INSTITUTO NACIONAL DE ECOLOGÍA DIRECCIÓN DE ECONOMÍA AMBIENTAL PROYECTO Asesoría sobre consideraciones geohidrológicas de la relación bosques − agua en la región Sierra Gorda INFORME FINAL Coordinador del Proyecto Thomas Hergt Colaboradores J Joel Carrillo-Rivera Luis Miguel Morales-Manilla Gabriela Angeles-Serrano Antalia González-Abraham Laura Rosales-Lagarde México DF, 13 de diciembre del 2002 “Lo vertido en el documento no representa la postura institucional frente al tema” 1 ÍNDICE ÍNDICE _________________________________________________1 LISTA DE FIGURAS_______________________________________2 INTRODUCCIÓN _________________________________________3 MARCO DE REFERENCIA _________________________________4 DISCUSIÓN DE ARTÍCULOS DE RELEVANCIA _______________12 CONCLUSIONES ________________________________________38 Interacción lluvia-escorrentía __________________________________ 38 Influencia de cobertura vegetal en la lluvia-escorrentía _____________ 38 Aporte de agua subterránea al flujo base de ríos __________________ 39 La cuenca como límite hidrológico y su conexión hidráulica subterránea ___________________________________________________________ 39 Interacción vegetación-suelo-atmósfera en procesos hidrológicos ___ 40 Incidencia económica _________________________________________ 41 El agua subterránea y los procesos hidrológicos superficiales_______ 42 A forma de recomendación ____________________________________ 42 SIERRA GORDA, QUERÉTARO ____________________________44 BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA*____________________________53 LISTA DE FIGURAS Figura 1.- Definición de sistemas de flujo de agua subterránea; d es la profundidad (de los pozos) a la que usualmente se hacen los balances, e es la denominada cuenca del balance (tomado de Tóth, 19622). ___________________________________________________ 9 Figura 2.- Características físicas, químicas y biológicas de los sistemas de flujo (tomado de Tóth, 2000). __________________________________________________________ 10 ANEXOS Anexo 1. Anexo 2. Mapas, Sierra Gorda Querétaro Copia de artículos relevantes 2 INTRODUCCIÓN Cualquier programa de desarrollo sustentable en regiones semiáridas requiere del conocimiento de los sistemas de flujo de agua subterránea. Al definir los sistemas de flujo queda involucrado un entendimiento sobre: i) lo asequible del agua subterránea, y ii) la dependencia que existe entre el agua subterránea y el ambiente. El entender como fluye el agua subterránea en el medio (geológico) es un prerequisito en estudios sobre ingeniería, demografía, ecología, agricultura, entre otros. Una respuesta de “la solución” a “un problema” de agua subterránea sin la definición apropiada de los sistemas de flujo que gobiernan su movimiento en tres dimensiones imposibilita tener un adecuado marco de referencia para establecer la pregunta sobre la que se busca respuesta. Muchos intentos se han hecho en las últimas décadas para definir y medir las diferentes componentes del ciclo hidrológico, el cual se considera como un sistema amplio y dinámico con límites y controles bien definidos. Sin embargo, la mayor parte de las metodologías de evaluación de información sobre las componentes de dicho ciclo ha sido definidas normalmente para áreas húmedas y templadas. A través de los años se ha considerado que esa metodología es aplicable bajo condiciones semiáridas. Sin embargo, aunque en principio esas metodologías sean equivalentes, el régimen hidrológico en zonas áridas difiere inmensamente del presente en zonas húmedas (Van Lanen y Carrillo-Rivera 1996). La necesidad de agua de los seres vivos que habitan en esas zonas, así como el agua asequible y condiciones climáticas son diferentes y contrastantes. Más aun, la diferencia existente es más notable desde la perspectiva del funcionamiento del recurso agua. Por ejemplo, comúnmente en las zonas semiáridas el 90% de la lluvia promedio anual se precipita durante menos del 10% de la estación de lluvias y su distribución espacial no es uniforme; caso contrario a lo que ocurre comúnmente en zonas húmedas. Es evidente que ese comportamiento de la lluvia infiere cambios notables en otros componentes del ciclo hidrológico. La mayor parte de los estudios de agua subterránea que se realizan en México consideran que el agua fluye en forma horizontal y puede ser ésta descrita por medio del denominado balance hídrico. Normalmente la información hidrológica se usa para describir un sistema estático en un medio geológico que se considera equivalente a un medio granular con propiedades (porosidad y conductividad hidráulica) que son similares en todas direcciones, equivalencia que rara vez se presenta en el medio natural. Sin embargo, este esquema no incorpora estrictamente la relación existente entre agua superficial y subterránea y considera válidos los modelos de manejo de información sobre transpiración. En esa metodología la química del agua sólo es usada para definir su calidad, no como un elemento indicador de la memoria del sistema. 3 Comparativamente, en un sistema hidrológico dinámico se definen las componentes del flujo (zonas de recarga, tránsito y descarga), así como su posición relativa (flujos locales, intermedios y regionales). Flujos que se reconocen en su ambiente hidrogeológico particular (fracturado, granular o doble porosidad) y la difracción que en aquel producen. Un aspecto fundamental es que en este campo se considera el movimiento vertical del agua subterránea e incorporan aspectos químicos y bióticos del medio. En acuíferos como los que existen en México, con espesores de más de 1,000 metros, la componente vertical controla el movimiento del agua subterránea, control que marca una respuesta particular en las zonas de extracción por pozos y de flujo intra-cuencas superficiales. La mayor parte de la literatura sobre agua subterránea y ambiente en su sentido amplio trata sobre aspectos tecnológicos para reducir la contaminación del suelo y subsuelo así como para realizar acciones para remediar el agua subterránea y acuífero cuando han sido contaminados; también describen los efectos de la consolidación del suelo y discuten aspectos inherentes a la recarga. Sin embargo, una identificación de la relación entre agua subterránea y otras componentes del ambiente no se establece con claridad, definiendo el problema y discutiendo soluciones viables. En este trabajo, los principales objetivos son definir en la literatura asequible cómo se ha abordado la dinámica de una componente del ambiente, el bosque, determinando qué relación existe entre éste con las diferentes componentes del ciclo hidrológico, y en la medida de lo posible aplicar lo encontrado a Sierra Gorda Querétaro. El interés radica en aspectos descriptivos (cuantitativos y cualitativos) de los cambios por alteración en la cubierta forestal y cómo se reflejan en la escorrentía, en la recarga al agua subterránea, en el cambio a la calidad del agua de escorrentía. Es evidente que los cambios se deben evaluar en relación con el movimiento vertical de agua subterránea (hacia abajo, recarga o hacia arriba, descarga). MARCO DE REFERENCIA Definiciones básicas.- En términos amplios el agua subterránea es aquella que se encuentra debajo de la superficie del suelo, incluye el agua que va de paso del suelo hacia el manto freático y aquella que se encuentra por debajo de éste. Las zonas donde esas aguas se encuentran se conocen como vadosa (no saturada) y saturada, respectivamente. Se considera pertinente apuntar que dentro del marco del planeta Tierra el agua total presente está repartida de acuerdo con lo siguiente: 94% salada 4% subterránea 2% nieves perennes 4 <0.01% ríos, lagos, atmósfera, suelo, biósfera De acuerdo con la relación anterior el agua subterránea es el recurso más vasto como fuente de agua para los diversos usos de la humanidad. El agua dulce puede considerarse dentro de las siguientes cantidades, excluyendo a las nieves perennes: 99.0% subterránea 0.1% ríos, lagos, atmósfera, suelo, biósfera Desde el punto de vista de uso del recurso agua (referido específicamente al agua dulce) es importante notar que en el ámbito mundial la cantidad de agua usada por los diferentes sectores se estima en lo siguiente: 4% uso industrial 13% abasto a poblaciones 83% uso para agricultura Estos porcentajes son contrastantes con los usados en México. La agricultura en este país (Programa Hidráulico 1995-2000, p24) usa 2,093 m3/s de agua superficial y 599 m3/s de subterránea. Desde una perspectiva comparativa en México (UTM, 1993) el agua superficial se usa de acuerdo con lo siguiente: 90.3% uso agrícola 3.5% uso urbano 6.2% uso industrial El caudal total de agua subterránea usado es de 951 m3/s el cual se distribuye en: 63% uso agrícola 24% uso urbano 3% uso industrial. De acuerdo con el último Inventario Nacional Forestal (Palacio et al., 20001), los bosques en México cubren un área de 32,850,691 ha, lo que implica un 16.92% del territorio nacional. 1 Palacio J. L., Bocco G., Velázquez A., Mas J-F., Takaki-Takaki F, Victoria A., Luna-González L., Gómez-Rodríguez G., López-García J., Palma M., Trejo-Vázquez I., Peralta A., Prado-Molina J., Rodríguez-Aguilar A., MayorgaSaucedo R., González F. 2000. La Condición Actual de los Recursos Forestales en México: resultados del Inventario Nacional Forestal. Investigaciones Geográficas, Boletín del Instituto de Geografía. UNAM.Núm. 43 183203. 5 Balance Hídrico.- Los elementos de estudio que se consideran en un balance hídrico se relacionan básicamente en la ecuación que en su forma más básica se representa como: P = Es + Ev + Trans + Rec ecuación donde: P, Precipitación Es, Escorrentía Ev, Evaporación Trans, Transpiración Rec, Recarga al agua subterránea Es de notar que para la caracterización confiable de estos parámetros se requiere de estudios de campo con toma de datos a mediano y largo plazos. Debido al tipo de datos colectados los resultados se deberán interpretar bajo un entendimiento del funcionamiento integral hidrológico involucrado. Esto es, se deberán tomar las limitantes de cuantificación en cada caso que incluyen desde su variación en tiempo y en espacio, así como los efectos involucrados por el marco geológico, biológico y climático particulares. A continuación se indican brevemente limitantes a considerar durante la evaluación de las variables de la ecuación. Precipitación.- Es la cantidad de lluvia que acaece en una zona en un lapso dado. Es muy común que se tengan datos históricos sobre este parámetro en el servicio meteorológico, usualmente el registro es de lluvia total diaria, la información sobre su evolución con el tiempo para una tormenta dada está restringida a pocas estaciones. Sin embargo, en las condiciones áridas y semi-áridas de México es necesario saber el significado de la lluvia en tiempo y espacio. La cantidad de lluvia a medir en una zona determinada para un lapso dado (sin considerar la intercepción) dependerá de la densidad y localización de las estaciones, del tipo de estación (pluviógrafo o pluviómetro), cambio climático y procesos de urbanización alrededor de la estación. A las limitantes por el tipo de datos colectados en campo se debe agregar otros aspectos conceptuales que tienen que ver con el manejo de datos e interpretación de resultados. Un error común es recurrir al uso de polígonos de Thiessen, aún cuando los datos de la estación arrojan una relación directa entre precipitación y elevación del terreno. Escorrentía.- La determinación de la cantidad de agua que escurre por unidad de tiempo en una sección dada de un cauce representa ciertos problemas de tipo logístico, los cuales no son infranqueables. Así se debe encontrar el sitio idóneo para la construcción de la estación, ya sea fija o móvil. La limitación básica del caso lo es la densidad y tipo de estaciones a usar. Respecto al manejo de los datos, se tienen variables importantes a incorporar en el análisis de la información medida en campo dentro de las cuales resalta el identificar el efecto del cambio de cobertura del suelo que haya tenido lugar, y la separación de las diferentes componentes del flujo base. Para que esto último sea resuelto adecuadamente 6 será necesario tener conocimiento de cómo funciona el sistema hidrológico de la zona, lo que implica conocer si el flujo base cuantificado está influenciado por algún aporte importante de agua de fuera de la cuenca considerada. En el caso que se tenga aporte de fuera de la cuenca y que este no sea identificado parecerá que existe más infiltración de la que realmente se tendría, lo que repercutiría en una serie de conclusiones, por demás erróneas. Evaporación y transpiración.- Normalmente estos términos de la ecuación de balance se incorporan en uno sólo denominado evapotranspiración y es la suma del caudal de agua usado por la capa vegetal para cubrir sus necesidades de crecimiento y fisiológicas más el caudal evaporado del suelo adyacente. Fuera de las determinaciones directas por medio de aparatos que miden el consumo individual de agua de una planta o de aquel por medio de lisímetros, los métodos para su determinación tienen problemas serios desde el punto de vista tecnológico así como conceptuales de manejo de datos e interpretación de resultados. Usualmente se manejan fórmulas desarrolladas por físicos y climatólogos, mas no por hidrólogos, las cuales incorporan balances de energía o son de tipo empírico. En casos han sido desarrolladas para zonas en condiciones climáticas diferentes a las de la República Mexicana. En ningún caso se describe el proceso o representa el modelo físico involucrado. La evapotranspiración depende del clima, tipo de suelo, presión de vapor, velocidad del viento, temperatura, latitud, tiempo de insolación, edad y composición de especies vegetales, precipitación, profundidad al nivel freático, limitaciones por el cambio de escala, entre los más significativos. Los modelos hidrológicos usualmente manejan esta información en forma mensual. Esta debilidad se hace notoria en cualquier ecuación de las que se han planteado. Por lo que aceptar como representativo a este factor en un balance resulta contradictorio y erróneo. Lo primero es debido a que normalmente no se mide directamente en laguna de las partes de la zona, de donde el valor obtenido pueda ser extrapolado al resto de la zona de estudio; y la segunda tiene que ver con que no se describe el proceso involucrado. Por ejemplo, normalmente los métodos carecen de alguna consideración que incluya la pérdida de agua a la atmósfera por diferente tipo de vegetación, tampoco incorporan su grado de crecimiento, follaje y densidad de la población de determinada especie, siendo que la cantidad de agua que en cada caso se envía a la atmósfera será diferente. Es importante manifestar las limitaciones (aunque la formulación fuera correcta) de aplicar el método a forma de balance mensual. Esto es por demás de gran significado pues al aplicar, por ejemplo, cualquier método en un lugar donde se tiene una precipitación total mensual de digamos, 150 mm, la evapotranspiración no será la misma si caen una lluvia de 5 mm/día durante todos los días del mes, que si caen 150 mm en un par de días y no llueve el resto del mes. Sin embargo, de acuerdo con las fórmulas existentes la cantidad de agua que se le resta a la lamina de lluvia, en ambos casos, será la misma. Es claro que físicamente ese cálculo no representa las condiciones de campo. Este aspecto se torna más complicado cuando se conoce que al menos la mitad de las variables propuestas en la ecuación de balance no se determinan en campo y sólo se estiman con una gran incertidumbre. 7 Recarga al agua subterránea.- En el sentido estricto la determinación de la recarga al agua subterránea, implica conocer cuánta agua de lluvia llega al nivel freático en un acuífero dado y entender los procesos que permiten el paso de agua correspondiente. Es de recordar que la entrada del agua de lluvia es resultado de una serie de procesos desde la infiltración directa de la lluvia en el suelo pasando por su movimiento a través de la zona no saturada y su llegada finalmente al nivel freático. En zonas áridas la filtración del agua también puede darse en el cauce de los ríos y otros cuerpos de agua asociados. Existe una serie de metodologías para definir componentes de los diferentes procesos de recarga involucrados (respuestas isotópica, hidrogeoquímica, hidráulica, biológica) así como las bases de y controles de tales procesos (geológicas, topográficas, climáticas). En suma, la definición del caudal de recarga y más aún el sitio donde esta acaece y los procesos de control involucrados son de gran complejidad y su definición requiere de amplias investigaciones que son necesarias para poder definir su importancia. Importancia que desde la perspectiva de los sistemas de flujo tiene que ver no sólo con cuanto se recarga sino también hacia donde se mueve esa recarga, esto es la pregunta se establece si el agua recargada forma parte de un sistema de flujo local, intermedio o regional. Flujo subterráneo.- La presencia de agua subterránea requiere ser evaluada en el sentido de su cantidad y calidad, esto desde la perspectiva de su movimiento en el espacio geológico. La primera es relativamente fácil definir si se cuenta con datos de el espesor total involucrado y la porosidad involucrada, mas es de apuntar eso no es el principal reto, el desafío es conocer su movimiento lo que implica definir sus zonas de recarga, tránsito y descarga. Información de pozos de extracción, y estudios de apoyo pueden aportar datos comúnmente asequibles para calcular la velocidad de movimiento del agua subterránea, la cual es directamente proporcional al gradiente hidráulico, la conductividad hidráulica y el área de flujo involucrada, e inversamente proporcional a la porosidad efectiva. En resumen, la definición de los parámetros hidrológicos requiere de cuidado particular y de un entendimiento del sistema de flujo presente. La precipitación y escorrentía son, comparativamente, los parámetros menos difíciles de medir. La evapotranspiración y la recarga al agua subterránea son variables cuya determinación ha representado elementos franqueables hasta cierta medida, dependiendo del tamaño y características de la zona analizada. La primera puede medirse a través de aparatos relativamente costosos, mientras que la segunda requiere de entender el funcionamiento del sistema de flujo del subsuelo. En este sentido el flujo subterráneo presenta opciones viables de su cuantificación y definición correspondiente de sus partes. En general publicaciones consultadas sobre la caracterización de la precipitación, escorrentía y evapotranspiración para una zona dada, indican que su conocimiento es resultado de estudios piloto de 3, 5 y hasta 30 años de duración. Muy pocos trabajos consultados aunque consideran la importancia de la recarga al agua subterránea, mas no involucran cálculos sobre su presencia o ausencia en el área de estudio, menos consideran cómo su funcionamiento altera los resultados planteados. 8 Manifestación indirecta de parámetros hidrológicos.- El movimiento del agua subterránea ofrece evidencia de su movimiento en lugares más propensos para su más rápido desplazamiento y que son identificados por ejemplo por la presencia de estructuras geológicas o litológicas de características particulares. El agua subterránea se encuentra en el subsuelo donde es alumbrada por pozos o norias, sin embargo, existe una serie de evidencias superficiales de su presencia inmediata como lo son los suelos salinos, plantas freatofitas, manantiales, ríos y cuerpos de agua perennes que se describen con mayor detalle en el apartado siguiente. Elementos de sistemas de flujo de agua subterránea.