Número de registro: 22338 Novena Época Instancia: Primera Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 122/2009.
Número de registro: 22338
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXXII, Agosto de 2010
Página: 314
CONTRADICCIÓN DE TESIS 122/2009. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS SEGUNDO Y TERCERO, AMBOS EN MATERIA CIVIL
DEL SEGUNDO CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
PRIMERO. Competencia. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es
competente para conocer y resolver sobre la presente denuncia de contradicción de tesis, de
conformidad con lo dispuesto por los artículos 107, fracción XIII, párrafo primero, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 197-A de la Ley de Amparo y 21,
fracción VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, en relación con los
puntos segundo y cuarto del Acuerdo General 5/2001, y punto segundo del diverso Acuerdo
4/2002 del Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, en virtud de que se
trata de una denuncia de contradicción suscitada entre criterios de Tribunales Colegiados de
Circuito en un tema que corresponde a la materia de la especialidad de esta Primera Sala.
SEGUNDO. Legitimación de los denunciantes. La denuncia de contradicción de tesis
proviene de parte legítima, de conformidad con lo previsto por los artículos 107, fracción
XIII, primer párrafo, constitucional y 197-A, párrafo primero, de la Ley de Amparo, pues la
presente contradicción de tesis fue denunciada por el Magistrado presidente del Tercer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito, órgano emisor de uno de los
criterios en contienda, y que posteriormente se apartó de tal posición jurídica.
TERCERO. Existencia de la contradicción de criterios. Se actualiza la contradicción de tesis
cuando concurren los supuestos previstos en la tesis aislada P. XLVI/2009, sustentada por el
Pleno de este Alto Tribunal el treinta de abril de dos mil nueve, al resolver la contradicción
de tesis 36/2007, cuyos rubro y texto son del tenor siguiente:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS SALAS DE LA SUPREMA
CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN O LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE
CIRCUITO ADOPTAN EN SUS SENTENCIAS CRITERIOS JURÍDICOS
DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO DE DERECHO,
INDEPENDIENTEMENTE DE QUE LAS CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO RODEAN
NO SEAN EXACTAMENTE IGUALES (INTERRUPCIÓN DE LA JURISPRUDENCIA
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 122/2009.
P./J. 26/2001, DE RUBRO: ‘CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO. REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.’). De los artículos
107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 197 y 197A de la Ley de Amparo, se advierte que la existencia de la contradicción de criterios está
condicionada a que las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o los Tribunales
Colegiados de Circuito en las sentencias que pronuncien sostengan ‘tesis contradictorias’,
entendiéndose por ‘tesis’ el criterio adoptado por el juzgador a través de argumentaciones
lógico-jurídicas para justificar su decisión en una controversia, lo que determina que la
contradicción de tesis se actualiza cuando dos o más órganos jurisdiccionales terminales
adoptan criterios jurídicos discrepantes sobre un mismo punto de derecho,
independientemente de que las cuestiones fácticas que lo rodean no sean exactamente iguales,
pues la práctica judicial demuestra la dificultad de que existan dos o más asuntos idénticos,
tanto en los problemas de derecho como en los de hecho, de ahí que considerar que la
contradicción se actualiza únicamente cuando los asuntos son exactamente iguales constituye
un criterio rigorista que impide resolver la discrepancia de criterios jurídicos, lo que conlleva
a que el esfuerzo judicial se centre en detectar las diferencias entre los asuntos y no en
solucionar la discrepancia. Además, las cuestiones fácticas que en ocasiones rodean el
problema jurídico respecto del cual se sostienen criterios opuestos y, consecuentemente, se
denuncian como contradictorios, generalmente son cuestiones secundarias o accidentales y,
por tanto, no inciden en la naturaleza de los problemas jurídicos resueltos. Es por ello que
este Alto Tribunal interrumpe la jurisprudencia citada al rubro, pues al establecer que la
contradicción se actualiza siempre que ‘al resolver los negocios jurídicos se examinen
cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten posiciones o criterios jurídicos
discrepantes’ impide el estudio del tema jurídico materia de la contradicción con base en
‘diferencias’ fácticas que desde el punto de vista estrictamente jurídico no deberían
obstaculizar el análisis de fondo de la contradicción planteada, lo que es contrario a la lógica
del sistema de jurisprudencia establecido en la Ley de Amparo, pues al sujetarse su existencia
al cumplimiento del indicado requisito disminuye el número de contradicciones que se
resuelven en detrimento de la seguridad jurídica que debe salvaguardarse ante criterios
jurídicos claramente opuestos. De lo anterior se sigue que la existencia de una contradicción
de tesis deriva de la discrepancia de criterios jurídicos, es decir, de la oposición en la solución
de temas jurídicos que se extraen de asuntos que pueden válidamente ser diferentes en sus
cuestiones fácticas, lo cual es congruente con la finalidad establecida tanto en la Constitución
General de la República como en la Ley de Amparo para las contradicciones de tesis, pues
permite que cumplan el propósito para el que fueron creadas y que no se desvirtúe buscando
las diferencias de detalle que impiden su resolución."
