JUAN AGUIRRE RODRIGUEZ Aprenda a ser feliz cada día Distribuye SAN PABLO-CHILE Avda. L. B. O’Higgins 1626 Casilla 3746, Correo 21, Santiago Centro Teléfono: (56) 2-6989145, Fax: (56) 2-6717481 E-mail: spventas@san-pablo.cl www.san-pablo.cl Santiago de Chile SAN PABLO-ARGENTINA Riobamba 230, C1025ABF, Buenos Aires Teléfono: (54) 11-5555-2416/17, Fax: (54) 11-5555-2425 E-mail: ventas@san-pablo.com.ar www.san-pablo.com.ar Buenos Aires-Argentina SAN PABLO-PERÚ Las Acacias 320 - Miraflores, Lima 18 Casilla 18-1476 Teléfono: (51) 1-4460017, Fax: (51) 1-4461980 E-mail: dsanpablo@terra.com.pe Lima-Perú © SAN PABLO Avda. L. B. O’Higgins 1626, Santiago de Chile E-mail: editorial@san-pablo.cl 7ª edición - 1.000 ejemplares Julio de 2005 Inscripción N° 73.318 I.S.B.N.: 956.256.153-4 Impresor: Oregon Impresores San Francisco 1322, Stgo. Fono: 5569678 Impreso en Chile - Printed in Chile SAN PABLO es la misión de los Sacerdotes y Hermanos de la Sociedad de San Pablo que anuncian el Evangelio con los medios de comunicación social. APRENDA A SER FELIZ CADA DIA Colección “DE TÚ A TÚ” Aprenda a ser feliz cada día Juan Aguirre Cómo ayudarse a uno mismo Alfredo Ruiz Tus problemas: el sicólogo responde Alfredo Ruiz Introducción ¡Felicidad! ... Es el grito profundo de toda persona. En la ciudad o el campo, en la montaña o junto al mar, quiere ser feliz el niño y el anciano, el joven y el adulto. Quiere ser feliz la novia y la dueña de casa, la mujer obrera y la joven estudiante... A lo largo de la historia, diferentes instituciones (filosóficas, religiosas, humanitarias, etc.) han salido al encuentro del hombre ansioso de dicha, de gozo, con propósitos de ayudarle. Así, nos encontramos con que la ciencia y la tecnología han acompañado al hombre ofreciéndole bienestar; los políticos, filósofos y educadores se han esforzado mostrando caminos de realización personal y/o social; el religioso, en nuestro occidente cristiano, ha tratado de mostrar al Hijo del carpintero porque promete vida en abundancia. El clamor, pues, de hombres e instituciones termina siendo uno e idéntico: maduración, justicia, santidad, es decir, bienestar, felicidad. Desgraciadamente, de hecho, la Historia Universal muestra, en medio de sus pueblos, una mayoría de hombres sufrientes, maltratados, disminuidos. Son legiones, hombres de diferentes razas y culturas, los angustiados, los reprimidos, los agresivos, etc. En cada uno de ellos fluye una vida enferma, de mala calidad y a través de ellos, en los grupos, naciones y en toda la sociedad, día a día, o se consolidan y multiplican pólíticas de vivienda, 7 salud, educación, trabajo, etc., desequilibradas, o se reproducen y se expanden estructuras sociales injustas e inhumanas. A este hombre, por un lado con anhelos de felicidad y, por otro, que no acepta destruirse, pero que, de hecho, vive herido en su interioridad y sofocado por una convivencia decadente, el autor dirige este trabajo. Cada capítulo abordará algunas de las condicionantes de la felicidad: ser feliz, supone relaciones humanas sanas; sentimientos y estados de ánimo bien administrados; ausencia de ideas inútiles y torturadoras. En una palabra, para el autor, un hombre feliz es capaz de mirar la vida de frente, de comulgar con el entorno, de convivir con el prójimo. Este hombre, obviamente deja atrás miedos, tensiones, y tristezas malsanos. 8 I Parte APRENDA A SER FELIZ 1. Las relaciones humanas “Nuestras vidas son intrincados patrones de relaciones en los cuales nuestras motivaciones, deseos, creencias, nuestras necesidades y nuestros sueños están unidos de una manera confusa. En un amplio grado, podemos conocernos y definirnos como individuos, si examinamos los patrones de nuestras relaciones”. (Buscaglia, L.: “Cómo amarnos los unos a los otros”, Edit. Diana, México, 1987). En 1945, René Spitz hizo estudios experimentales con niños criados por sus padres y niños abandonados por ellos y criados en instituciones. Las conclusiones de estas investigaciones permiten afirmar que la privación de afecto, atención y cuidado en los lugares institucionales producen lo que Spitz llama “hospitalismo”. En los orfanatorios donde se realizaron los estudios, la mortalidad alcanzaba a un alto porcentaje, a pesar de existir buena alimentación, ambiente higiénico y saludable, etc. No menores eran los casos de daño intelectual y/o emocional. 11 En 1954, Bexton, Heron y Scott hicieron experiencias con adultos, privándolos de estimulación externa: se producen, según se comprobó, variadas y significativas alteraciones del comportamiento. Posteriormente, en diferentes centros especializados en la investigación de la conducta humana, los estudios han confirmado las conclusiones de estos pioneros, permitiendo científicamente establecer que el ser humano necesita de la presencia, la compañía, la interacción, el cariño de otros seres humanos para sobrevivir, crecer, estar bien. Frente a esta conclusión, espontáneamente surge una gran pregunta: si las personas necesitan de otras, ¿por qué es tan difícil la convivencia entre ellas?... Muchas respuestas se podrían dar, diferentes entre sí, pero no excluyentes. Aquí en estas primeras líneas nos referiremos a la “relación”. La convivencia humana es difícil porque no sabemos relacionarnos. Porque interactuamos mal, por eso el convivir se ha tornado, incluso, dañino. De aquí fluye naturalmente la necesidad de aprender el adecuado manejo de las relaciones humanas. El hombre moderno si desea mejorar la calidad de la convivencia necesitará reaprender a relacionarse. Relaciones humanas y contactos tempranos En la familia, lugares de trabajo, espacios de entretenciones, etc., para la mayoría de las personas, las relaciones humanas no resultan fáciles. Esto es una 12 constatación diaria que podemos, desgraciadamente, hacer en nosotros mismos y en aquellos que nos rodean. En relación a este hecho tan cercano surge la siguiente pregunta: “¿qué factores intervienen y condicionan una relación personal?”. Las ciencias de la salud mental son coincidentes, hoy, en afirmar que la capacidad de relacionarse está determinada, en forma significativa, por la experiencia de contacto físico desde el inicio de la vida. Son múltiples las investigaciones que permiten concluir que aprendemos la seguridad al sentir la simpatía de un abrazo en los momentos de necesidad. En cambio, si por experiencias infelices hemos aprendido a desconfiar o a temer la intimidad, ese aprendizaje producirá la misma reacción que las situaciones amenazantes y así tendremos tendencia a manejar las distancias por el resto de nuestras vidas, a menos que reaprendamos a relacionarnos positivamente y así introyectemos, poco a poco, nuevos patrones de proximidad. En otras palabras, cuando por experiencias positivas, gratas, etc., aprendemos la alegría de la intimidad, de la cercanía, de la presencia, tendremos tendencia a buscar a los demás; por el contrario, si por experiencias negativas, hirientes, dolorosas, frustrantes, etc., el otro nos dañó, aprendemos a temer la intimidad, a huir de la cercanía. Para ello usaremos diversos mecanismos de defensa, por ejemplo, aprenderemos a crear “distancias protectoras” y así impedir una nueva vivencia de experiencia dolorosa. Harold Voth, psiquiatra de la Fundación Menninger, en Kansas, afirma: “un abrazo puede disipar la de13 presión...permitiendo que el sistema inmunológico del cuerpo se ajuste. Los abrazos infunden nueva vida a un cuerpo cansado y nos hacen sentir más jóvenes y vibrantes. En el hogar, los abrazos cotidianos reforzarán las relaciones, reduciendo las fricciones de una manera significativa”. Concluyamos, pues, diciendo que existe una estrecha relación entre el grado y calidad de intimidad física, de presencia, de compromiso que hayamos experimentado, especialmente cuando niños, y la capacidad adulta de relaciones humanas. En relación a esta variable que condiciona nuestra capacidad de relacionarnos, ¿qué hacer cuando las experiencias tempranas han sido negativas? Aunque parezca demasiado obvio digamos que simplemente, en un primer momento, conviene reconocer la real capacidad de relación de que dispongamos, para luego, en una postura de “sabiduría”, dedicarnos responsablemente a una buena administración de ella. A través de estos dos momentos, que implican actitudes valientes de cariño hacia sí mismo, valoramos adecuadamente lo que somos, reconquistamos confianza en nosotros mismos, dado que nos exigiremos lo posible, y, luego, sin tensiones ni frustraciones inútiles, desgastadoras, etc., podremos desafiarnos, en forma realista, poniéndonos metas más altas, pero viables, factibles, etc. Que en una persona se den más o menos capacidades de relaciones humanas alimentadoras, apoyadoras, etc., si ellas son fruto de experiencias tempranas, no cabe cuestionar responsabilidades individuales. Lo que sí toca a cada cual es responsabilizarse de lo que realmente dispone tratando de sacarle el mejor partido posible. 14 En este aspecto específico, ¿qué es actuar responsablemente?... Acoger y aprender a amar el perfil propio de personalidad. Somos lo que somos. Nuestros rasgos nos pertenecen, nos acompañan y maduramos y nos desarrollamos sana y adecuadamente en la medida que les demos una dimensión personal y social. Amarse a sí mismo tal cual uno es... Esta relación afectiva, armónica consigo mismo es previa al deseo de ser y sentirse amado por los demás. Aunque imperfectos, en proceso de maduración, a través de toda la vida, si nos acercamos con comprensión, aceptación y cariño a nosotros mismos, ciertamente seremos capaces de esperar y percibir relaciones también comprensivas y cariñosas de parte de los demás. “Si tenemos miedo de revelar nuestro yo imperfecto, no podemos esperar que los demás se sientan lo suficientemente seguros para hacerlo y seguiremos siendo extraños” (Buscaglia, L., “Cómo amarnos los unos a los otros”, Edit. Diana, México, 1987). Sólo si somos realistas respecto de nosotros mismos existirá una verdadera capacidad de relación, una auténtica maduración del yo y, como consecuencia, una leal y comprensiva aceptación de los demás. Todo lo anterior se puede resumir diciendo que, antes de preocuparnos por los demás, en vista a una presencia, interacción de buena calidad, debemos ser “responsables” con nosotros mismos. Por el contrario, si no nos amamos, con la misma fuerza destructiva con que nos trituramos a nosotros mismos, lo haremos con los demás. Por otro lado, también es un hecho que lo que cada cual siembra, eso mismo es lo que cosecha. Así nace, se consolida y se mantiene un “círculo vicioso” de relaciones humanas negativas. 15 Pensemos un momento con calma: si culpamos, aplastamos y ridiculizamos al prójimo porque repetimos con los demás el estilo de relación con nosotros mismos, ¿podemos esperar ser percibidos y tratados como personas amigas, agradables, etc.? Por fortuna lo contrario es igualmente válido. Si tratamos de ser apoyadores, comprensivos, honestos con los demás, repitiendo el trato que acostumbramos brindarnos a nosotros mismos, ciertamente no podemos temer ser rechazados. Por el contrario, entonces, nuestra presencia y compañía será deseada, solicitada, bien acogida. Relaciones humanas y condicionamientos históricos El estilo de las relaciones humanas está condicionado por las características de una sociedad determinada, en un momento particular. ¡Pensemos simplemente en el poder de las modas!... Los comportamientos humanos, en una proporción muy importante, son fruto del aprendizaje. Pero éste se realiza imitando el entorno más cercano. Pertenecer, por ejemplo, a un estrato social, a una familia, a un grupo religioso, etc., implica repetición, vivencia de ciertos hábitos, creencias, modos de conducta, etc. Pero esto no es todo. Además, cada individuo está integrado a un hábitat más amplio: la sociedad, la cultura en un momento dado de la historia. Aquí también encontramos rasgos específicos. Así, un determinado modo de ser de las personas también puede explicarse por la pertenencia a tal o cual momento histórico y éste podrá explicar específicamente una determinada ma16 nera de interacción de las personas. Digamos, pues, que las personas se relacionan de una determinada manera, en gran parte, porque así lo aprendieron. Ciertamente que de modo implícito se trata de una “dependencia” del ambiente y, como tal, puede significar conflictos para las personas. Sin embargo, también es cierto que aceptar el patrón conductual vigente entrega comodidad, seguridad, etc. Se paga un precio que aparentemente es adecuado a los sentimientos de seguridad, autoconsideración y reconocimiento que entrega la sociedad. En un corte transversal del tiempo, la sociedad aparece estática, repetitiva. Como tal enseña, fundamentalmente, relaciones imitativas, dependientes. En cambio, en una visión longitudinal del tiempo, en una apreciación temporal con perspectiva, el mundo aparece cambiante, la historia como una tarea que se hace y se rehace permanentemente. En este quehacer es imposible enfrentar la interacción personal, en particular, a partir de posturas conformistas. La adecuación a la realidad sólo como respuesta a exigencias sociales externas no tiene lugar. Una visión cambiante del mundo desafía, pues, a crear una nueva concepción de la relación: ésta debe ayudar al cambio, debe apoyar el crecimiento. Dado que las relaciones son vitales no pueden no corresponder a un proceso en el que cada cual recibe de los demás el apoyo para crecer, madurar, conseguir una identidad creadora. Sin embargo, en este proceso de interacción cada cual también devuelve a los demás iguales posibilidades. ¿Qué pide un mundo cambiante? Actores bien plantados, personas autónomas, pero integradas. Este “yo” moderno requerirá una nueva seguridad para 17 crecer. Este hombre necesita vivir relacionando alimentadoramente su yo con el mundo circundante. En el mundo futuro, el estilo de relación con los demás (amigos, conciudadanos, autoridades, ideologías, etc.) tendrá un peso muy importante en términos de facilitar o dificultar la existencia. Un “yo” no relacionado, no tiene sentido. La calidad de relación, por su parte, condicionará el nivel de vida. En este mundo futuro sólo podremos ser, madurar y actuar con éxito en una relación que, permitiéndonos construir la propia identidad, nos integre en una participación apoyadora del ser del otro. El mundo cambiante moderno tendrá que inventar, promover y favorecer un nuevo tipo real de relación que facilite el crecimiento mutuo de las partes involucradas. Esta certeza no basta que esté en los libros claramente expuesta. La sociedad necesitará mostrarla vivida en sus estructuras sociales, políticas, económicas, educacionales, etc. La cultura del amor, de la solidaridad se vive o cede su lugar a la injusticia, a la violencia. Los derechos humanos ya no pueden ser sólo declaraciones importantes; necesitan ser vividos por hombres civilizados que se relacionan como personas adultas: tu vida es importante, mi vida es importante. Digamos, pues, que la característica básica de la relación de la sociedad futura consistirá en el interés y respeto equilibrado por lo tuyo y lo mío. En otras palabras, una auténtica relación, es decir, apoyadora de crecimiento personal y colectivo, del individuo y de la sociedad, será una interacción amorosa. El amor deberá estar impregnando la relación del futuro, sea familiar, de amistad, laboral, etc. 18 Este amor obviamente no sólo será sintonía en las semejanzas. También implicará aceptación positiva de las diferencias del otro. Estas actitudes no pueden ser sólo pasivas; por el contrario, implican aceptar, apoyar activamente las diferencias positivas que se dan en el otro. Más aún, significan darle una valoración complementaria a lo personal propio. En sicología, a partir de la década del cincuenta, vivimos los aportes de la “tercera fuerza”, es decir, de la línea o enfoque humanista. Desde ella, cada persona está llamada a la autorrealización por el desarrollo de las potencialidades que encierra. La madurez personal se expresaría a través de una existencia con sentido propio, una personalidad con amplios horizontes de conciencia, que se traducen, en la práctica, en autonomía y libertad. Este crecer personal se conjuga con un auténtico y sincero interés por el crecimiento y la madurez del ser de los demás. Así, en la línea sicológica humanista, el nuevo estilo de relación incluye también la valoración de lo mío y lo tuyo. Ser, crecer, posibilitando las experiencias fundamentales de seres únicos será la tónica de las interacciones del futuro. Estas relaciones no podrán ser “individualistas”, sino “socialistas”, es decir, fundadas en una antropología que no desconozca la dimensión social del hombre. Lo social valdrá tanto como lo individual. El desarrollo de las personas, de los grupos, de las sociedades será fruto del respeto equilibrado por lo tuyo y lo mío. En la práctica, estas relaciones garantizarán que tu hijo y el mío no tengan hambre; que se respete tu trabajo, tu salud, etc., y mi trabajo y salud... Se trata de una humanidad que interactúa en forma adulta; que se expresa en un interés de ayuda recíproca para crecer e intercambiar sentimientos sinceros. 19 En esta relación de crecimiento mutuo ¿las personas conservan las máscaras? No. Se llega a la intimidad a través de la revelación de uno mismo. En la relación adulta “hay respeto por la identidad, igualdad e integridad del otro, en la que hay flexibilidad, unidad e individualidad al mismo tiempo”. (Nena y George O’Neill, 1974). En esta interacción se manifiestan las penas y las alegrías, los éxitos y los fracasos, las cualidades y los defectos. Con estos comportamientos y sentimientos las personas se acercan entre sí auténticamente, participan unos y otros en el proceso recíproco de construcción de las vidas y, esta experiencia vital, los hace crecer, suprime escollos, etc. En una palabra, la relación adulta facilita la vida. Cambiar el rumbo de los actuales estilos de relaciones personales será un gran desafío para el hombre del mañana. La necesidad de afirmación mal entendida del “yo”, llevó en tiempos no lejanos, a una filosofía “egocentrista” de la vida. El individualismo pretendió olvidar la necesidad de relación e interdependencia de unos con otros. Sin embargo, otra igualmente inadecuada concepción de la relación llevó a un tipo de “colectivismo” que dañó a las personas. En efecto, desatendiendo a ésas enarboló banderas de razas, culturas o ideologías. La madurez en la convivencia será cariño, respeto, apoyo por el hombre entero, en su dimensión personal y social, en su necesidad de soledad y participación, en su anhelo de autonomía y dependencia, en el deseo de ser escuchado y en su posibilidad de escuchar. Esta relación adulta ayudará a crecer a unos y a otros; ayuda a encontrar nuevos modos de acción y de 20 interacción para apoyar y promover el crecimiento personal y colectivo. Un mundo nuevo, un estilo renovado de interacción, en una sociedad cambiante. En este planteamiento está implícita una filosofía de relaciones humanas dinámicas. No hay cabida al miedo por el cambio. En efecto, en esta visión no hay crecimiento sin cambio. La solución al temor, al cambio, en una relación madura, es aceptarlo, pero comprometiéndose las partes a hacer lo posible porque sea compartido. El yo que se va descubriendo y la madurez que por eso mismo se va logrando ayudarán a comprender mejor a los demás y a comprometerse con más seriedad a apoyar el crecimiento del otro. La propia experiencia refrenda el hecho de que quien se preocupa de sí mismo, quien se realiza como persona, simultáneamente se capacita para servir mejor a los demás. En la relación, está presente el compromiso de ayuda recíproca. Si no se da, se corre simplemente el riesgo de que cada parte involucrada en la relación use a la otra parte independientemente, sin hacer de la relación misma un espacio, una instancia de crecimiento compartido. Terminamos resumiendo y diciendo que una buena relación en el mundo del mañana necesitará fundamentarse explícitamente en una filosofía de honradez, buena comunicación, respeto e interés por el otro. Esta relación tendrá posibilidades ciertas de subsistir, permanecer a través del tiempo y las distancias. El lazo será firme, apoyador, gratificante. 21 Las relaciones humanas y los valores cristianos El mensaje de Jesús crea vínculos vitales... Básicamente la existencia encuentra la razón de ser en el amor de Dios, revelado como Padre universal. Como consecuencia, el vivir humano adquiere calor fraterno porque los hombres se reencuentran como hermanos. De este modo la teología de la paternidad divina fundamenta la hermandad cristiana: desde la perspectiva de Dios Padre, la tierra se convierte en la mesa común sin importancia de razas ni culturas... El cristianismo, pues, proclama la relación real, no metafórica, de amor paterno divino y la relación de amor fraterno... ¿Qué consecuencias existenciales conlleva la relación filial con Dios?... La vida de cada persona adquiere un sabor nuevo: el existir se transforma en un caminar alegre y confiado por los senderos de esta tierra, tanto en “las verdes praderas” como en “las oscuras quebradas” porque cada hombre siente que le acompaña, protege, guía y levanta un Padre bondadoso. Como contrapartida, dada la relación de fraternidad, los hombres fratricidas cambian la visión del mundo pasando del escenario de guerra a un espacio compartido en que la tarea de convivir se organiza solidariamente: los modelos económicos, políticos, sociales, morales, etc., hechos por hombres cristianos, dan primera prioridad a las variables que garantizan una civilización de amor, una cultura solidaria, etc. Este principio básico de las relaciones humanas cristianas fue presentado magistralmente hace ya 2.000 años “ama a tu prójimo, como a ti mismo”. Las relaciones humanas fueron así iluminadas por el mandato divino. ¿Qué podemos decir, hoy, de las relaciones hu manas? Hagamos la pregunta de otra manera: ¿qué 22 preparación entrega a las personas nuestra cultura occidental que garantice el éxito de la convivencia humána?... Desgraciadamente constatamos que la civilización ha supuesto el buen manejo de las relaciones interpersonales. Los fanatismos ideológicos, no importa el signo que tengan, nos hablan claramente de la mentalidad “blanco o negro” de nuestro mundo contemporáneo: “porque yo quiero vivir, tú estás demás”... o bien “si tú quieres vivir, tienes que ser mi sombra”... Más aún, no sólo la sociedad civil ha dado por supuesta la adecuada administración de las relaciones humanas, sino también lo han hecho las iglesias cristianas. Obviamente han presentado la relación humana con las características propias, específicas, pero no han mostrado explícitamente, en general, una metodología ad hoc. Porque el autor de estas reflexiones no comparte tales silencios dedicará las siguientes consideraciones a la conducta social. Básicamente planteará que la convivencia armónica, pacífica, ayudadora se aprende, del mismo modo como se aprende la mayor parte de los comportamientos. Pero, dado que la conducta social se construye de deseos, emociones, conocimientos, recuerdos, percepciones, actitudes, valores, etc., aunque sea brevemente y sólo en relación a algunos de ellos, por las características de la presente obra, revisará esos materiales intermitentes en el ser y quehacer comunitario. Principios de la conducta interpersonal Un individuo se comporta ante las personas, los acontecimientos, las cosas... La respuesta que emite frente a tales estímulos depende, en gran medida, de los recuerdos que tenga, de los valores, la ampli23 tud de pensamiento; la cantidad de conocimientos; la capacidad de incorporar nuevas informaciones, etc., que posea. Todo esto podemos llamarlo “mundo cognitivo” y respondemos, entonces, diciendo que en una persona, la respuesta que ella da ante el mundo que la afecta dice relación con la manera, forma, en que aparece ante él, depende de su “mundo cognitivo”. Esto es algo absolutamente individual y, por lo tanto, varía de una persona a otra. Revisemos un ejemplo. ¿Qué es una casa? El concepto depende en cada persona de la propia experiencia de casa. Así, variará mucho en una persona que nació y creció en una población marginal y en relación a otra que lo hizo en Providencia o Las Condes. Esta simple constatación puede indicarnos algunas de las dificultades que encontramos en la convivencia de cada día. En efecto, cada cual tiene tendencia a pensar que su “concepto”, su “cosmovisión” es la verdadera, la única posible y de ahí a esperar o exigir que los demás piensen como uno, no hay más que un paso. En la convivencia debemos, pues, tener presente este concepto particular del mundo de las ideas, del pensamiento, de la experiencia personal particular, de los juicios de valor absolutamente parciales. Toda situación, cosa o persona, por el mismo hecho de entrar en el mundo cognitivo individual, se empequeñece al ser experimentado, experienciado... Es decir, el proceso mismo de conocimiento relativiza todo. La realidad, en sí misma, es mucho más rica y compleja. Si esto es verdadero y tenido en cuenta, toda persona al relacionarse con otra podrá sentir la alegría de tener la oportunidad de enriquecer su mundo: mi visión, mi experiencia, mi valoración puede recibir la particularidad exclusiva del otro. 24 En Sicología, al estudiar la percepción se presta especial atención a lo que se ha denominado “percepción selectiva” y “umbrales de percepción”. La primera característica perceptiva dice relación primero con los intereses, inquietudes, necesidades, que pueda tener un individuo y que le hacen aproximarse peculiarmente al campo perceptivo: si le interesan las mujeres rubias, verá sólo las niñas con tales características; si necesita comprarse un auto y la marca que necesita es tal o cual sólo prestará atención a ella. En estos casos, el individuo ha realizado una percepción selectiva, puerta de entrada de un conocimiento posteriormente también selectivo. En relación a la segúnda característica de la percepción debemos recordar que ella está directamente vinculada a las sensaciones, pero, a su vez, ellas dependen fisiológicamente del sistema nervioso, más específicamente, de las terminaciones nerviosas. Estas fijan los umbrales en cuyos rangos son recibidos los estímulos sensoriales. Así, por estas dos características perceptivas, las personas son diferentes en su capacidad selectiva y en sus rangos de recepción de estímulos. La realidad es la misma, pero captada diferentemente por las personas. Cada persona se relaciona en forma parcial con la realidad. La suma de las partes hace más rica la aproximación al mundo. Sin embargo, esto que parece lógico en teoría, en la convivencia no lo es y por enfrentamientos de todo tipo, de hecho, la variedad introduce tensiones y guerras en la interacción personal. ¿Cómo se percibe y juzga a las personas? Concretamente nos preguntamos ahora ¿cómo nos formamos una impresión sobre los demás?... 