1 FICHA CURRICULAR 1. DATOS PERSONALES NOMBRE: FECHA DE NACIMIENTO: NACIONALIDAD: Gustavo José Naveira de Casanova 23 de septiembre de 1966 Argentina 2. ESTUDIOS ACADÉMICOS Abogado (Facultad de Derecho - Universidad de Buenos Aires – Diploma de honor) y Doctor en Derecho (Universidad de Salamanca - España). 3. EXPERIENCIA PROFESIONAL Abogado en libre ejercicio profesional (1992-1998) – Fiscal General Adjunto de la Procuración General de la Nación (1998-2015) 4. EXPERIENCIA DOCENTE Profesor titular de cátedra en la Facultad de Derecho de la UBA (2010 a la fecha), en la materia Finanzas Públicas y Derecho Tributario. Profesor visitante en la Universidad Austral, en la Universidad Nacional de Córdoba, en la Universidad Nacional de Tucumán, en la Universidad Nacional de Rosario, etc. (Argentina) y en universidades del exterior (Universitat Rovira i Virgili; Universidad de Salamanca –España-; Universidad Panamericana –México-). Ponente en varios seminarios y congresos, nacionales e internacionales. 5. OBRA PUBLICADA Monografías: 1) El principio constitucional de no confiscatoriedad tributaria, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2012; 2) Manual de Finanzas Públicas y Derecho Financiero, Editorial Estudio, Buenos Aires, 2012, 382 páginas; 3) Manual de Derecho Tributario, Editorial Estudio, Buenos Aires, 2013, 428 páginas. Capítulos de libros en obras colectivas (entre otros): 1) “Il federalismo fiscale argentino prima e dopo la riforma costituzionale del 1994” en: “Teoria e fatti del federalismo fiscale”, Società Editrice Il Mulino, Italia, 2000, ps. 571 a 649. Obra colectiva, al cuidado de Domenicantonio Fausto y Federico Pita; 2) “Competencias tributarias de los municipios”, en: “Derecho tributario municipal”, Editorial Ad Hoc, Buenos Aires, 2001, ps. 75 a 125; 3) “El nuevo régimen procesal del juicio de apremio”, en: “El procedimiento tributario”, Editorial Ábaco, de Rodolfo Depalma, Buenos Aires, 2003, págs. 463 a 472, AA.VV., coordinado por Alejandro C. Altamirano; 4) “Aplicación de las normas tributarias en el tiempo”, Capítulo VII del Tratado de Tributación, Astrea, Buenos Aires, 2003, Tomo I, Volumen I, ps. 627 a 703. Obra colectiva coordinada por Horacio A. García Belsunce; 5) “El ‘instrumento de gobierno’ como concepto jurídico indeterminado en la jurisprudencia de la Corte Suprema argentina”, en: “Estudios en 2 homenaje al profesor Pérez de Ayala”, coedición del CEU - Universidad San Pablo y Dykinson, Madrid, 2007, ps. 937 a 981. Obra colectiva coordinada por César Albiñana García-Quintana y otros. Artículos en revistas especializadas (entre otros): 1) “Las políticas comunitarias de medio ambiente y para la protección de los consumidores: su incidencia en el Derecho Comunitario Europeo”. Revista de Derecho Financiero y Hacienda Pública, Madrid, nº 233, septiembre - octubre de 1994, ps. 1005 a 1024; 2) “Acerca de los fines extrafiscales de la tributación”, Derecho Tributario, tomo XII, nº 69, Buenos Aires, marzo de 1996, ps. 151 a 165; 3) “Los tratados incorporados a la Constitución Nacional por su art. 75, inc. 22: influencia actual en el Derecho tributario”, Derecho Tributario, tomo XIII, nº 78, Buenos Aires, diciembre de 1996, ps. 343 a 380. Distinguido por la Asociación Argentina de Estudios Fiscales con el premio al mejor artículo publicado en 1997; 4) “Tributación y Derechos Humanos: posibles vinculaciones con los derechos de trabajar y de ejercer industria lícita. Armonías y fricciones producidas por los fines no recaudatorios de los tributos”, Revista Jurídica de Buenos Aires, nº del año 2001, Abeledo Perrot - Lexis Nexis, en coedición con la Facultad de Derecho de la UBA, abril de 2002, ps. 413 a 462; 5) “El concepto de confiscatoriedad tributaria y su recepción en la jurisprudencia de la Corte Suprema de la Argentina”, Revista de la Academia Mexicana de Derecho Fiscal, año V, nº XIII, abril de 2002, ps. 11 a 64; 6) “Dos ejemplos de tributación objetiva y por módulos en el sistema tributario argentino: el monotributo y el impuesto a la ganancia mínima presunta”, Nueva Fiscalidad, Valladolid, febrero de 2004, ps. 37 a 106; 7) “El principio de reserva de ley y la irretroactividad de las leyes tributarias: hacia una terminante definición de la Corte Suprema al respecto”, Doctrina Tributaria Errepar, julio de 2009, ps. 784 a 761; 8) “Las tasas en el Derecho argentino”, Jurisprudencia Argentina, fascículo nº 2, 2011-IV, 12 de octubre de 2011, ps. 3 a 37. 