TIFUS A) Definición de la enfermedad − también se le llama fiebre tifoidea (fiebre botonosa, mediterránea, de las paparras, etc.) o tifus abdominal. − dentro de la terminología lingüística, el término tifus procedente del latín tifos que literalmente significa estupor, es decir, disminución de las funciones mentales y físicas de una persona y de su respuesta a los estímulos. − enfermedad infecciosa aguda, epidémica, de origen bacteriano trasmitida en general por bebidas o alimentos contaminados (agua, leche, verduras, ostras y mejillones, etc.), heces u orina, que origina síndrome febril, dolor de cabeza y molestias o dolor abdominal. El trastorno suele remeter al cabo de dos o cuatro semanas después del inicio de los síntomas; sin embargo puede causar complicaciones graves, como la perforación intestinal o hemorragias internas que se suelen prevenir con la instauración del tratamiento antibiótico adecuado en las fases iniciales. − según el tipo de tifus, éste se define también como la denominación genética de un grupo de enfermedades infecciosas causadas por diversos microorganismos llamados rickettsias (parásitos de las células). Algunas de la variantes del tifus según esto son: el tifus endémico, el tifus epidémico, la enfermedad del Brill−Zinser y el tifus de los matorrales, entre otros. Los agentes causantes en estos casos penetran a través de la picadura de: garrapatas, pulgas, piojos del cuerpo y otros. B) Descubridor de la bacteria causante de la enfermedad o de la vacuna para su erradicación. El nombre científico del microbio mortífero del tifus, producido por rickettsias, es Rickettsia prowazekii, en homenaje al trabajo de dos investigadores que murieron de tifus mientras lo estudiaban, H. T. Ricketts y S. J. M. Prowazek. En 1928, el científico Charles Kurland recibió el premio Nóbel tras descubrir que los piojos transmitían la bacteria Rickettsia prowazekii a los seres humanos. Este científico junto a sus compañeros de la Universidad de Uppsala, en Suecia, han dado otro paso crucial secuenciando todo el genoma de dicha bacteria. Otros investigadores importantes de esta bacteria son Michael Gray y un tal Anderson, que creen que la Rickettsia podría ser un antepasado de la mitocondria, ya que ambas tienen varias similitudes, como por ejemplo, ambas tienen su propio genoma, diferente del principal del núcleo celular. El descubridor de la vacuna contra el tifus es Wright, quien la descubrió en Gran Bretaña en 1898. En 1928, fue premiado Charles Nicolle, en Francia, por sus investigaciones sobre el tifus. C) Causas y factores de riesgo de la enfermedad − el agente etimológico es la Salmonella typhi, una bacteria gramnegativa, de forma alargada, que pertenece al grupo de las enterobacterias; esta bacteria tiene la capacidad de elaborar una endotoxina muy potente. Otras infecciones parecidas a la fiebre tifoidea y debidas a otros gérmenes relacionados, como la Salmonella paratyphi A, B y C. 1 El hábitat natural de la S. typhi es el organismo de las personas enfermas y de los portadores sanos, es decir, personas que han padecido la enfermedad y, ya libres de molestias, conservan bacterias en sus organismos. La fuente de infección es el agua de consumo, entreoíros líquidos y alimentos contaminados al llegar secreciones de persones infectadas, en general materia fecal, orina o vómitos de las personas enfermas o de portadores sanos. La vía de contagio es fecal−oral, como puede ser la ingestión de moluscos contaminados procedentes de grandes puertos. Las moscas también transportan bacterias en las patas desde materia fecal desde una persona infectada hasta los alimentos. Hay otros casos que el contagio se produce por contacto directo. Las bacterias provocan una leve inflamación, y más tarde atraviesan la mucosa intestinal y una vez situadas se reproducen en el tejido linfático de la pared intestinal. Tras unos días, comienza a propagarse por los vasos linfáticos hasta