visor * inteligencia emocional saber vivir Habitualmente la inteligencia se relaciona con el coeficiente intelectual, la facilidad para las ciencias, la capacidad de elaborar un análisis reflexivo y la destreza verbal. Pero la inteligencia no es un don innato, sino una serie de habilidades diferentes que se adquieren con el tiempo. El psicólogo estadounidense Howard Gardner –creador de la teoría de las inteligencias múltiples– demostró que las capacidades tienen, en cada quien, distintos niveles de desarrollo. • Inteligencia matemática. Incluye la habilidad para razonar lógicamente. Es la que tiene el científico, pero también el comerciante que saca cuentas con agilidad. • Inteligencia lingüística. Capacidad de analizar textos, comprenderlos, compararlos y expresarse correctamente. • Inteligencia musical. Destreza de músicos, cantantes y bailarines, pero también de quienes aprecian con sensibilidad un arte tan abstracto. 58+SALUD Si bien todas las personas experimentan emociones negativas –tristeza, furia, temor, orgullo, vergüenza– se diferencian en la manera de enfrentarlas. • Inteligencia naturalista. Típica de biólogos, jardineros, baquianos… y de los que se conectan sabiamente con los procesos y escenarios de la naturaleza. • Inteligencia corporal. Habilidad para los deportes, la danza, la artesanía y toda actividad en la que deba intervenir el cuerpo. • Inteligencia espacial. Ingenieros, dibujantes y arquitectos comparten el talento de recrear mentalmente el mundo en tres dimensiones. • Inteligencia intrapersonal. Capacidad de autocomprenderse, de saber sobre sí mismo. • Inteligencia interpersonal. Habilidad para vincularse –bien– con otros. La inteligencia emocional abarca las dos últimas categorías y consiste en la capacidad para percibir, evaluar, comprender y expresar emociones. Se trata, en definitiva, de regular sentimientos de manera inteligente, facilitando el crecimiento en todas las áreas vitales. Teoría revolucionaria Fue a partir de la publicación del exitoso libro La inteligencia emocional –del psicólogo estadounidense Daniel Goleman– que el concepto se instaló con fuerza en ámbitos académicos y profesionales. La teoría revolucionaria planteada por Goleman establece que un individuo puede tener una alta capacidad intelectual, contar con una extraordinaria formación cultural, tener títulos universitarios calificados, pero si no maneja bien sus emociones puede fracasar estrepitosamente en su vida personal y profesional. Un ejemplo concreto: si un administrador no controla su enojo, hace una tarea que lo aburre profundamente o siente envidia de otros colegas, sin duda, su capacidad de concentración y habilidad para formular estrategias resultará afectada. En sentido inverso, alguien con escasa o nula formación académica, que desarrolla una actividad que lo apasiona y sabe cooperar con los demás a favor del beneficio mutuo es dueño de una sabiduría vital que le permite avanzar saludablemente. •