modos a ocultar como un crimen su propia creencia. Todo eso ha pasado para no volver en mi concepto; todo eso constituía una excepción en el mundo, que es honra de todo español que desaparezca.» D. Antonio desfiguraba lo existente a la sazón. El Código penal de 1850 tan solo castigaba los ataques o desprecios a la Religión cuando revestían publicidad o causa» ban escándalo. El mismo Cánovas castigó en las leyes de imprenta de la Restauración, el «atacar directamente o ridiculizar los dogmas de la religión del Estado, el culto o los ministros de la misma, o la moral cristiana». * y solo la progresiva impunidad de estos desmanes nos había traído, al través de medio siglo de licencia y procacidad, a la situación presente. En cuanto a las dificultades opuestas ¡indirectamente! a la naturalización de extranjeros no católicos en España, deben ponerse en comparación con las objeciones puestas por Hítler a la entrada y al proselitismo de los judíos en Alemania. Por eso, una sincera obediencia y una mejor interpreta» ción de las proposiciones 77, 78 y 79 del Sílabus de 1864, hubiera disipado los sofismas que oscurecieron la mente de Cánovas y esterilizaron la Restauración, con gran daño de contemporáneos y venideros. La solución ecléctica y aparentemente tibia de 1876 fue condenada por Pío IX en su célebre carta al Cardenal Moreno, donde anuncia ya que «el referido artículo constitucional... por el que se intenta dar a la tolerancia de cualquier culto no católico fuerza y vigor de derecho público... viola del todo los derechos de la Verdad y de la Religión Católica, anula contra toda justicia el Concordato... en la parte mejor y más preciosa; comete un grave atentado contra la nación, y abre al error los caminos para atacar la Religión Católica, preparando materia para grandes caíamidades en daño de esta ilustre nación, entusiasta de la Religión Católica*. Así comenzóse, por sólo la tolerancia de los cultos disidentes en privado; pero a la sombra de esto fueron desbordándose sucesivamente la cátedra, la prensa, la propaganda oral y toda clase de organizaciones, espectáculos y conspiraciones. Por los frutos se conoce el árbol; así es que aquí, donde ya conocíamos este árbol por malo y tan autorizadamente reprobado, han resultado sus frutos no solo malos, sino peores, JUSTO GARRAN. * Ley de 1879, art. 16. Refranes de mayo.—Mayo há las apuestas, y abril las lleva a cuestas. Mayo pardo, señal de buen año. Guarda el sayo para mayo. Agua de mayo mata cocho de un año. Toro y gallo, trucha y barbo, todo en mayo. En buena hora vengas, mayo, el mejor de todo el año. El queso de mayo, pa guardallo. Mayo come trigo y agosto bebe vino. DE MAYO Iconografía mariana (Conclusión) Mundo traduce con asombrosa facilidad los lánguidos éxtasis, las visiones paradisíacas, los martirios que parecen triunfos; es con toda excelencia el pintor del divino Niño y de las Inmaculadas Concepciones. Sus cuadros «La Sagrada Familia del pajarito», «La Adoración de los Pastores», «La Natividad de la Virgen», «La aparición de la Virgen a San Bernardo», son de su mejor estilo y factura más bella. La elegante pintura de Zurbarán produjo, entre otras obras, «La Natividad», «La Anunciación» y la «Adoración de los Reyes y de los Pastores», trazadas hacía el año 1653, llenas de encanto, de tonos floridos y brillante colorido. El divino Morales, Herrera el viejo, Velázquez <el pintor español más realista), Alonso Cano, Rubens, Van Dyck y otros muchos maestros del arte pictórico sobresalen en sus cuadros de iconografía mariana. El cristianismo de los diez primeros siglos utilizó en sus iconas el dibujo más o menos perfecto, mejor que la talla escultórica, sirviéndose de la pintura mural, de la orfebrería y el esmalte: éste, en representación tan poco estética como la que supone la disposición de ios cuerpos planos con las cabezas de relieve. La combinación del estilo romano primitivo con el bi* zantíno produjo las esculturas del arte latino bizantino prerománíco. Al mismo tiempo tomaba gran impulso en E u ropa la escuela carlovingia alemana, que, nacida en el siglo VIII, se distinguía por las influencias bizantinas, extendiendo sus obras de orfebrería y esmalte por todo el O c cidente. Esta escuela carlovingia duró hasta el año mil. En España, las imágenes labradas durante la dominación visigótica, cuya época fue poco pródiga en producción, se mezclan con las labradas por el arte romano y bizantino. El arte escultórico románico nació a principios del siglo XI y se desarrolló en el XII, cuando aparecieron las escuelas italianas y francesas, que extendieron su imaginería, especialmente las vírgenes llamadas románicas, por toda España. Según un famoso arqueólogo, estas vírgenes, esculturas del arte románico, fueron talladas por monjes del Cluni y del Císter, Sanjuanistas y Templarios, y algunas traídas de Oriente por los cruzados. En Aragón y en Navarra se veneran desde inmemorial tiempo numerosas de estas virgencíras, algunas del siglo once y muchas del XII y XIII. El recubrimiento