TRIBUNAL SUPREMO SALA DE LO PENAL SECRETARÍA DE CAUSAS ESPECIALES CAUSA ESPECIAL Nº 3/20716/2009. EXPEDIENTE DE INDULTO. PENADO: D. BALTASAR GARZÓN REAL. A LA EXCMA SALA EL FISCAL, en el Expediente de Indulto iniciado a instancia de D. Antonio Cluny en su alegada calidad de presidente de la Asociación de Magistrados Europeos para la Democracia y las Libertades (en adelante, la Asociación MEDEL) a favor de D. Baltasar Garzón Real, contra el que recayó sentencia firme de fecha 9 de febrero de 2012 dictada por esa Excma. Sala de lo Penal del Tribunal Supremo en la Causa Especial de referencia, por la que aquél resultó condenado como autor responsable de un delito de prevaricación del artículo 446.3º en concurso aparente de normas (artículo 8.3) con un delito del artículo 536, párrafo primero, ambos del Código Penal, a la pena de multa de catorce meses con cuota diaria de 6 euros, con responsabilidad personal subsidiaria en la forma prevista en el artículo 53 del mismo Código, y a la pena de once años de inhabilitación especial para el cargo de juez o magistrado, con pérdida definitiva del cargo que ostenta y de los honores que le son anejos, así como con la incapacidad para obtener durante el tiempo de la condena cualquier empleo o cargo con funciones jurisdiccionales o de gobierno dentro del Poder Judicial, o con funciones jurisdiccionales fuera del mismo, despachando el trámite de audiencia previsto en el artículo 24 de la Ley de 18 de junio de 1870, reguladora de la gracia de Indulto, que le ha sido conferido por 2 medio de providencia de esa Excma. Sala de 18 de diciembre de 2013, formula INFORME DESFAVORABLE a la solicitud de indulto presentada, con fundamento en las siguientes consideraciones: Primera: Como se ha anticipado en el encabezamiento de este Informe, es la Asociación MEDEL la solicitante del indulto a favor de D. Baltasar Garzón Real en el sentido de que le sea remitida en su totalidad la pena de inhabilitación especial, con todas sus consecuencias, que le ha sido impuesta. Para ello, la solicitante desarrolla en su expositivo un conjunto de argumentos en pos de su concesión, centrados casi todos ellos en el análisis de la sentencia de esa Excma. Sala y de la condena que le ha sido impuesta con las que no muestra su conformidad aunque, como no podría ser de otro modo en un Estado de Derecho, la respeta y acata, si bien considera que la pena de inhabilitación especial impuesta resulta desproporcionada y excesivamente lesiva para el daño, a su juicio, mínimamente ocasionado por la conducta del penado; a tal efecto, destaca el escrito “... la ausencia total y absoluta de cualquier motivación extraprocesal...” o “extrajudicial, merecedora de un reproche ético acumulable a la simple contravención legal”. Según el parecer de la asociación solicitante resulta, además, mínimamente equitativa la condena impuesta, dadas las circunstancias personales que concurren en el condenado y los “ingentes servicios prestados por D. Baltasar Garzón al restablecimiento de la paz y la seguridad perturbadas por gravísimos delitos, y al prestigio internacional de la Administración de Justicia de España”. 3 Finalmente, señala como argumento añadido a las consideraciones realizadas sobre la sentencia, el precedente del indulto concedido por Real Decreto 2392/2000, de 21 de diciembre, a otro magistrado de la Audiencia Nacional, que obtuvo la remisión de la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de funciones jurisdiccionales y de todas sus consecuencias jurídicas, en referencia al indulto que le fue concedido a D. Javier Gómez de Liaño, dada la mención explícita a la disposición del Consejo de Ministros que se hace en el escrito. En base a todo lo expuesto y entendiendo que concurren razones de equidad y justicia, solicita la concesión del indulto a favor de D. Baltasar Garzón Real. Segunda: En un Estado democrático y de Derecho las sentencias dictadas por los Tribunales de Justicia que alcanzan su firmeza han de ser acatadas y respetadas así como ejecutadas en su integridad, debiendo ser cumplido, además, su fallo en los propios términos de aquélla, pues todo lo contrario a tal premisa iría, no sólo contra los principios básicos de la democracia, sino, también, contra el derecho a la tutela judicial efectiva de quiénes, según la sentencia firme, hayan resultado perjudicados por los delitos cometidos por el condenado. Tales pronunciamientos firmes han de ser asumidos, además, por