Salvando vidas ahora: los condones femeninos y el papel de la ayuda exterior de Estados Unidos Resumen ejecutivo Campaña ¡Prevención ahora! Una iniciativa del Centro de Equidad en Salud y Género (CHANGE) En 2007 las mujeres padecían la mitad de todas las infecciones causadas por el virus de inmunodeficiencia (VIH) del mundo, y 61% de las infecciones en África al sur del Sahara. Ochenta por ciento de las infecciones con VIH resultan por contagio sexual. A pesar de esta realidad y cuando la pandemia de VIH y SIDA está ya en su segunda década y media, la enfermedad sigue avanzando más rápido que la respuesta global a la misma. Por cada persona que inicia la terapia anti retroviral, otras seis personas se infectan con VIH. Cuando los donantes internacionales y los gobiernos de países avanzan en los planes para hacer más asequible la circuncisión masculina e invierten millones de dólares en el desarrollo de vacunas y microbicidas, no pueden darse el lujo de menospreciar la única intervención disponible para la prevención del VIH que se diseñó para permitir que sean las mujeres las que inicien la protección: los condones femeninos. Si bien la naturaleza única de los condones femeninos que dan a las mujeres su propio medio de protección debería ser razón suficiente para que los donantes y los gobiernos promuevan el método, los condones femeninos tienen además otras ventajas. Ocupan su propio sitio ya que los consumidores a menudo alternan su uso con el del condón masculino y esto aumenta el número total de actos sexuales protegidos. Pueden usarlo las mujeres que portan el VIH y no quieren quedar embarazadas, para protegerse contra la superfinfección y para reducir las probabilidades de transmitir el VIH a su pareja cuando ésta sea seronegativa. Los condones femeninos ofrecen una protección doble contra los embarazos no deseados y el VIH, y algunas mujeres y hombres dan cuenta de más placer sexual con los condones femeninos que con los condones masculinos. Los condones femeninos asimismo proveen una opción adicional de protección durante el coito anal para los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y heterosexuales. Asimismo, los condones femeninos pueden preparar para el futuro uso de microbicidas porque presentan requisitos similares de programación y comercialización. Ciertamente los condones femeninos no son el método perfecto para todas las personas, y presentan desafíos únicos. Los condones femeninos tienen un precio que los hace prohibitivos en muchas partes del mundo, y los usuarios pueden encontrarlos ruidosos, físicamente no atractivos o difíciles de usar. Sin embargo los condones femeninos son un mecanismo eficiente en términos de costo para la prevención cuando se les compara con los costos de potenciales infecciones con VIH u otros mecanismos para la prevención de dicha infección. Por otra parte cuantos más condones femeninos se produzcan y se compren, su costo se reducirá. Los programas de distribución apropiadamente diseñados y bien ejecutados, han superado los inconvenientes como el ruido y la apariencia física y han resultado en su exitosa aceptación y uso. Sin embargo, si persisten los actuales niveles bajos de inversión en condones femeninos, estos problemas seguirán siendo significativos. Los condones femeninos no se consiguen fácilmente en la mayoría de los países. En los países donde están disponibles, hay una demanda creciente de ellos. Pero dado que la vasta mayoría de los consumidores potenciales ni siquiera saben que existe el condón femenino, no hay un cálculo significativo de la demanda global. Es claro, sin embargo, que los números de condones femeninos disponibles para quienes los necesitan globalmente en la prevención de la infección con VIH son insuficientes. Una programación de alta calidad para el condón femenino es crucial para que aumenten la aceptación y la demanda del condón femenino. Los proveedores deberían asegurar el acceso al producto en un contexto confortable para promover la aceptación y el uso continuo de los condones femeninos. Quienes elaboren estos programas también deben enfocar creativamente su distribución, con el uso de técnicas de comercialización que sean llamativas y apropiadas para las diferentes