El contenido fundamental que se extrae del citado criterio, es que existirá contradicción de
tesis cuando los órganos colegiados contendientes, Salas o Tribunales Colegiados de
Circuito, sostengan criterios jurídicos discrepantes sobre un mismo punto de derecho,
independientemente de que las cuestiones fácticas que lo rodean no sean exactamente iguales.
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Asimismo, sirve de sustento para afirmar que estamos en presencia de criterios divergentes la
tesis aislada aprobada por esta Primera Sala, cuyos rubro y contenido son del tenor siguiente:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS ENTRE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
CONDICIONES PARA SU EXISTENCIA. Tomando en cuenta que la finalidad última de la
contradicción de tesis es resolver los diferendos interpretativos que puedan surgir entre dos o
más Tribunales Colegiados en aras de la seguridad jurídica, independientemente de que las
cuestiones fácticas sean exactamente iguales, es posible afirmar que para que una
contradicción de tesis sea procedente es necesario que se cumplan las siguientes condiciones:
1) que los tribunales contendientes hayan resuelto alguna cuestión litigiosa en la que se
vieron en la necesidad de ejercer el arbitrio judicial a través de un ejercicio interpretativo
mediante la adopción de algún canon o método, cualquiera que fuese; 2) que entre los
ejercicios interpretativos respectivos se encuentre al menos un tramo de razonamiento en el
que la diferente interpretación ejercida gire en torno a un mismo tipo de problema jurídico: ya
sea el sentido gramatical de una norma, el alcance de un principio, la finalidad de una
determinada institución o cualquier otra cuestión jurídica en general; y 3) que lo anterior
pueda dar lugar a la formulación de una pregunta genuina acerca de si la forma de acometer
la cuestión jurídica es preferente con relación a cualquier otra que, como la primera, también
sea legalmente posible."(1)
Ahora bien, en atención a los criterios reproducidos, y de la confrontación de las
consideraciones emitidas en las resoluciones de los tribunales contendientes, se advierte que
aun y cuando el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito manifestó
expresamente a esta Sala (escrito visible en fojas 133 a 135) que se apartaba del criterio que
dio origen a la presente contradicción de tesis y emitió uno nuevo en que, sustancialmente,
coincidió con la tesis emitida por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Segundo Circuito, ello no obsta para señalar que efectivamente subsiste la contradicción de
criterios.
Lo anterior es así, pues del análisis de las constancias remitidas a esta Primera Sala es posible
advertir que la ejecutoria pronunciada por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Segundo Circuito, en la que supuestamente coincidía con la tesis emitida por el Segundo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito, lo que hizo real y jurídicamente
fue emitir un criterio opuesto, que sí produce una contradicción de criterios.
Se explica.
Originalmente, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito, al
resolver el amparo directo **********, sostuvo lo siguiente:
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"... es de hacerse notar el hecho, esto es, la constancia notarial en el sentido de que dicha
copia ‘es fiel reproducción de su original’ sólo da fe de que se tuvo a la vista el original, y no
de la celebración del acto, y así, no le otorga carácter de un documento con fecha cierta; ello
en términos de la jurisprudencia número 220 sustentada por la otrora Tercera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, conforme a su anterior estructura orgánica, publicada
en la página 180 del Tomo IV, Materia Civil, del Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación de 1917 al 2000, del título y contenido siguientes: ‘DOCUMENTOS
PRIVADOS, FECHA CIERTA DE LOS. Solamente puede considerarse que los documentos
privados tienen fecha cierta, cuando han sido presentados a un Registro Público o ante un
funcionario en razón de su oficio, o a partir de la fecha de la muerte de cualquiera de sus
firmantes’. Conforme a dicho criterio jurisprudencial, de observancia obligatoria, deviene
incuestionable que un contrato privado de compraventa, como el exhibido por el actor y
ahora promovente, sólo puede considerarse de fecha cierta cuando el acto jurídico en él
contenido ha sido ratificado ante un funcionario público o que por razón de su oficio tenga
facultades para legitimar tal acto, o bien cuando se hubiere presentado ante el Registro
Público o en su defecto a partir de la fecha de la muerte de cualquiera de sus firmantes.’