25 El primer paso para relacionarnos con otra persona es el de formarnos una impresión sobre ella. Esta impresión es de primera importancia porque dirige nuestras reacciones o respuestas e influye, posteriormente, en el curso de la conducta interpersonal. Antes de formarnos una impresión de los demás, damos los siguientes pasos: notamos su voz y movimientos expresivos; seguimos lo que dice y lo que hace cuando reacciona ante nosotros y ante otras situaciones y personas. Desde aquí damos un nuevo paso utilizando la información acumulada para juzgar las características, los rasgos del prójimo que estamos observando: sus conocimientos, deseos, objetivos, en general, su personalidad. A esta altura tenemos suficientes elementos de juicio para responder y así lo hacemos: las acciones que como respuestas dirigimos a los demás se guían por tales juicios. Una comunicación social auténtica se establece cuando los juicios son recíprocamente correctos. ¿Hay “elementos distorsionadores” de la formación de los juicios? ... Sí ... Por ejemplo, si tenemos de antemano una opinión contraria sobre otra persona que, digamos, físicamente se parece a una que nos desagrada, hay tendencia a asignarle bajo puntaje en rasgos favorables y alto en los desfavorables. Técnicamente, los sicólogos sociales hablan del “efecto del halo”. También podemos prevenir la objetividad de nuestros juicios sobre los demás recordando que la forma en que un individuo tiende a percibir a otro está influenciado, o por las creencias, teorías generales que tenga sobre la organización de la personalidad o por las expectativas que tiene en relación a qué rasgos de personalidad deben acompañar a otros rasgos de las 26 personas. (No es raro esperar que una persona con buena presencia física también sea “buena”, digamos honrada; o que una persona honrada también sea amable, etc.). Finalmente, digamos que también puede influir en el juicio que nos formamos de los demás el conocimiento que podamos tener de los grupos sociales y que tienden a cegarnos como para no percatarnos de las legítimas diferencias que puedan existir entre los miembros de dichos grupos; frente a ellos nos mostramos rígidos en el raciocinio. (Consideremos como ejemplo, la apreciación que tenemos sobre las religiosas a quienes consideramos amables, y por eso suponemos que la hermana Sofía es amable y “a priori” rechazamos la posibilidad de que no lo sea. Este ejemplo se puede aplicar a grupos políticos, de sexo, de edades, etc.). Digamos, pues, que el efecto del halo, la teoría de la personalidad, los estereotipos afectan la objetividad de nuestras percepciones. Estos factores afectan nuestras percepciones, pero no son los únicos. La virtud teologal de la caridad Ciertamente que la caridad es un don gratuito de Dios. Una conducta, una relación podría incluso ser sicológicamente sana, pero humana, no sobrenatural. Amar al prójimo, como Dios nos ha amado, como Jesucristo lo vivió históricamente, no es fruto de aprendizaje humano. Sin embargo, la semilla puede caer en buena, mala o regular tierra. Lo que aporta la sicología social está en el orden del trabajo de la tierra: que en la acción humana podamos distinguir la motivación que impulsa la conducta y la interacción misma, es decir, la acción de un individuo que sirve de estímulo a la de otro que actúa como respuesta no dice nada en 27 relación a tener o no tener caridad; que sepamos qué necesidades, emociones, pensamientos, recuerdos, percepciones, influyen en el tipo de relaciones interpersonales que se puedan dar, no garantiza la calidad teologal del amor. El valor sobrenatural, teologal, de la conducta humana, es fruto del Espíritu, brota de un corazón “renacido”. Lo divino no destruye lo humano, pero lo humano no construye lo divino. Simplemente le da cabida, no impide que Dios actúe. Conclusión Terminemos afirmando que el cristianismo es la gran invitación hecha por Dios al hombre para que construya la familia humana como pueblo de Dios. Hablar de cristianismo es, pues, hablar de relación interpersonal, de convivencia. Dado que es básico para un cristiano relacionarse positivamente, consigo mismo y con el prójimo, es importante, a modo de preparación, de predisposición conocer algunos aportes de orden sicológico que ayudan, que no impedirán la presencia de la virtud teologal de la caridad. Estamos ciertos que es Dios quien regala el amor, y que éste es un don absolutamente gratuito, que recibimos sin mérito alguno de nuestra parte, pero también estamos ciertos que algunos principios fundamentales de la sicología social son buenas herramientas para preparar la tierra... El ideal es que la semilla caiga en buena tierra, por eso conviene que cuidemos el terreno donde quiere crecer el don de Dios. 28 2. Los sentimientos En nuestras vidas, los sentimientos juegan un papel de primer orden. Obviamente que nos conectamos con la realidad a través de los sentidos. Sin embargo, los sentimientos están siempre presentes en nosotros; contribuyen a la percepción aportando siempre algo esencial que puede ir desde un simple “tono” hasta la distorsión total. “No tener conciencia de los propios sentimientos, no comprenderlos o no saber cómo utilizarlos y expresarlos es peor que la ceguera, la sordera o la parálisis” (Viscott, D.; “El lenguaje de los sentimientos”, Edit. Emecé, Buenos Aires, 1986). Al hablar sobre “comunicación” estamos acostumbrados a referirnos a ideas, conceptos, palabras. Sin embargo, previo a todos ellos están nuestras sensaciones y percepciones. Por experiencia personal sabemos que, además y previo a tener conciencia de color, sabor, placer, dolor, etc. se produce una “resonancia interior”. Esta connotación de acercamiento o rechazo que conlleva la percepción pertenece básicamente a la capacidad de respuesta que tiene el organismo. Al nacer, todo individuo sano posee “excitabilidad” (placer, pena, ira, asco, miedo, alegría, afecto, etc.). Aquí está la base orgánica de lo que, posteriormente, irá madurando, diferenciándose, perfeccionándose y que genéricamente llamaremos “afectividad” o “sentimientos”. 29 La conducta y lo biológico La conducta es fruto de la interacción entre el organismo y el ambiente. El individuo nace con un conjunto de necesidades básicas... Así, el recién nacido está obligado a adquirir conductas de satisfacción. El niño poco a poco aprende, teniendo como base la capacidad orgánica de percibir, a evadir situaciones de pena o desagrado, o a acercarse a situaciones de placer ... La conciencia de este funcionamiento, primeramente reflejo, aparece “a posteriori”. Es decir, la sensación de una necesidad y/o la satisfacción de ella es un dato primario en el niño; la conciencia de ellas es producto de un proceso de maduración. individuo necesidades conciencia Satisfacción: agrado (emoción) No satisfacción: desagrado (emoción) La conducta y los reflejos La conducta es un restablecimiento o reforzamiento de equilibrio... Toda conducta supone movimientos e inteligencia, pero también móviles y valores finales: sentimientos. La afectividad y la inteligencia son indisolubles y constituyen dos aspectos complementarios de toda conducta humana. Siguiendo los planteamientos de Piaget, en el primer estadio de las técnicas reflejas están los impulsos 30 instintivos elementales ligados a la nutrición y aquellos afectivos que corresponden a las emociones primarias (el miedo, por ejemplo). Al segundo estadio (percepciones y hábitos) corresponden una serie de sentimientos elementales o afectos perceptivos relacionados con las modalidades de la actividad propia: lo agradable y lo desagradable, el placer y el dolor, etc. Estos estados afectivos dependen de la acción propia y no todavía de la conciencia de las relaciones mantenidas con las demás personas. Este estadio elemental de afectividad no tiene conciencia personal propiamente tal. Con el desarrollo de la inteligencia, con la elaboración de un mundo exterior, con la construcción del esquema del “objeto” aparece un tercer nivel de afectividad: “elección del objeto”, es decir, la objetivación de los sentimientos y su propia proyección en otras actividades que no son sólo las del yo. Los sentimientos relacionados con la propia actividad, gracias al progreso de las conductas inteligentes, se diferencian y se multiplican: alegrías y tristezas relacionadas con el éxito y el fracaso de los actos intencionales, esfuerzos e intereses o cansancios y falta de interés, etc. Tenemos, pues, primeramente estados afectivos y aspectos perceptivos ligados únicamente a las acciones del sujeto. Luego, las acciones y las percepciones globales e indiferenciadas dan lugar a “objetos” concebidos como exteriores al yo e independientes de él. Los sentimientos elementales, entonces, son experimentados en función de esta objetivación de las cosas y las personas. Así nacen los sentimientos interindividuales. Esta “elección del objeto” recae, primero, en la persona de la madre, luego en la del padre y los demás seres próximos: es el principio de las simpatías y anti31 patías; de la aparición de los sentimientos morales intuitivos y las regulaciones de intereses y valores. Lo consciente y lo inconsciente de la afectividad La afectividad se caracteriza por sus composiciones energéticas: son cargas distribuidas en un objeto u otro. Todo lleva al sujeto a resultados conscientes, es decir, los sentimientos permanecen en el sujeto más o menos claramente como datos actuales. Por el contrario, el mecanismo íntimo de ellos permanece inconsciente: el sujeto no conoce ni las razones de sus sentimientos, ni su origen, ni el porqué de su intensidad ni sus eventuales ambivalencias, etc. ... ¿ Qué es la toma de conciencia? “La toma de conciencia consiste en hacer pasar ciertos elementos de un plano inferior, inconsciente, a un plano superior, consciente, y estos dos niveles no pueden ser idénticos... La toma de conciencia constituye una reconstrucción en el plano superior de lo que ya está organizado, pero de otra manera, en el plano inferior, y las dos cuestiones son entonces la de la utilidad funcional de esta reconstrucción y la de su procedimiento estructural”. El mundo de los sentimientos La afectividad está siempre presente en cada uno de nosotros: o bien como respuesta inmediata a una percepción presente o como respuesta gatillada y mantenida por residuos perceptivos de tiempos pasados: Así, hablamos de emociones, sentimientos y estados afectivos. 32 Al hablar de sentimientos, lo más importante es tener presente cómo éstos tiñen todo contacto con la realidad. Los sentimientos dan a la realidad un sentido personal no sólo aquí y ahora, sino también una connotación afectiva, valórica a mediano, e incluso, largo plazo. Algo me puede agradar o desagradar, aquí y ahora, pero deja en mí cierta predisposición a buscarlo o rechazarlo, al margen de sí, en otro momento, pueda guardar el mismo valor positivo o negativo. Esto desde ya nos permite comprender por qué un mismo mundo es buscado, apreciado y valorado de tan diferentes maneras por las personas... El mundo corre el riesgo de no ser valorado en sí mismo, sino de acuerdo a otros parámetros externos a él mismo... Así, podemos comprender, en parte, el desorden actual de la humanidad. Los hombres, los pueblos, desde sus propias perspectivas, intereses, valores, elaboran ideologías, sistemas, cosmovisiones, etc. Mas, también es cierto que, además, las cosas pueden no caminar por cauces normales debido a las “pasiones”: sentimientos intensos, distorsionadores, que impiden ver, juzgar y/o actuar adecuadamente. Para construir una nueva sociedad, un estilo diferente de relación social, una nueva civilización con elementos solidarios, fraternos, justos, de respeto, responsabilidad, etc., es preciso también conocer, manejar, poner en orden el mundo emocional. Invitar a poner los sentimientos positivos en dirección a una nueva civilización, en favor de relaciones personales apoyadoras, he aquí alguno de los objetivos básicos de estas líneas. Qué son nuestros sentimientos, cómo los administramos, qué convendría modificar para sanarnos emocionalmente, qué consecuencias producirán las afecti33 vidades rehabilitadas en las nuevas relaciones humanas, etc., serán los pasos que iremos dando al abordar nuestros objetivos. ¿Qué son los sentimientos? Todo organismo vivo tiene la capacidad de reaccionar frente a un estímulo. Es la excitabilidad orgánica. La tienen los vegetales, animales y el hombre... Digamos que la materia viva puede sentir y reaccionar en forma de acercamiento o rechazo. La percepción la coloca en contacto consigo misma y con el mundo que la rodea. Esta característica orgánica básica entra en el proceso del desarrollo síquico del individuo y se transforma luego en percepción consciente, diferenciada, simbolizada, comunicada, etc. Gracias al desarrollo sicológico del individuo llegamos al mundo de los sentimientos claros, diferenciados, complejos, etc. ¿Cómo es eso? Por nuestra capacidad de pensar podemos formar conceptos y clasificar nuestras percepciones. Por nuestra capacidad de sentir reaccionamos emocionalmente ante el mundo que nos rodea. Parece demasiado obvia esta consideración. Sin embargo, es mejor partir desde aquí. Los seres humanos pensamos y sentimos. En el área de los sentimientos estamos en lo más propio de la persona, en la intimidad de ella. Es el mundo de las vivencias. Por el sentir, le damos un significado personal e individual a la realidad. Dado que cada persona es peculiar, única, etc., es lógico que el mundo de los sentimientos también sea algo privativo en cada una de ellas. 34 La realidad es una, pero la percepción de ella y su valoración es múltiple, dada la pluralidad de organismos receptores e intérpretes de esa realidad. El hombre no está hecho para vivir aislado... Cada persona necesita la relación consigo misma, con el prójimo, con su hábitat, con Dios... Por este acercamiento va logrando la percepción de ellos y ella conlleva sentimientos de plenitud, emociones, etc. Las personas que logran tener contacto y resonancia interior afectiva desarrollan sentimientos: esperanza, confianza, dudas, incertidumbre, alegría, entusiasmo, rabia, dolor, etc. El contacto real, verdadero de cada cual con sus propios sentimientos es el camino ideal de maduración, salud síquica, equilibrio, etc. Alejarse de los sentimientos, no comprenderlos, racionalizarlos, negarlos, es simplemente negar la realidad, distorsionar el mundo. Quizá alguien puede llegar a creer que, en lo inmediato, eliminó el sentimiento. La verdad, a mediano y largo plazo es que, a pesar de los mecanismos que use (intento de disfrazarlos, negarlos, etc.) ellos viven, y, más temprano que tarde, exigirán ser atendidos. Que el yo personal conozca, acoja y administre adecuadamente sus sentimientos, es la base para un desarrollo sano de la persona. Hoy día a esta persona la sicología clínica la llama “asertiva”... Este apellido implica que: “se siente libre para manifestarse”. Mediante palabras y actos hace esta declaración: “Este soy yo. Esto es lo que yo siento, pienso y quiero; puede comunicarse con personas de todos los niveles (amigos, extraños y familiares) y esta comunicación es siempre abierta, directa, franca y adecuada; tiene una orientación activa en la vida. Va tras lo que quiere” (Fensterheim-Baer, “No 35 diga Sí cuando quiera decir No”, cap. I, Edic. Grijalbo, Barcelona 1976). El niño sano siente afecto-amor, alegría, pena, miedo, rabia. Sin embargo, si el ambiente no permite la expresión de las emociones auténticas, el niño comienza a buscar sustitutos (busca cómo sustituirlos por otros) o bien aprende a acumularlos para luego expresarlos fuera de momento o desproporcionadamente “todos de un viaje”. En esta primera etapa de la vida, los padres enseñan por modelaje. Si los padres nunca ríen, el niño no tiene un modelo adecuado para expresar su alegría. También los padres pueden descalificar la emoción auténtica y refuerzan en el niño la búsqueda de otra forma de expresarla (“rebusque”). Si lloras, te pego. Los padres dicen al niño lo que debe sentir. Ej.: los hombres no lloran, los hombres nunca sienten miedo, un niño bueno no canta, etc. Nos encontramos con sentimientos no expresados por mal ambiente. Las emociones son el pan de la vida. Si éstas no se permiten habrá sustitutos (rebusques). Ej.: en lugar de frustración, rabia, etc. Desde aquí se preparan, en muchas personas, trastornos sicosomáticos. La mala administración de los sentimientos encuentra no pocas veces un costo diferido en términos de salud mental: el uso de mecanismos de defensa. El objetivo de las defensas es el de protegernos en el corto plazo de daños que se proyectan más distantes en el tiempo. “Existen, básicamente, dos tipos de sentimientos: los positivos y los negativos. Los sentimientos positivos incrementan el propio sentido de fuerza y bienes36 tar, el sentido de plenitud, de vida, de totalidad y de esperanza. Los sentimientos negativos interfieren con el placer, agotan la energía y dejan al sujeto extenuado, con un sentimiento de bloqueo, vacío y soledad. Los sentimientos positivos son regocijantes, como las expresiones sexuales entre dos seres que se aman o los que acompañan el reencuentro de un amigo, o la consecución de una meta largamente buscada. Los sentimientos negativos acarrean todo el impacto de la pérdida, como la percepción de pequeñas muertes por doquiera que miremos” (Viscott, D.). Que el yo personal conozca, acoja y administre adecuadamente sus sentimientos es la base para un desarrollo sano de la persona. El potencial energético síquico estará disponible para construir una personalidad creadora y productiva. En cambio, una vida sicológica enredada, bloqueada por un mal manejo de sentimientos distrae fuerzas, posibilidades para ser, crecer y relacionarse. El ser está hecho → abrirse a los demás para: y crece → a través de: relaciones interpersonales adecuadas Los sentimientos no expresados, reprimidos, tarde o temprano, toman su desquite tiñendo percepción y juicios del presente con tonos no atingentes, propios del pasado. Esto nos indica cómo los sentimientos deben participar, fundamentalmente, en la experiencia “del aquí 37 y del ahora” y no ser arrastrados, subterráneamente, como hechos reprimidos, acumulados y no resueltos del pasado. “El problema, en la fase inicial del desarrollo es la dependencia, la meta de la fase siguiente es el dominio y el control; la meta de la vida, alcanzar la libertad. En la siguiente fase existe el problema de la identidad, inclusive en lo sexual, y el objetivo de la vida es, simplemente, sentirnos cómodos con nosotros mismos y aceptar nuestros sentimientos sin fingimientos” (Viscott, D., El lenguaje de los sentimientos, Editorial Emecé, Buenos Aires, 1978). Un individuo con buen trato de sí mismo, con buenos sentimientos hacia sí mismo (entiéndase aceptación de lo propio, valoración de lo real, es decir, con buena autoimagen), con buena relación con el mundo que lo rodea, tal individuo, ciertamente, será capaz de iniciar, mantener y madurar relaciones personales. ¿Qué nos impide una buena relación con los demás? Muchas cosas... Pero, aquí, en el capítulo sobre los sentimientos, digamos que quizá sentimientos mal administrados (miedos, fobias, ansiedades negativas, timideces, penas, enojos, culpas, depresiones, etc...) nos impiden relacionarnos bien con los demás. Los sentimientos que esclavizan a las personas les impiden recibir y dar lo mejor de sí mismas. Algunos pensamientos de maestros ilustres: 1. 38 “La emoción acompaña los cambios síquicos y es la fuerza que sostiene el proceso de individuación. Es la fuente principal de la conciencia” (Jung). 2. “La emoción da energía a todas las acciones. Las emociones son la expresión de nuestra excitación fundamental, las formas y los medios para expre sar nuestras elecciones y satisfacer nuestras nece sidades” (Perls, F.). 3. “Reprimir u obstruir las emociones puede llevar a enfermedades emocionales” (James, W.). 4. “Un individuo sano conoce sus sentimientos emo cionales, sea que éstos se expresen o no. Los sen timientos que se niegan al conocimiento distorsio nan la percepción que los produjo” (Rogers, C.). 5. “Las emociones positivas favorecen la autorreali zación y animan la investigación de la felicidad, tranquilidad, alegría, diversión, deporte, juegos” (Maslow, A.). 6. “Las tensiones crónicas sirven para bloquear el flujo de energía que es la base de las emociones poderosas” (Reich, W.). 7. “Los neuróticos son incapaces de vivir en el pre sente porque siempre llevan consigo situaciones sin terminar del pasado” (Reich, W.). Un tipo de terapia de sentimientos: “aprendizaje asertivo” (A. A.)* “En la vida síquica, las emociones son el pan nuestro de cada día. La alegría o la rabia, el entusiasmo o la depresión son los estados pasajeros que van nutriendo la existencia” (Opazo, R.). * Ver capítulo sobre Asertividad. 