- Si se detiene el flujo de agua subterránea un instante, se podrá estimar la trayectoria de su movimiento de zonas de mayor potencial a zonas de menor. Esto se puede apreciar más fácilmente en el plano horizontal ya que quedaría representado por la elevación de la superficie freática; en particular, si el agua tiene la misma temperatura y salinidad. Su traza en el espacio sería similar a una superficie topográfica. En el caso del movimiento vertical, se tendría una situación análoga con la presión del agua observada a profundidad. En ambos casos el movimiento del agua resulta en la definición de áreas de recarga y descarga, para el caso del movimiento vertical ver la Figura 1. Existen tres principales sistemas de flujo de agua subterránea que se establecerán dentro de una topografía y marco geológico presente: local, intermedio y regional (Tóth, 19622). Figura 1.- Definición de sistemas de flujo de agua subterránea; d es la profundidad (de los pozos) a la que usualmente se hacen los balances, e es la denominada cuenca del balance (tomado de Tóth, 19622). Una topografía abrupta (Figura 1) producirá varios sistemas locales, en una elevación topográfica el agua puede entrar (recarga) y salir (descarga) en el mismo valle. En algunos casos parte del agua de recarga podrá descargar en otro valle localizado a un nivel topográfico menor, este caso definirá un sistema intermedio. Los sistemas regionales se desarrollan a la mayor profundidad de circulación y van de las partes más altas a la cuenca hacia la descarga localizada 2 Tóth J. 1962. A theory of groundwater motion in small drainage basin in Central Alberta, Canada. Journal of Geophysical Research Vol. 77 (11) 4375-4387. 9 en la parte más baja de la cuenca. Todos estos flujos en un ambiente natural mantienen un recorrido separado. Las zonas de recarga y descarga están estrictamente controladas por flujo vertical con una componente de movimiento hacia abajo, y hacia arriba, respectivamente. El despreciar estas componentes verticales de flujo del agua subterránea ha resultado en impactos ambientales serios y algunas veces irreversibles. Figura 2.- Características físicas, químicas y biológicas de los sistemas de flujo (tomado de Tóth, 20003). Estos sistemas de flujo pueden ser definidos de acuerdo no sólo con aspectos topográficos y de datos obtenidos de pozos profundos, sino también con la integración de elementos externos cuya adquisición es relativamente más económica. Al respecto sobresalen las características químicas del agua (elementos mayores y traza, así como alcalinidad, pH y Eh). Es de anotar que la parte química e isotópica del flujo del agua es una de las pocas variables que tienen memoria de los procesos acaecidos agua-roca. Otro de los identificadores de gran utilidad son los biológicos del suelo como el tipo de vegetación, presencia de manantiales, elementos químicos del suelo, temperatura del agua, localización de basamento, procesos de erosión o depósito de minerales, profundidad del nivel freático, entre otros. En este sentido resaltan varias situaciones importantes para los objetivos del presente trabajo, dentro de estas destaca la posibilidad de flujo subterráneo de 3 Tóth J. 2000. Las aguas subterráneas como agente geológico: causas, procesos y manifestaciones. Boletín Geológico Minero Vol. 111 (4) 9-25. 10 trans-base o trans-cuenca, que tiene varias implicaciones como i) el funcionamiento del agua subterránea, ii) el movimiento de contaminantes de una cuenca a otra muchas veces distante, iii) efectos en el agua asequible en una cuenca por cambios en el manejo hídrico en la cuenca donde se origina el flujo. Las relaciones entre el agua superficial y el ambiente han sido claramente definidas debido a lo relativamente rápido (de metros por minuto) de su movimiento y de las concomitantes respuestas así como de los efectos y naturaleza visible del recurso. Sin embargo, un efecto de que el movimiento del agua subterránea esté escondido y sea muy lento (de unos centímetros a decenas de metros por año) hace que se necesiten períodos muy largos para notar cambios definitivos en el ambiente desde dos puntos de vista, calidad y cantidad de agua. A menudo, las alteraciones son difíciles de reconocer y sus componentes naturales y antrópicas no son siempre de clara definición, como tampoco lo es su delimitación geográfica. La Figura 2 muestra el funcionamiento teórico de los sistemas de flujo indicando la variación esperada para diferentes de las características arriba expresadas y que están dadas por el movimiento del agua en un medio geológico particular. Los impactos que se obtienen de la interacción entre ambiente y régimen del agua subterránea han sido inadecuadamente definidos en la literatura ambiental, esto se torna más grave cuando se establece que muchos de los trabajos e investigaciones realizadas sobre el trinomio bosque, lluvia, y escorrentía no incluyen causa-efecto con el agua subterránea. En efecto, la inmensa mayoría de los trabajos consultados incorporan sólo ese trinomio y otras componentes superficiales, y en el mejor de los casos indican como deseable establecer efectos y relación con el agua subterránea. 11 DISCUSIÓN DE ARTÍCULOS DE RELEVANCIA Archer, D y M, Newson, 2002. The use of indices of flow variability in assessing the hydrological and instream habitat impacts of upland afforestation and drainage. Journal of Hydrology Vol. 268, pp. 244258. Este trabajo se estudió la variabilidad del flujo de producirse cambio en los sedimentos y la calidad del agua de escorrentía. Todavía existen incertidumbres sobre la escala de tiempo, la escala del sitio en la que se producen estos cambios y su impacto en la variabilidad del flujo. Se presenta un método para caracterizar la variabilidad del bosque de coníferas por medio del número anual de pulsos (presencia de un alto arriba de un flujo determinado) promedio y duración de flujos seleccionados. El número de pulsos se incrementa antes y después del drenaje pero los pulsos declinan constantemente, su duración se incrementa con el crecimiento de los bosques. Este método proporciona una vista cuantitativa continua de los cambios en el régimen de ciclo hidrológico. En un balance de agua se usan frecuentemente modelos para despejar una de las variables, más que para describir la situación. En este trabajo se enseña un nuevo método que incluye la grabación del flujo de escorrentía y una descripción del régimen del flujo. Se establece en tipos específicos de problemas entre el drenaje la repoblación forestal y su respuesta sobre la escorrentía: i) el drenaje y repoblación forestal tienen efectos contrarios sobre el volumen de escorrentía, que dependen de la plantación, del drenaje y lo cerrado del techo del bosque, ii) limitaciones por el efecto de la escala tienen que ser consideradas, y iii) la variabilidad del flujo es un indicador del cambio en el uso del suelo, pero también de la ecología del río. Las mediciones de ésta variabilidad tienen una gran correlación entre las variedades biológicas y la aforestación. Este trabajo describe el tercer punto y se señalan los cambios en la variabilidad del flujo durante un período de cambio en el uso del suelo: de pantano a bosque. Un método efectivo para definir las perturbaciones hidrológicas con respecto a la influencia del cambio del suelo debe considerar: i) los niveles del flujo que puedan producirse, ii) el intervalo entre mediciones debe ser corto, iii) los efectos del clima, y iv) los cambios y tendencias detectados por estadística. Se determinan las condiciones del clima practicándose análisis de correlación y regresión por medio de los pulsos (frecuencia y duración) sobre el flujo máximo (múltiplo del promedio). Comentarios.- El método usado en este trabajo no muestra en forma directa el efecto del cambio en el uso del suelo sobre el balance del agua. La variabilidad del flujo es un factor crítico para el estado ecológico de un río, este no sólo es reflejo del cambio de uso del suelo en lo inmediato geográficamente hablando. Es necesario incluir otras variables que se ha probado influyen en la escorrentía y que tienen que ver con aportes de flujo subterráneo manifestado como flujo base. 12 Bordas, MP y Canally GE, 1980. The influence of land use and topography on the hydrogeological and sedimentological behaviour of basins in the basaltic region of south Brazil. Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins, pp. 55-60. El área de estudio tiene características climáticas que la marcan como de gran precipitación y que ha sido sujeta a importantes acciones de desforestación. Estas últimas se han reflejado en importantes fenómenos de inundación (de hasta 1 m/hora) sobre sub-cuencas que se formaron en rocas basálticas del Terciario. El estudio consistió en trabajos de investigación en 10 sub-cuencas piloto de 10 km2, aproximadamente. La deforestación se manifestó como incremento de la erosión aumentando de 4.6 a 20,677 kg/km2. La comparación fue hecha con un terreno con 100 años de ocupación y otros sin ocupación. Se estimó que el escorrentía es al menos tres veces mayor cuando el lugar se ha desforestado. Se encontró que la práctica agrícola ha influenciado fuertemente la producción de sedimentos y escorrentía; sin embargo, se encontró que las pendientes tienen poca influencia en la producción de sedimentos y de caudales de escorrentía. Comentarios.- En el trabajo no se establece la influencia particular del tipo de geología como tampoco se marcan espesores de las unidades geológicas involucradas. Hay ausencia de datos de las características hidráulicas del sistema analizado y tampoco se hace mención de las condiciones que permiten que exista, o no, continuidad hídrica entre las sub-cuencas analizadas. No se presentan las condiciones particulares del agua subterránea como cuál es la parte del sistema de flujo que influye en la cuenca considerada, como tampoco se marca el tipo de vegetación (edad, tamaño, especie) y no se hace énfasis sobre características del suelo y subsuelo (porosidad, textura, características químicas). Falta dar consideración a la duración e intensidad de la lluvia, y cuál fue la importancia del comportamiento de una tormenta en particular, ya que es evidente que pequeñas cantidades de lluvia producirá poca cantidad de sedimentos. 13 Braud, I, Vich, AI, J, Zuluaga, J, Fornero, L, Pedrani, A. 2001. Vegetation influence on runoff and sediment yield in the Andes region: observation and modeling. Journal of Hydrology Vol. 254, pp. 124144. Se instrumentó dos cuencas (5.47 km2 y 35 Ha) para estudiar procesos de lluviaescorrentía e impacto del manejo del suelo en la escorrentía y/o producción de sedimentos, La hipótesis es que lo severo de los eventos de inundación puede ser evitada aumentando la cubierta vegetal. Sus objetivos fueron i) proponer un método de sensores remotos para evaluar cambios (anual y largo plazo) en la cubierta vegetal, incluyendo los resultados en el modelo ANSWERS y ii) proponer un modelo de procesos lluvia-escorrentía-producción de sedimentos, tomando en cuenta diferencias de cubierta vegetal. Los procesos incluidos en el modelo son: i) intercepción de lluvia por el dosel, ii) infiltración al suelo, iii) saturación de la capacidad de infiltración, iv) acumulación de agua en micro-depresiones hasta su saturación, v) flujo del exceso de agua hacia drenes superficiales o al agua subterránea y vi) evaporación en la superficie del terreno o transpiración. ANSWERS es un modelo espacialmente distribuido, representa a la cuenca como un conjunto de elementos en malla cuadrática, se incluyen propiedades uniformes. El modelo puede tomar variaciones en la topografía, tipo de suelo, cobertura vegetal y uso de tierra (así como su variación con el tiempo). No incluye la presencia de flujos preferenciales. La lluvia se considera a partir de polígonos de Thiessen. Entre otros insumos el modelo usa mapa geológico y propiedades hidrodinámicas del suelo. Se comparó las dos escalas de cuenca en la magnitud del coeficiente de escorrentía (CE) calculado y magnitud del evento de precipitación asociada, indicando que el CE para las cuencas de mayor extensión (2,000–5,000 m2), es un orden de magnitud menor y está asociado a eventos de lluvia diez veces más pequeños que para una extensión mayor, la diferencia se atribuye a la escala. Al comparar escorrentía y producción de sedimentos con el porcentaje de cobertura de vegetación, no se encontró relación, tampoco con respecto a la pendiente, esto se atribuye al almacenamiento superficial de la micro-topografía. Existe escorrentía y flujo preferencial producido por macro-poros y huecos de raíces. Los parámetros promedio puede no ser suficientes para caracterizar escorrentía y generación de sedimentos si el tipo de suelo es idéntico. 14 Bromley J, Brouwer J, Baker AP, Gaze SR y Valentin C, 1997. The role of surface water redistribution in an area of patterned vegetation in a semi-arid environment, south-west Niger. Journal of Hydrology Vol. 198, pp. 1-29. El trabajo examina factores que afectan el movimiento del agua superficial dentro de una serie de matorrales que han crecido dispuestos en bandas alternadas, donde se tiene una suave y ondulante pendiente del terreno. En el área se tienen sendas bandas de vegetación y de suelo sin vegetación de 10-30 m y de 50-100 m de ancho, respectivamente. Se analizó la topografía, vegetación y características de la superficie junto con la medición de la precipitación, conductividad hidráulica superficial y sub-superficial, tamaño de partícula y contenido de humedad del suelo. Se determinó la conductividad hidráulica del suelo con un infiltrómetro de tensión. La medida de contenido de agua en el suelo se midió en 5 líneas de tubos de neutrón. Se observó la escorrentía de agua durante las tormentas. Se observó que la escorrentía pasa de las zonas desnudas a las zonas de vegetación, ya que en las zonas desnudas la baja conductividad hidráulica impide tanto la filtración del agua como el desarrollo de especies vegetales. Comentarios.- Se observó que la lluvia no es suficiente tanto por su calidad de errática como por la cantidad (544 mm/año) para que pueda subsistir la vegetación que en términos generales es de tipo perenne. Se carece de evidencia para afirmar que las bandas de vegetación se encuentran ahí por la profundidad del suelo o por la topografía o por la profundidad del nivel freático. Es por demás evidente que el estudio no toma en cuenta el agua subterránea, lo que pueda explicar muchas de las interrogantes del trabajo. 15 Cheng JD, Lin LL y Lu HS, 2002. Influences of forests on water flows from headwater watersheds in Taiwan. Forest Ecology and Management Vol. 165, pp. 11-28. Para respaldar la política de protección forestal para la regulación de flujo superficial y la conservación de suelos se evaluó la influencia hidrológica en las cabeceras de los ríos en Taiwán. Estas cabeceras se localizan en suelos muy permeables cubiertos de bosque, por lo que a pesar de las lluvias intensas (100 mm/h) rara vez se produce flujo superficial. Una evapotranspiración abundante (800-1,200 mm/año) contribuye a la presencia de flujos superficiales escasos. Se tomó en cuenta para el análisis el ciclo hidrológico en cabeceras con ecosistemas alterados y naturales haciendo un balance de la precipitación total, la evapotranspiración y el cambio entre el agua del suelo y el almacén subterráneo. Se considera a la evapotranspiración como resultado de la lluvia interceptada, la evaporación a partir del suelo y las superficies de agua y la transpiración. Se estudiaron tres cabeceras en las cuales se consideró el tipo de vegetación, precipitación, posición geográfica y pendiente de cada una de ellas (mediante una estación climática). La geología, tipo de suelo y su profundidad, y cobertura vegetal varían en cada cabecera. Estos datos son bastante completos a excepción de las temporadas de lluvia alta. Se registró el tiempo en que se deforestó y el tipo de reforestación aplicada. Las observaciones indican que el bosque incrementa la estabilidad de las pendientes con sus raíces y protegen la calidad del agua minimizando la fluctuación de la temperatura de los arroyos, regulando la concentración de nutrientes y filtrando los contaminantes. Los deslizamientos de tierra, flujos de escombros e inundaciones en Taiwán se atribuyen principalmente a eventos naturales extremos como lluvias torrenciales asociadas a tifones (>250 mm/hora) y terremotos. Comentarios.- Un aspecto relevante es la falta de integración a las variables del estudio del tipo de geología presente. La evapotranspiración es una variable que no se aclara cómo se mide, por lo que se presume que se calcula por medio de formulas empíricas lo cual pone en duda el esquema de balance realizado. Un aspecto dominante en el análisis de la información es la falta de dar consideración a la infiltración de lluvia al agua subterránea, agua que pueda salir de la cuenca y que no es considerada. Tampoco se comenta por los autores de la implicación de que en las cuencas estudiadas se observe poca o nula escorrentía y su relevancia con la recarga al agua subterránea. 16 Cognard-Plancq, AL, Marc, L, Didon-Lescot, JF y Normand, M. 2001. The role of forest cover on streamflow down sub-Mediterranean mountain watersheds: a modeling approach. Journal of Hydrology Vol. 254, pp 229-243. El modelo marca una relación cuantitativa entre cubierta boscosa y escorrentía evaluando el impacto hidrológico por cambios en las condiciones superficiales. El objetivo es calibrar el modelo hidrológico en una cuenca que después del periodo de calibración sufrió el decaimiento natural de su vegetación asociado con un periodo de sequía y la presencia de una plaga, y usar el modelo calibrado para simular la escorrentía durante el periodo posterior en el cual se hicieron acciones de reforestación. El modelo estima la conducta de la escorrentía en la cuenca sin el decaimiento integrando características de suelo-vegetación-lluvia como un continuo, lo que permite simular el flujo superficial y contenido de humedad en el suelo para diferentes escenarios de cobertura vegetal. El modelo calcula la evaporación para dos capas de suelo considerando tipo de suelo, tipo de dosel, y porcentaje de cubierta vegetal. La evapotranspiración considera la transpiración (contenido volumétrico de agua y punto de marchitamiento), evaporación del suelo desnudo (en paso diario, valor asignado con base en textura) y fracción de cubierta vegetal. La calibración indicó que en períodos de retorno de 1 a 3 años la cuenca se representó adecuadamente, no así para eventos de inundación con un periodo de retorno de 5 años. Se concluye un aumento en escorrentía de un 10% que resulta del decaimiento de la vegetación y se sugiere que la reforestación con brezales tendrían el mismo impacto en la escorrentía que el bosque nativo. Comentarios.