"Por consiguiente, si en este particular no se actualizó alguno de tales supuestos, de ello se
sigue patente e incontrovertiblemente que el documento de referencia no puede considerarse
de fecha cierta, y por lo tanto, son de desestimarse los alegatos del inconforme inherentes a
que ‘con el contrato privado de compraventa que celebró el apoderado legal de **********
acreditó su interés jurídico’ para reclamar la nulidad de la inmatriculación administrativa
promovida por **********, según el expediente número ********** ..."
Tal ejecutoria, llevó al citado Tribunal Colegiado a pronunciar la tesis aislada, cuyos rubro y
contenido son del tenor siguiente:
"DOCUMENTOS PRIVADOS. ALCANCE DE LOS REQUISITOS NECESARIOS PARA
SER CONSIDERADOS VERDADERAMENTE DE FECHA CIERTA. En la jurisprudencia
número 220, sustentada por la otrora Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, conforme a su anterior estructura orgánica, publicada en la página 180 del Tomo IV,
Materia Civil, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, cuyo título
dice: ‘DOCUMENTOS PRIVADOS, FECHA CIERTA DE LOS.’, se estableció que sólo
podrán considerarse de fecha cierta los documentos privados cuando éstos hayan sido
presentados a un registro público o ante un funcionario en razón de su oficio, o a partir de la
fecha de la muerte de cualquiera de sus firmantes. Ahora, en orden con dicho criterio, este
órgano jurisdiccional constitucional considera pertinente esclarecer que tratándose de
documentos privados llevados ante un notario público, que obra en razón de su oficio, tal
certificación sólo otorga la certeza de que el documento se presentó ante la fe pública para, a
partir de ese momento, tener fecha cierta, por cuanto es indiscutible que se contrae a un
hecho del que da fe el notario, cuya cuestión es distinta de si los firmantes autentificaran ante
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el fedatario un contrato como si ratificaran en su presencia el acto jurídico que en él se
contenga. Así, aunque aquel documento se refiere a una mera certificación de una copia con
su original, basta esa anotación o constancia notarial en el sentido de que la copia respectiva
‘es fiel reproducción de su original’ para que tenga fecha cierta, lo que es independiente de la
autenticidad del acto contenido en él, en orden con su naturaleza jurídica. Consecuentemente,
la referida certificación sí le otorga el carácter de un documento de fecha cierta, pero no
trasciende a la veracidad del acto o contrato privado de compraventa que no haya sido
ratificado por sus celebrantes, pues para ello habrá de realizarse esa ratificación ante un
funcionario público autorizado, para su validez y eficacia plena."
De la lectura de las transcripciones realizadas, es decir, de la ejecutoria y la tesis que derivó
de ésta, es posible advertir que el Tribunal Colegiado expuso cuestiones distintas respecto de
la certificación que obra en la copia de un documento privado, pues en la ejecutoria
expresamente señaló que acorde con el criterio jurisprudencial 220 emitido por la otrora
Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no era posible dotar de fecha
cierta al documento presentado por el particular, mientras que en la tesis que aparece
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XVII,
febrero de 2003, página 1054, sostuvo al final de ésta que la referida certificación sí le otorga
el carácter de un documento de fecha cierta, ante tal discrepancia y en concordancia con las
jurisprudencias emitidas por ambas Salas de este Alto Tribunal, lo conducente es atender a la
ejecutoria. Los criterios jurisprudenciales que sirven de base para arribar a tal conclusión son
los siguientes:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. CUANDO ES CONFUSA O INCOMPLETA LA TESIS
REDACTADA, DEBE ATENDERSE A LA EJECUTORIA RESPECTIVA. En el caso que
del análisis de una tesis y de la ejecutoria respectiva se advierta que aquélla resulta confusa o
no refleja lo que en la ejecutoria se sostiene, para efectos de la contradicción debe atenderse a
ésta y no a la tesis redactada, puesto que el criterio que sustenta el órgano jurisdiccional se
encuentra en las consideraciones de la propia resolución. En consecuencia, por seguridad
jurídica debe corregirse la tesis y darse a conocer el verdadero criterio del juzgador que no
fue reflejado con fidelidad."(2)
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. CUANDO UNA DE LAS TESIS CONTENDIENTES ES
CONFUSA O INCOMPLETA DEBE ATENDERSE A LA EJECUTORIA RESPECTIVA.