39 “Los afectos predominantes en el individuo condicionan su mirada sobre el presente... y sobre el pasado. La desdicha nos hace proclives a la melancolía, la felicidad al optimismo. El estado afectivo facilita cierto tipo de conocimientos y de recuerdos, influye en nuestros pensamientos y en el procesamiento que hacemos de la información. De aquí la importancia de saber lo que siento y por qué lo siento, de identificar adecuadamente los problemas personales” (Opazo, R.). “Que tu mente se abra a lo que tu corazón ya sabe” (Ana María Marchetti). La alteración gruesa de los sentimientos podemos básicamente resumirla en dos grandes categorías. Primeramente están las personas “planas”, que no reaccionan emocionalmente y, por lo mismo, no tienen vida afectiva significativa. Esta “castración emocional”, en muy pocos casos, es una deficiencia orgánica, neurológica, propia o heredada. En la mayoría de los casos estos sujetos “apáticos”, en el sentido más clásico de la palabra, llegaron a ser tales por mal aprendizaje. Son casi insensibles a todo tipo de experiencia emocional, víctimas de una enseñanza directa. Ciertamente sus maestros eran personas mentalmente enfermas. Sin embargo, también, en condiciones de vida muy adversas, ciertas personas pueden lograr sobrevivir usando mecanismos de defensa. (Los mensajes del inconsciente podrían traducirse de la siguiente manera: tienes que sobrevivir, pero dado que las circunstancias te son tan negativas, es preferible que no las consideres, no las tomes en cuenta). En segundo lugar, podríamos considerar las personas que más bien tienen cierta deficiencia en la expresión de los sentimientos. Experimentan subjetivamente sentimientos, en cierta 40 forma los manifiestan al exterior, pero no lo suficiente. Como consecuencia, los sentimientos sólo juegan un papel parcial y secundario en sus vidas. En ambos casos se trata de personas que necesitan ayuda profesional. Algo hablaremos ahora de un tipo de ayuda: el “aprendizaje asertivo” (A.A.). Hasta hace 30 años, los métodos de tratamiento de la conducta humana partían de Freud y aceptaban la idea de que las personas son fundamentalmente impotentes hasta que tienen conocimiento de los conflictos, fuerzas y fantasías que residen en el inconsciente y los traumas infantiles que los originaron. Sin embargo, la Sicología Clínica conoció el nacimiento de la terapia de la conducta y desde entonces la conducta en sí misma ha comenzado a tener importancia en el tratamiento terapéutico. La Terapia Conductual (T.C.) cambió la norma tradicional. El sicoanálisis pregunta: “¿Por qué usted está así?; la T.C. pregunta, en cambio: ¿Qué podemos hacer para cambiarle ahora?... La Terapia Conductual toma el problema del individuo tal como existe en la actualidad, identifica la conducta específica que se desea cambiar con el fin de resolver sus dificultades e intenta sistemáticamente transformar esa conducta basándose sobre todo, aunque no exclusivamente, en métodos derivados de la sicología del aprendizaje, el condicionamiento y el análisis de las conductas observables, que pueden imitarse y medirse, antes que en procesos, impulsos o conflictos del inconsciente. En la línea sicológica conductual el Aprendizaje Asertivo (A.A.) es una de sus múltiples líneas terapéuticas. Digamos desde un comienzo que no podemos confundir agresión con aserción. La agresión es un ac41 to contra los demás. La aserción es la defensa adecuada de uno mismo. La aserción se aprende. Un “best seller” en esta línea está representado por el libro: “No diga Sí cuando quiere decir No” (FensterheimBaer, Edit. Grijalbo, Barcelona, 1976). Esquema general: conciencia Necesidades grado de satisfacción mundo afectivo Esquemas básicos: 1. Necesidades sin respuestas: frustración: (incluye distintas formas de desajustes emocionales) —ansiedad —tristeza —rabia —inestabilidad emocional —impulsividad —hiperemotividad, etc. 2. Problema social no resuelto: frustración: —ansiedad —depresión —alcoholismo —drogadicción, etc. Los sentimientos nacen, maduran, se consolidan. Este desarrollo podrá ser bueno, regular, malo... ¿Qué hacer cuando el mundo de los sentimientos no es sano, sicológicamente hablando?... La rehabilitación sicológica, aun hoy día, presenta diferentes líneas de acción. Nosotros hemos presentado en estas líneas sólo una de ellas. No es la más conocida, tampoco podemos asegurar que sea la más 42 eficiente. Sin embargo, la presentamos porque es sencilla, y ha resultado útil a muchos pacientes que se la han autoadministrado a partir del excelente libro ya mencionado: “No diga Sí, cuando quiera decir No” (Fensterheim-Baer). La Terapia Conductual (T.C.) administra el arte de relacionarse con las personas y el mundo que le rodea. A esta área de la T.C. se la llama, como ya lo dijimos: “aprendizaje asertivo”. (Ver capítulo “Asertividad”). ¿Qué es asertividad? Una vez más digamos que es la expresión adecuada de cualquier emoción, que no sea la ansiedad, hacia otra persona. Una persona debe vivir en relación activa con su ambiente y responder a los cambios del mundo exterior con cambios en su sistema nervioso. Al cambiar la situación aprendemos a cambiar. Refiriéndonos a dos nuevos conceptos necesarios en la comprensión de nuestro planteamiento digamos que: excitación es el proceso cerebral que exalta la actividad y facilita la formación de nuestras respuestas condicionadas. Por el contrario, “inhibición” es un proceso desalentador que disminuye la actividad y el aprendizaje de algo nuevo. En el tratamiento del aprendizaje asertivo (A.A.), el paciente responde a situaciones sociales con cólera, afecto, o cualquiera otra emoción que inhibe o contrasta la ansiedad. Por ejemplo, en las sesiones de A.A. el paciente estimula las situaciones que le provocan ansiedad mediante la interpretación de diversos papeles externos al paciente para que exprese sentimientos que no sean de ansiedad durante la actuación. “Saber lo que uno siente no es suficiente; debemos expresarlo y expresarlo adecuadamente”. 43 Inventario de Aserción 1. ¿Compra cosas que no desea realmente, sólo por que le resulta difícil decirle no al vendedor? 2. ¿Vacila cuando tiene que devolver algo en una tienda, incluso teniendo buenas razones para ha cerlo? 3. Si alguien habla en voz alta durante una película, obra de teatro o concierto, ¿es capaz de pedirle que se calle? 4. ¿Es capaz de iniciar una conversación con un ex traño? 5. ¿Tiene problemas para mantener la conversación en los actos sociales? 6. ¿Actúan los demás como si lo juzgaran a usted abu rrido? 7. ¿Está usted satisfecho de su vida social? 8. Cuando un amigo le hace una petición irrazona ble, ¿es usted capaz de negarse? 9. ¿Es capaz de pedir favores, de hacer peticiones a sus amigos? 10. ¿Puede usted criticar a un amigo? 11. ¿Puede usted alabar a un amigo? 12.Cuando alguien le dice un cumplido, ¿sabe usted qué responder? 13. ¿Existe alguien con quien usted comparta sus sen timientos íntimos? 14. ¿Preferiría reprimir sus sentimientos que hacer una escena?... 44 15. ¿ Es usted espontáneo(a) durante el acto sexual? 16. ¿ Encuentra dificultad para llamar la atención (amo nestar) a un subordinado? Cualquiera sea su problema de relaciones humanas, tenga presente estos principios básicos si desea rehabilitarse: 1. Revele su propio Yo todo lo posible, teniendo en cuenta sólo la situación y tipo de relación; 2. Trate de expresar adecuadamente todos sus senti mientos, ya sean de cólera o de ternura; 3. Actúe de tal modo que aumente su autoestima y el respeto por sí mismo; 4. Examine su propia conducta y defina las áreas en que le gustaría ser más asertivo. 45 3. Aprenda a vivir bien Miramos al hombre que nos cruza en la calle y sospechamos la petición que lleva en su corazón: pide a Dios, al prójimo, a sí mismo, al entorno, que le regalen sabiduría. Ha caminado mucho o poco, pero lo suficiente para descubrir que muchas cosas son útiles y necesarias en la vida, pero una sola es imprescindible: saber vivir. ¿Cómo se aprende a vivir?, ¿quién y dónde enseña a vivir?... En la contemplación de la naturaleza, en la vida sencilla del hermano pescador, minero, campesino; en la palabra inspirada, proclamada en un templo; en la transparencia del dolor en los hospitales o cementerios, encontramos sabiduría... Lamentablemente son escasos los maestros que enseñan sistemáticamente el arte de vivir bien... Las personas llegan a la adultez joven, pasada la primera juventud; deben asumir responsabilidades de adultos y entonces echan de menos un padre o una madre, un profesor o un líder que, trascendiendo las necesidades reales e inmediatas, hubiese compartido su sabiduría para vivir y convivir con éxito. En las personas, se acumulan fantasmas, deformaciones, vestigios intelectuales, llámense imágenes, recuerdos, juicios, seudo valores, etc., que impiden 46 una existencia cómoda consigo mismas y con los demás; en las personas, se acumulan sentimientos, estados de ánimo, llámense temores, rencores, inhibiciones, etc., que enredan el vivir personal y la convivencia social; en las personas, se acumulan estilos de relaciones, modos de ser, formas de convivencia agresivas, depresivas, impersonales, descomprometidas, distantes, etc., que impiden la integración, la comunión y la participación comunitaria. Herida por la vida va la mayoría de la humanidad. En muchas oportunidades estas personas hacen sinceros propósitos de cambiar de vida, pero, muy pronto, lamentablemente, se dan cuenta de que no bastan los buenos deseos. Los creyentes frecuentan sus templos, asisten a sus servicios religiosos, aprenden hacia dónde ir, pero les falta el cómo... La realidad la tienen como experiencia personal, las metas gratificantes las acogen como “buenas noticias”; sin embargo, entre el punto de partida y el de llegada se les presenta un vacío, un no saber cómo hacer camino. Dios, a través de Jesucristo, nos ha mostrado el camino. Más aún, Jesús es el camino. Pero, el hombre de hoy exige “novedades”. Aunque sólo en Jesucristo está nuestra salvación; aunque las bienaventuranzas del monte (Mt 5) garantizan ciertamente, también hoy día, el crecer sano del hombre, en consideración a la debilidad humana, presentamos en las siguientes consideraciones la traducción sicológica moderna de la eterna sabiduría divina. Concretamente hablaremos al hombre maltratado de estos tiempos, del mundo de sus emociones, de sus afectos. 47 Nuestro mundo interior tiene una capacidad amplia de reaccionar; la resonancia que producen en él las situaciones, las personas o las cosas van desde la paz a la ansiedad pasando por la irritación y la tristeza. A todos estos estados interiores los llamamos “emociones” y con ellos tejemos la trama de la felicidad o desdicha, en nuestras vidas. En primer lugar, digamos que esas “resonancias interiores” o emociones pueden sernos agradables o desagradables y, como tales, clasificarlas en nuestras nomenclaturas sicológicas. En las primeras ponemos, por ejemplo, la paz, la alegría, la serenidad, la jovialidad; en las segundas, por el contrario, colocamos la ansiedad, la tristeza, la irritación, etc. La vida es como es y en ella cada ser humano debe aprender a vivir. Es ventajosa una buena filosofía. Si es tal, preferiremos buscar positivamente las alegrías dado que, de todas maneras, las penas llegan. Es errado pretender cambiar las “reglas básicas del juego” en la realidad humana personal o social. Por eso, si no es razonable esperar ser completamente feliz o sólo exitoso siempre, podemos, al menos, aspirar a sacarle el mejor partido a los momentos positivos. A un hombre comprometido con la vida, a los individuos encariñados con la existencia lo que les corresponde es buscar maneras cómo disminuir las emociones desagradables, aumentando las agradables. En una palabra, para ser feliz como seres humanos es preferible buscar positivamente las alegrías porque las penas llegan solas. 48 ¿De dónde surgen nuestras emociones? Los estados emocionales pueden surgir desde una triple vertiente. Las enumeramos brevemente: desde la estimulación física externa y directa de una parte cualquiera del organismo; desde las percepciones sensoriales de sí mismo o de las actividades del propio organismo, y, finalmente, desde el pensamiento o deseo. Digamos claramente que esta distinción es más pedagógica que real; en efecto, de hecho, en la producción de nuestros estados emotivos contribuyen simultáneamente las tres fuentes. Corrientemente la mayoría de las personas considera que las emociones que tienen han sido causadas por acontecimientos externos, digamos por estímulos del entorno. Obviamente no pocas de ellas encuentran una adecuada explicación en un “estímulo” externo. Sin embargo, también es cierto y lo sabemos, incluso, por experiencia personal, que muchas emociones dependen principalmente de la interpretación que nosotros hacemos de tales “estímulos”. ¿Qué quiere decir esto? Que los pensamientos, las frases interiores, la filosofía de la vida, la forma que tenemos de percibir, etc., son la causa, la explicación de muchos de nuestros estados emotivos. Nos encontramos, pues, con que, por un lado, están objetivamente las luchas, las personas, las cosas, pero también, por otro lado, están la visión, la valoración que hacemos de ellos. En la práctica, la causa de nuestras emociones la encontramos preferentemente en las “frases interiores” que nos repetimos a nosotros mismos, más que en las cosas y las personas en su significación propia, objetiva. 49 ¿Qué son las ideas no-realistas o irracionales? Es cierto que la realidad tiene su propia objetividad. Sin embargo, también es verdad que no siempre nuestras ideas, nuestros juicios coinciden con la realidad objetiva. Con frecuencia nosotros nos hacemos, por cuenta propia, nuestras particulares y personales ideas de las situaciones, personas o cosas... ¿Qué papel juegan estas “ideas” en nuestras resonancias emocionales?... Estas ideas, ¿son capaces de teñir subjetivamente nuestras percepciones?, ¿llegan a jugar un papel importante en nuestras valoraciones?... Sin necesidad de extensos planteamientos, la vida de cada día nos muestra cuán decisivas son las ideas, interpretaciones subjetivas (ideas no-realistas, ideas no-razonables) en nuestros comportamientos. En la presente consideración, nos interesa especialmente subrayar el papel que juegan estas ideas norazonables (irracionales) en la génesis, mantención y consolidación de las emociones negativas (miedo, ira, depresión, etc.). Tomemos un ejemplo de idea no-realista. Supongo que es adecuado exigirme que debo caer siempre bien a todas las personas. Si, de hecho, no agrado a un compañero de trabajo o a un pariente de mi pareja el deber ser agradable a todos pone en juego mi seguridad personal, mi autoimagen. Porque pienso que siempre y a todas las personas debo caer bien; dado que, de hecho, no soy agradable a una persona, en mi cabeza empiezan a tomar cuerpo ideas, juicios tales como: “eres despreciable”, “no vales como toda la gente”, etc. Estas ideas o juicios errados terminan generando sentimientos de crítica, de descontento, de desvalorización personal. 50 La educación recibida, en especial, en la familia; los mensajes que encierra la propaganda presentada por los medios de comunicación, la propia experiencia de la vida mal interpretada, etc., son algunas de las fuentes que van llenando la cabeza de las personas de “ideas irracionales”. Si logramos sanar nuestra capacidad de pensar, es decir, si nos deshacemos de aquellas ideas no-realistas nos libraremos de una buena cantidad de trastornos emocionales inútiles, más aún, dañinos: temores, inseguridades, tristezas, etc. ¿Cómo deshacernos de las ideas irracionales? Miremos los contenidos y los efectos de la publicidad televisiva. Plantean el éxito en la conquista de pareja en base al uso de un determinado producto. Tú, sin pensarlo, acogiste el mensaje y “creaste” en ti la necesidad. Ahora puedes cuestionarte: “¿es verdad que para tener éxito con mi pareja necesito consumir o usar tal o cual producto?”. Tú tienes éxito con tu pareja cuando comparten, cuando se escuchan, cuando se apoyan, cuando se respetan, etc. Si comparas la realidad de los buenos momentos compartidos con tu pareja y el uso o consumo del producto de la propaganda televisiva verás que la “necesidad” que te creó la propaganda no es tal; descubrirás que la armonía de tu pareja se da al margen de los productos publicitados. Las ideas no realistas se destruyen confrontandolas, es decir, comparándolas con la realidad. 51 Otro ejemplo. Si no le caigo bien a una persona, ¿qué quiere decir?... Que yo tengo derecho a ser como soy y que la otra persona a quien no le caigo bien tiene derecho a esperar, desear de las personas cierto estilo, ciertas maneras de ser que yo, en verdad, no poseo. ¿Qué pasa si mis derechos y los de esta persona no coinciden?... La vida me demuestra que simplemente no pasa nada catastrófico. La otra persona ciertamente encontrará personas según sus gustos y yo encontraré (siendo tal cual soy) otras personas con quienes empatizaremos... Así, la idea no razonable de caer bien siempre a todas las personas, pierde su seudo fuerza. A través de simples reflexiones, comparaciones, confrontaciones con la realidad se logran trabajar las ideas irracionales. Si descubro que no son exactas, que su firmeza y validez sólo eran aparentes trataré de cambiarlas y las nuevas ideas, más acordes con la realidad no servirán de soporte de emociones negativas. Las ideas no realistas bloquean una mirada objetiva de la vida. Algunas ideas no razonables de uso común 1. Es absolutamente necesario para un adulto sentir se amado y aprobado por todas las personas im portantes de su medio. 2. Para considerarse importante una persona debe ser siempre competente, adecuada y capaz de con seguir sus metas. 3. Si las cosas no salen como uno desea es algo es pantoso y catastrófico. 52 4. Las personas malas y viciosas deben ser siempre severamente castigadas por su maldad. 5. Si algo puede resultar peligroso o espantoso hay que preocuparse siempre terriblemente por ello y atormentarse sin cesar por tal eventualidad. 6. Es más fácil rehuir las dificultades de la vida que hacerles frente. 7. Todo tiene una solución buena, precisa y perfecta y es una catástrofe no encontrarla. 8. La mayor felicidad es aquella que llega sola. 9. Hagas lo que hagas no tiene sentido porque todo está determinado. 10. La felicidad y el dolor del hombre no dependen de él. 53 4. Sea feliz: realícese El Sistema Nervioso Autónomo El cerebro emocional primitivo controla nuestras emociones y las demás funciones corporales acerca de las cuales la naturaleza nos ha dejado poco por decidir. El total de esta parte involuntaria de nuestro sistema nervioso (estructura del cerebro primitivo, las huellas nerviosas, las terminaciones nerviosas, los caminos de realimentación) se llama Sistema Nervioso Autónomo (S.N.A.). Los estudiosos consideran que el S.N.A. tiene dos partes diferentes y que se encargan de funciones diversas de nuestro cuerpo. Una mitad, cuando está activa, nos hace sentimos bien; la otra mitad, cuando está activa, nos hace sentirnos incómodos. La primera es el sistema de la “diversión” o parasimpático; la segunda es el sistema de “miedo” o de “escape-lucha” o simpático. ¿Qué es sentirse bien?... Son tantas las actividades que pueden inspirar lo que llamamos “sentirse bien”, que la tarea de descubrir qué es lo que tienen en común no es fácil. Felizmente, hay una cosa bien clara: las mitades de nuestro sistema nervioso involuntario no pueden actuar simultáneamente. Si la mitad de miedo está activa, se inhibe la otra mitad de la diversión y viceversa. 54 Así, la sicoterapia básicamente consiste en establecer condiciones en las que podamos estimular la mitad que corresponde a sentirnos bien. Si es cierto que, a través de la sicoterapia, no podemos actuar directamente sobre el sistema nervioso involuntario, sí podemos hacerlo indirectamente. Sentirse bien es, por otro lado, permitir que nuestro organismo satisfaga sus necesidades. Un cuerpo satisfecho se siente cómodo, distensionado, feliz; un corazón satisfecho es capaz de dar y recibir alegría, amor, comprensión, ayuda. La capacidad de oír “las voces interiores” ¿Qué es lo que realmente necesita el hombre para sentirse pleno en humanidad? Son muchos los investigadores sociales que, responsablemente, han intentado, a través de la historia del pensamiento dar una respuesta adecuada a esta pregunta... Desgraciadamente, a través de las deficiencias humanas, limitaciones, patologías, etc., quisieron, por lo general, entregar su aporte... Se llegó a una esencia, a una humanidad no muy clara: juntando pedazos enfermos, mirando la otra cara de la enfermedad, y, por lo tanto suponiendo, las partes sanas se ha intentado trabajar con un “ideal” de hombre... Hoy, gracias a pioneros humanistas, la sicología ensayó otro camino. Uno de sus más famosos representantes, A. Maslow, estudió a los grandes triunfadores. ¿Qué entendió por grandes triunfadores? Estudió a los más felices, a los que alcanzan mayores éxitos, a los individuos más creadores, más constructivos. ¿Qué descubrió en ellos? Las personas sanas, fuertes, 55 definidas exitosas, tienen en común ser capaces de oír las voces de sus sentimientos internos más claramente que la mayoría de las personas. Según los estudios de la sicología humanista todo individuo tiene tendencia hacia la salud, con impulso hacia el crecimiento o hacia la realización de las potencialidades humanas. Sin embargo, sólo una parte de la población humana logra la identidad, individualidad, plenitud o autorrealización. La logran los que son capaces de escuchar las voces del impulso, de distinguir las señales internas, de percibir los indicios o estímulos interiores... ¿Qué está en juego en el individuo que se aleja de la plena humanidad, del florecimiento total de la naturaleza humana?... Simplemente la disminución de humanidad, es decir, ser una persona disminuida, temerosa, falta de confianza en sí misma, con una pobre imagen de sí misma, etc. A la larga, lo que está en juego es la pérdida o no realización de las capacidades y posibilidades humanas. En nuestros días, esto se ve expresado en personas con desórdenes espirituales, sin sentido de la vida, afligidas y sin valor, incapaces de amar, desesperanzadas, sin visión de futuro, a disgusto consigo mismas, con sensación y reconocimiento de estar perdiendo el tiempo, incapaces de reír... La persona que falla en su desarrollo personal, puede recuperarse. Esta recuperación incluye que el yo vuelva a percibir y reconocer las señales internas; sepa nuevamente qué y quién le agrada o desagrada; escuche las voces del impulso que le indican cuándo comer, dormir, orinar, descansar, etc. Si todos tenemos el impulso de mejorar, realizar nuestras potencialidades, ¿qué es lo que nos detiene? 56 La fuerza de los agentes socializadores que desconfían de la sabiduría orgánica, de la experiencia milenaria de los impulsos y señas interiores, llámense padres, profesores, tradición, cultura, etc. Digamos, finalmente, a propósito de ser capaces de escuchar las señales interiores que, en parte, es descubrir lo que uno es, descubrir qué es lo que uno quiere hacer con su propia vida. Características de las personas exitosas ¿Qué hacen las personas exitosas, triunfadoras? Estas personas están dedicadas a algo externo a sí mismas, se dedican a una causa exterior a su propio cuerpo: sienten que tienen una misión, una tarea; en terminología religiosa diríamos que viven su “vocación”, están en buen estado de salud física, tienen las necesidades básicas satisfechas, tienen una causa en la que creen; tienen una “vocación” a la que se consagran; lo que realizan lo hacen en busca de valores últimos, finales que intrínsecamente valen la pena; esos valores los protegen y aman, si estos valores se ven amenazados se juegan por ellos: en una palabra, están motivados por verdades eternas, por los valores del ser (verdad, belleza, justicia, etc.). En estas personas, lo que llamamos vida religiosa, platónica o racional resulta ser una parte importante de la naturaleza humana. Estas personas, en su vida, van más allá de las polaridades, en los opuestos tratan de captar la unicidad subyacente, tratan de integrar todo, haciendo la vida, las situaciones, la convivencia más comprensiva... Del estudio de las personas exitosas podemos extraer lo que es capaz de lograr el hombre: lo que se 57 da en ellos es propio de los humanos. Lo que es propio de los humanos, porque yo también lo soy, debe ser mi meta, debe identificarse con mis aspiraciones. A través de la selección de personas saludables, fuertes, creativas y virtuosas, la línea humanista postula, en la corriente sicológica americana, que: podemos tener una verdadera y positiva visión del ser humano; podemos saber cuánto puede crecer la gente, es decir, que puede llegar a ser un hombre. ¿Cómo puede una persona común y corriente adiestrarse para escuchar las “voces interiores”? Abraham Maslow responde con toda sencillez: “Cierra los ojos, corta los ruidos, desconecta los pensamientos, aleja las preocupaciones, relájate de un modo receptivo. Espera simplemente ver qué pasa, qué viene”. Ahí sentirás, descubrirás cuáles son tus peculiaridades, cómo eres tú, cuáles son tus potencialidades, cuál es tu estilo, cuál es tu ritmo, cuáles son tus gustos, cuáles son tus valores, hacia dónde se dirige tu cuerpo, qué tan semejante eres a los demás, etc... Las características del mundo en las “experiencias cumbres” El hombre “realizado” reconoce y satisface sus necesidades biológicas y sus necesidades espirituales. Al vivir sus necesidades espirituales, que corresponden a los valores del ser (belleza, justicia, bondad, etc.), las personas de calidad, autorrealizadas, etc., experimentan momentos muy ricos que consideran los mejores momentos del ser humano, los momentos más felices de éxtasis, de embeleso, de placer, de profunda alegría. En estos momentos, el mundo, la reali58 dad se los ve como verdad, belleza, plenitud, trascendencia de dicotomías, en proceso vital, en unicidad, perfección, justicia, orden, sencillez, riqueza, facilidad, diversión, autosuficiencia, etc. No se trata de percibir lo que el mundo debería o tendría que ser, sino que se percibe que el mundo es honesto, verdadero, etc. En todas estas experiencias, que ahora conocemos con el nombre de “experiencias cumbres” se pueden encontrar dos componentes: uno emocional, de éxtasis (por ejemplo, la emoción que acompaña a un orgasmo placentero); otro intelectual, de iluminación (por ejemplo, la iluminación que acompaña a una experiencia personal de muerte cercana). No es indispensable que los dos elementos estén juntos. Las características de la realidad percibidas en las “experiencias cumbres” son las mismas que ya se conocían como “verdades eternas”, “valores eternos”, (verdad, belleza, bondad...). Al finalizar el siglo XX, después de un siglo de distancia, desconocimiento e incluso rechazo, la misma sicología halla un lugar de reencuentro con la filosofia y la religión: las características del mundo en las “experiencias cumbres”. Los estudios realizados, pues, en una población seleccionada como “mejores personas” permite, hoy, afirmar que los objetivos buscados por ellos coinciden con los objetivos de los filósofos y de las religiones. Esos mismos objetivos se traducen históricamente en las cualidades que caracterizan y que admiramos en los grandes hombres de la humanidad: nuestros héroes, nuestros santos, etc. Así llegamos, finalmente, a sospechar, en una postura precientífica aún, que las tendencias básicas de la vida pueden ser el soporte científico, racional, experi59 mental, una posible base de un sistema de valores consonantes con la naturaleza (Charlotte Buhler). Los valores que deberán guiar la acción humana estarían dentro de la naturaleza humana y dentro de la misma realidad natural; el proceso para descubrir tales valores también sería natural. Estos valores tienen que ser simplemente hallados, destapados, descubiertos: no inventados, construidos o creados... Las profundidades del ser no pueden, pues, ser consideradas sólo como origen de neuroris (inconsciente personal negativo), sino también fuente de salud, de alegría, de creatividad, de plenitud (inconsciente colectivo y personal positivo). En cada persona hay instintos sanos, irracionalidad sana, intuición sana. Para los creyentes cristianos este enfoque precientífico de la sicología humanista encierra inmensas esperanzas. Desde ya puede ser un gran espacio de diálogo entre filósofos, sicólogos y teólogos. Para el creyente cristiano no sólo el hombre es capaz de abrigar grandes añoranzas para la humanidad que pueden transformarse en realidad en algunos escasos sujetos, en algunas cualidades particulares de manera muy inestable. El teólogo comparte la comprensión positiva de la naturaleza, pero puede aportar, desde su especialidad, desde la perspectiva de la información que les es propia, mucho más, todo lo que permite la “gracia sanante”, para luego informar de la “gracia elevante”. Al finalizar el siglo XX, Abraham Maslow habla de hombres “auto-actualizados”; Carl Rogers, de “individuos que funcionan plenamente”; Eric Fromm, de “individuo autónomo”; Carl Jung, de “persona individualizada” y los cristianos, hablan de “santos”. Felizmente, después de correr tanta agua bajo los puentes, 60 hay más puntos importantes que nos unen que enfoques particulares que nos distancien. Ser feliz, elegir la vida (Deut 30, 19) implica disfrutar de todos los elementos que constituyen la humanidad: cuerpo, sigue y espíritu... En las profundidades de nuestro interior hay un superviviente, un organismo capaz de funcionar con eficacia casi en cualquier medio y de alcanzar los niveles más elevados de perfección. En las profundidades de nuestro interior hay actitudes, capacidades y potencialidades naturales que nos ayudan en todos los sectores operativos de nuestra vida. Tomar contacto con nuestros instintos es un hermoso camino de crecimiento. Es decir, acercarnos a todas las cualidades que nos permiten actuar de forma básica para nuestra supervivencia, sin tener que pensar previamente lo que vamos a hacer, incluyendo lo que llamamos tendencias, impulsos, inclinaciones o predisposiciones humanas... Tomar contacto con ellos constituye grandes recursos de fortaleza humana, de paz, desarrollo humano positivo. ¿Podríamos equivocarnos? Ciertamente... También han logrado introyectarse en nosotros los errores de la cultura, de la falsa educación, los mensajes dañinos de la publicidad; además, tenemos las posibilidades personales de errores provocados con “premeditación y alevosía”. Sin embargo, en lo profundo está lo más verdadero, lo más sano: no bloquearlo, no expulsarlo de nuestra mente, no discutir con ello, no reprimirlo, no menospreciarlo. En lá paciencia, en el silencio, en un auténtico deseo de encontrar descubriremos la vida sana, fuerte, creadora, que late, bulle, duerme en el interior del corazón de todo hombre. 