3er ENCUENTRO INTERNACIONAL Y 4º NACIONAL DE INVESTIGACIONES EN ASUNTOS DE MUJER Y GÉNERO 3 er ENCUENTRO INTERNACIONAL y 4º NACIONAL DE INVESTIGACIONES EN ASUNTOS DE MUJER Y GÉNERO Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamineto de las Mujeres 3 er ENCUENTRO INTERNACIONAL y 4º NACIONAL DE INVESTIGACIONES EN ASUNTOS DE MUJER Y GÉNERO Observatorio de Asuntos de Género Bogotá, D. C. Noviembre de 2015 Observatorio de Asuntos de Género Presidencia de la República Juan Manuel Santos Calderón MARTHA ESPERANZA ORDÓÑEZ VERA Consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer Observatorio de Asuntos de Género Neiffi Luzmila Porras Mena Jhon Henry Ruiz Alzate Nidia Nancy Acuña Rodríguez ONU Mujeres Belén Sáenz Representante en Colombia Gianluca Giuman Oficial de Monitoreo y Evaluación Carolina Bermúdez Olaya Profesional de Monitoreo y Evaluación Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario Stephanie Lavaux Vicerrectora Dangelly Zúñiga Directora del Programa de Comunicación Social y Periodismo Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer Cra. 8 N° 7-27 Edificio Galán Teléfono 5629300 Ext. 3089 Twitter: @infopresidencia Instragram: infopresidencia facebook: Presidencia de Colombia Las informaciones contenidas en el presente documento pueden ser utilizadas total o parcialmente mientras se cite la fuente. ISSN: Diseño, diagramación e impresión Imprenta Nacional de Colombia Bogotá, D.C. Noviembre de 2015 Las acciones y perspectivas de diversa índole aparecidas en estas memorias son propias de sus autores, siendo, por tanto, de su exclusiva responsabilidad. En consecuencia, no comprometen, bajo circunstancias, a la Presidencia de la República, ni a la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, ni a las Entidades socias de esta iniciativa. 2 Presidencia de la República Contenido Presentación..........................................................................................................................5 CIUDADANÍA PLENA Y PARTICIPACIÓN POLÍTICA PARA LA PAZ................................................7 - Derechos étnicos y de género en los procesos territoriales: apuesta a la inclusión en el marco de la paz: Apuestas y desafíos de las mujeres en sus territorios para la inclusión de iniciativas de Paz con Enfoque étnico de género y territorial.............................................................................................8 - Aproximación al sistema de género en Colombia y los repertorios interpretativos sobre la violencia contra la mujer en Santiago de Cali. 2013................................................................................11 EMPODERAMIENTO ECONÓMICO DE LAS MUJERES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ:...13 • CONTROL SOCIAL Y CONCIENCIA MORAL DE LAS MUJERES: Una mirada biográfica a la limitación de sus capacidades para manifestar sentimientos de injusticia...............................................14 • La sexualidad no heteronormativa como factor de inseguridad social para las lesbianas en el departamento de Atlántico.......................................................................................................42 • El alcance de la Ley 1448 de 2011 para la reparación integral de las niñas, adolescentes y mujeres víctimas y sobrevivientes del delito de violencia sexual en el marco del conflicto armado colombiano..................48 CONSTRUCCION ESTRATEGICA DE LA PAZ DESDE LA GOBERNABILIDAD LOCAL CON PARTICIPACION ACTIVA DE LAS MUJERES....................................................................89 • Construcción estratégica de la paz desde la gobernabilidad local con la participación activa de las mujeres.. 90 • La paz de Colombia también es un asunto de mujeres........................................................95 • Mujeres constructoras de paz en Valledupar - Cesar.........................................................100 3 Presidencia de la República PRESENTACIÓN Como Consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer me complace manifestar que desde el Observatorio de Asuntos de Género estamos dando continuidad a un espacio tan importante de intercambio de experiencias y conocimiento en torno a los temas de mujer y género. Es este el 3er ENCUENTRO INTERNACIONAL y 4º NACIONAL DE INVESTIGACIONES EN ASUNTOS DE MUJER Y GÉNERO. El objetivo principal de este encuentro es crear y consolidar espacios de actualización e intercambio de experiencias investigativas sobre estudios de mujer y género que se adelanten, y estimular dentro de la comunidad académica, acciones de formación investigativa e investigación formativa sobre los temas de Mujer, Paz y Seguridad. Para lograrlo hemos contado con el apoyo de ONU MUJERES y del Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario, a sus directivas, agradecemos por unirse a esta iniciativa. La temática que nos convoca en esta oportunidad responde a la coyuntura actual del país –proceso de paz y el escenario del posconflicto– y como ente rector de la Política Pública Nacional para la Equidad de las Mujeres tenemos la obligación de promover e impulsar su posicionamiento en la agenda pública nacional y territorial, y consideramos que la academia se constituye en una plataforma idónea en cumplimiento de este propósito. Es importante destacar la presencia de la doctora Alejandra Valdés Barrientos de la División de Asuntos de Género de CEPAL, Coordinadora del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, como expositora central; así como la participación de las Universidades de EAFIT de Medellín, Simón Bolívar de Barranquilla, Universidad del Atlántico, Universidad del Valle, Universidad Javeriana de Bogotá, Universidad de los Andes, Universidad de Manizales; el Programa para Afrodescendientes e Indígenas - ACDIVOCA; e investigadoras independientes. Este documento denominado “Memorias del 3er Encuentro Internacional y Cuarto Nacional de Investigaciones en Asuntos de Mujer y Género”, consolidan los trabajos, los cuales ponemos a disposición como herramienta de consulta a quienes se interesen por los temas relacionados con los derechos de las mujeres. Martha Ordóñez Vera Consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer 5 Eje temático N° 1 CIUDADANÍA PLENA Y PARTICIPACIÓN POLÍTICA PARA LA PAZ Observatorio de Asuntos de Género DERECHOS ÉTNICOS Y DE GÉNERO EN LOS PROCESOS TERRITORIALES: UNA APUESTA A LA INCLUSIÓN EN EL MARCO DE LA PAZ Apuestas y desafíos de las mujeres en sus territorios para la inclusión de iniciativas de paz con enfoque étnico de género y territorial Autora Entidad Palabras clave Hurtado Minotta Waldistrudis Correo electrónico: @acdivoca.org.co Programa Afrodescendientes e Indígenas Carrera 7 No. 78-47 Bogotá, D. C. Derechos étnicos, género, generación, enfoque diferencial, inclusión, Desafíos, cambio Introducción/ Antecedentes La visión sistémica y multidimensional del desarrollo establece una estrecha relación entre las dinámicas colectivas territoriales, culturales y los conflictos económicos, sociales, ambientales y políticos que afectan las relaciones entre hombres y mujeres, ya que se encuentran ligados por el conjunto de acciones e interacciones que inciden sobre el sistema y ordenamiento del espacio –hábitat– en donde la inclusión y participación de las mujeres abre el discurso de las relaciones de Género, determina y modifica prácticas culturales en torno al reconocimiento de los sujetos(as) colectivos desde un enfoque diferencial de derechos. El sentido de la inclusión del enfoque de género es el de transformar las relaciones entre los géneros en todas las esferas de la realidad donde las desigualdades se hacen presentes y es necesario deslegitimarlas y transformarlas en relaciones de Equidad. La participación de las mujeres en los distintos ámbitos del territorio se constituye en una herramienta para el ejercicio de sus derechos y la toma de decisiones frente a sus proyectos de vida enmarcados en las distintas relaciones que se establecen desde la cotidianidad de sus roles y cosmovisión de sus territorios. La efectividad e incidencia de la participación de las mujeres en los distintos procesos sociales de construcción de gobernabilidad de los territorios colectivos debe partir del reconocimiento de las particularidades y necesidades de las mujeres y los hombres en sus distintos ciclos vitales, como también de las afectaciones diferenciales de género, en las negociaciones y concertaciones que desde la mirada homogénea del poder patriarcal invisibiliza a las mujeres como sujetas de derechos; en torno a la propiedad, el acceso a recursos, productividad e identidad cultural, como grupo social y en la sostenibilidad de los procesos que se construyen de manera colectiva . El derecho que tienen las mujeres al desarrollo como actoras esenciales en su definición y aspiraciones de vida, las convoca con autonomía y libertad a participar en sus comunidades de manera autónoma en la formulación e 8 Presidencia de la República implementación de políticas públicas, a ser párticipes de la construcción de una política de paz desde un enfoque de derechos de género étnico y territorial que rompa con los estereotipos de mujer pobre, negra, víctima. La construcción de una política de paz con enfoque étnico y de género debe abordar de manera integral y sustancial un proceso con todos los actores territoriales de la sociedad civil públicos y privados en todos los escenarios de la vida cotidiana con estrategias inclusivas e innovadoras que fortalezcan y potencialicen las capacidades de hombres y mujeres, jóvenes, niños(as), es decir, de todos y todas. Un tema crítico, es cómo generar confianza en los territorios para construir capital y tejido social, cuando existen imaginarios de represión en las comunidades Además, cuando reconocemos que la confianza es un bien intangible, tranversalizada por la seguridad y la seguridad tiene un transfondo estructural que es la trampa de la pobreza. “La feminización de la pobreza es un tema que se debe abordar de manera prioritaria desde la perspectiva de género y etnia para avanzar en un escenario de paz”. Objetivos de la investigación • Promover e implementar de espacios de participación territorial, donde se reconozcan e incluyan los derechos étnicos, de género y generación de las mujeres en la construcción de iniciativas de paz con enfoque diferencial y territorial. • Reconocer y valorar los procesos organizativos de las mujeres en los territorios desde su diversidad étnica e interculturalidad, a fin de que sus demandas sean incluidas en los planes de Desarrollo, planes de inversión, en concordancia con las políticas públicas locales y regionales en el marco de la paz. • Establecer agenda priorizada multisectorial y territorial para la implementación de políticas públicas en el marco de los Planes de desarrollo y planes de inversión, promoviendo garantías efectivas para la restitución con equidad. Metodología para el desarrollo de la investigación La metodología abordada responde a un proceso holístico de desarrollo humano, de focalización por regiones donde las organizaciones de mujeres, organizaciones mixtas, consejos comunitarios y delegadas independientes han interactuado en talleres de sensibilización y formación sobre sus derechos étnicos y de género reconociéndose como sujetas de derechos en el marco de la políticas públicas, local, regional y nacional. En segundo lugar, se han abordado temas específicos de formación en Derecho, normatividad jurídica nacional e internacional para generar y fortalecer capacidades en las organizaciones de mujeres a nivel individual y colectivo, dotándolas con herramientas y habilidades que les permiten interactuar con las entidades del Estado, establecer alianzas público–privadas, con la cooperación en el desarrollo de programas y proyectos acorde a sus necesidades como mujeres negras e indígenas desde la diversidad y prácticas culturales y conocimiento tradicional. 9 Observatorio de Asuntos de Género Este proceso, eminentemente participativo, parte de las experiencias de vida de las mujeres en sus comunidades, promoviendo el intercambio de experiencias y creando nuevas percepciones en torno a su ser y hacer como mujeres que transforman y promueven el desarrollo en sus comunidades y entorno. Resultados de la investigación Como resultados verificables de este proceso se pueden identificar los cambios y avances que han presentado las mujeres y sus organizaciones en la gestión e incidencia con los gobiernos locales, promoviendo una articulación efectiva en las dinámicas territoriales y en el incremento de la participación en los distintos espacios de representación de las mujeres en sus comunidades y territorios colectivos. Además, este proceso ha permitido formular políticas públicas en algunas regiones donde hemos intervenido como Programa y también promovido la oferta de las entidades del Estado con competencia mejorando la calidad de vida de las mujeres y sus familias con una nueva visión de lo que son y representan. Conclusiones • Reconocer y visibilizar el liderazgo y empoderamiento de las mujeres negras, afrodescendientes de cara al país y región como agentes de cambio para la paz y sus aportes al desarrollo del país. • Avanzar como movimiento en la consolidación de una plataforma política fortalecida en sus redes y organizaciones para ser interlocutora en los distintos procesos de construcción de una política pública de paz y reconciliación desde lo territorial. • A promover e incidir en un modelo de desarrollo pertinente y diferencial que aborde las potencialidades y ventajas comparativas de las mujeres en sus territorios, fortaleciendo sus emprendimientos y la generación de ingresos para la superación de la pobreza y eliminación de la violencia de género. 10 Presidencia de la República APROXIMACIÓN AL SISTEMA DE GÉNERO EN COLOMBIA Y LOS REPERTORIOS INTERPRETATIVOS SOBRE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN SANTIAGO DE CALI. 2013 Autora Entidad Palabras clave Karen Lorena Varela Valencia kvarela@estumail.ucm.es karen.varela87@hotmail.com Universidad Complutense de Madrid. Estudiante de doctorado en Sociología Institución, Licenciatura (o Posgrado) y semestre de procedencia Control social, conciencia moral, menosprecio, reconocimiento, mujeres profesionales, éxito profesional femenino Esta ponencia pretende mostrar los resultados de la investigación “Aproximación al sistema de género en Colombia y los repertorios interpretativos sobre la violencia contra la mujer en Santiago de Cali”. En este trabajo final de máster, el género resulta entendido como un sistema compuesto por elementos: simbólicos, relacionales, normativos y subjetivos, que configura la realidad social y jerarquiza a los hombres y mujeres. En otras palabras, el género se considera como dimensión constitutiva de las relaciones sociales y de la cultura. Bajo esta premisa, la investigación busca conocer de qué manera se configura el género en un contexto nacional específico, y cómo incide este sistema en los repertorios interpretativos sobre la violencia contra la mujer en una ciudad concreta. De este modo, esta investigación tiene como propósito general indagar cuáles son los repertorios interpretativos acerca de la violencia contra la mujer en habitantes de Santiago de Cali a partir del estudio del sistema de género colombiano. A partir del concepto de género propuesto por Scott (1996) que aporta elementos diferenciados de análisis como lo simbólico, lo normativo, lo social y lo individual, se establecieron cuatro (4) categorías de análisis para esta investigación que permiten dar cuenta de diversos aspectos relacionados con la mujer y la violencia ejercida hacia ella. Las técnicas de investigación implementadas en este ejercicio investigativo fueron la búsqueda bibliográfica y documental, y la aplicación de entrevista semi-estructurada a un grupo representativo, conformado por dieciocho (18) varones y mujeres que cumplieron con los criterios de selección (rango de edad, estrato socioeconómico y sexo). A nivel metodológico, este ejercicio académico se enmarca en una investigación cualitativa-descriptiva de enfoque fenomenológico, en la cual se recolecta la información referente al plano subjetivo de manera más profunda, teniendo en cuenta las experiencias de cada uno de los integrantes del grupo. Referente a los principales hallazgos de esta investigación se puede expresar lo siguiente: La identificación de repertorios interpretativos tradicionales y normativo/igualitarios al interior de las entrevistas efectuadas al grupo representativo, e incluso en los discursos estatales y de la Iglesia Católica, hace pensar en la existencia de un “posmachismo igualitarista” vigente discursivamente tanto a nivel simbólico como subjetivo, en el cual se reivindica la igualdad de género, al mismo tiempo que se promueve la subordinación de la mujer al ámbito 11 Observatorio de Asuntos de Género doméstico y al rol de madre. Para ciertos autores (Garrido, 2009:9) esta estrategia discursiva pretende conservar la posición social de dominancia, la cual los hombres han ostentado a través de la historia. Los repertorios interpretativos de la violencia contra la mujer emitidos por el grupo representativo residente en la ciudad de Santiago de Cali reflejan la permanencia de discursos tradicionales referentes a la mujer y a las violencias sufridas por ella, aún cuando el sistema de género colombiano parece promover la igualdad y equidad de género. Es decir, cuando el Gobierno Nacional colombiano ha ratificado diferentes tratados internacionales que protegen los derechos de la mujer, la participación de la mujer en el mercado laboral, educativo y político muestra leves modificaciones en cuanto a la inclusión de la mujer, y los discursos emitidos por parte de este Gobierno y la Iglesia Católica de Colombia procuran promover una retórica igualitaria, muchas veces, desde esa misma interpretación tradicional de la mujer. De este modo, la mujer resulta definida, desde las diferentes dimensiones estudiadas de dicho sistema de género, teniendo en cuenta sus funciones biológicas como, por ejemplo, la perpetuación de la especie, y los roles asignados socialmente asociados con el cuidado de toda su familia. Es decir, esposo, hijos e hijas y todo aquel que esté bajo su atención. La aproximación a los repertorios interpretativos referentes a la violencia contra la mujer, teniendo en cuenta diferentes dimensiones (normativa, relacional, simbólica y subjetiva) del sistema de género en Colombia, posibilita el abordaje de este objeto de estudio a partir de la indagación y contrastación de elementos individuales dentro de un contexto determinado. Así, estos discursos se presentan adscritos a un contexto con características diferenciales y particulares que logran componer un marco interpretativo de la violencia contra la mujer. No obstante, esta forma de estudio de la violencia contra la mujer no se traduce en la identificación de estos elementos por parte del grupo representativo puesto que las causas atribuidas a esta problemática social no dejan de ser asociados a marcos interpretativos individuales, familiares o de pareja. Es decir, las causas de esta problemática social no se perciben desde la incidencia de un sistema de género que organiza jerárquicamente la realidad social y esto es un hallazgo que se considera importante de cara a la puesta en marcha de las políticas públicas que busquen acabar con la violencia contra las mujeres. Referencias bibliográficas Garrido, B. (2009). La violencia contra las mujeres. Un análisis a través de la producción teórica feminista. Revista del Centro de Estudios Históricos e Interdisciplinario sobre las Mujeres, 5(5). Scott, J. W. (1996). “El género: una categoría útil para el análisis histórico”. En: El género: la construcción cultural de la diferencia sexual (pp. 265-302), México: PUEG. 12 Eje temático N° 2 EMPODERAMIENTO ECONÓMICO DE LAS MUJERES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ: • Control social y conciencia moral de las mujeres: Una mirada biográfica a la limitación de sus capacidades para manifestar sentimientos de injusticia. • La sexualidad no heteronormativa como factor de inseguridad social para las lesbianas en el departamento de Atlántico. • El alcance de la Ley 1448 de 2011 para la reparación integral de las niñas, adolescentes y mujeres víctimas y sobrevivientes del delito de violencia sexual en el marco del conflicto armado colombiano. Observatorio de Asuntos de Género CONTROL SOCIAL Y CONCIENCIA MORAL DE LAS MUJERES Una mirada biográfica a la limitación de sus capacidades para manifestar sentimientos de injusticia Autora Entidad Palabras clave Olga Lucía García Cano olg@umanizales.edu.co Universidad de Manizales y Universidad Nacional de Colombia - Sede Manizales Carrera 9 No. 19-03 Manizales Control social, conciencia moral, menosprecio, reconocimiento, mujeres profesionales, éxito profesional femenino Introducción/Antecedentes La tendencia creciente de las mujeres a mejorar sus niveles de educación y profesionalización, como posibilidad para superar las históricas condiciones de exclusión e inequidad de género, contrasta con las percepciones individuales de desigualdad configuradas en sus vidas laborales. Frente a esta situación, se presenta este trabajo con la intención de dar cuenta desde una mirada biográfica, de la situación de las mujeres profesionales actuales frente al desbalance social que permanece a pesar de tener acceso a los sistemas de educación y desempeño profesional. A partir de un proceso de construcción biográfica de conocimiento, se pretende identificar las raíces de la invisibilización social de las mujeres en la sociedad capitalista patriarcal y comprender el origen del conformismo que frente a ella manifestamos, apoyadas en las posibilidades de “éxito profesional” como forma de aceptación e inclusión social. Entender por qué las mujeres, como grupo social, moldeamos nuestro comportamiento y nos adaptamos a él, mediante la “interiorización de las normas sociales”, que tiene como consecuencia la neutralización de cualquier manifestación de inconformidad o pena al percibir la situación por pesada que sea, como algo normal, tan constante y común que “el individuo aprende a conformarse con ellas” (Honneth, 2011, p. 61). Para tratar de entender por qué seguimos el juego de la diferencia, transformada en desigualdad, se parte del concepto “aprendizaje moral”, utilizado por Honneth, pero tomado, según él mismo lo expresa, del modelo básico de Hegel que sirve para entender por qué las mujeres, como grupo social o clase, moldeamos nuestro comportamiento y nos adaptamos a él, mediante lo que él llama “interiorización de las normas sociales”, que tiene como consecuencia la neutralización de cualquier manifestación de inconformidad o pena al percibir la situación por pesada que sea, como algo normal, tan constante y común que “el individuo aprende a conformarse con ellas” (Honneth, 2011, p. 61). El aporte innovador de la ponencia radica en la presentación de un problema social vigente, construido metodológicamente como un proceso de construcción biográfica del conocimiento, porque fue la narración de la vida mis- 14 Presidencia de la República ma de la autora la que sirvió de dispositivo didáctico-metodológico, para ubicarla como sujeto que devela desde su propia historicidad o realidad socio-histórica, como es su vida laboral profesional, y las relaciones sociales que de ella se desprenden, la red de significados y sentidos desde su cotidianidad que es el espacio de lectura de realidad donde pone a diario en crisis las posibilidades de emerger en condiciones de igualdad. A partir de estos planteamientos se abren las posibilidades para rastrear lo que está detrás de toda esta normalidad del sistema social imperante, de sus códigos, pues es difícil aceptar que la posición desigual de las mujeres haya sido siempre así y así deba seguir siendo aceptada, con inconformidad, pero sin resistencia. De ahí que sea necesario aceptar que lo buscado hace parte del actuar político que determina las relaciones sociales y, básicamente, las estructuras de poder que Honneth lo describe como el “Control social de la conciencia moral”, al referirse con esta expresión a la limitación de las capacidades (de las mujeres para este caso) para formular y manifestar sentimientos de injusticia social, a través de mecanismos formalizados y controlados por los procesos estatales o empresariales.(Honneth, 2011, p 63), como es el caso del éxito profesional como pretensión de igualdad. La problematización se realiza desde la teoría crítica de la sociedad, y concretamente de la Teoría del Reconocimiento de Axel Honneth y de sus planteamientos sobre los procesos de exclusión cultural y el dominio normativo de clase, ubicando a las mujeres en el centro de la discusión como grupo socialmente oprimido. Este trabajo se presenta como un desafío para la investigación en ciencias sociales y para las mujeres investigadoras comprometidas con la democracia y el ideal de vivir en un mundo más justo y equitativo. Objetivos de la investigación Al confrontar la mirada social de posición desigual de las mujeres y leer con ella lo que para Honneth es el dominio normativo de clases, se abre el análisis hacia la comprensión de su significado en nuestras vidas como mujeres y sus consecuencias. Se parte del hecho de qué dominio se da para limitar o no las posibilidades de expresión simbólica o semántica, o bien las condiciones espaciales y socioculturales de la comunicación para experiencias de privación y de injusticia específicas de clase (Honneth). Esta perspectiva del autor se contrasta en este ejercicio investigativo con la experiencia narrada del sujeto que de manera conciente adquiere la capacidad de mostrarse en relación con una realidad específica cargada de sentido para él que es quien la construye. Y es así como emergen los siguientes objetivos de conocimiento: • Conocer las raíces del “menosprecio social” de las mujeres en la sociedad capitalista patriarcal y comprender el origen del conformismo que frente a él se manifiesta, apoyadas en las posibilidades de “éxito profesional” como forma de alcanzar la igualdad social. • Identificar los medios, las técnicas y las estrategias de control utilizados para conservar y reproducir el sistema de dominio necesario para asegurar la hegemonía cultural de las clases. 15 Observatorio de Asuntos de Género • Entender por qué las mujeres, como grupo social o clase, moldeamos nuestro comportamiento y nos adaptamos a él sin generar resistencias o manifestaciones de inconformidad. Metodología para el desarrollo de la investigación Esta ponencia hace parte del trabajo de tesis realizado para optar al título de Doctorado en Conocimiento y Cultura en América Latina, cuyo proceso de formación epistémica y metodológica parte de la construcción biográfica como dispositivo para potenciar el conocimiento y del reconocimiento de la necesidad histórica de recuperar el pensamiento de los investigadores colonizados en sus mismos procesos de formación por ideas y teorías formadas en otros contextos, en otras culturas. El objetivo metodológico es ubicar al sujeto en su propia historicidad y a partir de su realidad socio-histórica, rica en significados y sentidos, colocarse de frente a un problema social que tenga sentido para él porque lo contiene. Al tomar al sujeto como punto de partida y situarlo en el centro mismo del método científico, se pretende recuperarlo tanto en el plano formativo-metodológico, como operativo de las ciencias, como alternativa para hablar de una ciencia con conciencia y pertinencia. El abordaje de la investigación parte de la concepción básica de la didáctica no parametral en el marco de una pedagogía crítica (Quintar, pág.47), al considerar que el sujeto, como construcción social en estudio, nace de su propia biografía, de su existir cotidiano que se concretiza en unas coordenadas espacio-tiempo, en sus propias circunstancias, en sus particulares situaciones, en sus vivencias, y en el marco general de significados, creencias y cosmovisiones que dan sentido a las relaciones que estructura en un plano histórico-social, sociocultural. A partir de esta ubicación emerge este trabajo donde biográficamente se coloca a las mujeres, posteriormente a las mujeres trabajadoras, a las mujeres profesionales y al éxito profesional de las mujeres como creencia fuerte, como delimitación del campo de observación de un problema de época como es la inclusión de las mujeres en el sistema de producción capitalista. Donde el problema a discutir no es si estamos siendo o no incluidas, sino en la forma en que esta inclusión se está dando y viviendo. El proceso metodológico se vivió en los siguientes momentos: Momento 1: Momento del sujeto. El rescate del sujeto de su subjetividad. Supone que el sujeto debe estar presente en su construcción didactobiográfica. Con el ejercicio didactobiográfico, el sujeto adquiere la capacidad de mostrarse en relación con una realidad específica con sentido para él que es quien la construye. Los dispositivos didáctico-metodológicos utilizados en el proceso fueron: Narración biográfica Uso de las preguntas problematizadoras Construcción de red de síntomas y afectaciones 16 Presidencia de la República Momento 2: Desarrollo del tema transformado en PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN CRÍTICA. Este momento exige que el sujeto tenga la capacidad de poner su subjetividad en tensión. Para lograr construir un problema de investigación crítica, es necesario que el sujeto se objetive, que se salga de sí mismo, a partir de preguntarse cosas sobre el tema que para él tenga sentido, porque tomó conciencia de una realidad que ya no es solo de él, sino que se empieza a visualizar como una manifestación de una realidad con sentido social. Definición del Campo de Observación. Momento 3: Construcción de la matriz epistémica Uso crítico de la teoría Para el caso del proceso de formación en investigación crítica, el uso que se le dé a esa conciencia alcanzada debe ser mayor y superar este momento que si bien lo llevó a tomar conciencia, es necesario que se asuma desde este nuevo lugar, como sujeto investigador. Por lo tanto, es la intencionalidad del ejercicio con fines investigativos, la que le coloca los límites al ejercicio didactobiográfico. Es decir, el sujeto investigador debe asumir su conciencia en términos del desafío que tiene de construir un problema de investigación sociohistórica. Resultados de la investigación Como resultado de este proceso se logra llegar a comprender que las mujeres profesionales hemos acumulado un profundo sentimiento de MENOSPRECIO como AFECTACIÓN ESTRUCTURANTE, y cómo este sentimiento se hizo emerger biográficamente. Sostener el éxito profesional en la vida de las mujeres modernas las está llevando a vivir en permanente posición a la defensiva, tratando de demostrar que sí son capaces, que al igual que los hombres son capaces de proveerse y de proveer a la familia. El comportamiento defensivo es producido por la permanente necesidad de reconocimiento y la autoexigencia por alcanzar el éxito y equiparar y superar el estereotipo social masculino. Este fuerte sentimiento de MENOSPRECIO, como reflejo de la mujer que quiere ser reconocida socialmente como luchadora incansable, como “supermujer”, pero que no logra alcanzar esta valoración. Para las mujeres profesionales evitar ser descalificadas socialmente a cualquier costo es el principal reto, pues se supone que lo profesional nos lleva al plano de la igualdad social, que es en el acceso al conocimiento, a las instituciones de educación superior y a las organizaciones, el escalafón necesario pero en nuestra confrontación se siente que esta plataforma luchada y perseguida por años no es suficiente. Qué hace falta entonces? Al respecto, Honneth manifiesta que “Cuanto más alto es el nivel de educación, mayor peso público tienen las desaprobaciones morales”, perspectiva que permite entender por qué perseguir la aprobación social diaria se convierte en proyecto, luego en carga. ? 17 Observatorio de Asuntos de Género La orientación externa de nuestros comportamientos, como técnica, buscando siempre la aprobación, es la consecuencia esperada cuando se trata de contrarrestar las iniciativas personales propias de las personas que a lo largo de su vida van adquiriendo conocimientos y experiencias que deberían servir para la formación de criterios propios y de desarrollar capacidades valorativas y de discernimientos. El énfasis en las motivaciones externas, en la aceptación social bajo parámetros institucionalizados y formalizados, bloquean la emergencia o la manifestación concreta de las experiencias personales, que van siendo reemplazadas por comportamientos funcionalistas basados en roles sociales predeterminados de manera externa. Las posibilidades de descubrir las técnicas de desverbalización, como componente de la exclusión cultural, permite visibilizar los efectos que casusa en nuestras vidas, porque permite seguir su huella en los lenguajes y en nuestra construcción simbólica individual, como el valor que le damos al dinero, al tener, a la apariencia física, al modelo de apariencia, al comportamiento masculino, fuerte, rudo, insensible. como son la adopción del lenguaje centrado en la lógica de la eficiencia y eficacia en el manejo del hogar, en la formación de nuestros hijos e incluso en nuestra vida personal. Los diversos tipos de empresas privadas, como instituciones formales de producción capitalista, constituyen unos de los lugares donde las mujeres creemos encontrar el espacio de posibilidades de desempeño profesional, para trabajar, para sentirnos útiles en la sociedad, obtener el reconocimiento y ascenso en la escala social, a la vez que obtenemos el poder adquisitivo y la autosuficiencia económica, tan necesarios si queremos superar el mundo doméstico. Sin embargo, el hecho de estar ahí, de pertenecer a él, de sobrevivir en él, tiene grandes repercusiones en nuestras vidas, porque este espacio, visto como un orden social, está dominado por parámetros orientados a alcanzar altos estándares de eficiencia y productividad. La productividad laboral, como objetivo, se constituye en norma instituida que genera en nuestras vidas una tensión permanente, que de manera inevitable nos llevan a establecer relaciones basadas en la rivalidad y competencia de y entre géneros. A pesar de que el sistema de producción capitalista involucra tanto a hombres como a mujeres, este ambiente competitivo choca con el referente cultural que tenemos las mujeres del tipo de relaciones que establecemos en un mundo doméstico, donde la dedicación, la entrega, muchas veces sin esperar reciprocidades, hacen parte de nuestras actuaciones tradicionales. La identificación de la competencia y la rivalidad como elementos determinantes de las relaciones empresariales, soportada por el predominio de los intereses individuales, permite entender sus efectos en la vida laboral de las mujeres, al dar cuenta de la “individualización institucional” como el primer objetivo de la constitución de la norma moral, planteada por Honneth. Individualización que nos impide la comunicación de las experiencias de injusticia y nos aleja como género. 