Participación y desarrollo: perspectivas desde el paradigma integral de desarrollo (*) Por Joseph Stiglitz Investigador Senior, The Brookings Institution E-mail: jstiglitz@brookings.edu Introducción Durante mucho tiempo se ha venido discutiendo la relación entre democracia y desarrollo. En los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial se creyó (tal y como muestran los libros de texto clásicos como los de Paul Samuelson) en la existencia de una relación inversa (tradeoff) entre democracia y crecimiento. Se argumentaba que la Unión Soviética crecía más rápidamente que las economías occidentales pero que para ello, tuvo que dejar de lado los derechos democráticos fundamentales. Más tarde, en los años sesenta y setenta, se venía a corroborar una vez más dicha relación inversa, ante el enorme éxito de las economías del Este Asiático y la falta de una completa democracia participativa en muchos de estos países. Una cuestión de tal importancia no ha escapado al minucioso examen de los especialistas en estadística, aunque también fue realizado con la ambigüedad esperada en este tipo de análisis, multisectorial (cross-sectional) y de series temporales, caracterizado por importantes problemas de 1 medición . El cúmulo de factores que afectan al crecimiento y que a su vez interactúan unos con otros, hacen difícil la clara identificación del rol preciso de cada factor en particular. Incluso si pudiéramos establecer una correlación positiva, sería necesario dilucidar una causalidad: ¿Promueve la democracia el crecimiento o es el crecimiento el que promueve la democracia? Si la democracia es un bien "de lujo", entonces aquellos con mayores ingresos, o quienes ven sus ingresos crecer de forma más rápida, querrán más de este "lujo". Mientras que los datos pueden dejar abierta la pregunta sobre la relación precisa entre variables, los datos –y la experiencia soviética- han dejado claro que no existe ese tradeoff tan fuerte como se creía. Los países pueden luchar por la apertura y la participación sin miedo a que ello pueda obstaculizar su desarrollo. Más aun, la investigación tanto al nivel macro como microeconómico han brindado pistas importantes acerca de los factores que contribuyen a un exitoso crecimiento de largo plazo. En este artículo sostendré que los procesos ampliamente participativos (de "dar voz", apertura y transparencia) promueven un desarrollo a largo plazo verdaderamente exitoso. Esto no significa que dichos procesos garanticen el éxito o que no existan riesgos inherentes a dichos procesos. Algunas sociedades ampliamente participativas, al menos en su estructura formal, no han sido capaces de lograr un desarrollo exitoso. Significa en cambio que el comprender la importancia que tienen los procesos abiertos, transparentes y participativos para el desarrollo, nos * Título original: Participation and Development: Perspectives from the Comprehensive Development Paradigm. Este artículo es el texto completo de una presentación realizada en la Conferencia sobre “Democracia, Economía de Mercado y Desarrollo,” que tuvo lugar los días 26 y 27 de Febrero de 1999, Hotel Lotte, Seúl, Corea del Sur. Traducción de Oriol Prats. El Instituto Internacional de Gobernabilidad agradece al Banco Mundial la autorización para la difusión en español de esta presentación realizada por Joseph Stiglitz en calidad de Economista Jefe del Banco Mundial. Esta, así como otras presentaciones suyas realizadas durante su estancia en dicha institución, están disponibles en versión original en la siguiente dirección http://www.worldbank.org/knowledge/chiefecon/index.htm 1 Para mayor análisis véase "Symposium: Democracy and Development" (1993) en Journal of Economic Perspectives, incluido el artículo de Przeworski y Limongi. 1 ayuda a diseñar políticas –estrategias y procesos- con mayores posibilidades de conducir al crecimiento económico a largo plazo y a reforzar las virtudes de los procesos mismos. 2 Relacionaré estas cuestiones con el nuevo paradigma integral de desarrollo que está emergiendo y en general, con la actual transformación de la economía mundial, de una economía industrial a una economía del conocimiento3. I. Participación y la Transformación de la Sociedad El paradigma integral de desarrollo concibe al desarrollo como un proceso de transformación. Como dije en mi Ponencia de Prebisch el otoño pasado: El desarrollo representa la transformación de la sociedad, un cambio que va de las tradicionales relaciones, formas de pensar, de abordar las cuestiones de salud y educación, y de los métodos tradicionales de producción, a nuevas formas "modernas". Por ejemplo, una característica de las sociedades tradicionales es la aceptación del mundo tal como es; sin embargo, la perspectiva moderna reconoce el cambio, reconoce que nosotros, como individuos y como sociedad, podemos emprender acciones que, por ejemplo, reduzcan la mortalidad infantil, mejoren las expectativas de vida y aumenten la productividad. El paradigma integral de desarrollo contrasta con el dominante paradigma de la pasada mitad de siglo, que se centraba en mayor medida en ciertos temas económicos y, de forma especial, en los aspectos distributivos. Se argumentaba que sólo podía lograrse el desarrollo incrementando la oferta de capital y la eficiencia en la asignación de los recursos. En este sentido, hay una gran proximidad entre mis predecesores como economista jefe del Banco Mundial (por un lado, Hallis Chenery representaba la evolución moderna de la perspectiva planificadora, mientras que Anne Kruegger, por otro, se centró en la confianza en los mecanismos de mercado). Ellos difirieron en cómo mejorar la eficiencia en la asignación de recursos y en cómo incrementar el nivel de inversión, pero estaban de acuerdo en que éstos eran aspectos vitales de la estrategia de crecimiento. Desde entonces, hemos venido concibiendo estas perspectivas como demasiado limitadas: puede que estos aspectos sean condiciones necesarias (e incluso esto ha sido cuestionado), pero distan mucho de ser suficientes. Ahora somos conscientes de que "una economía dual no es una 4 economía desarrollada" . Ello significa que es posible aumentar la productividad e incluso cambiar los modelos mentales existentes en un enclave de la economía, sin lograr un verdadero desarrollo que transforme a la sociedad en su conjunto. La insuficiencia de la aproximación económica tradicional ha sido corroborada por la experiencia de Rusia y de muchas otras economías en transición. En concordancia con el modelo convencional, la planificación centralizada de los antiguos regímenes socialistas (e ineficiente en términos informacionales), que distorsionaba los precios y atenuaba los incentivos, generó resultados claramente inferiores al output potencial de la economía. Las reformas -privatizaciones, precios de libre mercado, descentralización-, incluso implementadas imperfectamente, deberían haber conducido a la economía a niveles más cercanos a su potencial y al aumento de la producción. A su vez, puesto que al mismo tiempo los gastos en defensa fueron recortados drásticamente, el consumo debió aumentarse considerablemente (a no ser que aumentara el ahorro, cosa que no sucedió). Pero de hecho, la producción y el consumo en la mayoría de los antiguos países socialistas se mantuvo marcadamente por debajo de sus niveles de hace una década, cuando empezó la transición. Parte de la explicación radica en la destrucción del capital organizativo; otra parte radica en el hecho de que una economía eficiente de mercado requiere 2 Ver Wolfensohn (1988, 1999) y Stiglitz (1988a). Ver Departamento de Comercio e Industria (1998a, 1998b) y Stiglitz (1999a) 4 Stiglitz (1998a) 3 2 algo más que privatizaciones; y otra parte de la explicación radica en la destrucción del ya débil capital social, manifiesta en el crecimiento de la llamada "mafia". Si el núcleo del desarrollo es un cambio en las predisposiciones mentales, entonces está claro que 5 la atención debería centrarse en cómo influir sobre dicha mentalidad . Tales cambios no pueden ser "ordenados" o forzados desde el exterior, independientemente de las posibles buenas 6 intenciones de los agentes externos . El cambio tiene que provenir del interior. Las discusiones amplias y abiertas, vitales para los procesos participativos son, a mi parecer, la forma más efectiva de asegurar que el cambio en las predisposiciones mentales ocurra, no sólo al interior de una pequeña elite, sino también en lo más profundo de la sociedad. De hecho, existe toda una tradición 7 que considera de vital importancia el "gobierno mediante el diálogo" (government by discussion) . Las múltiples caras de la participación En este artículo, utilizaré el término "participación" en su sentido más amplio, para incluir aquellos procesos de transparencia, apertura y de "dar voz" tanto en escenarios públicos como corporativos. Existe una gran variedad de arreglos