Comisión de la Misión Educativa Lasallista Ciclo Escolar 2014-2015 Ministros de la Esperanza Hace tiempo me sorprendió una noticia. Se perdió un violín que tenía un valor de 1.8 millones de dólares. ¿Cómo puede ser posible que un violín tenga un valor tan grande? Descubrí que personajes como André Rieu, Pierre Amoyal o Yo-Yo Ma, tienen algo en común, además de su gusto por la música y de su destreza y capacidad artística para ejecutarla. Cada vez que suben al escenario, lo hacen acompañados de un objeto muy valioso: un Stradivarius. Los instrumentos del laudero italiano Antonio Stradivari, de los cuales se estima sobreviven unos 650 violines, violas, violonchelos, arpas y guitarras, presumen un valor económico de millones de dólares. Debido al valor de estos instrumentos, el robo o pérdida de un Stradivarius, así como su recuperación, siempre reciben una gran atención mediática. Así ocurrió con "Kochanski", un Stradivarius de 1717 perteneciente a Pierre Amoyal, robado en Italia en 1987 y recuperado cuatro años después. También destaca el caso del violonchelista estadounidense Lynn Harrell, quien dejó a "Du Pré", su "Strad" de 1673, de 4 millones de dólares, en la cajuela de un taxi en Nueva York en mayo de 2001 El caso más reciente ocurrió el martes 30 de julio, cuando fue anunciada la recuperación de un Stradivarius de 1696, con un valor de 1.8 millones de dólares, perteneciente a la violinista coreana Min-Jin Kym y robado en diciembre del 2010, mientras ella comía en un café de Londres. ¿Qué hace a un instrumento de estos tan valioso? Se sabe que las creaciones de Stradivari, son muy apreciadas por su altísima calidad sonora. Pero no es todo. Una combinación entre los materiales con los que fueron construidos, el secado natural de la madera al paso de los años y quizás el tratamiento especial que el laudero dio a los instrumentos para protegerlos de una plaga de carcoma, hacen de estos instrumentos algo especial Es importante el instrumento, tan importante como el artista. A partir de esta noticia que leí hace tiempo, me puse a investigar más. Me sorprendió saber que Antonio Stradivarius nació en Cremona, Italia, en 1644. La fecha, cercana a 1651, a todos nos dice algo. Y que se inició en la construcción de instrumentos durante su adolescencia temprana como aprendiz del laudero Nicolò Amati. Estableció, posteriormente, su propio taller de laudería en el año de 1680, independizándose así de su maestro y creando su técnica particular de construcción. Esta fecha es también significativa para nosotros. Todos comprenderán que, al ver la coincidencia en las fechas, descubrí con asombro que en aquella época vivieron dos grandes personajes que crearon instrumentos que hoy mismo siguen siendo portadores de Paz, de Alegría y de Esperanza. Stradivarius creó instrumentos musicales que hoy siguen alegrando al mundo en las manos de artistas virtuosos. De La Salle, por inspiración de Dios, inició el carisma de la escuela como espacio de Salvación. Delante de tales ideas me hice una pregunta: ¿con esta creación tan especial, que todos los lasallistas tenemos bajo nuestra custodia, qué música tocamos? Con el Carisma del Señor De La Salle nosotros nos dedicamos a compartir notas alegres, notas de esperanza, notas de fraternidad, notas de Fe en Dios y en la humanidad. Y lo hacemos todos los días. En afán de seguir con esta reflexión y tener una respuesta que me dejara más satisfecho, pregunté a una buena maestra en este arte, exalumna del Francés de la laguna y actual madre de familia del colegio Guadiana: ¿Qué música se parece a lo que hacemos los lasallistas todos los días? La Soprano Luz Alicia Avila me dio a conocer y apreciar las características de una pieza hermosa, que he valorado mucho y que, por sus características, hoy estoy convencido que los lasallistas tocamos todos los días una composición musical como esa. Me refiero al Bolero de Maurice Ravel. Les invito a conocer algunas características de esta pieza musical, posteriormente escuchar unos fragmentos para, finalmente, apuntar las actitudes que les propongo observar durante el presente ciclo escolar. Inicio por compartir que su autor, Maurice Ravel, es francés. No sólo es el principal exponente de la música francesa, sino que su Bolero es considerado la obra más famosa del mundo por ser la más interpretada por las orquestas en las salas de concierto. Resulta que esta pieza, originalmente, es un ballet. El quería hacer un ballet con carácter español y eligió el ritmo de bolero para tal efecto; pero ha sido tanta su aceptación y tanta la frecuencia con la que esta obra va a escenarios, que se presenta ya sin ballet. Se presenta como música de concierto. Esto, sin duda nos hará pensar algunas cosas a propósito de los objetivos con los que iniciamos alguna actividad. Podemos casi escuchar al mismo Señor De La Salle cuando dice “Yo pensaba que la dirección de las escuelas y de los maestros, que yo iba tomando, sería tan sólo una dirección exterior, que no me comprometería con