18 Presidencia de la República Esta imposibilidad de compartir en lo colectivo y comunitario, se ratifica por el hecho de orientar nuestros comportamientos de manera individual hacia el idealizado éxito profesional, con ánimo altamente competitivo, que trasciende los límites empresariales y llega al ámbito doméstico. La autosuficiencia económica y el poder adquisitivo con tendencias crecientes, caracterizan la vida económica de la mujer profesional. Desaparecemos como mujeres al desaparecer la posibilidad de valorar y compartir nuestras experiencias, pues lo funcional y productivo se impone frente a cualquier sentimiento de inconformidad; la queja silenciosa por sus funciones, por las lógicas del trabajo productivo que se le imponen. El rol no tiene sexo. Predominan las lógicas masculinas. La mujer imita al hombre. La exigencia del trabajo orientado hacia la productividad determina la vida cotidiana de la mujer profesional. El uso eficiente del tiempo constituye el desafío permanente de la mujer profesional. Ser profesional en el trabajo y en la vida le exige a la mujer eficiencia y manejo óptimo del tiempo en todos los espacios de su vida, negándole la posibilidad de dedicarse de manera creativa y laboriosa a sus actividades. Tener éxito profesional significa ser capaz de hacer todo dentro y fuera del trabajo, en un acto de autosuficiencia. Conclusiones El conflicto que emerge al problematizar la posición social desigual de las mujeres, a partir del pensamiento de Honneth, permite visibilizar lo que él llama el “control social de la conciencia de injusticia”. Y, desde la perspectiva de género, potencia el análisis y nos abre las puertas para comprender o al menos tratar de buscar respuestas para entender la denuncia que el autor hace al declarar que en las condiciones actuales del sistema de producción capitalista, que él llama “capitalismo tardío”, “los modos de representación de los sentimientos sociales de injusticia no están libremente a disposición de los sujetos afectados”. El papel de las mujeres en la modernidad, visto desde la concepción normativa propuesta por Honneth, permite introducir al análisis el concepto de “aprendizaje moral” de los códigos o valores sociales instituidos en una cultura y para este estudio, sobre los que se están definiendo las valoraciones de género. De ahí que la percepción de normalidad social de las relaciones de subordinación de las mujeres actúe como un bloqueo para la identificación de situaciones de injusticia vividas de manera individual. Esta percepción de normalidad, también se da en los hombres que gozan de la aprobación de la sociedad como “clase dominante”. El hecho de pretender ver la realidad, desde la perspectiva de género, abre las posibilidades a la teoría crítica por permitir la identificación de los valores sociales determinantes de las relaciones concretas entre hombres y mujeres que Honneth llama “contenidos de conocimiento prácticos-morales” (Honneth, 2011,p.), y permite, acorde con Lamas, delimitar con mayor claridad y precisión cómo la diferencia cobra la dimensión de desigualdad. Al ubicar a las mujeres en el espacio laboral, en la esfera pública como “clase dominada”, es necesario reconocer que es a partir de esta posición como se va adquiriendo mayor capacidad para cuestionar el modo de vivir imperante por tradición para su rol y atreverse a explorar otros modos de vida. 19 Observatorio de Asuntos de Género Desentrañamiento que exige la articulación de las experiencias de la vida laboral de las mujeres, visibilizar sus códigos y a partir de ellos entender por qué hay aceptación a una. De ahí, que mi biografía esté marcada por la narración de situaciones de carencia, opresión y subordinación que hacen que demande por una posición que socialmente no está siendo reconocida y a adoptar actitudes de reclamo permanente frente a tal menosprecio social. La evolución de la imagen de las mujeres, difundida por los medios masivos de comunicación, apunta a agudizar el “Proceso de exclusión cultural” que vivimos, ya que como estrategia, actúa sobre las instituciones sociales que definen y validan los códigos valorativos de las mujeres en la sociedad, teniendo como su gran aliado a los medios de comunicación. Contando con esta complicida, es que se logra limitar las posibilidades de articulación de experiencias de injusticia, que de manera individual vivimos las mujeres y dejándonos sin medios de comunicación, que Honneth los llama “medios lingüísticos y simbólicos apropiados” para manifestar los sentimientos de injusticia. Es como si sentir la injusticia nos ubicara fuera de borda en la sociedad, y resultáramos hablando de cosas que nada tienen que ver con la normalidad social. El desatino de las mujeres, sus imprudencias, temores y culpas por el hecho de pensar y atreverse a romper el esquema social vigente. La posición individualista que asumimos a lo largo de nuestras vidas laborales orientada en función de la carrera profesional, en nuestra eterna postura de sobrevivientes, aísla toda posibilidad de comunicación crítica entre nosotras, pues ni entre nosotras mismas nos permitimos la manifestación de desacuerdos, de pronto porque no piensen las demás que estamos siendo débiles y quejambrosas. El individualismo que se genera en la búsqueda del éxito profesional paraliza la capacidad de articulación entre nosotras, que es la condición de una TEMATIZACIÓN de la conciencia social de injusticia que tenga consecuencias, en palabras de Honneth. Esta incapacidad de articulación trae como consecuencia la ruptura de la comunicación, o el camuflaje de ella mediante la utilización de lenguajes y expresiones de época, permeados por los parámetros de la eficiencia y eficacia como pasaporte para poder tener acceso a la escala social aspiracional. Ganar credibilidad social como expectativa de RECONOCIMIENTO se ha constituido en el día a día del comportamiento de las mujeres en su vida laboral, pero el moldeamiento de nuestro comportamiento por el orden moral instituido nos impide romper el equilibrio de dominio. 20 Presidencia de la República DIÁLOGO ARTICULADO A TRAVÉS DE LA MESA PARA ERRADICAR VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN EL DEPARTAMENTO DEL ATLÁNTICO 1. Emma López Rodríguez Investigadora principal elopez16@unisimonbolivar.edu.co Angélica Orozco Idárraga Autora Coinvestigadora aorozco1@unisimonbolivar.edu.co Luis Altamar Muñoz Coinvestigador luisalfonsoaltamar4muoz@gmail.com luisalfonsoaltamarmuoz@yahoo.com.co Entidad Palabras clave Universidad Simón Bolívar. Colombia Fundación TEKNOS. Colombia Violencias contra las mujeres, Ley 1257 de 2008, mesa interinstitucional Resumen2 Esta ponencia detalla los resultados del proyecto de investigación, titulado Sistematización de la Mesa Interinstitucional para la erradicación de las violencias contra las mujeres en el departamento del Atlántico en el periodo 2013-2015, cuyo objetivo se orientó a describir el proceso de creación e implementación de la “Mesa interinstitucional de erradicación de la violencia contra las mujeres”, para proponer un plan de intervención efectiva y eficaz que garantice una vida libre de violencias a estas. A partir de un modelo cualitativo, bajo la conducción del método inductivo y la utilización de técnicas como la observación, entrevistas estructuradas realizadas a funcionarios de 14 instituciones públicas, privadas y ONG, complementado con diálogo de saberes entre teóricos y validado por expertas en temas de género en el ámbito nacional e internacional. 1 2 Práctica pública que hace parte del Banco de Iniciativas para la Democracia Participativa del Ministerio del Interior a través de la Dirección para la Democracia, La Participación Ciudadana y la Acción Comunal en el campo de la creación o promoción de escenarios para el fomento, la igualdad y la equidad de género implementando acciones para su incorporación como ejes centrales de la participación ciudadana a través de la inclusión social. Agradecimiento al personal de las instituciones públicas, organizaciones sociales y centros académicos que ofrecieron información para la elaboración de este análisis en el marco de este proyecto de investigación. 21 Observatorio de Asuntos de Género Introducción Esta ponencia surge a partir de la presentación de la práctica de la Mesa Interinstitucional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, a través del panel Ciudadanía, Mujer y Género que se desarrolló en el Tercer Encuentro Internacional y Cuarto Nacional de Investigadoras e Investigadores en Asuntos de Mujer y Género. La ponencia se presenta teniendo en cuenta la sistematización de agendas basadas en la intervención técnica de instituciones gubernamentales y sectores de la sociedad civil, los cuales se articulan desde el entramado de la lógica y la necesidad de establecer una Mesa Interinstitucional para la erradicación de la Violencia contra las Mujeres, cuya naturaleza se concentra en el marco jurídico de Decreto 164 de 2010 (enero 25) y la Ley 1257 de 2008. Esta dinámica de intervención toma un carácter de relevancia e importancia en el año 2014, tratando de situar aquellos desencuentros que pudieran existir entre el campo normativo y la práctica habitual de las instituciones que son responsables de suministrar una oferta de servicios en atención a las víctimas. Es así como surge una pregunta: ¿Cómo se empieza, en el sistema público departamental, a considerar la necesidad de constituir marcos comunes de referencias, donde la población objeto pueda ser atendida con un criterio de responsabilidad frente a la integridad y dignidad de las mujeres que permanentemente están en ciclos de violencia basada en género? La población víctima está en los 23 municipios del departamento del Atlántico, con mayor concentración en su área metropolitana conformada por los territorios de Barranquilla, Galapa, Soledad y Puerto Colombia, debido a la tendencia creciente por el aumento de féminas que viven con frecuencia manifestaciones de violencia y en su mayoría son extensivas a sus hijas e hijos. El Estudio Multipaís de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre salud de la mujer y violencia doméstica contra la mujer (2005), afirma que: La violencia ejercida contra la mujer tiene unas repercusiones mucho mayores que el daño inmediato causado a la víctima. Tiene consecuencias devastadoras para las mujeres que la experimentan y un efecto traumático para los que la presencian, en particular los niños. Representa algo vergonzoso para los Estados que no logran evitarla y las sociedades que la toleran. La violencia ejercida contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos básicos que debe eliminarse mediante la voluntad política y las actuaciones judiciales y civiles en todos los sectores de la sociedad (OMS, 2005, p. 21). Adopta diferentes formas: psicológica, física, sexual, política, económica, de género, estructural, simbólica, entre otras; al igual que se puede dar en diversos contextos: familiar, laboral, educativos, medios de comunicación y publicidad, conflicto armado y sociedad en general. Se presenta en cualquier etapa del ciclo vital, desde su nacimiento hasta la vejez. Es un problema de tipo social y no privado o “los trapitos sucios que se lavan en casa”, porque la denuncia ha trascendido del espacio privado al espacio público (Orozco, García, Fontalvo, & Otros, 2014). 22 Presidencia de la República Esta ponencia aporta información no solo sobre la prevalencia de la violencia en un departamento que suele tener al respecto información disgregada en la materia que se ciñe a lo informativo, con muy pocas apreciaciones académicas e investigativas, por lo que se justifica compilar referencias que provienen desde la perspectiva de los actores institucionales, quienes en sesiones de trabajo formales y planificadas describen los nudos críticos y estructurales que son un obstáculo para la erradicación de las violencias. El propósito es presentar las reflexiones y análisis de esta práctica pública; se debe a la importancia de aportar elementos significativos que puedan ser útiles para la réplica de este tipo de dinámicas de interrelación institucional, no solo en cualquier territorio colombiano sino también de América Latina, que cuente con instituciones cuya prioridad es la atención a víctimas. Sin lugar a dudas, se contribuye a la diseminación de aprendizajes y a su vez a la focalización de estos como insumos para continuar otro tipo de investigaciones. Asimismo, permite ser punto de partida a estudios con fines evaluativos o diagnósticos para que eventualmente sirva a las autoridades nacionales, locales o distritales e inclusive internacionales para que alcancen a visionar líneas de políticas, planes, programas y proyectos que puedan ser pertinentes al momento de tratar las problemáticas y sus soluciones inmediatas. Contexto de la violencia contra las mujeres en el departamento del Atlántico y Distrito de Barranquilla El departamento del Atlántico tiene una extensión de 3.386 Km2, que representan el 0,3% del territorio nacional. Se encuentra dividido, política y administrativamente en 23 municipios. Está ubicado en la región Caribe de Colombia y su capital es Barranquilla. Su número total de habitantes es de 2.373.550. Según la densidad poblacional, es el departamento más poblado de la costa colombiana, así lo demuestra información del DANE, cuando afirma que el total de la población está conformada por un 51,4% de mujeres y otro 48,6% que son hombres (DANE, 2005). Este territorio caribeño y en especial el Distrito Industrial, Especial y Portuario de Barranquilla, crece vertiginosamente frente a indicadores del desarrollo financiero que se tornan en carta de presentación para el Estado en su representación regional y en la empresa privada para evidenciar cifras tangibles, creíbles, en materia de inversión y de esta forma hacer las respectivas prospectivas de capacidad de endeudamiento para cumplir con las expectativas de ser una plataforma territorial para el denominado Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de Norte américa. Sin embargo, esa macrorealidad financiera tiene un envés que está matizado por las estigmatizaciones, segregaciones, maltrato, violencias, feminicidios y actos criminales que envuelven a mujeres y niñas como protagonistas, haciéndolas vulnerables a unas estructuras sociales que traen consigo más beneficios para los victimarios que para las víctimas por lo que las margina, incluyendo su entorno familiar. 23 Observatorio de Asuntos de Género Precisamente la cotidianidad de este departamento posee como característica el incremento paulatino y sistemático de violencias y feminicidios en el Distrito de Barranquilla y varios de los municipios que lo conforman. Para el año 2013, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMyCF) reportó por denuncia en el departamento del Atlántico un total de 3.372 casos (tasa 140,33%): Hombres 587 (Tasa 49,47 %) y mujeres 2.785 (Tasa 228,95%), discriminados así: 72 casos de violencia contra el adulto mayor, de los cuales 31 fueron hombres y 41 mujeres; violencia contra niños, niñas y adolescentes (NNA) 306 casos, 132 hombres y 174 mujeres; violencia de pareja total 2.283, 179 hombres y 2.104 mujeres; violencia entre otros familiares 245 hombres y 466 mujeres para un total de 711 (Hernández, 2015). En Barranquilla el informe de INMLyCF reporta un total de 2.204 (tasa 182, 61%), de los cuales 41 (tasa 68,54%) son hombres y 1.803 mujeres (tasa 289,94%). De los anteriores 53 casos, 23 hombres y 30 mujeres fueron de violencia contra el adulto mayor; 191 casos, 79 hombres y 112 mujeres de violencia contra NNA; 1.474 casos, 122 hombres y 1.352 mujeres correspondieron a la violencia de pareja y 486 casos, 309 hombres y 486 mujeres a violencia entre otros familiares. En el departamento del Atlántico según INMLyCF, en el 2012, los exámenes médico-legales por presunto delito sexual, referente a casos y tasas por cada100.000 habitantes, se reportaron un total de 786 casos equivalente a una tasa de 33.11% discriminada en 130 hombres (tasa 11.10 %) y 656 mujeres (tasa de 54.58%). En Barranquilla se denunciaron 454 casos para una tasa de 37.82% correspondiente a 83 hombres (tasa 14.27%) y 371 mujeres (tasa 59.96 %). En el municipio de Soledad se denunciaron 173 casos (tasa de 30.52 %), correspondientes a 14 hombres (tasa de 4.99) y 159 mujeres (tasa de 55.50). En Malambo se denunciaron 46 casos (tasa 39.90) distribuidos en 12 hombres (tasa 20.53) y 34 mujeres (tasa de 59.85%), (Gobernación-Atlántico, 2010). En cuanto a la violencia física en el 2010 fue de 28.9%, la violencia sexual de 3.6%, la violencia psicológica de 73.6%. (p.49). Dentro de la violencia psicológica se destaca la amenaza de abandono que representa un 21.6 %; el 32.5% ha experimentado cualquier tipo de amenaza. La falta de autonomía económica se convierte en un detonante para que el hombre ejerza este tipo de violencia. Derivado de esta situación el porcentaje más elevado es la amenaza de quitarle los hijos e hijas equivalente al 16.5%, o sea, 1.224 mujeres en el departamento (periódico Universal, 2014). El porcentaje de mujeres alguna vez unidas que experimentaron situaciones de control por parte del esposo/ compañero según características seleccionadas en el Área Metropolitana señala como motivos de la violencia los celos en un 58.1%, la infidelidad en un 25.7%, contactar amigos y amigas 26.2%, limitar contactos con la familia 14.5 %, insistencia en saber dónde está 39.3%, vigilar cómo gasta el dinero 22.8%, ignorarla 28.5%, no cuenta con ella para reuniones 19.5 %, no consulta para decisiones 14.7 %, ejerce algún control 63.3% (periódico Universal, 2014). La violencia física es la que registra mayor estadísticas por parte del esposo/compañero en el departamento del Atlántico para 2010; entre ellas se destaca el zarandeo y los empujones con un porcentaje de 26.3%, seguida del golpe con la mano y violencia sexual (periódico-Universal, 2014). 24 Presidencia de la República Una de las mayores preocupaciones para construir una cultura de paz es la tolerancia social hacia la violencia contra las mujeres, de la cual no escapan los entes gubernamentales, sobre todo los operadores de justicia. El estudio señala que en Colombia, de las mujeres encuestadas, el 48% manifestó haber sido víctima de la violencia basada en el género, pero solo el 38% denunció los hechos ante las autoridades. Además, revela el estudio el desconocimiento que aún tiene la gran mayoría de las mujeres sobre sus derechos y las leyes que las protegen (FDNUM, 2010). Existen desafíos en materia de coordinación interinstitucional; de lucha contra la impunidad; de adecuación de los sistemas de información, y en la cobertura y calidad de los sistemas de atención para garantizar la adecuada atención a las víctimas. En lo que tiene que ver con la impunidad, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, señala que el 90% de las denuncias por violencia contra las mujeres en América Latina quedan en la impunidad, fundamentalmente porque las propias víctimas no denuncian por temor a represalia por parte de sus victimarios. (FDNUM, 2010). Con respecto a Colombia, la Procuraduría General de la Nación señaló que según información reportada sobre estas violencias por el Consejo Superior de la Judicatura, llama la atención que en el 2007 hayan sido condenadas solo 611 personas por violencia intrafamiliar y 3.197 por violencia sexual. Dada la magnitud de estas violencias en el país, el panorama se torna complejo cuando muchos de los casos que llegan a conocimiento de las autoridades siguen impunes (CONPES, 2013). Antecedentes de la Mesa Interinstitucional de erradicación de la Violencia contra las Mujeres (MIEVCM) En el ámbito nacional se generan una serie de normas y decretos como la Ley 1257 de 2008, orientados a la protección y garantía de los derechos humanos de las mujeres y la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, se logra institucionalizar mediante Decreto presidencial No. 164 del 25 de enero de 2010, la Comisión Interinstitucional de Violencias contra las Mujeres y la conformación de Mesas Interinstitucionales de Erradicación para la Violencia contra las Mujeres en los entes territoriales basados en esa finalidad. En el Departamento del Atlántico y el Distrito de Barranquilla, la sociedad civil, representada en redes de mujeres, ONG confluencias de mujeres, la academia, entre otras entidades, toma la iniciativa de realizar aportes para el reconocimiento de los derechos de las mujeres como derechos humanos, para lo cual en el 2006 se inicia un periodo de formación a través de diplomados específicos en el tema de violencias de género y derechos humanos, dirigido a funcionarios del Distrito de Barranquilla, para posicionar la necesidad de propiciar escenarios reflexivos y de crítica sobre los episodios de violencias a mujeres. En el año 2009 en el departamento del Atlántico se crea la primera Mesa Nacional de Seguimiento a la Ley 1257 de 2008, establecida por esta norma, como espacio de exigibilidad política y seguimiento a las actuaciones en 25 Observatorio de Asuntos de Género la aplicación de la ley en mención, carácter obligatorio y convocada por la Gobernación del Atlántico frente a los altos índices de violencias, asesinatos a mujeres y feminicidios. Un año después, es decir, durante el 2010, los medios de comunicación comienzan a visibilizar los asesinatos de mujeres como feminicidios. Término que conocen y alcanza su apropiación por la labor de incidencia del movimiento social de mujeres, quienes logran convocar el primer consejo de seguridad para las mujeres en el departamento del Atlántico, del cual surgen las siguientes propuestas: • Creación de un sistema de información único departamental que detecte las violencias contra la mujer. • Implementación de un sistema de alertas tempranas. • La formación y campañas para la sensibilización. • La reactivación y formalización a la mesa nacional de seguimiento a la Ley 1257 de 2008. • Elaboración de un plan de prioridad de acciones para la seguridad, protección y atención a mujeres. Entre los años 2012 y 2013 se efectúa el segundo consejo de seguridad para las mujeres, solicitado por las organizaciones de mujeres. Para este periodo continuaron los asesinatos a féminas bajo la modalidad de muertes selectivas y sistemáticas. Así, el periódico local, El Heraldo expone cómo en el 2012 puede deducirse una magnitud expansiva en el ámbito geográfico y social de los feminicidios, alcanzando a todos los 22 municipios del departamento del Atlántico, incluyendo al Distrito de Barranquilla. Sin obviar datos de algunos territorios que en la región Caribe presentan este tipo de fenómenos, por ejemplo, el departamento del Cesar, con cifras de 402 hechos de afectación y en Sucre con 6 homicidios y 667 casos que fueron tipificados como violencia contra las mujeres. Sin embargo, en aquel entonces el departamento del Atlántico fue considerado el más violento, teniendo en cuenta el tema de violencia de género (De la Hoz, 2012). Este aumento en los casos de feminicidios en el Atlántico se puede explicar desde la ausencia de garantías en el establecimiento de políticas de Estado que puedan ser específicas en atención, prevención y sanción. Además, son recurrentes los actos de discriminación, exclusión, impunidad y desde luego una cultura patriarcal que se representa en una justicia androcéntrica, que institucionaliza las violencias, las naturaliza y no permite avances en la jurisprudencia que requieren las víctimas. Un análisis de los hechos ocurridos durante el año 2014 permite conocer que los casos de violencias no cesan, al contrario, son más sofisticados y aparecen con nuevos atributos que son demarcados a través de los relatos y secuencias con hechos que rodearon a la mujer antes, durante y después del momento de violencia o muerte. De acuerdo a las lecturas que se hacen de la realidad, estos cada día son registrados con sevicia, alevosía. Recientemente se introdujo un nuevo elemento y es el uso del ácido para rociarlo en el rostro de las mujeres. 26 Presidencia de la República Referente jurídico de la Mesa Interinstitucional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres Contemplar el fortalecimiento de una Mesa Interinstitucional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres en el Departamento del Atlántico, pasa por reconocer la existencia de una herramienta jurídica que inspira el desarrollo de esta iniciativa, Decreto 164 del 25 de enero de 2010 y además tiene soportes normativos en la Ley 1257 de 2008, así como en convenciones, tratados, sentencias y declaraciones3. La Ley 1257 es una de las normas más importantes realizadas en Colombia para enfrentar las violencias que se ejercen contra las mujeres. De esta manera representa un esfuerzo institucional para integrar la actuación de diferentes entidades de orden gubernamental a este propósito. La Tabla 1 recoge la normativa sobre los derechos de las mujeres en el ámbito nacional y la normativa internacional incorporada al marco normativo colombiano. Marco institucional del departamento del Atlántico para atención de las mujeres víctimas La atención a mujeres víctimas de violencia basada en género se realiza desde el año 2013 a través de una oferta en lo que ha denominado la Secretaría Departamental Mujer y Equidad de Género el Departamento para la Protección Integral de las Mujeres (DPIM) en el Atlántico, el cual se constituye en una alternativa de atención interdisciplinaria para orientar y asesorar a las mujeres, de manera gratuita, con el fin de prevenir, detectar y detener la violencia de cualquier tipo, con los mecanismos establecidos para tal fin, a través de un trabajo articulado con las instituciones y entidades corresponsables y con el apoyo de profesionales sensibles en enfoque de género y especializados para garantizar una atención de calidad, dignificante y con calidez humana. En el DPIM las mujeres podrán encontrar información permanente sobre sus derechos, la ruta de atención de la violencia contra las mujeres a nivel departamental, servicios y actividades que organizaciones de la sociedad civil e instituciones públicas y privadas ofrecen, evidenciando el trabajo en red interinstitucional y comunitario, con la Secretaría de las Mujeres y la Equidad de Género, y una gama de servicios para su protección integral (DPIM, 2013, p.1). Asimismo, integra varios servicios en atención psicológica, social individual y grupal, asesoría jurídica y consultorio jurídico, atención integral a las víctimas del conflicto armado y en aspectos que se refieren al desarrollo integral (Gobernación Atlántico, 2015). 3 Entre la normatividad internacional a favor de las mujeres se encuentra: Carta de las Naciones Unidas (1945) la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer (1952), Convención Internacional sobre todas las Formas de Discriminación Racial(1965), Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (1992),Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) (1979), Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de Belém Do Pará” (1994), Convención Americana sobre Derechos Humanos “Pacto de San José de Costa Rica”, Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, Beijing, Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, Objetivos de desarrollo del Milenio, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, “Protocolo de San Salvador” y Consejo de Seguridad, Resolución 1325 de 2000, Naciones Unidas. 27 Observatorio de Asuntos de Género Se plantea una atención integral a las mujeres con un área de autonomía económica que tiene los siguientes objetivos: • Gestionar y coordinar la formulación, ejecución y seguimiento de proyectos productivos y sociales emprendidos por mujeres, buscando que estos sean sostenibles y autosustentables. • Capacitar y certificar a las mujeres del Departamento del Atlántico, en competencias laborales, en oficios y formación técnica, con el fin de promover su autonomía económica. • Fomentar la asociatividad y la creación de redes sociales de mujeres emprendedoras, autónomas y empresarias sociales. • Darle viabilidad sectorial a los proyectos que sean orientados a madres cabeza de familia y apoyar su inscripción y seguimiento en los Bancos de Proyecto a nivel departamental y nacional. • Promover la creación de proyectos de emprendimiento de valor económico y social; así como el fortalecimiento de proyectos productivos en la comercialización y apertura del mercado a nivel local, departamental y nacional. • Gestionar la transferencia de recursos del Gobierno nacional y otras entidades para el desarrollo de proyectos especiales para la mujer en temas vitales como salud, educación, recreación y deporte. • Gestionar alianzas entre entidades oficiales que permitan articular esfuerzos para trabajar en pro de la autonomía económica de la mujer atlanticense (Gobernación Atlántico, 2015). El entegubernamental ha desarrollado estrategias y promoción de acciones para la realización de intervenciones que van desde lo básico hasta una atención especializada para la protección integral. Según el Plan Departamental de Desarrollo 2012-2015 “Atlántico Más Social.2012-2015”, el Gobierno, para dar cumplimiento a los compromiso adquiridos y debido a las circunstancias que rodean al Atlántico y en especial la Subregión Metropolitana, en el tema de Violencia Intrafamiliar, se ha pensado en la institucionalización de la Secretaría de la Mujer, como estrategia para la garantía de los derechos humanos de la mujer. Ante todo, esta Secretaría se fundamentará en la construcción de una sociedad atlanticense más incluyente y democrática con perspectiva de género. De igual modo, el documento manifiesta que es necesaria la garantía a la protección a mujeres víctimas de violencia; para ello se ejecutará la Política Pública por la Equidad de Género y Derechos de las Mujeres en el Departamento del Atlántico 2011 – 2021, aprobada por la Asamblea Departamental, mediante Ordenanza No. 00131 de 2011. Para cumplir con su cometido, el departamento se planteó desarrollar los siguientes subprogramas: • Mujer gerente de sí misma, líder, empoderada y transformadora de realidades. 28 Presidencia de la República • Mujer con desarrollo humano integral y autonomía económica. • Mujer “Tienes derechos” libre de violencia y sin discriminación. • Una acción puntual que es la construcción y dotación de casas refugios o centros de atención a mujeres víctimas de violencias de género (Segebre, 2012). Marco metodológico La sistematización de la Mesa Interinstitucional se realizó a partir del modelo cualitativo, que permitió describir el proceso vivencial de los diferentes encuentros interinstitucionales con el fin de revisar las actuaciones aisladas e identificar puntos de encuentros en la implementación de la Ley 1257 de 2008 y sus decretos reglamentarios, bajo la orientación del paradigma histórico hermenéutico que permitió la identificación e interpretación de las debilidades y fortalezas en las diferentes instituciones responsables de garantizar los derechos humanos de las mujeres, bajo la conducción del método inductivo. La población objeto de estudio estuvo integrada por las diferentes instituciones públicas, privadas y ONG responsables de la promoción, prevención, protección y atención integral a las mujeres víctimas de violencia en el departamento del Atlántico. Las técnicas para recopilación de información fueron la entrevista estructurada, también denominada directiva, formal o estandarizada. Como su nombre lo indica es una entrevista que se realiza conforme a un esquema fijo y sobre la base de un formulario de precisión para controlar las respuestas. Todas las preguntas se formulan previamente (Cerda, 2011). Esta se realizó a funcionarios de 14 instituciones. También se utilizó la observación, complementado con diálogo de saberes con teóricos(as) y validado por expertos(as) en temas de género en el ámbito nacional e internacional participantes en el I Encuentro Iberoamericano de Investigadores e Investigadoras de la RED-HILA, además de revisión documental y bibliográfica. La sistematización del estudio sobre la Mesa Interinstitucional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres se realizó a través de las siguientes fases: 1. Exploració: esta contempló actividades como la revisión documental y bibliográfica especializada en la temática para elaborar el marco de referencia del proyecto. 2. Diseño: en esta fase se organizó la planificación con los investigadores de la Universidad Simón Bolívar, Fundación Teknos y funcionarios de la Defensoría Regional del Pueblo, entidad que viene actuando como Secretaría Técnica de la Mesa Interinstitucional. 3. Diseño de los instrumentos para la recolección de la información y validación de los mismos por jueces expertos. 29 Observatorio de Asuntos de Género 4. De recolección, organización y sistematización de los datos: esta fase contempló actividades tales como convocatorias a funcionarios de las entidades participantes, visitas a las instituciones para valorar el estado de atención a mujeres víctimas de violencia y aplicación de los instrumentos que permitieron la recolección de información, registro y sistematización de los datos. 5. Análisis e interpretación de los resultados: en esta fase se sintetiza el conocimiento generado en la sistematización de la mesa interinstitucional y se describen los resultados, aprendizajes, conclusiones y recomendaciones. Resultados Sistematización de la Mesa Interinstitucional de Erradicación de las Violencias contra las Mujeres Estos se presentan en relación con los objetivos específicos. El primero se orientó a identificar los principales actores participantes en la Mesa Interinstitucional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Actores4 participantes de la Mesa Interinstitucional para la Erradicación de la Violencia contra la Mujer Para la entrevista no se tomaron el total de instituciones que participan de la Mesa interinstitucional para la erradicación contra la Violencia de las Mujeres, se priorizaron las instituciones públicas responsables de atender la problemática de la violencia contra la mujer, seleccionando catorce de ellas. La mesa está conformada por organizaciones estatales, entidades de salud, organizaciones de la sociedad civil, universidades y redes de conocimiento. a). Organizaciones estatales: Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación, el Ministerio del Trabajo, Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLyCF), Policía Nacional, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Fiscalía General de la Nación, Consejo Superior de la Judicatura, Policía Judicial, la Secretaría Departamental de Mujeres del Atlántico, la Secretaría Distrital de Gestión Social, la Secretaría de Gobierno del Distrito, las 14 Comisarías de Familia del Distrito, Secretaria de Educación Distrital y Departamental. b). Entidades de salud: Secretaría de Salud Distrital y Departamental, Entidades Prestadoras de Salud (EPS), entre otras. 