con cinta plateada, realizado en varias de estas esculturas en el siglo XIII, ha contribuido a su conservación. Vírgenes miríficas que desde el escabel donde se asientan, en el lugar prefe* rente de los retablos mayores, han escuchado las plegarias de diez generaciones en la noble solera del pueblo navarro. Allá en la serranía de Ujué, y en las vetustas naves de ia primera Catedral de Pamplona, y en la iglesia templaría de Eunate, y en el cerro del Puy, y en el Rocamador de Estella, y en el austero cenobio de Irache, y en Santa María de Sangüesa, y en la sierra de Codés, y en el Campo de la Verdad, y en los fragosos bosques de Musquilda, y en las vertientes de Arraco, oró la multitud, desde la época del Reino pirenaico, postrada a los pies de su Madre excelsa. También del siglo XIV al siglo XVI se extendieron por los templos hispanos las esculturas góticas de la Madre de Dios, imágenes bellas que, de pie sobre floreadas cartelas bajo doseíetes ornados, tercian airosamente su manto y con expresión risueña escuchan complacidas las plegarias de sus devotos. Desde el cuatrocientos se han pos» trado los navarros a las plantas de sus vírgenes veneradas del Amparo y de la Esperanza en la Catedral de Pamplona, del Romero en Cascante, de Araceli y del Villar en Corella, de Santa María en Huarte, de la Virgen del Caminó en Pamplona, y de otras muchas conservadas en diversos santuarios esparcidos densamente en los ámbitos de Navarra. 112 LA AVA Finalmente, en la época del Renacimiento se intensificó en el país, con la construcción de hermosos retablos con» teniendo exuberancia de hornacinas, la imaginería religiosa, especialmente las representaciones de los actos de la vida de la Virgen. El sello ideal de la plástica renacentista fue la belleza clásica y la sencilla espiritualidad poética medieval. Acostumbrados nuestros pueblos a la exhibición de las imágenes en frecuentes procesiones, tuvieron gran desarrollo, desde el siglo XVI, las imágenes vestidas, cuyo valor escultórico se concentra en rostro y manos, ornando el cuerpo con mantos recamados y de brillante vistosidad. Ei cristianismo intenso áz nuestro país es motivo para que en él no exista pueblo que en el mes de mayo no abrillante sus fervores a la Virgen, a la que en todos los actos de su vida considera como el amor de sus amores. M. A. ESTAMPAS DS LA LA MONEDA OE LA VIUDA I íes! ¿y qué ocurre hoy en Pamplona? ¿Qué bullicio es éste? ¿Qué espectáculo se fragua? ¿Qué se teme, qué se hace, qué pasa? Es el 19 de julio. Ha amanecido un día alegre como un regalo. Día de luz y de sol. Las calíes de Valencia, de San Nicolás, de Espoz y Mina, de Chapitela, la Bajada de San Agustín, vuelcan sobre la Plaza del Castillo impetuosos ríos de boinas rojas que se funden en un inmenso mar de sangre. ¡Sangre que hierve! ¡Sangre navarra que se ofrece para salvar a la Patria en peligro! ¿Cuántas veces lo has hecho? Pero nunca como hoy. La Plaza del Castillo es una de las mayores plazas de España. Sus diez y seis mil metros cuadrados, y la amplitud elegante de sus pórticos de todas las épocas, resultan insuficientes para contener, para en» marcar, para acoger a toda la multitud que viene a recibir órdenes. Porque viene a eso nada más. A obedecer. A dar la réplica al clarín que clama llamando a rebato. y q u e pide. El clarín clama y pide hombres. Y acuden hombres. De todas tas edades, de todos los estados, de todas las clases sociales. El clarín clama y pide armas, y allí están las armas. Desde el trabuco histórico, desde la vieja y enmohecida escopeta del veterano, hasta el último modelo de Winchester o de fusil ametrallador. Desde el pistoión, a la Browning o a la navaja barbera, y cuando no hay nada de eso, el corazón y ios puños, que son armas también.,. II Pasan los meses; la guerra, dura y traicionera, continúa; llega el otoño; el clarín que pedía hombres, clama y pide ahora abrigos, pide mantas para los soldados que están en Somosierra. y allí están las colas de las mujeres que acuden solícitas, que responden rápidas con sus manos aladas de esplendidez y generosidad... El buen Presidente de la Junta Central Carlista de Guerra en Navarra no sabe exactamente dónde tiene la cabeza; es tanto ef trajín, son tantas las actividades que tiene que desplegar, ¡son tan variados los asuntos que le están encomendados! No; don José Martínez Berasáín, Presidente de la Junta Carlista de Guerra, no sabe bien dónde tiene la cabeza. y allí está agradeciendo y arengando a las mujeres navarras que a centenares hacen ofrenda de piezas de abrigo. De pronto, en medio de su atolondramiento y de su dinamismo, don José Martínez Berasáin descubre a una mujer casi escondida, como avergonzada. Está en un rincón y la atropellan y la empujan y la increpan. L A N C H A El Presidente de la Junta Carlista se acerca bondadoso: —¿Qué trae usted? La mujer, enteca, enjuta, viejecita, le mira con unos ojos vidriados por la emoción y por las lágrimas. —yo, señor... No me atrevo... Hace un rato que espero... Tal vez usted lo