- Se aportan datos sobre el impacto ambiental por perturbaciones inducidas por el hombre en ecosistemas semi-naturales. Lo útil del modelo radica en: i) intenta integrar variables físicas del suelo dependientes de la evaporación directa y transpiración (requiere conocer a detalle la vegetación), y ii) representa el proceso de transporte por las raíces como función de la humedad en el suelo, y utiliza índices de vegetación en función de especie predominante y fracción de cobertura. Sin embargo, tiene limitaciones en simular eventos de lluvia con periodo de retorno largo y está condicionado a conocer mediciones precisas de contenido de humedad en suelo y caudal de escorrentía, lo cual dificulta su aplicación a menor escala geográfica. Implícitamente el modelo incluye flujo subterráneo somero, limitando su utilidad cuando se requiera conocer el impacto de cambios en vegetación por la entrada de flujo regional de agua subterránea. 17 Croke J, Hairsine P y Fogarty P, 1999. Runoff generation and redistribution in logged eucalyptus forests, south-eastern Australia. Journal of Hydrology Vol. 216, pp. 56-77. Se utilizó un simulador de lluvia de gran escala (300 m2) en laderas de bosques sujetos a explotación forestal para examinar la generación de escorrentía durante tres tormentas secuenciales simuladas en trece áreas seleccionadas del noreste de Australia. Se tomó en cuenta en el terreno tanto las propiedades de las laderas como de los caminos de arrastre de los troncos y a las áreas generales de cosecha para determinar como afectaban en la producción de escorrentía . El efecto de la explotación forestal se manifiesta todavía después de treinta años. El suelo tiene una respuesta de gran infiltración y absorbencia, El clima es templado con una precipitación media anual de 650-900 mm/año con distribución uniforme y lluvias en verano. La vegetación es de bosque abierto y alto con variedades de eucalipto. El proceso de explotación forestal es de una tala parcial seguida de quema media a intensa. La geología de 6 sitios estudiados incluye un granito Devónico (con >1 m de suelo). Otros 6 sitios se caracterizan por la presencia de metasedimentos del Ordovícico (con <0.75 m de suelo). Un sitio se localiza en sedimentos terciarios. En general, la pendiente del terreno es de 22-30% y los suelos son cromosoles y tenosoles con textura arenosa. El tiempo desde que se inició la explotación forestal va desde 2-24 semanas para la más reciente; 112 semanas para la intermedia y unas 260 semanas para la más vieja. La elevación sobre el nivel del mar (m) de los sitios estudiados es >680 m en granitos y de <130 m en metasedimentos. Específicamente se buscó cuantificar la producción de escorrentía en caminos de arrastre (ST) y áreas generales de cosecha (GHA) bajo diferente intensidad de lluvia, buscando relacionar los contrastes en producción de escorrentía con las características del suelo y vegetación de cada área. Se determinó la naturaleza y redistribución de flujo entre el GHA y el ST en eventos específicos y se examinó la tendencia en la producción de flujo de superficie con el tiempo. Para el suelo se determinó densidad por volumen, porosidad total, contenido de materia orgánica y porcentaje de cubierta en las superficies de arrastre y áreas generales de cosecha. Los resultados marcan que debido a su alta densidad las superficies de arrastre son una fuente importante de escorrentía superficial bajo diferentes regímenes de lluvia. Se reporta que más del 50% del agua de lluvia fluye por escorrentía. La velocidad de infiltración en las superficies de arrastre y en las GHA es mayor a la de los caminos no sellados pero es considerablemente menor a la de los bosques sin perturbar. La mayor diferencia relativa en la escorrentía entre caminos de arrastre y los GHA es durante tormentas menores ya que en éstas el aporte de agua es insuficiente para generar escorrentía aún en bosques perturbados. En lluvias extremas la mayor área comparativa de los GHA enmascara el aporte de agua de los caminos de arrastre a la escorrentía. El impacto de superficies compactadas en la captura de escorrentía depende también en su disposición 18 espacial y proximidad a drenes. El agua que llega a los drenes por flujo superficial no contribuye en gran medida a la escorrentía o arrastre de sedimentos debido a la efectividad de la dispersión e infiltración en las áreas generales de cosecha. La generación de escorrentía en bosques templados sin perturbar es dominada por el flujo de tormenta sub-subterráneo (SSSF) a través de macroporos y mecanismos controlados por la topografía como el flujo de superficie por exceso de saturación. Comentarios.- Este trabajo indica que la geología controla el flujo subterráneo produciendo sólo un sistema de escorrentía sub-superficial. El trabajo marca la respuesta genérica de una zona donde la contribución o recarga al agua subterránea no representa una limitación de importancia. Los resultados apuntan a un control de la escorrentía por el tipo de cubierta de suelo exclusivamente y el tipo de tormenta. El trabajo concluye observaciones dadas en otros estudios de una respuesta mayor de la escorrentía a medida del aumento de la compactación de suelo. 19 Garczynski F, 1980. Effect of percentage of forest cover on the hydrogeological regime in three regions of the USA. Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins, pp. 67-74. Investigadores de los USA establecen que en varias áreas en que se eliminó la cubierta vegetal se encontró que el bosque consume más agua que el suelo descubierto o aquel cubierto por pastizal. A este respecto investigadores de la URSS encontraron que esto sí aplica en cuencas menores de 10 km2, y que lo opuesto se encontró en cuencas de mayor área. El autor presume que la razón de esto último es debido a que existe salida de agua en las partes bajas de la cuenca, agua que se ha infiltrado en el bosque en las partes altas de la cuenca. El análisis de 134 cuencas sólo incluye escorrentía, porcentaje de cubierta forestal y la precipitación acaecida. Se encontró que el área mínima de una cuenca, en la cual el bosque tiene una influencia de un 10% sobre la precipitación, es cuando aquella es de 300-3,000 km2 (con una r = 0.33). Normalmente al incrementar la cubierta del bosque en un 50% se incrementa la precipitación en 150 mm y, en consecuencia la escorrentía. Comentarios.- En el trabajo no se establece el tipo de geología y las condiciones que hacen que no exista (o no) continuidad hídrica entre las cuencas y que esto no afecte los resultados obtenidos. Se carece de las condiciones en que se encuentra el agua subterránea, en particular en que parte del sistema de flujo está la cuenca considerada (zona de recarga, descarga o tránsito). El tipo de vegetación así como su edad, tamaño o especie, no se le da consideración, se desconoce que tipo de características tienen el suelo y subsuelo. Existen serias inconsistencias (o no se marca con claridad) cómo varios conceptos o valores de parámetros usados fueron calculados u obtenidos, así como por ejemplo cómo es posible extrapolar regionalmente cálculos de evapotranspiración a partir de valores que fueron determinados en lisimétros, tampoco se manifiesta el impacto correspondiente de hacerlo. No se indica si las estaciones de observación de la precipitación son las mismas en todos los casos. 20 Guillerme E, 1980. The influence of deforestation on groundwater in temperate zones: an historical perspective. Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins, pp. 75-79. Existen criterios establecidos en la literatura que se han considerado como escuela, dentro de las cuales se considera en este trabajo la Americana y la Suiza. La primera presume que el nivel del agua subterránea se colapsa como resultado de acciones de deforestación, mientras que la segunda presume que no existen cambios aunque se reemplace un bosque por pastizal. La evidencia se remite a la respuesta observada por unos 50 años, sin embargo, el autor estima que se necesitarán siglos para definir con claridad los cambios establecidos. En general, observaciones de los franceses coinciden con las de los americanos: los manantiales y los ríos se secan cuando se deforesta. Sin embargo, en Europa durante 1320-1460 la reforestación natural experimentada no dio como resultado la presencia de nuevos manantiales. El autor hace notar que al presente los niveles del agua subterránea en época de secas están más altos en varios ríos de Francia (Orleáns, Le Mans, Chalòns) que durante el Siglo Primero; otros ríos como los localizados en París muestran lo contrario: niveles más bajos que desde el tiempo de los Romanos. El autor distinguió cuatro razones por las cuales los niveles descienden por el efecto de la deforestación: i) la desecación de pantanos y marismas (100,000 km2 en Europa) así como la construcción y dragado de unos 40,000 km de canales navegables que permitió el drenado del agua subterránea; ii) la extracción de agua por medio de pozos que en Francia inició en 1780, que ocasionó descenso del nivel del agua subterránea; iii) desde los 1800’s las actividades de la población se aceleraron (urbanización, política social, higiene, desarrollo industrial) lo que precisa de mayor cantidad de agua. Por ejemplo, Paris consume 3X106 m3/día, de los cuales cerca de 4/5 son agua subterránea, consumo que implica algo así como la mitad de la lluvia (que cae en la cuenca?); iv) cambio climático, el período caliente y seco comenzó en los 1750’s y terminó en los 1950’s. Comentarios.- Es interesante observar que desde épocas de los 1700’s existía la concepción de que la cantidad principal de agua era provista por el interior de la tierra. Las consideraciones del autor son más acordes con el comportamiento general observado a través de un periodo largo de respuesta. Se marca, aunque no se hace explícito, que desde el punto de vista de los sistemas de flujo las acciones de drenado de ciénegas y canales de transporte fluvial produjeron el descenso de los niveles del agua subterránea lo cual a su vez produjo la desaparición de manantiales. Se hace implícito también que la deforestación pudiera no estar vinculada directamente con el abatimiento del nivel del agua subterránea. En el trabajo tampoco se clarifica la respuesta de los sitios en que los niveles del agua subterránea aparentemente ascendieron. 21 Gupta RK, 1980. Consequences of deforestation and overgrazing on the hydrological regime of some experimental basins in India. Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins, pp. 81-87. La perspectiva del efecto del cambio de la cubierta de bosques debe considerarse desde el inicio del tiempo, en el caso de India las consideraciones comenzaron desde hace unos 4,000 años con la llegada de grupos Arios. La capacidad de los sistemas biológicos ha sido ignorada y excedida produciendo un deterioro que ha tomado siglos y que se ha comprimido en años por el gran crecimiento de la población. Los fenómenos de erosión son un proceso natural que sólo se considera alarmante cuando se sobrepasa la formación de nuevos suelos y la fertilidad inherente declina. Se ha encontrado que suelos cubiertos por pasto y matorrales producen una pérdida del mismo y escorrentía insignificante, independientemente de la pendiente y tipo de suelo. El suelo desnudo tiene más erosión en especial al compararlo con suelos cubiertos por vegetación. Desde la perspectiva de escorrentía y pérdida de suelo, la tierra barbechada produce máximos que pueden clasificarse como mayores y de más peligro que el producido por pasto y matorrales. Trabajos realizados en los Himalayas y otras partes de India marcan que la tierra sujeta a un mayor tiempo de pastoreo produce más pérdida de suelo llegando hasta 2,340 kg/ha (27% de escorrentía ), mientras que los de menor pastoreo se tienen unos 780 kg/ha (19% de escorrentía ), y los suelos sin pastorear producen 390 kg/ha (11% de escorrentía ). Los resultados indican que no existe diferencia de la escorrentía observado para diferente tipo de vegetación, excepto cuando se tiene pasto, el cual permite de un 2 a un 36% de escorrentía , dependiendo del tipo de pasto. La escorrentía pico calculada en cuencas cubiertas con bosque (Shorea Robusta) es 10% más bajo que en aquellas con suelo agrícola; la pérdida de suelo puede ser un 38% menor. La velocidad de infiltración es mayor cuando se tiene hojarasca (y bosque) (260 mm/h) que con pastizal (120 mm/h) o tierras de cultivo (90 mm/h). La cantidad de humedad presente en el suelo (hasta 1.2 m de profundidad) permanece a un nivel mayor en zonas de bosque que en zona de pastizal. La evapotranspiración potencial de vegetación en estado juvenil muestra que la cantidad de agua consumida por gramo de materia seca producida es máxima para pinos comparada con todas las otras especies estudiadas. Comentarios.- El trabajo presenta datos importantes de la respuesta entre erosión y escorrentía, a mayor escorrentía la carga de material de erosión transportada aumenta. Sin embargo, no se establece el tipo de geología y las condiciones que hacen que no exista continuidad hídrica entre las cuencas y que esto no afecte los resultados obtenidos como la escorrentía. No se presentan las condiciones del agua subterránea, en particular en que parte del sistema de flujo está la cuenca considerada (zona de recarga, descarga o tránsito). No es posible distinguir con claridad el método usado para definir localmente los cálculos de evapotranspiración así como otras variables involucradas en el balance efectuado. 22 Haarhoff T, 1989. The effects of acid rain and forest die-back on groundwater- case studies in Bavaria, Germany (FRG). Atmospheric Deposition in Proceedings of the Baltimore Symposium, May 1989. Publication of the IAHS No. 179, pp. 229-235. Este proyecto se planeó a cinco años. El trabajo muestra resultados y sugerencias preliminares de un año donde se intenta: i) marcar conexión en secciones del ciclo del agua en áreas cubiertas por bosque, ii) establecer a largo plazo cambio en los procesos químicos del agua contaminada y iii) proponer posibles estrategias de manejo del agua y bosque para cuidar las fuentes de agua subterránea. El estudio plantea tomar en cuenta programas de: i) cartografía regional (en instalaciones forestales y de suelo, cartografía aérea), ii) cartografía en áreas específicas (clasificación del retroceso del bosque, investigación de las capas de suelo superiores y geología del subsuelo), iii) colecta de información (precipitación en áreas abiertas, incluyendo metales traza; precipitación en grupos y flujo de los troncos de los árboles; agua de filtración; agua subterránea; fuentes, y agua superficial y escorrentía). Se harán mediciones en áreas abiertas y puestos forestales en forma integrada, de acuerdo con los siguientes criterios: i) información de puntos específicos se transfiere a áreas mayores; ii) análisis de influencia en información colectada en áreas grandes, en áreas pequeñas. Se seleccionaron cuatro áreas pequeñas (415 km2) de varias regiones de Bavaria que cumplían con ciertos requisitos: i) uso de suelo únicamente forestal, sin fertilizantes; ii) retroceso o predicción del mismo en el bosque actual acompañando del adelgazamiento de los puestos forestales; iii) acuíferos en peligro debido a la baja capacidad de amortiguamiento del suelo y de los estratos de roca y iv) presencia de plantas proveedoras de agua en el área. La geología de las cuatro áreas difiere entre sí, por lo que la hidrología es también distinta aunque el uso forestal y el tipo de árboles es relativamente similar. Una de las cuatro áreas no presenta avenamiento superficial. Los resultados obtenidos a la fecha sólo permiten comparan dos áreas y confirmar que para establecer posibles cambios en la calidad del agua subterránea debido al incremento en la contaminación del aire es necesario estudiar más de cerca la zona no saturada bajo la zona de las raíces, así como hacer una cartografía integrada sobre los cambios en la superficie del terreno y en la vegetación. Para intentar disminuir el error en los balances de agua y otras variables debe de llevarse a cabo mediciones meteorológicas adicionales. Es probable que resultados después de cinco años de trabajo sean suficientes para generar pronósticos a largo plazo de la acidificación del agua. Comentarios.- Aunque faltan resultados de trabajos por desarrollar es factible comentar que al parecer la cubierta forestal no muestra una relación con la geología y con la escorrentía. Al parecer es este trabajo se plantea incorporar el agua subterránea, más aquí se marca con claridad que la realización de investigaciones de este tipo requieren de instrumentación eficiente y un tiempo sustancial de mediciones (cinco años). 23 Johnson D W, Susfalk S B, Gholz H L, Hanson P J, 2000. Simulated effects of temperature and precipitaction change in several forest ecosystems. Journal of Hydrology Vol. 235, pp. 183-204. Se dan los resultados de simular el cambio en temperatura y precipitación con el modelo de reciclado de nutrientes (NuCM) para varios ecosistemas forestales. Se eligieron seis lugares con varias especies, suelo, clima y estado del nitrógeno. Los objetivos fueron: i) explorar interacciones durante el proceso de reciclado de nutrientes en respuesta a cambios climáticos a largo plazo, ii) probar hipótesis específicas a las salidas de esas interacciones, iii) determinar si NuCM describe como los modelos de reciclado de nutrientes, que la temperatura es más importante que la precipitación en términos de productividad del bosque. Cambio en precipitación por cambio climático, induce cambio en la evapotranspiración, flujo de agua en el suelo y productividad en ecosistemas que estén limitados de agua. La evapotranspiración se calculó como potencial (Etp) con una fórmula empírica. El flujo del agua a través del sistema se simuló por las ecuaciones de continuidad, Darcy y Manning. El aumento o disminución de precipitación (± 33 %) e incremento de 4°C denotaron que cambios en la precipitación causaron cambios grandes y sin proporción en el flujo de agua en suelo debido a que los cambios en la ET eran igualmente pequeños. El incremento en la temperatura causó aumento en la ET y un reducido flujo de agua en suelo. Comentarios: La utilidad del modelo para definir los cambios en la ET con respecto a la inducción de mecanismos como el aumento en la taza de crecimiento del bosque o los procesos de reciclado de nutrientes esta limitada debido a la utilización de un modelo semi-empírico que únicamente considera los cambios por latitud y temperatura pero desprecia la influencia del tipo de vegetación y etapa de crecimiento y no incorpora otros flujos de entrada o salida de agua del suelo. 24 Lacey, G. C., y Grayson, R. B. 1998. Relating baseflow to catchment properties in south-eastern Australia. Journal of Hydrology Vol. 204, pp. 231-250. El escalamiento de problemas hidrológicos involucra el establecer parámetros adimensionales para el problema, de manera que la solución pueda ser aplicada a una amplia variedad de cuencas. La influencia sobre el índice de flujo base en 114 cuencas de Victoria Australia se examinó con un conjunto de agrupaciones geología-vegetación que se basaron en la geología y la comunidad de vegetación nativa de la cuenca incluyendo asimismo un conjunto de propiedades adimensionales de la cuenca como: topografía, índices climáticos, capacidad de recarga y transmisividad del acuífero y el suelo. Con base en la geología y clases de vegetación se hicieron 12 grupos de tipo de vegetación-geología, se consideró que estos grupos representan factores clave que afectan el comportamiento hidrológico en la cuenca, en particular respecto a la historia climática, capacidad de recarga y transmisividad. La relación entre cada uno de los grupos con respecto al índice de flujo base resultó altamente significativa, de acuerdo con un análisis de varianza realizado. Los valores más altos de índices de flujo base estuvieron asociados con la formación de suelos muy profundos y permeables que fueron caracterizados con base en indicadores de vegetación y geología por su potencialidad de poseer porosidad primaria alta o estar altamente fracturados. Comentarios.