4 En el marco de la presente investigación se entiende por actores a “aquellos individuos o grupos que ocupan una posición estratégica en el sistema de decisiones y que responden, en el proceso de formación de las políticas, por las funciones de articulación del campo cognitivo y del campo de poder. En tanto mediadores, son quienes definen los temas de las agendas pública y política, y el marco en el cual se desarrollan las negociaciones, alianzas y conflictos que sustentan la toma de decisiones” (Belmartino, 1998:2-3 en Acuña y Repetto, 2001:18). 30 Presidencia de la República c). Organizaciones de la sociedad civil: Red Nacional de Mujeres nodo Atlántico, la Fundación Teknos, Fundación Nacional de Mujeres (FUNAM), Cedesocial, Asociación de Familias Víctimas de Feminicidios y violencias. d). Universidades y redes de investigación: Universidad del Atlántico, Universidad Libre, Universidad Simón Bolívar, Universidad Metropolitana, Universidad Autónoma, RED-HILA Red Iberoamericana de Ciencias Sociales con enfoque de género. El involucramiento a esta dinámica tiene la particularidad de incluir no solo las instituciones gubernamentales sino también al sector de la sociedad civil y la representación de expresiones del movimiento social de mujeres. un aspecto que en el análisis de clasificación actoral se evidencia es la inclusión de las organizaciones sociales que en otros territorios nacionales (Cali y Cauca), e inclusive en la esfera nacional, se encuentran ausentes. Articulación e interlocución interna de los actores El segundo objetivo permitió conocer los niveles de articulación e interlocución entre los actores participantes en la Mesa Interinstitucional de Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Existen tres comisiones, así: 1. Prevención, capacitación y campañas de sensibilización: Su finalidad va encaminada a evitar nuevas situaciones de violencia, e impedir el surgimiento de otras. Su accionar es mediante uso de estrategias de sensibilización dirigidas a toda la población y actividades de formación en sectores profesionales relacionados con la atención directa a las víctimas. 2. Secretaría técnica: integrada por la Secretaría de la Mujer Distrital, Departamental y Universidad Simón Bolívar, entre sus integrantes están: »» Secretaría de la Mujer Distrital y Departamental (coordinación). »» Universidad Simón Bolívar (coordinación). »» Secretaría de Educación (distrital y departamental). »» Fundación Nacional de la Mujer. »» Fundación Teknos. »» Cedesocial. 31 Observatorio de Asuntos de Género »» Sociedad Civil. »» Entidades internacionales (PNUD-ONU). »» Redes de Mujeres. »» Iglesias »» Red de familias víctimas de feminicidio y violencias Campañas de prevención, educación y observatorio a la violencia contra la mujer y SAT (Sistema de Alertas Tempranas). »» Administrativa-judicial: realiza atención integral y las rutas de atención respecto del cumplimiento y efectividad de las medidas de protección provisional y/o definitiva, por parte de las comisarías de familias con la Policía Nacional y acciones judiciales de los jueces de familia y la Fiscalía. Hacer seguimiento a los procesos de los que tenga conocimiento de la Defensoría Regional, elaborar las acciones constitucionales a que haya lugar en protección a los derechos de las víctimas de violencia, acompañamiento judicial por parte de los defensores públicos, se encarga de realizar seguimiento a los casos y garantizar la efectividad en las investigaciones y procesos judiciales. Esta comisión está integrada por : Secretaría técnica: Defensoría del Pueblo y Secretaría de Gobierno. Sus representantes son: • Comisarías de familia. • Jueces de familia. • Defensoría del Pueblo. • Policía Nacional. • Gobierno (coordinación). • Comisarías e Inspección de Policía. • Personería. • Procuraduría (política criminal y trámite). • Fiscalía (centro de atención a víctimas –CAV–, centro de atención a violencia intrafamiliar –CAVIF–). 32 Presidencia de la República • Jueces. • Consejo Superior de la Judicatura. • Defensoría (coordinación). • Medicina Legal. • Consultorios jurídicos. • Mesa de Comité Interinstitucional de Erradicación de las Violencias. El tercer objetivo permitió identificar nudos críticos de las violencias, compromisos y avances para la garantía de los derechos humanos de las mujeres a una vida libre de violencias. Nudos críticos5 de las violencias En el departamento existen importantes esfuerzos en la realización de acciones para abordar la violencia contra las mujeres. Se observan la implementación de programas específicos para atender las cuestiones de género. Asimismo, se ha avanzado en el fortalecimiento de la institucionalidad de género que ha incluido y tiene como preocupación a esta problemática. Sin embargo, aunque las instituciones que participan de la mesa están dando pasos clave hacia la consecución de logros importantes en esta materia, aún persisten algunos nudos críticos que permitan la obtención de mejores resultados en la prevención y la respuesta a la violencia contra las mujeres. Por ello, es fundamental que desde lo gubernamental se cuente con liderazgo que se manifiesta en capacidad técnica y política para buscar los consensos entre actores sociales y político-institucionales con el objetivo de aterrizar los planteamientos de cambios estructurales con los que finalmente se pueda obtener una oferta que sea coherente y pueda ir acorde con las demandas sociales. La tTbla 3 relaciona las comisiones de la Mesa Interinstitucional, la situación problemática, nudos críticos y los compromisos como alternativas de solución. Tabla 1. Mesa Interinstitucional de Erradicación de las Violencias contra las Mujeres Comisión, situaciones problemáticas, los nudos críticos y compromisos, en la siguinte página a continuación. 5 Para efectos de esta investigación un nudo crítico es una situación de riesgo para el desarrollo eficiente y el logro de objetivos institucionales. En efecto es lento el logro de metas y la consecución de resultados. 33 Observatorio de Asuntos de Género COMISIÓN SITUACIONES PROBLEMÁTICAS NUDOS CRÍTICOS COMPROMISOS Erradicar la burocratización de las decisiones políticas en el marco de la normatividad para la defensa de los derechos de las mujeres. Desconocimiento y poca comprensión por la mayoría de funcionarios(as) de las entidades competentes del alcance de la Ley 1257 de 2008 y sus decretos reglamentarios. Las acciones y medidas de prevención para proteger a las mujeres víctimas de violencia se realizan de manera desarticulada. Desconocimiento y débil aplicación de la verdadera ruta de atención a mujeres víctimas de violencia por parte de los entes involucrados en la mesa de erradicación. Prevención, capacitación y campañas de sensibilización. El modelo de protección integral establecida por la ley no es aplicado por las autoridades competentes. Optar por el Enfoque diferencial a Escasa voluntad po- través del plan de acción de las entilítica sostenible en el dades de la mesa, para la prevención y erradicación de violencias. tiempo. Requerir a los jueces de familia los Cambios de perso- trámites en cuanto a las medidas de nal y altas tasas de protección definitivas, de su competencia, asimismo la información en rotación. cuanto arrestos ordenados. Insuficientes reGarantizar la articulación y coordinacursos financieros, ción interinstitucional y divulgación de humanos, físicos los compromisos establecidos en la y técnicos para la Mesa Interinstitucional. atención integral de Diseñar e implementar un plan de la problemática de mejoramiento que evalúe periódicaviolencia contra las mente los compromisos adquiridos. mujeres. Implementar un plan de incidencia Modelo sociocultu- significativa en la prevención de las olencias contra la mujer en el deral, patriarcal, deter- vipartamento. minante de relaciones de poder que Realizar un informe público de las reproduce las violen- acciones desarrolladas en pro de la no violencia contra la mujer en el decias de género. partamento del Atlántico. Algunas instituciones encargadas de la ruta de atención presentan una insensibilidad al tema de género y existe violencia institucional por parte Se adolece de pode los organismos públicos. líticas efectivas para Se presenta una alta rotación del per- el empoderamiento sonal en las instituciones públicas y la económico de las mujeres. formación en género es escasa. Realizar reuniones periódicas de los subcomités para garantizar seguimiento a comisiones de la mesa. Elaborar un Plan de capacitación permanente sobre género, la Ley 1257 y decretos reglamentarios por parte de las entidades de la mesa dirigido a la comunidad en general. Hacer mejoras a la capacidad instalada de las comisarías de familia. 34 Presidencia de la República COMISIÓN SITUACIONES PROBLEMÁTICAS NUDOS CRÍTICOS COMPROMISOS Desarticulación interinstitucional en la Garantizar que la Policía Nacional, Las comisarías de familia no tienen atención a mujeres Comisarías de Familia y Fiscalía desagregada la información de me- víctimas. asuman los compromisos frente a didas de protección por sexo; aún las medidas de protección a las referentes persiste la actuación de conciliación Pocos víctimas. sin proteger el derecho a las mujeres comunes en la codia no ser confrontadas con el agresor. ficación para la unifi- Generar garantías para que las cación de protocolos víctimas regresen a las comisaLa atención de casos por las enti- frente a la atención rias cuando son citadas para la dades competentes muestran una integral. audiencia. política de enfoque familista en el trámite y aplicación de las medidas, es Incipientes instru- Garantizar informe sobre renuendecir, solo las ubican en el escenario mentos de Sistemas cia de agresores a las comisarías de evaluación y mo- de familia, a fin de dar trámite familiar. nitoreo sobre los re- oportuno a las medidas corresEl Distrito de Barranquilla y los mupondientes de sanción o arresto sultados. Atención nicipios del área Metropolitana no a través de la Fiscalía desde el integral AdLa ausencia de la in- CAVIF (Centro de Atención a Víccuentan con estructuras adminisministrativa trativas y presupuestos reales para tegralidad en la res- timas de Violencia Intrafamiliar). -judicial. enfrentar la gran problemática de las puesta institucional e Realizar informes sobre riesgos intersectorial. violencias de género. de nuevos ataques al grupo famiFalta de empatía, liar por parte del agresor a través Impunidad por parte de la Rama Judicial y el Ministerio de Justicia frente escucha activa y de la Policía Nacional. a los delitos de violencia contra la sensibilidad del personal que atiende la Por parte del Instituto Colombiamujer. problemática de la no de Bienestar Familiar agilizar la Falta de coordinación y comunica- violencia de género. atención de los casos de violencia sexual. ción de las entidades receptoras de No existe garantía de las denuncias con la policía. Superar las falencias de recurso la implementación Los juzgados de control de garantías de la Ley 1257 de humano calificado y logístico de desconocen sus facultades para pro- 2008 y sus decre- la Fiscal (CAVIF) para la atención efectiva de las víctimas de violenteger a las mujeres. tos reglamentarios. cias. 35 Observatorio de Asuntos de Género COMISIÓN SITUACIONES PROBLEMÁTICAS Revictimización de las mujeres que acuden a ser atendidas por parte de las instituciones debido al llamado “paseo institucional”. La Policía Nacional y algunas instituciones garantes de la protección de los derechos de las mujeres no aplican el enfoque de género en la atención a víctimas. NUDOS CRÍTICOS Se requiere la creación de un SISTEMA UNICO DE GÉNERO. Debilidades en las capacidades técnicas y culturales en los ámbitos institucionales. Inexistencia de sistemas unificados El acceso a la justicia de información para investigación y se traduce en alguseguimiento de los casos. nas oportunidades Resistencia por parte de algunas en- en violencia de géA t e n c i ó n tidades para realizar la atención a las nero. integral Ad- víctimas. ministrativa El sistema de alerta temprana aún no Incumplimiento de -judicial. las expectativas judise ha implementado. ciales que revictimiza Se requiere la elaboración de protocolos efectivos de las rutas de aten- a las mujeres y geción a mujeres víctimas de violencia. nera desconfianza. Insuficientes presupuestos focalizados en este tema por las instituciones. Las EPS reconocen que hay una burocratización del decreto de atención y los procedimientos de aplicación de la violencia intrafamiliar. Los entes de control no presentan resultados efectivos sobre la violencia de género. COMPROMISOS Establecer la funcionalidad de la ruta unificada de atención a mujeres víctimas y su aplicación. según lo establece el Decreto 4799 de 2011, el Decreto 2734 de 2012, la Ley 1257 de 2008. Una propuesta de la Mesa Interinstitucional frente a la ruta de atención en salud plantea: una vez ingresa la VÍCTIMA a la Comisaría de Familia y priorizada la medida de protección se realiza la remisión al CAVIF, incluyendo el informe de estudio de riesgo por parte de la Policía, para finalmente hacer la remisión a Medicina Legal y/o a EPS para su valoración. Revisar los casos cuando el agresor viola la medida de protección y la parLa norma garantista ticipación de la Policía Nacional frente no permite la efecti- a esta violación. vidad en sanciones a Revisar los casos en donde los juelos victimarios. ces de familia no están ejecutando la sanción de imposición de medida de arresto o multa. Garantizar la remisión a las EPS y asegurar la atención, en casa de refugio u hogar de paso. 36 Presidencia de la República COMISIÓN SITUACIONES PROBLEMÁTICAS NUDOS CRÍTICOS No obstante de exisAlgunas instituciones responsables tir observatorio, no de realizar seguimiento de investiga- se hace seguimiento ciones en torno al tema lo hacen de y monitoreo del feObservatorio manera desarticulada. nómeno. de las violencias de La ruta de atención presentan poca La academia no género. funcionalidad, no hay criterios unifi- asume las violencias como prioridad en cados. su plan curricular y su misión institucional. COMPROMISOS Realizar informes de las actuaciones policiales en la atención a víctimas, remisión a Comisaria de Familia, Fiscalía e Inspección de Policía, para la sanción medida definitiva, multa o judicialización, de ser necesario. Superar las falencias de recurso humano disponible desde la academia y centros de investigación para el estudio y la intervención efectiva de las violencias como asunto prioritario. Fuente: Elaboración propia de los investigadores. El aumento creciente y múltiple de las expresiones y manifestaciones de violencia contra las mujeres debe conllevar a las instituciones gubernamentales rectoras de las políticas públicas a un abordaje integral de esto que se constituye en una barrera para el desarrollo. Aliados estratégicos Internacionales • Dones de UI organización española experta en temas de violencias de género. • Corporación Sisma Mujer (Consultora de la Corte Constitucional en Colombia, entidad encargada de la defensa de los derechos de las mujeres • Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM). • Red HILA - Red iberoamericana de Investigadores e Investigadores de las Ciencias Sociales ccn Enfoque de Género. Nacionales Red nacional de mujeres, Fundación Teknos, desde la iniciativa de creación del primer centro de refugio de la mujer víctima en el departamento del Atlántico, la Defensoría del Pueblo desde el área de asuntos de la mujer y 37 Observatorio de Asuntos de Género género, la academia representada en las Universidades Simón Bolívar, Autónoma, Libre, Metropolitana, entre otras, para fortalecer la intervención en la garantía de los derechos de las mujeres. Medios de comunicación: Desde el comienzo de la iniciativa sobre la mesa interinstitucional para la erradicación de violencias contra las mujeres, los medios de comunicación televisivos, como RCN, Caracol, canales locales como Las Noticias, CV Noticias, prensa escrita como El Heraldo y La Libertad, medios radiales como la emisora del Atlántico, jugaron un papel preponderante, especialmente Caracol radio por la denuncia sobre diferentes formas de violencias contra las mujeres. Estos son convocados para asumir el reto de trabajar coordinadamente en la resolución del nudo crítico referido al trabajo desarticulado. Avances de la Mesa Interinstitucional de Erradicación de la Violencia contra las Mujeres • Plan de visitas a las comisarías de familia por la Oficina Distrital y Secretaría Departamental de la Mujer. • Apropiación y réplica de aprendizajes sobre las responsabilidades de la Policía Nacional, Comisarios de Familia, en la implementación de la Ley 1257 de 2008, lo que evidencia interés por avanzar en los compromisos de la Mesa. • La Secretaría de Gobierno Distrital desarrolla planes de capacitación sobre la implementación de la ley con funcionarios de las 14 comisarías de familia, jueces de familia y funcionarios de la Policía Nacional. • Plan de mejoramiento para incrementar capacidad instalada de las comisarias que presentan mayor debilidades. • Programas de capacitación sobre prevención de violencia en las instituciones educativas del distrito. • Presentación de la Mesa y sus desarrollos en las entidades vinculadas a ésta y Comité de política social en el ámbito distrital y departamental. • Seguimiento por parte de la Secretaría de Salud Distrital a las EPS en cumplimiento de normativa referente a la atención y protección a mujeres víctimas de violencias (alojamiento, alimentación, transporte). • Inicio de contratación de EPS con Casas Refugio para atención a mujeres víctimas y la obligación de atender delitos sexuales y violencia intrafamiliar. • Compromiso de la Secretaría de la Mujer y Equidad de Género del departamento en el mejoramiento de las falencias encontradas que comprometen la garantía de la atención y derechos a las mujeres a una vida libre de violencias en los municipios. 38 Presidencia de la República • Se propone institucionalizar la Mesa con Decreto nacional 164 del 2010 que debe proyectarse como decreto departamental y ser firmado por el gobernador del Atlántico. • La Mesa Interinstitucional incide en la promoción de espacios de interlocución, de visibilización de la problemática de las violencias de género, en fechas conmemorativas como el 8 de marzo, 25 de noviembre, día de los derechos humanos, entre otros claves 25 de promueve acciones concertadas en favor de la visibilización. • Se inicia una escuela de formación a funcionarios de las instituciones participantes de la Mesa Interinstitucional, redes de mujeres y organizaciones femeninas en temas feminicidios, violencia sexual, documentación de casos con el apoyo de la corporación SISMA MUJER y la FUNDACIÓN TEKNOS . Resultados de la intervención • El Decreto número 009007, por medio del cual se conforma la Mesa Departamental para Erradicar la Violencia contra las Mujeres. • Un documento borrador de un protocolo para la atención a mujeres víctimas de violencia física validado tanto por actores institucionales como población femenina conformada por lideresas populares y mujeres víctimas. Recomendaciones La identificación de nudos críticos en las instituciones responsables de garantizar a las mujeres una vida libre de violencias facilita, la creación de atmósferas que favorezcan la eliminación de tensiones y desencuentros en las problemáticas y ampliar la visión para la implementación de políticas públicas específicas y/o planes departamentales de carácter integral orientados a la minimización de las violencias basadas en género. El interés por desanudar los nudos va muy ligado a estas recomendaciones. En este sentido, la realidad de estos planteamientos depende en gran medida de la complejidad y vacíos que tienen las instituciones para cambiar las eventualidades como situaciones problemas en lógicas de intervención para dar respuesta a cada caso, que está mediado por el contexto social, los actores e instituciones que intervienen antes, durante y posterior al surgimiento de la manifestación de violencia. Para ello se requiere: • Identificar las circunstancias, momentos o coyunturas en el escenario político. • Fortalecer y hacer sostenibles alianzas que son técnicas y políticas con actores de la sociedad civil y entre las instituciones responsables. 39 Observatorio de Asuntos de Género • Fortalecer los espacios públicos que propician la articulación interinstitucional como una apuesta compartida de saberes. • Gestionar y concertar presupuestos sostenibles con más asignaciones de partidas presupuestales en los planes de desarrollo. • Robustecer las instituciones que administran la política pública. • Propiciar el desarrollo de capacidades en cada uno de los actores institucionales. • Crear el sistema departamental de información en materia de violencia basada en género que conecte a todas las instituciones. • Promover las rendiciones de cuentas y veedurías para la verificación de acciones, metas e indicadores. Referencias Cerda, H. (2011). Los elementos de la investigación. 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Colombia. 41 Observatorio de Asuntos de Género LA SEXUALIDAD NO HETERONORMATIVA COMO FACTOR DE INSEGURIDAD SOCIAL PARA LAS LESBIANAS EN EL DEPARTAMENTO DE ATLÁNTICO Autora Entidad Palabras claves Ligia Cantillo Barrios ligiacantillo@mail.uniatlantico.edu.co / ligiaesther@yahoo.com Universidad del Atlántico Carrera 38B No. 74B-28 Barranquilla Sexualidad no heteronormativa, lesbianas e inseguridad social Resumen Las lesbianas por no tener una sexualidad no heteronormatizada viven una situación de inseguridad a nivel personal, familiar, el espacio público, los centros educativos y el ámbito laboral en el departamento del Atlántico. Este hecho limita el ejercicio de su ciudadanía plena. La metodología utilizada surge de la investigación: “La caracterización de la diversidad sexual en el departamento del Atlántico”, que desarrolla la misma autora. Se utiliza el método descriptivo y cualicuantitativo con un enfoque etnográfico. Las técnicas de investigación son: revisión bibliográfica, encuestas (70) y entrevistas (30). Introducción/ Antecedentes En Colombia, incluyendo el departamento del Atlántico, no existen estadísticas que indiquen cuánta población se asume con identidad sexual diversa, y en particular lesbianas, en razón a que como mujeres la impronta de la cultura patriarcal y judeo-cristiana las excluye y discrimina socialmente. No obstante, que como sujetas de derecho son cada vez más visibles en la cotidianidad en el ejercicio de su ciudadanía plena. Esta forma distinta que asumen las lesbianas para resignificar la concepción tradicional de los géneros bipolarizados (hombre/mujer) la sociedad tradicional se la desquita con la exclusión y discriminación, la cual se convierte en una condición de inseguridad social para esta comunidad en el espacio de su vida cotidiana. En este sentido, Olga Viñuales (2006,52), afirma: “En las sociedades en las que la heterosexualidad y la homosexualidad se piensan como prácticas sexuales excluyentes, ser lesbianas es el resultado de autoequipaje y aceptación”. También, Platero Lucas (2012, 126 y 127) asever: “La sexualidad no normativa engloba toda una serie de experiencias diversas, tanto del deseo, la identidad y la filiación, que habitualmente se han señalado bajo el epígrafe homosexualidad”. 42 Presidencia de la República Por ser la sexualidad un hecho clave de relaciones biológicas, psicológicas, cultural y social que se acentúa en el cuerpo como espacio donde se transversalizan las distintas formas de expresión del hacer y el sentir humano, por esa razón, entra en el juego de poder y por tanto del control social e igualmente es una construcción social. En esta dirección, Marcela Lagarde (2003), Judith Butler (2007) y Anthony Giddens (2008) afirman que la sexualidad existe en todas las sociedades y es construida cultural y socialmente y que “opera en campos de poder”, donde interviene lo económico. Además, domina un espacio central en la vida de las personas y no solamente desde los impulsos biológicos, los cuales pueden o no pueden liberarse; sin embargo, la sexualidad es un hecho normatizado socialmente. En este sentido, las lesbianas disputan los estigmas, estereotipos y tabúes que ha implantado la bipolaridad biológica de ser mujer/hombre en torno al encuentro erótico afectivo, en especial en un departamento como el Atlántico de tradición cultural conservadora y atada a lo heteronormativo como modelo ideal de la conyugalidad. En este rumbo, Olga Viñuales (2006,57) expresa: “Ser lesbiana es un proceso que implica un cambio de conciencia de la persona implicada en él”. En el mismo sentido, ya Jeffrey Weeks (1993) expresaba, que el lesbianismo es una forma de resistencia al dominio heterosexual y es su fuerza antagonista central, y Marcela Lagarde (2003) enuncia que el cuerpo y la sexualidad de las mujeres es un espacio político concreto, disciplinado para la producción y reproducción. En esa concepción que encapsula a la mujer en la producción y reproducción, la lesbiana se convierte en una cuestionadora de los estigmas, estereotipos y tabúes que ha construido la bipolaridad biológica de ser mujer/hombre en torno a lo erótico afectivo, en específico en un departamento como el Atlántico de tradición cultural conservadora y ligada a lo heteronormativo como modelo único e ideal de la relación conyugal. En esta ruta, Olga Viñuales (2006,57) expresa “Ser lesbiana es un proceso que implica un cambio de conciencia de la persona implicada en él”, dado a que la lesbiana siente atracción sexual y romántica por otra mujer. Esta trasgresión de la lesbiana de una sexualidad no heteronormativa la sociedad tradicional se la cobra estableciéndole la inseguridad social como una forma de exigirle que no abandone la bipolaridad biológica que le asigna su condición de ser mujer en el marco de una sociedad patriarcal y heteronormativa, falocéntrica y reproductiva. Objetivo de la investigación Identificar la situación de inseguridad social que vivencian las lesbianas por no asumir una sexualidad no heteronormativa en el departamento del Atlántico y cómo eso incide en el ejercicio de su ciudadanía plena y en su condición de ser sujetas de derechos. Esta investigación se realizó desde un estudio descriptivo de tipo cualitativo-cuantitativo y con enfoque etnográfico y se ubica en el método deductivo. Esto con el fin de identificar la situación de inseguridad que vivencian las lesbianas en su cotidianidad. Se partió de los sucesos generales que acontecen en el departamento del Atlántico y su relación con la seguridad social de las lesbianas. Los resultados señalaron que esta comunidad por tener una sexualidad no heteronormati- 43 Observatorio de Asuntos de Género zada suele estar en condiciones de inseguridad en la familia, la calle, el centro educativo y espacio laboral. Además de ser revictimizada si presenta denuncia de las agresiones, esto niega ejercer su ciudadanía plena. Metodología para el desarrollo de la investigación Esta ponencia surge de la investigación “Caracterización situacional de la diversidad sexual en el departamento del Atlántico”. Para cumplir con los objetivos de dicha investigación se realizó un estudio descriptivo de tipo cualitativocuantitativo y con enfoque etnográfico. Se partió de los sucesos generales que acontecen en el departamento del Atlántico en relación a las condiciones de la diversidad sexual. Por ello, se ubica en el método deductivo. La recolección de la información se delimitó en dos modalidades: espacial (zona urbana y rural del departamento del Atlántico) y temporal (los datos recopilados corresponden al período de julio de 2013 a julio de 2014). La población objeto de estudio fue seleccionada al azar a las personas que se autoidentifican pertenecientes a la diversidad sexual, ya fueran abiertas u ocultas. Igualmente, que el tamaño de la muestra de lesbianas fue al azar, en razón a que no hay estadísticas que den cuenta del número de esa comunidad en el departamento del Atlántico. Se tuvo como criterio de inclusión a la población con edades entre los 14–64 años de edad. Las técnicas de recolección de la información se lograron a través de la aplicación de encuestas y entrevistas a un grupo total de 100 personas que se autoidentifican como lesbianas en el departamento del Atlántico. Para la aplicación de estrategias metodológicas en el análisis se realizaron las siguientes actividades: Revisión del estado del arte, tanto física como virtual, sobre la diversidad sexual, sexualidad, seguridad social en los diferentes espacios de la vida cotidiana. También, normativa y estadística relacionadas con la temática en estudio. Este procedimiento metodológico se aplicó para dar respuesta a los objetivos del estudio. El diseño de herramientas e instrumentos para la recolección de la información fueron la observación participante, las entrevistas no estructuradas y las encuestas estructuradas con el fin de identificar e interpretar la relación de la sexualidad no heteronormativa con la inseguridad social de las lesbianas y la multiplicidad de símbolos que subyacen en esa realidad objetiva y subjetiva. Estos instrumentos de investigación antes de su aplicación fueron sometidos a prueba para identificar los errores en el diseño. Para la aplicación de las encuestas se utilizó la red de amigos y amigas de las personas que se identifican de la comunidad de lesbianas. De esta forma, se tuvo acceso a quienes abiertamente asumen su homosexualidad y a quienes la mantienen encubierta. 44 Presidencia de la República Las encuestas (70) se enumeraron, se organizaron y se sistematizaron totalmente en el programa de SPSS para Windows programación y análisis estadísticos, versión 20. El programa clasificó la información por temáticas y categorías según los objetivos de la investigación. Igualmente, las entrevistas (30) se transcribieron totalmente conservando su lenguaje original. Las participantes se enumeraron para garantizar su anonimato. Esta información fue útil para ampliar, reflexionar, profundizar y analizar los resultados del presente trabajo. Además, facilitó el análisis de la vida cotidiana de la población sujeto de estudio con respecto a sus realidades, aspiraciones y expectativas. En este sentido, para el análisis de los datos suministrados por las técnicas de investigación aplicadas se identificaron las categorías surgidas de los modelos y recurrencias observadas en los resultados, los cuales permiten realizar la presente ponencia. Resultados de la investigación La inseguridad social de las lesbianas en el departamento del Atlántico se manifiesta en primera instancia en lo personal, cuando identifica su identidad sexual no heterosexual, lo cual les genera inestabilidad emocional en lo individual y en lo bio-psico-social, por la aceptación o no aceptación de su condición sexual diversa; esto puede producirles efectos en su salud física y mental. Además, decidir si asumen su lesbianismo en forma abierta o encubierta también tiene riesgos para su estabilidad social, en razón a que si optan por lo primero se ven abocadas al estigma de ser lesbianas en una sociedad que tiene como modelo único de lo eróticoafectivo lo heteronormativo, y si deciden por lo segundo, les toca vivir engañándose a sí mismas por mostrar una identidad sexual que no corresponde con su erotismo. Igualmente, la inseguridad se manifiesta en diversos espacios de la cotidianidad. Estos son: en la familia (56.3%), en la calle (21.8%), en los centros educativos (3.6%) y el espacio laboral (1.8%). Las cifras indican que las estadísticas de los últimos son bajas, no obstante, son significativas al saber que en estos lugares, sobre todo en el trabajo a es donde la lesbiana mantiene su identidad sexual en forma encubierta por el temor a ser retirada de su puesto. Los resultados señalan que la inseguridad social de las lesbianas se expresa mayormente en la familia, a través de la violencia física, verbal, gesticular, retiro de apoyo económico y afectivo hasta la expulsión de la casa. No obstante, es la familia, por su función social, el espacio donde, las personas debe garantizársele a su seguridad social, en razón a que allí se está ligado por los afectos y la consanguinidad. Además, el 56.6% procede de familias nucleares concebido como el tipo ideal de familia para la seguridad de sus integrantes. No obstante, este hecho produce dolor humano que cruza el cuerpo, la mente y los sentimientos tanto de la lesbiana como la de su familia de origen. 45 Observatorio de Asuntos de Género Otro lugar para la inseguridad es la calle, aquí reciben las lesbianas violencia verbal, física, rechiflas, murmuraciones, especialmente, en los parques, los centros comerciales y los lugares de diversión. Igualmente, los hoteles y las residencias, entre muchos, en donde son excluidas y discriminadas fuertemente, por el simple hecho de asumir una sexualidad no heteronormatizada. Con este hecho se le desconoce el ejercicio de su ciudadanía, lo que limita su identidad como persona, además, que no pueden expresar libremente los afectos a su pareja erótica afectiva. También, pueden sufrir inseguridad frente a sus amistades y el vecindario de quienes reciben descréditos e incluso se alejan de ellas, es sus palabras: “como si el lesbianismo fuera contagioso”. También, en los centros educativos y los espacios laborales las lesbianas reciben acoso escolar o bullying, el cual puede determinar que esta persona abandone su actividad educativa o laboral por razones del hostigamiento, e, igualmente, puede ser expulsada del colegio o de la entidad contratante, al considerar que una lesbiana es “una mala imagen” para cualquier institución, ya sea educativa o laboral. La situación de inseguridad de la lesbiana se incrementa por el miedo y/o asume la indiferencia frente a las diversas violaciones, en tanto tiene temor de realizar denuncias ante las entidades garantes de la seguridad social, por el temor a ser revictimizada por el estigma de su sexualidad no heteronormatizada. Sin embargo, la lesbiana también en esos espacios donde recibe inseguridad puede tener apoyo tanto afectivo como económico de las personas que se solidarizan con su situación; una de ellas puede ser su pareja amorosa, lo cual le ofrece seguridad social para su desarrollo personal, e igualmente, les garantiza seguridad social y afectiva. Esta situación de inseguridad social que viven las lesbianas es producto de los estigmas de exclusión, los cuales les produce un grave dolor afectivo, aislamiento familiar y social. Igualmente, el hecho, les afecta su autoestima, su dignidad y, por ende, su derechos humanos. Estas personas frente a la agresión suele asumir dos comportamientos: uno es la rebeldía o el derecho a su autonomía y el otro, la indiferencia o el silencio. Ambas ponen en riesgo no solo su estabilidad emocional, sino, también, su seguridad personal. Conclusiones • La sexualidad no heteronormatizada de las lesbianas no puede seguir siendo causa para que esta población sufra inseguridad social en cualquier espacio de la vida cotidiana. • La sociedad democrática debe ser garante del reconocimiento de la otredad como un principio civilizatorio de la modernidad. • Las distintas formas de violencia que vivencian las lesbianas en los diferentes espacios de la vida cotidiana pone en riesgo su seguridad social y el ejercicio de su plena ciudadanía. 