Dios con “D” Mayúscula 55 CAPITULO 6 DIOS CON “D” MAYUSCULA1 Este artículo es acerca de Dios con una “D” mayúscula, que en el un estado de ser Dios (Deuteronomio 6:4), consiste del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (como los conocemos), eso no es semejante al otro estado de ser: Autoexistente, eterno, infinito e inmutable. Como seres creados, necesitamos conocer a nuestro Creador para estarle agradando. En efecto, la salvación y la verdadera adoración no son posibles sin un correcto conocimiento de quién y qué es Dios. La Salvación No Es Posible Sin Conocer a Dios La salvación no es posible sin un conocimiento de Dios. Se que esto es verdad porque cuando Jesús oró por Sus discípulos, dijo: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).2 En otras palabras, el destino eterno de uno depende de conocer a Dios, el Padre, y Su Hijo, Jesucristo. Esto quiere decir que el estudio de Dios y el estudio de Cristo son ocupaciones absolutamente esenciales para el que quiera ir al cielo. Además, en adición al conocimiento del Padre y el Hijo, hay otros pasajes que nos informan que el Espíritu Santo está incluido en esta intima relación (Comp. Hch. 5:32). En efecto, sobre la confesión de la fe de uno en Jesucristo, un creyente arrepentido es bautizado en una relación con la Deidad, a saber, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Mat. 28:19). Todos en esta relación salvadora “conocen al Señor ... desde el menor hasta el mayor de ellos” (Heb. 8:11). Finalmente, y esto no es sin gran significado, “... cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego” será “para dar retribución a los que no conocieron a Dios ...” (2 Tes. 1:7-8). La Verdadera Adoración No Es Posible Sin Conocer a Dios La verdadera adoración, que es la única clase de adoración que es agradable a Dios, debe ser en espíritu y en verdad (Juan 4:24). Esto significa que la verdadera adoración no es simplemente con el espíritu o actitud correcta sino que debe ser inteligente y también debe tener conocimiento. Por ejemplo, aunque hubo muchas razones de por qué la adoración de la mujer Samaritana no era aceptable a Dios, la razón primaria fue declarada por Jesús, cuando dijo: “Vosotros adoráis lo que no sabéis” (Juan 4:22). De la misma manera, los Atenienses adoraban vanamente el altar “al Dios no conocido”. La Biblia hace claro que esta clase de adoración no es aceptable porque es “adoración sin conocimiento” (Hch. 17:23b). La Ignorancia de Dios Es Un Problema Corriente Es triste que la sociedad moderna sepa tan poco acerca del verdadero Dios. Acorde a Langdon Gilkey, en su libro, Hacedor del Cielo y la Tierra, la descripción prevaleciente de Dios, entre aquellos en nuestra cultura que aun creen en El, es esa de un “gran anciano hombre de estado, poderoso, bondadoso, que nos trata tan cariñosamente como un abuelo podría hacer, con la ocasional disposición de ánimo del juicio necesario pero con un balance de indulgencia” (Pág. 81). Añada a esto el hecho de que muchos Cristianos de hoy día, reflejando la ignorancia de Dios tan prevaleciente en esta época, son como los antiguos Atenienses, intentando adorar a un “dios no conocido”, y usted tiene el potencial para una apostasía mayor fraguándose en nuestro medio. Si lo que estoy leyendo en los periódicos religiosos puede ser confiado, si los predicadores y ancianos con que he hablado tienen idea de lo que está ocurriendo en su medio, entonces pocos Cristianos hoy día estudian sus Biblias sobre una base diaria. Será mi suposición que muy pocos aun se han comprometido en algún momento en un estudio privado de la naturaleza y persona de Dios. Si esto es verdaderamente indicativo de lo que esta ocurriendo en la iglesia de Cristo, entonces muchos Cristianos ciertamente conocen muy poco acerca de los atributos y características de Dios. Tal ignorancia es, acorde a un apóstol inspirado, una Anotaciones Dios con “D” Mayúscula “vergüenza” (Comp. 1 Corintios 15:34). Exactamente como la falta de conocimiento acerca de Dios hizo a los Corintios susceptibles a la falsa enseñanza acerca de la resurrección, muchos Cristianos hoy día, sabiendo poco acerca de la naturaleza de Dios, son vulnerables a las vanas filosofías y huecas sutilezas (Colosenses 2:8). Habiendo colocado este estudio en su perspectiva correcta, es ahora tiempo de dirigir nuestra atención a un estudio de Dios el Creador, Sustentador y Redentor del mundo. Dios Es El Salmista dijo: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Sal. 19:1), y el apóstol Pablo declaró: “Porque