las partes intervinientes en el proceso aún cuando la tesis defendida en el mismo hubiere sido contraria a la que finalmente hubo adoptado el Tribunal, máxime cuando la sentencia firme emana del Tribunal Supremo que es la cúspide de los órganos jurisdiccionales en todos los órdenes, salvo 4 en materia de garantías constitucionales (artículo 123.1 CE), de tal modo que este Ministerio, que en la fase declarativa del proceso entendió que no había concurrido en la conducta del Sr. Garzón Real reproche penal alguno, ante el pronunciamiento, tanto en los hechos declarados probados como en la calificación jurídica de los mismos así como respecto de la pena impuesta establecidos en la Sentencia del Tribunal Supremo a la que se refiere este expediente de indulto, asume con lealtad institucional y procesal el fallo condenatorio firme emitido por el Alto Tribunal, como no podía ser de otro modo, dada su encomienda constitucional de ser el máximo defensor de la legalidad que le confiere el artículo 124 CE. Por tanto, las consideraciones que el Fiscal haya de hacer en relación a la solicitud de indulto presentada habrán de partir necesariamente de la asunción de los hechos declarados probados en la sentencia, de la calificación jurídico-penal de los mismos tomada en consideración por el Tribunal Supremo y de las penas previstas en el Código Penal, debidamente individualizadas con criterios de proporcionalidad, para los delitos apreciados en la conducta del Sr. Garzón. Tercera: Una vez realizadas las anteriores consideraciones, que este Ministerio entendía necesarias para abordar el análisis de la solicitud de indulto presentada, ha de partirse, a nuestro parecer, de la premisa de que no es posible acoger y, por tanto, han de ser desestimados a limine todos aquellos argumentos recogidos en la solicitud de indulto que hagan referencia a los extremos anteriormente descritos del caso de autos, sobre los que ha recaído ya sentencia firme. Tales argumentos, aunque no se refieran directamente al sentido del fallo judicial, en la medida en que puedan venir expuestos de modo indirecto o tangencial, habrán de ser 5 rechazados ab initio a la hora de informar sobre la gracia de indulto solicitada. Pese a lo antedicho y, a los meros efectos dialécticos, ha de advertirse, en todo caso, que los delitos cometidos en régimen de concurso aparente de normas por el Sr. Garzón Real en la causa especial de referencia son de los más graves que un miembro de la Carrera Judicial puede cometer en el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales. No se trata, como parece sostener la solicitud, de que la injusticia de las resoluciones que dictó el penado en su condición de Juez Instructor se apoyara en la mera infracción de unos preceptos legales, el artículo 51.2 de la LOGP y el artículo 579 de la LECrim., que son los que cita la Asociación solicitante del indulto en la consideración 4ª de su escrito, en cabezada con la rúbrica “elemento normativo”, sino que la razón primordial de la condena impuesta al Sr. Garzón ha sido, esencialmente, por haber vulnerado el derecho de defensa de unos imputados, haciéndolo en el ejercicio de sus funciones como juez en el curso de un procedimiento penal en el que aquél intervino como instructor. El Sr. Garzón Real ha sido condenado por haber cometido una frontal vulneración del derecho de defensa, además de la infracción de otro derecho fundamental, instrumental al anterior, como era el del secreto de las comunicaciones de los internos en un Centro Penitenciario, que se hallaban en situación de presos preventivos con cargo a un procedimiento penal que dirigía el penado en su condición de Juez Instructor del caso; conductas delictivas materializadas en la interceptación de las comunicaciones que aquéllos tuvieron con sus abogados defensores y con el letrado de otro de los encausados en el procedimiento, sin que existiera, 6 según precisa la sentencia del Tribunal Supremo, el más mínimo indicio de que los letrados escuchados tuvieran o hubieran tenido algún tipo de implicación en las supuestas actuaciones delictivas presuntamente cometidas por los internos encausados en el procedimiento. Por tanto, según refiere la sentencia del Tribunal Supremo, el daño causado a la Administración de Justicia fue muy grave por las consecuencias jurídicas que aquella iniciativa adoptada por el Sr. Garzón Real en su condición de Juez Instructor del caso, tuvo para el derecho de defensa de los