A FONDO La prevención de riesgos laborales en las comunidades de propietarios El artículo analiza las distintas situaciones en las que las comunidades de propietarios son consideradas como empresas a efectos de aplicación de la normativa de prevención de riesgos laborales. El incumplimiento de estas normas puede dar lugar a fuertes sanciones para la comunidad, incluso a la comisión de un delito por el presidente, administrador o secretario Consideraciones generales: el bloque normativo de la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales. Martín J. Urrea Salazar. Socio-Director Martín Urrea Abogados Es normalmente en las empresas de menor tamaño, donde la desinformación y la no aplicación de la normativa de prevención de riesgos laborales suele ser más frecuente. Y es habitual que la causa del incumplimiento de las obligaciones derivadas de la misma radique en el desconocimiento de su consideración como sujeto titular de obligaciones. Estas consideraciones son también predicables en muchas ocasiones respecto de las comunidades de propietarios, que a veces suelen “no ser conscientes” de que pueden tener las mismas obligaciones que, por ejemplo, un pequeño comercio. En este sentido, si la comunidad cuenta con trabajadores asalariados, se le aplica el bloque normativo de prevención de riesgos laborales en los mismos términos que a una empresa. Es decir, los jardineros, los empleados de fincas urbanas y el resto de empleados, son titulares del derecho a la salud y seguridad en el trabajo en las mismas condiciones que el resto de trabajadores asalariados. La comunidad de Propietarios debe evaluar los riesgos, tomar las medidas destinadas a su 38 | Inmueble reducción, planificar la prevención, facilitar información y formación a los trabajadores, etc. Las normas reguladoras de esta materia están contenidas, con carácter general, en la ley 31/1995 de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales y en una serie de normas reglamentarias de entre las que cabe destacar el RD 171/2004 de enero por el que se desarrolla el artículo 24 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, en materia de coordinación de actividades empresariales. Cabe también que la Comunidad tenga estos servicios “externalizados”, es decir, que contrate estos servicios por medio de una empresa que es quien contrata al trabajador (una Empresa de Trabajo Temporal). En este caso podemos decir que la comunidad asume unas obligaciones como usuaria. A esto se refiere el artículo 28 de la citada Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales. Entre estas obligaciones destacan: informar a la empresa de trabajo temporal acerca de las características propias de los puestos de trabajo a desempeñar y de las cualificaciones requeridas, realizar la evaluación de riesgos del puesto de trabajo, verificar que el trabajador ha sido declarado apto para realizar el trabajo a través de un adecuado reconocimiento médico o ase- gurarse que ha recibido formación en prevención de riesgos laborales e información sobre las características propias del puesto y tareas a desarrollar. Por último, y como es el caso de muchas Comunidades de Propietarios, cabe que no tengan empleados, es decir que no actúen como empresarios, ni tampoco contraten con empresas de trabajo temporal. Sin embargo, ya se trate de Comunidades con servicios que requieran la contratación de empleados, o de Comunidades sin trabajadores, en algún momento se verán obligadas a realizar obras de reparación, mejora o mantenimiento en los elementos comunes. A veces para subsanar deficiencias derivadas de la Inspección Técnica de Edificios. Por consiguiente, necesitarán contratar con una empresa su realización o contratarán directamente a trabajadores autónomos para la ejecución del proyecto. En ambos casos, estaremos en el ámbito de aplicación del Real Decreto 1627/1997 de 24 de octubre, por el que se establecen disposiciones mínimas de seguridad y de salud en las obras de construcción, lo que implica la asunción de una serie de responsabilidades en materia de prevención. La realización de obras en el edificio. En la ejecución de las obras, y en concreto respecto a lo dispuesto en Real Decreto 1627/1997, la Comunidad puede actuar como promotor, o bien como promotor contratista. Y las obligaciones que asume son mayores cuando actúa como promotor-contratista, es