encuentre mal... —¿Mal? ¿El qué? —Estas dos mantas, y o , sefior, sólo traigo esto, ¡y es tan poca cosa dos mantas para lo que nuestros soldados necesitan! Pero es, señor, que somos muy pobres, y en casa no tenemos más mantas que esas dos... ¡y están usadas! Pero no tenemos dinero ni para comprar otras... Las he lavado y las he planchado yo misma... El Presidente de la Junta Carlista de Guerra, hombre entero, enérgico y fuerte, siente que la ternura se le escapa por los ojos y le salpica el cristal de sus gafas. — y usted, buena mujer, ¿qué hará sin las mantas? ¡A sus años! —Aun no hace frío, señor; cuando él llegue, sí vivimos, ya veremos lo que hacemos; Dios proveerá: en cambio, en la montaña, y al aire libre, los soldados tendrán ya frío: yo no lo tengo ahora... ¡Qué emoción! ¡Cuánta dulzura en ese desprendimiento generoso! ¡Cuánto tiene que agradecerle España a esa viejecita enteca y tímida! Es el caso de ia moneda de la viuda, que narra el Evangelio. La moneda, la única que tenía, la agradeció Dios más que las numerosas monedas que de sus cuantiosas rentas ofreció una mujer rica! ¡Cuánta verdad hay en ello! y cuando la viejecita se ausenta, todavía el Presidente de la Junta Carlista de Guerra en Navarra tiene que emocionarse un poco. Allá, en el quicio de una puerta, una mujer alta, fuerte, bella, llora desconsolada. —¿Qué te ocurre, mujer? —Es que me da mucha pena, señor... ¡y no tengo más remedio! y o he venido aquí a entregarle estas trece onzas de oro; eran mi regalo para la boda de mi hija. A mí me las regaló mi madre el día que me casé... Hubiera preferido entregar cualquier cosa antes que esto... Pero esto es lo único de valor que poseo... Y es para España, señor. Y la mujer alta, fuerte, bella, rompió a llorar de nuevo con desconsuelo infinito. y entregó las trece monedas. Con casos así, ¿cómo podía perderse la guerra? Cuando un pueblo, cuando sus mujeres se entregan a una causa de esta forma, no puede, no puede perderse nunca una guerra. y no se pierde... A. PÉREZ DE OLAOUER El "Corpus Christi,, Notas históricas y arqueológicas ERMOSA fiesta que, a través de los siglos de su existencia, ha destacado con su relumbre la belleza eterna del catolicismo español; fiesta de vida y de luz que orla con recamados áureos el sentir cristiano del pueblo, el cual contempla con unción sagrada el fastuoso y solemne tránsito, por sus engalanadas calles, de artísticos relicarios conteniendo el Símbolo sacrosanto en su más sublime representación. El espíritu se concentra en admiración extática y la quietud suprema engendra el homenaje de una oración que alienta en lo más íntimo de los corazones. Antiguamente se celebraba en el día de Jueves Santo. El Pontífice Urbano IV expidió el 8 de septiembre del año 1264 la Bula «Transiturus», en la cual, después de conmemorar y ensalzar el amor de Jesucristo que resplandece en la Eucaristía, ordenó la celebración anual de la fiesta del «Corpus Christi», señalando para ella el jueves siguiente al domingo de la Santísima Trinidad. La muerte de Urbano IV, ocurrida el 2 de octubre del mismo año 1264, retrasó la celebración universal de la fies- LA AVALANCHA ta más de cuarenta anos. Clemente V se ocupó de nuevo de este asunto, y en el Concilio general de Viena, celebrado el año 1311, se publicó un nuevo decreto en el cual se contenía el de Urbano IV, ordenando se celebrase la fiesta del «Corpus». Juan XXII, sucesor de Clemente V, urgió su ejecución, y en 133o acordó se celebrase octava y mandó se llevase procesionalmente el Santísimo Sacramento. Y"a el año 1306 sé celebró esta fiesta en Colonia (Alemania), después en Worms el 1315, y en Estrasburgo el 1310. En Inglaterra se introdujo, procedente de Bélgica, entre los años 1320 y 1325. En España, Barcelona fue la primera que la celebró el año 1319. Refiere la historia que en la procesión del año 1535 de esta población, el emperador Carlos V llevó una de las varas del palio, y que anteriormente la misma vara había sido portada por el rey Alfonso V, el año 1424, acompañado por los concelleres y otras personalidades. Distinguiéronse en España, por su carácter y originalidad, las fiestas del «Corpus» celebradas en Barcelona, Zaragoza, Sevilla y otras poblaciones, las cuales presentaron pasajes de los Testamentos; exhibieron danzas de espadas, de ángeles y de diablos; idearon tarascas, carros de triunfo, gigantones y enanos. Con ocasión de las fiestas del «Corpus» se compusieron los autos sacramentales, dramas alegóricos en los que los esclarecidos poetas Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de !a Barca ensalzaron las glorias del Dios sacramentado ante el pueblo español, católico ferviente, que los entendía, los gustaba y aplaudía como a la expresión genuína del arte dramático nacional. Una de las custodias más antiguas es la de los Corporales de Daroca, probablemente ofrendada por los reyes don Juan I y su esposa doña Violante hacia el año 1390, quizá para cumplir algún voto de su padre Pedro IV de Aragón. La alhaja es ejemplar valioso