poblaciones. Para que aumente el uso adecuado y constante, es esencial la capacitación de los proveedores y de los usuarios. Otra consideración para quienes elaboren la programación, es que los condones femeninos deberían suministrarse a aquellos grupos que más necesitan opciones alternativas al condón masculino, sin estigmatizar el uso del condón en general. Los grupos de la sociedad civil pueden ser muy valiosos en el desarrollo de una programación eficaz, debido a su acceso a poblaciones vulnerables a la infección con VIH, y a su experiencia en el trabajo con estos grupos. Estados Unidos tiene un papel importante en la adquisición, distribución y programación del condón femenino dado que es uno de los mayores proveedores de condones femeninos para la distribución internacional. Comparado con otros donantes, Estados Unidos les supera en la obtención y logística del condón femenino. Los recipiendarios de condones femeninos estadounidenses, experimentan menos faltas de abastecimiento y problemas en la cadena de suministro, que los recipiendarios de condones femeninos obtenidos de fuentes que no son estadounidenses. Sin embargo los obstáculos burocráticos, las restricciones de fondos y una falta de compromiso a alto nivel con los condones femeninos, han perjudicado significativamente la expansión de los esfuerzos de distribución del condón femenino financiados por Estados Unidos. El gobierno de Estados Unidos no tiene una recomendación de política alguna que estimule a las misiones o contratistas en la promoción de los condones femeninos; por lo cual la obtención del condón femenino ha dependido de unos pocos trabajadores en el campo, comprometidos con el método. La diferencia de costos entre los condones masculino y femenino también desalienta la adquisición de estos últimos, ya que los proveedores que no entienden los beneficios de los condones femeninos, ven pocas razones por las cuales deban elegir un método más caro. Quizá la disuasión más significativa para el uso del condón, tanto masculino como femenino, se encuentre en la política global estadounidense para la prevención del contagio sexual con el VIH. La orientación de política adoptada por la Oficina Estadounidense del Coordinador Global del SIDA (OGAC por sus siglas en inglés), da prioridad a los programas de promoción del condón en el marco del Plan Presidencial de Emergencia para Alivio del SIDA (PEPFAR, por sus siglas en inglés) a las “personas de alto riesgo”; de manera que estigmatiza el uso del condón y deja a las mujeres casadas y a las jóvenes expuestas a un riesgo particular de infección con el VIH. Además, el Congreso ha ordenado que se gaste 33% de todos los fondos de PEPFAR para la prevención del contagio con VIH, en programas de abstinencia sexual hasta el matrimonio, lo cual dirige un monto desproporcionado de los fondos a programas que promueven solamente la abstinencia y la fidelidad como medios para evitar el contagio con el VIH. La Oficina de Contabilidad del Gobierno (GAO) y el Instituto de Medicina (IOM) de la Academia Nacional de Ciencias, han determinado que los requisitos de abstinencia hasta el matrimonio son un obstáculo para los esfuerzos eficaces de prevención y deberían eliminarse. Sobre la base de entrevistas con expertos y una extensa revisión de la literatura disponible sobre los condones femeninos, las conclusiones y recomendaciones de este estudio son las siguientes: CONCLUSIÓN: Las agencias estadounidenses responsables de la programación y adquisición del condón femenino, no tienen políticas que promuevan la integración de los condones femeninos en la prevención del VIH y los programas de planificación familiar. El que Estados Unidos provea condones femeninos en un país determinado depende, mayormente, de las preferencias individuales del personal de la misión de USAID (la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional). RECOMENDACIÓN: USAID y OGAC deberían emitir recomendaciones de políticas que promuevan la provisión del condón femenino y la integración dentro de los programas de desarrollo financiados por EE.UU., incluido PEPFAR. Como signatario de ICPD (la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo del Cairo, 1994), Estados Unidos