Alicante, 4 de febrero de 2015 Carlos Mas Pérez Sr. D. Miguel A

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Alicante, 4 de febrero de 2015
Sr. D. Miguel A. López
Portavoz de AUME
C/ Baeza, 7
28002 – MADRID
Carlos Mas Pérez
Coronel Retirado de la Guardia Civil
C/ Castor 34-Bloque B-4º A
03007-ALICANTE
Estimado Sr. López:
El pasado día 10 recibí su carta fechada el 2 de diciembre
de 2014, de la que le agradezco el tono con el que expone y argumenta su
respuesta.
En primer lugar debo entender que al utilizar folios normalizados con el
membrete de AUME, el contenido de su carta no es de carácter personal, sino
que representa la opinión de la Asociación de la que es portavoz.
Con el fin de no distraer la atención sobre el tema que estamos tratando,
conviene con carácter previo, hacer un breve resumen:
En el programa “La Marimorena” dirigido por Carlos Cuesta y emitido por
13 TV el pasado 9-febrero-2014, Usted intervino como invitado y portavoz de
AUME, para debatir sobre las declaraciones que dos Oficiales Retirados de la
Armada promovieron a favor de la III república, declaraciones que no son de mi
interés ni motivan esta carta; donde para deslegitimar a los militares retirados
autores de las mismas, los calificó como “ex militares”, “no son militares”, y “ex
Capitán de Fragata, ex Capitán de Navío”; expresiones que fueron asumidas por el
presentador y algunos tertulianos, quienes las repitieron durante el programa.
Motivado por lo anterior, el 26-noviembre-2014 remití una carta a Carlos
Cuesta, argumentando que tales expresiones no se correspondían con el estatus
del militar retirado, incluyendo los textos legales que así lo acreditaban y le
solicitaba su aclaración en el programa que conduce, que hasta la fecha no ha
merecido respuesta; al mismo tiempo se la trasladé a Usted, que en su respuesta
se ratifica en tales calificativos, anunciando que AUME seguirá “saliendo al paso de
cuantas declaraciones intempestivas aparezcan en los medios de comunicación….”.
Mientras debatimos cordialmente sobre este asunto, el BOE Nº 294 de 5diciembre-2014, publica la Ley Orgánica 8/2014, de 4 de diciembre, de Régimen
Disciplinario de las Fuerzas Armadas, disponiendo en el apartado siete de la
Disposición final tercera, la modificación de la Ley 39/2007, de la carrera militar,
consistente en añadir al final del artículo 115. Militares retirados el siguiente párrafo:
«Podrán seguir identificándose con el empleo militar que hubieran alcanzado,
siempre acompañado de la palabra “retirado”.»”
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Esta modificación resulta obvia, puesto que el empleo militar es concedido
con arreglo a la Ley, constituyendo una propiedad con todos los derechos
establecidos, por ello ya figuraba en la Tarjeta de Identidad Militar de los
retirados; no obstante, su inclusión en la precitada Ley consolida la figura del
militar retirado, y viene a resolver cualquier intento de alejar o desvincular al
retirado de su origen, tradición y formación castrenses, al establecer mediante el
empleo militar, un nexo de unión firme, permanente y genuino entre su pasada
situación de actividad y su actual inactividad profesional.
Agradezco el reconocimiento que a mi empleo militar me transmite en su
carta, no estoy a la recíproca por desconocer el suyo; pero inevitablemente, le
debo recordar que esta modificación del artº. 115 contradice de plano las
expresiones: “…ex Capitán de Fragata, ex Capitán de Navío”, pronunciadas por Usted
en el programa “La Marimorena”, al referirse a un Capitán de Fragata Retirado y
a un Capitán de Navío Retirado.