- Se aporta evidencia estadística de que geología y tipo de suelo son los factores que determinan el aporte de flujo base; sin embargo no se tomó en cuenta el esquema de funcionamiento hidrogeológico involucrado. Únicamente se tomaron características generales de fracturamiento y porosidad asociadas al tipo de roca y valores de capacidad de almacenamiento y conductividad hidráulica de los pozos localizados, para inferir cualitativamente si era más importante el aporte de agua del suelo o del acuífero. Los efectos de la escala, no son perceptibles por análisis de regresión y los efectos de historia climática, intemperismo, profundidad de suelo, capacidad de recarga y transmisividad están, al parecer, representados por la mayoría de los grupos vegetación-geología propuestos. Este trabajo es uno de los pocos que plantea la utilización de indicadores ambientales de las características físicas que predominan en el comportamiento hidrológico del flujo base. No obstante, se encuentran limitaciones en la interpretación de los resultados debido a que el análisis de relación entre las variables es puramente estadístico y descriptivo y no está referida a un marco de funcionamiento hidrogeológico, ya que esto último permitiría definir con mayor claridad la importancia de la interacción agua subterránea y flujo base. 25 Le Maitre DC y Versfeld DB, 1997. Forest evaporation models: relationships between stand grow and evaporation. Journal of Hydrology Vol. 193, pp. 240-257. El agua no puede continuar siendo ignorada en las campañas de aforestación de Sudáfrica ya que es una pieza clave de su éxito o fracaso. La evaporación aquí definida cómo la transpiración más la intercepción de bosques, es función de la estructura y características de las especies más que de su edad per se. Se necesitan estudios para saber cómo manejar los bosques permitiendo hacer un uso eficiente y efectivo del agua. Más aún, cualquier esfuerzo en la irrigación y el estudio del tipo de fertilización adecuado, resulta de nulo o de bajo beneficio si el agua es factor limitante. Se intentó hacer un modelo para estimar la evaporación con base en datos de escorrentía y precipitación, aunque estos últimos fueron de muy baja accesibilidad. El modelo no se pretende usar para predecir o determinar la evaporación para un año en particular sino y proyectar la evaporación promedio esperada en un área boscosa, por ejemplo, definir la reducción de la escorrentía incluyendo varias especies de cubierta de bosque. Usaron la técnica de regresión lineal estándar. Las relaciones entre la estructura del bosque, su crecimiento y evaporación se analizaron para determinar si la evaporación puede ser estimada con base en datos de estado de crecimiento. Este enfoque permite evaluar impactos potenciales de la aforestación en cuanto al régimen de agua. La base de este enfoque está en que el ritmo de crecimiento de los árboles es determinado por el agua asequible y está limitado por el potencial máximo de la planta de extraer agua. La evaporación es proporcional al área foliar la cual está relacionada con la biomasa. Estas relaciones se modelaron en un grupo de cuencas experimentales escogidas con base en su estado de aforestación e información de precipitación así como en lo asequible de datos de crecimiento y densidad de árboles plantados. Los datos de crecimiento de los árboles se obtuvieron tomando en cuenta el año en que fueron plantados, generándose un Índice de Sitio. Para estimar la evaporación se utilizó la precipitación menos escorrentía. El modelo se aplicó a las demás cuencas que tenían la misma vegetación. La evaporación fue mayor de la esperada en años húmedos y menor de la esperada en años secos, porque la escorrentía no resultó directamente proporcional a la precipitación. Comentarios.- El modelo incluye errores iniciales en la precipitación por el mínimo número de estaciones usadas. Además no toma en cuenta el almacenamiento de agua subterránea, regreso de humedad a la atmósfera del suelo y tipo de suelo. Estas limitaciones se reflejan en los cálculos realizados ya que es posible establecer que la evaporación de los eucaliptos es mayor a la que debería ser si se toma en cuenta sólo la lluvia que cae. Es decir, la aforestación con ciertas especies favorece la extracción de agua subterránea y por lo tanto la desecación del suelo. Esto implica que si se cortan dichos árboles será factible que se pueda volver a recuperar la escorrentía en una cuenca sólo hasta después de varios años. El modelo calcula la evaporación en forma conceptualmente errónea y los resultados de una escorrentía que no resultó directamente proporcional a la precipitación sugiere la importancia de las componentes de flujo subterráneo. 26 Mita P, 1980. The effect of forest on runoff generation. Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins, pp. 115-118. Varias áreas fueron estudiadas en Rumania con eventos de precipitación de 7-8 mm caracterizados por intensidades de 0.05 mm/min, estas condiciones generaron ausencia de escorrentía debido a la intercepción del dosel (2 mm) y retención de la hojarasca (5-6 mm). Sin embargo, precipitaciones intensas de 7-8 mm producen escorrentía en otras cuencas estudiadas. Se definió que con un déficit de humedad de 30-40 mm, si la precipitación excede de 40 mm, se tiene que un 40-60% de ésta será retenida. En otras palabras, en determinadas condiciones los 2-3 cm de hojarasca y el suelo retienen más de 2530 mm de la lluvia. Una cuenca desforestada bajo una lluvia de 100-160 mm produjo 14,550 y 11,300 l/s por km2; sin embargo, la misma lluvia sólo provocó 6,670 y 4,150 l/s por km2 en una cuenca forestada. Comentarios.- Aunque se define que ambas cuencas estudiadas son similares desde la perspectiva morfológica (pendientes- área de la cuenca), geológica y edafológica, y se calcula que a mayor deforestación mayor escorrentía. Se carece de datos sobre las condiciones que indiquen o cancelen la continuidad hídrica con esas cuencas y que esto no afecte los resultados obtenidos. No se presentan las condiciones del agua subterránea, en particular en que parte del sistema de flujo está la cuenca considerada (zona de recarga, descarga o tránsito). Como el título lo expresa los cálculos están dirigidos a definir la descarga bajo diferentes escenarios de precipitación, intensidad de la lluvia, así que no es posible distinguir con claridad el método usado para definir la importancia de otras variables involucradas. 27 Muñoz-Reinoso JC, 2001. Vegetation changes and groundwater abstraction in SW Doñana, Spain. Journal of Hydrology Vol. 242, pp. 197209. El área de trabajo se localiza en el sureste de España con 50,720 ha que incluyen tres sistemas morfogenéticos: estuario, litoral y eólico. Este parque nacional es uno de los más importantes en Europa por sus zonas inundadas, pantanos salinos y estanques, los cuales están en la ruta de aves migratorias y son zona de hibernación de aves acuáticas. Los ecosistemas, tanto terrestres como acuáticos, dependen en gran parte de la precipitación y descarga de flujo subterráneo. El agua es el factor controlador de las comunidades vegetales, donde las especies freatofitas son las más vulnerables a cambios de la presencia de agua. En los últimos 40 años la reserva ha estado sometida a alteraciones en el uso de suelo por plantaciones, agricultura de riego y urbanización que acompañan un proyecto de irrigación y un complejo turístico en la costa. El trabajo examina cambios en la vegetación de galería (freatofitas) y desaparición de lagunas en Doñana; formula que el proceso responsable del abatimiento del nivel freático es la extracción de agua subterránea (para el complejo turístico). Los resultados indican una evolución hacia vegetación xerófita a través de los últimos 30 años a consecuencia de menos agua asequible resultado de una extracción sin control del agua subterránea. Los efectos sentidos por el decremento de lluvia y por la transpiración por bosques de pino son sustanciales pero se estiman de menor importancia que la extracción. Comentarios.- En el trabajo no se establece la influencia particular del tipo de geología como tampoco se marcan espesores de las unidades geológicas involucradas que darían indicio de continuidad hídrica. No se incluyen características hidráulicas del sistema y tampoco se hace mención de las condiciones que permiten que exista o no continuidad hídrica entre las cuencas analizadas. Es de notar que el autor manifiesta la importancia de definir la relación de los humedales y sistema acuífero con las fluctuaciones de los niveles del agua subterránea e incorporar su conexión con los sistemas de flujo que influyen en el área considerada. El autor resalta que cualquier cálculo de transpiración de la vegetación incorpora vacíos importantes en el conocimiento del proceso. 28 Naef F, Scherrer S y Weiler M, 2002. A process based assessment of the potential to reduce flood runoff by land use change. Journal of Hydrology Vol. 267, pp. 74-79. Se evalúa el impacto en la escorrentía torrencial al cambiar el uso de tierra basándose en la distribución de los procesos de escorrentía dominantes. Entender estos procesos requiere entender la estructura y variabilidad de los fenómenos hidrológicos, para lo que se estudiaron pastizales en tres sitios dentro de la cuenca de Sulzbach, (8.4 km2) en Alemania Federal, en varios de ellos el nivel del agua subterránea está cerca de la superficie del terreno. Se evaluó las características de perfiles de suelo considerando conceptualmente textura, permeabilidad, capacidad de almacenamiento y posición con respecto al nivel freático. Adicionalmente, se hicieron pruebas con trazadores y aspersores para observar el comportamiento de la infiltración y generación de escorrentía. La información se utilizó junto con mapas de uso de suelo, topografía, tipo de suelo, geología y distribución de procesos de escorrentía dominantes. Se utilizaron cuatro diferentes procesos: flujo Hortoniano superficial (HOF) basado en el exceso de infiltración; flujo de saturación superficial (SOF); flujo subterráneo lateral dentro del suelo (SSF) y percolación profunda (DP) o recarga al agua subterránea. El conocimiento detallado de la distribución espacial de estos procesos permite una mejor comprensión de la generación de escorrentía y provee una herramienta para precisar la contribución de cada área bajo diferente condición de almacenamiento inicial y tipo de lluvia. El cambio en el uso del suelo debe afectar en forma significante su captura de agua para que exista una reducción significativa de la escorrentía torrencial. La respuesta al almacenamiento ante una precipitación intensa depende de la proporción del área donde los procesos de escorrentía particular se producen y su distribución espacial. Se determinó un modelo de precipitación-escorrentía para simular cada proceso en forma separada. El flujo subterráneo lateral se determinó mediante diferencia entre HOF y SOF. Se considera que los procesos de flujo subterráneo que ocurren en las capas profundas del suelo y en la roca pueden ser afectados por cambios en el uso de suelo, cambios que son efectivos para reducir inundaciones en especial en zonas con rápida e intensa generación de escorrentía. Comentarios.- El sistema de análisis de escorrentía, considera varios factores en su modelación en forma conceptual, lo cual implica que no se incorpora el funcionamiento físico correspondiente. Es evidente la importancia del agua subterránea recordando que en una zona de descarga los niveles freáticos están cerca del suelo, mas los trabajos de modelación reportados no incluyen el aporte de agua subterránea a la zona de estudio. 29 Neal C, Robson AJ, Bhardwaj CL, Conway T, Jeffery HA, Neal M, Ryland GP, Smith CJ y Walls J, 1993. Relationships between precipitation, stemflow and throughfall for a lowland beech plantation, Black Wood, Hampshire, southern England: findings on interception at a forest edge and the effects of storm damage. Journal of Hydrology Vol. 146, pp. 221-233. El cambio en políticas de agricultura de la Comunidad Económica Europea podrán resultar en reducción de producción de cereales en el sur y sureste de Inglaterra. Como resultado, algunas tierras de agricultura deberán ser transformadas en bosques productivos. Este cambio potencial en el uso de suelo puede afectar adversamente la calidad y cantidad de vapor de agua y agua subterránea en las nuevas plantaciones. En este trabajo se presentan resultados que describen la relación entre precipitación (lluvia más nieve) y precipitación neta en el bosque como antecedente a la aforestación con hayas en tierras bajas. La geología del área consiste en creta de edad Cretácica. El suelo del bosque está bien avenado, es delgado y rico en materia orgánica. Incluye precipitación anual, dirección del viento y temperatura media mensual. El flujo a través del tallo y aquel que llega al suelo da información indirecta de la variabilidad espacial de la precipitación. Las observaciones duraron dos años y se trató de relacionar la precipitación por encima del dosel con una red de colectores de flujo a través del tallo y la caída total del agua. La distribución espacial de la precipitación se vuelve entonces irregular debido a áreas protegidas y puntos de goteo. Se determinó entonces que el agua que escurre por el tronco constituye el 5% de la precipitación total y varía según la estación del año. La intercepción de entre 14 y 16% es dispersa a lo largo del año. En este trabajo se resalta la necesidad de un diseño experimental adecuado y el uso de colectores estandarizados. Se observó diferencia espacial para la precipitación total entre tormentas individuales e incluso durante un mismo evento, inclusive a una escala de 200x200 m2. Se requiere de datos confiables de la precipitación, los que se han obtenido últimamente por la medida de la pérdida por intercepción, del depósito oculto y del almacenamiento en el dosel, además de la precipitación neta. Se resalta también la necesidad del estudio de los procesos que involucran la transferencia del agua de la atmósfera al suelo. El efecto del límite del bosque parece estar confinado a menos de 20 m de la orilla, siendo sólo significativo en plantaciones de menor tamaño. Se encontró que la pérdida por intercepción es aproximadamente la misma en árboles con o sin hojas, siendo estos porcentajes comparables con los calculados para las hayas. Parece que las variaciones en la pérdida de intercepción están relacionadas con la estructura del dosel más que con el tipo de árbol y su disminución puede ser compensada parcialmente por el aumento de la rugosidad. Comentarios.- El artículo se enfoca en medir la precipitación, no toma en cuenta el agua subterránea. Resaltan dos aspectos de gran interés: i) la necesidad de un diseño experimental adecuado y usar colectores de precipitación estandarizados y ii) se observó a una escala de 200x200 m2 una diferencia espacial de la precipitación total entre tormentas individuales y durante un mismo evento. 30 Nichols, DS y Very ES, 2001. Stream flow and ground water recharge from small forested watersheds in north central Minnesota. Journal of Hydrology Vol. 245, pp. 89-103. En la mayoría de los estudios de balance hídrico llevados a cabo el componente del balance que comúnmente se desprecia, o es poco definido, es el movimiento sub-superficial de agua por infiltración hasta el nivel freático o recarga. El cálculo que en ocasiones justifica los resultados es aquel hecho en cuencas con acuíferos delgados localizados sobre una roca impermeable lo que garantiza que no existe entrada vertical, de fuera de la cuenca, al acuífero subyacente. Sin embargo, en terrenos de gran espesor, el movimiento de flujo sub-superficial con componentes verticales hacia abajo y hacia arriba puede ser substancial. Desde 1960 se realizaron mediciones de parámetros hidrológicos midiendo flujo superficial, precipitación, niveles de agua en cada pantano o cuerpo de agua, humedad del suelo, elevación del nivel de agua subterránea (medida en pozos de observación). A partir de la variación mensual de niveles de agua subterránea en un periodo de medición de 38 años, se caracterizó la recarga de la cuenca en términos del tiempo relativo (como filtración efectiva) que tarda la precipitación en alcanzar el nivel freático a partir de los episodios de lluvias de primavera y derretimiento de nieve, hasta que la recarga se detiene en el periodo invernal por congelamiento de canales y cuerpos de agua. Se infiere que en invierno las tazas de disminución del nivel de agua son mayores debido a que los gradientes a los puntos de descarga fueron más agudos y las tazas de descarga fueron más grandes. Se estimó la recarga de agua subterránea en la vecindad de cada pozo mediante un análisis de correlación entre la taza de declinación del nivel freático (condiciones sin recarga) y la elevación del nivel en invierno. El artículo intenta describir una zona de recarga con flujos someros de naturaleza ácida, en pantanos ácidos y pobres en nutrientes, los cuales se considera que se encuentran colgados varios metros (no se indica cuántos) por encima del sistema de flujo regional rico en carbonatos. Usan el balance hidrológico como indicador del valor de la recarga obtenido. Comentarios.- Se indica el tipo de especies arbóreas presentes en el área de estudio, mas no se usan para medir la evapotranspiración. Esta última se define por métodos alternativos que se consideran inadecuados para definir un balance. Adicionalmente, no se presenta información que ratifique el balance o cálculos de recarga o de la evapotranspiración, como tampoco se presentan datos sobre las condiciones que indiquen, o cancelen, la existencia de continuidad hídrica del acuífero analizado con el flujo regional referido en el texto del trabajo. En consecuencia, no se presentan claramente las condiciones del agua subterránea, en particular en que parte del sistema de flujo se encuentra el área considerada (zona de recarga, descarga o tránsito). Se indica que las características de las aguas someras son de tipo ácido y que las regionales son carbonatadas, lo que parece sugerir influencia del agua profunda en los niveles someros. 