institucionales que son consistentes con este sentido de la "participación". Asimismo, el término "procesos participativos" se refiere no sólo a aquellos procesos mediante los cuales se adoptan las decisiones en los gobiernos nacionales, sino también a los procesos utilizados al nivel provincial y local, en el puesto de trabajo y en los mercados de capitales. Esto me conduce a un punto importante: desde la perspectiva integral de desarrollo podría sostenerse que la participación no se refiere únicamente al hecho de votar8. Los procesos participativos deben comprender el diálogo abierto, así como el amplio y activo compromiso ciudadano, y requieren que los individuos tengan "una voz" en las decisiones que les afectan9. Los procesos (y no sólo los resultados) son fundamentales para esta interpretación más amplia de la participación. El énfasis en los procesos es un subproducto natural no sólo de la creciente importancia prestada a la equidad, sino que también obedece a un mayor reconocimiento de los problemas de agencia. Es decir, nosotros ahora reconocemos la gran importancia de las discrepancias potenciales entre las acciones emprendidas por un actor (por ejemplo el gobierno) y los intereses de aquellos que se supone dicho actor debe defender10. Un gobierno que cae en el secretismo y que hace imposible que los ciudadanos tengan opiniones informadas sobre las políticas que son críticas para sus vidas y para el bienestar de su país, debilita la responsabilidad 5 "Todos los círculos viciosos del desarrollo derivan de una dependencia de doble sentido entre el desarrollo y algunos otros factores, como el capital o la emprendedoriedad, la educación, la administración pública, etc. Sin embargo, el círculo al que nuestro análisis nos ha conducido reside quizás en un lugar privilegiado en la jerarquía de estos círculos en tanto en cuanto ubica las dificultades del desarrollo allí donde empiezan y tienen lugar las dificultades de la acción colectiva: en la mentalidad" (Hirschman 1958, 11) 6 En Occidente, el claro reconocimiento de la incapacidad para forzar de forma externa un cambio de mentalidad data desde la Reforma. "Cuan menos vaya otro al cielo o al infierno por mí, menos creerá o no en mí; y cuan menos pueda abrir o cerrar el cielo o el infierno para mí, menos podrá conducir mi fe o mi incredulidad". (Ver Lutero, 1942 [1523]). Esta forma de pensar fue básica para la libertad de conciencia y para las actitudes de tolerancia religiosa fomentadas en Europa después de la Reforma. 7 Ver, por ejemplo, John Stuart Mill (1972[1859]), Walter Bagehot (1948 [1869]), James Bryce (1959 [1888]), John Dewey (1927, 1939), Ernest Barker (1967 [1942]), Frank Knight (1947) y Charles Lindblom (1990). 8 "En teoría, el método democrático es la persuasión mediante la discusión pública llevada a cabo no sólo en los órganos legislativos sino también en la prensa, en las conversaciones privadas y en las asambleas públicas. La substitución de los votantes por balas, o del derecho a voto por azotes, es una expresión de la voluntad de sustituir el método de la discusión por el método de la coerción" (Dewey 1939, 128). 9 Ver Hirschman (1970) para una discusión sobre el "dar voz". 10 La Teoría de la Agencia es una de las principales ramas de la teoría moderna de la economía de la información. Véase, por ejemplo, Ross (1973), Stiglitz (1974), y la extensa literatura subsiguiente. El aspecto esencial es que, debido a las imperfecciones de la información, las acciones de los agentes no son perfectamente observables y uno no puede saber si un agente emprendió la acción "apropiada" sólo observando los resultados de la misma. 3 política (accountability) y la calidad del proceso de toma de decisiones11. Un gobierno que controle las cadenas de televisión –normalmente utilizado por la mayoría de la población para informarse- o que permite a pequeñas oligarquías controlar los medios de información y comunicación, también reduce la responsabilidad política. A corto plazo, un país puede ser capaz de emprender (sin elecciones libres) un diálogo nacional sobre su evolución futura; pero a largo plazo, el desacuerdo y las tensiones pueden crecer enormemente. La legitimidad de aquellos con capacidad de tomar decisiones no sólo dependerá de que sus acciones estén de acuerdo con estos "sentimientos democráticos", sino también de que dichas posiciones hayan sido alcanzadas mediante procesos electorales abiertos. Mientras que la "compra de elecciones" (buying elections) es una fuente de rechazo en casi todo el mundo –los votos no pueden, o al menos no deberían comerciarse en el 12 mercado como si fueran un bien - se ha argumentado que la forma en que se llevan a cabo las campañas electorales en muchos países occidentales es poco menos que "comprar votos". Actualmente, parece que se requiere que las contribuciones a las campañas "persuadan" a los votantes (vía incisivas intervenciones de 30 segundos) y que aquellos que proveen los fondos tienen una inmerecida influencia sobre la formulación de políticas13. Asimismo, la ausencia de un verdadero Estado de Derecho y de transparencia en muchos países debilita la economía y los procesos participativos. En algunos países, por ejemplo, aunque existen "normas" diseñadas para asegurar el trato justo para todos, los ricos y poderosos siguen teniendo un acceso especial a las posiciones de poder político y siguen utilizando su influencia para obtener favores especiales y exenciones a las reglas. También pueden "comprar" el acceso especial a las ramas ejecutivas y legislativas del gobierno, consiguiendo de este modo reglas y regulaciones en su propio beneficio e interés. Los impactos adversos de estas políticas sobre el crecimiento económico han sido bien documentados. Existe evidencia, por ejemplo, de que los derechos garantizados de propiedad y el Estado de Derecho –que tienden a ir de la mano con un sistema efectivo de pesos y contrapesos14 están asociados con mayores niveles de inversión y crecimiento . Asimismo, investigaciones recientes han mostrado como los países obtienen múltiples beneficios cuando adoptan políticas efectivas –que incluyen la buena gobernación transparente- y evitan el tipo de políticas distorsionadoras asociadas con el trato preferencial a intereses especiales. En tales contextos, no sólo el crecimiento es más rápido sino que también la ayuda externa es más efectiva15. La concentración del poder y la riqueza se traducirá casi inevitablemente en intentos de influir políticamente. La cuestión es, ¿Qué puede hacerse al respecto? Parte de la estrategia consiste en limitar esta concentración de riqueza y poder económico. Esto provee parte de la justificación para la redistribución impositiva, especialmente la imposición sobre la herencia. A su vez, también provee parte de la motivación de las leyes anti-trust promulgadas en los Estados Unidos a finales del siglo pasado. De forma más general, Thomas Jefferson, el tercer presidente de los Estados Unidos, autor de la Declaración Americana de Independencia y ferviente creyente en las instituciones democráticas, argumentó sobre la importancia que tenía la agricultura minifundista para el florecimiento de la recién fundada democracia norteamericana. Hoy en día, esta visión se traduce en el activo apoyo que el gobierno otorga a la pequeña y mediana empresa. Parte del 11 Ver Stiglitz (1999c) Algunos promotores del libre mercado estarían en desacuerdo con esta proposición. Para una excelente discusión de la racionalidad de por qué el voto no debería ser tan analizado ver Tobin (1970). 13 Lindblom argumenta este aspecto de forma particularmente desafiante. " Entre los defectos de la competencia existente de ideas, dada la voluntad política, ninguno parece más dañino y fácil de remediar que el de financiar adecuadamente las comunicaciones políticas, tanto si son financiadas por el Estado como por corporaciones privadas o por élites pudientes. Muchas sociedades han aceptado, al menos como principio, que los niños merecen una educación tanto si sus padres pueden permitírsela como si no, y que todo el mundo merece algunas formas de protección (como los servicios médicos), independientemente de su capacidad para pagar por ellos. Sin embargo, ninguna sociedad ha percibido todavía suficientemente la importancia de separar los derechos de comunicación de la capacidad de pago". (Lindblom 1990, 296). 14 Knack y Keefer (1995), Clague et al. (1996). 