las cosas visibles de El, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Rom. 1:20). Con estos pasajes en mente, es interesante notar que, descendiendo a través de las eras, los hombres que no estaban asociados con la Biblia han observado la magnífica creación de Dios y han entendido que debe haber un Creador. Esta comprensión es llamada “el argumento teleológico para Dios”, y es el argumento para idear, inferir un diseñador inteligente del universo, exactamente como uno infiere que un producto (un reloj) tiene un productor (un relojero). Incidentalmente, si alguien fuera a mostrarnos un reloj, diciéndonos que nadie lo hizo, sino que fue el resultado de una explosión que había ocurrido accidentalmente en una fábrica de fragmentos metálicos, pensaríamos que la persona nos está “tomando el pelo” o es un necio. ¿Por qué, entonces, debería ser algo diferente cuando pensamos acerca del mas grande producto jamás creado? En efecto, la Biblia dice, “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 14:1). De acuerdo a Platón, una de las cosas que hace que uno crea en el Creador es el argumento “del orden del movimiento de las estrellas, y de todas las cosas bajo el dominio de la mente que ordenó el universo” (Platón, Leyes). De acuerdo a Platón, tuvo que haber un “hacedor y padre de todo”. En adición, Aristóteles, basado en su observación de la creación, concluyó que tuvo que haber un Primer Promotor Inmutable que es Dios, una inteligencia viva, incorpórea, eterna, y ser muy bueno, la cual es la fuente del orden del universo (Aristóteles, Metafísica y Sobre Filosofía). Haciendo nota de las observaciones de estos dos hombres, no estoy defendiendo las filosofías de alguno. En lugar de eso, simplemente estoy señalando que las más grandes mentes de la antigüedad entendieron la fuerza del argumento teleológico. Como la Biblia tan claramente dice, el hombre está “sin excusa” por no saber lo que Dios es (Romanos 1:20). Dios Es Autoexistente El Dios que se ha revelado a Sí mismo en la naturaleza y gradualmente, versículo por versículo, paso a paso, se hace conocer a Sí mismo en Su revelación especial, la Biblia, como ser necesario que depende de nada mas o algo mas para Su existencia. En efecto, todo lo demás depende de El. Esto significa que Dios, ontológicamente hablando (eso es, teniendo que ver con el ser de Dios), es autoexistente. Este es el significado del nombre “YO SOY EL QUE SOY” (Exodo 3:14). Se deriva del verbo Hebreo “ser” y significa “El que es”. Es esta autoexistencia que es el significado primario de diferencia entre Dios y Su creación. Por tanto, llamándose a Sí mismo “YO SOY”, Dios está argumentando ontológicamente que Su ser es incausado. Está diciendo que El es; siempre ha sido; y siempre será. En otras palabras, el ser de Dios no es derivado de algo mas y no depende de algo mas; El simplemente existe. Hay tres pasajes en el Nuevo Testamento que transmiten la misma idea. En Romanos 1:23, Dios es identificado como siendo “incorruptible”. En 1 Timoteo 6:16, es dicho que Dios “es el único que tiene inmortalidad”. Y en Juan 5:26 es enseñado que solamente Dios “tiene vida en sí mismo”. Cuando la naturaleza autoexistente de Dios empieza a ser comprendida por las criaturas finitas, ellas sienten la necesidad de humillarse a sí mismas ante el totalmente independiente e incorruptible YO SOY. 56 Anotaciones Dios con “D” Mayúscula 57 Anotaciones Dios Es Eterno Si Dios es autoexistente, y esto es lo que la Biblia dice, entonces también debe ser eterno. En efecto, creer en el Eterno es una parte esencial de la fe Cristiana (Hebreos 11:6). Y aunque es verdad que la criatura un día se vestirá de inmortalidad y vivirá por siempre (1 Corintios 15:53-54), esta no es la inmortalidad que Dios posee. Dios, contrario a Su creación, es inmortal por naturaleza. En otras palabras, solamente Dios ha existido siempre y existirá. ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede un ser no tener principio ni fin? ¿Cómo puede ser que un ser fuera siempre y será siempre? Porque, como ya hemos señalado, Dios, y sólo Dios, es autoexistente, y la consecuencia lógica de esta autoexistencia es la eternidad. Para la criatura, la inmortalidad es un regalo; para Dios, la inmortalidad es la esencia de Su naturaleza. Como criaturas finitas, nuestras mentes están controladas y limitadas por el tiempo. Consecuentemente, es imposible para nosotros entender completamente la eternidad de la naturaleza de Dios. Por tanto, a medida que reverenciamos sumisamente delante de El, reverentemente digamos, junto con el apóstol Pablo: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33). Y ciertamente nos unimos con Moisés en decir que el “Dios eterno” es nuestro refugio, “y acá abajo los brazos eternos” (Deut. 33:27). Dios Es Infinito Como ya hemos visto, Dios tiene una existencia única. Es una existencia que no está limitada por nada fuera de Sí mismo. Esta clase de existencia es referida como ser infinito, lo cual significa sujeto no a la limitación o determinación externa, eso es, suelto. Pero uno necesita ser cuidadoso con esta palabra. Como Jack Cottrell señala en su libro, Dios El Creador, cuando se refiere a Dios como infinito, este término no debe ser entendido en su sentido físico o matemático, como si Dios fuera infinitamente largo, o como si se extendiera infinitamente en el espacio (Pág. 241). Decir que Dios es infinito, es decir que El no está sujeto a las limitaciones como parte de la estructura de un ser creado. Dios Es Omnipresente La infinitud de Dios debe ser definida por Su autoexistencia, eternidad, y omnicaracterísticas, que son omnipresencia, omnisciencia, y omnipotencia. El Dios que es eterno, y por tanto, no limitado por el tiempo, es omnipresente, y no limitado por el espacio (Sal. 139:7-10; Prov. 15:3; Jer. 23:23-24). El está universalmente presente para todo espacio en todo tiempo. Aún así, esto no significa que El está disperso a través de la infinita distancia del espacio, de manera que cada parte del espacio tiene al menos una poca parte de Dios. En otras palabras, Dios no está presente en todo espacio; El está, en lugar de eso, presente para todo espacio. Esto significa que el Dios ilimitado en Su completo ser está presente en todo punto de nuestro espacio. Quizás una mejor forma para expresar la omnipresencia de Dios es decir que todo el espacio está inmediatamente presente delante de El. La omnipresencia de Dios no lo previene de manifestarse a Sí mismo en un sitio localizado. En efecto, aunque Su ser ontológico está presente para todo espacio igualmente, en ocasiones ha entrado al espacio en puntos específicos y se ha hecho presente en este para un propósito específico. Estas “teofanías”, como son llamadas, muy a menudo envolvieron la redención. Por ejemplo, la columna de nube llevando la gloria de Dios que apareció ante los Israelitas (Exodo 33:9; 40:34; 1 Reyes 8:10 y Sig.) y es sino un ejemplo de tal caso. Por supuesto, el incidente más dramático de Dios entrando en el tiempo y el espacio fue la encarnación misma (Juan 1:14; 1 Tim. 3:16). Consecuentemente, Jesús fue llamado Emanuel, o “Dios con nosotros” (Mateo 1:23). Pero, al entrar en el tiempo y el espacio, Dios, en Su Ser autoexistente, eterno e infinito, no dejo de ser omnipresente. Estaba, en efecto, aún presente para todo punto del espacio, sustentando todas las cosas por la palabra de Su poder (Colosenses 1:17; Hebreos 1:3). En efecto, es evidente que la omnipresencia de “Dios con nosotros” es el tema de Juan 3:13, que dice: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo”. Si la omnipresencia no está bajo consideración, entonces le pido que me diga qué es. Recuerde, estas palabras estaban siendo habladas por Dios mismo mientras se encarnó aquí en esta tierra. Otro ejemplo de Dios interponiéndose a Dios con “D” Mayúscula 58 Anotaciones Sí mismo en el tiempo y el espacio sería la venida del Espíritu Santo en Pentecostés (Hechos 2:1-4), también como Su morada del cuerpo de todo Cristiano (1 Corintios 6:19). “¿Difícil”, dirá usted? Si, pero lo tal es la magnífica naturaleza del gran YO SOY. Dios Es Omnisciente Cuando uno considera pasajes como Isaías 46:9-10; Salmo 147:5; Romanos 11:33; y 1 Juan 3:20, uno llega a apreciar el hecho de que nunca hubo un tiempo cuando el Dios autoexistente, eterno e infinito de toda la creación sabía menos o mas de lo que hace ahora mismo. Dios, a causa de lo que es, nunca aprende y nunca olvida. Esta característica es llamada omnisciencia. La omnisciencia no es algo como el conocimiento que el hombre posee. El hombre, por su misma naturaleza, no puede saber algunas cosas. Dios, por otro lado, sabe todas las cosas, y lo hace así porque El es “Yo Soy” (Exodo 3:14). No obstante, algunos están deseando argumentar que hay cosas que aun un Dios que todo lo sabe no puede saber. Estos argumentan que los actos futuros de libre voluntad de los hombres y mujeres no pueden ser conocidos por Dios porque ellos ni aun han ocurrido. Dios, acorde a esta posición, no puede saber lo que no puede ser conocido, y el futuro, casual, libre