61 Qué hermoso es encontrarnos con un Maslow que reconoce que sus amigos religiosos hablan de Dios de la misma manera que él habla de los valores del ser (belleza, justicia, bondad, etc.). Los sicólogos humanistas se encuentran con los creyentes en la búsqueda de la perfección, en la adhesión a los valores. Las inquietudes de la sicología de la corriente humanista se aproxima a la esencia de la tradición religiosa... El verdadero yo, la persona auténtica incluye una constitución, un temperamento, una anatomía, una fisiología, una neurología, una endocrinología, unas capacidades, un estilo biológico, unas necesidades instintoides, pero también valores superiores, valores del ser. Así la vida espiritual es parte de la esencia humana. Es parte de la plena humanidad, de la propia identidad, del yo verdadero... La pobreza, la explotación, los prejuicios pueden impedir que se logren las necesidades superiores... Por este capítulo es obvio que la sicología no puede moverse sólo a nivel académico. Las circunstancias sociales, económicas, políticas, etc., hacen difícil o imposible el ser persona, ser humano o tener humanidad plena. Sin embargo, si las personas más sanas toman sus vidas en sus propias manos también es cierto que el movimiento hacia la salud sicológica es, simultáneamente, movimiento hacia la paz espiritual y la armonía social. Al crecer la responsabilidad personal por la propia vida, las personas también cambian la sociedad en que viven. Más aún, al despertar y realizar los valores del ser también deberá despertar y florecer una nueva clase de civilización. 62 El individuo sano se siente miembro de la humanidad, comprometido con la vida, amante de lo propio, defensor del derecho del otro... En la persona autorrealizada se trascienden las competencias pequeñas, las dicotomías excluyentes, los egoísmos empobrecedores, etc... Lo mío y lo tuyo valen... Mis hijos y mi mujer, tanto como los tuyos y tu pareja, necesitan el mismo pan, el mismo techo, el mismo abrigo... Las personas sanas conviven en justicia, respeto, solidaridad y, así, pueden ser los cimientos de una civilización aún no conocida: solidaria. 63 5. ¿Conviene expresar lo que se piensa o se siente? El hombre está hecho para vivir en sociedad. Sin embargo, la convivencia humana, no pocas veces, resulta hoy francamente desastrosa. Las personas no son capaces de convivir positivamente con sus semejantes. ¿Por qué la convivencia personal es cada vez de peor calidad?... De hecho constatamos que las relaciones que mantienen los seres queridos, los amigos o los conocidos difícilmente expresan lo que sienten o piensan. Se teme la crítica, se siente vergüenza o se tiene miedo de ser rechazado... En definitiva, los hombres de Occidente, en esta sociedad impersonal de poco tiempo, de mucho consumo, etc., terminan deformados comportándose de acuerdo a pautas impuestas por estándares sociales, teniendo cada día menos contacto con lo que cada cual realmente quiere, siente o piensa... En las relaciones interpersonales, los individuos no expresan lo que piensan, sienten o necesitan en forma adecuada y oportuna. El no expresar lo que se siente, quiere o piensa es parte del precio de la “domesticación social”. En efecto, la inhibición de la “espontaneidad” es consecuencia de la enseñanza de la familia, escuela o, en general, de la sociedad. En esta sociedad enferma, inauténtica, hecha de apariencias, el comportamiento pasivo es parte del costo que des64 de niño el individuo debe pagar para ser aceptado, favorecido, integrado, etc. A estas personas socialmente inhibidas y con falta de espontaneidad la sicología moderna las llama personas “no asertivas”. El concepto de asertividad tiene su propia historia. En un principio, dice relación especialmente con la expresión emocional (Salter, 1949; Wolpe, 1958). Así la persona “no asertiva” es una persona inhibida; no expresa ni satisface sus reacciones y necesidades verdaderas, es prisionera de sentimientos ansiosos y de la aprobación social. Hasta 1958, asertividad dice relación con la expresión de cualquiera emoción (que no sea ansiedad) hacia otra persona. Lazarus (1966) amplía el concepto de asertividad a la expresión social no sólo de emociones, sino también de ideas, opiniones, etc. Este mismo sicólogo identificará asertividad con “libertad emocional” (1971) entendiendo por ella: “el reconocimiento y la manifestación adecuada de cada estado afectivo incluyendo los matices de amor y afecto, empatía y compasión, admiración y aprecio, curiosidad e interés, como también ira, dolor, remordimiento, escepticismo, temor, tristeza”. Posteriormente, para Fensterheim y Baer (1975) la asertividad se definirá como: “la autoafirmación de uno mismo”. La persona asertiva adopta una actitud o sentimientos de respeto y estima, frente a sí mismo y a los demás”. Lange y Yakubowski (1976) proponen el concepto de “conducta asertiva responsable” que consiste en la capacidad de expresar sentimientos, opiniones y creencias, en forma adecuada, en el momento oportuno, respetando los propios derechos y tomando en cuenta 65 los derechos de los demás. La conducta asertiva responsable es, pues, un acto de autoafirmación que implica plena conciencia de los derechos del otro junto a los propios, y de las responsabilidades que suponen estos derechos. Seligman (1979) y Kelley (1979) igualmente insisten en el respeto por los derechos de los demás y por los derechos que tienen en la interacción. En estas condiciones, la asertividad busca un tipo de relaciones sociales que faciliten el respeto mutuo y la comunicación entre las personas. El individuo asertivo cree en sí mismo, es decir, tiene una alta auto-estima y confianza. Como consecuencia, si es criticado, puede responder sin agredir a otra persona ya que la crítica no le cuestiona su autovaloración. La persona asertiva, entonces, respeta su individualidad, se siente libre para expresarse y manifestar sus ideas y opiniones, se comunica abierta y francamente con las demás personas y se relaciona activamente con las personas que la rodean, en las diversas situaciones de la vida. Pero idéntica actitud manifiesta frente a los derechos de los demás. La asertividad admite, por lo menos, cuatro tipos diferentes: 1. Aserción básica o expresión emocional: se expre san los derechos, creencias, sentimientos y opi niones personales. No implica otras habilidades sociales como empatía, confrontación, persuasión, etc. 2. Aserción empática o empatía: implica reconoci miento de la situación de la otra persona, de sus sentimientos, etc. 3. Aserción en escala o insistencia: si el otro no res ponde a una primera expresión asertiva y conti núa violando derechos, el que habla insiste en au66 4. mentar gradualmente (en escala) la expresión asertiva, sin caer en la agresividad. Aserción confrontativa o confrontación: si mi interlocutor dice una cosa y hace otra, yo puedo describirle objetivamente su incongruencia. ¿Qué sería un comportamiento asertivo? Básicamente implica la capacidad de expresar sentimientos, pensamientos y necesidades de una manera honesta, directa y auténtica. La sicología clínica se ha preocupado por ayudar a los individuos para que establezcan con los demás relaciones espontáneas y libres. Para ello ha creado el método de “entrenamiento asertivo”. Este entrenamiento propone a las personas “programas” con nuevas experiencias vitales; gracias a ellas se introducen cambios conductuales. En sicología, la terapia conductual nació a mediados de este siglo como una corriente opuesta al sicoanálisis. La terapia conductual distingue dos líneas o sistemas de tratamiento: la modificación conductual (Skinner, 1953) y la “terapia conductual” (Wolpe, 1958 y Eysenk, 1959). En la terapia conductual, las conductas problemas (afectivas, cognitivas o motoras) son consideradas como respuestas a estímulos internos y externos, y los problemas sicológicos que conllevan son el resultado de aprendizajes inefectivos o desadaptativos. Así, la teoría conductual toma el problema actual de la persona e identifica la conducta específica que desea cambiar. Durante mucho tiempo esto se intentó sólo a través de técnicas del aprendizaje; sin embargo, posteriormente, se han considerado en la conducta humana variables tales como patrones cognitivos, diálogos in67 ternos, ideas no-racionales, etc. (Lazarus, 1969, 1971; Ellis 1962, 1974; Bandura, 1969, 1977, etc.). En el tratamiento conductual los programas de nuevas experiencias vitales producen cambios en las personas que garantizan un nuevo estilo de relación consigo mismas y con los demás. Si hubo entrenamiento para ser “neurótico”, también puede la persona adiestrarse para ser normal. Preguntémonos directamente: ¿por qué no somos “asertivos”?... Señalemos, por ahora, tres razones: 1. O bien porque nos falta un determinado repertorio de conductas adecuadas en áreas o situaciones precisas. 2. O bien porque un alto nivel de ansiedad impide el uso, la administración de repertorios conductua les existentes. 3. O bien porque un conjunto de ideas irracionales impiden la relación social honesta, auténtica y/o espontánea. ¿Cuáles serían las características de una persona asertiva? 1. 2. 3. 4. 68 En palabras y/o actos, la persona se siente libre para manifestarse; Con familiares, amigos y extraños puede comunicarse; Ante la vida, tiene una actitud activa, es decir, tiene algo que hacer; Al actuar, sabe que puede ganar o perder, pero las emprende con ánimo ganador. Declaración de Derechos Asertivos I. Tienes derecho a ser juez de tus propias emociones, pensamientos y comportamientos, y eres responsable de la ejecución y de las consecuencias de lo que sientes, piensas y haces; II. Tienes derecho a no dar a nadie razones que justifiquen tu comportamiento; III. Tienes derecho a juzgar si eres tú el responsa ble de encontrar solución a los problemas de otras personas; IV. Tienes derecho a cambiar de opinión; V. Tienes derecho a cometer errores y a ser res ponsable de ellos; VI. Tienes derecho a decir que no sabes; VII. Tienes derecho a decidir si para estar a la altu ra de una situación necesitas de la buena volun tad de otros; VIII. Tienes derecho a ser ilógico cuando tomas deci siones; IX. Tienes derecho a decir: “no entiendo”; X. Tienes derecho a decir: “no me importa”. Como todo en la vida, la asertividad también es un proceso que sólo termina con la muerte... En efecto, si se trata de un modo de relacionarse, de actuar o forma de defender opiniones, la aserción detecta el problema que desea corregir, diseña un programa de aprendizaje de la habilidad deficitaria y luego, de por vida, queda la tarea de aplicar permanentemente la conducta adquirida. 69 Inventario de Asertividad (Rathus, 1973) Instrucciones: indique en qué medida son característi cas de su comportamiento las siguientes afirma ciones. Conteste según los valores que se señalan: + 3 = muy característico; + 2 = bastante característico; + 1 = algo característico; 1 = no muy característico; 2 = bastante no característico; 3 = definitivamente no característico. 1. La mayoría de las personas son más agresi vas y decididas que yo*. 2. Yo dudo a veces en aceptar una invitación debido a “timidez”*. 3. Cuando la comida que he pedido en un restaurant no es satisfactoria, yo me quejo al mozo. 4. Yo tengo cuidado de no herir los sentimien tos de las otras personas, aun cuando yo me sienta herido*. 5. Si un vendedor ha pasado tiempo mostrán dome una mercadería que no me gusta, en cuentro dificultad en decirle que “no”*. 6. Cuando me piden que haga algo, insisto en saber el “porqué”. 7. Hay momentos en los cuales deseo una dis cusión interesante y vigorizante. 8. En mi posición, yo trato de salir adelante tanto como otras personas. 70 9. En verdad, las personas, a veces, se aprove chan de mí*. 10. Me gusta empezar conversaciones con nue vas amistades o extraños. 11. A veces no sé qué decirle a una persona atractiva del sexo opuesto*. 12. Dudo en hacer llamadas telefónicas a esta blecimientos e instituciones públicas*. 13. Prefiero solicitar admisión para un trabajo o una universidad por carta, y no por medio de entrevistas personales*. 14. Me avergüenza devolver un artículo com prado*. 15. Si un familiar cercano me estuviese moles tando, preferiría quedarme callado y no ex presar mi molestia*. 16. Trato de evitar hacer preguntas para no apa recer como un estúpido*. 17. Durante una discusión, a veces tengo miedo de enojarme tanto que tiemblo*. 18. Si un respetado y famoso conferencista dice algo que yo creo incorrecto, yo deseo que el blico también escuche mi punto de vista. 19. Evito discutir los precios con los vendedo res*. 20. Cuando he hecho algo importante, que vale la pena, intento que otros lo sepan. 21. Soy abierto y sincero en lo que respecta a mis sentimientos. 22. Si alguien habla mal de mí o circulan historias falsas, trato de entrevistarme con esa persona tan pronto como sea posible. 71 23. A menudo me es dificil decir “No”*. 24. Trato de contener mis emociones para no hacer una escena desagradable*. 25. Me quejo del servicio deficiente en un restaurante o en cualquier otra parte. 26. Cuando me hacen un cumplido, a veces no sé qué decir*. 27. Si una pareja cerca de mí en un cine o conferencia está hablando fuerte, les digo que se callen o que se vayan a hablar a otro lado. 28. Cualquiera que trate de colocarse delante de mí en una fila, tendrá que darme una explicación. 29. Expreso mi opinión rápidamente. 30. Hay momentos en los que no puedo decir nada*. (*: Invertir el signo de los ítemes. Puntaje total: sumar el puntaje de cada ítem, después cambiar los signos de los ítemes negativos (con *)). Programas de asertividad y sus resultados Los estudios de seguimiento realizados en personas que han participado en entrenamiento de asertividad garantizan menos horas de hospitalizaciones, más horas de escolaridad y de trabajo, mejores rendimientos, mejor imagen de sí mismo. Incluso las personas entrenadas en programas de asertividad presentan promedios muy diferentes y favorables de drogas, alcohol o tabaco. 72 Tales programas básicamente tenían como objetivo entregar un conjunto de habilidades sociales realistas y prácticas. Porque conseguían una mejor autovaloración de las personas, permitían, a la vez, a los participantes mejorar el estilo de relación con las demás personas. ¿Desea un programa de asertividad para usted? Primeramente necesita desear ser una persona adulta. Pero, ¿qué es ser sicológicamente adulto? 1. Persona socialmente competente; 2. De funcionamiento independiente; 3. Capaz de pensar por sí mismo; 4. Capaz de hacer frente a los problemas de la vida; 5. Capaz de cuidarse de las decisiones diarias que toma; 6. Sin depender de nadie. ¿Necesita aún algo más concreto? Por ejemplo, ¿requiere un programa para ser un “adulto socialmente competente”? Ensaye los siguientes pasos: 1. 2. 3. 4. Poco a poco permítase tener un juicio personal para determinar cómo ha de comportarse y qué es lo adecuado en tal o cual ocasión. Intente gradualmente correr riesgos y asuma las consecuencias personales. Dése permiso para prestar cooperación o alejarse, sin ceder a las presiones sociales. Aprenda a decir “no”, sin sentirse culpable. 73 ¿Necesita dejar de ser “bueno”? Educamos a los niños para que sean “buenos”. ¿Qué entendió la sociedad por “bueno”?... Un niño obediente, respetuoso, dependiente, aceptador del juicio de sus padres respecto de lo que está bien o está mal, etc. Este niño no producía “problemas”, permitía funcionar al sistema educacional, familiar y social aparentemente bien. Este tipo de educación es monstruoso, teóricamente obsoleto, pero, de hecho, es el que propician los “formadores” no preparados para guiar o acompañar personas en su proceso de crecimiento. Felizmente muchos adolescentes logran, con pequeñas o grandes crisis, la madurez personal y, en consecuencia, recuperan una autoimagen positiva. Sin embargo, también es cierto que no pocas personas quedan con la “necesidad aprendida” de ser buenas, es decir, de ser “dependientes”. A las personas “buenas-dependientes”, para lograr una madurez adecuada puede servirles un programa que incluya, por ejemplo, los siguientes pasos: 1. No es cierto que los demás lo saben todo o tienen todo claro; 2. Tú puedes aprender a decidir qué te conviene; 3. Tú puedes ser perfectamente querido o apreciado y pensar y actuar en forma distinta a los demás; 4. El respeto incluye tanto la aceptación de los dere chos de los demás como la defensa de tus propios derechos; 5. Al pensar y llevar adelante tus juicios, enfrentarás la oposición social y eso es normal. 74 ¿Deseas para ti un programa de asertividad?... Aceptando que la vida es una sumatoria de aciertos y errores, intenta en tu vida, poco a poco, pequeños cambios. Ensaya algunas de las siguientes conductas: 1. Trata de mirar de frente, cambiar el tono de la voz, no caminar con los hombros tan caídos, etc... 2. Intenta decir “no” cuando quieras decir “no”, pero también di “sí” cuando quieras decir “sí”. Date permiso para pedir favores, trata de comunicar, con la prudencia adecuada, tus sentimientos y pensamientos, sean positivos o negativos. Ejercítate, poco a poco, en la comunicación abierta y directa. 3. No confundas agresión con aserción (la agresión es un acto contra los demás, la aserción es la defensa adecuada de sí mismo). En el trabajo, trata de adaptarte a las situaciones laborales; ahí procura formar y mantener un círculo social. Pero, en especial en la vida, aunque sea con pocas personas, logra amistades íntimas. 4. Primero haz lo que puedas y sólo después pasa a tareas o desafíos más difíciles. La asertividad: — enseña a pensar por sí mismo; — enseña a sentir confianza en sí mismo; — enseña a mantener las decisiones personales, pese a la presión del ambiente; — en una palabra, es una técnica sicológica que en seña cómo ser “adulto”. 75 II Parte APRENDA A NO DESTRUIRSE 77 1. El miedo El miedo normal es una emoción útil que denota en un organismo un estado de alarma, tanto físico como sicológico. Por experiencia personal sabemos que la sensación de miedo agudiza percepciones, moviliza energía, acelera reflejos, clarifica pensamientos, incita a tomar medidas protectoras, etc... Sin embargo, también existe el miedo anormal o irracional y éste se caracteriza porque agranda desmesuradamente peligros mínimos, gatilla síntomas físicos descontrolados, etc. La emoción de miedo, tanto normal como anormal, ha estado presente a lo largo de la historia del hombre. Emociones de supervivencia Los sicólogos admiten que el miedo, la ira y la depresión, dentro de los rangos que podamos llamar “normales” (ver anexo 2) son emociones que los organismos poseen como herramientas propias de sobrevivencia de la especie. En esta postura, el cerebro controla automáticamente las funciones corporales y las reacciones involuntarias que nos mantienen vivos: ni79 vel de temperatura, digestión, funciones glandulares, ritmo cardíaco, sueño y vigilia, etc... Así también las emociones negativas (miedo, ira, depresión). Digamos, pues, que cada persona, gracias al sistema nervioso, tiene capacidades biológicas innatas para experimentar, por ejemplo, sensaciones y emociones. Señalemos más específicamente que, a través del cerebro y la médula espinal, una persona puede controlar sus movimientos voluntarios, como también puede pensar y resolver problemas. Por el contrario, gracias al sistema nervioso autónomo, controla sus músculos involuntarios, digestión, glándulas endocrinas, etc. Las emociones y sensaciones dicen relación especial con el Sistema Nervioso Autónomo (S.N.A.). Sin embargo, el S.N.A. también puede aprender a responder con miedo ante situaciones, objetos o pensamientos. En la línea terapéutica se puede afirmar, felizmente, que lo que se aprende, también se puede desaprender. ¿Qué es el miedo? La idea o enfrentamiento de “peligro” es la causa del miedo o temor. Existe o creemos que existe un obstáculo para ser feliz y pensamos que éste es insuperable. Para las personas que experimentan el miedo se trata simplemente de un estado de alarma. Generalmente, el miedo prepara a las personas para el escape, la lucha o la inmovilidad. 