CIUDADANIA, POLITICA Y SUBJETIVIDAD *Jairo Gallo Acosta “Los analistas han de entender que hay una comunidad de intereses entre el discurso analítico y la democracia, ¡pero entender de verdad!” Eric Laurent. Salud mental y Psicoanálisis Ciudad en la antigüedad no era aquel espacio de gran urbanización como se conoce hoy en día, ciudad y urbe significaban dos cosas distintas. Ciudad se deriva de civitas, que quería decir aquellos que habitan un lugar (los cives), la urbe remitía a las estructuras físicas, esta última referencia se asocia más a la concepción de ciudad en la actualidad, donde se relaciona más al espacio físico, a la estructura física que a la comunidad que la habita y la produce. Si tenemos en cuenta la antigua concepción de ciudad podemos inferir que no es necesario habitar una gran urbe para ser un ciudadano, sin importar el tamaño de la comunidad donde habitemos, todos nosotros podemos ser ciudadanos, así sea de un pequeño pueblo provincia o de una metrópolis o de una gran megalópolis. Ser ciudadano tiene que ver con la responsabilidad política, en cualquier diccionario es común encontrar definiciones de ciudadano y ciudadanía relacionadas con la política: “La ciudadanía se concibe como el vínculo político que une a un individuo con la organización estatal”(1); es decir que un ciudadano “es un sujeto de derechos políticos, que interviene, ejerciéndolos, en el gobierno del país y que, recíprocamente esta obligado al cumplimiento de deberes”(2) La relación entre ciudadanía y política también es antigua, la polis griega agrupa estos dos conceptos, para los griegos la polis era la comunidad o ciudad política, era el lugar en donde sus ciudadanos se reunían para discutir los asuntos públicos. Desde el psicoanálisis ciudad y política pueden ser dos significantes que ronda la subjetividad actual, ya que son en las llamadas ciudades (debido a la migración rural a la urbana en las últimas décadas) en donde se muestran ciertos malestares sociales que la política desde sus diversas perspectivas históricas no ha podido solucionar. En vista de en las últimas décadas se manifiesta una negación de la política, sobretodo desde los sectores intelectuales, en donde se llega a decir que estamos en una “época pospolítica” incentivado por la famosa teoría del “fin de las ideologías” debido a la caída del socialismo a finales de la década del ochenta y comienzos del noventa. Pero para algunos autores como el filósofo esloveno Slavoj Zizek, esta pospolítica sin “ideologías” tiene un trasfondo ideológico que obedece a las lógicas del capitalismo globalizante, para este autor la pospolítica no es más que el oportunismo pragmático que forcluye lo político (simbólico) , trayendo consecuencias nefastas para los vínculos simbólicos, afectando el habitar y la convivencia ciudadana directamente. “La pospolítica posmoderna, que ya no se limita a reprimir o político, tratando de contenerlo y de apaciguar “los retornos de lo reprimido”, sino que lo forcluye mucho más efectivamente, de modo que las formas posmodernas de violencia étnica, con su carácter “irracional” excesivo, ya no son simples retornos de lo reprimido, sino que se presenta una forclusión (de lo simbólico) que retorna desde lo real” (3) La política es el principio estructurador de toda sociedad humana: “El orden significante como tal es político y, a la inversa, no hay política fuera del orden significante” (4) así que todo intento de negación de la política ataca este orden que implica al sujeto y su subjetividad, ya que en este orden (significante) es donde un sujeto es representando. El sujeto a perder sus marcos de referencia simbólicos, reclama desde lo real un marco, así que aparecen las violencias con sus múltiples caras (desde las adicciones hasta el racismo) además que esta pérdida de referencias trae otras consecuencias al sujeto, como el excesivo consumo de identidades: ser éxitoso, bello, joven, fuerte, atlético, arriesgado, ilimitado, extremo, etc. Identidades que sólo sirven a la lógica del consumismo globalizante del capitalismo global, en donde cada vez se inventan nuevas formas de conquistar esa representación forcluída de lo simbólico del significante (aquello que representa a un sujeto para otro significante) Ante este panorama el sujeto tiene que responsabilizarse de su posición, convertirse en un sujeto político que ayude a tener un lugar dentro lo simbólico por intermedio de un acto, hay que recordar que la democracia obtuvo su nacimiento del demos griego, que eran los excluidos de la sociedad, estos hicieron valer sus