Por otra parte, los cabos y guardias civiles retirados, podrán alcanzar el
tratamiento y consideración de suboficial retirado, cuya concesión deberá constar
en la Tarjeta de Identidad Militar correspondiente, en virtud de lo dispuesto en el
Real Decreto 1219/1989, de 29 de septiembre (BOE 245, de 12-octubre-1989).
Estos profesionales ya retirados, además de poseer la propiedad de su empleo,
adquieren la Consideración de Suboficial retirado como reconocimiento a su
abnegación, entrega, constancia y fidelidad en los servicios prestados.
Es evidente que si los retirados fueran “ex militares”, como Usted pregona y
mantiene, no sería posible que dicho colectivo de cabos y guardias civiles
retirados, alcanzaran tal consideración de carácter y tradición militar.
A más abundamiento, y antes de entrar en otros puntos de su carta, cito a
continuación diversa normativa castrense, donde sin ambigüedades y complejos
se emplean las expresiones “militares retirados” y “militares profesionales
retirados”, para referirse a los retirados procedentes del Ejército de Tierra,
Armada y Ejército del Aire y del Cuerpo de la Guardia Civil:
La Ley 17/1999, de Régimen del Personal de las Fuerzas Armadas, en su artº. 145.
Pase a retiro, dispone lo siguiente:
“4.Los militares profesionales retirados disfrutarán de los derechos pasivos…...., podrán
usar el uniforme en actos militares y sociales solemnes y dejarán de estar sujetos al
régimen general de derechos y obligaciones del personal de las Fuerzas Armadas y a las
leyes penales y disciplinarias militares.”
Ley 39/2007, de la carrera militar, dispone:
“Artículo 115. Militares retirados.
Tendrán la consideración de militar retirado,……..”
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El RD 308/2007, sobre organización y funcionamiento de las Delegaciones de
Defensa; nombra 2 veces la expresión “militares retirados”.
El Real Decreto 96/2009, de Reales Ordenanzas para las FAS, en su artº. 41.
Reconocimiento al militar retirado, dice:
“Tratará al militar retirado con el respeto y consideración que merecen su dedicación y
servicios prestados, guardando las muestras de compañerismo y cortesía pertinentes.”
La L.O. 9/2011, de deberes y derechos de los miembros de las FAS; la cita en ocho
ocasiones.
El RD 910/2012, por el que se aprueba el Reglamento del Consejo de Personal de
las Fuerzas Armadas; la nombra una vez.
La Orden DEF/2265/2014, sobre la participación en el Consejo de Personal de las
FAS de las asociaciones de militares retirados; la cita veinte veces.
En las disposiciones legales que se relacionan, se repite hasta en treinta y
cuatro ocasiones la expresión “militares retirados”.
En la tertulia “La Marimorena” de 13 TV, emitida el 9-febrero-2014, se mencionó
hasta en 13 ocasiones las expresiones “ex militares” y “no son militares”, para
referirse a dos Oficiales de la Armada, por el hecho de estar retirados; sin aportar
la normativa legal que acreditara tales calificativos.
En el segundo párrafo de su carta, manifiesta que:
“…Los militares retirados no tienen pues mando ni función como tales y la
identificación que se les entrega lo es a efectos sociales, de reconocimiento, para su uso
en residencias, ceremonias, ect.”
Posiblemente, al redactar este párrafo pretendiera reproducir el apartado 3
del citado artº. 115. Militares retirados de la LCM, que dispone precisamente lo
que en su texto dice, no lo que Usted entiende que dice:
“Mantendrán, si lo solicitan, una especial relación con las Fuerzas Armadas, mediante su
adscripción a la unidad militar que elijan, …. Podrán asistir a actos y ceremonias militares
en los que dicha unidad participe, usar el uniforme en actos militares y sociales
solemnes y disponer de la correspondiente tarjeta de identificación.”