80 Por experiencia, todos sabemos que existe una gama de miedos... Así, tenemos el miedo “normal” que consideramos una emoción útil. Si una persona enfrenta un peligro, digamos que la amenaza un asaltante, toma medidas útiles. Por el contrario, el miedo irracional nos desequilibra torpemente. Es una emoción desproporcionada e inmanejable. Pensemos en la señora que frente a una pequeña araña no puede controlarse. También existe la ansiedad y se caracteriza por ser un miedo continuo. Detrás de él hay una sensación de amenaza “difusa”; no hay algo explícito que lo produzca. Finalmente, señalemos las fobias. Son miedos persistentes a un objeto o idea. El sujeto está consciente que es algo ridículo, pero no puede evitarlo ni sobreponerse. Aunque sea de paso, no podemos dejar de mencionar el pánico o terror repentino. Concluimos, entonces, diciendo que el miedo puede ser tanto una buena herramienta de sobrevivencia como una pesada patología... Los miedos anormales (Ver anexo 2) Entendemos aquí por miedos anormales: a) miedos sin razón a cosas y lugares; b) miedos sin razón interpersonales y sociales; c) miedos sin razón a pensamientos. Si bien los miedos anormales han existido siempre, sólo en el siglo XX se inició el estudio científico de 81 ellos. Freud inició el estudio de las “fobias”. Lo motivó su interés clínico y, tras serios estudios de casos que atendía, propuso su teoría acerca de las, “fobias” como una defensa personal. Desde entonces hasta ahora, existen básicamente dos teorías sobre los miedos: a) Según la teoría sicoanalítica: la fobia no es más que el síntoma de un conflicto personal subyacente. En otras palabras, el miedo para los sicoanalistas es producto de un conflicto síquico oculto, establecido entre la naturaleza animal del individuo y su educación civilizada. Probablemente este conflicto es de naturaleza sexual, iniciado durante la infancia, antes de los 6 años. En la línea de un analista ortodoxo responde a deseos infantiles de tener relaciones sexuales con la madre, con el padre o con ambos. Para el tratamiento se echa mano especialmente de la “asociación libre” y la interpretación de sueños. b) Para la teoría conductual: los miedos irracionales son miedos aprendidos. Dado que son fuentes de desadaptación los afectados pueden desaprenderlos en un tratamiento que enseña a ello. Así, en el tratamiento conductual, podemos voluntariamente ponernos en la situación de miedo, pero introduciendo pensamientos, circunstancias favorables que ayuden a reemplazar las sensaciones de miedo por otras más positivas. En el fondo, en el tratamiento conductual se trata de un “reacondicionamiento”, dado que el miedo es considerado como una respuesta emocional condicionada. Al margen de las grandes líneas terapéuticas de los enfoques teóricos básicos, digamos que el miedo 82 patológico podemos tratar de sanarlo cada cual por los caminos que nos resulten más eficaces. Entre estos caminos podemos indicar los siguientes: 1. Si el miedo nos impide actuar, si es como una orden de no actuar, la curación consistirá precisamente en actuar. Porque tememos, nos imponemos la inhibición, el no comportarnos. De hecho nos arrinconamos, no hablamos, no queremos salir, etc. Para sanarnos de estos miedos démonos permiso para actuar, para equivocarnos, para hacer el ridículo, etc. Al comportarnos, al actuar, lo más probable es que lo hagamos bien y estos éxitos nos reforzarán para que sigamos actuando. Incluso, en el peor de los casos, si somos torpes, descubriremos algo positivo: que no es tan tremendo que nos equivoquemos. 2. Si el miedo se nos presenta como algo vago, sin rostro definido, la sanación consistirá en buscarle voluntaria y directamente una identidad: ¿por qué tengo miedo? Al precisar lo que tememos descubriremos que es algo que podemos manejar. 3. Por el contrario, si el miedo es un temor frente a una posibilidad: “quizá no pueda”, “a lo mejor me va mal”, etc. Al analizar el alto costo que estamos pagando por una mera posibilidad estamos iniciando el proceso de terapia. 4. Si los miedos se relacionan con situaciones sociales e interpersonales tales como “no me atrevo a salir a bailar”, o bien “me da miedo expresarme en grupo”, etc. Para tales casos, la sicología moderna ofrece una técnica muy exitosa: el “Entrenamiento Asertivo”. (Ver capítulo sobre Asertividad). La persona que tiene dificultad para expre83 sar sus ideas o sentimientos y, en consecuencia, tiene miedo a poder funcionar de modo apropiado en situaciones sociales o interpersonales, la llamamos “no-asertiva”. La persona no asertiva se siente insegura en la interrelación, no es espontánea para expresar emociones y sentimientos, por ejemplo; además, con frecuencia se nota tensa y nerviosa en situaciones sociales y, no es infrecuente, prefiere que los demás tomen decisiones por ella. 5. Dado que el miedo y la ansiedad caminan juntos la mayoría de las veces, si los separamos, lo destruimos. Porque las técnicas de relajación, normalmente, logran disminuir o neutralizar la ansiedad y sus concomitantes fisiológicos; son, excelentes herramientas para combatir los temores. Dicho esto en la forma más sencilla posible suena así: “cuando tengas miedo, respira profundo varias veces”. Escala para medir el miedo Los ítemes de este cuestionario se refieren a objetos y experiencias que pueden causarle temor u otros sentimientos desagradables. Escriba el número de cada ítem en la columna que mejor describa cuánto le molesta dicho ítem en la actualidad. 84 En Un absoluto Poco Ligeramente Mucho Muchísimo 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Heridas abiertas Citarse con alguien Estar solo Estar en un lugar extraño Voces estridentes Personas muertas Hablar en público Cruzar las calles Personas que padecen enfermedades mentales 10. Caerse 11. Los automóviles 12. Que le molesten 13. Los dentistas 14. Truenos 15. Sirenas 16. Fracasar 17. Entrar en una habitación donde ya están sentadas otras personas 18. Los lugares altos 19. Mirar hacia abajo desde edificios altos 20. Los gusanos 21. Criaturas imaginarias 22. Personas desconocidas 23. Que le pongan inyecciones 24. Los murciélagos 25. Los viajes en tren 26. Los viajes en autobús 27. Los viajes en auto(coche) 28. Enfadarse 85 En Un absoluto Poco 29. Los insectos voladores 30. Ver cómo le ponen una inyección a otra persona 31. Ruidos inesperados 32. Las cucarachas 33. Las multitudes 34. Grandes espacios abiertos 35. Los gatos 36. Ver cómo una persona intimida a otra 37. Las personas de aspecto rudo 38. Los pájaros 39. Mirar aguas profundas 40. Que le observen mientras trabaja 41. Animales muertos 42. Armas 43. La suciedad 44. Insectos que se arrastran 45. Presenciar una pelea 46. Personas feas 47. El fuego 48. Personas enfermas 49. Los perros 50. Que le critiquen 51. Caminar solo por una calle 52. Estar en ascensor 53. Presenciar operaciones quirúrgicas 54. Las personas coléricas 55. Los ratones 86 Ligeramente Mucho Muchísimo En Un absoluto Poco Ligeramente Mucho Muchísimo 56. 57. 58. 59. La sangre Despedirse de los amigos Lugares cerrados La posibilidad de ser sometido a operación quirúrgica 60. Sentirse rechazado por los demás 61. Los aviones 62. Olores de medicinas y hospitales 63. Sentirse censurado 64. Serpientes no venenosas 65. Los cementerios 66. Sentirse ignorado 67. La oscuridad 68. Percibir la ausencia de algún latido del corazón (arritmia) 69. Cuerpo desnudo 70. Médicos 71. Personas con deformaciones 72. Sentirse ridículo 73. Perder el control 74. Relámpagos 75. Desmayarse 76. Sentir náuseas 77. Arañas 78. Estar encargado o ser responsable de tomar decisiones 79. Ver cuchillos u otros obje tos afilados 87 En Un absoluto Poco Ligeramente Mucho Muchísimo 80. La posibilidad de enfermar mentalmente 81. Estar con una persona del otro sexo 82. Rendir exámenes escritos 83. Que otros le toquen 84. Sentirse diferente a los demás 85. Un silencio en la conversación 86. Hacer cualquier tipo de prueba 87. Las ratas de laboratorio 88. Hablar frente a otras personas. (Adaptado de Wolpe, J., The practice of behavior therapy ,(2ª ed.), Pergamon Press, New York, 1973). 88 2. La timidez Al tímido, en general, le da miedo la gente. Sin embargo, agreguemos algunas precisiones. Es absolutamente normal experimentar algún tipo de dificultades para integrarse en sociedad. Pero, también es posible esperar que, a través del modelo de éxitos y fracasos, cada cual logre, poco a poco, un aprendizaje adecuado de participación social. Digamos, pues, que un adolescente sea tímido es lo esperado; pero también se espera que la timidez desaparezca a medida que una persona se encamina a la adultez... Desgraciadamente, son muchos los adultos tímidos. Entre éstos no son pocos los que prefieren disfrazar su enfermedad y se hacen pasar por “reservados”, “modestos” o “independientes”. Las consecuencias, sin embargo, no tardan en aparecer: soledad, sentimientos de exclusión, hastío de la vida... Hay personas que se sienten tímidas en ciertos lugares; otras, en ciertos momentos; y otras, frente a ciertas personas... ¿Qué es la timidez? En la timidez podemos encontrar, en general, alguno o algunos de los siguientes factores: 89 1. Escasa habilidad social. Al tímido le resulta difícil hablar con una persona desconocida, o bien le cuesta relacionarse con una persona del sexo opuesto, o bien le resulta demasiado difícil integrarse y participar en grupo, etc. 2. Angustia ante contactos o compromisos sociales. Es normal sentir cierto temor ante situaciones de participación pública desafiantes (exposición de Seminarios, conducción de reuniones, etc.). Sin embargo, el tímido agranda la dificultad hasta la angustia. Lo que está en la base de sus exageraciones es el temor a la valoración personal negativa por parte de los demás. Entre otras cosas, el tímido tiene una mala imagen de sí mismo. 3. Prejuicios contra sí mismo. El tímido piensa nega tivamente respecto de sí mismo. Evidentemente que, si en alguna oportunidad algo anduvo mal, no es capaz de darse una nueva oportunidad. Además, por lo mismo, es incapaz de mirar y evaluar objetivamente una participación personal cuando el interlocutor o grupo social son, en verdad, de mala clase y han tratado injustamente de desvalorizarlo. Por lo general, el tímido no es capaz de plantearse la participación social como una tarea en la que todos los resultados obtenidos sean buenos, regulares o malos, tienen un sentido positivo, sirven en términos de aprendizaje final, logro de habilidades o desenvoltura. Digamos, pues, que las principales características del tímido son: a) b) c) 90 falta de habilidades en el trato social; falta de confianza en sí mismo; ausencia de valor para iniciar contactos sociales. La timidez puede llevar a dos tipos de soledad: soledad social y soledad emocional. La soledad social es una simple consecuencia de la timidez. Hoy son numerosos los estudios que confirman la necesidad del contacto social, la presencia de otros para garantizar la salud física y mental tanto en niños como en adultos. Ya en 1945, René Spitz demostró los efectos negativos que producen la ausencia de abrazos cariñosos, contactos físicos y emocionales en los niños. Luego, otros experimentos realizados con adultos, en una situación de “aislamiento” han permitido afirmar que la privación de toda estimulación externa altera, en una medida significativa, el comportamiento de las personas (Bexton, Heron y Scott, 1954). La soledad y el aislamiento son dañinos al ser humano. En el aislamiento empezamos a distanciarnos de los demás; con la soledad, terminamos solitarios. La vida nos enseña que las personas necesitan a otras personas... No debe avergonzar a nadie el reconocer que necesita calor humano y contacto social, además de pareja, relaciones familiares, laborales, etc... Tener amigos y mantener contactos sociales es simplemente una necesidad. La soledad emocional es totalmente distinta a la soledad social. La persona emocionalmente sola es incapaz de mantener una relación íntima con alguien. Caminos de solución para el tímido El tímido en situaciones sociales, teme ser considerado torpe, incapaz, etc. Pero no es sólo miedo. Le acompaña una buena dosis de preocupación y de an91 gustia. Si mediante un ejercicio de imaginación le inyectamos “seguridad en sí mismo”, el tímido deja de serlo y podemos verlo participar socialmente. He aquí algunas pautas terapéuticas: 1. Aprende a valorarte y aumentará tu seguridad. Para eso revisa prejuicios, temores exagerados, creencias irracionales, etc. 2. Date siempre una nueva oportunidad. Si evitas cualquier contacto social porque fuiste realmente torpe en una ocasión, date una nueva oportunidad, vuelve a intentar tu participación. ¿Por qué? Porque un éxito producirá cambios en tu conducta, pensamientos, estados de ánimo, etc. Desde una actuación exitosa renacerá la esperanza, ésta te motivará a asumir nuevos desafíos y te dará confianza para afrontarlos con serenidad. Desde pequeños logros, nacerán nuevas actitudes... 3. No te sientas obligado a ser perfecto; nadie es perfecto. El tímido no cree en el valor de las etapas, el ir haciendo camino poco a poco. Se exige ser perfecto. Por lo mismo, cree que los demás esperan de él que sea perfecto... Acéptate humano, es decir, adelantando por pasos, con posibilidad de tropiezos e incluso caídas. Si el tímido se permite cometer errores, verá claramente que también los demás lo comprenden. El prejuicio irracional de perfección, en este caso de participación social perfecta está a la base de la mala auto-imagen. 4. No es necesario que seas agradable siempre a to das las personas. La vida social se entreteje de gustos, intereses personales, etc. No es posible que todas las personas opinen lo mismo, gusten lo mismo, etc. En la relación social se dan enfoques, gustos, inte92 reses diferentes y, sin embargo, las personas pueden ser igualmente amigas y valiosas. Antes de terminar con estas pautas de tratamiento para tímidos digamos francamente que no existen recetas rígidas para aprender el contacto social exitoso. La participación social básicamente se adquiere aprendiendo a aprender habilidades sociales. Así, la timidez se vence desarrollando, poco a poco, entre aciertos y errores, la capacidad de trato social. Por el contrario, la soledad emocional es una situación muy distinta y se “compensa” simplemente con “intimidad”. La intimidad permite a la persona sentirse completa, es decir, le da sensación de satisfacción. ¿Qué implica la intimidad?... Tener con quien compartir lo propio, aquello que vivimos cada día. La intimidad no es sólo cercanía de compañero de trabajo, de amistad, de amor de pareja o de padres o de hijos... La intimidad se da cuando se encuentra a otra persona y se tiene la sensación de que la otra persona es parte de uno mismo. No importa lo económico, cultural, etc... En estas condiciones -en la intimidadse comparte todo: penas o alegrías; culpa o caída; experiencias profundas o superficiales... La terapia para el solitario emocional dice relación con la seguridad y desenvoltura personal que permitan el desarrollo de nuevas relaciones íntimas. Toda técnica sicológica que ayude a las personas a mostrarse tal cual son, indirectamente, va orientada a solucionar la timidez del solitario emocional. (Ver capítulo sobre Asertividad). Para concluir este capítulo digamos que: 1. La participación en diversas actividades sociales origina una sensación de adaptación emocional, 93 2. 3. 94 una buena salud física y una actitud positiva ante la vida; Desde nuestra más tierna infancia, aprendemos ritos y hábitos sociales simples y fáciles que, a través de la vida, nos permiten relacionarnos fácilmente; La timidez se vence desarrollando capacidad de trato social, repertorio conductual. 3. El “estrés” Hoy hablamos comúnmente de “estrés”. La sociedad moderna, sometida a migraciones, cambios políticos serios, a tiempos excesivos de trabajo, a intensa competencia, con problemas de rol en las personas, con resonancias afectivas de enojo, de ansiedad, etc., con relativa frecuencia llega a límites extremos... En estas condiciones negativas, las personas enferman. Queda a la deriva la integridad física o mental. Está arriesgándose la calidad de vida de los individuos. Por todo esto y muchas otras razones, también válidas, cualquier intento de aproximación al estudio del “estrés” se justifica ampliamente. ¿Qué es el “estrés”? Vamos a mirar el “estrés” fundamentalmente como un proceso: hay un inicio, un desarrollo y un término o resultante. Más específicamente diremos que el “estrés” como respuesta orgánica se desarrolla fundamentalmente en tres etapas: a) reacción de alarma; b) estado de resistencia; c) estado de agotamiento. 95 No podremos olvidar que el “síndrome de estrés” afecta al organismo en su totalidad. El agotamiento selectivo de algún órgano representa la última fase, la etapa de agotamiento. Las principales variables que deben considerarse dicen relación con la persona y/o el ambiente. Lazarus (1977) y Ursini (1978) han estudiado también los procesos sicológicos que median entre el estímulo o agente agresor y la respuesta del organismo. Finalmente, estos estudiosos llegan también a postular que mediante los procesos cognitivos una persona puede llegar a modificar y controlar la secuencia del “Síndrome General de Adaptación” (S.G.A.). Así, muestran cuán importante es, en último término, conocer cómo el individuo enfrenta el estímulo estresante. Revisemos algunas definiciones de “estrés”: 1. La palabra “estrés” deriva del latín “stringere” y significa “apretar”. Así, puede significar una fuerza constrictora que actúa sobre las personas. Se usan como sinónimos las palabras: esfuerzo, tensión, presión. 2. Cualquier fuerza externa constrictora que produ ce tensión. 3. El “estrés” es una respuesta a un agente agresor que prepara al organismo para la lucha o la hui da (síndrome general de adaptación). 4. El “estrés”, precio del desgaste del organismo, provoca ciertos cambios en la estructura y compo sición química de éste. 96 5. Fenómeno perceptual que surge de la comparación entre la demanda que percibe una persona y su capacidad para enfrentarla, comparación que puede terminar en un desequilibrio, lo cual da lugar a la experiencia de “estrés”, que es tanto fisiológica como sicológica. 6. Si las respuestas defensivas, exigidas por el agente agresor, son severas y/o prolongadas pueden o agotar los recursos del sistema fisiológico o ser excesivas para él. El costo que pagan las defensas o el sistema mismo, en estos casos, son los estados de enfermedad, llamadas “enfermedades de adaptación”. Cualquiera sea la definición de “estrés” que prefiramos, durante él, el sistema nervioso y el sistema endocrino u hormonal juegan un papel importante en la mantención de la resistencia. La capacidad normal que tiene todo organismo para mantener su adecuado equilibrio interno y que le permite el enfrentamiento a los diversos agentes agresores se conoce como capacidad homeostática. Agreguemos, finalmente, a modo de recapitulación que el “estrés” puede darse en el plano sicológico (insatisfacción, ansiedad, baja autoestima), fisiológico (alta presión sanguínea, niveles elevados de colesterol) y conductual (fumar, beber). Situaciones de “estrés” y funcionamiento orgánico Todo organismo está naturalmente equipado para manejar situaciones adversas: temor, tensión, angustia, 97 agresiones, etc. El comando general de la defensa está a cargo del Sistema Nervioso Autónomo (S.N.A.). El S.N.A. es visto, comúnmente, como el conjunto de los sistemas simpáticos y parasimpáticos. La gran mayoría de los órganos efectores están enervados por ambos sitemas. Los efectos producidos por cada uno de ellos, generalmente, son antagónicos. Por ejemplo, el sistema parasimpático reduce el pulso y el simpático lo eleva. a) El Sistema Nervioso Simpático (S.N.S.). Las ac ciones del S.N.S., tomadas en su conjunto, parecen orientadas al reforzamiento de las defensas del cuerpo contra los peligros que pueden amenazarlo. El aumento de la actividad simpática moviliza los recursos del cuerpo para la acción inmediata. El S.N.S. estimula la secreción de catecolaminas de la médula adrenal, altera el proceso metabólico, produce rápidos cambios en la función cardiovascular, etc. Todos estos cambios han sido llamados “reacción de emergencia” (Gray, 1971 y 1975). b) El Sistema Nervioso Parasimpático (S.N.P.). Las acciones del S.N.P. parecen estar orientadas hacia situaciones propias de la relajación o recuperación. Así comanda las maniobras necesarias para que el organismo vuelva a su funcionamiento normal, donde no son necesarios ya los recursos que moviliza el sistema nervioso en una situación de alarma: disminuye la velocidad del pulso cardíaco, la respiración se torna poco profunda y más silenciosa, caen los niveles de glucosa en la sangre, etc. Todo organismo, humano o animal, está, pues, equipado para reaccionar frente a las demandas del ambiente. Estas reacciones son la lucha o la huida. 98 c) Las glándulas adrenales (o suprarrenales). Con sisten en dos áreas funcionalmente separadas: la médula interna y la corteza externa. La actividad en la médula es regulada por el sistema nervioso simpático (S.N.S.). De él depende la liberación tanto de adrenalina como de noradrenalina de las células de la médula adrenal. Este sistema simpático-adrenomedular parece dominar en la etapa de reacción de alarma del “síndrome general de adaptación” (S.G.A.). La función de la corteza adrenal parece ser regulada, en parte importante, por el nivel de la hormona corticotrofina (ACTH) en la sangre. El S.G.A. pareciera participar especialmente en la etapa de resistencia. (Sebye al hacer el estudio del S.G.A. estableció tres etapas que lo conformarían: 1) Etapa inicial o reacción de alarma. Implica un primer llamado a todas las defensas del organismo. 2) Etapa de la máxima adaptación o etapa de resistencia. Si el estresor continúa por demasiado tiempo, si es muy agudo, o si las defensas no son efectivas, el organismo evoluciona hacia la siguiente etapa. 3) Etapa de agotamiento: todos los mecanismos de adaptación se colapsan). Los cambios de vida en las personas y el “estrés” Todo incidente nuevo en la vida de una persona rompe con el esquema habitual de situaciones en que ésta acostumbra a manejarse. A esta realidad vital, experiencial la llamamos “cambio de vida”. 99 Como es fácil comprender, un cambio de vida requiere de una mayor actividad de adaptación de parte del individuo para poder asimilarlo. En esta perspectiva, tanto los cambios positivos como los negativos en la vida del sujeto son considerados como estresantes dado que demandan numerosos ajustes de parte de las personas a un nuevo estilo o patrón de vida (por ejemplo, matrimonio o divorcio). Cabe mencionar como pioneros y estudiosos de este tema a H. Rahe (1967), T. Holmes (1967), Schafer (1978), Levi (1972), A. Hamilton (1976), Mc. Grath (1976), Caplan, Cobb, Van Harrison (1975). En especial, sus investigaciones impactaron al poner en evidencia una significativa correlación entre cambios ambientales y enfermedades sicosomáticas (o desajuste de las personas). Resumiendo digamos que “en poquísimas generaciones, a partir de la Revolución Industrial, con prácticamente ningún tiempo ni oportunidad para la introducción de cambios en el equipo biológico del hombre, e incluso sin tiempo para cambiar sus costumbres, el ambiente humano ha sufrido una drástica transformación. Esta transformación le ha implicado al individuo una cada vez mayor y más específica adaptación al ambiente lo que implica una movilización acelerada de los múltiples mecanismos que componen esta reacción. Esto lleva a un continuo desgaste de las reservas energéticas, y el hombre se torna más vulnerable a ser afectado negativamente por las demandas externas que se ejercen sobre él. No tiene tiempo ni oportunidad de ajustarse a estos nuevos cambios, lo que, además, influye para que los perciba como más nocivos” (Concha, I. y col., 1982). 100 Cuando se constata que un cambio vital determinado daña a una persona y no a otra, cabe inmediatamente la pregunta: ¿por qué? En la línea de investigación de Cox y Mac Kay (1976) como también de Lazarus (1976) y Mc Grath (1970), hay que mirar el “estrés” como un fenómeno perceptual que surge de la comparación entre la exigencia o presión ejercida sobre la persona y su habilidad para enfrentar dicha exigencia. Hay ciertamente, una exigencia, pero es de primera importancia considerar la percepción que el sujeto tiene de esta exigencia. También está, simultáneamente, la percepción de la capacidad personal para enfrentar dicha exigencia. Si existe disonancia en el sujeto que percibe entre la exigencia y la capacidad para enfrentarla se configura el desequilibrio. La percepción del desequilibrio gatilla (origina) la experiencia subjetiva, emocional del estrés (a nivel sicológico y fisiológico). Vemos así cuán importantes son los sistemas de creencias en el individuo (juicios, valores, actitudes, interpretaciones, opiniones acerca de quiénes somos, quiénes y cómo son las otras personas, qué es importante en la vida y cómo debiéramos funcionar para “pertenecer”, tener una posición). ¡Qué importante ser capaz de mirar y experimentar objetivamente la vida!; ¡ojalá aprendiéramos a mirar preferentemente el lado positivo! Igualmente importante, en el manejo de situaciones estresantes, son los umbrales de tolerancia que tiene cada persona (Monat y Lazaras, 1977). 