encausados en el procedimiento, lo que en sí mismo justifica la gravedad de la pena prevista por el Código Penal y aplicada en su mínima extensión por el Tribunal Supremo. Por tanto, ni siquiera a los efectos puramente dialécticos, es posible asumir la tesis de que el daño causado haya sido mínimamente lesivo para el interés general y para los intereses particulares de los perjudicados en el procedimiento. Se declara judicialmente probada la vulneración de un derecho fundamental como es el derecho de defensa, que es la piedra angular del régimen constitucional de garantías propias de un Estado de Derecho en el ámbito del proceso, máxime cuando se trata del proceso penal. Por tanto, el daño ocasionado por la actuación del penado fue muy grave y la pena prevista por el Legislador y aplicada individualizadamente por el Tribunal Supremo, es proporcionada a la gravedad de los tipos penales cometidos en régimen de concurso aparente de normas. 7 Cuarta: La Asociación MEDEL solicitante del indulto fundamenta, también, la procedencia de su concesión en las circunstancias personales que concurren en el Sr. Garzón Real, haciendo una pormenorizada exposición de su actividad judicial, de sus iniciativas en defensa de los derechos de los detenidos y de su labor académica, para concluir invocando razones de justicia y equidad en dicha concesión. Al respecto, ha de señalarse que, de modo general, las circunstancias personales de cualquiera que sea declarado judicialmente culpable son tenidas en cuenta para valorar la concesión de la gracia de indulto en dos modalidades de supuestos de hecho: En primer lugar, en aquellos casos en que el propio órgano judicial que haya dictado sentencia entienda que, de la aplicación individualizada de la pena prevista en el Código Penal para el delito cometido, pudiera ésta resultar desproporcionada atendidas las circunstancias personales concurrentes en el culpable al tiempo de haber cometido el delito, en cuyo caso lo que suele propugnarse es un indulto parcial de la pena impuesta, de suerte que la resultante pueda servir de respuesta punitiva proporcionada al hecho delictivo cometido; o, en segundo término, que, pronunciada ya la sentencia firme e impuesta la condena con pena individualizada al culpable, determinadas circunstancias personales que concurran en éste le hagan merecedor al indulto parcial, preponderamente por falta de proporcionalidad de la pena. En consecuencia, si la solicitud versa sobre la concesión de un indulto parcial, qué duda cabe que las circunstancias personales del culpable, bien antes o al tiempo de cometer el hecho delictivo, bien incluso de modo posterior, al momento de ser enjuiciado aquél, podrán ser valoradas por el Tribunal sentenciador, para solicitarlo o para apoyar la 8 petición, conforme a criterios de proporcionalidad y buscando una aplicación individualizada de la pena más justa y equitativa, que no se haya podido alcanzar con la aplicación del mínimo de la pena prevista en la Ley; en tales casos, el informe favorable del Tribunal se fundamenta en que la respuesta punitiva se antoje injusta por inadecuada a aquellas circunstancias personales antecedentes o simultáneas al enjuiciamiento del declarado culpable. Pero cuando, como es ahora, lo que se solicita es el indulto total de una de las penas impuestas, el artículo 11 de la Ley de Indulto exige necesariamente que concurran a favor del penado razones de justicia, equidad o utilidad pública, apreciadas por el Tribunal sentenciador que, lógicamente, han de ser valoradas con posterioridad a la condena impuesta, por cuanto que, si la decisión judicial adoptada en sentencia es merecedora de un reproche penal, el Tribunal, a menos que concurra una causa de exención de la responsabilidad penal legalmente prevista, no va a instar la concesión de un indulto total de la pena prevista en el Código para la comisión del delito apreciado. Sería absurdo que, valorando las circunstancias personales del acusado en un procedimiento penal haciéndolo en referencia a momentos anteriores al enjuiciamiento, impusiera una condena para inmediatamente y sin solución de continuidad instar su indulto total, cuando, al tiempo de dictarla, ha dispuesto de un numeroso catálogo de posibilidades de exención de responsabilidad penal en el Código Penal, afectantes a los diferentes elementos que integran el tipo, la conducta del acusado e incluso la pena para decidir un pronunciamiento absolutorio. 