15 Banco Mundial (1998) 12 4 intento de reestructuración corporativa actualmente en marcha en Corea es limitar el alcance del poder económico, pero existe la preocupación de que en el proceso de racionalización de la industria, la concentración del poder en ciertos sectores de la misma pueda de hecho aumentar. Las ganancias temporales resultado de la eficiencia pueden, en mi opinión, ser más que contrarrestadas por las ineficiencias introducidas por el excesivo poder de mercado -e incluso si ese no fuera el caso, uno debería preguntarse sobre sus potenciales efectos adversos sobre la participación y la apertura. Existe un segundo aspecto clave dentro de la estrategia: fortalecer los controles sobre los abusos de este poder e influencia. Esta prescripción comprende al menos tres elementos. El primero es el fortalecimiento de la sociedad civil, como fuente de poder contrarrestante tanto desde los partidos políticos como de los sindicatos, las asociaciones de consumidores, think tanks o ciertas ONGs. En la jerga de la economía moderna, asegurar procesos participativos y promover el bien público de forma más amplia, es por sí mismo un bien público. Como otros bienes públicos, habría muy poca provisión de tales procesos participativos en ausencia de apoyo público. Una sociedad civil fuerte es un elemento importante en la implementación de una profunda estrategia de reformas democráticas. En segundo lugar, los gobiernos deberían no sólo incrementar la transparencia, sino también reconocer la existencia de lo que he denominado " el derecho a saber" básico ("right to know"). Los ciudadanos tienen el derecho a saber lo que el gobierno está haciendo y por qué. Tienen el derecho a saber si "las excepciones legales" son llevadas a cabo con base en determinadas reglas y disposiciones. La Ley sobre Libertad de Información estadounidense (una vez más refiriéndome a la estructura legal con la que estoy más familiarizado) ha provisto una vía para reforzar, al menos, un módico derecho a saber de los ciudadanos. En tercer lugar, las sociedades deberían extender los derechos de los ciudadanos hasta el recurso legal y la demanda. En los Estados Unidos se ha reconocido que las presiones políticas pueden conducir a los gobiernos a no actuar en la ruptura de monopolios y en la prevención de prácticas anti-competitivas y, como resultado, las leyes anti-trust contemplan que cualquier parte perjudicada podría demandar por daños triples. Pese a que la ley ha sido interpretada de forma demasiado limitada y ocasionalmente se ha abusado de ella en los Estados Unidos, este tipo de remedios civiles parecen particularmente deseables en economías sesgadas por una historia de grandes empresas con excesiva influencia política. Estos son los pasos mínimos para asegurar la responsabilidad política del gobierno y un verdadero Estado de Derecho. Gobernación corporativa y eficiencia económica Muchos de los temas que acabo de discutir son relevantes no sólo para los gobiernos, sino también para la gobernación de las corporaciones. Las corporaciones son instituciones públicas: captan fondos del "público" que invierten en activos productivos. Los trabajadores también son accionistas de las corporaciones: dadas las imperfecciones en la movilidad laboral, un trabajador que es maltratado o despedido no puede cambiar hacia otras opciones sin un coste, como sucedía en los idealizados modelos neoclásicos. Los gestores de una corporación están en una posición fiduciaria de confianza. Incluso si son grandes accionistas, sus acciones afectan a otros, tanto a los accionistas minoritarios como a los tenedores de bonos y a los trabajadores. Aunque los arreglos contractuales entre corporaciones y cada una de estas partes pueden delimitar el alcance de la acción de los gestores, éstos todavía tienen un considerable ámbito de acción. Las leyes que afectan a la gobernación (y a su implementación) tienen implicaciones tanto para la equidad como para la eficiencia. Si no puede asegurarse un trato justo a los accionistas minoritarios o a los tenedores de bonos, éstos bien no desearán seguir invirtiendo en la corporación y su crecimiento se verá limitado, o bien la firma se verá obligada a recurrir a los bancos como fuente de financiación. Pero incluso el recurso de la financiación bancaria tiene sus límites: a medida que aumenta el apalancamiento (leverage), el riesgo de bancarrota aumenta. Y si muchas empresas en la economía tienen un elevado apalancamiento, entonces el conjunto de la economía puede verse amenazado por una crisis financiera, cuyos costes pueden recaer en los 5 trabajadores y en los contribuyentes y no sólo en la empresa y sus prestamistas. Un sólido sistema legal que provea de una adecuada gobernación corporativa es pues vital para un efectivo mercado de capitales. Asimismo, un sólido sistema regulatorio bancario es crucial si no se desea que los bancos alcancen elevados niveles de apalancamiento que pongan en riesgo a toda la economía. Permítaseme ser claro: estos son temas que implican tanto a procesos económicos como de participación. Por ejemplo, si en los negocios está permitido retrasar la construcción del marco regulatorio y legal necesario, o trastornar su efectiva implementación –debido a la participación insuficiente por parte de la ciudadanía corriente en la toma de decisiones- entonces dichos ciudadanos confrontarán las consecuencias adversas que claramente no son consecuencia de sus propias acciones. Aunque el sistema legal, por ejemplo, debe comprender tanto una fuerte protección a los accionistas minoritarios como el tipo de provisiones de "comercio justo" incorporadas en las típicas regulaciones de los mercados de valores y de divisas, éste debería ir más lejos, para asegurar la transparencia y la responsabilidad política. Aquí se necesitan tanto acciones civiles como penales como, por ejemplo, aquellas asociadas con el fraude. La acción civil, y la amenaza de la misma, puede ayudar a prevenir y penalizar las debilidades y la corrupción en la supervisión y ejecución del estado; cuando la acción civil es posible, existen muchos más actores en la economía que tienen un incentivo y un derecho para asegurar la aplicación de las leyes. Hoy en día, los temas que he discutido en esta y la anterior sección son reconocidos como centrales para el éxito de una economía, incluso para el objetivo más modesto de maximizar el crecimiento económico. Tal como mostró contundentemente el Informe sobre Desarrollo Mundial de 1997, si los gobiernos no son transparentes los países serán incapaces de atraer inversión y el crecimiento se ralentizará. Asimismo, nuestro reciente informe sobre la Eficacia de la Ayuda16 reforzó las conclusiones referentes a la gobernación pública como contribuidor del crecimiento. Eventos recientes han sugerido que la gobernación corporativa es también bastante importante; sin una mínima transparencia y responsabilidad política en el sector privado, la inversión y el crecimiento puede rezagarse. Como Jim Wolfensohn ha remarcado recientemente, "el libre mercado no puede funcionar a puerta cerrada". Haciendo el cambio aceptable, y la aceptación del cambio Tal y como enfaticé en mi ponencia sobre Prebisch (1998a), el desarrollo requiere de un cambio de predisposiciones mentales y, en particular, una aceptación (y una búsqueda constante de un aumento de la productividad) del cambio. El cambio es a menudo amenazante -y los individuos suficientemente adversos al riesgo están dispuestos a dejar pasar oportunidades de futuros beneficios con el fin de evitar riesgos innecesarios. Los procesos participativos aseguran que estas preocupaciones no sólo son escuchadas, sino también abordadas; como resultado, estos procesos disipan mucho de la resistencia al cambio. Consideremos un ejemplo particularmente relevante en estos tiempos de globalización. Como defensor de la reducción de las barreras al comercio, yo estoy sin embargo consternado al notar como los acérrimos defensores del libre comercio desdeñosamente desmerecen muy a menudo a los oponentes, incluso a aquellos que siguen perdiendo con el libre comercio, refiriéndose a ellos como personas de "intereses especiales" que intentan proteger sus "rentas". Sin embargo, entre aquellos afectados por las reformas comerciales habrá muchos que pierdan sus puestos de trabajo; si la economía experimenta una tasa de subempleo o desempleo del 10% o más, existe un mayor riesgo de desempleo de carácter estructural. Asimismo, si la sociedad carece de una red de seguridad adecuada, los riesgos que confrontan los trabajadores desocupados se agravan por los desastrosos efectos que imponen sobre las vidas de todos los miembros de sus familias. Lo que preocupa al trabajador no sólo es su pérdida de renta, sino también la pérdida de su entorno familiar. Aquellos expertos que no son responsables ante la ciudadanía a menudo ignoran este hecho. Los procesos inclusivos hacen más probable que estas legítimas preocupaciones sean abordadas. En este sentido, pueden 16 Banco Mundial (1998) 6 asegurar mayor igualdad, e incluso permitir obtener resultados más eficientes, -dado que la pérdida de output de la economía durante largos periodos de desempleo puede pesar más que las pérdidas asociadas a la utilización ineficiente de los recursos. La participación es pues esencial para efectuar el cambio sistémico de mentalidad asociado con el desarrollo y la transformación, y