31 Pérez VA y Ortiz PMA, 2002. Cambio en la cubierta vegetal y vulnerabilidad a la inundación en el curso bajo del Río Papaloapan, Veracruz. Investigaciones Geográficas, Boletín del Instituto de Geografía, UNAM. Núm. 48, pp. 90-105. Se determinaron causas explicativas conceptuales sobre la presencia de inundaciones con mayor frecuencia en las últimas décadas. Se compiló datos hidrométricos de 1947 a 1996 de boletines de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, de la CNA y del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua. Los datos de precipitación se seleccionaron para sub-cuencas donde los caudales máximos de escorrentía presentaron una tendencia al incremento. La transformación de la cubierta vegetal y las características de la pendiente del terreno acarrean importantes consecuencias en la concentración de la escorrentía y en el desarrollo de procesos de inundación. El análisis de las modificaciones a la cobertura del suelo se realizó con base en un SIG a fin de identificar las sub-cuencas y los rangos de pendientes en los cuales se presentó mayor deforestación. Las modificaciones de la cubierta vegetal se examinaron a través de imágenes de satélite, cartografía de uso de suelo y vegetación existente con verificación de campo. Se concluye que las modificaciones de la cubierta vegetal original incrementan la escorrentía en el curso bajo del río Papaloapan. Las sub-cuencas que presentan pendientes bajas son más susceptibles a sufrir cambios en la cubierta vegetal. Esto se debe a que las pendientes menores de 6° están totalmente transformadas al uso agropecuario. Hay que tomar en cuenta que la posición de sub-cuencas afecta el grado de escorrentía y por lo tanto no se tendrá el mismo efecto en aquellas cuencas que tienen una presa que en aquellas que no la tienen. Comentarios.- Es un trabajo que cubre una gran región donde el marco geológico es bastante heterogéneo y que por tanto representa un reto en sí manejar e incluir en el análisis. Lo mismo sucede con la inclusión en el análisis de las zonas de recarga y descarga y los efectos en la escorrentía como flujo base. 32 Plamondon AP y Oullet DC, 1980. Partial clear-cutting and stream flow regime of ruisseau des Eaux-Volées experimental basin (Quebec). Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins, pp. 115-118. Los resultados de un estudio por siete años se calibraron para una cuenca localizada entre 560 y 1,000 m de altura, donde desde 1968 se realizó una tala progresiva de diferentes tipos de árbol reduciendo en 31% la cubierta vegetal. La relación observada entre precipitación (P) y escorrentía (Q) fue paralela en las seis estaciones de aforo construidas, lo que indica que el efecto de la tala no se refleja en la escorrentía. En general la relación acumulativa para Q/P es similar antes y después de la tala. Las acciones de deforestación no se manifestaron con un efecto significativo en la escorrentía medida. Comentarios.- En el trabajo no se presentan datos sobre las condiciones que indiquen o cancelen la existencia de continuidad hídrica (entrada o salida de agua subterráneamente) entre las cuencas analizadas y que esto no afecte los resultados obtenidos. No se presentan las condiciones del agua subterránea, en particular falta definir en que parte del sistema de flujo (zona de recarga, descarga o tránsito) está la cuenca considerada. Como el título lo expresa, el trabajo y los cálculos están dirigidos a definir la escorrentía bajo diferente cambio de cubierta vegetal. 33 Sands PJ, Rawlins W y Battaglia M, 1999. Use of a simple plantation productivity model to study the profitability of irrigated Eucalyptus globulus. Ecollogical Modelling Vol. 117 (1), pp. 125-141. Se usó el modelo de productividad PROMOD para examinar la producción que generaría plantar Eucalyptus globulus en una cuenca de New South Wales, Australia. Los objetivos buscaron resultados sobre: i) aumentar la cobertura de eucalipto para generar mayor captura de CO2, ii) incrementar o diversificar el ingreso alternativo a la siembra de arroz, iii) poner a prueba diferentes estrategias de irrigación, y iv) evaluar si mediante esta plantación es posible reducir el proceso de salinidad en suelos por ascenso del nivel freático. Las condiciones del área son una lluvia promedio anual de 385 mm con 1,765 mm de evaporación potencial anual, un alto déficit de presión de vapor y poca agua en el suelo. El Eucalyptus globulus tiene una velocidad anual de crecimiento en su fase inicial de 25 m3/ha, taza que se ha visto se incrementa a 36-46 m3/ha después de 6 años de edad. Anualmente se aplican al arroz 13 Ml/ha de agua mientras que para los árboles es de 7-10 Ml/ha, requiriéndose 4 ó 5 aplicaciones. Se consideró que no existía déficit de nutrientes y que cuando los suelos eran poco profundos se requería aplicar agua en cantidades más pequeñas y en forma frecuente. Se supone que los árboles no tienen acceso al nivel freático, y que su única fuente de agua es la irrigación y la precipitación. El modelo no toma en cuenta la salinidad del suelo. El PROMOD predice el índice del área de la hoja, producción anual de biomasa y el uso del agua. Encuentra el máximo nivel de irrigación media anual después del cierre del follaje. Requiere datos de latitud del sitio, y factores del clima y del suelo. El modelo usa para el suelo su agua asequible, posibilidad de saturación y fertilidad. También usa relaciones empíricas para el índice del área de la hoja, producción fotosintética del follaje, relaciones para el uso eficiente del agua, evapotranspiración y respiración, y la relación de partición de biomasa entre ramas y madera. La modelación de la componente suelo-agua y almacenamiento de agua en el suelo se hizo usando un simple de balance de agua diario tomando en cuenta la aplicación diaria total (por irrigación y precipitación) y la evapotranspiración real. Se determinó que la productividad máxima anual podría llegar a ser de 42 m3/ha con una irrigación anual de ≥12 Ml/ha, sólo cuando se lleven a cabo aplicaciones semanales correspondientes con las de la evaporación. Este régimen de irrigación de alta frecuencia es competitivo con la agricultura ya que generaría $640 AU/ha y con una rotación después de 20 años. Comentarios.- El trabajo considera erróneamente que irrigar con grandes cantidades no producirá filtraciones que subirán el nivel freático, sólo se supone que el agua de riego ayudará al lavado de sales. El modelo permite lograr algunos indicadores respecto a la productividad de madera y compararla con otros usos alternativos del agua, por ejemplo, el arroz. Sin embargo, no es un modelo hidrológico en si, o hidrogeológico, que permita definir el funcionamiento del sistema hídrico (incluyendo aportes por precipitación y riego) y su respuesta como lo es el abatimiento del nivel freático o la reducción de la salinidad en el suelo. 34 Scott, D. F. 2000. Soil wettability in forested catchments in South Africa; as measured by different methods and as affected by vegetation cover and soil characteristics. Journal of Hydrology Vol. 29, pp. 87-104. Se estudió en laboratorio la capacidad de retención de humedad en el suelo en función del tipo de vegetación predominante. Comúnmente se asocia la repelencia al agua con tipos específicos de vegetación. Las incógnitas fueron las propiedades del suelo (textura, contenido de materia orgánica, taza de infiltración, tensión superficial crítica, equilibrio de elevación capilar) en suelos asociados con tipos de vegetación diferente. Se encontró que suelos asociados a eucaliptos son más repelentes, seguidos por aquellos de especies de acacias, bosque nativo y pinos. Los suelos asociados a vegetación inducida como pastos, estos presentaron baja repelencia al agua, lo cual se atribuyó a una nula cantidad de mantillo acumulado respecto al que presentaron los bosques maderables, menos expuestos a incendios periódicos. Comentarios.- Los resultados sugieren que la relación entre la capacidad de retención de agua en el suelo y el tipo de vegetación depende del grado de hidrofobicidad de sustancias orgánicas presentes en el mantillo, no se observaron relaciones aparentes entre características del suelo como la textura. En este sentido, es de suma importancia para la determinación del proceso de recarga, las variaciones en la retención de la humedad en suelo por el tipo de cobertura vegetal asociado se debe considerar en función de observaciones del cambio en las características del mantillo, i e, bosques con respecto a pastos. 35 Wade AJ, Neal C, Solsby C, Langan SJ y Smart RP, 2001. On modelling the effects of afforestation on acidification in heterogeneous catchments at different spatial and temporal scales. Journal of Hydrology 250, pp. 149-169. Este trabajo investiga el potencial del uso de varios modelos junto con una base de datos espacial y temporal para formar una estructura de modelado apropiada para investigar y manejar cuencas relativamente grandes (>1,000 km2). Se basa en integrar los modelos llamados End Member Mixing Analysis (EMMA) y el Model of Acidification of Groundwater in Catchments (MAGIC) en un sistema de información geográfica para describir con datos espaciales las características químicas de una cuenca. Toda la información se integra mediante la red de unidad funcional (FUN, Functional Unit Network) para predecir cambios en la alcalinidad de Gran por posible uso futuro del uso futuro del suelo o depósitos atmosféricos en la cuenca del Río Dee, Escocia. Se realizó una campaña de muestreo de agua superficial durante un año para determinar su calidad. Se explicó las variaciones diarias en la zona alta del suelo por la mezcla de dos miembros extremos de agua provenientes uno de la superficie y otro de agua subterránea. El resultado de estos modelos es que la disminución de SO4 y un constante depósito de NO3, junto con la aforestación de baja intensidad del pino Scots (nativo del área) no contribuyen en forma significativa a la acidificación del agua del río. El follaje de las coníferas usualmente aumenta el filtrado y depósito de materia ácida de la atmósfera, lo que puede causar acidificación del agua de los arroyos. La cuenca se divide en dos regiones con elevaciones de 300 m hasta 1,000 m, y representada por una variación en la vegetación; las partes bajas se utilizan para pastizales, las altas con bosque. El suelo es en su mayoría ácido debido a la roca madre. Durante el desarrollo del bosque existe toma de cationes y agua del suelo. En la misma forma, el follaje de las coníferas generalmente aumenta la carga de depósitos ácidos filtrados a partir de la atmósfera. Comentarios.- Este trabajo toma en cuenta el aspecto espacial de identificación de la cuenca analizada. Dependiendo de las características de la cuenca y la química del agua se considera que se producen ciertos procesos hidrológicos y biogeoquímicos. Estos procesos se toman como una respuesta combinada y que es analizada por los modelos. Sin embargo, no se toma en cuenta el espesor del suelo ni la estructura geológica presente, como tampoco incorporan un análisis hidrogeoquímico detallado para definir el comportamiento postulado de los compuestos utilizados. 36 Zierl B, 2001. A water balance model to simulate drought in forested ecosystems an its application to the entire forested area of Switzerland. Journal of Hydrology Vol. 242, pp. 115-136. En este trabajo se aplica el modelo denominado WAWAHAMO para predecir en forma diaria, entre otras, el contenido de humedad en suelo, la transpiración, la evaporación, la intercepción, la cobertura nevada y la escorrentía. Para esto, se incluyeron modelos de evaporación, transpiración, resistencia estomática, modelos para determinar procesos fenológicos y balance de radiación. El trabajo concluye que la ocurrencia de sequía en ecosistemas forestales es controlada principalmente por condiciones climáticas; sin embargo, si el agua asequible es reducida por condiciones climáticas, la vegetación y las propiedades del suelo juegan un papel sustancial disparando la ocurrencia de sequía. Comentarios.- Los trabajos si bien incluyen un modelo con datos suficientes para manejar aspectos regionales, se descuida las componentes de evaporación y de transpiración, las cuales son determinas a través de fórmulas empíricas. El flujo base (con todas sus componentes) en la escorrentía, y los flujos de entrada y salida de las sub-cuencas consideradas, requieren ser definidas para validar el modelo usado y su correspondencia con el prototipo. 37 CONCLUSIONES Interacción lluvia-escorrentía En los trabajos asequibles revisados se analiza la relación que existe entre lluvia y escorrentía cuando existen cambios en el tipo de cubierta vegetal. Se muestra en general que para una misma cantidad de lluvia en particular, el bosque retiene hasta un 40% de la precipitación, reduciendo la escorrentía en forma proporcional; comparativamente la cubierta que permite una mayor escorrentía es la de pastizal, y la que más respuesta de escorrentía permite es la de suelo desnudo. Respecto a la respuesta comparativa de escorrentía que este último suelo producirá dependerá a su vez del manejo que se dé al suelo, el suelo bajo uso de pastoreo producirá más escorrentía que el suelo agrícola y en este sentido el que menos cantidad de escorrentía producirá será el barbechado. Atendiendo a lo arriba indicado, la producción de sedimentos que la escorrentía llevará será completamente directa. Esto es, para una lluvia dada y en cuencas donde las condiciones geológicas y de pendiente sean iguales, la cubierta vegetal que menos sedimentos producirá será la de bosque y la que más aporte de material sedimentario llevará será la de suelo barbechado. Sin embargo, se encontraron modelos que evalúan el impacto hidrológico por cambio en las condiciones superficiales y marcan una relación cuantitativa variable entre diferentes tipos de cubierta vegetal y escorrentía. Modelos que pueden ser usados en condiciones climáticas y topográficas disímiles. Es de anotar que la interpretación de los resultados hecha por los autores se refiere únicamente al impacto del cambio de vegetación en el flujo superficial, pero existen dudas conceptuales sobre su capacidad de incorporar infiltración profunda, tanto de entrada como de salida de la cuenca de interés analizada. Esto condiciona su utilidad en casos que se requiera conocer el impacto de cambios en la vegetación respecto a la recarga de flujos regionales de agua subterránea. Influencia de cobertura vegetal en la lluvia-escorrentía La bibliografía consultada no marca la relación deseada entre la extensión que ocupa el bosque y su influencia sobre la cantidad de lluvia que ahí se precipita. Ciertos estudios más bien consideran, sin fundamentos sólidos, que la presencia de escorrentía es un indicador de la relación lluvia-bosque, otros lo juzgan desde el punto de vista de la presencia de manantiales. Por ejemplo, algunos autores marcan la necesidad de ver el fenómeno como la respuesta a tiempo largo y de influencia regional, esto es más allá de la delimitación de un parte-aguas (cuenca superficial) en particular. A esto se debe agregar que la precipitación requiere para su determinación de un mayor interés debido a que se ha observado que ésta varía en el espacio, incluso en zonas de reducido tamaño (200x200 m2) se detectó una diferencia espacial para la precipitación total, entre tormentas individuales e incluso durante un mismo evento. 38 Aporte de agua subterránea al flujo base de ríos Un aspecto que fue común denominador en todas las publicaciones encontradas es la observación, en su gran mayoría, de parámetros superficiales, donde no se involucra en forma cuantitativa tanto la recarga al agua subterránea como el aporte de esta agua al flujo base de los ríos involucrados. En general, no se toma en cuenta el funcionamiento hidrogeológico del agua subterránea, lo que pudiera, de otra manera, explicar muchas de las interrogantes respecto al flujo base y otras que a menudo se reconocieron en los trabajos consultados. Es evidente la falta de incorporar la fenomenología del agua subterránea así como de su posible influencia en la respuesta de una cuenca dada por el tipo particular de geología, donde se incorpore la clase de roca o material geológico y espesor de las unidades involucradas. Se debe reportar que existe una ausencia de datos que caractericen hidráulicamente (porosidad, coeficiente de almacenamiento, conductividad hidráulica) el sistema analizado. Desde el punto de vista hídrico es de apuntar que tampoco se hace mención de las condiciones que permitan que exista, o no, continuidad hídrica con (sub-)cuencas vecinas. En suma, los trabajos no incorporan las condiciones particulares del agua subterránea como cuál es la parte del sistema de flujo que influye en la cuenca considerada, específicamente si la cuenca analizada se localiza en una zona de recarga, tránsito o descarga. La cuenca como límite hidrológico y su conexión hidráulica subterránea Es de gran importancia conocer dónde se encuentra una cuenca dentro del marco de los sistemas de flujo pues la reacción por alteraciones en el uso del suelo variarán inmensamente si la cuenca está localizada en una zona de recarga, tránsito o descarga de agua subterránea y más aún si existe comunicación hídrica extra-cuenca. En este sentido, la utilidad de los resultados de mediciones directas puede verse limitada al no tener en consideración la ubicación relativa de la cuenca respecto a zonas de recarga-descarga de flujos locales o regionales. Lo anterior se hace evidente al citar los tres casos contrastantes siguientes: i).- la respuesta observada en el área baja del río Murray, entre los estados de Victoria y Australia del Sur donde en principio se pensó que cortar los eucaliptos hacia llover más porque simplemente aumentó la escorrentía y los niveles del agua subterránea ascendieron vertiginosamente. Sin embargo, lo que sucedió en realidad fue que los eucaliptos estaban localizados en una zona de descarga, al ser estos talados, el consumo de agua subterránea que implicaba su presencia se vio reducido. En otras palabras, la extracción que hacían los eucaliptos controlaba el volumen de descarga de agua subterránea, al eliminarse los primeros, el caudal de la segunda se vio en aumento. Desde otra perspectiva, la aforestación con ciertas especies favorece la extracción de agua subterránea y por lo tanto la desecación del suelo; esto implica que si se talan dichos árboles será factible que se pueda volver a recuperar la escorrentía en una cuenca, aunque el tiempo de respuesta deberá definirse con claridad. 39 ii).