Resulta evidente que los militares retirados, como cualquier otro colectivo,
tras haber alcanzado la edad máxima para trabajar o bien la edad a partir de la
cual se le permite legalmente abandonar la vida laboral, cesan en su actividad
profesional, y por tanto, no tienen mando ni función; por ello, la ORDEN
DEF/600/2002, de 7 de marzo, que regula la TIM - Tarjeta de Identidad Militar,
documento cuya denominación expresa su finalidad, dispone en su apartado
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Primero inciso c), que la TIM acredita el “tipo de relación” que el personal en
retiro guarda con las Fuerzas Armadas.
Dicho tipo de relación se concreta a la leyenda “Ministerio de Defensa” en
el centro de la parte superior del anverso de la tarjeta; figurando debajo el
Ejército de procedencia o Cuerpo de la Guardia Civil; y sucesivamente el nombre y
apellidos del titular y el empleo seguido de la palabra “RETIRADO”; y en el
Reverso especifica que: “La presente tarjeta se presentará siempre que sea necesario
acreditar la condición militar del titular”.
El apartado Segundo de la citada ORDEN/DEF/2002, establece los tipos de
TIM, entre otros el “Modelo «A»: Con fondo de color amarillo dorado”.
Continúa el apartado Tercero sobre:
“Documentación del personal militar.
1. La TIM modelo «A» documentará al siguiente personal:
a) Militares de carrera y militares profesionales de tropa y marinería con una relación de
servicios de carácter permanente, en cualquier situación administrativa en que se
encuentren, y retirados.”
Es decir, el Ministerio de Defensa utiliza el mismo modelo <<A>>, para
documentar tanto a los militares en activo y reserva como retirados, figurando
después del empleo la palabra “Activo”, “Reserva” o “Retirado”, respectivamente.
Y por supuesto que la tarjeta de identidad militar que entrega dicho Ministerio,
tanto a los retirados como al personal en activo o reserva, lo es, entre otros, a
efectos sociales, de reconocimiento, para su uso en residencias, ceremonias ect.,
como Usted muy bien apunta; y también para mostrarla en el Corte Inglés, si se
tiene por conveniente identificarse en dicho centro comercial; pero el derecho a
disponer de ella y su finalidad principal han quedado perfectamente establecidos
en los textos legales que se citan y detallan en los párrafos precedentes.
Desconozco si responde a un acto casual o voluntario, pero no deja de
sorprenderme que en el párrafo 2º de su carta, al referirse por primera vez a la
tarjeta de Identidad militar que el Ministerio de Defensa entrega para
documentar a los militares retirados, la denomina “carnet” y después la cita como
“la identificación que se les entrega”; dando la impresión de que elude llamar a
las cosas por su nombre, sobre todo cuando se trata de cuestiones que afectan a
los militares retirados. Creo que un profesional en su materia debe ser
escrupuloso con el lenguaje, so pena de vulgarizar el vocabulario castrense, tal y
como ocurrió en el pasado al emplear mili por servicio militar.
Usted dice que los retirados no tienen mando ni función, esto es evidente,
porque si tuvieran mando y función estarían en la situación administrativa de
servicio activo. Pero observo su insistencia en comparar y confundir a los militares
en activo y reserva con los militares retirados, lo que le lleva a conclusiones
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carentes de rigor, que no soportan el más mínimo análisis al amparo de la
normativa que regula esta materia.
Los militares de carrera básicamente transitan por tres etapas sucesivas en
su vida profesional, que resumidas expresan sus peculiaridades y diferencias
(Artº. 107 y ss. de la Ley 39/2007 de la carrera militar):
En la situación de servicio activo, podrán ocupar cargos y destinos en las
unidades, centros y organismos del Ministerio de Defensa, en la Presidencia del
Gobierno, en la Casa de Su Majestad El Rey y participar en misiones fuera del
territorio nacional.
La situación de reserva supone el abandono del servicio activo años antes
de la edad en la que corresponde pasar a retiro, donde no podrá ascender y,
destinado o en comisión de servicio, ejercerá la autoridad y funciones que le
correspondan según su empleo y cuerpo, con exclusión del ejercicio del mando en
la Fuerza de los Ejércitos.