llegar a los ganglios linfáticos cercanos; también pasan a la sangre, donde son procitadas o absorbidas por los monocitos (células defensivas de la sangre). De esta manera se introducen en diversos órganos o tejidos. Las manifestaciones características se deben a la inflamación y ala necrosis o muerte celular que provoca la presencia de las bacterias en los tejidos infectados, y también al efecto nocivo que presenta la endotoxina que elaboran estas bacterias y que secretan en el entorno cuando se destruyen. Estas manifestaciones duran una o dos semanas. D) Sintomatología (patología) − Se presenta a finales de verano y en otoño. Cursa inicialmente con malestar, cefalea, escalofríos y fiebre. En la segunda semana, la fiebre se hace alta y continúa, aumenta el tamaño del brazo; el paciente esta soñoliento, presenta unas manchas rojizas en el tórax y abdomen (roséola), y se pueden encontrar trastornos pulmonares y digestivos. En la tercera semana, empieza la mejoría, pero pueden surgir dos complicaciones fundamentales: hemorragias digestivas y perforación intestinal, que a veces llevan a un estado de `shock'. En la cuarta semana remite la enfermedad, las bacterias permanecen localizadas en la vesícula biliar o en la mucosa intestinal, y se continúan eliminando con la materia fecal. El periodo de contagio de la fiebre tifoidea se inicia al cabo de unos días de haberse contagiado y se mantiene durante unas semanas. La enfermedad genera una respuesta inmunitaria que protege el organismo durante algunos meses o años, pero no definitivamente, por lo que se puede padecer la enfermedad más de una vez, pero a partir de la segunda infección ya no es tan grave. El periodo de incubación suele oscilar entre los ocho y los veinte días, aunque puede llegar a alargarse hasta los dos meses. El periodo de estado, posterior a episodios de diarrea, se inicia con tos y leves hemorragias nasales. Al cabo de los primeros días de haberse iniciado este periodo nos encontramos con síndrome febril, síntomas neurológicos y digestivos. El síndrome febril suele evolucionar con hipertermia moderada o elevada, sudación intensa, sensación de postración y malestar general. El síntoma neurológico más frecuente es el dolor de cabeza, pero también se presenta una cierta obnubilación mental pudiendo llegar a delirios. 2 Los síntomas digestivos son la distensión abdominal y el estreñimiento, o incluso diarreas. Otros signos característicos del trastorno son: aumento del tamaño del hígado y de la melsa; lengua saburral, es decir, blanquinosa y seca en la superficie; aparición de una erupción cutánea consistente, en general, en unas manchas rosadas de unos milímetros de diámetro, que se localizan en el abdomen y a veces se extienden hasta el tórax, que desaparecen a los pocos días. Pero a parte de estos síntomas se pueden producir otras complicaciones. La más frecuente es la enterorragia o pérdida masiva de sangre procedente de los intestinos con la materia fecal, que se produce en un 10% a 15 % de los casos. Otra complicación es la perforación de la pared intestinal. A causa de estos síntomas, el enfermo de tifus debe estar ingresado hasta la desaparición de estos. Se debe controlar al paciente para evitar un ataque cardio−circulatorio, con gran pérdida de sangre, que podría provocar la muerte. Otras complicaciones graves son: deshidratación; alteraciones neurológicas como son la cefalea, el delirio y el estupor, y procesos infecciosos localizados en diversos órganos y tejidos, debidos a el establecimiento y la reproducción de la Salmonella typhi, como la colectitas o inflamación del tejido cartilaginoso; periostitis o inflamación de la vaina del tejido conjuntivo que cubre el exterior de los huesos, y meningitis o inflamación de las cubiertas que envuelven el sistema nervioso central. E) Diagnóstico La diagnosis se puede establecer a partir de la sintomatología y por los antecedentes de exposición al