derechos y ahí surgió la democracia. Así como el antiguo demos griego, el sujeto en la actualidad es el excluido del capitalismo global, que en su afán de masificar todo, en aras de autoalimentarse a sí mismo, quiere borrar singularidades, eso que siempre hace la diferencia, incluso las mismas diferencias las utiliza para ser masificadas, lo que automáticamente borra la diferencia en sí. Por eso que el sujeto tiene que hacer como la democracia, por intermedio de un acto hacer valer su singularidad. Este acto subjetivo Zizek lo relaciona con el acontecimiento de Badiou, acontecimiento que busca un objetivo universalizante, el cual apunta a todos, a diferencia de la globalización, que reniega de todos. Es por esto que para este autor la subjetividad y el universalismo son dos cara de la misma moneda: “Hoy en día, más que nunca, hay que insistir en que el único camino abierto a la emergencia de un acontecimiento es el que quiebra el círculo vicioso de la globalización – con – particularización, (re) afirmando la dimensión de la universalidad contra la globalización capitalista” (5) El acontecimiento opera como una intrusión indecible en un sujeto, y separa en una línea invisible lo antes del después, separación que anterior al acontecimiento es imposible de realizar. Después de ocurrido este acontecimiento, hay un nuevo orden, una nueva inscripción. La identificación de un acontecimiento sólo es posible mediante una posición subjetiva comprometida, una posición política comprometida, en donde el sujeto asuma su lugar dentro de la ciudad, como sujeto político, responsabilizándose por ese lugar. Acto político, acto subjetivo, acto responsable “¿Has actuado en conformidad con tu deseo?” Jacques Lacan Para Lacan el deseo es subjetividad, es lo que está en el corazón mismo de la subjetividad, es su núcleo, es su esencia, es por eso que al psicoanálisis al interesarse por el sujeto tiene como ética dirigirse al deseo. El acto subjetivo permite a un sujeto sostener su deseo, su núcleo, aquello que lo constituye como sujeto. El psicoanálisis define al acto como lo que hace surgir a un sujeto, es un corte, de ahí que la castración opere como acto, funcionando como corte o acontecimiento e introduciendo al sujeto en lo simbólico “Para que algo sea un acontecimiento tiene que ser un poco imprevisto…la dimensión del acto supone el antes y después, supone un corte, una transformación, una discontinuidad, supone que algo que no estaba adviene, que algo nace, que algo se crea, que algo ve luz” (6) El acto hace referencia a la decisión que tiene que tomar un sujeto hacer valer su subjetividad, esta decisión es ética porque lo implica, lo hace responsable, y a eso hace referencia Lacan cuando dice que “de nuestra posición de sujeto somos siempre responsables” Hay que aclarar que la ética que habla el psicoanálisis se diferencia de la moral, la ética se refiere a la decisión y la responsabilidad: “la ética, en cambio, en oposición a la moral, no posee ni postula un código que reglamente los comportamientos y las acciones humanas. Se distingue y se diferencia de la moral al no operar a partir de mandamiento externo alguno, ni divino ni humano… Significa en cambio, que el individuo establece una relación consigo mismo en la que él se asume a sí mismo, se responsabiliza de sí – haciéndose cargo de sí en lugar de hacerse cargos – y se constituye como sujeto ético de su propia acción y comportamiento. Se responsabiliza de sí mismo, en total independencia de toda autoridad, costumbre o presión social. Por eso, la ética es el terreno por excelencia de la decisión, elección” (7) Es por esto que el acto ético va más allá de bien y el mal, ya que va más allá de la ética de los bienes, incluso podría transformar este mismo campo (la lógica del capital) redefiniéndolo: “Deja en suspenso las normas éticas dadas del bien, aunque lo hace de una manera que es inherente al mantenimiento mismo de éste. En otras palabras, un acto no sólo aplica las normas éticas dadas sino que las redefine…Lo mismo vale para todos los acto éticos: una vez que se ha tomado la decisión, el campo mismo de la elección se transforma” (8) En los gobiernos actuales existen todavía políticas gubernamentales que tratan de paliar los malestares sociales inherentes a la misma lógica del capitalismo global: pobreza, desempleo, inmigraciones, racismo, exclusión a los servicios generales de salud, educación, etc. Estas “políticas” cada día se ven menos eficaces, incluso parecieran que en vez de mejorar las condiciones generales de la población, las empeoran (el caso de la ley 100 de salud en Colombia, nacida con la intención de generalizar el servicio de salud a toda la población colombiana, hoy en día estos servicios están cada vez más lejanos de esta población). En vista de estos fracasos, cada vez es más común, incluso dentro de las academias y la intelectualidad, creer que no se puede hacer nada para cambiar el sistema, y que la única forma de salir de esta clase de problemas (pobreza, desempleo), es, estableciendo alianzas con el mismo sistema (que causa esos problemas), a esta política “despolitizada” en la que sólo impera lo económico (a un tecnócrata no le importa quitar de un plumazo los rubros asignados a educación o salud, con la excusa y sin ninguna responsabilidad subjetiva que esto les realizado “para que las cuentas cuadren” a pesar que con esta decisión se pueden morir o quedarse sin estudios muchas personas) es lo que Zizek llama ideología cínica. Esta ideología está estructurada por fantasías, estas fundamentan (aunque no lo crean algunos economistas pragmáticos) la economía global, y gracias a esta ideología se sostiene e impera el sistema en la actualidad, casi sin ninguna crítica ni cuestionamiento (los intelectuales cada vez más se alejan de una crítica económica política). Ante este panorama el sujeto puede manifestarse, y es por intermedio de un acto que lo puede realizar, un acto que atravesaría esa fantasía: “Podemos entender ahora por qué la máxima de la ética psicoanalítica como la formula de Lacan (no ceder al propio deseo) coincide con el momento de cierre del proceso psicoanalítico, “atravesar la fantasía”: el deseo con respecto al cual no hemos de “ceder” no es el deseo sostenido por la fantasía. Sino el deseo del Otro más allá de la fantasía, “no ceder al deseo” implica una renuncia radical a toda la riqueza de deseos basados en argumentos de la fantasía”(9) La distancia que trata de colocar el cinismo, es la distancia que permite mantener las cosas tal como están, como si no pasara nada, esta apolítica (sin responsabilidad) esta sustentada por una ideología cínica que a su vez sirve a la ideología del capital que responde a los imperativos de consumo, en la que todo se admite, cualquier cosa puede ser consumible, hasta el dolor ajeno (los realities son un fiel ejemplo de eso) El acto subjetivo podría confrontarnos con lo real y colocarle un límite a la ideología del “todo se puede” (a esta ideología también responden cierta psicología en la que la autoayuda y autosuperación son su estandarte) “Lo que se necesita es la afirmación de un Real que en lugar de estar atrapado en el círculo vicioso con su contracara imaginaria, (re) introduzca la dimensión de la imposibilidad que destroza lo imaginario; en síntesis, lo que se necesita es un acto, en tanto opuesto a la mera actividad; el acto auténtico involucra perturbar (atravesar) el fantasma” (10) La ética del sujeto obedece a una ética de la responsabilidad, una ética política, en la cual se asuman consecuencias, en donde haya un sujeto que responde por lo que dice y hace, que asume e implica en lo que pasa en su contexto, en su ciudad, y deja de ser excluido y se incluye. El psicoanálisis tiene que responder a ese llamado, el psicoanalista como nos dice Laurent tiene que dejar de ser un extranjero en su ciudad, tiene que responder desde su lugar: “Ser psicoanalista es estar en una posición responsable, la más responsable de todas, en tanto él es aquel, a quien es confiada la operación, de una conversión ética radical, aquélla que introduce al sujeto en el orden del deseo” (11) Notas * Psicólogo. Estudios de Maestría Universidad Argentina John F. Kennedy. Director Científico Corporación Kliné, Investigación y capacitación en salud mental. (Colombia) jairogallo75@yahoo.com.ar 1. Nuevo Diccionario Enciclopédico Espasa. 2. Ibíd. 3. Slavoj Zizek. El espinoso Sujeto. Paidós. Buenos Aires. 2001. Página 215. 4. Ibíd. Página 190. 5. Ibíd. Página 229. 6. Graciela Brodsky. El acto psicoanalítico y otros textos. Nueva escuela Lacaniana. Bogotá, 2002.Página 11. 7. Anthony Sampson. Etica, moral y psicoanálisis. Revista Colombiana de Psicología. No 7. Año 1998. Páginas 85 y 86. 8. Zizek, Slavoj. ¿goza tu síntoma! Jacques Lacan dentro y fuera de Hollywood. Nueva Visión. Buenos Aires 1994. Página 132. 9. Slavoj Zizek. El sublime objeto de la ideología. Siglo veintiuno Editores. México. 1992. Página 163. 10. Slavoj Zizek. El espinoso Sujeto. Paidós. Buenos Aires. 2001. Página 401. 11. Jacques Lacan. Seminario 12. problemas cruciales de psicoanálisis. Clase del 5 de mayo de 1965.