Si del análisis de una tesis y de la ejecutoria respectiva se advierte que aquélla resulta confusa
o no refleja lo que en la ejecutoria se sostiene, para efectos de la contradicción debe atenderse
a ésta y no a la tesis redactada, puesto que el criterio que sustenta el órgano que resuelve se
encuentra en las consideraciones de la propia resolución."(3)
Por su parte, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito expuso un
primer criterio de la siguiente forma:
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"... No deja de advertir este Tribunal Colegiado, que el quejoso en sus conceptos de violación
aduce que es aplicable al caso la tesis de rubro: ‘DOCUMENTOS PRIVADOS, ALCANCE
DE LOS REQUISITOS NECESARIOS PARA SER CONSIDERADOS
VERDADERAMENTE DE FECHA CIERTA.’, emitida por el Segundo Tribunal Colegiado
en Materia Civil del Segundo Circuito, criterio que carece de fuerza obligatoria en términos
de los artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo, pues ésta es aislada, además de que no se
considera que en el presente caso se actualice dicha hipótesis.
"Aunado a lo anterior, con relación a la tesis referida este Tribunal Federal no comparte el
criterio relativo a que basta una mera certificación de una copia con su original, realizada por
un notario público en la que se asiente que es fiel reproducción de su original para que tenga
fecha cierta, en razón de que no puede separarse la existencia de la certificación, de la validez
de la materialidad del contenido del documento, pues una copia fotostática del documento
original no puede tener el alcance para demostrar la certeza de su fecha, pues tal aspecto
únicamente consistió en que el fedatario hizo constar un hecho relativo a que tuvo a la vista el
original de un documento mismo que coincidió con una copia fotostática, sin referir cuestión
alguna del contenido del documento.
"Por ello, se insiste, no puede afirmarse que la multicitada certificación otorgue a un
documento el carácter de fecha cierta y al mismo tiempo decir que tal certeza no trasciende a
la veracidad del acto o contrato privado de compraventa que no haya sido ratificado por sus
firmantes, pues, como se dijo, no puede separarse la existencia de la certificación de la
validez de la materialidad del contenido del documento. ..."
Así pues, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito no compartió
el criterio plasmado en la tesis emitida por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Segundo Circuito, pues consideró que no basta una mera certificación de una copia con su
original, realizada por un notario público, en la que se asiente que es fiel reproducción de su
original para que tenga fecha cierta.
Sin embargo, como quedó plasmado líneas atrás, entre la tesis y la ejecutoria emitidas por el
Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito existe discrepancia y lo
acertado es atender a la ejecutoria. En consecuencia, hasta este momento no existió
contraposición de criterios, pues de la lectura de ambas ejecutorias se destaca que los dos
Tribunales Colegiados llegaron a la conclusión de que no es posible afirmar que la
multicitada certificación ante notario público otorgue a un documento el carácter de fecha
cierta.
Ahora bien, aunque es evidente que no había contraposición de criterios, la situación jurídica
fue modificada por el cambio de posición que efectuó el Tercer Tribunal Colegiado en
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Materia Civil del Segundo Circuito, con el cual, en apariencia, sostuvo que compartía el
criterio plasmado en la tesis del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo
Circuito, pero debe tomarse en cuenta que tal tesis no prevalece como criterio, sino que
subsiste la ejecutoria de la que derivó.
Es decir, atendiendo a la ejecutoria del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Segundo Circuito, su criterio fue: sólo puede considerarse de fecha cierta un documento
cuando el acto jurídico en él contenido ha sido ratificado ante un funcionario público o que
por razón de su oficio tenga facultades para legitimar tal acto, o bien, cuando se hubiere
presentado ante el Registro Público o, en su defecto, a partir de la fecha de la muerte de
cualquiera de sus firmantes. Por su parte, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Segundo Circuito, al resolver el amparo directo 280/2009, modificó su criterio y expuso:
"... Cierto, este Tribunal Colegiado ha sostenido el criterio de que la certificación que haga el
notario de la copia del contrato privado en que conste el acto traslativo de dominio, no es
suficiente para revestir de fecha cierta al documento, ante la circunstancia de que se estimó
lógico y legal que la fecha cierta debía actualizarse respecto de la celebración del acto
jurídico, y no sólo de la existencia del documento, de ahí que la copia certificada por notario,
no podía probar más que el original del documento.
"Por eso fue que se arribó a la conclusión de que la certificación de una copia del documento
que hiciera el notario de una copia del documento que hiciera el notario, no lo dotaba de
fecha cierta, siendo menester que las partes celebrantes comparecieran ante él para ratificar
sus firmas, dado que ese acto, sin duda evidencia la certeza de la celebración del acuerdo de
voluntades.