Tanto el personal en activo como en la reserva, están en línea de servicio y
por ello sujetos al régimen general de derechos y deberes de los miembros de las
Fuerzas Armadas y a las leyes penales y disciplinarias militares.
Y, por último el retirado, que al cesar en la relación de servicios
profesionales con las FAS, no puede ser objeto de reproche penal y disciplinario;
por lo que, no le son de aplicación las leyes penales y disciplinarias ni las
limitaciones de derechos que éstas imponen; por tanto, nada se opone a que
recuperen todos los derechos, deberes y libertades consagrados en la CE, a los
que renunciaron al incorporarse a las FAS.
La secuencia del párrafo anterior ocurre así, primero se produce el pase a
retiro, lo que provoca automáticamente la inactividad profesional y la inaplicación
a este colectivo de la normativa castrense; y no al revés como argumenta Vd.,
cuando afirma que el Militar Retirado al no estar sujeto a las “obligaciones y
derechos de los militares en activo y reserva” funcionalmente “ya no es militar”.
Usted mantiene que técnicamente es un militar retirado, pero funcionalmente
ya no es militar.
Es evidente, como se pone de manifiesto más adelante, que el militar
retirado no tiene funciones, puesto que al pasar a retiro cesa en sus relaciones de
servicio con las FAS; deducir de esta circunstancia que “ya no son militares”,
supone distorsionar premeditadamente un concepto determinado y definido por
La Ley, forzando la norma al aplicarle aspectos que no le corresponden y que
provocan conclusiones erróneas; sin florituras le diré que Usted se empeña en
adaptar el patrón del militar en activo al militar retirado, y ese traje no le está
bien al retirado porque no es el suyo, lleva el que le corresponde por Ley que es el
de la consideración de militar retirado (Artºs. 114 y 115 de la LCM).
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Sería deseable que en lo sucesivo documentara y acreditara sus argumentos
al amparo de la normativa que regula esta materia, evitando las opiniones
carentes de rigor más propias de tertulias. Por ello, a fuer de ser repetitivo, debo
aclararle que, el artículo 115 de la Ley 39/2007 de la carrera militar, reúne los
datos suficientes para poder explicar “al gran público” (como Usted lo nombra),
que cuando un militar retirado, en uso legítimo de sus derechos constitucionales,
realiza declaraciones a la prensa actúa a título personal y en ningún caso en
representación del estamento militar; esto es fácil de entender por todos, salvo
por los de siempre a los que el honroso término Militar les inquieta y altera.
Dicho artículo dispone que los militares de carrera al pasar a retiro cesan
definitivamente en la relación de servicios profesionales con las FAS, lo que
implica que finaliza el periodo de ejercicio activo de su profesión y dejan de
ejercer acciones directivas de mando, de gestión y ejecutivas, y en consecuencia
no desarrollan funciones operativas, técnicas, logísticas, docentes y
administrativas en el seno de las Fuerzas Armadas; por lo que no les son de
aplicación las leyes penales y disciplinarias militares ni otras disposiciones legales,
dictadas precisamente para garantizar la observancia de las reglas de
comportamiento de los militares profesionales.
Cuando se jubile Carlos Cuesta será “Periodista Jubilado” no “ex periodista”;
igual ocurre con los médicos, ingenieros, arquitectos, militares ect., profesiones
que requieren para su ejercicio la culminación de una carrera y su acreditación
mediante la correspondiente titulación o despacho, y que después de un periodo
de actividad profesional, pasan legalmente a una situación pasiva o de
inactividad laboral, tras haber alcanzado la edad máxima para trabajar, cesando
en el ejercicio de su carrera; siendo a partir de ese momento médico jubilado,
ingeniero jubilado, arquitecto jubilado, militar retirado, sin que procedan las
expresiones de tales profesiones con el prefijo “ex”, que significa “fuera” y
atribuible para “el que fue y ha dejado de serlo”. Al jubilarse o pasar a retiro, la Ley
determina expresamente el cese en la relación de servicios profesionales, pero
no dispone la privación o pérdida de la titularidad de su carrera.