de orfebrería ara* gonesa con influencias del arte de Montpetler. Mide, sin contar las estatuirás y el viril colocado en el siglo XVIII, para llevar una forma recién consagrada ad cauteCam, 80 centímetros de altura. La puerta anterior del ostensorio está blasonada, y en el interior, en un armario, se guardan las seis sagradas formas halladas milagrosamente en el campo aragonés, empapadas en sangre y pegadas al lienzo que las envolvía. La parte posterior de la alhaja lleva dos recuadros: en el superior está Jesús crucificado custodiado por dos guerreros, y en el inferior, la Virgen María y dos orantes Los dos cuadros están separados por galerías que destacan del fondo azul oscuro esmaltado, En los laterales lleva sobre ménsulas y bajo doseletes diez y nueve estatuitas y diez blasones heráldicos con las barras del escudo de Aragón. Los esmaltes parecen ser obra de la escuela de Montpeller de (a época que hemos citado. La custodia de mayor ostentación y más artística de! período ojival es la de Toledo, del año 1524, hecha después de la famosa de Córdoba, del año 151o, por Enrique de Arfe; de este artista es también la del monasterio de San Benito de Sahagún, obra de planta triangular. De plata y del más puro estilo ojival es la custodia de Barcelona, que descansa como en un trono en la silla llamada del rey don Martín, obra labrada en 1408; también son ojivales las de Vích y Gerona. 13 La custodia más monumental y espléndida, de estilo pía* teresco, es la del Salvador, de Zaragoza, obra de Pedro Lamaisa, ejecutada en los años 1529 al 1541, según proyecto del arquitecto aragonés Martín Tudela. Destaca entre los ostensorios de estilo grecorromano herreresco la de Sevilla, hecha en 1587 por Juan de Arfe; del mismo artista son las de Avila, de 1571, y la de Valladolid, de 1590. La de Santiago de Composteía es obra de Antonio de Arfe, padre del anterior, de 1544, y la de Medina de Rioseco, de 1555. La más ostentosa es la de Cádiz, en la que se coloca el magnífico Cogoíío, templete ojival labrado en 1548, donde se expone el viril llamado del millón. La de Santa María, de Madrid, fue labrada en 1568 por Francisco Alvarez, que dispuso la planta cuadrada, la subdividió en dos pisos, sin basamento el principal, como no lo tuvieron los demás ostensorios hasta el barroquismo. Todas las poblaciones españolas tuvieron custodias procesionales, muchas de ellas desaparecidas en las guerras. Cítanse entre las más importantes las de León, del año 1500; Cuenca, 1528; Zamora, 1528; Salamanca, de igual fecha; Jaén, 1533; Toro, 1538; Calahorra, 1538; Avila, 1571; Patencia, 1582; Palma, 15S5; Marchena, 1586; Burgos, 1588; Osma, de igual fecha; Sigüenza, 1591; Huesca, 1590; San Felipe, de Zaragoza, de primer tercio del XVI; San Pablo, de Zaragoza, de primer tercio de XVII; Jaca, 1636; Tortosa, 1656; Segovia, 1654; Murcia, 1677; Cartuja del Paular, 1710; San Lorenzo de Huesca, 1733; Teruel, la grande, 1742; Sigüenza, la grande, 1779- Además, en las capitales existen otros templetes notabilísimos pertenecientes a templos parroquiales, minervas o sacramentales, que se exhiben como las custodias procesionales cate*dralicías. Muchas de fas custodias que han existido en España han desaparecido; algunas, para aprovecharse sus metales en la construcción de otras, con arreglo al gusto de la época; otras, para fundirlas y amonedar su metal; muchas fueron objeto de la rapacidad, y varias pasaron a los museos extranjeros. En los tiempos modernos ia orfebrería española ha continuado las tradiciones gloriosas de la Edad media y del Renacimiento, siendo numerosas las custodias construidas con ornamentaciones más o menos artísticas y espléndidas. La Naturaleza entera se asocia a la celebración de la brillante fiesta del «Corpus», con las galas de sus panoramas majestuosamente hermosos. El sol baña el caserío de las ciudades en oro vivo, bajo el azul del cielo; el renacer primaveral adorna con flores de santidad la melancolía poética de la triste humanidad, que en el santuario de su conciencia rumorea una súplica del alma consolada años y años en su comunión con la sagrada forma, a la cual eleva diariamente el incienso de sus plegarias. Todo en la solemne fiesta es delicadeza y armonía, robustez de la fe y primores de amor; todo enlazado en la feliz inspiración de la Iglesia católica. MIGUEL ANCIL Caja de Ahorros Municipal Lleva SESENTA y CINCO años recibiendo y administrando ahorros del país y tiene la garantía total y comprobada del Excmo. Ayuntamiento de Pamplona INTERESES QUE ABONA A LOS IMPONENTES Libretas ordinarias a la vista 2*50 por 100 Imposiciones anuales 3*50 „ , Imposiciones semestrales 3*00 „ „ Cuentas corrientes a la vista 1'25 ,, „ OFICINAS Raseo de Sarasate, núm. S 14 LA AVALANCHA del mundo, cambios radicales en la actuación de los hombres, especialmente en los regidores de pueblos, asi como en los escenarios históricos donde ellos representan su papel en el drama de la vida. Porque si el actual período de cruzada nacional y de restauración española