101 Los costos fisiológicos y sicológicos del “estrés” (Dr. R. Van Amberg, 1976). I. El estrés leve. Generalmente va acompañado de un gran impulso para actuar; la percepción es excepcionalmente aguda; se presenta una energía nerviosa excesiva y una capacidad de realizar más trabajo que el habitual. Es una etapa agradable, pero también debe ser considerada como la primera etapa de señales de advertencia porque se están consumiendo las reservas de energía. II. Primeros efectos desagradables del estrés. Las re servas de energía ya no alcanzan para todo el día: cansancio al levantarse o en las primeras horas de la tarde; trastornos ocasionales de las funciones estomacales e intestinales; tensión muscular en la espalda y alrededor del cráneo; sensación de no poder relajarse. III. La fatiga se acentúa: mayores perturbaciones de las funciones intestinales; problemas estomacales; músculos tiesos; sensación de tensión en aumento; trastornos en el sueño. IV. Gran dificultad para trabajar en la tarde. Activi dades antes agradables resultan ahora penosas; las conversaciones con los amigos y las situaciones sociales se vuelven molestas; sentimientos negativos; imposibilidad de concentrarse; temores sin causa aparente; los trastornos del sueño son mayores. V. Los síntomas se intenscan. Fatiga extrema; difi- cultad para realizar tareas sencillas; trastornos intensos de las funciones estomacales e intestinales; sensaciones de temores agudos. VI. Síntomas muy intensos. Violentos latidos del co razón; respiración anhelante, temblores; escalo102 fríos; transpiración; manos y pies entumecidos y con sensación de hormigueo. Energía apenas suficiente para efectuar las tareas más sencillas. En este menoscabo de la salud, cabe preguntarse: ¿se afectan las estructuras fisiológicas o síquicas?... No es fácil responder. La experiencia muestra que las personas utilizan los mecanismos fisiológicos y sicológicos para adaptarse. Sin embargo, si bien los individuos adoptan preferentemente una de estas vías, por qué responden como responden es un asunto complejo. Para terminar recordemos que si bien el estrés, considerado como mecanismo de defensa frente a un agresor, es algo normal en todo organismo y, por lo mismo, todo organismo, animal y humano, está capacitado para adaptarse naturalmente al medio ambiente cambiante. Sin embargo, por razones cognitivas o de situaciones extremas y/o muy prolongadas, los individuos pueden llegar a desórdenes crónicos. Así llegamos a lo que los especialistas llaman “enfermedades de adaptación” (enfermedad coronaria, diabetes mellitus, úlcera péptica, hipertensión arterial, colon irritable, disfunciones sexuales, artritis reumatoide, alergias y algunas formas de asma, propensión a las infecciones y al cáncer, enfermedades neurosiquiátricas, alcoholismo y otras adicciones, etc.). “El tipo de enfermedad es producto de la acción de factores condicionantes de la persona (programa sicobiológico, factores cognitivos, vulnerabilidad somática). Estos factores determinan qué vías y cuáles sistemas orgánicos serán más sensibles y, se verán afectados en una situación de estrés”(Concha I., y col., 1982). 103 4. La depresión Para bien o para mal, las emociones controlan nuestra vida... Por esto, si queremos aprender a vivir bien, es de gran importancia conocer todo cuanto dice relación con las emociones: su origen, su administración, etc. Si la alegría o el entusiasmo vitalizan nuestro cuerpo, las emociones negativas lo destruyen y deprimen las fuerzas vitales del organismo. Los estudios experimentales realizados al respecto son numerosos y ya entregan claras conclusiones. Por ejemplo, son significativamente más numerosas las personas que enferman después de la muerte de un ser querido. Si la relación salud-emociones es tan importante, ¿qué hacer para administrar nuestros sentimientos en forma constructiva y armoniosa?... Son miles las respuestas a esta pregunta. Toda la sicología, en particular, a través de las diferentes corrientes terapéuticas tratan de hacerse cargo de esta interrogante. En estos momentos, diremos aquí sólo algo obvio: un buen camino, un fácil camino para gobernar y controlar las emociones consiste en mantener control sobre los pensamientos e imágenes mentales. Así, si el hombre se hace cargo de sus pensamientos puede sustituir el temor por el amor, la mala por buena voluntad, la tristeza por la alegría, la cólera por la paz, etc. 104 Todos podemos cuidar nuestra salud, prevenir las enfermedades, etc., a través de la mente: pensamientos de paz y armonía, juicios de comprensión y perdón, valoración personal, organización prudente del tiempo, etc. ¿Qué es la depresión? En la vida, lo normal es que nos encontremos con penas y alegrías, que tengamos experiencias de encuentro y de despedida, que nos hallemos en situaciones de éxito y de fracaso... ¿Son enfermizos los sentimientos de pérdida, de tristeza, de añoranzas?... Que el triunfo produzca alegría y que el fracaso produzca tristeza es lo normal, lo sano. Entonces, ¿qué es la depresión?, ¿cuándo se habla de depresión como enfermedad?... En la depresión normal, contrariamente a lo que pasa en la depresión patológica, se sabe por qué se sufre; además la respuesta personal es adecuada y en proporción al estímulo. En general, digamos que la depresión se caracteriza por un sentimiento de tristeza. La persona deprimida percibe la vida en forma opaca, siente que nada merece la pena. Sobreviene una sensación de desesperanza. No hay posibilidades y no vale la pena ni siquiera intentar algo porque las cosas no mejorarán. Por otro lado, las personas viven a medias, sólo tienen fuerzas para realizar las tareas más elementales. Por lo general, desaparece, en primer lugar, el interés por las actividades sociales; luego, se pierde el interés por las aficiones y proyectos personales. La 105 lectura, por ejemplo, se hace desagradable y se transforma en trabajo, en parte porque están afectadas la memoria y la concentración. Algunos depresivos agregan estados angustiosos que se expresan en llantos frecuentes. El individuo con depresión pierde autoestima, amor propio, llega a creer que no agrada a nadie o tener la sensación de que todo el mundo se ríe a sus espaldas. Fácilmente llega por estos caminos a la conclusión de que la sociedad, la familia o sus amigos estarían mejor sin él. Dado, pues, que tiene poco cariño a la propia existencia, que se siente culpable de errores reales o imaginarios, cercanos o lejanos a él, empieza a pensar en el suicidio. Es decir, porque el depresivo siente que no vale y que su existencia molesta a los demás se convence de que no merece vivir. En relación a las apetencias, en el depresivo pueden aparecer disminuidos el deseo de comida, de sexo, de contacto social y, finalmente, como ya hemos expresado, el deseo de la misma vida. También pueden presentarse síntomas físicos: sensación de opresión en el pecho, dolor de cabeza, peso en el estómago; a veces, dificultad de tragar, sequedad en la boca. (Sólo en casos excepcionales, puede aparecer aumento de la necesidad sexual y del apetito de comer). Clases de depresión (Esta clasificación es absolutamente discrecional y subjetiva) 1. Depresión endógena: En ella no hay causa exter na aparente. Se supone, como causa interna, un mal funcionamiento del sistema nervioso central. Este 106 produciría un desequilibrio, una alteración en la producción de las substancias químicas (hormonas) que se utilizan en la función cerebral. La mayoría de los individuos que sufren una depresión tienen o han tenido problemas emocionales. Por eso, queda aún hoy día, en pie la siguiente interrogante: ¿los problemas emocionales y físicos están causados por los desequilibrios hormonales o más bien aquéllos se responsabilizan de éstos?... Sicólogos y siquiatras, cada uno desde su perspectiva propia, buscan la etiología de la depresión y parecen abordar el eterno problema del origen del huevo y la gallina. 2. Depresión reactiva: En ella la causa externa es evidente (pérdida de un ser querido, de un trabajo, de una fortuna, etc.). En sí, la depresión reactiva es sana ante un contratiempo personal grave, ante un estado de cansancio prolongado, etc. Sin embargo, si se perdura demasiado en el tiempo podemos llegar a una depresión crónica. Ante un hecho externo desafortunado, la depresión reactiva aparece de modo casi instantáneo: es una reacción. En la depresión reactiva sólo aparecen algunos síntomas de la depresión endógena: sentimientos de tristeza, períodos de angustia. El individuo se pone algo más pasivo, pero sigue viviendo. En cuanto al sueño, ambas depresiones se diferencian claramente: la depresión endógena se acompaña con insomnio a partir de las primeras horas de la madrugada; en la depresión reactiva, en cambio, resulta difícil dormirse, pero una vez que el individuo depresivo se queda dormido ya no se despierta hasta la mañana y al despertar la persona se siente recuperada, lo que no sucede en la depresión endógena. 107 En cuanto al suicidio, en ambas depresiones es un riesgo real. Sin embargo, en la depresión reactiva el riesgo está principalmente al comienzo del período depresivo; por el contrario, en la endógena está al final del proceso de deterioro. 3. Depresión tóxica (o secundaria): el origen es ex terno, pero específico: fármacos, alcohol o infección viral. Esta depresión puede sobrevenir, por ejemplo, después de una influenza, una hepatitis, etc., o bien después de ingerir fármacos tipo barbitúricos, o sedantes, o cortisona, o medicamentos usados para bajar la presión sanguínea (por ejemplo, reserpina). También después de algunas enfermedades como diabetes, trastornos a la tiroides, etc. 4. Depresión sicótica: su origen habría que buscarlo en un agotamiento excesivo o en una enfermedad cerebral. También puede corresponder a un momento de la sicosis maníaco-depresiva. En este tipo de depresión son frecuentes las alucinaciones, la pérdida del contacto con la realidad. La autoestima puede variar de un día para otro. 5. Depresión enmascarada: el individuo funciona normalmente, pero en forma superficial. La persona vive retraída y remota; su cara expresa muy poca emoción. Se comunica con los demás, pero nunca se confía profundamente. Cualquier tipo de depresión si no es cuidada a tiempo puede llegar a ser “endógena”. Para ayudar al depresivo endógeno, en forma rápida, existe, en siquiatría, una amplia gama de fármacos especializados (los antidepresivos). Sin embargo, también existen, en sicoterapia, diversos y eficaces tratamientos. 108 Tensión y Depresión (Ver capítulo sobre “estrés”) En la ciencia suceden cosas paradójicas y no debemos extrañarnos. Por ejemplo, en medicina se puede saber cómo curar una enfermedad desconociendo la causa. Con la depresión sucede algo parecido. Hay teorías sobre las causas de la depresión, hay tratamientos, más o menos, eficaces; sin embargo, no conocemos a ciencia cierta su origen. A pesar de lo anterior, podemos afirmar que, entre los especialistas, hay ciertos acuerdos: — hay relación entre tensión, fatiga y depresión; — hay relación entre tensión y enfermedades. Algún intento de comprensión de la depresión desde un enfoque biológico al alcance de todo público, exigiría, como mínimo, tener presente: a) frente a un pensamiento o acontecimiento que produce tensión: b) reaccionan las glándulas suprarrenales, produ ciendo niveles de: c) adrenalina, hormona que regula el metabolismo orgánico y que es responsable del: d) metabolismo, que dice relación con la rapidez y eficacia con que el organismo realiza sus funcio nes vitales. Los cuatro momentos señalados en este esquema expresémoslos de esta otra forma: Un organismo, sometido a tensión, funciona a más velocidad, esto es, gastando más energía. (La energía ciertamente no puede existir sin una fuente; en nuestro caso esta fuente 109 está representada por los nutrientes del organismo). La energía necesita una “planta transformadora” para responder a las demandas físicas y síquicas de un organismo. Pero, si una pieza del sistema, en el proceso transformador, está en malas condiciones, simplemente disminuye o no se da la fuerza energética. Las tensiones prolongadas, digamos, gastan las piezas... El organismo no puede reponerse. En una situación de desgaste prolongado, el organismo avisa: flato, estreñimiento, diarrea, etc... Si no se escuchan los avisos orgánicos, después del período de tensión prolongado, sobreviene a la persona una sensación de estar aplastada “por las presiones, demandas y cosas que hay que hacer. Finalmente, sobreviene la sensación de impotencia. ¿Hay muchas tensiones en tú vida? Holmes construyó una Escala para medir tensiones. La base teórica supone que toda experiencia, en cuanto implica cambio y adaptación, significa tensión. Así, cada hecho o acontecimiento, positivo o negativo, tiene un coeficiente tensional. La escala de Holmes predice que quien acumule un total elevado de puntos presentará una enfermedad grave, en un período de dos años. Si bien Holmes no utilizó su escala para predecir depresión, los individuos que acusan depresión señalan, en la consulta clínica, como propias, varias de las experiencias que contiene la escala. Los puntajes totales pueden acumularse en un período anual. El gráfico que obtengamos será bastante confiable. Según esta escala, si acumulamos sólo 150 puntos, hay pocas posibilidades de enfermarnos. Has110 ta 200 puntos, las posibilidades son bajas. De 225 a 300, ya puede decirse que son medianas (50%). De 300 y más, son altas. (Hay que tener presente, sin embargo, que no es fácil medir tensiones. Estas son algo muy propio en cada individuo. Lo que es mucho para uno, no lo es para otro). Escala de tensión de Holmes 1. Muerte del cónyuge 2. Divorcio 3. Separación matrimonial 4. Período de cárcel 5. Muerte de un pariente cercano 6. Lesión o enfermedad personal 7. Matrimonio 8. Despido del trabajo 9. Reconciliación matrimonial 10. Jubilación 11. Enfermedad de un miembro de la familia 12.Embarazo 13. Dificultades sexuales 14. Un nuevo miembro en la familia 15. Reajuste profesional 16. Cambio financiero 17. Muerte de un amigo íntimo 18. Cambio a un tipo distinto de trabajo 19. Cambio en el número de discusiones con la pareja 20.Hipoteca de más de 5 millones de pesos 21. Cobro judicial de hipoteca o préstamo 22.Cambio de las responsabilidades laborales 100 73 65 63 63 53 50 47 45 45 44 44 39 39 39 39 39 36 35 31 30 29 111 23.Salida de casa de un hijo 24.Problemas con los parientes políticos 25.Gran éxito personal 26.La pareja empieza o deja de trabajar 27. Inicio o fin de curso escolar 28.Cambio en las condiciones de vida 29. Cambio en los hábitos personales 30.Problemas con el jefe 31. Cambio de horario o condiciones de trabajo 32.Cambio de residencia 33. Cambio de lugar de estudios 34.Cambio de actividad recreativa 35. Cambio de actividades religiosas 36.Cambio de actividades sociales 37. Hipoteca o préstamo de menos de 5 millones de pesos 38.Cambio de hábitos de sueño 39. Cambio de número de reuniones de familia 40.Cambio de dieta o de hábitos alimenticios 41. Vacaciones 42.Navidades 43. Pequeñas infracciones a la ley 29 29 28 26 26 25 24 23 20 20 20 19 19 18 17 16 14 15 13 12 11 ¿Cómo impedir la depresión? Partamos diciendo que, si bien los malos hábitos de vida no producen la enfermedad, por lo menos, predisponen a ella. Así, en esta perspectiva, para prevenir la depresión, sería conveniente: 1. Reconocer las limitaciones personales; no poner se metas inalcanzables; 112 2. No arrastrar por mucho tiempo la sensación de tensión y agotamiento. Al levantarse cada mañana no sentir que nos espera una montaña de trabajo y obligaciones; que el tiempo nos será muy corto y no tendremos ningún momento agradable para nosotros; 3. Procurar tener la sensación de dominar la situa ción: control y dominio de la propia vida y del ambiente; 4. Aceptar compromisos y exigencias razonables y que podamos manejar con cierta facilidad; 5. Tratar de no sentirse solo, sin importancia para nadie; 6. Que nuestro “yo” esté contento, satisfechos de quiénes somos y de lo que hacemos con nuestra vida; 7. Cuidar la salud: sueño, comidas, descanso... 8. Cultivar relaciones sociales en el trabajo, en el barrio, en algún club, en la familia, etc. 9. En los aciertos y triunfos de la vida, compartir las alegrías; en los errores y fracasos, darse sien pre una nueva oportunidad; 10. En los momentos duros de la vida, darse permiso para estar triste; sin embargo, cuidando que haya proporción y que, finalmente, con el tiempo, la tristeza ceda lugar a una nostalgia serena que per mita que renazcan nuevas ilusiones. 113 5. Cambios y enfermedad El mundo actual, en general, implica situaciones de cambio a todo nivel: internacional, nacional, familiar, personal; cultural, político, social; religioso, laboral, educacional, deportivo, humorístico, musical, etc Todos podemos constatar cómo, en la sociedad moderna, las migraciones, los cambios políticos, las jornadas excesivas de trabajo, la intensa competencia, la falta de claridad en los roles de las personas, las resonancias afectivas de enojo, ansiedad, etc., con relativa frecuencia, ponen en situaciones límites a las personas. El mundo moderno arriesga la calidad de vida de los individuos. En estas condiciones, las personas pueden enfermar dado que queda a la deriva la integridad física o mental. En el mundo cristiano, en particular, desde Juan Bautista hasta Juan Pablo II, hablar de cambio es referirse a algo consubstancial al hombre espiritual: “metanoia”, conversión, cambio del corazón, paso del hombre viejo al hombre nuevo, etc. Juan, el Apóstol, llegará incluso a hablar de nuevo nacimiento (Jn 5) al referirse al programa de vida del cristiano. A través de la historia del cristianismo, todas las escuelas espirituales, usando la visión y el vocabulario propios del momento, han presentado “el cambio” como inherente al proceso de “santificación”. El hombre 114 al entrar en el discipulado de Jesús opta por el cambio, por la “metanoia”. Este cambio al cual se refiere el cristianismo supone un individuo histórico, viviendo un aquí y un ahora, en relación con las cosas, los lugares, las personas, las organizaciones, las ideas, etc. Así el hombre es un sujeto en relación y como tal está llamado al cambio. Hoy, porque la vida, en general, es cambio; porque la vida cristiana, en particular, es cambio, no podemos no hablar de cambio. Desde el punto de vista sicológico, ¿qué es el cambio?, ¿qué exigencias biológicas significan los procesos de cambio?, ¿cuánto pueden cambiar las personas sin enfermarse?, ¿con qué ritmo deben darse los cambios para que sean enriquecedores y permanentes?, etc. Estos y muchos otros aspectos es necesario que vaya conociendo bien, en general, el hombre de hoy; pero, también, en forma especial, todo dirigente, maestro, etc. Si es verdad que el cambio en sí debemos acogerlo como algo positivo porque es propio de la vida, también es cierto que mal administrado es un enemigo peligroso. La adecuada intensidad, frecuencia y persistencia de las situaciones de cambio deberán ser masivamente conocidas por la población contemporánea. El cambio mal administrado puede poner a las personas en situaciones límites. En estas condiciones las personas pueden enfermar... Los siguientes apuntes son un primer intento de acercamiento al fenómeno del cambio. En efecto, porque bien administrado hace crecer a las personas, vale la pena cualquier aporte, por modesto que sea. 115 La vida y el cambio Nos guste o no nos guste, el cambio es parte importante de nuestras vidas... A veces no queremos cambiar; otras veces queremos cambiar. Queramos o no queramos cambiar, el cambio nos acompaña a todos a través de toda nuestra vida. A través del cambio el futuro invade nuestras vidas y se transforma el pasado. Ciertamente que una situación permanente en que sabemos qué nos espera cada día es muy cómoda. Pero también significa, a mediano o largo plazo, una vida monótona, rutinaria. Por el contrario, llegar a una situación de vida en la que podamos contar con un marco estable, con una dosis saludable de seguridad y, por otra parte, con la posibilidad de novedad y cambio, es mirar la vida con significado y contenido. El cambio es un hecho en nuestras vidas; el cambio acompañó a los hombres de ayer, nos acompaña hoy y acompañará a los hombres del mañana. Sin embargo, para que el cambio sea algo positivo en nuestras vidas se necesitan muchas cosas. Lo primero que supone el cambio en las personas, para que en sus vidas tenga signo positivo, es que se lo acoja, se lo integre, se le dé una dirección, un sentido. Acoger el cambio... La persona insegura, que duda de sí misma y se pregunta cada vez si será capaz de resolver cualquier problema nuevo que se plantee, esa persona evita el cambio. 116 Para acoger el cambio la persona tiene que sentirse cómoda consigo misma. La persona que tolera e incluso que agradece el cambio se asegura la sensación de objetivos y propósitos renovados casi todos los días de su vida. Tratar de sentirse cómodo en un mundo de cambios es lo mínimo deseable. Después se pueden añadir deseos de aventuras, de exploración de lo desconocido, gratitud por la presencia de lo misterioso, etc. Si estamos preparados para acoger el cambio, estamos en mejores condiciones para darle la dirección que deseamos. La adaptación al cambio Si hablar de cambio es una de las caras de la realidad que acompaña permanentemente a las personas, la otra cara es la adaptación que implica. Pasamos de una situación A a una situación B. Tenemos que vivir el proceso de despedida, de abandono de la situación A y luego tenemos que vivir el encuentro de la situación B. En estos procesos de despedida y encuentro juega un papel importante la “adaptación”. Así, podemos decir que si el cambio es algo natural en la vida del hombre, también es algo natural la capacidad de adaptación. Sin embargo, el ritmo mismo del cambio no es algo indiferente a la capacidad de adaptación de las personas. Un organismo no tiene necesariamente capacidad de adaptación para cualquier tipo o cualquier ritmo de cambio. 117 El ritmo del cambio ¿Qué es el tiempo? Podríamos definirlo de muchas maneras. En relación a lo que aquí nos interesa digamos que el tiempo dice relación con los intervalos durante los cuales ocurren los acontecimientos. El tiempo es la moneda que hace posible comparar la rapidez con que se desarrollan procesos muy diferentes. En economía pensemos los 10.000 años de agricultura de la humanidad; los cien o doscientos años de industria; los años de servicios. En evolución biológica-cultural pensemos en los millones de años del lento caminar de las especies; en la rápida evolución comparativamente de las culturas y de las sociedades. Hoy, la sociedad tiene nuevos índices para acercarse a la evaluación del fenómeno del crecimiento, del fenómeno del cambio: índice de construcción, de consumo de energía, de progresos en los transportes, etc. El cambiar es una cosa; el ritmo del cambio es otra cosa. Si el cambio puede ser integrado positivamente en las vidas de las personas, hay que tener presente que cualquier ritmo de cambio no es conveniente. La adaptación al cambio es posible sólo si las personas logran dominar el ritmo de cambio: cada persona para “reprogramarse” necesita una adecuada cantidad de “información” en una determinada cantidad de tiempo. Se ha llamado “shock del futuro” la tensión y la desorientación que sufre un individuo obligado a un 118 cambio excesivo en un tiempo demasiado breve (Toffler, A.). Límites de la adaptabilidad Todos los organismos vivos tienen una capacidad natural de adaptación. Esta capacidad es la otra cara de la supervivencia: porque fueron capaces de adaptarse, por eso, las especies, los organismos han sobrevivido. El hombre también tiene una capacidad natural de adaptación. Sin embargo, esta capacidad no es infinita. El hombre es un organismo biológico, un organismo sicológico y todo organismo tiene sus límites. La sicología, la neurología, la teoría de las comunicaciones, la endocrinología, etc., como ciencias, algo tienen que decirnos cada una de ellas, sobre la adaptación humana. ¿Qué les ocurre profundamente a las personas cuando les pedimos que cambien una y otra vez?... Los diferentes cambios de vida sacuden a las personas con fuerzas distintas: un divorcio, una boda, un cambio de domicilio, unas vacaciones, etc., afectan de un modo diferente a los organismos. Las investigaciones de Thomas Holmes y Richard Rahe (1967) han demostrado esta afirmación. Ellos, además de clasificar los cambios y graduar el impacto respectivo en las personas, pudieron ir mucho más lejos y estudiaron y demostraron experimentalmente la relación entre cambio y salud. Ellos pudieron demostrar, por primera vez, que el grado de cambio en la vida de una persona guarda estrecha relación con su estado de salud. 