6. CONCLUSIONES XI SEMINARIO DERECHO CONSTITUCIONAL TRIBUTARIO: “LA GENERALIDAD CONTRIBUTIVA Y EL ILÍCITO TRIBUTARIO” 6.1. Antecedentes normativos y jurisprudenciales Normativos: artículos 4°, 16, 17 y 75 –incs. 1 y2°- de la Constitución Nacional Argentina. Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: numerosos fallos recibieron el principio de generalidad, vinculándolo con el de capacidad contributiva y con el de igualdad. Entre ellos, cabe citar: Fallos: 207:270, “Ana Massotti de Busso” (7/4/1947); Fallos: 312:2467, “Navarro Viola” (19/12/1989); Fallos: 332:936, “Caja de Jubilaciones de Abogados de Mendoza” (5/5/2009); Fallos: 333:993, “Hermitage SA” (15/6/2010); M. 1328; L.XLVII, “Mera, Miguel Ángel (TF 27870-I) c/ DGI s/ (19/3/2014); M.282, L.XLVI, “Municipalidad de Monte Cristo (TF 18.706-I) c/ DGI”, del 30/10/2012; F.481, L.XLVI, “Fundación Emprender (TF 20.679-I) c/ DGI”, del 5/3/2013; Q.20/47, “Quilpe SA” (9/10/2012); Fallos: 332:1503, “Laboratorios Raffo” (23/6/2009) 6.2. Conclusiones 1ª El deber de todos de contribuir al levantamiento de las cargas públicas como un mandato constitucional: si bien la Constitución Nacional no lo recibe de manera expresa (como sí ocurre en el caso español), el mandato surge de manera implícita y correlativa de la potestad del Estado de establecer tributos (arts. 4°, 16, 17, 52, 75 -incs. 1° y 2°-, 121 y cc. CN). El deber de contribuir posee la misma doble dimensión que los todos los deberes que el Estado, como colectividad jurídicamente organizada, exige a 3 sus habitantes y ciudadanos. Importa, en esencia, el deber de sufragar los medios necesarios para el sostenimiento de los gastos públicos, los que a su vez se deciden por la misma asamblea que determina los primeros. La generalidad aparece como una premisa ineludible, entendida como la necesidad de que todos los que estén en condiciones de participar del levantamiento de los tributos (por ostentar capacidad para contribuir) lo hagan, y lo hagan en una medida razonable de acuerdo a como lo hacen los demás (respeto al principio de igualdad). 2ª Primer eje de estudio: la generalidad en la contribución como principio jurídico: la generalidad es un principio jurídico de la tributación, y como tal exigible a los poderes públicos e invocable por los particulares afectados por su falta de atención en el dictado de las normas tributarias o en su aplicación. La generalidad no puede verse de manera desligada al principio de capacidad contributiva, el que en síntesis puede definirse como la aptitud de los sujetos vinculados con el Estado para destinar una parte de su patrimonio para la cobertura de los gastos comunes, la que se entiende que surge una vez que ellos han visto cubiertas sus necesidades más elementales. A partir de ese momento, una porción de su patrimonio puede destinarse al financiamiento de los gastos comunes del Estado. Por otro lado, tampoco puede apreciarse de forma independiente del respeto al principio de igualdad, el que fue definido por la CSJN como tratar igual a los iguales, pero ante similares circunstancias de capacidad para contribuir. O, entendido por la contraria, impide las discriminaciones arbitrarias. 