- El llevar a cabo una acción de deforestación en una zona tránsito no produce cambios en el agua subterránea aunque se reemplace un bosque por pastizal. Esto fue posiblemente lo sucedido en Suiza, aunque la evidencia se remite a la respuesta observada por unos 50 años, y se estima que se necesitarán posiblemente siglos para definir con claridad la respuesta que produjeron los cambios establecidos. iii) en general observaciones de estadounidenses parecen coincidir con las de franceses que afirman que los manantiales y los ríos se secan cuando se deforesta. Sin embargo, las observaciones no involucraron la cuenca completa, por lo que se exhibe sólo una parte de los procesos que ocurren. Esto es, se debe recordar que en Europa la reforestación natural experimentada durante 1320-1460 no dio como resultado la presencia de nuevos manantiales. Además, se estima que los niveles del agua subterránea descienden por el efecto de la deforestación ocurrida por cambios realizados en zonas de descarga (dragado) que permitieron que el agua almacenada fluyera hacia el mar, a esto se le debe sumar la extracción de agua por medio de pozos efectuada desde 1870 y efectos del cambio climático. Es importante hacer énfasis de la necesidad de hacer explícita la respuesta del nivel del agua subterránea a cualquier cambio en la cubierta del suelo, a fin de conocer la respuesta integral del sistema analizado. Interacción vegetación-suelo-atmósfera en procesos hidrológicos Un aspecto preponderante en varios de los trabajos consultados fue la falta de integración de la respuesta al sistema hídrico como consecuencia de: i) tipo de vegetación (edad, tamaño, especie), ii) características del suelo y subsuelo (porosidad, textura, características químicas), iii) la duración e intensidad de la lluvia (pequeñas cantidades de lluvia en el tiempo producirán poca cantidad de sedimentos). Respecto a la vegetación, su comportamiento en el sistema requiere del conocimiento de la cantidad de agua de lluvia que intercepta antes de que ésta llegue al suelo, así como de definir el caudal de agua que consume en su proceso de transpiración. Sin embargo, la transpiración comúnmente no se mide en forma directa, se estima por medio de formulas empíricas, las cuales aunque tratan de incorporar un número de factores como la temperatura ambiental, la latitud, la humedad, entre otras, no definen el proceso físico que lleva el agua del suelo a la atmósfera, vía la planta y lo qué esta consume en sus funciones fisiológicas. Por lo tanto, mientras los métodos que intenten definir esta variable no involucren el fenómeno físico para la especie vegetal, su edad, tamaño y evolución temporal o taza de crecimiento y regeneración, los resultados obtenidos no deberán considerarse de carácter resolutivo. En este sentido, tampoco se recomienda extrapolar regionalmente cálculos del parámetro obtenido a partir de valores que fueron determinados en lisimétros, o por medio de mediciones directas, a menos que se definan las implicaciones por hacerlo. En suma, si bien se hacen cálculos múltiples para definir la evapotranspiración (o la recarga) es necesario que se 40 presente información que ratifique los cálculos por un método alternativo, esto es, se requiere validar el modelo usado y su correspondencia con el prototipo. Las características del suelo y subsuelo (cantidad de materia orgánica, porosidad, textura, características químicas), afectarán la composición química del agua de escorrentía; sin embargo, normalmente no han sido evaluadas con la rigurosidad hidrogeoquímica necesaria para definir los controles particulares y tipo de calidad de agua que se esperaría. Controles que pueden permitir el posible control de la calidad asequible. Esto tiene que ver con la definición de los controles geológicos y químicos de la calidad del agua de cada uno de los sistemas de flujo presentes en una región particular así como con la influencia del agua profunda y su mezcla con agua de niveles someros. Respecto a la duración e intensidad de la lluvia, pocos trabajos abordan lo importante de estos aspectos como lo manifiestan los modelos utilizados. Esto es, se aplican comúnmente modelos con cálculos mensuales para las variables involucradas independientemente de la entrada en campo. Por ejemplo, en el caso de una precipitación mensual de 150 mm (manteniendo constantes otras variables), es evidente que la respuesta del sistema natural diferirá si esa lluvia acaece en un par de días (caso común en zonas áridas) que si se precipitan 5 mm por día (caso de zonas templadas). Así será contrastante la respuesta producida en el poder erosivo de la escorrentía generada, esto se reflejará directamente en la cantidad de sedimento a transportar o la cantidad de agua que se recarga. Se estima que la filosofía de acción se dirige hacia la definición de cuál es la variable que predomina en el cambio del proceso hidrológico estudiado, y la extrapolación de resultados a escala menor (mayor extensión de terreno) o de mayor escala de tiempo. Esto, de acuerdo a los trabajos consultados, no muestra la misma correlación que a escala mayor (cuencas pequeñas bien instrumentadas) y con datos a menor escala de tiempo de los procesos hidrológicos observados. Se considera que esto es debido a que los procesos predominantes pueden no ser la variabilidad del suelo o la lluvia o la cobertura vegetal, o el marco hidrogeológico (especialmente en cuencas con baja permeabilidad), sino la relación entre las variables en un tiempo dado en que existe un arreglo particular de ellas, lo que sugiere la necesidad de seleccionar los procesos que pueden ser determinantes a la escala de espacio o tiempo requerida Incidencia económica Los aspectos económicos no fueron un objetivo particular del trabajo desarrollado, no obstante las conclusiones de los trabajos consultados implican que el conocimiento de los procesos llevados a cabo por la vegetación permite tener algunos indicadores respecto a la productividad de madera, la que en casos se compara favorablemente con respecto a otros productos agrícolas. Esto le da un uso alternativo más eficiente al agua usada desde el punto de vista económico. Por ejemplo, en Nueva Gales del Sur (Australia) se encontró que el cultivo de eucalipto puede ser más favorable por su producción de madera que el cultivo de 41 arroz. Otros dos aspectos que se consideran positivos con el cultivo de los eucaliptos son la captura de CO2 y la reducción del nivel freático para controlar el contenido de sales en el suelo. El agua subterránea y los procesos hidrológicos superficiales Las implicaciones de suponer, en el mejor de los casos, un marco simple de referencia para el agua subterránea, o su virtual inexistencia, ha llevado a una serie de toma de decisiones que ocasionan problemas ambientales graves. Por ejemplo, el desconocer la presencia del agua subterránea ha implicado aplicar laminas de riego en exceso para eliminar la salinidad del suelo. El origen de la salinidad es en muchos casos debido a que la evaporación del agua deja sales depositadas, el aplicar agua en forma adicional si bien lava el suelo, también aumenta el caudal de agua filtrada al subsuelo lo que conlleva a una elevación (adicional) del nivel freático lo que crea un problema mayor de salinidad. A forma de recomendación La realización de investigaciones que incorporen al agua subterránea en una dinámica acorde con el funcionamiento de campo (prototipo) es altamente recomendable, ya que de acuerdo con lo observado en los estudios revisados, se consideran imprescindibles, y además se estima que son de bajo costo relativo, si se comparan con las implicaciones ambientales y sociales de una decisión precipitada. Sin embargo, requieren de la implementación de una instrumentación eficiente y de un tiempo adecuado de medición del orden de tres a diez años. La utilidad de poseer un marco integrador adecuado, puede redundar en la adecuada definición de: i) los beneficiarios por recarga al agua subterránea, ii) los beneficiarios de mantener o cambiar un tipo de uso de suelo particular, iii) los beneficiarios por el manejo hídrico particular de una sub-región del país. Lo anterior espera a ser determinado con claridad antes de ejercer cualquier tipo de acción administrativa. La utilización de indicadores ambientales de las características físicas que predominan respecto al comportamiento hidrológico de variables como el flujo de escorrentía o el caudal y control sobre la recarga, en el marco del funcionamiento de los sistemas de flujo, permite establecer con mayor claridad la importancia de la interacción agua subterránea–escorrentía, de manera que se puedan notar los efectos de la precipitación y de cambios en la cubierta vegetal en relación con las variaciones en la retención de la humedad en suelo, los procesos de infiltración al acuífero, aumento en el volumen de escorrentía, o procesos de sedimentación asociados. Asimismo, debe resaltarse que la utilización de modelos matemáticos para estimar las relaciones entre los parámetros y variables hidrológicas involucradas, debe considerar la 42 incertidumbre que existe en los métodos de observación y medición (campo) de manera tal que si se reconoce la carencia de información directa, su importancia sea referida a un modelo conceptual apegado a la realidad, modelo que por definición debe ser simple, y no el más simple. 43 SIERRA GORDA, QUERÉTARO Parte de los objetivos del proyecto implicaron la aplicación en el área de Sierra Gorda de Querétaro de los conceptos encontrados en la revisión bibliográfica respecto a cambios en la recarga al agua subterránea en lugares donde se haya realizado alteraciones en la cobertura vegetal, en particular de los bosques (naturales) existentes. Los resultados de la revisión mostraron que usualmente no se incorpora al agua subterránea en los análisis realizados sobre bosque, precipitación y escorrentía, por lo que no fue posible aplicar en el área de interés los conocimientos mostrados en las citas bibliográficas consultadas. A continuación se presenta un análisis de la información que fue posible incorporar en el marco del tipo de datos asequibles en el área. Las actividades de recopilación de información, incluyeron la búsqueda de imágenes de satélite, bases de datos de características físicas, y cartas del área de estudio, específicamente se adquirieron: • • • • • • • 3 imágenes de satélite Landsat de fechas abril y mayo del 2000 cartografía digital de curvas de nivel correspondiente a las hojas F14-7, F148 y F14-11 de las cartas topográficas de INEGI a escala 1:250,000 cartografía digital de vías de comunicación correspondiente a las hojas F147, F14-8 y F14-11 de las cartas topográficas de INEGI a escala 1:250,000 cartografía digital de rasgos hidrográficos de línea y cuerpos de agua, hojas F14-7, F14-8 y F14-11 de cartas topográficas INEGI a escala 1:250,000 cartografía digital de localidades y zonas urbanas de las hojas F14-7, F14-8 y F14-11 de las cartas topográficas de INEGI a escala 1:250,000 cartografía digital del Inventario Nacional Forestal 2000, de la SEMARNAT a escala 1:250,000 cartografía digital de los límites del área de Sierra Gorda, mapa de Regiones Terrestres Prioritarias para la Conservación, CONABIO, a escala 1:250,000 Los mapas 1, 2, 3, 4, 5 y 6 que se realizaron incluyen localización, compuesto de color de la imagen de satélite, hidrografía, curvas de nivel, uso del suelo, y vías de comunicación y localidades, respectivamente. A la cartografía digital se le aplicaron varios procesos de corte para ajustarla a la extensión del área de estudio y posteriormente de pegado de las cartas individuales para conformar un solo mapa. Las imágenes de satélite fueron primero corregidas geométricamente empleando puntos de control terrestre derivados de las cartas topográficas impresas 1:50,000 de INEGI. Posteriormente se formó un mosaico de tres escenas y se elaboró un compuesto de color RGB de las bandas 4, 5 y 3. Considerando los tiempos programados para el desarrollo de las actividades del presente proyecto, el tipo de datos asequibles así como los resultados de la búsqueda bibliográfica se decidió realizar un análisis del potencial de deforestación debido a que este insumo determina claramente aquellas zonas que 44 pueden presentar mayores riesgos de a presentar cambios en su cobertura vegetal y por tanto a la escorrentía, filtración al agua subterránea (recarga). Potencial de deforestación La elaboración de un mapa de potencial de deforestación requiere de tres pasos: 1. La especificación del modelo de potencial de deforestación 2. La preparación de la información necesaria de acuerdo con el modelo 3. El uso de un sistema de información geográfica para manejar dicha información. A continuación se describen las características de estos tres pasos aplicados a la elaboración de un mapa de potencial de deforestación para la Sierra Gorda, en su porción dentro del Estado de Querétaro. Especificación del Modelo de Potencial de Deforestación Es necesario que la modelación de este fenómeno inicie con un modelo general, para después detallar cada una de sus partes. El modelo general propuesto se basa en dos aspectos: • • Los factores regionales que promueven la deforestación Lo asequible de la información sobre estos factores Los factores que promueven la deforestación son aquellos que tienen relación con la presencia de asentamientos humanos y con la realización de actividades económicas en proximidad con el recurso. Dentro de los factores del primer tipo destacan la ubicación y tamaño de las localidades de población, y del segundo tipo se tienen la construcción de caminos y la realización de actividades agrícolas. En general, la relación espacial que guardan estos factores con respecto al proceso de deforestación es de proximidad. Es decir, en cualquiera de los tres casos la proximidad al recurso determinará la magnitud del efecto de promoción de la deforestación que cada uno de ellos presente. Esto sucede así porque para acceder al recurso y para trasladarlo desde el lugar donde se genera al lugar donde se le dará uso, es necesario recorrer una cierta distancia, y esto implica un “costo” (esfuerzo, energía, tiempo, dinero). Este costo está relacionado también, aunque en menor medida, con un factor puramente natural referente a las condiciones del relieve: la pendiente o inclinación del terreno: mientras mayor la inclinación del terreno mayor es el costo de aprovechamiento del recurso. Con estos cuatro factores es posible generar un modelo general de potencial de deforestación de la siguiente forma: 45 PD= PDDL+PDDC+PDDA+PDPT donde: PD = potencial de deforestación PDDL = potencial de deforestación por distancia a localidades PDDC = potencial de deforestación por distancia a caminos PDDA = potencial de deforestación por distancia a zonas agrícolas PDPT = potencial de deforestación por pendiente del terreno. La operación de adición en el modelo general supone que los cuatro factores están medidos en la misma escala y unidades. En la realidad sólo los tres primeros están medidos en la misma forma, mientras que el último se mide en otras unidades y escala. Por ello, se considera que antes de ejecutar este modelo se realizará una operación de normalización sobre la información de cada factor. Aunque el modelo podría mejorar si se incluyese una variable económica tal como el ingreso per cápita o un índice de pobreza, la información sobre estas variables no estuvo asequible al momento de realizar este ejercicio y únicamente se contó con información regional sobre los cuatro factores ya mencionados. Para cada uno de los cuatro factores se elaboró un modelo específico, como se explica a continuación. Potencial de deforestación por distancia a localidades.- El sentido de la relación entre el potencial de deforestación y la distancia a una localidad es inverso, dado que mientras menos distancia hay entre los habitantes de la localidad y el recurso el potencial es mayor, esto es: PD= 1/DL donde DL es la distancia al límite de la localidad expresada en metros. Este efecto de proximidad no es uniforme, ya que decrece rápidamente con la distancia, esto es, el potencial es mayor para las zonas que están relativamente cerca del límite que para las que se localizan a una distancia considerable. Por ello, una forma de estimar adecuadamente este decaimiento del efecto puede ser el del inverso del cuadrado de la distancia, con lo que el modelo cambia a: PD = 1/DL2 Como la distancia está expresada en metros, el valor de PD puede llegar a ser muy bajo por lo que es conveniente escalarlo a un valor superior a 1, y para ello se puede llegar a utilizar un factor de escalamiento k, para tener un modelo específico final, de la siguiente forma : 46 PD = (1/DL2) k El valor de k puede ser estimado a partir del máximo valor resultante del cálculo de distancias a los límites de las localidades en el área. Si por ejemplo el valor máximo está en el rango de las decenas de miles de metros, el valor de k será igual a 100,000 (cien mil), es decir un orden de magnitud más grande que el máximo. Potencial de deforestación por distancia a caminos.- El sentido de la relación entre el potencial de deforestación que ofrece la proximidad a caminos es de naturaleza inversa. Es decir, a menor distancia a un camino mayor es el potencial de deforestación, en virtud de que el recurso es más accesible. Esto nos da un modelo específico de la siguiente forma: PD = 1/DC donde DC es la distancia a caminos expresada en metros. Se consideró que sería conveniente separar este efecto para cada tipo de camino (camino pavimentado, terracería, brecha), bajo el argumento de que en los caminos menos transitados (terracería o brecha), el potencial es mayor al existir menos oportunidad de ser sorprendido en una actividad de tala clandestina, pero en la realidad esto no sucede, pues los que efectúan la deforestación pueden hacerlo a una cierta distancia del camino de forma tal de que exista una zona (por ejemplo una franja de 50 metros a partir del camino) que les proporcione encubrimiento, sin importar si el camino es pavimentado o no. Por otra parte, esta última consideración llevaría a suponer que en la zona inmediatamente adyacente al camino el potencial de deforestación es muy bajo y que a partir de dicha zona es alto y comienza a decrecer, por lo que convendría incorporar al modelo esta suposición. Sin embargo, dado que la información y el propósito del modelo son de carácter regional, donde la mínima distancia que puede ser medida de forma significativa podría ser de 100 metros, no sería posible medir una distancia de menos de este valor como franja de protección contra la detección de actividades clandestinas, por lo que no se incorpora en el modelo. Este modelo específico toma una forma final cuando se hacen las mismas consideraciones de decaimiento del efecto de distancia y de necesidad de un factor de escalamiento como en el caso del factor anterior. Por lo que el modelo final para este factor es: PD = (1/DC2) k 47 Potencial de Deforestación por Distancia a Zonas Agrícolas.- Al igual que en los casos anteriores se tiene una relación inversa entre potencial de deforestación y distancia al límite de zonas agrícolas, esto lleva a un modelo inicial de la forma: PD = 1/DA donde DA es la distancia al límite de las zonas de cultivo, expresada en metros. Tomando en cuenta las consideraciones de decaimiento y necesidad de un factor de escalamiento como en los dos factores anteriores, la forma final de este modelo específico es: PD = (1/DA2) k También se consideró la posibilidad de ajustar este modelo dependiendo del tipo de agricultura que se realiza (riego, temporal con cultivos permanentes, temporal con cultivos anuales). Se considera que podría haber una diferencia significativa para el caso de zonas de agricultura de temporal con cultivos anuales con respecto a los otros dos tipos, bajo el argumento de que este tipo de agricultura agota más la fertilidad del suelo por lo que es necesario expandir la frontera agrícola más frecuentemente que para los otros dos tipos, y que además algunos cultivos de este tipo de agricultura pueden hacerse en pendientes normalmente más fuertes que en los otros dos casos. Sin embargo, nuevamente, la escala regional del modelo no permite hacer una distinción espacial que refleje esta diferencia de forma significativa en el mapa resultante del modelo, dado que esta diferenciación se tendría que notar sobre todo en las áreas más cercanas (dentro de los primeros 100 metros, por ejemplo), lo cual no es posible dado que el tamaño de la mínima unidad que puede ponerse en un mapa es una porción de terreno de 100x100 m2. Potencial de deforestación por pendiente del terreno.