para generar políticas que hagan el cambio –que es la pieza clave del desarrollo- más aceptable. Y puesto que los individuos han tenido voz en la formulación de los cambios, y en hacerlos más aceptables, el cambio tiene más posibilidades de ser aceptado, e incluso incorporado, que de rechazarse a la primera oportunidad. Participación y eficiencia en los proyectos He comentado que la participación es necesaria para una transformación del desarrollo completamente efectiva y que alcance a toda la sociedad. Investigaciones recientes han comenzado también a proveer evidencias a este respecto al nivel operativo (grass-roots level), 17 mostrando los beneficios de la participación en los proyectos de desarrollo . No sólo es el que esta participación aporta al proyecto información relevante que las agencias de desarrollo externas (o incluso los gobiernos) seguramente no poseen. La participación también aporta compromiso que, a su vez, trae consigo mayor esfuerzo, - el tipo de esfuerzo necesario para hacer al proyecto 18 exitoso . Por ejemplo, las escuelas en que los padres tienen "voz" pueden tener más éxito, debido en parte a que dicha participación genera el involucramiento de los padres en la escuela y en el "trabajo" de sus hijos. Los proyectos hidráulicos en los que ha existido una mayor participación de la comunidad tienen también más probabilidades de éxito ya que la participación apoya el mantenimiento a largo plazo requerido para la eficacia de los mismos. La economía del conocimiento y la participación Uno de los mayores cambios que confronta el mundo desarrollado y el no desarrollado es el crecimiento de la "economía del conocimiento". En otros trabajos he argumentado (junto con otros colaboradores) que la economía del conocimiento conducirá a un cambio en las formas de organizar la producción (y la sociedad en general), cambio que dará lugar a una mayor participación de los individuos en la toma de decisiones. De hecho, el éxito de la economía de la información –tanto al nivel de empresa como de la sociedad- requerirá de dicho cambio. Las estructuras verticales tayloristas fueron diseñadas para hacer cumplir y coordinar ciertos comportamientos físicos mientras que el trabajo organizativo basado en el conocimiento supone un mayor reconocimiento de la autonomía y la auto-dirección de la mente. El conocimiento se adquiere de mejor forma no mediante la memorización pasiva sino mediante la implicación activa del que aprende. El conocimiento se adquiere haciendo y no mirando o memorizando. Estos principios activistas estaban comprendidos, por ejemplo, en la filosofía pragmática de la educación 19 de John Dewey . Para fomentar el compromiso activo del que aprende, la motivación debería ser intrínseca a la actividad y no estar ligada al método del "palo y la zanahoria". Mientras que los incentivos externos pueden modificar el comportamiento a corto plazo, normalmente éstos substituirán únicamente el sistema interno de motivación (y de forma temporal), más que cambiarlo. Cuando se cambian los incentivos extrínsecos, el comportamiento se revierte en los motivos previos. Todos estos principios son fundamentales para la transformación basada en el conocimiento de un país en desarrollo. Las "mejores prácticas" (best practices) o las reformas impuestas a un país mediante 17 Ver Isham, Narayan y Pritchett (1995) y Isham, Kaufmann y Pritchett (1997) "Pero, con el tiempo, la experiencia ha mostrado que cuando sólo expertos externos adquieren, analizan y procesan la información y luego la presentan en informes, el cambio social normalmente no tiene lugar; mientras que el tipo de "aprendizaje social" que se genera e internaliza durante la planificación y/o implementación participativa de una actividad de desarrollo permite el cambio social" (World Bank 1996, 5). 19 Dewey reconoció también la conexión entre las condiciones económicas y políticas. "Si se quiere establecer y mantener el auto-gobierno político, se debe constatar que las condiciones en la industria y en las finanzas no actúan automáticamente en contra del objetivo político perseguido" (1939, 53). 18 7 condicionalidades ("palos y zanahorias") pueden muy bien fracasar en la producción de un cambio duradero. Éstas tenderán a minar los incentivos de las personas para desarrollar sus propias capacidades y debilitarán su confianza en la utilización de su propia inteligencia. Existe un peligro real de que una agencia de desarrollo externa, en vez de actuar como catalizador o mediador para fortalecer el cambio, únicamente dificulte e impida las actividades de aprendizaje de los individuos y refuerce sus sentimientos de impotencia. Los incentivos externos pueden reforzar temporalmente las líneas de acción inherentes a la matriz institucional del país, pero probablemente no inducirán ninguna reforma institucional duradera. La amplia participación en las actividades clave de una sociedad en desarrollo, como la participación de base en la producción en una empresa (shop-floor participation), es al menos útil, y quizás incluso necesaria, para fomentar la transformación duradera. La activa implicación otorga compromiso para las lecciones siendo aprendidas y apropiadas de los resultados. La participación y el compromiso no son solo una preocupación de los funcionarios gubernamentales o de los gestores; se necesita ir más al fondo, para incluir a aquellos que a menudo están excluidos y que 20 son clave para el fortalecimiento del capital social y organizacional . Los expertos externos pueden fomentar la "propiedad" y las "mejores prácticas" mediante la persuasión, pero el grado de apropiación seguramente será mayor si aquellos que deben llevar a cabo las políticas están involucrados activamente en el proceso de formulación y adaptación, si no están reinventando estas políticas en el país mismo. El éxito de una economía basada en el conocimiento también requerirá de una ciudadanía altamente educada con fuertes habilidades cognitivas y de una efectiva red descentralizada de comunicaciones como Internet. Ambos requerimientos aumentan las posibilidades de una participación más efectiva y hacen más difícil suprimirla. Procesos participativos y la eficacia de las decisiones He empezado este artículo haciendo referencia a los debates que a principios de este siglo abordaban la relación inversa existente entre democracia y desarrollo. Subyacente a este debate estaba la hipótesis de que los procesos participativos inhibían la rápida adopción de decisiones requerida por el acelerado crecimiento económico. Los defensores de esta idea algunas veces realizaban la analogía con el ejército, una organización fuertemente jerarquizada en la que los precios no juegan un papel importante. Algunos incluso han sugerido la utilización de los mecanismos de mercado para la asignación de los escasos recursos del ejército en situaciones de guerra. Existe la asunción de que en cortos periodos de tiempo y para objetivos bien definidos, el control centralizado puede ser una forma organizativa más efectiva21. A principios de este siglo, la rápida industrialización se veía sobre todo en estos términos: los recursos tenían que asignarse rápidamente, lo que hizo del modelo militar atractivo para muchas sociedades. Por ejemplo, la Unión Soviética vio en el tiempo el aspecto clave. Con el estado y la sociedad amenazados por las fuerzas hostiles del exterior, sus líderes sintieron que el retraso sería fuertemente costoso, y de esta forma el desarrollo tenía que imponerse desde arriba a alta velocidad -y como resultó ser, a un elevado coste. Desgraciadamente, existen pocos trabajos que definan de forma clara las circunstancias bajo las cuales la toma de decisiones de forma jerárquica es más efectiva que los mecanismos descentralizados de mercado. (Ver Stiglitz (1975) y Sah y Stiglitz (1986)). Parece que mientras los mercados pueden funcionar más eficientemente a largo plazo, pueden existir circunstancias a corto plazo –que a menudo suponen cambios dramáticos en el sentido de la asignación de los recursos, como cuando un país entra en guerra- en que los mecanismos de mercado son o demasiado lentos o poco fiables. Ciertamente, la experiencia de largos periodos de desempleo y sub20 Para una discusión sobre la importancia de la inclusión en el proceso de desarrollo, ver Wolfenshon (1997) La eficacia temporalmente limitada de los métodos militares queda ilustrada en el dicho de Talleyrad "uno puede hacer cualquier cosa con una bayoneta menos sentarse en ella". 