"Sin embargo, una nueva reflexión sobre el tema planteado, conduce a este tribunal a
apartarse del criterio sostenido antes, ante el hecho de que tal ratificación impone un requisito
adicional para lograr la fecha cierta, que no se exige en las hipótesis restantes por las que
también se adquiere esa certeza en la fecha, además de la dificultad que resulta de la propia
legislación del Estado de México, de obtener la ratificación de firmas en un contrato
traslativo de dominio de inmuebles privados, por un notario público.
"En efecto, primero que nada es necesario describir que la fecha cierta de un documento
privado se adquiere:
"A) A partir del día en que se incorpore o se inscriba en un Registro Público de la Propiedad;
"B) Desde la fecha en que el documento se presente ante un funcionario público por razón de
su oficio, y finalmente,
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"C) A partir de la muerte de cualesquiera de los firmantes.
"Si no se actualizan los supuestos descritos, el documento privado no puede ser considerado
de fecha cierta, ni puede ser oponible a terceros; sirviendo de apoyo a esta consideración, lo
sustentado en la tesis de jurisprudencia, que a su letra dice:
"‘DOCUMENTOS PRIVADOS, FECHA CIERTA DE LOS.’
"Por tanto, si un documento privado de compraventa carece de fecha cierta por no reunirse lo
requisitos referidos, aun en los supuestos de que no hubiese sido objetado por su contraria en
el juicio respectivo, no acredita la causa generadora de la posesión en un juicio de usucapion.
"Es por eso que atendiendo a la ejecutoria que motivó la emisión de esa tesis, este tribunal
arriba a la conclusión de que basta la presentación del documento ante el citado fedatario,
para que se surta la hipótesis de la fecha cierta, pues aun cuando en tal evento, no se adquiere
certeza de la celebración, sí se conoce sin lugar a dudas que el documento firmado ya existía
al menos a la fecha de su presentación. ..."
Como se ve, los Tribunales Colegiados sustentaron criterios discrepantes respecto de
reconocer como válida, para efectos de saber la fecha cierta de celebración de un acto
jurídico, la simple certificación de una copia fotostática ante notario público y, en
consecuencia, es posible determinar que sí existe contradicción de tesis entre los criterios
expuestos.
CUARTO. Estudio de fondo. Como ha sido descrito, el tema sobre el que versa la presente
contradicción de tesis estriba en determinar si debe o no considerarse de fecha cierta un
documento privado consistente en la copia certificada que expide un fedatario público de un
contrato privado que simplemente tuvo a la vista, pero que no fue ni celebrado, ni ratificado
ante su presencia por las partes.
Para la solución del caso, debe prevalecer con carácter de jurisprudencia, el criterio de esta
Primera Sala.
Es preciso emprender el estudio de mérito, señalando que esta Primera Sala, al resolver el 6
de abril de 2005 la contradicción de tesis 14/2004-PS, se abocó al estudio de una
problemática muy semejante a la que ahora se presenta, asentándose así la jurisprudencia
44/2005, que a la letra dice:
"DOCUMENTO PRIVADO DE FECHA CIERTA. PARA CONSIDERARLO COMO TAL
ES SUFICIENTE QUE SE PRESENTE ANTE NOTARIO PÚBLICO Y QUE ÉSTE
CERTIFIQUE LAS FIRMAS PLASMADAS EN ÉL. La Suprema Corte de Justicia de la
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Nación ha sostenido que la fecha cierta de un documento privado es aquella que se tiene a
partir del día en que tal instrumento se inscriba en un Registro Público de la Propiedad, desde
la fecha en que se presente ante un fedatario público, y a partir de la muerte de cualquiera de
los firmantes. De no darse estos supuestos, no puede otorgársele valor probatorio al
instrumento privado con relación a terceros, pues tales acontecimientos tienen como finalidad
dar eficacia probatoria a la fecha que consta en él y con ello certeza jurídica. Esto es, las
hipótesis citadas tienen en común la misma consecuencia que es dar certeza a la materialidad
del acto contenido en el instrumento privado a través de su fecha, para tener una precisión o
un conocimiento indudable de que existió, con lo que se evita la realización de actos
fraudulentos o dolosos, como sería que se asentara una fecha falsa. Por tanto, el solo hecho de
que se presente un instrumento privado ante un fedatario público y que éste certifique las
firmas plasmadas en él, es suficiente para que produzca certeza sobre la fecha en la que se
realizó su cotejo, ya que tal evento atiende a la materialidad del acto jurídico a través de su
fecha y no de sus formalidades."(4)
Las consideraciones medulares sobre las que descansó lo anterior fueron del tenor siguiente:
"... este Alto Tribunal ha sustentado en reiteradas ocasiones que la fecha cierta de un
documento privado, es aquella que se tiene cuando se dan las hipótesis jurídicas siguientes:
"I. A partir del día en que el documento se incorpore o se inscriba en un Registro Público de
la Propiedad.