46 Presidencia de la República • La inseguridad social que vivencian las lesbianas en su cotidianidad afecta el autoestima, la dignidad, su desarrollo humano y sus derechos humanos. • Las lesbianas por no tener una sexualidad heteronormativa vivencian la inseguridad en su cotidianidad, por tanto, reclaman ser aceptadas y reconocidas en su condición de igualdad como sujetas plenas de derechos. • Esta inseguridad social se mantiene invisibilizada, se requiere sensibilizar e intervenirla para evitar el duelo humano que sufre esta población y que limita su desarrollo humano pleno. • Es necesario que todos los sectores sociales reflexionen sobre la situación de inseguridad que viven las lesbianas. De esta forma, se realicen acciones de intervención social que garanticen una vida digna a una población violentada por el solo hecho de tener una condición sexual no heteronormatizada. Bibliografía Butler J. (2007). El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad. Programa Universitario de Estudios de Género. UNAM. Paidós. Cantillo, L. (2013). La población lesbianas, gays, travestis, bisexuales e intersexuales (LGTBI) en el departamento del Atlántico. Revista Manzana de la Discordia, enero-junio - Vol. 8, No. 1: 23-35, Cali. Giddens. A. (2008). La transformación de la intimidad, sexualidad, amor, erotismo en las sociedades modernas. Madrid. Cátedra. Lagarde, M. (2012). El Feminismo en mi vida, hitos, claves y topias. México: Instituto de la Mujer de ciudad de México, Inmujeres. Lucas Platero, R. (2012). Interacciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada. Ballaterra. Barcelona. Weeks, J. (1998). Sexualidad, Pidós. Unam. Weeks, J. (2000). Sexualidad, (México: Paidós. Viñuales, O. (2006). Identidades lésbicas. Segunda edición. Bellaterra. Barcelona. 47 Observatorio de Asuntos de Género EL ALCANCE DE LA LEY 1448 DE 2011 PARA LA REPARACIÓN INTEGRAL DE LAS NIÑAS, ADOLESCENTES Y MUJERES VÍCTIMAS Y SOBREVIVIENTES DEL DELITO DE VIOLENCIA SEXUAL EN EL MARCO DEL CONFLICTO ARMADO COLOMBIANO Autora Andrea Tague Montaña♣ Entidad Palabras claves Niñas, adolescentes y mujeres, violencia sexual, sistema patriarcal, conflicto armado y reparación integral RESUMEN Esta investigación analiza la violencia sexual contra niñas, adolescentes y mujeres en el contexto del conflicto armado colombiano que se produjo desde mediados del siglo XX, a partir de: i) el paradigma del mal, ii) la justicia transicional, y iii) el análisis de marcos interpretativos. Para esto se realizó, inicialmente, un recorrido histórico del relato de la violencia en el país desde finales del siglo XX y lo corrido del siglo XXI, con el objetivo de situar en la historia el sujeto de esta investigación. Seguidamente, se analizó el espectro de los daños sufridos por niñas, adolescentes y mujeres a causa de la violencia sexual. Finalmente, se presenta un análisis detallado de las medidas de justicia transicional contenidas en la Ley 1448 de 2011 para este delito en particular, a partir de los ámbitos físico, psicológico, emocional, económico, social y cultural; todo ello debido a que la violencia sexual debe ser entendida como un fenómeno social que es transversal al conflicto armado colombiano y que está sustentada en un sistema patriarcal. La violencia sexual es el reflejo del orden de género imperante en la sociedad colombiana y es considerada, militarmente y estratégicamente, por los actores del conflicto armado como un arma de guerra que afecta en mayor proporción a niñas, adolescentes y mujeres. Bajo esta premisa la Ley de Víctimas abre un espacio de enunciación para las víctimas de este delito y la reparación integral de los daños ocasionados, encontrando limitaciones en la posibilidad de impactar en la transformación de las condiciones de discriminación y desigualdad de género previas al conflicto armado de mediados del siglo XX. INTRODUCCIÓN Los impactos diferenciados de los conflictos armados en la población civil revelan con crudeza las relaciones de poder que entreteje el sistema patriarcal bajo el supuesto de la superioridad de la identidad masculina sobre la femenina. Las violencias contra niñas, adolescentes y mujeres (NAM) se exacerban dada la oportunidad que 48 Presidencia de la República significa la guerra y la violencia sexual, en particular, se instala en el imaginario social como una práctica que alienta el terror, el miedo de comunidades enteras, y en definitiva como un arma de guerra6. En este sentido, las sociedades que enfrentan conflictos armados prolongados en el tiempo, como es el caso de Colombia, emprenden el desafío de adoptar mecanismos de justicia transicional7. que les permita superar la historia de violaciones masivas a los derechos humanos y transitar hacia la construcción de paz, de tal forma que las víctimas puedan acceder a la verdad, la justicia, la reparación y a las garantías de no repetición. Desde una perspectiva feminista y de género, este contexto ofrece la oportunidad de explorar el abordaje de estos procesos de transición social y política respecto a las violencias que históricamente han sufrido. NAM, antes, durante y con posterioridad a los conflictos armados, al entrañar con “crudeza el continuum del sistema patriarcal” (Sau, s.f, citada por Fisas, 1998). Especialmente, porque la superación de la historia de violencias acaecidas con ocasión de los conflictos armados implica necesariamente el desmonte de los paradigmas que fomentan las relaciones de poder sustentadas en las diferencias de género que reproducen este relato en el transitar vital de las NAM. Recientemente en Colombia ha sido adoptada la Ley 1448 de 2011, “por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones”. Esta Ley se constituye en el marco jurídico mediante el cual el Estado colombiano reconoce un conjunto de víctimas de múltiples delitos cometidos con ocasión del conflicto armado colombiano y establece medidas de reparación de carácter administrativo, judicial, social y económico, en un contexto de justicia transicional en el que aún no ha cesado el conflicto armado, presentando limitaciones de facto para las garantías de no repetición de los delitos cometidos contra la población civil en general, y en especial contra NAM, con exigencias particulares cuando se trata de indígenas, afrodescendientes o personas con identidades no heterosexuales. Esta investigación pretende establecer el alcance de las medidas contempladas en la Ley 1448 de 2011 para satisfacer los derechos a la verdad, la justicia y la reparación integral del delito de violencia sexual, cometido en mayor proporción contra las NAM colombianas en el marco del conflicto armado, de acuerdo con la definición de víctima establecida en la norma. Para este fin se utilizó como marco de referencia los estándares internacionales que en materia de reparaciones se han propuesto por el Derecho Internacional Humanitario8 (DIH) y el Derecho Internacional Penal9 (DPI); igualmente, se empleará el Paradigma de la Atrocidad10, se acudirá a la doctrina de la Justicia Transicional y al Análisis de Marcos Interpretativos para cumplir con este propósito. 6 7 8 9 10 Me refiero a este concepto dado el carácter “habitual, extendido, sistemático e invisible” de esta práctica, con distintas finalidades e impactos. Corte Constitucional, Auto 092 de 2008. [E]l término justicia transicional nombra una forma específica de justicia que reúne dos características principales. La primera es que se presenta en contextos específicos: sociedades que pretenden lograr una transición. La segunda es que pondera entre dos principios de gran importancia para la sociedad: la paz y la justicia. (Rodríguez y Uprimny, 2010, p. 4). Conocido también como leyes de guerra, se aplica en las situaciones de conflicto armado, sean guerras internacionales entre Estados, o conflictos armados internos entre gobiernos y grupos armados y entre grupos armados. (Amnistía Internacional, 2005). Se refiere a los delitos comprendidos en el derecho internacional, que pueden derivarse de tratados (como en el caso de la definición de la tortura según la Convención contra la Tortura), de la costumbre (como en el caso de la definición de los crímenes de lesa humanidad hasta que quedaron recogidos en el Estatuto de Roma del Tribunal Penal Internacional) o del Derecho Internacional Humanitario (como en el caso de los crímenes de guerra, en particular de las infracciones graves de los Convenios de Ginebra y las violaciones de las leyes y usos de la guerra). (Amnistía Internacional, 2005). Se enmarca en la Teoría del Mal que conceptualiza el mal y plantea que “la naturaleza y severidad de los daños, más que un estado psicológico de los perpetradores, distinguen los males de los agravios comunes” (Card, El paradigma de la atrocidad: una teoría del mal, 2006). 49 Observatorio de Asuntos de Género El marco de referencia seleccionado para el desarrollo de esta investigación contribuye al análisis sobre las formas de representación de las violencias que sufren NAM en el conflicto armado, precisando su carácter simbólico, intencional y subjetivo (Card, 2002), cuyo sustrato patriarcal se perpetúa en la historia a través de la generación del temor en las comunidades y específicamente en NAM. En este sentido, el desarrollo de la doctrina de la justicia transicional perfila un espacio discursivo en el que progresivamente se han empezado a nombrar los crímenes atroces cometidos contra estos sujetos, exigiendo de los Estados respuestas innovadoras capaces de incluir sus voces, demandas y expectativas para que los derechos a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas sean una realidad. Finalmente, el análisis de marcos interpretativos, permite indagar por los sujetos susceptibles de acceder a las medidas de justicia transicional contenidas en la Ley 1448 de 2011 y si estas son comprensivas frente a la dimensión de las violencias cometidas contra NAM en el marco del conflicto armado colombiano. A nivel metodológico, esta investigación es de carácter explicativo debido a que el objeto de estudio, es decir, las NAM como víctimas y sobrevivientes del delito de violencia sexual en el marco del conflicto armado colombiano, se analizó a partir de las causas estructurales que han dado origen a este fenómeno, así como los efectos que este grupo poblacional ha tenido en los diferentes espacios y tiempos de la sociedad colombiana. Bajo esta misma perspectiva se analizó el alcance de la Ley 1448 de 2011 desde cada una de las variables que permiten relacionar este marco normativo en relación con la violencia sexual en contra de NAM. Para lograr una comprensión de esta realidad que ha afectado históricamente a las NAM se partió de un estudio de tipo analítico en donde se determinaron cada una de las variables que han conformado el fenómeno de la violencia sexual femenina en el marco del conflicto armado colombiano. Asimismo, se analizaron detalladamente los artículos más representativos de la Ley 1448 de 2011 para establecer su relación con la situación normativa de la población objeto de estudio. Finalmente, la técnica de recolección de la información fue la revisión documental que comprendió dos momentos: por un lado, se efectuó una recopilación, revisión y análisis de información secundaria que permitiera establecer el contexto y el marco teórico del fenómeno de violencia sexual en sus diferentes componentes. Por otra parte, se realizó una selección, revisión y estudio de información primaria que está relacionada directamente con la problemática planteada en este estudio. Esta información primaria se concentró en toda la normativa que ha estado vinculada con el fenómeno de la violencia sexual contra NAM en el marco del conflicto armado colombiano. 1. ANÁLISIS DE CONTEXTO: RECUENTO HISTÓRICO Y JURÍDICO Este apartado pretende brindar un marco contextual sobre el fenómeno de la violencia y el actual conflicto armado en Colombia que permita conocer sus distintas manifestaciones, haciendo un especial énfasis en el papel que las NAM han desempeñado en este relato y teniendo en cuenta la interseccionalidad11 presente en la identidad de las 11 Este concepto generalmente se usa para comprender la interconexión de categorías como género, etnicidad, edad, sexualidad y clase (Staunæs, 2003). 50 Presidencia de la República mujeres colombianas donde la condición de clase, etnia, edad y género configura procesos de inclusión/exclusión y que imposibilita agotar el significado de la experiencia femenina. En este sentido, se acudirá a algunos de los relatos y escritos que las historiadoras han compilado y elaborado a fin de rescatarla y situarla en la historia, junto con algunos testimonios de NAM víctimas, de tal forma que se brinden elementos generales sobre el sujeto de estudio que interesa indagar en el marco de la Ley de Víctimas, como ámbito de estudio de la presente investigación. La presencia de la violencia en la historia de Colombia se registra desde la época independentista con un especial énfasis en la disputa por la propiedad de la tierra y el control político de las comunidades hasta llegar a la configuración del actual conflicto armado interno, con la superposición de nuevos fenómenos como el narcotráfico, así como a la participación de actores de naturaleza heterogénea12, que han generado graves violaciones a los DD. HH. y graves infracciones al DIH. En este relato, las mujeres han sufrido una serie de afectaciones que expresan el orden de género y la violencia sexualizada en sus cuerpos (Cockburn, Gender, Armed conflict and political violence, 1999); sin embargo, es posible afirmar que en el marco del conflicto armado colombiano, han cobrado capacidad de agencia política en la demanda de acciones concretas por parte del Estado a fin de que la verdad, la justicia y la reparación integral de los daños sufridos sea efectiva para este y otros colectivos, con miras a la construcción de alternativas de paz y reconciliación en el país. 1.1. La violencia sociopolítica y el narcotráfico El siglo XIX en Colombia estuvo marcado por guerras civiles donde la lucha por el poder político sería la constante. La base para el cabildeo político y la movilización social se encontraba en las haciendas en tanto unidad productiva por excelencia de la economía del país, dado su carácter rural y agrícola; esta era la época en la que nacerían los partidos políticos tradicionales que perduran hasta el día de hoy, el Liberal y el Conservador, pasando de un Estado federal promulgado mediante la Constitución de 1863 a un Estado centralista en 1886. El fin del siglo XIX y el inicio del XX se ven marcados por la confrontación entre los partidos políticos que condujo a la “Guerra de los Mil Días”13, un cambio de siglo que también vino acompañado de la lucha organizada del movimiento campesino y obrero interesado en el acceso y la distribución de la tierra, así como en la exigencia de mejores condiciones de trabajo. En esta época, la sexualidad, la familia y el matrimonio tenían un carácter central en la identidad femenina debido a que concentraban los roles que las mujeres debían cumplir, ya bien sea como hijas, madres y esposas dedicadas al cuidado del esposo, hijos o hermanos, así como al desarrollo de actividades domésticas y la reproducción. En este sentido, fue una época en la que las mujeres estarían bajo la tutela masculina, tanto en el ámbito privado ,para el caso de aquellas provenientes de las élites políticas, como en el público, para aquellas mujeres campesinas que desde entonces estaban involucradas en labores relacionadas con la agricultura, revelando la vigencia de la norma patriarcal sin importar las divisiones de clase. En cualquiera de los casos, estarían siempre vinculadas al 12 13 Van desde los actores armados ilegales y legales hasta representantes de partidos políticos. Esta guerra inicia en 1889 suscitada por el enfrentamiento entre liberales y conservadores por obtener el poder político en el país y termina en el año 1902 con la firma del Tratado de Wisconsin. 51 Observatorio de Asuntos de Género trabajo del cuidado del hogar, al aprendizaje y desempeño de labores asociadas a la feminidad, no sin descartar su vínculo directo con la guerra como combatientes, o indirecto, brindan apoyo logístico y de cuidado a los cuerpos armados (Meertens, 2000). Desde entonces, es posible advertir la posición marginal de las mujeres colombianas respecto a los ámbitos económicos, culturales y políticos, y concretamente a la propiedad de la tierra que simbolizaba para la época el poder, ya que no gozaban de una posición social que les permitiera participar activamente en los diferentes ámbitos de la estructura social y económica, así como en la distribución y el ejercicio de poder político. En este sentido, el patriarcado cobra significado a través de las instituciones políticas, económicas y sociales, que durante la época y en adelante se crearon para solventar las diferencias superpuestas al orden de género como las existentes entre propietarios y trabajadores, blancos, negros e indígenas, heterosexuales y las innombrables sexualidades e identidades de género marginales. Lo anterior tuvo una especial connotació,n dado que la identidad masculina fue la que perfiló el uso de la violencia como mecanismo para obtener el poder político y económico en el país debido a su posición privilegiada y de dominación. El siglo XX implicó la continuación de la lucha política que tendría como trasfondo el control y el poder político y territorial. Para los años 40 y 50 se desarrolló lo que se denominó en la historia colombiana como la violencia bipartidista con una mayor duración que las anteriores confrontaciones. Esta época se caracterizó por una disputa política entre los partidos tradicionales (Liberal y Conservador) que contó con el apoyo del campesinado, representado igualmente en trabajadores y pequeños propietarios de estirpe liberal principalmente, que sufrieron igualmente la expulsión y el desplazamiento hacia las ciudades durante esas décadas. Esta época se desenlaza con el plebiscito de 1957, que permitió la institucionalización del bipartidismo en Colombia restringiendo igualmente la participación de los nuevos sectores políticos que se venían gestando desde los movimientos campesino y obrero. Además, la iglesia mantendría una injerencia importante en los asuntos de carácter político, característica que provenía desde la época de la Colonia. En este sentido, se encuentra que: Los imaginarios sociales que desde la derecha y la izquierda han rendido culto a la fuerza son reforzados por imperativos religiosos y dogmatismos políticos que creen que la violencia es la partera de la historia, que la sangre redime y es semilla, que los héroes son personajes que por su disposición a matar y a morir han merecido y siguen mereciendo pasar a la historia y quienes no están en esa categoría guerrera son personajes de segunda, cuya palabra es desmerecida. (Toro, 2009, pág. 23). Es claro aquí que la identidad femenina está ausente en el relato hegemónico de la violencia bipartidista y en general de la violencia en el país, al desempeñar un rol antagónico frente a la identidad masculina que se erige desde la noción de poder, dominio y control. Su papel es difuminado por causas que trascienden el dominio de 52 Presidencia de la República lo privado y del terreno reproductivo, a la vez que su cuerpo es empleado para castigar al enemigo mediante la comisión de crímenes sexuales (Grupo de Memoria Histórica, 2013, pág. 112). Igualmente, en este periodo de violencia bipartidista se empieza a manifestar dos tipos de violencia contra las NAM que serán estructurales a este fenómeno social: por un lado, se encuentra la violencia manifiesta, es decir, la agresión física que recibe este grupo poblacional mediante la violación sexual, tortura, acoso sexual, daños físicos contra sus cuerpos, humillación pública, entre otros. Por otra parte, se encuentra la violencia latente que se hace presente a través de medios y métodos sutiles como: el poder, generación de ambientes de miedo e imposición de pautas de comportamiento, entre otros aspectos, siendo representativo y simbólico un arma, ser testigo del asesinato o violación sexual de la madre, hermana o hijas y el uso de mensajes no verbalizados sobre su condición de vulnerabilidad y potencial víctima. No obstante, vale la pena señalar que durante las primeras décadas del siglo XX la reivindicación de los derechos humanos estuvo impactada por la voz de mujeres indígenas, quienes en su discurso articulaban “la etnicidad en torno a la lucha por la conservación de la madre Tierra” (Meertens, 2000, pág. 26) y de mujeres de las urbes de clase media-alta que reclamaban “los plenos derechos ciudadanos, así como la igualdad en la educación y en el trabajo, reivindicando simultáneamente los valores del hogar y de la moralidad representados en la mujer” (Meertens, 2000, pág. 27). También es importante señalar que es en el año 1957 cuando las mujeres colombianas conquistan el derecho al voto14, lo cual guarda relación con lo que en el feminismo se denominó sufragismo, un movimiento interesado en el logro de derechos civiles, políticos y económicos, pero que no se preocupó por desestabilizar el orden de género. En este momento, las mujeres empiezan a tener una mayor visibilidad que estará condicionada por las posiciones de privilegio de clase, étnia y lugar de procedencia. Para la época, los crímenes sexuales cometidos contra las mujeres fueron problematizados a pesar de configurarse como una estrategia de guerra macabra, y como parte del relato de la violencia bipartidista. Posteriormente, a partir del año 1960 se perfila el nacimiento de grupos armados al margen de la ley en Colombia, como síntoma de los asuntos no resueltos durante la violencia bipartidista en la que el campesinado liberal en su afán por proteger la tierra conformó pequeños grupos de autodefensa ante los ataques del partido opuesto. De esta forma el surgimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de corte marxista-leninista estuvo motivado por el ejercicio de oposición independiente frente a las elites representadas por terratenientes y colonos que buscaban el dominio político y la propiedad de las tierras en el país. 14 Esto fue posible debido a que el 27 de agosto de 1954 se reformó la Constitución Política de Colombia. En ese momento se otorgó a la mujer el derecho al voto, a ser elegida y a ocupar cargos públicos. 53 Observatorio de Asuntos de Género Para la misma época, nacen el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL) que contaban con algunos disidentes del Partido Comunista Colombiano fundado desde el año 1930, con vertientes ideológicas. El primero de tradición castrense y el segundo de corte maoísta, pero ambos afianzados en prácticas como el secuestro y la extorsión. Ya hacia la década de los años 70 nace el Movimiento Diecinueve de abril (M-19), un movimiento que a diferencia de los anteriores era urbano pero que también proyectaba su expansión hacia las zonas rurales del país y cuya inclinación estaba influenciada por el fraude electoral que se vivió en el país a comienzos de esa década y con un accionar militar. En el recuento histórico de los actores armados organizados al margen de la ley es importante añadir la creación de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) hacia la década de 1980, que en sus inicios surgieron como contraparte a las guerrillas de los años 60, interesadas en proteger la propiedad privada ante la irrupción de los ejércitos subversivos que aumentaban su presencia territorial y en alternancia con el fenómeno del narcotráfico que se venía acrecentando en el país y con el cual actuó mancomunadamente. Es así como: El grupo paramilitar fue desarrollando alianzas económicas que lo reconfiguraron como un actor que regulaba la administración de la criminalidad común –incluido prácticas de limpieza social–; la pacificación de relaciones laborales, agrarias, o políticas en regiones fuertemente ideologizadas; la expansión de la frontera agrícola en territorios rurales que antes de la llegada paramilitar no participaban de las lógicas de la economía de mercado y que con la expulsión o desplazamiento empieza a hacerlo; el desarrollo de una alianza con sectores económicos legales e ilegales –grupos narcotraficantes, contrabandistas, traficantes de armas– con el fin de garantizar la normalidad y la seguridad en el proceso de extracción de riqueza” (Sentencia Fredy Rendón Herrera, 2011). Adicionalmente, la labor desarrollada por las fuerzas paramilitares cuenta con una historia bastante estudiada que indica que su creación y el aumento de su predominio territorial, así como su alcance político y económico, tuvo en sus comienzos la anuencia del Estado15 y en muchos casos el apoyo directo de las fuerzas militares a efectos de garantizar la arremetida militar contra las guerrillas. Los efectos negativos y lesivos a los DD. HH. de la población civil saltan a la vista demostrando la atrocidad con la que el proyecto paramilitar logró apoderarse de tierras, de regiones enteras, desplazando a una importante proporción de la población campesina, indígena y afrodescendiente del país, sembrando la violencia sexual como un mensaje de terror en las comunidades y en especial, en la vida de NAM, entre otros. Lo anterior, no supone que las guerrillas que nacieron en la época de 1960 hubieran estado ausentes de la comisión de graves violaciones a los DD. HH. en la población civil; en este caso, la diferencia radica justamente en la complicidad del Estado en su creación y despliegue territorial, que con el tiempo le permitió adquirir un poder político y económico en importantes zonas del país. 15 Ver lo establecido en el Decreto de Estado de Sitio N° 3398 de 24 de diciembre de 1965, que posteriormente fue acogido en la Ley 48 de 1968, arts. 24, 25 y 33, cuya aplicación fue suspendida hasta 1989 y su finalidad era regular lo relacionado con la Defensa Nacional y el Ministerio de Defensa Nacional. Entre sus artículos disponía “Todos los colombianos, hombres y mujeres no comprendidos en el llamamiento al servicio militar obligatorio, podrán ser utilizados por el Gobierno en actividades y trabajos con los cuales contribuyan al restablecimiento de la normalidad”. 54 Presidencia de la República En el caso de las FARC, una de las guerrillas con las que actualmente el Gobierno adelanta un proceso de negociación para el cese del fuego y la construcción de un proyecto de paz, el reclutamiento ilegal de niñas, niños y adolescentes se constituyó en una práctica habitual que vino acompañada del abuso sexual, los embarazos, la planificación y abortos forzados, y la utilización de NAM para el desempeño de labores domésticas dentro de las filas (GMH, p. 83). Por su parte, el proyecto paramilitar empleó la violencia en comunidades enteras en donde NAM y la identidad femenina en sentido amplio estuvieron impactadas por la normatividad de género hegemónica y heteronormativa. De acuerdo con el Grupo de Memoria Histórica (2013, p. 80), la violencia sexual se empleó en distintos contextos con diferentes objetivos: 1) para atacar a las mujeres por su condición de liderazgo; 2) para destruir el círculo afectivo de aquellos considerados como enemigos; 3) para “castigar” conductas transgresoras o ignominiosas desde la perspectiva de los actores armados; 4) violencia sexual asociada a prácticas culturales, y 5) violencia sexual orientada a generar cohesión entre los integrantes de grupos paramilitares y el afianzamiento de sus identidades violentas. Es importante anotar que durante este periodo los grupos armados ilegales antes mencionados empiezan el reclutamiento forzado de niñas y adolescentes dentro de sus filas para utilizarlas como señuelos, informantes, guerrilleras, objetos sexuales y realización de actividades de tipo doméstico. En este sentido, este grupo vulnerable de NAM sufre toda una serie de vejámenes no solo por su condición de mujer sino por ser guerrilleras sometidas tanto a un régimen militar como de absoluta negación de su femineidad dado que no hay control de su sexualidad y se ven abocadas a situaciones, tales como, la explotación sexual dado que deben servir como objeto sexual para los miembros de estos grupos armados ilegales; la prohibición de embarazos que serán castigados mediante una sanción, y el aborto (realizado en condiciones de alto riesgo para su salud); en caso de tener un hijo debe ser entregado en contra de su voluntad; el riesgo y contagio de enfermedades de transmisión sexual y sobre todo la pérdida de una etapa de desarrollo biológico, psicológico, social y afectivo debido a que ingresan obligatoriamente a estos grupos como niñas, pasan a adolescentes y se convierten en mujeres en medio de una estructura inminentemente patriarcal que reafirma con el uso de la violencia el lugar de lo femenino. Sobre este aspecto, la Sentencia de reparación por reclutamiento ilegal de niñas y niños que se produjo en el año 2012 contra Fredy Rendón Herrera, jefe del bloque paramilitar Élmer Cárdenas, incluyó dentro del recuento de los daños morales a víctimas directas e indirectas de este delito: Las niñas que fueron reclutadas también sufrieron daños emocionales, en la medida que vivían y construían su identidad sexual y personal en un espacio sumamente patriarcal y jerarquizado, tal como lo es una estructura armada. Señalaron que en el mejor de los casos, eran tratadas como los hombres, es decir, se les entregaba su equipo de campaña y se las enviaba a cumplir misiones. Otras, por el contrario, señalaron que fueron víctimas de conductas que conforme a la Ley 1257 de 2008 son catalogadas como formas de violencia basada en el género, es decir por el hecho de ser mujer. (Sentencia Fredy Rincón Herrera, 2011). 55 Observatorio de Asuntos de Género Además, en Colombia recientemente la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá profirió la primera macrosentencia en contra de Salvatore Mancuso y 11 comandantes más de los Bloques Catatumbo, Norte, Córdoba y Montes de María de las Autodenfensas Unidas de Colombia (AUC). La Sala se pronunció sobre los 1.426 hechos que involucran 175 casos de violencia basada en género, que incluyen cientos de abusos sexuales, esterilizaciones forzadas, abortos forzados, esclavitud sexual y actos sexuales abusivos. La naturaleza del conflicto armado colombiano tiene un correlato de género que aunque se ha subsumido en el discurso genérico y hegemónico de la violencia, debe ser rescatado y ubicado en el tiempo para señalar que la violencia sexual contra NAM y concretamente la violencia sexual, no ha sido un asunto ocasional, involuntario e inesperado, por el contrario, se trata de una práctica premeditada, que busca generar miedo y reforzar el orden de género tradicional, que ha sido empleada por parte de todos los actores armados legales e ilegales. Esto contribuye a afirmar que mientras los asuntos de clase, de distribución de la riqueza y de poder político buscaban ser trastocados por la acción bélica, el orden de género por el contrario se reforzaba mediante el uso de la violencia física y psicológica. Como se verá más adelante, en palabras de Card (2002) “las atrocidades son daños de gran magnitud, casi inexplicables, asociadas a las decisiones libres de unos seres humanos (perpetradores)”, lo que implica que existe una voluntad que media en la comisión de estos crímenes que exige ser reconocida, nombrada y cuyas sobrevivientes deben ser sujeto de medidas de reparación comprensivas de la dimensión e impacto de la violencia sexual, que para el caso de NAM indígenas y afrodescendientes tendrá implicaciones adicionales en sus pueblos y comunidades. Cockburn, Gender, Armed conflict and political violence, 1999, en su análisis sobre violencia y conflicto plantea que el poder asociado al género da forma a las dinámicas de la interacción humana expresándose en los cuerpos de mujeres y hombres, en el grado de vulnerabilidad que representan frente a un ataque y la movilidad que tienen, los recursos que disponen y la forma en que estos se distribuyen. En este sentido, el análisis de género sobre este recuento histórico permite advertir que la representación de la violencia sobre los cuerpos de las mujeres es sexualizada. Las mujeres en Colombia constituyen más de la mitad de la población en el país (DANE, 2007), de forma que se convierten en uno de los principales grupos en riesgo de ser afectado o victimizado en el marco del conflicto armado interno. Tal como lo demuestran las cifras reportadas para el mes de septiembre del presente año por la Unidad Administrativa para la Reparación Integral de las Víctimas (en adelante UARIV), en el país para el año 2015 se encuentran registradas 7.383.997 personas por causa del conflicto armado de acuerdo con lo establecido en la Ley 1448 de 2011, el 49,5% corresponde a mujeres, el 49,6% a hombres y el 0,01% a población que se reconoce como lesbiana, gay, bisexual, transexual e intersexual (en adelante LGBTI). Respecto a este universo, actualmente se encuentran registradas 11.037 víctimas de delitos contra la libertad y la integridad sexual16. 16 Información consultada en el Registro Único de Víctimas. Fuente: Red Nacional de Información, con fecha de corte a 1° de septiembre de 2015. En: http://rni. unidadvictimas.gov.co/?q=node/107. 56 Presidencia de la República En este trayecto histórico la participación de las mujeres en la guerra se ve representada en cuerpos marcados por las estructuras armadas, pero también en su organización y configuración de una agenda política que progresivamente se ha instalado hasta incidir en la producción de normas y de políticas públicas, empleando el enfoque de género como una herramienta práctica en la discusión sobre la garantía de los derechos de las víctimas del conflicto armado, al cuestionar los límites de la igualdad formal y el ejercicio pleno de la ciudadanía. La protección de los derechos humanos de niñas, adolescentes y mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado en Colombia 1.2 La Constitución Política de Colombia establece en los artículos 93 y 94 lo que algunos denominan “apertura del catálogo de derechos fundamentales”, ya que permiten “introducir y proteger en [el] ordenamiento derechos fundamentales reconocidos en tratados internacionales de derechos humanos” e igualmente establece “un mecanismo que justifica la creación judicial de derechos” dado que “los derechos no se agotan en aquellos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de derechos humanos” (Arteaga, Jurisprudencia penal internacional aplicable en Colombia, 2011, pág. 30). En este sentido, como se señaló previamente, la Corte Constitucional colombiana ha jugado un papel preponderante en la interpretación de normas internacionales aplicables al contexto nacional en relación con el conflicto armado. En particular, se ha pronunciado frente al fenómeno del desplazamiento forzado interno, con miras a exigir la satisfacción de los derechos de las víctimas y el reconocimiento de la situación de conflicto armado que ha enfrentado el país17. En concordancia con lo establecido en la Carta Política, Colombia ha ratificado instrumentos internacionales para la protección y garantía de los derechos de las mujeres como la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Belem Do Pará” y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Otro instrumento que aplica para el caso colombiano es el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI) aprobado mediante la Ley 742 de 2002, cuya relevancia para esta investigación radica en que define en su artículo 7, literal g, la violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo obligatorio, la esterilización forzada y cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable como crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, los cuales se definen por su carácter generalizado o sistemático contra la población civil. 