decir, cuando en calidad de promotora contrata directamente trabajadores autónomos para la realización de la obra o determinados trabajos de la misma. Asume en este último caso, y respecto de los traba- “Las comunidades de propietarios tienen las mismas obligaciones que las empresas en materia de riesgos laborales; los jardineros, los porteros y el resto de empleados son titulares del derecho a la salud y seguridad en el trabajo, como cualquier trabajador asalariado” Inmueble | 39 A FONDO “Si en la comunidad se efectúan obras en elementos comunes, ésta se convierte en promotora; si se trata de obras con proyecto deberá designar al proyectista, a la dirección facultativa, a los coordinadores en materia de seguridad y salud y al técnico competente para elaborar un estudio de seguridad y salud o un estudio básico” jadores autónomos contratados, las obligaciones del promotor y las del contratista. El artículo 2.1 letra c) de la citada norma establece que será promotor de la obra “cualquier persona física o jurídica por cuenta de la cual se realice una obra”. El apartado 3 por su parte dispone que “cuando el promotor contrate directamente trabajadores autónomos para la realización de la obra o de determinados trabajos de la misma, tendrá la consideración de contratista respecto de aquéllos a efectos de lo dispuesto en el presente Real Decreto”. 1. Obligaciones como promotor. Cuando la Comunidad de Propietarios actúa como promotor, es preciso distinguir entre obras de construcción con proyecto y sin proyecto. Las obras con proyecto son obras de construcción en las que resulta necesario un proyecto previo para su tramitación administrativa. Ejemplos de esta tipología de obras serían la instalación de un ascensor, la rehabilitación de la fachada del edificio o el recalce de cimentación. Y son obligaciones de la promotora, en este caso de la Comunidad representada por su Presidente: –– Designar al proyectista o proyectistas que redacten el proyecto técnico, de cara a la solicitud de la correspondiente licencia de obra mayor. –– Designar a la dirección facultativa. –– Designar a los coordinadores en materia de seguridad y salud durante la elaboración del proyecto o durante la ejecución, cuando intervengan varios proyectistas o cuando en la ejecución de la obra intervengan varias empresas o una empresa y trabajadores autónomos, o diversos trabajadores autónomos (artículo 3 del citado Real Decreto). –– Designar en la fase de redacción del proyecto, al técnico competente para elaborar un estudio de seguridad y salud o un estudio básico de 40 | Inmueble seguridad y salud en los términos de los artículos 4 y 5 del Real Decreto 1627/1997. La norma distingue entre un estudio de seguridad y salud y un estudio básico. El primero procederá cuando el presupuesto de ejecución por contrata supere los 450.759 euros, cuando la duración estimada sea superior a 30 días laborables, empleándose en algún momento a más de 20 trabajadores simultáneamente, cuando el volumen de mano de obra estimada sea superior a 500, o las obras incluyan túneles, galerías, conducciones subterráneas y presas. En el resto de casos procederá un estudio básico. –– Informar a los contratistas mediante la entrega del correspondiente estudio o estudio básico de seguridad y salud. El contenido de estos estudios aparece detallado en los citados preceptos y en aplicación de los mismos, cada contratista ha de elaborar un plan de salud y seguridad en el trabajo “en el que se analicen, estudien, desarrollen y complementen las previsiones contenidas en el estudio o estudio básico, en función de su propio sistema de ejecución de la obra. En dicho plan se incluirán, en su caso, las propuestas de medidas alternativas de prevención que el contratista proponga con la correspondiente justificación técnica, que no podrán implicar disminución de los niveles de protección previstos en el estudio o estudio básico” (artículo 7) En el caso de obras de escasa relevancia, que no requieran proyecto, tales como la pintura de los portales o el cableado de la fachada, de corta duración o de urgencia, no existirá un proyecto previo y por tanto no se realizará un estudio de seguridad y salud, y no existirá un plan de seguridad y salud. Pero sí que pueden existir una serie de obligaciones relativas a la coordinación de las actividades empresariales. En efecto, si la obra se realiza por más de una empresa o trabajador autónomo, la promotora, es decir, la Comunidad, designará el coordinador de seguridad y salud durante la ejecución de la obra y se realizará un informe de riesgos existentes que incluya las actividades a realizar y los posibles riesgos que puedan existir. –– Cumplir y hacer cumplir lo establecido en el plan de seguridad y salud que habrá de elaborar. 