“ESCUCHANDO CON EL CORAZON, LOS SONIDOS DEL ALMA” La música es una expresión tan antigua como la misma tierra, aunque no sabemos exactamente cómo y cuándo surgió, pero es de suponer que es algo que nos ha acompañado durante toda nuestra existencia, porque siempre hemos sentido la necesidad de expresar nuestros sentimientos o estados de ánimo, a través de ella, compañera inseparable, que nos permite manifestar a los otros nuestras alegrías o tristezas, traduciéndose en momentos de júbilo o dolor y que influye de manera directa sobre los oyentes de tal forma que si una persona llora desconsolada en un momento de dolor, este mismo sentimiento invade a todo el que lo escuche. Pero por el contrario si se trata de un momento de alegría todo mundo se regocija con ella. En el vasto océano de la vida, las olas de armonía, dulces y melodiosas canciones, crean resonancia que eleva el corazón. La música es una manifestación que proviene de lo más profundo de nuestro ser, transmitiendo un sentimiento sin importar la cultura, la raza, el color de piel ni el idioma que se hable, pues la música es el lenguaje universal que se expresa y percibe con el alma. Si se pone interés en escucharla de manera espiritual, se puede llegar a entender el mensaje que contiene e identificarse con él, con tanto fervor que puede llegar a convertirse en una oración propia. Cada individuo escucha la música conforme a su capacidad de receptividad, aun siendo la misma suena de manera totalmente diferente para cada uno, por lo tanto es necesario tener nuestros sentidos bien abiertos para poder entenderla de la forma más adecuada por lo importante es deleitarnos con ella, ¿si no se abren los oídos del alma como podría percibirse el mensaje espiritual que la música contiene? ¿Porque puede una persona que carece del sentido del oído disfrutar del suave mormullo del viento? ¿O del canto de los pajarillos? No pretendamos escuchar la música, no tratemos entenderla, ni siquiera sentirla solo dejemos al ave volar por los cielos de nuestro corazón, como es el caso de músicos muy reconocidos como Beethoven que a pesar de su sordera siguió componiendo, y no necesitaba escuchar sonido alguno o identificarse con la letra de una canción simplemente buscaba las vibraciones que la música le hacía sentir. esas vibraciones que solo escuchando con el alma se logran percibir porque todos hemos experimentado esa sensación, cuando tu mente se vuelve una nota musical y tu corazón se vuelve una canción fervorosa, sólo se necesita envolverte en las vibraciones y dejar que tu cuerpo siga sus sentidos porque la música nos hace ser parte de algo más grande que nosotros mismos, nos hace dar cuenta de las maravillas de la vida sin necesidad de caer en el exceso, es una manera de desahogarnos, de encontrarnos a nosotros mismos, de purificarnos y mostrarnos desnudos. La música puede ofrecer miles de sueños diferentes cuando la escuchamos, está en nosotros imaginarlos, aunque no necesariamente debemos hacerlo simplemente debemos abrirnos a la posibilidad de sentirlos, la letra de las canciones no es más que un complemento, no debemos basarnos en el tema del que hablan y si es lo mismo por lo que pasamos, porque aunque no exista letra al escuchar los sonidos no llenamos de emociones y del placer que nos ofrece. De todas la artes es la que influye más directamente sobre el espíritu, las otras solo nos dirigen hacia esta o aquella idea; pero ella nos introduce en el manantial mas intimo en el que brota la existencia, transformando nuestra disposición interior, y cada cual cree descubrir una melodía como una estrella nítida y tranquila durante la noche, porque la música nos rodea solo falta saber escucharla. Si sino podemos alguna sentir que realidad que no está es nuestra voz, expresándose en no son lo nuestros profundo de dedos, nuestro corazón, sabremos entonces que se trata de la música que se encuentra prisionera dentro de nosotros y solo manifestándola podemos liberarla desde el alma, aprendiendo a escuchar con el corazón.