Intermitencias discrepa notablemente de ia época, tristemente célebre, de orgía republicana y de políticos malvados o semianalADÍE podía suponer, hace pocos fabetos, también es cierto que antes de 1931 había cono\ meses, que una gran parte de cido España la Dictadura de Primo de Rivera, que Nevó España estaría como está hoy, el Gobierno nacional por caminos de redención, y que manumitida de la esclavitud bolcon anterioridad hubo variaciones no solo en la política, chevique que sufría y obedeciensino en todas las perspectivas de la vida española; unas do al paternal Gobierno del Geveces en sentido autoritario y otras en sentido demagóneralísimo Franco. Y sin embargico, o con otras manifestaciones, como si se tratara de go, antes del 17 de julio último vaivenes que con ciertas intermitencias llevasen de un todo el territorio español estaba lado a otro las diferentes tendencias o ideales de la condenado a soportar la horrible sociedad. tiranía roja, que convertía a la patria en un montón de ruinas Y no es que la historia sea como un péndulo que lleva humeantes. La mutación ha sido y trae por turno las naciones hacia la derecha o hacia la en alto grado inesperada y sorizquierda, alternativamente; pues aunque la sociedad se prendente. desenvuelve conducida por los hombres, nadie puede dudar que está guiada por Dios, y además que los homLa verdad es que en otras muchas ocasiones hubo bres están dotados de libertad; pudiendo éstos, por tanto, también no solo en España, sino en todas las naciones inclinarse hacia el mal o hacia el bien, , no de un modo fatal, sino con plena NAVARRA voluntad, como tiene que suceder para que exista el mérito o el demérito que justifiquen el premio o el castigo a que aquellos se hagan acreedores, según normas de justicia. Pero se observa que algunos acontecimientos se suceden frecuentemente con ciertas alternativas, por lo cual se dice que la historia se repite, aunque yo entiendo que esta afirmación no es ni puede ser verdad. Ya sabemos que la voluntad popular, caprichosa y variable, suele tener oscilaciones más o menos periódicas o intermitentes que colocan a los regidores de pueblos en situaciones insospechadas, que muchas veces recuerdan otras que parecían caducadas, llevándolos en ciertas ocasiones de abajo a arriba y después de arriba a abajo; pero esto, en rigor, no es repetir la historia, sino probar la inconstancia de los hombres. Claro es que estas oscilaciones no isuelen alcanzar a todos los sectores lie opinión, porque los hayfirmesen [la defensa de ideales fijos, sobre todo los relacionados con los principios fundamentales de la sociedad, que han tenido, tienen y tendrán sostenedores hasta la muerte; pero nadie ignora la existencia de un gran conglomerado llamado masa neutra, que con frecuencia se inclina a donde menos puede esperarse por tener bastante parecido, en este aspecto, con una veleta siempre agitada por ios vientos. En la historia abundan los casos de intermitencias u oscilaciones de la voluntad popular, los cuales traen y llevan los acontecimientos por las mismas o parecidas rutas. Así vemos que el Emperador Napoleón I, después de un período de grandeza y dominación incomparables, se oscurece y decae hasta recluirse, anulado, en la isla de Elba, de Este bellísimo retablo gótico figura en el altar mayor de la iglesia de los Padres Pasiola cual resurge otra vez con su fama nistas de Tafalla. El día 17 de los corrientes se celebró su inauguración con asistencia de y poderío, aclamado por el pueblo nuestro Excmo. Sr. Obispo, que aprovechó la fiesta para dar !a Comunión a los niños de aquella ciudad que por primera vez la recibían. Luego, a las diez, en la misa solemne preque antes lo abatió, para caer en Wadicó el M. I. Sr. D. Blas Goñi, que ensalzó la figura del Fundador de los Pasionistas, San tcrloo y morir desprestigiado y escarPablo de la Cruz. Este retablo se proyectó y realizó en ios talleres de don Luis Menchón, necido en la lejana isla de Sta. Elena. que ha recibido con tal motivo muchas felicitaciones RASGOS DE LA PATRIA LA AVALANCHA El célebre valido D. Manuel Godoy sube rápidamente, desde simple guardia de corps a capitán general y primer ministro de la monarquía española. Sus grandes desaciertos le hacen caer ruidosamente, exonerado y aborrecido por el pueblo. Vuelve a ascender otra vez, sostenido en el gobierno por el favor de ios reyes y una parte de la opinión nacional, y después de ser Príncipe de la Paz y casi rey y señor de la corte de España, termina su asombrosa carrera política en el famoso motín de Aranjuez, en el cual salvó milagrosamente la vida, pero perdiendo todos sus honores, grandezas y emolumentos, y teniendo que vivir en el destierro, perseguido y odiado por sus compatriotas. Un navarro famoso, el preclaro hijo de Aoiz D, José Miguel de Azanza, se distingue notablemente como político, como diplomático, como guerrero y como ministro de Carlos IV, aplaudido de todos en circunstancias muy 115 y a ios republicanos de 1873; a los conservadores de