"II. Desde la fecha en que el documento se presente ante un funcionario público por razón de
su oficio, y finalmente;
"III. A partir de la muerte de cualquiera de los firmantes.
"Por tanto, si no se dan estos supuestos, al documento privado no se le puede otorgar valor
probatorio en relación con terceros, pues tales acontecimientos tienen como finalidad otorgar
eficacia probatoria a la fecha que consta en el mismo y con ello certeza jurídica, y así evitar
actos fraudulentos o dolosos como serían que las partes que intervienen en un acto jurídico
consignado en el instrumento señalado asentaran en éste una fecha falsa, esto es, anterior o
posterior a la verdadera.
"Lo anterior es así, pues el contenido del documento privado es elaborado por las partes que
intervienen y, por lo mismo, no puede igualmente dar fe ni crear la convicción de la eficacia
de la fecha que consta en el mismo y, por tanto, al acaecer cualquiera de las eventualidades
señaladas surge la presunción clara de que al menos existió en esos momentos, con lo cual
ese instrumento se envuelve de un principio de prueba que necesariamente orienta esa
conclusión.
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"Es decir, las hipótesis jurídicas citadas tienen como elemento de similitud dar certidumbre
de su materialidad a través de su fecha de que no haya duda de que el acto sea anterior o
posterior, en la que interviene un tercero fidedigno por su fe pública para dar certeza de esa
materialidad o sea tener una precisión o un conocimiento indudable de la existencia del
documento privado y que a partir de cualquiera de los acontecimientos mencionados su
fecha, ya no puede ser anterior o posterior, por lo que no atienden a las formalidades de
validez del acto contenido en ese instrumento.
"Con la finalidad de hacer efectivos los principios de certeza y seguridad jurídica en la
materialidad del acto contenido en un documento privado a través de su fecha, la
jurisprudencia acude, en los dos primeros eventos señalados con antelación, a un tercero
fidedigno fuera de toda duda, como son el Registro Público de la Propiedad, o a un
funcionario en razón de su oficio, y en el último a la muerte de cualquiera de los firmantes,
en virtud de que su efecto material fidedigno da certidumbre de que no pudo haber sido
signado en fecha posterior.
"En esa tesitura, un principio que sin duda proporciona certidumbre respecto de la buena fe
del acto contenido en el documento privado es su fecha cierta, por lo que el asiento registral
proporciona esa certidumbre, ya que este registro en su carácter de oficina pública, tiene
como objetivo principal el dar a conocer cuál es la situación jurídica que guardan los bienes
en él inscritos, principalmente, los inmuebles para que toda persona que tenga interés de
efectuar una operación en relación con ellos conozca la verdadera situación que guarda el
bien aludido, como lo es: saber quién es el propietario, cuál o cuáles son los gravámenes
adquiridos, la superficie legal con que cuenta y se pretende adquirir y además datos de
identificación que le proporcionen seguridad y plena garantía sobre la legalidad de la
transacción que se pretenda efectuar.
"En nuestro sistema legal, es preciso destacar que el Registro Público de la Propiedad no
genera por sí mismo la situación jurídica a la que da publicidad, esto es, no constituye el
título del derecho inscrito, sino que se limita por regla general a declarar a ser un reflejo de
un derecho nacido extra registralmente mediante un acto jurídico que fue celebrado con
anterioridad por las partes contratantes y la causa o título del derecho generado, es lo que
realmente se inscribe o se asienta en la anotación relativa con la finalidad de hacerlo del
conocimiento de terceros, declarándolo así para que sean conocidos por quienes acudan a
consultar sus folios y adquieran certeza jurídica del estado que guardan los bienes sobre los
que muestran interés.
"Por tanto, se tendrá como fecha cierta de un documento privado aquella que se tiene a partir
del día en que se incorpore o se inscriba en un Registro Público de la Propiedad, porque del
mismo tiene conocimiento un tercero digno de fe ajeno a las partes, que es una institución
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pública que da certeza de que ese acto existe.
"Asimismo, el presentar un documento privado ante un fedatario público da certidumbre
sobre la fecha en que fue elaborado, pues es un tercero ajeno a las partes que está investido de
fe pública y facultades para autenticar y dar forma en los términos que disponga la ley a los
instrumentos en que se consignen los actos y hechos jurídicos, por lo cual su intervención
conduce, así, a garantizar la certeza de la fecha, porque da fe de que existió el instrumento
que le fue presentado.
"Igualmente, proporciona total certidumbre sobre la fecha en que un documento privado fue
suscrito cuando se acredita el fallecimiento de alguno de los contratantes que intervino en
dicho negocio, porque ésta lleva a entender que no pudo plasmar su firma después de su
deceso.