de las decisiones de los hombres y mujeres no puede ser conocido. Pero, ¿puede ser esto verdad? ¿Qué es lo que no puede saber el Dios autoexistente, eterno e infinito? No hay absolutamente nada que tal ser no pudiera conocer, porque El trasciende la corriente del tiempo y ve lo pasado, lo presente y futuro en una clase de eternidad ahora. (Para un profundo estudio del contraste entre estas dos posiciones, véase el debate Green-Turner que ocurrió en este periódico unos pocos años atrás [Discusión Sobre la Presciencia de Dios, Vol. 16, Nº 3,4,5,6]). Solamente un ser con las características y atributos infinitos de Dios podría ser el que todo lo sabe. Consecuentemente, es la omnisciencia que Dios usa para desafiar a aquellos que declaran ser dioses, pero que en realidad no lo son (Isaías 42:8-9; 43:3-7; 44:7-8; 45:20-21; 48:3-7). Ciertamente, la alabanza, el honor y la gloria eterna pertenecen al un y único Dios verdadero, quien dijo: “... yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:9-10). Dios Es Omnipotente En vista de que Dios es autoexistente, eterno, omnipresente y omnisciente, no nos llega como sorpresa que El sea también omnipotente o todo poderoso. En efecto, si Dios es infinito en Su relación con el tiempo, el espacio y el conocimiento, solamente se sigue que El es omnipotente también. En el Nuevo Testamento, esta verdad es enseñada en Mateo 19:26 y Ap. 19:6. En el Antiguo Testamento, cuando Dios apareció a Abraham, dijo: “Yo soy el Dios Todopoderoso” (Gén. 17:1). En Jeremías 32:27, Dios dice: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” Para Dios, por supuesto, “nada hay imposible” (Lucas 1:37). Finalmente, la omnipotencia de Dios está basada en el hecho de la creación: “¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti” (Jeremías 32:17). Dios Es Inmutable Dada la naturaleza de Dios, no hay oportunidad de que pueda ser en algún momento alguna otra cosa que lo que El es. Esto puede ser inferido de Su naturaleza autoexistente, eterna e infinita. Su naturaleza o esencia no puede cambiar, sino que es eternamente el mismo, incorruptible (Rom. 1:23) e inmortal (1 Tim. 6:16). En otras palabras, El es incambiable o inmutable (Salmo 102:25-27; Malaquías 3:6; Santiago 1:17). ¿Qué significa esto? Significa que el AutoExistente no puede no ser autoexistente; significa que el Eterno no puede no ser eterno; significa que el Infinito no puede no ser infinito; etc. Dios, ontológicamente hablando (eso es, por la naturaleza de Su ser), no puede ser algo mas; si lo fuera, ¡no sería Dios! Incluido en la naturaleza incambiable o inmutable de Dios están Sus atributos morales, porque Su carácter moral no es menos parte de Su esencia que lo que es Su Dios con “D” Mayúscula poder y sabiduría. Lo que esto quiere decir es que Dios siempre ha sido, y siempre será, el Dios santo, justo y bondadoso que es exactamente en este momento. Su bondad no ha sido desarrollada, y nunca será alterada. Desde la eternidad hasta la eternidad, El es el mismo en carácter, infalible e inmutable (Números 23:19). Por supuesto, debe ser guardado en mente que la naturaleza inmutable de Dios no significa que El no pueda obrar recíprocamente con Su creación. En efecto, la Biblia enseña que el Todopoderoso se ha puesto de acuerdo, y obra recíprocamente con Su creación andando el tiempo. Tal interacción es genuina y no pretendida. Dios se ha puesto de acuerdo para ser influenciado por Su creación. Si podemos explicar o no esto en la visión de la naturaleza inmutable de Dios no es el punto. Yo ni aún puedo entenderlo, entonces, ¿puedo explicarlo? En verdad, no es mi responsabilidad explicarlo, en lugar de eso, mi responsabilidad es creerlo, enseñarlo y defenderlo. Si tuviera que ser capaz de entender y explicar todo acerca de Dios, especialmente aquellas cosas que ha escogido no revelármelas, antes de que pudiera creer en El, yo y todas las otras criaturas finitas no podrían haber escogido sino permanecer en incredulidad. La visión Aristoteliana o clásica de Dios como “el Promotor Inmovido”, quien a su vez no está relacionado al mundo impasivo y desinteresado, es, en mi opinión, tan ridícula y no es Bíblica. Aún así, concluimos este artículo con el entendimiento de que no es posible que la esencia de Dios pudiera ser alguna otra cosa que lo que ha sido, es, y siempre será. Si esta esencia estuviera sujeta a cambio, entonces Dios no continuaría siendo Dios. ______________ 1 2 Gospel Anchor, Vol. 18, Pág. 89, Allan Turner. Ver Capítulo 28, Juan 17:3, Págs. 206-209. 59 Anotaciones