3ª Segundo eje de estudio: la conformación del ilícito fiscal, latamente entendido. Este eje comprende varios puntos de estudio, entre los que cabe resaltar los siguientes: 1) La competencia constitucional para establecer ilícitos y sus sanciones: el art. 75, inc. 12, de la Constitución Nacional establece que la legislación penal es competencia del Congreso de la Nación, por lo cual ni las provincias ni los municipios podrían dictar normas sancionadoras; sin embargo, esta cláusula se ha entendido limitada al dictado del “Código Penal”, es decir de aquellos ilícitos de mayor envergadura, dejando a las provincias y a los municipios la posibilidad de establecer “sanciones administrativas”, aunque no hay criterio objetivo válido que permita establecer una clara distinción entre “delitos” e “infracciones”; en el ámbito tributario, tanto la Nación como las provincias y los municipios establecen infracciones de carácter administrativo, que son juzgadas en primer lugar por la Administración, con la posibilidad de una revisión posterior. 2) En el ámbito de los delitos fiscales, la Nación ha dictado la ley 24.769, que custodia la Hacienda Pública nacional y provincial (no la municipal), mediante la represión de ciertas conductas que eleva a la categoría de “delitos”, con la consiguiente sanción penal. Entre ellas, cabe destacar los siguientes delitos: evasión fiscal (por cifras superiores a los $400 mil), previéndose también tipos agravados; apropiación de tributos (para aquel sujeto que cobra pero no ingresa retenciones o percepciones); aprovechamiento indebido de exenciones; aprovechamiento indebido de aprovechamiento de subsidios; insolvencia fiscal fraudulenta; simulación dolosa de pago, alteración de registros, etc. Por fuera de la ley penal tributaria, también hay leyes que reprimen otros ilícitos fiscales, tales como el contrabando y otras infracciones aduaneras. 3) Hay que destacar el notable crecimiento del panorama de las infracciones administrativas formales, tanto en la legislación federal como en la local. Hace 40 años atrás, se preveía un tipo genérico, consistente en la configuración del “incumplimiento a los deberes formales” (v. gr. art. 39, LPF). Pero, a partir de allí, se fueron desgajando otros comportamientos que consisten en meras infracciones formales, constituyendo 4 tipos infraccionales específicos, y reprimidos con multas, clausuras, suspensión en registros o padrones, interdicción de la mercadería, sanción de arresto, etc. Entre estos tipos, pueden indicarse: a) falta de presentación de la declaración jurada que liquida el gravamen; 2) falta de exhibición del comprobante o factura que documenta la operación (al consumidor final); 3) falta de presentación de ciertas declaraciones juradas informativas (de regímenes de información propio o de terceros; en el impuesto a las ganancias de la incidencia de operaciones de importación o exportación; de las relativas al detalle de transacciones con sujetos del exterior) 4) incumplimientos de deberes formales vinculados con: el domicilio fiscal, la resistencia a la fiscalización; la omisión de proporcionar datos relativos a operaciones internacionales; la falta de conservación de comprobantes vinculados con operaciones internacionales; 5) el incumplimiento al requerimiento para presentar las declaraciones juradas informativas del art. 38 bis, y en los regímenes de información propio o de terceros; 6) otros incumplimientos formales vinculados con la inscripción o empadronamiento de los contribuyentes, o bien con la emisión, entrega, conservación y registración de los comprobantes o facturas. 