- La pendiente también guarda una relación inversa con el potencial de deforestación: a menor pendiente mayor potencial. Luego entonces el modelo inicial es de la forma siguiente: PD = 1/P donde P es la pendiente del terreno, en grados de inclinación. Aquí, el decaimiento del efecto de la pendiente no depende de ninguna distancia. Puesto que el papel de la pendiente es de incremento en el esfuerzo necesario para acceder y trasladar el recurso, un estimador del incremento de este esfuerzo con el incremento de la pendiente puede ser el de tomar el logaritmo de base 2 del inverso del ángulo de la pendiente. Esto implicaría que el esfuerzo se multiplicaría en proporción al cuadrado del ángulo. A este modelo se le deben hacer dos correcciones numéricas. La primera se refiere a la imposibilidad de calcular un valor en donde la pendiente es igual a cero, es decir la expresión 1/0 no es 48 calculable. Por ello la corrección recomendada es sumar una pequeña cantidad al valor de la pendiente cuando ésta es igual a cero. La segunda corrección se refiere al hecho de que el cálculo del logaritmo de base 2 arroja valores negativos, por lo que es conveniente desplazar la escala de valores para que sean positivos. Esto último se logra sumando el absoluto del mínimo valor negativo resultante a todos los valores calculados. La forma final de este modelo es entonces: PD = Log2(1/P+0.1) + ABS|min(Log2(1/P+0.1))| Preparación de la información requerida por el modelo Se obtuvo la información inicial a partir de la cual fue posible derivar la información de los modelos específicos, para cada uno de los cuatro factores del modelo general. La información inicial consistió en: • • • • un modelo digital de elevación, escala 1:250,000 (tamaño de celda, 100 m) mapa de uso del suelo del área de estudio, a escala 1:250,000 (Inventario Nacional Forestal, 2000) mapa de caminos del área de estudio, escala 1:250,000 (cartas topográficas de INEGI) mapa de localidades (centros de población) del área de estudio (Marco Geoestadístico, 1995) con datos del Conteo de Población para 1995. A partir de estos mapas se pueden derivar los siguientes mapas de insumo que serán básicos para lograr definir el modelo: • • • • • • mapa de pendientes del terreno en grados de inclinación mapa de zonas agrícolas (se consideró los tres tipos de agricultura existente) mapa de distancias a zonas agrícolas. mapa de bosques y selvas de la región (se consideró todos los tipos de bosque y selva existentes) mapa de distancias a caminos mapa de distancias a límites de las localidades. Para generar este último mapa se necesita hacer un mapa previo en virtud de que en el mapa original de localidades están representadas por puntos y no por áreas (pues por ejemplo en el área de estudio sólo se tienen unas cuantas zonas urbanas derivadas del mapa de uso del suelo y vegetación). Por ello, es necesario elaborar un mapa de localidades donde éstas están representadas por círculos cuyo diámetro está en función del número de habitantes. Se encontró que un buen estimador del tamaño de una localidad es la siguiente expresión: TL = (Log2 Pob * 100)/2 49 donde, TL = tamaño de la localidad en metros Pob = número de habitantes de la localidad Se compararon los tamaños de los círculos resultantes con los de algunas áreas urbanas con cuya información se contó y se encontró que si bien existe una sobreestimación de aproximadamente 25% en cuanto al área, el ajuste dado por la estimación es muy bueno con respecto al tamaño considerado, siendo el error promedio de menos de 10%. Estos mapas se combinaron de acuerdo con el modelo considerando las adecuaciones del mismo realizadas en el último paso. Uso de un SIG para generar escenarios de potencial de deforestación Además de derivar los mapas que implican cada uno de los modelos específicos, se empleó un SIG para estandarizar los valores obtenidos en cada modelo de forma que todos ellos tuvieran las mismas unidades y escala de medición. El escalamiento se hizo mediante funciones de utilidad que en el caso del factor Pendiente del Terreno correspondió a una función lineal con valores límite de 0 y 10. Estos valores continuos se transformaron a valores discretos simplemente agrupándolos en nueve clases de potencial de deforestación (de 1 a 10). Para los otros tres factores se siguió un procedimiento similar, excepto que la función de transformación a valores discretos de potencial de deforestación se hizo con una función tipo “step” desigual, donde para los valores continuos de 0 a 0.9 se asignaron valores de clase entre 1 y 8, y para la clase con valor de 9 se consideraron los valores continuos desde 0.9 a 10. Antes de proceder a la aplicación del modelo general con los mapas obtenidos de este proceso de estandarización, se evaluó la posibilidad de asignar pesos a cada factor. La necesidad de estos pesos es evidente cuando se considera que la influencia de cada factor en el potencial de deforestación no es la misma en todos los casos. En general se consideró que los factores relacionados con la proximidad al recurso tienen un mayor peso que la pendiente, toda vez que se observa en todo el país zonas deforestadas en un amplio rango de pendientes del terreno. Esto quiere decir que este factor no tiene una influencia tan determinante. Para la asignación de pesos se recurrió a la técnica conocida como AHP (Analytic Hierarchy Process) de evaluación de múltiples criterios, con la participación de dos investigadores del grupo. El resultado de la aplicación de esta técnica consistió en una serie de pesos (cuatro, uno para cada factor) normalizados, en una escala de 0 a 1. Mediante esta técnica fue posible generar varios escenarios de ponderación basados en la importancia relativa de cada factor con respecto a los demás. Para cada escenario se manejo una argumentación detrás de la ponderación. Aquí sólo se describen los escenarios 1 y 4 (ver mapas de escenarios 1 y 2 anexos) por ser los más extremos. 50 Escenario 1 de Potencial de Deforestación.- Habiendo definido que la pendiente es el factor que tiene el menor peso, se determinó que el factor con mayor peso es la distancia a las localidades por conjugarse dos efectos: uno relacionado con la proximidad de la población a los recursos, y el otro relacionado a la existencia permanente de población. Esto último no sucede con los dos factores restantes (distancia a caminos y distancia a zonas agrícolas) en donde la presencia de gente es ocasional. Por esta razón, los dos últimos factores recibieron un peso menor que la distancia a localidades. De entre estos dos, se determinó que en este escenario se supondría que la existencia de un camino brinda una mayor accesibilidad al recurso, mientras que en el caso de las zonas agrícolas esta accesibilidad es menor por no existir caminos y porque la presencia de gente es todavía menor que en los caminos. Es decir, en general, en el caso de zonas agrícolas sólo los agricultores tendrían acceso al recurso mientras que en los caminos la accesibilidad existe para una gran diversidad de personas con distinta actividad. Los pesos derivados de este ejercicio quedaron como sigue: FACTOR Distancia a localidades Distancia a caminos Distancia a zonas agrícolas Pendiente del terreno PESO 0.551 0.274 0.131 0.044 La suma de los pesos es igual a 1. Estos pesos se emplearon en un sistema de información geográfica para ponderar los valores estandarizados de potencial de deforestación de cada factor y generar el primer escenario (Escenario 1). Escenario 4 de potencial de deforestación.- Este escenario también considera que el factor de menor peso es la pendiente del terreno bajo el argumento mencionado anteriormente. También se conservó al factor de distancia a localidades como el de mayor peso, si bien su valor disminuyó. Para los factores de distancia a caminos y distancia a zonas agrícolas, se determinó que tendrían un peso similar pues si bien los argumentos del Escenario 1 se mantienen, existe otro argumento que contribuye a dar una mayor importancia a la proximidad a zonas agrícolas y que está relacionado con el hecho de que en estas zonas la presión derivada de la misma actividad lleva de forma natural a expandir la frontera agrícola cada vez más. Los pesos de este escenario son como se muestra en la tabla siguiente. 51 FACTOR Distancia a localidades Distancia a caminos Distancia a zonas agrícolas Pendiente del terreno PESO 0.447 0.255 0.255 0.042 La suma de los pesos es igual a 1. Estos pesos se emplearon en el sistema de información geográfica para ponderar los valores estandarizados de potencial de deforestación de cada factor y generar un último escenario (Escenario 4). NOTA Este trabajo se llevó a cabo en el periodo comprendido entre el 18 de septiembre al 17 de diciembre del 2002. Sus alcances marcan únicamente el estado del arte en cuanto a metodologías para evaluar la relación entre cobertura vegetal, escorrentía, precipitación. Asimismo indica los factores básicos a considerar relacionados con el agua subterránea en territorios por analizar; recurso que es comparativamente más importante respecto a cualquiera de las fuentes superficiales. Por lo que los análisis que tengan por objeto estimar los servicios ambientales respecto al recurso hídrico deberán entender e incluir el funcionamiento del agua subterránea. 52 BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA* * Estas fichas bibliográficas representan el total de los trabajos cuyo resumen se revisó para ver la pertinencia de su contenido con respecto a los objetivos del proyecto. Debido a la relevancia de algunas de ellas, se seleccionaron (en negritas), se analizó su contenido, y realizó un resumen para cada uno de ellos, los que se presentan en el apartado "discusión de artículos de relevancia". Abbott M. D., Lini A. y Bierman P. R. 2000. Delta 18O, delta D and 3H measurements constrain groundwater recharge patterns in an upland fractured bedrock aquifer, Vermont, USA. Journal of Hydrology Vol. 228 (1-2) 101-112. Aboal J. R., Hernández J., M. Jiménez M. S. y Morales D. 2002. Net below canopy fluxes in Canarian laurel forest canopies. Spain. Journal of Hydrology Vol. 264 (1-4) 201212. Aboal J. R., Morales D. y Hernandez Jimenez M. 1999. The measurement and modelling of the variation of stemflow in a laurel forest in Tenerife, Canary Islands. Spain. Journal of Hydrology Vol. 221 (3-4) 161-175. Adar E. M. y Shlomo N. P. 1988. Estimation of spatial recharge distribution using environmental isotopes and hydrochemical data; II, Application to Aravaipa Valley in southern Arizona, U.S.A. United States. Journal of Hydrology Vol. 97 (1-4) 279302. Archer D. y Malcom N. 2002. The use of indices of flow variability in assessing the hydrological and stream habitat impacts of upland afforestation and drainage. United Kingdom. Journal of Hydrology Vol. 268 (1-4) 244-258. Arnold J. G., Muttiah R. S., Srinivasan R. y Allen P. M. 2000. Regional estimation of base flow and groundwater recharge in the Upper Mississippi River basin. United States. Journal of Hydrology Vol. 227 (1-4) 21-40. Ayalon A., Bar-Matthews M. y Sass E. 1998. Rainfall-recharge relationships within a karstic terrain in the eastern Mediterranean semi-arid region, Israel; delta 18O and delta D characteristics. Israel. Journal of Hydrology Vol. 207 (1-2) 18-31. Bajjali W. C. Ian D. y Fran P. 1997. The artesian thermal groundwaters of northern Jordan; insights into their recharge history and age. Federal Republic of Germany. Journal of Hydrology Vol. 192 (1-4) 355-382. Balci A. N., Ozyuvaci N. y Ozhan S. Sediment and nutrient discharge through streamflow from two experimental watersheds in mature oak-beech forest ecosystems near Istanbul, Turkey. Journal of Hydrology Vol. 85 (1-2) 31-47. Balek J. y Bursik M. Groundwater recharge processes in sedimentary structures of the Czech Cretaceous basin. Czechoslovakia. Journal of Hydrology Vol. 111 (1-4) 225234. Barlow P. M., DeSimone L. A. y Moench A. F. 2000. Aquifer response to stream-stage and recharge variations; II, Convolution method and applications. United States. Journal of Hydrology Vol. 230 (3-4) 211-229. Bazuhair A. S. y Wood W. W. 1996. Chloride mass-balance method for estimating ground water recharge in arid areas; examples from western Saudi Arabia. Journal of Hydrology Vol. 186 (1-4) 153-159. Bekesi G. y McConchie J. 1999. Groundwater recharge modelling using the Monte Carlo technique, Manawatu region, New Zealand. Journal of Hydrology Vol. 224 (3-4) 137-148. Beschta R. L., Pyles M. R., Skaugset A. E. y Surfleet C. G. 2000. Peakflow responses to forest practices in the western Cascades of Oregon, USA. Journal of Hydrology Vol. 233 (1-4) 102-120. 53 Blackie J. R. 1993. The water balance of the Balquhidder catchments. Journal of Hydrology Vol. 145 (3-4) 239-257. Blanken P. D., Den Hartog G., Yang P. C., Nesic Z., Lee X., Black T. A. y Neumann H.H. 2001. The seasonal water and energy exchange above and within a boreal aspen forest. United States. Journal of Hydrology Vol. 245 (1-4) 118-136. Boonstra J. y Bhutta, M. N. 1996. Groundwater recharge in irrigated agriculture; the theory and practice of inverse modelling. Pakistan. Journal of Hydrology Vol. 174 (3-4) 357-374. Bordas M. P y Canally G. E. 1980. The influence of land use and topography on the hydrogeological and sedimentological behaviour of basins in the basaltic region of south Brazil. Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins, pp. 55-60. Bouten W., Swart P. J. F. y De Water E. 1991. Microwave transmission, a new tool in forest hydrological research reserved. Journal of Hydrology Vol. 124 (1-2) 119-130. Bradbury C. G. y Rushton, K. R. 1998. Estimating runoff-recharge in the southern Lincolnshire Limestone catchment, UK. Journal of Hydrology Vol. 211 (1-4) 86-99. Bradley E. y Phadtare P. N. Paleohydrology affecting recharge to overexploited semiconfined aquifers in the Mehsana area, Gujarat State, India. Journal of Hydrology Vol. 108 (1-4) 309-322. Brothers K. y Terry K. Water banking through artificial recharge, Las Vegas Valley, Clark County, Nevada. United States. Journal of Hydrology Vol. 115 (1-4) 77-103. Braud I., Vich A. I. J., Zuluaga J., Fornero L. Y Pedrani A. 2001. Vegetation influence on runoff and sediment yield in the Andes region: observation and modelling. Journal of Hydrology Vol. 254 124-144. Bromley J., Brouwer J., Barker A. P., Gaze S. R. y Valentin C. 1997. The role of surface water redistribution in an area of patterned vegetation in a semi-arid environment, south-west Niger. Journal of Hydrology Vol. 198 1-29. Caissie D., Poncet E., Jolicoeur S. y Bouchard M. 2002. Comparison of streamflow between pre and post timber harvesting in Catamaran Brook. Canada. Journal of Hydrology Vol. 258 (1-4) 232-248. Cavelier J., De Leon D., Jaramillo M. y Solis D. 1997. Water balance and nutrient inputs in bulk precipitation in tropical montane cloud forest in Panama. Colombia. Journal of Hydrology Vol. 193 (1-4) 83-96. Chambers L. A., Bartley J. G. y Herczeg A. L. 1996. Hydrogeochemical evidence for surface water recharge to a shallow regional aquifer in northern Victoria, Australia. Journal of Hydrology Vol. 181 (1-4) 63-83. Cheng J. D., Lin L. L. y Lu H. S. 2002. Influences of forests on water flows from headwater watersheds in Taiwan. Forest Ecology and Management Vol. 165 11-28. Chiew F. H. S. y McMahon T. A. Estimating groundwater recharge using a surface watershed modelling approach. Australia. Journal of Hydrology Vol. 14 (3-4) 285304. Close M. E. Simulating the effects of the Waiau Irrigation Scheme on recharge and groundwater levels. New Zealand. Journal of Hydrology Vol. 24 (2) 49-63. Cognard-Plancq A-L., Marc V., Didon-Lescot J-F y Normand M. 2001. The role of forest cover on streamflow down sub-Mediterranean mountain watersheds; a modelling approach. France. Journal of Hydrology Vol. 254 (1-4) 229-243. Cook P. G., Hughes M. W., Walker G. R. y Allison G. B. The calibration of frequencydomain electromagnetic induction meters and their possible use in recharge studies. Australia. Journal of Hydrology Vol. 107 (1-4) 251-265. 54 Con formato: Inglés (Estados Unidos) Con formato: Inglés (Estados Unidos) Con formato: Inglés (Estados Unidos) Con formato: Inglés (Estados Unidos) Con formato: Inglés (Estados Unidos) Con formato: Francés (Francia) Con formato: Inglés (Estados Unidos) Cook P. G., Walker G. R. y Jolly I. D. Spatial variability of groundwater recharge in a semiarid region. Australia. Journal of Hydrology Vol. 111 (1-4) 195-212. Croke J., Hairsine P. y Fogarty P. 1999. Runoff generation and re-distribution in logged eucalyptus forests, south-eastern Australia. Journal of Hydrology Vol. 216 56-77. Darling W. G. y Bath A. H. A stable isotope study of recharge processes in the English Chalk. United Kingdom. Journal of Hydrology Vol. 101 (1-4) 31-46. Das Gupta A. y Paudyal G. N. Estimating aquifer recharge and parameters from water level observations. Thailand. Journal of Hydrology Vol. 99 (1-2) 103-116. Datta P. S., Bhattacharya S. K. y Tyagi S. K. 1996. 18O studies on recharge of phreatic aquifers and groundwater flow-paths of mixing in the Delhi area. India. Journal of Hydrology Vol. 176 (1-4) 25-36. De Vries J. J., Selaolo E. T. y Beekman H. E. 2000. Groundwater recharge in the Kalahari, with reference to paleo-hydrologic conditions. Botswana. Journal of Hydrology Vol. 238 (1-2) 110-123. Dettinger M. D. Reconnaissance estimates of natural recharge to desert basins in Nevada, U.S.A., by using chloride-balance calculations. United States. Journal of Hydrology Vol. 106 (1-2) 55-78. Dhara P. K., Panda S. y Datta D. K. Hydrologic investigation and groundwater recharge in alluvial soil of lower Gangetic Delta. India. Journal of Applied Hydrology Vol. 7 (1-4) 25-28. Dutton A. R. Vadose-zone recharge and weathering in an Eocene sand deposit, East Texas, U.S.A. United States. Journal of Hydrology Vol. 114 (1-2) 93-108. Dykes A. P. 1997. Rainfall interception from a lowland tropical rainforest in Brunei. United Kingdom. Journal of Hydrology Vol. 200 (1-4) 260-279. Elsenbeer H., Cassel D. K. y Zuniga L. 1994. Throughfall in the terra firme forest of western Amazonia. New Zealand. Journal of Hydrology Vol. 32 (2) 30-44. Fahey B. D., Murray D. L. y Jackson R. M. 1996. Detecting fog deposition to tussock by lysimetry at Swampy Summit near Dunedin, New Zealand. Journal of Hydrology Vol. 35 87-104. Feger K. H., Brahmer G. y Zottl H. W. 1990. Element budgets of two contrasting catchments in the Black Forest. Federal Republic of Germany. Journal of Hydrology Vol. 116 (1-4) 85-99. Ferreira A. J. D., Shakesby R. A., Ceballos A., Doerr S. H., Coelho C. O. A. y Walsh R. P. D. 2000. Hydrological implications of soil water-repellency in Eucalyptus globulus forests, north-central Portugal. Journal of Hydrology Vol. 231-232 -165-177. Finch J. W. 1998. Estimating direct groundwater recharge using a simple water balance model, Sensitivity to land surface parameters. United Kingdom. Journal of Hydrology Vol. 211 (1-4) 112-125. Garczynski F, 1980. Effect of percentage of forest cover on the hydrogeological regime in three regions of the USA. Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins 67-74. Gautam M. R., Watanabe K. y Saegusa H. 2000. Runoff analysis in humid forest catchment with artificial neural network. Japan. Journal of Hydrology Vol. 235 (1-2) 117-136. Gheith H. y Sultan M. 2002. Construction of a hydrologic model for estimating wadi runoff and groundwater recharge in the Eastern Desert, Egypt. United States. Journal of Hydrology Vol. 263 (1-4) 36-55. 