119 (Al hablar de cambio no importa el signo que podríamos interpretar como “bueno” o “malo”, sino, simplemente, que es cambio). Detrás de estos pioneros en la investigación de los efectos del cambio en las personas han seguido muchas otras investigaciones. De todas ellas lo que podemos decir hoy es que el cambio tiene un precio en el organismo. Si no lo tenemos presente estamos poniendo a las personas en situaciones tensionales peligrosas. El precio fisiológico del cambio La vida implica una interacción constante entre el organismo y el medio ambiente. ¿ Qué sucede cuando se altera algo de nuestro medio? Todos estamos constantemente sometidos a una lluvia de señales de nuestro medio: visuales, auditivas, táctiles, etc. Cuando algo cambia dentro del alcance de nuestros sentidos, se modifica el esquema de señales que los canales sensoriales envían al sistema nervioso. El cambio del estímulo provoca lo que los sicólogos experimentales llaman una “respuesta de orientación” (R. O.). La respuesta de orientación es una operación compleja: involuntariamente empleamos nuestros músculos para dirigir los órganos sensoriales hacia el punto de origen del estímulo; se eleva el tono muscular general; se producen cambios en la disposición de nues120 tras ondas cerebrales; al encogerse las arterias, se enfrían los dedos de las manos y de los pies; las palmas de las manos empiezan a sudar; la sangre acude a la cabeza; se altera el ritmo de respiración y de los latidos cardíacos. (Si todo esto es ostensible, estamos frente a lo conocido como “reacción de susto”). Todo esto es una dura carga para el cuerpo. La Respuesta de Orientación (R.O.) no es accidental. Es uno de los principales mecanismos de adaptación. En pocas palabras, la R.O. dispone al organismo para la lucha o para la huida. Así, uno de los resultados de la R.O. es enviar una oleada de energía preventiva a todo el cuerpo. Al vibrar el sistema nervioso, en respuesta a la novedad en el campo sensorial, sus vesículas sinápticas descargan pequeñas cantidades de adrenalina y noradrenalina. Estas, a su vez, provocan una descarga parcial de la energía almacenada. Hay que añadir que la R.O. no sólo se produce como reacción a estímulos sensoriales, sino también cuando nos enriquecemos con nuevas ideas o informaciones. La reacción de adaptación Frente a un hecho nuevo, el organismo responde con una respuesta de orientación (R.O.). Pero, ¿qué pasa si no se trata de un hecho, sino de una serie de hechos nuevos?... Pensemos, por ejem121 plo, que a alguien se le murió la esposa, que luego lo despiden del trabajo, que un hijo sufre un serio accidente, etc. La R.O. no resuelve la necesidad de enfrentamiento. Se necesita lo que se ha llamado una “reacción de adaptación”. La R.O. se funda principalmente en el sistema nervioso; la reacción de adaptación depende, en gran parte, de las glándulas endocrinas y de las hormonas vertidas en el torrente sanguíneo. La R.O. y la reacción de adaptación ocurren normalmente innumerables veces en el día: es el organismo sabiamente preparado para responder a cambios en nuestro medio físico y social. La reacción de adaptación se la conoce también como “tensión” y, últimamente, se habla mucho del “estrés”. De él hablamos directamente (Capítulo 3, II parte). Es importante establecer que al propiciar el cambio científico, tecnológico, religioso, social, etc., de las personas, estamos entrando en la química y en la estabilidad sicobiológica de las personas. La RO. y las tensiones dentro de límites adecuados son naturales en todo organismo: dirigen todo proceso de crecimiento, de desarrollo, de maduración. Digamos, finalmente, resumiendo este capítulo, que la vida es cambio, el cambio es adaptación y toda adaptación implica R.O. y tensiones. Sin embargo, así como la adaptabilidad tiene sus límites, también debemos decir lo mismo de la capacidad de cambios en los organismos, en general, y en las personas, en particular. 122 Los cambios y lo sicológico Así como el cuerpo siente el impacto de los cambios, también la “mente” paga el costo de los procesos de decisión que implican los cambios. Los estudios sicofisiológicos han demostrado que una buena adaptación se logra cuando el nivel del estímulo que significa el cambio no es ni demasiado alto ni demasiado bajo. Las investigaciones al respecto permiten afirmar hoy que existe un “nivel de adaptación”: la capacidad de adaptación se da en un determinado rango. Por debajo y por encima de este rango, la capacidad de adaptación simplemente falla. Pensemos en las situaciones de guerra, incendios, inundaciones, terremotos... las personas se ven enfrentadas al impacto de superestímulos. En tales casos, el deterioro mental empieza con una sensación de fatiga, seguida de confusión e irritabilidad nerviosa. El hombre se vuelve hipersensible al menor estímulo del medio. Finalmente viene el agotamiento emocional: parece desaparecer todo deseo de vivir. Lo mismo hay que afirmar en relación al pensamiento y las decisiones. El estímulo excesivo puede conducir a comportamientos extraños y contrarios a la adaptación. Los experimentos sobre privación sensorial muestran los efectos sicológicos del estímulo que está bajo “el nivel de adaptación”. El estímulo deficiente se correlaciona con una disminución de las facultades mentales y físicas. 123 La capacidad del organismo para hacer frente a los estímulos sensoriales depende de su estructura fisiológica. La naturaleza de sus órganos sensoriales y la rapidez con que los impulsos fluyen por su sistema nervioso levantan barreras biológicas a la cantidad de datos sensoriales que puede admitir. Las limitaciones de los órganos de los sentidos y del sistema nervioso significan que muchos sucesos del medio se producen a demasiada velocidad para que podamos seguirlos, por lo cual, en el mejor de los casos, nuestra experiencia es parcial. Cuando las señales que llegan hasta nosotros son regulares y ordenadas, podemos conseguir una representación mental de la realidad bastante buena. Pero cuando las señales de la realidad están desorganizadas, cuando son nuevas e imprevistas, la exactitud de la imagen disminuye. El organismo se defiende de diversas maneras frente al exceso de estímulos físicos, información o decisiones. A veces, simplemente se niega a recibir; otras veces elige el camino de la especialización: quiere mantenerse a la altura del cambio; otras veces, quiere adaptarse con técnicas eficaces en otras situaciones, etc. Es posible encontrarse con gente que eligió la especialización como defensa frente al cambio. ¿Cómo saberlo? La gente especializada puede presentar tendencias contrarias al cambio; sin embargo, estas mismas personas, en su especialidad manejan las últimas innovaciones de su profesión. Si este es el caso de una persona, la respuesta es que nos encontramos frente a alguien que ocultó su resistencia al cambio tras una especialización. 124 Pero no siempre el organismo logra responder con éxito, real o aparente, a los cambios. ¿Cómo adaptarnos al cambio? Tratando de ser concisos revisemos algunas consideraciones prácticas: 1. Estudiar nuestras propias reacciones corporales y sicológicas frente a una situación de cambio es la primera tentativa de adaptación consciente. Las palpitaciones, los temblores, el insomnio o una fatiga inmotivada pueden ser síntomas de una estimulación excesiva; de la misma manera la confusión, la irritabilidad desacostumbrada, la profunda laxitud y la impresión de que las cosas escapan a nuestro control, son indicaciones sicológicas en un sujeto que se siente estimulado y la estimulación está fuera del rango de adaptación (bajo o sobre la tolerancia del sujeto). Al estudiar nuestras propias reacciones corporales y sicológicas, en un momento dado, podemos fijar conscientemente nuestro propio ritmo vital, nuestro propio ritmo de estimulación, de cambio. Es nuestra contribución consciente a la adaptación. 2. Emplear tácticas para mitigar los estímulos: baja mos el volumen de la radio o de la T.V., bajamos la persiana para oscurecer la habitación cuando buscanos un lugar de silencio; cerramos puertas, nos ponemos lentes de sol; en una clase, si estamos cansados, empezamos a mirar por la ventana, etc... Con el empleo de estas tácticas pretendemos controlar la cantidad y/o la intensidad de los estímulos 125 que nos da el medio ambiente. Es otra forma de colaborar en el proceso de adaptación. 3. Voluntariamente tratemos de manejar la frecuen cia del cambio y la estimulación, manteniendo conscientemente relaciones a largo plazo con los diversos elementos de nuestro medio físico. Cuántas veces rehusamos invitaciones porque nos sentimos sin deseos de “experimentar” cosas nuevas. Es la participación inconsciente del organismo. 4. El cambio, lo hemos repetido ya numerosas veces, es parte de la vida. Hay cambios que podemos manejar, pero también hay muchos otros que no podemos manejar ni en su frecuencia ni en su intensidad. Frente a esta realidad, lo importante es enfrentar los cambios no manejables en las mejores condiciones posibles. La vida agitada de hoy podemos enfrentarla con éxito si hemos tenido lugares, momentos o personas donde rehacernos, donde realimentarnos. A estos lugares, momentos o personas llamémoslos “zonas de estabilidad”. Son ciertas relaciones duraderas, cuidadosamente mantenidas a pesar de todos los otros cambios. Cuidemos y multipliquemos las “zonas de estabilidad”. 5. El problema del cambio, en muchas oportunida des, no significará impedir el cambio, sino en poder integrarlo a nuestro mundo personal. En la mayoría de las situaciones problemáticas, se soluciona el problema del cambio en un sector de la vida, intentando conscientemente, crear estabilidad en otras zonas. La adaptación resulta más viable en un mundo de cambios planificados. 126 6. Finalmente, si son muchos los cambios y muchas las personas que lo experimentan, quizá disminuya el costo del cambio si, en lugar de vivirlo cada cual en forma aislada, en solitario, se intenta vivirlo con otras personas, con otras personas que se encuentren simultáneamente en situaciones parecidas de cambio. Ej.: personas que van, dentro del mes, a cambiar de domicilio, personas que hace menos de un mes perdieron esposo(a), hijo(a); persona que va a casarse, etc. Allí las personas verán sus problemas con mayor objetividad, intercambiarán ideas y opiniones útiles; se sugerirán mutuamente futuras alternativas, etc. De esta participación se obtendrá que cada cual pagará un costo menor al cambio. Los pastores espirituales y el cambio El cambio es una realidad que acompaña a las personas a través de toda la vida. El cambio tiene un costo a nivel biológico y a nivel sicológico que deben pagar los individuos. Cada persona, para vivir con éxito los momentos de cambio, necesita estar atenta para ver cuán estabilizada está física y síquicamente y ver cuánto es el costo del cambio que debe, quiere o puede experimentar. (En una escala de 1 a 100, se han podido graduar ciertos cambios: fallecimiento de un ser querido 100; cambio de domicilio, 20; vacaciones, 13; etc. Al respecto, ver capítulo sobre “Depresión”). El cambio de vida que significa la opción por los caminos de Jesús; el cambio permanente que acompaña el pensar, el sentir, el actuar de la persona que 127 busca un crecer espiritual es una realidad que está presente en la vida del cristiano. El cambio personal motivado desde la opción religiosa, como todo cambio, porque se inserta en un sustrato humano, tiene su costo fisiológico y sicológico. Un cambio, para que sea positivo, permanente, enriquecedor, supone ciertas condiciones: que el sujeto que experimenta el cambio quiera acogerlo; que el sujeto esté en condiciones de darle una dirección, un sentido; que el sujeto sea capaz de adaptarse al cambio, para eso el cambio no puede darse en cualquier ritmo, etc. El sujeto puede desear el cambio, pero puede no estar en condiciones para pagar el costo fisiológico o síquico que involucra. El sujeto necesita una estabilidad general mínima para vivir el cambio espiritual y no poner en peligro, sin ningún provecho ulterior, la estabilidad general de la persona. (Un paciente con tres días de insomnio no es sujeto apto para una hora de lectura espiritual). El cambio acogido, integrado, vivido y gustado dará paso a su debido tiempo a otro cambio. Por el contrario, estar continuamente iniciando cambios sin consolidarlos bien es peligroso. Necesitamos un tiempo, una frecuencia óptima para que los procesos de cambios maduren convenientemente y, logrado el cambio, la persona crezca, se enriquezca. (No podemos tomar las bienaventuranzas y cada día iniciar un proceso serio de cambio teniendo por referente una de ellas. Si estamos trabajando con seriedad cada día iniciaremos una remoción profunda sin dejar nada bien cimentado). Es posible encontrar cristianos que han intentado honestamente iniciar un camino de crecimiento. Los 128 cambios que desearon realizar en sus vidas, objetivamente hablando, quizá eran acertados, pero porque no fueron sabia y prudentemente programados y realizados, terminaron, subjetivamente, produciendo efectos negativos. La situación general de estabilidad, en el sujeto; el ritmo de los cambios, la capacidad de adaptación de cada persona, etc., son aspectos importantes en el caminar espiritual. (Qué bueno sería que el contenido de estas reflexiones estuviese presente en las metodologías evangelizadoras de los movimientos de renovación aceptados hoy en la Iglesia: carismáticos, neocatecúmenos, etc.). Estas pequeñas reflexiones quieren ser el inicio de otras que deberán enriquecer y profundizar este tema de urgente necesidad para los laicos y los encargados de grupos espirituales. El Señor es el dueño de la vida; el Señor no está obligado a seguir las leyes naturales; el Señor es el Señor. Sin embargo, porque se somete a las leyes que él mismo ha establecido no pierde nada de su gloria. El mismo quiere estar presente en la creación respetando, ordinariamente, las leyes que él ha establecido. Esto debemos tenerlo presente en el mundo espiritual. Los pastores espirituales al acompañar el caminar de sus fieles necesitan actitudes, líneas de pensamiento maduras: cambios integrados a una historia; cambios integrados a una tradición que evoluciona; cambios que son la continuidad natural de un caminar positivo acumulado de muchas generaciones de cristianos y de una presencia permanente de Dios (Is 43, 16-21). Los predicadores, los confesores, los directores espirituales son necesarios en el acompañamiento de 129 la vida espiritual; pero también hay que decirlo, son peligrosos los predicadores, confesores o directores espirituales improvisadores e improvisados. La vida espiritual necesita buenos predicadores, buenos confesores, buenos directores espirituales y al decir “buenos” entendemos hombres con experiencia personal en las cosas de Dios y hombres con conocimiento real de las posibilidades de los hombres. Esto es, hombres expertos en humanidad. 130 Conclusión El hombre común tiene su visión de la vida y la expresa con claridad en su propio lenguaje; el hombre de ciencia trata de lograr una visión del hombre y del mundo, maneja la nomenclatura de su especialidad y se comunica, desgraciadamente, con frecuencia, con dificultad con el grueso público. El hombre religioso también tiene una interpretación del universo y las personas, propone objetivos y metas a la humanidad y termina, en general, comunicándose con sus hermanos. Sin embargo, hoy, el hombre religioso, en general, no inspira confianza. Las comunidades religiosas han disociado el decir y el actuar. Pastores y fieles muestran, no pocas veces, una desconcertante incongruencia existencial en relación a lo que predican. Si lo anterior es verdad, toca a la ciencia y a la religión volver al sentido común del hombre, volver a lo obvio de la gente sencilla. Que la filosofía vuelva a hablar de la vida; que la biología se reencuentre con su primera intención de servir al hombre; que las religiones, sirviendo al hombre histórico, no olviden los anhelos de trascendencia de las personas; que el cristianismo, y el catolicismo, en particular, se replanteen su servicio preferente, de hecho, a las estructuras y a lo institucional y con valentía privilegien a las personas. El mundo científico y tecnológico del hombre moderno; la religión occidental y oriental del siglo XX han dado pasos agigantados en su devenir teórico y académico. Desgraciadamente han perdido al hombre 131 real, concreto porque el mismo hombre se les ha desdibujado, empañado o perdido. El sentido común grita, a través del hombre sencillo, del poblador, del enfermo, del estudiante, del muchacho o muchacha cesante y que quiere formar ya un hogar, del hombre y de la mujer que tienen más o menos, cincuenta años, del jubilado, del anciano, etc., que la vida parte de ellos, que la vida se concreta en ellos, que a la vida se la respeta o se la hiere en ellos. Legítimas discusiones, pero, no pocas veces inútiles en términos de provecho para las masas populares marginadas de la salud, la vivienda, la educación, ocupan las aulas académicas. Arbitrariedades, mezquindades del jefe de turno, etc., hacen de los templos y las religiones los centros de escandalosas incongruencias. Predican la justicia, el amor, el respeto a los derechos humanos, pero al interior de ellos, envueltos en su manto triste de caridad, obediencia, acatamiento a la voluntad divina con frecuencia se cometen las peores injusticias, dobleces, hipocresías, etc... ¿Qué pide el hombre sencillo de hoy? A través del sentido común, desea crecer como persona, ser decente en sus sentimientos, honrado en sus relaciones personales, etc... Los hombres de ciencia le entregan, principalmente, palabras, discursos que pregonan verdades totales y definitivas. Apenas pasan algunos años, el viento de las ideas empieza a soplar hacia otros lados y estos mismos sabios cambian el lenguaje y olímpicamente comienzan a enseñar lo contrario, una vez más, como única y definitiva verdad. La gente sencilla de hoy, sólo a través del sentido común, descubre que la charlatanería no les sirve... Así nace la desconfianza hacia los que saben... Ciertamente que el líder del mañana tendrá que 132 replantear las cosas obvias y, a través de ellas, simplemente enfocadas, podrá esperar recuperar la credibilidad... Pero también el hombre sencillo, guiado por el sentido común, perdió la confianza en sus guías espirituales... No pocas veces, los guías espirituales le parecen niños que repiten “la canción de moda”. Pasa la euforia del ritmo o la letra de la canción y empiezan a entonar otra que está “pegando”. El hombre sencillo no espera de sus pastores espirituales sólo que lo entretengan... Acude a sus pastores para aprender a leer lo profundo, escrito en los acontecimientos de la vida; va con deseos de enriquecer su forma de vivir; le importa que su guía espiritual muestre el verdadero amor, la justicia solidaria, la experiencia de la muerte, etc... El hombre quiere aprender a vivir, anhela encontrar una auténtica metodología que le garantice la felicidad. Para este hombre, ¿tiene futuro lo religioso? No es fácil responder esta pregunta. Sin embargo, la experiencia vivida por los chilenos, con ocasión de la visita del Jefe de los Católicos, el papa Juan Pablo II, el año 1987, ofrece algunas pistas: 1. Un hombre honrado se hace creíble y respetable. Que el Papa tenga planteamientos que puedan agradar más a unos que a otros no es ningún misterio. Sin embargo, el sentido común de todo un pueblo descubrió que lo importante de la fe católica era presentado con sinceridad y honestidad. Este pueblo escuchó, se conmovió... Así todo un pueblo sintió su magnetismo y acogió con alegría a este Hermano de buena calidad. 2. El hombre de oración tiene mucho que compartir. En sus discursos, no hay largas exposiciones so133 bre metodología y estilos de oración. Pero, el Papa oró, todos lo vieron (en Santiago, en Antofagasta, etc.) y esa experiencia llegó a las multitudes y hay muchos que han vuelto a la oración. La ciencia, los desafíos, los cansancios del mundo moderno, desde la visita del Papa, han abierto espacios a la oración. 3. Todo se puede decir cuando se tiene una forma conveniente de expresarlo. Juan Pablo II habló de todo, con todos... A la tortura, la llamó por su nombre; a la pobreza la defendió con valentía; denunció a los falsos ídolos del sexo, del poder y del dinero; a la violencia la desenmascaró con valentía. Les habló a los jóvenes, a los esposos, a los políticos, a los intelectuales, a los ancianos, a los enfermos, a los pobladores, a los consagrados, a los encarcelados, etc... Nadie se sintió engañado, muchos interpelados y todos queridos, acogidos, acompañados... Juan Pablo II, símbolo de una vida religiosa auténtica, quizá, nos permita pronosticar el mundo religioso del mañana: 1. 2. 3. 4. 134 Sólo la religión auténtica y verdadera, tendrá futuro; Sólo los guías espirituales maduros y honrados, tendrán algo que decir; El hombre busca simultáneamente su plenitud humana histórica y trascendente; La institución religiosa, dada la realidad del hombre y la voluntad explícita de Jesús, específicamente en el cristianismo, es necesaria; sin embargo, no puede seguir sofocando, sacrificando a las per sonas; 5. Los “administradores” de las religiones deberán redescubrir el sentido de sus vidas para transformarse en “pastores” y ser creídos; de lo contrario, las poblaciones creyentes, intuyendo que es un mal, pero mal menor, preferirán una vivencia religiosa al margen de lo institucional. Lo religioso y la felicidad (Mt 5, 1-12) Por ahora, el cristianismo ofrece mayoritariamente al mundo occidental una forma de expresión de lo religioso. En los creyentes cristianos están dispersos, pero vivos y llenos de vitalidad, elementos básicos que garantizan al hombre su plenitud humana, el mejor desarrollo de sus potencialidades, etc. El mañana puede mostrar la expansión de todas esas semillas de vida. En el libro sagrado de los cristianos está la palabra inspirada que permite a todas las generaciones escuchar de boca del mismo Hijo de Dios, enviado en la plenitud de los tiempos (Heb 1, 1), los caminos de felicidad, garantizados por Dios al hombre (Mt 5, 1-12). El éxito, según el Sermón del Monte 1. ¿Quieres ser feliz? ¿Quieres crecer como hombre, como grupo social y como concierto de naciones?... Dios, a través de Jesús, responde: vive simplemente; acoge, cuida, haz crecer la vida en ti y en los que te rodean. “Felices los que tienen espíritu de pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. No 135 creas en la prepotencia; no es verdad que las apariencias terminen imponiéndose; no te fíes en lo superfluo aunque la publicidad se empeñe en crearte falsas necesidades. ¡Qué hermosa es la vida! Sencilla como la primavera que llega; tranquila como la mañana que amanece; variada como las flores del campo, diferente como la multitud de plantas, pájaros y peces; tibia como la noche de invierno junto a la chimenea; tierna como el amor de los jóvenes esposos; bulliciosa como el patio de un colegio o la cancha de población, en un fin de semana. 2. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona, grupo social o concierto de naciones?... No pidas a la vida lo que no puede darte... La vida tiene noches y días, inviernos y veranos; en la vida se nace y se muere; los momentos de cada jornada se entretejen entre triunfos y derrotas. Cuando quieras reír, ríe fuerte y sinceramente; pero cuando quieras llorar, llora, porque el hombre es hombre cuando ríe y cuando llora. Expresa tus sentimientos, date permiso para compartir tus emociones. “Felices los que lloran, porque recibirán consuelo”. 3. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como perso na, como grupo, como concierto de naciones?... Adquiere para tu vida la perspectiva del tiempo. Lo que hoy es, mañana, quizá, ya no exista; lo que hoy se cree como definitivo, no es extraño que mañana quede también atrás; lo que hoy todos llaman fracaso, no deberá extrañarnos si mañana lo interpretan como fortuna. “Nada te turbe, nada te espante”... En la visión integrada del ayer, del hoy y del mañana, la vida se ve de otra manera, ¡la vida da tantas vueltas!: “felices los pacientes, los mansos, los misericordiosos, etc., porque recibirán la tierra en herencia”. 136 4. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona, como grupo, como concierto de naciones?... Juégate por lo justo, por lo que es tuyo y por lo que pertenece a tu hermano; lo tuyo merece respeto y también lo de tu hermano; tus hijos valen y también los hijos de todos; tú y tu mujer necesitan salud, pero también la merecen todas las mujeres y todos los trabajadores. Para ser realmente personas todos tienen derecho a tener oportunidades de educación, de vivienda, de trabajo: “felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”. 5. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona, como grupo, como concierto de naciones?... ¡Qué hermoso es ofrecer a los demás lo mismo que esperamos que los demás nos entreguen a nosotros! La vida no es fácil; caminamos entre aciertos y errores. Después de una caída, todos deseamos que se nos brinde una nueva oportunidad. No creas que “el que pega primero, pega dos veces”. Empéñate más en comprender que en ser comprendido: “felices los compasivos, porque obtendrán misericordia”. 6. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona, como grupo, como concierto de naciones?... Cree en el amor, respeta tus sentimientos, cuida tu cariño. Faltan personas que reconozcan sus desencantos y confiesen con valentía que el amor comprado no tiene buen gusto, que la sexualidad desordenada, no educada, deja profundos vacíos. El cuerpo del hombre y de la mujer son hermosos; todo organismo sano, dirigido por fuerzas hormonales, es atraído por el sexo opuesto. Sin embargo, en los seres humanos para cuidar el amor hay que pagar un precio: con creatividad abrir y mantener espacios alimentadores de fidelidad, situaciones de creci137 miento en pareja, momentos de encuentro, de apoyo, de locuras compartidos... El amor porque te encontró digno vino a ti, ahora te toca a ti ser digno del amor. El fracasado en el amor es aquél que no estuvo a la altura del amor: “felices los de corazón limpio porque ellos verán a Dios”. 7. