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PRESENTACIÓN
PRESENTACIÓN
Rodrigo de Rato y Figaredo
Vicepresidente Primero y Ministro de Economía
E
l 1 de mayo de 2004 finalizará formalmente el quinto episodio de
la ampliación de la UE, que supondrá la incorporación de diez
nuevos miembros: los dos mediterráneos (Chipre y Malta), cinco
de Europa Central (Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia y Eslovenia), y los tres bálticos (Estonia, Lituania y Letonia). Ocho de
estos países tienen en común ser economías en transición que parten de un
régimen de economía centralizada cuya liquidación tiene su origen en la
caída del muro de Berlín en noviembre de 1989.
Esta quinta ampliación, muy diferente de la última de 1995, que supuso
la integración de Austria, Finlandia y Suecia, tendrá sin duda un impacto y
unas consecuencias mayores no sólo por el número de países en juego, sino
por la disparidad que hay entre ellos y la distancia que los separa de la media de la UE-15 en términos de convergencia real y nominal, de estructura
productiva y de marco económico. El impacto de la ampliación no va a ser
puntual, ya que las consecuencias se están produciendo desde hace años, a
medida que los candidatos y los países miembros se han ido preparando
para la misma.
El grupo de los diez países candidatos presenta en su conjunto un ritmo
de crecimiento muy superior al de la UE en el período 1997-2002, con tasas
del 3,4 por 100 de media, frente a un 2,4 por 100 de la UE y, de cara a los
próximos años, las previsiones de crecimiento medio de la Comisión Europea para el período 2003-2004 suponen casi el doble de lo previsto para la
UE (3,5 por 100 frente a 1,9 por 100), siendo los motores de este crecimiento
el consumo privado y el dinamismo de las exportaciones.
Las expectativas de incorporación de los países candidatos a la UE, la
consecución de un cierto nivel de estabilidad política y económica, así como
las ventajas derivadas de unos menores costes laborales y de la disposición
de mano de obra cualificada, han atraído fuertes flujos de inversión extranjera directa desde 1990, tanto de origen comunitario como extracomunitario, los cuales han contribuido a una reestructuración, modernización y
competitividad de su sector industrial, favoreciendo el acercamiento econóAGOSTO-SEPTIEMBRE 2003 NÚMERO 809
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mico con los actuales miembros de la UE. La inversión extranjera directa
ha estado protagonizada en gran parte por empresas multinacionales con
un gran porcentaje de producción de alto contenido tecnológico dirigida a la
exportación, por lo que el patrón de especialización sectorial y de ventajas
competitivas, hace unos años muy diferente al de la mayoría de los Quince,
es cada vez más parecido.
En este sentido, la ampliación plantea ciertos retos para la economía española. En cuanto a los intercambios, supone una mayor competencia para
las exportaciones dirigidas a los actuales países miembros sobre determinados sectores productivamente similares y, al mismo tiempo, se corre el
peligro de un desvío y deslocalización de inversiones extranjeras hacia estos países. Pero estos efectos se han producido ya en gran parte, por lo que
no cabe esperar grandes traumas una vez que los países candidatos pasen a
ser miembros de la UE.
Más importantes son, sin duda, los efectos positivos. La incorporación
de estos diez países va a suponer una ampliación significativa del mercado interior, con más de cien millones de ciudadanos en un entorno de fuerte dinamismo económico. Al mismo tiempo, la adhesión formal va a implicar el sometimiento de éstos a la normativa comunitaria: entre otras, la
eliminación de barreras al mercado interior y en lo referente a ayudas de
Estado.
En el terreno de los intercambios comerciales, la integración comercial de
España con este grupo de países es inferior a la conseguida por la mayoría
de nuestros socios comunitarios, especialmente por aquellos geográficamente más próximos como Alemania, Austria, Italia y Francia. No obstante, en los últimos años se observa un mayor dinamismo de las exportaciones españolas a esta área, con un crecimiento medio superior al 20 por 100
en el período 1996-2002, mientras que para las exportaciones comunitarias
se situó en 12,5 por 100, de forma que en el año 2002 el grupo de los diez
países de la ampliación supone ya el 3,2 por 100 de la exportación total española, y con una tasa de cobertura muy positiva.
En cuanto a las oportunidades ligadas a la inversión, estos países presentan, en general, un déficit importante en infraestructuras, ofreciendo un
gran potencial en sectores de servicios como ingeniería, gestión medioambiental, o municipalidades. Las empresas españolas presentan, además,
experiencia en la realización de proyectos en estas áreas, en las que los futuros miembros van a ser los grandes beneficiados de los fondos comunitarios a partir del momento de su adhesión.
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Consciente del enorme potencial de crecimiento en este mercado, así
como de las ventajas de un aumento de la inversión en estos países, la
Administración Comercial Española ha considerado esta área como prioritaria, poniendo en marcha una serie de líneas de actuación con el fin de que
las empresas puedan acometer con éxito el reto de la ampliación. Estas actuaciones van desde la supervisión de los mercados para la eliminación de
barreras comerciales a través del proyecto «Línea abierta», pasando por la
ampliación de los límites de cobertura del seguro de crédito, creación de líneas especiales para estos países en el ámbito del capital inversión, línea
especial para esta área dentro de los Fondos de Estudios de Viabilidad
(FEV), y un reforzamiento de las relaciones bilaterales comerciales.
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