ellos más que a atender a su sustento y a cuidar de que desempeñasen su empleo con piedad y aplicación” (MSO1). ¿Y no nos pasa esto a nosotros todo el tiempo? Atentos a descubrir la inspiración de Dios. Ravel hizo un ballet que hoy se toca como música sinfónica en las salas de conciertos de todo el mundo ¡sin ballet! Y nosotros, herederos del Señor De La Salle, por un lado mantenemos vivo un carisma que hoy anima la vida de muchos jóvenes, niños y maestros en todo el mundo y, por el otro, con nuestros objetivos académicos realizamos algo mucho más que velar por una exigencia académica. Formamos para la vida. Ravel mismo dijo que su bolero estaba lejos de ser una composición musical, que era más un estudio orquestal. La historia dice que, cuando empezó a recibir alabanzas por su composición, y queriendo ser objetivo y autoexigente, contestaba que estaba más cerca de ser un estudio que una composición. Un estudio orquestal sería lo que, en el canto, corresponde a una vocalización. Un artista no se presenta al concierto a vocalizar, pues ese es trabajo de casa! De estudio personal. Aprendí que también hay estudios para orquesta. Y Ravel modestamente decía que su composición funcionaba más como estudio. Me dice mi asesora que, ciertamente, su estructura es más la de un estudio que la de una pieza sinfónica. Y aquí encuentro algo muy relevante que confirma mi convicción de que, efectivamente, juntos tocamos algo como esta pieza. Nuestra convicción de que la disciplina, la entrega, la dedicación, el estudio comprometido logra grandes resultados -Grandes composiciones-. Si por algo se nos sigue reconociendo a los lasallistas es por esa actitud disciplinada de proceder. - Sobre este mismo tema otro elemento que también es revelador. El bolero es una obra simple y, al mismo tiempo, majestuosa. Solo se logran grandes cosas empezando por los detalles simples. La presencia, la constancia, los detalles en los cuadernos, la forma de saludarnos, la puntualidad. Por supuesto que nuestras metas educativas son muy altas y trascendentes: buscamos la formación integral para que nuestros alumnos sean exitosos, niños felices, jóvnes con un nivel académico que les permita hacer la diferencia en su sociedad, transformándola. Eso es lo que queremos, pero lo concretamos en el aquí y el ahora con esos pequeños detalles simples que hacen la diferencia: la fila, la oración, el cálculo mental o la hoja de destrezas de todos los días. Con todo ello mañana serán grandes personas. Atención a los pequeños detalles lasallistas que tienen gran potencial formativo. - Queriendo saber más, pregunté la razón por la que se considera que es una obra simple. La composición es una melodía, con ritmo de bolero, de solamente 32 compases. Como tal, podría tocarse en menos de medio minuto. Sin embargo, la obra dura un promedio de 15 minutos, dependiendo del director de la orquesta. Los 32 compases se repiten una y otra y otra vez. De aquí algunas conclusiones: +La constancia. La veremos excelentemente ejemplificada con la tarola (el primer instrumento que aparece en la ejecución de la obra). Es un elemento que brinda la base rítmica de la obra. Siempre está ahí, cual reloj, dictando el tiempo a todos los instrumentos. Veamos que no tiene variaciones, no tiene silencios, está presente de inicio a fin. Guiando a todos, dictando la velocidad y marcando el pulso al que todos tocarán. Conforme avanza la interpretación, la tarola va haciendo lo necesario para escucharse adecuadamente, sin sobresalir pero sin dejarse opacar. El cuadro y las ilustraciones del Señor De La Salle nos marcan el tiempo y la actitud. El lasallista comprometido, siempre presente, siempre constante, también lo hace. El directivo solícito, que está presente, sin variación, sin silencios, sin sobresalir y tomar protagonismos pero siempre haciendo sentir su presencia que acompaña y ayuda a llevar el ritmo. Constancia y persistencia en la tarea. Disciplina personal para lograrlo. Pedagogía de la presencia. +Veremos, maravillados, que la melodía -la de 32 compases-, la repiten todos los instrumentos una y otra vez. Primero cada instrumento, después por familias de instrumentos. Por el tiempo solamente veremos 5 minutos, pero les invito a verlo posteriormente y dejarse maravillar por cada instrumento de madera: Flauta, oboe, clarinete, píccolo individualmente y después todos juntos. Por cada metal: trompeta, trombón, tuba y después todos juntos. Por cada instrumento de cuerda: violín, viola, chello y bajo y después todos juntos, para, al final, terminar con un tutti maravilloso. En esto se van los 15 minutos, en ir preparando de uno por uno y luego por equipos un gran y brillante acto comunitario. Notemos que, aunque es muy repetida, la melodía nunca cansa porque cada instrumento le da un distinto color y una distinta potencia. Cada instrumento es fiel a la melodía pero aporta su personalidad y creatividad. Fidelidad creativa al Carisma De La Salle. +Por supuesto que cada instrumento tiene un carácter