Sin embargo tal prefijo es aplicable, tanto a quienes pierden la condición de
militar de carrera por alguna de las causas del artº. 116 de la LCM, entre las que
no figura “el pase a retiro”; como para distinguir a aquellas personas que han
ejercido determinados cargos políticos tales como ex ministro, ex alcalde, ex
presidente del gobierno, es diputado, ect.
Afirmar que los militares retirados gozan en plenitud de todos los derechos
y libertades consagrados en la CE, incluido el derecho a la libertad de expresión
de su artº. 20, está fuera del debate y por encima de nuestros pareceres y
opiniones; solo faltaría que se negara, cuestionara, censurara o se pretendiera
limitar este derecho, por “el miedo” absurdo que pudieran provocar sus
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manifestaciones, opiniones o comentarios en aquellos miembros de partidos
políticos y periodistas, que evidenciando desconocimiento o ignorancia sobre el
asunto, o mala fe por su manifiesta y demostrada aversión hacia lo militar,
exageraran el alcance de las mismas para crear una ficticia alarma periodística
que no real, por motivos espurios.
Como Vd., bien sabe, el Ministro de Defensa en su Gabinete dispone de la
Oficina de Comunicación que actúa como portavoz oficial del Departamento, con
la función de dirigir y mantener las relaciones informativas y de publicidad
institucional, así como coordinar las oficinas de comunicación de los cuarteles
generales, mandos y unidades de las Fuerzas Armadas (Artº. 1 inciso 7 del RD
454/2012, por el que se desarrolla la estructura básica del Ministerio de Defensa);
y en cuanto al Cuerpo de la Guardia Civil, corresponde tales cometidos a la ORISOficina de Relaciones Informativas y Sociales.
Estos Órganos institucionales en materia de comunicación, gozan sin duda
de una estructura, operatividad y eficacia inalcanzables e incomparables con los
limitados medios de esa Asociación AUME, que como en el caso que nos ocupa,
concreta toda su actuación a la presencia de su portavoz como invitado en una
cadena de TV, donde al ser preguntado para que “opinara” sobre las
declaraciones de unos militares retirados contribuye a desinformar al público, al
calificarlos impropiamente con las expresiones “ex militares”, “no son militares”,
y a dos oficiales de la Armada, con los insólitos empleos de “ex Capitán de
Fragata” y “ex Capitán de Navío” por el hecho de estar retirados.
Usted manifiesta que los miembros de AUME:
“son muy escrupulosos y reticentes cuando un militar de alto rango, casi siempre en
situación de Retiro, hace publicas opiniones sobre asuntos delicados de la política nacional
(terrorismo, nacionalismo, derechos fundamentales, ect)…”; y que,
“AUME seguirá saliendo al paso de cuantas declaraciones intempestivas aparezcan en los
medios de comunicación arrogándose una titularidad que no le corresponda y que puede
empañar o suscitar dudas sobre el prestigio de los profesionales de la milicia y de las
Fuerzas Armadas.”
Las actividades de esa Asociación AUME de la que es Portavoz, está
regulada en los artículos 33 y siguientes de la Ley Orgánica 9/2011, de 27 de julio,
de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas, donde se
establece que las asociaciones profesionales de miembros de las Fuerzas Armadas
tienen como finalidad la promoción y defensa de los intereses profesionales,
económicos y sociales de sus asociados.