Cánovas, Silvela, Maura y Dato, y a los liberales de Sagasta, Moret, Romanones y García Prieto; después el advenimiento de la infausta República en 1931; luego, el aparente aniquilamiento de tas derechas; pronto, el triunfo electoral derechista de 1933; después, la inesperada derrota de febrero de 1936, y ahora, el glorioso movimiento nacional que está alumbrando la aurora del nuevo día para la salvación, grandeza y honor de España. Para abreviar, entiendo que bastará la mención de dos casos importantísimos que recuerdan a otros muchos que fácilmente podrían presentarse a la consideración del lector: uno, el más trascendental de la historia del mundo, llevado a la práctica sin razón ninguna, y otro perfectamente justificado y destinado a adquirir la mayor resonancia en España. El primero se refiere a la variación observada en Je- PAMPLONA.-Rlo Arga en el Barrio d.e la Foto. L. líoisin difíciles; mas, en pugna con Godoy, se derrumba todo su poder hasta que al Indo de Fernando VII, triunfante en 1808, se eleva nuevamente. Otra vez sube Azanza al gobierno nacional, pero por muy poco tiempo, porque después de la abdicación de Carlos IV y de Fernando VII en Napoleón, el ministro navarro reconoce al Emperador, preside las mal llamadas Cortes de Bayona y presta sus servicios al rey intruso José Bonaparte; y al marchar éste, destronado y vencido, a Francia, Azanza le sigue al destierro, completamente descalificado por la opinión pública; y cuando parece que iba a rehabilitarse Otra vez, entonces le sorprende la muerte. De manera que D. José Miguel de Azanza fue en varias ocasiones ensalzado y abatido por el pueblo y trajo a España situaciones políticas semejantes o completamente distintas a otras en las cuales él intervino. Creo que no hace ninguna falta recordar las numerosas reconciliaciones de los agramonteses y beamomeses en Navarra, el poderío y abatimiento que alternativamente llegaron a tener y las diferentes actuaciones que realizaron en la política de los últimos tiempos de la monarquía navarra, porque supongo que no habrá lector que las desconozca. En la época contemporánea encontramos en España, inclinados unas veces hacia la derecha y otras hacía la izquierda, a Fernando VII y sus camarillas; a los moderados y a los progresistas; a los revolucionarios de 1868 rusalén, al recibir con hosanas y con los máximos honores a Jesucristo, para rectificarse muy poco después, trocando las entusiastas aclamaciones con los mayores insultos, llegando la locura hasta a pedir la Pasión y Muerte del Redentor del mundo. No hay mudanza de opinión tan improcedente e injusta como la mencionada. El segundo se contrae exclusivamente al movimiento nacionalista de España, 1936-37, opuesto y antípoda de la revolución que se inició en 1931 para descristianizar y destruir hasta los cimientos de nuestra patria. Pero resulta que no fueron los ciudadanos más dignos, sino los de la plebe más ínfima, ruin y perversa, los que con sus intemperancias, osadías y crímenes influyeron en la variación que tuvo el pueblo judío para facilitar la consumación del Deicidio del Gólgota; mientras que la actual cruzada española resulta, es verdad, un alzamiento nacional contrario a la voluntad reflejada en las urnas en febrero de 1936, pero esa voluntad había sido descaradamente falseada yes justamente combatida para descubrir a la verdadera España y realizar la gesta de salvarla y engrandecerla, gesta gloriosa que aplauden todos los hombres honrados y que admirarán y ensalzarán todas generaciones. No me parece bien desenvolver más el tema, y concluyo preguntando: ¿Por qué estas intermitencias u oscilaciones que convierten muchas veces la voluntad popular en un péndulo, y no un péndulo corriente, sino pén- LA 116 AVALANCHA dulo loco, que marcha no solo de derecha a izquierda, sino también de arriba a abajo, frecuentemente con movimientos bruscos, y algunas veces con sacudidas catastróficas? ¿Es que se trata de alguna fuerza que rige al mundo de un modo fatal? De ninguna manera. Se trata de inconsecuencias de la opinión, de caprichos de la fantasía, de imposiciones de las circunstancias, más o menos justificadas y explicables, según los casos; pero que generalmente se observan menos en las naciones poderosas y bien gobernadas, que en las mal constituidas y propensas a variar con los vientos que mejor soplan o con el sol que más calienta. Ya verá el lector cómo esas intermitencias, si no desaparecen, disminuirán notablemente en nuestra patria, con el buen gobierno, con la virilidad y con el civismo que en la nueva España harán resurgir los cruzados de la santa causa nacional. JUAN P. ESTEBAN y CHAVABRÍA TRIBUNAL BARATO Tilín, tilín... —Abre, que llaman. —¡Viva Franco! ¡Viva España! ¡Arriba España!... —¡Viva! sí. ¡Vivan España y el generalísimo Franco que es el generalísimo de los ejércitos de Dios! —Y que mira pol probé, que naide haicho caso de nusotros. Tol mundo a engananus siempre, io mesmo drechas qu'izquierdas, que to es una mentira. ¡Este sí qu'es hombre! Y al que no