U.C.M. EVALUACIÓN PSICOLÓGICA (3º) Por dobleclic TIPOS DE AUTOINFORMES De manera no exhaustiva se pueden distinguir cuatro principales tipos de autoinformes: La entrevista Consideramos la entrevista un tipo de autoinforme en el sentido en que la persona habla sobre sí misma (desde sus datos personales, su historia hasta sus ideas, juicios, miedos, etc.). Por lo tanto, excluye la entrevista a terceros sobre una persona, como por ejemplo la que se realiza a los padres previa a la(s) que se realiza(n) al propio niño sujeto del diagnóstico o tratamiento. Sus ventajas residen principalmente en la flexibilidad situacional (ámbitos educativo, laboral, clínico, etc.), la posibilidad de adaptación según se requiera en cada caso, para lo cual se puede variar el grado de rigidez del proceso de entrevista (abierto vs cerrado), así como el poder emplear la técnica de manera longitudinal durante varias sesiones o todo el proceso evaluador. Requiere la participación activa del evaluador tanto en la dirección adecuada de la entrevista como en la observación y registro continuos. Esto último no sólo incluye la información verbal que nos proporcione el sujeto entrevistado sino también el lenguaje no verbal, como el tono y las interrupciones del discurso, los cambios de postura corporal y demás. Cuestionarios, inventarios y escalas Es el tipo de autoinforme más extendido y clásico. Se trata en este caso de formularios de preguntas o aseveraciones donde el sujeto debe o bien ordenar los elementos según ciertos criterios o bien responder según su grado de conformidad. Los formularios donde se exige una respuesta nominal (Si o No, Verdadero o Falso) son los que llamamos Cuestionarios. Los que requieren una contestación nominal u ordinal (grado de conformidad, p. ej. ++, +, 0, −, −−; donde ++ indica plena conformidad y − absoluto desacuerdo) se denominan habitualmente Inventarios, 1 mientras que las Escalas suelen ser aquellas que conllevan respuestas ordinales o de intervalo. En definitiva, se trata de autoinformes por escrito estructurados tanto en las preguntas como en las respuestas, que se registran en situaciones controladas y evalúan conductas o actitudes especificadas de antemano. Finalmente, quede dicho que este tipo de instrumentos se pueden y suelen clasificar según el tipo de respuesta exigida (nominal, ordinal o de intervalo) o según el método empleado para su construcción, es decir, la estrategia que se ha seguido para seleccionar o rechazar los items. Auto−registros Otra técnica de autoinforme más abierta y polivalente que la anterior es el Auto−registro. En ella el sujeto debe atender a sus conductas y registrar las que según el caso se consideren importantes. El registro se puede llevar a cabo simultáneamente a la conducta, justamente después de ocurrir ésta o de manera diferida. Es una técnica semi−estructurada aplicada a situaciones naturales, generalmente en el ambiente o uno de los ambientes habituales del evaluado. Se usa más frecuentemente en el enfoque conductual a la evaluación. Está especialmente indicada en casos donde hay que prescindir de la observación directa por motivos éticos (conductas sexuales, etc.) o cuando se pretende conocer los antecedentes de una conducta, así como su frecuencia, intensidad o duración. Además resulta mucho más económica que un aparatoso proceso de observación directa. El Auto−registro más común es en el que el sujeto va anotando la cantidad, calidad, etc. de conducta en una hoja diseñada para tal fin, generalmente en el mismo instante de producirse la conducta. En el caso más simple de estas técnicas de papel y lápiz se anota la frecuencia de una conducta en un determinado intervalo de tiempo (p. ej. Los cigarrillos consumidos en un día, especificando las horas). Pero también se puede pedir un registro más detallado de cada conducta. Según las necesidades y los recursos económicos también se utilizan diversos aparatos de registro. Entre estos aparatos distinguimos los contadores de respuesta (desde un mecanismo contador electrónico hasta por ejemplo un simple saquito donde introducimos un garbanzo por cada conducta registrada), los dispositivos de tiempo utilizados cuando interesa la duración de cierta conducta (cronómetro) y otros tipos de dispositivos electrónicos como magnetófonos, grabaciones de video, etc. La validez de las técnicas de autorregistro fluctúa en gran medida en función del método empleado y la conducta a registrar, siendo las principales fuentes de error la motivación, la reactividad, el falseamiento y el entrenamiento del sujeto. Pensamiento en voz alta Como ya indica su nombre, en esta técnica el sujeto expresa sus pensamientos según los va pensando. Se trata de una técnica empleada fundamentalmente en situaciones de laboratorio, ante estímulos controlados y especializada en el registro de conductas cognitivas no manifiestas. Puesto que se le permite al sujeto cualquier tipo de respuesta, estamos ante una técnica no estructurada. 2 Los procedimientos de recogida más empleados son el monólogo continuo, donde el sujeto expresa sus pensamientos mientras ejecuta una actividad propuesta, las muestras de pensamiento, donde verbaliza sus pensamientos en ocasiones establecidas por el examinador, y el registro de eventos, en el que el sujeto señala los momentos en los que aparece una determinada actividad cognitiva. El posterior análisis de los pensamientos en voz alta se realiza tanto de manera cualitativa como cuantitativa. Para ello se usa la categorización de las respuestas verbales, ya sea en función del tipo de tarea cognitiva, del estilo cognitivo subyacente, de la fase de resolución de un problema, etc. 3