Tiranía de la comunicación

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02/02/04
La tiranía de la comunicación de IGNACIO RAMONET, director de Le Monde.
En la última década, el concepto de información y de periodista se ha modificado de manera repentina. El
internet es una herramienta que lo ha hecho tener que adaptarse a la vanguardia, algo que llego a considerarse
solamente para el ocio se ha convertido en una gran red donde numerosos medios se juegan una gran cantidad
de clientes.
Las noticias han dejado de tener un carácter que constituya importancia para la ciudadanía, ahora son más
morbosas y adaptables para las masas. Los periódicos se dejan llevar en cuanto a la relevancia de una noticia
porque todos lo dicen y se vuelve una gran masa de sobreinformación que hace que las personas pierdan la
credibilidad en los hechos que se les muestran.
Los medios muestran más el manejo mercadotécnico de la noticia, un presentador de noticiario busca más
llamar la atención del espectador que informarle, se busca mover los sentimientos del espectador y que le dan
la importancia a las noticias que tal vez no deberían tenerla sino que es tanto el impacto que se les da que le da
una atmósfera de importancia un tanto exagerada.
Informarse exige un esfuerzo que las personas ya no están dispuestas a realizar, entre tanta publicidad y
ofertas para el ocio prefieren algo que no les cueste mucho trabajo digerir y que los haga mantenerse en la
idea de que están informadas.
Como Ignacio Ramonet nos menciona en su obra La tiranía de la comunicación, los medios ya no ocupan un
4to poder debido a que los poderes se clasifican de otra manera, el primero es el económico, esto es porque los
objetivos de la mayoría de las personas van enfocados a esto, a conseguir dinero primero y lo demás ya se
arreglará.
El segundo es el poder mediático, la mayoría de las personas creen que con ver el noticiario de la noche es
verdad todo lo que el presentador dice, cuando no sabe que por detrás está un consultor de imagen, publicidad
que lo amenaza sino logra convencer al público, no importando de qué pero hacer que sigan sintonizando la
emisión.
Y el tercero es el político. La relación de los medios y la política es estrecha, porque los medios han ganado
influencia y posiciones. Recordemos que anteriormente la imagen del periodista era la de un héroe que
buscaba la verdad a costa de su vida y ahora ha pasado a tener un peor papel, porque se le considera cómplice
de los incumplimientos del poder político.
Aunque el concepto de verdad también es relativo, porque si a un periodista se le toma como héroe por cubrir
una guerra en la que observa numerosas masacres, obviamente sus sentimientos serán tocados. ¿Qué
informará entonces? ¿Las emociones que pasan por su corazón o lo que en realidad está pasando?
La televisión es el medio que predomina entre todos. Es más común una masa de teleespectadores que una de
lectores. Nuestra mente está tan acostumbrada a sólo ver pasar imágenes que leer un periódico nos parece
aburrido. Giovanni Sartori en su obra Homo videns habla de la gran influencia de la televisión, vemos pasar
más de 80 imágenes por hora, seguramente al día siguiente no recordaremos nada. No se raspa más allá en la
mente del ser humano, se le da todo procesado. El hombre ha pasado de ser un Homo sapiens a Homo videns.
El periodista ha transformado su papel, ha pasado a ser un servil colaborador del presentador del telediario. El
concepto que la población tiene del periodista, es de un ser que anda con un micrófono persiguiendo la noticia
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y recibiendo dinero del gobierno para solapar sus mentiras. Suena desesperanzador para los que estamos
estudiando esta carrera, pero es la verdad. Cuando tomé la decisión de ser periodista muchas personas que se
dieron cuenta, su comentario oportuno era: vas a salir en la tele.
En México es muy difícil que una persona reconozca los nombres de los periodistas de prensa escrita y de
radio. En cambio los conductores de noticiarios de televisión son vistos como unas estrellas, pero también con
poca credibilidad.
La instantaneidad es la medida de tiempo actual en la información, por lo tanto el periodista se ha vuelto un
instanteísta, un mediador para el público, pero que hace que la información tenga el valor según la cantidad de
personas susceptibles a ella.
La era de la globalización comienza cuando Lady Di muere en 1997. Fue el fenómeno mediático más grande
de todos los tiempos, debido a que su nota pasó a ser de todas las secciones. Fue un cortocircuito mediático.
El surgimiento de nuevos imperios mediáticos hace que la información vaya siendo monopolizada y
manipulada de acuerdo a los criterios de cada imperio. El proceso de dominación de convertirse en el
interlocutor único del ciudadano es lo que hace que los criterios vayan imponiéndose.
Es tanta la sobreinformación actual que esto provoca que la censura posea criterios inversos. Considero que en
esto el autor tiene razón porque es tanta la información que se nos da, que la censura ha pasado a ser un tema
más controversial en cuanto al arte en nuestro país. La censura en los medios se ve lejana a nuestros ojos por
la sobreinformación que tenemos. Ahora los censurados son los artistas.
He concluido al finalizar este libro, que conforme a lo que los medios me informan, hacen que mis objetivos
se vean más lejanos, pero por el trato que se le da a la información. Hacen de un simple presentador una gran
estrella inalcanzable, que en realidad es una persona común.
Como periodista me encuentro un tanto decepcionada, porque aún antes de leer este libro siento a los medios
como desesperanzados. Considero que el periodista debe ser objetivo, pero también no concibo reportar una
nota sin ponerle pasión, aunque no, necesariamente, se la transmita al auditorio.
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