17 Corte Constitucional. Sentencia T-025 de 2004. M.P. Manuel José Cepeda. 22 de enero de 2004. En esta sentencia, “la Corte Constitucional colombiana concluyó que la situación de la población femenina desplazada por el conflicto armado en Colombia es una de las manifestaciones más graves de inconstitucionalidad por parte del Estado porque los derechos fundamentales de las mujeres son vulnerados de manera sistemática, extendida y masiva. La Corte estableció que el Estado estaba bajo la obligación de implementar medidas que de manera eficaz e integral repararan y protegieran los derechos fundamentales de las mujeres. El incumplimiento de estas exigencias judiciales dio lugar al Auto 092/08”. Tomado de: Women´s Link Worldwide: http://www.womenslinkworldwide.org/wlw/sitio/ caso-interna.php?idcaso=116. 57 Observatorio de Asuntos de Género También vale la pena tener en cuenta que aunque las Resoluciones sobre “Mujer, Paz y Seguridad” del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas 1325 y 1820 no se consideran instrumentos vinculantes para el Estado colombiano, la Corte Constitucional ha reconocido que la Resolución 1325 se constituye en una garantía del DIH para prevenir la violencia contra las mujeres en el contexto del conflicto armado interno (Fokus, 2011). En cuanto al derecho interno, en Colombia los principales mecanismos de justicia transicional que se han adoptado se encuentran en la Ley 975 de 2005 conocida como la Ley de Justicia y Paz, que dictó “disposiciones para la reincorporación de miembros de grupos armados organizados al margen de la ley, que contribuyan de manera efectiva a la consecución de la paz nacional y se dictan otras disposiciones para acuerdos humanitarios”. Este marco legal fue animado por el proyecto de desmovilización de grupos armados ilegales del Gobierno de turno, concretamente de los grupos paramilitares, con miras a satisfacer los derechos de las víctimas a pesar de no haber surtido un proceso de consulta que tomara en cuenta su experiencia y sus aportes en la definición de su contenido y alcance. La adopción de este mecanismo derivó en la creación de una institucionalidad en el aparato de Justicia a través de las denominadas Salas de Justicia y Paz, así como en áreas especializadas en la Fiscalía General de la Nación, en la Procuraduría General de la Nación y en la Defensoría del Pueblo. Este es el momento en el que el país se empieza a dar contenido político a la noción de “reparación” en el que los derechos de las mujeres y la perspectiva de género en particular fueron marginales en su formulación. A través de esta Ley se consagró un procedimiento penal especial que se caracterizó por contemplar una sanción muy reducida (de mínimo 5 años de cárcel y máximo 8) para los actores armados que cumplan las condiciones previstas en la mismas, entre las que se encuentran la obligación de confesar plena y fidedignamente la verdad de los crímenes cometidos, así como la obligación de entregar los bienes que sean necesarios para efectos de reparación de las víctimas (Grupo de trabajo “Mujer y género, por la verdad, la justicia, la reparación y la reconciliación”, 2008). No obstante, las principales críticas respecto a este marco legal es que no estableció mecanismos que permitieran la efectiva realización de los derechos a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de violencia sexual, de tal forma que “permitió la desmovilización de 31.000 paramilitares sindicados de haber cometido crímenes de guerra. En los seis años de aplicación de esta Ley, de los 57.000 crímenes que han confesado los desmovilizados, solo 86 corresponden a violencia sexual” (Revista Semana, 2012). En cuanto a los delitos cometidos contra las NAM en el marco del conflicto armado, la Corte Constitucional colombiana en el año 2008 emitió el Auto de seguimiento a la Sentencia T-025 de 2005, número 092, orientado a la protección de los derechos fundamentales de las mujeres víctimas del desplazamiento forzado interno, para lo cual precisó los riesgos y las facetas de género que representan los aspectos determinantes y los efectos de este fenómeno en la vida de las mujeres. 58 Presidencia de la República La violencia sexual está presente en ambos casos, constituyéndose en una práctica generalizada que se comete de manera sistemática contra las mujeres y cuya gravedad e impactos han sido invisibilizados dada la inexistencia de una política pública que respondiera a las necesidades de protección de las mujeres teniendo en cuenta los enfoques de ciclo vital, pertenencia étnica y condiciones de discapacidad. Frente a los riesgos en el marco del conflicto armado la Corte Constitucional precisó que la violencia generada en el conflicto armado afecta de manera diferencial a las mujeres porque: 1) debido a su condición de género, están expuestas a riesgos particulares que a su vez son causas del desplazamiento; y además reconoce el hecho de que 2) son víctimas sobrevivientes de actos violentos por lo que se ven forzadas a asumir cargas materiales y psicológicas de manera extrema y abrupta (Sentencia T-025, 2004). Lo anterior hace manifiesta la posición de desventaja en la que se encuentran las mujeres al momento de enfrentar el conflicto armado. Por otro lado, las facetas de género del desplazamiento representan el impacto diferencial y desproporcionado del desplazamiento forzado sobre el ejercicio de los derechos humanos fundamentales de las mujeres, quienes se han visto afectadas en términos cuantitativos al representar aproximadamente la mitad de la población desplazada y que aproximadamente cuatro de cada diez hogares desplazados tienen a una mujer como cabeza monoparental y única proveedora, en un número significativamente alto de casos con hijos entre los 0 y los 18 años a su cargo; y en términos cualitativos (Sentencia T-025, 2004), la Corte Constitucional reconoce la existencia de patrones estructurales de violencia y discriminación de género que de por sí están presentes en la sociedad colombiana y que se exacerban con ocasión del conflicto armado. Posteriormente, en el año 2011 es adoptada la Ley 1448 conocida como la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras mediante la cual se establecen medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno. Esta Ley incluye, como se revisará más adelante, cuenta con un desarrollo exhaustivo sobre la definición de víctima e integra dentro de sus principios generales el enfoque diferencial que integra categorías como ciclo vital, género, orientación sexual y discapacidad, con el fin de que las disposiciones establecidas tengan en consideración las necesidades de protección específicas de las víctimas. Además, precisa las herramientas para la reparación integral del delito de violencia sexual. Teniendo en cuenta que la violencia sexual constituye uno de los crímenes cometidos a gran escala contra NAM en Colombia en materia de DD. HH. y DIH, es necesario indagar si este marco legal estima medidas pertinentes, coherentes y suficientes que apunten a la efectiva reparación, la realización de los derechos de las NAM víctimas de violencia sexual, la transformación de las prácticas culturales que sustentan la discriminación y la violencia de género en la sociedad, y la sanción de los delitos cometidos contra estos sujetos. 59 Observatorio de Asuntos de Género MARCO TEÓRICO El análisis sobre el alcance de las medidas de reparación integral para NAM víctimas de violencia sexual, establecido en la Ley de Víctimas se realizará desde la perspectiva del Paradigma de la Atrocidad, la Justicia Transicional y el Análisis de Marcos Interpretativos como herramientas teóricas útiles para explorar las implicaciones políticas y prácticas de lo enunciado en el texto legal, desde una perspectiva de género. 1.3. Paradigma de la atrocidad: una teoría del mal “No preguntaron nada. Sacaron a mi marido, en ropa interior, lo amarraron. A mí me apartaron y abusaron de mí. Solamente me decían perra, esa era la palabra que más escuchaba… Yo les suplicaba que vieran mi estado, estaba embarazada. Se reían a carcajadas” (Verdad Abierta, s.f.) Las atrocidades cometidas contra NAM en el marco del conflicto armado colombiano reflejan que las estrategias de guerra empeladas por los actores armados ilegales y legales, guardan coherencia con el contenido jerárquico de las relaciones de poder que se reproducen en las sociedades patriarcales como la colombiana. En este sentido, el Paradigma de la Atrocidad brinda elementos para comprender que los daños físicos, psicológicos, económicos, generacionales que ocasiona la violencia sexual contra NAM, al ser postulados como “daños previsibles e intolerables producidos por el obrar mal culposo”, que “se distinguen de los agravios comunes” (Card, El paradigma de la atrocidad: una teoría del mal, 2006, pág. 17). A continuación se explorará este Paradigma que se enmarca en la Teoría del Mal y que se fundamenta en la afirmación de que “el daño causado por el mal no es accidental” (Card, El paradigma de la atrocidad: una teoría del mal, 2006, pág. 18). El patriarcado, como sistema de dominación que subyace a las categorías de raza o clase, permite advertir que la violencia contra la mujer está implícita en los valores e ideas que este promueve, mediante la combinación de factores que van desde la coacción directa hasta vías indirectas que responden a una situación de dominación en todos los órdenes (Osborne, 2009, pág. 17). En este sentido, esta investigación reconoce la existencia de condiciones previas a los conflictos armados en los que la violencia contra la mujer hace parte del relato de las relaciones de poder en la sociedad, con características que imprimirá el contexto social particular en el que se inscriben, que condiciona el miedo en NAM en todo momento de sus vidas. Por lo tanto, se afirma que la violencia contra las mujeres en los conflictos armados representa un continuo en el relato de la desvalorización, degradación e inferioridad de lo femenino, que emplea el sistema patriarcal como mecanismo de dominación. 60 Presidencia de la República La violencia contra las mujeres puede manifestarse de manera directa e indirecta, generando efectos como la intimidación por la vulnerabilidad que implica el hecho de ser mujer (Osborne, 2009, pág. 22). Es muy importante tener en cuenta esta consideración, debido a que la existencia de formas de violencia en el terreno de lo simbólico, provee un complemento importante para que la violencia haya emergido como herramienta idónea para la coacción y control de NAM y comunidades operando en todo momento en los ámbitos social, económico, político y cultural. Las NAM en los conflictos armados no han estado ausentes en el relato de la guerra, aunque tradicionalmente se les ha proyectado como sujetos pasivos en oposición a la figura masculina que es por excelencia la llamada a participar de manera activa en la misma. Así el mandato de género es trastocado cuando se conocen historias de NAM guerrilleras, lideresas en comunidades fuertemente azotadas por la violencia y defensoras de derechos humanos, cuya incidencia trasciende la institucionalidad nacional, generando nuevos hechos de castigo y victimización contra las mujeres. El imaginario social que instala la guerra supone la potenciación de la identidad masculina asociada a la virilidad, el honor, la fuerza, la autoridad, en una relación de oposición con la identidad femenina asociada a la docilidad, la debilidad, la maternidad, el cuidado y el carácter privado de su actuar. De esta forma, la división de las relaciones entre los sexos se vuelve aún más rígida y por tanto la exposición de aquellas personas consideradas más débiles será útil para ejercer el dominio sobre el enemigo. Es a partir de los atributos masculinos que el prestigio se adquiere en la contienda, el uso de la fuerza y la violencia sobre el conjunto de la población enemiga, la cual será legítima por la supuesta “labor de defensa” que se desempeña. Tal como afirma Beauvoir “no es dando la vida, sino arriesgando la propia, como el hombre se eleva sobre el animal: por ello en la Humanidad se acuerda la superioridad, no al sexo que engendra, sino al que mata” (Beauvoir, 1949, citado por Osborne, 2009, p. 162). El acuerdo previo que subyace a la relación de los sexos está mediado por su carácter político, entendido como “el conjunto de relaciones y compromisos estructurados de acuerdo con el poder, en virtud de los cuales un grupo de personas queda bajo el control de otro grupo” (Millett, 1995, pág. 68), se constituye en relaciones de dominación y subordinación que el sistema patriarcal significa mediante la premisa unívoca de la superioridad masculina sobre la femenina, repercutiendo en todos los terrenos de la vida social, que para el caso de la guerra y la tecnología de las armas se revela en la distancia que históricamente han tenido las mujeres frente a estos dispositivos. En palabras de Osborne (2009) “la tecnología [y, al hilo de nuestros intereses, la tecnología militar] se halla íntimamente ligada a la legitimación del poder patriarcal y al mantenimiento del estatus de subordinación de las mujeres” (p. 163), de este modo tampoco es sorprendente que aquellas mujeres que han participado de la guerra de manera directa integrando el pie de fuerza y/o haciendo uso de las armas sean fuertemente castigadas mediante el estigma social, dado su distanciamiento del modelo de identidad femenina que exige el orden patriarcal, mientras que para el hombre su actuar violento, en tanto sinónimo de su virilidad, parece consecuente con su naturaleza. Detrás de esto se oculta el mandato ineludible de que en la guerra, entre otras cosas “[s]in duda habrá violaciones” (Brownmiller, 1975, p. 29), más aún si se tiene en cuenta que “[l]a violación durante la guerra es un acto familiar con una excusa habitual” (Brownmiller, 1979, p. 30). 61 Observatorio de Asuntos de Género Justamente la contribución de los estudios feministas y los movimientos de mujeres en el mundo18 y en determinados contextos nacionales19, ha sido la de señalar que el uso de la violencia contra las mujeres se constituye en un arma de guerra que sirve como mecanismo de persuasión y de terror contra comunidades enteras para el logro de objetivos militares. Pero también como un instrumento de dominación y control sobre los cuerpos de las mujeres, con un impacto muchas veces difuminado sobre las poblaciones, que tiende a invisibilizar los delitos cometidos contra las mujeres. El trasfondo de estos delitos son las relaciones de género mediadas por la distribución del poder y atravesadas por las relaciones de clase y etnia, todas articuladas en este continuo del relato de violencia que se dispone desde el orden patriarcal. Un argumento que profundiza esta reflexión sobre la violencia sexual, delito que se comete con mayor frecuencia y de manera sistemática contra las mujeres, es el que ofrece Stanley (2007) al advertir su relación con “la función ordenadora de la guerra” (p. 11), donde la identidad masculina sustenta una posición privilegiada. De acuerdo con la autora: Lo hace al menos de tres modos. Primero, al construir discursivamente la violencia sexual contra las mujeres como una práctica asociada, de manera característica, con el Otro, legitimando así el orden de género (implícitamente no violento) que rige en la propia comunidad. Segundo, al reforzar el rol protector del hombre contra otros predadores masculinos. Y tercero, como la culminación de este rol protector al legitimar el uso de fuerzas militares en defensa de las mujeres desprotegidas y sometidas a la aberrante masculinidad del Otro. (Stanley, 2007, pág. 12). Las representaciones de género que las sociedades construyen sobre la violencia sexual y otros actos de violencia cometidos contra las mujeres en los conflictos armados son útiles para comprender el tratamiento que reciben desde el sistema de Justicia. Al indagar sobre los discursos hegemónicos relacionados con el narcotráfico en países como México20, se tiende a subvalorar las atrocidades de los crímenes de violencia sexual, el reclutamiento forzado de niñas y mujeres, la prostitución forzada, la tortura, las desapariciones y los asesinatos cometidos contra niñas y mujeres. Sin embargo, estas representaciones no expresan novedad alguna, ya que como afirma Stanley al reflexionar sobre la representación de la violencia sexual en guerras como la de Bosnia argumenta que “[l]a violencia sexual fue construida discursivamente entonces como un asunto de nacionalismo e identidad nacional, como en Francia durante la Primera Guerra Mundial”21 (Stanley, 2007, pág. 15). 18 19 20 21 Un ejemplo de estas organizaciones es Women’s International League for Peace and Freedom (WILPF) creada en 1915. Para más información ver en: http:// www.wilpfinternational.org/AboutUs/index.htm. En Colombia organizaciones como la Ruta Pacífica de las Mujeres o SISMA Mujer, la Mesa de Mujer y Conflicto Armado que convoca un sinnúmero de organizaciones de mujeres en el país, han desarrollado un proceso de abogacía para visibilizar, denunciar y demandar las necesidades de protección específicas de las mujeres víctimas del conflicto armado desde una perspectiva de derechos en concordancia con los principios de igualdad y no discriminación. En el caso de México, una Sentencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el 16 de noviembre de 2009 revela la falta de actuación del Estado mexicano frente a la desaparición y asesinato de tres mujeres cuyos cuerpos fueron encontrados el 6 de noviembre de 2001 en un campo algodonero en Ciudad Juárez, incumpliendo el deber de actuar en correspondencia con los derechos a la vida, a la integridad personal, garantías judiciales, de la niñez, y protección judicial en relación con las obligaciones de respeto, garantía y no discriminación de los derechos humanos previsto en la Convención Americana de Derechos Humanos, junto con las obligaciones establecidas en los artículos 8, 9 y 10 de la Convención Belém do Pará, como producto de la labor iniciada por representantes de las víctimas. De acuerdo con la CIDH, a pesar de la falta de información veraz sobre los homicidios de mujeres en dicho poblado, se puede observar que “el aumento de homicidios ha significado que “por lo menos” 264 mujeres han sido asesinadas hasta el año 2001 y 379 hasta el 2005”. Ver en http://www.cndh.org.mx/sites/all/fuentes/documentos/Internacional/Casos/4.pdf. No obstante, de acuerdo con un informe publicado por varias organizaciones locales de derechos humanos, en el primer semestre de 2012 hubo más de 130 homicidios de mujeres en el estado de Chihuahua. Adicionalmente, entre 1985 y 2009 fueron asesinadas en México al menos 34.000 mujeres; 2.418 solamente en 2010, lo cual permite entrever la falta de actuación del Estado frente a la obligación de prevenir la discriminación y la violencia contra la mujer. Ver en http://www.bbc.co.uk/mundo/video_fotos/2012/07/120712_galeria_mujeres_mexico_rg.shtml. La autora se refiere a los delitos de violencia sexual cometidos por parte del Ejército Alemán contra las mujeres en Francia durante la Primera Guerra Mundial. 62 Presidencia de la República Lo que aquí se intenta develar es que los delitos cometidos contra NAM en los conflictos armados no son fortuitos y que se encuentra eco en la descripción del obrar mal culposo que postula, Card (2006). Las acciones violentas derivadas del conflicto armado colombiano no solo representan la gravedad de la confrontación armada sino, también, la oportunidad de incrementar el sufrimiento causado con el fin de reafirmar la relación de dominación sobre un grupo social y reforzar su posición social de desventaja. En el marco del conflicto armado, NAM en Colombia no solo están en riesgo de ser reclutadas forzosamente, desplazadas, asesinadas, secuestradas o desaparecidas, ellas además están expuestas en mayor medida a crímenes atroces entre los que se destaca la violencia sexual. Pero además, NAM como víctimas sobrevivientes guardan en su memoria la lista de crímenes cometidos contra sus familiares, vecinos, comunidades y territorios en los que su vida transcurría; memoria que guarda lo que configuraba su realidad próxima y su existencia propia, son daños intangibles que ocasiona el obrar mal culposo que persisten en el plano de lo simbólico. En cuanto a las NAM campesinas, indígenas y afrodescendientes los crímenes atroces se exacerban impactando a escala individual y en el imaginario colectivo de sus comunidades, con repercusiones en su estatus social y un componente adicional asociado a la discriminación histórica de estos grupos. En palabras de Card y acogiendo las constataciones de la Corte Constitucional colombiana en el Auto de seguimiento a la Sentencia T-025 de 2005, número 092, “el pertenecer a grupos étnicos, religiosos o raciales diferentes exacerba la brecha de la magnitud” (Card, El paradigma de la atrocidad: una teoría del mal, 2006, pág. 27). Para efectos de la presente investigación, el enfoque de las atrocidades propuesto en la Teoría del Mal permite explicar el espectro de las violaciones a los derechos humanos de NAM al poner de manifiesto la superposición de males en plural (Card, El paradigma de la atrocidad: una teoría del mal, 2006, pág. 26). Tal como lo señaló la Corte Constitucional en el Auto 092 de 2008, la violencia sexual adquiere un amplio contenido en conexidad con el delito del desplazamiento forzado que permite comprender el impacto diferenciado del conflicto armado en las mujeres.22 22 En este sentido, “explica que los relatos de episodios de violencia sexual contra mujeres sobre los que ha sido alertada incluyen, según informaciones fácticas detalladas: (a) actos de violencia sexual perpetrados como parte integrante de operaciones violentas de mayor envergadura; –tales como masacres, tomas, pillajes y destrucciones de poblados–, cometidos contra las mujeres, jóvenes, niñas y adultas de la localidad afectada, por parte de los integrantes de grupos armados al margen de la ley; (b) actos deliberados de violencia sexual cometidos ya no en el marco de acciones violentas de mayor alcance, sino individual y premeditadamente por los miembros de todos los grupos armados que toman parte en el conflicto, que en sí mismos forman parte (i) de estrategias bélicas enfocadas en el amedrentamiento de la población, (ii) de retaliación contra los auxiliadores reales o presuntos del bando enemigo a través del ejercicio de la violencia contra las mujeres de sus familias o comunidades, (iii) de retaliación contra las mujeres acusadas de ser colaboradoras o informantes de alguno de los grupos armados enfrentados, (iv) de avance en el control territorial y de recursos, (v) de coacción para diversos propósitos en el marco de las estrategias de avance de los grupos armados, (vi) de obtención de información mediante el secuestro y sometimiento sexual de las víctimas, o (vii) de simple ferocidad; (c) la violencia sexual contra mujeres señaladas de tener relaciones familiares o afectivas (reales o presuntas) con un miembro o colaborador de alguno de los actores armados legales e ilegales, por parte de sus bandos enemigos, en tanto forma de retaliación y de amedrentamiento de sus comunidades; (d) la violencia sexual contra las mujeres, jóvenes y niñas que son reclutadas por los grupos armados al margen de la ley, violencia sexual que incluye en forma reiterada y sistemática: (i) la violación, (ii) la planificación reproductiva forzada, (iii) la esclavización y explotación sexuales, (iv) la prostitución forzada, (v) el abuso sexual, (vi) la esclavización sexual por parte de los jefes o comandantes, (vii) el embarazo forzado, (viii) el aborto forzado y (ix) el contagio de infecciones de transmisión sexual; (e) el sometimiento de las mujeres, jóvenes y niñas civiles a violaciones, abusos y acosos sexuales individuales o colectivos por parte de los miembros de los grupos armados que operan en su región con el propósito de obtener estos su propio placer sexual; (f) actos de violencia sexual contra las mujeres civiles que quebrantan con su comportamiento público o privado los códigos sociales de conducta impuestos de facto por los grupos armados al margen de la ley en amplias extensiones del territorio nacional; (g) actos de violencia sexual contra mujeres que forman parte de organizaciones sociales, comunitarias o políticas o que se desempeñan como líderes o promotoras de derechos humanos, o contra mujeres miembros de sus familias, en tanto forma de retaliación, represión y silenciamiento de sus actividades por parte de los actores armados; (h) casos de prostitución forzada y esclavización sexual de mujeres civiles, perpetrados por miembros de los grupos armados al margen de la 63 Observatorio de Asuntos de Género La lectura cuidadosa de las expresiones de la violencia sexual sobre NAM permite comprender la magnitud de los daños causados y la responsabilidad ética de establecer mecanismos de reparación integral, de tal forma que las necesidades de protección y reparación integral se traduzcan en medidas suficientes y adecuadas teniendo el contexto político y cultural en el que el conflicto armado colombiano se expresa. “El paradigma de la atrocidad intenta ampliar los intereses teóricos al darle a las perspectivas de las víctimas la atención que se merecen y al considerar cómo los perpetradores podrán responder a lo que han hecho y a las necesidades continuadas de las víctimas” (Card, El paradigma de la atrocidad: una teoría del mal, 2006, pág. 27). Lo anterior cobra relevancia en el contexto particular de Colombia y el proceso de justicia transicional que ha emprendido, para revelar las dimensiones e implicaciones éticas y políticas de los daños ocasionados a NAM como producto de la violencia sexual cometida en el conflicto armado por todos los actores, para darle voz a quienes sufren las atrocidades sin dejar duda alguna sobre su carácter inhumano, al exigir una respuesta de carácter prioritario frente a lo sucedido, no solo para que no vuelva a ocurrir sino también para que se reconozca como un crimen de lesa humanidad inadmisible. El sufrimiento causado por el obrar mal culposo se inscribe en atrocidades que para el caso colombiano se representan en masacres, desapariciones forzadas, desplazamientos forzados y secuestros (Grupo de Memoria Histórica, 2013, pág. 259). La violencia sexual, de manera particular, es una atrocidad que atenta contra la dignidad humana de NAM, con consecuencias intangibles en su historia de vida y sus comunidades, daños que las cifras oficiales sobre el conflicto armado no logran representar y cuya reparación merece explorar el terreno de lo simbólico. Tal como lo plantea Card (2006), los sobrevivientes de las atrocidades no están preocupados por las motivaciones de los perpetradores, sus inquietudes están relacionadas con “cómo vivir con los efectos del trauma, cómo evitar ser victimizados y qué actitudes adoptar hacia los perpetradores (si reconciliarse, perdonar o ignorarlos) y hacia la humanidad en general” (p. 29). Resulta de gran interés para esta investigación la perspectiva de esta pensadora feminista al situar la atención en el sufrimiento de las víctimas y en su voz. Lo anterior, si se tiene en cuenta que NAM víctimas de violencia sexual son sujetos sobre los que recaen cargas adicionales debido a las normas sociales que ejercen control sobre el cuerpo de las mujeres y que de manera sutil las castiga por la acción u omisión cometida, generando silencio, culpa y vergüenza en ellas, sus familias y sus comunidades. Paula Andrea Caicedo tenía 15 años cuando fue violada en la sede de los paramilitares. Cuando le dijo a su familia, se negaron a creerle. Más tarde, fue rechazada. “Ellos solían culpar a todas las mujeres, diciendo que nosotras lo pedimos, que nosotras queríamos.” Ahora con 25 años y criando a dos hijos sola, Caicedo dice que su vida ha estado marcada por la depresión.” A veces me siento como que quisiera matarme, me siento como si valiera nada”. (The Washington Post, 2013, citado por ABColombia, 2013:13). ley; o (i) amenazas de cometer los actos anteriormente enlistados, o atrocidades semejantes. 64 Presidencia de la República Dado el espectro de los daños de la violencia sexual en NAM, las medidas de justicia transicional deberán ser comprensivas de los impactos físicos, psicológicos, económicos, culturales, sociales y simbólicos, que repercuten en la vida de ellas y sus familias, y en la posibilidad de sanar y restaurar sus proyectos de vida, libres del miedo y de la culpa que se les ha adjudicado por décadas. Además, son esenciales para asegurar que las exigencias políticas de las mujeres serán tenidas en cuenta para configurarlas. En el apartado dedicado al análisis del alcance de las medidas de reparación integral para las víctimas de violencia sexual establecidas en la Ley de Víctimas, se profundizará sobre sus implicaciones teniendo en cuenta las dimensiones de esta forma de violencia contra NAM y la perspectiva de las víctimas. 1.4. Justicia transicional La necesidad de reconocer e investigar las violaciones sistemáticas a los derechos humanos como reflejo del ejercicio abusivo del poder, y la ausencia de una institucionalidad capaz de hacer justicia y brindar condiciones sostenibles para la convivencia, ha suscitado la adopción de medidas de justicia transicional que progresivamente han adquirido forma propia de acuerdo con los contextos políticos que las acogen. La motivación principal para adoptar medidas de justicia transicional es contar con “herramientas para saldar déficits de justicia (en el sentido estrecho de accountability) sin exacerbar problemas de inestabilidad política” (Greiff, 2011, pág. 18). La consolidación progresiva de esta doctrina ha permitido instalar en el contexto internacional derechos fundamentales para las víctimas de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad como son la verdad, la justicia y la reparación. Adicionalmente, se ha reflejado en la creación de una institucionalidad y de mecanismos específicos como las Comisiones de la Verdad en Perú con ocasión de la violencia política ocurrida entre los años 1980 y 2000, y de tribunales internacionales ad hoc para la antigua Yugoslavia y para Ruanda. En el ámbito internacional, algunos autores23 destacan que es en el siglo XX cuando esta doctrina emerge en gran parte por el impulso del derecho internacional relacionado con los derechos humanos (Rodríguez, Justicia Transicional y Género: un acercamiento desde las mujeres, 2011, pág. 13). Es durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial cuando la comunidad internacional empieza a tener mayor interés e injerencia en los conflictos armados de alcance transnacional, como es el caso de la posguerra de 1945 “[a] través de su símbolo más reconocido –los juicios de Nuremberg conducidos por los aliados– esta refleja el triunfo de la justicia transicional dentro del esquema del Derecho Internacional” (Teitel, 2003, pág. 2). 23 Específicamente (Rodríguez, Justicia Transicional y Género: un acercamiento desde las mujeres, 2011) hace un recuento de la evolución de la justicia transicional, para concluir que aunque se trata de un fenómeno antiguo, su denominación es reciente. Del mismo modo, Uprymni Rodrigo afirma que aunque desde hace siglos se han desarrollado procesos de transición, el término solo empezó a ser usado desde hace aproximadamente 30 años (Rodríguez & Uprimny Yepes, Justicia Transicional desde abajo y con perspectiva de Género, 2010). 65 Observatorio de Asuntos de Género Posteriormente, el fin de la Guerra Fría y el paulatino desmonte del régimen soviético en América Latina producen transiciones en las que se crean amnistías, y comisiones de la verdad, abriendo un espacio para la participación de la sociedad en el acceso a la justicia y la verdad, ampliando el paradigma mismo de la justicia transicional al relevar la posición del Estado de Derecho y la configuración de soluciones locales en contraposición de lo sucedido en la posguerra de 1945. Así, en un primer momento la comunidad internacional tuvo injerencia directa en la delimitación de los responsables, de los castigos y de la guerra misma, mientras que con ocasión de la caída del régimen soviético se destacó el “modelo restaurativo. En esta fase, el propósito principal de la justicia transicional fue construir una historia alternativa de los abusos del pasado” (Teitel, 2003, pág. 11)24. Revisar la cronología de la justicia transicional y el desarrollo de mecanismos específicos en materia de verdad, justicia y reparación, evidencia entre otras cosas, la imposibilidad de estandarizar la arquitectura institucional necesaria para alcanzar la justicia y condiciones políticas concordantes con las aspiraciones democráticas de las sociedades. En este sentido, la progresiva estructuración de la justicia transicional también ha tenido implicaciones respecto a la garantía de los derechos humanos de las mujeres, empezando por la posibilidad de enunciar un sujeto político históricamente silenciado e invisibilizado, y a la vez sobreviviente, que irrumpe en el plano discursivo y práctico de esta doctrina, para situar las dimensiones y los impactos de la violencia armada, el sustrato cultural que las sustenta, los ámbitos de ocurrencia (incluyendo el cuerpo de las mujeres) y los perpetradores. En definitiva, la reciente consolidación de la justicia transicional y de estándares jurídicos sobre los derechos humanos de las mujeres, ha generado un espacio para la reflexión e incidencia que ha permitido enunciar la violencia sexual como un acto de guerra y exigir del Estado una respuesta capaz de incluir y nombrar sujetos históricamente discriminados y marginados en el discurso de lo público y en las decisiones políticas que marcan el destino de las democracias. También plantea la exigencia de crear estrategias comprensivas para que las víctimas puedan acceder a la verdad, a la justicia y a la reparación, sin que sean revictimizadas no solo por los nuevos actos de violencia sexual que los actores armados pudieran volver a cometer, sino porque los funcionarios(as) encargados de atender y asistir a las víctimas, y la sociedad en general, no reproduzcan los estereotipos de género que tienden a culpar y responsabilizar a NAM de estos hechos en el proceso y adopción de estas medidas. Como se comentó anteriormente, la creación de la CPI es el hito que consolida la justicia transicional, como instancia de carácter permanente “designad[a] para someter a proceso a autores de los crímenes de guerra, genocidio y crímenes contra la humanidad como una materia de rutina bajo el Derecho Internacional” (Teitel, 2003, pág. 23), cuya premisa es evitar la impunidad frente a los crímenes atroces cometidos en tiempos de guerra y cuya acción es complementaria respecto a las jurisdicciones penales nacionales. 