debería promover los condones femeninos como una herramienta vital para evitar los embarazos y las infecciones con VIH. CONCLUSIÓN: Estados Unidos supera a otros donantes en la asistencia a los países para la logística y provisión de condones femeninos. RECOMENDACIÓN: Estados Unidos debería ampliar la asistencia técnica para la logística y provisión de condones femeninos a más países, a fin de aumentar los esfuerzos para la prevención de las infecciones con VIH. CONCLUSIÓN: La disponibilidad sostenida del producto y su programación eficaz están limitadas a unos pocos países. No existen cálculos acertados de las necesidades de condón femenino. RECOMENDACIÓN: Estados Unidos debería aplicar esfuerzos más intensos de programación a otros tres países para un incremento de escala y replicación. Estos esfuerzos podrían usarse para crear una evaluación más realista de las necesidades de incremento de la necesidad global de condones femeninos. CONCLUSIÓN: Actualmente PEPFAR promueve los condones tanto femeninos como masculinos para grupos poblacionales de “alto riesgo”, en lugar de dirigir la promoción hacia la población en general. Esto resulta en un estigma en el uso de condones. RECOMENDACIÓN: Estados Unidos debe aumentar los esfuerzos de prevención de la infección con VIH, ampliando el alcance de la promoción del condón femenino y masculino a toda la población. La programación de los condones femeninos dependerá del perfil epidemiológico de cada área y debería estar libre de los mensajes y actitudes que estigmaticen el uso del condón. CONCLUSIÓN: Se necesitan más esfuerzos estadounidenses en la promoción y programación del condón femenino. El requisito de que los países en el marco de PEPFAR paguen por los condones masculinos y femeninos de sus presupuestos para prevención, tiene un impacto negativo en la promoción de los condones femeninos, ya que los condones masculinos son más baratos y las misiones comprarán el producto más barato. RECOMENDACIÓN: Estados Unidos debe invertir más fondos en la promoción y programación del condón femenino. Estados Unidos debe subsidiar los condones femeninos para los programas financiados por PEPFAR. CONCLUSIÓN: La coordinación entre las agencias de cooperación del gobierno de Estados Unidos que trabajan en la disponibilidad y programación del condón femenino puede mejorar sustancialmente. La coordinación en torno a la programación y la adquisición entre los donantes internacionales existe a niveles de oficinas centrales, pero ello no siempre se repite a nivel de los países. A nivel de los países no existe un mecanismo que involucre a la sociedad civil. RECOMENDACIÓN: A nivel de los países, Estados Unidos debería incluir a la sociedad civil, y en especial a los grupos que trabajan en asuntos de salud y derechos de las mujeres, en reuniones con las partes interesadas; debería asimismo estimular los mecanismos de financiamiento que incrementen la colaboración de gobierno y sociedad civil en la programación del condón femenino. CONCLUSIÓN: El requisito en la Ley Global del SIDA de 2003, por el que 33% de los fondos de PEPFAR para prevención se debe gastar en programas de “abstinencia hasta el matrimonio”, socava la capacidad de los países para determinar la mejor forma de prevenir la transmisión del VIH entre sus propias poblaciones y estigmatiza el uso del condón masculino y femenino. RECOMENDACIÓN: El Congreso debe eliminar todas las asignaciones y orientaciones de financiamiento para programas de “abstinencia”, de “abstinencia hasta el matrimonio” y de “fidelidad” en la prevención, y debe más bien financiar programas de prevención del VIH integrales, integrados y basados en evidencia, que incluyan los condones femeninos y promuevan y protejan la salud de las mujeres. Centro de Equidad en Salud y Género (CHANGE) 1317 F Street NW, Suite 400 Washington, D.C. 20004 U.S.A. teléfono 1 (202) 393-5930 fax 1 (202) 393-5937 Email: change@genderhealth.org URL: www.genderhealth.org Este informe lo desarrolló y publicó el Centro de Equidad en Salud y Género (CHANGE) para la campaña ¡Prevención ahora!. Por una copia del informe completo Saving Lives Now: Female Condoms and the Role of U.S. Foreign Aid, por favor visite: www.preventionnow.net.