55 Con formato: Inglés (Estados Unidos) Con formato: Inglés (Estados Unidos) Con formato: Inglés (Estados Unidos) Girard P., Claude H-M. y Solange O. M. 1997. Determining the recharge mode of Sahelian aquifers using water isotopes. Canada. Journal of Hydrology Vol. 197 (1-4) 189202. Grelle A., Moren A.-S., Cienciala E., Lundberg A. y Lindroth A. 1997. Evaporation components of a boreal forest: Variations during the growing season. Sweden. Journal of Hydrology Vol. 197 (1-4) 70-87. Griffiths G. A. y Hicks D. M. 1980. Transport of sediment in mountain streams; performance of a measurement system during a two years storm (note). New Zealand. Journal of Hydrology Vol. 19 131-136. Guillerme E. 1980. The influence of deforestation on groundwater in temperate zones: an historical perspective. Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins 75-79. Gusev Y. M., Busarova O. Y. y Nasonova O. N. 1998. Modelling soil water dynamics and evapotranspiration for heterogeneous surfaces of the steppe and forest-steppe zones on a regional scale. Russian Federation. Journal of Hydrology Vol. 206 (3-4) 281-297. Gupta R. K. 1980. Consequences of deforestation and overgrazing on the hydrological regime of some experimental basins in India. Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins 81-87. Haarhoff T. 1989. The effects of acid rain and forest die-back on groundwater- case studies in Bavaria, Germany (FRG). Atmospheric Deposition in Proceedings of the Baltimore Symposium, May 1989. Publication of the IAHS No. 179 229235. Hall R. L. y Harding R. J. 1993. The water use of the Balquhidder catchments: a processes approach. Journal of Hydrology Vol. 145 (3-4) 285-314. Hamada H. K. y Takami. 1998. Analysis of recharge by paddy field irrigation using 222Rn concentration in groundwater as an indicator. Japan. Journal of Hydrology Vol. 205 (1-2) 92-100. Herczeg A. L., Leaney F. W. J., Stadter M. F., Allan G. L. y Fifield L. K. Chemical and isotopic indicators of point-source recharge to a karst aquifer, South Australia. Journal of Hydrology Vol. 92 (1-4) 271-299. Hiscock K. M. y Lloyd J. W. 1992. Palaeohydrogeological reconstructions of the North Lincolnshire Chalk, UK, for the last 140 000 years. Journal of Hydrology Vol. 133 (3-4) 313-342. Hongve D. 1999. Production of dissolved organic carbon in forested catchments. Norway. Journal of Hydrology Vol. 224 (3-4) 91-99. Hornbeck J. W., Lynch J. A., Adams M. B., Corbett E. S. y Verry E. S. 1993. Long-term impacts of forest treatments on water yield: a summary for northeastern USA. Journal of Hydrology Vol. 150 (2-4) 323-344. Hsissou Y., Pierre C. y Jacky M. 1996. L'aquifere des calcaires du Turonien (Bassin du Tadla, Maroc); alimentations locales et lointaines a partir de l'Atlas. France. Journal of Hydrology Vol. 183 (3-4) 433-443. Huber A. y Iroumé A. 2001. Variability of annual rainfall partitioning for different sites and forest covers in Chile. Chile. Journal of Hydrology Vol. 248 (1-4) 78-92. Hutjes R. W. A., Wierda A. y Veen A. W. L. 1990. Rainfall interception in the Tai Forest, Ivory Coast: application of two simulation models to a humid tropical system. Journal of Hydrology Vol. 114 (3-4) 259-275. 56 Con formato: Inglés (Estados Unidos) Jocson J. M. U., Jenson J. W. y Contractor D. N. 2002. Recharge and aquifer response; Northern Guam Lens Aquifer, Guam, Mariana Islands. United States. Journal of Hydrology Vol. 260 (1-4). 231-254. Johnson D. W., Hanson P. J., Susfalk R. B. y Gholz H. L. 2000. Simulated effects of temperature and precipitation change in several forest ecosystems. United States. Journal of Hydrology Vol. 235 (3-4) 183-204. Johnson R. C. 1990. The interception, throughfall and stemflow in a forest in highland Scotland and the comparison with other upland forests in the UK. Journal of Hydrology Vol. 118 (1-4) 281-287. Jolly I. D., Cook P. G., Allison G. B. y Hughes M. W. Simultaneous water and solute movement through an unsaturated soil following an increase in recharge. Australia. Journal of Hydrology Vol. 111 (1-4) 391-396. Jolly I.D. Walker G.R. y Thorburn P.J. 1993. Salt accumulation in semi-arid floodplain soils with implications for forest health. Australia. Journal of Hydrology Vol. 150 (2-4) 589-614 Kaihotsu I. Translated: Rainfall infiltration and ground-water recharge; 2, New measurement techniques on ground-water recharge. Japan. Journal of Groundwater Hydrology Vol. 37 (3) 193-206. Katz B. G., Catches J. S., Bullen T. D. y Michel R. L. 1998. Changes in the isotopic and chemical composition of ground water resulting from a recharge pulse from a sinking stream. United States. Journal of Hydrology Vol. 211 (1-4) 178-207. Kosugi K., Mori K. y Yasuda H. 2001. An inverse modeling approach for the characterization of unsaturated water flow in an organic forest floor. Journal of Hydrology Vol. 246 (1-4) 96-108. Krajenbrink G. J. W., Wever D., Ronen D., Van Duijvenbooden W. y Magaritz M. 1988. Monitoring of recharge water quality under woodland. Journal of Hydrology Vol. 98 (1-2) 83-102. Lacey G. C. y Grayson R. B. 1998. Relating baseflow to catchment properties in south-eastern Australia. Journal of Hydrology Vol. 204 (1-4) 231-250. Lakshmi P. K. y Rastogi A. K. 2001. Estimating net aquifer recharge and zonal hydraulic conductivity values for Mahi Right Bank Canal project area, India by genetic algorithm. India. Journal of Hydrology Vol. 243 (3-4) 149-161. Lambrakis N. y Kallergis G. 2001. Reaction of subsurface coastal aquifers to climate and land use changes in Greece; modelling of groundwater refreshening patterns under natural recharge conditions. Greece. Journal of Hydrology Vol. 245 (1-4) 19-31. Le Maitre D. C. y Versfeld D. B. 1997. Forest evaporation models: relationships between stand grow and evaporation. Journal of Hydrology Vol. 193 240-257. Leaney F. W. y Allison G. B. Carbon-14 and stable isotope data for an area in the Murray Basin; its use in estimating recharge. Australia. Journal of Hydrology Vol. 88 (1-2) 129-145. Lee Jin-Yong. y Lee K-K. 2002. Use of hydrologic time series data for identification of recharge mechanism in a fractured bedrock aquifer system. South Korea. Journal of Hydrology Vol. 229 (3-4) 190-201. Li L. y Wendy G. D. 1998. Stochastic analysis of solute transport in heterogeneous aquifers subject to spatially random recharge. United States. Journal of Hydrology Vol. 206 (1-2) 16-38. Lischeid G., Kolb. A. y Alewell. 2002. Apparent translatory flow in groundwater recharge and runoff generation. Federal Republic of Germany. Journal of Hydrology Vol. 265 (1-4) 195-211. Llorens P., Gallart F., Poch R. y Latron J. 1997. Rainfall interception by a Pinus sylvestris forest patch overgrown in a Mediterranean mountainous abandoned area I. 57 Monitoring design and results down to the event scale. Spain. Journal of Hydrology Vol. 199 (3-4) 331-345. Lloyd J. W. 1998. Groundwater pollution, aquifer recharge and vulnerability; book review. Journal of Hydrology Vol. 210 (1-4) 283. Logan W. S. y R. David L. 1997. Microdepression-focused recharge in a coastal wetland, La Plata, Argentina. Canada. Journal of Hydrology Vol. 194 (1-4) 221-238. Marc V., Didon-Lescot J-F. y Michael C. 2001. Investigation of the hydrological processes using chemical and isotopic tracers in a small Mediterranean forested catchment during autumn recharge. France. Journal of Hydrology. 247 (3-4) 215-229. McCord J. T. y Daniel S. B. Enriched: Effect of groundwater recharge on configuration of the water table beneath sand dunes and on seepage in lakes in the Sandhills of Nebraska, U.S.A.; discussion. United States. Journal of Hydrology Vol. 95 (3-4) 365-367. Meyboom P. 1967. Mass-transfer studies to determine the groundwater regime of permanent lakes in hummocky moraine of western Canada. Journal of Hydrology Vol. 5 (2) 117-142. Mita P. 1980. The effect of forest on runoff generation. Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins 115-118. Moench A. F. y Barlow P. M. 2000. Aquifer response to stream-stage and recharge variations; I, Analytical step-response functions. United States. Journal of Hydrology Vol. 230 (3-4) 192-210. Muñoz-Reinoso J. C. 2001. Vegetation changes and groundwater abstraction in SW Doñana, Spain. Journal of Hydrology Vol. 242 Vol. 197-209. Mustafa S. Water table rise in a semiconfined aquifer due to surface infiltration and canal recharge. Nigeria. Journal of Hydrology Vol. 95 (3-4) 269-276. Naef F. Scherrer S. y Weiler M. 2002. A process based assessment of the potential to reduce flood runoff by land use change. Journal of Hydrology Vol. 267 7479. Neal C. 1993. Relationships between precipitation, stemflow and throughfall for a lowland beech plantation, Black Wood, Hampshire, southern England: findings on interception at a forest edge and the effects of storm damage. Journal of Hydrology Vol. 146 (1-4) 221-233. Newman B. D., Campbell A. R. y Wilcox B. P. 1997. Tracer-based studies of soil water movement in semi-arid forests of New Mexico. United States. Journal of Hydrology Vol. 196 (1-4) 251-270. Nichols D. S. y Verry E. S. 2001. Stream flow and ground water recharge from small forested watersheds in north central Minnesota. United States. Journal of Hydrology Vol. 245 (1-4) 89-103. Njitchoua R., Dever L., Fontes J. C. y Naah E. 1997. Geochemistry, origin and recharge mechanisms of groundwaters from the Garoua Sandstone aquifer, northern Cameroon. Cameroon. Journal of Hydrology Vol. 190 (1-2) 123-140. Njitchoua R., Marlin C., Sighomnou D., Nia P., Sigha-Nkamdjou L. y Dever L. 1999. Variations of the stable isotopic compositions of rainfall events from the Cameroon rain forest, Central Africa. France. Journal of Hydrology Vol. 223 (1-2) 17-26. Nylen T. y Grip H. 1997. The origin and dynamics of 137Cs discharge from a coniferous forest catchment. Sweden. Journal of Hydrology Vol. 192 (1-4) 338-354. Ohte N., Naoko T. y Masakazu S. 1997. An in situ lysimeter experiment on soil moisture influence on inorganic nitrogen discharge from forest soil. Journal of Hydrology Vol. 195 (1-4) 78-98. 58 Pekarova P. y Jan P. 1996. The impact of land use on stream water quality in Slovakia. Journal of Hydrology Vol. 180 (1-4) 333-350. Pérez V. A. y Ortiz P. M. A. 2002. Cambio en la cubierta vegetal y vulnerabilidad a la inundación en el curso bajo del Río Papaloapan, Veracruz. Investigaciones Geográficas, Boletín del Instituto de Geografía, UNAM. Núm. 48 90-105. Persson G. y Lindroth A. 1994. Simulating evaporation from short-rotation forest: variations within and between seasons. Sweden. Journal of Hydrology Vol. 156 (14) 21-45. Plamondon A. P. y Oullet D. C. 1980. Partial clear-cutting and stream flow regime of ruisseau des Eaux-Volées experimental basin (Quebec). Symposium, The influence of man on the hydrological regime with special reference on representative and experimental basins 115-118. Ponce V. M., Pandey R. P. y Kumar S. 1999. Groundwater recharge by channel infiltration in El Barbon Basin, Baja California, Mexico. India. Journal of Hydrology Vol. 214 (14) 1-7. Price A. G. y Hendrie L. K. 1983. Water motion in a deciduous forest during snowmelt. Canada. Journal of Hydrology Vol. 64 (1-4) 339-356. Price A. G. y Watters R. J. 1989. The influence of the overstory, understory and upper soil horizons on the fluxes of some ions in a mixed deciduous forest. Canada. Journal of Hydrology Vol. 109 (1-2) 185-197. Price A. G., Band L., Dunham K. y Carleton T. 1997. Variability of water fluxes through the black spruce (Picea mariana) canopy and feather moss (Pleurozium schreberi) carpet in the boreal forest of Northern Manitoba. Canada. Journal of Hydrology Vol. 196 (1-4) 310-323. Ragab R., Finch J. y Harding R. 1996. Estimation of groundwater recharge to Chalk and sandstone aquifers using simple soil models. United Kingdom. Journal of Hydrology Vol. 190 (1-2) 19-41. Rai S. N. y Manglik A. 1999. Modelling of water table variation in response to time-varying recharge from multiple basins using the linearised Boussinesq equation. India. Journal of Hydrology Vol. 220 (3-4) 141-148. Reid M. E. y Shirley D. J. Modeling the effects of unsaturated, stratified sediments on groundwater recharge from intermittent streams. United States. Journal of Hydrology Vol. 114 (1-2) 149-174. Roda F., Avila A. y Bonilla D. 1990. Precipitation, throughfall, soil solution and streamwater chemistry in a holm-oak (Quercus ilex) forest. Spain. Journal of Hydrology Vol. 116 (1-4) 167-183. Rustad L. E., Kahl J. S., Norton S. A. y Fernandez I. J. 1994. Underestimation of dry deposition by throughfall in mixed northern hardwood forests. Journal of Hydrology Vol. 162 (3-4) 319-336. Ryckborst H. 1981. Temporary hydrologic changes after deforestation for pioneer homesteading Alberta. Canada. Journal of Hydrology Vol. 53 (1-2) 117-133. Salmon C. D., Brown M. G., Walter M. T. y Hedin L. O. 2001. Hydrological controls on chemical export from an undisturbed old-growth Chilean forest. United States. Journal of Hydrology Vol. 253 (1-4) 69-80. Salmon C. D., Walter M., Todd H., Lars O. y Brown M. G. 2001. Hydrological controls on chemical export from an undisturbed old-growth Chilean forest. United States. Journal of Hydrology Vol. 253 (1-4) 69-80. Sami K. y Hughes D. A. 1996. A comparison of recharge estimates to a fractured sedimentary aquifer in South Africa from a chloride mass balance and an integrated surface-subsurface model. South Africa. Journal of Hydrology Vol. 179 (1-4) 111-136. 59 San Jose J. J. y Montes R. 1992. Rainfall partitioning by a semideciduous forest grove in the savannas of the Orinoco Llanos, Venezuela. Journal of Hydrology Vol. 132 (14) 249-262. Sands P. J., Rawlins W. y Battaglia M. 1999. Use of a simple plantation productivity model to study the profitability of irrigated Eucalyptus globulus. Ecological Modelling Vol. 117 (1) 125-141. Schellekens J., Wickel A. J., Scatena F. N. y Bruijnzeel L. A. 1999. Modelling rainfall interception by a lowland tropical rain forest in northeastern Puerto Rico. Amsterdam. Journal of Hydrology Vol. 225 (3-4) 168-184. Schuh W. M. In-situ method for monitoring layered hydraulic impedance development during artificial recharge with turbid water. United States. Journal of Hydrology Vol. 101 (1-4) 173-189. Scott D. F. 2000. Soil wettability in forested catchments in South Africa; as measured by different methods and as affected by vegetation cover and soil characteristics. Journal of Hydrology Vol. 231-232 87-104. Sharma M. L., Barron R. J. W. y Fernie M. S. 1987. Areal distribution of infiltration parameters and some soil physical properties in lateritic catchments, Australia. Journal of Hydrology Vol. 94 (1-2) 109-127. Soledad J. M., Cermak J., Kucera J. y Morales D. 1996. Laurel forests in Tenerife, Canary Islands: the annual course of sap flow in Laurus trees and stand. Spain. Journal of Hydrology Vol. 183 (3-4) 307-321. Soulsby C. 1992. Hydrological controls on acid runoff generation in an afforested headwater catchment at Llyn Brianne, mid-Wales. Journal of Hydrology Vol. 138 (3-4) 431-448. Soulsby C. y Reynolds B. 1992. Modelling hydrological processes and aluminium leaching in an acid soil at Llyn Brianne, mid-Wales. Journal of Hydrology Vol. 138 (3-4) 409429. Stewart J. B. y Finch J. W. 1993. Application of remote sensing to forest hydrology. Journal of Hydrology Vol. 150 (2-4) 701-716. Stottlemyer R. 2001. Processes regulating watershed chemical export during snowmelt, fraser experimental forest, Colorado. United States. Journal of Hydrology Vol. 245 (1-4) 177-195. Stottlemyer R., Troendle C. A. y Markowitz D. 1997. Change in snowpack, soil water, and streamwater chemistry with elevation during 1990, Fraser Experimental Forest, Colorado. United States. Journal of Hydrology Vol. 195 (1-4) 114-136. Sui J. y Koehler G. 2001. Rain-on-snow induced flood events in southern Germany. Canada. Journal of Hydrology Vol. 252 (1-4) 205-220. Sukhija B. S., Reddy D. V., Nagabhushanam P. y Chand R. Validity of the environmental chloride method for recharge evaluation of coastal aquifers, India. India. Journal of Hydrology Vol. 99 (3-4) 349-366. Taha A. Gresillon J. M. y Clothier B. E. 1997. Modelling the link between hillslope water movement and stream flow; application to a small Mediterranean forest watershed. Journal of Hydrology Vol. 203 (1-4) 11-20. Taniguchi M. y Sharma M. L. 1993. Determination of groundwater recharge using the change in soil temperature. Australia. Journal of Hydrology Vol. 148 (1-4) 219-229. Taylor R. G. y Howard K. W. F. 1996. Groundwater recharge in the Victoria Nile Basin of East Africa; support for the soil moisture balance approach using stable isotope tracers and flow modelling. Canada. Journal of Hydrology Vol. 180 (1-4) 31-53. Tobón M. C., Bouten W. y Sevink J. 2000. Gross rainfall and its partitioning into throughfall, stemflow and evaporation of intercepted water in four forest 60 ecosystems in western Amazonia. Amsterdam. Journal of Hydrology Vol. 237 (1-2) 40-57. Upadhyaya A. y Chauhan H. S. 2001. Water table fluctuations due to canal seepage and time varying recharge. India. Journal of Hydrology Vol. 244 (1-2) 1-8. Vengosh A. y K. Rami. Chemical modifications of groundwater contaminated by recharge of treated sewage effluent. Israel. Journal of Contaminant Hydrology Vol. 23 (4) 347-360. Vincent P. J. y Clarke J. V. 1982. Dyestuff penetration in soils at vegetation boundaries: the effect of the canopy. Journal of Hydrology Vol. 59 (1-2) 149-160. Wade A. J., Neal C., Solsby C., Langan S. J. y Smart R. P. 2001. On modelling the effects of afforestation on acidification in heterogeneous catchments at different spatial and temporal scales. Journal of Hydrology Vol. 250 149-169. Whittemore D. O., McGregor K. M., y Marotz G. A. Effects of variations in recharge on groundwater quality. United States. Journal of Hydrology Vol. 106 (1-2) 131-145. Wigmosta M. S. y Burges S. J. 1997. An adaptive modeling and monitoring approach to describe the hydrologic behavior of small catchments. United States. Journal of Hydrology Vol. 202 (1-4) 48-77. Williams A. E. 1997. Stable isotope tracers: natural and anthropogenic recharge, Orange County, California. United States. Journal of Hydrology Vol. 201 (1-4) 230-248. Williamson D. R., Stokes R. A. y Ruprecht J. K. 1987. Response of input and output of water and chloride to clearing for agriculture. Australia. Journal of Hydrology Vol. 94 (1-2) 1-28. Winter T. C. Effect of ground-water recharge on configuration of the water table beneath sand dunes and on seepage in lakes in the Sandhills of Nebraska, USA. Journal of Hydrology Vol. 6 (3-4) 221-237. Wu J., Renduo Z. y Jinzhong Y. 1997. Estimating infiltration recharge using a response function model. United States. Journal of Hydrology Vol. 198 (1-4) 124-139. Zebarth B. J., De Jong E. y Henry J. L. 1989. Water flow in a hummocky landscape in central Saskatchewan, Canada; II, Saturated flow and groundwater recharge. Canada. Journal of Hydrology Vol. 110 (1-2) 181-198. Zierl B. 2001. A water balance model to simulate drought in forested ecosystems and its application to the entire forested area in Switzerland. Journal of Hydrology Vol. 242 (1-2) 115-136. Zuber A., Weise S. M., Osenbrueck K., Pajnowska H. y Grabczak J. 2003. Age and recharge pattern of water in the Oligocene of the Mazovian Basin (Poland) as indicated by environmental tracers. Journal of Hydrology Vol. 233 (1-4) 174-188. 61 ANEXO 2 Copia de artículos relevantes I ANEXO 1 Mapas de Sierra Gorda, Querétaro II