vaya drecho, garrotazo limpio, qu'es la única manera d'hacer andar drecho a to biche viviente. —Todos vemos en Franco al hombre providencial que ha levantado su espada valiente y victoriosa al servicio de la verdad y del bien. En esto veis claro, y no podía ser de otro modo. Pero sois injustos en hacer esa condenación universal y poner a las derechas al nivel de las izquierdas. ¡Y en esta hora! ¿Aun no se os han abierto los ojos? —Usté no me negará que no s'haícho más qu'explotar al probé; qu'el obrero es el que produce y el capitalista s'ha enriquecido con la sudor del trebajador; qu'el capitalismo es la causa de lodo. —No sé a qué has venido aquí, porque no me lo has dicho, ni has pedido permiso al entrar, ni has saludado... Estás ante este tribunal, te he dejado hablar con libertad; pero no te aguanto más impertinencias. ¿Te parece que estás en algún mitin proletario de la época funesta que ya pasó? No voy a confundir a todos los obreros contigo. Aun hay desgraciados como tú que lleváis en el fondo de vuestra alma todos los absurdos e infamias del marxismo y el odio idiota y satánico que produce la envidia a todo el que es más que vosotros. Veis la situación actual como un aclo de fuerza, y gozáis pensando en el aplastamiento de los que aborrecéis. Reconocéis a Franco, pero porque es fuerte, y le aclamáis porque os sentís débiles, por cobardía. Sois una insignificante minoría ridicula; no sois España, ni el cbrero. España y el mundo intelectual y el del trabajo están identificados con Franco y bendicen, llenos de gozo, a Dios. Vosotros marcháis y envenenáis cuanto tocáis. Os habéis llenado la boca de "el obrero,, "los derechos del obrero,,, "el trabajo.,; parecía que hablabais de algo sagrado que nadie podía profanar, y sois vosotros los que más lo habéis degradado. Habéis nacido trabajadores, pero, en cuanto habéis podido, habéis huido del trabajo, buscando cargos que os librasen del trabajo, o viviendo en holganza viciosa, a costa de las cotizaciones de los obreros o encaramándoos a los puestos administrativos y políticos, para llevar vida fastuosa, vestir con lujo y recibir agasajos y homenajes, sin sentir vergüenza de vuestra ineptitud, trastornándolo todo y arruinándolo todo con vuestras orgías y vuestros robos. Vosotros, ado- radores del trabajo, habéis puesto vuestro único programa de reivindicaciones obreras en imponer "menos horas de trabajo y más jornal»; y habéis inventado todos !os medios de aniquilar al trabajo y la producción, con las huelgas de mil pretextos: la huelga de brazos caídos, es decir, la de la holgazanería, la ocupación de fábricas, el sabotage, el boicot... —Señor Mago, usted va contra el obrero. —Voy contra ios vividores y engañadores y explotadores del obrero. Ya eso ha acabado para siempre, gracias a Dios, pero no puedo consentir que se recuerde siquiera con ese sedimento envenenado e injusto. Vosotros, que habláis tanto de ser los que producís y no os preocupáis más que de producción, sois los que habéis desorganizado y aniquilado la producción. La producción era espléndida, y jamás se ha visto crisis semejante con tanto paro obrero y tantas fábricas cerradas desde que vuestras organizaciones han ejercido su funesto poder. —Pero usted no me negará que los ricos campan y tos pobres se mueren de hambre. —Los ricos campan, y los que más, sin comparación, en todas partes deí mundo, vuestros jefes, que antes eran unos pobres como vosotros y ahora son millonarios, con sus autos y sus hoteles, y vosotros seguís con el jornal. Y eso no os escandaliza, al contrario, ha sido lo que ha excitado más vuestra codicia; queríais el reparto y cada uno una casa en el paseo, y que trabajen los demás. Vosotros habéis envilecido el trabajo. —¿Y los ricos qui han hecho? —Dios es el que ha instituido el trabajo, le ha dado virtud creadora, y por eso lleva el sello divino. Lo impuso a Adán y Eva en su estado de justicia original. Jesucristo lo ha ennoblecido. El, que era rico, quiso nacer de familia obrera, fue obrero y con el trabajo de sus manos se ganó el pan toda su vida. La Iglesia lo ha entendido y enseñado así. Nada tan claro y terminante como lo que dice León X í ! l en su Encíclica Rerum novarum..., que fue llamada la Carta Magna del Trabajo, y ratificado y ampliado en ía Quadrage simo... de Pío X I . La Iglesia se ha preocupado siempre de los obreros y de los pobres. Cierto que no ha sido escuchada y secundada debidamente aun entre los católicos, pero no se puede confundir a todos en el mismo odio injusto e ignorante; ni, menos aún, confundir a los católicos o a las derechas con los ricos y capitalistas. ¿Por qué en lugar de atacar t ¡n ofuscadamente no lo hacéis observando la realidad? Nosotros no aprobamos el proceder injusto de los ricos aunque se llamen de derechas y vayan a misa. Si obran mal, son malos y no son de les nuestros. Mas no es verdad que todos los ricos sean malos; los hay verdaderamente ejemplares, pero también los habéis calumniado y perseguido lo mismo. Era necesario llenarlos de