"Las hipótesis citadas tienen en común la misma consecuencia que es dar certeza a la
materialidad del acto contenido en el instrumento privado a través de su fecha, para tener una
precisión o un conocimiento indudable de que existió, por lo que no deben exigirse mayores
formalidades en la fe pública de un funcionario en el ejercicio de sus funciones, porque
cuando interviene está investido de esa fe para hacer constar que existió el documento que le
fue presentado.
"En razón de lo expuesto, el documento privado adquiere certeza de su contenido a partir del
día en que fue presentado ante el notario, en virtud de que éste está investido de fe pública y
facultades para autenticar, así como para dar forma en los términos que disponga la ley a los
instrumentos en que se consignen los actos y hechos jurídicos que se le presenten, por lo cual
su intervención conduce a otorgar certidumbre de la fecha de su ratificación, por ser quien
certificó la autenticidad de las firmas de los interesados, así como que en su presencia
reconocieron el contenido de tales documentos, ya que tal evento atiende a la materialidad del
acto jurídico a través de su fecha y no a las formalidades del mismo, pues no es dable pensar
que ese instrumento se haya elaborado en fecha posterior a la que en él aparece; de ahí que el
solo hecho de que se presente un documento privado ante la presencia de un notario público y
que éste certifique las firmas que en el instrumento se plasmaron, es suficiente para que
produzca certeza sobre la fecha en la que se realizó su cotejo. ..."
Como se advierte de lo anterior, en aquella ocasión se resolvió y sentó criterio jurisprudencial
respecto a una problemática muy similar a la que ahora se presenta. Las variantes, en esta
ocasión, es que la problemática de si se adquiere o no fecha cierta se suscita con motivo de
que la copia certificada que expidió el fedatario público -a diferencia del precedente recién
citado- es simplemente eso, una copia de un original que el fedatario certifica que tuvo a la
vista. No hay pues, como en el precedente, la situación de que las partes celebrantes del
contrato privado se hayan presentado ante él para celebrarlo o para ratificar sus firmas o
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contenidos.
Sin embargo, estas variantes no obstan para considerar que se presentan suficientes elementos
para traer a colación, por analogía, las consideraciones entonces sustentadas, puesto que en
ambas se analizó la validez que otorga la certificación notarial, es decir, los alcances y
contenido jurídico que otorgan al documento la participación de un tercero ajeno investido de
fe pública.
Así las cosas, vale también considerar que en la especie, y siguiendo los criterios
jurisprudenciales antes referidos, tanto los que han delineado las hipótesis en que un
documento adquiere fecha cierta como el derivado de la contradicción de tesis cuyas
consideraciones fueron reproducidas, el hecho de presentar un documento privado original
ante un fedatario público, para obtener de él una copia certificada del mismo, sí da lugar a
considerarlo de fecha cierta, puesto que el fedatario, como tercero investido de fe pública y
facultades para hacer constar los hechos y cosas que tiene a la vista, certifica y hace constar
que tuvo a la vista el documento de mérito.
En esta tesitura, la expedición de la copia certificada del original permite tener por existente
el documento privado que fue reproducido por el propio fedatario; resultando, entonces,
imposible negar la existencia misma de lo que se tuvo a la vista. Es decir, la existencia del
documento privado.
Así, si bien la intervención del fedatario cuando se concreta a expedir una copia certificada
de un documento privado que tiene a la vista no puede tener los mismos alcances jurídicos
que cuando se trata de un documento contractual privado cuya celebración es ratificada ante
su presencia -puesto que sólo se concreta a reproducirlo y hacer constar que tuvo un original
a la vista-, su intervención permite establecer que, en la fecha que ante él fue llevado el
original, el documento privado que reprodujo sí existía y, por ende, puede considerarse un
documento privado de fecha cierta, pero la certeza de la fecha sólo puede considerarse a la
fecha en que lo tuvo a la vista, y no antes, puesto que eso no es algo que ante él haya
constado.
Por otra parte, y precisamente por lo anterior, precisa agregarse que el documento puede ser
considerado de fecha cierta considerando como tal la fecha en que fue presentando el
documento ante el fedatario, y no la fecha en que según conste en el propio documento, fue
celebrado el acto jurídico que ahí se plasme, pues, respecto de esta última, el notario no
puede tener certeza, menos aún dar fe.