Entre los fines que se relacionan en los Estatutos, se incluye la colaboración
con la acción judicial, para la averiguación y esclarecimiento de acciones
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terroristas, de narcotráfico, inmigración ilegal ect., cuestión que les honra, pero
resulta innecesaria su cita, puesto que la obligación de poner en conocimiento de
la Autoridad Judicial los delitos públicos que presencien, no es un acto voluntario
ni exclusivo de los miembros de esa Asociación, sino que afecta y obliga a todos
los españoles por igual, incluidos los socios de AUME, en virtud de los artículos
259, 262 y 264 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal; así como la de prestar la
colaboración requerida por Jueces y Tribunales del artº. 118 de la CE y la
obligación expresa a los militares del artº. 181 del Código Penal Militar.
Por supuesto, no puedo estar más de acuerdo con Usted en lo referente a
que nadie puede arrogarse una titularidad que no le corresponde, es de sentido
común; pero resulta igualmente inadmisible que AUME pretenda tutelar a los
militares retirados, estableciendo límites a su libertad de expresión y anunciando
acciones para contrarrestar sus opiniones sobre:
“Asuntos delicados de la política nacional (terrorismo, nacionalismo, derechos
fundamentales, ect.)” y “la situación en Cataluña, la legitimidad de la Monarquía o
cualquier otro asunto sensible emitidas por un militar retirado….”.
En base a que:
“los medios, en su afán sensacionalista, normalmente no aclaran que el militar en cuestión
está retirado, que no tiene responsabilidades de mando….”; y que
“Son publicadas normalmente de forma que puedan ser entendidas por el gran público
como la opinión de “los militares”. Esa forma de ejercer el periodismo, en prensa, televisión,
blogs, ect., puede dañar seriamente a las Fuerzas Armadas como Institución y debe ser
contrarrestada con apariciones públicas como la que yo protagonicé en “La Marimorena””.
A la vista de cuanto expone, se deduce que el problema no está en el
militar retirado que realiza las declaraciones, sino en el periodista que
conscientemente hace un tratamiento torcido e interesado de la noticia,
eludiendo posiblemente a sabiendas, aclarar si el autor está en activo o retirado,
con el fin de obtener una mayor cuota de audiencia.
Por lo que sería más práctico y eficaz para esa Asociación, dada su
manifestada inquietud para preservar a las Fuerzas Armadas de posibles serios
daños como Institución, concentrar toda su actividad pedagógica en asesorar y
enterar convenientemente a dichos profesionales de la información, sobre los
derechos de los militares retirados y su vinculación con las Fuerzas Armadas, con
la recomendación de que al mismo tiempo que difunden las declaraciones,
deberían informar que sus autores actúan a título individual y que no representan
a la Institución Militar.
Si a pesar de sus esfuerzos AUME no consigue sus objetivos, parece razonable
trasladar el asunto a la Oficina de Comunicación del Ministerio de Defensa para
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que actúe si lo tiene por conveniente; todo ello, para evitar su presencia en las
tertulias pronunciando esas desafortunadas expresiones de “ex militares”.
A continuación le transcribo parte del primer párrafo de su carta:
“Comprendo su extrañeza por mi intervención en el programa pero no entiendo que Vd. se
haya molestado por mis palabras cuando decía que los militares retirados ya no son
militares. En todo caso, si así ha sido, le pido disculpas. Como ve, en el encabezamiento
de esta carta le reconozco su empleo actual. Pienso que de ninguna manera le he faltado
al “respeto y consideración que merecen su dedicación y servicios prestados”. Ni a Vd. ni a
ningún retirado.”
No considero una cuestión personal el desacuerdo que mantengo con
Usted como portavoz de AUME, sobre las tan repetidas e impropias calificaciones
que aplica a los militares retirados, porque no soy el único afectado, ya que deben
sentirse aludidos todos los retirados de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil;
no obstante, aclarado lo anterior le agradezco su predisposición y acepto sus
disculpas en la parte que me corresponde.