4ª La aplicación indiscriminada del principio de la realidad económica, como arma para la lucha contra el fraude fiscal: la aplicación del principio de la “realidad económica” como factor de corrección de la interpretación y consecuencias fiscales asignadas por el contribuyente. Esta doctrina, de origen germano italiana de la primera posguerra, fue incorporado a la legislación argentina posiblemente por la influencia de Dino Jarach. Es un es un criterio interpretativo, al que le atribuye carácter jurídico, y que atiende a que, como el tributo atañe a fenómenos económico-financieros (pues es una detracción de riqueza de los particulares hacia el Estado), los hechos se han de interpretar según su naturaleza económica, pues sólo ella es capaz de señalar cuál es la realidad que el legislador quiso apreciar y valorar a los efectos tributarios. A nuestro juicio, es una herramienta que trae más problemas de los que soluciona, y que acarrea un notable incremento en la inseguridad jurídica, al dejar a las operaciones a merced de la interpretación que luego pueda asignarle el funcionario fiscal actuante. Como señaló Eusebio González, la teoría del significado económico de las normas tributarias genera una innecesaria fricción ya que no encaja bien con la Teoría General de la interpretación jurídica. Al jurista no le importa la realidad económica en sí, sino en cuanto realidad económica normativizada, puesto que su objeto de estudio son las estructuras y contenidos jurídicos plasmados en normas. La realidad económica (como la biológica, la arquitectónica, la médica, la mecánica, etc.) es útil al momento de la elaboración de las normas, puesto que se debe conocer la realidad a regular y prever las consecuencias y los efectos (entre ellos, los económicos) de una u otra alternativa formal. Ha de tenerse en cuenta que explicar la realidad es un asunto distinto de la interpretación de las normas. Quienes explican la realidad (v. gr. los médicos, los arquitectos, los economistas, los mecánicos, y todo el resto de profesiones, oficios y artes) describen y aclaran hechos, sus probables causas y sus posibles consecuencias. Pero nunca un informe técnico puede prevalecer sobre la letra de la ley. La propuesta se funda en que el Derecho debe reaccionar y luchar ante las conductas que se reputan fraudulentas, pero de manera diferente a la propuesta por la teoría de la realidad económica, ya que éste es un criterio de confusión, que no es unívoco ni apreciado igualmente por cada operador jurídico. Además, porque la contraposición entre contenido y la forma jurídica es un tanto artificial, y en todo caso hasta debería prevalecer la forma, que es lo que brinda seguridad. Por una parte, es claro que el legislador está obligado a gravar hechos que revelen capacidad contributiva, pero no está obligado a gravar todos esos hechos. Y, además, no tiene obligación de gravar en toda su extensión esa determinada capacidad económica manifestada, sino que puede hacerlo en una medida menor. Y dicho lo anterior más allá de que ello sea plenamente 5 justo o no desde el punto de vista del principio de igualdad (v. gr. si grava ciertas manifestaciones de capacidad contributiva pero deja otras al margen). Y, por otra parte, la lucha en el frente normativo, a su vez, se debe dar mediante dos recursos. En primer lugar, modificando las normas y gravando los caminos indirectos seguidos por los contribuyentes. Es lógico que el legislador, por la naturaleza de las cosas, habitualmente vaya detrás de los hechos y de los descubrimientos e inventos de los particulares. Ello es lógico y natural, ya que el legislador no pude ser omnisciente. Ahora bien, una vez que las personas inventaron nuevos objetos o diseñaron nuevas operaciones o mecanismos para su empleo, el Poder Legislativo puede gravarlos expresamente. Y, en segundo término, actuando a través del establecimiento de presunciones y de ficciones, es decir, haciendo que se eleven a la categoría de hechos imponibles equivalentes aquellas conductas que buscan indirectamente conseguir el resultado económico deseado mediante un ropaje jurídico alternativo, sea o no inadecuado. Estos mecanismos permiten echar abajo -y de una vez- todos los comportamientos fraudulentos, a la par que dotan de seguridad jurídica al sistema, puesto que advierten claramente a todos los sujetos cuál es la consecuencia normativa dada por el ordenamiento a su conducta, con independencia de la apreciación subjetiva que pueda hacerse sobre la “realidad económica” subyacente.