24 La justicia restaurativa está “encaminada primariamente a obtener la reconciliación entre la víctima y el victimario y no la retribución” (Rodríguez, Justicia Transicional y Género: un acercamiento desde las mujeres, 2011, pág. 14). Además este escenario de la justicia transicional trajo nuevos interrogantes relacionados con las medidas para el perdón, la reconciliación, la sanación de las heridas de las víctimas y la construcción de la paz (Teitel, 2003, pág. 16). 66 Presidencia de la República Aunque el diseño de las políticas de justicia transicional puede variar según el contexto político, algunos autores han destacado a partir de una mirada retrospectiva el predominio de al menos cuatro categorías analíticas que permiten comprender su alcance en la tensión inevitable entre “justicia y derechos de las víctimas, de un lado, y perdón y prerrogativas a los perpetradores”. Estas son: perdones amnésicos; ii) perdones compensadores; iii) perdones responsabilizantes; y iv) transiciones punitivas. (Rodríguez & Uprimny Yepes, Justicia transicional desde abajo y con perspectiva de género, 2010, pág. 5). Estas categorías son útiles para contrastar el peso que adquieren las medidas de justicia transicional en el diseño legal e institucional que adoptan los países. En el primer caso, son las amnistías las que adquieren mayor relevancia, acompañadas del perdón y el olvido por parte de las víctimas que, además, no tendrían garantías de reparación integral. La segunda categoría introduce medidas relacionadas con la verdad y la reparación, y mantiene medidas de perdón para los responsables de los delitos cometidos. En los perdones responsabilizantes, la justicia implica la “individualización de los responsables” y el perdón “no se otorga de manera general e incondicionada, pues se exige la confesión de los crímenes”. La última categoría privilegia el castigo de los delitos como una medida que puede alentar la situación de violencia e injusticia y que efectivamente puede conducir a la configuración de un nuevo orden democrático (Rodríguez & Uprimny Yepes, Justicia transicional desde abajo y con perspectiva de género, 2010, pág. 6). Esta investigación se concentra en las medidas de reparación integral a las víctimas contenidas en la Ley 1448 de 2011, por lo que es oportuno acudir al concepto para que en adelante se articule con el análisis del texto legal, de tal forma que el lector pueda dimensionar la diversidad de elementos que contempla y la oportunidad que estos significan para satisfacer los derechos de NAM víctimas de violencia sexual. De acuerdo con la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación creada con ocasión de la Ley de Justicia y Paz, la reparación integral se refiere: [P]or un lado, a la necesidad de concebir las reparaciones como parte del proceso de justicia transicional, que incluye además el esclarecimiento de la verdad, la reconstrucción de la memoria histórica, la aplicación de la justicia y las reformas institucionales; y por otro, al necesario balance que debe existir entre las reparaciones materiales y las simbólicas, así como entre las reparaciones individuales y colectivas. (CNRR, 2007, pág. 19). La lectura del concepto permite entrever el carácter estratégico de la participación de las víctimas en los procesos de justicia transicional con miras a construir la verdad, la memoria histórica que incluya sus perspectivas y la inclusión de sujetos marginados del relato hegemónico de la violencia que tienen apuestas como la no militarización y la no violencia. Además, desde una perspectiva de género el carácter simbólico y colectivo de las reparaciones cobra un lugar preponderante si se tiene en cuenta que la violencia sexual y en sentido amplio, la violencia de género, hacen parte de las construcciones culturales que justifican y naturalizan la violencia contra NAM. Asimismo, el carácter colectivo de las reparaciones permitiría, por ejemplo, diseñar estrategias con las organizaciones o grupos de mujeres que fueron hostigadas y amenazadas en regiones específicas, y que sufrieron ataques sistemáticos por su acción política de denuncia y de reclamación de justicia para los casos de violencia sexual. 67 Observatorio de Asuntos de Género Además, la reparación integral comprende distintas medidas que buscan contribuir a la mitigación del daño causado en las víctimas y que los perpetradores de dichos daños contribuyan en el desarrollo de estas medidas, y que impactan los ámbitos económico, físico y psicológico, social, político y el de la justicia. Estas formas de reparación son: [L]a restitución, que busca devolver a la víctima a la situación anterior a la violación; la indemnización, que consiste en compensar los perjuicios causados por el delito y que generalmente asume la forma de un pago en dinero como reconocimiento de los daños padecidos y para reparar las pérdidas sufridas; la rehabilitación, que se refiere al cuidado y asistencia profesional que las víctimas requieren para restablecer su integridad legal, física y moral después de la violación cometida en su contra; la satisfacción, consistente en realizar acciones tendientes a restablecer la dignidad de la víctima y difundir la verdad de lo sucedido; y las garantías de no repetición, que hace referencia a aquellas medidas dirigidas a evitar que las víctimas vuelvan a ser objeto de vulneración de su dignidad y la violación de sus derechos humanos. (CNRR, 2007, pág. 20)25. Finalmente, en Colombia la justicia transicional se ha incorporado como un principio de la Ley de Víctimas del año 2011 (artículo 8): Entiéndase por justicia transicional los diferentes procesos y mecanismos judiciales o extrajudiciales asociados con los intentos de la sociedad por garantizar que los responsables de las violaciones contempladas en el artículo 3° de la presente ley, rindan cuentas de sus actos, se satisfagan los derechos a la justicia, la verdad y la reparación integral a las víctimas, se lleven a cabo las reformas institucionales necesarias para la no repetición de los hechos y la desarticulación de las estructuras armadas ilegales, con el fin último de lograr la reconciliación nacional y la paz duradera y sostenible. (Congreso de la República, 2011). La Ley de Víctimas incluye de manera específica las cinco medidas de reparación señaladas y precisa la institucionalidad requerida para su implementación, así como el contenido de cada una de las medidas, es decir, su alcance. Más adelante se procederá a un análisis particular de las mismas en relación con el delito de violencia sexual. 1.5. Análisis de marcos interpretativos El análisis de marcos interpretativos o policy frame analysis, permite indagar la manera en que determinados problemas/situaciones son representados y posicionados en la agenda pública. Para el caso de NAM víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado colombiano, la Ley de Víctimas se constituye en el espacio que posibilita la reflexión crítica respecto a los crímenes que se reconocen y los sujetos susceptibles de las medidas que contempla. Además porque permite indagar si estas son comprensivas respecto a los daños ocasionados en las vidas de NAM como individuos y el impacto que tiene en las normas sociales que refuerzan el imaginario de 25 La medida de restitución busca que las víctimas puedan volver al lugar previo a la ocurrencia de los hechos de violencia y en este sentido tienen un enfoque transformador. 68 Presidencia de la República la subvaloración de lo femenino en la sociedad colombiana, no solo por los hechos violentos cometidos en sus cuerpos sino también por el silencio, la inacción y la estigmatización de las víctimas. Los marcos interpretativos son útiles para conducir este diálogo, debido a que permiten “analizar cómo ciertas relaciones de dominación se estructuran y reproducen. Después de todo, determinar la forma en que un fenómeno es representado lingüísticamente y tiene repercusiones en preguntas políticamente esenciales tales como ¿Quién es responsable? ¿Qué se puede hacer? ¿Qué se debe hacer?” (Hajer, 1993, pág. 44). Desde una perspectiva de derechos humanos y de género, la forma en que los problemas se enuncian tiene un impacto directo en el reconocimiento de las experiencias de sufrimiento y vulneración que las personas han enfrentado en un contexto en particular, así como la forma en que son valoradas y reparadas desde el ámbito legal, social y político. También tiene un impacto en la representación de los sujetos, ya que su enunciación viene acompañada de presunciones y condiciones que le permiten emerger en el campo discursivo. Desde una perspectiva feminista esto también posibilita comprender la condición de las NAM y su posición social y política, lo cual también determinará el alcance de la garantía de los derechos humanos que los países han adoptado y que hacen parte del derecho interno, es decir, en el alcance real y efectivo en la realización de sus derechos. Como se mencionó previamente, los mecanismos de justicia transicional que los países adopten pueden variar y, por tanto, la noción de justicia que se pretende alcanzar con miras a instaurar condiciones para la paz está sujeta al contexto político y cultural de cada país, y sus aspiraciones democráticas. Para empezar, es necesario tener presente que el delito de violencia sexual es un problema que tardíamente se ha incorporado en la corriente del DIH, DPI y del DIH como ramas del derecho, que se ocupan de situaciones extraordinarias de violencia como los conflictos armados. De esta forma, el Convenio IV de Ginebra de 1949 señala en el artículo 27 que “las mujeres serán especialmente protegidas contra todo atentado a su honor y, en particular, contra la violación, la prostitución forzada y todo atentado a su pudor”, texto que aborda el delito “desde la perspectiva del “honor”, [pero no desde] la vulneración de su integridad física y psicológica” (Arteaga, Jurisprudencia penal internacional aplicable en Colombia, 2011, pág. 386) que representa, y mucho menos desde una perspectiva de derechos humanos que reconoce el principio de la dignidad humana. Tal como reveló el feminismo de la segunda ola, es mediante la figura del honor que se buscó intervenir en el comportamiento sexual femenino, y que en el terreno de la sexualidad se prolongan las relaciones de poder que reafirman las normas de género en instituciones como la familia y el Estado. Esta contribución feminista resulta útil para comprender el incipiente desarrollo del derecho internacional a la hora de reconocer los delitos cometidos en contra de la población civil y concretamente, para profundizar en las formas de violencia, estigmatización y discriminación que sufren NAM. 69 Observatorio de Asuntos de Género Es así como hasta el año 1998, el Estatuto de la CPI tipifica los delitos de violencia sexual como crímenes de lesa humanidad y de guerra, dependiendo del ámbito de su desarrollo, ya sea “o bien un conflicto armado interno o internacional, o un ataque masivo o sistemático contra la población civil” (Arteaga, Jurisprudencia penal internacional aplicable en Colombia, 2011, pág. 389). De tal forma que es hasta ese momento donde la connotación moral del delito trasciende a una que lo reconoce como un atentado a los DD. HH., precisando que quien lo comete lo hace mediante la coacción o la fuerza. Es entonces hasta ese año cuando en el discurso internacional de los DD. HH. empieza a desnaturalizarse la violencia sexual y esto a su vez, permite a NAM ser reconocidas mediante el derecho interno como víctimas de una violencia injustificable que atenta contra su dignidad. La problematización de la violencia sexual y su instalación en estándares internacionales aplicables en tiempos de paz y de guerra, es muestra de la progresiva transformación que ha adquirido en el terreno político al ser abordada como un asunto que impacta en el terreno de los DD. HH. y que, además, ha sido posible por el activismo de las organizaciones a nivel mundial. Tal como se ha insistido, el feminismo se ha encargado de nombrar las implicaciones del sistema patriarcal y la subvaloración de lo femenino en campos discursivos tradicionalmente masculinos, como es el caso del DIH y el DPI26. Es así como la enunciación de la violencia sexual como un crimen de guerra o lesa humanidad en el estatuto de Roma incluye crímenes como violación, mutilación de órganos sexuales y todas otras formas de acoso sexual y tipifica otra serie de delitos como la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado, la esterilización forzada, y cualquier otra violencia sexual de gravedad (Artículo 7.1 literal g). En este sentido, “los marcos de política no son simples descripciones de la realidad sino construcciones o representaciones específicas que dan significado a dicha realidad y estructuran la comprensión de la misma” (Bustelo & Lombardo, 2006, pág. 120). 26 Cabe destacar que el Estatuto de Roma para el Tribunal Penal Internacional ha tenido en cuenta el género, a fin de garantizar que las mujeres participen en el funcionamiento de dicho Organismo Internacional. Así las cosas, respecto de la función que desempeñarán dentro del Tribunal, el artículo 36 del Estatuto obliga a los Estados Parte a tener en cuenta, en la selección de los magistrados, la necesidad de que en la composición del Tribunal exista una representación equilibrada de magistrados mujeres y hombres (art. 36.8.a.iii). Si bien hay quienes plantearon que resultaría un problema saber qué se entiende por “representación equilibrada”, la vigencia indiscutida del principio de la plena igualdad entre el hombre y la mujer nos hace pensar que por tal, solo puede entenderse representación en igual medida. La referida norma obliga también a considerar la necesidad de que entre los magistrados haya juristas especializados en cuestiones específicas que incluyan, entre otras, la violencia contra las mujeres y los niños (art. 36.8.b). Por otra parte, el artículo 44.2 del Estatuto establece que, en el nombramiento de los funcionarios, el Fiscal y el Secretario “velarán por el más alto grado de eficiencia, competencia e integridad” y tendrán en cuenta los criterios aplicables en la selección de los magistrados conforme el art. 36.8 (vale decir, la referida representación equilibrada de magistrados mujeres y hombres y la especialización en cuestiones específicas), esto último es de especial importancia respecto del Fiscal, pues es el encargado de designar a los investigadores, quienes deben tener experiencia en la labor de recopilación de pruebas de violencia contra mujeres y niños, con delicadeza y eficacia. Es fundamental tener en cuenta además, que el art. 42.9 del Estatuto dispone que el Fiscal nombrará asesores jurídicos especialistas en determinados temas, tales como violencia sexual, por razones de género y contra los niños. Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. Grupo de Memoria Histórica, 2011. 70 Presidencia de la República 2. LEY 1448 DE 2011 Y SU ALCANCE PARA LA REPARACIÓN INTEGRAL DE LOS DELITOS COMETIDOS CONTRA LAS MUJERES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA SEXUAL 2.1. El debate parlamentario: la coalición de las mujeres en el Congreso de la República La coalición de mujeres en el Congreso de la República de Colombia fue conformada por primera vez en el año 2006 por las mujeres integrantes de la cámara alta y baja de todos los partidos políticos del país, enfocada en tres temas fundamentales: la violencia contra la mujer, la participación de las mujeres en los partidos políticos y la consolidación de este espacio de convergencia. Esta coalición es una muestra de la creciente participación política de las mujeres en Colombia, a pesar de que aún existe una brecha importante para garantizar la igualdad en la competencia electoral27. Si bien la acción violenta contra niñas y mujeres se presenta como un continuo en tiempos de paz y de guerra, la organización política de base comunitaria e institucional de las mujeres en Colombia ha ido consolidándose hasta lograr incidir en el debate para la adopción de leyes, el seguimiento a la implementación de las políticas públicas, la instalación de las problemáticas que enfrentan frente a sus necesidades prácticas e intereses estratégicos en la agenda pública y la producción de propuestas y mecanismos que conlleven a la protección y garantía efectiva de sus derechos. El auto de seguimiento a la Sentencia T-025 de 2004, número 092, expedido por la Corte Constitucional colombiana en el año 2008, es muestra de tan solo una de las iniciativas que las organizaciones de mujeres de base y de plataformas nacionales han emprendido con miras a revelar las afectaciones del conflicto armado y cuyo sustrato son las relaciones de dominación entre los géneros. La visibilidad de las afectaciones que este grupo en particular estaba enfrentando en el marco del desplazamiento forzado interno, como lo es la violencia sexual, fue producto del trabajo de las organizaciones de mujeres que lucharon desde el año 2005 por incidir en esta instancia judicial, encargada de vigilar la actuación de todo el aparato del Estado de acuerdo con lo establecido en la Constitución Política. Puede afirmarse que el auto 092 de 2008 se constituye en un hito respecto a la constatación de la falta de actuación del Estado y del Gobierno de turno frente a las obligaciones en materia de DD. HH. y DIH en cuanto a la situación de desprotección y violencia que las mujeres desplazadas enfrentaban de manera forzada28. Igualmente, se constituyó en un paso decisivo para que la Ley de Víctimas, adoptada por el Congreso de la República en el año 2011, incluyera un acápite específico en cuanto a los derechos de las víctimas de violencia sexual dentro de 27 28 Aunque en Colombia las mujeres representan “el 51% de la población del país y el 52% del censo electoral, su representación en los cargos de elección popular apenas alcanza un 13%, ocupando el puesto 67 entre 142 países”. Tomado de: http://www.equidadmujer.gov.co/prensa/2015/Paginas/1506_Gobierno-Nacional-lanza-estrategia-para-promover-la-participacion-politica-de-las-mujeres-colombianas.aspx. Julio de 2015. Para conocer con más detalle este proceso colectivo de organización e incidencia de las mujeres en Colombia en la política pública de atención integral a la población desplazada creada mediante la Ley 387 de 1997, cuyo resultado fue la expedición del auto 092 de 2008, se sugiere consultar: http://www.viva.org.co/cajavirtual/svc0122/index%20-%20pagina%207.html. 71 Observatorio de Asuntos de Género los procesos judiciales y un apartado específico que establece medidas puntuales para aquellas mujeres víctimas de despojo o abandono forzado de tierras en los procesos de restitución. Más adelante, con el trámite legislativo del proyecto de la Ley de Víctimas, la participación de la Bancada de Mujeres del Congreso de la República de Colombia se constituyó en la oportunidad para articular la organización política de las mujeres con el objetivo de incidir en un escenario de tradición masculina, que condujera a la inclusión de medidas a favor del ejercicio y garantía de los derechos humanos de las niñas y las mujeres víctimas del conflicto armado en el país29. Para el caso del debate que debía cursar el proyecto de la Ley de Víctimas, la Cámara de Representantes30 sería el primer escenario de la discusión. Allí la Bancada de Mujeres lideró la audiencia pública convocada el 25 de octubre de 2010 a la que fueron invitadas a participar académicas, expertas e integrantes de organizaciones defensoras de los derechos humanos de las mujeres, con el fin de significar la experiencia de las mujeres en el conflicto armado (Dejusticia, 2014). Posteriormente, cuando el proyecto de Ley pasó a Senado31, la Bancada de Mujeres estableció una alianza con ONU Mujeres y con las organizaciones defensoras de los derechos humanos de las mujeres, para llevar a cabo una consulta que permitiera incidir en el articulado del proyecto de Ley. Para lograr este objetivo las organizaciones de mujeres construyeron una declaración que contenía los aspectos más relevantes a tener en cuenta en términos de las necesidades prácticas e intereses estratégicos para la reparación integral de las mujeres víctimas del conflicto armado que sería presentada a la Bancada de Mujeres y que sería empleada para incidir en el debate del proyecto de Ley de manera directa con los Senadores ponentes de la iniciativa legislativa y en los debates que se desarrollaron en el Senado. La declaración conjunta incluyó propuestas específicas en relación con las víctimas de violencia sexual con ocasión del conflicto armado entre las que se encuentran: 29 30 31 i) La inclusión de la violencia sexual en el contenido de la definición de víctima; ii) El carácter transformador que deben contener las medidas de reparación integral con miras a superar la discriminación y la desigualdad históricas hacia las mujeres, que se recrudecen en tiempos de guerra; La Bancada de Mujeres del Congreso de la República de Colombia está conformada por todas las congresistas de las dos cámaras congregadas alrededor de un propósito común: trabajar a favor de los derechos de las mujeres desde la rama legislativa. En el año 2006, por primera vez en la historia, todas las congresistas se organizaron (a pesar de las diferencias partidistas e ideológicas), con el objetivo de garantizar los derechos de las mujeres a través de varias actividades como la promoción de medidas legislativas específicas, la inclusión de la perspectiva de género en los proyectos de ley que presentan los demás congresistas, la incidencia en el Congreso, el trabajo con la sociedad civil, y las acciones de control político encaminadas a exigir una mejora en las condiciones de vida de las mujeres colombianas. Tomado de: Dejusticia, Bancada de Mujeres del Congreso, Una historia por contar, 2014. Texto completo disponible en: http://www. dejusticia.org/files/r2_actividades_recursos/fi_name_recurso.627.pdf. La Cámara de Representantes está compuesta por 166 miembros, 161 elegidos por circunscripción territorial y los cinco restantes a través de circunscripciones especiales (comunidades afrodescendientes, indígenas y colombianos residentes en el exterior). También puede ser denominada la Cámara Baja del Congreso de la República. El Senado de la República, al igual que la Cámara de Representantes, tiene la facultad de adoptar leyes y ejercer control político dentro de la rama legislativa, sus representantes son elegidos por circunscripción nacional. 72 Presidencia de la República iii) Complementar los principios de igualdad y de enfoque diferencial con los estándares de la CEDAW y la Convención de Belém Do Pará; iv) Disminuir la carga probatoria que pesa sobre la mujer en la investigación de los delitos de violencia sexual; v) Precisar el impacto o las modificaciones que se realizarán al Código Penal con ocasión de las medidas establecidas en el proyecto de ley para garantizar el derecho a la justicia de las víctimas; vi) Incluir el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo; vii) En cuanto a las medidas de asistencia en salud, incluir los exámenes de VIH y enfermedades de transmisión sexual para el caso de las víctimas de acceso carnal violento; viii) Reconocer la sistematicidad y masividad de los delitos de violencia física y sexual cometidos contra las mujeres por el hecho de serlo dentro del conflicto y en un contexto de impunidad, como medida de satisfacción; ix) Avanzar en el diseño de medidas para que las víctimas accedan al derecho a la verdad; x) Incluir como garantía de no repetición una Política de tolerancia cero frente a la violencia sexual. (Resoluciones 1820 y 1888 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas); y xi) Incluir en el Régimen Disciplinario de los Funcionarios Públicos, la necesidad de la perspectiva de género en la investigación de los hechos, especialmente la intención de adelantar investigaciones específicas respecto a violencia sexual32. Como se mencionó, con esta declaratoria se puso de manifiesto un conjunto de temáticas fundamentales para que el proyecto de Ley incluyera los impactos diferenciales del crimen atroz de la violencia sexual cometido en contra de niñas y mujeres, y que obtuvieran una respuesta efectiva en las medidas que este contenía y que posteriormente sería adoptado como Ley en el año 2011. Esta declaratoria sería la que recibiría la Bancada de Mujeres del Congreso de la República y que emplearía para incidir en el debate del citado proyecto que se estaba llevando a cabo. En Colombia es posible afirmar, que a pesar de los silenciamientos que produce la guerra sobre la palabra de las mujeres, debido a las tácticas de coerción, hostigamiento y el miedo generalizado que esta produce, ellas han 32 Los ítems iii, iv, viii, x y xi fueron elaborados y propuestos por: Corporación Sisma Mujer, Mesa de incidencia política de las mujeres rurales, Comité de América Latina y el Caribe para la defensa de los derechos de la mujer (Cladem), Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, Corporación Humanas, Grupo de trabajo sobre protección, Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia), Colectivo Mujeres al Derecho, Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativos (ILSA), Liga de Mujeres Desplazadas, Corporación Casa de la Mujer, Alianza Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz (IMP) (2011). En el documento “Declaratoria Conjunta de las organizaciones sociales sobre aspectos fundamentales con relación a los derechos de las mujeres a ser tenidas en cuenta en el trámite legislativo del proyecto de Ley No. 107/10 Cámara y 213/10 Senado”, Bogotá. 73 Observatorio de Asuntos de Género desarrollado una capacidad de agencia en contextos políticos, culturales, globales, que se caracterizan por ser adversos (Cockburn, From where we stand, 2007) a la participación de las mujeres. La tarea que deviene para las mujeres es la denuncia, la demanda de justicia y de reparación de los crímenes cometidos en su contra, tarea que significa ir en contravía de los mecanismos de dominación presentes en el sistema patriarcal. Este proceso se convierte en una oportunidad para intervenir y cuestionar la posición social, política y económica que las mujeres tienen en la sociedad colombiana, con el fin de subvertirla mediante procesos de empoderamiento, así como el uso del discurso de los Derechos Humanos para denunciar su supuesta neutralidad con miras a estimular la inclusión de las mujeres y a incidir en el proyecto democrático nacional e instancias internacionales. El texto final de la Ley de Víctimas33 fue adoptado el 10 de junio de 2011, incluye una serie de medidas de asistencia, atención y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno. Estas medidas incluyen actuaciones complementarias y específicas para las víctimas del desplazamiento forzado, debido a que previo a la expedición de esta Ley, Colombia ya contaba con un marco legal y de política pública para la prevención y estabilización socioeconómica de la población víctima de este crimen. Esta Ley fue desarrollada posteriormente, mediante los Decretos Reglamentarios34 4800 y 4829 de 2011. El primero establece “mecanismos para la adecuada implementación de las medidas de asistencia, atención y reparación integral a las víctimas” y “asigna competencias concretas y determina la forma en que deberá articularse la nación con las entidades territoriales para el cumplimiento de esta norma” (Ministerio de Justicia y el Derecho, 2012). El segundo, se enfoca de manera exclusiva a ampliar lo establecido en el capítulo dedicado a la restitución de tierras. 2.2. Análisis del texto legal en relación con el delito de violencia sexual La Ley de Víctimas en su artículo 1° dispone: La presente ley tiene por objeto establecer un conjunto de medidas judiciales, administrativas, sociales y económicas, individuales y colectivas, en beneficio de las víctimas de violaciones contempladas en el artículo 3° de la presente ley, dentro de un marco de justicia transicional, que posibiliten hacer efectivo el goce de sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación con garantía de no repetición, de modo que se reconozca su condición de víctimas y se dignifique a través de la materialización de sus derechos constitucionales (Congreso de la República, 2011). 33 34 Esta Ley consta de 208 artículos y 9 títulos, que establecen: las disposiciones generales sobre el marco y principios en los que se debe entender la ley, derechos de las víctimas dentro de los procesos judiciales, medidas administrativas de asistencia, atención, ayuda humanitaria y reparación, así como un proceso con una fase administrativa y otra judicial para la restitución de tierras. La creación de entidades y transformación de otras para establecer la institucionalidad encargada de la aplicación de la ley. La exigencia de adaptar las medidas y programas integrales de protección para las víctimas. Medidas específicas de protección integral a los niños, niñas y adolescentes, y finalmente se instauran los mecanismos de participación de las víctimas en la aplicación de la ley. Por ultimo, se establece que la ley tendrá una vigencia de diez años a partir de su promulgación (10 de junio de 2011). (Prada & Poveda Rodríguez, 2012) “Para la difusión y discusión de la reglamentación, el Gobierno dispuso la realización de diversos talleres regionales con víctimas, la puesta en marcha de mesas de diálogo con representantes de la cooperación internacional, agencias multilaterales y organizaciones de la sociedad civil, así como la participación del público en general a través del portal www.leydevictimas.gov.co.” (Ministerio de Justicia y el Derecho, 2012). 74 Presidencia de la República Teniendo en cuenta que en Colombia el 49,5% de las víctimas registradas son mujeres y que este porcentaje representa un grupo poblacional diverso en términos de edad35, etnia36, condición de discapacidad37 y diversidad sexual, un imperativo del texto legal es el establecimiento de herramientas que conlleven a la efectiva reparación y dignificación de las víctimas de violencia sexual donde NAM constituyen la mayor proporción. La dignificación de las víctimas cobra gran relevancia porque esta implica la reivindicación de sujetos de derechos (NAM), con capacidad de agencia que históricamente ha sido relegada en los escenarios públicos para el ejercicio pleno de la ciudadanía. Aunque existe un alto porcentaje de subregistro del delito de violencia sexual en el marco del conflicto armado38, vale la pena señalar que del total de personas registradas por delitos contra la libertad e integridad sexual (11.037) hasta septiembre del año 2015, el 90% corresponde a NAM (9.892).39. Esta cifra representa apenas un panorama inicial del grado de capacidad de respuesta y efectividad que la nueva arquitectura institucional y programática deben tener, con especial énfasis en sectores de salud, de justicia y de protección, especialmente en lo que refiere a las medidas de rehabilitación, pero también la necesidad de prever acciones que promuevan la denuncia, que generen confianza en el aparato de justicia por parte de las NAM, y que permitan superar los altos porcentajes de impunidad frente a estos delitos. De acuerdo con la campaña liderada desde el año 2009 por organizaciones defensoras de derechos humanos de las mujeres y el apoyo de organismos internacionales40 denominada “Violaciones y otras Violencias: Saquen mi cuerpo de la Guerra”: [e]n promedio, 54.410 mujeres por año, 149 por día, o 6 mujeres por cada hora, sufrieron violencia sexual en Colombia. Estas cifras apoyan las conclusiones de la Corte Constitucional que establecen que la violencia sexual constituye una ‘práctica sistemática, habitual y generalizada’ en el conflicto colombiano. (Campaña “Violaciones y otras formas de violencia: Saquen mi cuerpo de la guerra”, 2010). Adicionalmente, el artículo 3° de la Ley de Víctimas establece: Se consideran víctimas, para los efectos de esta ley, aquellas personas que individual o colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1° de enero de 1985, como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto armado interno. 35 36 37 38 39 40 De acuerdo con el Registro Único de Víctimas, hasta el 1° de septiembre de 2015 se han registrado 1.036.095 niñas y adolescentes entre los 0 y los 17 años. Fuente: Red Nacional de Información con fecha de Corte: 01/09/2015. De acuerdo con el Registro Único de Víctimas, hasta el 1 de septiembre de 2015 entre las mujeres registradas se encuentran: 79.886 indígenas, 349.153 afrodescendientes y 15.060 gitanas o rom, entre otras. De acuerdo con el Registro Único de Víctimas, hasta el 1° de septiembre de 2015 se han registrado 83.716 niñas y mujeres con discapacidad. Los delitos sexuales en Colombia tienen una tasa de impunidad de más del 98 por ciento, de acuerdo con las investigaciones realizadas por organizaciones de mujeres en el país. (ABColombia, SISMA Mujer, USOC, 2013). Información consultada en el Registro Único de Víctimas. Fuente: Red Nacional de Información, con fecha de corte a 1° de septiembre de 2015. Campaña conformada por: la Corporación Vamos Mujer, el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, la Comisión Colombiana de Juristas, la Asociación Santa Rita para la Educación y Promoción –FUNSAREP, la Ruta Pacífica de las Mujeres, el Centro de Promoción y Cultura CPC – FASOL, la Corporación Casa de la Mujer, Humanidad Vigente, la Asociación Mujeres y Madres Abriendo Caminos y la Coalico, con el apoyo de OXFAM. 