solista. Tiene la preparación y personalidad para figurar solo pero la meta y el climax de la exposición suceden cuando la exposición del tema la realizan todos juntos. Hay un carácter comunitario por excelencia. Eso sucede en nuestra comunidad lasallista Todos distintos -cada uno con su timbre de flauta o de oboe-, todos preparados para triunfar –solistas-, pero también todos con disposición de hacer equipo, de formar familia. Muy bello ver lo que cada uno aporta, pero más bello escuchar a toda la orquesta. La obra va in crescendo, es decir empieza piano -un sonido apenas perceptible- y poco a poco va subiendo hasta terminar en un fortisimo, y esto se encuentra explícitamente indicado en la partitura, pero también sucede por lo que cada instrumento aporta. Veamos simplemente la ejecución de la tarola: al inicio es tocada de manera muy delicada. Al final, con todo entusiasmo, el artista da fuertes golpes sin perder nunca el compás. Así es el trabajo en nuestra comunidad. Hacemos nuestra tarea en piano o forte, según nuestra personal disposición, pero al sumarse la expresión comprometida de uno y del otro y del otro, resuena una gran melodía. Nuestra voz se hace escuchar porque somos muchos maestros comprometidos en cambiar este mundo por uno más solidario. ¡Es la alegría que nos causa a los seres humanos hacer comunidad! Privilegia la actitud comunitaria. +Ravel agrego instrumentos que no conforman normalmente una orquesta. El mejor ejemplo de esto es el saxofón, que no es un instrumento sinfónico. Esto, me dice la experta, sucedió porque el quería muchos colores distintos en su melodía y se le terminaron los instrumentos de la orquesta. El Sax es adecuadamente incluído y juega un papel importante en la ejecución, y es así como nuestra comunidad procede de continuo. Actitud de inclusión para reconocer lo novedoso que cada uno puede aportar. Nuestros salones son así, lugares de inclusión en donde cada uno tiene mucho que aportar y en donde todos le brindan el espacio. Respetar y valorar las diferencias individuales. +La imitación. El tema es continuamente imitado. Lo imita cada instrumento y posteriormente lo imitan los duos y los trios y, al final, todos juntos. ¿Porque no cada instrumento tiene sus propias notas, distintas, como en todas las obras sinfónicas? No hay nada de malo en imitar. Las cosas bien hechas son dignas de imitarse. Imitémonos unos a otros en las virtudes que nos reconocemos y en los proyectos que nos ayudan a tener una escuela exitosa. Imitemos al Señor De La Salle. Imitemos a Jesús. Cada uno, con nuestro timbre particular y tamaño personal -flautas chiquitas o gigantes contrabajos- y con nuestro individual material -madera o metal- trabajemos a un son y hagamos de este año un gran y majestuoso Bolero de Ravel. Imitación de Jesús y del Señor De La Salle. Les invito a disfrutar cinco minutos de esta maravillosa composición musical. Pero antes, un detalle. Es la orquesta filarmónica de Viena dirigida por un latinoamericano: Gustavo Dudamel. La obra musical más representativa de Francia dirigida por un lationamericano. También es significativo. Disfrutemos. VIDEO: https://www.youtube.com/watch?v=3KgpEru9lhw Seamos, durante este año escolar, Ministros de la Esperanza. Es el lema que les propongo y que les invito a recordar siempre que veamos esta imagen. Espero la puedan reproducir y tener a la vista durante el ciclo escolar. Seamos “Profetas de los jóvenes que descubren a Dios que los ama a través de nuestro afecto, interés y cercanía. Profetas que hacen camino con ellos, no tanto como maestros de verdades, sino como compañeros y como Hermanos mayores. Profetas que comprendemos su lenguaje y que somos, para ellos, el lenguaje de Dios.” (Álvaro Rodríguez E. 2014) Realicemos esto con las actitudes que he destacado esta mañana: 1. A ejemplo de la Salle, descubramos la inspiración de Dios, las mociones de su espíritu, en todo lo que vamos haciendo. Con nuestros objetivos humanos Dios continúa su historia de salvación. 2. Fidelidad creativa al Carisma Lasallista. ¿Qué tenemos que hacer hoy para que la escuela siga siendo espacio privilegiado de Salvación? 3. Imitemos a Jesús, modelo de nuestra persona, y al Señor De La Salle, nuestro patrono y protector. ¿Qué actitudes específicas elegimos privilegiar este año, tanto personal como comunitariamente? 4. Privilegiamos, a toda cosa y ante todo, la actitud comunitaria 5. Respetemos y valoremos las diferencias individuales. 6. Atendamos los pequeños detalles lasallistas y garanticemos su potencial formativo. ¿En qué podemos crecer?, ¿qué hemos olvidado o descuidado? 7. Imitemos la virtud del otro. Compartamos los éxitos personales para que otros se enriquezcan. 8. Mantengamos constancia y persistencia en el logro de estas actitudes que hoy nos proponemos. En la Comisión de la Misión Educativa Lasallista trabajaremos para apoyar a cada institución educativa para que todo esto así suceda. Para ello nos hemos establecido metas concretas para el presente ciclo escolar.