En este orden de ideas, igual precisa señalarse que el que se considere que el documento
adquiere fecha cierta en la ocasión en que es llevado ante notario para su reproducción, dado
que se trata de la mera reproducción ante él y por él mismo, no puede llevarse al extremo de
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tener por consecuencia que se considere que se dio fe de algo más allá de eso, como podría
ser, sólo a guisa de ejemplo: considerar que son auténticas las firmas que en un documento
constan, o que el acto jurídico que ahí consta reúne los requisitos necesarios para su validez.
Puesto que, se insiste, en las condiciones de facto sobre las que versa la presente
problemática, la presentación ante el fedatario permite que se adquiera certeza de la fecha del
documento, pero sólo a partir de la fecha en que él lo tuvo a la vista, y sólo de que,
precisamente, se tuvo a la vista el diverso original que el fedatario reprodujo.
En tal virtud, esta Sala considera que debe prevalecer con carácter de jurisprudencia el
criterio sustentado en la presente resolución, que queda reflejado en tesis como a
continuación se indica:
DOCUMENTO PRIVADO. LA COPIA CERTIFICADA POR FEDATARIO PÚBLICO LO
HACE DE FECHA CIERTA A PARTIR DE QUE LO TUVO A LA VISTA PARA SU
REPRODUCCIÓN Y, ÚNICAMENTE, PARA EL EFECTO DE HACER CONSTAR QUE
EXISTÍA EN ESE MOMENTO. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que
la fecha cierta de un documento privado es aquella que se tiene a partir del día en que tal
instrumento se inscriba en un Registro Público de la Propiedad; desde la fecha en que se
presente ante un fedatario público, o a partir de la muerte de cualquiera de los firmantes. De
no darse alguno de esos supuestos, no puede considerarse que un documento es de fecha
cierta, y por ende, no puede tenerse certeza de la realización de los actos que consten en tales
documentos. Ahora bien, cuando ante un fedatario público se presenta un instrumento
privado para su reproducción y certificación, la fe pública y facultades de que está investido
permiten considerar que el instrumento reproducido existía en la fecha en que se realizó tal
reproducción y cotejo. Por lo que la fecha cierta se adquiere a partir de dicha certificación y
no a partir de la fecha que está asentada en el documento. Asimismo, tal certificación notarial
no debe equipararse con los efectos jurídicos de una certificación notarial de la autenticidad
de las firmas ni califica la legalidad del documento o de lo expresado en él.
Dicho lo anterior, se ordena la publicación de la misma en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, para los efectos del artículo 195 de la Ley de Amparo; asimismo, y
con el fin de evitar la falta de certeza jurídica acerca del sentido del criterio del Segundo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito, respecto de la tesis II.2o.C.396 C,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XVII,
febrero de 2003, página 1054, se ordena también la realización de las anotaciones o
cancelaciones pertinentes a fin de que se indique que la publicación de la tesis no guarda
coincidencia con la ejecutoria de la que derivó, para todos los efectos legales a que haya
lugar.
Finalmente, en acatamiento a lo dispuesto en el artículo 195 de la Ley de Amparo, la tesis de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 122/2009.
jurisprudencia que se sustenta en este fallo deberá identificarse con el número que le
corresponda y remitirse a la Dirección General de la Coordinación de Compilación y
Sistematización de Tesis para su publicación en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, a la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a los Tribunales de
Circuito y a los Juzgados de Distrito para su conocimiento.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO. Sí existe la contradicción de tesis a que este expediente se refiere, en los términos
del considerando tercero de esta resolución.
SEGUNDO. Debe prevalecer con carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado por esta
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, conforme a la tesis redactada en
el último considerando del presente fallo.
TERCERO. Dése publicidad a la tesis de jurisprudencia que se sustenta en la presente
resolución, en términos del artículo 195 de la Ley de Amparo.
CUARTO. Realícense las anotaciones y la cancelación a que se hace referencia en la parte
final del cuarto considerando de esta resolución en las publicaciones del Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta.
Notifíquese; envíese testimonio de esta resolución a los tribunales contendientes y, en su
oportunidad, archívese el toca como asunto concluido.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cinco votos de los señores Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío
Díaz, Juan N. Silva Meza, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y presidente José de
Jesús Gudiño Pelayo (ponente).
En términos de lo previsto en el artículo 18, fracción II, en relación con el 3, fracción II,
ambos de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública
Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información considerada legalmente
como reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.
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1. Tesis 1a. CXXXV/2009, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Materia Común, Novena Época, Tomo XXX, noviembre de 2009, página 403.
2. Jurisprudencia 2a./J. 31/2004, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo XIX, abril de 2004, página 427.
3. Jurisprudencia 1a./J. 1/2001, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XIII, marzo de 2001, página 57.
4. Jurisprudencia 1a./J. 44/2005, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo XXI, junio de 2005, página 77.
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