PODER EJECUTIVO FEDERAL OFICIO CON EL QUE REMITE PROPUESTA PARA LA DESIGNACIÓN DE UN MAGISTRADO NUMERARIO DEL TRIBUNAL SUPERIOR AGRARIO. México, DF, a 11 de febrero de 2004. CC. Secretarios Presentes de la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión El C. Presidente de la República, licenciado Vicente Fox Quesada, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 27, fracción XIX, segundo párrafo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 15 y 16 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, somete a la consideración de ese cuerpo colegiado, la designación de un magistrado numerario del Tribunal Superior Agrario. Por lo anterior, con el presente me permito remitir a ustedes la propuesta signada por el titular del Ejecutivo federal, así como los datos curriculares de los candidatos. Sin más por el momento, le reitero la seguridad de mi consideración. Atentamente Lic. M. Humberto Aguilar Coronado (rúbrica) Subsecretario de Enlace Legislativo C. Presidente Presente de la Comisión Permanente del Honorable Congreso de la Unión El artículo 27, fracción XIX, segundo párrafo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, determina expresamente que: "...para la administración de justicia agraria, la ley instituirá tribunales dotados de autonomía y plena jurisdicción, integrados por magistrados propuestos por el Ejecutivo Federal y designados por la Cámara de Senadores o, en los recesos de ésta, por la Comisión Permanente". Con base en el dispositivo constitucional citado, el artículo 15 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios dispone que los magistrados serán designados por la Cámara de Senadores y en sus recesos por la Comisión Permanente, a propuesta del Presidente de la República, a través de la lista de candidatos que éste someta a su consideración. Acto seguido el artículo 17 de la misma ley dispone que los magistrados designados durarán en su cargo seis años, abriendo la posibilidad de que sean ratificados, es decir, propuestos y designados nuevamente, caso en el cual serán inamovibles. El Licenciado Jorge Ricardo García Villalobos Gálvez fue designado como Magistrado Numerario del Tribunal Superior Agrario el 11 de febrero de 1998, por lo que acorde con el régimen transcrito, el próximo 11 de febrero concluye dicho encargo. Congruente con lo anterior y en uso de la facultad constitucional y legal precisada en los párrafos que anteceden, corresponde al Ejecutivo Federal determinar la procedencia de proponer o no a esa Soberanía una nueva designación del Licenciado García Villalobos como Magistrado Numerario del Tribunal Superior Agrario. En ese sentido, al Ejecutivo Federal le ha correspondido examinar el desempeño del licenciado García Villalobos como Magistrado Numerario del Tribunal Superior Agrario, a fin de constatar su idoneidad para el desempeño de tan alto cargo en la administración de justicia agraria. En tales condiciones se procedió a verificar que su actuación sea acorde con los principios de excelencia, objetividad, imparcialidad, profesionalismo e independencia que deben regir toda función jurisdiccional. Lo anterior, a fin de establecer total certeza respecto de que tales principios han sido invariablemente observados a lo largo de todo su desempeño en el citado Tribunal, máxime que la determinación que se adopte implicaría el otorgamiento de inamovilidad en el cargo, en términos del artículo 17 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios. En este orden de ideas es preciso señalar que el Lic. García Villalobos fue originalmente designado magistrado supernumerario del Tribunal Unitario Agrario el 16 de agosto de 1992. Señalado lo anterior, es pertinente recordar que en los últimos años nuestro país ha realizado grandes esfuerzos para recuperar a favor del gobernado la confianza en las instituciones nacionales, señaladamente en lo que concierne a la función jurisdiccional y, por ello, una de las medidas en esta dirección ha sido la exigencia para los servidores públicos -exigencia no sólo legal, sino también en el más amplio sentido ético- de mantenerse al margen del poder político y de las contiendas partidistas, sin que ello implique vulnerar sus derechos políticos. Es indudable que el licenciado García Villalobos, durante el ejercicio de su cargo, no se ha ajustado a estas reglas, como lo demuestran algunos de sus escritos publicados en la prensa nacional (revista Siempre de 15 de junio de 2000) y que dan cuenta de un abierto proselitismo político, que incluye la invitación a la ciudadanía a votar a favor de