75 Observatorio de Asuntos de Género Este artículo se complementa con el parágrafo 4 del mismo artículo, que precisa: Las personas que hayan sido víctimas por hechos ocurridos antes del 1° de enero de 1985 tienen derecho a la verdad, medidas de reparación simbólica y a las garantías de no repetición previstas en la presente ley, como parte del conglomerado social y sin necesidad de que sean individualizadas. La Ley establece el año 1985 como el periodo de tiempo a partir del cual se reconocen las víctimas del conflicto armado y preciso los hechos victimizantes que se enmarcan en graves violaciones a los DD. HH. y al DIH. Estos son los principales criterios que dan contenido a la noción de víctima, en la que el autor o los perpetradores de los delitos no intervienen en su reconocimiento. Un aspecto que es importante destacar, tal como se observó en el contexto político y el recuento histórico de la violencia en Colombia, es que son décadas de violencia las que han afectado a la sociedad colombiana, no sólo a las NAM y comunidades enteras, sino la memoria colectiva de generaciones que vivieron y nacieron en la guerra. Es así como previo a la expedición de esta Ley, la CNRR ya se había pronunciado respecto a la posibilidad de crear un marco legal en materia de justicia transicional, al plantear que debería tenerse como marco de referencia lo que se denominó conflictos contemporáneos41. Otras organizaciones con posterioridad a la expedición de la misma Ley, presentaron demandas de inconstitucionalidad frente al artículo 3° de la Ley argumentando que “en el estado actual del Derecho Internacional, los derechos de las víctimas de graves violaciones de los DD. HH. y DIH y del son inderogables y el Estado tiene la obligación jurídica internacional de otorgar a esta población, en estado de debilidad manifiesta, un tratamiento preferencial no discriminatorio en el acceso a la administración de justicia y el disfrute de sus derechos concurrentes: verdad, justicia y reparación”. (Sentencia C-253A/12, 2012). Para el caso de las organizaciones de mujeres que construyeron la Declaración Conjunta presentada a la Bancada de Mujeres del Congreso de la República durante el trámite legislativo del proyecto de esta Ley, resultaba necesario “ampli[ar] la fecha a partir de la cual se reconocerá el derecho a la restitución y a las demás medidas de reparación. Establecer como fecha el 1° de enero de 1991 excluye arbitrariamente hechos de victimización contra las mujeres, que no han sido reparados por el Estado” (Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, 2007-2008). Lo anterior si se tiene en cuenta que el artículo 75 de la Ley 1448 de 2011 establece: Las personas que fueran propietarias o poseedoras de predios, o explotadoras de baldíos cuya propiedad se pretenda adquirir por adjudicación, que hayan sido despojadas de estas o que se hayan visto obligadas a abandonarlas como consecuencia directa e indirecta de los hechos que configuren las violaciones de que trata el artículo 3° de la presente ley, entre el 1° de enero de 1991 y el término de vigencia de la ley, pueden solicitar la restitución jurídica y material de las tierras despojadas o abandonadas forzadamente, en los términos establecidos en este Capítulo. 41 Los conflictos armados contemporáneos en América Latina surgen, en general, luego del triunfo de la revolución cubana. En el caso colombiano, el año 1964 podría representar la fecha de corte entre el conflicto conocido como la Violencia (dominado por la confrontación bipartidista liberal-conservador) y el inicio del conflicto armado contemporáneo. (Citado por Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, 2007-2008). 76 Presidencia de la República Aunque dicho artículo efectivamente fue demandado, la Corte Constitucional argumentó que para el caso de la restitución de tierras “la finalidad de la imposición de esta fecha es preservar la seguridad jurídica al delimitar la titularidad del derecho a la restitución e impedir que se pueda reabrir de manera indefinida el debate sobre los derechos adquiridos respecto de bienes inmuebles, además se sustenta en estudios y estadísticas que dan cuenta del incremento en el uso del despojo y expulsión de tierras a partir de 1990 y en los registros de estos casos existentes solamente a partir de esas fechas” (Sentencia C-253A/12, 2012). En la misma Sentencia la Corte Constitucional hace referencia al principio de igualdad respecto a la temporalidad de las medidas de protección especial establecidas en la Ley: En Colombia, toda persona que haya sido víctima de un delito, y en particular, aquellas que hayan sufrido un daño como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto armado interno, puede acudir a los mecanismos ordinarios que el ordenamiento jurídico ha previsto para garantizar los derechos a la verdad, la justicia y la reparación, y, además, conservan plena vigencia las prescripciones de DIH y de DD. HH. que buscan prevenir las violaciones de derechos y que brindan protección a todas las personas en el marco de los conflictos armados internos. Y precisa: Lo que hace la Ley 1448 de 2011 no es definir ni modificar el concepto de víctima, sino identificar, dentro del universo de las víctimas, entendidas estas en el contexto de la ley como toda persona que haya sufrido menoscabo en su integridad o en sus bienes como resultado de una conducta antijurídica, a aquellas que serán destinatarias de las medidas especiales de protección que se adoptan en ella, acudiendo a una especie de definición operativa, a través de la expresión “[s]e consideran víctimas, para los efectos de esta ley (…)”, que implica que se reconoce la existencia de víctimas distintas de aquellas que se consideran tales para los efectos de esta ley en particular, que serán las destinatarias de las medidas especiales contenidas en la ley. Para delimitar su ámbito de acción, la ley acude a varios criterios: el temporal, conforme al cual los hechos de los que se deriva el daño deben haber ocurrido a partir del 1º de enero de 1985; el relativo a la naturaleza de las conductas dañosas, que deben consistir en infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH) o violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos (DD. HH.), y, en tercer lugar, uno de contexto, de acuerdo con el cual tales hechos deben haber ocurrido con ocasión del conflicto armado interno. Aunque el control de constitucionalidad que se realizó a la Ley no acogió la exigencia de la sociedad civil respecto a la temporalidad para el reconocimiento de las víctimas, precisó que las víctimas de hechos ocurridos fuera de este periodo de tiempo pueden acceder a los mecanismos ordinarios de justicia que tiene el país que conduzcan a la efectiva investigación y sanción de los hechos ocurridos. Dado que NAM han sufrido la violencia sexual no solo en el conflicto armado de mediados del siglo XX, era deseable que la Corte Constitucional se refiriera al impacto diferencial de esta forma de violencia que se ha ejercido en mayor proporción contra ellas. 77 Observatorio de Asuntos de Género Continúa el artículo 3° de la Ley de Víctimas: También son víctimas el cónyuge, compañero o compañera permanente, parejas del mismo sexo y familiar en primer grado de consanguinidad, primero civil de la víctima directa, cuando a esta se le hubiere dado muerte o estuviere desaparecida. A falta de estas, lo serán los que se encuentren en el segundo grado de consanguinidad ascendente. De la misma forma, se consideran víctimas las personas que hayan sufrido un daño al intervenir para asistir a la víctima en peligro o para prevenir la victimización. (Congreso de la República, 2011). Este apartado tiene especial relevancia para el caso de las mujeres, si se tiene en cuenta que históricamente no han detentado una posición de poder, en algunos casos ha sido nula respecto al ejercicio de derechos en el ámbito de la familia y del mismo Estado. Considerar que las esposas o parejas de las víctimas sean mujeres u hombres gozan de los derechos contemplados en la norma, independientemente de su condición jurídica, elimina una barrera histórica de las mujeres frente al uso y usufructo de los bienes muebles e inmuebles que detenta la familia, más aún cuando se trata de mujeres que se dedicaron al trabajo de cuidado y administración del hogar sin tener algún tipo de titularidad en las propiedades de la empresa familiar. Otro artículo que llama la atención para la presente investigación es el artículo 6°, de la Ley referido al principio de igualdad: Las medidas contempladas en la presente Ley serán reconocidas sin distinción de género, respetando la libertad u orientación sexual, raza, la condición social, la profesión, el origen nacional o familiar, la lengua, el credo religioso, la opinión política o filosófica (Congreso de la República, 2011). Este artículo integra las categorías sobre las que históricamente se han creado procesos de discriminación y relaciones de desigualdad, lo cual exige que las medidas contempladas en la Ley dispongan acciones que permitan atender sus demandas de protección y reparación integral particulares. También, reitera lo que en la Constitución Política y otros instrumentos internacionales adoptados en el derecho interno se ha señalado en cuanto a las obligaciones de los Estados frente al reconocimiento formal de la igualdad en derechos de las personas. Es relevante porque tal como se mencionó previamente, indica que las medidas contempladas serán aplicadas sin importar el actor del hecho victimizante por el cual las personas reclaman la actuación del Estado, ni condición de género. Una lectura sobre las implicaciones del derecho a la igualdad de las personas y acudiendo concretamente a lo establecido en la CEDAW, es importante rescatar que las políticas de Estado deben trascender la igualdad formal con miras a lograr la igualdad real generando las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos de las mujeres. En este sentido, cobra relevancia el principio de enfoque diferencial que también incorporó la Ley con implicaciones en la creación de medidas específicas para atender las situaciones de mayor vulnerabilidad que enfrentan determinadas personas víctimas. Es así como en el artículo 12 de la mencionada Ley aparece: 78 Presidencia de la República El principio de enfoque diferencial reconoce que hay poblaciones con características particulares en razón de su edad, género, orientación sexual y situación de discapacidad. Por tal razón, las medidas de ayuda humanitaria, atención, asistencia y reparación integral que se establecen en la presente ley, contarán con dicho enfoque. El Estado ofrecerá especiales garantías y medidas de protección a los grupos expuestos a mayor riesgo de las violaciones contempladas en el artículo 3° de la presente ley, tales como mujeres, jóvenes, niños y niñas, adultos mayores, personas en situación de discapacidad, campesinos, líderes sociales, miembros de organizaciones sindicales, defensores de derechos humanos y víctimas de desplazamiento forzado. Para el efecto, en la ejecución y adopción por parte del Gobierno nacional de políticas de asistencia y reparación en desarrollo de la presente ley, deberán adoptarse criterios diferenciales que respondan a las particularidades y grado de vulnerabilidad de cada uno de estos grupos poblacionales. Igualmente, el Estado realizará esfuerzos encaminados a que las medidas de atención, asistencia y reparación contenidas en la presente ley contribuyan a la eliminación de los esquemas de discriminación y marginación que pudieron ser la causa de los hechos victimizantes (Congreso de la República, 2011). Es posible pensar de manera anticipada que el establecimiento de una Ley cuyo objetivo es la reparación integral de las víctimas del conflicto armado que acoge los principios de dignidad, igualdad y enfoque diferencial, entre otros, alberga elementos que permiten considerar el espectro de violaciones a los DD. HH. e infracciones al DIH y sus impactos en sujetos concretos que sufren violencias históricas como es el caso de la violencia sexual y de género en sentido amplio. En este sentido y para efectos de los términos establecidos en la Ley, se advierte sobre la existencia de condiciones previas al conflicto armado colombiano en las que la violencia contra las NAM hace parte del relato de las relaciones de poder entre mujeres y hombres sustentadas en la heteronormatividad, y del conflicto armado en particular, por lo que es necesario revisar la coherencia interna de la Ley con las medidas establecidas en materia de ayuda humanitaria, asistencia, atención y reparación. Además de establecer los derechos a la verdad, la justicia y la reparación, la Ley incluye un conjunto de derechos de las víctimas, dentro de los que se destacan el “Derecho de las mujeres a vivir libres de violencia” (artículo 28, numeral 12). Al respecto, un elemento a tener en cuenta frente a los crímenes de violencia sexual cometidos por actores armados de carácter legal o ilegal, ha sido la emisión de una serie de lineamientos institucionales con miras a prevenir la violencia sexual contra las mujeres en zonas de confrontación armada, pero sin que se establezcan medidas para el seguimiento individual y pormenorizado de los casos, como tampoco su respectiva investigación con miras a la judicialización42. 42 Ver “Política en derechos sexuales y reproductivos, equidad y violencia basada en género, salud sexual y reproductiva, con énfasis en VIH” del Ministerio de Defensa en Colombia. Disponible en http://programacontraviolenciasdegenero.org/documentos/docum_publicac/prod4/Politica.pdf, consultado el 1° de junio de 2012. 79 Observatorio de Asuntos de Género Es importante señalar la inclusión de los derechos de las víctimas relacionados con los principios de prueba de los casos de violencia sexual, ya que establecen líneas generales de actuación en los procesos de investigación de los casos que intentan mitigar la posibilidad de que los juicios de valor y el estigma social perjudiquen el acceso a la justicia por parte de las víctimas: Artículo 38. Principios de prueba en caso de violencia sexual. En los casos que se investiguen delitos que involucren violencia sexual contra las víctimas, el Juez o Magistrado aplicará las siguientes reglas: El consentimiento no podrá inferirse de ninguna palabra o conducta de la víctima cuando la fuerza, la amenaza de la fuerza, la coacción o el aprovechamiento de un entorno coercitivo hayan disminuido su capacidad para dar un consentimiento voluntario y libre. El consentimiento no podrá inferirse de ninguna palabra o conducta de la víctima cuando esta sea incapaz de dar un consentimiento voluntario y libre. El consentimiento no podrá inferirse del silencio o de la falta de resistencia de la víctima a la supuesta violencia sexual. La credibilidad, la honorabilidad o la disponibilidad sexual de la víctima o de un testigo no podrán inferirse de la naturaleza sexual del comportamiento anterior o posterior de la víctima o de un testigo. El Juez o Magistrado no admitirá pruebas sobre el comportamiento sexual anterior o ulterior de la víctima o de un testigo (Congreso de la República, 2011). Además ordena que: Parágrafo: La Fiscalía General de la Nación, contando con los aportes de la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación, organismos internacionales y organizaciones que trabajen en la materia, creará un protocolo para la investigación de delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales, en el que se contemplen medidas jurídicas y psicosociales y aspectos como el fortalecimiento de las capacidades de los funcionarios para la investigación, el trato, la atención y la asistencia a las víctimas durante todas las etapas del procedimiento, y acciones específicas para la atención de las mujeres, niñas, niños y adolescentes víctimas (Congreso de la República, 2011). En el artículo 47, relativo a la ayuda humanitaria de las víctimas, establece que “las víctimas de los delitos contra la libertad, integridad y formación sexual, recibirán asistencia médica y psicológica especializada de emergencia”. (Congreso de la República, 2011). Además, establece como medida de rehabilitación la creación del “programa de atención psicosocial y salud integral a las víctimas” (artículo 137) que incluye criterios como la proactividad en el acercamiento a las víctimas, 80 Presidencia de la República la atención individual, familiar y comunitaria, la gratuidad, la atención preferencial, la interdisciplinariedad. Además incluye como un servicio específico en cuanto a las medidas de asistencia en salud el “Examen del VIH sida y de ETS, en los casos en que la persona haya sido víctima de acceso carnal violento” (artículo 45). Además en el capítulo IX la Ley establece las medidas de satisfacción “tendientes a restablecer la dignidad de la víctima y difundir la verdad sobre lo sucedido” y “serán aquellas acciones que proporcionan bienestar y contribuyen a mitigar el dolor de la víctima” (Congreso de la República, 2011). Dado el carácter sistemático, pero también la atrocidad de los daños y el carácter simbólico de esta forma de violencia contra NAM en el país, el uso de esta violencia sexual como un mecanismo de retaliación y de amenaza específica contra NAM, es necesario que se desarrollen acciones específicas dirigidas a este grupo en particular. Más adelante en el artículo 141, la Ley establece la medida de reparación simbólica, así: Se entiende por reparación simbólica toda prestación realizada a favor de las víctimas o de la comunidad en general que tienda a asegurar la preservación de la memoria histórica, la no repetición de los hechos victimizantes, la aceptación pública de los hechos, la solicitud de perdón público y el restablecimiento de la dignidad de las víctimas (Congreso de la República, 2011). En este sentido, vale la pena rescatar los informes que ha producido el Centro Nacional de Memoria Histórica, que contribuyen en la comprensión sobre la forma en que las representaciones de lo femenino y lo masculino, las normas de género, cobran significado en las expresiones de violencia que sufren las víctimas en el marco del conflicto armado, y aportando elementos de análisis crítico para la transformación de dichos elementos en tanto determinantes de la misma. Entre estos se encuentran: La masacre de Bahía Portete: Mujeres wayuu en la mira (2010); Mujeres que hacen historia (2011); Mujeres y guerra. Víctimas y resistentes en el Caribe colombiano (2011); El Placer. Mujeres, coca y guerra en el Bajo Putumayo (2012); y la Cartilla: Reconstrucción de memoria histórica desde la perspectiva de género43. Finalmente, se destaca el desarrollo de este marco normativo mediante la adopción de dos instrumentos que contribuyen en primera instancia a la dignificación de las víctimas de violencia sexual, como es el caso del Decreto 1480 de 2014, por el cual se declara el 25 de mayo como el Día Nacional por la Dignidad de las Mujeres Víctimas de Violencia Sexual en el Marco del Conflicto Armado Interno, y de la Ley 1719 de 2014 que se refiere a la violencia sexual como crimen de lesa humanidad en el marco del conflicto armado e introduce reformas al Código Penal para nuevos tipos penales cometidos en el marco del conflicto armado (Acceso carnal abusivo en persona protegida menor de catorce años; actos sexuales con persona protegida menor de catorce años; prostitución forzada en persona protegida; esclavitud sexual en persona protegida; trata de personas en persona protegida con fines de explotación sexual; esterilización forzada en persona protegida; embarazo forzado en persona protegida; desnudez forzada en persona protegida; aborto forzado en persona protegida). 43 Estos informes se pueden consultar accediendo al siguiente link: http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/areas-trabajo/enfoque-diferencial/genero. 81 Observatorio de Asuntos de Género Si bien estas medidas no fueron explícitamente previstas en la Ley de Víctimas, puede afirmarse que el progresivo desarrollo de las medidas de Justicia Transicional que se han implementado como consecuencia de lo adoptado en las Leyes de Justicia y Paz, y de Víctimas, ha permitido producir evidencia sobre los daños y atrocidades cometidas contra NAM y ha permitido ampliar la comprensión de las múltiples formas de expresión de la violencia sexual que les afecta de manera preponderante. No obstante, es claro que el mayor reto se encuentra en la implementación de las medidas, de tal forma que satisfagan principios como la dignidad de las víctimas y el enfoque diferencial. Finalmente, vale la pena citar las conclusiones de la Representante Especial del Secretario General sobre Violencia Sexual Relacionada con el Conflicto armado de Naciones Unidas, la señora Zainab Hawa Bangura a partir de la visita realizada desde el 27 de febrero al 3 de marzo del presente año: Persisten los desafíos en la aplicación de los marcos jurídicos progresistas a nivel local, debido a las limitaciones de capacidad institucional y el subregistro de casos, que es a la vez causa y consecuencia de la impunidad de este crimen. (Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, 2015). CONCLUSIONES A pesar que el conflicto armado en Colombia de mediados del siglo XX ha tenido una duración de más de 60 años, en el que la violencia sexual ha sido una práctica “habitual y sistemática” contra NAM que le asigna significado, solo hasta el año 2008 es problematizada por el Estado en el marco del proceso adelantado por la Corte Constitucional a partir de la Sentencia T-025 de 2005, en la que se declara el estado de cosas inconstitucional en el contexto del desplazamiento forzado interno. No es sino hasta ese momento que en el país se reconoce formalmente el impacto diferencial y de género del conflicto armado, siendo la violencia sexual una expresión de una grave violación a los DD. HH. y al DIH con consecuencias en el ámbito físico, emocional y económico de las víctimas, que tiende a extenderse en el tiempo y en generaciones, no solo por la continuidad de los hechos sino porque en el plano de lo simbólico se instala como una arma para el ejercicio de poder que genera miedo y terror en NAM y en las comunidades más afectadas. Es un reconocimiento tardío que no es síntoma exclusivo del país y que refleja la arraigada cultura patriarcal que tiende a considerar la violencia sexual como un asunto de segundo orden, cuyas víctimas han sido invisibilizadas durante décadas, dada su posición de subordinación social y política, y cuya función primaria es reforzar el orden de género tradicional. La Ley de Víctimas de 2011 se constituye en un hito en materia de justicia transicional en el país y seguramente, a nivel mundial, también permitirá aportar a los diseños institucionales de otros países en materia de reparación integral a las víctimas del conflicto armado. En este sentido, la consolidación de la justicia transicional y de estándares jurídicos sobre los DD. HH. de las mujeres, ha generado un espacio para la reflexión e incidencia que ha permitido enunciar la violencia sexual como un acto de guerra y exigir del Estado una respuesta capaz de incluir y nombrar sujetos históricamente discriminados y marginados en el discurso de lo público y en las decisiones políticas que marcan el destino de las democracias. 82 Presidencia de la República Esta Ley reconoce dentro del universo de víctimas a reparar a aquellas de crímenes sexuales y establece criterios específicos para su investigación. Además prevé mecanismos de seguimiento y monitoreo a través de la conformación de la Comisión de Seguimiento y Monitoreo a la Ley (artículo 201), aunque no precisa cómo se generarán capacidades para que las víctimas puedan ejercer acciones de vigilancia y control social a su implementación. Otro elemento a destacar sobre la Ley 1448 de 2011 es la orden de diseñar el Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas (artículo 175), que incluye metas, presupuesto y mecanismos de seguimiento, precisando la necesidad de establecer acciones específicas para que se garantice a las víctimas la reparación de los daños sufridos (artículo 176) e incluye como uno de sus objetivos brindar atención especial a mujeres y niños, preferencialmente a viudas, mujeres cabeza de familia y huérfanos, lo cual si bien se entiende como una acción afirmativa, puede igualmente interpretarse como una mención que tiende a reproducir el rol tradicional de género, truncando la posibilidad que otras formas de representación de lo femenino sean incluidas en el diseño de dicho Plan, incluyendo NAM víctimas de violencia sexual indígenas, afrodescendientes y de los sectores LGBTI. El proceso de construcción de este marco jurídico en el país demandó la organización, el diálogo y la construcción de iniciativas en las que convergieron diversos sectores de las mujeres para incidir en el contenido de este marco legal. En este sentido, el ejercicio consultivo que el Gobierno nacional desarrolló con las víctimas, así como el trabajo adelantado por la Bancada de Mujeres del Congreso de la República y las plataformas de organizaciones de mujeres, se constituyó en un escenario estratégico para la instalación de la agenda en materia de DD. HH. de NAM y contar con un lugar político para la discusión y enunciación en el texto legal. Si bien no todas las propuestas elevadas a través de la Bancada de Mujeres del Congreso de la República fueron incluidas en la Ley de Víctimas, se destaca la incorporación de estándares mínimos para la obtención de las pruebas en los procesos de investigación de casos de violencia sexual, cuyo objetivo es garantizar el respeto de los derechos de las víctimas y evitar la posible revictimización, en concordancia con los estándares internacionales en materia de DDHH y DIH. No obstante, esta enunciación no es consistente con las medidas de rehabilitación que se establecen en el mismo texto ya que en particular, la creación del programa de atención psicosocial y salud integral a las víctimas, no asegura que efectivamente se diseñen acciones especializadas y específicas para las víctimas de estos crímenes atroces que conlleven procesos de sanación física y emocional, igualmente relevantes para que accedan y participen en todo el proceso de acceso a la justicia. Adicionalmente, debe considerarse que todos los funcionarios y funcionarias encargadas de prestar servicios de asistencia y atención a las víctimas de violencia sexual de forma directa e indirecta, participen de procesos de sensibilización y formación para brindar una atención que permita la dignificación de las víctimas y la reparación de los daños físicos y emocionales que como consecuencia sufren día tras día, dado que este requisito tampoco es señalado por el texto legal. La Ley de Víctimas al no precisar la necesidad de contar con una infraestructura adecuada y una inversión económica que propenda por la reparación integral de las víctimas de violencia sexual, prevé que las sobrevivientes de estos delitos resulten inmersas en programas que no desarrollan medidas especializadas y acordes con las necesidades de protección y reparación integral, generando riesgos asociados a la naturalización de la violencia sexual contra NAM y a la inacción por parte de la sociedad y el Estado como expresión de la injusticia y la discriminación histórica que han sufrido. 83 Observatorio de Asuntos de Género Si bien el texto legal hace referencia a la restitución como una medida de reparación integral, no introduce medidas específicas para corregir las causas de discriminación, desigualdad y violencia que por razones de género afectan a mujeres y hombres en la sociedad colombiana en general, en consonancia con el enfoque transformador de esta medida y con las garantías de no repetición. Por lo que es necesario que a futuro estas medidas desarrollen acciones que conduzcan a la transformación de las normas de socialización que reproducen el orden de género actual y promuevan la resignificación de lo femenino y lo masculino con miras a la construcción de un proyecto sostenible y democrático, sustentando en los principios de igualdad y no discriminación. Sin duda las organizaciones de mujeres de base comunitaria y las plataformas de mujeres que existen a nivel nacional, han sido gestoras del proceso de problematización y de instalación en la agenda pública de la violencia sexual como una grave violación a los DDHH y al DIH. Actualmente, también juegan un rol preponderante en la construcción de evidencia sobre las brechas en la implementación de este marco legal, las necesidades de protección que tienen NAM víctimas sobrevivientes de violencia sexual en todo el territorio nacional para acceder y culminar los procesos de reparación integral, así como los riesgos y nuevas formas de violencia a las que son expuestas cuando no reciben una adecuada respuesta por parte de la institucionalidad creada con ocasión de este marco legal. En este sentido, la mención NAM trasciende su connotación de víctimas en la historia de violencia que ha enfrentado el país, para posicionarse como sobrevivientes con capacidad de agencia política y social. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ABColombia, SISMA Mujer, USOC. (2013). Colombia: Mujeres, violencia sexual en el conflicto y el proceso de paz. Bogotá: ABColombia. Amnistía Internacional. (2005). Hacer los derechos realidad: la violencia contra las mujeres en los conflictos armados. 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Obtenido de Verdad Abierta: http://www.verdadabierta.com/victimarios/41-victimas/violencia-contra-mujeres/2929-la-guerra-y-las-500-milmujeres-victimas-de-la-violencia-sexual 86 Presidencia de la República _____________________ ♣ La investigación realizada se presenta como trabajo final de grado de la Maestría en Estudios Interdisciplinares de Género de la Universidad Autónoma de Madrid, dirigido por la Doctora Cristina Sánchez, quien realizó valiosos aportes que permitieron abordar el objeto de estudio desde una perspectiva feminista interdisciplinar. También se agradece el apoyo brindado por Héctor Castillo Rojas, quien con sus orientaciones metodológicas y la discusión del documento, permitió enriquecer su contenido. ♣♣ Politóloga de la Universidad del Rosario de Colombia, Magíster en Estudios Interdisciplinares de Género de la Universidad Autónoma de Madrid. Contacto: andrea.taguem@gmail.com 87 Eje temático N° 3 CONSTRUCCIÓN ESTRATÉGICA DE LA PAZ DESDE LA GOBERNABILIDAD LOCAL CON PARTICIPACIÓN ACTIVA DE LAS MUJERES • Construcción estratégica de la paz desde la gobernabilidad local con la participación activa de las mujeres • La paz de Colombia también es un asunto de mujeres • Mujeres constructoras de paz en Valledupar - Cesar Observatorio de Asuntos de Género CONSTRUCCIÓN ESTRATÉGICA DE LA PAZ DESDE LA GOBERNABILIDAD LOCAL CON LA PARTICIPACIÓN ACTIVA DE LAS MUJERES María Nohemí González Martínez. mgonzalez70@unisimonbolivar.edu.co Dhayana Fernández Mattos. dhayanacarolina@gmail.com Autoras Rosa Paredes Paredes memucv@gmail.com Dirección: Centro Comercial Los Chaguaramos - Piso 4. Caracas, Venezuela Emma Doris López elopez16@unisimonbolivar.edu.co Entidad Red HILA - Universidad del Atlántico Carrera 38B No. 74B-28 Barranquilla Palabras claves Gobernabilidad, Violencia contra las Mujeres, Género, Paz, Derechos Humanos Introducción/Antecedentes El derecho a una vida libre de violencia de las mujeres en Colombia está reconocido en convenciones internacionales de derechos humanos ratificadas por el Estado, por normas y reglamentos destinados a garantizar a las mujeres afectadas por las violencias basadas en género una protección integral, por autos de la Corte Constitucional que visualizan la situación de las mujeres y por instituciones con competencia para hacer frente a este flagelo que constituye una violación de derechos humanos y un obstáculo para la realización del proyecto de vida de las mujeres que lo padecen. Sin embargo, pese a los avances institucionales y normativos, las violencias contra las mujeres basadas en género siguen siendo una realidad en Colombia y en particular en el departamento del Atlántico, en Barranquilla y su Área Metropolitana. Solo en los meses de enero y febrero de 2015 se constata que el departamento del Atlántico ocupa el quinto lugar en el país en relación con el número de mujeres que han sido afectadas por la violencia de pareja, con un total de 365 casos, lo que significa que en esta entidad más de una mujer por día es víctima de este delito y de acuerdo con las cifras presentadas por el Observatorio de Seguridad del Atlántico44 el departamento del Atlántico ocupa el primer lugar en la región Caribe con el mayor número de feminicidios: en el 2009 fueron 44 http://www.atlantico.gov.co/index.php/analisis 90 Presidencia de la República asesinadas 31 mujeres; en el 2010 fueron asesinadas 35; en el 2011, 34; en el 2012, 36; en el 2013, 38. Según informe de la Fundación Teknos45 en el 2014 fueron asesinadas 45 mujeres y para el 2015 el fenómeno se mantiene y tiende a incrementarse según lo evidencian las cifras del primer semestre con 14 feminicidios. En el Departamento del Atlántico existe una gran brecha entre la normatividad y la realidad: que las violencias contra las mujeres no se han visto impactadas por los avances institucionales y normativos, lo que lleva a indagar sobre las actitudes, comportamientos, concepciones y representaciones sociales de la violencia contra las mujeres por parte de la comunidad, los(as) prestatarios de servicios y las propias mujeres en la búsqueda de atención y ayuda a su problema. 2.2. Objetivos de la investigación Esta investigación se plantea como objetivo principal analizar los desafíos, barreras y obstáculos que tienen las mujeres del Distrito de Barranquilla y su Área Metropolitana para el respeto, goce y garantía del derecho a una vida libre de violencia en tiempos de pos conflicto y para asegurar su participación en los procesos de paz. Se busca conocer la realidad y las experiencias de las mujeres a quienes se les ha afectado su derecho a una vida libre de violencia, profundizando en sus historias personales, los recorridos realizados por ellas en la búsqueda de soluciones, para ponerle al estudio un rostro humano, de mujer. Pero, además, se persigue conocer las representaciones sociales y concepciones que las propias mujeres afectadas, los(as) prestatarios(as), de servicios y la comunidad tienen sobre la violencia contra las mujeres basada en género y examinar bajo los estándares internacionales de derechos humanos, el derecho a una vida libre de violencia de las mujeres de Barranquilla y su Área Metropolitana, en relación con su participación en la búsqueda de una paz duradera en tiempos de pos conflicto. Se espera obtener como resultado de esta investigación un mejor conocimiento de las rutas alternativas a la ruta institucional, seguidas por las mujeres afectadas por la violencia de género en el Distrito de Barranquilla y su Área Metropolitana; una evaluación cualitativa de las representaciones sociales, concepciones y la respuesta a nivel local ante la violencia contra las mujeres basada en género, de las instituciones prestatarias de servicios y de la comunidad; una propuesta de política local orientada a coproducir, en conjunto con las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones de la ruta institucional, una definición global y comprensiva de la violencia contra las mujeres basada en género, sus dinámicas y factores incidentes, que actúe como eje transversal en los diversos servicios y todo ello para fortalecer las alianzas entre las universidades, entidades prestadoras de servicios y las organizaciones de la sociedad civil para el abordaje del derecho a una vida libre de violencia de las mujeres del Distrito de Barranquilla y su Área Metropolitana. 