2. Obligaciones como promotoracontratista. –– Informar y proporcionar las instrucciones adecuadas a los trabajadores autónomos sobre las medidas que hayan de adoptarse relativas a su seguridad y salud. Ya hemos indicado que si la Comunidad de Propietarios contrata directamente a trabajadores autónomos para la realización de la obra, tiene la consideración de contratista respecto de estos trabajadores y asume la posición de promotora-contratista. Esto supone que la Comunidad asume las obligaciones establecidas en la normativa de riesgos laborales para la promotora y para el contratista. El artículo 11 del citado Real decreto se refiere a las obligaciones siguientes: –– Aplicar los principios de acción preventiva recogidos en el artículo 15 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Es decir, que el empresario aplicará las medidas destinadas al cumplimiento del deber de protección de los trabajadores frente a los riesgos laborales definido en su artículo 14, de conformidad con los principios contenidos en el citado precepto legal, y que se persiguen en suma a la efectiva protección de los trabajadores. Finalmente, si el trabajador autónomo emplea en la ejecución de la obra a trabajadores por cuenta ajena, actuará como contratista y a la Comunidad le corresponderán respecto de ellos, las obligaciones de la promotora. “Las sanciones por incumplimiento de la normativa de riesgos laborales van desde las más leves - entre 40 y 2045 euroshasta las más muy graves- entre 40.986 y 819.780 euros- ” Consecuencias del incumplimiento de la normativa de Prevención de Riesgos Laborales. Las Comunidades de propietarios pueden incurrir, como consecuencia del incumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales en responsabilidades administrativas, civiles y penales. La responsabilidad administrativa viene regulada fundamentalmente en el Real Decreto Legislativo 5/2000 de 4 de agosto por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social. En concreto el artículo 2.8 establece la responsabilidad por acciones u omisiones constitutivas de infracciones y tipificadas en Inmueble | 41 A FONDO la ley, a “Los empresarios titulares de centro de trabajo, los promotores y propietarios de obra y los trabajadores por cuenta propia que incumplan las obligaciones que se deriven de la normativa de prevención de riesgos laborales” En consonancia con los principios de legalidad y tipicidad propios de nuestro derecho administrativo sancionador, la citada norma describe en la sección 2 del capítulo II las distintas infracciones existentes en materia de prevención de riesgos laborales. Los artículos 11, 12 y 13 contienen respectivamente la enumeración de los hechos constitutivos de infracciones leves, graves y muy graves. El Real Decreto Legislativo se refiere como infracciones leves a la falta de limpieza del centro de trabajo que no suponga un riesgo para la integridad física o salud del trabajador, las que supongan un incumplimiento de la normativa sobre prevención de riesgos y que carezcan de transcendencia grave para la integridad y salud del trabajador y aquellos incumplimientos que afecten a obligaciones de carácter formal o documental exigidas en dicha normativa y que no supongan infracción grave o muy grave. A título de ejemplo, el precepto contenido en artículo 12 enumera como infracciones graves las que supongan un incumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales, siempre que dicho incumplimiento 42 | Inmueble cree un riesgo grave para la integridad física o la salud de los trabajadores afectados, la no designación por el promotor de los coordinadores en materia de seguridad y salud siendo ello preceptivo, el incumplimiento de la obligación de elaborar el estudio o el estudio básico de seguridad y salud, y la omisión de aquellas medidas necesarias para garantizar que los empresarios que desarrollan actividades en la obra reciban la información y las instrucciones