9 Tal afirmación trae como consecuencia que, a nuestro parecer, no sea ya posible informar favorablemente la concesión del indulto total tomando como punto de apoyo las circunstancias personales anteriores o simultáneas al momento de cometer el hecho delictivo o al de enjuiciarlo porque en tal caso sería tanto como asegurar la impunidad del que ha cometido el delito sobre la base de tener en cuenta unas circunstancias personales meritorias que, como sucede en el supuesto de autos, han sido, según se destaca por la Asociación MEDEL en su escrito de solicitud, anteriores o, en el mejor de los casos, simultáneas a la comisión del hecho delictivo que ha motivado la condena. Así pues, en el parecer del Fiscal, cuando lo que se solicita es el indulto total de la pena, las circunstancias personales del penado que han de ser apreciadas para ver si concurren tales razones de equidad, justicia o utilidad pública sólo podrán ser aquéllas que se aprecien en el condenado con posterioridad a su condena, a través de la toma en consideración de cualesquiera iniciativas o actitudes por parte aquél que permitan justificar la concurrencia de aquellas razones. Así, iniciativas del penado tendentes a reparar los efectos del daño causado, o al reconocimiento de la responsabilidad por los hechos cometidos, o a la facilitación a la Administración de Justicia de la ejecución de la pena o, en su caso, el aporte a los Tribunales de los elementos de prueba necesarios para la persecución de otros presuntos responsables en los hechos son comportamientos a posteriori de la condena que permiten justificar una solicitud de indulto apoyada en las precitadas razones de equidad, justicia o utilidad pública. 10 Es decir, en síntesis, se precisa que la conducta posterior a la condena por parte del penado sea la de colaborar con la Administración de Justicia en la consecución de los fines de interés general y particular que la ejecución de una sentencia penal condenatoria así conlleva. Las circunstancias personales del penado anteriores, coetáneas o posteriores a la comisión del hecho delictivo pero en todo caso precedentes al momento del enjuiciamiento y de la sentencia condenatoria podrán servir, a los efectos del indulto, para solicitar y, tal vez, alcanzar una reducción de la condena impuesta pero no para la remisión de su totalidad porque el artículo 11 de la Ley de Indulto no lo prevé y, además, porque, por las razones expuestas, no se corresponde con la lógica procesal de la ejecución de las resoluciones judiciales dictadas ni tampoco con los intereses generales ni con los derechos e intereses legítimos de los perjudicados por un hecho delictivo. Con independencia, pues, de los méritos personales y profesionales de D. Baltasar Garzón Real anteriores a la condena impuesta, que han sido citados en la solicitud de indulto, así como de cuál sea la verdadera dimensión de aquéllos, pues parte de ellos han sido cuestionados por la representación procesal de alguno de los querellantes, es lo cierto que tales circunstancias personales son, en el parecer del Fiscal, irrelevantes a los efectos de solicitar el indulto total que se propugna. Lo determinante en estos casos es la constatación de cuál haya sido el comportamiento posterior a la condena del penado y la actitud mostrada por el mismo a dicha condena y a la Administración de Justicia, para entender de ese modo que pueda justificarse una razón de equidad, justicia o utilidad pública. 11 Quinta: De conformidad con lo antecedentemente expuesto, será, por tanto, necesario analizar a continuación cuáles hayan sido las circunstancias personales del penado una vez dictada la sentencia condenatoria firme, para ver si, de la actitud adoptada por el Sr. Garzón Real después de dictado el pronunciamiento condenatorio, es posible o no deducir la concurrencia de las razones de justicia, equidad o utilidad pública, necesarias para poder informar favorablemente el indulto total de la pena de inhabilitación especial y de las consecuencias jurídicas anexas a la misma que solicita la Asociación MEDEL. Pues bien, pasando ya al análisis de cuál haya sido la actitud del penado en relación con la condena impuesta, ha de señalarse que, al margen de lo que hayan afirmado los escritos de las representaciones de los perjudicados sobre la solicitud de indulto, en los que se han recogido diferentes comentarios e incluso una nota de prensa, al parecer, difundida por el Sr. Garzón Real el día de la