determinado partido y a abstenerse de hacerlo a favor de otros, circunstancia que es contraria a los principios de la vida democrática conforme a los cuales se debe evitar la manipulación o inducción política en la ciudadanía por parte de quienes ostentan algún cargo público. No debe pasarse por alto el hecho de que la ratificación de los magistrados agrarios y, en general, de los servidores públicos encargados de impartir justicia, ésta vinculada con el principio de inamovilidad, a efecto de que el juzgador dedique su vida a la solución de las controversias que se le plantean, sin que se vea obligado a participar en contiendas electorales, compromisos partidistas y grupos de presión o poder. Se trata de servidores públicos consagrados por entero a una misión y ajenos al devenir político. Además de lo anterior, a partir de que el licenciado García Villalobos fue designado como magistrado supernumerario en el multicitado Tribunal, alternó la exigente función jurisdiccional con el desempeño de diversos cargos en el Gobierno del Distrito Federal y en la Administración Pública Federal, como lo fueron el de Director General de Servicios Migratorios, Subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, Subprocurador Jurídico de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal y Subsecretario de Protección Civil y de Prevención y Readaptación Social de la citada Secretaría. El magistrado supernumerario García Villalobos pasó a ocupar los encargos antes referidos mediante la tramitación y obtención de prolongadas licencias para ausentarse de la función para la cual fue propuesto por el Ejecutivo y nombrado por esa Soberanía nacional, mismas que en su conjunto representan más de cuatro años fuera de dicho cargo. Esta conducta demuestra desapego por la función jurisdiccional y, en todo caso, da cuenta de una ausencia de vocación para una tarea que requiere un desempeño de tiempo completo para impartir justicia entre los hombres y mujeres del campo. Con independencia de que la prolongada ausencia del cargo jurisdiccional revela la verdadera vocación del licenciado García Villalobos, el funcionamiento regular del Tribunal Superior Agrario se vio afectado por la imposibilidad de designar en su lugar al respectivo magistrado supernumerario que supliera las ausencias de los magistrados numerarios de los tribunales unitarios, en términos del artículo 3 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios y en demérito del principio de expeditez contenido en el primer párrafo de la fracción XIX del artículo 27 constitucional. Es importante señalar que el licenciado García Villalobos omitió citar los cargos que ha aceptado y desempeñado, como él mismo señala, en la "política activa" (revista Siempre del 15 de junio de 2000), en el curriculum vitae que envió al titular del Ejecutivo Federal mediante escrito de fecha 6 de noviembre de 2003, para efectos de su posible ratificación. Es evidente que esta conducta constituye una falta de probidad, cualidad ésta que debe acompañar toda actuación de quien dignamente pretende desempeñar la noble tarea, de impartir justicia. A la falta de probidad detallada en el párrafo que antecede, se suma el hecho de que al haber aceptado los cargos públicos referidos, el licenciado García Villalobos transgredió el impedimento que establece el artículo 29 de la tantas veces citada Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, según el cual los magistrados están impedidos para desempeñar cualquier otro cargo o empleo público o de particulares. Es evidente que esta prohibición alcanza aún aquellos magistrados que se encuentren disfrutando de alguna licencia que se les haya expedido, dado que ésta no implica la pérdida de su calidad como magistrado integrante de los Tribunales Agrarios. La situación anterior hace evidente que el magistrado García Villalobos contravino reiteradamente las disposiciones del precepto citado, en función de haber aceptado y desempeñado empleos públicos diversos al que se le había encomendado para la impartición de justicia agraria, tarea cuya jerarquía no acepta paréntesis y, mucho menos, que el magistrado abandone sus funciones jurisdiccionales para desempeñarse en algún otro empleo público. Por lo que hace a la productividad del Tribunal, llama la atención que bajo la Presidencia del señor magistrado García Villalobos (1997- a la fecha), el costo de una sentencia se ha incrementado notablemente. En efecto, según las cifras presentadas por el propio Tribunal, mientras que durante los bienios 92-93 y 93-94 el costo por sentencia fue calculado