contagio. La confirmación diagnóstica se suele obtener con un análisis, un cultivo de sangre (hemocultivo), un cultivo de heces y orina (coprocultivo), y por reacciones sexológicas. F) Prevención La profilaxis individual se realiza mediante vacunación. Para prevenir el contagio, primeramente, se debe aislar a los enfermos en habitaciones individuales; por otra parte se debe realizar un control bacteriológico del agua de consumo; si la persona viaja a una zona endémica (zona tropical: México, Egipto, India) ha de bullir el agua o, si no, echarle pastillas de cloro, también se recomienda abstenerse del consumo de verdura y fruta sin pelar. Con tal de prevenir la transmisión se debe diagnosticar y tratar a los portadores sanos; hace falta investigar y analizar la materia fecal. Es conveniente disminuir las reservas de los agentes trasmisores: pulgas, piojos, etc., así como roedores (ratas, ratones). Esto se consigue mediante la fumigación con insecticidas eficaces. G) Tratamiento El tratamiento general se realiza en una unidad hospitalaria para prevenir el contagio de otras personas y para prevenir o tratar complicaciones eventuales. Suele durar entre tres y cuatro semanas. Pero podemos distinguir otros dos tipos de tratamiento: · El tratamiento de fondo consiste en la administración de diversos tipos de antibióticos (cloramfenicol, trimetoprimo y sulfametoxazol, y ampicilina o derivados) durante unas dos o cuatro semanas. 3 · El tratamiento sintomático consiste en reposo, dieta toba e ingestión de líquidos abundantes, y eventualmente en la administración de antipiréticos y antiinflamatorios, o, cuando las circunstancias lo requieran, trasfusiones de sangre, plasma o líquidos por vía intravenosa. Actualmente se dispone de diversos vaccíneos antitíficos, elaborados con bacterias muertas, de aplicación parenteral y oral. Los vaccíneos parenterales pueden originar reacciones adversas a veces importantes, y sólo son eficaces durante unos dos años, y aproximadamente en un 30% de los casos. El tratamiento de la bacteria Rickettsia presenta dos vías de acción: • quimioterapia específica (antibióticos): cloranfenicol y tetraciclinas • tratamiento de sostén: controla y disminuye la sintomatología a través de cambios de posición frecuente para evitar la presión sobre los huesos y evitar neumonías, higiene bucal para evitar infecciones y tratamiento de la hipotensión. H) Variedades de tifus Debemos saber que existen distintos tipos de tifus, por lo que no en todos los signos son los mismos, y también depende de la persona que lo presenta, así tenemos que: · El tifus endémico, también llamado mortal o benigno, que a su vez, según dónde se haya hallado recibe denominaciones como las siguientes: tifus de Moscú, tifus de las pulgas o tifus de las ratas. Es transmitido por la picadura de la pulga, tiene un periodo de incubación de entre 8 y 16 días. El enfermo presenta fiebre entre 38.8 y 40º C, pudiendo llegar a los 40.1 ó 40.5º C; calofríos; temblores; dolor de cabeza (cefalea) en la frente; náuseas; vómitos; debilidad. · El tifus epidémico, también llamado clásico, europeo, exantemático, histórico, petequial, y con un derivado llamado el tifus de los pollos. Es transmitido por la picadura del piojo del cuerpo, es el más grave. Tiene un periodo de incubación de 7 días. El paciente presenta cefalea, escalofríos, fiebre, malestar general y erupciones. En su evolución aparecen: estupor, coma, taquicardia e hipotensión. · El tifus endémico benigno o enfermedad del Brill−Zinsser es un nuevo ataque que se produce después de un año de haber padecido tifus epidémico clásico. · El tifus de los matorrales es de inicio brusco y el enfermo presenta escalofríos y cefalea intensa. Se presenta en Asia, África y Norteamérica, y se transmite por los ácaros trombicúlidos. · El tifus angiohemático es una forma especialmente aguda de la fiebre tifoidea o del tifus, caracterizada por un estado hemorragipado. 4