21 8 utilización de la capacidad productiva –como durante la Gran Depresión y las frecuentes crisis 22 financieras de los últimos veinticinco años - sugiere que los mecanismos de mercado no siempre trabajan rápido en la asignación eficiente de los recursos. Los procesos abiertos participativos pueden derivar en retrasos. Tomaré un ejemplo de mi propio país (los Estados Unidos). Han pasado más de dos décadas desde que los cambios demográficos y en el ritmo de crecimiento de la productividad dejaron constancia que el sistema de seguridad social no era viable financieramente. Asimismo y hasta la actualidad, los procesos políticos no han sido capaces de empezar a abordar los problemas subyacentes, incluso en el caso de las soluciones que parecen estar apoyadas por casi todos los expertos, como la corrección de la tendencia en el ajuste del costo de vida. Pero a pesar de lo extraordinariamente lentos que algunas veces parezcan ser los procesos políticos abiertos, no está claro que una menor participación genere como media resultados de forma más rápida. Consideremos la forma en cómo diferentes tipos de gobierno reaccionan cuando se enfrentan con un sistema bancario insolvente. Un gobierno autocrático puede de hecho actuar eficaz y rápidamente para abordar el problema si escoge perseguir lo que más interesa a la sociedad. En cambio, si está atado a los prestamistas del sector financiero y teme perder su apoyo, el gobierno puede muy bien utilizar fondos públicos para mantener a flote el sistema durante el máximo tiempo posible antes de verse forzado a una reforma real. En comparación con este último caso, un sistema político participativo –uno que represente los intereses de los depositantes y de los contribuyentes, así como de los intereses creados- puede muy bien movilizares más 23 rápidamente para confrontar el problema . En cualquier circunstancia, la capacidad de un sistema político participativo para contrarrestar cualquier coste potencial de la apertura y de la participación es, en mi opinión, su abrumadora ventaja. La mayoría de la literatura se ha centrado en las ventajas de la descentralización en la adopción de decisiones que –realizada correctamente- puede dar a más personas la oportunidad 24 de participar en estas decisiones . No pretendo aquí revisar todos los argumentos a favor de la descentralización -como la escasa variabilidad de la calidad de la decisión que deviene de las 25 decisiones descentralizadas ; el hecho de que los proyectos rehusados tengan una "segunda 26 oportunidad" y que por tanto menos proyectos buenos (al nivel de ideas) sean rechazados ; o la oportunidad de experimentación y aprendizaje inherente a la descentralización. Participación y sostenibilidad política Sin embargo, sí pretenderé abordar brevemente un argumento a favor de los procesos participativos que quizás no ha recibido la atención merecida. Anteriormente, he argumentado que dichos procesos hacen el cambio más aceptable y más aceptado. Cuando los procesos democráticos funcionan correctamente (es decir, cuando la mayoría no impone simplemente sus deseos sobre la minoría, o viceversa) éstos generan un proceso de construcción de consensos. Esto significa que una vez una nueva política ha sido adoptada, ésta puede afrontar de mejor 27 forma las vicisitudes del proceso político . Por ejemplo, las reformas económicas de la India 22 Pese a que dichas crisis han marcado al capitalismo desde sus orígenes, las últimas crisis parecen ser más frecuentes y profundas. Ver Caprio y Klingebiel (1996) y Lindgren, García y Saal (1996). 23 Estoy en deuda con Phil Keffer por este ejemplo. 24 Por "descentralización" me refiero aquí no sólo a la descentralización gubernamental, sino a cualquier proceso (incluidos los procesos de mercado) que permita a un número mayor de personas participar en la adopción de decisiones. 25 Las fuertes dificultades del siglo veinte –desde Hitler a Stalin- han surgidos todas en los regímenes totalitarios. La observación es consistente con las predicciones teóricas de Sah y Stliglitz (1991). 26 Ver, por ejemplo, Sah y Stiglitz (1986). 27 En las prácticas de gestión japonesas, el proceso participativo de adopción de decisiones más lento pero más efectivo se compara con el transplante. "Es una técnica de jardinería laboriosa preparar un árbol para su transplante atando las raíces lenta y cuidadosamente, una a una, durante un determinado periodo de tiempo para preparar al árbol para el shock que supone el cambio que experimentará. Este proceso, llamado nemawashi, lleva tiempo y paciencia, pero te recompensa, si se hace de forma apropiada, con un árbol sano 9 durante la década pasada no fueron impuestas desde el exterior, sino del interior, de forma tal que han generado un amplio apoyo a sus principios básicos. Como resultado, muchas de las reformas clave han sido duraderas, incluso con el cambio de los gobiernos. De forma más general, cuando una sociedad adopta reformas después de un proceso de construcción de consenso, el debate político puede trasladarse a otros aspectos –tales como los siguientes pasos en la reforma- sin sentir la necesidad continua de revisar las decisiones anteriores. En contraste, cuando existe la percepción de que las reformas fueron impuestas desde el exterior, las reformas mismas se vuelven sujeto del debate público, perdiéndose así su sostenibilidad. Desarrollo Económico y Social Demasiado a menudo el desarrollo se interpreta como sinónimo de desarrollo económico y del crecimiento del PNB per cápita. Como confirmación de tal interpretación se suele argumentar que uno de los factores clave que diferencian a los países desarrollados de los menos desarrollados es la renta per cápita. Asimismo, incrementos en la renta per cápita son claramente beneficiosos para mejorar la salud y la educación, y para hacer posible perseguir una serie de otros objetivos que requieren recursos. La Figura 1 muestra que, con mucha diferencia, los países con mayor renta per cápita también tienen mejores "indicadores sociales". Sin embargo, mientras que los dos tienden a moverse conjuntamente, están lejos de la correlación perfecta: algunos países y provincias (como Sri Lanka, Costa Rica, y Kerala) que han perseguido activas políticas sociales a favor de los pobres han logrado alcanzar indicadores sociales que distan mucho de aquellos de los que muestran países de renta per cápita similar. Corea ha mostrado durante mucho tiempo tendencias similares y los niveles educativos de sus niños están muy lejos de los que hubiéramos estimado en función de su nivel de renta. De forma inversa, otros países que no han sido capaces de mentalizarse de dichas cuestiones sociales tienen niveles educativos y de salud por debajo de lo que se esperaría de un país con su nivel de renta. Tal y como argumenté en mi ponencia para la WIDER (1998c), necesitamos ampliar nuestros objetivos más allá del incremento del PIB per cápita, para fijar nuestra meta por ejemplo, en el desarrollo sostenible y equitativo. Aquí me gustaría enfatizar otro aspecto, uno que tiene valor intrínseco y que es necesario para el logro de muchos de estos otros objetivos. Llamaré a este concepto "desarrollo social", con el cual quiero referirme a la capacidad de una sociedad de resolver pacíficamente los conflictos y abordar amistosamente las preocupaciones comunes cuando los intereses difieren. En las sociedades en las que existe un alto nivel de violencia, tanto en la comunidad como en la familia, estarían en estos términos marcadas por un bajo nivel de desarrollo social. De manera similar, las sociedades que sufren una amplio "embotellamiento" (gridlock), y donde temas importantes no pueden tratarse durante largos periodos de tiempo porque las posiciones en conflicto no pueden resolverse, también vendrían marcadas por un bajo nivel de desarrollo social. De forma más amplia, el desarrollo social implica una mayor confianza y responsabilidad -por ejemplo, una cultura del crédito en la que aquellos que piden prestado "esperan" devolverlo al prestamista-, un nivel más alto de capital social, y una mayor "internalización" de algunas de las externalidades importantes (como aquellas asociadas con el medioambiente)28. Poco necesita decirse del valor directo del "desarrollo social", por ejemplo, en reducir el crimen. Los costes de la violencia en los países socialmente menos desarrollados van más allá de los gastos dirigidos a protegerse de la misma; la amenaza de la violencia también da pie a una ansiedad e incertidumbre considerables, incluso aunque no podamos asignarles un precio. Sin embargo, aquí me gustaría centrarme no en este valor directo sino en la relación entre el desarrollo social y el desarrollo económico, así como en el impacto de los procesos abiertos, participativos y transparentes en dicha relación. transplantado". (Morita 1986, 158) 28 Ver por ejemplo, Coleman (1998), Dasgupta (1997), Putnam (1993), Fukuyama (1995) y Stiglitz (1997a). 