45 Información extraída de: http://fundateknos.weebly.com/ 91 Observatorio de Asuntos de Género 2.3. Metodología para el desarrollo de la investigación Este trabajo se plantea bajo la óptica de una investigación feminista, cualitativa, génerosensitiva, no porque se refiera explícitamente a mujeres sino porque toma en cuenta el género para explicar cómo las relaciones asimétricas de poder entre hombres y mujeres fundadas en las diferencias sexuales y en la construcción social de la identidad a partir de dichas diferencias, afectan el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, particularmente su derecho a una vida libre de violencia. Se persigue conocer la realidad y las experiencias de las mujeres a quienes se les ha afectado su derecho a una vida libre de violencia, profundizando en sus historias personales, los recorridos realizados por ellas en la búsqueda de soluciones, para ponerle al estudio un rostro humano, de mujer. Pero, además, se persigue conocer las representaciones sociales y concepciones que las propias mujeres afectadas, los(as) prestatarios(as) de servicios y la comunidad tienen sobre la violencia contra las mujeres basada en género. Es por ello que se considera el uso de la metodología cualitativa ya que “una de sus mayores fortalezas es que permite una mejor comprensión de las dimensiones subjetivas y simbólicas del comportamiento humano, así como de los procesos vividos por los actores sociales” (OPS/OMS, 2000, pág. 14). Otro aspecto a resaltar y para justificar el uso de esta metodología, es que se busca indagar en los patrones culturales, entendiendo por tales los modos de interpretar situaciones o eventos en un contexto determinado, en este caso, las representaciones sociales de la violencia contra las mujeres basada en género en el Distrito de Barranquilla y su Área Metropolitana. En este sentido, “los modelos culturales se encuentran en el centro del estudio de lo cualitativo, pues son entidades flexibles y maleables que constituyen marco de referencia para el actor social, y están construidos por el inconsciente, lo transmitido por otros y por la experiencia personal” (Hernández Sampieri et al., 2006, pág. 9). Este proyecto conjuga distintos tipos de investigación, y en ese sentido, es descriptiva, explicativa, documental y de campo. Es descriptiva porque, como se indica, se busca describir las distintas vías o rutas seguidas por las mujeres afectadas por la violencia basada en género en la búsqueda de soluciones, así como describir las concepciones y representaciones sociales que sobre este tipo de violencia tienen ellas mismas, los prestatarios(as) de servicio y la comunidad. También se intenta describir los marcos normativos internacionales y regionales existentes para el abordaje de la violencia contra las mujeres basada en género como un asunto de derechos humanos y como marcos de referencia para la participación en la búsqueda de una paz duradera en tiempos de pos conflicto. Es explicativa porque busca las relaciones causa-efecto entre las distintas manifestaciones de la violencia contra las mujeres basada en género y las concepciones y representaciones sociales existentes sobre este fenómeno. Es documental porque se analizarán e interpretarán datos obtenidos de fuentes secundarias, específicamente de documentos elaborados por las entidades prestatarias de servicios a las mujeres afectadas por la violencia basada 92 Presidencia de la República en género y de documentos relativos a convenios, resoluciones, disposiciones y otros textos obtenidos de los sistemas internacionales de protección de derechos humanos. También es una investigación de campo porque la recolección de datos se hará directamente de los sujetos investigados: las mujeres, los(as) prestatarios(as) de servicios y la comunidad. Fuentes de información y técnicas de recolección de datos. El proceso se inició con la selección de las comunidades en las cuales se realizará la investigación, a saber: el Distrito de Barranquilla y su Área Metropolitana. Las técnicas de recolección de la información serán las siguientes: 1. Entrevistas en profundidad con mujeres afectadas por la violencia de género. 2. Entrevistas semiestructuradas con prestatarios(as) as de servicio. 3. Grupos focales con miembros de la comunidad. 4. Entrevistas semiestructuradas con informantes claves especializados(as) en materia de búsqueda de la paz y/o en violencia contra las mujeres basadas en género. 2.4. Resultados de la investigación a. Conocimiento de las rutas alternativas a la ruta institucional, seguidas por las mujeres afectadas por la violencia de género en el Distrito de Barranquilla y su Área Metropolitana para buscar solución a su problema. b. Conocimiento y evaluación cualitativa de las representaciones sociales, concepciones y la respuesta a nivel local ante la violencia contra las mujeres basada en género, de las instituciones prestatarias de servicios y de la comunidad. c. Sistematización del marco normativo nacional e internacional para el análisis del derecho a una vida libre de violencia como derecho humano y como un tema fundamental para ser incorporados en los acuerdos de paz, desde lo local. d. Propuesta de política local orientada a coproducir, en conjunto con las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones de la ruta institucional del Distrito de Barranquilla y su Área Metropolitana, una definición global y comprensiva de la violencia contra las mujeres basada en género, sus dinámicas y factores incidentes, que actúe como eje transversal en los diversos servicios. 93 Observatorio de Asuntos de Género e. Fortalecimiento de las alianzas entre las universidades, las entidades prestadoras de servicios y las organizaciones de la sociedad civil para el abordaje del derecho a una vida libre de violencia de las mujeres del Distrito de Barranquilla y su Área Metropolitana. 2.5. Conclusiones El avance del fortalecimiento de las alianzas entre las universidades, las entidades prestadoras de servicios y las organizaciones de la sociedad civil para el abordaje del derecho a una vida libre de violencia de las mujeres del Distrito de Barranquilla y su Área Metropolitana ha sido el más importante, ya que se logró el acompañamiento por parte de la gobernación del decreto de fortalecimiento de la mesa de seguimiento para la erradicación de la violencia de género. http://www.atlantico.gov.co/index.php/comunicaciones-4563/mujer/6118-gobernador-firma-decreto-para-fortalecer-mesa-de-erradicacion-de-violencia-de-genero 94 Presidencia de la República LA PAZ DE COLOMBIA TAMBIÉN ES UN ASUNTO DE MUJERES Autoras Entidad Palabras claves Ibarra Melo María Eugenia. maria.ibarra@correounivalle.edu.co Universidad del Valle Calle 13 No. 100-00, Edificio 387, oficina 4019 ciudad universitaria Meléndez –Cali, 1. 4. Acciones colectivas. Movilizaciones. Paz. Mujeres. Colombia Introducción/Antecedentes Los derechos de ciudadanía no se adquieren sin tensiones entre quienes los reclaman y el Estado. Ni hay simples concesiones de ste a los “desvalidos”, ni la simple lucha de las organizaciones se los arranca sin recurrir a otras mediaciones. La disputa es inevitable y ello permite que progrese la ciudadanía, porque de esta forma se reconcilia la tensión entre la búsqueda del interés particular de los individuos y el bien común. Los individuos forman nuevos vínculos sociales y se configuran unas instituciones políticas progresistas, que tratan de contrarrestar las deficiencias acumuladas en su relación con los ciudadanos y, sobre todo, con las víctimas del conflicto armado en Colombia. En esta investigación se muestra cómo la participación de las mujeres ha adquirido un lugar válido en el imaginario de la vida política colombiana, sobre todo en los últimos 15 años. Ellas se vinculan a un amplio espectro de formas de organización y acción colectiva que va ganando visibilidad, a pesar de que el alcance de ese reconocimiento varía y a menudo es frágil. De acuerdo con Pearce, “Se puede afirmar que lo que ha ayudado a mantener la vigencia de estas nuevas formas de acción y su potencial más radical ha sido la emergencia del trabajo en red, que ha surgido de manera paralela a la propia globalización neoliberal” (Pearce, 2006, p. 24). En ese activismo, las mujeres han comprendido que el Estado ha dejado de ser el único foco de la acción social y que los partidos políticos son solo un medio para este tipo de acción. Por ello, estas mujeres que conocen el poder que imponen los actores armados en sus territorios y en sus cuerpos, reclaman la autoridad del Estado y se movilizan en casi todos los rincones del país, reclamando derechos de ciudadanía, que van más allá de ser beneficiarias de programas asistenciales. En términos de Fraser (2008), sus demandas incorporan reclamos por redistribución y reconocimiento, a los que suman solicitudes por mayor y mejor representación, uniendo sus luchas contra las prácticas patriarcales locales a campañas para la reforma de leyes internacionales. Los liderazgos que surgen son de distinto tipo, pero aquí destacamos dos. El de mujeres que pertenecen a organizaciones sociales y que al destacarse en su labor se vinculan a las instituciones como representantes de las víctimas, creando una esfera intermedia entre el Estado y la sociedad. 95 Observatorio de Asuntos de Género Es decir, una fusión/tensión tanto con las instituciones, como con sus representadas. En el segundo tipo ubicamos a las líderes que se destacan nacional e internacionalmente por su labor con las víctimas, en las regiones de alta confrontación armada, que han ido construyendo importantes trayectorias sociales, al mantener una exposición pública en los medios de comunicación, al reunirse con diplomáticos y participar en eventos promovidos por el Gobierno o los Organismos Internacionales. Respecto a la relación del Estado con las víctimas, intentaremos mostrar las diferencias en las interacciones entre estas y cada uno de los tres poderes. La relación del ejecutivo es ambigua dado que no logra una apropiada definición de las víctimas como sujeto de intervención. A pesar de entregarles beneficios económicos, desconoció sus demandas por verdad, justicia y reparación ante los juzgados y las Cortes. Los legisladores son estratégicos y utilizan sus solicitudes para ganar apoyo electoral o hacer oposición al gobierno. Por el contrario, el poder judicial da muestras de una enorme comprensión de su vulnerabilidad y mediante su jurisprudencia resuelve fallas en la justicia y produce sentencias que favorecen sus reivindicaciones. La Procuraduría, la Defensoría del Pueblo y las personerías promueven medidas de control disciplinario contra las arbitrariedades de algunos funcionarios, en el primer caso, y de protección a las víctimas en los otros dos. Hoy los ciudadanos disponen de mecanismos expeditos de protección judicial a los derechos fundamentales y cuentan con entidades establecidas para promover y proteger los DD.HH., tanto en el terreno local como en el nacional. Objetivos de la investigación Describir los objetivos de la investigación y establecer su relación con los resultados y la metodología empleada. Máximo media (½) página tamaño carta. Letra Arial 11, espacio sencillo. Dado que el principal objetivo de este ejercicio era analizar la relación entre el Estado colombiano y la sociedad civil organizada, teniendo en cuenta los motivos, las modalidades y la forma en que las organizaciones de mujeres, que se movilizan por la paz en Colombia, aprovechan la estructura de oportunidades políticas, se optó por el seguimiento a la prensa y a los medios de difusión de las organizaciones de mujeres en la web, las entrevistas con líderes y el acompañamiento a sus acciones. Si bien el trabajo inicial se desarrolló para dar cuenta del activismo de las mujeres durante el Gobierno doble de la seguridad democrática (2002-2010), para esta ponencia se amplía el período de observación hasta 2015, dado que la investigadora principal del proyecto Activismo por la paz en Colombia: mujeres e indígenas en el Gobierno doble de la seguridad democrática sigue trabajando en el asunto. Uno de los resultados más importantes que se desprende de este trabajo es la identificación de nuevos liderazgos que se han ido configurando con el activismo por la paz y los derechos humanos, que a su vez contribuye al surgimiento de un nuevo actor político y a la transformación de la cultura política colombiana. 96 Presidencia de la República Metodología para el desarrollo de la investigación Máximo 1 página tamaño carta. Letra Arial 11, espacio sencillo. Por tratarse de un estudio sobre lo ocurrido mientras estuvo vigente un Gobierno nacional que abarcó dos periodos presidenciales, nos concentramos en las variaciones de algunas dimensiones coyunturales, aquellas que más parecen tener que ver con el activismo por la paz: los altibajos de la violencia política, los cambios en las alineaciones entre élites económicas y círculos políticos, la disponibilidad de aliados internos y externos, así como el acceso a los medios masivos de comunicación por parte de quienes se movilizaron contra la guerra o sus efectos y por la paz. De ese modo, observamos los siguientes rangos de variación en cada una de estas dimensiones como se aprecia en la Tabla No 1: Tabla No. 1. Rangos de variación que contempla la estructura de oportunidades políticas Variable Estructura de oportunidades políticas Dimensión Violencia política Alineaciones entre élites Disponibilidad de aliados Acceso a medios Rangos de variación Alto Bajo Estables Inestables Escasa Abundante Difícil Fácil El seguimiento de prensa, de dos diarios colombianos: El Tiempo y El País, constituye la información básica del proyecto. Esta se procesó mediante inventarios anuales de hechos (acontecimientos, eventos) por cada una de las dimensiones de la estructura de oportunidades políticas. Se generaron distribuciones de frecuencia o escalas de atributos para cada una estas dimensiones a lo largo de diez años de observación. Se aislaron casos, momentos o situaciones paradigmático(as) en cada una de las dimensiones y se analizaron en profundidad con información complementaria extraída de los propios diarios y del material recopilado durante más de diez años de seguimiento a sus acciones a través de entrevistas, conversaciones informales y asistencia a sus eventos, en condición de investigadora. También fue importante toda la documentación escrita y visual que albergan estas organizaciones y redes en sus páginas web. Por ejemplo, IMP, Ruta Pacífica, Organización Femenina Popular, Red Nacional de Mujeres, Mesa de Mujer y Conflicto Armado, Liga de Mujeres Desplazadas, entre otras. Para actualizar la información de los últimos cinco años, se continuó la revisión de prensa y se sigue observando el comportamiento del activismo a través de la información que publicitan las organizaciones en la web. 97 Observatorio de Asuntos de Género Se sigue participando en varios de los eventos que promueven en Cali y Bogotá, además de la orientación de trabajos de grado que trabajan sobre aspectos puntuales de estas dinámicas, lo cual ha servido para mantener un seguimiento constante a las acciones que estas organizaciones emprenden en el país. Resultados de la investigación Escribir los resultados que sea posible identificar y verificar, así no sean cuantificables y su afinidad entre los objetivos planteados inicialmente y los resultados obtenidos. (Máximo media hoja (½) tamaño carta. Letra Arial 11, espacio sencillo). Una de las principales conclusiones que se deriva del estudio del activismo por la paz que emprenden las mujeres, es que este cada vez más integra a personas de múltiples adscripciones sociales. Allí confluyen feministas, obreras sindicalizadas, campesinas, populares, negras e indígenas, lesbianas, estudiantes y artistas. Algunas veces, reivindicando una de esas identidades, o simplemente su condición de víctimas del conflicto armado. Estas etiquetas resultan estratégicas para la acción colectiva, en momentos en que estas deben ser atendidas por el Estado, dadas las presiones que ejercen los organismos internacionales para evitar la vulneración de sus derechos y garantizar su protección como civiles. Una inmensa mayoría pertenece a aquellas que siguen afirmándose sólo como mujeres, así se hayan aliado a las tradicionales redes lideradas por las feministas. Las protagonistas son reconocidas líderes que se destacan en los escenarios políticos en los que se produce la contienda por la defensa de los DD. HH. y la búsqueda de la paz. En su trasegar diario por las instituciones, la plaza pública y los auditorios, se han convertido en celebridades que acaparan la atención de sus adversarios, de algunos sectores de opinión y, por supuesto, de nuevas audiencias, Pero si el anhelo de frenar el conflicto las une, las formas en que creen que se debe alcanzar la paz y lo que ella significa las distancia. Por ello, no todas sus acciones colectivas logran ser masivas, en muy pocos casos se concretan acuerdos mínimos para movilizar a las organizaciones. Como en otros movimientos sociales, en este la identidad está en construcción. Las luchas de las mujeres por la paz se pueden enmarcar, de modo general, en el reclamo por la garantía de los DD. HH.; la verdad, la justicia y la reparación y la negociación del conflicto armado que conduzca a una paz duradera. En esos tres grandes aspectos cabrían la mayor parte de sus denuncias. Lo que las diferencia de las demás víctimas y activistas es que ellas reclaman el enfoque diferencial y en este los derechos sexuales y reproductivos, la interrupción voluntaria del embarazo y la erradicación de la violencia contra las mujeres. 98 Presidencia de la República Conclusiones - Una conclusión que provee este estudio es la creciente cualificación en cultura política, que han logrado personas que antes no estaban interesadas en participar en la arena pública. Aunque se requiere mayor indagación sobre la ciudadanía que se crea, hoy es posible observar campesinas, esposas y madres de desaparecidos y secuestrados, indígenas y negras, que han visto reclutar a sus hijos por los actores armados, familiares de asesinados en masacres y mujeres violadas, entre otras, convertidas en líderes de organizaciones capaces de confrontar a curtidos líderes de los partidos, a funcionarios públicos, diplomáticos y a notables académicos. En su activismo se van apropiando del lenguaje de los derechos humanos y respaldan sus reclamos en la dignidad que les confiere su condición de madres, utilizando el tradicional argumento marianista de la superioridad moral femenina. Este tipo de movilización ha sido interpretado como una alternativa al modelo masculino de ciudadanía y estaría creando una ciudadanía colectiva que recupera los valores femeninos y rompe el rígido límite entre lo público y lo privado. El peligro está en que ese argumento podría reducir lo político a una pose moral. -Todavía no hay acuerdo sobre el significado de la paz, se mantiene el debate entre frenar la guerra y construir una nueva sociedad, ello demuestra que la identidad política todavía está en construcción. Uno de los aportes más importantes de la presencia de las mujeres en las organizaciones por la paz y en contra de la guerra en Colombia es el valor que le dan a la vida de seres anónimos. Lo hacen a través de un duelo público, que bien habría podido quedarse como un acto íntimo de llorar los muertos, secuestrados y desaparecidos, pero que ellas deciden llevarlo a la esfera pública. En principio lo hacen para valorizar esas vidas, lo que permite un tipo de conciencia aumentada de la precariedad de esas vidas y de la necesidad de protegerlas; de comprenderlas más allá de sus fronteras. Tienen claro que no pueden escapar de la muerte, pero el hecho de aceptar esa precariedad, esa finitud de la condición humana, es quizás su principal alternativa política (Butler 2004). Referencias bibliográficas Butler, J. (2004). Vida precaria. El poder del duelo y la violencia . Buenos Aires: Paidós. Fraser, N. (2008). Escalas de justicia. Barcelona: Herder. Pearce, J. (2006). ¿Hacia una política post-representativa?. La participación en el siglo XXI. En Cuadernos de Hegoa (págs. 19-28). Bilbao: Hegoa. 99 Observatorio de Asuntos de Género MUJERES CONSTRUCTORAS DE PAZ EN VALLEDUPAR-CESAR Ramírez David Beatriz Clemencia Autoras Entidad Palabras claves b.ramirez.d@hotmail.com 3107303516 Red Campaña; Párala Ya! Nada justifica las violencias contra las mujeres. Colombia Introducción/Antecedentes El departamento del Cesar se encuentra en el nororiente colombiano, escenario estratégico para los actores armados irregulares por su ubicación y configuración geográfica de zonas planas, donde se ubican los centros de producción económica de la palma y la ganadería; y zonas montañosas, como parte de la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá, históricamente consideradas como zonas de retaguardia de la guerrilla. La carretera a la Costa, la agroindustria (especialmente de la palma), la ganadería, las explotaciones de carbón y el paso del oleoducto, son factores que explican la inserción de la guerrilla en la zona que captó durante buena parte de los ochenta y noventa excedentes de estas economías a través de la extorsión y el secuestro. La compra de tierras por parte de narcotraficantes, la extracción y comercialización ilegal de gasolina y los altos índices de extorsión y secuestro facilitaron el desarrollo de agrupaciones de autodefensas que buscaban apropiarse de las fuentes de financiación de la guerrilla. Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH. Este contexto facilitó la presencia de grupos armados ilegales como fueron las Farc, Eln, Autodefensas Ilegales. Las FARC: La incursión de las FARC empezó a principios de los ochenta con la presencia del frente 19, el cual tiene presencia en la Sierra Nevada, en jurisdicción del departamento del Magdalena, al igual que el frente 59 asentado también en la Sierra Nevada, en La Guajira y que esporádicamente hace presencia en el departamento del Cesar. Más tarde aparece el frente 41 o Cacique Upar que se repliega en la Serranía del Perijá, actúa en los municipios de San Diego, Manaure, La Paz, Becerril, Codazzi, Chiriguaná, El Paso, Valledupar, El Copey, Bosconia, Curumaní, Pueblo Bello y La Jagua de Ibérico. Asimismo, hacen presencia la compañía Marlon Ortiz y la columna Móvil Marcos Sánchez Castellón. Todas las anteriores estructuras pertenecen al bloque Norte o Caribe de las FARC. La implementación de las FARC en el departamento obedece al propósito estratégico de ocupar la Serranía del Perijá y consolidar la Cordillera Oriental como centro de despliegue entre la frontera con Venezuela y la Sierra Nevada de Santa Marta, el cual es actualmente un corredor de enorme importancia para el tráfico ilegal de armas y por la existencia de cultivos ilícitos. 100 Presidencia de la República Asimismo, hace presencia en la región el bloque Magdalena Medio, con los frentes Héroes y Mártires de Santa Rosa en Aguachica y Pailitas; el frente 33, que opera en Norte de Santander e incursiona esporádicamente en el centro del Cesar. Adicionalmente el frente 20, que opera en Santander, actúa en San Martín y San Alberto en el sur del departamento. Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH. El ELN: Durante los años ochenta y parte de los noventa, el ELN registró una expansión importante en Cesar, así como en otros departamentos del país, propiciada principalmente por la extorsión y el secuestro. Entre 1983 y 1989, el frente Camilo Torres, en particular, se expandió ante todo en el departamento del Cesar. En los años noventa nació el Manuel Gustavo Chacón en el entorno de Barrancabermeja y con influencia en el sur del Cesar. En la actualidad el ELN se encuentra bastante debilitado puesto que ha perdido su influencia en la mayoría de las zonas planas y concentra sus hombres en la Serranía del Perijá, en el margen derecho del sur del Cesar, en la Serranía de San Lucas en el sur de Bolívar y en algunos otros lugares en los departamentos de Santander y Antioquia, donde cada vez es más débil. Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH. AUTODEFENSAS ILEGALES: La presencia de grupos de autodefensas es posterior a la de la guerrilla y se articula alrededor de la problemática del sur del Cesar y del dominio duradero del ELN en la región. En una primera fase predominó la protección de los intereses de propiedad de narcotraficantes. Desde mediados de los noventa la presencia de los grupos de autodefensa se extiende hacia el centro y norte del Cesar. En el sur del departamento del Cesar, las autodefensas de los hermanos Prada y de Chepe Barrera y después las autodefensas de Santander y Sur del Cesar (AUSAC), hicieron presencia sobre todo en las zonas ganaderas y palmicultoras de los municipios de Aguachica y San Alberto, desde donde incursionaron a las zonas planas del centro y norte del departamento. En lo que se refiere al entorno de la Sierra Nevada, en el norte, hay que considerar también las autodefensas que se situaron en las zonas ganaderas y de desarrollo agrícola en el municipio de Valledupar. Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH. Con este panorama y las particularidades del conflicto armado interno, que permitió y legitimó imaginarios y prácticas de violencia, permeando prácticamente todas las estructuras sociales, cometiendo homicidios, masacres y secuestros, donde sus principales objetivos vulnerables fueron los alcaldes, concejales, docentes, sindicalistas, periodistas e indígenas. Las mujeres no fueron ajenas a esta situación, ya que se encontraban inmersas en estos sectores sociales vulnerables, donde los impactos del conflicto armado en sus vidas, sus cuerpos, sus familias y sus liderazgos sociales y políticos frenaron sus aportes a los procesos de resistencia y construcción de paz. Con base a lo anterior, centro mi investigación en las mujeres constructoras de paz en la ciudad de Valledupar, capital del departamento del Cesar. Es un importante centro para la producción agrícola, agroindustrial y ganadera, es centro musical, cultural y folclórico de Colombia por ser la cuna del vallenato, género musical de mayor popularidad en el país y actualmente símbolo de la música colombiana. 101 Observatorio de Asuntos de Género Objetivos de la investigación i. Visibilizar los liderazgos sociales de las mujeres de Valledupar en la construcción de la paz. ii. Aproximar los alcances de las mujeres en los procesos de resistencia en escenarios inciertos. iii. Aportar a las realidades del contexto actual para la construcción de la paz. Metodología para el desarrollo de la investigación La metodología utilizada fue cualitativa, usando técnicas e instrumentos propios del enfoque crítico de la comunicación como son entrevistas a grupos focales y observación de las participantes de organizaciones de mujeres de la sociedad civil. Resultados de la investigación El conflicto armado ha llevado a las mujeres a asumir nuevos roles, dejando su papel de víctima a un lado y pasando a tener una participación más activa. Estas lo han hecho de manera colectiva en organizaciones de la sociedad civil, participando activamente en procesos de reclamación y luchas sociales. Algunas se unieron a las filas de organizaciones al margen de la ley y otras en escenarios políticos. Nos encontramos con mujeres ejerciendo vocerías y reconociéndose como sujetas de derechos, donde su principal labor es la justicia social y la construcción de paz. Con miras a corregir los desequilibrios sociales y fomentar la participación de las mismas en la construcción de equidad entre hombres y mujeres. En Valledupar existen entidades que fomentan la construcción de paz y cuenta de esto lo da un evento realizado en junio 5 y 6 de 2014, donde se reunieron más de 150 mujeres del Cesar y La Guajira, con el fin de dejar de ser víctimas y volverse constructoras de paz y tejedoras de vida. El encuentro “Feminismo, mujeres víctimas del conflicto armado y constructoras de paz”, organizado por la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV), el Programa de Desarrollo y Paz de Cesar (PDPC), la Red de Voceras y Voceros de la campaña “Párala ya: nada justifica la violencia contra las mujeres”; con el apoyo de Cercapaz. De este encuentro podemos destacar las apreciaciones de mujeres representativas de estos escenarios. • “Son pocas las mujeres que no han vivido situaciones de violencia” afirmó Juana Ramírez, Directora territorial de la UARIV Cesar-Guajira. 102 Presidencia de la República • “Aquí estamos las mujeres que no queremos seguir siendo víctimas sino constructoras de paz y hacer parte de un proceso democrático” afirmó Juana Ramírez, Directora territorial de la UARIV Cesar-Guajira. • “La violencia me ha tocado y yo me he fortalecido” afirmó Omaris Navarro, representante de la Mesa Departamental de Víctimas del Cesar. • “La reparación es algo simbólico, donde se construye algo nuevo para superar el pasado. Es un trabajo de hormigas el ser constructoras de paz y trabajar en el empoderamiento de la mujer; de a poco, reconstruir desde al anonimato”, explicó que en la región todavía no se han dimensionado los efectos del conflicto armado. Afirmó Angélica Arias, del Programa de Desarrollo y Paz del Cesar. En este proceso cabe resaltar el compromiso de la Red de Voceras y Voceros de la campaña; Párala Ya! Nada justifica las violencias contra las mujeres, y el Programa de Desarrollo y Paz del Cesar, como fue el de conformar una red de voluntariado y afecto para mujeres víctimas de abuso sexual en Cesar y La Guajira. Esta propuesta resulta porque debido a la estigmatización y el temor que hay de denunciar este tipo de hechos, están quedando en la impunidad. También es importante reconocer la labor que ONU Mujeres ha realizado en la ciudad como es la de fortalecer la participación y el posicionamiento de las problemáticas y agendas de las organizaciones de mujeres en los escenarios de diálogo político alrededor de los DD. HH. y el DIH; facilitar el conocimiento y apropiación de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y resoluciones asociadas (1820, 1888, 1889 y 1960) como herramientas de incidencia política en la construcción de paz. El Colectivo de pensamiento, mujer, paz y seguridad tiene presencia en Valledupar, donde se viene presentando la estrategia pedagógica Pacto Ético por un país: la Paz, el cual vincula a las mujeres desde sus diversidades en la transformación social sea como víctimas o victimarios, con la intención principal de construir una perspectiva distintas desde la diferencia y la diversidad. Este país no puede seguir polarizado, y debemos buscar la manera que todos sean incluidos en el proceso del fin del conflicto. Como mujeres, tenemos una empatía fuerte porque la mayoría hemos sido cruzadas por el conflicto armado y sabemos lo que ha sido el sufrimiento. Entonces desde la cotidianidad, con la vecina, la comadre, la amiga, la compañera de trabajo, en fin, con todas contribuyamos a través de un pensamiento transformador, aportemos a la construcción de la paz. 1.6. Conclusiones Como resultado de la investigación, es posible concluir que es un momento propicio para el protagonismo de las mujeres en Valledupar en escenarios de construcción de paz. Por esta razón quiero reconocer a las mujeres que tuvieron un protagonismo en las elecciones pasadas, donde iban aspirando a curules para la Asamblea, Concejos, Alcaldía y Gobernación. 103 Observatorio de Asuntos de Género Pero quiero resaltar a la señora Imelda Daza que después de más de 28 años de exilio regresa a Valledupar, para postularse por la Unión Patriótica a la gobernación (única candidata) del departamento del Cesar, quien llegó con la idea de unir a los sectores alternativos y de izquierda de la región. Esta mujer valiente y sobreviviente del exterminio de la Unión Patriótica, es economista y educadora. Se fue a vivir a Suecia con su familia (su esposo y sus tres hijos), después de que mataran a dos campesinos, un abogado y tres concejales de la UP; y que dejaran en la terraza de su casa una corona de flores con una invitación a su funeral. Pero esta mujer líder innata no se quedó quieta mientras estuvo en el exilio, hizo política en Suecia, siendo concejal por el partido social demócrata y en 2014 se unió al partido de izquierda del que es directora regional. La política es su pasión, y con el escenario del proceso de paz entre el Gobierno y las Farc, pensó que era posible otro futuro. Su preocupación y el dolor por el país y su gente es mayor a sus propios interes, por esa razón afirmó, “A mí que la muerte me sorprenda tratando de cambiar mi país”. Por esta razón regresó al país para seguir con el proyecto político que abandonó en 1987. Daza cuenta que cuando Aída Avella (presidenta de la UP) le propuso a finales de 2014 ser candidata a la Gobernación por el partido de izquierda, ella se negó porque su familia no estaba de acuerdo con volver a Colombia y no había condiciones para asumir “una labor tan temeraria como esa”. Sin embargo, en enero pasado, después de que asistiera a un acto de desagravio a los miembros de la Unión Patriótica en Bogotá, se encontró con viejos amigos de la UP y con los hijos de las víctimas y, entre todos, la convencieron de que participara en la contienda electoral. http:// www.verdadabierta.com/ El pasado de la Unión Patriótica pesa mucho y por eso buscó el apoyo de algunos sectores como del Polo Democrático, el Partido Verde y los progresistas. Ya que era una carga muy grande ser solo candidata de la UP, por ser este un partido estigmatizado. Imelda Daza cuenta con un esquema de seguridad propio de una persona amenazada: carro blindado y tres escoltas de la UP. La política sigue siendo una profesión peligrosa. El hecho de que la Unión Patriótica esté vigente en el panorama político de Valledupar es un buen síntoma para la sociedad. Siempre ha creído en el proceso de paz, pero tiene claro que la firma del acuerdo en La Habana solo pone fin a la confrontación armada, pero no al conflicto. Por eso recuerda la época de los 80 cuando creó el Movimiento Cívico Popular Causa Común, en el que estudiantes y profesores de la Universidad Popular del Cesar, y otros líderes de Valledupar, discutían sobre educación, salud y equidad social. Sueña con la tranquilidad de esos años pero reconoce como un logro el hecho de que la izquierda vuelva a las tarimas del Cesar para manifestar sus posturas políticas ya que el tema de fondo es la construcción de justicia social. Para finalizar, dejo este apunte de la compañera Angélica Arias Preciado, que resume los procesos de resistencia desde los liderazgos sociales y políticos en los que nos hemos visto inmersas para aportar a la construcción de paz. “Lo que nos sucedió ha sido duro, pero más duras hemos sido las mujeres que hemos sobrevivido”. 104 3er ENCUENTRO INTERNACIONAL Y 4º NACIONAL DE INVESTIGACIONES EN ASUNTOS DE MUJER Y GÉNERO 3 er ENCUENTRO INTERNACIONAL y 4º NACIONAL DE INVESTIGACIONES EN ASUNTOS DE MUJER Y GÉNERO Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamineto de las Mujeres