publicación de la sentencia, en los que habría mostrado su rechazo a la sentencia y al Tribunal que la ha dictado, aspecto éste que este Ministerio no va a entrar a valorar puesto que se trata de consideraciones expuestas por aquellas partes pero que no tienen reflejo documental ni han quedado acreditadas de otro modo en el presente expediente de indulto, ha de señalar este Ministerio que la única constancia documental que obra en el expediente en relación a este extremo es el escrito de fecha 19 de junio de 2012, firmado por el penado y dirigido al Sr. Ministro de Justicia en el que expone cuál es su posición respecto del indulto solicitado a su favor. Desde luego, el término que podría definir la posición del Sr. Garzón acerca de la solicitud presentada es el de indiferencia ante dicha 12 presentación. A tal definición es posible llegar si tenemos en cuenta que en el punto primero de su escrito destaca aquél con claridad que ni ha pedido el indulto ni tampoco ha solicitado que lo hagan en su nombre, sin perjuicio de agradecer a la Asociación MEDEL la indicada solicitud. La afirmada postura de indiferencia de que califica este Ministerio la actitud del Sr. Garzón Real respecto de la solicitud de indulto, es posible sostenerla a partir de una doble consideración: En primer lugar, es evidente que, desde una perspectiva eminentemente formal, tiene razón el Sr. Garzón Real cuando afirma que la Ley de Indulto, en su artículo 19, autoriza a cualquier persona a que en nombre del penado y sin poder de representación al efecto, solicite a su favor el indulto, por lo que es perfectamente legítima la solicitud de MEDEL y, como el Sr. Garzón afirma, no es necesario tampoco su ratificación para que aquella siga su curso procedimental y haya de ser resuelta. Sin embargo, desde una segunda perspectiva, ésta de estricto carácter material, no deja lugar a dudas que al Sr. Garzón le resulta totalmente indiferente el resultado del indulto solicitado puesto que, en primer lugar, no ha adoptado, pudiendo haberlo hecho en su escrito, ninguna iniciativa de apoyo a la solicitud ni tampoco se ha mostrado de modo explícito como favorable a su concesión; se ha limitado a señalar un mero argumento legal como es el de la no exigencia de ratificación de aquélla para no tomar partido ni apoyarla. Pero es que, en segundo término, tampoco ha mostrado especial interés en la prosperabilidad de la concesión del indulto a su favor; es cierto que, lógicamente, no se opone a que sea concedido, pero tampoco lo apoya ni muestra de modo explícito interés alguno sobre cuál pueda ser el resultado de la solicitud cursada; desde luego, si hubiera tenido interés en 13 su concesión, o lo habría solicitado o, al menos, habría apoyado dicha iniciativa a su favor. En el criterio del Fiscal y desde la perspectiva material expuesta, tal comportamiento de indiferencia hacia la solicitud de indulto presentada no puede ser valorada de otra manera que como la de constituir indicio relevante de que el comportamiento del Sr. Garzón Real en relación con la remisión de la condena impuesta es, cuanto menos, de indiferencia y apunta a la conclusión de que no es ésta la vía que aquél considera procedente para la defensa de sus derechos e intereses, dándole igual, por tanto, que le sea concedida la gracia del indulto como que no, por cuanto sigue entendiendo que obró conforme a derecho y que no hubo cometido los delitos en régimen de concurso aparente de normas por los que ha sido condenado. Por tanto, de lo que se desprende del presente Expediente de Indulto es que no es posible deducir dato alguno que permita extraer la consecuencia de que el comportamiento del Sr. Garzón Real posterior a la condena impuesta, refleje alguna iniciativa tendente a aminorar las consecuencias lesivas de los hechos delictivos cometidos como pudiera ser el reconocimiento de los hechos; el penado tampoco ha exteriorizado muestra alguna de arrepentimiento, que parta de la aceptación de la sentencia, como premisa previa a la concesión de la gracia. A juicio de este Ministerio, tal actitud debe ser hecha constar así como también debe ser valorada de forma desfavorable por esa Excma. Sala sentenciadora a la hora de emitir el informe a que se refiere el artículo 25 de la Ley de Indulto. 