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona, como grupo, como concierto de naciones?... No te sientas enemigo de nadie. Cada cual va por la vida tratando de encontrar un espacio para respirar, amar, vivir y morir... Tu agresividad oriéntala a construir, encáuzala para vencer los obstáculos que se te presenten en tu camino... Las divergencias con los demás, los distintos puntos de vista no los desprecies; las diferencias positivas que existan entre tú y tus adversarios súmalas, así habrá más verdad, más justicia, mejor convivencia... El enfrentamiento físico, la violencia nunca te servirán, por ningún motivo, para ninguna causa. La violencia es muerte, genera rencores, alimenta contraataques, etc... La violencia sólo engendra más violencia. En cambio, tus manos, tu mente, tu corazón están ansiosos de ser puente, de unir, de construir progreso. En una palabra tú estás hecho y deseas construir la paz: “felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios”. 8. ¿Quieres ser feliz?, ¿quieres crecer como persona, como grupo, como concierto de naciones?... En la calle, en tu trabajo, en la cancha de fútbol; pero también con tus amigos, tus contrincantes, o tus seres queridos no te canses de ser bueno. Esa palabra de amigo, ese saludo de reconciliación, ese “por favor”, etc., son tan necesarios en el mundo de hoy. Aun cuando no signifiquen utilidades económicas, anda a ver al compañero enfermo, al pariente anciano o encarcela138 do. Todos te esperan y, a través de ti, se reencontrarán con la vida. Hacer el bien, en una sociedad de rentabilidades, consumismo y apariencias, parece profundamente obsoleto. Sin embargo, ¿quieres escuchar la verdad?... Yo y tú queremos ser buenos gratuitamente... Ser bueno es una necesidad del cuerpo y del alma. Ser positivo, ser útil, ser santo es una necesidad más profunda que las modas, los prejuicios, los antivalores de una determinada cultura. Así como el pájaro necesita volar y la planta crecer, del mismo modo el hombre necesita ser bueno, es decir, acompañar, compartir, etc. Trata de ser bueno: buen alumno, buen hijo, buen padre, buen vecino, buen ciudadano, buena persona... Si estudias, hazlo bien; si siembras los campos, hazlo con amor; si eres ejecutivo, sirve con alegría; si eres religioso, alaba al Señor y sé solidario del prójimo: “felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los cielos”. Cuando al llegar el 1 de enero celebramos el año nuevo ¿qué estamos haciendo? Simplemente estamos participando en una alegría colectiva. Esta celebración es ciertamente convencional, pero no hay ninguna duda que también es necesaria. En efecto, el hombre necesita celebrar la vida que se expresa y se construye en el tiempo. Lo que nosotros llamamos vida se “operacionaliza”, de hecho, en lo que llamamos día o noche; en el niño, el joven, el adulto y el anciano. El tiempo es la vida traducida a momentos, situaciones, a antes, ahora y después... Intuitivamente, los hombres valoran positivamente la vida y el tiempo y, por eso, celebran “AÑO NUEVO”. Pero, aún queda una pregunta más de fondo: ¿por qué el tiempo es considerado como algo positi139 vo?... Porque le da al hombre la posibilidad de tener personalmente sentido. ¿Qué significa, en realidad, ser juez, esposo, chofer, alumno, campesino, pescador, etc...? Simplemente que en estas diferentes situaciones de vida, que se dan en el tiempo, yo puedo hacer el bien, puedo amar, puedo apoyar y apoyarme en el otro... Las circunstancias de cada día, en las diferentes áreas de la actividad humana, (económica, educacional, familiar, política, etc.) me dan la oportunidad de participar integrando personalmente elementos de equilibrio, de organización, de comprensión, de distribución justa y solidaria, etc... La vida, en cada momento, me invita a estar presente en la historia para hacer crecer el amor. Amor es la síntesis de todo lo justo, lo bello, lo verdadero, lo sincero, lo fraterno, etc. Amor es la totalidad de lo positivo. El amor es Dios. La vida, para los creyentes, es la oportunidad de poner a Dios en el centro de la materia, de las estructuras, de las sociedades a partir de la presencia de Dios en el corazon del hombre (1 Jn 4, 7-10). El hombre bueno es el hombre que tiene amor, es decir, que ha dado cabida a Dios en su vida. El hombre bueno es el hombre sagrado que construye una sociedad sagrada. “Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. La presencia de hombres que vivan el espíritu de Jesucristo, sintetizado en el Sermón del Monte, ciertamente que la acogerán con interés y gratitud las generaciones futuras. Más aún, a hombres cristianos auténticos, honestos, que tratan de vivir, en verdad, lo que dicen que creen, los tiempos venideros los necesitarán. 140 El cristianismo no se agota en miradas humanistas, planteamientos horizontales, razones humanas... El auténtico cristianismo es trascendente, a la vez que toma y se juega por todo lo que es auténticamente humano. En los vitrales de las catedrales o en las imágenes de las capillas, este cristianismo genuino no sólo expresó el cielo, lo que vendrá, sino que reflejó la alegría, la sinceridad, el compañerismo, la justicia, el desinterés, etc., hechos vida, en hombres, mujeres, niños, adultos, jóvenes, etc., que lograron alta calidad humana y que llamamos “santos”. En los vitrales o en las imágenes digamos que están representados los éxitos de la humanidad. Estos miembros de la raza humana caminaron en el tiempo buscando, acogiendo, entrando en el tiempo de Dios, en la eternidad. Fueron hombres de calidad excepcional... También la nueva civilización espera hombres excepcionales para los tiempos nuevos y, el mundo occidental, pone su confianza especialmente en el cristianismo. Ojalá que los cristianos no defrauden a la historia... 141 APENDICE 1. Una semana positiva Levántate cada día como una persona nueva. Para ello sólo requieres darte, al inicio de la jornada, unos minutos tranquilos para ti: deja atrás los cansancios, despierta tus ilusiones, confía en la humanidad. Sé sabio, es decir, identifica cada día una razón para vivir que te signifique un desafio, pero que sea alcanzable para que no te aplaste. El esquema común para cada día es el siguiente: 1. Invitaciones: lee atentamente cada uno de los penmientos del día. 2. Silencio: queda en silencio algunos minutos escuchando sólo las sugerencias y sentimientos que se hayan despertado en ti. 3. Reflexión: si tienes tiempo, medita durante algunos minutos las reflexiones que se te ofrecen cada día. Si no tienes tiempo al levantarte, esta meditación la puedes reservar para algún momento del día que te resulte más cómodo. 4. Oración: elige un Salmo y saboréalo leyéndolo pausadamente. 142 Si sigues cada día el programa que te presento para esta próxima semana, puedes estar seguro que tus ojos verán más luz, tu corazón sentirá más calor, tus manos estarán más abiertas, tu vida entera encontrará un nuevo sentido. Adelante... Una semana positiva LUNES 1. Invitaciones —Cree en la grandeza de la humanidad. —Trata de ser feliz en las cosas simples del día. —Entrégate a una tarea que le dé sentido a tu vida. —Relaciónate con cariño contigo mismo, con los de más y con la sociedad. 2. Silencio (Después de leer estas “invitaciones”, guarda un rato de silencio y trata de escuchar las “resonancias” que han hecho en ti). 3. Reflexión Inicias un nuevo día... Lo más probable es que, en relación al día de ayer, no cambien mucho las cosas... Sin embargo, empieza este nuevo día como si todo fuera diferente. En verdad, tienes en tus manos la posibilidad de cambiarlo todo. ¿Cómo?... Simplemente cambia el cristal con el que has mirado hasta ahora... Mira el lado positivo de las cosas. Así té convencerás y comunica- 143 rás que la vida es hermosa, que la vida vale la pena vivirla... Empiezas una nueva jornada. Asúmela como una bonita tarea y, a través de ella, dale sentido a todas las horas, a todos los momentos de este día: tu ida al trabajo, la convivencia con tus semejantes, el cansancio de la tarde, el regreso a tu hogar, el reencuentro con los tuyos, los momentos de oración, etc. También hoy, lo más probable es que tus responsabilidades, los nuevos desafíos que puedan surgir se concreten en cosas pequeñas, en hechos simples: acoge el milagro de la vida en las pequeñas situaciones, en los gestos cotidianos... Hoy olvidarás rencores, incomprensiones, errores... Usa este único secreto: ama. Amate a ti, ama a tu prójimo, ama la vida. 4. Oración En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los siguientes Salmos: 26(25): Oración del hombre cumplidor. 27(26): Junto a Dios no hay temor. 23(22): El Señor es mi pastor. 11(10): El justo no se asusta. 71(70): Oración de un anciano. 90(89): Nuestros días pasan como suspiros. 144 MARTES 1. Invitaciones —Date permiso para cambiar, sin sentirte avergonzado. —Resérvate tiempo de buena calidad para disfrutar de la vida. —Preocúpate por satisfacer tus inquietudes internas más que por adquirir posesiones o estatus social. —Vive plenamente el instante presente. —Disfruta de todos los elementos que constituyen la humanidad: cuerpo, sique y espíritu. 2. Silencio (Después de leer estas “invitaciones”, guarda un rato de silencio y trata de escuchar la “resonancia” que han hecho en ti). 3. Reflexión El ayer quedó atrás, hoy es otro día... Más claramente, hoy tienes en tus manos nuevas oportunidades... Todo puede cambiar. Lo negativo, tras un proceso de transformación, puede llegar a ser positivo; lo estancado, fluido, etc... Sin embargo, en medio de los quehaceres de esta jornada, no te olvides de ti mismo(a): de tu descanso, de tu cuidado. Concédete algún tiempo “ocioso”, simplemente para disfrutar de la vida... Lucha por las necesidades básicas propias y ajenas: por tu pan, techo y abrigo y por el de tu prójimo. Pero, una vez asegurados estos bienes, no 145 olvides que todo ser humano necesita también conocer y crecer en lo bello, lo bueno, lo justo... Las necesidades espirituales no son un simple adorno; son auténticos requerimientos humanos. Entre el ayer, el hoy y el mañana se deslizará sua vemente tu existencia. No obstante, lo que te per tenece realmente es el hoy. En el aquí y el ahora de cada instante trata que se sientan acogidos, queridos y cuidados tu cuerpo, tu sique y tu espí ritu. 4. Oración En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los siguientes Salmos: 92(91): El hombre santo crecerá como palmera. 98(97): Entonen al Señor un canto nuevo. 112(111): Así es el “justo”. 118(117): No moriré, !viviré! 121(120): Dios no te faltará. MIERCOLES 1. Invitaciones —Mira el lado bueno de las cosas. —Busca expresamente buenos momentos. (Busca las alegrías, porque las penas llegan solas). —Un cuerpo tenso, una mente negativa, un corazón airado no te sirven; cámbialos por relajación, son risas, paz interna y paz social, ideas y actos posi tivos. —Interésate por el éxito de los demás. 146 —Pensar bien de los demás, saber sonreírles, multiplica amigos. 2. Silencio (Después de leer estas “invitaciones”, guardar un rato de silencio y tratar de escuchar la “resonancia” que han hecho en ti). 3. Reflexión El tiempo pasa rápidamente. Hoy, también, parte de la vida se te irá sin darte cuenta. ¿Cómo vivir, entonces, con sabiduría?... Actúa “como si”: “como si” todos te quisieran; “como si” todo te agradara; “como si” todos te entendieran... Con esta filosofía de “como si” caminarás relajado, sonreirás sin dificultad; no habrá agresividad en tu mirada, te comunicarás con un tono de voz amistoso. Así, sentirás, hoy, que el mundo te quiere; que, en un posible error, la gente te comprende; que, si es necesario, para levantarte de una caída hay muchas manos solidarias para ayudarte... Más aún, viviendo sinceramente “como si”, te interesarás favorablemente por los demás; pensarás bien de ellos, serás amable en las relaciones; en una palabra, hoy multiplicarás los amigos. Antes, durante y después de tu presencia irradiarás paz. 4. Oración En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los siguientes Salmos: 95(94): Vengan, cantemos al Señor. 93(92): El Señor reina vestido de grandeza. 98(97): Entonen al Señor un canto nuevo. 147 103(102): El Señor te colma de bendición. 104(103): El universo alaba a su Creador. JUEVES 1. Invitaciones Si te imaginas a ti mismo tranquilo, optimista y seguro, tu comportamiento será igualmente tranquilo, optimista y seguro. —Elige ideas positivas; se transformarán en tenden cia, inclinación, deseo positivo permanentes. —El ideal da unidad, armonía, vigor y plenitud a la vida. —El ideal es el desarrollo de toda la persona en provecho de sí mismo, del prójimo y de Dios. —No existe la suerte; nosotros construimos nuestra fortuna, nuestra dicha. 2. Silencio (Después de leer estas “invitaciones”, guarda un rato de silencio y trata de escuchar la “resonancia” que han hecho en ti). 3. Reflexión Hoy también puedes construir tu vida... ¿La quieres triste y opaca o radiante y esperanzada?... De ti depende... Si te llenas la cabeza con ideas de fracaso, incapacidad y temores, no dudes que, al final de la jornada, serás un derrotado. Pero, ¡no!... Convéncete que usando bien las oportunidades favorables que tengas (no importa que sean muchas o pocas) saldrás adelante, darás unos pocos nuevos pasos... 148 Apóyate en estas ideas: me irá bien, sé salir adelante, me he preparado para tener éxito hoy día... Serás ganador porque usarás en una sola dirección todas tus energías: todo el potencial orientado a lo que vale. En el día sentirás unidad, armonía, vigor y plenitud porque estarás realmente, con cuerpo y alma, en tu ideal, en tus esperanzas, en tus proyectos. 4. Oración En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los siguientes Salmos: 111(110): Dios nos crea, salva y dirige. 112(111): Así es el “justo”. 118(117): No moriré, ¡viviré! 122(121): Iremos a la casa del Señor. 123(122): Salmo de esperanza. VIERNES 1. Invitaciones —Si sabes de verdad lo que quieres y te decides a trabajar por ello, estás seguro del éxito. —La felicidad es un resultado, no es un objetivo en sí. —El dinero es un instrumento, no un fin. —Antes de decidir qué hacer con tu vida, es prefe rible que descubras la vida. —Busca un ideal tal que conseguirlo te represente un desafío, pero que no sea tan alto, para que no sea algo inalcanzable... Si logras identificarlo eres un hombre hecho para triunfar. 149 2. Silencio 3. Reflexión No le pidas a la vida lo que no puede darte... En la vida necesariamente hay soledad, llanto, incomprensión... ¡En un año, todos los días no pueden ser primavera!... Hoy, en tu camino, encontrarás la vida tal cual es: luz y oscuridad; trabajo y descanso; comprensión y alegrías, pero también soledad y dolor. ¡No importa! Toma con decisión todo el material que te ofrezca esta nueva jornada de trabajo y encárgate tú de darle sentido... Sácale partido a todo; nada te puede doblegar o vencer si eres capaz de asumir, dar perspectiva, encontrar la adecuada ubicación de cada cosa... Si lo consigues, ¿qué lograrás?... Simplemente ser feliz... La felicidad es lo que resulta de un buen manejo de la vida. Trata de que no te falte dinero y lo que te sobrevenga “por añadidura” compártelo con sencillez... 4. Oración 150 (Después de leer estas “invitaciones”, guarda un rato de silencio y trata de escuchar la “resonancia” que han hecho en ti). En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los siguientes Salmos: 127(126): Lo que se construye sin Dios, fracasa. 126(125): Se van llorando y vuelven con las gavillas. 125(124): Confianza en el Señor. 128(127): La bendición del hogar. 130(129): Desde el abismo clamo a ti, Señor. SABADO 1. Invitaciones —Evita la compañía de los mentirosos. —Trata de vivir este día con un sentido porque eso te hará feliz, eficiente y un ser humano más satis fecho. —El cambio es la base misma de la vida...Una do sis de previsión y estabilidad con la posibilidad añadida de novedad y cambio es lo ideal. —El hombre exitoso explora territorios nuevos, va ga por lo desconocido, maneja ideas y actitudes nuevas. —No temas ser grande... ¡No basta con trabajar pa ra vivir!... Además, siéntete activo, interesado, ilu sionado, entusiasmado. 2. Silencio (Después de leer estas “invitaciones”, guarda un rato de silencio y trata de escuchar la “resonancia” que han hecho en ti). 3. Reflexión Hoy, ya puedes ser tú mismo... No necesitas ir a ganarte el pan con un trabajo remunerado... ¿Qué quieres hacer? ¿Deseas descansar? ¿Prefieres salir a trotar? ¿Te resulta más placentero visitar a un amigo(a)? ¿Cuánto tiempo que no organizas un momento de diversión familiar?... Hoy, ya puedes ser tú mismo... Este cambio de vida, en fin de semana, te viene de “perillas”... Es también la oportunidad de mirar diferente, de leer algo entretenido, de relacio151 narte, quizá, en un estilo más cercano y personal. La semana de trabajo quedó atrás... Desilusiones, cansancios, tensiones... ¡Por favor!... No se te ocurra agregarle a tu vida nuevas preocupaciones... Sería, en verdad, algo de muy mal gusto... Hoy, es el tiempo preciso dedicado a la “mantención”; es la oportunidad de volver a “cargar pilas”; hoy deben despertarse tus intereses personales, tus ilusiones... 4. Oración En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los siguientes Salmos: 131(130): Confianza filial en Dios. 141(140): “No nos dejes caer en la tentación”. 146(145): El Señor libera a los oprimidos. 138(137): Himno de alabanza. 124(123): Escapamos de la trampa del cazador. DOMINGO 1. Invitaciones —Toda la vida tiene algo de sagrado. —El hombre maduro es capaz de emocionarse. —Nadie es mejor que otro más que unos pocos mi nutos. —Trata que en tu vida no existan perdedores... Que sólo haya personas que tienen habilidades e inte reses diferentes. —Tu verdad más la verdad de tu hermano son más verdad. 152 —Tú eres importante, él es importante, todos somos importantes. 2. Silencio 3. Reflexión Todo es sagrado en esta vida porque todo viene de Dios... La creación entera es el gran templo del Dios vivo y verdadero... El tiempo, la tierra, las montañas, el mar... Es divino el aire y el pájaro que vuela; el hombre, la mujer, la pareja y el niño que nace... Todo es sagrado... El que nace, el que crece, el que vive y el que muere... Sagrada es la mesa del hogar, el escritorio del estudiante, del oficinista, del ingeniero o arquitecto... La vida es el gran templo... En el templo de la vida se encuentran en oración y en comunión todos los hombres de buena voluntad: los limpios, los comprensivos, los justos, los solidarios... En el templo de cada día se siembran los campos, avanza la ciencia, la madre alimenta a su hijo; el deportista compite con hidalguía; el cartero reparte noticias; el consagrado señala al Dios vivo y verdadero, la chimenea de la fábrica indica producción, el transporte moviliza productos y productores... Toda la vida es sagrada, tú eres sagrado, tu hermano es sagrado... Si sientes que te cuesta la trascendencia de lo rutinario, de lo inmediato; si per- (Después de leer estas “invitaciones”, guarda un rato de silencio y trata de escuchar la “resonancia” que han hecho en ti). 153 cibes que tu mirada sólo llega a la superficie entona himnos, ora en y con tu Iglesia, escucha la Palabra Santa porque ahí reencontrarás lo divino del corazón de Dios y del universo, participa en tu Iglesia y, como pueblo, alaba al Señor. 4. Oración En tu Biblia, ubica y lee lentamente alguno de los siguientes Salmos: 1: Los dos caminos. 5: Oración al despertar. 8: Gloria de Dios y grandeza del hombre. 19(18): El Señor, sol de justicia. 23(22): El Señor es mi pastor. 27(26): Junto a Dios no hay temor. 31(30): Señor, busco refugio en ti. 33(32): La Providencia de Dios cuida el mundo. 154 2. ¿Qué es lo normal? En las ciencias sociales, al hablar del hombre nos expresamos, con frecuencia, en términos de “normal” o “anormal”. ¿Qué entendemos realmente por normalidad?... Lo normal es una convención... Nos ponemos de acuerdo para considerar esto en relación a esto otro y así luego decimos si algo es normal o anormal. Esto “otro”, este “referente”, en los fenómenos mentales, dice relación a tres posibles modelos: modelo médico, el estadístico y el de solución. Brevemente: a) El modelo médico: se basa hay un estado ideal para dentro de unos límites muy y que cualquier desviación es, por definición, anormal. en la hipotésis de que la condición humana, estrechos y conocidos, fuera de estos límites b) El modelo estadístico: sólo examina la frecuencia de una condición específica, un suceso o un com- portamiento para toda la población. c) El modelo de la solución de la anormalidad: analiza cómo la persona trata de solucionar sus problemas cada día. Por ejemplo, si usted tiene una sola pierna ¿es normal o anormal?... El modelo de la solución plantea que tener una sola pierna es un problema posible. Pero pregunta al paciente y si el paciente dice que no tiene ningún problema, entonces no existe anormalidad. Si, por el contrario, el paciente se queja de depresión y de 155 otras dificultades causadas por la falta de una pierna, entonces se le diagnostica como “anormal”, es decir, que requiere cierto tipo de tratamiento. En la literatura sicológica es conveniente, pues, tener presente cuál es el modelo que se usa de referente cuando se considera algo “normal” o “anormal”. 156 Bibliografía ANGER, L., Ayudarse a sí mismo. Sal Terrae, Santander 1987. BECK, A. y col., Terapia cognitiva de la depresión. Edit. Desclée de B., S.A., Bilbao 1987. BROTHERS, J. Cómo alcanzar sus objetivos con éxito. Edit. Gri jalbo, Barcelona 1980. BUSCAGLIA, L., Vivir, amar y aprender. Edit. Diana, México, 1984. BUSCAGLIA, L., Cómo amarnos los unos a los otros. Edit. Dia na, México 1986. DYER, W., El cielo es el límite. Edit. Grijalbo, Barcelona 1981. FENSTERHEIM, H. y Col., No diga Sí cuando quiera decir No. Edit. Grijalbo, Barcelona 1976. FENSTERHEIM, H. y Col., Viva sin temores. Edit. Grijalbo, Bar celona 1979. GIRODO, M., Cómo vencer la timidez. Edit. Grijalbo, Barcelona 1980. IRALA, N., Control cerebral y emocional. Edic. Mensajero, Bil bao 1978. MASLOW, A., La amplitud potencial de la naturaleza humana. Edit. 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Lo consciente y lo inconsciente de la afectividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El mundo de los sentimientos . . . . . . . . . . . . Algunos pensamientos de maestros ilustres . . . . . Esquema general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Esquemas básicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . Inventario de Aserción . . . . . . . . . . . . . . . . 32 32 38 42 42 44 3. Aprenda a vivir bien . . . . . . . . . . . . . ¿De dónde surgen nuestras emociones? . . . ¿Qué son las ideas no-realistas o irracionales? ¿Cómo deshacernos de las ideas irracionales? Algunas ideas no-razonables comunes . . . 46 49 50 51 52 4. Sea feliz: realícese . . . . . . . . . . . . . . . El Sistema Nervioso Autónomo . . . . . . . . Características de las personas exitosas . . . Las características del mundo en las “experiencias cumbres” . . . . . . . . 1. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 12 16 22 29 30 30 . . . . . . . . . 54 54 57 . . . 58 159 5. ¿Conviene expresar lo que se piensa o se siente? Declaración de Derechos Asertivos . . . . . . . Inventario de Asertividad . . . . . . . . . . . . Programas de Asertividad y sus resultados . . . La asertividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64 69 70 72 75 II PARTE APRENDA A NO DESTRUIRSE 1. El miedo . . . . . . . . . . . . Emociones de supervivencia ¿Qué es el miedo? . . . . . . Los miedos anormales . . . Escala para medir el miedo . . . . . . 79 79 80 81 84 2. La timidez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Qué es la timidez? . . . . . . . . . . . . . . . . . . Caminos de solución para el tímido . . . . . . . . . . 89 89 91 3. El “estrés” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Qué es el “estrés”? . . . . . . . . . . . . . . . Situaciones de estrés y funcionamiento orgánico Los cambios de vida en las personas y el estrés Los costos fisiológicos y sicológicos del estrés . . . . 95 . . 95 . 97 . . 99 . . 102 4. La depresión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Qué es la depresión? . . . . . . . . . . . . . Clases de depresión . . . . . . . . . . . . . Tensión y depresión . . . . . . . . . . . . Escala de tensión de Holmes . . . . . . . . ¿Cómo impedir la depresión? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 105 106 109 111 112 5. Cambios y enfermedad . . . . . La vida y el cambio . . . . . . . . La adaptación al cambio . . . . . El ritmo del cambio . . . . . . . Límites de la adaptabilidad . El precio fisiológico del cambio . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114 116 117 118 119 120 160 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La “reacción de adaptación” . . . . . . . . Los cambios y lo sicológico . . . . . . . . ¿Cómo adaptarnos al cambio? . . . . . . Los pastores espirituales y el cambio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121 123 125 127 CONCLUSION . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Lo religioso y la felicidad . . . . . . . . . . . . . 131 135 APENDICE 1. Una semana positiva . . . . . . . . . . . . . . . 2. ¿Qué es lo normal? . . . . . . . . . . . . . . . . 142 155 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157 Indice . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159 161