10 El desarrollo social promueve el desarrollo económico El desarrollo social fomenta el desarrollo económico. Normalmente, los mecanismos "sociales" de aplicación (reputación) son más eficientes que los mecanismos "explícitos" de aplicación legal. Es decir, es más efectivo en términos de costes, que las transacciones tengan lugar en un entorno en el que la gente de negocios tiene alguna confianza de que no tendrán que demandarse cada vez que se requiera el cumplimiento de los contratos. Al nivel económico, investigaciones recientes sobre el crecimiento parecen haber esclarecido este aspecto, mostrando que la confianza y las 29 normas cívicas compartidas están asociadas con un mejor desempeño económico . Ahora que el desarrollo de las instituciones financieras es ampliamente reconocido como un factor esencial de la estrategia de desarrollo, una cultura del crédito –es decir, una cultura socialmente desarrollada que espera la devolución de las deudas, tanto si el refuerzo legal es inminente como si no- está siendo cada vez más reconocida como un importante factor de la solidez financiera. De forma similar, tanto los hombres de negocios nacionales como extranjeros no invertirán en una economía con un elevado nivel de criminalidad, corrupción y violencia30, todos síntomas de bajos niveles de desarrollo social. Pero el desarrollo económico a menudo socava el desarrollo social El problema es que en el proceso de desarrollo económico, los países a menudo retroceden en términos de desarrollo social. Las sanciones sociales que previamente habían funcionado correctamente para internalizar las externalidades de una comunidad, pierden su potencial cuando el trabajo se vuelve altamente móvil o cuando las comunidades mismas se vuelven más frágiles. El capital social puede deteriorarse antes de que el país sea capaz de establecer las formas de capital social menos personalizado asociado a los países industrializados más avanzados. Las políticas económicas que no prestan atención a la dimensión social pueden empeorar las cosas A menudo, un pobre diseño de políticas ha exacerbado esta tendencia del crecimiento y cambio económicos hacia el desgaste de la fábrica social. Observo con especial preocupación el incremento del desempleo que a menudo está asociado con el "ajuste". Cuando se priva a los trabajadores de la oportunidad de ser partícipes significativos de la comunidad mediante su trabajo –cuando sin tener ellos la culpa no pueden encontrar trabajo- éstos pierden autoestima. El bienestar no es substituto del trabajo; y en cualquier caso, muchos de los países en desarrollo carecen incluso de una adecuada red de seguridad social, de tal forma que las consecuencias adversas del desempleo son realmente terribles. Además del empobrecimiento, el desempleo puede también fomentar otros males sociales. Como ha señalado el laureado por el Premio Nobel Gary Becker, el crimen deriva en parte de la 31 expectativa de beneficios económicos . Estos beneficios económicos surgen sobre todo cuando la amenaza de sanción provoca menos temor, y las opciones de beneficios a disposición de la persona se desvanecen. Esto no quiere decir que los típicos trabajadores desempleados caigan en la criminalidad, únicamente se pretende dejar constancia que la desesperación y la limitación de oportunidades pueden dañar la fábrica social y reducir el deseo de cumplir las leyes. Como he comentado anteriormente, debido a que el aumento de los niveles de criminalidad seguramente tendrá costos psíquicos y económicos significativos, los formuladores de políticas deben tomar estos costes en cuenta cuando evalúen las ventajas de las políticas de contracción y de ajuste. Los procesos participativos y la restauración del capital social 29 30 31 Knack y Keefer (1997). Ver, por ejemplo, Banco Mundial (1997). Ver Becker (1968) 11 Los procesos participativos, abiertos y transparentes pueden jugar un papel importante en la preservación o (cuando es necesario) en el restablecimiento del capital social. La participación en sí misma puede ayudar a crear un sentido de comunidad, condición sine qua non para un mayor nivel de capital social. Si los individuos creen que han tenido una participación significativa en las decisiones que les afectan estarán más deseosos de aceptar cambios, incluso si éstos les afectan negativamente. Sin embargo, si dichos individuos consideran que tales cambios les han sido impuestos, tanto por gente de fuera como por gobiernos ilegítimos que no han tenido en cuenta sus preocupaciones, su resentimiento es más probable que derive y aumente hacia resultados socialmente destructivos. Un sentimiento mínimo de comunidad implica asegurarse de que aquellos que están en desventaja –sobre todo aquellos que padecen hambrunas o confrontan severos problemas médicos- son tomados en cuenta, al menos en cuanto a condiciones mínimas se refiere. El ganador del Premio Nobel de este año Amartya Sen (de quien muchos hablaron ayer), ha enfatizado que las sociedades democráticas simplemente no permiten que las hambrunas acaezcan32. Para una comunidad, quizás esta sea una valla muy baja de saltar pero sin embargo es una valla muy importante. Las comunidades que no permiten dicho empobrecimiento tienen más posibilidades de contar con la confianza de un trabajador que confronta potenciales cambios disruptivos, pues siente que sus preocupaciones, al menos de una forma, son tomadas en cuenta. El diálogo abierto junto con una vigorosa prensa libre, con una propiedad diversificada de los medios (incluida la televisión), es esencial para el desarrollo de esta comunidad. Con secretismo y sin dicho diálogo abierto, siempre existirá la sospecha que las decisiones fueron realizadas no con base en los intereses de la comunidad, sino con base en intereses especiales (y a menudo estas sospechas están justificadas). Permítaseme elaborar brevemente este punto. El problema es que en presencia de secretismo, los individuos no pueden sólo a partir de los resultados saber si sus intereses han recibido la atención merecida. Observan los resultados que claramente les son perjudiciales. Por ejemplo, se les dice que los problemas podrían haber sido incluso peores si no se hubieran aplicado las actuales políticas, o que en el futuro las cosas irán mejor. También pueden sospechar que los intereses de otros –bien de líderes empresariales domésticos bien conectados, como de los prestamistas extranjeros- pueden haberse tomado más en cuenta que los intereses de los actores domésticos peor conectados, como los trabajadores. En tales circunstancias, asegurar procesos justos es esencial; pero si las decisiones se adoptan en secreto –o si no existe la completa difusión de los términos de un contrato- habrá poca confianza en que los procesos sean, en sí mismos, justos. El desarrollo económico puede promover el desarrollo social Mientras que el desarrollo económico ha minado en el pasado el desarrollo social, el desarrollo económico hoy en día puede servir para reforzar el desarrollo social y los procesos participativos. Un ingrediente esencial del desarrollo económico es la mejora de la educación y de las telecomunicaciones. Estas últimas permiten a los individuos estar mejor informados sobre los temas de forma rápida, mientras que la educación permite a los individuos utilizar dicha información para formarse visiones inteligentes respecto a las ventajas y desventajas que presentan las diversas alternativas. Los sistemas educativos bien diseñados, que pueden tanto contribuir como ser financiados por el desarrollo económico, también han jugado un papel importante en la construcción de la cohesión social. El sistema educativo coreano es un excelente ejemplo. Pese a que Corea ha reconocido la necesidad de reformar ciertas características de dicho sistema en los noventa, desde mi punto de vista, durante las décadas pasadas el sistema ha hecho mucho para reforzar la cohesión social. La disponibilidad de la educación masiva y de principios meritocráticos subyacentes al sistema han fortalecido la confianza en la equidad de los resultados sociales, reduciendo cualquier tendencia 32 Ver Sen y Drèze (1990) 12 hacia la envidia y el resentimiento social. Por otro lado, los sistemas educativos pobremente diseñados que refuerzan la estratificación social pueden minar un sentido amplio de la cohesión social e impedir el desarrollo social. Cohesión Social, Política Económica y el Paradigma Integral de Desarrollo El argumento central de este artículo ha sido que los procesos abiertos, transparentes y participativos son factores importantes en la transformación que supone el desarrollo, tanto para el desarrollo económico sostenible como para el desarrollo social, que deberían considerarse como un fin en sí mismo y como un medio para un crecimiento económico más rápido. En ningún caso son tan importantes dichos procesos como para la formulación de la política económica. Mientras que, para estar seguros, existen ciertas políticas que hacen que todo el mundo se encuentre peor o mejor, en la vida real muchas de las decisiones de política más importantes comprenden elecciones entre políticas que no pueden rechazarse o aceptarse fácilmente. Esto es, existen relaciones inversas (tradeoffs) reales entre las políticas: no es sólo que algunas personas ganen más que