inmundicia para poder aborrecerlos. Los buenos, os avergüenzan, y por eso es a quienes atacáis siempre con más furor. En cambio sabemos de muchos ricos dueños de grandes empresas, sobre todo judíos, contra los cuales no os dirigís nunca. Cierto que se ha abusado del obrero, y nosotros, repito, somos los primeros en lamentarlo; pero, ¿cuándo los patronos han hecho las violencias y crímenes que han hecho los obreíos contra ellos? Hemos visto muchísimos casos de patronos asesinados por los obreros; ¿cuándo ha ocurrido que se concierten los patronos para asesinar a los obreros? Habéis perdido el sentido común; porque, aunque no entendéis de estos asuntos, bastaría el sentido moral, el sentido de humanidad, para ver claro y horrorizaros de las monstruosidades que habéis defendido. Pero sois unos pocos los que aun estáis tan cerrilmente ofuscados. Todos los que tienen el corazón recto ven claro y alaban y bendicen a Dios en este amanecer grande y espiritual. E L MAGO LA AVALANCHA HISTORIA DE LA CALUMNIA j Mirad/ un niño coge varios copos de nieve, y en Bacer una Bofa tranguifo se entretiene. Mas cuando ya en sus manos fa ve formada, en Breve a ía vecina caífe fa arroja indiferente. A agitarfa comienzan unos cuantos piffetes, y gozosos fa empujan af verfa engrandecerse. Y tanto y tanto rueda, gue af cabo se convierte en gfoBo gigantesco fo gue nació juguete. Lo mismo yo en ef mundo tornarse vi cien veces en BorriBfes cafumnias mentiras inocentes. La imprudencia fas fiace, fa mafdad fas impefe, y rodando se engruesan como Bofas de nieve. 117 mala sombra lució en los seis años de República, vertiendo pelladas de cieno sobre Cristo, su Iglesia y las Ordenes Religiosas. Sólo en una nación decadente, a falta de un Hornero, un Camoens, un Lope de Vega, un Calderón o un Dante, se llegó a tener por poeta a este armatoste, poetastro ramplón, que ha acabado de desacreditar a la poesía, a ta que no llegó nunca su musa pedestre, a medias freganchina y verdulera. Y basta de epitafio. „ Cosas que se leen.— La esposa de M. Joseph Pollet, de Lille (Francia), bien merece un título honorífico de la Patria, pues cuenta actualmente con más de mi! trescientos resobrinos, caso que no se registra en la historia de la longevidad francesa. Aforismos morales de Séneca.—Menos duran los deleites que su memoria. Nadie puede ganar sin que otro pierda. Mucho falta al que mucho tiene. M. 'RAMOS CARRIÓN MESA REVUELTA ¡Nos han engañadol—En el hospital de Oñate ha fallecido un oficial de las milicias vascas, herido y hecho prisionero por los nacionales en el Frente de Arechavaleta. Su muerte ha sido ejemplar. Besaba con fervor las medallas que pendían de su cuello y apretaba entre sus manos el crucifijo. Se negó en absoluto a hacer declaraciones relativas a le guerra. Interrogado acerca de la actuación de los nacionalistas vascos con los rojos, sólo contestó con el acento amargo y la energía de un agonizante: —¡Nos han engañado! (Reproducimos esta noticia de la revista "Aránzazu,.) 3MHC Tapia el de los ripios.—De! coplero sectario de los ripios Luis de Tapia, fallecido recientemente, escribe un querido colega de Sevilla esta semblanza: "Ha muerto el títere literario, poetastro blasfemo, que solía confeccionar hileras de ripios, Luis de Tapia. Su Más agradable es dar que recibir. Las cosas que mucho suben, al mejor tiempo caen. Muy poco nos es absolutamente necesario. Pierde la virtud sus fuerzas si le falta oposición. Malo se puede llamar al que solamente por su provecho es bueno. Sepultura es de ingenios la sensualidad. Más cuenta tiene con Dios el desdichado que el feliz. No hay cosa más fuerte que el verdadero amor. No hay felicidad que dure mucho. "RecordB.—Madame Dublé, francesa, está en posesión del "record,, mundial de confeccionadora de "sandwiches,: 2.007 en 19 horas. Mr. Clooks, de Londres, es el "recordman,, de los mondadores de patatas: 14 kilos en 7 minutos. M. Oupont, en Gourdon, ha vencido a todos los cascadores de nueces: 2.844 en 60 minutos. Lawney, americano, ha abierto 104 ostras en 4 minutos. Una inglesa, Miss. Carret, en 84 minutos compró un objeto, con factura, en cada uno de los almacenes de modas de dos de las principales calles de Londres. Un berlinés, Luctwig Wblging, ha ganado el "record, de los fumadores en cantidad, consumiendo 19 puros sin beber ni escupir. El de los fumadores lentos, M. Loys Bollaer, ha hecho durar un cigarro dos horas. Máxima moral.—Es la presunción un concepto excesivamente ventajoso que uno hace de sí mismo. La mayor prueba de que uno se conoce poco es estimarse en mucho. El que ignora su flaqueza, en eso mismo acredita su poco entendimiento. Contar con la propia virtud es manifestar que no se tiene. COMPAÑÍA NAVARRA ABONOS QUÍMICOS FÁBRICA DE SUPERFOSFATOS PAMPLONA ABONOS COMPUESTOS PARA TODOS LOS CULTIVOS Fórmulas siempre en existencia: ESPECIAL A.—Olivos, Vid, Frutales » B.—Cereales. » C—Remolacha, Patatas (Tubérculos y Raíces). » D.—Alfalfa, Trébol, Leguminosas. 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