Es evidente su persistencia en el error, al mantener que los militares
retirados “ya no son militares”, puesto que no lo rectifica. Afortunadamente el
estatus del militar retirado no depende de los criterios, ocurrencias y genialidades
lingüísticas de esa Asociación, sino de lo que disponen las Leyes que lo regulan.
Concluye su carta diciendo:
“Espero también que estas explicaciones dejen claro mi respeto por todos los militares
retirados, el mismo respeto que me merece cualquier trabajador que ha llegado a la
edad de jubilación tras muchos años de trabajo y servicio.”
Las Reales Ordenanzas para las FAS, en su Título II, Capítulo II. Normas de
actuación, incluye el “artículo 41. Reconocimiento al militar retirado”, que por su
interés se reitera:
“Tratará al militar retirado con el respeto y consideración que merecen su dedicación y
servicios prestados, guardando las muestras de compañerismo y cortesía pertinentes.”
No es de mi incumbencia comentar ni cuestionar el respeto que le merece
cualquier trabajador que llegue a la edad de jubilación, pertenece a su esfera
privada; pero la exigencia del trato de respeto y consideración y las muestras de
compañerismo y cortesía al militar retirado que proclama el citado artº. 41, obliga
a todos los miembros de las Fuerzas Armadas, incluidos los afiliados de AUME, de
tal manera que su olvido, inobservancia, inexactitud o tibieza en su cumplimiento
pudiera ser motivo de reproche disciplinario, en virtud del inciso 13 de los
artículos 6 y 7 del vigente Régimen Disciplinario de las FAS.
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Los retirados no pretenden ser militares en activo ni militares en reserva, ya han
pasado por esas situaciones y se sienten orgullosos de ello, exigen ser tratados
con la consideración de militar retirado o de Guardia Civil Retirado que la Ley les
otorga y con el respeto debido por quienes están obligados a ello, sin calificativos
que denigren su estatus; por consiguiente, no se puede admitir su ocurrencia al
nombrarlos como “ex militares” aunque solo lo haya sido a efectos pedagógicos,
motivado por su preocupación para que “el gran público” lo entienda, porque
entonces sucede lo inevitable, que “el gran colectivo de retirados” no le entiende.
Por el tiempo transcurrido es posible que no recuerde sus intervenciones
en el reseñado programa de 13 TV, le transcribo una de ellas:
“…… Se está hablando de las declaraciones de personas que no son militares, tienen
perfecta legitimidad para opinar lo que opinan porque no son militares, lo que pasa es
que los medios de comunicación están sobrevalorando las opiniones de un Capitán de
Fragata y de un Capitán de Navío que son ex Capitán de Fragata ex Capitán de Navío.”
Estas expresiones pronunciadas por Usted en un medio de comunicación
con amplia difusión, degradan sin duda la imagen pública de los militares
retirados, al ser tratados con evidente desprecio a su consideración y empleo
militar, vulnerando frontalmente cuanto dispone el citado artº 41 de las RROO;
por lo que, de reproducirse estos impropios calificativos por quienes estén sujetos
al Régimen General de Derechos y Deberes de las FAS, obligarán a ponerlos en
conocimiento del Ministro de Defensa, a los efectos que procedan; por no tener
los militares retirados el deber legal de soportarlos.
Por último, finalizo citando un párrafo del Preámbulo de la Ley Reguladora
de la Jurisdicción Contenciosa Administrativa, de 27-diciembre-1956, derogada;
por si aprecia en el texto alguna semejanza con su actitud cuando califica al
militar retirado como ex militar, pretendiendo sustituir lo dispuesto en el
Ordenamiento jurídico por el sentimiento que…...
“Los principios de unidad y de orden quiebran, ciertamente, cuando, bajo pretexto de
interés público, se pretende sustituir lo dispuesto por el Ordenamiento jurídico por el
sentimiento que del bien común tenga en cada caso el titular de la función, el imperio del
Derecho por la arbitrariedad.”
Sin otro particular, aprovecho para saludarle cordialmente
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