otras, sino que algunas actualmente pierden. Muchos han remarcado el incremento de las tensiones sociales que siguieron a la crisis Latinoamericana de los ochenta. En muchos casos, los gastos en educación se recortaron y la desigualdad y el desempleo incrementaron. Necesitamos aquí no involucrarnos en el debate sobre si las políticas de ajuste exacerbaron estos problemas, o si estos problemas hubieran sido peores en ausencia de éstas, sino preguntarnos sobre la asistencia al ajuste y sobre las políticas que acompañaron a dicha asistencia. Sin embargo, lo que está claro es que muy a menudo el proceso mediante el cual se adoptaron las decisiones no compaginaba adecuadamente con los principios de apertura, transparencia y participación: no sólo eran las negociaciones que condujeron al ajuste conducidas en secreto, sino que a menudo los resultados no fueron difundidos completamente. Mi preocupación aquí no es sólo la realidad sino también la percepción. De hecho, las percepciones son lo suficientemente compartidas como para sugerir por lo menos que existe alguna realidad en ellas, y en cualquier caso, las percepciones en sí mismas son parte de la realidad que tenemos que abordar. La percepción extendida que yo encuentro es que los paquetes de ajuste de los años ochenta, a menudo no tomaban en suficiente consideración las consecuencias económicas y sociales de dichas políticas de ajuste sobre los pobres. En la crisis del Este Asiático, estas preocupaciones se han visto acompañadas de otra percepción: los paquetes de ajuste iban más allá de las acciones necesarias para abordar la crisis. (Tanto si es correcta como si no, esta percepción ha generado mucha expectación. Martin Feldstein sostuvo, por ejemplo, en su enormemente influyente artículo Foreign Affaires del último año, que las condiciones adjuntas a los paquetes de ayuda no sólo iban más allá de las cuestiones que afectaban de forma directa a la crisis, sino también abordaban cuestiones propiamente políticas y económicas. En su opinión, estas cuestiones claramente debieron haberse decidido mediante procesos políticos participativos33). Esta percepción de que la adopción de decisiones económicas en ciertas cuestiones clave no ha sido completamente participativa, se ha visto reforzada por el secretismo en que las negociaciones se han llevado a cabo. Sin prejuzgar si el secretismo es esencial para la estabilidad del mercado y para la conducción exitosa de las negociaciones (véase mi Ponencia sobre la Amnistía en Oxford (1999c) para mis reservas sobre estos argumentos sobre el secretismo), las consecuencias adversas deberían estar claras: como he dejado señalado, siempre existirá la sospecha de que tanto los intereses creados y monetarios, y no el bienestar común, son los que han dictado las soluciones. Este problema se exacerba cuando los tomadores de decisiones al nivel superior ni siquiera emprenden procesos de evaluación de las diferentes alternativas plausibles. En cambio, 33 Ver Feldstein (1998) 13 cuando la toma de decisiones esta protegida de la opinión del público, la acción recomendada es a menudo adoptada como si fuera la única acción apropiada y factible -y sin embargo es perfectamente claro para la mayoría de los ciudadanos de que no es así34. Tanto si nos gusta como si no, tanto si está justificado como si no, actualmente existe en la mayor parte del mundo una herencia de duda y sospecha. Los oponentes ven en las condicionalidades al desarrollo un resquicio de los lazos coloniales que sus países rompieron hace una o dos generaciones. Y mientras que la condicionalidad es ampliamente percibida como inhibidora de la participación y la transparencia, existen pocas evidencias de que ésta haya alcanzado mejores resultados en términos de mejores políticas35. Quizás estos resultados no deberían ser tan sorprendentes dado que las políticas impuestas mediante las condicionalidades raramente son sostenibles políticamente. De hecho, tal y como hemos constatado, en muchos casos las políticas son al menos percibidas como contribuyentes a los problemas del país, inhibidoras de una significativa participación y que apoyan una posterior ruptura de la cohesión social. Por ejemplo, la privatización en Rusia no ha derivado en una efectiva economía de mercado y, de hecho, incrementó la desigualdad sin ningún aumento en la productividad y la eficiencia. Más que proveer incentivos para la creación de riqueza, proveyó incentivos para el alzamiento de activos y enormes movimientos de capital privado hacia el extranjero. Más aun, la forma en que se llevó a cabo la privatización derivó en la concentración de los medios de comunicación que minaron la viabilidad de la amplia e informada participación pública. Por supuesto, ninguno de estos "fallos" eran en sí mismos parte explícita de las recomendaciones, pero las condicionalidades han hecho poco para evitarlos. Mientras que la privatización fue a menudo una condición que era tanto explícita como altamente visible, se puso mucho menos énfasis en los arreglos institucionales que hubieran podido mitigar estos problemas. Un proceso participativo más amplio hubiera permitido una privatización diseñada en el país y que abordara los problemas del mismo, quizás la combinación del deseo y del conocimiento de la ciudadanía podría haber superado los fallos de la privatización. Aquellos que proveen fondos –incluidos nosotros los del Banco Mundial- debemos reconocer que tenemos una responsabilidad moral y fiduciaria en asegurar que los fondos son gastados apropiadamente. Las generaciones futuras en el país prestatario estarán obligadas a devolver los préstamos y, a no ser que las devoluciones sean suficientes, pedir prestado hoy empobrecerá a las generaciones futuras más que enriquecerlas. Si por ejemplo, los fondos acaban financiando la fuga de capitales a tipos de cambio sobrevalorados, ¡es difícil ver cómo esto enriquece a las generaciones futuras! (Así pues puede argumentarse que lo que importa no es qué tanto las condiciones son cumplidas para poner a disposición los fondos, sino qué condiciones son, y cómo han logrado alcanzarlas). Las condiciones están entre las preocupaciones que han motivado al Banco Mundial a buscar nuevas vías de trabajo en los países en desarrollo. En el Marco Integral del Desarrollo que el Presidente Wolfenshon indicó en su discurso anual, se propuso una nueva aproximación a la ayuda al desarrollo. No sólo enfatizó la naturaleza holística del proceso de desarrollo, sino que abogó para crear un nuevo proceso, uno que comprendería una nueva serie de relaciones, no sólo entre el Banco y el país, sino también dentro del país mismo y entre el país y las agencias donantes. Es de vital importancia la noción de que "el país (y no sólo el gobierno) debe estar en el asiento del conductor". 34 Incluso si hubiera un diálogo a puerta cerrada esto ciertamente no los convencería. Ver Chibber, Dailami, de Melo, y Thomas (1995). Gran parte de la condicionalidad se refiere al "tiempo" – ciertas acciones (por ejemplo, la privatización de una compañía particular) se requiere que tengan lugar dentro de un horizonte temporal determinado. Incluso si la condicionalidad incrementa la lentitud de la privatización, los beneficios de actuar así puede que compensen el coste: las pérdidas económicas de un pequeño retraso pueden ser pequeñas en comparación con las ganancias derivadas del proceso democrático de adopción de decisiones. Y de hecho, en muchos casos, fomentar en exceso la rapidez provoca que la forma en que la privatización se lleva a cabo diste mucho de la ideal. De esta forma, los gobiernos han recibido bastante menos de lo que hubieran obtenido de un proceso más ordenado, y la magnitud de la reestructuración asociada a la privatización, y por tanto las ganancias en eficiencia, han sido mucho menores de lo que podrían haber sido. En varios países, el proceso de privatización ha reducido, más que fortalecido, la confianza en los procesos de mercado. 