adecuadas sobre los riesgos y las medidas de protección, prevención y emergencia. Como infracciones muy graves destaca la no adopción por parte del promotor de “las medidas necesarias para garantizar que aquellos otros que desarrollen actividades en el mismo reciban la información y las instrucciones adecuadas, en la forma y con el contenido y alcance establecidos en la normativa de prevención de riesgos laborales, sobre los riesgos y las medidas de protección, prevención y emergencia cuando se trate de actividades reglamentariamente consideradas como peligrosas o con riesgos especiales”. En cuanto a las sanciones, están pueden imponerse en distinto grado (mínimo, medio o máximo) en atención a los criterios expuestos en el artículo 39 del citado Real Decreto legislativo, que con carácter general se refiere como circunstancias agravantes o atenuantes a la negligencia e intencionalidad del sujeto infractor, al incumplimiento de advertencias previas y requerimientos de la inspección, al número de trabajadores afectados, al perjuicio causado o a la cantidad defraudada. El número 3 del citado artículo 39 contempla entre otros, como criterios a tener en cuenta de manera específica en materia de prevención de riesgos, la peligrosidad de las actividades desarrolladas en la empresa o centro de trabajo, la gravedad de los daños producidos o que hubieran podido producirse por la ausencia o deficiencia de las medidas preventivas necesarias o el número de trabajadores afectados. El importe final de la sanción dependerá del tipo (leve, grave o muy grave), del grado (mínimo, medio o máximo), y del tramo que es valorado por el inspector de Trabajo actuante y la cuantía oscila entre 40 y 2045 euros para las leves, entre 2046 y 40.985 para las graves y 40986 y 819.780 para las muy graves. En relación a la responsabilidad penal, el tipo específicamente previsto en la materia sería el contenido en el artículo 316 del vigente código penal, ubicado en el título XV del libro primero que lleva por rúbrica “De los delitos contra los derechos de los trabajadores”. El mencionado precepto dispone lo siguiente: otras ST de 26 de julio de 2000) que se trata de otro ejemplo de “norma penal incompleta e indeterminada que ha de llenarse según el caso y sus circunstancias, es decir, empíricamente”. Si bien el artículo 316 configura un delito doloso, el artículo 317 permite su consumación por imprudencia grave, castigándolo con la pena inferior en grado. El artículo 318 del código penal establece por su parte que “cuando los hechos previstos en los artículos de este título se atribuyeran a personas jurídicas, se impondrá la pena señalada a los administradores o encargados del servicio que hayan sido responsables de los mismos y a quienes, conociéndolos y pudiendo remediarlo, no hubieran adoptado medidas para ello”. Y en el caso de las Comunidades de Propietarios, responsable penal podrá serlo el Presidente, el Administrador o el Secretario. “La infracción de normas de prevención puede constituir un delito. En el caso de las comunidades de propietarios, puede ser responsable penal el Presidente, el Administrador o el Secretario.” La responsabilidad civil por último, admite las siguientes variantes: a) responsabilidad civil derivada de la comisión de un delito; b) civil contractual, derivada por tanto del incumplimiento de lo pactado en un contrato (artículo 1101 y siguientes código civil) y c) extracontractual o aquiliana ex artículo 1902 del vigente código civil (alterum non laedere) que dispone lo siguiente: ”el que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado” “Los que con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales y estando legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para que los trabajadores desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, de forma que pongan así en peligro grave su vida, salud o integridad física, serán castigados con las penas de prisión de seis meses a tres años y multa de seis a doce meses”. Estamos ante lo que se denomina un “tipo penal en blanco” que incorpora una remisión a la normativa de prevención de riesgos laborales y que según la jurisprudencia de nuestro Tribunal Supremo hay que entender fundamentalmente realizada, aunque no solo, a la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Afirma el alto tribunal (entre Inmueble | 43