14 Sexta: Resta, finalmente, el análisis del último de los argumentos recogidos en la solicitud de indulto, atinente al precedente que se cita al final de las conclusiones de su escrito, en el que se hace mención a la concesión del indulto a otro magistrado de la Audiencia Nacional, no identificado por su nombre de modo expreso pero con aporte de los datos de la disposición del Consejo de Ministros que le concedió el indulto, en clara referencia a D. Javier Gómez de Liaño, poniendo de manifiesto la existencia de un antecedente que pueda servir de término de comparación para la concesión del indulto, invocando tácitamente la existencia del principio de igualdad en la aplicación de la Ley. En el parecer de este Ministerio, tampoco este argumento puede servir de fundamento para la concesión del indulto al Sr. Garzón. Para la invocación del principio de igualdad en la aplicación de la Ley, es necesario, como presupuesto previo, la consideración de que se es titular de un derecho o de un interés legítimo jurídicamente protegido que es el que se reclama, además, lógicamente, de la constatación de un término válido de comparación que se cite como precedente para la exigencia de aquél. En el caso de autos, no hay tal presupuesto previo porque no existe el derecho a obtener el indulto cuando se cumplan los requisitos legales para su concesión; lo único que tiene el penado o alguna otra persona de las que se mencionan en el artículo 19 de la Ley de Indulto es el derecho a solicitarlo pero no a que le sea concedido de modo automático, previa constatación de los requisitos legales para su concesión. El indulto viene concebido en nuestro texto constitucional como una manifestación de la potestad de gracia que aquél atribuye al Rey con 15 arreglo a su ley reguladora (artículo 62.i CE), correspondiendo al Gobierno de la Nación su concesión, dado el régimen constitucional de monarquía parlamentaria que rige en España. Además, se trata de una medida excepcional que no es, en sí misma, susceptible de fiscalización en la decisión de concederlo o denegarlo (ATC 360/1990, ATS de la Sala Segunda de 18 de enero de 2001, recurso núm. 2940/1997 y SSTS, Sala Tercera, de 23 de febrero de 2013 Recurso núm. 165/2012 y de 20 de noviembre de 2013, recurso 13/2013, entre otras muchas resoluciones). Se trata de un beneficio que puede ser concedido de modo discrecional, como también denegado de aquel mismo modo. No existe derecho alguno a la concesión del indulto cuando se den las exigencias que establece la ley reguladora del mismo, puesto que éstas operan únicamente como presupuestos habilitantes para acceder a la concesión de la gracia, pero no para que le sea concedida por tener derecho a ella. Así pues, partiendo de la inexistencia de un derecho a la concesión automática del indulto cuando concurran los requisitos que prevé la Ley, esto es los del artículo 11 por haberse solicitado el indulto total de la pena de inhabilitación especial impuesta al Sr. Garzón, la alegada invocación de un supuesto de hecho en que otro magistrado, penado por el mismo delito de prevaricación, haya sido indultado en la totalidad de la pena impuesta no genera derecho alguno a los que ulteriormente hayan sido condenados por el mismo delito; se trata de un beneficio que puede ser o no concedido de modo discrecional, aunque motivado. Con independencia de lo expuesto, ha de señalarse que, en todo caso, y aunque se ofreciera un término válido de comparación para invocar un 16 tratamiento igualitario a la situación penal del Sr. Garzón respecto de otro magistrado que anteriormente haya sido condenado por el mismo delito e indultado en la totalidad de la pena de inhabilitación especial, sería necesario que se dieran, con carácter previo, las exigencias de equidad, justicia o utilidad pública que establece el ya tantas veces citado artículo 11 de la Ley de Indulto, tal y como, además, ha establecido recientemente el Tribunal Supremo (STS, Sala Tercera de 20 de noviembre de 2013, Recurso 13/2013, FJ Séptimo) lo que, en el parecer de este Ministerio, no se dan por las razones y argumentos que se han expuesto con anterioridad. Por consiguiente, tampoco la expresión de este argumento puede servir de fundamento para la viabilidad del indulto solicitado. A la vista, pues, de todas las consideraciones expuestas, el Fiscal INFORMA DESFAVORABLEMENTE la solicitud de indulto presentada por la Asociación MEDEL, al entender que no se dan las exigencias previstas por la Ley reguladora de la gracia de indulto para valorar su concesión. En Madrid, a 7 de febrero de 2014 EL TENIENTE FISCAL DEL TRIBUNAL SUPREMO Fdo. Antonio Narváez Rodríguez