en 19,400 y 17,150 pesos, respectivamente, el costo de una sentencia en 2002 se elevó a 502,400 pesos. Aun y cuando se argumente que tan excesivo incremento obedezca a una menor carga de trabajo, luego entonces es evidente que en los últimos años se ha carecido de una estrategia para racionalizar y eficientar los recursos humanos, materiales y presupuestarios del Tribunal. Finalmente, no puede pasar desapercibido que entre los requisitos exigidos para ser magistrado por el artículo 12 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, se encuentra el de gozar de buena reputación (fracción IV), cualidad que evidentemente resulta incompatible con la circunstancia de que durante el procedimiento de evaluación del desempeño del magistrado García Villalobos fueron reiteradas las opiniones en el sentido de que algunos tribunales unitarios han sido privados de plazas de secretarios de acuerdos o de estudio y cuenta, para cubrir nombramientos de asesores y auxiliares en las oficinas centrales del Tribunal Superior Agrario, en detrimento de la función jurisdiccional en los diversos distritos agrarios del país. Asimismo, destaca la asignación de recursos humanos y materiales en exceso para uso personal e inclusive que existe personal que se encuentra enlistado en la nómina de ese órgano jurisdiccional y que sin embargo no realiza funciones inherentes a las que su puesto señala. También fueron reincidentes las quejas de magistrados del propio Tribunal sobre las decisiones administrativas infundadas que se dictan desde la Presidencia de aquél y que provocan inestabilidad entre los magistrados y el personal jurisdiccional de los tribunales unitarios, lo que se refleja, por dar un ejemplo, en los continuos cambios del personal de una sede a otra, sin mediar justificación o explicación alguna, en suma, sin reglas claras y transparentes. De igual forma, en la pasada sesión del Congreso Agrario Permanente, efectuada el 23 de enero de 2004, se expusieron ante la Secretaría de la Reforma Agraria numerosas quejas contra la situación que guarda el Tribunal y, señaladamente, la Presidencia del mismo. Es evidente que el cúmulo de opiniones vertidas en el proceso que nos ocupa, determina que el Magistrado García Villalobos no satisface en la actualidad el requisito legal previsto en el artículo 12, fracción IV, de la ley citada. En las condiciones hasta aquí expuestas y si bien es cierto que la valoración integral del desempeño de un magistrado agrario comprende el análisis de aspectos tales como su desempeño académico y su formación profesional o el no haber sido sancionado por falta grave, es menester señalar que dicho análisis en el caso concreto y por positivo que éste haya resultado, no conduce al Ejecutivo Federal a adoptar una determinación distinta por no contrarrestar las cuestiones señaladas a lo largo del presente documento. Ciudadano Presidente de la Comisión Permanente: el Ejecutivo Federal está consciente de que no corresponde, a través de la figura de ratificación, determinar o fijar responsabilidad alguna, ya que, en su caso, tal atribución es facultad de las autoridades competentes en la materia. Por el contrario, la ratificación es una figura legal que exige un ejercicio de valoración, como el aquí hecho y con el cual queda fundada y motivada la determinación emitida en ejercicio de la facultad discrecional otorgada por la Constitución al Ejecutivo Federal- de no proponer a esa Soberanía la ratificación del señor Licenciado Jorge Ricardo García Villalobos Gálvez como magistrado numerario del Tribunal Superior Agrario. En ese orden de ideas, y con fundamento en la fracción XIX del artículo 27 constitucional y 15, 16 y 17 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, por su digno conducto someto a la Comisión Permanente del Honorable Congreso de la Unión, una lista, en estricto orden alfabético, de candidatos para ejercer el cargo de Magistrado Numerario del Tribunal Agrario: a. José Francisco Abunza Aguado b. Alejandro González Alcocer c. Luis Modesto Ponce de León Armenta No omito señala que estos profesionistas cumplen con los requisitos que señala la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios. Para tal efecto, me permito adjuntar los curricula correspondientes así como la información inherente a cada uno de ellos. Reitero a usted, ciudadano Presidente, las seguridades de mi atenta y distinguida consideración. Palacio Nacional, a 11 de febrero de 2004 SUFRAGIO EFECTIVO. NO REELECCIÓN. EL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS VICENTE FOX QUESADA (rúbrica)