35 14 Uno de los resultados importantes surgidos de las investigaciones recientes sobre la ayuda externa es que no sólo las condicionalidades son inefectivas, sino que la ayuda es altamente efectiva cuando existe un buen entorno de política (policy environment). Más aun, necesitamos reconocer que los fondos son fungibles: en efecto, el dinero puede dirigirse a apoyar al conjunto del presupuesto. Tiene sentido por tanto ayudar a los países que han adoptado buenas políticas; un marco de desarrollo integral aumenta las posibilidades de que un país adopte tales políticas y de que las mantenga. El énfasis en la fungibilidad no significa el fin de los préstamos para financiar proyectos: la asistencia presupuestaria necesita complementarse con "conocimiento" y "asistencia técnica", y el préstamo para proyectos es a menudo la mejor forma de combinar ambas. Sin embargo, hemos de tener en cuenta el marco global de dicho préstamo. Al desarrollar sus estrategias, puede que los países no aborden las cuestiones tal y como lo haríamos los burócratas internacionales (exentos de restricciones políticas). No estoy seguro sobre en cuál juicio yo confiaría más a menudo, sobre todo si mi objetivo es la sostenibilidad política de las reformas al largo plazo. Aquellos que viven en un país pueden encontrarse mejor situados para realizar juicios complicados acerca de cómo crear de mejor forma un consenso sostenido que subyazca a las reformas. Ningunas decisiones son más importantes que aquellas que afectan a la economía. Claramente, los ciudadanos necesitan estar informados de las consecuencias de dichas elecciones, cosa sobre la que a menudo existe un gran debate, incluso entre los llamados expertos. Ninguna institución, tanto doméstica como internacional, tiene el monopolio de la sabiduría, y es imperativo que exista una completa articulación de la evidencia referida a las consecuencias de las alternativas de políticas. Conclusiones He discutido aquí sobre todo principios generales. Sin embargo, estos principios se traducen en acciones concretas. En la sección previa he ilustrado esto con un ejemplo acerca de cómo estos principios necesitan un cambio en la forma en que la asistencia externa interactúa con los países en desarrollo. He enfatizado también la importancia de los procesos mediante los cuales se adoptan las decisiones –como la construcción de consensos, el diálogo abierto y el fomento de una sociedad civil activa, tienen más posibilidades de resultar en políticas económicas políticamente sostenibles y de estimular la transformación que supone el desarrollo36. Existen muchos otros ejemplos de cómo estos principios pueden guiar la acción del desarrollo. En algunos casos, las perspectivas expuestas aquí refuerzan los argumentos centrales de la política de desarrollo en los años recientes: la importancia de la educación y, en particular, la educación de la mujer; la necesidad de mejores comunicaciones, que pueden promoverse mejor fomentando un sector de las telecomunicaciones competitivo; el papel central del "buen gobierno" (incluyendo la ausencia de corrupción); y la importancia del Estado de Derecho y de la reducción del alcance de las acciones discrecionales en la estrategia de reducir la corrupción. La visión que he ofrecido aquí –con su énfasis en la persecución simultánea del desarrollo social y económico- pone un renovado énfasis en la necesidad de los gobiernos de perseguir políticas que mantengan el pleno empleo. Existen muchas dimensiones en esta visión: evitar crisis –que necesita de una fuerte regulación gubernamental de las instituciones financieras y la persecución de buenas políticas macroeconómicas- y responder a las crisis en formas que minimicen la duración y la gravedad del desempleo. La visión aquí presentada, también pone un énfasis renovado en la importancia de las políticas de competencia. Conviene recordar que los orígenes de las políticas de competencia responden no sólo a preocupaciones de eficiencia sino también al deseo de evitar las concentraciones del poder 36 Mi inmediato predecesor en el Banco Mundial, Michael Bruno (1993) también considera que tales procesos han sido medios efectivos para abordar temas de estabilidad macro. 15 económico que pueden minar los procesos participativos y transparentes. En ningún lugar son más importantes estas preocupaciones que en los medios de comunicación. La aproximación integral al desarrollo también genera nuevas preocupaciones: la estructura de los sistemas educativos, por ejemplo, puede conducir a la perpetuación de la estratificación social, minar la cohesión social o puede ser un ingrediente clave en la construcción nacional. Está en juego algo más que la "eficiencia en la distribución de servicios". Dada la importancia de la formación de consensos, la construcción de capacidades –la creación de la capacidad de aquellos en el país para forjarse sus propias estrategias de desarrollo y emprender un debate activo sobre los principios cruciales- necesita moverse más hacia el centro. A pesar que la democracia tiene una gran tradición (en Occidente, data de las ciudades-estado griegas) su evolución ha sido lenta y todavía sigue siendo muy frágil. Ha sido únicamente en este siglo que el sufragio universal ha pasado a ser habitual. Muchos países han sido lentos en garantizar aquellos derechos básicos que considero son necesarios para un sistema de participación efectivo, el derecho a la prensa libre, la libertad de expresión, el derecho a organizarse para perseguir objetivos comunes (tanto en general como para los trabajadores en particular). Muchos gobiernos continúan sin reconocer el derecho fundamental de la gente "a saber", adoptando el secretismo más allá de lo requerido por la seguridad nacional. La democracia y, en general, los procesos participativos también son frágiles. Repetidamente, hemos presenciado altos niveles de desorden social que han conducido a clamar por gobiernos fuertes (léase "antidemocráticos") que restauren los fundamentos básicos de la ley y el orden sin los cuales los individuos no puedan vivir ni trabajar conjuntamente. Hemos visto como las políticas económicas, y la forma en que se han adoptado, pueden tanto contribuir a la cohesión como al desorden social. Los países que han experimentado hiperinflación están bien precavidos de las quiebras económicas, y por tanto sociales, a las que el fallo de los mecanismos básicos de mercado puede conducir. Sin embargo, demasiado a menudo se han extraído lecciones incorrectas de estas experiencias: la hiperinflación es vista como el problema subyacente y por tanto debe ser evitada a cualquier coste. Pero la causa real son las enormes rupturas del orden económico y social que derivan de la hiperinflación; de esta forma si las políticas diseñadas para prevenir la inflación contribuyen al mismo tiempo directamente al desorden económico y social, las consecuencias serán igualmente desastrosas. (De hecho, Keynes, en sus Consecuencias Económicas de la Paz (1929), predijo las consecuencias adversas del Tratado de Versalles mucho antes de que tales consecuencias se manifestaran claramente). El mundo ha experimentado crisis financieras y monetarias con frecuencia e intensidad 37 crecientes y de amplias repercusiones económicas y sociales. Hay un consenso creciente acerca de las causas de las crisis, y sobre las políticas que deben adoptarse para reducir su frecuencia y severidad, y para mitigar sus consecuencias (por ejemplo, desarrollando redes de seguridad más 38 fuertes) . Sin embargo, ninguna red de seguridad puede reemplazar completamente la seguridad provista por una economía con pleno empleo. Ningún sistema de bienestar restaurará jamás la dignidad que proviene del trabajo. Es un imperativo que los países no solo implementen políticas que prevengan las crisis y minimicen su gravedad y consecuencias adversas, sino que también respondan a estas crisis de una forma que mantenga el nivel de empleo más elevado posible. No obstante, mientras que la globalización y el cambio económico generan nuevos retos para el desarrollo integral sostenible, también ofrecen nuevas oportunidades y han hecho de los procesos abiertos, participativos y transparentes, un elemento esencial para el éxito a largo plazo. Esto es verdad tanto para el sector público como privado. En las puertas del siglo XXI, todavía queda mucho por aprender de los fallos del siglo pasado. No podemos cerrar nuestros ojos a los desastres producidos por los regímenes totalitarios: desastres similares deben evitarse a cualquier 37 38 Caprio y Klingebiel (1996) Véase por ejemplo Stiglitz (1998b) 16 coste. Tampoco podemos ignorar los vínculos entre estos fallos y el desorden económico y social que los precede. Hoy en día sabemos más acerca de cómo gestionar una economía de lo que sabíamos hace veinticinco años. Podemos esperar que en las próximas décadas utilizaremos este conocimiento, y nuestro amplio entendimiento del proceso de desarrollo y las nuevas oportunidades que enfrenta la economía cambiante para fortalecer y extender el desarrollo mediante estrategias integrales. Bajo esta visión, las estrategias de desarrollo incorporarán el desarrollo social y económico generado mediante procesos abiertos, participativos y transparentes, y permitirán que el desarrollo disemine sus frutos de forma sostenible a todos los ciudadanos de los países en desarrollo. 17 Bibliografía Bagehot, W. 1948 (1869). Physics and Politics. New York: Knopf. Barker, E. 1967 (1942). Reflections on Government. London: Oxford University Press. Becker, G. S. 1968. "Crime and Punishment: An Economic Approach." The Journal of Political Economy 76(2), 169-217. Bruno, M. 1993. Crisis, Stabilization, and Economic Reform: Therapy by Consensus. Oxford: Oxford University Press and Clarendon Press. Bryce, J. 1959 (1888). 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